Temas Militares Friedrich Engels-K
Temas Militares Friedrich Engels-K
Temas Militares Friedrich Engels-K
FEDERICO ENGELS
TEMAS MILITARES
Selecciónde trabajos
1848-1895
Nota de EHK sobre la conversión
a libro digital para su estudio.
En el lateral de la izquierda aparecerán
los números de las páginas que
se corresponde con las del libro original.
El corte de página no es exacto,
porque no hemos querido cortar
ni palabras ni frases,
es simplemente una referencia.
SEGUNDA EDICIÓN
Editorial Cartago
Dibujo de tapa
PABLO VADER
Edición al cuidado de
JULIÁN BARRIOS
15
TEORÍA DE LA VIOLENCIA 1
“La relación entre la política general y las formas del derecho económico está
determinada en mi sistema de un modo tan decisivo y a la vez tan original, que
no estará de más subrayarla aquí para facilitar su estudio. La forma de las
relaciones políticas es lo históricamente fundamental, y las dependencias
económicas nó son más que un efecto o un caso especial, y por tanto, siempre
hechos de segundo orden. Algunos de los sistemas socialistas modernos toman por
principio rector la apariencia de relación totalmente inversa que salta a la vista,
y hacen brotar, por así decirlo, las subordinaciones políticas de las condiciones
económicas. Es indudable que estos efectos de segundo orden existen como tales,
y que se hacen sentir especialmente en los tiempos presentes; pero lo primario
debe buscarse en la violencia política inmediata y no en el poder económico
indirecto.” Leemos lo mismo en otro pasaje, donde el señor Dühring parte de la
tesis de que “el régimen político es la causa determinante de la situación
económica, y que la relación inversa sólo es una acción refleja de segundo orden
[... ] Mientras no se tomen como punto de partida las agrupaciones políticas por
sí mismas, sino que se las considere exclusivamente como medios para saciar él
estómago, en las opiniones de los hombres seguirá ocultándose una buena dosis
de reacción, por más radical-socialistas y revolucionarias que aparenten ser”.
Tal es la teoría del señor Dühring. Aquí, como en otros muchos pasajes,
simplemente se la proclama, es decir se la decreta. En ninguno de los tres
1 Con este título se incluyen en esta edición tres capítulos correspondientes al libro de Federico
Engels La subversión de la ciencia par el señor Eugen Dühring o Anti-Dühring (publicado por primera
vez como serie de artículos en 1877-1878 y como libro, en 1878). Contienen una crítica a la “teoría de
la violencia” de Dühring, filósofo pequeñoburgués, ecléctico y vulgar, y se exponen en ellos —en
oposición a la teoría de Dühring— las tesis fundamentales del materialismo histórico.
Desde las posiciones del materialismo dialéctico e histórico, Engels pesie de manifiesto en estos
capítulos, el vínculo entre la economía y la política, y muestra el papel determinante de la primera, así
como la activa .influencia inversa de la superestructura política sobre la base económica. Esclarece de
qué manera el ejército y la flota dependen de las condiciones económicas y analiza las bases materiales
en que se apoya el desarrollo de las fuerzas armadas y la táctica militar.
Su reseña del desarrollo del arte militar, desde la Edad Media hasta la década del 70 del 'siglo xrx,
constituye una profunda generalización de la historia de las guerras, una síntesis de los más
importantes resultados alcanzados en aquella época por la ciencia marxista en ese aspecto.
Se ha incluido este trabajo para encabezar las otras obras militares de F. Engels que figuran en esta
compilación.
Lel libro “Anti-Dühring”
Observemos ante todo que hace falta estar tan prendado de sí mismo como el
señor Duhring, para considerar “original” una teoría que nada tiene de tal. La
creencia de que los actos políticos estatales de resonancia, son el factor decisivo
de la historia es tan vieja como la propia historiografía, y a ella se debe, muy en
primer término, el hecho de que tengamos tan pocos conocimientos sobre el
desarrollo de los pueblos que tiene lugar en silencio, oculto tras esas ruidosas
actividades, y que es en realidad la fuerza motriz de la historia. Esta creencia ha
presidido todas las concepciones anteriores de la historia, hasta que vinieron a
asestarle el primer golpe los historiadores burgueses de Francia en la época de la
Restauración; lo único “original” en este caso es que una vez más el señor Duhring
ignora todo esto.
Además, aunque admitamos por un momento que el señor Duhring tiene
razón cuando dice que toda la historia hasta nuestros días tiene sus raíces en la
esclavización del hombre por el hombre, con eso no habremos llegado, ni mucho
menos, a la esencia del problema. Pues, ante todo, surge la pregunta: ¿Y qué movió
a Robinson a esclavizar a Viernes? ¿Lo hizo simplemente por deleitarse? Nada de
eso. Vemos, por el contrario, que Viernes es “sometido a realizar un servicio
económico como esclavo o simple instrumento, y mantenido sólo como
instrumento”. Robinson esclaviza, pues, a Viernes para que trabaje en provecho
suyo. ¿Y cómo puede Robinson sacar provecho al trabajo de Viernes? Sólo debido
a que Viernes crea, con su trabajo, más medios de vida que los que Robinson debe
darle para que se mantenga en condiciones de trabajar. Es decir, que Robinson,
contra los mandatos expresos e imperativos del señor Dühring, “no toma como
punto de partida la agrupación política” creada mediante la esclavización de
Viernes “por sí misma, sino que la toma exclusivamente como medio para saciar
su estómago”, y allá verá él cómo se las arregla con su señor y maestro Dühring.
17
demuestra en realidad que la violencia no es más que el medio y que el fin es, en
cambio, el provecho económico. Y del mismo modo que el fin es “más
fundamental” que los medios utilizados para lograrlo, en la historia es más
fundamental el aspecto económico de las relaciones que el político. Por
consiguiente, el ejemplo aducido demuestra precisamente lo contrario de lo que
se quería demostrar. Y lo mismo que en el ejemplo de Robinson y Viernes, ocurre
en todos los casos de dominio y esclavización de los que nos habla la historia
hasta nuestros días. El sojuzgamiento ha sido siempre, para emplear la elegante
expresión del señor Dühring, “un medio para saciar el estómago” (concebida esta
finalidad en el sentido más amplio), pero jamás ni en parte alguna una agrupación
política implantada “en aras de sí misma”. Hace falta ser el señor Dühring para
imaginar que los impuestos percibidos por los Estados no son más que “efectos
de segundo orden”, o que la agrupación política de nuestros días, integrada por
la burguesía gobernante y el proletariado oprimido, existe “en aras de sí misma”
y no a fin de saciar el estómago” de los burgueses gobernantes; es decir, para
exprimir ganancia y acumular capital.
Pero volvamos a nuestros dos hombres. Robinson, “espada en mano”,
convierte a Viernes en esclavo suyo. Mas para lograrlo, Robinson necesita algo
más que la espada. No a cualquiera le es útil un esclavo. Para poder sacar
provecho de él, hay que disponer de dos cosas: primero, de los instrumentos y
objetos necesarios para el trabajo del esclavo y, en segundo lugar, de los medios
indispensables para su manutención. Así pues, antes de que la esclavitud sea
posible, es menester que la producción haya alcanzado ya cierto nivel de
desarrollo y que en la distribución se haya llegado a cierto grado de desigualdad.
Y para que el trabajo de los esclavos se convierta en el régimen de producción
predominante en toda una sociedad, es preciso que en ésta la producción, el
comercio y la acumulación de riquezas se hayan desarrollado ya en un grado muy
superior. En las comunidades primitivas, organizadas sobre el régimen de la
propiedad común del suelo, no se da la esclavitud bajo forma alguna, o
desempeña un papel muy secundario.
18
Por lo general, la propiedad privada nunca surge en la historia como fruto del
robo y la violencia. Por el contrario, existe ya, aunque limitada a ciertos objetos,
en las antiguas comunidades primitivas de todos los pueblos civilizados.
Comienza a desarrollarse ya en el seno de estas comunidades, en el intercambio
con gente de otras comunidades, bajo la forma de mercancía. Y cuanto mayor es
la cantidad de productos de la comunidad que adoptan la forma de mercancía, es
decir, cuanto mayor es la proporción en que esos artículos se producen, no para
ser consumidos por el propio productor, sino para el intercambio, cuanto más va
éste desplazando, aun en el seno de la misma comunidad, la originaria y
espontánea división del trabajo, tanto más se acentúa la desigualdad en la
posesión de bienes de los diferentes miembros de la comunidad, tanto más se va
minando el antiguo régimen de propiedad común del suelo y más rápidamente
tiende la comunidad a disolverse en una aldea de labradores propietarios de sus
parcelas. El despotismo oriental y el predominio de los conquistadores nómades
que se sucedieron a lo largo de miles de años nada pudieron hacer contra esas
antiguas comunidades primitivas; fue la destrucción gradual de su industria
doméstica natural por la competencia de los productos de la gran industria, lo
que las llevó cada vez más aceleradamente a su disolución. Aquí ni siquiera se
puede hablar de violencia, como tampoco se puede hablar de ella en el reparto,
que todavía se está realizando en nuestros días, de la propiedad agraria común
de los “Gehoferschaften ” (caseríos) del Mosela y de los altos Vosgos; los
campesinos, sencillamente, encuentran más ventajosa para sus intereses la
propiedad privada de la tierra que la propiedad común. Inclusive la formación de
una aristocracia gentilicia primitiva, como la que se constituyó entre los celtas,
los germanos y en el Penjab indio, sobre la base de la propiedad común del suelo,
no descansa al principio, en absoluto, en la violencia, sino en la sumisión
voluntaria y en . la costumbre. Dondequiera que surge la propiedad privada,
aparece como consecuencia de cambios en las relaciones de producción y de
Lel libro “Anti-Dühring”
Durante toda esta lucha, el poder político estuvo de parte de la nobleza, con
excepción de un período en el cual el poder real utilizó a la burguesía contra la
nobleza para reprimir a una capa social con la otra; pero desde el momento en
que la burguesía, todavía impotente en el terreno político, comenzó a ser
peligrosa debido a su creciente potencia económica, los reyes volvieron a aliarse
con la nobleza, provocando así, primero en Inglaterra y luego en Francia, la
revolución burguesa. En Francia, el “régimen político” permanecía invariable,-
pero la “situación económica” rebasaba sus marcos. Desde el punto de vista
político, la nobleza lo era todo; la burguesía, nada; desde el punto de vista social,
la burguesía era ya la clase más importante en el Estado, mientras que a la nobleza
se le habían escapado de las manos todas sus funciones sociales, aunque siguiese
cobrando en forma de rentas la retribución por esas funciones ya desaparecidas.
Más aún, la burguesía veíase comprimida en toda su actividad de producción por
las formas políticas feudales de la Edad Media, que esa producción —no sólo la
manufacturera sino también la artesana— había superado hacía ya tiempo; su
desarrollo estaba maniatado por un cúmulo de privilegios gremiales que no eran
ya más que otros tantos obstáculos y trabas para la producción, y por los
aranceles provinciales y locales.
La revolución burguesa puso fin a esto, pero no, como podría suponerse según
Lel libro “Anti-Dühring”
balas de los mosquetes de éstos traspasaron las armaduras de los caballeros. Con
la caballería de los nobles y sus arneses, se hundió también la dominación de la
nobleza; con el desarrollo de los burgos, la infantería y la artillería se convirtieron
cada vez más en los aspectos decisivos de las fuerzas armadas; presionada por las
necesidades de la artillería, la artesanía para la guerra tuvo que crear una nueva
rama puramente industrial: la de ingeniería.
* Habitante de las ciudades (burgos) en Europa occidental. (Ed.)
26
disparaban mucho más certeramente con sus carabinas y que, además, como
combatían por sus propios intereses, no desertaban como las tropas
reclutadas.Estos destacamentos no daban a los ingleses la satisfacción de
enfrentarse con elfos en línea regular de combate ni en campo descubierto, sino
que atacaban en destacamentos dispersos de tiradores muy móviles y ocultos en
los bosques. La formación lineal, impotente, sucumbió ante un enemigo invisible
e inabordable. De este modo volvió a inventarse la formación dispersa de
tiradores, nueva forma de combate, fruto de un material-soldado modificado.
27
la independencia de sus antiguas colonias, las que constituyeron un nuevo Estado: Estados Unidos dg
América.
En la guerra por la independencia desempeñaron un papel decisivo las amplias capas de granjeros,
obreros y pequeña burguesía urbana que formaban el núcleo fundamental de las milicias
norteamericanas, mal instruidas y poco organizadas al principio, pero muy superiores al ejército inglés
(integrado en gran parte por mercenarios reclutados en los principados alemanes) en cuanto a su
moral y táctica. No obstante, los frutos de la victoria correspondieron a los dueños de las plantaciones
y a la gran burguesía, quienes implantaron en EE.UU. un régimen de despiadada explotación de los
trabajadores y conservaron la esclavitud de los negros en los Estados del sur.
3 La Revolución Francesa de fines del siglo XVIII derivó en un conflicto entre la Francia
bastante orden y con mayor rapidez de marcha (a razón de cien pasos o más por
minuto); permitía romper las rígidas formas de la antigua formación lineal,
combatir con ésta hasta en los terrenos más desfavorables, agrupar a las tropas
del modo más conveniente en cada caso y, en combinación con la acción de los
tiradores dispersos, contener, distraer y fatigar a las líneas enemigas, hasta el
momento de lanzarse contra ellas y romper su frente en el punto decisivo de la
posición con la ayuda de las masas mantenidas en reserva. Este nuevo método de
combate, basado en la acción combinada de tiradores y columnas de infantería, y
en la separación del ejército en divisiones o cuerpos de ejército independientes,
integrados por todas las armas, fue plenamente desarrollado, en su aspecto
táctico y estratégico, por Napoleón. Surgió, ante todo, impuesto por la necesidad,
por la Revolución Francesa, por las nuevas peculiaridades del material humano
del ejército. 4 Pero el nuevo método requería dos premisas técnicas muy
importantes: la primera eran las cureñas más livianas, construidas por
Gribeauval para los cañones de campaña, que permitían desplazarlos con la
rapidez requerida; la segunda fue que en 1777 se introdujo en Francia el fusil de
culata curva —hasta entonces ésta no era más que la prolongación del cañón—,
modificación tomada de las escopetas de caza, y que permitía apuntar a un
hombre determinado y disparar sin errar el blanco. Sin estos progresos no
hubiera sido posible aplicar las antiguas armas a la nueva táctica de formación
dispersa.
28
4 n sus obras militares Engels subraya permanentemente el gran papel que cupo a la Revolución
Francesa de fines del siglo XVIII en el desarrollo de los ejércitos burgueses y del arte militar burgués.
“El sistema contemporáneo de conducción de la guerra —dice en 1851, en su trabajo inconcluso
Posibilidades y premisas de la guerra de la Santa Alianza contra Francia en 1852— es un resultado
natural de la Revolución Francesa; su premisa reside en la emancipación social y política de la
burguesía y el pequeño Campesinado. La burguesía facilita el dinero; los campesinos, los soldados; la
emancipación de ambas clases de las trabas feudales y de las corporaciones es condición
imprescindible para el surgimiento de los colosales ejércitos podemos; por otra parte, hace falta el nivel
de riquezas e instrucción inherente a la etapa actual de! desarrollo social, para garantizar a esos
ejércitos la cantidad indispensable de armamento, pertrechos, -víveres, etc., para formar los oficiales
instruidos necesarios y lograr un grado de desarrollo de los propios soldados, acorde con las nuevas
exigencias militares.” {Marx y Engels, Obras, t. VIH, ed. rusa, págs. 456-457.) Engels consideraba que
los ejércitos burgueses, formados en el período de la Revolución burguesa en Francia y de las guerras
napoleónicas, se caracterizaban por su composición de masas y por una movilidad más elevada que la
de los ejércitos prerrevolucionarios de los Estados absolutistas feudales, cuya falta de movilidad “...es
un fiel reflejo del régimen feudal” (ídem, pág. 458). “Sus dos pivots [ejes] —escribía, refiriéndose al
sistema militar francés— son: las magnitudes masivas de sus medios de ofensiva, encamados en
hombres, caballos y cañones, por una parte, y por otra, la movilidad de ese aparato de ofensiva” (ídem,
pág. 457).
Lel libro “Anti-Dühring”
Fue, además, el primer Estado que dotó a toda su infantería del arma más
moderna, el fusil de retrocarga, después de que el fusil de cañón rayado con carga
delantera hubo desempeñado un breve papel entre 1830 y 1860, cuando aún era
apto para la guerra.
A estas dos medidas se debieron sus triunfos en 1866.
En la guerra franco-prusiana se enfrentaron por primera vez dos ejércitos
equipados con fusiles de retrocarga, e instruidos ambos en las formaciones
tácticas esenciales de la época del antiguo fusil de chispa y de cañón liso. Pero los
prusianos, introduciendo la columna de compañía, intentaron encontrar una
forma de combate más adecuada al nuevo armamento. Mas cuando el 18 de
agosto, cerca de Saint Privat, la guardia prusiana quiso aplicar en serio el orden
de. batalla de su columna de compañía, los cinco regimientos más empeñados en
la acción, perdieron en menos de dos horas más de la tercera parte de sus
efectivos (176 oficiales y 5.114 soldados); a partir de ese momento, la columna
de compañía quedó sentenciada a muerte, lo mismo que la columna de batallón y
la formación de línea. Fue abandonado todo intento de seguir exponiendo
formaciones cerradas al fuego de los fusiles enemigos y, a partir de entonces, los
alemanes ya sólo guerrearon en aquellas densas cadenas de tiradores en que la
columna se dispersaba generalmente por sí misma bajo la lluvia de las balas
enemigas, cosa que el mando combatía por ser contraria a los reglamentos. Otra
innovación fue la de adoptar el movimiento a saltos bajo el fuego de fusiles del
adversario, como única forma de desplazamiento. El soldado volvía a dar
muestras de ser más inteligente que el oficial y fue él quien, por instinto,
descubrió la única forma de lucha que de entonces acá pudo prevalecer bajo el
fuego del fusil de retrocarga, y la impuso triunfalmente a pesar de todas las
resistencias del mando.
29
Este juicio se refiere a las perspectivas inmediatas de desarrollo del arte militar después de la
5
terminación de la guerra franco-prusiana, y no debe ser considerado como una negación de que más
adelante pudieran surgir nuevos medios de lucha armada. En las décadas del 80 y 90 del siglo x k ,
Engels vio con claridad el peligro de que surgieran nuevas guerras, y de mucha mayor magnitud que la
franco-prusiana, antes que la revolución proletaria mundial terminase con el militarismo. En relación
con ello, señaló la tendencia de la técnica' militar a un posterior desarrollo, aunque, como es natural,
Lel libro “Anti-Dühring”
no podía prever plenamente la envergadura que alcanzaría éste en la época del imperialismo. En 1893,
en su trabajo: ¿Es posible el desarme de Europa?, escribe: “Extraña paradoja: nuestros altos círculos
militares son en su mayor parte en extremo conservadores, precisamente en lo que concierne a su
especialidad, cuando sería difícil encontrar un ámbito tan revolucionario como el militar. Parecería que
han pasado siglos entre el obús liso de seis o siete libras, que manejaba en mis tiempos en
Kupfergraben, y los modernos cañones rayados de retrocarga; entre los fusiles lisos de gran calibre de
entonces y el moderno fusil de repetición de cinco milímetros; pero esto está lejos de ser el límite; cada
día la técnica desecha lo que un tiempo antes había adoptado. Ahora ha desplazado hasta el romántico
humo de la pólvora, con lo que da a la batalla un carácter totalmente distinto e inicia un rumbo
absolutamente imposible de prever. Y esa revolucionarización incesante de las bases técnicas del arte
militar nos obligará cada vez más a tener en cuenta magnitudes no sujetas a control alguno” (C. Marx y
F. Engels, Obras, I. XVI, parte II, págs. 343-344).
Lel libro “Anti-Dühring”
Si pasamos de los ejércitos de tierra a los de mar, sólo en los últimos veinte
años podemos observar aquí una revolución mucho más decisiva. La unidad de
combate en la guerra de Crimea era todavía el barco de madera con sus dos o tres
cubiertas y sus setenta o cien cañones, movido preferentemente a velamen, y sólo
como medio auxiliar se empleaba una débil maquinita de vapor. Sus cañones eran
casi todos de 32 libras, con unos cincuenta quintales de peso, y alguno que otro
de 68 libras, con un peso de 95 quintales. Hacia el fin de la guerra surgieron las
baterías flotantes blindadas, monstruos pesados y casi inmóviles, pero
inexpugnables para la artillería de aquella época. El blindaje no tardó en aplicarse
también a los buques de guerra; al principio era una capa muy delgada: un
blindaje de cuatro pulgadas de espesor considerábase ya pesadísimo. Pero muy
pronto los progresos de la artillería aventajaron a ese tipo de coraza. Para cada
nuevo espesor de blindaje se inventaba un cañón nuevo y más pesado, que lo
perforaba con la mayor facilidad. Y así llegamos a las corazas de hierro de 10, 12,
14 y 24 pulgadas de espesor (Italia se dispone a construir un acorazado con
planchas de 3 pies de espesor), por un lado, y por otro, a los cañones rayados de
25, 35, 80 y hasta 100 toneladas (una tonelada = 20 quintales*) de peso, capaces
de arrojar a distancias antes inconcebibles proyectiles de 300, 400, 1.700 y hasta
2.000 libras. El buque de guerra de hoy es un gigantesco navío de vapor con
hélice, cubierto de coraza, de 8.000 a 9.000 toneladas de desplazamiento y 6.000
a 8.000 caballos de fuerza, con torres giratorias y cuatro, o a lo sumo seis, cañones
pesados, y una proa terminada en martinete por debajo de la línea de flotación
para perforar los barcos enemigos. Ese buque es una 'máquina gigantesca, en la
Lel libro “Anti-Dühring”
Los modernos buques de guerra no son sólo un producto, sino también una
muestra de la gran industria; son todos ellos fábricas flotantes, donde, en
realidad, se produce preferentemente la dilapidación del dinero. El país donde
está más desarrollada la gran industria tiene el monopolio casi absoluto de la
construcción de estos buques. Todos los acorazados turcos, casi todos los rusos y
la mayoría de los alemanes han sido construidos en Inglaterra6; los blindajes de
alguna eficacia se fabrican en su inmensa mayoría en Sheffield; de las tres fábricas
de fundición de Europa capaces de suministrar los cañones más pesados, dos (las
de Woolwich y Elswick) están en Inglaterra y la otra (la de Krapp), en Alemania.
Nada mejor para demostrar que la “violencia política inmediata”, que según el
señor Dühring es la “causa decisiva de la situación económica”, lejos de serlo, se
halla completamente subordinada a ésta; que no sólo la creación, sino también el
manejo del instrumento de la violencia en el mar, el buque de guerra, se ha
convertido en una rama de la gran industria moderna. Y a nadie desesperará
tanto este giro como a la propia violencia, es decir, al Estado, que se encuentra
con que un solo buque le cuesta hoy tanto como antes una pequeña flota, y
además tiene que resignarse a que esos barcos carísimos envejezcan y pierdan
por consiguiente —su valor antes de hacerse a la mar; el Estado lamenta, por
cierto con tanta amargura como el señor Dühring, que a bordo de los buques de
guerra actuales tenga mucha más importancia el representante de la “situación
económica”, el ingeniero, que el de la “violencia inmediata”, o sea, el capitán. Al
contrario, por nuestra parte, no tenemos por qué lamentar que en el duelo entre
los blindajes y los cañones, el buque de guerra llegue a tal perfección, que se haga
tan costoso como inútil para la guerra*; lejos de eso, debemos alegramos al
comprobar que ese duelo revela, también en los dominios de la guerra naval, las
leyes internas del movimiento dialéctico, según las cuales el militarismo, como
cualquier otro fenómeno histórico, está llamado a perecer, por obra de las
consecuencias de su propio desarrollo.
* El perfeccionamiento del torpedo automático, último artículo de la gran industria que trabaja para los
asientos navales, parece destinado a demostrarlo; si la invención llega a perfeccionarse, el más pequeño
6 En 1872, en Rusia fue botado el acorazado "Pedro el Grande” —construido según proyectos del
torpedero superará al más gigantesco acorazado (por lo demás, me permito recordar al lector que lo que
antecede fue escrito en 1878). [Nota de Erígete.]
33
TEORIA DE LA VIOLENCIA
(Conclusión)
desde el punto de vista histórico, del mismo modo, y la dependencia indirecta del
hombre respecto del hombre, que forma actualmente el rasgo fundamental del
régimen económico más desarrollado, no puede explicarse ni comprenderse por
sí misma, sino como una herencia modificada de la subordinación directa y la
expropiación anteriores.” Así lo afirma el señor Dühring.
35
Una vez más caracteriza los “profundos estudios especiales” del señor Dühring
“en el terreno de las ciencias políticas y jurídicas” el hecho de que ignora en
absoluto todas estas cosas, de que todas sus obras reflejan un desconocimiento
total de los escritos de Maurer —que hicieron época en la ciencia— acerca del
Lel libro “Anti-Dühring”
fue desplazándose cada vez más hacia el oeste. En Australia y Nueva Zelandia
todas las tentativas del gobierno inglés para crear artificialmente una aristocracia
de hacendados han sido vanas. Es decir, que a excepción de las colonias tropicales
y subtropicales, donde el clima impide al europeo el cultivo de la tierra, ese gran
terrateniente que rotura el suelo y somete a la naturaleza a su dominio mediante
el trabajo de esclavos o de siervos de la gleba, no es más que pura creación de la
fantasía. Todo lo contrario. En los tiempos antiguos, allí donde ese gran
terrateniente aparece, como en Italia, lejos de roturar e incorporar al cultivo las
tierras yermas, trasforma en pastizales las tierras cultivadas por los campesinos,
despoblando y arruinando regiones enteras. Sólo en los tiempos modernos, desde
que la mayor densidad de población eleva el valor de la tierra y en especial desde
que los progresos de la agronomía permiten cultivar inclusive las peores tierras,
sólo desde entonces los grandes terratenientes, comienzan a participar en la
roturación en gran escala de tierras incultas y pastizales, haciéndolo
preferentemente, lo mismo en Inglaterra que en Alemania, por medio del saqueo
de las tierras comunales de los campesinos. Mas esto no se ha efectuado sin un
proceso opuesto: por cada acre de tierra comunal que los grandes terratenientes
roturaron en Inglaterra, convirtieron en Escocia por lo menos tres acres de tierra
cultivada en pastizales para ovejas y, últimamente, inclusive en grandes cotos de
caza mayor.
38
bases del helenismo y del Imperio romano, tampoco habría llegado a formarse la
Europa moderna. Jamás deberíamos olvidar que todo nuestro desarrollo
económico, político e intelectual tuvo como condición previa un régimen en que
la esclavitud era una institución tan necesaria, como reconocida de un modo
general. En este sentido, tenemos derecho a afirmar: sin la esclavitud antigua
tampoco existiría el socialismo moderno.
Nada más fácil que lanzar un torrente de frases comunes acerca de la
esclavitud y otras cosas análogas y descargar una indignación elevadamente
moral contra semejante ignominia. Pero, por desgracia, con eso no se consigue
más que proclamar lo que todos ya saben: esas instituciones de los tiempos
antiguos no responden a las condiciones de nuestra época ni a nuestros
sentimientos determinados por ellas. Mas, por ese camino, nada conseguiríamos
averiguar acerca del origen de esas instituciones, por qué existieron ni cuál fue
su papel en la historia. Entrando en este terreno, no tenemos más remedio que
decir, por paradójica y herética que pueda parecer nuestra afirmación, que la
implantación de la esclavitud constituyó, en las circunstancias de entonces, un
gran progreso. Es indiscutible el hecho de que la humanidad, surgida de la
animalidad, debió recurrir a medios bárbaros y casi bestiales para abandonar el
estado de barbarie. Las antiguas comunidades, allí donde subsisten, forman
desde hace miles de años, desde India hasta Rusia, la base de la más tosca forma
de Estado: el despotismo oriental.
42
Fue lo que hicieron los cristianos, al conquistar la España mora, con la mayor
parte de las obras de riego en que se basaba el sistema de agricultura y
horticultura altamente desarrollado de los moros. Toda conquista de un país por
un pueblo menos civilizado entorpece, indudablemente, el desarrollo económico
y aniquila numerosas fuerzas productivas. Pero en la inmensa mayoría de los
casos de conquista duradera, el conquistador más atrasado se ve obligado a
adaptarse a la "situación económica” superior que encuentra, el conquistado
asimila al conquistador y hasta le impone la mayor parte de las veces, su propio
idioma. Pero cuando —prescindiendo de los casos de conquista— el poder
interior del Estado se enfrenta con el desarrollo económico del país, tal como ha
ocurrido hasta hoy con casi todo poder político al alcanzarse cierto nivel de
desarrollo, la lucha terminaba siempre con el derrocamiento de aquél. El
desarrollo económico se ha abierto paso siempre, sin excepción, en forma
inexorable. Ya tuvimos ocasión de mencionar el último ejemplo irrefutable de
esta.ley: la gran Revolución Francesa. Si la “situación económica”, y junto con ella
el régimen de la economía de cada país, dependiese sencillamente, como quiere
la teoría del señor Dühring, de la violencia política, no se explicaría por qué,
después de 1848 y a pesar de su “magnífico ejército”, Federico Guillermo IV no
pudo combinar los gremios medievales y demás extravagancias románticas con
los ferrocarriles, las máquinas de vapor y toda la gran industria en vías de
crecimiento en su país; ni por qué el emperador de Rusia, quien dispone de
muchos más medios de violencia que el rey prusiano, no sólo es incapaz de pagar
sus deudas, sino que ni siquiera acierta a mantener en pie su “violencia”, sin
empeñarse, acudiendo constantemente a los empréstitos que le concede la
“situación económica” de Europa occidental.
Para el señor Dühring la violencia es el mal absoluto; para él, el primer acto de
fuerza es el pecado original, y todo su alegato se reduce a una jeremiada sobre la
mácula que representa para toda la historia, hasta nuestros días, ese pecado, y
sobre la infame distorsión de todas las leyes naturales y sociales causada por ese
poder satánico que es la violencia. Pero el señor Dühring nada dice acerca de que
la violencia desempeña a la vez, en la historia, un papel muy distinto, un papel
revolucionario, y, para decirlo con las palabras de Marx, el de comadrona de toda
vieja sociedad que lleva en sus entrañas otra nueva, de instrumento por medio
del cual el movimiento se abre camino y hace saltar, hechas añicos, las formas
políticas fosilizadas y muertas. Únicamente reconoce, entre suspiros y gemidos,
que acaso para derrocar el régimen de explotación no haya más remedio que
recurrir a la violencia: por desgracia, añade, pues el empleo de la violencia
desmoraliza siempre a quien la utiliza, ¡Y nos dice esto, a pesar del elevado
ascenso moral y espiritual que produce siempre toda revolución triunfante! Y nos
lo dice en Alemania, donde el choque violento, al que puede estar obligado el
pueblo, tendría, cuando menos, la ventaja de desterrar de la conciencia nacional
Lel libro “Anti-Dühring”
46
LA REVOLUCIÓN DE 1848-1849
I
Paulatinamente se hace posible orientarse en los acontecimientos de la
revolución de junio. Las informaciones llegan en una forma más completa, se
tiene la posibilidad de separar los hechos de los rumores y de las falsedades. El
carácter de insurrección se perfila con mayor claridad. Cuanto más se consigue
captar la ligazón interna de los acontecimientos de las cuatro jomadas de junio7,
tanto mayor admiración despiertan las enormes proporciones de la insurrección,
la heroica valentía, la organización rápidamente improvisada y la unanimidad de
los insurgentes.
El plan de las operaciones militares de los obreros, elaborado, según se dice,
por Kersausie, amigo de Raspail y antiguo oficial, se reducía a lo siguiente:
Los insurgentes debían avanzar en cuatro columnas concéntricas hacia la
Alcaldía.
La primera columna, cuya base de operaciones era el suburbio de Montmartre,
La Chapelle y La Villette, debía avanzar partiendo de las puertas de Poissonnière,
Rochechouart, Saint Denis y La Villette hacia el sur, ocupar los bulevares y llegar
a la Alcaldía a través de las calles de Montorgueil, St. Denis y St. Martin.
La segunda columna, cuya base eran los suburbios Du Temple y Saint Antoine,
poblados casi exclusivamente por obreros y protegidos por el canal de Saint
En los cuatro días de junio (del 23 al 26 de junio de 1848), jornadas en las que París fue escenario
7
de una poderosa insurrección del proletariado, se desarrolló una grandiosa batalla de clases entre la
burguesía y Jos obreros, durante la revolución de 1848. “[...] Ja primera grao guerra civil entre el
proletariado y la burguesía” —así definió Lenin la importancia de la insurrección de junio (Lenin, Obras
completas t. XXIX, Ed. Cartago, Buenos Aires, 1960, pág. 303). El descontento de los obreros franceses
con el régimen de la república burguesa proclamada en 1848 y su protesta por los constantes intentos
de la burguesía de anular las pequeñas conquistas logradas por el proletariado durante el
derrocamiento de la monarquía provocaron la insurrección. El pretexto inmediato para el
levantamiento armado fue el cierre de los Talleres nacionales —creados por e! gobierno provisional
burgués en marzo de 1848—, a raíz de! cual decenas de miles de obreros quedaron en la calle. Todos
los partidos burgueses proclamaron la consigna de “defensa del orden” y se unieron contra los obreros
insurrectos. El general Cavaignac, a quien la Asamblea Constituyente había otorgado poder dictatorial,
lanzó contra los insurrectos a las tropas de línea, a la guardia nacional burguesa y a la denominada
guardia móvil formada a fines de febrero de 1848 e integrada por el lumpen proletariado: Las causas
fundamentales a que se debió la derrota de los obreros fueron: falta de una clara conciencia social y de
un partido revolucionario consecuente, el aislamiento del proletariado parisiense. respecto de los
obreros de otras ciudades y la ausencia de unión con el campesinado.
La revolución de 1848-1849
Martin, debía avanzar hacia el mismo punto por las calles Du Temple y St. Antoine
y por los muelles de la orilla septentrional del Sena, así como por todas las calles
paralelas del barrio intermedio.
47
II
9 Engels se refiere a la activa participación del general Cavaignac en las guerras de conquista que
desde 1830 llevaron a cabo los colonizadores franceses en Argelia para sojuzgar a ese país. La invasión
de los franceses provocó una prolongada y tenaz resistencia de la población árabe, que se alzó una y
otra vez contra los conquistadores. Los franceses cometieron, en esa guerra increíbles crueldades.
Regiones enteras quedaron devastadas, incendiaron aldeas, les cortaban las orejas a los prisioneros
árabes, las mujeres y niños árabes eran vendidos en subastas. Cavaignac, verdugo de la insurrección
de junio de los obreros parisienses, fue enviado a Argelia a comienzos de la década del 30 con el grado
de capitán; hizo allí una gran carrera y en 1847 llegó a gobernador de una de las provincias. Después
de la revolución burguesa de febrero de 1848, fue designado gobernador de toda Argelia, y ascendido
a general de división.
La revolución de 1848-1849
que lleva a la Cité, fue barrido por el fuego de la artillería pesada, y Cavaignac
avanzó directamente sobre la Cité para actuar “con energía”. La base principal de
los insurgentes, la Belle Jardmiére, fue destruida primero a cañonazos y después
incendiada por cohetes; la Rue de la Cité también fue conquistada a cañonazos;
se tomaron por asalto tres puentes que conducían a la margen izquierda y fueron
rechazados enérgicamente los insurgentes en la ribera izquierda. Mientras tanto,
los 14 batallones ubicados en la plaza Grève y en los muelles liberaron la Alcaldía
sitiada por los insurgentes; y la iglesia Saint Gervais, donde se había instalado el
cuartel general de los rebeldes, fue reducida a la situación de un puesto de
avanzada carente de importancia.
La calle St. Jacques no sólo fue cañoneada por piezas de artillería desde la Cité,
sino también flanqueada desde la margen izquierda. El general Damesme avanzó
a lo largo de Luxemburgo hacia la Sorbona, conquistó el barrio latino y lanzó sus
columnas contra el Panteón. La plaza del Panteón fue trasformada en una
poderosa fortaleza. Ya había caído la —calle St. Jacques, pero el “Orden” seguía
enfrentándose aquí con un baluarte invencible. Ni los cañones ni las cargas a la
bayoneta lograron vencer a los insurgentes. Por fin el cansancio, la falta de
municiones y la amenaza de los burgueses de incendiar las posiciones de los
insurgentes, forzaron a los 1.500 obreros, cercados por todos los costados, a
capitular. Al mismo tiempo, después de una defensa prolongada y valiente, la
plaza Maubert fue conquistada por el “Orden”, y los insurgentes, que fueron
expulsados de sus posiciones más sólidas, se vieron en la necesidad de abandonar
toda la margen izquierda del Sena.
51
Segundo, por las medidas brutales que empleaba. Hasta entonces se había
hecho fuego una sola vez con cañones en las calles de París —en el mes de
Vendimiario de 1795—, cuando Napoleón dispersó a los insurgentes con
metrallas en la Rue Saint Honoré.10 Pero nunca se había usado artillería contra
barricadas y casas, y menos todavía granadas y cohetes incendiarios. El pueblo
no estaba preparado para luchar contra tales procedimientos. Se encontraba
indefenso y rechazaba la única reacción eficaz, el incendio, porque contrariaba
sus nobles sentimientos. El pueblo desconocía hasta entonces este método
argelino de hacer la guerra en el corazón de París. Por eso cedió, y su primer
retroceso significó su derrota.
El 25, Cavaignac avanzó con fuerzas mucho mayores todavía. Los insurgentes
se vieron reducidos a un solo barrio, los suburbios Saint Antoine y Du Temple;
además ocuparon aun dos puestos avanzados, el Clos St. Lazare y una parte del
suburbio Saint Antoine hasta el puente de Damiette.
52
Cavaignac, que nuevamente había logrado reforzar sus tropas con 20.000 a
30.000 hombres, aparte del agregado de muchas piezas de artillería pesada,
mandó atacar primero los puestos avanzados de los insurgentes, en particular el
de Clos St. Lazare. Aquí los insurgentes se habían atrincherado como en un fortín.
Después de haberlos cañoneado y atacado con granadas durante doce horas,
Lamoricière logró expulsarlos de sus posiciones y ocupar el Clos; pero triunfó
sólo cuando flanqueó a los insurgentes por las calles Rochechouart y
Poissonnière, y después de haber destruido las barricadas en el primer día con el
fuego de cuarenta cañones y en el segundo día con un número mayor aún de
piezas de artillería.
Otra de sus columnas penetró, por el suburbio Saint Martin, en el Du Temple,
pero sin mayor éxito; una tercera avanzó por los bulevares hacia la Bastilla, pero
tampoco pudo lograr gran cosa, y sólo cuando un fuerte cañoneo logró destruir
algunas de las barricadas más imponentes, pudo el general vencer la larga
resistencia de los insurgentes. En este lugar las casas fueron destruidas
despiadadamente.
La columna de Duvivier, cargando desde la Alcaldía, rechazó a los insurgentes
con un continuo cañoneo. Ocupó la iglesia St. Gervais, despojó la calle Saint
Antoine hasta más allá de la Alcaldía. Las columnas, avanzando por el muelle y las
calles paralelas, conquistaron el puente Damiette, que había facilitado a los
insurgentes el mantenimiento de sus enlaces con las islas St. Louis y Cité. El barrio
Saint Antoine fue flanqueado, y a los insurgentes les quedó únicamente la retirada
hacia el interior del suburbio. Ésta se realizó en recios combates contra una
columna que avanzó por los muelles, hasta la desembocadura del canal St. Martin
y de allí, a lo largo del canal, por el bulevar Bourdon. Algunos insurgentes copados
fueron asesinados y sólo pocos hechos prisioneros.
Mediante esta operación fueron ocupados el barrio St. Antoine y la plaza de la
Bastilla. Hacia la noche, la columna de Lamoricière logró ocupar enteramente el
bulevar Beaumarchais y reunirse en la plaza de la Bastilla con las tropas de
Duvivier.
La ocupación del puente de Damiette permitió a Duvivier expulsar a los
insurgentes de la isla St. Louis y de la antigua isla Louvier. Lo hizo dando prueba
de una inaudita barbarie argelina. En pocos lugares fue empleada la artillería
pesada con efecto tan devastador como en la isla St. Lotus. ¿Pero qué importaba?
Los insurgentes fueron expulsados o diezmados y el “Orden” triunfó sobre los
escombros ensangrentados.
53
Es verdad que los burgueses pueden fusilarlo, pero no pueden despojarlo del
mérito de haber organizado por primera vez la lucha callejera. Pueden fusilarlo,
pero potencia alguna del mundo impedirá que sus hallazgos sean usados en
adelante en todas las batallas callejeras. Pueden fusilarlo, pero no impedir que su
nombre viva como el del primer general de barricadas en la historia.
Escrito por Engels en alemán el 30 de junio de 1848.
Publicado por primera vez en Neue Rheinische Zeitung el 1 y 2 de julio de 1848.
Marx y Engels, Obras, t. VI, ed. rusa.
de París, motivo por el cual no podía disponer de datos precisos acerca del destino de Kersausie,
quien tuvo la dicha de salvarse del fusilamiento. Kersausie, autor del plan militar de la insurrección de
junio, participó después en el movimiento revolucionario de Francia y en la lucha por la unificación de
Italia.
La revolución de 1848-1849
56
EL 25 DE JUNIO
Con todo, los burgueses ni siquiera poseían el heroísmo que sus gacetas
quieren atribuirles. De la sesión de hoy de la Asamblea resulta que la guardia
nacional, al estallar la insurrección, estaba tan asustada que podía hablarse de
aturdimiento; las frases jactanciosas, usadas en las gacetas de todos los colores,
La revolución de 1848-1849
no pueden ocultar que el primer día la guardia nacional dio pruebas de gran
debilidad y que al segundo y tercero, Cavaignac tuvo que sacarlos de la cama para
trasportarlos, acompañados por un cabo y cuatro soldados, al fuego del combate.
El odio fanático de los burgueses contra los obreros insurrectos no era capaz de
vencer su cobardía natural.
En cambio, los obreros combatieron con una valentía sin igual. A pesar de no
poder compensar sus pérdidas, y empujados a la retirada por la superioridad
numérica del enemigo, no descansaron un instante. Ya por la mañana del 25
tuvieron que entender que habían disminuido decisivamente las perspectivas de
su victoria. Nuevos contingentes de tropas llegaron por todos lados; la guardia
nacional de los alrededores, tanto como la de las ciudades más lejanas, entraron
en masa en la capital. El número de efectivos de línea que fueron al combate
aumentó en 40.000 soldados de la fuerza de la guarnición permanente. La guardia
móvil participó con 20.000 a 25.000 hombres; además, intervino la guardia
nacional de París y la de las provincias. A esto hay que agregar la guardia
republicana, con algunos miles de hombres. La fuerza armada total, que la
burguesía hizo entrar en combate el día 25, tenía entre 150.000 y 200.000
hombres; los obreros, en cambio, disponían a lo sumo de la cuarta parte, tenían
una cantidad menor de municiones y carecían de dirección militar y de cañones
utilizables. Pero combatieron silenciosos y resueltamente contra la enorme
fuerza superior. Oleada tras oleada colmaron las brechas que la artillería pesada
había abierto en las barricadas; sin lanzar un solo grito, los obreros les hicieron
frente y lucharon en todas partes hasta el último hombre, antes de entregar una
barricada a la burguesía. En Montmartre los insurgentes gritaban a los vecinos:
¡O nos hacen pedazos o los destrozamos! ¡No cederemos; rogad a Dios que nos
ayude a vencer, porque de lo contrario incendiaremos todo Montmartre! Ahora
tal amenaza, que ni siquiera se ha cumplido, es considerada una “intención
infame”. ¡Pero las granadas y cohetes incendiarios de Cavaignac son “medidas
militares prácticas a las cuales todos rinden tributo de admiración”!
58
defendidas; Montmartre había sido ocupado por ellos. Cuarenta cañones, que
disparaban contra los insurgentes desde hacía dos días, no habían podido aún
reducirlas.
Una vez más se hizo fuego un día entero, coñ 40 cañones, contra estos
atrincheramientos; finalmente, a las seis de la tarde, las dos barricadas de la calle
Rochechouart fueron tomadas, y seguidamente el Clos Saint Lazare tuvo que
capitular.
En el bulevar Du Temple la guardia móvil ocupó a las 10 de la mañana varias
casas, desde donde los insurgentes hacían fuego contra las filas de los agresores.
Los defensores del “Orden” habían avanzado más o menos hasta el bulevar de las
Hijas del Calvario. Mientras tanto, en el suburbio Du Temple fueron rechazados
los insurgentes cada vez más hacia arriba, el canal Saint Martin fue en parte
ocupado y los cañonazos llegaron desde allí y desde el bulevar, fuertemente, hacia
las calles rectas y más anchas. La batalla era recia en extremo. Los obreros sabían
muy bien que allí el ataque sé dirigía contra el centro de su posición. Se
defendieron con furor; reocuparon inclusive barricadas de las cuales ya habían
sido expulsados. Pero después de una larga lucha fueron dominados por la
superioridad de número y armas. Una barricada tras otra tuvieron que rendirse;
al anochecer fueron conquistados por las tropas, no sólo el suburbio Du Temple,
sino por medio del bulevar y del canal, también las entradas al barrio Saint
Antoine y varias barricadas de dicho barrio.
59
12 Lazzaroni, mote despectivo con el que se denominaba en el reino de las dos Sicilias (o reino
napolitano) a los elementos desclasados de! lumpen proletariado, utilizados en repetidas ocasiones
por los círculos monárquicos reaccionarios para combatir al movimiento democrático y liberal. En este
caso se refiere a la participación de los lazzaroni en el aplastamiento de la insurrección popular del 15
de mayo de 1848 en Nápoles, en oposición a la ofensiva contrarrevolucionaria del rey Femando II y su
camarilla contra la constitución.
13 Se refiere a dos revoluciones burguesas en Francia: la de julio de 1830 y la de febrero de 1848.
La primera derribó la monarquía de los Borbones, restaurada en 1815, que se apoyaba en los grandes
terratenientes. Como resultado de la misma, se implantó un régimen de monarquía burguesa
constitucional (la denominada monarquía de julio), encabezado por la dinastía de Orleáns, y cuya base
era la burguesía financiera. La revolución de febrero de 1848 sustituyó la monarquía de julio por la
república burguesa (la denominada segunda república), que dio acceso al poder a los representantes
La revolución de 1848-1849
62
14 El 6 de octubre de 1848 estalló en Viena una insurrección popular, provocada por los intentos de
la camarilla monárquica contrarrevolucionaria, apoyada por la gran burguesía, de liquidar todas las
conquistas logradas por la revolución de marzo de 1848 en Austria y restablecer el régimen absolutista.
El pretexto para el levantamiento revolucionario fue el decreto imperial por el que se enriaban tropas
de la guarnición de Viena a una expedición punitiva contra Hungría, que había enarbolado la bandera
de la lucha por la libertad y la independencia. Los insubordinados: obreros, artesanos, comerciantes,
la Legión estudiantil académica y la guardia nacional de Viena, lograron impedir que partiera y
obligaron al emperador y a la corte a huir de Ja ciudad. El poder pasó allí a manos de los insurrectos.
Pero su falta de unidad (condicionada por su heterogénea composición de clase), las vacilaciones de
los dirigentes pequeñobur- gueses de la insurrección y la debilidad del movimiento en apoyo de Viena
—por la traición de la burguesía de los Estados germanos— permitieron a la camarilla imperial
concentrar importantes fuerzas armadas en tomo de la ciudad. Después de encarnizados combates,
que se prolongaron desde el 24 de octubre hasta el 1 de noviembre de 1848, Viena fue tomada, y el
levantamiento ahogado en sangre. Esta insurrección fue el punto culminante en el desarrollo de la
revolución democrático-burguesa en Austria y Alemania.
La revolución de 1848-1849
y Hansemann.
63
Pero mientras los liberales aquí, como en todas partes, dejaban escapar la
ocasión que se les presentaba, la Corte volvía a organizar sus fuerzas entre la
nobleza, así como entre la parte más atrasada de la población rural y en el ejército
y la burocracia. Después de la caída de Hansemann se constituyó un gobierno de
burócratas y oficiales, todos reaccionarios recalcitrantes, que sin embargo
simulaban subordinarse a las exigencias del Parlamento. La Asamblea,
pretendiendo poner en práctica el cómodo principio de “obras y no hombres”,
cayó en el lazo de aplaudir a ese ministerio, sin advertir, por supuesto, que éste
concentraba y reorganizaba abiertamente a las fuerzas contrarrevolucionarias.
Por fin, cuando la caída de Viena dio la señal, el rey retiró a esos ministros y los
remplazó por “hombres de acción” bajo la dirección del actual ministro
presidente Manteufel. Entonces la somnolienta Asamblea se dio cuenta del
peligro y negó el voto de confianza al gabinete, a lo que siguió un decreto
trasladando la sede de la Asamblea, de Berlín —donde en caso de conflicto podía
contar con el apoyo de las masas—, a Brandeburgo, pequeña ciudad provincial,
dependiente en un todo del gobierno. La Asamblea, sin embargo, declaró que no
podía ser aplazada, trasladada ni disuena sin su propio consentimiento.
Entretanto, el general Wrangel entró en Berlín a la cabeza de 40.000 soldados. En
una reunión de magistrados municipales y oficiales de la Guardia Nacional se
acordó no ofrecer resistencia, y entonces, después de que la Asamblea y la
burguesía liberal que la respaldaba permitieron al partido reaccionario unificado
ocupar todas las posiciones claves, y luego de que les arrancaron de entre las
manos casi todos los medios de defensa, comenzó aquella gran comedia de
“resistencia pasiva y legal”, que según pensaban sus iniciadores debía convertirse
en una gloriosa imitación del ejemplo de Hampden y de las primeras operaciones
de los americanos en su guerra de la independencia.15 Berlín fue declarado en
estado de sitio; no obstante, permaneció tranquilo; el gobierno disolvió la
Guardia Nacional y ésta entregó las armas con la mayor puntualidad. La Asamblea
fue perseguida de un punto de reunión a otro durante una quincena, y en todas
partes era dispersada por las tropas; a pesar de ello, los miembros de la Asamblea
suplicaban a los ciudadanos que permanecieran tranquilos. Finalmente, cuando
el gobierno declaró disuelta la Asamblea, ésta promulgó una disposición
declarando ilegal la recaudación de impuestos, y sus miembros se dispersaron
por el país para organizar la renuncia al pago de los mismos. Pero tuvieron que
15 En vísperas de la revolución burguesa del siglo XVII en Inglaterra, John Hampden, uno de los
65
principal de su convocación fue liquidar el desmembramiento político del país y elaborar una
Constitución para toda Alemania. Pero la Asamblea no llegó a ser un verdadero organismo de
unificación revolucionaria del país. La cobardía y la vacilación de la mayoría liberal existente en ella, la
indecisión e inconsecuencia de los elementos pequeñoburgueses de izquierda, convirtieron a la
Asamblea de Francfort en un simple club de discusiones, cuya verbosidad parlamentaria distraía a las
masas de la lucha revolucionaria. Careció de poder efectivo, ya que se negó a formar las fuerzas
armadas de toda Alemania. Los gobiernos de los Estados germanos hacían poco caso de la Asamblea y
del gobierno central creado por ella y encabezado por el archiduque Juan de Austria, un
contrarrevolucionario, proclamado “gobernador imperial” de toda Alemania. Esta Asamblea reveló al
máximo su debilidad durante la ofensiva de las fuerzas contrarrevolucionarias, ya que se limitó al triste
papel de intermediaria, al envío de delegados (por ejemplo, al emperador de Austria en Olmütz durante
el aplastamiento de la insurrección de octubre en Viena) para lograr un acuerdo con los círculos de la
monarquía. Sólo algunos representantes de la minoría de izquierda habían participado en los combates
revolucionarios. La Asamblea de Francfort dejó de existir en el verano de 1849.
La revolución de 1848-1849
67
XVII. La insurrección
imperial de toda Alemania, que conservaba en su régimen estatal muchos rasgos de particularismo y
la forma monárquica de gobierno (el Estado debía estar encabezado por el “emperador de los
germanos”). No obstante, esa Constitución fue un paso bacía la unificación del país. Se ofreció la corona
del imperio al rey de Prusia, pero éste la rechazó, negándose a reconocer la Constitución. Otros
monarcas alemanes siguieron su ejemplo. Cuando el conflicto entre la Asamblea de Francfort y el
campo monárquico contrarrevolucionario estaba en su apogeo, estallaron insurrecciones populares en
Sajonia, en la región del Rin, Badén y el Palatinado. Los insurrectos proclamaron el lema de defensa de
la Constitución imperial y, pese a los deseos de la mayoría de los miembros de la Asamblea, dieron a la
lucha por la aprobación de aquélla un carácter revolucionario. La lucha por la Constitución imperial,
que terminó con la derrota de los insurrectos, fue la última etapa de la revolución democrático-
burguesa de 1848-1849 en Alemania.
La revolución de 1848-1849
de los partidos y de las condiciones a que se debe hacer frente según los casos,
son tan claras y sencillas, que la breve experiencia de 1848 las dio a conocer
perfectamente a los alemanes. En primer lugar, no se jugará nunca con las
insurrecciones, si no existe la decisión de llevar las cosas hasta sus últimas
consecuencias. La insurrección es una ecuación con magnitudes altamente
indefinidas, cuyo valor puede modificarse cada día. Las fuerzas combativas
contra las que hay que actuar tienen de su parte la ventaja absoluta de la
organización, la disciplina y la autoridad tradicional: si los insurrectos no logran
reunir numerosas fuerzas contra el enemigo, serán derrotados y aniquilados. En
segundo lugar, una vez iniciada la insurrección, es menester obrar con la mayor
determinación y pasar a la ofensiva. La defensa es la muerte de toda insurrección
armada; en ella sucumbe antes de haber medido sus fuerzas con el enemigo. Es
preciso tomar por sorpresa al adversario, mientras sus fuerzas están aún
dispersas, hay que procurar obtener cada día nuevas victorias, aunque sean
pequeñas: es preciso mantener el ascendiente moral logrado por el primer
triunfo de los insurrectos, saber atraer a los elementos vacilantes, que van detrás
de los más fuertes y siempre suelen colocarse al lado de la parte más segura; hay
que obligar al enemigo a retroceder, antes que pueda reunir sus fuerzas para el
ataque. En una palabra: actúa de acuerdo con las palabras de Danton’ el maestro
más notable conocido hasta la fecha en problemas de-táctica revolucionaria: de
l’audace, de l’audace encore de l’audace! [¡audacia, audacia y siempre audacia!]18
Pues bien, ¿qué debía haber hecho la Asamblea de Francfort, para evitar el
derrumbe inminente? Ante todo, darse cuenta exacta de la situación y
convencerse de que no le quedaba otra alternativa que someterse a los gobiernos
incondicionalmente, o abrazar la causa de la insurrección armada, sin
vacilaciones ni dudas. En segundo lugar, reconocer en público todas las
insurrecciones que habían surgido, y llamar por doquier al pueblo a las armas, en
defensa de la Representación nacional, declarando fuera de la ley a todos los
monarcas, ministros y demás funcionarios que se atreviesen a oponerse al pueblo
18 Los conceptos que Engels desarrolla aquí son las tesis fundamentales del marxismo sobre la
táctica del partido revolucionario en la insurrección armada. Los oportunistas las habían olvidado.
Lenin, fundador y jefe del Partido Comunista de la Unión Soviética, al defender la doctrina
revolucionaria de Marx y Engels frente a la vulgarización y tergiversación a que pretendían someterla
los “teóricos” de la II Internacional, hizo que volvieran a cobrar fuerza las valiosas ideas del marxismo
en cuanto a que la insurrección armada debe ser considerada un arte. En sus trabajos dedicados a este
tema —Los enseñanzas de la insurrección de Moscú (1906), El marxismo y la insurrección (setiembre de
1917), Consejos de un ausente (octubre de 1917) y otros—, el genial estratega de la revolución ofreció
un ejemplo de desarrollo creador de esas ideas, en base a un exhaustivo análisis de las nuevas
condiciones de la lucha armada en la época del imperialismo y a la generalización de la experiencia del
movimiento revolucionario ruso e internacional, en particular de la riquísima experiencia extraída en
los combates revolucionarios del proletariado y los campesinos rusos en 1905-1907 y en 1917. El
Partido Comunista, guiándose por la doctrina marxista-leninista, encabezó en octubre de 1917 la
insurrección del proletariado y de los pobres del campo contra el poder de los terratenientes y los
capitalistas, dio un magnífico ejemplo de cómo se aplicaban las. clásicas del marxismo-leninismo sobre
la insurrección armada, y aseguró la victoria de la Gran Revolución Socialista de Octubre.
La revolución de 1848-1849
71
En nuestro último artículo hemos visto que la lucha entablada entre los
gobiernos alemanes por una parte y el Parlamento de Francfort por otra, había
llegado a tal grado de violencia, que en los primeros días de mayo una gran parte
de Alemania estalló en abierta insurrección; primero en Dresde, después en el
Palatinado de Baviera, en una parte de Prusia del Rin, y por último en Badén.
En todos estos casos, las verdaderas fuerzas de combate de los insurrectos, que
por primera vez tomaban las armas para ofrecer batalla a las tropas, estaban
constituidas por los obreros urbanos. "
Después de rotas las hostilidades comenzó a sumarse a los obreros una parte
de las capas más humildes de la población rural: braceros y pequeños
campesinos. La mayoría de los jóvenes de todas las clases sociales, exceptuando
la de los capitalistas, se alistó por lo menos provisoriamente en las filas de los
ejércitos rebeldes; pero esta muchedumbre bastante heterogénea comenzó
pronto a dispersarse, en cuanto las cosas tomaron un giro más serio. En particular
los estudiantes, esos “representantes del intelecto”, como a ellos mismos les
gustaba llamarse, fueron los primeros en abandonar las banderas, cuando no se
los lograba retener ascendiéndolos al grado de oficial, para el cual, por supuesto,
sólo muy pocos contaban con la debida capacidad.
La clase obrera participó en esta insurrección como lo habría hecho en
cualquier otra que le prometiera eliminar algunos obstáculos en su camino hacia
el dominio político y la revolución social, o que en último caso obligara a las clases
sociales más influyentes, pero menos audaces, a seguir un curso más decisivo y
revolucionario que el que mantenían hasta entonces. La clase obrera empuñó las
armas con plena conciencia de que por las consecuencias inmediatas ésa no era
su causa, más siguiendo la única táctica correcta: impedir, a cualquier clase que
se hubiera erigido sobre la obrera (como lo había hecho la burguesía en 1848), la
consolidación de su dominio de clase si no abría a los obreros por lo menos un
campo de libre acción en el que pudieran luchar por sus propios intereses. Por lo
tanto, la clase obrera aspiraba a llevar los acontecimientos hasta una crisis que
podría arrastrar decidida e irremisiblemente a la nación por la senda
revolucionaria, o restituir en la forma más completa la situación
prerrevolucionaria, haciendo inevitable otra revolución. En ambos casos, la clase
obrera representaba los verdaderos y bien entendidos intereses de la nación: en
la medida de sus fuerzas, apresuraba el curso de la revolución, que ya se había
constituido en necesidad histórica para viejas sociedades de la Europa civilizada,
y sin la cual ninguna de ellas podía intentar el desarrollo más tranquilo y
permanente de sus fuerzas.
72
abrumadora de los impuestos, y en parte porque pesaban sobre ellos los tributos
feudales.
Sin iniciativa propia, formaron el séquito de las demás clases comprometidas
‘en la insurrección, vacilando entre los obreros y la pequeña burguesía. Casi
siempre la posición social que ocupaba cada uno decidía qué partido tomaba: el
bracero se unía por lo general al obrero asalariado; el pequeño campesino se
inclinaba a seguir al pequeño burgués.
Esta clase de pequeños burgueses, cuya gran importancia e influencia hemos
señalado varias veces, puede considerarse como la dirigente en la insurrección
de mayo de 1849. Como en aquella ocasión no se encontraba entre los centros del
movimiento ninguna de las grandes ciudades de Alemania, la pequeña burguesía,
que siempre predomina en las ciudades de segundo orden y pequeñas, logró
tomar en sus manos la dirección del movimiento. Hemos visto, además, que en la
lucha por la Constitución imperial y por los derechos del Parlamento alemán, lo
que estaba en juego eran los intereses de la citada clase. Todos los gobiernos
provisionales formados en los centros rebeldes estaban representados casi en su
totalidad por dicha parte del pueblo, y según el alcance que haya tenido en su
gestión puede juzgarse respecto de lo que es capaz la pequeña burguesía
alemana; como veremos, sólo es capaz de malograr cualquier movimiento que se
confíe a su dirección.
73
encontrados que la rodeaban por todas partes, la pequeña burguesía sólo supo
aprovechar su poder para abandonarlo todo al destino, por lo cual se perdieron
las últimas esperanzas de lograr el éxito y se condenó la insurrección al fracaso.
La táctica de la pequeña burguesía, o con más exactitud, la falta absoluta de
táctica, fue igual en todas partes, y por ello las insurrecciones de mayo de 1849
en toda Alemania estaban cortadas con el mismo molde.
74
En Dresde, las luchas callejeras en la ciudad duraron cuatro días. Los pequeños
burgueses de Dresde, los “guardias urbanos”, lejos de participar en la lucha, en
muchos casos secundaron las acciones de las tropas contra los rebeldes. Éstos
eran casi exclusivamente obreros de los centros industriales de los alrededores.
Encontraron un jefe hábil y sereno en el emigrante ruso Mijaíl Bakunin, que
después fue hecho prisionero y se encuentra en la actualidad recluido en la cárcel
de Munkàez, en Hungría. La intervención de numerosas tropas prusianas aplastó
esta insurrección.
En la Prusia del Rin la lucha fue de escasa importancia, pues como todas las
grandes ciudades eran verdaderas fortalezas resguardadas por sus ciudadelas,
los insurrectos sólo podían limitarse a algunos enfrentamientos. Tan pronto se
concentraba un número suficiente de tropas, quedaba sofocada la insurrección
armada.
En el Palatinado y en Badén, por el contrario, los insurrectos dominaron una
provincia rica y fértil, y todo un Estado. Dinero, armas, soldados, efectos de
guerra: de todo se disponía. Los soldados del ejército regular se unían
voluntariamente a los insurrectos; es más, en Badén inclusive iban a la
vanguardia. Las insurrecciones de Sajonia y de Prusia del Rin fueron sacrificadas
con el fin de ganar tiempo y facilitar la organización del movimiento en el sur de
Alemania. Jamás se habían dado condiciones tan propicias para una insurrección
provincial y parcial como en este caso. En París se esperaba una revolución: los
húngaros estaban a.las puertas de Viena; en todos los Estados centrales de
Alemania, no sólo el pueblo, sino las tropas, se mostraban decididamente
inclinados a la insurrección y aguardaban el momento de adherirse a ella. No
obstante, el movimiento cayó en manos de la pequeña burguesía, y desde su
comienzo estuvo condenado al fracaso. Los gobernantes pequeñoburgueses,
sobre todo los de Badén —y el señor Brentano a la cabeza de ellos—, no olvidaban
que al usurpar el puesto y las prerrogativas del Gran Duque, su soberano “legal”,
estaban cometiendo el delito de alta traición y ocupaban los sillones
ministeriales, sintiéndose criminales. ¿Qué podía, pues, esperarse de tales
cobardes? No sólo abandonaron la insurrección a su marcha espontánea, dada su
falta de centralización, lo que equivale a la ineficacia, sino que hicieron todo lo
que estaba a su alcance para privarla de toda su energía, desangrarla y anularla.
Esto lo lograron gracias al decidido apoyo del núcleo de políticos sabihondos, los
héroes “democráticos” de la pequeña burguesía, que tenían la convicción de estar
“salvando a la patria” porque permitían que otros políticos más hábiles, Brentano
La revolución de 1848-1849
76
LA CAMPAÑA EN CRIMEA 19
19 Los artículos de Engels sobre la guerra de Crimea incluidos en esta compilación corresponden a
la segunda etapa de la misma, es decir, a la lucha directa de Rusia contra Inglaterra, Francia, Cerdeña y
Turquía. En la primera etapa, Turquía y Rusia combatieron en los teatros de operaciones de los
Balcanes y el Cáucaso.
La guerra de Crimea (1853-1856) surgió a raíz de que en el Cercano Oriente y en los Balcanes, las
aspiraciones de conquista de Inglaterra y Francia chocaron con las del zarismo ruso. Los círculos
gobernantes de Inglaterra y Francia tendían a desplazar a Rusia de las costas del mar Negro,
arrebatarle el Cáucaso y Crimea, debilitar sus posiciones en el Báltico y el Lejano Oriente, y subordinar
totalmente a Turquía. El zarismo trató de garantizar el régimen de navegación en los canales del mar
Negro, ventajoso para sus terratenientes y comerciantes, y de afianzar su posición entre la población
eslava de las provincias balcánicas de Turquía. En febrero de 1853, Nicolás I envió a Constantinopla
una misión extraordinaria, encabezada por Ménshikov, para que resolviera el conflicto por medios
pacíficos- Pero éste no obtuvo una respuesta satisfactoria, y anunció la ruptura de las relaciones ruso-
turcas. En febrero de 1853, Inglaterra y Francia concertaron un acuerdo secreto sobre acciones
conjuntas contra Rusia, y en mayo dirigieron sus escuadras a los Dardanelos. Por su parte, Nicolás I,
calculando influir sobre Turquía, ordenó el 14 de junio a las tropas rusas que penetraran en Moldavia
y en Valaquia. Pero Turquía, a pedido de Inglaterra y Francia, no hizo concesión alguna. El 27 de
setiembre el sultán instó a despejar los “principados del Danubio”, y el 4 de octubre de 1853 declaró la
guerra a Rusia. Los primeros combates revelaron la debilidad militar de Turquía. El 18 (30) de
noviembre de 1853 la escuadra del mar Negro, al mando de P. Najímov, aniquiló la flota turca en la
bahía de Sinop. Ello desbarató los cálculos de los ingleses y franceses, quienes pensaban hacer la guerra
contra Rusia con manos ajenas; Turquía ya no les servía para ese fin. En diciembre de 1853, sin previa
declaración de guerra a Rusia (fue declarada el 15-16 de marzo de 1854), el gobierno inglés y el francés
mandaron sus flotas hacia el mar Negro, en tanto comenzaban a concentrar fuerzas de tierra en Varna,
para desembocarías en Crimea. Con una enorme superioridad de fuerzas marítimas (más de la mitad
de los barcos de la flota anglo-francesa eran de vapor con motores de hélice, en tanto que la flota rusa
del mar Negro sólo contaba con varias fragatas), el ejército anglo-francés-turco de setenta mil hombres
desembarcó en Eupatoría, el 2-5 de setiembre de 1854, y emprendió la marcha en dirección a
Sebastópol. La primera batalla de magnitud tuvo lugar en el río Alma (descrita por Engels en el artículo
La campaña de Crimea). Por primera vez se empleaba en gran escala el arma rayada que, en
comparación con la lisa, con la cual estaba en lo fundamental pertrechado el ejército ruso, disparaba a
mayor distancia. Pese a que los aliados contaban con la superioridad numérica, fueron tan ingentes sus
bajas, a consecuencia de los numerosos contrataques de los rusos, que no pudieron impedir el
repliegue del ejército ruso hacia Bajchisarai, con lo que las tropas aliadas se veían ante la real amenaza
de ser atacadas por el flanco. Pero el jefe supremo Ménshikov no aprovechó esa oportunidad durante
el avance del ejército anglo-francés hacia Sebastópol. Sólo con la decisión y energía de los comandantes
navales V. Kornílov, P. Najímov y V. Istomin, y el patriotismo de las marinos y habitantes de la ciudad
pudo prepararse a Sebastopol para una defensa por tierra, de la que antes carecía. La heroica defensa
de la ciudad durante 349 días desbarató los planes del enemigo que preveían una rápida victoria en
Crimea, retuvo allí a sus fuerzas principales y contribuyó de ese modo a que facasaran los planes de
conquista anglo-franceses en el Báltico, el mar Blanco y en el Pacífico.
La guerra de Crimea, 1853-1855
poco común que revelan las noticias recibidas ayer por la agencia “Baltic” desde
el teatro de guerra de Crimea, y que publicamos esta mañana en nuestras
columnas. Los comentarios de la prensa británica y los informes de los
corresponsales ingleses y franceses sobre las acciones y perspectivas bélicas se
distinguían hasta la fecha por una confianza presuntuosa y arrogante. Pero esta
postura ha sido remplazada ahora por una sensación de preocupación, y aun de
consternación. Se admite en general que no existe tal superioridad de las fuerzas,
como antes lo afirmaron los comandantes de los ejércitos aliados; que Sebastopol
es más fuerte, Ménshikov, un general más capaz y su ejército más peligroso de lo
que se suponía al principio. No se descarta la posibilidad de que los ingleses y
franceses tengan que encontrarse con un fracaso y la deshonra, en vez de obtener
una victoria segura y decisiva. Tal es la opinión expresada por nuestro
corresponsal en Liverpool —siendo él mismo un súbdito inglés que comprende
profundamente todas las aspiraciones y prejuicios de su nación—, y la misma
opinión se expresa en la acción sumamente enérgica de los gobiernos francés y
británico. Los dos hacen todo lo que está en su poder para enviar refuerzos a
Sebastopol con la mayor rapidez posible; el Reino Unido se priva de su último
soldado, muchos vapores son trasformados en buques-trasporte, y Francia
manda 50.000 hombres en la esperanza de que lleguen a tiempo al teatro de la
guerra para participar en te última batalla decisiva.
77
20 El 13 (25) de octubre de 1854 las tropas rusas asestaron un rudo golpe de flanco a las anglo-
turcas, en Balaldava. Las unidades rusas, al mando del general Liprandi hicieron salir a los turcos de
los reductos junto a la aldea Kadikia y rechazaron un contrataque de grandes fuerzas aliadas. Más del
70 por ciento de la caballería inglesa quedó inutilizada. Pero el mando supremo ruso no tomó medidas
para ampliar ese éxito táctico.
La guerra de Crimea, 1853-1855
En las orillas de este río, los 32.000 rusos fueron atacados por 55.000 aliados;
la superioridad era casi del ciento por ciento. Después de haber entrado en
combate unos 30.000 aliados, Ménshikov ordenó la retirada. Los rusos sólo
habían empleado hasta ese momento 20.000 hombres; si hubieran tratado de
seguir en la defensa de sus posiciones, la retirada rusa se habría convertido en
una derrota total, porque hubiese surgido la necesidad de lanzar al combate todas
sus reservas. Cuando la superioridad numérica de los aliados produjo efectos
indudables, Ménshikov levantó la batalla y cubrió su retirada con sus reservas.
Logró vencer la confusión en su ala izquierda, causada por el movimiento de
flanqueo del general Bosquet, se retiró del campo de batalla sin ser molestado o
21 Engels no poseía fuentes que reflejaran de un modo más objetivo las acciones del ejército ruso,
fuera de la prensa de Europa occidental. Ello explica el hecho de que en este artículo valore en forma
inexacta a la infantería rusa y a las unidades de cosacos. Los acontecimientos militares de Crimea, y, en
particular la defensa de Sebastopol, demostraron que los soldados rusos actuaban con éxito tanto en
formación cerrada como en grupos y secciones pequeños.
La guerra de Crimea, 1853-1855
Como podía abarcar de una ojeada la posición aliada en su totalidad, desde las
alturas a la orilla del río Alma, habría debido Ser capaz de conocer las fuerzas de
22 La batalla de Zomdorf, entre los ejércitos prusiano y ruso, del 14 (25) de agosto de 1758 fue uno
de los grandes combates de la guerra de los Siete Años (1756-1763), motivada por las aspiraciones de
conquista de las potencias feudales absolutistas europeas, Prusia en particular, y la rivalidad colonial
entre Francia e Inglaterra. Ésta, junto con Prusia, se pronunció contra la coalición de Austria, Francia y
Rusia, a la que se habían sumado Suecia y Sajcxria. En 1756 y 1757, las tropas del rey prusiano Federico
II infligieron graves derrotas a los austríacos y franceses, pero la entrada de las tropas rusas en Prusia
oriental en 1757 y su avance posterior anularon todos los resultados de las victorias prusianas. En el
verano de 1758, Federico II con fuerzas superiores en número a las del ejército ruso, le presentó batalla
junto a la aldea Zomdorf (cerca de Küstrin). Los numerosos ataques de las tropas prusianas se
estrellaron contra la resistencia del ejército ruso, que causó cuantiosas bajas al enemigo mediante
contrataques y fuego de artillería. La batalla de Zomdorf, y sobre todo las victorias del ejército ruso en
Prusia durante los siguientes años, 1759 y 1760, elevaron en gran medida el prestigio militar de Rusia
y, como debilitaron a Prusia, hicieron fracasar los ambiciosos planes de conquista de Federico II.
En la batalla de Eylau (Prusia oriental), que turo lugar el 26-27 de enero de 1807, el ejército ruso,
que acudía en ayuda de los prusianos derrotados por Napoleón en la campaña de 1806, se enfrentó con
el ejército francés. Las tropas rusas, según lo reconocieron sus adversarios, revelaron un estoicismo
singular, y en cruenta batalla (ambas partes perdieron hasta 25.000 hombres) dispersaron a un cuerpo
de ejército francés y causaron bajas a otras unidades del enemigo. Los rusos emplearon con éxito la
caballería (actuaron con tres grupos tácticos) y la artillería; las reservas tácticas creadas por su mando
ejercieron considerable influencia en el desarrollo de la batalla. Como resultado, se detuvo el avance
del ejército francés y éste no pudo aislar al ruso de sus propias fronteras.
La batalla en la aldea de Borodinó (a 110 km de Moscú) es uno de los combates más notables de la
Guerra Patria de 1812. Tuvo lugar el 26 de agosto (7 de setiembre) de 1812 entre el ejército ruso y el
de Napoleón. Fue la primera batalla general perdida por Napoleón. Su resultado imprimió al curso de
la guerra un giro favorable al ejército ruso y preparó la derrota de las fuerzas napoleónicas, pese a que
aquél, después de encarnizados combates debió abandonar Moscú, lo cual era conveniente en aquellas
condiciones. El ejército francés sufrió en esa batalla bajas enormes e irrecuperables (58.000 soldados
y 47 generales; los rusos perdieron, entre heridos y muertos, 44.000 soldados y 23 generales), y su
espíritu combativo quedó quebrantado. Al mismo tiempo, la batalla de Borodinó demostró la deciente
capacidad de resistencia del ejército y del pueblo rusos frente al invasor. Las elevadas cualidades
morales y combativas de las tropas rusas, su capacidad para sostener un defensa tenaz y asestar el
contragolpe, su habilidad para combatir el combate de fuego con el de cuerpo a cuerpo y para
maniobrar durante la batalla. La batalla de Borodinó puso de relieve la extraordinaria capacidad militar
del genial general ruso M. Kutúzov.
La guerra de Crimea, 1853-1855
sus enemigos hasta 5.000 hombres. Habría debido saber que, a pesar de la
superioridad relativa de los aliados sobre su ejército, no eran lo bastante fuertes
para separar una parte de sus tropas con el fin de observar a Sebastópol, y para
seguirlo hacia el interior. Hubiera debido saber que, a pesar de la proporción de
uno a dos en la costa, estaba en condiciones de oponerles una fuerza de dos a uno
en Simferopol. Sin embargo, marchó, como él mismo lo admite, al sur de
Sebastópol. Pero después de terminar su retirada sin ser molestado por los
aliados, y después de un alto de sus tropas en las elevaciones detrás del río
Chórnaia, Ménshikov se decidió a reparar su error. Llevó a cabo este plan
mediante un peligroso movimiento de flanqueo desde el Chórnaia a Bajchisarai.
Fue un acto en contradicción con las reglas elementales de la estrategia, pero
prometía grandes resultados. Si se ha cometido una vez un error estratégico, es
muy difícil contrarrestar sus efectos. Queda por saber si es más práctico
resignarse, o reparar el error con un segundo paso intencionalmente falso.
Creemos que Ménshikov tuvo completa razón en arriesgar una marcha de
flanqueo dentro del alcance del enemigo, para salir de su posición de Sebastópol,
imprudentemente “concentrada”.
Pero en esta lucha entre la mediocridad estratégica y los generales rutinarios,
los movimientos de las tropas de los dos ejércitos enemigos adquirieron formas
desconocidas hasta ahora en la estrategia. Como el cólera, la pasión por las
marchas de flanqueo se convirtió en una epidemia en las dos partes. Al mismo
tiempo que Ménshikov resolvía esa marcha de flanqueo de Sebastopol a
Bajchisarai, a Saint-Arnaud y Raglan se les había metido en la cabeza dirigirse de
Sacha a Balaklava. La retaguardia de los rusos y la vanguardia de los ingleses
chocaron cerca de la granja Mackenzie (así llamada por el apellido de un escocés,
un almirante que había servido a los rusos), y por supuesto, la retaguardia fue
derrotada por la vanguardia. Como ya se ha criticado en Tribune23 el carácter
estratégico de la marcha de flanqueo de los aliados en sus aspectos generales, no
hace falta volver aquí sobre la cuestión.
80
Tribune, o New York Daily Tribune, diario burgués norteamericano, que se editó de 1841 a 1924.
23
Hasta comienzos de la década del 60 reflejaba las opiniones de los círculos democráticos de la
burguesía de los Estados norteños, que se pronunciaban contra la oligarquía de los esclavistas dueños
de plantaciones. Desde 1851 hasta marzo de 1862, se publicaron en él artículos y correspondencias de
Marx y de Engels. Desde la década del 60 comenzó a perder su carácter democrático, para convertirse
poco después en tribuna de la burguesía reaccionaria y agresiva.
La guerra de Crimea, 1853-1855
a 200 yardas o menos de las baterías, a fin de dar en el blanco con la mayor
eficacia. Por eso, los barcos de Dundas empezaron a ser averiados y habrían
sufrido una derrota demoledora si sir Edmund Lyons, probablemente
contrariando sus órdenes, no hubiera llevado tres navíos de línea lo más cerca
posible del fuerte Constantino y le hubiera causado, en desquite de sus propias
pérdidas, algunos daños. Pero como en los partes de guerra de los almirantes
británicos y franceses falta la mención de destrucciones reales ocasionadas a los
fuertes, tenemos que suponer que los fuertes y las baterías colocadas en
casamatas, lo mismo que en Bomarzund 24 , en la “costa de Montalembert”,
resistieron frente a un doble número de cañones navales. Esto es tanto más
notable cuanto que ahora resulta evidente que la construcción expuesta de este
fuerte —circunstancia que ya en parte fue confirmada en Bomarzund— no puede
resistir más de 24 horas a un bombardeo de cañones navales pesados desde la
costa misma.
82
24 Además de los teatros de operaciones del mar Negro y del Cáucaso, durante la guerra de Crimea
se combatía también en el Báltico y en el- Lejano Oriente. En el Báltico, los anglo-franceses se habían
propuesto destruir Kronstadt e invadir Petersburgo. En julio de 1854, el mando inglés decidió iniciar
el sitio de Bomarzund, fortaleza rusa a medio construir en las islas de Aland. Para apoderarse de esa
fortaleza, que contaba con una guarnición de dos mil hombres y 112 cañones, la flota aliada anglo-
francesa necesitó cerca de un mes. Se lanzaron contra ella 120.000 obuses, desembarcaron once mil
hombres, y la toma de Bomarzund dejó como saldo cuantiosas bajas. Este éxito táctico no ejerció, sin
embargo, una influencia notoria en la marcha de las operaciones del Báltico, que en su conjunto no
dieron resultado a las fuerzas marítimas aliadas.
La guerra de Crimea, 1853-1855
Mientras tanto, las dos partes recibieron refuerzos. Los ataques permanentes-
de Liprandi a las vanguardias aliadas, en parte llevados a cabo con éxito,
demuestran que hubo más tropas en Sebastopol que las conducidas por
Ménshikov a Bajchisarai. Pero no parecen hasta ahora tan fuertes como para
levantar el sitio por una batalla. Si se tienen en cuenta los avances de los
sitiadores; si se considera que el daño sufrido por los sitiados crece en progresión
geométrica con el acercamiento de los aliados a las fortificaciones; si se tiene
presente que si bien los fortines exteriores resisten todavía, las defensas
interiores parecen débiles, se puede suponer que entre el 9 y 15 de noviembre
tendrán lugar sucesos decisivos. O ya habrá caído el lado sur de la fortaleza, o los
aliados habrán sufrido una derrota definitiva y tendrán que abandonar el sitio.
Pero no hay que olvidar que tales pronósticos dependen de circunstancias
difícilmente apreciables desde un lugar tan lejano del teatro de la guerra.
85
fuerzas expedicionarias inglesas, en la guerra contra las tropas francesas de Napoleón I, en Portugal y
en España. En noviembre de 1807 los franceses trataron de apoderarse de la península pirenaica y de
incluirla en su sistema de bloqueo continental a Inglaterra, para lo cual invadieron Portugal; y en 1808
Napoleón irrumpió con sus tropas en toda España y puso en el trono español a su hermano José. El
pueblo español se alzó en anuas por su independencia. Las tropas francesas se vieron en España ante
una situación harto difícil, lo que permitió a los ingleses afianzarse en Portugal y realizar allí
operaciones exitosas. Los fracasos de Napoleón en Rusia en 1812 y el creciente movimiento de
liberación del pueblo español fueron factores decisivos, que determinaron la derrota de los franceses
en 1813 en el teatro de operaciones español y un resultado favorable a les ingleses en la guerra de los
Pirineos. Cuando Engels menciona aquí la influencia que sobre esa contienda ejercieron circunstancias
Sobre la organización militar británica
II
causales y secundarias (como los vínculos familiares de Wellington en el ministerio inglés), no les
adjudica una importancia fundamental y sólo las cita como dato ilustrativo que caracteriza el sistema
corrompido vigente en la dirección militar británica. Como se desprende en su carta a Marx, fechada el
11 de abril de 1851, Engels, que siempre combatía la exageración idealista del papel que desempeñan
los jefes militares —como en general la del papel de la personalidad en la historia—, emite un juicio
bastante discreto acerca del arte militar de Wellington, con lo que disipa la leyenda creada por la
historiografía chovinista burguesa inglesa que lo presenta como un genio.
Sobre la organización militar británica
91
Pero estas no son las consecuencias más importantes del plan imperial de las
operaciones. Nueve divisiones francesas y 81 batallones, están empeñados en
esta empresa desesperada. Ya se la reconoce como casi desesperada. Los
esfuerzos más grandes, los sacrificios más terribles, no han surtido efecto alguno;
Sebastopol es más fuerte que antes. Las trincheras francesas distan aún, como
sabemos de fuentes auténticas, 400 yardas de las fortificaciones rusas; las
británicas, dos veces más. El general Niel, mandado por Bonaparte para
inspeccionar los trabajos de los sitiadores, declara que no se puede pensar en un
asalto. El general trasladó el punto principal del asalto de la parte francesa a la
británica, y con esto ocasionó no sólo una demora en las acciones del sitio, sino
también un cambio en la dirección del ataque decisivo, que ahora apunta a un
suburbio; y éste, en caso de ser conquistado, quedaría aún aislado de la ciudad
Sobre la organización militar británica
por el puerto interior. En una palabra, un plan sigue a otro, una treta a otra treta,
y siempre con el fin de mantener, si no la esperanza misma, por lo menos la
apariencia de una esperanza de victoria. Ahí han llegado las cosas, mientras se
prepara una guerra universal en el continente y mientras se arma una nueva
expedición aí Báltico, que tiene que dar un resultado efectivo y, por lo tanto, debe
englobar a muchas más tropas de desembarco que en 1854. Y precisamente en
este momento Bonaparte está dirigiendo 5 nuevas divisiones de infantería al
pantano de Crimea, donde, como por arte de magia, desaparecen hombres y
regimientos enteros. Sí, se ha decidido a ir allí, e irá, a no ser que una paz no
improbable o sucesos importantes en la frontera polaca decidan lo contrario.
Esta es la situación de Bonaparte, quien procedió a intentar este experimento
estratégico en interés de la Francia “Imperial” y el suyo. No lo impulsa sólo su
capricho, sino el instinto fatalista de que el destino del Imperio francés será
decidido en las trincheras de Sebastópol. Hasta ahora, ningún segundo
Marengo ha justificado una segunda edición del 18 Brumario. 26
93
de Estado que constituía la meta del proceso de la contrarrevolución burguesa en Francia, iniciado
después del derrocamiento del gobierno revolucionario de los jacobinos, en 1794. Como consecuencia
de ese golpe se implantó la dictadura de Bonaparte. Ésta sofocó el movimiento revolucionario y, de las
conquistas logradas por la revolución burguesa, sólo dejó en pie las que favorecían a la gran burguesía.
Bonaparte, proclamado primer cónsul, trató de consolidar su poder dictatorial con éxitos bélicos
contra la coalición antifrancesa creada en 1798 por Inglaterra, Austria, Rusia, España, Nápoles y
Turquía. El 14 de junio de 1800, en Lombardía (norte de Italia), el ejército de Napoleón derrotó a las
tropas austríacas del general Melas junto a Marengo. Esta victoria, así como las operaciones
afortunadas de otro ejército francés contra los austríacos que había invadido Suabia y Baviera,
desmoronó la coalición hostil a Napoleón (el emperador ruso Pablo I había aprobado el golpe
contrarrevolucionario de! 18 brumario, pero indignado por las pérfidas actitudes de los aliados
ingleses y austríacos con respecto a Rusia, prácticamente se retiró de la coalición en el otoño de 1800).
Las posiciones de Napoleón en Francia se habían consolidado, y en 1804 fue proclamado emperador.
Cuando Engels habla de la “segunda edición del 18 brumario”, se refiere al golpe de Estado
contrarrevolucionario del 2 de diciembre de 1851, a raíz del cual, el 2 de diciembre de 1852, se
implantó en Francia el régimen bonapartista del HI Imperio, encabezado por Napoleón III.
Sobre la organización militar británica
1809 tuvo lugar una de las grandes batallas de la guerra austro-francesa de 1809. Originó ese conflicto
la aspiración de la gran burguesía francesa de convertir el Imperio austríaco en un Estado dependiente
y secundario, y de consolidar su posición dominante en el centro de Europa. Al comenzar la campaña,
el ejército austríaco se vio obligado a retroceder hasta Viena, abandonar la ciudad y pasar a la orilla
izquierda del Danubio. No obstante, conservó su capacidad de combate, y en la batalla de Aspern a los
franceses (éstos perdieron 37.000 hombres, y aquéllos 20.000). Para evitar que sus tropas fueran
aniquiladas, Napoleón tuvo que hacerlas retirar nuevamente a la margen derecha. En las operaciones
del ejército austríaco no podía dejar de reflejarse el creciente movimiento de liberación nacional de los
pueblos de Europa contra el yugo napoleónico. Pero el mando austríaco (archiduque Carlos)
desaprovechó los resultados de su éxito en Aspem. Napoleón ganó tiempo, concentró fuerzas, y el 5-6
de julio derrotó a los austríacos en Wagram. La corte austríaca, sin haber agotado las posibilidades de
resistir, concertó con Napoleón, el 14 de octubre de 1809, la paz de Schónbrunn, por la cual Austria
perdía parte de su territorio y se veía obligada a unirse a! bloqueo continental.
28 La derrota del ejército napoleónico en Rusia ejerció una influencia decisiva en la caída del
imperio de Napoleón. La heroica resistencia del ejército y del pueblo rusos a la invasión, las hábiles
maniobras y contraofensivas de sus tropas, que lograron liquidar el inmenso ejército francés y expulsar
a los ocupantes más allá de las fronteras rusas, no sólo ocasionaron ingentes pérdidas materiales al
ejército napoleónico, sino que echaron por tierra su prestigio militar. Los pueblos sometidos por
Napoleón vieron en la heroica lucha de los rusos un inspirador ejemplo de valerosa defensa de la patria
contra los ocupantes extranjeros. Se esfumó el mito de que el ejército napoleónico era invencible. La
Sobre la organización militar británica
campaña de 1812 demostró que la sabia estrategia del gran capitán Kutúzov y la táctica del ejército
ruso superaban a la estrategia y la táctica de los franceses, que adolecían de muchos defectos
(aventurerismo, subestimación de las fuerzas del enemigo, etc.).
29 La batalla de Leipzig fue decisiva para la campaña de 1813, en la guerra de los Estados europeos
(Rusia, Austria, Prusia y Suecia) contra la Francia napoleónica. Del lado de Francia participaron en las
acciones tropas francesas, polacas, holandesas, belgas e italianas. A pesar de que las tropas
napoleónicas lograron algunos éxitos en la primavera y el verano de 1813, los ejércitos aliados las
cercaban cada vez más. En la batalla general junto a Leipzig que duró cuatro días, del 4 al 7 de octubre
de 1813, el ejército de Napoleón fue derrotado y a duras paras logró salir del cerco, después de perder
60.000 hombres, entre muertos y heridos. Las bajas de los aliados fueron también enormes. El
victorioso resultado de la batalla se debió, en gran parte, a las operaciones coordinadas de las tropas
rusas, que lograron hacer fracasar los planes de Napoleón, consistentes en derrotar a los aliados por
partes. La victoria de Leipzig permitió que Alemania y Holanda se liberaran del dominio francés.
Sobre la organización militar británica
95
LA GUERRA EN ASIA
30 Con la toma de la fortaleza de Kars el 16 de noviembre de 1855 culmina una serie de victoriosas
acciones de las tropas rusas contra el ejército turco, en el teatro caucásico de operaciones, durante la
guerra de Crimea. Habían fracasado los intentos de los turcos de invadir Georgia en julio de 1854 y
Armenia en agosto del mismo año. Las tropas rusas ocuparon Baiazet y en jubo de 1855 cercaron Kars,
a la que los turcos, con ayuda de los ingleses, habían convertido en plaza de armas fortificada para
invadir Trascaucasia. Un ejército turco de 90 mil hombres, a las órdenes de Omer Pasha, desembarcó
en la región del actual Sujumi para ayudar a la guarnición turca sitiada. Pero sus operaciones contra
los rusos fueron infructuosas. En el otoño de 1855 cayó Kars, y ello constituyó el último acontecimiento
notable de la guerra de Crimea. El agotamiento de las fuerzas, la falta de perspectivas para las
operaciones bélicas siguientes, las fricciones internas en el campo de los aliados, obligaron a los
franceses e ingleses a optar por las negociaciones de paz; éstas tuvieron lugar en París en febrero y
marzo de 1856. En el Congreso de París la diplomacia rusa supo aprovechar las contradicciones entre
Francia e Inglaterra y atenuar en gran medida las exigencias que planteaban a Rusia. No obstante, por
la paz de París Rusia perdía el estuario del Danubio, el derecho a mantener fuerzas navales en el mar
Negro (punto anulado en 1870) y debía devolver Kars a Turquía. La derrota de la Rusia zarista se debió
a su régimen feudal, a su atraso económico y técnico.
Sobre la organización militar británica
31 Varna, Braila y Silistra, lugares en que el ejército, roso realizó operaciones contra las tropas
hazañas de la misma índole. Todo lo que podían hacer los oficiales europeos, en
estos casos, era corregir los errores, reforzar los reductos, aplicar un sistema
uniforme en la defensa e impedir la traición directa. Pero el valor individual de
los soldados ha sido siempre el mismo, con o sin la presencia de oficiales
europeos; no faltó tampoco en Kars, ni siquiera entre las tropas desorganizadas
de Anatolia, que no se consideraban vencidas a pesar de sus derrotas.
97
Esto nos conduce a examinar los méritos de los oficiales británicos, que
desempeñaron un papel importante en la defensa de Kars y se encuentran ahora
en Tiflís como prisioneros de guerra. Contribuyeron mucho a preparar la defensa.
Gracias a ellos, la ciudad fue fortificada y dotada lo mejor posible de provisiones.
Además despertaron a los bajás turcos de su somnolencia letárgica y dirigieron
la defensa el 29 de setiembre; todo esto es innegable. Pero carece de sentido
atribuirles, como lo hace la prensa británica, todo el mérito por el 29 de setiembre
y la defensa, y pintarlos como un grupo de héroes que fueron abandonados por
los turcos cobardes en la hora del peligro, después de haberse sacrificado hasta
el final. No queremos negar que lucharon, durante el ataque, en las primeras filas
de los defensores. El inglés posee tanto espíritu de combate, que el defecto más
grande y más frecuente del oficial inglés consiste en el olvido de su deber como
oficial y su participación en la lucha como simple soldado. Actuando de este
modo, puede contar con el aplauso de sus compatriotas, si bien en otros ejércitos
correría el peligro de ser despedido por falta de dominio de sí. Por otra parte, el
soldado turco está acostumbrado de tal manera a ver huir a sus propios oficiales,
que no hace caso de oficiales y órdenes una vez que se ha enardecido en la lucha.
Más bien lucha donde se encuentra fortuitamente, y no es un hombre que se de
cuenta de algo o se sienta animado por la circunstancia de ver a su lado a un
puñado de ingleses que tratan de demostrar su valor. Inmediatamente después
de conocer aquí la noticia del ataque del 29 de setiembre, expresamos nuestra
opinión de que las fortificaciones de Kars estaban construidas defectuosamente,
y el mapa oficial publicado después por el gobierno británico ha confirmado
plenamente nuestro juicio. Los méritos de los oficiales ingleses en la batalla de
ejército ruso eran las fortalezas de Braila en Rumania (en la margen izquierda del Danubio), de Vaina
en Bulgaria (en la costa del mar Negro), de Silistra, también en Bulgaria (en la orilla derecha del
Danubio), y otras, bien fortificadas y armadas por los turcos con ayuda de las potencias occidentales.
El sitio de Braila comenzó a fines de abril de 1828, y ya el 6 (18) de junio la guarnición de la fortaleza
había capitulado. Varna fue bloqueada por tierra y por mar en julio de 1828, y pese a que las tropas
rosas sitiadoras fueron atacadas por un cuerpo de ejército turco compuesto por treinta mil hombres,
enviado en ayuda de la fortaleza, ésta fue obligada a rendirse el 29 de setiembre (11 de octubre) de
1828. Las operaciones en la región de Silistra comenzaron a desarrollarse en junio de 1828, pero en el
otoño de ese mismo año fueron interrumpidas por el mando ruso debido a la falta de proyectiles. En
mayo de 1829 las tropas rusas reiniciaron el asedio de la fortaleza. El 30 de mayo (11 de junio) de 1829,
en esa región, en la aldea Kulevche fue totalmente exterminado el ejército turco de campaña, y el 18
(30) de junio la fortaleza capituló. La heroica marcha del ejército ruso por los Balcanes, la ocupación
de Adrianópolis y la llegada hasta los accesos de Constantinopla urgieron al gobierno turco a firmar la
paz de Adrianópolis. Rusia recobra el estuario del Danubio y parte del territorio de Trascaucasia;
Turquía debía reconocer la autonomía de Grecia y ampliar la de Moldavia, Valaquia y Servia.
Sobre la organización militar británica
Kars deben ser juzgados según el proverbio francés: “En el reino de los ciegos el
tuerto es rey”. Cualquier oficial que en Francia no lograría, por falta de
conocimiento, un despacho de subteniente, en Cochinchina llegaría a ser un gran
general. Por consiguiente, si se sabe que ciertos oficiales ingleses son ineptos en
su propio país, no puede esperarse que se conviertan de pronto en lumbreras
espirituales o genios durante su servicio en Turquía. Nosotros creemos que
Kmety merece tanto honor como cualquiera que haya participado en la defensa
de Kars.
98
Esa era la situación en Kars; ¿pero qué pasó, mientras tanto, en Erzerum? Una
decena de viejos bajas pasaron sus días fumando chibuquís y no se preocuparon
en sentirse responsables por el apuro en que se encontraba Kars, donde el
enemigo los amenazaba a una distancia de pocas jomadas, al otro lado de las
montañas Deveboyunu. Algunos millares de soldados, reforzados por un número
reducido de irregulares, marcharon de acá para allá, no arriesgaron jamás un
ataque y volvieron no bien divisaban las vanguardias del enemigo. No tenían
fuerza ni valor para levantar el sitio de Kars; por eso ésta fue forzada a rendirse
por hambre, mientras que el ejército de Erzerum no osaba ayudarla ni siquiera
mediante un ataque fingido. El general Williams tuvo que darse cuenta de que no
existían perspectivas de ayuda por ese lado. Pero no podemos juzgar qué
promesas e informes había recibido sobre los posibles efectos de los
movimientos del bajá Omer. Se dice que Williams habría intentado, en el caso
extremo, abrirse paso a través de las líneas rusas, pero dudamos de que haya
tomado seriamente en consideración tal plan. La región montañosa, que ofrece
pocos pasos para llegar a Erzerum, brindó a los rusos todas las ventajas, cuando
éstos sólo ocuparon algunos desfiladeros, el plan tuvo que fracasar. Además,
desde fines de octubre los movimientos de tropas se hacen imposibles en un país
situado de 1.500 a 2.600 metros de altitud sobre el nivel del mar, y donde el
invierno empieza temprano y dura de 6 a 9 meses. Como Kars había aguantado el
sitio hasta el invierno, la pérdida de una guarnición de 6.000 soldados regulares
no representó nada en comparación con el tiempo ganado por la prolongación de
la defensa. Erzerum, el gran centro turco de aprovisionamiento de Armenia, casi
no tenía fortificaciones y podía ser fortificado hasta mediados de mayo de 1856.
Lo único que los rusos podían lograr era la ocupación efectiva de las aldeas de los
ríos Kars-Chai y Arax en su curso superior. Éstas habrían quedado también en su
poder si la guarnición de Kars hubiese logrado llegar a Erzerum. Esta ciudad
carecía de fortificaciones, y si la guarnición de Kars se hubiera abierto paso y
entrado en Erzerum hasta mediados de octubre, las fuerzas no habrían bastado
para defenderla. La única ciudad abierta adecuada para la defensa es
Deveboyunu, y sólo puede ser defendida por una batalla ante sus puertas en el
desfiladero. De este modo, Erzerum fue salvada por la obstinación de la
guarnición de Kars.
99
Otra vez surge la pregunta de si el bajá Omer hubiera podido salvar a Kars,casi
Sobre la organización militar británica
Si The London Times afirma que el general Williams señaló al bajá Omer la
ciudad de Batum como punto de salida para una marcha directa a Kars, sólo
podemos contestar que Williams conoce demasiado bien a Armenia, donde vivió
muchos años, para hacer tal proposición.
Si se tiene en cuenta todas estas circunstancias, el bajá Omer no podía hacer
otra cosa que amenazar las comunicaciones de los rusos que estaban frente a
Kars. Su éxito dependía de la movilidad de su propio ejército y de las fuerzas rusas
que se le opusieran. Dejando a un lado la primera reflexión —que sólo puede
juzgarse según la situación—, extraeríamos la conclusión de que los rusos
disponían de fuerzas superiores frente a un ejército invasor. Nuestro primer
cálculo de las tropas que se encontraban al comando de Bebútov, resultó
enteramente correcto y demostró que aun en Kutaísi los rusos, sin mayores
esfuerzos, poseían superioridad de fuerzas frente a los turcos. Y esto es lo que
pasó. Aun cuando el bajá Omer hubiera estado más libre en sus movimientos,
tampoco habría forzado el paso por el río Rioni con el ejército bajo sus órdenes.
Además, desde un comienzo, sus operaciones no se desarrollaron bien porque los
refuerzos y el reabastecimiento llegaron con demora y fueron insuficientes.
Sobre la organización militar británica
Escrito por F. Engels en inglés, en enero de 1856. Publicado por primera vez en New York Daily
Tribune el 25 de enero de 1856.
C. Marx y F. Engels, Obras, t. X.
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
102
Neuenburg) a fines de 1856 y comienzos de 1857. Ya a principios del siglo XVIII, los Hohenzollem de
Prusia habían logrado, mediante intrigas, ser proclamados príncipes de Neuchátel. Pero en 1815 ese
principado pasó a formar parte de la Federación suiza con derechos de cantón independiente, y en
1848 se implantó en él la constitución republicana. En setiembre de 1856 los elementos monárquicos,
apoyados por el rey prusiano Federico Guillermo IV, trataron de dar un golpe de Estado en Neuchátel.
Cuando fueron arrestados por los poderes republicados surgió la amenaza de una invasión por parte
de Prusia, que ya había iniciado los aprestos bélicos. El 16 de enero de 1857, el gobierno suizo puso en
libertad a los conspiradores monárquicos, pero sólo en mayo de 1857 se llegó a una solución definitiva
del conflicto, con la mediación de Napoleón III. Federico Guillermo IV tuvo que renunciar a sus
pretensiones dinásticas sobre Neuchatel.
33 Las batallas enumeradas corresponden al período de las victoriosas guerras de liberación del
pueblo suizo contra los feudales austríacos (siglo xvi) y el ducado de Borgoña (segunda mitad del siglo
xv). En la batalla de Morgarten (15 de noviembre de 1315) la infantería suiza, compuesta por
campesinos libres, derrotó totalmente a la tropa de caballeros del duque austríaco Leopoldo de
Habsburgo, interceptándoles el camino en un trecho paso junto al monte Borganten y atacándolos por
los flancos. Fue la primera victoria decisiva de los suizos, alzados contra el poder de los Habsburgo, El
9 de junio de 1386, en Sempach (cantón suizo de Lucerna), derrotaron a los caballeros austríacos a pie
y los hicieron batir en retirada. En Grand- son (cantón de Vaud), el 2 de marzo de 1476, los infantes
suizos, armados con picas largas y alabardas, rechazaron a los caballeros montados de Carlos el
Temerario, duque de Borgoña, quien trató de conquistar las tierras de la Federación suiza. El 22 de
junio de 1476, volvieron a infligir una derrota a las tropas de Carlos el Temerario en Moral (ciudad en.
el cantón de Friburgo). Estas victorias minaron el poderío del ducado de Borgoña y condujeron a su
desintegración total en 1477, bajo la embestida de las fuerzas francesas, suizas, lorenesas y alemanas.
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
Pero en un país como Suiza, esta especie de ataque era imposible, y todavía
hoy es inútil allí la caballería, salvo la ligera, y en número reducido. ¡Cuánto más
tenían que fracasar los caballeros del siglo XIV, que andaban cargados de casi un
quintal de hierro! Tenían que apearse y luchar a pie. Con esto llegaron a ser
enteramente inmóviles; los agresores eran forzados a la defensiva y atrapados en
un desfiladero, no podían ofrecer resistencia ante las mazas y los garrotes.
Durante las guerras de Borgoña, la infantería, armada de picas, recuperó su
importancia dentro del ejército. Ya se usaban armas de fuego, pero todavía la
pesada armadura de protección dificultaba la acción de la infantería, los cañones
eran torpes y las armas de fuego manuales, de similar carácter, carecían de
utilidad. Todo el equipo eran tan embarazoso para las tropas, que no servía para
una guerra en las montañas, y menos en una época en que prácticamente no
existían carreteras. Ello causó tantos obstáculos en los movimientos, que aquellos
ejércitos no podían avanzar cuando se trababan en lucha en terrenos difíciles. En
cambio, los campesinos suizos, pertrechados de armas livianas, estaban en
condiciones de pasar a la ofensiva, engañar al enemigo con sus maniobras,
rodearlo y vencerlo.
Después de las guerras de Borgoña, Suiza no fue amenazada seriamente en los
tres siglos siguientes. Nadie osaba poner en duda el juicio tradicional de que Suiza
era una fortaleza inexpugnable. Sólo la revolución francesa, que destruyó tantas
tradiciones respetables, rompió también aquélla, por lo menos para las personas
que conocen la historia de las guerras. Los tiempos habían cambiado. La
caballería acorazada y los piqueros, con su escasa capacidad de movimiento
pertenecían al pasado; la táctica había sido revolucionada innumerables veces. La
movilidad llegó a ser la cualidad más importante de un ejército. La táctica lineal
de Marlborough, Eugenio de Saboya y Federico el Grande fue desbaratada por las
columnas y líneas de tiradores, creadas por los ejércitos revolucionarios, y desde
el día que el general Bonaparte, en 1796, pasó el Col di Cadibone, irrumpió entre
las columnas separadas austríacas y sardas, aniquiló las puntas de estas
columnas, cortándoles simultáneamente la retirada por los valles angostos de los
Alpes marítimos y haciendo prisioneros la mayor parte de sus enemigos, desde
ese día nació una nueva rama científica: la estrategia de montaña. Al mismo
tiempo, la inexpugnabilidad de la fortaleza suiza llegó a su fin.
104
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
3434 La célebre marcha del ejército ruso a través de Suiza, al mando de A. Suvórov, fue un ejemplo
de valentía y heroísmo de sus soldados, expresión del brillante arte militar del gran general ruso.
Después de la triunfante campaña de la primavera y el verano de 1799 en el norte de Italia, durante la
cual las tropas rusas al mando de Suvórov limpiaron de franceses esa región, el ejército fue enviado a
Suiza a instancias del gobierno austríaco que, preocupado por los rotundos éxitos de su aliada Rusia,
confiaba íntimamente en que allí serían derrotados. La finalidad de esa marcha era reunirse con el
cuerpo ruso de Rimsld-Kórsakov, al que los austríacos habían abandonado en Suiza a un incierto
destino. Después de haber pasado entre heroicos combates por San Gotardo y de haberse abierto paso
desde el lago de Lucerna hasta el valle de Muttenz, a través de los picos de Rothstock, el ejército de
Suvórov quedó sin cañones ni obuses, cercado por un enemigo cuatro veces superior en número, que
poco tiempo atrás había derrotado al cuerpo de Kórsakov. No obstante, gracias al extraordinario
heroísmo de las tropas rusas y a las hábiles maniobras de Suvórov, los franceses fueron rechazados, y
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
el ejército ruso, después de hacer otro cruce brillante a través del desfiladero de Panixer, salió de Suiza,
al valle del alto Rin. En esos momentos se anuló el pacto militar con Austria y las tropas de Suvórov
regresaron a su patria.
Engels asignó extraordinario valor a esa marcha de las tropas rusas, ejemplo clásico de operaciones
militares en un teatro de guerra de montaña. En su obra El Po y el Rin (1859), escribió lo siguiente sobre
esa marcha de 1799: “En setiembre del mismo año siguió la marcha de Suvóroy, en la que, según una
elocuente y ruda expresión de ese viejo soldado, la bayoneta rusa se abrió paso a través de los Alpes.
Envió mayor parte de su artillería a través de Splügen, despachó una columna de rodeo por el valle
Bienio, hacia Lukrnanier (paso transitable a 5.948 pies de altura) y desde allí, por el monte Thun (cerca
de 6.500 pies) al valle del alto Reuss; al tiempo que él pasaba por San Gotardo por un camino de ruedas
apenas transitable entonces (altura: 6.594 pies). Del 24 al 26 de setiembre tomó por asalto los
parapetos cercanos al puente del Diablo; pero al llegar a Altdorf se vio ante un lago y rodeado por lo
franceses; no le quedó otra alternativa que ascender por el valle-de Schachem y'cruzar el paso Kinzig
hasta el valle del río Muota. Ya en ese lugar, y después de haber dejado su artillería y los convoyes en
el valle del Reuss, volvió a ver frente a sí a fuerzas francesas superiores, en tanto que Lecourbe seguía
pisándole los talones. Entonces Suvórov cruzó por Pragel al valle del río Któn, para llegar por ese
camino a la llanura del Rin. En el desfiladero de Náfels volvió a chocar con la inquebrantable resistencia
del enemigo, por lo que su única salida para llegar al valle del alto Rin y restablecer sus comunicaciones
con Splügen era el paso de Panixer, a 8.000 pies de altura. La marcha comenzó el 6 de octubre, y el 10
su cuartel general ya se encontraba en Ilanz. Esta marcha fue el más notable de todos los cruces
contemporáneos por los Alpes”. (C. Marx y F. Engels, Obras, t. XI, parte II, pág. 13, ed. rusa).
35 En la campaña de 1796-1797 el general Bonaparte, a la cabeza del ejército destinado a invadir el
norte de Italia, infligió una derrota decisiva a las tropas aliadas austríacas y piamontesas (de Cerdeña).
En abril de 1796, las tropas de Bonaparte asestaron varios golpes a los austríacos y luego, ya diezmado
el ejército piamontés, obligaron al rey de Cerdeña a concertar un armisticio. Después de ello, Bonaparte
lanzó todas sus fuerzas contra los austríacos. En mayo de 1796, los franceses ocuparon Milán y
obligaron a los austríacos a replegarse de Lombardía. El curso posterior de la guerra, durante el otoño
de 1796 y la primavera de 1797, hizo que los austríacos perdieran otras batallas y entregaran una de
las mejores fortificaciones, la de Mantua) en tanto que los ejércitos de Bonaparte avanzaban hacia
Viena a través de los Alpes Julianos. E! gobierno austríaco hubo de comenzar las negociaciones de paz
y firmar la paz de Campo Formio, impuesta por Bonaparte. Las victorias de los ejércitos de Bonaparte
en Italia impulsaron al gobierno burgués de Francia (el Directorio) a enviarlo en 1798 al frente de una
expedición para conquistar Egipto. Pero en el otoño de 1798 se concretó una nueva coalición contra
Francia, integrada por Inglaterra, Austria, Rusia y otros Estados. La derrota que las tropas de Suvórov
infligieron a los ejércitos franceses en el norte de Italia invalidó todas las victorias de Bonaparte en la
campaña de 1796-1797. Este abandonó a su ejército en Egipto y volvió a Francia. La tensa situación
interna y exterior les resultó propicia a él y sus cómplices para dar un golpe de Estado que derribó al
Directorio. En su condición de Primer Cónsul inició más tarde una nueva campaña contra los austríacos
en el porte de Italia (véase nota 26).
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
cordilleras y valles de los Alpes no son en modo alguno temibles para los ejércitos
modernos. Hasta 1815, los Alpes tampoco ofrecieron a Francia o a la coalición
posiciones defensivas dignas de mención.
105
Cuando el viajero pasa una de las gargantas que, sirviendo como carreteras,
conducen desde las pendientes septentrionales a las meridionales, encuentra en
cada recodo posiciones defensivas muy favorables. Tomemos por ejemplo la
conocida Via Mala. Cualquier oficial nos declara que. sería capaz de defender esta
cañada, con un batallón, contra el enemigo, con tal de que no debiera temer un
movimiento envolvente. Pero precisamente este es el caso. No existe paso en los
Alpes, ni siquiera en sus crestas más altas, que no se preste a un envolvimiento.
Napoleón formuló la siguiente máxima para la guerra en las montañas:
“Por donde puede pasar una cabra, pasará también un hombre; por donde pasa
un hombre, también pasará un batallón, y por donde pasa un batallón, también lo
hará un ejército.”
Suvórov tuvo que seguir esta regla cuando quedó encerrado en el valle de
Reus: tuvo que conducir su ejército por sendas de pastores, donde los hombres
no podían pasar de a dos; y Lecourbe, el mejor general francés en la guerra alpina,
tuvo que pisarle los talones.
La solidez de la posición defensiva —el ataque frontal contra ella sería una
locura— es compensada suficientemente por el hecho de que es posible rodear
al enemigo sin grandes dificultades. Por otra parte, el defensor no puede asegurar
todos los accesos por los que la posición puede ser envuelta, pues ello significaría
para él tal dispersión de fuerzas, que nada lo salvaría de una derrota. En el mejor
de los casos, los accesos pueden ser vigilados, y como defensa contra la maniobra
envolvente, el defensor debe confiar en el empleo prudente de las reservas y en
la iniciativa y energía de los jefes que dirigen las unidades. Sin embargo, si una
sola de tres o cuatro columnas envolventes llegara a tener éxito, los defensores
se encontrarían en la misma posición precaria que si todas hubieran logrado su
objeto. Por eso, desde el punto de vista estratégico, en la guerra alpina la posición
del atacante tiene decisiva supremacía sobre la del defensor.
106
¿Es pues enteramente inútil defender un país montañoso? Por supuesto que
no. La única conclusión es la de que la defensa nunca debe ser pasiva, que tiene
que extraer su fuerza de la movilidad y pasar a la ofensiva en cuanto se presente
la oportunidad. En las regiones alpinas son casi imposibles los combates serios;
la guerra es una cadena ininterrumpida de pequeñas refriegas, de esfuerzos por
parte de los atacantes, de abrir aquí o allá una cuña en el dispositivo del enemigo
y seguir presionándolos. Los dos ejércitos tienen que dispersarse
necesariamente; los dos están, a cada paso, expuestos a un golpe afortunado del
enemigo; los dos deben prepararse para una serie de casualidades. La única
ventaja que puede tener el ejército que se defiende consiste en descubrir las
debilidades del enemigo e irrumpir entre sus columnas dispersas. Si la defensa es
puramente pasiva, y se apoya en posiciones defensivas fuertes, ésta puede
convertirse en una trampa aniquiladora para el enemigo, a la cual se le puede
atraer para un taque frontal.* Simultáneamente, los defensores tienen que
esforzarse en detener las columnas envolventes de los invasores, cada una de las
cuales también puede ser envuelta a su vez y colocada en la misma situación
desesperada que había preparado para los defensores. Pero parece evidente que
tal defensa activa exige generales enérgicos, experimentados y. capaces, además
de tropas muy móviles y disciplinadas, y ante todo jefes muy hábiles y seguros en
las brigadas, batallones e inclusive compañías, pues en este caso todo depende de
las acciones rápidas y prudentes de las diferentes unidades.
* Literalmente “agarrar al toro por las astas” (“taking the bull by the horns”). (Ed.)
guerra de liberación contra las tropas napoleónicas en 1809, así como la lucha de guerrillas del pueblo
español contra los ocupantes franceses en 1808-1813 (véase nota 25), cuyo foco principal fueron las
regiones montañosas de los Pirineos. La guerra en el Tiro! —región arrebatada a Austria, en 1805, por
Napoleón, quien la anexionó a Baviera, vasalla suya— culminó en agosto-octubre de 1809 con la
victoria de los insurrectos, pero la derrota de los austríacos en la guerra austro- francesa de 1809
obligó a la corona austríaca a reconocer nuevamente el protectorado francés sobre el Tirol. Los
intentos de Hofer de organizar una nueva rebelión fracasaron. Cayó prisionero y fue fusilado. Tirol fue
devuelto a Austria en 1814, después de la caída de Napoleón.
37 La sublevación carlista de España fue iniciada en 1833 por elementos absolutistas reaccionarios
del clero católico, terratenientes y oficiales del ejército, agrupados en torno de don Carlos, pretendiente
al trono de España. Los carlistas trataron de derrocar a la regente María Cristina, quien gobernaba en
nombre de su hija, la reina Isabel, menor de edad, y de derogar las reformas realizadas en interés de Ja
burguesía y los terratenientes liberales. Se apoyaban en los elementos feudales de las regiones
económicamente atrasadas de España, en especial de las localidades montañosas de las provincias, en
especial de las localidades montañosas de las provincias Vascongadas y de Navarra. En 1839, una parte
importante de los carlistas capituló, y en 1840 su sublevación fue totalmente liquidada.
A fines de la década del 20 del siglo XIX, los partidarios del muridismo, la más fanática y belicosa
de las corrientes reaccionarias del islam, desencadenaron la guerra de los montañeses del Cáucaso del
norte contra la Rusia zarista. Con el apoyo del clero musulmano y de una parte de la nobleza feudal
local, los muridas aprovecharon el descontento de los montañeses por la política colonial del zarismo
y lograron reunir poderosas fuerzas contra las tropas de éste. En la década del 30 crearon en Daguestán
y en Chechna su organización estatal-militar encabezada por Shamil, y -apoyaron activamente a
Turquía y a Inglaterra, que ansiaban separar el Cáucaso de Rusia. La lucha contra Shamil, fortificado en
las ciudadelas montañesas, implicaba grandes dificultades y se prolongó durante varios decenios. Pero
en el curso de esa contienda las tropas rusas dieron ejemplo de operaciones exitosas en las montañas
(la mención que hace Engels más abajo acerca de que las tropas rusas no estaban adaptadas para
combatir en las montañas se basa en fuentes inexactas). Derrotaron repetidas veces a las fuerzas de
Shamil; en 1839 ocuparon su principal fortificación en Ajulgo y frustraron todos sus intentos de invadir
Chechna y Daguestán y otras regiones del Cáucaso, en particular Georgia (durante la guerra de Crimea).
Finalizada la guerra de Crimea, las tropas rusas comenzaron a infligir una derrota tras otra a las de
Shamil, y en agosto de 1859 se apoderaron de su último refugio, la fortificación de Gunib. La derrota
de Shamil contribuyó a que la población montañesa se apartara de él.
Artículos sobre problemas militares, 1857-1858. Guerras coloniales de Inglaterra
defensa de su país. Dondequiera los rusos —como los ingleses, se adaptan menos
que todas las otras tropas a la guerra en la montaña— atacaron a los caucásicos,
éstos fueron generalmente derrotados, sus aldeas destruidas y sus sendas de
montaña aseguradas por fortines rusos. La fuerza de los caucásicos consistía en
las salidas permanentes de las alturas hacia las planicies, en asaltos a lugares
fortificados o vanguardias, en incursiones rápidas por la retaguardia de las líneas
rusas avanzadas, en emboscadas a las columnas rusas en marcha. En resumen,
fueron más móviles y ligeros que los rusos, y aprovecharon esta ventaja. En todos
estos ejemplos, aun en insurrecciones temporariamente victoriosas de los
montañeses, el éxito se debió siempre a acciones ofensivas. Los ejemplos difieren
mucho de las insurrecciones suizas de 1798 y 1799. En ellas los insurgentes
ocuparon aparentemente fuertes posiciones defensivas para esperar a los
franceses, pero sufrieron derrotas decisivas frente a los invasores.
Escrito por F. Engels en inglés en enero de 1857. Publicado por primera vez en New York Daily
Tribune el 27 de enero de 1857.
C. Marx y F. Engels, Obras, t. XI, p. I.
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
109
GARIBALDI EN SICILIA
Después de una sucesión de las noticias más contradictorias, por fin hemos
recibido informaciones al parecer bastante fidedignas sobre los detalles de la
admirable campaña de Garibaldi desde Marsala hasta Palermo. 38 Es ésta, en
realidad, una de las proezas militares más asombrosas de nuestro siglo y habría
resultado casi inexplicable si el prestigio del general revolucionario no hubiese
precedido a su marcha triunfal. El éxito de Garibaldi demuestra que las tropas
realistas de Nápoles aún sienten terror ante el hombre que levantó en alto la
bandera de la revolución italiana frente a los batallones franceses, napolitanos y
austríacos, y que el pueblo siciliano no perdió la confianza en él ni en la causa de
la emancipación nacional.
El 6 de mayo los navíos partieron de la costa genovesa, con unos 1.400
hombres armados a bordo, divididos en siete compañías, cada una de las cuales,
evidentemente, debía ser núcleo del batallón reclutado entre los insurgentes. El
día 8 desembarcaron en Talamona, sobre la costa toscana, y con diversos
argumentos convencieron al comandante de la fortaleza de esa ciudad para que
los proveyese de carbón, municiones y cuatro cañones de campaña. El 10
entraron en el puerto de Marsala, situado en el extremo occidental de Sicilia, y
38 La marcha de 1860 de los patriotas italianos encabezados por Garibaldi, desde Sicilia hasta el sur
de Italia (marcha en que participaron también voluntarios de otros países), descrita por Engels, fue la
etapa más importante en la ludia popular para unificar a Italia por vías revolucionarias. En esta
campaña se revelaron con especial claridad las dotes de Garibaldi como capitán demócrata de la
revolución. Sicilia, teatro de frecuentes insurrecciones campesinas y de una guerra de guerrillas
ininterrumpidas contra el yugo de los Borbones napolitanos, fue elegida por Garibaldi como punto de
partida para las operaciones bélicas tendientes a liberar el sur de Italia. Los garibaldinos ocuparon
Sicilia en mayo de 1860, en agosto del mismo año desembarcaron en Calabria y el 7 de setiembre ya
entraban en Nápoles. Mas como político Garibaldi resultó ser menos perspicaz y decidido que como
general. Se dejó presionar por las intrigas de la camarilla monárquica de Piamonte (reino de Cerdeña),
se alió al gobierno piamontés —en aras del concepto falso en esas circunstancias, de preservar los
intereses de la unificación del país—, y tanto él como otros jefes del movimiento garibaldino
permitieron la anexión del sur de Italia a Piamonte, en lugar de proclamar la república. Después de ello,
los liberales piamonteses se apresuraron a desarmar al heroico ejército de Garibaldi y enviar a su jefe
a un honroso exilio. La monarquía de Cerdeña rechazó por las armas los posteriores intentos de
Garibaldi de liberar el territorio de Roma del poder papal y de los franceses que lo ocupaban desde
1849. La unificación de Italia terminó de realizarse sólo en 1870, cuando las tropas italianas ocuparon
Roma. De este modo, la camarilla de terratenientes y burgueses, que impuso a Italia un régimen
monárquico encabezado por la dinastía, contrarrevolucionaria de Saboya, se aprovechó del
movimiento revolucionario de las masas que condujo a la unificación del país.
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
39 Se refiere a las operaciones del destacamento de Garibaldi contra el ejército napolitano durante
Garibaldi entró en Calatafimi el mismo día que la abandonó Landi, o sea el 16;
el 17 avanzó hasta Alcamo (10 millas); el 18, hasta Partenico (10 millas) y desde
este último punto se dirigió a Palermo. El 19, un continuo aguacero le impidió
seguir avanzando.
Mientras tanto, Garibaldi se enteró de que los napolitanos estaban cavando
trincheras en tomo de Palermo y fortificaban los viejos y semidestruidos
baluartes de la ciudad del lado del camino a Partenico. Su número llegaba por lo
menos a 22.000 hombres, y por consiguiente era muy superior a las fuerzas que
él podía lanzar contra ellos. Pero los napolitanos estaban moralmente aplastados;
su disciplina se había debilitado; muchos comenzaban a pensar que debían
pasarse a los insurgentes; además, sus generales eran torpes, y esto lo sabían
tanto sus propios soldados como el enemigo. Los únicos destacamentos dignos
de confianza con que contaban eran dos batallones extranjeros. En tal situación,
Garibaldi no podía arriesgarse a un ataque frontal contra la ciudad, pero tampoco
los napolitanos estaban en condiciones de emprender acciones ofensivas contra
él, aunque sus tropas fuesen aptas para ello, puesto que deberían dejar una fuerte
guarnición en la ciudad y nunca podrían alejarse demasiado de ésta. Si en lugar
de Garibaldi hubiese estado allí algún general mediocre, tal situación habría dado
lugar a una serie de encuentros incoherentes e indecisos, durante los cuales aquél
hubiera podido instruir a parte de sus reclutas en el arte militar, pero las fuerzas
realistas, en cambio, hubieran recuperado rápidamente la fe perdida en cuanto a
sus propias fuerzas y disciplina, ya que en algunos de los encuentros por fuerza
resultarían vencedores. Pero ese modo de obrar no era adecuado tratándose de
la insurrección y de Garibaldi. Una ofensiva valerosa era la única táctica que
admitía la revolución; en cuanto los insurgentes llegaron a la ciudad misma se
hizo necesario lograr un triunfo pasmoso, al estilo de la liberación de Palermo.
112
fuga al ejército napolitano y lo rechazaron hasta la frontera. Después de esa victoria, Garibaldi fue
llamado por el gobierno de la República a Roma, nuevamente amenazada por los franceses.
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
Por ahora debemos afirmar que las maniobras con las cuales Garibaldi
preparó el ataque a Palermo lo destacan en seguida como un magnífico general.
Hasta ahora sólo lo conocíamos como un hábil y afortunado jefe guerrillero;
inclusive durante el sitio de Roma, su modo de defender la ciudad mediante
escaramuzas constantes casi no le dio ocasión propicia para elevarse por encima
de ese nivel. Pero aquí debía emprender grandes operaciones estratégicas, y salió
de esta prueba con el reconocimiento de maestro en su oficio. El modo en que
logró engañar al comandante en jefe de las tropas napolitanas, quien envió la
mitad de sus destacamentos a gran distancia de la ciudad, su rápida marcha de
flanco y su reaparición ante Palermo, en el lugar donde menos lo esperaban, el
enérgico ataque que emprendió cuando la guarnición estaba debilitada, son
operaciones en las que el genio militar se muestra de modo mucho más evidente
que en todo lo ocurrido durante la guerra italiana de 1859. La sublevación
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
114
EL MOVIMIENTO GARIBALDINO
Las fuerzas con que cuenta ahora Garibaldi constan de cinco brigadas de
infantería regular, con cuatro batallones cada una, diez batallones de tiradores
del Etna, dos de tiradores alpinos, que constituyen el destacamento seleccionado
de sus tropas, un batallón extranjero (ahora italiano) bajo el mando de un inglés,
el coronel Denn, uno de zapadores, un regimiento y un escuadrón de caballería y
cuatro divisiones de artillería de campaña; en total 34 batallones, cuatro
escuadrones y 32 cañones, con un total de 25.000 hombres, de los cuales más de
la mitad son del norte de Italia y los demás nativos de otras regiones de la
península. Casi todas estas fuerzas podrían utilizarse para la ofensiva contra
Napóles, puesto que las nuevas clases, que ahora se están instruyendo, pronto
serán suficientes para vigilar la ciudadela de Messina y para defender Palermo y
otras ciudades ante la posibilidad de que sean atacadas. Sin embargo, si se
compara su número con las tropas que los napolitanos tienen en el papel, sus
efectivos resultan muy reducidos.
El ejército napolitano consta de tres regimientos de guardia, quince de línea,
cuatro regimientos extranjeros, de dos batallones cada uno, o sea 44 batallones
en total; de trece batallones de tiradores, nueve regimientos de caballería y dos
de artillería, un total de 57 batallones y 45 escuadrones en formación de tiempo
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
118
EL AVANCE DE GARIBALDI
Éstas son las únicas acciones sobre las que nos han llegado algunos detalles.
Pero hemos recibido informes de que, además, se unieron a la insurrección otras
localidades, como, por ejemplo, Avellino, ciudad situada a menos de 30 millas de
Nápoles; Campobasso, en la provincia de Molise (sobre la costa del Adriático), y
Celenza en Apulia, probablemente la que en los telegramas se denomina Cilenta
y que se encuentra a mitad de camino entre Campobasso y Foggia. Actualmente
también Nápoles se unió a ellos. Mientras las ciudades de la provincia de Nápoles
cumplían de tal modo cada una de las tareas que les habían sido asignadas,
Garibaldi no permanecía de brazos cruzados. En cuanto regresó de su viaje a
Cerdeña, terminó los preparativos para pasar al continente. Su ejército constaba
ahora de tres divisiones al mando de Turr, Cosenz y Medici. Las dos últimas
divisiones, concentradas en tomo de Messina y Faro, fueron enviadas hacia la
costa septentrional de Sicilia, entre Milazzo y Faro, para dar la impresión de que
allí las embarcaban para desembarcarlas en la costa de Calabria, hacia el norte
del estrecho, en ningún punto próximo a Palmi o Nicotara. En cuanto a la división
que estaba al mando de Turr, Ja brigada de Eber acampó en tomo de Messina y la
de Bixio fue enviada hacia el interior de la isla, a Bronte, para reprimir los
desórdenes locales. Se ordenó a las dos que se dirigieran sin demora a Taormina,
donde la noche del 18 de agosto la brigada de Bixio, junto con los voluntarios
trasportados desde Cerdeña había sido embarcada en dos navíos, el Torino y el
Franklin, y en algunos barcos de trasporte tomados a remolque.
Unos diez días antes, el mayor Missori había cruzado con 300 hombres el
estrecho y atravesado con todo éxito la línea napolitana para llegar a la alta y
accidentada comarca de Aspromonte. Allí se le unieron otros pequeños
destacamentos —que habían sido trasladados a intervalos por el estrecho— y los
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
insurgentes calabreses, de modo que para entonces tenía bajo su mando unos
2.000 hombres. En cuanto desembarcó su pequeño destacamento, los
napolitanos lanzaron en su persecución unos 1.800 hombres, pero estos 1.800
héroes obraron de manera que no tuvieran jamás ocasión de encontrarse con los
garibaldinos.
Durante el amanecer del 19 de agosto, la expedición de Garibaldi (a bordo de
la embarcación se encontraba él mismo) desembarcó entre Melita y el cabo de
Spartivento, en el extremo meridional de Calabria.
121
No hallaron resistencia alguna. Los napolitanos estaban tan engañados por los
movimientos demostrativos que amenazaban con un desembarco al norte del
estrecho, que no prestaron la menor atención a las regiones meridionales. De este
modo, además de los 2.000 hombres reunidos por Missori, se logró trasladar al
continente otros 9.000.
AI recibir estos refuerzos, Garibaldi se dirigió sin pérdida de tiempo a Reggio,
que fue ocupada por cuatro compañías de tropas de línea y cuatro de tiradores.
Pero es muy probable que esta guarnición hubiese recibido algunos refuerzos,
porque, según se informa, en la misma Reggio o en sus alrededores se libró el 21
de agosto una batalla muy encarnizada. Después de que Garibaldi tomó por asalto
algunas fortificaciones avanzadas, la artillería del fuerte Reggio se negó a apoyar
el fuego, y el general Viale capituló. En esta batalla fue muerto Paul de Flotte
(diputado republicano por París en la asamblea legislativa de 1851).
La flotilla napolitana que se encontraba en el estrecho se distinguió por su más
absoluta inacción. Cuando Garibaldi hubo realizado el desembarco, el
comandante de las fuerzas marítimas telegrafió a Reggio comunicando que sus
naves no podían oponer la menor resistencia, porque aquél tenía 8 grandes naves
de guerra y 7 barcos de trasporte. Esta flotilla tampoco opuso resistencia alguna
al traslado de la división del general Cosenz, que probablemente se produjo el 20
ó 21 de agosto, en un lugar angosto del estrecho, entre Scilla y la villa San
Giovanni, en el mismo punto donde se había concentrado la mayor cantidad de
barcos y tropas de los napolitanos. El desembarco de Cosenz se realizó con
extraordinario éxito. Dos brigadas de Melendes y Briganti (los napolitanos llaman
batallones a las brigadas) y el fuerte Pezzo (y no Pizzo como dicen algunos
telegramas; este pequeño poblado se encuentra lejos hacia el norte, más allá de
Monteleone) se le rindieron, al parecer sin disparar un solo tiro. Según se informa,
esto ocurrió el 21; ese mismo día, después de un pequeño encuentro, fue tomada
la villa San Giovanni.
Por consiguiente, Garibaldi se apoderó en tres días de toda la costa del
estrecho, incluidos algunos puntos fortificados; varios fuertes que aún
permanecían en poder de los napolitanos dejaron de serles útiles.
122
123
GARIBALDI EN CALABRIA
Las fortalezas que protegen el estrecho entre Reggio y Scilla están construidas
parcialmente a lo largo de la costa, sobre rocas de poca altura, en la proximidad
inmediata de aquélla. Por eso pueden ser observadas desde los peñascos más
elevados que se encuentran en las cercanías y las dominan; y aunque estos puntos
de comando son inaccesibles a la artillería y en su mayor parte se encuentran
fuera del alcance de la vieja "morena Bess”*, y a pesar de que durante la
construcción de los fuertes no se les prestó la menor atención, con la aparición de
los modernos fusiles adquirieron una importancia decisiva; en su mayor parte se
encuentran dentro del alcance del fuego de éstos, y, por consiguiente, ahora
dominan en realidad a las fortalezas. En tales circunstancias. Ja enérgica ofensiva
contra estos fuertes, contraria a todas las reglas del asedio regular, sería racional
desde todo punto de vista. Es evidente que Garibaldi decidió hacer lo siguiente:
enviar una columna por el camino real que serpentea a lo largo de la costa y está
abierto al fuego desde los fuertes, aparentando que se proponía atacar a los
destacamentos napolitanos desde el frente, y lanzar otra columna que escalara
las colinas por una garganta de una altura suficiente como la que podían exigir
La guerra italiana de 1859. La campaña de Garibaldi en Sicilia y el sur de Italia (1860)
las características del lugar o la línea del frente de las posiciones defensivas
napolitanas. Así tenía la posibilidad de rodear tanto al fuerte como a las tropas, y
de estar en una posición dominante en cualquier encuentro.
* Fusil de cañón liso. (Ed.)
De acuerdo con este plan, el 21 de agosto Garibaldi envió a Bixio con parte de
sus tropas a lo largo de la costa en dirección a Reggio, y él mismo, con un pequeño
destacamento v las tropas de Míssori que se le uniéronse dirigió a través de las
montañas. Los napolitanos, con ocho compañías, alrededor de 1.200 hombres,
ocuparon el desfiladero que está junto a Reggio. Bixio, quien debía ser el primero
en iniciar el ataque, envió una columna por la costa arenosa hacia el extremo del
flanco izquierdo, y él mismo se lanzó por el camino. Los napolitanos
retrocedieron en seguida, pero su ala izquierda, que se encontraba en las colmas,
se sostuvo frente a un puñado de fuerzas de la vanguardia de Garibaldi, hasta que
llegó el destacamento de Missori y los expulsó. Retrocedieron hacia el fuerte
situado en medio de la ciudad y hacia una pequeña batería de la costa. Ésta fue
tomada mediante un impetuoso ataque de tres compañías de Bixio, que
irrumpieron por la aspillera. Luego Bixio, que encontró en esta batería dos
cañones pesados napolitanos y proyectiles, comenzó a bombardear el fuerte
principal; eso no habría bastado para forzarlo a rendirse, si los hábiles tiradores
de Garibaldi no hubieran ocupado alturas dominantes, desde las cuales podían
observar a los artilleros de la batería y tirar contra ellas. Esto logró su efecto: los
artilleros abandonaron sus plataformas y huyeron hacia las casamatas; el fuerte
se rindió, algunos soldados se unieron a Garibaldi, pero la mayoría se dispersó
para regresar a sus hogares. Mientras ocurrían estos acontecimientos en Reggio
y la atención de los tripulantes de los navíos napolitanos estaba concentrada en
esta batalla, en la destrucción de la nave Torino, que había encallado y en el
demostrativo embarco del destacamento de Medici en Messina, Cosenz alcanzó a
trasladar 1.500 hombres en 60 lanchas desde Faro-Lagore, para desembarcarlos
en la costa noroeste, entre S cilla y Bagnara.
125
127
40 La guerra civil entre los Estados del norte de EE.UU. y los del sur esclavistas que se alzaron en
rebelión, se prolongó desde abril de 1861 hasta junio de 1865. Sus verdaderos motivos, como señala
Marx, fueron la lucha entre dos sistemas sociales: el capitalista del trabajo asalariado, que se había
implantado en los Estados del norte, y el sistema de esclavitud que imperaba en el sur, y que constituía
una supervivencia del modo de producción feudal en América del Norte. Por parte de los Estados
septentrionales, la guerra revestía un carácter progresista y —gracias a que en ella participaban
activamente los obreros, los granjeros y los negros esclavos— también un carácter revolucionario.
Pero la gran burguesía del Norte impidió durante un largo período la aplicación de los métodos
revolucionarios de lucha y aplazó la solución del problema de la liberación de los negros. Sólo bajo la
presión de las masas y de los fracasos en los frentes contra los insurrectos, fueron tomadas medidas
más enérgicas. El 1 de enero de 1863, se promulgó el acta de la liberación de los esclavos negros sin
concesión de tierras, que pertenecían a los dueños de plantaciones partícipes de la insurrección. Un
régimen social más progresista y una considerable superioridad de recursos económicos y humanos,
así como la ventaja en cuanto a la moral del ejército, determinaron la victoria de los Estados del norte,
hecho que desbrozó el camino para el impetuoso desarrollo del capitalismo El Estados Unidos. Pero,
por otra parte, la situación de los trabajadores, en especial de los negros que formalmente habían sido
declarados libres, siguió siendo en extremo penosa después de la guerra. Se intensificó el yugo del gran
capital, de las sociedades anónimas, de los bancos. La población negra y otros sectores del sur siguieron
bajo la despiadada explotación de los antiguos esclavistas y sometidos a la más bárbara discriminación
racial. La guerra civil -impulsó el desarrollo de las técnicas de guerra y de nuevos medios de lucha
armada. Durante la misma se emplearon barcos blindados, y el trasporte ferroviario y el telégrafo
fueron ampliamente utilizados con fines bélicos.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
En cuanto a la artillería, las cosas deben estar peor aún; lo mismo ocurre con
las tropas de ingeniería. Ambas son armas altamente técnicas y requieren una
instrucción prolongada y esmerada, tanto de los oficiales como de los
suboficiales, y, por supuesto, un mayor adiestramiento de los soldados que en la
infantería. Además, la artillería es un arma más compleja aunque la caballería; se
necesitan cañones, caballos adiestrados para ese tipo de desplazamiento, y dos
categorías de soldados instruidos: cañoneros y jinetes (gunners and. drivers); son
necesarios, además, gran cantidad de convoyes con municiones, y talleres para
los artefactos bélicos, establecimientos de fundición, de reparaciones, etc.; y todo
ello debe ser montado con máquinas complicadas. Afirman que los federales *
tienen en el frente 600 cañones, pero nos podemos dar fácilmente una idea de
cómo serán servados, cuando sabemos que es de todo punto de vista imposible
formar en seis meses 100 baterías completas bien pertrechadas y atendidas.
* Federales o unionistas (adeptos a la Unión), se denominaban durante la guerra civil los partidarios de los
Estados norteños, en oposición a los confederados o secesionistas (escisionistas), partidarios de la
confederación de los Estados esclavistas del sur. (Ed.)
Pero volvamos a suponer que todas estas dificultades han sido allanadas y que
la parte militar de ambas agrupaciones hostiles norteamericanas se encuentra en
perfectas condiciones para cumplir su misión. ¿Podrían moverse de su lugar, aun
en ese caso? Por supuesto que no. El ejército debe alimentarse, y un ejército
poderoso en una región relativamente poco habitada como Virginia, Kentucky y
Missouri debe alimentarse en lo fundamental de sus depósitos. Debe también
reforzarse el suministro de armamentos, que irá acompañado por armeros,
guarnicioneros, carpinteros y otros especialistas para mantenerlos en el
correspondiente orden combativo. En Norteamérica no existen todas estas
condiciones imprescindibles; deben organizarse casi de la nada, y no contamos
con dato alguno para afirmar que ni siquiera en la actualidad la intendencia y el
trasporte de los dos ejércitos hayan pasado de la minoría de edad.
130
41 Se refiere a la guerra anglo-norteamericana que tuvo lugar entre 1812 y 1814, y a la guerra entre
Estados Unidos y México de 1846-1848. Esta última fue provocada porque en 1845, EE.UU. se anexionó
Texas, que pertenecía a México, y por las pretensiones de los dueños de esclavos y plantaciones
norteamericanos y la gran burguesía de conquistar otros territorios mexicanos. Como resultado de esta
guerra, EE.UU., aprovechándose del atraso económico y la débil capacidad militar de México, así como
de las querellas existentes en la camarilla gobernante de terratenientes, alto clero y funcionarios de
ese país, ocuparon casi la mitad de su territorio, incluidas Texas, California septentrional, Nueva México
y otras tierras. La guerra de conquista contra México constituye uno de 'os ejemplos de expansión
colonial de EE.UU.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
133
El Norte llegó al teatro de la guerra sin entusiasmo, con hastío, tal como era de
esperarse por su más elevado desarrollo industrial y comercial. La maquinaria
social es allí mucho más complicada que en el Sur y hacía falta más tiempo para
imprimir a su movimiento esa dirección desacostumbrada. El alistamiento de los
voluntarios por un plazo de tres meses fue un error grande, “pero quizás
inevitable. La política del Norte consistía al comienzo en mantenerse a la
defensiva en todos los puntos decisivos; organizar sus fuerzas, adiestrarlas en
operaciones en pequeña escala, sin incorporarlas a batallas decisivas v, en cuanto
la organización fuese suficientemente afianzada y los elementos traidores más o
menos removidos del ejército, pasar, por fin, a una enérgica e infatigable ofensiva
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
42 En el río Bull Run, región de Manassas (a 30 km de Washington), el 21 de julio de 1861 tuvo lugar
una de las grandes batallas de la guerra civil de EE.UU., en la cual el ejército de treinta mil hombres del
sur derrotó a las tropas del norte. En el aspecto militar la batalla reveló serias fallas en la organización
y la táctica de ambos ejércitos, especialmente en el del norte.
43 Jammapss (ciudad de Bélgica), el 6 de noviembre de 1792, el ejército revolucionario derrotó a las
tropas austríacas. En Fletaos (cerca de Charleroi), el 26 de junio de 1794, destrozó a las fuerzas de la
coalición ántifrancesa al mando del duque de Coburgo, asestando de ese modo un rudo golpe al bloque
contrarrevolucionario de Estados europeos (Inglaterra, Austria, Prusia y otros). La seguridad de las
fronteras de la República francesa estaba garantizada, y el ejército revolucionario tenía abierto el
camino hacia el interior de los Países Bajos austríacos y Holanda. En ambas batallas so reveló la
superioridad táctica y el alto nivel moral del nuevo ejército revolucionario, que defendía las conquistas
de la revolución burguesa. En el logro de la victoria desempeñó un gran papel la enérgica actividad
organizativa y la labor de educación política realizada en el ejército por los jacobinos, comisarios de la
Convención. En la batalla de Fleurus, el ejército francés también aplicó con éxito algunas innovaciones
técnicas en la artillería y utilizó aeróstatos para observación desde el aire.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
44 En la organización de las fuerzas armadas de los Estados del norte y en las operaciones bélicas
contra los ejércitos de los sudistas esclavistas desempeñaron un gran papel ios emigrados
revolucionarios, llegados de países europeos, que habían participado en los acontecimientos
revolucionarios de 1848-1849, y que, después de su derrota, se vieron obligados a emigrar a América.
Algunos de ellos ocuparon puestos de oficiales y generales en los ejércitos nordistas (por ejemplo J.
Weidemeyer, amigo y colaborador de Marx y Engels, fue coronel, participante de Ja insurrección de
1849 en Badén; A. Willich, general de brigada, etc.). Las unidades de los nordistas, formadas con
obreros emigrantes incorporados voluntariamente al ejército, se distinguiere» por su elevada
capacidad combativa.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
de casi quince mil unionistas marchó hacia Mili Spring, donde acampaban veinte
mil secesionistas. Aquéllos maniobraron como para hacer creer al adversario que
tenía ante sí un débil destacamento de reconocimiento. El general Zoillcofer cayó
en la trampa; salió de su campamento fortificado y atacó a los unionistas, Pero
bien pronto se convenció de que tenía que vérselas con una fuerza superior;
murió en la lucha y sus fuerzas sufrieron una completa derrota, como los
unionistas en Bull Run. Esta vez, empero, la victoria fue aprovechada en forma
muy diferente.
Los vencedores persiguieron con crueldad al ejército batido, hasta que éste
llegó, agotado, desmoralizado, sin artillería de campaña ni convoyes a su
campamento en Mili. Spring. Éste había sido levantado en la ribera norte del río
Cumberland, de manera tal que, en caso de que ocurriera otra derrota, a las tropas
no les quedaba más vía de repliegue que cruzar el río en algunos barcos y lanchas.
En general, encontramos que los secesionistas ubicaban todos sus campamentos
en la orilla enemiga del río. Tal posición no sólo está de acuerdo con las reglas,
sino que también es muy práctica cuando en la retaguardia hay un puente. En tal
caso, el campamento sirve como cabeza de puente y permite a sus ocupantes, si
es necesario, lanzar sus fuerzas a ambas riberas del río, manteniendo, en tal
forma, el dominio absoluto del mismo. Sin un puente en la retaguardia, por el
contrario, un campamento en la parte enemiga del río corta la retirada después
de un combate infructuoso y obliga a las tropas a capitular, a exponerse a la
matanza o ahogarse, como ocurrió con los unionistas en Ball’s Bluff, en la orilla
enemiga del Potomac, adonde los había llevado la traición del general Stone.
137
La expedición fluvial del Cumberland combinó sus movimientos con los de las
fuerzas de tierra, a las órdenes de los generales Halleck y Grant. Los secesionistas
fueron engañados en Bowling Green en cuanto a los movimientos de los
unionistas. Por consiguiente, permanecieron tranquilos en el campamento,
mientras que una semana después de la caída del fuerte Henry una unidad de
cuarenta mil unionistas ya asediaba el Donnelson por tierra y una poderosa
flotilla de cañoneras lo amenazaba por agua. Como el campamento de Mili Spring
y el fuerte Henry, el Donnelson tenía en su retaguardia el río, pero no un puente
para el caso de retirada. Era la posición más fuerte que los unionistas habían
atacado hasta ese momento. Allí los trabajos de fortificación se habían llevado a
cabo con el mayor cuidado; y tenía capacidad para alojar a los veinte mil hombres
de su guarnición. El primer día del ataque, las cañoneras silenciaron el fuego de
las baterías que apuntaban hacia el río y bombardearon el interior de las
fortificaciones, mientras que las tropas de tierra rechazaban a las avanzadas del
enemigo y obligaban al grueso de los secesionistas a buscar abrigo junto a su
propia artillería de fortificación. Al segundo día, las cañoneras, que habían sufrido
serias averías la víspera, actuaron al parecer débilmente. Las tropas de tierra, por
el contrario, tuvieron que mantener largos y, en algunos sitios, violentos
encuentros con el destacamento de la guarnición, que trataba de destruir el flanco
derecho del enemigo, con el objeto de asegurar su línea de retirada hacia
Nashville. Sin embargo, un ataque enérgico del flanco derecho de los unionistas
contra el izquierdo de los secesionistas, y los considerables refuerzos que recibió
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
II
Hasta la toma de Nashville no había sido posible contar con una estrategia
concertada entre los ejércitos de Kentucky y el Potomac, pues estaban uno muy
lejos del otro. Se hallaban en el mismo frente, pero sus líneas de operación eran
completamente diferentes. Sólo con el victorioso avance hacia Tennessee, los
movimientos del ejército de Kentucky se tornaron importantes para todo el
teatro de la contienda.
Los diarios estadounidenses, influidos por McClellan, hacen mucho alboroto
acerca de la teoría “anaconda” del envolvimiento. De acuerdo con ella, una
inmensa línea de ejércitos rodeará a los insurrectos, apretará gradualmente su
cerco y terminará por estrangularlos. Eso es pura niñería. Es la rehabilitación del
llamado “sistema de cordón”, inventado en Austria hacia 1770 y utilizado contra
los franceses de 1792 a 1797 con tanta obstinación como ineficacia. En
Jemmapes, Fleurus y, más especialmente, en Montenotte, Millesimo, Dego,
Castiglione y Rívoli, se puso fin a este sistema. Los franceses cortaban en dos a la
“anaconda”, mediante ataques en un punto donde habían concentrado fuerzas
superiores. Entonces los anillos de la “anaconda” eran cercenados en pedazos,
uno por uno.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
¿Sería el requisito para tal operación la conquista de toda Georgia, con la costa
de Florida? En modo alguno. En un país donde las comunicaciones,
particularmente entre puntos distantes, dependen más del ferrocarril que de las
carreteras, basta con capturar aquél. La línea ferroviaria más meridional que
corre entre los Estados del golfo de México y la costa del Atlántico, atraviesa
Macón y Gordon, cerca de Milledgeville.
Por consiguiente, la ocupación de estos dos puntos cortaría a la Secessia en dos
partes y permitiría a los unionistas derrotar una tras otra. Al mismo tiempo, de lo
anterior se deduce que ninguna república del Sur puede vivir sin Tennessee. Sin
este Estado, el nervio vital de Georgia se sitúa a sólo ocho o diez días de marcha
desde la frontera; el puño del Norte estaría siempre suspendido sobre la cabeza
del Sur y, a la menor presión, los confederados tendrían que rendirse o luchar de
nuevo por su existencia, en tales circunstancias que una sola derrota eliminaría
toda perspectiva de éxito.
De las consideraciones anteriores, se deduce:
El Potomac no es la posición más importante del teatro de operaciones. La
captura de Eichmond y el avance del ejército del Potomac hacia el Sur —
dificultado por los muchos ríos que cruzan el camino— podría surtir un efecto
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
144
pronto como hubo concentrado una fuerza superior a la de los confederados, los
dejó retirar de Yorktown a Williamsburg y aún más allá, sin obligarlos a entrar en
combate. Nunca se ha librado una guerra en forma más despreciable. Si el
combate de retaguardia, durante el repliegue de Williamsburg, terminó en
derrota para la retaguardia de la Confederación en lugar de convertirse en una
segunda Bull Run para las tropas unionistas, McClellan fue completamente
inocente respecto de ese resultado.
Después de una marcha de casi doce millas (inglesas), bajo un aguacero que
duró veinticuatro horas, y por caminos llenos de barro, 8.000 soldados
unionistas, a las órdenes del general Heinzelman (de ascendencia germana, pero
nacido en Pensilvania), llegaron a las cercanías de Williamsburg y se encontraron
sólo con algunos débiles piquetes del enemigo. Sin embargo, en cuanto éste
advirtió que el destacamento recién llegado era poco numeroso, despachó
refuerzos de sus fuerzas escogidas desde Williamsburg, y las aumentó poco a
poco hasta totalizar veinticinco mil hombres. Hacia las 9 de la mañana, se habían
trabado en un combate de gran envergadura; hacia-las 12.30, el general
Heinzelman advirtió que el encuentro iba favoreciendo al enemigo. Envió
entonces un mensajero tras otro al general Kearny, quien se hallaba a ocho millas
de su retaguardia, pero éste sólo pudo avanzar lentamente, por un camino que
era un verdadero lodazal. Durante una hora íntegra Heinzelman siguió sin recibir
refuerzos y los regimientos 70 y 8? de Jersey que habían agotado su provisión de
pólvora, comenzaron a huir hacia los bosques, a ambos lados del camino
principal. Heinzelman ordenó entonces al coronel Mennill que, con el escuadrón
de la caballería de Pensilvania, tomara posición en ambos linderos del bosque, y
amenazó con fusilar a los desertores. Esto hizo que los soldados volvieran a
ocupar su puesto en las filas.
146
Jameson. No hacía más de media hora que la retaguardia del enemigo en fuga
había evacuado la ciudad por el extremo opuesto. La de Heinzelman fue una
batalla de infantería en el sentido estricto de la palabra. La artillería apenas entró
en acción. El fuego de fusilería y las cargas a la bayoneta fueron decisivos. Si el
Congreso de Washington deseara expresar su reconocimiento, debería agradecer
al general Heinzelman, que salvó a los yanquis de una segunda Bull Run, y no a
McClelIan, quien según su costumbre evitó tomar “la decisión táctica” y dejó
escapar por tercera vez a un adversario numéricamente más débil.
* Canción popular de EE. UU. (Ed.)
147
4545 La batalla de Smolensk del 4 y 5 (16-17) de agosto de 1812, durante la Guerra Patria del pueblo
ruso, que rechazó la invasión napoleónica, revistió un carácter defensivo por parte del ejército ruso.
Fue un ejemplo de cómo sus tropas aprovecharon una localidad para agotar y desangrar al enemigo
invasor y preservar sus fuerzas principales destinadas a las acciones posteriores contra el mismo. El
ejército de Napoleón, después de sufrir importantes bajas, no pudo lograr su objetivo: destrozar al
ejército ruso; este último, sin enfrentar la batalla general, continuó retirándose hacia oriente. Sobre la
batalla de Borodinó, véase la nota 22.
La guerra civil en EE.UU. (1861-1865)
las patrullas y a los soldados rezagados de las tropas aliadas; pero aquí no vemos
absolutamente nada. Se resignan sumisos al resultado de las grandes batallas y se
consuelan con el “victrix causa diis placuit, sed vida Catoni” [‘los dioses estuvieron
por el vencedor, pero Catón por el vencido”]. Los discursos altisonantes que
llaman a librar la guerra hasta el fin se desvanecen como el humo. Difícilmente
pueda dudarse, por cierto, de que los “white trasto” [“porquería blanca”], como
los plantadores llaman a los “blancos pobres”, intentarán medir sus fuerzas en
una guerra de guerrillas y en incursiones. Pero esos intentos trasformarán
rápidamente a los dueños de plantaciones pudientes en unionistas. Llamarán en
su ayuda inclusive a las tropas de los yanquis. Los incendios de gran cantidad de
algodón, etc., que se dice han sido efectuados en Mississippi, están confirmados
exclusivamente por el testimonio de dos habitantes de Kentucky, quienes habían
ido a Luisville, ciertamente, no por el Mississippi. No era difícil organizar el
incendio en Nueva Orleáns. Allí el fanatismo de los comerciantes se explica por el
hecho de que fueron obligados a aceptar una cantidad de bonos del Estado del
gobierno confederado por dinero efectivo. Este último incendio se repetirá en
otras ciudades; sin duda, todavía se quemará algo más; pero todos estos efectos
teatrales sólo pueden agudizar al extremo la disensión entre los plantadores y la
“porquería blanca”, y entonces... “¡Finís secessiae!”
149
46 La serie de artículos Notas sobre la guerra de Alemania, fue escrita por Engels a medida que
recibía información sobre la marcha de la contienda entre Austria y Prusia (junio-julio 1876). En ésta,
Prusia venció a su rival, eliminando de este modo el más poderoso obstáculo en el camino hacia la
unificación de Alemania bajo su hegemonía. Del lado de Austria, participaron en la guerra varios
Estados germanos (Hannover, Sajonia, Baviera y otros), cuya resistencia fue rápidamente quebrantada
por Prusia. Aliada de Prusia fue Italia, que pese a los fracasos militares en tierra (en Custozza, el 24 de
junio de 1866) y en el mar (en la isla Lissa, el 20 de junio), logró recuperar el territorio de Venecia como
resultado de la victoria de Prusia sobre Austria en el teatro principal de operaciones (Bohemia). En la
marcha de las operaciones bélicas, el mando prusiano cometió varios errores graves (deficiente
organización de la administración y de las comunicaciones entre los ejércitos desplegados en un amplio
frente, débil empleo de la artillería, incomprensión de la necesidad de modificar la táctica del combate,
en virtud del amplio empleo del arma rayada). Sin embargo, el mando y el ejército austríaco, resultaron
ser aún más débiles, por lo que Austria perdió rápidamente la guerra.
En los primeros artículos de esta serie, Engels expresó la suposición, que no llegó a justificarse, de
una posible victoria militar de los austríacos, pero la rechazó en cuanto los partes de las operaciones
militares le permitieron formarse una idea más exacta de la verdadera correlación de fuerzas. Además,
debe tenerse en cuenta que su pronóstico, se basaba en los intereses de la unificación de Alemania por
vía revolucionaria y en la consideración de que la derrota militar de la Prusia militarista y de los junkers
podría provocar una revolución en Alemania, cuyo resultado sería la caída del régimen
contrarrevolucionario monárquico, tanto en Prusia como en Austria, y la creación de una república
alemana. No obstante, el triunfo de Prusia en la guerra austro-prusiana predeterminó la unificación de
Alemania desde arriba, por vía antirrevolucionaria.
La guerra austro-prusiana 1866
En tales casos, las órdenes de hoy contradicen por lo común a las del día
La guerra austro-prusiana 1866
Los prusianos sólo pueden oponer dos elementos a todas estas ventajas. Su
intendencia es mejor, sin duda, por lo que también será mejor la alimentación de
sus tropas. La intendencia austríaca —a semejanza de toda su administración—
es una guarida de soborno y dilapidación, y difícilmente mejor que la rusa. Ya
tenemos noticias de que las tropas se alimentan mal y de modo irregular; en el
campo de batalla y en las fortalezas la situación será aún peor, y, por consiguiente,
la administración austríaca puede resultar un enemigo más peligroso que la
artillería italiana para las fortalezas del rectángulo.
Otra ventaja de los prusianos es su mejor armamento. Aunque su artillería
rayada es mucho mejor que la austríaca, esto no tendrá gran importancia en
campo abierto. El alcance, trayectoria y precisión de las armas prusianas y
austríacas es más o menos igual, pero los prusianos cargan sus fusiles por la
culata, por lo que pueden lanzar desde sus filas un fuego ininterrumpido y
preciso, tirando no menos de cuatro veces por minuto. La gran superioridad de
La guerra austro-prusiana 1866
este arma quedó demostrada en la guerra dinamarquesa 47, y es seguro que los
austríacos experimentarán en carne propia sus efectos en grado mucho mayor.
Si, como se afirma, según las indicaciones de Benedek, pasan en seguida a la carga
a la bayoneta, sin perder mucho tiempo en mantener el fuego, sufrirán grandes
pérdidas. En la guerra danesa, las bajas de los prusianos jamás pasaron de la
cuarta parte, y a veces sólo alcanzaron a un décimo de las sufridas por los
dinamarqueses; y, tal como señaló hace poco tiempo y con toda justicia uno de
los corresponsales militares del Times, en casi todas partes los daneses
experimentaron la derrota ante tropas mucho menores del enemigo.
Sin embargo, a pesar del fusil de aguja, la superioridad no está de parte de los
prusianos; y si éstos no llegan a ser derrotados en la primera batalla de
importancia debido a la superioridad del comando, la organización, la formación
de combate y el estado moral de los austríacos y, por fin, lo cual es no menos
importante, debido a sus propios comandantes, deberán poseer ciertamente un
valor muy diferente del que puede esperarse de un ejército cuya existencia
trascurrió en condiciones de paz durante cincuenta años.
154
II
47 La guerra de Dinamarca —de Prusia y Austria contra Dinamarca— en 18664, fue la etapa
El segundo pasa por la margen derecha del Elba, entre este río y la cadena
montañosa de los Súdeles, que separa Silesia de Bohemia y Moravia. Casi coincide
con la línea recta de Berlín a Viena; por la parte de la misma que separa ahora a
los dos ejércitos pasa la línea férrea de Lobau a Pardubice. Esta vía férrea corta la
zona de Bohemia limitada al sur y al oeste por el Elba, y al nordeste por las
montañas. Hay allí muchos caminos excelentes, y si ambos ejércitos fueran al
encuentro, el choque se produciría precisamente en ese lugar.
El tercero pasa por Breslau, y luego por la cadena de los Sudetes, de escasa
altura en el límite de Moravia, donde la atraviesan varios caminos excelentes, y
más elevada y abrupta en los montes de los Gigantes, que constituyen el límite de
Bohemia. Por ahí pasan muy pocos caminos; en el trayecto de 40 millas que
separa a Trautenau de Reichenberg, toda la parte noreste de la cordillera no tiene
un solo camino militar. El único camino allí existente, que se extiende de
Hirschberg al valle de Isère, se interrumpe en el límite austríaco. De ello se deduce
que todo ese obstáculo de una longitud de 40 millas no puede ser atravesado al
menos por un gran ejército, con sus innumerables convoyes, y que en un avance
sobre Breslau, o a través de Breslau, es necesario cruzar las montañas hacia el
sudoeste desde los montes de los Gigantes.
¿En qué situación se encontrarán ambos ejércitos con respecto a sus
La guerra austro-prusiana 1866
157
forzadas, ocuparon en dos días toda la parte del país situada al norte de la línea
que se extiende de Coblenza a Eisenach, y todas las vías de comunicación
existentes entre las regiones orientales y occidentales del reino. Las tropas de
Hessen, unos 7.000 hombres, se las ingeniaron para escabullirse, pero para los
10.000 ó 12.000 de Hannover quedó cortado el camino de retirada en línea recta
hacia Francfort, y ya el día 17 las tropas restantes del séptimo cuerpo de ejército
prusiano, formado por 12 batallones, conjuntamente con los dos batallones de
Coburgo, llegaron a Eisenach, desde el Elba. Por lo tanto, los de Hannover parecen
estar rodeados por todos lados, y sólo pueden salvarse en el caso de que los
prusianos revelen una increíble estupidez. En cuanto su suerte quede sellada, el
ejército, compuesto por 50 batallones prusianos, quedará liberado y podrá
avanzar contra el ejército aliado que el príncipe Alejandro de Darmstadt está
formando en Francfort, y que constará aproximadamente de 23.000 hombres de
Wurtemburgo, 10.000 de Darmstadt, 6.000 de Nassau, 13.000 de Badén (que se
están movilizando ahora), 7.000 de Hessen y 12.000 austríacos que ya se
encuentran en camino desde Salzburgo; en total, unos 65.000 hombres, que
quizás aun sean reforzados con diez o veinte mil bávaros. Se informa que unos
60.000 hombres de estas tropas ya han sido concentrados en Francfort, y que el
príncipe Alejandro resolvió pasar a la ofensiva, volviendo a ocupar Hessen el día
22. Pero esto no tiene la menor importancia. Los prusianos no lo atacarán
mientras no concentren sus fuerzas como es debido, y luego, cuando cuenten con
70.000 hombres de todas las armas, y con equipos superiores, podrán derrotar
rápidamente a este abigarrado ejército.
159
III
para eso faltan aún numerosos detalles, sino sólo como una tentativa de
establecer —con el mapa en las manos— una coherencia desde el punto de vista
militar, entre los distintos partes sobre estos acontecimientos, y estamos
convencidos de que si los despachos han sido exactos y completos, aunque sólo
fuese hasta cierto punto, nuestra exposición no habrá diferido del cuadro general
de la batalla.
Los austríacos perdieron unos 600 soldados, que fueron tomados prisioneros;
los italianos aproximadamente 2.000 hombres y algunos cañones. Esto indica que
para los italianos la batalla no fue una catástrofe, sino sólo una derrota. Las
fuerzas de ambos bandos fueron probablemente más o menos iguales, aunque es
muy posible que los austríacos tuvieran bajo el fuego menos tropas que su
adversario. Los italianos tienen todos los motivos para estar satisfechos de que
los austríacos no los arrojaran al Mincio; el primer cuerpo, situado entre este río
y la garganta, en una franja de tierra de dos a cuatro millas, se encontró en
situación muy difícil al enfrentar a las fuerzas superiores del enemigo. Se cometió
un error indudable al enviar las fuerzas principales al valle, desdeñando las
alturas dominantes, cuya importancia es decisiva. Pero el error más grave, como
ya lo señalamos, fue el hecho de dividir el ejército, dejando a Cialdini con 60.000
hombres en el curso inferior del Po, para emprender la ofensiva únicamente con
el resto de las fuerzas. Cialdini podía ayudar a obtener la victoria en Verona, para
luego volver hacia la desembocadura del Po y cruzar el río con mucho mayor
facilidad, en el caso de que tal maniobra combinada debiera cumplirse a toda
costa.
163
Pero por ahora está en el mismo lugar que el primer día, y es posible que deba
hacer frente a enemigos aún más fuertes. Es probable que los italianos ya no se
hayan convencido de que tienen que habérselas con un enemigo en extremo
inflexible. En la batalla de Solferino, Benedelc, al frente de 26.000 austríacos,
rechazó durante un día entero al ejército piamontés, que lo doblaba en número,
hasta que recibió la orden de retirarse, porque los franceses habían derrotado a
otro cuerpo. El ejército piamontés era entonces superior al actual ejercito
italiano; estaba mejor instruido, era más homogéneo y tenía mejores mandos. El
actual ejército italiano se formó hace poco tiempo, y por eso tiene todas las
deficiencias propias de esta clase de ejércitos, mientras que el austríaco es, en la
actualidad, muy superior al del año 1859. El entusiasmo nacional tiene gran
importancia para la lucha, pero sin disciplina y organización, sólo con
entusiasmo, nadie puede ganar una batalla. Incluso los “mil” de Garibaldi no eran
simplemente una multitud de entusiastas; eran hombres que habían pasado por
un adiestramiento militar, que en 1859 habían aprendido a obedecer las órdenes
y a soportalel fuego. Cabe esperar que el Estado Mayor del ejército italiano, por
su propio interés, se abstenga de emprender acciones precipitadas contra un
ejército que, aunque numéricamente más débil, es por su esencia más fuerte, y
que además ocupa una de las posiciones más fuertes de Europa.
La guerra austro-prusiana 1866
IV
Sin embargo, tal es el plan adoptado por el sabio y prudente Estado Mayor
prusiano. Resulta casi increíble, pero es así. El error que debieron pagar los
italianos en Custozza fue repetido de nuevo por los prusianos, y en condiciones
que lo tomaban diez veces más desastroso. Los italianos sabían por lo menos, que
con sus diez divisiones superaban numéricamente al enemigo. Los prusianos
debían saber que sus nueve cuerpos en conjunto apenas equivalían en número,
en el mejor de los casos, a los ocho cuerpos de Benedek, y que, al dividir sus
fuerzas, condenaban a ambos ejércitos, casi con seguridad, a sufrir sucesivas
derrotas frente a fuerzas adversarias superiores. Sí no fuera que el comandante
en jefe es el rey Guillermo, resultaría incomprensible que tal plan haya podido ser
considerado, y más aún adoptado, por un grupo de oficiales que, como los que
forman el Estado Mayor prusiano, tanto conocen su oficio. Sin embargo, nadie
podía esperar que las funestas consecuencias de que el comando superior
estuviese en manos de emperadores y príncipes se pusieran de manifiesto con
tanta fuerza y rapidez. Los prusianos están librando actualmente en Bohemia una
lucha de vida o muerte. Si los austríacos logran impedir que ambos ejércitos se
unan en Hulcin o en sus cercanías; si cada uno de éstos, después de ser derrotado,
se ve obligado a retirarse de Bohemia, con lo que se aleja más aún del otro
ejército, podrá afirmarse que la campaña en esencia ha terminado. Entonces
Benedek podrá despreocuparse totalmente del ejército del Kronprinz, mientras
éste se retira hacia Breslau, para perseguir con todas sus fuerzas al del príncipe
Federico Carlos, que difícilmente podría evitar su completa destrucción.
El problema es si se logrará impedir esa unión. Hasta ahora no tenemos
noticias sobre los sucesos ocurridos después de la noche del viernes 29. Los
La guerra austro-prusiana 1866
Cuando las diversas columnas del ejército del Kronprinz descendían por las
colinas de Bohemia hacia la llanura, les salieron al encuentro los austríacos, que
ocupaban puntos favorables, en los sitios donde el valle se ensancha; esto les
permitía oponer a las columnas prusianas un frente más amplio y realizar
intentos para impedir su despliegue; los prusianos, en tanto, podían enviar sus
destacamentos adonde fuese posible, a través de los valles laterales, para atacar
al enemigo por el flanco y la retaguardia. Esto es lo que ocurre siempre en una
guerra de montaña, y así se explica el gran número de prisioneros que se toman
siempre en tales circunstancias. Por otro lado, los ejércitos del príncipe Federico
Carlos y Herbart von Bittenfeld, al parecer, pasaron por los desfiladeros sin
encontrar casi ninguna resistencia; los primeros choques se produjeron en el
cauce del Isère, o sea casi a mitad de camino de los puntos de partida de ambos
ejércitos. Sería inútil tratar de desenmarañar y hacer concordar los telegramas
recibidos durante los últimos dos o tres días, que son en extremo contradictorios
y que a menudo no contienen el menor atisbo de veracidad.
Los resultados de la batalla inevitablemente debían ser muy variables; a
medida que llegaban fuerzas de refresco, la victoria se iba inclinando hacia uno u
otro lado. Sin embargo, hasta el viernes, los resultados parecían favorecer a los
prusianos. Si éstos se sostuvieron en Hulcin no hay duda de que la unión se
establecería el sábado o domingo, v entonces habría pasado para ellos el peligro
principal. El combate decisivo por la posibilidad de la reunión trascurriría, muy
probablemente, desde ambos bandos con masas concentradas de tropas y, por lo
menos, debería resolver la suerte de la campaña durante cierto tiempo. Si los
prusianos resultaran vencedores, se librarían en seguida de todas las dificultades
que ellos mismos se crearon, aunque podrían lograr estas ventajas, e inclusive
otras más importantes, sin exponerse a tales peligros innecesarios.
166
La ofensiva del príncipe Federico Carlos con tres cuerpos (el tercero, el cuarto
y el segundo, este último como reserva) se llevó a cabo a través de Reichenberg,
hacia el norte de montañas que resultaba difícil cruzar, y desde cuyo lado
meridional avanzó el genera] Herbart con un cuerpo y medio (el octavo y una
división del séptimo). Al mismo tiempo, el Kronprinz, con los cuerpos primero,
quinto y séptimo y la guardia, se encontraba en las montañas, junto a Glatz. De tal
modo, el ejército fue dividido en tres columnas: una, con 45.000 hombres, a la
derecha; otra, con 90.000, en el centro, y la tercera, con 120.000 hombres, a la
izquierda; y ninguna de ellas podía prestar ayuda a la otra, por lo menos durante
varios días. Un genera] que estuviese al frente de tal cantidad de hombres tenía
allí una ocasión inmejorable para derrotar a su enemigo por partes. Pero, al
parecer, nada se hizo en ese sentido. El 26, el príncipe Federico Carlos tuvo en
Turnau el primer encuentro de importancia con la brigada del primer cuerpo, con
lo que estableció contacto con Herbart; el 27, este último ocupó Münchengratz,
mientras que la primera columna del ejército del Kronprinz —el quinto cuerpo—
avanzaba hacia el otro lado de Nachod y derrotaba al sexto cuerpo austríaco (de
Ramming); el 28, que fue el único día algo afortunado para los prusianos, la
vanguardia tomó Hulcin, pero fue expulsada de allí por la caballería del general
Edelsheim; al mismo tiempo, el primer cuerpo del ejército del Kronprinz, después
de sufrir algunas bajas, fue contenido en Trautenau por el décimo cuerpo de
Gablenz; recobró la libertad de movimientos sólo merced al avance de la guardia
hacia el Ipel por el camino que pasaba entre los cuerpos primero y quinto de los
prusianos. El día 29, el príncipe Federico Carlos atacó Hulcin y el ejército del
Kronprinz derrotó por completo a los cuerpos austríacos sexto, octavo y décimo.
El día 30 fue magníficamente rechazada la tentativa del general Benedek de
apoderarse de Hulcin con las fuerzas del primer cuerpo y el ejército sajón;
después de ello se produjo la unión de los dos ejércitos prusianos. Las pérdidas
de los austríacos fueron, por lo menos, de un cuerpo y medio, mientras que las de
los prusianos no pasaron de la cuarta parte de esa cantidad.
Por consiguiente, vemos que el día 27 los austríacos sólo contaban con dos
La guerra austro-prusiana 1866
Se informa que el tercer cuerpo de ejército (del archiduque Ernest); que había
combatido en Custozza, en cuanto terminó el combate fue enviado por ferrocarril
hacia el norte; en algunas comunicaciones se menciona que se incorporó a las
fuerzas de Benedek. Este cuerpo, con cuya incorporación todo el ejército
constaría de nueve cuerpos, incluidos los sajones, no pudo llegar a tiempo para
tomar parte en los combates que tuvieron lugar durante los últimos días de junio.
Cualesquiera fueran los errores del plan operativo de los prusianos, éstos los
corrigieron con su rapidez y con la energía de sus acciones. Las operaciones de
cada uno de los dos ejércitos estuvieron exentas de errores. Sus golpes Rieron
breves, fuertes y decisivos, y les aseguraron la victoria completa. Después de la
unión de ambos ejércitos, su energía no se debilitó; siguieron avanzando, y ya el
día 3 el ejército prusiano en su conjunto se encontró con las fuerzas unidas de
Benedek, a las que asestó un golpe aplastante y definitivo. 48
Resulta difícil suponer que Benedek aceptara por propia voluntad este
combate. No hay duda de que la rápida persecución de los prusianos lo obligó a
detenerse con todos sus efectivos en una posición sólida, para reagrupar sus
fuerzas y enviar un día antes los convoyes del ejército en retirada; no esperaba
un ataque diurno con fuerzas importantes, y confiaba en que se podría partir por
la noche. Ningún hombre en su posición, con los cuatro cuerpos absolutamente
derrotados y después de tan graves pérdidas, podía aspirar a una batalla
inmediata y decisiva, cuando existía la posibilidad de una retirada segura. Pero es
evidente que los prusianos lo obligaron a entablar combate, y de ello resultó la
derrota completa de los austríacos; y si no se firma el armisticio, éstos intentarán
llegar a Olmütz o a Viena, en las condiciones menos propicias, puesto que el
menor movimiento de los prusianos para rodearlos por el flanco derecho cortaría
el camino directo a la mayor parte de las tropas y las rechazaría hacia las colinas
de Glatz, donde serían reducidas a prisión. Hace diez días que el “Ejército del
norte” —uno de los mejores de Europa— dejó de existir.
170
Engels se refiere a la batalla decisiva de la guerra austro-prusiana, que tuvo lugar el 3 de julio
4848
junto a la ciudad de Kóniggratz (nombre correcto en checo Hradec-Králové), cerca de la aldea Sadowa.
En la historia esta batalla se registra con dos nombres: de Kóniggratz y de Sadowa.
La guerra austro-prusiana 1866
49 Sobre las batallas de lena, Waterloo y Ligny, véanse las notas de "Infantería” y "Caballería” en
172
50 Confederación del Norte de Alemania. Estado unificado alemán, fundado en agosto de 1866
Pero el súbito y enérgico estallido del sentimiento nacional entre los alemanes
desbarató todo plan de esa índole: Luis Napoleón no se vio frente al rey Guillermo
“Anexandro”*, sino ante la nación alemana. En ese caso, no se podía ni pensar en
emprender un avance impetuoso, cruzando el Rin, ni siquiera aunque se contara
con un ejército de 120.000 a 150.000 hombres. Como no lograron sorprenderlos
de improviso, tuvieron que realizar una campaña regular con todos los efectivos.
La guardia, los ejércitos de París y Lyon, y el cuerpo de ejército del campamento
de Châlons, que habrían sido suficientes para el primer objetivo, ahora apenas
alcanzaban para formar el núcleo del inmenso ejército imprescindible para la
invasión. Así, pues, comenzó la segunda etapa de la guerra, la de preparación de
una gran campaña, y a partir del día de hoy comenzaron a declinar las
probabilidades que el emperador tenía de lograr una victoria incondicional.
* Juego de palabras, que lo presenta como conquistador. (Ed.)
Comparemos ahora las fuerzas que están listas para su mutua exterminación;
para simplificar la comparación, tomemos sólo la infantería. Es el tipo de arma
que decide la batalla; y la insignificante diferencia en las fuerzas de caballería y
artillería, incluyendo la mitrailleuse51 y otros cañones, que hacen prodigios con
sus acciones, no tendrá gran importancia para ninguna de las dos partes.
Francia cuenta con 376 batallones de infantería (38 de la guardia, 20 de
tiradores, 300 de línea, 9 zuavos, 9 turcos**, etc.), en tiempos de paz cada batallón
tiene ocho compañías.
** Nombre no oficial de las tropas de tiradores en las guerras coloniales francesas, formadas por africanos. (Ed.)
174
51 Mitrailleuse arma de tiro rápido de varios cañones, colocada sobre una cureña pesada. Los
primeros modelos estaban constituidos por diez cañones de fusil sobre una. cureña de artillería.
Después de la guerra franco-prusiana las mítrailleuses fueron retiradas del armamento, pero luego los
principios en que se basaba esta arma fueron aplicados para la creación de las ametralladoras.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
así como la guardia móvil, sólo pueden ser considerados tropas de guarnición.
Por lo tanto, para los primeros combates decisivos Francia sólo cuenta con los ya
mencionados 376 batallones.
De ellos, a juzgar por los datos de que disponemos, el ejército del Rin,
compuesto por seis cuerpos de ejército —del 1º al 6º, y la guardia—, consta de
299 batallones. Incluyendo el 7º cuerpo (del general Montauban), que sin duda
está destinado a ser enviado al Báltico, tenemos la cifra de 340 batallones; por
consiguiente, para la defensa de Argelia, de las colonias y en la propia Francia sólo
quedan 36. De ello se desprende que Francia ha concentrado contra Alemania
todos sus efectivos y que hasta comienzos de setiembre no podrá aumentarlos
con nuevas unidades con capacidad combativa.
Ahora veamos qué pasa del otro lado. El ejército de Alemania del norte consta
de trece cuerpos de ejército y suma 368 batallones de infantería, o, término
medio, veintiocho batallones por cuerpo. Cada batallón tiene en tiempos de paz
cerca de 540 hombres, y en tiempos de guerra alrededor de 1.000. Al recibir la
orden de movilización, cada regimiento de tres batallones encomienda a varios
oficiales la formación de un cuarto batallón. Los reservistas son llamados a filas
en el acto. Son hombres que han servido de dos a tres años en el regimiento y
siguen sujetos al servicio militar hasta la edad de 27 años. Son más que
suficierites para cubrir tres batallones de campaña y proporcionar buenos
cuadros para un cuarto batallón, que se forma con el Landwehr. Así, pues,
batallones de campaña pueden estar listos para emprender su misión a los pocos
días, y los cuartos batallones a las 4 ó 5 semanas. Simultáneamente, por cada
cuerpo de línea se forma un regimiento de Landwehr compuesto por dos
batallones, con hombres cuya edad oscila entre los 28 y 36 años.
175
ocurrirá ahora.
De los trece cuerpos del ejército del norte de Alemania, diez se hallan en la
actualidad en el Rin, con un total de 280 batallones; además, cerca de 70
batallones de las tropas del sur de Alemania, lo que suman 350 batallones.
Quedan, para el servicio de costas o en reserva, tres cuerpos de ejército, u 84
batallones. Para la defensa costera es más que suficiente un solo cuerpo, junto
con el Landwehr. Los dos cuerpos restantes, según los informes que tenemos,
probablemente estén también en marcha hacia el Rin. Para el 20 de agosto estas
tropas pueden ser reforzadas, por lo menos con un centenar de cuartos batallones
y de 40 a 50 batallones del Landwehr, cuyos efectivos superan (por su
preparación combativa) a los cuartos batallones franceses y a la guardia móvil,
formados en lo esencial con hombres casi sin preparación. Por lo tanto, Francia
sólo dispone de 550.000 soldados adiestrados, en tanto que el norte de Alemania
cuenta con 950.000. En ello consiste la superioridad de Alemania, que se hará
sentir cada vez más, a medida que se aplace la batalla decisiva, y ésta no llegue a
su punto culminante a fines de setiembre.
176
Así pues, vemos que por lo menos tres cuerpos de ejército, o cerca de 100.000
hombres, han sido adelantados a la línea del Sarre. Dos de ellos, el 7° y el 8?,
forman parte del ejército del norte del general Steinmetz (el 7?, 8?, 9? y 10?
cuerpos). Ello permite suponer que todo ese ejército está concentrado en la
actualidad entre Saarburg y Saarbrücken. Si 30.000 hombres de caballería (o una
cifra aproximada) se hallaban realmente en las proximidades de Colonia, habrían
debido pasar por Eifel y Mosela en dirección al Sarre. Toda esta agrupación de
tropas parecería indicar que los alemanes asestarán el golpe principal con su
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
flanco derecho entre Metz y Saarlouis, en dirección al valle del alto Nid. Si la
caballería de la reserva ya ha pasado realmente en la dirección indicada, esta
suposición se convertirá en certeza.
Este plan implica la concentración de todo el ejército alemán entre los Vosgos
y el Mosela. El ejército central (del príncipe Federico Carlos, compuesto por el 2?,
3?, 4? y 12? cuerpos) deberia Ocupar las posiciones lindantes con el flanco
izquierdo de Steinmetz, o bien concentrarse en su retaguardia en calidad de
reserva. El ejército del sur (del Kronprinz, compuesto por el .5? cuerpo, la guardia
y las tropas del sur de Alemania) formaría el ala izquierda, en la región de
Zweibrücken. Desconocemos dónde se encuentran enla actualidad todas esas
tropas y cómo han sido llevadas hasta sus posiciones. Sólo sabemos que el 3?
cuerpo de ejército comenzó a avanzar hacia el sur a través de Colonia, por el
ferrocarril de la orilla izquierda del Rin. Pero podemos suponer que la misma
mano que trazó el plan de la rápida concentración de 100.000 a 150.000 hombres
en el Sarre, desde puntos aislados e indudablemente diferentes, señalará el
camino para una concentración similar por parte de las demás unidades del
ejército.
No cabe duda de que se trata de un plan audaz, y no tiene menos
probabilidades de éxito que cualquier otro que se hubiera propuesto. Presupone
una batalla en la que el ala izquierda alemana, desde Zweibrücken y casi hasta
Saarlouis, realiza exclusivamente combates defensivos, en tanto que el ala
derecha, avanzando hasta Saarlouis y más al este de este punto, apoyada por
fuertes reservas, ataca al enemigo con todas sus fuerzas, y con un movimiento de
flanco de toda la reserva de caballería le corta las comunicaciones con Metz. Si
este plan tiene éxito y los alemanes ganan la primera gran batalla, el ejército
francés corre el riesgo de encontrarse no sólo cortado de su base más próxima —
Metz y el Mosela—, sino de ser arrojado hasta una posición que permita a los
alemanes aparecer entre él y París,
179
Mientras tanto, debe considerarse que jamás se puede tener la seguridad total
de que estos planes estratégicos pueden dar todos los resultados que de ellos se
espera. Siempre pueden surgir obstáculos: las unidades de tropas no llegan en el
momento preciso en que son necesarias; el enemigo realiza desplazamientos
imprevistos, pues ha tomado medidas inesperadas de precaución; y por último,
combates encarnizados y tenaces, o el sentido común de algún general, puede
salvar con frecuencia a un ejército destrozado de la peor consecuencia posible de
una derrota, es decir, de que pierda las comunicaciones con su base.
Escrito por F. Engels en inglés el 31 de julio de 1870. Publicado por primera vez en Pall Mall Gazette,
el 2 de agosto de 1870.
C. Marx y F. Engels, Obras, t. XIII, p. II.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
180
¿Por qué, entonces, no tuvo lugar esa ofensiva? Por la sencilla razón de que si
los soldados franceses estaban efectivamente listos, no lo estaba la intendencia.
No tenemos por qué recurrir a los rumores que llegan del lado alemán; contamos
con el testimonio del capitán Jeannereau, oficial francés veterano, actual
corresponsal de Le Temps, adjunto al ejército activo. Indica con claridad que sólo
el l de agosto comenzaron los suministros de campaña para el ejército; las tropas
tenían pocas cantimploras, marmitas y otro equipo de campaña, la carne estaba
pasada, y el pan con frecuencia enmohecido. Realmente podría decirse que por
ahora el ejército del II Imperio ha sido derrotado por el propio II Imperio. Con ese
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
régimen, en el cual sus partidarios pagan con largueza con todos los medios del
sistema de soborno establecido desde hace mucho, no era de esperar que ese
sistema dejara de aplicarse en la intendencia del ejército. Hace mucho que se
preparaba la guerra actual, según reconoce el señor Rouber; pero por lo que se
ve, se ha dedicado una ínfima atención a la acumulación de reservas, en especial
de equipos; y justamente ahora, en el período crítico de la campaña, el desorden
que reinaba en este terreno provocó un retraso de casi una semana en las
operaciones.
Esta demora proporcionó una enorme ventaja a los alemanes. Les dio tiempo
para trasladar sus tropas al frente y concentrarlas en las posiciones señaladas.
Como ya saben nuestros lectores, partimos de la suposición de que todas las
fuerzas alemanas están concentradas en la actualidad en la orilla izquierda del
Rin, ocupando posiciones frente al ejército francés. Esta opinión la confirman
todas las comunicaciones oficiales y particulares recibidas desde el martes,
cuando suministramos plenamente al Times los datos más detallados sobre esta
cuestión, aunque esta mañana. los publica ese diario como noticias propias. Tres
ejércitos (de Steinmetz, del príncipe Federico Carlos y del Kronprinz) componen
en total 13 cuerpos de ejército, o, por lo menos, de 430.000 a 450.000 hombres.
Las fuerzas que se les enfrentan, según el cálculo más alentador, no ascienden a
más de 330.000 ó 350,000 soldados adiestrados. Si son más, el resto lo
constituirán sin duda batallones no adiestrados y formados recientemente. Pero
las tropas germanas distan mucho de representar todas las fuerzas de Alemania.
182
Sólo entre las fuerzas de campo hay tres cuerpos de ejército (1º, 6º y 11º) no
incluidos en este cálculo. Desconocemos dónde pueden encontrarse. Sólo
sabemos que han abandonado sus guarniciones, y descubrimos a regimientos del
llº cuerpo en la orilla izquierda del Rin y en el Palatinado bávaro. También
sabemos de fuentes fidedignas que en Hannover, Bremen y las cercanías no hay
en la actualidad otras tropas que las del Landwehr. Lo cual nos lleva a la
deducción de que por lo menos la mayor parte de estos cuerpos también ha sido
enviada al frente, y en ese caso la superioridad numérica de los alemanes
aumenta aproximadamente en 40.000 ó 60.000 hombres. Tampoco nos
asombraría que varias divisiones del Landwehr hayan sido enviadas al frente en
el río Sarre; hoy día el Landwehr Cuenta con 210.000 combatientes bien
preparados, y en los cuartos y otros batallones de línea, con 180.000 hombres
casi adiestrados, parte de los cuales puede ser utilizada para asestar el primer
golpe decisivo. No hay que pensar que esos hombres existen en cierta medida
sólo en el papel. La movilización de 1866 evidencia que existen en realidad, y la
actual ha vuelto a demostrar que hay más hombres adiestrados de los que se
necesita, y que se encuentran dispuestos a entrar en operaciones. Estas cifras
parecen increíbles, pero ni siquiera ellas agotan el potencial militar de Alemania.
Por consiguiente, a fines de esta semana el emperador se verá frente a frente
con fuerzas superiores del enemigo. Y si la semana pasada quiso avanzar, pero no
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
pudo, hoy no tiene posibilidades ni deseos de iniciar la ofensiva. Y que está muy
lejos de desconocer las fuerzas del enemigo, lo vemos por una insinuación
contenida en una noticia que ha llegado de París, según la cual 250.000 prusianos
están concentrados entre Saarlouis y Neuenkirchen. La comunicación de París no
dice una palabra acerca de lo que ocurre entre Neuenkirchen y Kaiserslautern.
Por ello es posible que la inactividad del ejército francés, inclusive hasta el jueves,
se deba en parte a la modificación del plan de la campaña y a que los franceses,
en lugar de una ofensiva, traten de quedar en una posición defensiva, para
aprovechar las ventajas del extraordinario incremento del potencial de fuego que
representan para él ejército —listo para esperar el ataque en una posición
fortificada— los fusiles de retrocarga y la artillería estriada. Pero sí toman esta
resolución, los franceses se llevarán una gran desilusión desde el comienzo de la
campaña. Sacrificar la mitad de Lorena y Alsacia sin una batalla es grave para el
emperador. Además, dudamos de que para un ejército tan grande se pueda
encontrar cerca de la frontera una posición mejor que los alrededores de Metz.
183
En el caso de que los franceses opten por ese movimiento, los alemanes
pondrían en práctica el plan de acciones que hemos expuesto más arriba. Podrían
intentar atraer a su adversario a una gran batalla, antes que éste llegue a Metz, y
adelantarse entre Saarlouis y Metz. De todos modos, intentarán rodear por el
flanco la posición fortificada francesa y romper sus comunicaciones con la
retaguardia.
Un ejército de 300.000 hombres exige gran cantidad de víveres, y no puede
permitir que las vías de acceso de éstos queden interrumpidas ni siquiera unos
días. En esas condiciones, se verá obligado a abandonar la posición y a aceptar el
combate en campo abierto, en cuyo caso perdería las ventajas de la defensa. Sea
como fuere, podemos tener la seguridad de que en el plazo más breve ocurrirán
serios acontecimientos. Tres tercios de un millón de hombres no pueden quedar
concentrados durante largo tiempo en un territorio de 50 millas cuadradas. La
imposibilidad de alimentar a una masa tan enorme de hopas obligará a una u otra
parte a moverse de su sitio.
Repetiremos, para finalizar, que partimos de la suposición de que los
franceses, al igual que los alemanes, han lanzado al frente todos sus efectivos para
participar en la primera gran batalla. Y seguimos sosteniendo la opinión de que
en ese caso los alemanes contarán con una considerable superioridad numérica,
suficiente como para garantizarles la victoria, siempre que no cometan errores
muy grandes. Nos convencen de ello todas las comunicaciones oficiales y
particulares que se reciben. No obstante, es evidente que todo esto no es
fundamento para sustentar una seguridad absoluta. Nos vemos obligados a
extraer conclusiones en base a datos que pueden resultar falsos. No sabemos qué
situación puede desarrollarse, ni siquiera en el momento en que estamos
escribiendo estas líneas; tampoco se puede predecir qué errores cometerá el
mando de ambas partes o, por el contrario, qué fuerza genial pondrá en juego.
184
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Por la misma causa, ella desbaratará los planes de Napoleón. Se trata de una
noticia que no se puede comunicar al ejército francés, ni siquiera en la forma más
5252 En Weissenburg (Alsacia), el 4 de agosto de 1870, la división francesa de Deaux (que integraba
el primer cuerpo de Mac-Mahon) fue atacada por tres cuerpos del ejército prusiano. Durante cruentos
ataques a las posiciones fortificadas de Weissenburg los prusianos perdieron 1.551 hombres, entre
muertos y heridos. Los combates de Weissenburg pusieron de manifiesto el creciente poderío de las
ciudadelas fortificadas de campaña. Al mismo tiempo, las operaciones demostraron que el mando
francés no supo realizar la movilización oportuna y asegurar el correcto despliegue de sus ejércitos,
factores que, en gran medida, condicionaron el éxito de los prusianos en el período de los combates
fronterizos, durante la primera etapa de la guerra franco-prusiana.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
186
La rapidez de las operaciones del III ejército alemán esclarecen cada vez más
los planes de Moltke. La concentración de este ejército en el Palatinado debía
haberse realizado por los caminos que atraviesan los puentes de Mannheim y
Germerscheim. y, probablemente, por los pontones militares ubicados entre esas
ciudades. Antes de emprender la marcha por los caminos a través de Gardt, al
oeste de Landau y Neuestadt, las tropas concentradas en el valle del Rin fueron
lanzadas a la ofensiva contra el flanco derecho de los franceses. Esa ofensiva con
fuerzas superiores, teniendo a Landau cerca de la retaguardia, no representaba
riesgo alguno y podía dar grandes resultados. Si, además, se lograba empujar
hacia el valle del Rin a una parte considerable de las tropas francesas,
apartándolas de sus fuerzas principales, y derrotarlas y cercarlas valle arriba, en
dirección a Estrasburgo, esas fuerzas serían eliminadas de la participación en la
batalla general, en tanto que el III ejército alemán, ubicado mucho más cerca de
las fuerzas principales francesas, conservaría la posibilidad de intervenir en ella.
De todos modos, la ofensiva en el flanco derecho de los franceses podría inducir
a éstos en un error, si el golpe principal de los alemanes, como seguimos
suponiendo —pese a la opinión contraria de numerosos militares y de
aficionados no militares a conversar sobre las últimas noticias—, fuera dirigido
contra el flanco izquierdo de los franceses.
El ataqué de sorpresa y con éxito en Weissenburg evidencia que las
informaciones de que disponían los alemanes sobre el emplazamiento de los
franceses, los indujeron a realizar esa maniobra. Los franceses, ansiosos de
tomarse un desquite, se metieron en la trampa sin pensarlo mucho. El mariscal
Mac-Mahon comenzó a concentrar inmediatamente sus cuerpos cerca de
Weissenburg; según comunican, para terminar con esta maniobra necesitaba dos
días. Pero el Kronprinz no tenía la menor intención de concederle ese plazo.
Aprovechó sin pérdida de tiempo su ventaja, y el sábado atacó a los franceses
cerca de Woerth, en el río Sauer53, aproximadamente a 15 millas al suroeste de
Weissenburg. Mac-Mahon, según su propia descripción, ocupaba una posición
fuerte. No obstante, más o menos a las cinco de la tarde fue sacado de ella y, de
acuerdo con las presuposiciones del Kronprinz, se replegó con todas sus unidades
hasta Bitsch. De ese modo, habría podido salvar la situación, es decir, no hubiera
sido arrojado en forma excéntrica hacia Estrasburgo y seguiría manteniendo
53 La batalla de Woerth, el 6 de agosto de 1870, fue una gran contraofensiva en el primer período
de la guerra franco-prusiana de 1870-1871, que culminó con la derrota del cuerpo francés de Mac-
Mahon. La batalla comenzó por iniciativa de los jefes de unidades y se distinguió por la dispersión de
las operaciones, la falta de una dirección común, la incapacidad del mando prusiano de organizar una
persecución decisiva. La batalla de Woerth confirmó la necesidad de renunciar a la formación en
columnas, común en aquellos tiempos para la infantería, pues con el empleo de las armas rayadas de
tiro rápido sufrían grandes bajas.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
contacto con las fuerzas principales del ejército. Sin embargo, por los telegramas
franceses posteriores se sabe que en realidad se retiró hacia Nancy, y que ahora
su Estado Mayor se encuentra en Saverne.
187
El golpe recibido junto a Weissenburg fue suficiente para excitar a todo París,
y, sin duda alguna, para privar al ejército de su sangre fría. Era preciso tomarse el
desquite: envían en seguida a Mac-Mahon con dos cuerpos para ese desquite; no
cabe duda de que fue un paso erróneo, pero de todos modos había que darlo, y
así se hizo, con el resultado que ya se conoce. Si el mariscal Mac-Mahon no puede
obtener un refuerzo que le permita enfrentarse otra vez con el Kronprinz, éste,
después de recorrer unas quince millas hacia el sur, podrá apoderarse de la línea
férrea Estrasburgo-Nancy, envolviendo con este movimiento cualquier línea de
la defensa que los franceses confiaran conservar delante de Metz. No cabe duda
de que este terror á ser envueltos es lo que obliga a los franceses a abandonar la
región del Sarre. Y si deja que sus tropas de avanzada persigan a Mac-Mahon, el
Kronprinz puede avanzar inmediatamente a la derecha a través de las columnas,
hacia Pirmasens y Zweibrücken, para unirse al flanco derecho del ejército del
príncipe Federico Carlos. Este último se encontraba durante todo este tiempo en
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
algún lugar entre Maguncia y Saarbrücken, en tanto que los franceses afirman con
insistencia que está junto a Tréveris. Por ahora no podemos determinar cómo
repercutirá en las acciones del Kronprinz la derrota del cuerno del general
Frossard cerca de Forbach54 después de la cual, por lo visto, se efectuó el avance
de ayer de los prusianos hacia Saint-Avolde.
Si después de Weissenburg, el II Imperio necesitaba una victoria a toda costa,
en mucho mayor grado le es imprescindible ahora, después de Woerth y Forbach.
Si Weissenburg fue suficiente para desbaratar los planes anteriores en cuanto a
las operaciones del ala derecha, los combates que tuvieron lugar el sábado
echaron por tierra inevitablemente todas las medidas elaboradas para el ejército
en su conjunto. El ejército francés se ha visto despojado de toda iniciativa. Sus
acciones están impulsadas, no tanto ñor consideraciones militares como por la
necesidad política. Cuando un ejército de 300.000 hombres, acampado casi a la
vista del enemigo, debe guiarse en sus actividades por lo que ocurre o puede
ocurrir en París, en vez de orientarse por lo que está ocurriendo en el campo
adversario, hay que descontar que está semiderrotado. Por supuesto, nadie
puede predecir el resultado de la batalla general, que deberá realizarse
inevitablemente, si es que no ha comenzado ya; pero sí puede decirse con toda
seguridad que si Napoleón III continúa aplicando durante una semana más una
estrategia como la que ya ha utilizado, ello será suficiente para aniquilar al mejor
y más poderoso ejército del mundo.
189
al cuerpo francés del general Frossard; el 7 de agosto tomaron la ciudad de Forbach. En las
publicaciones históricas esta batalla se conoce más como la de Spichem.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
191
Ahora ya no cabe la menor duda de que nunca se hizo una guerra con tan
extremo menosprecio por las reglas comunes de la prudencia, como “el paseo
militar a Berlín” de Napoleón. La guerra por el Rin había sido la última y la más
segura carta que se jugaba Napoleón; pero al mismo tiempo, un fracaso
significaba la caída del II Imperio. En Alemania lo comprendieron muy bien. La
constante espera de una guerra contra Francia fue una de las consideraciones
principales que obligó a muchos alemanes a conformarse con los cambios
acaecidos en 1866. Si, por una parte, Alemania había sido segregada, por otra, se
había fortalecido; la organización militar del norte de Alemania proporcionaba
muchas más garantías de seguridad que la organización militar más grande; pero
floja, de la vieja Confederación.* Esta nueva organización militar contaba con
poner bajo las armas a 552.000 hombres de tropas de línea y a 205.000 del
Landwehr, formados en batallones, escuadrones y baterías y, al cabo de dos o tres
semanas, a 187.000 hombres más de las tropas de la reserva (Ersatztruppen),
totalmente preparados para actuar en el frente. Esto no era un secreto. En
repetidas ocasiones se publicó todo el plan de división del ejército en distintos
cuerpos, con la enumeración de las circunscripciones de las que cada batallón,
etc., debería recibir refuerzos. Es más, la movilización de 1866 demostró que esta
organización no sólo existe sobre el papel. Cada hombre sujeto a la movilización
había sido inscrito debidamente; también era bien sabido que en el cuartel de
cada jefe de circunscripción del Landwehr estaban ya listas las órdenes de
reclutamiento para cada hombre, y sólo restaba ponerles la fecha.
* Se refiere a la Alianza del norte de Alemania (1815-1866), compuesta por 38 Estados alemanes. (Ed.)
192
Pero para el emperador francés esas enormes fuerzas sólo existían en el papel.
Las fuerzas reunidas por él al comienzo de la campaña ascendían, cuando mucho,
a 360.000 hombres del ejército del Rin y de 30.000 a 40.000 destinados a la
expedición del Báltico; en total, cerca de 400.000 hombres. Ante esa falta de
correspondencia y dado el tiempo prolongado que requiere poner a las nuevas
formaciones francesas (los cuartos batallones) en disposición de combate, su
única esperanza de éxito era la ofensiva por sorpresa mientras los alemanes
estuvieran en pleno auge de movilización. Hemos visto cómo se dejó perder esa
posibilidad y cómo también fue omitida la segunda probabilidad de éxito, es
decir, la ofensiva sobre el Rin; ahora señalaremos otro error.
En momentos de haber sido declarada la guerra las posiciones del ejército
francés eran excelentes. Esto, por lo visto, era parte integrante del plan de la
campaña, detalladamente estudiado. Tres cuerpos de Thionville, Saint-Avolde y
Bitsch en la primera línea, en la misma frontera; dos cuerpos en Metz y
Estrasburgo, en la segunda línea; dos cuerpos en la reserva, cerca de Nancy, y el
octavo cuerpo en Belfort. Aprovechando el ferrocarril, se podrían concentrar
estas tropas en pocos días para iniciar la ofensiva, ya fuera en dirección a Lorena,
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
a través del Sane, ya desde Alsacia a través del Rin, y asestar el golpe, de acuerdo
con las circunstancias, en dirección norte c este. Pero esas posiciones del ejército
servían sólo para la ofensiva, y en modo alguno para la defensa. La primera
condición para las posiciones de un ejército que está en la defensiva es la
siguiente: las unidades de vanguardia deben estar a una distancia de las fuerzas
principales que les permita recibir a su debido tiempo los partes acerca de la
ofensiva del enemigo y tener tiempo para concentrar las tropas antes de su
aparición. Supongamos que las unidades del flanco requieren una marcha de un
día para llegar hasta el centro: en ese caso, la vanguardia debe encontrarse, por
lo menos, a la distancia de un día de marcha delante del centro. Y en este caso
concreto tres cuerpos, el de Ladmireau, de Frossard y de de Faillie, y también
parte del cuerpo de Mac-Mahon, estaban acampados en las inmediaciones de la
frontera, con el agravante de que se habían extendido en una línea por lo menos
de noventa millas desde Weissenburg hasta Zirke. Para aproximar las unidades
del flanco al centro habrían sido necesarios dos días enteros, y no obstante,
inclusive cuando se supo que los alemanes se encontraban delante, a pocas millas,
no se dio el menor paso para acortar la extensión del frente o para desplazar la
vanguardia a una distancia que asegurara la oportuna recepción de los informes
acerca de la ofensiva que se preparaba. ¿Cómo puede sorprender, entonces, que
varios cuerpos hayan sido derrotados por partes?
193
quien hace sólo tres años se ha retirado del ejército, da en Le Temps el mejor
testimonio al respecto. Había sido hecho prisionero por los prusianos en su
“bautismo de fuego” y pasó dos días con ellos, durante los cuales vio a la mayor
parte de su octavo cuerpo de ejército. Se sintió asombrado de ver la diferencia
que existía entre la opinión que tenía de ellos y la realidad. He aquí la primera
impresión que recibió cuando lo llevaron al campamento:
194
Entre los alemanes todo era completamente distinto que entre los franceses.
Ellos calculaban en debida forma, por supuesto, la capacidad combativa de los
franceses. La concentración de las tropas alemanas se realizó con rapidez pero
con precaución. Todos los hombres aptos para el servicio militar habían sido
enviados al frente, y ahora, cuando el primer cuerpo de ejército del norte de
Alemania se unió en Saarbrücken con el del príncipe Federico Carlos, es
indudable que toda la infantería, toda la caballería, toda la artillería de ese
ejército, que cuenta con 550.000 hombres, ya han sido llevados al frente, donde
se les deberán sumar las tropas del sur de Alemania. Y los resultados de esta
enorme superioridad numérica se reforzaron gracias a la superioridad del mando
militar.
195
LA CRISIS DE LA GUERRA
Por lo que se ve, el miércoles 18 de agosto los dos ejércitos tuvieron una
tregua, pero el jueves todas las esperanzas que podía cifrar Bazaine en una
retirada feliz se desmoronaron por completo. Esa mañana los prusianos lo
atacaron, y al cabo de un combate de nueve horas “el ejército francés estaba
totalmente destruido, cortadas sus comunicaciones con París y arrojado hacia
atrás, en dirección a Metz”. Esa misma tarde o al día siguiente, el ejército del Rin
se vio obligado a volver a la fortaleza, que había abandonado al comenzar la
semana. Los alemanes pueden cortar con facilidad todo suministro al ejército
encerrado allí, tanto más cuanto que la localidad ya está completamente
devastada por la prolongada permanencia de las tropas en ella, y el ejército
bloqueador acaparará sin duda todo lo que se pueda conseguir. Por lo tanto, el
hambre deberá muy pronto obligar a Bazaine a replegarse; sólo es difícil
determinar en qué dirección. El movimiento hacia el oeste será interceptado por
las fuerzas superiores del enemigo; el movimiento hacia el norte es en extremo
peligroso; el movimiento hacia el sureste podría tener éxito en parte, pero en
modo alguno daría resultados inmediatos. Aunque lograra, con el ejército
desordenado, llegar a Belfort o Besanzón, no podría ejercer una influencia
significativa en el destino de la campaña. Esta es la situación a que ha llevado al
ejército francés la indecisión en el segundo período de la campaña. No cabe duda
de que el gobierno en París conoce esto perfectamente. Lo demuestra el hecho de
que las fuerzas móviles de Bazaine hayan sido llamadas a París. Desde el instante
en que las fuerzas principales de Bazaine se vieron cortadas, la situación de
Châlons, que no había sido otra cosa que un lugar de concentración de tropas,
había perdido su significado. El punto más cercano para concentrar todas las
fuerzas es París, y hacia allí deben dirigirse de ahora en adelante. No obstante,
ahora no hay fuerzas capaces de enfrentar al III ejército alemán, que en la
actualidad debe estar avanzando hacia la capital. Los franceses se convencerán
en breve, por experiencia propia, si las fortificaciones de París justifican los
gastos invertidos en ellas.
199
Aunque la amenaza de esta catástrofe final era evidente ya desde hacía varios
días, es difícil imaginarse que ocurra en realidad. Hace dos semanas los ingleses
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
200
Aunque aún desconocemos todos los detalles sobre las cruentas batallas
desarrolladas la semana pasada en tomo de Metz, estamos lo bastante informados
ahora como para hablar un claro informe de lo que ocurrió en realidad.
La batalla que tuvo lugar el domingo 14 de agosto fue iniciada por los alemanes
a fin de detener la retirada de los franceses hacia Verdón. El domingo, después de
mediodía, se advirtió que los restos del cuerpo de Frossard habían cruzado el
Mosela y se dirigían a Longwy; también se observaban síntomas de movimiento
entre las tropas acampadas al este de Metz. El 1 er cuerpo de ejército (de Prusia
oriental) y el 7º (de Westfalia y Hannover) recibieron la orden de iniciar la
ofensiva. Persiguieron a los franceses hasta que se encontraron ellos mismos en
la zona de fuego de los fuertes; pero los franceses, previendo ese avance,
concentraron con antelación poderosas fuerzas en las posiciones fortificadas en
el valle del Mosela y en una quebrada estrecha, por la que pasa un riachuelo de
Oriente a Occidente, y desemboca al norte de Metz. Esta masa de tropas se
abalanzó inesperadamente sobre el flanco derecho de los alemanes, que ya
estaban sufriendo pérdidas producidas por el fuego de los fuertes y, según dicen,
las hizo retroceder en desorden. Después de lo cual los franceses probablemente
volvieron a retirarse, ya que es sabido que los alemanes retuvieron la parte del
campo de batalla que está fuera del alcance del fuego de los fuertes, y volvieron a
sus vivaques anteriores sólo después del amanecer. Conocemos esto por cartas
particulares de personas que participaron en el combate, y también por la carta
del corresponsal de Manchester Guardian, publicada el lunes, quien visitó el
campo el lunes por la mañana y lo halló ocupado por los prusianos, que prestaban
ayuda a los heridos franceses abandonados allí. Las dos partes pueden
considerar, hasta cierto punto, que han logrado los objetivos que se habían
planteado en ese combate: los franceses atrajeron a los alemanes a una
emboscada y les causaron crueles pérdidas; los alemanes, por su parte,
detuvieron la retirada de los franceses hasta tanto el príncipe Federico Carlos
llegara a la línea por la que esa retirada debía pasar-. Por parte de los alemanes
participaron en el combate dos cuerpos, o cuatro divisiones, por parte de los
franceses, el cuerpo de Décant, Ladmireau y parte de la guardia, es decir, más de
siete divisiones. Por lo tanto en este combate los franceses contaban con una gran
superioridad numérica. También se considera que la posición de los franceses
había sido considerablemente reforzada con nidos de tiradores y trincheras,
desde los cuales disparaban con más sangre fría que de costumbre.
201
Hasta el martes 16 de agosto, la retirada del ejército del Pin hacia Verdón no
se había iniciado en lo esencial. Para ese momento las cabezas de las columnas
del príncipe Federico Carlos —el 3? cuerpo de ejército (de Brandenburgo)—
acababan de llegar a las proximidades de Mars-la-Tour. De inmediato atacaron a
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Una de las teorías afirma que Bazaine, por decirlo así, se sacrifica para permitir
que Mac-Mahon y París ganen tiempo. Mientras Bazaine detiene a dos de los tres
ejércitos alemanes junto a Metz, París puede organizar su defensa, y Mac-Mahon
tendrá tiempo para crear un nuevo ejército. Bazaine, por consiguiente, no se
queda en Metz porque no tenga otra salida, sino porque lo exigen los intereses de
Francia. Pero cabe preguntarse: ¿dónde están las unidades que constituirán el
ejército de Mac-Mahon? Su propio ejército, que cuenta ahora con unos 15.000
hombres; los restos de las tropas de de Faillie, desordenadas y diseminadas por
la larga retirada en rodeo —dicen que llegó a Vjtry-leFrançois sólo con 7.000 u
8.000 hombres—; quizás una de las divisiones de Canrobert; dos divisiones del
cuerpo de Félix Douay, las cuales, por lo visto, nadie sabe dónde se encuentran.
En total, aproximadamente 40.000 hombres, incluyendo la infantería de marina,
que forma parte de la expedición báltica que se planeaba. En este número están
comprendidos todos los batallones y escuadrones que le quedaron a Francia de
su antiguo ejército, fuera de Metz. Pueden sumársele cuatro batallones. Parece
que están llegando ahora a París en cantidad bastante numerosa, pero reforzados
en gran medida por reclutas. El número total de estas tropas puede ascender,
aproximadamente, a 130.000 y aun a 150.000 hombres; pero este ejército nuevo
no puede compararse por su calidad al viejo ejército del Rin. Sus antiguos
regimientos están muy desmoralizados. Los nuevos batallones se han formado
con apresuramiento, cuentan en sus efectivos con muchos reclutas y no pueden
ser completados por una oficialidad como la del viejo ejército. Por lo que parece,
la proporción de caballería y artillería no es muy grande; la masa fundamental de
caballería se encuentra en Metz, y en algunos casos, las reservas necesarias para
formar nuevas baterías, arneses, etc., existen sólo sobre el papel. En el número
del domingo de Le Temps, Jeannereau cita un ejemplo de ello. En cuanto a la
guardia móvil, después de haber sido nuevamente trasladada de Châlons a Saint-
Maur, en las proximidades de París, parece que se ha dispersado por completo
debido a la insuficiencia de provisiones. Y a fin de ganar tiempo para crear fuerzas
semejantes, Francia deberá sacrificar todo su mejor ejército. En efecto, este
ejército ha sido sacrificado, si es cierto que se halla encerrado en Meta. Si Bazaine
ha colocado intencionalmente su ejército en la situación en que ahora se
encuentra, cometió un error, en comparación con el cual todos los que se han
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
cometido en esta guerra nada significan. En cuanto a los rumores de que Bazaine
se ha retirado de Meta y se ha reunido con Mac-Mahon en Montmedi, lanzados
ayer por el diario Standard, el resumen militar que publica esta mañana el mismo
diario los refuta suficientemente. Si algunos destacamentos de las tropas de
Bazaine han logrado inclusive escapar hacia el norte durante los últimos
combates junto a Mars-la-Tour, o después de ellos, la masa fundamental de su
ejército sigue encerrada en Meta.
205
largo del frente, tampoco cambiaría nada, tan grande es la diferencia de distancia
a su favor.
En estas condiciones, es de dudar que Mac-Mahon utilice uno de los caminos
señalados; ¿no querrá salir en seguida de la esfera de operaciones del ejército del
Kronprinz y elegir el camino desde Reims, a través de Vouziers, Grand Pré y
Varennes, hacia Verdón, o a través de. Vouziers hasta Stenay, donde cruzaría el
Mosa, y luego se encaminaría hacia el sureste, hacia Metz? Pero ello sólo le
garantizaría una ventaja breve, duplicando las posibilidades de una derrota
definitiva. Estos dos caminos hacen un rodeo más grande y le proporcionarían al
Kronprinz más tiempo para reunir sus fuerzas con las que se encuentran junto a
Metz, a fin de enfrentar a Mac-Mahon, y también a Bazaine, con una superioridad
numérica aplastante.
Así, pues, cualquiera sea el camino que elija Mac-Mahon para salir de Metz, no
podrá eludir al Kronprinz, quien, además, no puede dejar de elegir entre atacar al
enemigo sólo con sus fuerzas o uniéndose a otros ejércitos alemanes. De lo cual
queda claro que el movimiento de Mac-Mahon en ayuda de Bazaine sería un
enorme error, mientras no se quite de encima definitivamente al Kronprinz.
207
Para él, el camino más corto, rápido y seguro hacia Metz pasa a través del III
ejército alemán. Si avanzara directamente hacia él, si lo atacara donde lo
encontrase, le infligiría una derrota y lo perseguiría durante varios días en
dirección sureste, abriendo una cuña, con su ejército triunfante, entre aquél y los
dos ejércitos alemanes (del mismo modo que ya en una oportunidad se lo enseñó
el Kronprinz); y entonces, y no antes, tendría probabilidades de llegar a Metz y
liberar a Bazaine. Pero podemos tener la seguridad de que si se hubiera sentido
con las fuerzas suficientes para ello, lo habría hecho en el acto. Así, pues, la salida
de Reims adquiere otro carácter. No se trata tanto de un movimiento en ayuda de
Bazaine contra Steinmetz y Federico Carlos, como de un intento de Mac-Mahon
de desembarazarse del Kronprinz. Y desde ese punto de vista no se podía haber
hecho nada peor. Como resultado de ello, todas las informaciones directas de
París se trasmiten íntegras a manos del enemigo; se retiran todos los efectivos de
Francia desde el centro hacia la periferia, e intencionadamente se emplazan a una
distancia del centro, mucho mayor que la que separa al enemigo del centro en
este momento concreto. Si ese movimiento se realizara contando con una
superioridad considerable de fuerzas, estaría justificado; pero en este caso se
emprendió con fuerzas desesperadamente pequeñas, con la perspectiva de una
derrota casi segura. ¿A qué conducirá esa denota? Ocurra donde ocurriere,
rechazará los restos del ejército destrozado más lejos de París, hacia la frontera
del norte, donde pueden ser encerrados en un territorio neutral u obligados a
capitular. Si Mac-Mahon emprendió realmente ese movimiento en la dirección
indicada, coloca de intento a su ejército en la misma situación en que Napoleón
puso en 1806 al ejército alemán en Jena con un movimiento de flanco en torno
del territorio del bosque de Turingia. Para un ejército numérica y moralmente
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
más débil se crea de manera permitida una situación en la cual el único camino
de retirada, en caso de derrota, será una estrecha franja de terreno que conduce
a un territorio neutral o al mar. Napoleón obligó a los prusianos a capitular nada
más que por haber llegado a Stettin antes que ellos. Las tropas de Mac-Mahon
tendrán, quizá, que entregarse en esa estrecha franja de territorio francés que se
incrusta en Bélgica entre Meziéres y Charlemont: en Givet.55 En el mejor de los
casos podrán salvarse replegándose a las fortalezas del norte: Valenciennes, Lille,
etc., donde en cualquier circunstancia serán puestos fuera de peligro. Entonces
Francia se verá en poder de los conquistadores.
208
Todo el plan parece tan demencial, que sólo se lo puede explicar por la
necesidad política. Se parece más a un acto de desesperación [coup de désespoir]
que a otra cosa. Surge la impresión —de que tratan de hacer algo, correr algún
nesgo antes de permitir que París adquiera plena conciencia de la verdadera
situación. No se trata del plan de un estratega, sino del de un "argelino”,
acostumbrado a combatir contra tropas irregulares; no del plan de un soldado,
sino del de un aventurero político y militar, de los que gobernaron en 'Francia
durante los últimos diecinueve años. Con ello están eñ consonancia las palabras
que se le atribuyen a Mac-Mahon y que supuestamente pronunció para justificar
esa resolución: “¿Qué dirían si” él no hubiera acudido en ayuda de Bazaine? En
efecto, ¿pero “qué dirían si” él se ubicara en una situación peor que la del mismo
Bazaine? He aquí al II Imperio en todo su esplendor. Mantener las apariencias,
ocultar la derrota: esto es lo que tiene más importancia. Napoleón se jugó todo a
una carta, y la perdió; y ahora Mac-Mahon, cuando tiene una probabilidad contra
diez de ganar, piensa nuevamente jugarlo todo a va banque. Cuanto antes se
desembarace Francia de semejantes hombres, mejor para ella. En ello reside su
única esperanza.
55 En base a un profundo análisis de la situación militar, Engels no sólo predijo la posibilidad de que
el ejército de Mac-Mahon capitulara —lo que ocurrió 7 u 8 días más tarde—, sino que inclusive
determinó con bastante precisión dónde debería ocurrir. Los acontecimientos de Sedán tuvieron lugar
sólo a 20 km del lugar indicado por Engels.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
209
5656 Se refiere a la batalla de Beaumont (ciudad en las cercanías del río Mosa, al sureste de Sedán),
el 30 de agosto de 1870, entre las tropas de Mac-Mahon, que acudían en ayuda de Metz sitiada, y las
unidades de Jos ejércitos 3º y 4º prusianos, que avanzaban cortando el paso al ejército de Mac-Mahon.
Pese a su tenaz resistencia, los franceses fueron derrotados y tuvieron que retroceder hasta Sedán.
Inmediatamente después de esta batalla la ciudad capituló.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Pero Mac-Mahon tiene abierto otro camino. Acabamos de decir que procedió
como si Bélgica le perteneciera. ¿Y si en efecto pensara así? ¿Y si todo el secreto
en que se basa esta estrategia inexplicable consistiera en la firme decisión de
utilizar el territorio belga como si perteneciera a Francia? De Charlemont existe
un camino recto que pasa por territorio belga, a través de Phillippville hacia la
frontera francesa en Maubeuge. Esta carretera representa sólo la mitad de la
distancia desde Meziéres hacia Maubeuge por territorio francés. ¿Qué pasaría si
Mac-Mahon hubiese tenido la intención, en última instancia, de utilizar ese
camino para la retirada? Puede contar con que los belgas no estén en condiciones
de ofrecer una resistencia eficaz a un ejército tan poderoso como el que tiene a su
mando; pero si los alemanes, como es de suponer, persiguen a Mac-Mahon por
territorio belga, y si los belgas no pueden detenerlo, surgirán nuevas
complicaciones políticas pasibles de mejorar, pero no de empeorar la situación
actual de Francia. Además, si Mac-Mahon logra atraer a territorio belga aunque
sólo sea una patrulla alemana, con ese hecho se establecerá una violación de la
neutralidad, y justificará para sus perseguidores la violación de los derechos de
Bélgica. 57 Esas ideas habrían podido ocurrírsele a ese viejo argelino:
corresponden a los métodos africanos de conducción de la guerra, y quizá sólo de
esa manera se pueda justificar la estrategia que está poniendo en práctica. Pero
5757 En su folleto El Po y el Rin (1859) Engels previó la posibilidad de que se violara la neutralidad
de Bélgica durante los grandes choques bélicos de los Estados capitalistas europeos: “...la práctica
histórica deberá aún demostrar que esa neutralidad durante cualquier guerra europea es algo más que
un trozo de papel. (Marx y Engels, Obras, t. XI, parte II, ed. rusa, pág. 42). Durante la guerra franco-
prusiana las partes beligerantes no llegaron a utilizar el territorio belga, pero el curso de la historia
demostró que la previsión de Engels era fusta. En 1914, la Alemania imperialista, repudiando los
acuerdos internacionales, trató a la neutralidad de Bélgica como a “un trozo de papel”. En 1940, la
Alemania hitleriana volvió a violar la neutralidad de esa nación y ocupó su territorio.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
aun esta posibilidad puede fallarle: si el Kronprinz actúa con la rapidez que le es
característica, puede llegar a Monthermé y a la confluencia de los ríos Semoy y
Mosa antes que Mac-Mahon, y entonces éste se verá encerrado entre el río Semoy
y Sedán, en una superficie aproximadamente igual a la que necesitan sus tropas
para acampar, y perderá la posibilidad de cruzar el territorio neutral por el
camino más corto.
213
En ambas orillas del Mosa los franceses fueron rechazados hasta las mismas
cercanías de Sedán. Después del combate, tienen a su disposición en la orilla
izquierda: al oeste el río Var y el canal de Arderías, que corren por el mismo valle
y desembocan en el Mosa Junto a Villere, entre Sedán y Meziéres; al este, una
quebrada y un riachuelo que corre do Rocourd y desemboca en el Mosa junto a
Remilly. Las fuerzas principales francesas, asegurados de ese modo los dos
flancos, ocuparon probablemente la meseta intermedia, dispuestas a recibir la
ofensiva desde cualquier lado. En la orilla derecha del Mosa los franceses,
5858 Cuando Engels habla de las tres batallas en la región de Metz se refiere a la de Colomb-Nouillíe
(pasó a la historia también como batalla de Bomie) del 14 de agosto de 1870, la de Mars-la-Tours del
16 de agosto de 1870 y la de Gravelotte (conocida también con el nombre de Saint-Privat) del 18 de
agosto de 1870, como resultado de las cuales el ejército de Bazaine vio cortado el camino de retirada
al oeste y fue encerrado en Metz. Las tres batallas fueron descritas por Engels en los artículos
anteriores de la serie Notas sobre la guerra. “El combate desesperado de 36 horas” es la batalla en la
región de Metz, que se produjo el 31 de agosto y 1 de setiembre, en la que el ejército de Bazaine intentó
infructuosamente abrirse paso desde Metz en dirección a TríonvíHe.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
seguramente después del combate del martes, cruzaron el Chiers, que desemboca
en el Mosa, junto a Remilly, a cuatro millas de Sedán. En esa localidad hay tres
quebradas, que corren paralelas de norte a sur desde la frontera belga; la primera
y la segunda en dirección del río Chiers; la tercera y más grande de ellas, por
delante mismo de Sedán, hacia el Mosa. Junto a la segunda quebrada, cerca de su
curso superior, se halla la aldea Semay; junto a la tercera, donde la corta el camino
que lleva a Boullon, a Bélgica, está Givonne; y más al sur, donde el camino hacia
Stenay y Montmedi cruza la quebrada, se encuentra Bazeille. Estas tres quebradas
debían convertirse, durante el combate del jueves, en líneas defensivas
consecutivas para los franceses, quienes, naturalmente, retenían con la mayor
tenacidad la última y más fuerte de ellas. Esta parte del campo de batalla recuerda
en cierta medida el de Gravelotte, pero mientras en aquél las quebradas podían
ser rodeadas por la meseta de la que salen, como en realidad se hizo, aquí la
cercanía de la frontera belga hacía muy arriesgado el intento de realizar el rodeo
y casi obligaba a una ofensiva frontal directa.
En tanto los franceses se afianzaban en esas posiciones e iban concentrando
las fuerzas que no habían participado en el combate del martes (entre ellas estaba
probablemente el 12? cuerpo, incluyendo las tropas móviles de París), los
alemanes tenían un sólo día para concentrar sus ejércitos; y cuando iniciaron la
ofensiva, el jueves, tenían en ese punto a todo el IV ejército (la guardia, los
cuerpos 4º y 12º) y tres cuerpos (el 5º, 11º y uno bávaro) del III ejército, fuerzas
moral si no numéricamente superiores a las del Mac-Mahon. La batalla comenzó
a las siete y media de la mañana, y aún continuaba a las cuatro y cuarto, cuando
el rey prusiano envió el telegrama, y los alemanes atacaban con éxito desde todas
partes.
215
217
La derrota de Sedán-, así como otras tantas del ejército francés fueron el resultado directo de la
5959
francés sólo se conservaron las tropas que quedaron en París y el cuerpo del
general Vinoy (el 12? primeramente de Trochu), en total quizá sean 50.000
hombres, compuesto fundamentalmente, si no en su totalidad, por los cuartos
batallones y la guardia móvil. Quizá se les pueda añadir otros 20.000 ó 30.000
hombres de los cuartos batallones, y una cantidad indefinida de tropas móviles
de las provincias, reclutas sin instrucción, totalmente ineptos para las
operaciones de campaña. En Sedán ya vimos el valor militar insignificante de
dichas tropas. No cabe duda de que serían más seguras si contaran con fuertes
hacia los que pudieran retirarse, y varias semanas de adiestramiento, disciplina
y combates elevarían, por supuesto, su capacidad combativa. Pero la defensa
activa de una fortaleza tan grande como París requiere que se maniobre con
grandes fuerzas en campo abierto, que se realicen combates en toda la regla a una
determinada distancia delante de los fuertes cubiertos, e intentos de romper el
frente a través de la línea del cerco, o impedir que ésta se junte. Sin embargo, es
dudoso que la actual guarnición de París esté hoy preparada como para atacar a
un enemigo más poderoso, para lo cual es preciso poner en juego la rapidez y el
empuje, y las tropas deben estar excelentemente adiestradas para este fin.
221
Suponemos que la fusión del III y IV ejércitos alemanes, que cuentan con
180.000 hombres, aparecerá frente a París la semana que viene, la cercará con
destacamentos volantes, destrozará las vías férreas, y con ello todas las
probabilidades de continuar abasteciéndola en forma uniforme, y preparará el
cerco total, que será establecido tan pronto lleguen el I y II ejércitos, después de
la caída de Metz. Además, a los alemanes les quedarán suficientes fuerzas para
enviarlas más allá del Loira, limpiar esa región e impedir todo intento de crear un
nuevo ejército francés. Si París no se entrega, comenzará el sitio en toda la regla,
el cual, siempre que no exista una defensa activa, terminará relativamente
pronto. Tal sería el curso normal de los acontecimientos, si se toman en cuenta
sólo las consideraciones militares; pero la situación ha adquirido ya tal
desarrollo, que puede ser totalmente modificada por acontecimientos políticos, y
no es nuestro objeto predecirlos.
222
El ‘"paso gimnástico” (“corrido” entre los ingleses), que hasta entonces sólo se
aplicaba en las tropas especiales, se hizo obligatorio para toda la infantería, y de
ese modo se logró la rapidez en la maniobra, desconocida hasta la fecha en los
ejércitos. Se proveyó a la caballería de los mejores caballos posibles; los
pertrechos de todo el ejército fueron revisados y completados. Por último,
comenzó la guerra de Crimea. El ejército francés reveló tener grandes ventajas
frente al inglés; gracias a la correlación numérica de los ejércitos aliados, gran
parte de la gloria —de cualquier índole que ésta fuera— le correspondió
naturalmente a los franceses; el carácter mismo de la guerra, en la que tuvo un
papel de importancia el sitio de una gran fortaleza, puso de manifiesto el talento
matemático propio de los franceses, aplicado por sus ingenieros militares. Como
resultado de ello, la guerra de Crimea volvió a llevar al ejército francés al nivel de
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
con el sistema prusiano de aquella época, a cada brigada se había unido un cuerpo
de línea y otro del Landwehr; de este modo en caso de movilización tendría que
volver a formarse la mitad de las tropas de campaña. Los armamentos de las
tropas de línea y del Landwehr resultaron insuficientes; entre las personas
responsables se observaron casos frecuentes de pequeñas dilapidaciones. En fin,
cuando en 1851 el conflicto con Austria obligó a Prusia a efectuar la moralización,
todo el sistema se derrumbó del modo más penoso, y a Prusia le correspondió
pasar por las “horcas caudinas”.60 A costa de grandes inversiones fue remplazado
en el acto todo el armamento, se revisó toda la organización del ejército, pero ello
sólo afectó algunos aspectos de detalle. Cuando en 1859 la guerra italiana
provocó una nueva movilización, el armamento ya estaba en mejores
condiciones, aunque todavía no era completo, y el Landwehr, cuyo estado de
ánimo era excelente en lo referente a una guerra nacional, resultó ser totalmente
indisciplinado para una demostración bélica que podría llevar a la guerra contra
uno u otro de los países beligerantes. Se decidió reorganizar el ejército.
225
originado en los intentos de aquélla de unificar Alemania bajo su dirección. Con ese fin y a iniciativa de
Prusia fue creada la Confederación de 26 Estados germanos, llamada “Unión de Alemania”. Pero las
pretensiones de Prusia chocaron contra la oposición enérgica de Austria y de Rusia. El emperador
Nicolás I, llamó a Varsovia al ministro presidente de Prusia y al canciller de Austria para negociar el
conflicto, y dio a entender al primero que en caso de guerra, Rusia prestaría ayuda a Austria. Los
círculos gobernantes prusianos se vieron obligados a renunciar transitoriamente a sus planes. Con la
mediación del embajador ruso en Austria, se firmó en noviembre de 1850, en Olmütz (ciudad de
Olomouc en Moravia) el acuerdo austro-prusiano, según el cual Prusia reconocía la inamovilidad del
orden establecido en Alemania en 1815, con lo que se garantizaba una influencia ventajosa para
Austria. La “Unión de Alemania” fue liquidada poco después. La movilización que se llevó a cabo en
Prusia (se prolongó hasta 1851) durante el conflicto, reveló el estado insatisfactorio de su ejército.
Engels compara con ironía esta derrota diplomática de Prusia con la de los romanos en el
desfiladero de Caudio, en 321, a. n. e. durante la segunda guerra samnita. Según la leyenda, después de
la batalla, los samnitas obligaron a las legiones romanas que capitulaban a pasar debajo de un yugo, en
seña! de oprobio.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Si los jefes hubiesen inspirado confianza, ¿acaso los oficiales se habrían atrevido,
como se hacía con frecuencia, a viajar en coche durante la campaña? Todo el
sistema está podrido hasta la médula; la atmósfera de corrupción en que, vivió el
II Imperio impregnó por último a su pilar fundamental, el ejército; y en la hora de
prueba, ese ejército sólo pudo oponer al enemigo sus gloriosas tradiciones y la
valentía innata de los soldados, lo cual, por sí solo, es insuficiente para que el
ejército siga siendo de primera clase.
228
ZARAGOZA-PARÍS
Para hacerse una idea justa de lo que es una operación tan grandiosa como el
sitio y la defensa de París, es preciso echar una mirada retrospectiva a la historia
militar, para encontrar en ella alguno de los sitios de gran envergadura, que en
cierta medida sirva de ejemplo de lo que probablemente seremos testigos. Ese
ejemplo podría ser Sebastópol, sida defensa de París trascurriera en condiciones
normales, es decir, si se tratara de un ejército de campaña, capaz de acudir en
ayuda de París o de reforzar su guarnición, como ocurrió en Sebastopol. Pero
París se defiende en condiciones totalmente anormales: no tiene una guarnición
capaz de desarrollar una defensa activa y combates fuera de las fortificaciones, ni
siquiera una seria esperanza de contar con apoyo desde afuera. Por lo tanto, el
sitio más grande de la historia —el de Sebastópol, que por su magnitud sólo es
menor a aquel cuyo comienzo presenciaremos en breve—, no ofrece una idea
correcta de lo que ocurrirá en París; y sólo en etapas posteriores de) sitio, en
especial mediante la confrontación se podrá recurrir a la comparación con el
curso de la guerra de Crimea.
Los sitios durante la guerra norteamericana tampoco ofrecen ejemplos
adecuados. Tuvieron lugar en un período de la lucha en que no sólo el ejército del
sur, sino también en pos de él las tropas del norte ya habían perdido los rasgos
característicos de las milicias sin adiestrar, para adquirir el carácter de tropas
regulares. Durante todos estos sitios se llevó a cabo una defensa sumamente
activa. Junto a Vicksburg tanto como en Richmond, tuvieron lugar previos
combates prolongados por la dominación de un territorio en el que sólo se podría
ubicar a las baterías de sitio, y siempre, salvo en el último asedio de Richmond
por Grant, se intentó prestar ayuda a los sitiados. 61 Pero aquí en París, sólo
61 Se refiere a las operaciones militares de los Estados del norte en el período de la guerra civil en
EE.UU. (1861-1865) con el fin de apoderarse de dos importantes puntos de apoyo de los esclavistas del
sur: Vicksburg (en la orilla del Mississippi) y Richmond (capital de la confederación del sur). Los
sudistas, dada la importancia militar de Vicksburg, mejoraron sus fortificaciones, erigieron baterías de
costa e instalaron artillería de campaña. El ejército de los Estados del norte durante 1862-1863 trató
en varias oportunidades de apoderarse de esa ciudad. El 1 de julio de 1863, después de un cruel
bombardeo, los nordistas ocuparon uno de los reductos del sur. El 3 de julio la guarnición de la fortaleza
se entregó. Durante las operaciones los nordistas organizaron la interacción entre las tropas de tierra
y una gran flotilla, que incluía acorazados. La dominación de Vicksburg afianzó considerablemente las
posiciones de los ejércitos de los Estados del norte en la cuenca del Mississippi.
El primer intento de conquistar Richmond fue emprendido en abril de 1862 por el ejército de
nordistas a las órdenes de McClellan. Pero sus tropas fueron derrotadas en las inmediaciones de esa
ciudad el 26 de junio, y el 2 de julio de 1862 se dieron a la fuga en desbandada. El ejército del sur, al
mando de Lee, emprendió una maniobra de rodeo a fin de cercar Washington. Salvaron la situación los
regimientos de voluntarios, que con sus golpes decisivos, detuvieron la ofensiva del enemigo.
El segundo ataque a Richmond fue organizado durante la ofensiva general de todos los ejércitos del
norte, iniciada en mayo de 1864. Pero ante Richmond encontraron un serio obstáculo: el campamento
sólidamente fortificado de los sudistas, que los obligó a destacar una tropa numéricamente importante.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Zaragoza sólo tiene un tercio del diámetro y una décima parte de la superficie
de París, pero sus fortificaciones, aunque levantadas a la ligera y sin fuertes
aislados, eran semejantes, por su poderío defensivo general, a las fortificaciones
de París. La ciudad fue ocupada por una guarnición de 25.000 soldados españoles,
que encontraron allí un refugio después de la derrota de Tudela. No serían más
de 10.000 soldados de unidades de línea; el resto eran reclutas. Además, allí
estaban los campesinos y la población local armada, que elevaban la guarnición
al número de 40.000 hombres. En la ciudad se habían emplazado 160 cañones.
Fuera de la misma, en las provincias vecinas, se reclutaron hasta 30.000 hombres
para prestarle ayuda. Por la otra parte, el mariscal francés Suchet contaba con
unos 26.000 hombres para cercar la fortaleza por los dos lados del río Ebro, y
además 9.000 que cubrían el sitio de Calatayud. Así, pues, la correlación numérica
era casi igual a la de los ejércitos que se enfrentan ahora en París y en sus
alrededores: los asediados son casi el doble de los sitiadores. Sin embargo, los
zaragozanos, así como ahora los parisienses, no estaban en condiciones de salir
al encuentro de los sitiadores en campo abierto. Los españoles que se
encontraban fuera de la ciudad sitiada, tampoco pudieron poner una sola vez
serios obstáculos a los asediadores.
El 19 de octubre de 1808 se terminó el cerco de la ciudad, el primer foso
paralelo pudo ser cavado el 29 a una distancia de sólo 350 yardas de la explanada
principal de. la fortaleza. El 2 de enero de 1809 se abrió el segundo foso a una
distancia de 100 yardas de las fortificaciones; el 11 ya se habían abierto brechas
y todo el frente atacado fue tomado por asalto. Pero en este caso, allí donde
terminaba la resistencia de una fortaleza común con una guarnición compuesta
Para apartar de Richmond a las fuerzas de los Estados del norte a fines de junio de 1864, Lee emprendió
la ofensiva contra Washington, pero fue derrotado el 19 de setiembre junto a Winchester. Los ejércitos
nordistas, desarrollando su ofensiva, comenzaron a atenazar en todos los frentes a 'as tropas de los
Estados del sur, y el 3 de abril de 1865 las fuerzas del general Grant ocuparon Richmond.
62 Se trata de la heroica defensa de Zaragoza durante la lucha de liberación nacional del pueblo
español contra las tropas napoleónicas. En junio de 1808, después de un intento fallido de ocupar
Zaragoza, los conquistadores franceses comenzaron el sitio, que pese a todo, no tuvo éxito. La situación
de la ciudad empeoró cuando en diciembre de 1808 las tropas francesas ocuparon Madrid, y el 20 de
diciembre comenzaron el segundo asedio de Zaragoza con fuerzas mucho más considerables (más
adelante Engels lo describe). El 20 de febrero de 1809 cayó Zaragoza. La defensa, que pese a sus
efímeras fortificaciones duró dos meses, demostró la elevada moral de las masas populares que
luchaban por la independencia nacional.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Como hemos dicho ayer en nuestro artículo XXIV de la serie Notas sobre la
guerra* ahí está el centro de gravedad de la defensa. Allí las fuerzas móviles
jóvenes pueden enfrentar al enemigo que inicie la ofensiva casi en iguales
condiciones, obligarlo a actuar en forma más sistemática de lo que calculaba el
Estado Mayor de Berlín, que no hace mucho confiaba en obligar a la ciudad a
rendirse a los 12 ó 14 días después de que las baterías de sitio abrieron fuego. La
lucha contra los que se defienden exigirá un fuego tan intenso de morteros y
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
cañones por parte de los que emprenden la ofensiva, que inclusive el bombardeo
parcial de la ciudad, por lo menos en gran escala, puede frustrarse durante cierto
tiempo. En todo caso habrá que sacrificar las aldeas que se encuentran fuera del
cinturón de fortificaciones, cualquiera sea el lugar entre el frente alemán de
ofensiva y el francés de la defensa. Si al sacrificarlas se puede salvar la ciudad,
mucho mejor para la defensa.
* Véase C. Marx y F. Engels, Obras, t. XIII, p. II, ed. rusa, págs. 146-150. (Ed.)
233
Igual que otros grandes hombres caídos en desgracia, Luis Napoleón tiene
conciencia, según parece, de que su obligación es explicar al pueblo las causas que
lo llevaron, en gran medida contra su voluntad, desde Saarbrücken hasta Sedán,
y como resultado de ello hemos recibido lo que debe considerarse su explicación.
Como no hay fundamento externo ni interno para sospechar que este documento
sea falso, sino muy por el contrario, en el caso dado lo consideraremos auténtico.
En efecto, casi estamos obligados a proceder así por simple amabilidad, porque
si ha existido alguna vez un documento que confirmara en su totalidad y en los
detalles el punto de vista de Pall Mall Gazette 63 acerca de esta guerra, es
precisamente la autojustificación del emperador.
Luis Napoleón nos comunica que estaba perfectamente informado de la gran
superioridad numérica de los alemanes, que confiaba en contrarrestarla con una
rápida invasión del sur de Alemania, para obligar a esa región a mantenerse
neutral y, con el primer éxito, asegurarse la alianza con Austria e Italia. Para ese
fin, 150.000 hombres debían ser concentrados en Meta, 100.000 en Estrasburgo
y 50.000 en Châlons. Con los dos primeros ejércitos rápidamente concentrados
se pretendía cruzar el Rin cerca de Karlsruhe. Al mismo tiempo, 50.000 hombres
debían avanzar desde Châlons hasta Metz para contrarrestar el posible
movimiento enemigo contra los flancos y la retaguardia de los ejércitos en
ofensiva. Pero ese plan se vino abajo en cuanto el emperador llegó a Metz.
Encontró allí sólo a 100.000 hombres, en Estrasburgo no había más de 40.000, en
tanto que las reservas de Canrobert estaban en cualquier lugar, menos en
Châlons, que era donde debían encontrarse. Las tropas no estaban abastecidas
para la marcha con los elementos de primera necesidad: mochilas, tiendas,
cocinas y marmitas de campaña. Además, no se sabía nada acerca del lugar en que
se encontraba el enemigo. En efecto, una ofensiva audaz y rápida desde el
comienzo se hubiera convertido en una defensa muy modesta.
234
Dudamos de que el lector de Pall Mall Gazette encuentre en todo esto algo
nuevo. En nuestras Notas sobre la guerra el plan de ataque mencionado más
arriba ya había sido expuesto como el más racional para los franceses, y además
se habían manifestado las causas por las que hubo que rechazarlo. Pero existe un
hecho, que fue la causa más inmediata de las primeras derrotas, y ello no lo
6363 Pall Mall Gazette (Pall Mall, nombre de una calle de Londres, conocida por el gran número de
clubes que hay en ella), vespertino inglés de tendencia conservadora; se publicó en Londres de 1865 a
1927 (desde 1921 modificó algo su título). Pese al carácter aristocrático de] periódico, Marx
consideraba posible mantener durante algún tiempo relaciones comerciales con su directorio, ya que,
según sus palabras, era “el único diario no venal de Londres” (Marx y Engels, Obras, t. XXIV, ed. rusa,
pág. 371). Durante la guerra franco-prusiana Poll Mall Gazette publicó una serie de artículos de Engels,
“Notas sobre la guerra”, que atrajo la atención de amplios círculos de lectores por la profundidad con
que analizaba las operaciones militares y la exactitud de sus previsiones científicas.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
explica el emperador: ¿para qué puso a varios de sus cuerpos en una situación
falsa cerca de la frontera, supuestamente para la ofensiva, cuando ya hacía tiempo
había rechazado la idea de realizarla? En cuanto a sus cifras, las someteremos a
un análisis crítico consecuente.
El emperador considera que las causas de la derrota de la dirección militar
residen en “los defectos de nuestra organización en sus últimos 50 años de
existencia”. Pero es notorio que esa organización no era la primera vez que se
sometía a prueba. Y respondió bastante bien a su misión en la guerra de Crimea.
Había dado excelentes resultados al comienzo de la guerra italiana, cuando en
Inglaterra, y también en Alemania la organización militar francesa era
considerada ejemplar para un ejército. Es indudable que también en aquellos
tiempos se habían descubierto en ella una serie de defectos. Pero hay una
diferencia entre lo que fue en aquella época y lo que es ahora: entonces
funcionaba, ahora se niega a servir. Mas el emperador no quiere explicar los
motivos de estos cambios, aunque precisamente de ello tendría aue hablar,
porque ése es el lado débil del II Imperio, que frenó la tarea de esa organización
con todos los métodos de soborno y concusión.
Cuando el ejército en repliegue llegó a Metz, “sus efectivos, después de llegar
el mariscal Canrobert con dos decisiones y la reserva, ascendían a 140.000
hombres”. Esta afirmación, en comparación con el número de las tropas que
acaban de deponer las armas en Metz, nos obliga a analizar con más detenimiento
las cifras del emperador. El ejército de Estrasburgo se suponía formado con los
cuerpos de Mac-Mahon, de Faillie y Douay. En total, de diez divisiones, cuyo
número ascendía a 100.000 hombres; pero ahora dicen que no pasaba de 40.000.
235
Dejando totalmente a un lado las tres divisiones del cuerpo de Douay, aunque
una de ellas acudió en ayuda de Mac-Mahon durante el combate de Woerth, y
después de él, nos daría no menos de 6.000 hombres por división (13 batallones),
o sólo 430 hombres por batallón, inclusive si consideramos que en ese mismo
número no se incluye un solo soldado de caballería o artillero. Y he aquí que con
toda la confianza que estamos inclinados a otorgar al II Imperio, cuando se trata
de concusión o despilfarro del fisco, no podemos obligamos a creer que luego de
veinte días de reclutamiento de los reservistas y los dados de baja no hubiera en
el ejército más de 90 batallones, que tenían, término medio, 430 hombres, en
lugar de 900. En lo que se refiere al ejército de Metz, contaba en la guardia y en
las. diez divisiones de línea con 161 batallones; y si se considera que 100.000
hombres, indicados en el folleto, eran sólo de infantería, y no quedaba nada para
la caballería y la artillería, ello representará no más de 620 hombres por batallón,
cifra indudablemente inferior a la real. Es aún más asombroso que al haber
retrocedido de Metz, este ejército haya aumentado 140.000 hombres después de
llegar las dos divisiones de Canrobert y las reservas. El nuevo refuerzo constaba,
por lo tanto, de 40.000 hombres. Y bien, como las "reservas” llegadas a Metz
después de Spichern sólo podían estar formadas por caballería y artillería, ya que
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
la guardia había llegado allá mucho antes, su número no podría superar los
20.000 hombres. En consecuencia, quedan 20.000 para las dos divisiones de
Canrobert, lo que para 25 batallones representa 800 hombres por cada uno, o sea,
que según este cálculo, los batallones de Canrobert, los más incompletos de todos,
resultan más fuertes que los concentrados y preparados con anterioridad. Pero si
antes de las batallas del 14, 16 y 18 de agosto el ejército de Metz sólo contaba con
140.000 hombres, ¿cómo pudo ocurrir que después de las pérdidas, que por
supuesto ascendieron en esos tres días a no menos de 50.000 hombres, después
de las pérdidas sufridas en las escaramuzas posteriores y producidas por la
muerte de los enfermos, Bazaine haya podido, pese a todo, entregar a los
prusianos 173.000 prisioneros? Nos ocupamos de estas cifras sólo para
demostrar cómo se contradicen entre sí y con todos los hechos conocidos de la
campaña. Se las puede desechar en el acto como totalmente falsas.
236
“Desde ese instante parecería que los ministros temían pronunciar el nombre
del emperador; y él mismo, que había abandonado el ejército y rechazado el
mando sólo para retomar las riendas de la dirección, descubrió de pronto que le
sería imposible desempeñar basta el fin el papel que le correspondía.” En efecto,
le dieron a entender que en esencia estaba depuesto, que ya no era necesario. En
semejantes circunstancias muchos hombres con amor propio habrían renunciado
al trono. Pero ni mucho menos; su indecisión, para decirlo con palabras medidas,
continuó; va en pos del ejército de Mac-Mahon, constituyéndose simplemente en
un estorbo, ya que no puede dar ningún provecho, sino, por el contrario, causar
daño. El gobierno en París insiste en que Mac-Mahon acuda en ayuda de Bazaine.
Mac-Mahon se niega, porque ello supondría exponer su ejército a una destrucción
segura; Palikao insiste. “En cuanto al emperador, no se oponía a nada. No entraba
en sus planes resistirse a las indicaciones del gobierno y de la emperatriz-regente,
que había revelado tanta inteligencia y energía en circunstancias de grandiosas
dificultades.” Nos asombramos de la sumisión de este hombre, que durante veinte
años había afirmado que la subordinación a su voluntad individual fue el único
camino de salvación para Francia y que ahora, cuando “desde París le imponen
un plan de campaña que contradice las reglas más elementales del arte militar”,
¡no ofrece ya resistencia alguna porque, supuestamente, jamás entraba en sus
intenciones oponerse a las indicaciones de la emperatriz-regente, que etc., etc.!
La descripción del estado del ejército con que se emprendió esa marcha fatal
es, en todos sus detalles, la perfecta confirmación de la apreciación que habíamos
hecho a su debido tiempo. Sólo hay un detalle atenuante. Durante su repliegue en
marcha forzada, el cuerpo de ejército de de Faillie se las ingenió para perder sin
combate “todo su convoy”; pero el cuerpo sin duda no valoró toda la ventaja que
ello suponía.
238
64 En enero de 1870, Napoleón III, quien debido al creciente descontento originado por el régimen
del II Imperio, tuvo que coquetear con el antiguo líder de la oposición republicana Emile Olivier. Pero
después de las primeras derrotas en la guerra franco-prusiana, el “ministerio liberal” fue sustituido, el
9 de agosto de 1870, por un gabinete militar y designado Primer Ministro y ministro de Guerra el
general Montauban (conde de Palikao), bonapartista declarado.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
240
Durante las primeras seis semanas de guerra, cuando las victorias de los
alemanes se sucedían una tras otra, cuando la capacidad de ocupación del
enemigo invasor no se había aprovechado íntegramente y cuando en los campos
de batalla todavía había ejércitos franceses capaces de ofrecerle resistencia, la
lucha, dicho en términos generales, se circunscribía a los ejércitos. La población
de las regiones ocupadas sólo tenía una participación insignificante en los
combates. Es cierto que una decena de campesinos de Alsacia fueron condenados
por el tribunal militar y fusilados por participar en los combates o por martirizar
a los heridos; pero tragedias como la que ocurrió en Bazeille fueron una rara
excepción. Lo que mejor lo evidencia es la enorme impresión que causó y la
apasionada polémica que se desarrolló en la prensa respecto de si las acciones de
los alemanes merecían ser justificadas o repudiadas. Si valiera la pena reanudar
esta polémica, podríamos demostrar, en base a las declaraciones de testigos
intachables, que los habitantes de Bazeille atacaron en efecto a los heridos
bávaros, los martirizaron y los arrojaron a las llamas de las casas incendiadas por
las bombas; a raíz de ello el general von der Tann dio orden de aniquilar toda la
aldea, orden absurda y bárbara sobre todo porque, de acuerdo con ella,
correspondía incendiar las casas en las que yacían centenares de sus propios
heridos. Pero sea como fuere, Bazeille fue destruida en el fuego del combate y en
una lucha, que más que cualquier otra, es capaz de llevar a la exaltación —más
exactamente, en los choques producidos en las casas y en las calles—, cuando se
debe actuar sin dilación al recibir un parte y adoptar una decisión urgente, y
cuando no hay tiempo para comprobar las declaraciones y escuchar la opinión de
las partes.
241
“cuatro ulanos” ya no pueden ahora irrumpir en una aldea o ciudad ubicada lejos
de sus líneas del frente y lograr el sometimiento absoluto a sus órdenes, sin correr
el riesgo de ser apresados o muertos. Para acompañar a los destacamentos de
requisición hacen falta fuerzas imponentes, y las compañías o escuadrones
aislados, cuando están alojados en una aldea, deben tomar extraordinarias
precauciones contra los ataques nocturnos por sorpresa, así como contra los
ataques desde emboscadas durante la marcha. En tomo de las posiciones
alemanas hay una franja de territorio en disputa y es aquí donde la resistencia
popular se hace sentir más. Para aplastarla, los alemanes recurren a un método
de guerra tan antiguo como bárbaro. Han convertido en regla la de que toda
ciudad o aldea donde uno o varios habitantes participen en la defensa, disparen
contra sus tropas o en general ayuden a los franceses, deben ser incendiadas; toda
persona capturada con un arma en la mano y que, según ellos, no sea un soldado
del ejército regular, debe ser fusilada en el acto; y en todas partes donde existan
fundamentos para suponer que una parte de la población, por insignificante que
sea, es culpable de tales hechos, los hombres físicamente aptos deben ser
ejecutados inmediatamente.
242
Este sistema se lleva a cabo en forma despiadada, ya desde hace seis semanas,
y está en vigor en todo su apogeo hasta la fecha. No se puede abrir un diario
alemán sin tropezar con media docena de comunicaciones sobre ejecuciones
militares de esta índole, que se realizan como si fuese lo más natural del mundo,
como medidas corrientes de justicia militar, efectuadas con la bienhechora
severidad por los “honrados soldados”, contra los “canallas asesinos y
bandoleros”. No existe el menor desorden, ninguna violencia contra las mujeres,
no hay violación alguna de las órdenes. Ni mucho menos. Todo se hace en forma
sistemática y de acuerdo con la orden: cercan la aldea condenada, sacan a los
habitantes, se apoderan de los víveres e incendian las casas, y los culpables
verdaderos o sospechosos comparecen ante el tribunal militar de campaña,
donde sin trámite alguno los espera con seguridad una media docena de balas. En
Ablis, una aldea de 900 habitantes ubicada en el camino a Chartres, un escuadrón
del 16 regimiento de húsares (de Schleswig-Holstein) fue atacado de noche por
sorpresa por los guerrilleros franceses y perdió la mitad de sus hombres; en
castigo por ese atrevimiento, toda la brigada de caballería se lanzó sobre Ablis e
incendió la aldea; dos comunicaciones distintas —ambas procedentes de los
participantes en el drama— afirman que entre los vecinos se eligió a todos los
hombres sanos, y todos ellos sin excepción, fueron fusilados o pasados por las
bayonetas. Pero éste es sólo un hecho de entre muchos. Un oficial bávaro, en las
cercanías de Orleáns, escribe que su destacamento incendió cinco aldeas en doce
días; podemos afirmar sin exagerar que en-todas partes del centro de Francia por
donde pasan los destacamentos volantes alemanes, su camino queda señalado
con excesiva frecuencia por el fuego y la sangre.
Ahora, en 1870, quizá no baste una declaración que explique que éste es un
método legal de conducir la guerra, y que la intervención de la población civil o
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Los ingleses en América, los franceses en España bajo Napoleón, los austríacos
en 1848 en Italia y Hungría, se vieron muy pronto obligados a tomar en
consideración la resistencia popular, como si se tratara de un fenómeno
totalmente legítimo, teniendo las represiones a sus propios prisioneros de
guerra. Inclusive los prusianos en 1849, en Badén, y el Papa después de
Mentana65, no se resolvieron a fusilar a los prisioneros de guerra sin un análisis
previo, pese a que se trataba de guerrilleros e “insurrectos”. Sólo existen dos
ejemplos contemporáneos de la aplicación despiadada de esta anticuada ley de
“erradicación”: cuando los ingleses sofocaron la insurrección de los cipayos en la
India, y los métodos adoptados por Bazaine y sus tropas francesas en México.
Este modo de proceder corresponde menos al prusiano que a cualquier otro
ejército del mundo. En 1806 Prusia estaba derrotada por el solo hecho de que en
el país no existía el menor vestigio de ese espíritu de resistencia nacional. Para
reavivarlo, los reorganizadores del gobierno y del ejército hicieron después de
1807 todo lo que estaba en sus manos por hacer. En. esa época, España ofreció un
glorioso ejemplo de cómo el pueblo puede resistir a un ejército invasor. Todos los
dirigentes militares de Prusia señalaron a sus conciudadanos ese ejemplo, como
digno de. ser imitado. Scharnhorst, Gneisenau, Clausewitz, compartían la misma
opinión al respecto; Gneisenau fue personalmente a España para combatir contra
Napoleón. Todo el nuevo sistema militar, introducido entonces en Prusia, fue un
245
La última derrota del ejército francés del Loira y la retirada de Dueros al otro
lado del Mame (suponiendo que ese repliegue haya tenido el carácter decisivo
que se comunicaba el sábado *) definen la suerte de la primera operación
combinada emprendida para la liberación de París. 66 Ésta ha fracasado por
completo y la opinión pública vuelve a preguntarse si la nueva serie de reveses
no prueba la incapacidad de los franceses para seguir resistiendo con fortuna y si
no sería mejor suspender de golpe el juego, entregar París y firmar la cesión de
Alsacia y Lorena.
* Véase Notas sobre la guerra —XXX, C. Marx y F. Engels, Obras, t. II, p. II, ed. rusa, págs. 198-201. (£d.)
Sucede que la gente ha perdido toda idea de lo que significa una verdadera
guerra. La de Crimea, la de Italia y la austro-prusiana fueron simplemente guerras
comunes, de gobiernos que firmaban la paz en cuanto su mecanismo militar era
destruido o resultaba desgastado. Una verdadera guerra, en la que participe la
nación misma, no se ha visto en el centro de Europa durante varias generaciones.
La hemos visto en el Cáucaso, en Argelia, donde la lucha continuó durante más de
veinte años casi sin interrupción; la hubiéramos podido ver en Turquía, si los
turcos hubiesen recibido la autorización de sus aliados para defenderse con sus
propios y primitivos medios. Pero el hecho es que nuestros convencionalismos
conceden el derecho de una efectiva autodefensa sólo a los bárbaros;
consideramos que los Estados civilizados deben batirse según las reglas de
etiqueta y que una nación auténtica no puede responsabilizarse de un hecho tan
descortés como es el de continuar la lucha cuando la nación oficial ya se ha visto
obligada a entregarse.
246
Y en este momento los franceses cometen una descortesía de este tipo. Para
disgusto de los prusianos que se consideran los mejores conocedores de la
etiqueta militar, los franceses continúan batiéndose resueltamente desde hace
66 Se trata de las operaciones de los ejércitos del Loira y de París tendientes a levantar el sitio de
París, a fines de noviembre y principios de diciembre de 1870. Las unidades del ejército del Loira
fueron derrotadas el 28 de noviembre en Beaune-la-Rolande, y diezmadas el 2 de diciembre en Lagny-
Poupry, después de lo. cual debieron retirarse hacia el sur. Las tropas del príncipe Federico Carlos
reocuparon Orleáns el 4 de diciembre, introduciendo una cuña entre los flancos derecho e izquierdo
del ejército de Loira. Éste se dividió en dos ejércitos al mando de Bourbaki y Chanzy. Al mismo tiempo
que se producían los fracasos dpi ejército del Loira del 30 de noviembre y el 2 de diciembre. Diteros
hizo varias escaramuzas infructuosas desde París, y las unidades del ejército de París emprendieron
operaciones militares en el Mame. Oficialmente se proclamaba que la finalidad de estas acciones era
lograr la unión con el ejército del Loira y seguir luchando por la liberación de la capital. No obstante,
Trochu y otros generales que encabezaban la guarnición de París, procuraban deliberadamente que las
escaramuzas fracasaran, contando con que las pérdidas inútiles quebrantarían la voluntad de
resistencia de los defensores proletarios de la ciudad y se crearían las condiciones propicias para
capitular ante los prusianos, en lo que los círculos reaccionarios veían un medio para evitar la amenaza
de la revolución.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
tres meses, después que el ejército oficial francés ha sido eliminado del campo de
batalla: han hecho inclusive lo que su ejército oficial nunca pudo hacer durante
esta guerra. Han logrado un éxito grande y muchos otros menores: capturaron al
enemigo cañones, convoyes, y prisioneros. Verdad es que acaban de sufrir una
serie de rudas derrotas; pero éstas nada son si se las compara, con las que solía
infligir ese mismo enemigo a su ejército oficial. Es cierto que el primer intento de
romper el bloque de París mediante una ofensiva simultánea desde dentro y
desde fuera ha sufrido un completo fracaso, ¿pero debe deducirse de ello,
inexcusablemente, que no les han quedado posibilidades para hacer un segundo
intento?
Ambos ejércitos franceses, tanto el de París como el del Loira, según
testimonio de los propios alemanes, se han batido bien. Es cierto que fueron
derrotados por fuerzas numéricamente inferiores, pero había que esperar eso de
tropas bisoñas, que acababan de ser organizadas y que se enfrentaban con tropas
veteranas. Sus movimientos tácticos bajo el fuego, según palabras del
corresponsal del Daily News, que sabe lo que dice, fueron rápidos y seguros: les
faltó precisión, pero éste es un defecto común a muchos ejércitos franceses
victoriosos. Lo indudable es que estos ejércitos han demostrado ser verdaderos
ejércitos, a los que sus enemigos deberán tratar con el debido respeto.
Evidentemente están formados de los elementos más heterogéneos. Hay
batallones de línea con diferente número de soldados veteranos; fuerzas móviles
de diverso valor combativo, desde batallones instruidos y armados que cuentan
con sus correspondientes oficiales, hasta batallones de reclutas bisoños, que aún
carecen de una instrucción militar elemental; hay guerrilleros de toda clase,
buenos, malos y regulares; la mayoría de ellos pertenecen probablemente a esta
última categoría. Pero en todo caso hay un núcleo de buenos batallones
fogueados, en tomo de los cuales pueden agruparse los restantes; si durante un
mes toman parte en diferentes combates, y evitan grandes derrotas, todos ellos
resultarán excelentes soldados. También ahora podrían tener éxito, con una
mejor estrategia, y la única imprescindible en el momento actual es aplazar toda
batalla decisiva, lo que creemos que puede ser conseguido.
247
Pero las tropas concentradas en Le Mans y cerca del Loira no son, ni mucho
menos, todas las fuerzas armadas de Francia. Hay además por lo menos 200 ó 300
mil hombres, con los que se están formando destacamentos en puntos más
alejados de la retaguardia. Cada día aumenta su capacidad combativa. Al menos
durante cierto tiempo, cada día debe dar al frente una cantidad incesantemente
creciente de soldados frescos. Tras ellos existe ya una multitud de hombres
dispuestos a ocupar el lugar de los primeros. A diario llegan armas y municiones
en grandes cantidades; con las modernas fábricas de cañones y de fundición, con
el telégrafo y los barcos, y si se tiene el dominio en el mar, no debe temerse la falta
de todo eso. En el plazo de un mes se producirá también un enorme cambio en la
capacidad combativa de esos hombres; y si se les diera dos meses, constituirían
un ejército capaz de perturbar intensamente la tranquilidad de Moltke.
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Además de estas fuerzas más o menos regulares, existe una nutrida milicia
nacional, la masa del pueblo, llevada por los prusianos hasta la guerra defensiva,
que, según palabras del padre del rey Guillermo, legitima todos los medios.
Cuando “Fritz” avanzaba de Metz a Reims, de allí a Sedán y luego a París, no se
mencionaba para nada la insurrección del pueblo. Las derrotas de los ejércitos
imperiales eran recibidas con peculiar indiferencia; veinte años de régimen
imperial habían habituado a las masas populares a una subordinación obtusa y
pasiva a la dirección oficial. En algunos lugares se encontraban campesinos que
participaban en combates efectivos, como en Bazeille, pero eran excepciones. Sin
embargo, en cuanto los prusianos se situaron en tomo de París y sometieron a las
localidades circundantes al sistema devastador de las requisas, efectuadas sin
consideración alguna, en cuanto comenzaron a fusilar a los guerrilleros y a
quemar las aldeas que les prestaban ayuda, en cuanto rechazaron las propuestas
de paz de los franceses y proclamaron su propósito de llevar a cabo una guerra
de conquista, todo cambió. Por todas partes estalló a su alrededor la guerra de
guerrillas, provocada por sus propias atrocidades, y ahora basta que penetren en
un departamento para que se ponga en pie la milicia nacional. Quien lea en los
periódicos alemanes las informaciones acerca del avance del ejército del duque
de Mecldenburgo y del principe Federico Carlos, advertirá en seguida la
extraordinaria influencia que ha tenido en su movimiento de avance esa
insurrección del pueblo, inasible, que tan pronto desaparece como vuelve a
aparecer, siempre amenazante. Hasta la numerosa caballería, a la que los
franceses no tienen casi con qué enfrentar, ha sido neutralizada en considerable
medida por esa hostilidad general, activa y pasiva, de la población.
248
Unos cuantos destacamentos volantes, como los que envió en 1813 el genera]
Blücher para envolver los flancos franceses, serían muy útiles para destruir la
línea de comunicación de los alemanes. Ésta es vulnerable en casi toda su
extensión desde París hasta Nancy. Varios destacamentos, con uno o dos
escuadrones de caballería y cierto número de buenos tiradores en cada uno de
ellos, que atacaran esta línea, destruyeran los rieles, los túneles y los puentes,
asaltaran los trenes, etcétera, obligarían a traer a la caballería alemana desde el
frente, donde es particularmente peligrosa, aunque los franceses no poseen por
cierto el verdadero “arrojo de los húsares”.
Decimos todo esto en el supuesto de que París continúe manteniéndose. Hasta
ahora, a excepción del hambre, nada hay que pueda obligar a París a entregarse.
Pero si la información publicada en el número de ayer del Daily News, enviada por
su corresponsal en esa ciudad, es verídica, disipa muchos temores. Todavía se
dispone allí de 25.000 caballos (además de los pertenecientes al ejército de
París), cuyo peso puede calcularse en 500 kilogramos por animal, lo que daría 6
14 kg, o 14 libras de carne por habitante; es decir, casi )4 de libra de carne diaria
durante dos meses. Si se tiene en cuenta esto, así como hay pan y vino ad libitum
y que existe una considerable cantidad de tasajo y otras vituallas, París puede
resistir perfectamente hasta comienzos de febrero. Y eso daría a Francia dos
meses, lapso que ahora tiene más importancia para ella que dos años en tiempos
de paz. Con una dirección tanto central como loca] más o menos inteligente y
enérgica, Francia estaría, pues, para entonces en condiciones de liberar a París y
de reponer sus fuerzas.
250
251
“Ayer llegaron los primeros heridos y prisioneros después del combate de Dreux,
que tuvo lugar el 17. La represalia contra los guerrilleros fue breve y debía haber
servido de buen ejemplo: fueron puestos en filas y uno tras otros recibieron un tiro
en la sien. Se publicó una orden general para el ejército, que prohíbe
terminantemente capturar prisioneros y que propone fusilarlos en el acto por un
tribunal militar de campaña, cualquiera sea el lugar donde aparezcan. Con respecto
a estos bandoleros y malhechores viles, se ha hecho absolutamente indispensable
aplicar estos procedimientos.”
Estos son sólo algunos ejemplos; su número podría llevarse hasta el infinito;
de este modo, los prusianos, sin duda, tienen la firme intención de continuar esas
ferocidades hasta el fin de la guerra. En virtud de ello, puede ser aleccionador
prestar otra vez atención a ciertos hechos de la historia más reciente de Prusia.
El actual rey de Prusia (Guillermo I. Ed.) puede recordar perfectamente los
tiempos de más profunda humillación de su país, la batalla de Jena, ,1a
prolongada huida hacia el Oder, la capitulación gradual de casi todas las tropas
prusianas, el repliegue de las restantes más allá del Vístula, el desmoronamiento
total del sistema militar y político del país. Y entonces, al cubierto de una de las
fortalezas de Pomerania, la iniciativa y el patriotismo de individuos particulares
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Quien tenga en sus manos el segundo tomo del libro del profesor Pertz La vida
de Gneisenau verá en la primera página una cita del fragmento mencionado más
arriba como facsímil de Gneisenau. A su lado, en el margen, esta acotación de
puño y letra del rey Federico Guillermo: “Cuando un solo sacerdote sea fusilado,
todo esto terminará”. Es evidente que el rey no confiaba mucho en el heroísmo
de su clero. Lo cual no le impidió dar su sanción especial a los planes de
Gneisenau; tampoco impidió que al cabo de varios años, cuando esos mismos
hombres que expulsaron a los franceses fueron arrestados y perseguidos como
“demagogos”, uno de los ilustrados cazadores de demagogos de aquella época, en
cuyas manos cayó el original de ese documento, entablara un juicio contra el
autor desconocido, ¡acusándolo de que incitaba al pueblo a fusilar al clero!
Hasta 1813 inclusive, Gneisenau preparaba no sólo el ejército regular, sino
también la insurrección popular como medio para derrocar el yugo francés.
Cuando por fin comenzó la guerra, no se hicieron esperar las insurrecciones, la
resistencia campesina y los pronunciamientos de guerrilleros. En la localidad
entre Weser y el Elba la insurrección armada comenzó en abril; poco más tarde
se desencadenó la insurrección armada junto a Magdeburgo; Gneisenau escribió
una carta, publicada por Pertz, a sus amigos en Franconia, llamando a organizar
la insurrección a lo largo de la línea de comunicaciones del adversario. Entonces
apareció, por fin, el reconocimiento oficial de esa guerra popular: la ley del
Landsturm del 21 abril de 1813 (publicada sólo en julio), de acuerdo con la cual
se llamaba a cada hombre físicamente sano, no incorporado a las filas de las
tropas de líneas o del Landwehr, a ingresar en su batallón del Landsturm, a fin de
prepararse para la lucha sagrada de la autodefensa, en la que todos los medios se
justifican. El Landstrum debe hostigar al enemigo, tanto durante su avance en el
repliegue, tenerlo en permanente estado de alarma, atacar sus convoyes de
municiones y víveres, a sus mensajeros, reclutas y hospitales, atacarlo por
sorpresa de noche, eliminar a los soldados retrasados y a los pequeños
destacamentos, paralizar al adversario y lograr que todos sus movimientos sean
inseguros; por otra parte, el Landsturm tiene la obligación de ayudar al ejército
La guerra franco-prusiana, 1870-1871
Por suerte para Napoleón I, esa ley apenas se cumplía. El rey estaba asustado
de su propia obra. No correspondía en absoluto al espíritu prusiano permitir que
el propio pueblo combatiese al margen de las órdenes reales. Gneisenau se
enfureció, pero al final tuvo que arreglárselas sin el Landsturm. Si viviera ahora,
teniendo a sus espaldas la experiencia de Prusia, vería probablemente en los
guerrilleros franceses la realización de su hermoso ideal de la resistencia popular,
si no plena, al menos aproximada. Porque Gneisenau era, además, un hombre
genial.
256
67 El mariscal Bazaine fue juzgado en 1872 por sus actos de traición durante la defensa y la entrega
Pero no crean —aunque los pueda inducir a ello la carta poco elocuente de
Moltke—, que la artillería francesa procedía en aquellos días de un modo
inadecuado, aunque sea comparándola con la alemana. Nos expresaremos
galantemente con los términos de Moltke: “no corresponde en modo alguno a la
realidad” el afirmar, como lo hace él valientemente, que la artillería francesa “era
en su mayor parte un enemigo fácil de eliminar”. Si a alguien le interesa conocer
más detalles, puede leer el libro Die deutsche Artillerie in den Schlachten bei Metz
(“La artillería alemana en los combates de Metz”), de Hoffbauer, capitán y jefe de
batería del ler regimiento de artillería prusiana oriental, profesor de la escuela
unificada de artillería e ingeniería, Berlín, 1872, Mittler e hijo. [El libro, por lo
tanto, es oficioso! Moltke sabe que quien plantea preguntas tan tontas como
nuestro burgués de Leipzig, no lee o no entiende esos libros, y los que lean con
conocimiento de causa, según cálculos de Moltke, “se callarán la boca”.
Las peroraciones de Moltke sobre el “nuevo” modo de emplear la artillería no
valen ni el papel en que fueron escritas. No sólo las pérdidas de la artillería y de
caballos, sino también los gastos de municiones son en esos casos tan inmensos,
que en Un plazo breve es imposible resarcirlas con hombres, caballos y obuses.
Además, como resultado de la “nueva táctica” de Moltke, la artillería alemana,
para gloria de la ciencia, fusila a sus propios compatriotas con mucha mayor
frecuencia de la que sería de desear. Esto ocurrió el 14, 16 y 18 de agosto de 1870.
La “nueva táctica” provocó una descarga de artillería tan científicamente
enredada, que hubo que enviar contraórdenes para interrumpir esa traidora
demencia: el fuego contra las-tropas alemanas (ver en Hoífbauer).
258
del cañón, porque casualmente resultaron ser dueños de un cañón mejor que el
de algunos vecinos. Durante la guerra francesa sólo comenzaron a probar a
tientas una táctica para su artillería, que, como es evidente para las personas más
sencillas, debe modificarse junto con cada perfeccionamiento notable de las
armas.
Sólo la filantropía puede inducir a dedicarse a ridiculizar y cubrir de oprobio
las sentencias de oráculo de Moltke y sus lacayos, tan ingenuas como propias de
un anciano presuntuoso, con las que tienen el descaro de pronunciarse en libros,
diarios, discursos y cartas.
259
69 En su artículo Palabras- proféticas, Lenin definió esta previsión de Engels como genial, basada en
un análisis científico de clase, claro y preciso. “Algunas de las cosas anticipadas por Engels —escribe—
ocurrieron de un modo distinto, pues el mundo y el capitalismo debían sufrir cambios en los últimos
treinta años, como consecuencia de la desenfrenada rapidez del desarrollo del imperialismo. Pero lo
más asombroso es que una gran parte de lo pronosticado por Engels se está cumpliendo ‘al pie de la
letra”' (Lenin, ob. cit., t. XXVII, pág. 484). En esas manifestaciones de Engels sobre la futura guerra, Lenin
apreciaba en especial su fe optimista e inquebrantable en la victoria final de la clase obrera y en el
triunfo del socialismo. Lenin contraponía a la desconfianza, la inercia y la desesperación de las
personas acostumbradas a ser lacayos de la burguesía y que se dejaban atemorizar por ésta, las
previsiones científicas de Engels, quien había predicho que la guerra desatada por la burguesía
mundial, pese a todas las destrucciones y a las incontables víctimas que causaría a la humanidad, sólo
podría acelerar la bancarrota del régimen de explotación.
Artículos sobre asuntos militares (Década 70 al 90 del siglo XIX)
262
Ciudadanas y ciudadanos:
Hace exactamente veinte años el París obrero se alzó como un solo hombre
contra el criminal atentado de los burgueses y los rurales [des ruraux] * dirigidos
por Thiers. Estos enemigos del proletariado temblaban de espanto al ver a los
obreros parisienses armados y organizados para defender sus intereses. Thiers
trató de sustraerles las armas que habían utilizado con tanta gloria contra la
invasión extranjera, y que más tarde volvieron con mayor gloría aun contra el
ataque de los mercenarios de Versalles. Para doblegar al París insurrecto, los
rurales y la burguesía imploraron la ayuda de los prusianos, que se la
concedieron. Después de una lucha heroica, París fue aplastado por las fuerzas
del enemigo y desarmado.
* Se trata de los terratenientes monárquicos y otros elementos reaccionarios de las provincias, que
predominaban en la Asamblea Nacional en 1871: “asamblea de los rurales” o “cámara de terratenientes”, como
la llamaban. (Ed.)
Hace ya veinte años que los obreros de París no tienen armas. Así están las
cosas en todas partes; en todos los grandes países civilizados el proletariado está
privado de los medios de defensa material. Por doquier la masa de fuerzas
armadas está en manos de los enemigos y explotadores de la clase obrera.
¿Pero a qué condujo esto?
A que ahora, cuando cada hombre sano pasa por las filas del ejército, ese
ejército comienza a reflejar cada vez más el estado de ánimo y los pensamientos
del pueblo; ese ejército, gran instrumento de opresión, se hace menos seguro de
día en día. Los dirigentes de todas las grandes potencias ya prevén con horror el
día en que los soldados que se encuentren bajo las armas se nieguen a asesinar a
sus hermanos y padres. Lo hemos visto en París, cuando el tonkinés * se atrevió
a pretender el puesto de presidente de ía República Francesa; lo vemos ahora en
Berlín, donde el sucesor de Bismarck ** exige al Reichstag fondos para fortalecer
la subordinación en el ejército con ayuda de los suboficiales, comprados con
dinero, ¡porque entre éstos han aparecido demasiados socialistas!
* Jules Ferry, primer ministro de Francia (1880-1881, 1883-1885), organizador de la guerra colonial de
conquista de Tontón (Indochina) (Ed.)
** El canciller alemán Caprivi. (Ed.)
264
Los numerosos éxitos conseguidos por los insurrectos hasta 1848 se deben a
múltiples causas. En París, en julio de 1830 y en febrero de 1848, como en la
mayoría de las luchas callejeras en España, entre los insurrectos y las tropas se
interponía una guardia cívica que, o se ponía directamente al lado de la
Artículos sobre asuntos militares (Década 70 al 90 del siglo XIX)
insurrección o bien, con su actitud tibia e indecisa, hacía vacilar asimismo a las
tropas y, por añadidura, suministraba armas a la insurrección. Allí donde esta
guardia cívica se colocaba desde el primer momento frente a la insurrección,
como ocurrió en París en junio de 1848, ésta era vencida. En Berlín, en 1848,
venció el pueblo, en parte por los considerables refuerzos recibidos durante la
noche del 18 y la mañana del 19, en parte a causa del agotamiento de las tropas
y, en parte, finalmente, por la acción paralizadora de las órdenes del mando. Pero
en todos los casos se alcanzó la victoria porque no respondieron las tropas,
porque al mando le faltó decisión o porque se encontró con las manos atadas.
Por tanto, hasta en la época clásica de las luchas callejeras la barricada tenía
más eficacia moral que material. Era un medio para quebrantar la firmeza de las
tropas. Si se sostenía hasta la consecución de este objetivo, se alcanzaba la
victoria; si no, venía la derrota. Este es el aspecto principal de la cuestión y no hay
que perderlo de vista tampoco cuando se investiguen las posibilidades de las
luchas callejeras que se puedan presentar en el futuro.
Por lo demás, las posibilidades eran ya en 1849 bastante escasas. La burguesía
se había colocado en todas partes al lado de los gobiernos, “la cultura y la
propiedad” saludaban y obsequiaban a las tropas enviadas contra las
insurrecciones. La barricada había perdido su encanto; el soldado ya no veía
detrás de ella al “pueblo”, sino a rebeldes, a agitadores, a saqueadores, a
partidarios del reparto, a la hez de la sociedad; con el tiempo, el oficial se había
ido entrenando en las formas tácticas de la lucha de calles: ya no se lanzaba de
frente y a pecho descubierto hacia el parapeto improvisado, sino que lo
flanqueaba a través de huertas, de patios y de casas. Y, con alguna pericia, esto se
conseguía ahora en el noventa por ciento de los casos.
266
¿Comprende el lector, ahora, por qué los poderes imperantes nos quieren
llevar a todo trance allí donde disparan los fusiles y dan tajos los sables? ¿Por qué
hoy nos acusan de cobardía cuando no nos lanzamos sin más a la calle, donde de
antemano sabemos que nos aguarda la derrota? ¿Por qué nos suplican tan
encarecidamente que juguemos, al fin, una vez, a ser carne de cañón?
268
269
297
ÍNDICE DE NOMBRES
A
ASTER, Ernest Ludwig (1778-1855) General prusiano, ingeniero militar, autor de varios
libros sobre fortificaciones. 218.
AUEBSWALD, Rudolf von (1795-1866) Estadista prusiano, liberal, primer ministro y
ministro de Relaciones 'Exteriores de junio a setiembre de 1848. 63.
B
BAKUNIN, Mijaíl (1814-1876) Uno de los ideólogos del anarquismo; enemigo del marxismo;
llevó a cabo una lucha encarnizada contra el Consejo General de la I Internacional, dirigido
por Marx; en el Congreso de La Haya de la I Internacional (1872) fue excluido. 74.
BASSERMANN, Friedrich Daniel (1811-1855) Político de Badén, liberal moderado, diputado
de la Asamblea Nacional de Francfort de 1848 a 1849. 66.
BATAILLE, Henri Jules (1815-1882) General francés, participó en la guerra franco-prusiana
de 1870-1871. 180.
BAZAINE, Francois, Achille (18111888) Mariscal francés, bonapartista, participó en la guerra
de Crimea (1853-1856), en la guerra italiana de 1859, en la aventura colonial de Francia
en México de 1867 y en la guerra franco-prusiana de 1870-1871. 193, 196198, 201-208,
213, 215, 217, 235, 236, 243, 256.
BEAUREGARD, Pierre Gustave (1818-1893) General norteamericano, comandante en jefe de
las fuerzas armadas de los Estados esclavistas del Sur (1861-1862) en la guerra de
Secesión de Estados Unidos. 128, 144, 147.
BÉBUTOV, Basili Ósipovich. príncipe (1791-1858) General ruso; durante la guerra de Crimea
de 1853-1856 mandó un cuerpo del ejército en el Caucase. 100.
BENEDEK, Ludwig August (1804-1881) General austríaco, participó en la guerra italiana de
1859, comandante en jefe del ejército austríaco durante la guerra austro-prusiana de
1866. 151-153, 158, 163-164, 166-169.
BIRNEY, David Bell (1825-1864) General norteamericano, participó en la guerra civil de
Estados Unidos de 1861 a 1865 junto a los Estados del Norte. 146.
BISMARCK, Otto von (1815-1898) Estadista prusiano, monárquico extremo, primer canciller
del Imperio alemán (1871-1890). 151,263.
BIXIO, Niño (1821-1873) General italiano, participó en las expediciones de Garibaldi en
Sicilia y Calabria en 1860. 120, 124, 125.
BLÜCHER, Gebhard Leberecht, príncipe de Waldstadt (1742-1819) Mariscal de campo
prusiano, participante de las guerras contra Napoleón I. 249.
BODENSTEDT, Friedrich von (1819-1892) Escritor alemán, autor de descripciones del
Cáucaso y de Asia Menor. 100.
BONAPARTE (véase Napoleón Id).
BONAPARTE, Jeróme (júnior) (véase Napoleón, príncipe).
BONAPARTE, José (1768-1844) Hermano mayor de Napoleón I; rey de Nápoles y España de
1808 a 1813. 236.
BORKHEIM, Segismundo Ludwig (1826-1886) Demócrata alemán, publicista,
Índice de nombres
C
CAMPHAUSEN, Ludolf (1803-1890) Uno de los líderes de la burguesía libera! renana;
ministro-presidente de Prusia en marzo-junio de 1848. 63.
CANNING Stratford, vizconde Stratford de Radcliffe (1786-1880) Diplomático inglés,
embajador en Constantinopla (1841-1858), uno de los inspiradores de la política agresiva
de Inglaterra en el Cercano Oriente. 101.
CANBOBERT, François (1809-1895) Mariscal francés, bonapartista, comandante en jefe de
los ejércitos franceses en la guerra de Crimea de 1853-1856 (desde el otoño de 1854
hasta la primavera de 1855); participó en la guerra italiana de 1859 y franco-prusiana de
18701871. 92, 193, 197, 201, 203, 209, 233-245.
CAPRIVI, Leo (1831-1899) Político reaccionario alemán, canciller del Imperio de 1890 a
1894. 263 n.
CARLOS (1771-1847) Archiduque austríaco, comandante en jefe del ejército austríaco en las
guerras contra la Francia napoleónica. 107.
CATÓN, Marco Porcio (95-46 a.n.e.) Estadista romano. 148.
CAVAIGNAC, Louis Eugéne (1802-1857) General francés; se destacó por su crueldad en las
guerras coloniales en África; en junio de 1848 aplastó sangrientamente el levantamiento
del proletariado de París. 50-52, 54, 56-58.
CIALDINI, Enrico (1813-1892) General italiano, participó en la guerra de Crimea de 1853-
1856, en la italiana de 1859 y en la guerra contra Austria en 1866. 159, 162.
CLAM-GALLAS, Eduard (1805-1891) General austríaco, participó en la campaña italiana de
1848-1849, en la guerra italiana de 1859 y en la austro-prusiana de 1866. 167.
CLAUSEWITZ, Karl von (1780-1831) General prusiano, teórico militar, filósofo idealista. 243,
260.
COLOMB, Friedxich August (1775-1854) General prusiano, participó en el movimiento de
guerrillas contra el ejército de Napoleón y en las campañas militares de 1813-1814 contra
la Francia napoleónica. 147.
GOSENZ, Enrico (1820-1898) General italiano, participó en la campaña de Garibaldi de 1860.
120, 121, 125.
CRISTINA (1806-1878) Peina de España de 1833 a 1840. 108.
Índice de nombres
Ch
CHASSEPOT, Antoine Alphonse (1833-1886) Obrero francés, inventor del fusil que lleva su
nombre. 184, 257.
CHERNISHEV, Alexander, príncipe (1786-1857) Estadista, diplomático y general ruso;
participó en la guerra contra Napoleón I; ministro de Guerra de 1832 a 1852. 147.
D
DAMESME, Leonard Adolphe Marie Deodat (1807-1848) General francés, jefe de las guardias
móviles, participó en la represión del levantamiento de junio de 1848. 50.
DANTON, Georges Jacques (1759-1794). Uno de los más destacados dirigentes de la
Revolución Francesa, líder del ala derecha de los jacobinos. 69.
DAVIS, Jefferson (1808-1889) Político reaccionario norteamericano, presidente de la
Confederación de los Estados esclavistas sureños de 1861 a 1865. 147.
DÉCANT, Claude Théodore (1811-1870) General francés, participó en la guerra de Crimea de
1853-1856, en la italiana de 1859 y en la franco-prusiana de 1870-1871. 201.
DE FLOTTE, Paul Louis François (1817-1860) Político francés; partidario de Fourier; actuó
en el movimiento italiano de liberación nacional y en la campaña de Garibaldi de 1860.
121, 125.
DELLA ROCCA (véase Morozzo della Rocca, Enrico).
DENN, Participante de la campaña de Garibaldi de 1860. 116.
DOUAY, Félix (1817-1879) General francés, bonapartista. 193, 197, 203, 205, 209, 234, 235.
DUCROS, Auguste (1817-1882) General francés, participó en la guerra franco-prusiana de
1870-1871. 245.
DÜHRING, Eugen (1833-1921) Filósofo alemán pequeñoburgués, ecléctico y vulgar,
representante del socialismo “igualitario”, reaccionario. 15-18, 20, 22-23, 24, 30-33, 35,
36, 38, 43-44.
DUNDAS, James Wheatley (1785-1862) Almirante inglés, comandante en jefe de la flota
inglesa de 1854 a 1856 durante la guerra de Crimea. 21.
DUPANLOUP, Félix Antoine (1802-1878) Obispo de Orleans. 251.
DURANDO, Giovanni (1804-1869). General italiano, participó en la guerra italiana de
liberación nacional de 1848; en la italiana de 1859 y en la guerra contra Austria en 1866.
161.
DUVIVIER, Franciade Fleurus (17941848) General francés, escritor militar, comandante de
la guardia móvil, participó en la represión del levantamiento de junio de los obreros de
París en 1848. 52, 59.
E
EBER, General italiano, participó en la expedición napolitana de Garibaldi en 1860. 120.
EDBLSHEIM, Gyulai Leopold Wilbelm, barón (1826-1898) General austríaco, participó en la
guerra austro-prusiana de 1866. 164, 168.
ENRIQUE LXXII Reiss-Lobenstein (1797-1853) Jefe de uno de los principados alemanes
miniatura. 36.
Índice de nombres
F
FAILLIE, Pierre Louis Charles de (1810-1892) General francés, bonapartista, participó en la
guerra franco-prusiana de 1870-1871. 192, 193, 196, 203, 205, 209, 234, 237.
FEDERICO II (1712-1786) Rey de Prusia de 1740 a 1786. 26. 103, 242, 268 n.
FEDERICO CARLOS (1828-1885) Príncipe de Prusia, general-mariscal de campo: participó en
la guerra austro-prusiana de 1866 y en la franco-prusiana de 1870-1871. 151, 164, 167,
168, 178, 181, 188, 194, 201, 207, 215, 147, 248.
FEDERICO FRANCISCO II (1823-1883) Duque de Mecklenburgo. 247, 248.
FEDERICO GUILLERMO (1831-1888) Kronprinz de Prusia, participó en la guerra austro-
prusiana de 1866 y en la franco-prusiana de 1870-1871; rey de Prusia y emperador de
Alemania bajo el nombre de Federico III, desde el 9-3-1888 hasta el 15-6-1888, 151, 164,
167, 168, 187. 184. 187, 188, 196, 205207, 209, 212, 254.
FEDERICO GUILLERMO III (17701840) Rey de Prusia de 1797 a 1840. 225, 269.
FEDERICO GUILLERMO IV (17961861) Rey de Prusia de 1840 a 1861. 44.
FERNANDO II (1810-1859) Rey de ambas Sicilias de 1830 a 1859; reprimió con crueldad el
movimiento revolucionario de 18481849; sometió a bárbaro bombardeo las ciudades de
Palermo y Messina, por lo que recibió el apodo de “rey-Bomba”. 60, 118 n.
FERRY, Jules (1832-1893) Político francés, republicano burgués, primer ministro de 1880 a
1881, de 1833 a 1885263 n.
FLIESS, General prusiano; participó en la guerra austro-prusiana de 1866. 167.
FLORES General napolitano. 119.
FLOTTE (véase De Flotte).
FLOYD, John Buchanan (1805-1863) Político norteamericano, participó en la guerra civil de
EE.UU. de 1861-1865 de parte de los Estados esclavistas del Sur. 139.
FROSSARD, Charles (1807-1875) General francés, participó en la guerra franco-prusiana de
18701871. 180, 188, 189, 192, 193, 196, 200, 201, 195.
G
GABLENZ, Ludwig (1814-1874) General austríaco, participó en la guerra austro-prusiana de
1866. 168.
GARIBALDI, Giuséppe (1807-1882) Demócrata revolucionario italiano, destacado general,
jefe del movimiento de liberación nacional de Italia en el período de la lucha por su
reunificación. 109-125,163, 252.
GNERSENAU, August Wilhelm Antón, conde de (1760-1831) Mariscal de campo y político
prusiano, monárquico, partidario de reformas moderadas, participó en las guerras contra
la Francia napoleónica. 243, 253-255.
GRAMMONT, Antoine Alfred (1819-1880) Estadista francés, ministro de Relaciones
Exteriores de mayo a agosto de 1870. 173.
GRANT SIMPSON, Ulysses (1822-1885) General y político norteamericano, comandante en
jefe, de las fuerais armadas del Norte de 1864 a 1865, durante la guerra de Secesión.
Presidente de EE.UU. de 1869 a 1877. 138, 140, 228.
GRIBEAUVAI, Jean Baptiste (1715-1789) General de artillería francés, desempeñó un gran
papel en la reorganización de la artillería francesa. 27.
GUILLERMO I (1797-1888) Rey de Prusia de 1861 a 1888 y emperador de Alemania de 1871
Índice de nombres
H
HALLECK, Henry Wedger (1815-1872) General norteamericano, comandante en jefe de los
ejércitos de los Estados del Norte (1862-1864) durante la guerra de Secesión. 135, 138,
140, 147.
HAMPDEN, John (1594-1643) Destacado activista de la revolución burguesa inglesa de
mediados del siglo XVII, jefe de la oposición parlamentaria al gobierno del rey. 63.
HEINZELMAN, Samuel Peter (18051880) General norteamericano, participó en la guerra de
Secesión de 18611865 de parte de los' nordistas. 145-147.
HERBARDT VON BITTENFELD, Karl Eberhard (1796-1884) General-mariscal de campo
prusiano, participó en la guerra austro-prusiana de 1866. 164, 167.
HESSEN-DARMSTADT, Alejandro, príncipe (1823-1888) Mariscal de campo austríaco,
participó en la guerra italiana de 1859 v en la franco-prusiana de 1866. 158.
HOFFBAUER, Ernst (1836-1905) General de artillería prusiano, escritor de temas militares:
autor de trabajos sobre artillería. 257, 258.
HÖPFNEB, Eduard (1797-1858) General prusiano, escritor de temas militares. 260.
J
JAMESON, Charles Davis (1827-1862) General norteamericano, participó en la guerra civil
de ÉE.UU. de 1861-1865 en el bando de los Estados del Norte. 146.
JEANNEREAU, Claude Charles (n. 1832) Oficial francés, publicista, corresponsal de guerra del
Temps durante la guerra franco-prusiana de 1870-1871, 181, 193, 202, 203.
K
KEARNY, Philipp (1815-1862) General norteamericano, participó en la guerra de Secesión
de parte de los Estados del Norte. 146.
KERSAUSIE, Joaquín René Théophile (1798-1874), Oficial francés, revolucionario; en la
década del 30 fue miembro de la sociedad clandestina ‘‘Por los Derechos de! Hombre”;
autor del plan militar de! levantamiento de junio de 1848 en París. 46, 48, 55.
KMETY, Georg (1810-1865) General húngaro, participó en la revolución húngara de 1848-
1849, después de cuya represión pasó a servir en e! ejército turco. 98.
KÓRSAKOV (ver Rimski-Kórsaltov).
KOTZE, Friedrich (más exactamente, Gotze) (1739-1799) Mariscal de campo austríaco,
participó en la guerra contra Francia. 104.
KRONPRINZ (véase Federico Guillermo).
L
LADMIREAU, Louis René Paul (1808-1898) General y estadista francés, participó en la guerra
italiana de 1859 y en la franco-prusiana de 1870-1871; uno de los verdugos de la Comuna
de París de 1871. 192, 193, 201.
LAMARQUE, Maximílien (1770-1832) General francés, político liberal; su entierro fue
aprovechado por los republicanos burgueses y pequeñoburgueses para la acción del 5 y
6 de junio de 1832 contra la monarquía de julio. 48.
LAMORICIÉRE, Cristophe Louis León (1806-1865) General y político francés, republicano
burgués; ministro de Guerra en 1842; participó en la represión del movimiento del
proletariado de París en junio de 1848. 51, 52, 54. 118.
LANDI, General napolitano, participó en las acciones bélicas contrarrevolucionarias contra
Índice de nombres
M
MACK, Karl (1752-1828) Mariscal de campo austríaco, participó en las guerras contra la
Francia napoleónica. 202.
MAC-MAHON, Mane Edme Patrice Maurice (1808-1893) Mariscal francés, bonapartista,
participó en las guerras del II Imperio; uno de los verdugos de la Comuna de París;
presidente de la República de 1873-1897. 184, 186-189, 192, 193, 196, 197, 203215, 234-
236, 238.
MANTEUFFEL, Edwin. barón (1809-1883) Mariscal de campo prusiano, participe de la
guerra austro-prusiana de 1866 y la franco-prusiana de 1870-1871; gobernador general
de Alsacia y Lorena a partir de 1879. 167, 148.
MARLBOROUCH, John Churchill, duque de (1650-1722) Jefe militar inglés, estadista;
comandante de las tropas inglesas contra Francia en la guerra por la sucesión española
de 1701-1703. 103.
MASSÉNA, André, duque de Rívoli (1758-1817) General francés, mariscal de Francia a partir
de 1804, participó en las campañas napoleónicas. 104.
MAURER, Georg Ludwig (1790-1872) Historiador alemán burgués, investigador del régimen
social de la Alemania antigua y medieval. 36.
MCCLELLAN, George Brinton (1826-1885) General norteamericano, comandante en jefe del
ejército de los nordistas (1861-1862) durante la guerra de Secesión de EE.UU., los
esclavistas del Sur. 128, 141, 145, 147.
MECKLENBURGO, duque de (véase Federico Francisco II).
MEDICI, Giacomo, marqués del Vascello (1817-1882) General italiano, participó en la
campaña siciliana de Garibaldi de 1860. 114, 120, 125.
MELENDES, Genera! napolitano; participó en las acciones bélicas de los ejércitos
contrarrevolucionarios contra el movimiento de liberación nacional italiano del siglo XIX.
121, 125.
MÉNSHIKOV, Alexander, príncipe (1789-1869) General ruso, comandante' en jefe del
ejército ruso en Crimea de 1853 a 1855, durante la guerra de Crimea de 1853-1856. 76,
80, 84.
MISSORI, Giuseppe (1829-1911) Oficial italiano, participó de la campaña de Garibaldi de
1860. 120, 121, 124.
Índice de nombres
MOLTKE. Helmut Karl Bernhart, conde (1800-1891) Mariscal de campo y escritor de temas
militares prusiano, conservador; dirigió las acciones del ejército prusiano durante las
guerras austro-prusiana de 1866 y francoprusiana de 1870-1871. 150, 179, 186, 247,
256-258.
MONTALEMBERT, Marc Rene, marqués (1714-1800) General francés, ingeniero militar. 217,
218.
MONTAUBAN, Charles, conde de Palikao (1796-1878) General francés, bonapartista; en
1860 dirigió la expedición militar contra China; ministro de Guerra en 1870. 174, 237.
MOROZZO DELLA ROCCA, Enrico (1807-1897) General italiano, participó en la guerra
italiana de 1859 y en la de 1866 contra Austria. 161.
N
NAPIER, Wílliam Francis Patrick (1785-1860) General e historiador militar inglés. 129.
NAPOLEÓN I Bonaparte (1769-1821) Emperador de Francia de 1804 a 1814 y en 1815. 27,
51, 75, 9294, 1Ó1, 105, 107, 117, 135, 151, 202, 207, 218, 236, 243, 252, 255.
NAPOLEÓN III (1808-1873) Emperador de Francia de 1852 a 1870. 172, 173, 176, 185, 191,
195, 196, 199, 222, 226, 233. 236, 238.
NAPOLEÓN, príncipe (1822-1891) Primo de Napoleón III, conocido en la década del 50 con
el nombre de Jeróme Bonaparte (júnior) y con el apodo de Plon-Plon; general de división
en el período de la guerra de Crimea. 91.
NIEL, Adolphe (1802-1869) Mariscal francés, ingeniero militar; participó en la guerra de
Crimea de 1853-1856 y en la italiana de 1859, ministro de Guerra de 1866 a 1869. 92.
O
OLIVIER, Émíle (1825-1913) Político francés, líder de los republicanos moderados en el
período del II Imperio; primer ministro en enero-agosto de 1870. 236, 237.
OMER PASHA (1806-1871) Comandante en jefe del ejército turco en la guerra de Crimea de
1853-18-56. 98-101.
OSMAN, George Eugéne (1809-1891) Político francés, bonapartista, prefecto del
departamento del Sena durante el II Imperio. 226.
P
PALIKAO (véase Montauban).
PERROT, Benjamín Pierre (17911865) Genera] francés, participó en la represión del
levantamiento del proletariado de París en junio de 1848; estaba al mando de la Guardia
Nacional en 1849. 54.
PERTZ, George Heinrich (1795-1876) Historiador burgués alemán. 254.
PLINTO EL VIEJO (23-79) Escritor romano. 37.
PULZ, Ludwig, barón (1822-1881) General austríaco, participó en la guerra italiana de 1859
y en la austro-prusiana de 1866. 161.
R
RADCLIFFE (véase Canning Stratford)
RADETZKY, Johann Joseph Wenzel, conde (1766-1858) Mariscal de campo austríaco,
comandante en jefe del ejército austríaco en Italia desde 1831; reprimió cruelmente el
movimiento de liberación nacional de Italia en 1848-1849. 160, 218.
RAGLAN, Fitzroy James Henry, barón (1788-1855) General inglés, comandante en jefe del
ejército inglés de 1853-1855, durante la guerra de Crimea. 79, 82, 91, 92.
Índice de nombres
S
SAINT-ARNAUD, Jacques Leroy de (1798-1854) Mariscal de Francia, bonapartista, ministro
de Guerra de 1851 a 1854; comandante en jefe de los ejércitos franceses (hasta el otoño
de 1854) durante la guerra de Crimea de 1853-1856. 79, 91.
SCHARNHORST, Gerhard Johann David von (1755-1813) General prusiano, escritor de
asuntos militares, realizó reforma militar en Prusia después de la derrota infligida a su
ejército en Jena y Auerstádt por Napoleón I. 243, 244.
SCHILL, Ferdinand (1776-1809) Oficial prusiano, organizador de un destacamento de
guerrilleros que luchó contra el ejército francés en 1807-1809. 252, 253.
SENARD, Antoine Marie Jules (1800-1885) Abogado y político francés, presidente de la
Asamblea Constituyente en 1848, ministro del Interior; participó activamente en la
represión del levantamiento de junio de los obreros de París. 57.
SEOCCIO, Participante de las campañas de Garibaldi de 1860. 115.
SIEGEL, Franz (1824-1902) Demócrata alemán, comandante en jefe de los ejércitos
revolucionarios de Badén en 1849. 75.
STETNMETZ, Karl (1796-1877) Mariscal de campo prusiano, participó en la guerra franco-
prusiana de 1870-1871. 178, 181, 207, 215.
STONE, Charles Pomeroy (1824-1887) General norteamericano; participó en la guerra de
Secesión de EE. UU. de 1861-1865 de parte de los Estados del Norte; fue arrestado por
sus vinculaciones con los esclavistas de los Estados del Sur. 137.
SUCHET, Louis Gabriel, duque d’Albufaire (1770-1826) Mariscal de Francia; participó en las
guerras napoleónicas. 229.
SUVÓROV, Alexandr (1730-1800) General ruso. 104, 105.
T
TANN, Ludwig, von der (1815-1881) General alemán, participó en la guerra franco-prusiana
de 1870-1871. 240.
THIERS, Adolphe (1797-1877) Político reaccionario francés, monárquico, verdugo de la
Comuna de París, presidente de la República de 1871 a 1873. 262.
TROCHU, Louis Jules (1815-1896) General francés, participó en la guerra italiana de 1859 y
en la franco-prusiana de 1870-1871 al mando del ejército que defendía a París; fue jefe
del Gobierno de Defensa Nacional de 1870 a 1871; uno de los verdugos sanguinarios de
la Comuna de París. 220, 248.
TURR, Stefan (1825-1908) Ingeniero y político húngaro, participó en las expediciones
siciliana y napolitana de Garibaldi en 1860. 120.
V
Índice de nombres
VAILLANT, Jean Baptiste Pbilibert (1790-1872) Mariscal francés, ministro de Guerra de 1854
a 1859. 91.
VAUBAN, Sébastien (1683-1707) Mariscal francés; ingeniero militar y economista. 80.
VIALE, General napolitano; participó en las acciones bélicas de las tropas
contrarrevolucionarias contra el movimiento de liberación nacional italiano del siglo XIX.
121, 125, 126.
VICTOR, Claude Perrin (1766-1841) General francés, más tarde mariscal, participó en las
guerras napoleónicas. 252.
VICTOR MANUEL II (1820-1878) Rey de Cerdeña y Piamonte de 1849 a 1861, rey de Italia
de 1861’ a 1878. 118, 159, 161.
VINOY, Joseph (1800-1880) General francés, reaccionario; participó en la guerra austro-
italiana de 1859, la franco-prusiana de 1870-1871; en 1871 estuvo al mando de las
fuerzas armadas de Versalles; uno de los verdugos de la Comuna de París. 220.
VOGT, Karl (1817-1895) Demócrata burgués alemán; durante la revolución de 1848-1849
fue miembro de la Asamblea Nacional de Francfort; después, furibundo enemigo del
movimiento obrero; bonapartista y agente de Napoleón III. 70.
W
WALDERSEE, Friedrich, conde (1795-1864) General prusiano; escritor de temas militares;
ministro de Guerra de Prusia de 1854 a 1858. 269.
WERDER, August (1808-1887) General prusiano; participó en la guerra franco-prusiana de
1870-1871. 248.
WILLIAMS, William (1800-1883) General inglés, comisario británico adjunto al ejército turco
del Cáucaso durante la guerra de Crimea. 46, 98, 100.
WIMPFEN, Emmanuel Félix (18111884) General francés; participó en la guerra austro-
italiana de 1859 y la franco-prusiana del 1870-1871. 209-211, 215.
WOLFF, Wilhelm (1809-1864) Revolucionario proletario alemán, miembro de la Liga de los
Comunistas; participó en la revolución de 1848-1849 en Alemania, miembro de la
redacción de la Nueva Gaceta Renana, amigo íntimo y colaborador de Marx y Engels. 70.
WRANGEL, Friedrich Heinrich Ernst (1784-1877) Mariscal de campo prusiano, participó en
el golpe contrarrevolucionario de Berlín y en la disolución de la Asamblea Constituyente
de Prusia en 1848. 63, 73.
WURMSER, Dagobert (1724-1797) Mariscal de campo austríaco, participó en las guerras
contra la Francia revolucionaria. 202.
Z
ZOLLICOFER, Félix Kirk (1812-1862) General norteamericano; participó en la guerra civil de
EE.UU. de 1861-1865 junto a los Estados esclavistas del Sur. 136.
s
297
ÍNDICE GEOGRÁFICO
A
ABLIS, localidad de Francia central. 242.
ADIGIO, río de Italia septentrional. 160.
ADRIÁTICO, mar. 120.
AFRICA. 222.
AJALTSIJ (Ajaltsije), fortaleza y ciudad de Georgia. 95.
ALABAMA, uno de los Estados surorientales de EE.UU. 138, 142.
ALCAMO, ciudad al oeste de Sicilia. 111.
ALEMANIA. 37, 45, 62, 67, 68, 7072, 74, 149, 158, 166. 172, 174175, 178, 180. 182, 187, 190,
191, 194, 199, 217, 222, 226, 233, 234. 255, 259, 261.
ALEJANDRO, fuerte (véase Sebastopol).
ALLA-FIUMARE - Torredell-Cavallo, fortificación de Italia meridional. 126.
ALLIER, río de Francia central, afluente izquierdo del Loira. 250.
ALMA, río de Crimea; lugar de la batalla entre el ejército ruso y el aliado franco-anglo-turco,
el 20 de setiembre de 1854 durante la guerra de Crimea. 78-80, 82.
ALPES, sistema montañoso de Europa occidental. 103, 104, 111, 159.
ALPES Julianos, cadena de montañas en el límite de Italia con Yugoslavia. 105.
ALSACIA, región de Francia oriental. 183, 184, 192, 193, 240, 245, 248.
ALTKIRCH, localidad de Francia oriental (Alsacia). 193.
AMIENS, ciudad septentrional de Francia a orillas del río Somme. 241.
APULIA, región de Italia meridional. 119, 120.
AQUISGRÁN, ciudad de Alemania occidental, de la región de Renania septentrional —
Westfalia. 177, 178, 180.
ARAX, río de la meseta armenia. 99.
ARCADIA, región montañosa del Peloponeso central (Grecia). 236.
ARDAGÁN, ciudad de Turquía nor-oriental, antigua población georgiana. 99.
ARDES, Canalde, canal de Francia septentrional que une los ríos Aisne y Mosa. 214.
ARGELIA. 50, 106, 174, 222, 245.
ARGONA, elevación de Francia oriental, 210.
ARKANSAS, Estado de EE.UU. 140.
ARMENIA. 95, 96, 98, 100.
ASIA Menor. 95.
ASPURN, ciudad de Austria, al este de Viena, a la orilla izquierda del Danubio, donde el 21-22
de mayo de 1809 tuvo lugar la batalla entre los ejércitos franceses de Napoleón y los
ejércitos austríacos. 94.
ASPROMONTE, cadena de montañas de Italia suroccidental (Calabria). 120, 123.
ATENAS, Estado de la Grecia antigua. 93.
ATLANTA, ciudad en el Estado de Georgia (EE.UU.). 143.
ATLÁNTICO, océano. 127, 141, 142.
AUERSTADT, localidad de Alemania suroriental (Sajonia), lugar de la batalla entre franceses
y prusianos el 14 de octubre de 1806. 151.
AULETA, ciudad de Italia meridional. 119.
AUSTRALIA. 37.
s
AUSTRIA. 68, 69, 93, 102, 141, 150, 156, 222, 224, 233, 252.
AVELLINO, ciudad de Italia meridional (Campania). 120.
AVENE (Avene-la-Sec), localidad de Francia septentrional. 210.
B
BADÉN (Alemania suroriental). 68, 71, 74, 75, 158, 175, 177, 243.
BAGNARA, localidad de Italia meridional (Calabria). 125.
BAIAZET, ciudad de la Armenia turca. 95.
BAJCHISARAI. ciudad de Crimea. 79, 84.
BALAKLAVA, ciudad y bahía de Crimea; lugar de la batalla entre los ejércitos ruso y anglo-
turco el 13 de octubre de 1854 durante la guerra de Crimea. 77, 79, 91.
BALL’S BLUF, localidad a orillas del río Potomac, en el Estado de Virginia (EE.UU.); lugar de
la batalla entre los ejércitos de los Estados del Norte y los del Sur durante el 21 de
octubre de 1861, en la guerra civil de 1861-1865. 137.
BÁLTICO, mar. 92, 93, 174, 192, 205.
BALTIMORE, ciudad del Estado de Maryland (EE.UU.). 133.
BAR-LE-DUC, localidad de Francia oriental, cerca de Verdón. 206.
BASILICATA, provincia de Italia meridional. 119.
BATUM (Batumi), ciudad y uno de los puertos más importantes del mar Negro (Georgia). 92,
100.
BAVIERA (Alemania). 68, 70, 167, 175, 184, 187.
BAZEILLE, ciudad de Francia occidental. 214, 215, 240, 247.
BEAUMONT, localidad del noreste de Francia. 210, 211, 213.
BELFORT, ciudad y fortaleza de Francia oriental. 192, 198, 248.
BÉLGICA. 199. 208, 209, 210, 211, 212, 214.
BERLÍN. 62-64, 66, 154-156, 176, 180, 190, 191, 213, 231, 251, 257, 263, 265-267.
BESANZÓN, ciudad de Francia oriental. 198, 241.
BETINVILLE, localidad de Francia oriental. 237.
BITSCH, fortaleza en Alsacia. 184, 187, 192.
BLOIS, ciudad de Francia central, a orillas del Loira. 214.
BOHEMIA (Checoslovaquia). 149, 154-156, 158, 159, 164, 165, 167170.
BOMARZUND, fortaleza en las islas Aland, en el mar Báltico. 81, 82.
BORGOÑA, antigua provincia en el centro de Francia oriental; ducado en la Edad Media. 102,
103.
BORODINÓ, aldea a 12 km al oeste de Mozhaislc; escenario de una de las más grandes batallas
de Ja historia entre los ejércitos rusos y los de Napoleón I, la que tuvo lugar el 26 de
agosto (7 de setiembre) de 1812, durante la Guerra Patria de 1812. 78, 147.
BOUILLON, ciudad de Bélgica. 214.
BOULET, localidad de Francia oriental. 193.
BOURGES, ciudad de Francia central. 241.
BOUZONVILLE, ciudad de Francia nororiental. 193.
BOWLING Green, ciudad del Estado de Kentucky (EE.UU.). 135, 137-140.
BRAILA, ciudad de Rumania, sobre el Danubio. 97.
BRANDENBURGO, ciudad oriental de Alemania. 63, 201.
BREMEN, ciudad de Alemania septentrional. 182.
BRESLAU (Wroclaw), ciudad de Silesia (Polonia). 155, 156, 164.
BRIE, ciudad y fortaleza antigua de Francia nororiental. 202.
BRONTE, ciudad de Sicilia (Italia). 120.
s
BULL RUN, río de EE.UU., afluente del Potomac; lugar de las batallas del 21 de julio de 1861
y del 2930 de agosto de 1862 entre los ejércitos de los Estados del Norte y los del Sur
(las batallas de Manassas) durante la guerra de Secesión. 134-136, 145, 147.
BUSSOLENGO, localidad de Italia septentrional. 160.
BUZANÇAIS, localidad de Francia oriental, 30 km al sur de Sedán. 210.
C
CAIRO, ciudad de Kentucky (EE. UU.). 137.
CALABRIA, región de Italia meridional. 114, 116,118, 120, 121, 123, 125, 126.
CALATAFIMI, localidad de Sicilia; lugar de la batalla victoriosa de los garibaldinos con los
ejércitos napolitanos, el 15 de mayo de 1860. 110, 111, 117.
CALATAYUD, ciudad de España nororiental. 229.
CAMPOBASSO, ciudad de Italia meridional. 120.
CANADÁ. 86.
CARIGNAN, localidad de Francia nororiental. 210, 211, 219.
CARLETTO-PERTICARA, localidad de Italia meridional. 119.
CAROLINA del Norte y Carolina del Sur, Estados de EE.UU. 134, 142.
CASTIGLIONE, ciudad del norte de Italia. 135, 141, 160.
CÁUCASO. 101, 222, 245.
CELENZA, ciudad de Italia meridional. 120.
CERDEÑA, isla del Mediterráneo, provincia de Italia. 118, 120.
CINCINNATI, ciudad del Estado de Ohio (EE.UU.). 143.
CITÉ, isla del Sena, en París. 4750, 52.
CLARKVILLE, ciudad del Estado de Kentucky (EE.UU.). 139, 140.
COBLENZA, ciudad sobre el Rin, parte occidental de Alemania. 158, 178, 179, 180, 217.
COL DI CADIBONE, ciudad de Suiza. 103.
COLONIA, ciudad a orillas del Rin, Alemania. 178, 179, 217.
COLUMBUS, ciudad y fuerte en el Estado de Kentucky (EE.UU.). 135, 137, 139, 140.
COMMERCY, ciudad de Francia nororiental. 197,
CONCA DE ARO, valle cerca de Palermo (Sicilia). 112.
CONFLENT, localidad de Francia nororiental. 202.
CONSTANTINO, fuerte de (Sebastopol). 81.
CONSTANTINOPLA (Estambul). 88, 90. 91, 93, 96, 99.
CORINTO, ciudad de Grecia, en el istmo de Corinto. 18.
CORINTO, ciudad del Estado de Mississippi (EE.UU.). 144.
CORLEONE, ciudad de Sicilia (Italia). 112.
CRIMEA. 31, 76-78, 88, 89. 91-93, 99, 218, 223, 224, 228, 234, 145.
CUARENTENA, bahía de la (en Sebastopol). 81, 83.
CUSTOZZA, localidad de Italia septentrional; lugar de la batalla entre los ejércitos austríaco
y piamontés el 24 de julio de 1848 y de la batalla de junio de 1866 entre los ejércitos
austríaco e italiano. 160-162, 164, 169.
Ch
CHÂLONS, ciudad de Francia oriental, a orillas del Saona. 173, 197, 197, 201, 203, 205, 206,
209, 233, 236.
CHABLEMONT, ciudad de Francia septentrional. 208, 209, 211, 212.
CHARTRES. ciudad de Francia central. 242.
CHATTANOGOA. ciudad del Estado de Tennessee (EE.UU.). 143.
s
D
DALTON, ciudad del Estado de Mississippi (EE.UU.). 143.
DANNEWIRCK, línea de fortificaciones en Schleswig-Holstein, construida por los daneses
durante las guerras contra Prusia. 166.
DANUBIO, gran río de Europa occidental. 105, 156.
DANZIC (Gdánsk), ciudad y puerto del Báltico (Polonia). 218.
DARMSTADT, ciudad occidental de Alemania. 158.
DEGLI ARINCI, golfo. 118.
DECO, localidad de Italia septentrional. 141.
DEMBY WIELKIE (Demblin), ciudad a orillas del Vístula, Polonia. 210.
DEVEBOYUNU, montañas del Trascáucaso, al este del Erzerum. 98, 99.
DIJÓN, ciudad de Francia central. 248.
DINAMARCA. 151, 226, 259.
DONNELSON, fuerte en el río Cumberland, en el Estado de Tennessee (EE.UU.). 137-140.
DRESDE, ciudad de Alemania suroriental. 68, 71, 74, 265.
DREUX, ciudad de Francia central. 251.
DU TEMPLE, suburbio de París. 46, 49, 51-54, 58, 59.
E
EBRO, río de España. 229.
EGINA, isla en el golfo de Egina (Salónica), Grecia suroriental. 18.
ERRENBREITSTEIN, ciudad occidental de Alemania. 180.
EIFEL, localidad montañosa de Alemania occidental. 178.
EISENACH, ciudad de Alemania central. 158.
ELBA, isla del Mediterráneo situada entre la península itálica y la isla de Córcega. 37.
ELBA o LABA, uno de los ríos más grandes de Europa central. 154, 157, 158, 254.
ERZERUM, ciudad del Trascáucaso (Armenia turca). 95, 98-99.
ESCOCIA. 38.
ESPAÑA. 44, 96, 243, 253, 265. EE.UU. 18, 37, 127, 128, 130-132, 135.
ESTRASBURGO, ciudad de Francia oriental, capital de Alsacia. 93, 148, 186-188, 192, 233.
ÉTIENNE, localidad de Francia nororiental. 202.
EUPATORIA, ciudad de Crimea. 101.
EYLAU o Preussisch Eylau, ciudad de la ex Prusia oriental (hoy Bagratiónovsky), cerca de la
cual tuvo lugar la batalla entre las tropas de Napoleón y el ejército ruso el 26 y 27 de
enero (7-8 de febrero) de 1807. 78.
F
FARO, localidad de Sicilia. 120.
FILADELFIA, ciudad del Estado de Pensilvania (EE.UU.). 133.
FLANDES, región de Bélgica. 37.
FLEURUS, localidad de Bélgica meridional, lugar de la victoriosa batalla del ejército
s
revolucionario francés, con las tropas austríacas, el 26 de junio de 1794. 134, 141.
FLORENCE, localidad del Estado de Alabama (EEUU.). 138.
FLORIDA, Estado en el sureste de EE. UU. 142.
FOGGIA, ciudad de Italia meridional. 117, 118.
FORBACH, ciudad de Lorena (Francia oriental). 188, 189, 197, 199.
FRANCFORT (Francfort del Meno), ciudad occidental de Alemania. 65-68, 70, 71, 150, 158,
172.
FRANCIA. 21, 22, 27, 76, 77, 80, 92, 93, 98, 105, 173, 174, 175, 190, 191, 197, 199, 203, 204,
207, 208, 211, 212, 217, 222-224, 237, 242, 244, 247, 249, 250, 252, 255, 262 n.
FRANCONIA, región occidental de Alemania. 254.
FROUARD, localidad de Francia oriental. 197, 201.
G
GALLÍPOLI, ciudad y puerto en el estrecho de los Dardanelos (península de Gallípoli). 87, 88.
GARDA, lago de Italia septentrional. 160.
GÉNOVA, ciudad y puerto de Italia septentrional. 118.
GEORGIA, Estado de EE.UU. 142, 143.
GERMERSCHEIM, ciudad occidental de Alemania. 172, 184, 186, 217.
GIVET, fortaleza de Francia occidental, cerca de la frontera belga. 208, 209.
GIVONNE, localidad de Francia septentrional, en los alrededores de Sedán. 214, 215.
GLATZ, nombre alemán de la ciudad polaca de Bystrzyca Klodzka (Silesia). 168, 170.
GLOGAU, nombre alemán de la ciudad polaca de Glogow, a orillas del río Oder. 155.
GORRO, localidad de Italia septentrional. 161.
GORDON, ciudad del Estado de Georgia (EE.UU.). 142, 143.
GÓRLITZ. ciudad oriental de Alemania. 157.
GRAND PRÉ, localidad de Francia nororiental. 206.
GRANDSON, ciudad de Suiza, en el cantón del Vaud, lugar de la batalla de 1476 entre el
ejército burgundio y los suizos. 102.
GRAUBÜNDEN, cantón de Suiza suroriental. 104, 105.
GRAVELOTTE, localidad de Lorena (Francia nororiental), cerca de la fortaleza de Metz. 201,
202, 214.
GRECIA. 36, 38, 40, 41, 93.
GUMRI (Alexandropol), fortaleza de! Cauca so, cerca de la frontera turca (actualmente ciudad
de Leninakán, RSS de Armenia). 96.
H
HANNOVER, región de Alemania noroccidental. 158, 166, 180, 182, 200, 201.
HENRY, fuerte, fortificación en el Estado de Tennessee. 137, 138, 190.
HESSEN-DARMSTADT, Alemania suroccidental. 158, 167, 175.
HIRSON, población de Francia noreste. 210.
HIRSCHBERG (Doksi), ciudad de Bohemia septentrional. 155, 157.
HOLSTEIN, Alemania septentrional. 158, 201, 242.
HULCIN (Hultschin), ciudad de Bohemia septentrional. 163-165, 168.
HUNGRÍA. 74, 156, 222, 243.
I
INDIA. 35, 36, 39, 40, 41, 243.
INGLATERRA. 21, 22, 32, 33, 76, 77, 80, 86, 89, 130-132, 223, 234.
s
J
JEMMAPES, ciudad de Bélgica; batalla del 6 de noviembre de 1792 entre el ejército
revolucionario francés y los ejércitos austríacos. 134, 141.
JENA, ciudad de Alemania (Turingia); lugar de la batalla entre el ejército francés de Napoleón
I y el ejército prusiano el 14 de octubre de 1806. 151,171, 196, 207, 244, 252, 259.
JERSONÉS, cabo de la costa suroccidental de Crimea, cerca de Sebastópol. 89.
LERSONÉS HERACLIANO (véase Jersonés).
K
KACHA, río de Crimea. 79.
KAISERSLAUTERN, ciudad de Alemania suroccidental. 182.
KABLSRUHE, ciudad de Alemania meridional. 233.
KARS-CHAI, río de Turquía nororiental, a cuyas orillas se levanta la fortaleza de Kars. 95-100.
KENTUCKY, Estado central de EE. UV. 127, 130, 134-137, 140-142, 148.
KERCH, ciudad de Crimea, a orillas del golfo del mismo nombre. 106.
KINBURN, vieja fortaleza en la lengua de tierra de Kinbum, entre los deltas del Dniéper y del
Bug y el mar Negro. 101.
KÖLBERG (Kolobrzeg), ciudad y fortaleza de Pomerania (hoy Polonia). 252, 253.
KÖNIGGRÄTZ (Hradec-Králové), ciudad de Bohemia; lugar de la batalla entre los ejércitos
prusiano y austríaco el 3 de julio de 1866 durante la guerra austro-prusiana. 257.
KÖNIGSBERG, ciudad de Alemania nororiental (Schleswig). 166.
KVTAÍSI (Kutaís), ciudad de Georgia (URSS). 100.
L
LA CHAPELLE, suburbio de París. 46.
LAGUNA, río de Italia meridional. 119.
LANDAU, ciudad y fortaleza de Alemania meridional (Baviera). 184, 186.
LAON, ciudad de Francia septentrional. 211.
LA VILLETTE, barrio de París. 46.
LES CHAINES-POPULAIRES, localidad de Francia oriental. 210, 238.
LECANAGO, ciudad y fortaleza de Italia septentrional. 149 n.
LEIPZIG, ciudad oriental de Alemania; lugar de la batalla entre el ejército sueco de Gustavo
Adolfo y las tropas del emperador germano el 17 de setiembre de 1631, así como de
la batalla del 4-7 (1619) de octubre de 1813 entre las tropas de los ejércitos aliados
ruso-austro-prusianos y el ejército de Napoleón. 94, 154, 256.
LE MANS, ciudad de Francia noroccidental. 241, 247.
LIGNY, localidad de Bélgica. 171.
LILLE, ciudad de Francia septentrional. 208.
LOBAU, ciudad de Alemania suroriental. 155-156.
LOIRA, río de Francia. 220, 221, 245-247, 250.
LOMBARDÍA, región de Italia septentrional. 160, 218.
LONATO, localidad de Italia septentrional, al sudoeste del lago Garda. 160.
LONDRES. 156.
s
M
MACÓN, ciudad del Estado de Georgia (EE.UU.). 142, 143.
MAGDEBURCO, ciudad oriental de Alemania. 254.
MAGENTA, localidad de Italia septentrional, al oeste de Milán; lugar de la batalla entre las
tropas franco-piamontesas y el ejército austríaco, el 4 de junio de 1859 durante la
guerra de Austria contra Francia y el Piamonte. 140, 187, 224.
MAGUNCIA, ciudad occidental de Alemania. 150, 172, 177, 181, 188, 217.
MAINE, Estado de EE.UU. 146.
MANASSAS, ciudad y nudo ferroviario del Estado de Virginia (EE.UU.), cerca de Wáshington;
el 21 de julio de 1861 y del 29 al 30 de agosto de 1862, allí, a orillas del río. Bull Run
tuvieron lugar las batallas entre las tropas de los Estados del Norte y los del Sur,
durante la guerra civil de 18611865. 135, 145.
MANNHEIM, ciudad de Alemania suroccidental, a orillas del Rin. 186.
MANTUA, ciudad y fortaleza de Italia septentrional. 149 n, 160, 202, 218.
MARENGO, localidad de Italia septentrional; lugar de la batalla entre los ejércitos austríaco y
francés el 14 de junio de 1800. 92.
MARNE, río de Francia, afluente derecho del Sena. 219, 245.
MARSALA, ciudad y puerto de la costa occidental de Sicilia. 109, 110.
MARS-LA-TOUR, localidad a 22 Ion al oeste de Metz; lugar de la batalla de agosto de 1870
entre los ejércitos francés y prusiano, durante la guerra franco-prusiana. 197, 201,
204.
MAUBEUGE, ciudad y puerto de Francia. 212.
MECA, ciudad de la península Arábiga. —96.
MELAZZO, ciudad del norte de Sicilia. 114, 115, 117.
MELITA, localidad de Italia meridional. 126.
MEMPHIS, ciudad del Estado de Tennessee (EE.UU.). 137, 140.
MENO, río de la parte occidental de Alemania, afluente derecho del Rin. 167, 172.
MENTANA, localidad de Italia, cerca de Roma. 243.
MESSINA, ciudad y puerto en la costa oriental de Sicilia. 114-116, 120, 125.
MESSINA, estrecho de (El Faro), golfo entre Italia y Sicilia. 115, 118.
METZ, ciudad y fortaleza de Lorena (Francia oriental). 178, 179,180, 183, 188-190, 192,
195,199, 200204, 206, 207, 209, 213, 215-217, 221, 233-236, 238, 241, 247, 256, 257.
MEZIERES, ciudad y fortaleza de Francia septentrional. 207-212, 214, 215.
MÉXICO. 130, 243.
MÉXICO, golfo de. 141, 142.
MILÁN, ciudad de Italia septentrional. 160.
MILAZZO, ciudad en la costa septentrional de Sicilia. 120.
MILLEDGEVILLE, ciudad del Estado de Georgia. 142.
MILLESSINO, localidad de Italia septentrional. 141.
MILI SPRING, localidad del Estado de Kentucky; lugar de la batalla entre las tropas de los
Estados del Norte y los del Sur el 18 de enero de 1862, durante la guerra civil de EE.UU.
s
135-138.
MINCO, río de Italia septentrional, afluente izquierdo del Po, nace en el lago Garda. 159-162.
MINDEN, ciudad occidental de Alemania. 158.
MINGREIJA, región de Georgia (URSS). 100.
MISILMERI, localidad de Sicilia septentrional. 112.
MISSISSIPPI, Estado de EE.UU. 135, 141, 148.
MISSISSTIPI, río de EE.UU. 137-139, 144.
MISSOURI, río y Estado de EE.UU. 127, 130, 134, 135, 140.
MOLDAVA, nombre alemán del rio Vltava, afluente izquierdo del Elba (Bohemia-
Checoslovaquia). 154.
MOLISE, nombre de una de las provincias del reino de Nápoles, hoy región de Abruzzo y
Molise, en Italia. 120.
MONBEALE, ciudad de Sicilia septentrional. 112.
MONTE CERRARO, montaña de Sicilia occidental, entre Marsala y Catalafimi. 110.
MONTE DE PIANTO ROMANO, parte de la montaña de Monte Cerraro, en Sicilia occidental.
110.
MONTENOTTE, localidad de Italia septentrional. 134, 141.
MONTES DE LOS GIGANTES, la parte más elevada de los Sudetes, en la frontera de
Checoslovaquia con Polonia. 155, 156, 163, 167.
MONTHERMÉ, localidad de Francia septentrional. 212.
MONTMARTRE, suburbio de París. 46.
MONTMEDI, ciudad y fortaleza de Francia septentrional. 204, 214, 248.
MORAVIA. 155, 158.
MORAT (véase Murían).
MORGARTEN, montaña de Suiza en e! cantón de Zug; lugar de la batalla entre las tropas del
duque austríaco Leopoldo y las milicias campesinas de los cantones suizos sublevados,
el 15 de noviembre de 1315. 102.
MOSA, río de Francia septentrional y de Bélgica. 197, 206, 209-215.
MOSCÚ. 253.
MOSELA, río, afluente izquierdo del Rin. 19, 178, 179, 200, 202, 210, 236.
MOUSSON, localidad de Francia nororiental 210, 211.
MÜNCHENGRATZ, nombre alemán de la ciudad Mnichovo Hradiste de Bohemia, al noreste
de Praga. 168.
MURTAN, ciudad de Suiza, en el lago Friburgo; lugar de la batalla entre las tropas burgundas
del duque Carlos el Temerario y los suizos, el 22 de junio de 1476. 102.
N
NACHOD, ciudad de Bohemia nororiental. 168.
NANCY, ciudad de Francia nororiental. 187, 188, 192, 193, 196, 197, 248, 249.
NASHVILLE, ciudad del Estado de Tennessee (EE.UU.). 139-146.
NESSE (Nysa), rio de Silesia. 157.
NEUENKTOCHEN, ciudad occidental de Alemania. 182.
NEUESTADT, ciudad de Alemania meridional. 186.
NEVERS, ciudad de Francia central. 250.
NID, río de Lorena. 178.
NOIRT, localidad de Francia nororiental. 210, 211, 213.
NORMANDÍA, región de Francia septentrional. 248.
NUEVA ORLEANS, ciudad y puerto en el estuario del Mississippi, Estado de Luisiana (EE.UU.).
s
O
OBEBSELK, localidad de Alemania septentrional (Schleswig). 166.
ODER, río en la frontera entre Alemania y Polonia. 252.
OHIO, río y Estado de EE.UU. 137, 138, 140.
OLMÜTZ (Olomouc), ciudad de Checoslovaquia central. 66,156, 157, 169, 259.
ORLEANS, ciudad de Francia central. 242, 251, 254.
P
PALATINADO, territorio de Alemania occidental, en la orilla izquierda del Ría. 74, 184, 185,
195.
PALATINADO bávaro, región occidental de Alemania; en el siglo xix perteneció a Baviera.
182.
PALERMO, ciudad de la costa septentrional de Sicilia. 109-113, 115117, 119.
PALME localidad de Italia meridional. 120.
PANGE, localidad de Lorena. 197.
PARCO, localidad de Sicilia septentrional. 112.
PARDUBICE, ciudad de Bohemia. 155, 157.
PARÍS. 27, 46, 47-49, 51, 54, 56, 57, 60, 65, 74, 101, 121, 141, 173, 178, 180, 182, 188. 190,
198, 203205, 207-209, 211, 217-221, 228232, 237, 245-250, 262, 263, 265267.
PERTENICO, localidad de Sicilia septentrional. 111.
PENJAB (Punjab), región de Pakistán occidental e India noroccidental. 19,
PENSILVANIA, Estado de EE. UU. 145, 146.
PERSIA (Irán). 40.
PESCHIERA, localidad y fortaleza de la costa suroriental del lago Garda, Italia septentrional.
149 «., 160, 161.
PETIT-PIERRE, fortaleza de Alsacia (Francia oriental). 184.
PEZZO, fuerte costero al norte de Reggio, en la península de Calabria, Italia meridional. 121.
PFALZBURG, fortaleza de Alsacia (Francia oriental). 184.
PHILIPPVILLE, ciudad de Bélgica meridional. 212.
PIANA, localidad de Sicilia septentrional. 112.
PICARDÍA, comarca de Francia. 248.
PIRMASENS, ciudad de Alemania sur-occidental. 184, 188.
PO, río de Italia septentrional. 105, 159, 162.
POISSONNIÈRE, suburbio de París. 46.
POITIERS, ciudad de Francia occidental: lugar de las batallas entre los francos, al mando de
Carlos Martel, y los árabes en 732; y entre las tropas francesas e inglesas en 1356
durante la guerra de los Cíen Años. 96.
POLESSELA, localidad de Italia septentrional. 159.
POLICASTRO, golfo de Italia meridional. 115, 116.
PONT-a-MOUSSON, localidad de Lorena (Francia oriental). 197.
PONTE LACOSCURO, localidad de Italia septentrional. 159.
POTENZA, ciudad de Italia meridional. 119.
POTOMAC, río de EE.UU., desemboca en el Atlántico127, 128. 137, 141, 142.
POZNAN, ciudad y región de Polonia occidental. 155, 187.
s
PRAGA. 154.
PRUSIA. 28, 62, 64, 65, 68. 70, 152, 172, 184, 190. 199, 200. 222-226. 243, 252, 253, 255, 259,
261, 270.
PRUSIA RENANA, provincia de Prusia. 64, 68, 70, 71, 74.
PUNTA di Pezzo, fortín de Italia meridional. 126.
R
RASTATT, ciudad de Alemania suroccidental (cerca de Karlsruhe); lugar de la batalla entre
el ejército revolucionario de Pfalz-Baden y los ejércitos prusianos, el 29 de junio de
1849. 150, 217.
RATIBOR (Racibórz), ciudad a orillas del Oder, en Polonia (Silesia) 157.
REGGIO (Reggio di Calabria), ciudad de Italia meridional. 121, 123125.
REICHENBERG, nombre alemán de la ciudad de Liberec. Bohemia. 155, 168.
REIMS, ciudad de Francia septentrional. 205-207, 209, 237, 247.
REMILLY, localidad de Lorena (Francia oriental), cerca de Sedán. 214, 215.
RETHEL, ciudad de Francia nororiental. 209-211, 238.
REUSS, río de Suiza. 105.
RICHMOND, ciudad del Estado de Virginia (EE.UU.). 152, 145, 146. 228.
RIN, río de Europa occidental. 37, 68, 70, 104, 172-175, 177, 178, 180-182, 184, 186, 191,
192, 195, 198, 201-203, 211, 217, 233.
RIONI (Rion), río de Georgia (URSS) 100.
RÍVOLI, ciudad de Italia noroccidental. 134, 141, 156.
ROCOURD, localidad de Lorena (Francia oriental), cerca de Sedán. 213.
ROCROI, ciudad y fortaleza de Francia septentrional. 211.
ROCHECHOUART, suburbio de París. 46.
ROCHEFORT, ciudad de Francia. 231. Rom a. 18, 93, 113, 118.
RUÁN, ciudad de Francia septentrional. 241.
RUSIA. 42, 44, 68, 93, 99, 107, 141, 148, 222, 270.
S
SAARBRÜCKEN, ciudad de la región del Sarre, Alemania suroccidental 177, 178, 180. 188,
189, 193, 194, 233.
SAAJHBURG, ciudad de la región del Sarre, Alemania suroccidental. 178.
SAARLOUIS, ciudad de Alemania suroccidental. 178, 179, 182, 183.
SAINT ANTOINE, suburbio de París. 46.
SAINT-AVOLDE, localidad de Lorena (Francia oriental). 188, 192.
SAINT DENIS, suburbio de París. 46, 48, 51.
SAINT JACQUES, suburbio de París. 47-50.
SAINT LOUIS, ciudad del Estado de Missouri (EE.UU.). 133.
SAINT MARCEAU, suburbio de París. 47.
SAINT MARTIN, suburbio de París. 46, 48.
SAINT-MAUR, localidad de los alrededores. de París. 204, 209.
SAINT PRIVAT, fuerte en los alrededores de Mete (Francia). 28.
SAINT-QUENTIN, ciudad de Francia septentrional. 210.
SAINTE MENEHOULD, localidad en Francia oriental. 206.
SAJONIA, territorio oriental de Alemania. 37, 68, 70, 74, 149, 150, 157.
SALEMI, localidad de Sicilia noroccidental. 110, 111.
SALERNO, ciudad de Italia meridional. 116, 119.
s
T
TALAMONA, localidad de Italia central. 109.
TAORMINA, ciudad de Sicilia nororiental. 119, 120.
TEMPLE (véase Du Temple).
TENNESSEE, Estado de EE.UÚ. 134, 135, 137, 139-141.
TENNESSEE, río en el Estado del mismo nombre. 137, 138, 142.
TERMINI, ciudad de Sicilia septentrional. 113.
TEXAS, Estado de EE.UU. 141.
THIONVILLE, ciudad de Francia nororiental. 192.
TICINO, río de Italia septentrional. 160.
TIFLÍS (Tbilisi)., 97.
TIONE, pequeño río de Italia septentrional. 160.
TIROL, región montañosa en las estribaciones septentrionales y meridionales de los Alpes
orientales. 105.
TORGAU, ciudad oriental de Alemania (Sajonia). 157.
TOURS, ciudad de Francia occidental. 241.
TOURTERON, localidad de Francia nororiental. 238.
TRABISONDA (Trabzon), ciudad y puerto de Asia Menor nororiental, a orillas del mar Negro.
100.
TRAPANI, ciudad y puerto de Sicilia nororiental. 110, 112.
TRAUTENAU, nombre alemán de la ciudad de Trutnov de Bohemia nororiental. 155, 168.
TRÉVERIS, ciudad occidental de Alemania. 177, 178, 180, 188.
TROYES, ciudad de Francia nororiental. 248.
TRUBAU, nombre alemán de la ciudad de Trebovac, situada entre Bohemia y Moravia. 158.
TUDELA, ciudad de España nororiental. 229.
TURINGIA, bosque de, montañas de Alemania central. 187, 207.
TURNAU, nombre alemán de la ciudad de Tumov, de Bohemia septentrional. 168.
TURQUÍA. 95, 98, 101, 245.
U
ULM, ciudad de Alemania meridional; lugar de la batalla entre los ejércitos napoleónico y
austríaco el 17 de octubre de 1805. 203, 217.
V
VALEGGIO, localidad de Italia septentrional. 160, 161.
VALENCIENNES, ciudad y fortaleza de Francia septentrional. 208.
VAB, río de Francia. 210, 214.
VARENNES, poblado de Francia oriental. 206.
VARNA, fortaleza y puerto de Bulgaria, a orillas del mar Negro. 88, 89, 91, 97.
s
VARSOVIA. 259.
VAUX, localidad de Francia nororiental. 211.
VELEZZIA, ciudad de Italia central. 110.
VERDÓN, ciudad y fortaleza de Francia nororiental. 196. 200-202, 206. 237.
VERONA, ciudad y fortaleza de Italia septentrional. 149 n, 160, 161, 162, 218.
VERSALLES, ciudad de Francia, cerca de París. 248, 251, 262.
VIA MALA, desfiladero en los Alpes. 105.
VICKSBURG, ciudad del Estado de Mississippi. 228.
VIENA. 63, 65. 66, 74, 93, 105, 154156, 166, 169, 251, 265.
VIGNOLE, localidad de Francia nororiental. 197.
VILLENEUVE, localidad de Francia suroriental. 251.
VILLÉRE, localidad de Francia nororiental. 214.
VIRGINIA, Estado de EE.UU. 127, 130, 134, 135, 141, 147.
VÍSTULA, rio de la cuenca del Báltico, nace en Polonia. 252.
VITRY-LE-FRANÇOIS, ciudad de Francia oriental. 203, 206.
VOSGOS, montañas de Francia nororiental. 19, 178, 184, 193.
VOUZIERS, localidad de Francia nororiental. 206, 210.
VRIZY, población de Francia noreste. 210.
W
WAGRAM, población a 18 km al noreste de Viena; lugar de la batalla entre los ejércitos
francés y austríaco, de! 5 al 6 de julio de 1809. 268.
WALDENBURG, ciudad oriental de Alemania (Sajonia). 157.
WASHINGTON. 133, 147.
WATERLOO, localidad de Bélgica; lugar de la batalla entre los ejércitos de Napoleón y los
ejércitos aliados anglo-holando-prusiano el 18 de junio de 1815. 171, 268.
WEISSENBURG, ciudad de Alsacia; lugar de la batalla entre los ejércitos francés y prusiano el
4 de agosto de 1870, en la guerra franco-prusiana. 184, 186-188, 192, 193, 196.
WESEL, ciudad occidental de Alemania, sobre el Rin. 252.
WESER, río al noroeste de Alemania. 253.
WESTFALIA, región occidental de Alemania. 68, 70, 187, 200, 201.
WETZLAR, ciudad occidental de Alemania (Renania). 150, 158.
WILUAMSBURG, localidad del Estado de Nueva York (EE.UU.), forma parte del distrito de
Brooklyn. 145, 146.
WOERTH, ciudad de Alsacia (Francia oriental); lugar de la batalla entre los ejércitos francés
y alemán el 6 de agosto de 1870, durante la guerra franco-prusiana. 187, 188, 193,
196, 199, 213, 235, 236.
WÜRZBURG, ciudad occidental de Alemania (Ba viera). 172.
Y
YORKTOWN, ciudad al este de EE.UU. 145.
Z
ZARAGOZA, ciudad de España nororiental. 228-230.
ZETTZ, ciudad de Alemania oriental (Sajorna), al sur de Leipzig. 157.
ZIHKE, localidad en la frontera entre Francia y Alemania. 192.
ZORNDORF, localidad situada al norte de la confluencia del río Warta y el Oder: lugar de la
batalla entre los ejércitos prusiano y ruso el' 14 (25) de agosto de 1758 durante la
s
INDICE
46 La revolución de 1848-1849
46 La marcha de! movimiento en París
56 El 25 de Junio
271 NOTAS
297 INDICE DE NOMBRES
308 INDICE GEOGRÁFICO