Literatura y Sociología
Literatura y Sociología
Literatura y Sociología
Dafne Bustos
En este ensayo de carácter comparativo, se tendrán en cuenta dos textos de autores diferentes
sobre el tema de “Sociología de la literatura”. Por un lado, un texto de Antonio Chicharro
Chamorro titulado “El espacio de la sociología literaria” y por el otro, un texto de María Elisa
Cevasco, llamado “Sociología de la Literatura”. Ambos textos defienden la idea de que existe
una sociología capaz de analizar la literatura, pero con perspectivas diferentes y a su vez,
complementarias.
Primero, tendremos que definir el objeto de estudio: la literatura. Para esto, recurriremos al
texto de Terry Eagleton, “Introducción: ¿Qué es la literatura?” para intentar, al menos,
definirla. En primer lugar, tenemos la definición de literatura como una obra de
“imaginación”, en el sentido de ficción; por otro lado, define la literatura por el uso
característico de la lengua.
Podríamos decir también, que la literatura es un discurso “no pragmático”, que la literatura
carece de un fin práctico inmediato. Pero aun si el tratamiento “no pragmático” del discurso
es lo que quiere decirse con el término Literatura, se deduce de esta definición que, de hecho,
no se puede definir la literatura de manera “objetiva”. (Eagleton, 1998)
Sin embargo, Cevasco se afianza en la segunda definición de la literatura para definirla como
un aspecto cultural, ya que la literatura se sitúa en un plano único, más allá de la historia, la
política y de la sociedad, una de las ideologías más tradicionales; pero el hecho es que la
literatura como estructuración formal de los significados y de los valores de una sociedad que
usa como medio de expresión una práctica social, la lengua, no puede quedar muy distante de
una sociología cuyo objetivo es una comprensión interpretativa de la acción social.
Según Chamorro, la literatura no mantiene ningún tipo de relación con la ideología como si se
tratara de dos realidades diferenciadas, porque sencillamente es ideología. Las teorías intentan
responder a las preguntas que suscitan las relaciones entre el texto y la estructura social,
siendo el concepto nuclear el de ideología, paradigma nutrido por dos tipos de teorías: las que
focalizan las relaciones entre la estructura del texto y la estructura significativa y las que
ponen énfasis en la práctica discursiva y en la producción del texto.
La primera y más persistente manera de abordar esas relaciones es la que se puede llamar
paralelística, o sea, la que busca una relación causal entre ambas: la sociedad que se refleja en
la literatura y esta, para usar la formula consagrada “tiene que ser la expresión de la
sociedad”, todo esto, según Cevasco.
Existe una segunda tendencia dentro del abordaje paralelístico de los estudios sociológicos de
la literatura que considera las relaciones externas de las obras. Robert Escarpit delimita el
hecho literario como el campo de una sociología de la literatura: hecho y no obra, para
acentuar que su objeto de estudio “presupone los creadores, la obra y el público, y constituye
un circuito de intercambios”.
Una tercera tendencia es la dialéctica, la cual se trata de una versión que permite dar cuenta
del carácter ambiguo de la obra del arte, que es un hecho social y algo diferente de la realidad.
(Cevasco)
Pero, por otro lado, no puede pues, entonces, hablarse de una sociología de la literatura. Se
encuentran varios puntos de vista en tanto lo planteado por Cevasco, que es lo que defiende
Chamorro: los estudios marxistas de la literatura, haciendo una diferencia circunstancial entre
ambos perfiles. Entre estos teóricos, menciona Chamorro, se encuentra Edmond Cros, quien
establece una nítida separación entre las sociologías experimental y empírica, así como el
content analysis norteamericano y una de las aportaciones más coherentes del horizonte
marxista: la del estructuralismo genético goldmanniano. Las primeras se interesan por el
hecho literario por lo que carecen de sentido las polémicas surgidas entre empiristas y
goldmannianos, pues se aplican a objetos de teorías diferentes. (Chamorro) Lucien Goldmann
buscó una homología entre las estructuras del texto y las estructuras mentales que constituyen
la visión del mundo de determinadas clases sociales. Postula que el carácter colectivo de la
creación literaria proviene del hecho de que las estructuras del universo de la obra serían
análogas a las estructuras mentales de ciertos grupos sociales o establecerían una relación
inteligible con ellas.
Coincide Chamorro con Cevasco en que, por más de que esto plantee una contradicción, la
primera teoría paralelística resulta la misma que la que defiende Castellet, quien plantea que
las relaciones entre literatura y sociedad pueden enfocarse desde dos perspectivas: la primera,
tomando la sociedad como punto de partida, y la segunda, tomándola como punto de llegada.
La perspectiva primera corresponde a la crítica sociológica, esto es, una crítica que cree que
no puede prescindirse de los elementos sociales que están en los inicios de toda obra literaria,
tanto los referentes al autor como los que se refieren al momento histórico. Frente a esta
perspectiva se sitúa la sociología de la literatura que estudia los efectos de la obra sobre la
sociedad.
Vemos, entonces, cómo existen diferentes perspectivas que, al fin y al cabo, terminan
complementándose para formar lo que hoy llamamos “Sociología de la Literatura”,
encaminándose a un criterio diverso pero también nutritivo de perspectivas y teorías que se
solventan entre sí y acompañan a los estudios de la sociedad en la literatura y la literatura en
la sociedad, ya que un análisis literario termina por demostrar el funcionamiento de una
sociedad en toda la complejidad de relaciones internas y externas. Como se ve, este tipo de
análisis de la literatura evidencia su excepcional poder cognitivo y afirma su relevancia social.
(Cevasco)
Bibliografía
Cevasco, M. E. Sociología de la Literatura .