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Represion Durante La Guerra Civil en Ecija

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Actas de las XII Jornadas de

Protección del
Patrimonio Histórico
de Écija

“Sobre muertos y enterrados.


Écija ante la muerte”

(Celebrado en Écija, los días 17 y 18 de octubre de 2014)

Dirección y coordinación:
Antonio Martín Pradas e Inmaculada Carrasco Gómez

Écija, 2015
© Asociación de Amigos de Écija.

Dirección y coordinación de la publicación: Antonio Martín Pradas e Inmaculada Carrasco


Gómez
Autores: Varios autores.

Diseño de Cubiertas, Maquetación, y fotografía: Julio Arturo Cerdá Pugnaire.


Portada: Escultura alegórica de la Llorona del panteón familiar de D. Lorenzo Ostos Martín en el
Cementerio Municipal de Écija.
ISBN-13: 978-84-61ŝ-ŚŞŜŚȬŞ
Depósito Legal: SE 1ŚřŖ-201Ŝ

Impreso en España – Printed in Spain.


ÍNDICE
PRESENTACIÓN…………………………….……….………………..…………...…….……ǯǯǯ… 5
Juan Jesús Aguilar Osuna. Presidente de la Asociación Amigos de Écija

PRÓLOGO…………………………….………………………………………….……….….…...… 7
Antonio Martín Pradas e Inmaculada Carrasco Gómez. Directores de las XII Jornadas

XII JORNADAS

COMPRENDER LA COMPLEJIDAD.
LOS CEMENTERIOS COMO PAISAJE CULTURAL…………….…………………...……ǯ… 13
Francisco Javier Rodríguez Barberán. Doctor en Historia del Arte.
Director del Departamento de Historia. Teoría y Composición Arquitectónicas.
Escuela Técnica Superior de Arquitectura, Universidad de Sevilla

EL ENTERRAMIENTO EN LOS TEMPLOS PARROQUIALES Y


CONVENTUALES………………………………………………………………………………... 19
María José Collado Ruiz. Doctora en Historia del Arte y Arquitecta Técnica.
Universidad de Granada

CEMENTERIOS DE INSTITUCIONES RELIGIOSAS Y


HOSPITALARIAS DE ÉCIJA…………………………………………………………………….. 33
Antonio Martín Pradas. Doctor en Historia del Arte y Licenciado en Periodismo.
Centro de Intervención del Instituto Andaluz del Patrimonio Histórico (IAPH)

LUTOS, HONRAS, Y OTRAS DEMOSTRACIONES DE DOLOR.


LA FIESTA DE LA MUERTE EN ÉCIJA………………..……………………………....….....ǯ... 59
María Jesús Mejías Álvarez. Profesora Titular del Departamento de Historia del Arte.
Universidad de Sevilla

HISTORIA Y EVOLUCIÓN DE LOS CEMENTERIOS


CONTEMPORÁNEOS DE ÉCIJA (1804-1885)……….…...……………..…..……...…….....…. 73
Antonio Martín Pradas. Doctor en Historia del Arte y Licenciado en Periodismo.
Centro de Intervención del IAPH.
Inmaculada Carrasco Gómez. Universidad Pablo de Olavide

SOBRE ALGUNOS PANTEONES DISEÑADOS POR


FRANCISCO TORRES RUIZ……………………………………………………...…………….. 101
Antonio Martín Pradas. Doctor en Historia del Arte y Licenciado en Periodismo.
Centro de Intervención del IAPH

HIC SITVS EST. LAS NECRÓPOLIS DE LA COLONIA


AVGVSTA FIRMA ASTIGI……………………………………………………………………... 111
Inmaculada Carrasco Gómez. Universidad Pablo de Olavide

REPRESIÓN Y MUERTE DURANTE LA GUERRA CIVIL EN ÉCIJA………….…………… 125


Carmen Romero Paredes. Arqueóloga

ANIMALES Y HUMANOS... HASTA LA MUERTE…………………….…………………… 137


Eloisa Bernáldez-Sánchez. Doctora en Biología e Historiadora.
Laboratorio de Paleobiología del IAPH
REPRESIÓN Y MUERTE DURANTE LA GUERRA CIVIL EN ÉCIJA

Carmen Romero Paredes


Arqueóloga

Fotografía. Carmen Romero

A lo largo de la historia el hombre, de una forma u otra, ha reconocido y cuidado a sus


difuntos, procurándoles una sepultura digna en función de las creencias y usos religiosos de
cada época.
Sin embargo, el momento histórico al que se hace referencia en este artículo, es uno de
los mayores exponentes de expresión precisamente por lo contrario: la falta de respeto,
reconocimiento y dignidad a los difuntos procedentes de un importante colectivo social al
que durante años han pretendido borrar de la memoria histórica y colectiva de nuestro país.
La violencia desplegada tras el golpe de Estado que se produjo en España en 1936,
estuvo muy por encima de la intensidad de la que desplegaron otros regímenes autoritarios
y totalitarios de la Europa de entreguerras, tanto por las cifras de víctimas y desaparecidos
como por las prácticas: la asunción, por ejemplo, a través de una literatura y propaganda de
violencia, de que eliminar al “enemigo de la Patria” era un trámite necesario para salvar a
España y las vidas de los “buenos españoles”.
Durante este periodo la muerte tomó el espacio de lo público: tapias de cementerios,
plazas, calles, cunetas de carreteras… Estos lugares fueron testigos de cómo miles de
personas perdieron la vida asesinadas.

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La represión (mecanismo de venganza de los insurrectos) y la violación de los derechos
humanos durante el periodo bélico y en la posguerra, revistieron una extrema dureza, siendo
los trabajadores y las fuerzas de la cultura, junto con las organizaciones políticas y sindicales
que los representaban, las principales víctimas de la misma.
La represión hace alusión al proceso de violencia física, económica, política y cultural,
procedimiento común durante la guerra y la posguerra.
El balance a nivel nacional de la represión llevada a cabo por los golpistas se cifraría
alrededor de los 200.000 muertos durante la guerra, de los que dos tercios corresponderían a
los primeros meses del conflicto. La mayor parte de las víctimas fueron enterradas en fosas
comunes repartidas por toda España sin que sus muertes fuesen inscritas en los registros
civiles.
No se pretende hacer un juicio de valor ya que todos los muertos, pertenecieran a uno u
otro bando, fueron víctimas, ahora bien, no para todos hubo la misma verdad, justicia y reparación.
La guerra civil y sus consecuencias inmediatas han sido contadas muchas veces desde
el punto de vista de los vencedores ya que a los vencidos que lograron sobrevivir se les
amordazó y censuró, la sociedad española entró en una especie de pacto de silencio que se
hizo, más explicito si cabe, en la época de la transición.
Después de, casi ya, 40 años de democracia en nuestro país, aún no solo no se ha
conseguido justicia para esta masacre, si no que siguen existiendo miles de familias las cuales
no pueden cerrar el duelo por sus familiares desaparecidos… asesinados, porque ni siquiera
saben donde se encuentran. Como señalan muchos familiares de estas víctimas "Casi todos
estos muertos no existen", "Son desaparecidos, porque en el registro no aparecen y, por tanto, no están
oficialmente muertos" (Jiménez, 2011). Sólo el recuerdo y el testimonio de sus familiares son la
constancia de su existencia y de la muerte violenta que recibieron.

Desarrollo de los acontecimientos en la provincia de Sevilla

Entre el 18 de julio y el 11 de septiembre de 1936, sucesivas operaciones llevadas a cabo


por las tropas rebeldes al mando del general Queipo de Llano en distintas direcciones,
lograron la definitiva ocupación de la totalidad de los pueblos de la provincia de Sevilla bajo
el mando de los golpistas.
El rápido triunfo del golpe de estado de 1936 en nuestro territorio viene avalado por la
desigualdad de fuerzas tanto humanas1, como materiales.2 (García, 2012).
A medida que las unidades militares desplegadas por Queipo se iban expandiendo por
las distintas comarcas de la geografía provincial sevillana, la ocupación de cada localidad era
secundada por la puesta en práctica de una violenta represión. La promulgación del bando
de guerra estaba acompañada, en cada caso, por la inmediata sustitución de los órganos del
poder municipal, hasta ahora en manos de las organizaciones políticas y sindicales de
izquierda elegidas democráticamente.

1 Militares adiestrados contra campesinos, obreros y jornaleros.


2 Pistolas y escopetas de caza contra tanques, aviones y ametralladoras.

126
La represión fue especialmente violenta en todas aquellas localidades que ejercieron
algún tipo de resistencia y rechazo a la insurrección militar que tuvo como consecuencia el
Golpe de Estado3.
La inmensa mayoría de las miles de víctimas ejecutadas por las fuerzas militares
rebeldes en su avance por tierras sevillanas, pertenecían:
bien a las organizaciones políticas y sindicales de signo republicano o izquierdista,
principalmente dirigentes.
bien a sectores populares, principalmente campesinos y especialmente jornaleros,
que habían protagonizado durante pasado el inmediato pasado, acciones conflictivas que
afectaron seriamente a los intereses de la patronal agraria, como el intento de crear
colectividades agrarias como forma de acceder a la explotación de la tierra.
De ahí que la mayor parte de las víctimas de la represión nacionalista, ejecutadas por las
tropas rebeldes en su avance por las distintas comarcas sevillanas, se registrasen allí mismo
donde más numerosos eran los colectivos de jornaleros y campesinos pobres adscritos a los
sindicatos agrarios de carácter socialista o anarquista –comarcas de La Campiña o La Vega–.
O bien allí donde las organizaciones políticas de izquierda –con el PSOE a la cabeza– habían
logrado durante el periodo histórico precedente persistentes incursiones, logrando la
adhesión de amplios colectivos populares del mundo rural. (Cobo, 2011)
El mayor número de asesinatos se producen en la fase más cruenta de la represión. Fueron
perpetrados en los primeros meses de la contienda entre julio de 1936 y marzo de 1937.
En este momento todos los asesinatos se consumaron mediante la aplicación del bando
de guerra. El general Queipo de Llano artífice de la represión en nuestro territorio, da paso a
la eliminación directa con ejecuciones inmediatas.
Todo esto se articuló a través de sus famosos bandos de guerra. Estos fueron “el
soporte legal”, que justificaron toda la barbarie que se produjo4.
Estos primeros momentos son difíciles de controlar y evaluar. La represión que se
produjo de manera inmediata a la ocupación de los diferentes pueblos, principalmente en
aquellos que mostraron cierta resistencia, fue cruel y desmesurada. Estos acontecimientos
son conocidos principalmente por testimonios orales de familiares o vecinos de las víctimas.
Los pasos que daban los insurrectos tras la ocupación de un pueblo eran siempre los
mismos:
Entrada y toma violenta
Nombramiento de gestora para el Ayuntamiento.
Armamento de fuerzas derechistas
Registros domiciliarios, saqueos y expolios.
Detenciones y asesinatos de izquierdistas o vecinos que realizaron algún tipo de
resistencia o protesta.

3 Caso de Marchena, La Campana o Cazalla de la Sierra, entre otros.


4 La radio fue un instrumento fundamental para propagar estos bandos. El director de radio Sevilla en
ese momento intimo amigo de Queipo puso en sus manos esta herramienta para realizar sus continuas
arengas.
127
A partir del momento de la ocupación es cuando se desarrollan las mayores matanzas.
Se efectúa una minuciosa y continua tarea de eliminación, más cruel entre los meses de julio
y octubre de 1936. En esta etapa se dan los mayores casos de asesinatos de personas sin
relación política ni sindical, simplemente por tener relaciones familiares con perseguidos que
consiguieron huir (mujer, padres, hijos….)
A los primeros que eliminaron fueron a los líderes políticos, sobre todo a los cargos
municipales y sindicales, así como los masones, estando en primer lugar los alcaldes.
Después era aniquilado todo aquel que tuviera ideas progresistas: médicos, ingenieros, pero
sobre todos maestros y profesores.
En general fueron afectados todos los sectores sociales, sin distinción de edad o sexo,
pero se ensañaron especialmente con jornaleros y trabajadores del campo.
A partir de febrero-marzo de 1937 se realizan juicios de guerra sumarísimos contra los
detenidos, verdaderos consejos de guerra antes de aplicar la pena máxima.
El número total de represaliados en la Provincia de Sevilla asciende a 14.018, de los
cuales 13.122 fueron asesinados, tan solo aparecían inscritos como difuntos en los libros de
registro de defunciones 4197 personas, el resto figuran como desaparecidos. (García, 2012)

El alzamiento y la represión en Écija

La guerra civil española fue consecuencia de los acontecimientos políticos y sociales


que se estaban desarrollando en los años 30, clima que como en el resto de Europa a España
no le era indiferente.
En Écija en los últimos comicios celebrados habían vuelto a resultar ganadores, aunque
por un estrecho margen, la coalición del Frente Popular sobre los grupos de derecha. En Écija
habían vuelto a vencer las izquierdas. (Álvarez y Fernández, 2000).
De hecho, a diferencia del resto de España donde se habían alternado en el poder,
izquierdas y derechas, fruto de la profunda polarización social, en Écija todas las elecciones
republicanas habían dado como resultado la victoria de las fuerzas republicano- socialistas.
Tras la victoria de la coalición de izquierdas en febrero de 1936, la nueva corporación
municipal depuró del funcionariado local al personal derechista, la derecha (acción popular)
denunciaba desde la oposición un completo memorial de agravios. Los sucesos denotaban el
estado de ánimo de toda la nación. Los izquierdistas más radicales amenazaban con quemar la
Iglesia de San Francisco. En marzo, un grupo de doscientas personas asaltaron el Casino Ecijano
y asediaron el cuartel de la Guardia Civil. En mayo, otro grupo de jornaleros intentó asaltar
el Centro de Acción Popular. A ello se sumaba la falta de trabajo, la división de las fuerzas en
el poder y una derecha que caminaba por la senda de la violencia hacia la guerra civil.
El 18 de julio de 1936 se producía el golpe militar contra el Gobierno de la República.
Como consecuencia, y en defensa de la legalidad constitucional de la Segunda República
Española, se desencadenó la Guerra Civil.
La 1ª operación militar de los sublevados junto con la capital (Sevilla cayó el 23 de julio
tras unos días de resistencia) se realizó en Écija. El mismo 18 de julio a las 9.30 de la noche
fuerzas del Depósito de Cría y Doma al mando de dos tenientes, siguiendo las órdenes del
Estado mayor de Sevilla, salen a la calle a publicar el bando de guerra, cuando estaban en

128
ello un trabajador (el jornalero José Pérez Jiménez alias “el hormiguita”) grito “Viva el ejército
rojo” y uno de los militares le disparó y lo mató allí mismo, esto provocó la rápida dispersión
de la gente que estaba concentrada. Por tanto, la ciudad quedó sometida a las 22.00 horas de
ese mismo día. Así quedó declarado el Estado de Guerra ordenándose la detección de los
marxistas y la liberación de las personas simpatizantes de la derecha detenidas horas antes y
que se encontraban en los calabozos del Ayuntamiento. A las 23 h. el alcalde republicano
Juan Tamarit Martell-Arcos hacia entrega de la alcaldía a Eduardo Tomas Velasco designado
por el comandante militar. A las 24 h de ese mismo día toda la ciudad quedaba sometida.
(Jiménez, 2011)
Tras este primer asesinato la Guardia Civil se hizo con el control del ayuntamiento y
los centros de organización del Frente Popular, así como con los locales de los sindicatos.
Esta rápida acción de los golpistas en nuestra ciudad es fácilmente entendible: Écija
como segunda ciudad más importante de la provincia tras la capital y su situación
estratégica desde el punto de vista geográfico, era una plaza fundamental para la ocupación
de otras localidades de la provincia. Así el 19 de julio fueron requisados todos los coches y
camiones a la población, y empezaron a salir del pueblo las fuerzas de la Guardia Civil,
Falange y el ejército para participar en la toma de otras localidades cercanas: la Luisiana,
Marchena, Fuentes de Andalucía, La Campana…
El hecho de que no hubiera resistencia a la implantación por la fuerza del nuevo sistema
político no fue óbice para que no se produjera una fuerte represión en nuestra ciudad, causando
numerosas desapariciones, encarcelamientos y asesinatos. A partir del día 18 comienzan los
verdaderos días de terror: empiezan a sucederse los famosos paseíllos y encarcelamientos,
tanto en los bajos del Ayuntamiento como en una nueva cárcel habilitada para la ocasión
situada en los graneros de Palmilla, en la Plaza de Santacruz, desde donde se trasladaban a
los presos a las tapias del cementerio para ser asesinados. Sin embargo, los escenarios de la
barbarie no se circunscribieron exclusivamente al cementerio, aunque en sus tapias es donde
se produjeron la mayoría de las muertes, cualquier sitio era bueno: plazas, parques….
Uno de los primeros desaparecidos fue Manuel Cuenca Crespillo, dirigente del PCE y
antiguo presidente de la Casa del Pueblo, que al ofrecer resistencia junto a un grupo de
hombres fue asesinado.
El alcalde de la ciudad Juan Tamarit Martell fue asesinado el 13 de agosto, al 22 de
agosto Justo Morterero Felipe, maestro nacional, el alcalde franquista lo justificó porque
hacia propaganda contra la iglesia y no cumplía con sus preceptos. También fueron
asesinados dos médicos del hospital de San Sebastián, el relojero del Ayuntamiento…
Pero el mayor número de asesinatos se produjeron entre jornaleros y trabajadores del
campo cuyo único delito fue el de querer trabajar. Muchos de ellos se encontraban apuntados
en los libros de sindicatos para poder optar a un trabajo o a alguna parcela en las incipientes
colectividades agrarias, todo esto está relacionado con las reformas agrarias acaecidas
durante la Republica y la redistribución de la tierra que esta promulgaba, a través de la cual
braceros y campesinos eran realojados en colectividades agrarias.
Una de las primeras disposiciones de las autoridades de la dictadura fue anular las
decisiones de conceder tierras a los braceros y campesinos de la administración del Frente
Popular (Fernández. 2000)

129
Además de la represión física no hay que olvidar la fuerte represión económica 5:
embargos, multas, confiscaciones…En muchos pueblos de Andalucía el origen y crecimiento
de algunas de las fortunas de las grandes familias fueron gracias a estas prácticas.
El número de casos de represaliados en Écija documentados ascienden a 292 (solo 136
están inscritos en el registro civil), correspondiendo 148 de ellos a los primeros meses tras el
golpe. De todos ellos solo han sido identificados 203. (García, 2012)

Fuente: García. 2012.

Después de ser asesinados, buena parte de ellos en las tapias del cementerio, eran
trasladados a las fosas comunes existentes en el interior del cementerio.
Algunos testimonios de familiares de fusilados recogidos en las investigaciones de Mª
Carmen Jiménez Aguilera comentan:
“Tampoco es posible asegurar que estén en la fosa común del cementerio municipal. "La fosa y el
monolito se levantaron sin un censo y sin contar con que había más fosas", comentan, "aparte de que
los testigos hablan de fusilados y abandonados en varios lugares y de que una parte de la fosa no está
abierta. Ni se mató a todos el mismo día ni en el mismo sitio. "Igual hay grandes fosas que pequeños
enterramientos", añaden. (Jiménez, 2011, 67)
Actualmente los restos de los asesinados como consecuencia de la represión tras el
golpe de Estado de 1936 se encuentran depositados en un panteón construido ex profeso a
principios de los años 80.
Según consta en el expediente sobre la construcción del mismo, existente en el archivo
municipal, en el año 1980, a iniciativa de miembros del partido comunista se propone a la
corporación municipal, atendiendo al mal estado de conservación de la fosa de represaliados,
arreglar las fosas formando una sola (aquí hablan en plural).
La corporación de forma unánime en un pleno celebrado el 27 de marzo de 1980
aprueba esta iniciativa de forma unánime. Para ello realizan una suscripción popular abierta
para costear la construcción del panteón. Se recogieron 101.400 pts, insuficiente para sufragar

5 Justificada por diferentes decretos y leyes entre 1936 y 1939.

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los costes por lo que el Ayuntamiento contribuyó para hacerse cargo del resto de los gastos.
Hubo una queja de un concejal (A. P.) ya que, según él, ese gasto no redundaba en el bien
común.
Familiares de víctimas y miembros de algunos partidos políticos de la localidad
colaboraron en el traslado de los restos, ahora bien, estos se hicieron sin un censo, y por
supuesto sin la aplicación de métodos de individualización e identificación. Se hizo lo que
estaba al alcance en aquella época (momento todavía muy delicado porque este tema todavía
era tabú para la sociedad).
A través de noticias orales aportadas por personas que colaboraron en este proceso,
hablan de unos 300 cuerpos trasladados (contabilizados según ellos por los cráneos), sin
embargo, en la documentación que se recoge en el Mapa de fosas de Andalucía dice: “Cuando
se exhumaron los restos en 1982 que fueron introducidos en el mausoleo: habían aparecido los restos de
635 personas, aunque no se puede asegurar que todos estos restos sean de personas fusiladas en la
localidad”. (Mapa de Fosas de las víctimas de la Guerra civil y posguerra en Andalucía)
Como se puede observar existen discrepancias en las cifras según la fuente consultada.
Existen además noticias de otras fosas, al menos dos:
Una situada en la finca La Rabia, en el cortijo de dicho nombre a escasos 40 metros
de la esquina noreste del cortijo. Según testimonios de personas que viven en Lantejuela, en
el cortijo llamado La Rabia, en el término municipal de Écija, se pueden encontrar, en un silo,
los cadáveres de cuatro personas que fueron desaparecidas en el año 1.936, en el mes de
septiembre y asesinadas poco después. Los cuerpos fueron arrojados a una tinaja o silo
romano. Dos de ellos fueron ediles de la Lantejuela.
Hay testimonios orales que sitúan una tercera fosa en Écija, concretamente en el
molino Castril Chico. No se conoce la ubicación con exactitud. Se tratarían de víctimas de
Fuentes de Andalucía, sin concretarse el número exacto.
Sin olvidar la Finca de las Turquillas, donde existió una especie de campo de
concentración donde los prisioneros estaban condenados a trabajos forzados (se habla de la
posible existencia también en esta finca de fosas con restos de represaliados)
En definitiva, la dura Represión llevada a cabo por los golpistas a partir de julio de
1936 dejó, entre otros, como testimonio, un paisaje funerario que se extiende por toda la
geografía española, cuyos exponentes arquitectónicos son las Fosas comunes diseminadas
por todo el territorio, donde se encuentran los restos de miles de personas sin identidad.

Camino hacia la verdad, la justicia y la reparación: búsqueda, exhumaciones e identificaciones

En la actualidad existen muchos trabajos encaminados a la recuperación e identificación


de todas estas personas que murieron en tan violentas circunstancias, actuaciones, que si bien
no constituyen la reparación del daño, si suponen la dignificación, a través de la
identificación y la entrega a sus familiares de sus restos para que reciban digna sepultura.
El equipo de trabajo al que pertenezco lleva desde el año 2009 interviniendo en la
localización de fosas y en la posterior exhumación de los restos. Nuestro propósito es
convertir la Arqueología en una disciplina científica que adquiera un fuerte compromiso con
el movimiento memorialista, y que a través de su aplicación metodológica permita por un

131
lado la identificación de los restos y por otro, clarificar las circunstancias de la muerte, es
decir, demostrar con total certeza, que los individuos exhumados son víctimas de la
Represión Militar posterior al Golpe de Estado de 1936.
Ambas exigencias han sido nuestro compromiso con la verdad, la justicia y la
reparación a las que tienen derecho las víctimas y sus familiares, y constituyen la base de
nuestro trabajo.
La apertura de las fosas y la exhumación de los cuerpos suponen la culminación de un
largo proceso que se inicia con la investigación documental (diferentes archivos y registros) y
oral por parte de los familiares y vecinos de desaparecidos que aportan su testimonio sobre
los hechos y ayudan a clarificar y localizar, aquellos lugares donde se encuentran ocultados
los restos de las víctimas.

1.- Investigación documental

Uno de los principales problemas, consecuencia directa de este silencio a la hora de


investigar y sacar a la luz la verdad de este macabro episodio de nuestra historia reciente, es
la dificultad de acceder a las fuentes de información. A ello se suma la dificultad añadida de
interpretación, ya que el relato de este episodio de nuestro pasado nos ha llegado narrado
por un único sector de los protagonistas del mismo, el de los vencedores, que consiguieron
durante 40 años, a través de la represión y el miedo, ocultar el genocidio que se llevó a cabo
en este país a raíz del golpe de Estado de 1936.
Una de las principales fuentes de estudio para acercarnos a la realidad de lo que
supuso para una buena parte de la población el triunfo del Golpe de Estado de 1936 reside,
como es de suponer, en la documentación judicial militar, en los fondos documentales
militares6. Fundamentales para la reconstrucción de esta fase de nuestra historia son los
informes provinciales que sobre la represión realizaron los golpistas en 1938: se ordenó a los
destacamentos de la guardia civil en cada localidad que realizaran un informe cuantificando
y justificando las bajas producidas tras los primeros años de contienda.
Para que nos podamos hacer una idea de la problemática y dificultad que conlleva el hecho
de que salga a la luz la información sobre los hechos acontecidos les voy a poner un ejemplo:
Hasta 1997 no se pudo acceder a los Archivos militares de Sevilla a pesar de estar
desclasificados y abiertos para investigadores desde 1986. Y, todavía, en el año 2012, Pedro
Morenés (Ministro de Defensa) negó la desclasificación de más de 10.000 documentos
relacionados con la guerra civil.

2.- Búsqueda Material

Una vez realizada la búsqueda documental y conocidos los acontecimientos históricos


desencadenados y sus consecuencia, en los mejores de los casos, se procede a la búsqueda
material de las víctimas, que habitualmente se realiza a iniciativa de los diferentes colectivos
de familiares, no sin largos procesos y actuaciones administrativas para la consecución de la
financiación y de las autorizaciones necesarias.

6 Archivo de la Guerra civil de Salamanca y Archivos militares territoriales, siendo los de Sevilla y
Álava los únicos desclasificados hasta el momento.

132
Hasta la fecha, la administración pública solo funcionaba como catalizador de la
financiación de estas actuaciones, a través de subvenciones o elaborando protocolos de
actuación como instrumentos procedimentales y metodológicos que sirvan de orientación y
pauta de actuación para quienes deseen iniciar un proceso de búsqueda, recuperación e
identificación de personas desaparecidas7.
Hasta la fecha de redacción de este artículo la Dirección General de Memoria
Democrática, dependiente de la Consejería de Administración Local y Relaciones
Institucionales está trabajando de oficio, muy activamente en la recuperación de la Memoria
de este episodio lamentable de nuestra historia reciente8.
Los trabajos de búsqueda material se inician con la localización y delimitación de la
fosa. Una vez localizada se procede a la excavación y exhumación para la recuperación de los
restos humanos que en ella se deposita.
El depósito osteológico que encontramos en las fosas presenta una serie de
características muy concretas, que a la vez suponen la clara evidencia, sin dejar ninguna
duda, de su adscripción histórica y cronológica.
Caracterización de los depósitos:
El depósito osteológico que encontramos en las fosas comunes presentan una serie de
características muy concretas que describimos a continuación:
1.- Enterramientos colectivos en fosas. El carácter colectivo de este procedimiento supone la
falta total de consideración a la individualidad de cada sujeto, disuelta en un enterramiento
en masa. Se trata por tanto de una ruptura de la morfología usual de un enterramiento,
prescindiendo de las tradiciones y rituales habituales en relación a un grupo de población
determinado. Esta característica obliga a utilizar una metodología de trabajo que aúne
criterios arqueológicos y estratigráficos, así como principios que deben tener en cuenta el
tipo de depósito antropológico. En él, sus componentes esqueléticos pierden su
individualidad en pro de acumulaciones múltiples o colectivas.9
2.- Ubicación. En un mayor número de casos se sitúan dentro del recinto del cementerio
municipal. Se aprovechaban los espacios que estaban abiertos en ese momento, no hay que
olvidar la rapidez y urgencia con la que actuaron los represores para la ocultación de los
cuerpos, lo más apresuradamente posible. En la mayoría de los casos esto provocó la
alternancia de usos dentro del mismo espacio: ocultamiento de represaliados y actividad
propia de cementerio (osario o enterramientos de beneficencia con ritual en ataúdes lo que
obliga a una constante comprobación de conexiones anatómicas entre los restos).
3.- Posición y distribución. Hace referencia al tratamiento de los cuerpos de los fusilados en
el interior de la fosa.

7 Protocolo de actuación en exhumaciones elaborado en cumplimiento de lo establecido en el artículo


12.1 de la Ley 52/2007, de 26 de diciembre, por la que se reconocen y amplían derechos y se establecen
medidas a favor de quienes padecieron persecución o violencia durante la guerra civil y la dictadura.
Orden de 7 de septiembre de 2009, por la que se aprueba el Protocolo Andaluz de actuación en
exhumaciones de víctimas de la Guerra Civil y la Posguerra
8 El anteproyecto de Ley de Memoria Democrática de Andalucía está en tramitación.

9 Muchos están depositados en grupo.

133
En los enterramientos canónicos lo usual es recurrir a una disposición normalizada,
colocando el cadáver en posición de decúbito supino (bocarriba), extremidad inferior
extendida y extremidad superior con los brazos flexionados sobre el tórax, abdomen o
cintura pélvica, o sea, con los miembros fijados al cuerpo. Ello implica un control, un cierto
nivel de planificación o una intencionalidad en la forma en que queda depositado el cuerpo,
sancionado por cuestiones afectivas, ideológicas, religiosas o simples costumbres legales.
Esto se asocia a unos márgenes de consideración y respeto a esos cuerpos, que variarán de
acuerdo a la carga afectiva, caritativa o de necesidad sanitaria que rodea a la inhumación,
pero en cualquier caso quedarán fijados unos mínimos requerimientos formales que no se
verán alterados en el enterramiento.
Sin embargo en las fosas de represaliados de la guerra civil no existe la más mínima
intención de seguir procedimientos normalizados de inhumación, existiendo un total
desentendimiento de la forma en que se colocan los cuerpos, así como de la posición final
que adoptan, la única salvedad es la necesidad de adaptarlos a un espacio limitado tanto en
superficie como en profundidad. Estas evidencias son indicativas de la total desvinculación
de los enterradores, sólo de la forma en que caen los cuerpos, sino en la forma en la que
quedan depositados en la tumba, limitándose a cubrir los cuerpos con tierra y cal.
Las posiciones de los miembros reflejan que los cuerpos han sido arrastrados, sujetados
o sometidos a tracciones para asirlo y transportarlo y que, en determinados casos, pueden
venir condicionadas por lesiones perimortem o daños inferidos por episodios de violencia. La
presencia de inhumaciones en las que los cuerpos presentan una importante distorsión de los
miembros y una gran variabilidad en la posición del cuerpo, responderían a volteamientos o
caídas al interior de la fosa
No existe un patrón de determinación en las posiciones anatómica de los cuerpos al ser
enterrados en decúbito supino, lateral o prono. (bocarriba, de lado o bocabajo). Esas posiciones
se acompañan de marcadas distorsiones de los miembros, en las que las extremidades se
alejan del tronco, presentando diversos grados de flexión. A veces los brazos se extienden a
los lados del cráneo, aparecen por detrás del cuerpo o a los lados, con similitud bilateral o no.
Lo mismo ocurre con las extremidades inferiores, en la que encontramos un extenso
repertorio de flexiones y abducciones (movimiento por el que un hueso se aleja de otro). El
tronco puede presentar marcadas cifosis (curvaturas) de la columna, hiperextensiones
cervicales, caídas del cráneo hacia uno u otro lado, con el rostro hacia abajo o hacia arriba.
Estas distorsiones, contrastadas en la mayoría de las inhumaciones estudiadas, ha sido
también una característica que se ha tenido en cuenta para su adscripción histórica.
Los grupos o enterramientos, a los que por criterios metodológicos denominamos
actividades, se establecen a partir del momento de depósito de los cuerpos en el interior de la
fosa de forma superpuesta, y responde a un intervalo temporal de horas o de días, que va en
función de las ejecuciones.
Hay que proceder a una minuciosa recogida de datos tomados tanto en campo como en
laboratorio, intentando ser lo más exhaustivo posible para que las características óseas detectadas
se conviertan en un elemento que pueda contribuir a la identificación de cada uno de ellos
(características óseas determinadas, fracturas óseas mientras vivía, dentición, cojera, etc...).
4.- Signos de violencia. Como es de suponer quedan reflejados en el depósito osteológico (huesos).

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Existencia de ligaduras. En depósitos determinados, los sujetos presentan la
extremidad superior proyectada al dorso, con los antebrazos en contacto al nivel de las
muñecas, y con las manos a veces palma contra palma, evidenciando su fijación mediante
ligaduras de las que ha quedado algún testimonio en forma de impresión en el sedimento
(hueso).
Las lesiones perimortem. Son frecuentes las evidencias de fracturas de los huesos
largos, con preservación de las articulaciones en cada extremo del hueso e incluso con
retención de los fragmentos en la vecindad de las roturas. En algunos casos se identifican en
el húmero, en otros en el fémur y solo en algunos casos se identifican proyectiles in situ
asociados a la zona rota. Otras evidencias consisten en fracturas en espiral, oblicuas o
transversas. Este tipo de fracturas justifican situaciones de violencia previas a la muerte. En
cualquier caso, las evidencias muestran que las roturas de huesos se presentan en fresco, y
fueron provocadas bien por impactos de bala, bien por golpes ocasionados por la culata de
un fusil, bien por forcejeos.
Los impactos de proyectiles en el hueso. Las lesiones en el cráneo son, por el
contrario, mortales de necesidad. Por ello, la bóveda craneal es la mejor ubicación para
detectar orificios atribuibles a proyectiles. Se pueden inferir claras diferencias entre las zonas
de entrada, de paso y de salida del proyectil.
5.- Materiales asociados a las inhumaciones. Lo generalizado es encontrar objetos
asociados a los cuerpos, bien relacionados con la ropa y calzado, o con objetos personales
que portaban en el momento del asesinato.
Botones
Calzado (alpargatas y botas)
Correas (hebillas)
Objetos personales: relojes, monedas, lapiceros, medallas, etc.
6.- Identificación
El último paso sería la identificación de los diferentes restos exhumados a través de la
realización de pruebas de ADN.

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Recursos electrónicos

http://www.aurorafundacion.org/?El-verdadero-robo-de-Ecija
https://www.flickr.com/photos/etecemedios/261331187/in/photostream/http://books.google.e
s/books?id=Lx0JKDfBTP0C&pg=PA185&lpg=PA185&dq=Guerra+civil+en+ecija&source=bl&
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