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La Teoría Forense en El Trabajo Social en España

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RAÚL SOTO ESTEBAN, RAFAEL ALCÁZAR RUIZ

La teoría forense en el trabajo social en España


Modalidad: Teoría

Raúl Soto Esteban


Trabajador Social de los Juzgados de Collado Villalba de Madrid y
profesor asociado de la Universidad Complutense.

Rafael Alcázar Ruiz


Trabajador Social adscrito a los Juzgados de Alicante y sociólogo,
profesor asociado en la Universidad de Alicante.

Resumen
El término forense nombra a las profesiones y disciplinas a las que se refiere por su
participación en el mundo judicial. Las trabajadoras sociales forenses han desarrollado la
ayuda en el sistema judicial. La profesión ha contribuido a que las decisiones judiciales sean
más acordes a la realidad social de las personas a las que se dirigen. En la realidad foren-
se existen precedentes disciplinarios que se deben recoger en este estudio. Las profesio-
nes hermanas de la medicina y la psicología, tan ligadas al trabajo social, son los ejemplos
más destacados. La investigación de las trabajadoras sociales estadounidenses y el estudio
avanzado de las profesionales del cono sur sirven como parámetro.
El estudio de varias profesionales sobre la realidad forense en España es la principal
aportación de este trabajo, desde el cual planteamos críticas, actualizaciones y motivacio-
nes a una mayor producción científica. La situación concreta en la que el colectivo se halla
requiere un posterior estudio de investigación.

Palabras clave:
Teoría, trabajo social forense, investigación.

Abstract.
The forensic term is referring to professions and disciplines concerned with the justice
field. The social workers have developed a Network of Support to the Court, giving advice
to the Court in order to adapt the judicial resolution to the people which are addressed.
Some disciplinary precedents in forensic reality must be taken into account in this study.
Some professions, like medicine or psychology, are tightly linked to social work in the justi-
ce system. The social workers’ research in the USA and the professionals in The South Cone
are used as a parameter.

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LA TEORÍA FORENSE EN EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA

The study of several professions in Spain´s forensic reality in Spain is the main contri-
bution of this research. From this starting point some critiques are suggested, updates
and trying encourage issues toward a higher scientific production in the social work field.
Knowing in depth the specific situation the collective is found in nowadays will require later
research.

Keywords:
Theory, forensic social work, research.

1. Introducción
La historia de la condición forense en el trabajo social remite a las pioneras estadouni-
denses como Jane Adams o Mary Richmond, las cuales logran respectivamente el estable-
cimiento de un juzgado diferente del de adultos para niños/as o las primeras formaciones
para profesionales de lo social en diversas cuestiones, entre las cuales destacaba la visita a
los presos o la ayuda a los niños y niñas infractores (Travi, 2012; Maschi & Killian, 2011).
En esta historia previa se han mirado las trabajadoras sociales forenses de la parte sur
del continente y han desarrollado una tarea profesional y académica significativa que ha
servido en España cuando en los años post constitucionales ha comenzado la visión mo-
derna del trabajo social de ayuda a la justicia. Durante años, las trabajadoras sociales que
llegaban a la justicia, desde los años ochenta del pasado siglo, veían como la adaptación a
su puesto de trabajo era forzosamente derivada de la práctica y de la lectura y estudio de
los trabajos de las profesiones hermanas. Ya en este siglo XXI, surgen textos, manuales que
sitúan a las profesionales en el marco jurídico y en una condición general del trabajo social
forense.
La medicina forense es la disciplina más significativa en la que las profesiones anexas a
lo judicial se miran para crecer. Las aportaciones que la ciencia médica ha hecho al derecho
son incuestionables y el médico forense es una figura imprescindible en la vida judicial. De-
rivada de la medicina forense se han desarrollado otras ciencias duras en su faceta forense
como: la física, la química, la toxicología, la biología…
La psicología forense nace de esa base y aunque tiene un pasado propio, se desarrolla
en España a partir de los equipos psicosociales o técnicos, a veces mirando a la medicina
legal y a veces a la interdisciplinariedad de las otras ciencias sociales y humanas (educación
y trabajo social). En cualquier caso, con vocación de disciplina autónoma.
El trabajo social forense en España empieza a crecer con estudios académicos y profe-
sionales que ayudan a acercar la práctica a una certidumbre científica, imposible en las cien-
cias humanas y sociales, pero ya más teórica y metodológica, alejada de la improvisación y
la intuición. El acercamiento es casi transversal con un necesario carácter histórico, pero de
historia cercana ya que no existe otra, y se nutre de aportaciones individuales más que de
grandes grupos de investigación.

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RAÚL SOTO ESTEBAN, RAFAEL ALCÁZAR RUIZ

2. Presentación del tema y antecedentes


a. Lo forense en otras ciencias y su relación con el Trabajo Social Forense español.
A medida que la medicina se disociaba y soltaba del término forense y se empezaba a
nombrar como medicina legal, otras disciplinas como la psicología y el trabajo social busca-
ban adoptar esta definición como resguardo a un pretendido carácter técnico y científico.
La medicina legal se define a sí misma como:
En base a la finalidad, la medicina legal puede ser definida como la ciencia que aporta los co-
nocimientos clínicos y biológicos necesarios para resolver ciertos problemas judiciales, que
de otra manera quedarían insolubles. Es decir, la ciencia que tiene por objeto el estudio de las
cuestiones que se presentan en el ejercicio profesional del jurista y cuya resolución se funda,
total o parcialmente, en ciertos conocimientos médicos o biológicos previos.
En definitiva, se trata de aplicar los conocimientos del médico, pero no con el objetivo de
diagnosticar y tratar, sino de resolver las cuestiones de índole biológica que en la aplicación
práctica de las leyes se le plantean al jurista. (Cartagena (coord.), 2016: 21)

Se pueden apreciar elementos que se han generalizado a partir del devenir práctico de
la medicina legal, como son la derivación del derecho a la colaboración con otras ciencias,
el carácter científico y revelador de esas ciencias, la ausencia de tratamiento en la función
forense (si esto es posible) y la función de auxilio en el ejercicio práctico del jurista. Más
allá del ejercicio práctico, las ciencias auxiliares de lo jurídico también ayudan al legislador a
crear norma acorde a la realidad, para la que se tiene que ajustar el derecho. En ese sentido
también la medicina legal es previa y pionera:
Por otro lado, junto a este aspecto puramente práctico y aplicativo, tiene la medicina legal
una finalidad de proporcionar elementos de naturaleza biológica y médica al continuo desa-
rrollo y perfeccionamiento de las leyes.
Estos dos elementos representan matices conceptuales diferentes dentro de la medicina le-
gal dividiéndola a ésta en:
• Medicina legal doctrinal o simplemente medicina legal: que se correspondería con el subs-
trato teórico de esta ciencia.
• Medicina legal práctica o medicina forense o medicina legal aplicativa, que sería aquella
parte de la medicina legal que se enfoca a la resolución de los problemas médico legales
en un momento histórico determinado. (Cartagena (coord.), 2016: 21)

También interesa a este estudio la derivación que la medicina legal o forense hace a
otras ciencias biológicas y naturales que heredan por delegación esa función de ayuda a la
justicia:
La ciencia forense es la aplicación de las ciencias como la física, la química, la biología, la infor-
mática y la ingeniería a cuestiones de derecho. La ciencia forense puede ayudar a los inves-
tigadores a comprender cómo se producen los patrones de salpicaduras de sangre (física),
aprender la composición y el origen de la prueba, como los medicamentos y los materiales
de la huella o el rastreo (química), o determinar la identidad de un sospechoso desconocido
(biología). (National Institute of Justice, 2019) (Traducción de los autores)
Y es interesante reseñar como se produce la derivación de la medicina a la cuestión psí-
quica en su vertiente psiquiátrica e incluso en la psicológica que atraen en una suerte de

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apropiacionismo. En cualquier caso, puede servir para enlazar con el siguiente apartado
de este estudio y para entender cómo se produce en España y en el resto de los países la
incorporación de disciplinas a la tarea forense.
Por lo que se refiere a la medicina, establece relaciones con todas las especialidades médicas
y muy especialmente con la Patología general, la Anatomía patológica, la Traumatología, la
Obstetricia y Ginecología, la Psiquiatría y psicología, entre otras muchas, por lo que estas es-
pecialidades son propias de la especialidad de la medicina Legal y Forense. (Cartagena (coor-
dinador): 2016: 22).
La segunda disciplina que interesa al trabajo social forense, como precedente, es la psi-
cología forense, Tejero (2016) establece el inicio de la participación en la administración de
justicia de los psicólogos forenses en España en los primeros y últimos años ochenta, si nos
referimos respectivamente a su aparición como proyecto piloto, junto a la ley 30/81, o al
establecimiento de la figura a través de oferta de empleo público. Recoge Tejero (2016) la
distinción terminológica que la psicología (desde la American Psychological Association) ha
hecho de los términos psicología jurídica y psicología forense, que pueden ser útiles para la
delimitación conceptual, tan oportuna en la configuración de una disciplina.
Hoy en día, la APA (2011) define con claridad la psicología forense como: “cualquier práctica
forense realizada por cualquier psicólogo dentro de cualquier sub- disciplina de la psicolo-
gía (clínica, del desarrollo, social, cognitiva)”, mientras que el concepto amplio de psicología
jurídica (Psychology Law) lo identifica con “la aplicación de la psicología al sistema legal”,
encuadrada en la división 41 de la APA. (APA, 2015, en Tejero, 2016: 11)

Para terminar de situar su disciplina, Tejero define la diferencia desde la visión institucio-
nal española del Colegio Oficial de Psicólogos (COP):
En 1998, el Colegio Oficial de Psicólogos Español (COP, 1998/2005) describía la psicología
forense como aquella rama de la psicología jurídica aplicada a los tribunales, y la incluía por
tanto en el perfil profesional (más general) del psicólogo jurídico, descrito como aquel que
está relacionado con el abordaje de los fenómenos psicológicos que inciden en el comporta-
miento legal de las personas. Dentro de ese perfil profesional del psicólogo jurídico el COP
incluye, además del forense, otros seis campos: la psicología penitenciaria, de la delincuen-
cia, judicial (testimonio, jurado), policial y de las fuerzas armadas, victimología y mediación.
(COP, 1998/2005, en Tejero, 2016: 12)

Hay otras propuestas en las cuales se sitúa la psicología forense dentro del concepto de
psicología jurídica (Muñoz et al., 2011). En esta propuesta se intenta ir más allá de la situa-
ción académica y profesional de esta disciplina y se pretende, desde la revista del COP, dar
salida a una reivindicación profesional y universitaria de llevar la psicología en la justicia al
rango de especialidad que ya tiene la clínica.
Desde este trabajo se propone la agrupación de los distintos ámbitos que conforman la Psi-
cología Jurídica siguiendo dos criterios: uno académico-investigador y otro aplicado, clara-
mente interrelacionados. Se proponen así nueve áreas dentro de la Psicología Jurídica:
1. Psicología Forense, pericial o psicología aplicada a los Tribunales.
2. Psicología Penitenciaria
3. Psicología Criminalista o psicología jurídica aplicada a la función policial
4. Psicología Jurídica aplicada a la resolución de conflictos
5. Psicología del Testimonio

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6. Psicología Judicial Comprendería la aplicación de la investigación en Psicología Social


(cognitiva y de los grupos) al ámbito jurídico
7. Psicología de la Victimización Criminal
8. Psicología Criminal o Psicología de la Delincuencia
9. Psicología del Trabajo y de las Organizaciones aplicada al Sistema de Justicia.

Más allá de la delimitación conceptual y de los intereses de la psicología jurídica, interesa


a este estudio su relación con el trabajo social forense. Si se refiere cronológicamente la
llegada de los trabajadores sociales forenses al auxilio de la justicia española, hay que si-
tuarse en los años ochenta del siglo XX (Ruiz Rodríguez, 2013). Es un nacimiento moderno,
que coincide con la ley del divorcio y con la creación de los Juzgados de Familia y de los
llamados equipos psicosociales (Soto, 2016)
Los más de treinta años de historia de este colectivo generan multitud de hitos técnicos
y profesionales que llenarían un texto histórico. La intención de este estudio es más trans-
versal, pero la ignorancia de la historia produce su repetición inconsciente, así que es inte-
resante reseñar alguno de esos hitos y recordar sinergias y divorcios. Los primeros equipos
técnicos de la administración de justicia son nombrados con contrato administrativo en
los primeros años ochenta y se adscriben dos a Madrid y dos a Barcelona. Los forman un/a
psicólogo/a y una trabajadora social en cada caso y desarrollan un trabajo pionero con el
que crean la necesidad de auxilio psicosocial a la justicia. A partir de ese momento, en 1987,
salen a oferta pública de empleo la primera remesa de profesionales para esos juzgados
de familia que se multiplicaban por el territorio español (Ruiz Rodríguez, 2013). Además de
los juzgados de familia se apreciaba la necesidad de ayuda a la justicia en cuestiones o pro-
cedimientos penales, por lo que también se dotan equipos psicosociales para las clínicas
médico forenses o los juzgados de instrucción o mixtos. Los juzgados y fiscalías de meno-
res, que existían previamente en su forma preconstitucional como tribunales tutelares de
menores, desarrollan su ajuste al nuevo ordenamiento constitucional con la Ley Orgánica
4/92 sobre competencia y procedimiento de los juzgados de menores, y demandan sus
equipos técnicos, a los que suman la figura profesional del educador/a; posteriormente
se desarrolla legal y reglamentariamente su adscripción a las fiscalías de menores con la
novedad de la instrucción de las causas por la fiscalía (ley orgánica 5/2000 reguladora de la
responsabilidad penal de los menores y el reglamento que la desarrolla, establecido en RD
1774/04). Y finalmente, la creación de los juzgados de violencia sobre la mujer por la Ley
Orgánica 1/04 de Medidas de Protección Integral contra la Violencia de Género, que integra
a las trabajadoras sociales forenses en las Unidades de Valoración Forense Integral (UVFI)
dentro de los Institutos de Medicina Legal y Ciencias Forenses, y compuestas también por
las figuras del médico/a, psicólogo/a y trabajadora social.
En estos años se puede describir, con vocación de síntesis, la relación que las disciplinas
citadas han tenido con el trabajo social forense, en especial la psicología forense. Soto
(2016) compara en su investigación la situación en Madrid y Barcelona:
También en Madrid, hay equipos que los trabajadores sociales realizan informes desde su
disciplina, tras una solicitud de informe psicosocial, al haber un gran volumen de trabajo,
se reparten los asuntos entre psicólogo y trabajador social. Los psicólogos se muestran de
acuerdo con esta dinámica de trabajo, dentro de una cierta flexibilidad para hacer modifica-
ciones si la situación lo requiere. (Soto, 2016:214)

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Los trabajadores sociales de Barcelona entrevistados refieren una autonomía administrativa


grande en la gestión que el SATAF hace de las solicitudes judiciales, dando a sus psicólogos y
trabajadores sociales plena capacidad para la gestión de la mayor parte de las demandas en
asuntos de familia. (Soto, 2016: 215)

Los equipos psicosociales de Madrid han evolucionado desde una situación de coope-
ración psicosocial a un desempeño profesional mono disciplinar, lo que ha ocasionado una
mayor producción de informes y una mayor independencia y autonomía de cada profesión
respecto a la otra. Esta situación que no es hegemónica, pero sí frecuente, tiene sus causas
en el exceso de trabajo, pero también en la autonomía que ambas disciplinas han buscado
en los últimos años; en primer lugar la psicología con el auge de los estudios universitarios
de psicología forense y las pretensiones de sus órganos colegiales de una distinción en el
trabajo psicológico dentro de los equipos psicosociales. Y en segundo lugar y de una for-
ma asertiva en lo profesional, del trabajo social, que a partir de esa pretendida autonomía
profesional de la psicología oficial, ha desarrollado su propia trayectoria académica y pro-
fesional. Quizás en perjuicio de la interdisciplinariedad pero en beneficio de un desarrollo
profesional, técnico y metodológico.

b. Lo forense en el trabajo social americano (EEUU y Latinoamérica).


b.1 Los Trabajadores Sociales Forenses en EEUU. La NOFSW (National Organization of
Forensic Social Work)
El trabajo social forense estadounidense tiene un marcado contenido político, las tra-
bajadoras sociales forenses destacan por su defensa en lobby de los derechos humanos
con población carcelaria, refugiada o de otros colectivos en situación marginal. También
comparte campos de trabajo forense con otros territorios profesionales como: el trabajo
social con víctimas de violencia sexual, de género, doméstica ascendente, con familias, ni-
ños maltratados o abandonados, justicia civil y penal y un ámbito de trabajo forense más
desarrollado que en otros lugares como es el de la práctica forense en salud mental o en
población adicta a sustancias (Maschi, Bradley & Ward, 2009; Allen en Ponce de Leon y
Krmpotic, 2012).
Maschi y Killian (2011) describen la evolución del concepto de trabajo social forense en
los Estados Unidos, desde definiciones que lo asocian a un colectivo determinado de la
atención de la justicia a definiciones que lo sitúan entre el sistema legal y el de salud men-
tal, otras lo sitúan entre la práctica más concreta del trabajo social y el sistema legal. Las
autoras destacan la variedad de definiciones desde lo más amplio a lo más concreto, y con-
cretan su apuesta de acuerdo a la NOFSW que define el trabajo social forense como: “una
subespecialidad del trabajo social que aplicó un enfoque integrador (generalista, especiali-
zado y colaborativo) a la práctica del trabajo social con diversas poblaciones afectadas por
cuestiones legales civiles o penales.” (Maschi & Killian, 2011: 12) (Traducción de los autores)
La apuesta de Maschi y Killian (2011) es superar la tremenda crisis que supuso para los
Estados Unidos el atentado del 11 de septiembre de 2001, y propone para el nuevo siglo
un concepto de sistema de justicia social, en el que se intervenga a dos niveles claramente
apuntados: el trabajo con la persona desde el conocimiento de la misma que tiene el tra-
bajador social y el trabajo a nivel macro sistémico, con una clara influencia en la política y

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en la gestión de las normas, en el ámbito legislativo. Lo enfocan desde la teoría sistémica y


con una visión ecológica de los sistemas en los que el profesional social forense interactúa.
Apuntan otros términos y conceptos que se deben recoger en este trabajo aunque no sea
lugar para el desarrollo que merecen, como: la justicia terapéutica, que ve la ley como una
intervención con sus efectos, la colaboración entre profesiones, la competencia necesaria
en diversidad y la implicación en el desarrollo de los derechos humanos.

b.2 El cono sur.


El trabajo social argentino ha desarrollado de forma extensa la teoría forense de la pro-
fesión. Si se sigue la lógica de este estudio y se buscan profesionales del trabajo social
forense que lideren las propuestas técnicas y teóricas, Ponce de León y Krmpotic (2012)
coordinan un precioso trabajo que titulan: “Trabajo Social Forense”, en el que plantean la
propuesta académica pionera de la Universidad de Comahue (Argentina) y otras experien-
cias profesionales en Argentina, Colombia o Brasil, dentro de un triple contenido temático:
la definición del trabajo social forense, los agentes del proceso y las exigencias de un diag-
nóstico social fundado.
Resulta de interés a este estudio como Ponce de León (Ponce de León y Krmpotic, 2012)
desarrolla el campo disciplinar explicitado en: un cuerpo de conocimientos, una comunidad
profesional activa, organizaciones profesionales académicas y no académicas, eventos, lí-
neas de investigación… También busca en el resto del continente americano y destaca el
avance del trabajo social socio jurídico (término que asimila a forense) en Costa Rica, Puer-
to Rico y Colombia, y analiza y sitúa como precedente en formación profesional la corriente
anglosajona de sus vecinos del norte en la National Organization of Forensic Social Work
(NOFSW) de los Estados Unidos y en las Conferencias Bianuales de Trabajo Social Forense
de Puerto Rico, que desde la administración de justicia recomiendan a las universidades
formación en trabajo social forense.
Ponce de León (Ponce de León y Krmpotic, 2012) clasifica en tres momentos la actuación
social forense, dando a la disciplina una gran amplitud:
- Fase pre-judicial
- Fase judicial
- Fase post-judicial.
En la primera fase se referirá a todas las actuaciones profesionales anteriores a lo judicial
y que se realizan desde una perspectiva del derecho. En la segunda etapa se trata de la ac-
tuación orientada a lo pericial, pero también al asesoramiento y a la orientación. La tercera
etapa desarrolla la actuación profesional tras la decisión judicial, tan propia del trabajo so-
cial profesional por su carácter de readaptación social.
En el primer decenio del siglo XXI, los textos de Robles (2004) y Alday, de Bratti y Nicolini
(2001) plantean una reflexión interesante sobre la actuación profesional forense del traba-
jador social como intervención, desde posturas sistémicas que avanzan hacia el construc-
cionismo parten de la participación del observador en lo observado, con lo que rompen la
idea forense de evaluador, observador, sin implicación ni participación en el objeto de lo
peritado. Este objeto es la crisis del sistema familiar que desborda lo privado y provoca la

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intervención en lo público a través del Trabajo Social Forense (Alday, de Bratti y Nicolini:
2001). Encuadran el trabajo pericial en un marco de intervención para terminar de dibujar
una gran paradoja entre el evaluador y lo evaluado y la objetividad del proceso. La propues-
ta de Robles comienza por un título paradójico: “La intervención pericial en trabajo social”,
como si eso pudiera hacerse o como si eso pudiera ser de otro modo, como si alguien ima-
ginara un trabajador social que no interviene, o una evaluación limpia y sin consecuencias
en la gestión de la familia de su proceso de reinserción tras la crisis.
En otras latitudes del cono sur, Quintero (2012) describe la situación del trabajo social fo-
rense en Colombia y lo sitúa ante la realidad compleja que afronta junto a otras disciplinas,
destacando la mejor lectura que se da cuando se observa con distintas miradas. Subraya
igualmente la distinta situación de los países por sus macro estructuras y propone una
nueva situación disciplinar e investigadora en la que no haya jerarquía científica sino visión
holística y colaborativa y de cambio de paradigma, de acuerdo al cambio social.
Una interesante situación del desarrollo profesional forense en el cono sur es el cues-
tionamiento que propone Krmpotic (2012) de la validez de la ley. Ella critica la asunción de
la norma por parte de los profesionales como meros auxiliares, sin un cuestionamiento de
su utilidad o justicia. Propone como necesaria la deconstrucción de la situación que coloca
en el lugar poderoso al trabajador social, a la vez que cuestiona el diagnóstico social y su
poder.
En el contexto sudamericano se discuten también las técnicas que el trabajo social foren-
se debe dominar, Amaro (2017) desarrolla una de ellas, que es además reconocible como
privativa de la profesión y la disciplina, lo que le da un mayor valor. La trabajadora social
brasileña indica que la visita domiciliaria es una forma de aprehender la realidad y discute
lo que es este concepto: “El desafío del profesional, en el momento del análisis de la reali-
dad o elaboración de la evaluación social postvisita es captar los significados atribuidos a
las situaciones concretas por la familia y sus integrantes o los sujetos visitados.” (p. 323).
Martínez Seijas (2016), desde España, llevará esta técnica a la evaluación de los menores en
su propio entorno, dentro de los informes socio familiares.
Y aportan nuevos conceptos como el de escena vital (Garzón, 2017) que une la reali-
dad del maltrato como hecho social que se produce en familia, en grupo y que tiene un
constructo, unos ciclos y requiere una visión interpretadora. Garzón (2017) entiende que la
visión del maltrato se debe dar desde el pensamiento científico de la complejidad y que la
técnica que produce conocimiento de esa realidad es la entrevista semiestructurada.

3. Desarrollo de los aspectos del tema forense en España


a. Las primeras publicaciones forenses.
Los primeros años ochenta marcan el inicio de la actividad del trabajo social forense
moderno en España. En 1987 se produce la primera oferta de empleo pública y en estos
años hay una escasa presencia de publicaciones e investigaciones en la profesión. La revis-
ta del Consejo General de Colegios de Trabajo Social dedica un ejemplar al trabajo social y
la justicia en 1989, en el cual destacan los estudios de Julia Cuadrado sobre el peritaje social
y la legislación, y los trabajos de Guadalupe Barquero sobre el trabajo social en las clínicas

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médico- forenses y de Esperanza Jiménez a propósito de la tarea social en los juzgados de


menores (Consejo General, 1989).
Pero es en la primera década de este siglo cuando empiezan a editarse los primeros
trabajos, las primeras publicaciones sobre trabajo social forense, en las cuales se recoge la
expresión de una disciplina profesional. La primera investigadora que recoge el producto
de la experiencia práctica y lo sitúa en el marco legal y de relación con otros profesionales
es la trabajadora social de los juzgados de Logroño: Pilar Ruiz Rodríguez. Ruiz Rodríguez
(2008, 2013) reclama un trabajo en equipo de los propios trabajadores sociales forenses.
Recopila normas y reglamentos y los une a protocolos y técnicas que ha utilizado desde
1990 en su trabajo forense; y lo expone con sus publicaciones y su experiencia formativa al
resto de trabajadores sociales para su discusión y debate. También aprovecha las nuevas
tecnologías para proponer un foro de debate que denomina: “Trabajo social pericial”, en
el cual se han expuesto protocolos y modelos teóricos por distintos profesionales y se ha
establecido contacto con el otro lado del Atlántico. Ruiz Rodríguez (2013) recuerda la in-
tegración histórica de los profesionales forenses en España, el marco legal e institucional
en el que se trabaja: tan particular y dependiente de la administración de justicia (jueces
y fiscales) y de la autoridad administrativa (Ministerio de Justicia o Consejería de Justicia
o similar en las comunidades autónomas transferidas) También estudia la definición de la
cuestión pericial, las bases metodológicas y la integración de nuevas tecnologías y campos
de intervención forenses. Estos campos de acción siempre han sido objeto del trabajo so-
cial pero en contacto con la justicia se vuelven ajenos sin explicación teórica, son las cues-
tiones penales, de protección de menores, de violencia de género, la violencia ascendente
a padres o a la tercera edad, los abusos sexuales a menores…
Ruiz Rodríguez (2017) considera en primer lugar a las personas objeto de trabajo, a los y
las justiciables, y plantea protocolos y formas de trabajo que tengan en cuenta su situación
crítica. Para el trabajo social forense, la investigación de Ruiz Rodríguez (2013) es valiosa
por la incursión que hace en los procesos penales: entiende que la realización por técnico
de la prueba pre constituida es una función clara del trabajo social forense y forma en este
tipo de entrevista. Además, se sitúa en la valoración pericial en la jurisdicción penal, en la
que Ruiz Rodríguez (2017) propone un trabajo de diagnóstico social que ayude al juez a
aplicar o no medidas o penas y en qué grado. Y en la violencia de género estudiada desde
la condición de grupo familiar en crisis y también desde la condición de riesgo que sufren
mujeres y niños y niñas. Y en la violencia de hijos a padres con esa misma idea de familia en
crisis con posibilidad y capacidad de readaptación tras la crisis.
Por todo ello y por el mayor número de informes que se solicitan en los juzgados es-
pañoles, Ruiz Rodríguez (2013, 2017) nombra informe socio familiar a la técnica principal
del trabajo social forense y su denominación ha prendido en la profesión. Pero, las apor-
taciones de Ruíz no han quedado en lo metodológico, sino que van más allá y en su tarea
investigadora y formativa ha impulsado el desarrollo profesional a través del asociacionis-
mo, creando la Asociación de Trabajo Social Forense (www.trabajosocialforense.com) que
preside y que agrupa a un gran número de los trabajadores sociales forenses de la adminis-
tración de justicia española.
Por otro lado, en la Comunidad de Madrid se edita: la Guía de Actuación de los Trabajado-
res Sociales en el ámbito de la administración de justicia de la Comunidad de Madrid (2006)

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gracias al trabajo de profesionales del trabajo social forense. En esta edición y publicación
cabe destacar el bloqueo a la difusión que se produjo por parte de algunos profesionales
que entendían que la publicación daba elementos de cuestionamiento a abogados y par-
tes. El riesgo mínimo de propagar y editar la metodología se ve compensado por la trans-
parencia y calidad que supone para el trabajo social forense y los equipos psicosociales.
En este territorio madrileño, surge en 2008 un grupo profesional del trabajo social de
justicia, dentro del colegio oficial de trabajadores sociales de Madrid, que plantea activi-
dades formativas y ayuda al colegio en su relación con la administración de justicia y que
publica: El trabajo social en el ámbito de justicia (Mateos y Ponce de León, 2016), un nuevo
texto para la difusión y debate de la disciplina.

b. La primera tesis doctoral sobre el rol forense de las trabajadoras sociales.


En este contexto de crecimiento profesional de la disciplina en España surge la primera
investigación doctoral que se lee en 2015 y publica en 2016 por parte de la Universidad Com-
plutense de Madrid. En ella, el objetivo de Soto (2016) es aunar la investigación social apli-
cada con la acción cotidiana de los profesionales en los tribunales. Por una parte, la prác-
tica habitual de los trabajadores/as sociales supone una fuente de datos de primer orden
para realizar investigación social aplicada. Por otra parte, la investigación social que realiza
revierte en la práctica de los profesionales ofreciendo marcos conceptuales y teorías de
corto alcance (Merton, 1980), que resultan muy útiles para la comprensión de la realidad.
Soto (2016) emplea la Teoría General de Sistemas unificada en los años treinta por Lud-
wig Von Bertalanffy (1986) y la Ecología Social de Urie Bronfenbrenner (1987). Este marco
teórico de referencia lo utilizó para comprender y explicar la actividad de las trabajadoras
sociales insertas en los subsistemas: profesional, de la justicia y familiar. Por otra parte, el
empleo de la teoría sistémica y el análisis de discurso también resultan útil en una esfera
micro social, aplicado en la práctica cotidiana de los trabajadores/as sociales para la com-
prensión de las dinámicas familiares que se observan en los procesos de ruptura familiar.
Una de las aportaciones más relevantes que ofrece Soto (2016) a la especialidad forense
es el empleo del método del análisis del discurso como técnica de investigación. Se trata
de una experiencia pionera, ya que nunca se había utilizado en análisis del discurso colec-
tivo como método para conocer en profundidad los problemas y necesidades comunes de
las trabajadoras sociales en el ámbito judicial. A través de grupos de discusión y entrevistas,
Soto (2016) es capaz de analizar e interpretar el discurso colectivo producido por los equi-
pos psicosociales en torno al término “psicosocial”, concepto que goza de reconocimiento
institucional en el ámbito judicial donde las trabajadoras sociales desarrollan su actividad.
Los resultados de esta investigación ponen de manifiesto que las trabajadoras sociales
se identifican con el término “psicosocial”, porque forman parte de un equipo multidisci-
plinar y porque se reconocen en el abordaje de la problemática que suelen estudiar que
exige una perspectiva multidisciplinar. Sin embargo, el discurso generado por el colectivo
también pone en evidencia los problemas que comparten las trabajadoras sociales: la falta
de reconocimiento profesional y su imagen pública afectan a la autoestima de las profe-
sionales. Para superar estos problemas, se señala la necesidad de dar al trabajo social en
el ámbito laboral el rango que se ha sabido ganar con los estudios de grado en el mundo

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RAÚL SOTO ESTEBAN, RAFAEL ALCÁZAR RUIZ

académico. Asimismo, Soto (2016) plantea la necesidad de utilizar la investigación y publi-


cación de los resultados como recurso para empoderar a la profesión y conseguir el objeti-
vo que une a todo el colectivo: la reivindicación de lo social en el análisis de los problemas
multicausales cotidianos. Para ello, se hace necesaria la construcción de una terminología,
una especialidad propia con la que el autor se encuentra completamente comprometido.
Soto (2016) ha desarrollado la mayor parte de su trayectoria laboral e investigadora en
el ámbito de la jurisdicción de familia a la que ha ofrecido un modelo de informe social. Su
trabajo ofrece un método de recogida de información y exposición de ésta a través del
informe social, convertido en la herramienta fundamental, la más visible de la actividad
forense. Después de todo, el trabajo realizado por el trabajador/a social culmina en un in-
forme social que se defiende en juicio. Ofrece una guía práctica para la elaboración de
un informe social que aporta certidumbre para aquellos profesionales que se inician en la
especialidad y rigor científico para los más veteranos/as. Sin embargo, el autor no conside-
ra la metodología en trabajo social forense como algo cerrado, sino como una estructura
abierta y adaptada a los cambios. Así, por ejemplo, es consciente de la necesidad de utilizar
los métodos y técnicas tradicionales del trabajo social, tales como entrevistas semiestruc-
turadas, la observación, o la visita domiciliaria. El empleo de esta última técnica no sólo es
útil para observar las condiciones de la vivienda, sino también como técnica de observación
de la interacción de las relaciones entre los miembros de la familia muchas veces cuestio-
nada en asuntos de divorcio.

c. El daño social como realidad forense.


Simón (2009, 2018) ha realizado aportaciones a la disciplina desde diversos ámbitos y su
contribución ha sido teórica y metodológica. Su aportación es aplicable tanto en el ámbi-
to civil, dentro de la jurisdicción de familia, como de violencia sexual y especialmente, en
materia de violencia de género, donde ha centrado su experiencia en los últimos años. El
impacto de su metodología en el ámbito judicial y su reconocimiento ha sido muy sobre-
saliente, convirtiéndose en referencia obligada en la definición de las funciones y el rol del
profesional del trabajo social en las Unidades de Valoración Integral de Violencia de Géne-
ro, espacio donde la disciplina se ha incorporado de forma general y se encuentra en pleno
proceso de institucionalización en todo el territorio nacional.
Simón (2009, 2018) ha sabido sintetizar la práctica profesional y adaptarla a las exigen-
cias de una realidad en proceso de cambio social. Su objetivo es ofrecer marcos teóricos
interpretativos de los fenómenos complejos que el trabajador/a social suele ver en su acti-
vidad cotidiana. La autora está muy comprometida con el desarrollo de la especialidad del
trabajo social forense y subraya la importancia de unificar y generar modelos para tratar de
desarrollar una intervención sistematizada y común, que permita establecer instrumentos
adecuados de medición y análisis forense, máxime teniendo en cuenta la importancia que
tiene en el juicio oral la prueba objetiva que los técnicos aportan: el informe pericial social
y su diagnóstico.
La búsqueda del rigor profesional para adaptarla a las exigencias de la disciplina obliga
a apoyarse en técnicas e instrumentos científicos medibles a nivel cuantitativo y cualitati-
vo para defender las conclusiones y diagnósticos propiamente sociales, diferenciados de
aquellas disciplinas con las que comparte espacio común: la medicina y la psicología.

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LA TEORÍA FORENSE EN EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA

En el ámbito de familia, Simón (2009) señala los hallazgos, las dificultades y retos con
los que se encuentra actualmente la disciplina del Trabajo Social Forense. El desarrollo de la
especialidad no ha estado exento de dificultades: diferencias en los tiempos de respuesta,
en el lenguaje empleado, en la metodología de trabajo y en la diversidad territorial, con-
dicionando su desarrollo como disciplina científica. Para responder con eficacia ante los
nuevos retos, Simón (2009) propone un modelo pericial de intervención social aplicable
al ámbito de familia, extrapolable a otros ámbitos y que es fruto de la sistematización de
todos sus estos años de experiencia y práctica profesional. La autora sistematiza su expe-
riencia profesional sobre la que ha construido un cuerpo teórico que ofrece sentido a las
prácticas individuales: el modelo de pericial de intervención social cuyas fases y contenido
se sintetiza en la Tabla 1.
Con este modelo, Simón (2009) subrayó hace años dos cuestiones que hoy en día tienen
gran relevancia en el trabajo social forense en el ámbito de familia: la importancia de aplicar
el diagnóstico social en el informe pericial y considerarlo como una fase del modelo pericial
propuesto. Por otra parte, plantea la posibilidad no sólo de informar, sino de introducir un
tipo de intervención que promueva un cambio en la familia. Simón ha seguido su aporta-
ción teórica y práctica en el ámbito penal, especialmente en violencia de género y abuso se-
xual, pero supo advertir con mucha antelación los desafíos con los que se podía encontrar
la disciplina de trabajo social en el ámbito civil en general. Su modelo responde al nuevo
paradigma que hoy se plantea en la jurisdicción de familia, un modelo de intervención que
promocione el derecho colaborativo, la mediación familiar, los programas de apoyo a las
familias que viven la ruptura de pareja. Este modelo ha originado el auge de la figura del
coordinador de parentalidad. (Fariña et alt., 2017).
En el ámbito penal, Simón (2018) ha desarrollado su propuesta de modelo de pericial de
intervención social, adaptándola a un marco teórico sobre el que construir el diagnóstico
social en materia de violencia sexual.
Su propuesta teórica parte de la premisa de que toda experiencia traumática tiene una
dimensión individual y social. Define el daño social como la afectación en las esferas fa-
miliar, laboral, económica, social y/o recreativa generada a consecuencia de una vivencia
traumática. El concepto de daño social es el ámbito de valoración específico en el trabajo
social forense que incluye en el diagnóstico la evaluación pericial del daño y las consecuen-
cias sociales que el delito ha generado.
Para proceder a su concreción en la evaluación del trabajador/a social forense, se apoya
en la caracterización que Kaztman, (1999) hace sobre la medición de la vulnerabilidad so-
cial. Kaztman define el término “vulnerabilidad social” según su desglose en los capitales
físico (compuesto por bienes materiales como vivienda, terreno, bienes durables y útiles
para la reproducción social), humano (que contempla el valor añadido de la educación y la
salud), y social (que consiste en las redes sociales como contactos, acceso a información y
posibilidades de influir para modificar condiciones de vida adversas). Acorde con este mar-
co teórico de referencia, Simón (2014) entiende que la evaluación forense del trabajador/a
social ha de mantener una correlación interdisciplinar que garantice que estén presentes
los mencionados factores de tipo sintomático y los de tipo temporal en la misma medida.
Por ello se distingue entre los términos “lesión social” y “secuela social”.

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RAÚL SOTO ESTEBAN, RAFAEL ALCÁZAR RUIZ

La “lesión social” se origina cuando se produce vulnerabilidad social de carácter so-


ciofamiliar en tanto que la víctima se sitúa en una situación de desventaja social, al menos
durante tres meses como consecuencia de lo sucedido. Por su parte, la “secuela social”
está en función de la persistencia, gravedad y cronicidad de lo acontecido. Es decir, cuando
las consecuencias en la interacción individual con su sistemas de apoyo social supongan la
ruptura total con algunos de ellos de manera permanente, condicionando todo su futuro
relacional de por vida.
Los conceptos de “lesión social”, “vulnerabilidad social” y “daño social” son hoy los tér-
minos sobre los que se está construyendo la disciplina del trabajo social en muchos ámbi-
tos, no sólo en el forense. Por ejemplo, Arricivita (2017) aplica estos conceptos al ámbito de
las emergencias colectivas y extraordinarias y Ferri (2017) en los accidentes de circulación.
Se trata de términos que en el ámbito forense ya están institucionalizados, incorpora-
dos en los informes periciales sociales elaborados por las trabajadoras sociales y también
reflejados en las sentencias judiciales, como por ejemplo las sentencias nº 266/2016 o la nº
238/16, ambas dictadas por la Audiencia Provincial de Álava.
Una vez expuestos los conceptos teóricos sobre los que versa el informe pericial, Simón
(2018) identifica las siguientes dimensiones de análisis de la víctima definiendo también las
variables indicadoras de las mismas. (Tabla 2).
Simón (2017) propone un modelo de análisis de la realidad social de la víctima de violen-
cia de género. Aporta un método de recogida de información y una guía para la elaboración
de un diagnóstico social. Con las entrevistas, visitas domiciliarias, análisis del discurso, el
trabajo social aporta una mirada evaluativo-contextual y de intervención reparadora que
tiene un espacio propio, no solo en términos de evaluación de lesiones y secuelas sociales,
sino también en identificación de capacidades resilientes de las víctimas.

d. El estudio de la custodia compartida.


La legislación sobre organización familiar y formas de acordar los procedimientos de
familia se inicia en el año 1981 (Ley 30/1981 por la que se modifica la regulación del matrimo-
nio y se determina el procedimiento a seguir en los casos de nulidad, separación y divorcio)
con la llamada “Ley del divorcio” que desarrollaba el derecho constitucional a constituir
y suspender el contrato matrimonial. En 1990, se modifica esta forma de organiza el de-
recho de familia (Ley 11/1990 que modifica el Código Civil) y se abre la posibilidad a que el
cuidado de los niños menores pueda ser ejercido por madres o padres según el interés del
menor. En 2005, se flexibilizan las condiciones del divorcio y se inicia una fase en la que
los procedimientos matrimoniales pasan a ser mayoritariamente divorcios, a la vez que se
legislan las condiciones en las que se puede acordar la custodia compartida (Ley 15/2005,
cuando se volvió a modificar el Código Civil en materia de separación y divorcio) Paralela-
mente, las comunidades autónomas con competencia en familia empiezan a regular esta
cuestión y emitir normas en las cuales legislan la custodia compartida y los planes de pa-
rentalidad como acuerdo tras la ruptura. La evolución legal del derecho de familia español
ha derivado en el incremento de las solicitudes a los equipos psicosociales para informar
pericialmente sobre la posibilidad de acordar custodias compartidas en procedimientos de
divorcio contencioso.

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LA TEORÍA FORENSE EN EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA

Alcázar (2014, Ruiz Callado & Alcázar, 2017) estudia e investiga esta materia para el tra-
bajo social forense español. Desde la sociología y el trabajo social integra ambas discipli-
na para elaborar instrumentos con los cuales evaluar a las familias y ser objetivo en las
propuestas que se realizan a los jueces de familia. Alcázar (Ruiz Callado & Alcázar, 2017)
estudia desde la sociología de familia la evolución de la realidad española desde una orga-
nización patriarcal y tradicional, en la cual la mujer ocupa un lugar secundario y subsidiario
del hombre y en el cual cubre el ámbito privado de la estructura familiar que corresponde
a los roles de cuidado y domésticos. Y desde esa realidad, evoluciona a una igualdad legal
paulatina que supone su incorporación a la esfera pública de lo social, a lo formativo y la-
boral, de forma que se produce una revolución en la organización social del país. La nueva
realidad y el nuevo juego de roles implica una diferente forma de organizarse en los hoga-
res españoles y afecta al cuidado de los menores y mayores que conviven en estos hogares.
Alcázar (2013,2014, Ruiz Callado y Alcázar, 2017, 2017bis, 2018) valora la evolución y el
papel que juegan los trabajadores/as sociales forenses en la evaluación sobre estas familias
y sus formas de organización. Considera el esfuerzo político y legislador de los partidos po-
líticos sobre la materia y la pugna ideológica entre los grupos y asociaciones que defienden
la custodia compartida como una opción real y obligada y los grupos que la critican desde
opciones feministas, defensoras del rol de la mujer en esta nueva organización familiar.
Más allá del debate ideológico, Alcázar (Ruiz Callado & Alcázar, 2017) entiende que los
profesionales deben generar instrumentos de evaluación objetivos que trabajen con los
criterios que las normas sobre custodia compartida han promulgado y los valoren profesio-
nalmente para ayudar a los jueces de familia en sus decisiones y a las familias a gestionar su
futuro tras la crisis familiar. La tarea investigadora de Alcázar (Ruiz Callado & Alcázar, 2018)
se aventura en el arraigo social como criterio del trabajo social forense y crea un instrumen-
to que lo permite valorar. El arraigo social es una variable valiosa para descubrir el mejor
lugar para los hijos menores de edad en las custodias disputadas. Otro criterio valiente y de
valor para el trabajo social forense es el de valoración de la opinión de los hijos menores;
la validación de la opinión infantil sin filtro es una cuestión usual en los juzgados de familia
españoles, se pretende por abogados /as y otros/as profesionales que se lleve a definitiva la
opinión de un menor, sin evaluar las posibles influencias en su decisión. Alcázar (Soto & Al-
cázar, 2019) entiende que estas opiniones deben ser consideradas en mayor medida, pero
sometidas a la valoración profesional para evitar la utilización de los hijos para cuestiones
espurias por padres o madres o profesionales.
Alcázar junto a Pérez y su equipo: Fernández Marín y García Doménech, presenta-
ron una actualización de la escala de evaluación de la custodia compartida (Alcázar, 2014),
ofreciendo una guía para la elaboración de un diagnóstico social en el informe pericial en
casos de custodia compartida disputada. Se trata de un protocolo de recogida y análisis
de información obtenida en entrevistas que resulta muy útil en la evaluación de la custodia
compartida. Su esfuerzo ha recibido el premio Impulsa “Amparo Moreno” otorgado por
los Colegios de Trabajo Social de Castellón, Valencia y Alicante y será publicado en la revista
TS Nova próximamente.
Soto y Alcázar (2019) presentan una investigación en la que ofrecen los resultados de la
estandarización del “listado de preferencias infantiles” en una muestra de 136 expedientes
judiciales tramitados en los Juzgados de Familia de Alicante entre los años 2014 y 2016. La

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estandarización del listado de preferencias infantiles ofrece la posibilidad de contextua-


lizar las opiniones de los menores sobre sus preferencias de custodia. Los resultados de
la investigación ofrecen una guía para el profesional que utiliza el listado de preferencias
infantiles en sus entrevistas con los menores, pudiendo interpretar y comparar, en forma
de percentiles, las puntuaciones directas que los niños y niñas obtienen tras rellenar el
cuestionario respecto a las preferencias estandarizadas que los menores de la misma edad
y sexo expresan de sus padres y madres. De este modo, con la estandarización del listado
de preferencias infantiles se puede conocer hasta qué punto el menor está mediatizado
por el conflicto familiar, y si su deseo y preferencia por un tipo de custodia se debe a una
decisión libre y abierta.

e. La vía privada del ejercicio pericial.


La legislación procesal española desarrolla la posibilidad de que se establezcan listados
o turnos de peritos en los colegios profesionales cuando tengan relevancia y trascendencia
en cualquier proceso judicial civil o penal. Y el ejercicio de la actividad profesional desde el
ámbito privado en el trabajo social es un lugar profesional desarrollado y reconocido. En
el campo socio jurídico se han desarrollado turnos profesionales para adopción internacio-
nal (TIPAI) y para las jurisdicciones civil y penal. En este lugar privado de la tarea forense
ha destacado Hernández (2002, 2017) que define el trabajo social como profesión que se
adapta a las nuevas estructuras sociales del país y ayuda a crear el estado de bienestar y
que está encargada del diagnóstico y tratamiento social dentro de la intervención social.
Resalta el objeto de trabajo: la promoción de la resolución de problemas, el cambio y el
desarrollo social, desde teorías de la conducta humana y los sistemas sociales.
Hernández (2002) recuerda como a partir de la Ley de Enjuiciamiento Civil, se plantea la
formación en los colegios profesionales y la creación de los turnos profesionales. Propone
formar y transmitir a las trabajadoras sociales en:
- La capacidad de adaptación de la profesión
- La utilidad de la profesión y la disciplina forense para responder en el ámbito jurídico.
- La capacidad para responder a los desafíos del desarrollo social.
- El rigor científico, la objetividad y la imparcialidad.
- La posibilidad de ayudar a los abogados en su tarea.
- La necesaria intervención de las trabajadoras sociales en expedientes de derecho de
familia.
Dentro del contexto privado del trabajo social nace en 2015 la Asociación de Trabaja-
dores Sociales en el Servicio Libre (ATSEL) que agrupa profesionales de la iniciativa priva-
da que desarrollan el trabajo social en sus distintas formas y modos y campos de trabajo.
También en el jurídico, en el cual destaca la realización de informes periciales, mediación y
coordinación de la parentalidad, y el desarrollo de formación en estos y otros campos que
afectan a lo forense (ATSEL.org, 2019).

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LA TEORÍA FORENSE EN EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA

f. Otros estudios sociales forenses en curso.


La realidad incipiente de la disciplina vive en permanente desarrollo y en este último
apartado cabe desarrollar alguno de los estudios que se han llevado a cabo o están en
proceso. En el amplio y pionero campo del trabajo social judicial con menores destaca la
investigación del fenómeno de la violencia filio- parental de Urruela (2012) que se inicia con
un trabajo académico predoctoral y que en estos momentos se desarrolla en forma de tesis
aún no leída. Urruela (2012), en el trabajo previo dirigido por la profesora Zamanillo, se pre-
guntaba por las conductas agresivas de padres hacia hijos y la respuesta que la institución
encargada de la reforma de menores daba a esta situación en preocupante crecimiento.
Otra aportación necesaria y que es conveniente reseñar es la del trabajo social forense
catalán. Destacan sus estudios sobre la opinión de los jueces de Barcelona sobre la valora-
ción pericial, que llevaron a cabo los equipos del denominado entonces SATAF (hoy EATAF)
en el año 2009 y que concluyeron con la gran influencia que los informes tenían en las sen-
tencias de los jueces de familia (Generalitat de Catalunya, 2009). También destacan, dentro
del uso de las nuevas tecnologías: la app Orienta, que ayuda a padres y madres a separarse
pensando en los niños y niñas. (Generalitat de Catalunya, 2018).
El trabajo social forense catalán ha aportado el primer postgrado en peritaje social en la
Universidad de Vic, en colaboración con el Colegio de Trabajo Social de Cataluña, con una
evidente influencia americana, del norte y del sur, propone evaluar la relación del individuo
con su entorno como característica clara del trabajo social forense (Giralt et al., 2017).
La nueva formación en trabajo social forense no solo proviene de estas latitudes. Tam-
bién en Madrid y Sevilla se están proponiendo nuevas formaciones en la disciplina desde
las universidades:
• Master en Trabajo social en la administración de justicia de la Universidad Rey Juan
Carlos de Madrid.
• Experto en: “El Perito Judicial: Social, Educativo y Psicológico” de la Universidad Pa-
blo de Olavide de Sevilla.
Dentro del campo forense del trabajo social nace con fuerza una nueva disciplina: la
coordinación de la parentalidad que hace referencia al ejercicio que realiza un/a profesio-
nal con un conjunto de conocimientos y competencias específicas, por mandato judicial,
actuando en situaciones de alta conflictividad familiar, asumiendo una responsabilidad con
las familias y especialmente en la protección de sus hijos/as. En la práctica, las trabajadoras
sociales se han encargado durante años de aquellos expedientes judiciales conflictivos (eje-
cuciones de sentencia), que requerían de un seguimiento de los casos. (Guía de Actuación
de los Trabajadores Sociales en el ámbito de la administración de justicia de la Comunidad
de Madrid: 2006). Soto (Rodríguez Dávila y Soto, 2015) es divulgador del origen e historia
de la función de la Coordinación de Parentalidad y es plenamente consciente de la dimen-
sión de la interdisciplinariedad que exige la función. Plantea un modelo de intervención
desde la esfera pública como el ámbito idóneo para garantizar su autoridad, neutralidad y
permanencia.

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4. Conclusiones y aportaciones innovadoras


- El trabajo social forense tiene un cuerpo de conocimientos en crecimiento, los distintos/
as profesionales estudiados han generado teoría de la disciplina que está a disposición
de la práctica y está generando instrumentos de gestión y evaluación: la investigación
sobre la práctica sigue creando teoría y nuevas técnicas de trabajo en un proceso activo.
- La comunidad profesional del trabajo social forense está viva en la generación de even-
tos y actividades profesionales.
- Existen organizaciones profesionales académicas y no académicas que se preocupan
de la disciplina y su visión social. Se han creado asociaciones en los ámbitos público y
privado y hay presencia activa en las redes sociales. Los colegios profesionales apoyan a
estas asociaciones y sus procesos.
- Las instituciones académicas han producido títulos y postgrados en relación a la disci-
plina. Es necesario que de estos títulos surja una línea de investigación en trabajo social
forense que produzca más investigación y nuevos/as doctores y doctoras en trabajo
social socio jurídico.

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RAÚL SOTO ESTEBAN, RAFAEL ALCÁZAR RUIZ

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6. Anexos
Tabla 1 Fases del Modelo pericial de Intervención Social. Recuperada de Simón, M. (2009).
Aportaciones del trabajo social a la pericial de familia. Cuadernos de derecho judicial, (2),
175-210.

- Identificación y ajuste de la demanda de la o el juez, debido a que en muchas ocasiones las pe-
ticiones vienen formuladas a partir de las solicitudes de los abogados/as de cada parte, siendo
éstas frecuentemente imprecisas y dirigidas más hacia la defensa de los intereses de sus clientes
que a la resolución del conflicto en términos de relación.
- Contextualización de la víctima y familia en el ámbito judicial.
- Explicitación del modelo de trabajo ampliando el objetivo del dictamen pericial hacia la interven-
ción social.
- Identificación de la demanda de la víctima y las partes enfrentadas, dado que cuando se ven invo-
lucrados en el proceso judicial, su desconocimiento del contexto les hace presumir expectativas
equivocadas o irreales.
- Redefinición de la demanda. Se establecen objetivos sobre las dificultades más apremiantes y
urgentes que las personas usuarias pretenden resolver, las cuales no suelen coincidir con la de-
manda interpuesta tal y como viene formulada en el expediente.
- Evaluación integral de la situación, previa selección de la metodología a utilizar y puesta en prác-
tica de todas las técnicas necesarias para ello.
- Diagnóstico. Se realiza el diagnóstico de la situación, que será principalmente el contenido del
informe pericial.
- Devolución. Se realiza una devolución a las víctimas apuntando cuáles son las posibles soluciones
y recursos existentes para una mejora de la situación-problema detectada.
- Establecimiento de un acuerdo verbal sobre el plan de intervención social propuesto, reelabo-
rando o cambiando lo que no sea factible en función de las personas usuarias o de los recursos
existentes.
- Coordinación con los servicios sociosanitarios para el establecimiento de objetivos de interven-
ción.
- Redacción del informe pericial implementando en el mismo el acuerdo y el tratamiento social
para la intervención coordinado: juez-usuarios-servicios sociosanitarios.

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LA TEORÍA FORENSE EN EL TRABAJO SOCIAL EN ESPAÑA

Tabla 2: Dimensiones de análisis de la vulnerabilidad social en violencia de género. Elabo-


ración propia a partir de Simón, M. (2017). Evaluación de las secuelas y lesiones sociales de
víctimas adultas de violencia de género en el contexto del trabajo social forense. En Amaro,
S. & Krmpotic, C.S. (coordinadoras): Diccionario internacional de trabajo social en el ámbito
socio-jurídico (469-504). Barcelona: Nova Casa Editorial.

DIMENSIONES INDICADORES VALORACIÓN


Asimetría de poder
Ponderar menoscabo,
Existencia de control en la pareja,
disminución o lesión social
Dependencia de la pareja o durante la agresión y
SISTEMA DE INTERACCIÓN DE posterior a la misma.
agresor,
LA VÍCTIMA CON EL AGRESOR
Presencia de estilo interactivo
violento,
Progresión en la agresión
Existencia de cultura patriarcal Ponderar menoscabo en las
relaciones de la víctima con
Existencia de autoridad jerárqui-
sus familiares más queridos.
ca en el hogar,
Estigma social
SISTEMA FAMILIAR Minimización o tolerancia a la Sentimientos de vergüenza
violencia
Estilo interaccional familiar
Formación, Impedimento, menoscabo de la
víctima en estas áreas durante o
SISTEMA FORMATIVO/LABORAL Trabajo o actividad laboral
tras la agresión,
Daño económico
Autonomía/dependencia de tipo Explorar el impacto y los
social, cambios en la configuración
SISTEMA DE INTERACCIÓN de las relaciones
Inclusión o exclusión social,
SOCIAL
Conocimiento y acceso a la red
formal y economía familiar.
Narrativa sobre la violencia y Impacto sobre la comunidad de
atribución de significados, referencia y si la sensación de
SISTEMA CULTURAL seguridad/confiabilidad en el
Discurso cultural culpabilizador
mundo se han visto dañadas.
Estigmatización social.

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