Seriec 474 Esp
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la Corte Interamericana de Derechos Humanos (en adelante “la Corte Interamericana”, “la
Corte” o “este Tribunal”), integrada por los siguientes jueces ∗:
presente, además,
de conformidad con los artículos 62.3 y 63.1 de la Convención Americana sobre Derechos
Humanos (en adelante “la Convención Americana” o “la Convención”) y con los artículos 31,
32, 65 y 67 del Reglamento de la Corte (en adelante “el Reglamento” o “el Reglamento de la
Corte”), dicta la presente Sentencia, que se estructura en el siguiente orden:
∗
La Jueza Verónica Gómez, de nacionalidad argentina, no participó en la tramitación del presente caso ni en
la deliberación y firma de esta Sentencia, de conformidad con lo dispuesto en los artículos 19.1 y 19.2 del Reglamento
de la Corte.
Contenido
2
I
INTRODUCCIÓN DE LA CAUSA Y OBJETO DE LA CONTROVERSIA
3
envío del caso a la Corte Interamericana” 1. Este Tribunal nota con preocupación que, entre la
presentación de la petición inicial ante la Comisión y el sometimiento del caso ante la Corte, han
transcurrido veinte años.
II
PROCEDIMIENTO ANTE LA CORTE
1
La Comisión designó como sus delegados a la Comisionada Julissa Mantilla Falcón. Asimismo, delegó a
Marisol Blanchard Vera y a Jorge Humberto Meza Flores, quienes para la fecha se desempeñaban como Secretaria
Ejecutiva Adjunta y especialista, respectivamente, y a Analía Banfi Vique, especialista de la Secretaría Ejecutiva de
la Comisión, como asesoras y asesor legales.
2
Mediante comunicación de 18 de mayo de 2021, el Estado de Argentina designó como agente titular en este
caso a Alberto Javier Salgado, Director de Contencioso Internacional en materia de Derechos Humanos del Ministerio
de Relaciones Exteriores y Culto y, como agentes alternos, a Gonzalo Bueno, Asesor Legal de la Dirección de
Contencioso Internacional en materia de Derechos Humanos del Ministerio de Relaciones Exteriores y Culto, a Andrea
Pochak, Subsecretaria de Protección y Enlace Internacional de la Secretaria de Derechos Humanos de la Nación, a
Gabriela Kletzel, Directora de Asuntos Jurídicos Internacionales en materia de Derechos Humanos de la Secretaría
de Derechos Humanos de la Nación y a Rodrigo Albano Robles Tristán, Asesor Legal de la Dirección de Asuntos
Jurídicos Internacionales en materia de Derechos Humanos de la Secretaría de Derechos Humanos de la Nación.
3
El representante de las presuntas víctimas es René Federico Garrís.
4
Cfr. Caso Brítez Arce y otros Vs. Argentina. Resolución del Presidente de la Corte Interamericana de
Derechos Humanos de 4 de marzo de 2022. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/britez_arce_04_03_22.pdf
4
dos declaraciones 5, así como requerir que un peritaje 6 fuera rendido mediante affidavit. El 20 de
mayo de 2022 la Corte recibió las declaraciones de las presuntas víctimas Ezequiel Martín Avaro
y Vanina Verónica Avaro en la diligencia pública convocada para tal efecto, la cual se llevó a cabo
de manera virtual, mediante una plataforma de videoconferencia.
9. Amicus Curiae. – La Corte recibió un escrito de amicus curiae presentado por el Centro de
Derechos Reproductivos 7.
10. Alegatos y observaciones finales escritas. – El 16 de junio de 2022 el Estado presentó sus
alegatos finales escritos. El 20 de junio del mismo año la Comisión y el representante remitieron,
respectivamente, sus observaciones finales escritas y alegatos finales escritos.
11. Prueba e información para mejor resolver. – El 24 de junio de 2022 la Corte solicitó al
Estado remitir información y estadísticas sobre la atención de emergencias obstétricas y
mortalidad materna desde el año 1992. El 14 de julio de 2022 el Estado presentó la prueba para
mejor resolver solicitada por la Corte. El representante, remitió sus observaciones el 9 de agosto
de 2022. La Comisión no presentó observaciones a la referida prueba.
12. Deliberación del presente caso. – La Corte deliberó la presente sentencia, a través de una
sesión virtual, el día 16 de noviembre de 2022 8.
III
COMPETENCIA
13. La Corte Interamericana es competente para conocer el presente caso, en los términos del
artículo 62.3 de la Convención, debido a que el Estado de Argentina ratificó la Convención
Americana sobre Derechos Humanos el 5 de septiembre de 1984 y reconoció la competencia
contenciosa de la Corte en esa misma fecha. Asimismo, es competente para conocer las
violaciones de la Convención de Belém do Pará ocurridas o que continuaron ocurriendo luego del
5 de julio de 1996, fecha en que Argentina ratificó dicho Tratado.
IV
RECONOCIMIENTO DE RESPONSABILIDAD INTERNACIONAL
5
Corresponde a las declaraciones de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, hijo e hija de Cristina
Brítez Arce, respectivamente.
6
El peritaje de Regina Tamés Noriega, propuesto por la Comisión Interamericana.
7
El escrito fue firmado por Catalina Martínez Coral, Carmen Cecilia Martínez, Edward Pérez, María Fernanda
Perico y Stephanie López. Se refiere a las obligaciones de los Estados y de las instituciones de salud de tomar las
medidas para prevenir, investigar y erradicar los hechos de violencia obstétrica que se cometan contra las mujeres.
8
Esta Sentencia fue deliberada y aprobada durante el 154 Período Ordinario de Sesiones, el cual se llevó a
cabo de forma no presencial utilizando medios tecnológicos de conformidad con lo establecido en el Reglamento de
la Corte.
5
Estado, sino [en] gestionar sus intereses con buen criterio jurídico y enfoque de derechos
humanos, garantizando la reparación de las víctimas”.
15. Destacó que ha adoptado distintas políticas públicas orientadas a poner en práctica un sólido
marco jurídico que protege el derecho de las mujeres y otras personas gestantes y sus hijos a
gozar del más alto nivel posible de salud, en especial, en relación con la atención antes, durante
y después del parto y que, debido a que las circunstancias han cambiado en los últimos 20 años,
las garantías de no repetición pretendidas no tienen una vocación transformadora que no esté
expresada ya en el trabajo de las autoridades competentes. Subrayó, además, que en 2019
Argentina alcanzó la menor tasa de mortalidad materna en la serie histórica 2009-2019, la cual
es dos puntos porcentuales menos que la alcanzada en el año en que la denuncia internacional
de este caso fue promovida y destacó que, de acuerdo con el Grupo de Trabajo de Análisis de los
Informes Nacionales previsto en el Protocolo de San Salvador, el avance del Estado refleja que
se han llevado a cabo acciones certeras.
17. El representante pidió a la Corte que dicte una sentencia en la que declare la
responsabilidad internacional del Estado de Argentina por la violación de la Convención Americana
y de la Convención de Belém Do Pará y que disponga la reparación integral por la violación de los
derechos declarados como violados en Informe de Fondo. Solicitó también que se tenga en cuenta
la trascendencia del pronunciamiento solicitado, en relación con la orientación de leyes, decisiones
judiciales, programas administrativos y prácticas nacionales.
B. Consideraciones de la Corte
18. En este caso Argentina reconoció expresamente los hechos presentados en el Informe de
Fondo y que sirven de fundamento a las violaciones de derechos humanos reconocidas por el
Estado. Estos se refieren (i) a la muerte de Cristina Brítez Arce, y (ii) a los procesos internos
adelantados por esa causa. En consecuencia, la Corte considera que no persiste controversia
alguna sobre el marco fáctico de este caso.
19. La Corte nota que el Estado se allanó a aquellas pretensiones que constan en el Informe de
Fondo. En ese sentido, el reconocimiento de responsabilidad abarca en forma expresa todas las
violaciones a la Convención Americana a las que se refiere la Comisión. En relación con las
violaciones del artículo 7 de la Convención de Belém do Pará, la Corte entiende que dicho
reconocimiento se refiere a las violaciones ocurridas o que continuaron ocurriendo luego de la
fecha de ratificación de dicho Tratado por parte del Estado. Por lo anterior, la Corte considera que
ha cesado la controversia respecto de:
6
b. La violación de los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana (derechos a las
garantías judiciales y a la protección judicial) en relación con el artículo 1.1 del mismo
instrumento y del artículo 7 de la Convención de Belém do Pará, este último desde el 5
de julio de 1996, en perjuicio de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro.
20. En este caso no persiste controversia sobre la necesidad de otorgar medidas de reparación.
Sin embargo, le corresponde a la Corte decidir las medidas específicas que deben ser adoptadas
y su alcance en atención a las solicitudes de la Comisión y los representantes, esto incluye las
consideraciones específicas sobre la procedencia de indemnizaciones por daño material e
inmaterial, las cuales se harán en el apartado correspondiente.
21. La Corte valora el reconocimiento total de responsabilidad hecho por el Estado, el cual
constituye una contribución positiva al desarrollo de este proceso, a la vigencia de los principios
que inspiran la Convención y a la satisfacción de las necesidades de reparación de las víctimas de
violaciones de derechos humanos. El reconocimiento de responsabilidad internacional produce
plenos efectos jurídicos de acuerdo con los artículos 62 y 64 del Reglamento y tiene un alto valor
simbólico en relación con la no repetición de hechos similares.
22. Ahora bien, de conformidad con los artículos 62 y 64 del Reglamento, en ejercicio de sus
poderes de tutela judicial internacional de derechos humanos y por tratarse de una cuestión de
orden público internacional que trasciende la voluntad de las partes, corresponde a este Tribunal
velar porque los actos de allanamiento sean aceptables para los fines que busca cumplir el
Sistema Interamericano. En esta tarea, la Corte no se limita a constatar o tomar nota del
reconocimiento efectuado por el Estado, o a verificar las condiciones formales de los mencionados
actos, sino que los debe confrontar con la naturaleza y gravedad de las violaciones alegadas, las
exigencias e interés de la justicia, las circunstancias particulares del caso concreto y la posición
de las partes, de manera que pueda precisar, en cuanto sea posible y en el ejercicio de su
competencia, la verdad de lo acontecido 9. Por esa razón, la Corte estima necesario dictar una
sentencia en la cual se determinen los hechos ocurridos, de acuerdo con el reconocimiento de
responsabilidad internacional hecho por el Estado y teniendo en cuenta la prueba recabada. Ello
contribuye a la reparación de las víctimas, a evitar que se repitan hechos similares y a satisfacer,
en suma, los fines de la jurisdicción interamericana 10.
23. La Corte analizará los alcances de la responsabilidad internacional del Estado por la violación
de los derechos a la vida, a la integridad personal y a la salud de la señora Brítez Arce y por la
violación del derecho a la integridad personal de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro.
Asimismo, en atención al amplio reconocimiento de responsabilidad internacional hecho por el
Estado y a la jurisprudencia constante sobre la materia, la Corte no considera necesario
9
Cfr. Caso Manuel Cepeda Vargas Vs. Colombia. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de mayo de 2010. Serie C No. 213, párr. 17, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de noviembre de 2022. Serie C No. 473, párr. 26.
10
Cfr. Caso Tiu Tojín Vs. Guatemala. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de noviembre de 2008.
Serie C No. 190, párr. 26 y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 26.
7
pronunciarse sobre la violación de los derechos a las garantías judiciales y a la protección judicial,
reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana, en relación con el artículo
1.1 del mismo instrumento y del artículo 7 de la Convención de Belém do Pará, este último a
partir del 5 de julio de 1996, en perjuicio de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, hijos
de la señora Cristina Brítez Arce, por lo que procederá a declarar su violación en el apartado
correspondiente a los puntos resolutivos. Finalmente, considera necesario pronunciarse sobre las
reparaciones que correspondan.
V
PRUEBA
24. La Corte recibió diversos documentos, presentados como prueba por la Comisión, los
representantes y el Estado, adjuntos a sus escritos principales (supra párrs. 1, 6 y 7). Como en
otros casos, este Tribunal admite aquellos documentos presentados oportunamente (artículo 57
del Reglamento) 11 por las partes y la Comisión, cuya admisibilidad no fue controvertida ni
objetada, y cuya autenticidad no fue puesta en duda 12.
25. Este Tribunal estima pertinente admitir las declaraciones rendidas ante fedatario público 13
y en diligencia pública 14 en la medida en que se ajustan al objeto que fue definido por la
Presidencia en la Resolución mediante la cual se ordenó recibirlos y al objeto del presente caso 15.
VI
HECHOS
11
La prueba documental puede ser presentada, en general y de conformidad con el artículo 57.2 del
Reglamento, junto con los escritos de sometimiento del caso, de solicitudes y argumentos o de contestación, según
corresponda. No es admisible la prueba remitida fuera de esas oportunidades procesales, salvo las excepciones
establecidas en el referido artículo 57.2 del Reglamento (fuerza mayor o impedimento grave) o si se trata de un
hecho superviniente, es decir, ocurrido con posterioridad a los citados momentos procesales.
12
Cfr. Artículo 57 del Reglamento; también Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Fondo. Sentencia de 29
de julio de 1988. Serie C No. 4, párr. 140, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 28.
13
Se trata del peritaje de Regina Tamés Noriega, propuesto por la Comisión Interamericana.
14
Corresponde a las declaraciones de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, hijo e hija de Cristina
Brítez Arce, respectivamente.
15
Los objetos de las declaraciones se encuentran establecidos en la Resolución del Presidente de la Corte de
17 de febrero de 2022. Cfr. Caso Brítez Arce y otros Vs. Argentina. Resolución del Presidente de la Corte
Interamericana de Derechos Humanos de 4 de marzo de 2022. Disponible en:
https://www.corteidh.or.cr/docs/asuntos/britez_arce_04_03_22.pdf.
8
27. Cristina Brítez Arce era una mujer de origen paraguayo que se dedicaba a la confección de
ropa. Tenía 38 años y más de 40 semanas de embarazo al momento de su muerte 16. Era, además,
madre de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, de entonces 15 y 12 años,
respectivamente.
28. La señora Brítez acudió a su primer control prenatal el 25 de noviembre de 1991 en la Liga
Argentina contra la Tuberculosis, donde reportó un antecedente de hipertensión arterial 17. Luego
asistió a un control el 1 de diciembre de 1991, con 15 semanas de gestación, en el que le
sugirieron un nuevo control en cuatro semanas. El 10 de marzo de 1992 acudió por primera vez
al Hospital Público “Ramón Sardá” (en adelante también “Maternidad Sardá”), donde reportó el
antecedente de hipertensión arterial 18. Al día siguiente, en el mismo hospital, le fue realizada una
ecografía obstétrica que indicó que el diámetro biparietal del feto era compatible con 31 semanas
y el fémur compatible con 30 semanas de gestación 19. Ese día fue atendida por un cardiólogo que
anotó en su historia clínica: “antecedente de hipertensión arterial” 20. Posteriormente, la señora
Brítez asistió a consultas en la Maternidad Sardá el 6 y 21 de abril y el 5 de mayo, tuvo una
ecografía obstétrica adicional el 19 de mayo 21 y monitoreos fetales semanales desde el 27 de
abril 22. Entre el 10 de marzo y el 1 de junio la señora Brítez aumentó más de diez kilos 23.
29. El 1 de junio de 1992 la señora Brítez Arce se presentó a la Maternidad Sardá, cerca de las
nueve de la mañana. Indicó tener molestias lumbares, fiebre y escasa pérdida de líquido por sus
genitales. Se le practicó una ecografía que resultó indicativa de feto muerto, por lo que se le
internó para inducirle el parto. La inducción del trabajo de parto empezó a las 13:45 horas y
finalizó a las 17:15 horas, cuando fue trasladada a la sala de partos con dilatación completa 24.
Durante este tiempo, tuvo que esperar por dos horas en una silla 25. Según certificado de
defunción, Cristina Brítez Arce murió ese mismo día a las 18:00 horas por “paro cardio respiratorio
no traumático”.
16
Los documentos que obran en el expediente no coinciden al indicar el número de semanas de embarazo que
tenía la señora Brítez Arce al momento de su muerte, en todo caso sí coinciden en que eran más de 40. Cfr. Informe
pericial del doctor E.B de 24 de julio de 2000 (expediente de prueba, folios 368 - 369).
17
Cfr. Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio
11).
18
De acuerdo con el peritaje realizado por la Universidad Católica de Córdoba, en la fecha de esta consulta no
se anotó la altura ni el peso de la señora Brítez Arce, por otra parte, se consignó “Hipertensión arterial en embarazo
anterior”. Peritaje de la Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folio 126).
19
Cfr. Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio
12).
20
Peritaje de la Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folio 131).
21
Cfr. Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6
de agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 25) y Peritaje de la Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo
de 1998 (expediente de prueba, folio 127).
22
Cfr. Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6
de agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 25).
23
“Un aumento tal resulta claramente excesivo, ya que los incrementos considerados normales se extienden
hasta los quinientos gramos por semana en este periodo del embarazo”. Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones
en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6 de agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 23). Cfr.
Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio 13) e Informe
pericial del doctor E.B de 24 de julio de 2000 (expediente de prueba, folio 368).
24
Cfr. Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio
12) y Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6 de
agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 28).
25
Cfr. Declaración de Ezequiel Martín Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
9
B. Procesos seguidos por la muerte de la señora Brítez Arce
30. El 15 de junio de 1992 el señor Miguel Ángel Avaro, padre de Ezequiel Martín Avaro y Vanina
Verónica Avaro, presentó una denuncia por la muerte de Cristina Brítez Arce y solicitó su autopsia
y la del feto. Posteriormente, pidió la suspensión de la autopsia por “haberse dispuesto que
intervengan en la misma peritos de parte propuesto[s] por quién no es parte” 26. La autopsia se
realizó el 25 de julio de 1992.
31. De acuerdo con lo indicado en el Informe de Fondo, el 24 de junio de 1993, los peritos
forenses C.P y F.C presentaron un primer peritaje sobre este asunto, el cual fue declarado nulo.
El 4 de octubre del mismo año, la jueza a cargo de la causa presentó una denuncia en contra de
los peritos por falsedad en documento público, la cual dio origen a la causa radicada bajo el
expediente No. 21.375/96 (infra párr. 35).
34. El 18 de julio de 2003, se dictó sentencia absolutoria al personal médico imputado, por ser
controvertido que la señora Brítez Arce hubiera tenido un embarazo de riesgo y no haberse
acreditado los elementos fundamentales de la imprudencia. La sentencia fue apelada y
confirmada por la Cámara de Apelaciones en lo Criminal y Correccional, que sostuvo que “las
hipótesis manejadas por la querella son probables, pero no han sido probadas, y la demora en la
autopsia no permite conclusiones certeras sobre la causa de la muerte, por lo cual no es posible
con certeza absoluta determinar la razón de la muerte y no es […] dable atribuir responsabilidad
a los médicos acusados” 29. El 23 de diciembre de 2003 se interpuso un recurso extraordinario
federal que fue rechazado por extemporáneo.
35. La causa No. 21.375/96 se originó por la denuncia interpuesta por la jueza de la causa
2.391 (supra párr. 31) por la presunta responsabilidad penal de los doctores C.P y F.C por
26
Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio 6).
27
Cfr. Informe pericial de los médicos P.P, R.G, A.L y J.V de 7 de mayo de 1997 (expediente de prueba, folio
7) y Denuncia presentada por el señor Miguel Ángel Avaro ante el Juzgado de Instrucción (expediente de prueba,
folio 189).
28
Ministerio Público de la Nación. Acusación fiscal de 16 de diciembre de 1998 (expediente de prueba, folio
59).
29
Recurso Extraordinario Federal de 23 de diciembre de 2003, presentado por René Federico Garrís
(expediente de prueba, folio 47).
10
falsificación de instrumento público y encubrimiento. Posteriormente se amplió la denuncia por
falsificación de la historia clínica. En ese momento se solicitó un tercer peritaje al director de la
Academia Nacional de Medicina, el cual fue presentado el 11 de julio de 1996.
36. Los médicos C.P y F.C fueron sobreseídos y tanto el Ministerio Público de la Nación como la
parte querellante interpusieron recurso de apelación. En el marco de este proceso, se solicitó al
Cuerpo Médico Forense realizar una pericia plenaria, en la que debían abstenerse de dictaminar
los médicos C.P y F.C, S y P. En el marco de esta orden, se presentaron tres informes periciales,
el principal, firmado por 31 médicos, y dos informes adicionales. Uno de los informes adicionales,
suscrito por los médicos P.P, R.G, A.L y J.V, el 7 de mayo de 1997, manifestó compartir las
consideraciones hechas en el primer informe pericial e indicó que en medicina prevalece el criterio
del médico tratante, quien en este caso determinó la realización de exámenes que, para el 28 de
mayo de 1992, evidenciaron viabilidad fetal. Por otra parte, el peritaje plenario fue dejado sin
efecto por la Sala VI de la Cámara del Crimen de 23 de septiembre de 1997.
37. Durante el trámite de la apelación, la Sala IV ordenó realizar un séptimo peritaje, que fue
presentado por peritos médicos de la Universidad Católica de Córdoba el 13 de marzo de 1998.
Este documento sostiene:
[…] Conclusión: de acuerdo a los hechos consignados en la Historia Clínica, la paciente sufrió una
Eclampsia, su acidosis y su hemorragia cerebral la llevaron a la muerte por paro cardiorespiratorio
irreversible (folio 693)
[…] era un embarazo de riesgo y no se tomaran (sic) las prevenciones necesarias.
[…] Los doctores C.P y F.C no interpretan correctamente los hechos consignados en la Historia Clínica.
[…] Consideramos que el factor de riesgo más importante que tuvo la Señora Brítez Arce y su feto, es la
pésima calidad de atención que se le brindó […] 30.
38. Este peritaje también identificó deficiencias en la historia clínica, entre ellas, que tenía varias
omisiones, números adulterados, no se encontraba foliada en su totalidad y varias hojas tenían
el nombre incompleto; en la atención durante el embarazo tanto al feto como a la madre; y en
la atención recibida durante el 1 de junio de 1992. Además, sostuvo que los peritos C.P y F.C no
interpretaron correctamente la información que se les presentó. Afirmaron que sus conclusiones
“no [tenían] justificación” y que la mayoría de los hechos que están en la historia clínica fueron
interpretados erróneamente y se habían apartado de la realidad.
40. El 1 de abril de 1998 el señor Miguel Ángel Avaro, padre de Ezequiel Martín Avaro y Vanina
Verónica Avaro, presentó denuncia penal contra los 31 médicos que realizaron el peritaje plenario
de 21 de mayo de 1997, por considerar que era falso y ocultó las causas de la muerte de Cristina
Brítez Arce.
30
Peritaje de la Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folios 111
– 123).
31
Poder Judicial de la Nación. Resolución de apelación de 21 de octubre de 2002, (expediente de prueba, folios
185).
11
41. El 7 de septiembre de 1998 el doctor J.A.R presentó declaración testimonial en la que
sostuvo que “lleg[ó] a la oficina un informe firmado por 21 médicos forenses m[á]s o menos, y
que era el cuestionario respondido […]. Ese fu[e] nuestro primer contacto con esta causa”. Indicó
también que “[e]n este informe se contestaban preguntas y nada más, sin consideraciones” 32.
Refirió que solicitaron el expediente y manifestaron no poder pronunciarse sobre aspectos de
obstetricia. Al ser informados de que no podían excusarse, decidieron preparar un informe
separado. Indicó que para la realización del plenario no hubo reunión de los forenses ni discusión.
Agregó que hubo un tercer informe, firmado por separado por cuatro médicos generales: P.P,
R.G, A.L y J.V. La parte querellante afirmó que el mismo Decano del Cuerpo Médico Forense
admitió haber pedido a tres médicos que confeccionaran las respuestas para circularlas entre
todos los médicos forenses y que firmaran el dictamen preelaborado. La Fiscal pidió requerimiento
de instrucción y que se investigara por qué habiendo 87 médicos en el Cuerpo Médico Forense,
solo firmaron el plenario 40 médicos en 3 informes diferentes.
42. El 12 de abril de 1999 el juez de la causa resolvió sobreseer a los médicos imputados. El 16
de abril de 1999 el representante de las víctimas interpuso recurso de apelación y nulidad por
falta de motivación contra la resolución de sobreseimiento a los 31 médicos. En su escrito afirmó
que la resolución no atendió múltiples probanzas expuestas por la parte querellante.
44. La parte querellante interpuso recurso de casación, que fue rechazado el 20 de octubre de
1999 por la Cámara Nacional de Casación Penal. El 2 de noviembre de 1999 la parte querellante
interpuso recurso de queja por la casación denegada, el cual fue desestimado el 30 de marzo de
2000.
32
Declaración testimonial del doctor J.A.R de 7 de septiembre de 1998 (expediente de prueba, folios 233 –
236).
33
Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6 de
agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 22).
34
Sala I de la Cámara Nacional de Apelaciones en lo Criminal y Correccional. Sentencia de apelación de 6 de
agosto de 1999 (expediente de prueba, folio 32).
35
Recurso extraordinario federal de 8 de mayo de 2000, presentado por René Federico Garrís (expediente de
prueba, folio 353).
12
46. En relación con el proceso civil, la demanda fue presentada por el señor Miguel Ángel Avaro,
el 31 de mayo de 1994, contra los médicos responsables de la atención de la señora Cristina
Brítez Arce, contra el Hospital Público “Ramón Sardá” y contra el Gobierno de la Ciudad de Buenos
Aires, por negligencia, impericia e imprudencia.
47. El 24 de julio de 2000 el médico E.B presentó el noveno peritaje rendido en este asunto, el
cual fue ordenado por el juez civil. Este indicó que la señora Brítez Arce tenía “38 años de edad y
el antecedente de hipertensión arterial (HTA) previa al embarazo” los cuales son factores de
riesgo para hipertensión arterial. De modo que podía considerarse el embarazo de la señora Brítez
Arce como de alto riesgo de desarrollar hipertensión arterial. Sin embargo, también sostuvo que
“el tratamiento seguido por los médicos de no realizar una cesárea y provocar el parto mediante
una inducción, fue el adecuado a forma, lugar y modo” 36.
48. El 27 de noviembre de 2008, el médico A.M.C, designado por la parte actora, presentó el
décimo informe pericial en este asunto. Entre sus consideraciones afirmó que, “había
hipertensión, y si a ello se le suma el aumento exagerado de peso tendremos hipertensión en
embarazo actual […] todo lo cual conforma un cuadro de PREECLAMPSIA”. Respecto a la ecografía
de 19 de mayo de 1992 refiere que, “[p]or la tabla de gestación estaba con un embarazo de 39
semanas[,] pero se informa erróneamente que est[aba] de 36 semanas […] Esta placenta está
hablando de un embarazo a t[é]rmino con posibles signos de envejecimiento. Esto para internar
a la Sra. Brítez Arce y realizarle rutinas de laboratorios, investigarle la madurez fetal,
colesterolemia, fondo de ojo (detecta infartos en la retina y desprendimientos parciales en la
misma). Tensión arterial dos veces por día, control de orina, etc. […] La internación no es una
indicación de un iluminado sino que es el resultado de la observación y la experiencia puestos de
manifiesto” 37. El perito también señaló que falta de prevención se evidencia en el hecho de que
no se hubiera indicado ninguna clase de régimen alimenticio.
51. El 7 de junio de 2011 se interpuso denuncia penal contra el perito E.B. La decisión de
primera instancia, de 20 de octubre de 2011, señaló que no se configuró el delito de falso
testimonio. La parte querellante presentó recurso de apelación. La Sala I de la Cámara del Crimen,
en decisión de 13 de diciembre de 2011 confirmó el fallo de primera instancia. Se interpusieron
también recursos de casación y queja por denegación de casación, los cuales fueron negados.
VII
FONDO
36
Peritaje del doctor E.B de 24 de julio de 2000 (expediente de prueba, folio 365).
37
Peritaje del doctor E.B de 24 de julio de 2000 Peritaje del doctor A.M.C. de 27 de noviembre de 2008
(expediente de prueba, folio 375).
13
52. El presente caso se relaciona con la responsabilidad internacional de Argentina por la
violación de los derechos a la vida, integridad y salud, consagrados en los artículos 4.1, 5.1 y 26
de la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio
de la señora Cristina Brítez Arce. Además, con la violación de los derechos a las garantías
judiciales y protección judicial reconocidos en los artículos 8.1 y 25.1 de la Convención Americana,
en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento y con el artículo 7 de la Convención de
Belém do Pará, y la violación del derecho a la integridad personal, consagrado en el artículo 5.1
de la Convención, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de Ezequiel
Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, hijos de la señora Brítez Arce y quienes eran menores de
edad al momento del fallecimiento de su madre. Si bien el Estado reconoció su responsabilidad
internacional por la violación de los mencionados derechos, la Corte se pronunciará en el presente
capítulo sobre (1) la violación de los derechos a la vida, integridad personal y salud de Cristina
Brítez Arce, y (2) la violación del derecho a la integridad personal de Ezequiel Martín Avaro y
Vanina Verónica Avaro.
VII-1
DERECHOS A LA VIDA, A LA INTEGRIDAD PERSONAL Y A LA SALUD, EN RELACIÓN
CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA CONVENCIÓN AMERICANA 38
53. La Comisión consideró que el Estado argentino no acreditó haber adoptado las medidas
que eran razonablemente requeridas para salvaguardar los derechos de la señora Brítez Arce, a
pesar del deber especial que tenía con ella por su condición de mujer gestante. En ese sentido,
concluyó que el Estado es responsable por la violación de los derechos a vida, integridad personal
y salud establecidos en los artículos 4.1, 5.1 y 26 de la Convención Americana, en relación con
las obligaciones establecidas en el artículo 1.1 del mismo instrumento.
55. El Estado reconoció su responsabilidad internacional por las violaciones a los derechos
identificados en el Informe de Fondo.
B. Consideraciones de la Corte
56. En este apartado, la Corte se referirá a las violaciones de los derechos a la vida, a la
integridad personal y a la salud de la señora Cristina Brítez Arce, ocurridos como consecuencia
de su fallecimiento en el Hospital Público “Ramón Sardá” ubicado en la ciudad de Buenos Aires.
Si bien el Estado reconoció su responsabilidad internacional por la violación de los mencionados
derechos, la Corte considera necesario pronunciarse sobre sus obligaciones, en particular, (1) en
materia de prestación de servicios de salud durante el embarazo, parto y posparto y su relación
con la garantía de los derechos a la vida e integridad personal, para luego proceder al (2) análisis
del caso concreto, y presentar (3) la conclusión de este apartado. Este análisis parte de la
constatación de que la señora Brítez Arce se encontraba en una situación de especial
38
Artículos 4.1, 5.1 y 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos
14
vulnerabilidad por encontrarse embarazada 39 lo que imponía deberes especiales en cabeza del
Estado 40.
57. La Corte recuerda que en este caso el Estado reconoció su responsabilidad internacional por
la violación de los derechos a la vida, integridad y salud, reconocidos en los artículos 4.1, 5.1 y
26 de la Convención Americana. En consonancia con lo anterior, encuentra que, para el análisis
que realizará sobre la alegada violación del derecho a la salud, resulta necesario considerar en
simultaneidad las violaciones de los derechos a la vida e integridad de la señora Brítez Arce,
ocurridas en el marco del tratamiento recibido, y su relación con actos constitutivos de violencia
obstétrica. Sobre este asunto, la Corte ha reconocido que tanto los derechos civiles y políticos,
como los económicos, sociales, culturales y ambientales, son inescindibles, por lo que su
reconocimiento y goce indefectiblemente se guían por los principios de universalidad,
indivisibilidad, interdependencia e interrelación 41. Lo anterior indica que ambas categorías de
derechos deben ser entendidas integralmente y de forma conglobada como derechos humanos,
sin jerarquías entre sí y como exigibles en todos los casos ante las autoridades que resulten
competentes 42. De forma específica, el Comité de Derechos Económicos y Culturales en su
Recomendación General No. 22, relativa al derecho a la salud sexual y reproductiva, sostuvo:
39
Cfr. Caso Gelman Vs. Uruguay. Fondo y Reparaciones. Sentencia del 24 de febrero de 2011, párr. 97. Mutatis
Mutandis, Caso del Penal Miguel Castro Castro Vs. Perú. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de noviembre
de 2006. Serie C No. 160, párr. 298 y Enfoques diferenciados respecto de determinados grupos de personas privadas
de la libertad (Interpretación y alcance de los artículos 1.1, 4.1, 5, 11.2, 12, 13, 17.1, 19, 24 y 26 de la Convención
Americana sobre Derechos Humanos y de otros instrumentos que conciernen a la protección de los derechos
humanos). Opinión Consultiva OC-29/22 de 30 de mayo de 2022. Serie A No. 29, párr. 128.
40
Distintos instrumentos internacionales contienen disposiciones específicas sobre los deberes especiales de
los Estados en relación con el embarazo. La Declaración Americana de los Derechos y Deberes del Hombre señala,
en su artículo VII que “[t]oda mujer en estado de gravidez o en época de lactancia, así como todo niño, tienen
derecho a protección, cuidados y ayuda especiales”. En similar sentido, el artículo 4.2 de la de la Convención de las
Naciones Unidas sobre la Eliminación de todas las formas de Discriminación contra la Mujer dispone que “[l]a adopción
por los Estados Partes de medidas especiales, incluso las contenidas en la presente Convención, encaminadas a
proteger la maternidad no se considerará discriminatoria”, y el artículo 12.2 indica que “[s]in perjuicio de lo dispuesto
en el párrafo 1 supra, los Estados Partes garantizarán a la mujer servicios apropiados en relación con el embarazo,
el parto y el período posterior al parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere necesario, y le asegurarán
una nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia”. Argentina ratificó este Tratado el 15 de junio de 1985.
41
El Preámbulo del Protocolo Adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de
Derechos económicos, Sociales y Culturales (“Protocolo de San Salvador”), sostiene: “Considerando la estrecha
relación que existe entre la vigencia de los derechos económicos, sociales y culturales y la de los derechos civiles y
políticos, por cuanto las diferentes categorías de derechos constituyen un todo indisoluble que encuentra su base en
el reconocimiento de la dignidad de la persona humana, por lo cual exigen una tutela y promoción permanente con
el objeto de lograr su vigencia plena, sin que jamás pueda justificarse la violación de unos en aras de la realización
de otros”. Ver también: Caso Lagos del Campo Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 31 de agosto de 2017. Serie C No. 340, párr. 141 y Caso Guevara Díaz Vs. Costa Rica. Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de junio de 2022. Serie C No. 453, párr. 56.
42
Cfr. Caso Lagos del Campo Vs. Perú, supra, párr. 141.
43
Sobre este asunto, el Comité de Derechos Económicos y Culturales sostuvo en la Recomendación General
No. 22, relativa al derecho a la salud sexual y reproductiva, que la falta de atención obstétrica de emergencia es
“causa muchas veces de mortalidad y morbilidad materna, que, a su vez, [es] una violación del derecho a la vida o
la seguridad, y, en determinadas circunstancias, pueden constituir tortura o tratos crueles, inhumanos o
degradantes”. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 10.
15
58. Ahora bien, el artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos reconoce
los derechos económicos sociales, culturales y ambientales. Se trata de un artículo marco que
integra distintos derechos y remite a la Carta de la Organización de los Estados Americanos (en
adelante “Carta de la OEA”). Por su parte, de los artículos 34.i, 34.l 44 y 45.h 45 de la Carta de la
OEA se deriva la inclusión en dicho instrumento del derecho a la salud, por lo que este Tribunal,
en diferentes precedentes, ha reconocido que ese derecho es protegido a través del artículo 26
de la Convención 46. Respecto a la consolidación de dicho derecho existe, además, un amplio
consenso regional, ya que se encuentra reconocido explícitamente en diversas Constituciones y
leyes internas de los Estados de la región 47.
59. La Corte ha considerado, además, que los derechos a la vida y a la integridad se encuentran
directa e inmediatamente vinculados con la atención en salud humana 48, y que la falta de atención
médica adecuada puede conllevar la violación de los artículos 4.1 49 y 5.1 50 de la Convención.
60. En ese orden de ideas la Corte reitera que la salud es un derecho humano fundamental e
indispensable para el ejercicio adecuado de los demás derechos, y que todo ser humano tiene
derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud, que le permita vivir dignamente, entendida
la salud no solo como la ausencia de afecciones o enfermedades, sino también como un estado
44
El artículo 34.i) y l) de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros convienen en que la igualdad
de oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa de la riqueza y del ingreso, así como
la plena participación de sus pueblos en las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos
básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución
de las siguientes metas básicas: […] i) Defensa del potencial humano mediante la extensión y aplicación de los
modernos conocimientos de la ciencia médica, […] l) Condiciones urbanas que hagan posible una vida sana,
productiva y digna”.
45
El artículo 45.h de la Carta de la OEA establece: “[l]os Estados miembros, convencidos de que el hombre
sólo puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones dentro de un orden social justo, acompañado de
desarrollo económico y verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la aplicación de los siguientes
principios y mecanismos: […] h) Desarrollo de una política eficiente de seguridad social”.
46
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo de 2018.
Serie C No. 349., párr. 106 y 110, y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador. Excepciones preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 2 de noviembre de 2021. Serie C No. 441, párr. 182.
47
Entre los que se encuentran: Argentina, Barbados, Bolivia, Brasil, Colombia, Costa Rica, Chile, Ecuador, El
Salvador, Guatemala, Haití, México, Nicaragua, Panamá, Paraguay, Perú, República Dominicana, Surinam, Uruguay
y Venezuela. Véase las normas constitucionales de Argentina (art. 10); Barbados (art. 17.2.A); Bolivia (art. 35);
Brasil (art. 196); Chile (art. 19) Colombia (art. 49); Costa Rica (art. 46); Ecuador (art. 32); El Salvador (art. 65);
Guatemala (arts. 93 y 94); Haití (art. 19); México (art. 4); Nicaragua (art. 59); Panamá (art. 109); Paraguay (art.
68); Perú (art. 70); República Dominicana (art. 61); Surinam (art. 36); Uruguay (art. 44), y Venezuela (art. 83).
Cfr. Sala Constitucional, Corte Suprema de Justicia de Costa Rica, Resolución No. 13505 – 2006, de 12 de septiembre
de 2006, Considerando III; Corte Constitucional de Colombia, Sentencia T-859 de 2003 y C-313 de 2014; Suprema
Corte de Justicia de la Nación de México, Tesis de jurisprudencia 8/2019 (10ª.). Derecho a la Protección de la Salud.
Dimensión individual y social, y Corte Constitucional de Ecuador, Sentencia No. 0012-09-SIS-CC, 8 de octubre de
2009.
48
Cfr. Caso Albán Cornejo y otros. Vs. Ecuador. Fondo Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de noviembre
de 2007. Serie C No. 171, párr. 117, y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra, párr. 183.
49
Cfr. Caso Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 1 de septiembre de 2015. Serie C No. 298, párr. 171, y Caso Chinchilla Sandoval y otros Vs. Guatemala.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 29 de febrero de 2016. Serie C No. 312, párrs.
170, 200 y 225.
50
Cfr. Caso Tibi Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 7 de
septiembre de 2004. Serie C No. 114, y Caso Hernández Vs. Argentina. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones
y Costas. Sentencia de 22 de noviembre de 2019. Serie C No. 395.
16
completo de bienestar físico, mental y social, derivado de un estilo de vida que permita alcanzar
a las personas un balance integral 51.
62. Por otra parte, esta Corte se ha pronunciado en diferentes oportunidades de forma
específica sobre las obligaciones de los Estados en relación con la atención en salud durante el
embarazo, parto y posparto y ha establecido que los Estados deben brindar una atención
adecuada y diferenciada durante dichas etapas 54. En ese sentido, de acuerdo con la jurisprudencia
de este Tribunal, los “Estados deben brindar políticas de salud adecuadas que permitan ofrecer
asistencia con personal entrenado adecuadamente para la atención de los nacimientos, políticas
de prevención de la mortalidad materna a través de controles prenatales y post-parto adecuados,
e instrumentos legales y administrativos en políticas de salud que permitan documentar
adecuadamente los casos de mortalidad materna” 55. Asimismo, se ha referido a la relación entre
la pobreza y la falta de atención médica adecuada, como causas de alta mortalidad y morbilidad
materna 56.
51
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra, párr. 118, y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra,
párr. 184.
52
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra, párr. 118, y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra,
párr. 185.
53
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359, párr. 39, y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra, párr.
185.
54
Cfr. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
24 de agosta de 2010. Serie C, No. 214, párr. 233 y Cfr. Caso I.V. Vs. Bolivia. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 30 de noviembre de 2016, Serie C. No. 329. Además, véase la Opinión
Consultiva OC-29/22, supra, párrs. 153 – 159.
55
Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek vs. Paraguay, supra, párr. 233.
56
Cfr. Caso Comunidad Indígena Xákmok Kásek Vs. Paraguay, supra, párr. 233, y Caso Cuscul Pivaral y otros
Vs. Guatemala, supra, párr. 132. En el mismo sentido, de acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho de toda
persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, “[l]as mujeres que viven en la pobreza y en
las zonas rurales y las pertenecientes a minorías étnicas o poblaciones indígenas son las que se encuentran en una
situación de más riesgo” de mortalidad derivada de la maternidad. Relator Especial sobre el derecho de toda persona
al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental, UN Doc. A/61/338, 13 de septiembre de 2006, párrs.
7 y 10.
57
“Artículo 12. 1. Los Estados Partes en el presente Pacto reconocen el derecho de toda persona al disfrute
del más alto nivel posible de salud física y mental. 2. Entre las medidas que deberán adoptar los Estados Partes en
el Pacto a fin de asegurar la plena efectividad de este derecho, figurarán las necesarias para: a) La reducción de la
mortinatalidad y de la mortalidad infantil, y el sano desarrollo de los niños […]”. Pacto Internacional de Derechos
Económicos, Sociales y Culturales. Argentina ratificó este Tratado el 8 de agosto de 1986.
17
mencionado artículo en la Observación General No. 14 y sostuvo que se puede entender en el
sentido de que es preciso adoptar medidas para mejorar la salud materna y la atención en salud
anterior y posterior al parto 58, lo que implica adoptar las medidas necesarias para evitar las
muertes maternas prevenibles 59. Luego, en la Observación General No. 22, señaló que el derecho
a la salud sexual y reproductiva es indivisible e interdependiente de otros derechos que
fundamentan la integridad física y mental de las personas y su autonomía, como el derecho a la
vida y que “la falta de servicios de atención obstétrica de emergencia […] son causa muchas
veces de mortalidad y morbilidad materna, que, a su vez, son una violación del derecho a la vida
o la seguridad, y, en determinadas circunstancias, pueden constituir tortura o tratos crueles,
inhumanos o degradantes” 60. También, que “[a] fin de reducir las tasas de mortalidad y
morbilidad maternas se necesita atención obstétrica de urgencia y asistencia cualificada en los
partos” 61.
64. En similar sentido, la Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación
contra la Mujer, en su artículo 12, prevé que los Estados tienen la obligación de suministrar
servicios médicos adecuados en el embarazo, el parto y con posterioridad a este62. El Comité
para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, en su Recomendación General No. 24,
referida a dicho artículo, señaló que “es obligación de los Estados Partes garantizar el derecho de
la mujer a servicios de maternidad gratuitos y sin riesgos y a servicios obstétricos de emergencia,
y que deben asignar[se] a esos servicios el máximo de recursos disponibles” 63.
65. Sobre este asunto se han pronunciado también el Tribunal Europeo de Derechos Humanos
(en adelante “TEDH”) y el Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. En el
caso Mehmet Şentürk y Bekir Şentürk Vs. Turquía, el TEDH analizó la negativa de tratamiento
médico en circunstancias en que los profesionales de salud eran conscientes de que la vida de
una mujer embarazada corría peligro por esa razón64. En esa oportunidad sostuvo que los Estados
58
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 14 (2000), párr. 14.
59
De acuerdo con el peritaje rendido ante esta Corte por la señora Regina Tamés Noriega, la Organización Mundial
de la Salud (en adelante “OMS”) define la mortalidad materna como la muerte de “una mujer durante el embarazo o el
parto o dentro de los 42 días siguientes a la terminación del embarazo, independientemente de la duración y el sitio del
embarazo, debida a cualquier causa relacionada con o agravada por el embarazo mismo o su atención, pero no por causas
accidentales o incidentales”. En el mismo sentido, la Corte toma nota que, de acuerdo con el peritaje, la mayoría de las
muertes maternas son evitables, y la mortalidad materna está relacionada con fallas estructurales de los sistemas de salud.
Lo que indica que, si bien las muertes maternas son evitables, no siempre hay mecanismos para prevenirlas ni para
garantizar el acceso a la justicia de las víctimas. Cfr. Peritaje rendido por Regina Tamés Noriega mediante declaración ante
fedatario público realizada el 11 de mayo de 2022 (expediente de prueba, folios 2380 – 2381).
60
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 10.
61
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 28.
62
“Artículo 12. 1. Los Estados Partes adoptarán todas las medidas apropiadas para eliminar la discriminación
contra la mujer en la esfera de la atención médica a fin de asegurar, en condiciones de igualdad entre hombres y
mujeres, el acceso a servicios de atención médica, inclusive los que se refieren a la planificación de la familia. 2. Sin
perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 1 supra, los Estados Partes garantizarán a la mujer servicios apropiados en
relación con el embarazo, el parto y el período posterior al parto, proporcionando servicios gratuitos cuando fuere
necesario, y le asegurarán una nutrición adecuada durante el embarazo y la lactancia”. Convención sobre la
Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW). Argentina ratificó este Tratado el 15 de
junio de 1985.
63
Cfr. Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer. Recomendación General No. 24 (1999),
párr. 27.
64
Los hechos de este caso están relacionados con el fallecimiento de la señora Menekşe Şentürk, quien estaba
embarazada de 34 semanas cuando acudió a un hospital público porque experimentaba dolor. Allí, fue atendida por
una partera, que encontró que la señora Şentürk no se encontraba en el final del embarazo y que no tenía sentido
llamar a un médico de guardia para que la examinara. Como la señora seguía experimentando dolor, su esposo la
llevó a otro hospital público donde fue examinada por una partera que tampoco llamó al ginecólogo de guardia.
18
deben tomar las medidas necesarias para salvaguardar la vida de las personas bajo su
jurisdicción, y que dicho principio aplica en el ámbito de la salud pública. De modo que, en ese
caso concreto, la administración del tratamiento médico adecuado era necesaria para proteger la
vida de la paciente. Así, el Tribunal encontró que la mujer fallecida fue víctima de un evidente
mal funcionamiento de los servicios hospitalarios, y se vio privada de la posibilidad de acceder a
una atención de urgencia adecuada, por lo que concluyó que hubo una violación del artículo 2 del
Convenio Europeo de Derechos Humanos en su aspecto sustancial 65. En otra oportunidad, el
TEDH conoció el caso Elena Cojocaru Vs. Rumania, referido a una mujer embarazada que fue
trasladada a un hospital bajo la sospecha de padecer preeclampsia. A pesar de la gravedad de su
estado, el médico que la atendió no llevó a cabo el tratamiento de urgencia adecuado, que
consistía, entre otros, en una cesárea. En cambio, decidió trasladar a la mujer a otro hospital
situado a 150 kilómetros de distancia, donde murió 40 minutos después de haber llegado. En esa
oportunidad el TEDH consideró que se había producido una violación del artículo 2 del Convenio
Europeo de Derechos Humanos en su aspecto sustancial y se refirió a la obligación del Estado de
adoptar una estructura normativa que exija que los hospitales adopten las medidas adecuadas
para proteger la vida de los pacientes 66.
Debido a que los dolores continuaban, el señor Şentürk condujo a su esposa al Hospital de Investigación y Enseñanza
Atatürk. Allí fue examinada y trasladada al servicio de urología, donde le diagnosticaron un cólico renal, le recetaron
medicamentos y le aconsejaron que volviera a consulta después dar a luz. Como el dolor de la señora no disminuyó,
su esposo la llevó esa noche al Hospital de la Facultad de Medicina de la Universidad Ege. Allí fue trasladada al
servicio de ginecología y obstetricia donde, tras una ecografía, comprobaron que feto había muerto y que era
necesaria una intervención quirúrgica inmediata para extraerlo. Se le informó que la hospitalización y la intervención
quirúrgica debían ser pagadas, y que había que hacer un depósito de 600 o 700 millones de liras turcas. El señor
Şentürk no tenía la suma solicitada, por lo que su esposa no pudo ser hospitalizada y se dispuso su traslado al
Hospital de Ginecología y Obstetricia de İzmir (Konak) en una ambulancia privada en la que no había personal médico.
La Sra. Şentürk falleció alrededor de las 11:00 p.m mientras era trasladada en ambulancia. Cfr. TEDH, Mehmet
Şentürk and Bekir Şentürk Vs. Turquía, No. 13423/09. Sentencia de 9 de abril de 2013.
65
Cfr. TEDH, Mehmet Şentürk and Bekir Şentürk Vs. Turquía, No. 13423/09. Sentencia de 9 de abril de 2013,
párr. 97.
66
Cfr. TEDH, Elena Cojocaru Vs. Rumania, No. 74114/12. Sentencia del 22 de marzo de 2016, párr. 101.
67
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Alyne da Silva Pimentel Teixeira c. Brasil
(Comunicación No. 17/2008), CEDAW/C/49/D/17/2008, 27 de septiembre de 2011, párr. 7.3.
68
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Alyne da Silva Pimentel Teixeira c. Brasil
(Comunicación No. 17/2008), CEDAW/C/49/D/17/2008, 27 de septiembre de 2011, párr. 7.4.
69
“Artículo 12. […] 2. Sin perjuicio de lo dispuesto en el párrafo 1 supra, los Estados Partes garantizarán a la
mujer servicios apropiados en relación con el embarazo, el parto y el período posterior al parto, proporcionando
servicios gratuitos cuando fuere necesario, y le asegurarán una nutrición adecuada durante el embarazo y la
lactancia”. Convención sobre la Eliminación de todas las Formas de Discriminación contra la Mujer (CEDAW).
70
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, Alyne da Silva Pimentel Teixeira c. Brasil
(Comunicación No. 17/2008), CEDAW/C/49/D/17/2008, 27 de septiembre de 2011, párr. 7.6.
19
67. La Oficina de la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos también
se ha referido a este tema. En un Informe de 2022 recordó que la mortalidad y morbilidad
materna son una cuestión de derechos humanos 71 y sostuvo que “[l]a normativa internacional
de derechos humanos incluye el compromiso fundamental de los Estados de lograr que la mujer
sobreviva al embarazo y el parto, como un aspecto de su disfrute de los derechos a la salud
sexual y reproductiva y a vivir una vida con dignidad” 72. En similar sentido, en un Informe sobre
mortalidad y morbilidad materna evitable de 2010, sostuvo que las muertes maternas prevenibles
pueden comprometer la responsabilidad del Estado no solo por la violación del derecho a la vida,
sino también pueden implicar violaciones del derecho al disfrute del más alto nivel posible de
salud física y mental, incluida la salud sexual y reproductiva, los derechos a la igualdad y no
discriminación y los derechos a la información, educación y a disfrutar de los beneficios del
progreso científico 73.
68. En virtud de lo anterior, la Corte encuentra que los Estados tienen la obligación de
proporcionar servicios de salud adecuados, especializados y diferenciados durante el embarazo,
parto y en un periodo razonable después del parto, para garantizar el derecho a la salud de la
madre y prevenir la mortalidad y morbilidad materna.
69. Por otra parte, la Corte recuerda que el derecho a la vida es un derecho humano
fundamental cuyo goce pleno constituye una condición para el ejercicio de todos los derechos 74.
De modo que del artículo 4.1 de la Convención, en conjunto con el artículo 1.1, referido a la
obligación de respetar y garantizar los derechos, se desprende que ninguna persona puede ser
privada arbitrariamente de su vida (obligación negativa), y que los Estados deben adoptar todas
las medidas adecuadas para proteger y preservar este derecho (obligación positiva) 75. Además,
el derecho a la vida se encuentra directa e inmediatamente vinculado con la atención de la salud,
por lo cual la falta de atención médica adecuada puede implicar la vulneración del artículo 4.1 de
la Convención.
70. En relación con circunstancias como las de este caso, la Corte nota que, cuando un Estado
no toma las medidas adecuadas para prevenir la mortalidad materna, evidentemente impacta el
derecho a la vida de las personas gestantes y en periodo de posparto 76. Así, según la información
aportada al expediente, la inmensa mayoría de las muertes maternas son prevenibles mediante
71
Cfr. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La mortalidad y
morbilidad materna prevenible y los derechos humanos, UN Doc. A/HRC/14/39, 16 de abril de 2010, párr. 8, y Oficina
del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Orientaciones técnicas sobre la aplicación
de un enfoque basado en los derechos humanos a la ejecución de las políticas y los programas destinados a reducir
la mortalidad y morbilidad prevenibles asociadas a la maternidad, UN Doc. A/HRC/21/22, 2 de julio de 2022, párr.
9.
72
Cfr. Informe de la Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos.
Orientaciones técnicas sobre la aplicación de un enfoque basado en los derechos humanos a la ejecución de las
políticas y los programas destinados a reducir la mortalidad y morbilidad prevenibles asociadas a la maternidad, UN
Doc. A/HRC/21/22, 2 de julio de 2022, párr. 8.
73
Cfr. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La mortalidad y
morbilidad materna prevenible y los derechos humanos, UN Doc. A/HRC/14/39, 16 de abril de 2010, párr. 10.
74
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales) Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 19 de noviembre
de 1999. Serie C No. 63, párr. 144, y Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile, supra, párr. 145.
75
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo, supra, párr. 139 y
Caso Aroca Palma y otros Vs. Ecuador. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de
noviembre de 2022. Serie C No. 471. Párr. 87.
76
Se considera una muerte materna aquella ocurrida en mujeres embarazadas y en un periodo de 42 días
después del parto. Cfr. Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Políticas y
prácticas que repercuten sobre los derechos reproductivos de la mujer y contribuyen a la violencia contra la mujer,
la causan o la constituyen, UN Doc. E/CN.4/1999/68/Add.4, 21 de enero de 1999, párr. 69.
20
acceso a atención suficiente e intervenciones eficaces en salud durante el embarazo y el parto 77,
al punto que la Organización Mundial de la Salud estima que entre el 88% y el 98% de las muertes
maternas son prevenibles 78, mientras que Unicef y el Banco Mundial estiman dicha cifra en el
80% y el 74%, respectivamente. Estos datos son respaldados por el hecho de que en algunos
países la mortalidad materna ha sido prácticamente eliminada 79.
71. A la luz de lo anterior, la Corte coincide con lo afirmado por la Relatora Especial sobre la
violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, en el sentido de que las muertes maternas
no son “simples desgracias o […] problemas naturales inevitables del embarazo, sino más bien []
injusticias que podrían impedirse y que los gobiernos están obligados a remediar con sus sistemas
políticos, de salud y jurídicos” 80.
72. Por otra parte, la Corte recuerda que el derecho a la salud durante el embarazo, parto y
posparto, en tanto parte integrante del derecho al disfrute del más alto nivel posible de salud
física y mental 81, debe satisfacer los elementos de disponibilidad, aceptabilidad, calidad y
accesibilidad 82. Ahora bien, a la luz del caso concreto, la Corte estima necesario referirse de forma
específica al componente de accesibilidad de la información. Sobre este asunto, la Recomendación
General No. 22 del Comité de Derechos Económicos Sociales y Culturales sostiene:
73. Conforme a lo anterior, dentro de las obligaciones internacionales mínimas que deben guiar
la atención en salud, la Corte encuentra que se debe informar plenamente a las personas
embarazadas, en período de posparto y en período de lactancia sobre su condición médica y
asegurar el acceso a información precisa y oportuna sobre salud reproductiva y materna durante
todas las etapas del embarazo, la cual deber estar basada en evidencia científica, emitirse sin
sesgos, libre de estereotipos y discriminación, incluyendo el plan de parto ante la institución de
salud que asistirá el nacimiento y el derecho al contacto materno-filial 84.
74. Por otra parte, la Corte ha sostenido que la falta de atención médica adecuada o problemas
de accesibilidad a ciertos procedimientos pueden implicar la violación del artículo 5.1 de la
77
Cfr. Peritaje rendido por Regina Tamés Noriega mediante declaración ante fedatario público realizada el 11
de mayo de 2022 (expediente de prueba, folios 2380 – 2381) y Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas
para los Derechos Humanos. La mortalidad y morbilidad materna prevenible y los derechos humanos, UN Doc.
A/HRC/14/39, 16 de abril de 2010, párr. 6.
78
Cfr. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Orientaciones técnicas
sobre la aplicación de un enfoque basado en los derechos humanos a la ejecución de las políticas y los programas
destinados a reducir la mortalidad y morbilidad prevenibles asociadas a la maternidad, UN Doc. A/HRC/21/22, 2 de
julio de 2022, párr. 3 y Organización Mundial de la Salud. Maternal mortality: helping women off the road to death.
WHO Chronicle, vol. 40 (1986), págs. 175–183
79
Cfr. Oficina del Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. La mortalidad y
morbilidad materna prevenible y los derechos humanos, UN Doc. A/HRC/14/39, 16 de abril de 2010, párr. 6.
80
Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Políticas y prácticas que
repercuten sobre los derechos reproductivos de la mujer y contribuyen a la violencia contra la mujer, la causan o la
constituyen, E/CN.4/1999/68/Add.4, 21 de enero de 1999, párr. párr. 70.
81
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 11.
82
Cfr. Opinión Consultiva OC-29/22, supra, párr. 150 y Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y
Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 11.
83
Cfr. Comité de Derechos Económicos, Sociales y Culturales. Observación General No. 22 (2016), párr. 18.
84
Cfr. Mutatis Mutandis. Opinión Consultiva OC-29/22, supra, párr. 158.
21
Convención 85 y que, en el contexto del embarazo, las mujeres pueden ser sometidas a prácticas
perjudiciales y formas específicas de violencia, malos tratos e incluso tortura 86. Sobre este asunto
el Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes ha
indicado que “[e]n muchos Estados, las mujeres que tratan de obtener servicios de salud materna
se exponen a un riesgo elevado de sufrir malos tratos, en particular en el período prenatal y
puerperal”, y que esos malos tratos “van desde alargar los plazos para llevar a cabo ciertos
procedimientos médicos, como suturar las heridas del parto, hasta no emplear anestesia” 87.
75. Este Tribunal se ha pronunciado de forma específica sobre la violencia ejercida durante el
embarazo, el parto y después del parto en el acceso a los servicios de salud, y ha sostenido que
constituye una violación de derechos humanos y una forma de violencia basada en género
denominada violencia obstétrica 88, la cual “abarca todas las situaciones de tratamiento
irrespetuoso, abusivo, negligente, o de denegación de tratamiento, durante el embarazo y la
etapa previa, y durante el parto o postparto, en centros de salud públicos o privados” 89.
77. Conforme a lo anterior, la Corte encuentra que a la luz de la Convención de Belém do Pará,
las mujeres tienen derecho a vivir una vida libre de violencia obstétrica y los Estados están en la
obligación de prevenirla, sancionarla y abstenerse de practicarla, así como de velar porque sus
agentes actúen en consecuencia, tomando en consideración la especial vulnerabilidad que implica
encontrarse en embarazo y en periodo posparto 92.
85
Cfr. Caso de las Niñas Yean y Bosico Vs. República Dominicana. Sentencia de 8 de septiembre de 2005.
Serie C No. 130, párrs. 205 y 206 y Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra, párr. 183.
86
Cfr. Caso Manuela y otros Vs. El Salvador, supra, párr. 200 y Opinión Consultiva OC-29/22, supra, párr.
128.
87
Relator Especial sobre la tortura y otros tratos o penas crueles, inhumanos o degradantes, UN Doc. A
/HRC/31/57, 5 de enero de 2016, párr. 47.
88
Cfr. Opinión Consultiva OC-29/22, supra, párr. 160.
89
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Violencia y discriminación contra mujeres, niñas y
adolescentes: Buenas prácticas y desafíos en América Latina y en el Caribe, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 233, 14 noviembre
2019, párr. 181.
90
Cfr. Opinión Consultiva OC-29/22, supra, párr. 160.
91
Cfr. Artículos 2 y 9. Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la
Mujer “Convención de Belém do Para”.
92
Cfr. Caso Gelman Vs. Uruguay, supra, párr. 97.
22
78. Además, la Corte encuentra que la violencia obstétrica ha sido objeto de análisis por
diferentes instancias internacionales. Así, la Relatora Especial sobre el derecho de toda persona
al disfrute del más alto nivel posible de salud física y mental reconoció que “[l]as vejaciones y la
violencia contra las mujeres durante el embarazo, el parto en establecimientos sanitarios y el
posparto -cometidas por profesionales de la medicina y por el personal de partería, enfermería y
otras personas integrantes del personal hospitalario-, conjuntamente conocidas como violencia
obstétrica, están muy extendidas” 93. Por su parte, la Relatora Especial sobre la violencia contra
la mujer, sus causas y consecuencias identificó la violencia obstétrica como aquella “sufrida por
las mujeres durante la atención del parto en los centros de salud” 94 y destacó que se manifiesta
en “falta de autonomía y capacidad de toma de decisiones” 95.
93
Relatora Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y
mental. La violencia y su impacto en el derecho a la salud, UN Doc. A/HRC/50/28, 14 de abril de 2022, párr. 44.
94
Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Enfoque basado en los
derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial
hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica, UN Doc. A/74/137, 11 de julio de 2019, párr. 12.
95
Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias. Enfoque basado en los
derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud reproductiva, con especial
hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica, UN Doc. A/74/137, 11 de julio de 2019, párr. 30.
96
La víctima de este caso fue identificada por el Comité como S.F.M (con representación letrada de Francisca
Fernández Guillén).
97
En este caso la autora sostuvo que “la violencia obstétrica es un tipo de violencia que sólo puede ejercerse
sobre las mujeres y constituye una de las formas más graves de discriminación. La autora precis[ó] que la
discriminación se basa en estereotipos de género, cuyo propósito es perpetuar estigmas relacionados con el cuerpo
de la mujer y sus funciones tradicionales en la sociedad en lo que respecta a la sexualidad y a la reproducción”.
Además, mencionó “que la recomendación general núm. 24 (1999) del Comité sobre la mujer y la salud, indica que
solo son aceptables los servicios que se prestan si se garantiza el consentimiento previo de la mujer con pleno
conocimiento de causa, se respeta su dignidad, se garantiza su intimidad y se tienen en cuenta sus necesidades y
perspectivas, insistiendo en la importancia del acceso a la información para garantizar la realización plena del derecho
a la salud sexual y reproductiva. [Y precisó] que para el Tribunal Europeo de Derechos Humanos, la restricción a
otorgar la información de manera adecuada y efectiva pone en peligro el derecho a la salud física y psicológica de
las mujeres, con efecto nocivo en situaciones tan sensibles como el embarazo; y el acceso a la información sobre el
estado de salud de una persona resulta de aplicación y protección inmediata en aquellas situaciones en las que hay
una rápida evolución de la enfermedad del individuo y donde su capacidad para tomar decisiones relevantes se ve
reducida, como puede ser un embarazo o un parto con complicaciones”. Comité para la Eliminación de la
Discriminación contra la Mujer, S.F.M c. España (Comunicación No. 138/2018), CEDAW/C/75/D/138/2018, 28 de
febrero de 2020, párrs. 3.3 y 3.4.
98
La decisión sostiene: “Al respecto, el Comité toma nota no solamente de los artículos académicos e informes
sobre la temática de la violencia obstétrica mencionados por la autora, sino que considera también el reciente informe
de la Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias, presentado ante la Asamblea
General de las Naciones Unidas, sobre los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los
servicios de salud reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica. En dicho
informe, la Relatora Especial utiliza el término “violencia obstétrica” para referirse a la violencia sufrida por las
mujeres durante la atención del parto en los centros de salud, y afirma que “esta forma de violencia es un fenómeno
generalizado y sistemático”. Asimismo, la Relatora Especial explica que algunas de las causas subyacentes de la
violencia obstétrica son las condiciones de trabajo y las limitaciones de recursos, así como la dinámica del poder en
la relación entre el centro de salud y los pacientes, que se ve agravada por los estereotipos de género sobre el papel
de la mujer. Es particularmente pertinente para la presente comunicación la afirmación de la Relatora Especial según
la cual la episiotomía ‘puede tener efectos físicos y psicológicos en la madre, puede ocasionar la muerte y puede
constituir violencia de género y un acto de tortura y tratamiento inhumano y degradante’”. Comité para la Eliminación
de la Discriminación contra la Mujer, S,F.M c. España (Comunicación No. 138/2018), CEDAW/C/75/D/138/2018, 28
de febrero de 2020, párr. 7.3 y Relatora Especial sobre la violencia contra la mujer, sus causas y consecuencias.
23
[E]l Comité considera que la aplicación de estereotipos afecta el derecho de la mujer a ser protegida
contra la violencia de género, en el caso presente la violencia obstétrica, y que las autoridades
encargadas de analizar la responsabilidad por tales actos deben ejercer especial cautela para no
reproducir estereotipos. En el presente caso, el Comité observa que existía una alternativa a la
situación vivida por la autora, dado que su embarazo se desarrolló normalmente y sin complicaciones,
que no había emergencia cuando llegó al hospital, pero que, sin embargo, desde su ingreso fue
sometida a numerosas intervenciones sin que haya recibido explicaciones al respecto y sin
que se le haya permitido opinar al respecto […] 99 (negrillas fuera del texto original).
Enfoque basado en los derechos humanos del maltrato y la violencia contra la mujer en los servicios de salud
reproductiva, con especial hincapié en la atención del parto y la violencia obstétrica, UN Doc. A/74/137, 11 de julio
de 2019, párrs. 4 y 12.
99
Comité para la Eliminación de la Discriminación contra la Mujer, S.F.M c. España (Comunicación No.
138/2018), CEDAW/C/75/D/138/2018, 28 de febrero de 2020, párr. 7.5.
100
Mecanismo de Seguimiento de la Convención de Belém do Pará. Segundo Informe Hemisférico de la
Implementación de la Convención Belém do Pará, 2012. Recomendación 9.
101
En Brasil no está tipificada la conducta a nivel federal, no obstante, el Estado de Santa Catarina, mediante
Ley Estatal No. 18.322 de 2022, define la violencia obstétrica como todo acto realizado por el médico, el personal
del hospital, un familiar o acompañante, que ofenda verbal o físicamente a la mujer embarazada, en trabajo de parto
o incluso durante el puerperio. Asimismo, en el artículo 35 y siguientes describe las conductas tipificadas. Bolivia
define la “violencia contra los derechos reproductivos” en la Ley 348 de 2013 como “la acción u omisión que impide,
limita o vulnera el derecho de las mujeres a la información, orientación, atención integral y tratamiento durante el
embarazo, parto, puerperio y lactancia; a decidir libre y responsablemente el número y espaciamiento de hijas e
hijos; a ejercer su maternidad sin riesgo, y a elegir métodos anticonceptivos seguros”. En Costa Rica la Ley 10081
de 2022 no define la violencia obstétrica, pero se refiere a los derechos de la mujer durante la atención calificada,
digna y respetuosa del embarazo, parto, posparto y atención del recién nacido. El Salvador, mediante el Decreto 123
define los derechos en relación con el embarazo, el trabajo de parto, el parto y el posparto. En México, no existe
legislación federal sobre el asunto. Sin embargo, los Estados de Chiapas, Veracruz, Chihuahua, Colima, San Luis
Potosí, Durango, Guanajuato, Quintana Roo, Tamaulipas e Hidalgo han definido la violencia obstétrica en su
legislación. Panamá define la violencia obstétrica en la Ley 82 de 2013 como “[a]quella que ejerce el personal de
salud sobre el cuerpo y los procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato abusivo, deshumanizado,
humillante o grosero”. Paraguay define la violencia obstétrica en la Ley 5777 de 2016 como “la conducta ejercida por
el personal de salud o las parteras empíricas sobre el cuerpo de las mujeres y de los procesos fisiológicos o patológicos
presentes durante su embarazo, y las etapas relacionadas con la gestación y el parto. Es al mismo tiempo un trato
deshumanizado que viola los derechos humanos de las mujeres”. En Perú, el Decreto Supremo N° 004-2019-MIMP,
identifica la violencia obstétrica como un acto de violencia contra las mujeres. Uruguay define la violencia obstétrica
en la Ley N° 19.580/17 como “[t]oda acción, omisión y patrón de conducta del personal de la salud en los procesos
reproductivos de una mujer, que afecte su autonomía para decidir libremente sobre su cuerpo o abuso de técnicas y
procedimientos invasivos”. Venezuela, fue el primer país en adoptar el término “violencia obstétrica” en su legislación.
En ese sentido, la Ley Orgánica sobre el derecho de las mujeres a una vida libre de violencia, aprobada en 2007,
define la violencia obstétrica como “la apropiación del cuerpo y procesos reproductivos de las mujeres por personal
de salud, que se expresa en un trato deshumanizador, en un abuso de medicalización y patologización de los procesos
naturales, trayendo consigo pérdida de autonomía y capacidad de decidir libremente sobre sus cuerpos y sexualidad,
impactando negativamente en la calidad de vida de las mujeres”.
24
procesos reproductivos de las mujeres, expresada en un trato deshumanizado, un abuso de
medicalización y patologización de los procesos naturales” 102.
81. A la luz de lo anterior, la Corte encuentra que la violencia obstétrica es una forma de
violencia basada en el género “prohibida por los tratados interamericanos de derechos humanos,
incluyendo la Convención Belém do Pará” 103, ejercida por los encargados de la atención en salud
sobre las personas gestantes, durante el acceso a los servicios de salud que tienen lugar en el
embarazo, parto y posparto, que se expresa mayoritaria, aunque no exclusivamente, en un trato
deshumanizado, irrespetuoso, abusivo o negligente hacia las mujeres embarazadas; en la
denegación de tratamiento e información completa sobre el estado de salud y los tratamientos
aplicables; en intervenciones médicas forzadas o coaccionadas, y en la tendencia a patologizar
los procesos reproductivos naturales, entre otras manifestaciones amenazantes en el contexto de
la atención de la salud durante el embarazo, parto y posparto.
82. En este caso la Corte encuentra que, durante su embarazo, la señora Brítez Arce presentó
varios factores de riesgo que no fueron atendidos de forma adecuada por el sistema de salud,
entre ellos, su edad, un aumento importante de peso, un antecedente de presión arterial alta en
un embarazo anterior y presión arterial de 130/90 en uno de los controles 104. Estas circunstancias,
imponían un deber especial de protección en su favor, que obligaba a los médicos tratantes a
brindar una atención diligente y reforzada, con una consideración especial debido a que se trataba
de un embarazo de alto riesgo por la posibilidad que tenía de padecer preeclampsia y porque ésta
provoca altos índices de mortalidad materna 105. Pese a ello, la señora Brítez Arce no obtuvo el
102
Esta definición se encuentra en el artículo 6 literal e) de la Ley No. 26.485 de 2009 “Ley de Protección Integral para
prevenir, sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus relaciones
interpersonales” que, a su vez, remite a la Ley 25.929. Por su parte, el artículo 2 de la Ley 25.929 de 2004, define los
derechos de las mujeres en relación con el embarazo, trabajo de parto y posparto. Esta última norma se conoce como la
“Ley de Parto Humanizado” y establece en su artículo 2, que “[t]oda mujer, en relación con el embarazo, el trabajo de
parto, el parto y el postparto, tiene los siguientes derechos: a) A ser informada sobre las distintas intervenciones médicas
que pudieren tener lugar durante esos procesos de manera que pueda optar libremente cuando existieren diferentes
alternativas. b) A ser tratada con respeto, y de modo individual y personalizado que le garantice la intimidad durante todo
el proceso asistencial y tenga en consideración sus pautas culturales. c) A ser considerada, en su situación respecto del
proceso de nacimiento, como persona sana, de modo que se facilite su participación como protagonista de su propio parto.
d) Al parto natural, respetuoso de los tiempos biológico y psicológico, evitando prácticas invasivas y suministro de
medicación que no estén justificados por el estado de salud de la parturienta o de la persona por nacer. e) A ser informada
sobre la evolución de su parto, el estado de su hijo o hija y, en general, a que se le haga partícipe de las diferentes
actuaciones de los profesionales. f) A no ser sometida a ningún examen o intervención cuyo propósito sea de investigación,
salvo consentimiento manifestado por escrito bajo protocolo aprobado por el Comité de Bioética. g) A estar acompañada,
por una persona de su confianza y elección durante el trabajo de parto, parto y postparto. h) A tener a su lado a su hijo o
hija durante la permanencia en el establecimiento sanitario, siempre que el recién nacido no requiera de cuidados
especiales. i) A ser informada, desde el embarazo, sobre los beneficios de la lactancia materna y recibir apoyo para
amamantar. j) A recibir asesoramiento e información sobre los cuidados de sí misma y del niño o niña. k) A ser informada
específicamente sobre los efectos adversos del tabaco, el alcohol y las drogas sobre el niño o niña y ella misma”.
103
Comisión Interamericana de Derechos Humanos. Violencia y discriminación contra mujeres, niñas y
adolescentes: Buenas prácticas y desafíos en América Latina y en el Caribe, OEA/Ser.L/V/II. Doc. 233, 14 de
noviembre de 2019, párr. 182.
104
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud, dentro de los criterios para el diagnóstico de la
preeclamsia y la eclampsia está el “[c]omienzo de un nuevo episodio de hipertensión durante el embarazo,
caracterizado por: Hipertensión persistente (presión arterial diastólica ≥ 90 mm Hg)”. Cfr. Organización Mundial de
la Salud. Recomendaciones de la OMS para la prevención y el tratamiento de la preeclampsia y la eclampsia,
Disponible en: https://apps.who.int/iris/bitstream/handle/10665/119742/WHO_RHR_14.17_spa.pdf
105
De acuerdo con el Relator Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible
de salud física y mental, “[a]lrededor del 80% de los fallecimientos derivados de la maternidad en todo el mundo
obedecen a complicaciones obstétricas, principalmente […] preeclampsia y eclampsia […]” (negrilla fuera de
texto). Relator Especial sobre el derecho de toda persona al disfrute del más alto nivel posible de salud física y
mental, UN Doc. A/61/338, 13 de septiembre de 2006, párr. 7.
25
tratamiento médico especializado y diligente que requería por cuenta de su embarazo y de los
factores de riesgo consignados en la historia clínica. Además, no le fue suministrada información
específica sobre su estado de salud, en particular, sobre el riesgo de padecer preeclampsia y sus
implicaciones, esto es, que provoca altos índices de mortalidad materna. Tampoco le dieron
recomendaciones de cuidado para prevenir o tratar el cuadro de hipertensión, a pesar de lo
establecido en su historia clínica, lo que indica que tampoco se garantizó su acceso a información
precisa y oportuna sobre su estado de salud.
83. Además, la Corte encuentra que Cristina Brítez Arce acudió el 1 de junio de 1992 con más
de 40 semanas de gestación a la Maternidad Sardá, donde tuvo parte de los controles médicos
de su embarazo, aduciendo molestias lumbares, fiebre y escasa pérdida de líquido por sus
genitales, por lo que fue internada y recibió el diagnostico de feto muerto. En consecuencia, se
decidió la inducción de su parto, proceso que inició a las 13:45 horas y finalizó a las 17:15 horas,
cuando fue trasladada a la sala de partos, donde falleció. Ahora bien, no consta en el expediente
que la señora Brítez haya recibido información suficiente sobre el procedimiento a seguir una vez
tuvo conocimiento de que el feto estaba muerto. Asimismo, llama la atención de este Tribunal
que la señora Brítez permaneció en trabajo de parto de un feto muerto por más de tres horas,
dos de ellas sentada en una silla. Si bien este Tribunal no está llamado a establecer si el curso de
acción definido por los médicos fue adecuado, o si había una razón médica que imponía la
necesidad de someter a la señora Brítez a trabajo de parto, a la luz de las pruebas que obran en
el expediente, la Corte encuentra que la situación descrita sometió a la víctima a un estado de
estrés, ansiedad y angustia 106. Por esa razón, como indica el peritaje elaborado por la Universidad
Católica de Córdoba, la señora Brítez Arce “debió ser estabilizada y valorada antes de [ser]
sometid[a] a otro stress (sic) como el de una inducción de parto, teniendo en su seno al hijo ya
muerto”. En cambio, el proceder del cuerpo médico que atendió la emergencia obstétrica “expuso
a la paciente a un riesgo que a posteriori se transformó en daño, la muerte” 107.
84. La Corte recuerda que, durante o inmediatamente después del parto o de una cesárea las
mujeres se encuentran en una situación de especial vulnerabilidad 108. En esa medida, el estado
de ansiedad, angustia y estrés al que fue sometida la señore Brítez Arce, sumado a la
vulnerabilidad en que se encontraba, llevó a que fuera víctima de un trato deshumanizado. Sobre
este asunto, la Corte encuentra que el peritaje elaborado por la Universidad Católica de Córdoba
sostuvo que “se perdió de vista [a] la paciente por hacer diagnóstico de feto muerto” 109.
106
Luego del diagnóstico de feto muerto, a la señora Brítez Arce le fue extraída sangre y fue consignado en su
historia clínica que tenía hiperglucemia. De acuerdo con el peritaje realizado por la Universidad Católica de Córdoba
esta condición “puede ser debida al stress (sic) sufrido por la paciente al recibir la noticia de la muerte de su hijo.
Los clínicos, al realizar estudios de la glucemia y el stress (sic), hablan que quién primero eleva la glucemia es la
noticia de un familiar cercano fallecido […]. La paciente estaba sometida a un stress (sic) importante (la noticia de
la muerte de su hijo). Por qué no se esperó el resultado antes de someterla a otro stress (sic) como el trabajo de
parto o parto (sic)”. Peritaje Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folio
110).
107
Peritaje Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folio 121).
108
Cfr. Caso I.V. Vs. Bolivia, supra, párr. 183.
109
Peritaje Universidad Católica de Córdoba de 13 de marzo de 1998 (expediente de prueba, folio 120).
26
B.3 Conclusión
86. En virtud del análisis hecho en este apartado, del reconocimiento de responsabilidad
internacional del Estado y de los hechos probados, la Corte encuentra que Argentina es
responsable por (i) la violación del derecho a la salud, reconocido en el artículo 26 de la
Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de la
señora Cristina Brítez Arce, (ii) la violación del derecho a la vida, consagrado en el artículo 4.1 de
la Convención Americana, en relación con el artículo 1.1 del mismo instrumento, en perjuicio de
la señora Cristina Brítez Arce y (iii) la violación del derecho a la integridad personal, reconocido
en el artículo 5.1 de la Convención Americana en relación con el artículo 1.1 del mismo
instrumento en perjuicio de la señora Cristina Brítez Arce.
VII-2
DERECHOS A LA INTEGRIDAD PERSONAL, PROTECCIÓN A LA FAMILIA Y DERECHOS
DE LA NIÑEZ EN RELACIÓN CON EL ARTÍCULO 1.1 DE LA CONVENCIÓN
AMERICANA 110
87. La Comisión indicó que la violación de los derechos a las garantías judiciales y a la
protección judicial de los familiares de la señora Cristina Brítez Arce constituyen de modo
autónomo una fuente de sufrimiento e impotencia para ellos, quienes a la fecha no tienen certeza
de la causa de la muerte. Sostuvo que es posible inferir como lógicos los sufrimientos padecidos
por Ezequiel Martín de 15 años y Vanina Verónica de 12, como consecuencia de la muerte de su
madre, la búsqueda de justicia y verdad a través de los litigios impulsados, y el retraso en las
investigaciones. En virtud de lo expuesto, consideró que el Estado violó el derecho a la integridad
psíquica y moral de Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, establecido en el artículo 5.1.
de la Convención Americana, en relación con las obligaciones contenidas en el artículo 1.1. del
mismo instrumento.
89. El Estado reconoció su responsabilidad internacional por las violaciones a los derechos
identificados como violados en el Informe de Fondo.
B. Consideraciones de la Corte
90. La Corte ha afirmado en reiteradas oportunidades que los familiares de las víctimas de
violaciones a los derechos humanos pueden ser, a su vez, víctimas 111. Así, este Tribunal ha
considerado que se puede declarar violado el derecho a la integridad psíquica y moral de
familiares directos u otras personas con vínculos estrechos con las víctimas con motivo del
sufrimiento adicional que han padecido como resultado de las circunstancias particulares de las
violaciones cometidas contra sus seres queridos, y a causa de las posteriores actuaciones u
110
Artículos 5.1, 17 y 19 de la Convención Americana.
111
Cfr. Caso de los “Niños de la Calle” (Villagrán Morales y otros) Vs. Guatemala. Fondo, supra, párr. 176, y
Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
27
omisiones de las autoridades estatales frente a estos hechos 112, tomando en cuenta, entre otros
elementos, las gestiones realizadas para obtener justicia y la existencia de un estrecho vínculo
familiar 113.
91. En este caso, el Estado reconoció su responsabilidad por la violación del derecho a la
integridad personal de los familiares de la señora Brítez Arce identificados en el Informe de Fondo.
A esto se suma que algunas de las declaraciones rendidas ante la Corte permiten constatar que
Ezequiel Martín y Vanina Verónica, hijos de la señora Brítez Arce, han padecido incertidumbre,
sufrimiento y angustia en detrimento de su integridad psíquica y moral debido la muerte de su
madre y a la actuación de las autoridades estatales. La Corte nota, por ejemplo, que Ezequiel
Martín permaneció durante varias horas solo en el hospital, siendo menor de edad, a la espera
de noticias sobre su madre el día de su fallecimiento 114 y que Ezequiel Martín y Vanina Verónica
fueron informados por una enfermera del fallecimiento de su madre 115.
92. Además, las afectaciones a su derecho a la integridad personal se deben, entre otros, a la
angustia que les produce no conocer, a la fecha, la causa precisa de la muerte de su madre; a
los sentimientos de impotencia e inseguridad por la negligencia de las autoridades estatales en
la búsqueda de justicia y verdad a través de los litigios impulsados, así como por el retraso en las
investigaciones; y en la afectación e impacto que tuvo en sus vidas la muerte de su madre cuando
eran adolescentes.
93. En especial, la Corte encuentra que la señora Brítez Arce, además de dedicarse a la
confección de ropa 116, era la principal cuidadora de Ezequiel Martín y Vanina Verónica y su muerte
impactó sus proyectos de vida. Así, según la declaración brindada a esta Corte por Ezequiel
Martin, quien tenía 15 años al momento de ocurridos los hechos, el efecto del fallecimiento de su
madre fue el desmembramiento de su familia 117. Tanto él como su hermana tuvieron que cambiar
de escuela, barrio, amigos y cotidianeidad. Ezequiel Martín, tuvo que vivir con sus abuelos,
quienes murieron al poco tiempo, y Vanina Verónica se fue vivir al campo con sus tíos. Todo esto
afectó la construcción de sus identidades. Además, debido a las circunstancias en las que se
desarrolló su adolescencia, Ezequiel tuvo secuelas emocionales que le llevaron a consumir drogas
y alcohol, afectaron su rendimiento en la escuela y le impidieron tener relaciones estables y
establecer vínculos duraderos 118. Asimismo, los cambios de residencia a los que Ezequiel Martín
se sometió para sobrevivir siendo un adulto, le han generado confusión e inseguridad en relación
con su futuro 119. Por su parte Vanina Verónica, luego de la muerte de su madre, tuvo que
trasladarse a Rufino –Provincia de Buenos Aires- y fue separada de su hermano, con quien
112
Cfr. Caso Blake Vs. Guatemala. Fondo. Sentencia de 24 de enero de 1998. Serie C No. 36, párr. 114, y Caso
Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
113
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas. Sentencia de 22 de febrero de 2002.
Serie C No. 91, párr. 163, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 87.
114
Cfr. Declaración de Ezequiel Martín Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
115
Cfr. Declaración de Vanina Verónica Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
116
Cfr. Declaración de Vanina Verónica Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
117
Sobre este asunto, Ezequiel Martín declaró ante esta Corte que tiene una relación distante con su hermana
y con su padre. Declaración de Ezequiel Martín Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
118
Sobre este asunto Ezequiel Martín declaró ante esta Corte: “caí en drogas y alcohol […], no tenía ninguna
guía de ningún tipo. Entonces realmente eso, perdí el norte, o sea era un chico de 14 años que de repente se vio sin
mi mamá era mi sostén, entonces empecé a tener algunas malas amistades, no a propósito, pero al no tener una
guía, empecé a tener amistades que no eran las mejores, y si, ese fue un periodo de mucha rebeldía […] en ese
momento dejé de ir al colegio, estaba en la calle, me iba a la plaza con los amigos, me costó como dos años volver
a retomar el quinto año de la secundaria”. Declaración de Ezequiel Martín Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20
de mayo de 2022.
119
Cfr. Declaración de Ezequiel Martín Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
28
mantiene poco contacto 120. Asimismo, no tuvo oportunidad de ingresar a la universidad, lo que
ha impactado sus oportunidades laborales y, al igual que su hermano, sus relaciones y vínculos
fueron afectados por el trauma de la muerte de su madre y las omisiones de las autoridades en
garantizar justicia a su familia, teniendo como consecuencia la imposibilidad de formar una familia
y de atravesar un embarazo por el trauma que sufrió cuando era adolescente. De modo que,
resulta evidente que el proyecto de vida de los hermanos Avaro se vio afectado por el desamparo
generado por la muerte de su madre, lo que ocurrió cuando eran una niña y un niño.
94. En virtud de lo anterior, la Corte encuentra que la muerte de la señora Brítez Arce, además
de tener un impacto en el derecho a la integridad personal de su hijo e hija, tuvo como efecto
inmediato la desintegración total de su familia. Al respecto, la Corte recuerda que, conforme a lo
dispuesto en el artículo 17 de la Convención Americana, la familia “es el elemento natural y
fundamental de la sociedad y debe ser protegida por la sociedad y el Estado”. En ese sentido, la
Corte ha establecido que el Estado está obligado a favorecer el desarrollo y la fortaleza del núcleo
familiar 121 y que el niño o la niña tienen derecho a vivir con su familia, que es la primera llamada
a satisfacer sus necesidades materiales, afectivas y psicológicas 122.
95. Por otra parte, el artículo 19 de la Convención Americana impone a los Estados la obligación
de adoptar las “medidas de protección” requeridas por niñas y niños en razón de dicha condición.
El concepto “medidas de protección” puede ser interpretado tomando en cuenta otras
disposiciones contenidas en la Convención o en otros instrumentos internacionales de derechos
humanos. Por tanto, para fijar el contenido y alcance de este artículo, la Corte toma en cuenta el
corpus juris internacional de protección de niñas y niños, en particular, la Convención sobre los
Derechos del Niño, la cual señala, en su preámbulo, que “para el pleno y armonioso desarrollo de
su personalidad, [los niños y niñas] debe[n] crecer en el seno de la familia, en un ambiente de
felicidad, amor y comprensión”. La Corte reitera, además, que la debida protección de los
derechos de las niñas y niños, en su calidad de sujetos de derechos, debe tomar en consideración
sus características propias y la necesidad de propiciar su desarrollo, ofreciéndoles las condiciones
necesarias para que vivan y desarrollen sus aptitudes con pleno aprovechamiento de sus
potencialidades 123, lo cual no sucedió en el presente caso.
96. En vista de lo anterior, en aplicación del principio iura novit curia, la Corte encuentra que
en este caso se configuró la violación de los derechos a la protección a la familia y de los derechos
de los niños y las niñas reconocidos en los artículos 17.1 y 19 de la Convención Americana.
97. Por lo expuesto, la Corte considera que la muerte de la señora Brítez Arce, el desamparo
en que quedaron su hijo e hija por la pérdida de su madre y la desintegración de su familia, afectó
la integridad personal, el derecho a la protección a la familia y los derechos de la niñez de Ezequiel
Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro, lo que hace responsable al Estado por la violación de los
derechos consagrados en los artículos 5.1, 17.1 y 19 de la Convención, en relación con el artículo
1.1 de esta, en perjuicio de las referidas personas.
120
Cfr. Declaración de Vanina Verónica Avaro en la Diligencia Pública Virtual de 20 de mayo de 2022.
121
Cfr. Condición jurídica y derechos humanos del niño. Opinión Consultiva OC-17/02 de 28 de agosto de 2002.
Serie A No. 17, párr. 66, y Caso Movilla Galarcio y otros Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de
22 de junio de 2022. Serie C No. 452, párr. 183.
122
Cfr. Opinión Consultiva OC-17/02, supra, párr. 7, y Caso Masacre de la Aldea Los Josefinos Vs. Guatemala.
Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de noviembre de 2021. Serie C No. 442, párr.
84.
123
Cfr. Caso Rochac Hernández y otros Vs. El Salvador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 14 de
octubre de 2014. Serie C No. 285, párr. 106, y Caso Masacre de la Aldea Los Josefinos Vs. Guatemala, supra, párr.
92.
29
VIII
REPARACIONES
99. En consecuencia, de acuerdo con las consideraciones expuestas sobre el fondo y las
violaciones a la Convención declaradas en la presente Sentencia, el Tribunal procederá a analizar
las pretensiones de la Comisión y el representante, así como las observaciones del Estado, a la
luz de los criterios fijados en su jurisprudencia en relación con la naturaleza y alcance de la
obligación de reparar, con el objeto de disponer las medidas dirigidas a reparar los daños
ocasionados 126.
A. Parte Lesionada
100. Este Tribunal considera parte lesionada, en los términos del artículo 63.1 de la Convención,
a quien ha sido declarada víctima de la violación de algún derecho reconocido en su texto. Por lo
tanto, considera como “parte lesionada” a la señora Cristina Brítez Arce y a sus hijos Ezequiel
Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro.
B. Medidas de Rehabilitación
101. La Comisión solicitó que se dispongan las medidas de atención en salud mental que
Ezequiel Martín Avaro y Vanina Verónica Avaro requieran, de ser su voluntad y de manera
concertada.
103. El Estado sostuvo que a lo largo de la negociación de solución amistosa reiteró su propuesta
que el tratamiento de rehabilitación “podría ser prodigado por efectores públicos” o a través de
la determinación de una suma de dinero para tal efecto.
124
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas. Sentencia de 21 de julio de 1989. Serie
C No. 7, párrs. 24 y 25, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 91.
125
Cfr. Caso Ticona Estrada y otros Vs. Bolivia. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 27 de noviembre de
2008. Serie C No. 191, párr. 110, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 91.
126
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 25 y 26, y Caso Leguizamón
Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 92.
127
Cfr. Caso Guachalá Chimbo y otros Vs. Ecuador. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 26 de marzo
de 2021. Serie C No. 423, párr. 233 y Caso Bedoya Lima y otra Vs. Colombia. Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 26 de agosto de 2021. Serie C No. 431, párr. 183.
30
vez, la suma en equidad de US $5.000,00 (cinco mil dólares de los Estados Unidos de América)
a cada uno, por concepto de gastos por tratamiento psicológico y/o psiquiátrico. El Estado
dispondrá del plazo de un año, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, para
realizar este pago.
C. Medidas de Satisfacción
106. El representante solicitó, en sus alegatos finales escritos, que se disponga la publicidad
del fallo.
108. La Corte dispone, como lo ha hecho en otros casos 128, que el Estado publique, en el plazo
de seis meses, contado a partir de la notificación de la presente Sentencia, en un tamaño de letra
legible y adecuado: a) el resumen oficial de la presente Sentencia elaborado por la Corte, por una
sola vez, en el Diario Oficial; b) el resumen oficial de la presente Sentencia elaborado por la Corte,
por una sola vez, en un en un medio de comunicación de amplia circulación nacional en un tamaño
de letra legible y adecuado, y c) la presente Sentencia en su integridad, disponible por un período
de un año, en los sitios web del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad y del Ministerio
de Salud, de una manera accesible al público y desde la página de inicio del sitio web.
D. Garantías de no repetición
110. La Comisión solicitó que se dispongan las medidas de capacitación necesarias, a fin de que
el personal de salud que atienda a mujeres embarazadas o en periodo de parto, tanto en
hospitales públicos como privados, conozcan los estándares establecidos en el Informe de Fondo.
En sus observaciones finales escritas sostuvo que valoraba las acciones emprendidas por el
Estado argentino en materia de garantías de no repetición, en la medida en que demuestran su
compromiso en materia de servicios obstétricos y en atención durante el embarazo y el parto.
Sin embargo, indicó que la información proporcionada no detalla si las capacitaciones referidas
por el Estado tratan específicamente sobre los estándares contenidos en el Informe de Fondo.
Observó que el listado que remitió el Estado a la Corte enumera seis talleres o jornadas llevadas
a cabo entre mayo de 2018 y junio de 2019, por lo que no se cuenta con información actualizada
sobre las capacitaciones realizadas en los últimos tres años, ni sobre el contenido de las
capacitaciones, si tienen un carácter permanente o no, su frecuencia, e indicadores de impacto,
entre otros. Por lo tanto, la información disponible no permite hacer una evaluación que permita
128
Cfr. Caso Cantoral Benavides Vs. Perú. Reparaciones y Costas. Sentencia de 3 de diciembre de 2001. Serie
C No. 88, párr. 79, y Caso Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 107.
31
determinar si el Estado ha adoptado medidas suficientes que hagan innecesario ordenar la medida
de no repetición solicitada. Además, valoró positivamente que la Dirección de Salud Perinatal y
Niñez haya indicado en su informe que “tendrá en consideración para futuras capacitaciones la
información contenida en el informe de fondo”. Por lo tanto, sostuvo que ordenar una medida de
reparación como la solicitada y la respectiva supervisión por parte de la Corte permitirían
coadyuvar los esfuerzos y acciones ya emprendidas por las autoridades argentinas en materia de
fortalecimiento y capacitación del personal de salud dedicado a la atención del embarazo, parto
y posparto.
112. El Estado argumentó que la Corte no debería ordenar las medidas de no repetición
solicitadas por la Comisión Interamericana. Indicó que las políticas públicas vigentes, orientadas
a garantizar los derechos de las mujeres gestantes, revelan que las condiciones actuales en la
República Argentina son muy diferentes de aquellas que existían al momento de los hechos. Así,
informó sobre la directiva de protección especial del binomio madre e hija/o, que se desprende
del derecho interamericano y de la Constitución Nacional (artículo 75 inciso 23) y que se concretó
en la adopción de legislación y políticas públicas orientadas a ampliar y optimizar la atención
antes, durante y después del parto, dentro de la que encuentra la Ley 25.929, que establece una
serie de derechos y prestaciones obligatorias de las mujeres y otras personas gestantes durante
el embarazo, el parto y el posparto.
113. También informó sobre medidas para garantizar a personas desfavorecidas condiciones de
dignidad socioeconómica que les permitan acceder a atención materna y perinatal en equidad,
entre ellas, la “Asignación Universal por Embarazo”, una transferencia económica para personas
gestantes hasta el nacimiento o la interrupción del embarazo, que se entronca con la “Asignación
Universal por Hijo/a” y que está condicionada al cumplimiento de los controles médicos,
orientados a evitar complicaciones relacionadas con el embarazo y a la inscripción al programa
SUMAR, que brinda cobertura en salud a quienes no la tienen.
114. Además, hizo referencia a la Ley 27.610, que reconoció el derecho de las mujeres a
interrumpir legalmente su embarazo y a la atención postaborto en los servicios de salud; a la Ley
27.611, conocida como de los “Mil días”, para proteger hasta los tres años de vida al binomio
madre hija/o que se encuentra sin recursos, o en otras situaciones específicas, con el objeto de
reducir la mortalidad materna y neonatal, la malnutrición y la desnutrición, así como prevenir la
violencia y proteger el desarrollo emocional y físico de la primera infancia.
115. Destacó la creación del Ministerio de las Mujeres, Géneros y Diversidad (en adelante
“MMGyD”), que puso “institucionalmente a los temas de género en la máxima jerarquía en el
despacho de los negocios de la Nación”. Dicho Ministerio cuenta con una “Coordinación de
Abordaje de la Violencia contra la Libertad Reproductiva” que tiene entre sus funciones acciones
orientadas a la prevención de la violencia contra las personas gestantes en la atención de su
salud. También destacó que el Ministerio de Salud y el MMGyD constituyeron la “Mesa
Interministerial sobre Violencia Obstétrica”, que puso en marcha un equipo de referencia para la
implementación de la ley de parto respetado o humanizado. El MMGyD también desarrolló, de
manera participativa, federal, multiagencial, transversal e interseccional, un “Plan Nacional de
Acción contra las Violencias por motivos de Género”, el cual prevé acciones específicas dirigidas
al abordaje integral de las situaciones de violencia obstétrica. Por otra parte, sostuvo que el
Ministerio de Salud adelanta políticas públicas sostenidas para optimizar la capacitación
profesional en emergencias obstétricas, la reorganización de los servicios de obstetricia y la
calidad de los controles prenatales.
32
116. El Estado sostuvo que la cartera especializada en el tema tiene como líneas prioritarias de
trabajo el fortalecimiento y capacitación de los servicios y equipos que atienden la salud de
personas gestantes, sus hijas e hijos. Además, indicó que luego de 2009, el Ministerio de Salud
de la Nación, la Provincia de Buenos Aires y otras regiones sanitarias priorizadas, concluyeron el
“Plan Operativo para la Reducción de la Mortalidad Infantil, de las Mujeres y los Adolescentes” y
para 2019, la República Argentina alcanzó la menor tasa de mortalidad materna en la serie
histórica de los últimos 10 años (2,9 cada diez mil nacimientos).
118. La Corte nota que el Estado, en efecto, ha desplegado acciones orientadas a la no repetición
de los hechos conocidos en esta sentencia, lo cual es valorado de forma positiva. Sin embargo,
si bien la mortalidad materna en Argentina se redujo considerablemente para 2019, se
incrementó recientemente, pasando de 2.9 por cada mil nacimientos a 4.1 por cada mil
nacimientos en 2021, lo que es menos de un punto porcentual por debajo de la tasa de mortalidad
materna en 1992 (4.8 por cada mil nacimientos), año del fallecimiento de la señora Brítez Arce.
A juicio de la Corte, esta situación impone la necesidad de que se implementen medidas
orientadas a reducir la mortalidad materna como garantía de no repetición.
119. Por lo anterior, la Corte ordenará al Estado diseñar, en el plazo de un año, una campaña de
difusión orientada a visibilizar (i) los derechos relacionados con el embarazo, el trabajo de parto
y el posparto a los que hace referencia el artículo 2º de la Ley 25.929, conocida como “Ley de
Parto Humanizado”; (2) las situaciones que pueden configurar casos de “violencia obstétrica” a
la luz de lo definido en esta sentencia y en la Ley 26.485 “Ley de Protección Integral para prevenir,
sancionar y erradicar la violencia contra las mujeres en los ámbitos en que desarrollen sus
relaciones interpersonales”; y (3) el derecho de las personas gestantes a recibir una atención en
salud humanizada durante el embarazo, parto y posparto, a recibir información completa y en un
lenguaje claro sobre su estado de salud, a que se escuchen sus preferencias, elecciones y
necesidades y a que se evite la patologización del embarazo, parto y posparto. Esta campaña
deberá ser difundida en radio y televisión mediante anuncios que también puedan ser
reproducidos en audio o video en todas las maternidades del país, aunque la Corte supervisará
su cumplimiento en la Ciudad Autónoma de Buenos Aires por tres años.
E. Indemnizaciones compensatorias
33
121. El representante sostuvo que debe ser la Corte quien, en función del análisis del caso y
su reiterada jurisprudencia, fije el monto de la compensación económica a favor de los hijos de
la señora Brítez Arce. En todo caso indicó que Ezequiel Martín y Vanina Verónica reclamaron en
sede civil como indemnización la suma en conjunto de USD $569.392,00 (quinientos sesenta y
nueve mil con trescientos noventa y dos dólares estadounidenses). También solicitó la posibilidad
de que la indemnización a que puedan acceder incluya un inmueble modesto y mínimo, habida
cuenta que la “pérdida de chances” en sus vidas, que les hace imposible acceder a sus edades a
una vivienda digna.
122. El Estado sostuvo que del escrito de solicitudes, argumentos y pruebas no se desprenden
pretensiones concretas en materia de compensación y que esa es la oportunidad procesal para
presentarlas. Añadió que, el representante no ha justificado adecuadamente la necesidad de que
la Corte fije una indemnización económica para las víctimas del caso, lo que adquiere relevancia
al momento de valorar los esfuerzos proactivos que desplegó el Estado a fin de dar cumplimiento
a las recomendaciones formuladas por la Comisión Interamericana y que exceden la reparación
económica. Adicionalmente, destacó que el representante no aportó ninguna prueba que pudiera
acreditar los rubros materiales a reparar, en particular respecto de la “pérdida de chances en la
vida” a la que alude en su escrito, ni respecto de los montos que pudieran corresponder, razón
por la cual solicitó que, en caso de que la Corte considere pertinente fijar una eventual reparación
económica, lo haga conforme al principio de equidad.
123. En cuanto al eventual daño inmaterial, recordó que las reparaciones debidas a las víctimas
del caso no necesariamente deben ser pecuniarias, toda vez que la sentencia constituye per se
una forma de reparación. A juicio del Estado el hecho de que en el presente caso se hayan
aceptado expresamente los términos del Informe de Fondo y los esfuerzos por cumplir de buena
fe con las recomendaciones formuladas, también tiene un sentido reparatorio respecto de las
víctimas. De modo que tales circunstancias deberían ser tenidas en cuenta al momento de fijar
una eventual reparación por daño inmaterial, la cual, sostuvo, también debería ser determinada
conforme al principio de equidad.
125. En relación con el daño inmaterial, la Corte considera que la señora Brítez Arce debe ser
compensada por este concepto y ordena en equidad el pago de USD $60.000,00 (sesenta mil
dólares de los Estados Unidos de América). Este monto deberá ser dividido en partes iguales y
pagado a sus hijos Ezequiel Martín y Vanina Verónica. Además, la Corte acreditó en su sentencia
los sufrimientos que padecieron los hijos de la señora Brítez Arce por los hechos analizados en el
presente caso. Por ello, considerando las circunstancias del presente caso, las violaciones
cometidas, los sufrimientos ocasionados y experimentados en diferentes grados y el tiempo
transcurrido, la Corte ordena, en equidad, el pago de la suma de USD $25.000,00 (veinticinco
129
Cfr. Caso Bámaca Velásquez Vs. Guatemala. Reparaciones y Costas, supra, párr. 43, y Caso Leguizamón
Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 132.
34
mil dólares de los Estados Unidos de América), por concepto de daño inmaterial en favor de cada
uno de los hijos de la señora Brítez Arce declarados víctimas en la presente sentencia.
F. Costas y gastos
128. La Corte reitera que, conforme a su jurisprudencia, las costas y gastos hacen parte del
concepto de reparación, toda vez que la actividad desplegada por las víctimas con el fin de obtener
justicia, tanto a nivel nacional como internacional, implica erogaciones que deben ser
compensadas cuando la responsabilidad internacional del Estado es declarada mediante una
sentencia condenatoria. En cuanto al reembolso de las costas y gastos, corresponde al Tribunal
apreciar prudentemente su alcance, el cual comprende los gastos generados ante las autoridades
de la jurisdicción interna, así como los generados en el curso del proceso ante el sistema
interamericano, teniendo en cuenta las circunstancias del caso concreto y la naturaleza de la
jurisdicción internacional de protección de derechos humanos. Esta apreciación puede ser
realizada con base en el principio de equidad y tomando en cuenta los gastos señalados por las
partes, siempre que su quantum sea razonable 130.
129. Este Tribunal ha señalado que las pretensiones de las víctimas o sus representantes en
materia de costas y gastos y las pruebas que las sustentan, deben presentarse a la Corte en el
primer momento procesal que se les concede, esto es, en el escrito de solicitudes y argumentos,
sin perjuicio de que tales pretensiones se actualicen en un momento posterior, conforme a las
nuevas costas y gastos en que se haya incurrido con ocasión del procedimiento ante esta Corte.
Asimismo, la Corte reitera que no es suficiente la remisión de documentos probatorios, sino que
se requiere que las partes hagan una argumentación que relacione la prueba con el hecho que se
considera representado, y que, al tratarse de alegados desembolsos económicos, se establezcan
con claridad los rubros y su justificación 131.
130. En el presente caso, no consta en el expediente respaldo probatorio en relación con las
costas y gastos en los cuales incurrieron las víctimas o sus representantes. Ante la falta de
comprobantes de estos gastos, el Tribunal resuelve ordenar en equidad el pago de USD
$20.000,00 (veinte mil dólares de los Estados Unidos de América) por concepto de costas y gastos
al señor René Federico Garrís. Por otra parte, si bien el representante no acreditó erogaciones
específicas relacionadas con la búsqueda de justicia en que incurrieron los familiares de la señora
Brítez Arce, la Corte entiende razonable asumir que dichos gastos sí existieron. Por ello, considera
procedente fijar en equidad la suma de USD $15,000.00 (quince mil dólares de los Estados Unidos
de América) la cual deberá pagarse en favor de cada uno de los hijos de la señora Brítez Arce.
130
Cfr. Caso Velásquez Rodríguez Vs. Honduras. Reparaciones y Costas, supra, párrs. 42, 46 y 47, y Caso
Leguizamón Zaván y otros Vs. Paraguay, supra, párr. 142.
131
Cfr. Caso Chaparro Álvarez y Lapo Íñiguez Vs. Ecuador. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y
Costas. Sentencia de 21 de noviembre de 2007. Serie C No. 170, párr. 277, y Caso Deras García y otros Vs. Honduras.
Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 25 de agosto de 2022. Serie C No. 462, párr. 132.
35
G. Modalidad de cumplimiento de los pagos ordenados
131. El Estado deberá efectuar el pago de las indemnizaciones ordenadas por concepto de
rehabilitación, daños material e inmaterial y el reintegro de costas y gastos establecidos en la
presente Sentencia, directamente a Ezequiel Martín Avaro, Vanina Verónica Avaro y René
Federico Garrís, dentro del plazo de un año, contado a partir de la notificación del presente fallo.
132. En caso de que los beneficiarios fallezcan antes de que le sean entregadas las
indemnizaciones respectivas, estas se efectuarán directamente a sus derechohabientes,
conforme al derecho interno aplicable.
133. El Estado debe cumplir sus obligaciones monetarias mediante el pago en dólares de los
Estados Unidos de América o, de no ser esto posible, en su equivalente en moneda argentina,
utilizando para el cálculo respectivo la tasa más alta y más beneficiosa para las personas
beneficiarias que permita su ordenamiento interno, vigente al momento del pago. Durante la
etapa de supervisión de cumplimento de la sentencia, la Corte podrá reajustar prudentemente el
equivalente de estas cifras en moneda argentina, con el objeto de evitar que las variaciones
cambiarias afecten sustancialmente el valor adquisitivo de esos montos.
134. Si por causas atribuibles a los beneficiarios de las indemnizaciones o a sus derechohabientes
no fuese posible el pago de las cantidades determinadas dentro del plazo indicado, el Estado
consignará dichos montos a su favor en una cuenta o certificado de depósito en una institución
financiera argentina solvente, en dólares de los Estados Unidos de América, y en las condiciones
financieras más favorables que permitan la legislación y la práctica bancaria. Si no se reclama la
indemnización correspondiente una vez transcurridos diez años, las cantidades serán devueltas
al Estado con los intereses devengados.
135. Las cantidades asignadas en la presente Sentencia como indemnización por daños
materiales e inmateriales y como reintegro de costas y gastos, deberán ser entregadas a la
persona indicada en forma íntegra, conforme a lo establecido en esta Sentencia, sin reducciones
derivadas de eventuales cargas fiscales.
136. En caso de que el Estado incurriera en mora, deberá pagar un interés sobre la cantidad
adeudada correspondiente al interés bancario moratorio en la República Argentina.
IX
PUNTOS RESOLUTIVOS
LA CORTE
DECIDE,
Por unanimidad:
DECLARA,
Por unanimidad:
36
2. El Estado es responsable por la violación de los derechos a la vida y a la integridad personal
reconocidos en los artículos 4.1 y 5.1 de la Convención Americana, en relación con lo dispuesto
en el artículo 1.1 de ese Tratado en perjuicio de la señora Cristina Brítez Arce, en los términos de
los párrafos 57 a 85 de la presente Sentencia.
Por unanimidad:
Por unanimidad:
Y DISPONE:
7. El Estado realizará las publicaciones indicadas en los párrafos 108 y 109 de la presente
Sentencia.
8. El Estado deberá diseñar una campaña de difusión de los derechos relacionados con el
embarazo, el trabajo de parto y el posparto y las situaciones que pueden configurar casos de
“violencia obstétrica” conforme a lo establecido en el párrafo 119 de la presente Sentencia.
9. El Estado debe pagar las cantidades fijadas en los párrafos 104, 124, 125 y 130 de la
presente Sentencia, por concepto de gastos por tratamiento psicológico y/o psiquiátrico y por
concepto de indemnizaciones por daños materiales e inmateriales y por el reintegro de costas y
gastos, en los términos de los párrafos 131 a 136 de la presente Sentencia.
10. El Estado, dentro del plazo de un año contado a partir de la notificación de esta Sentencia,
rendirá al Tribunal un informe sobre las medidas adoptadas para cumplir con esta, sin perjuicio
de lo establecido en el párrafo 109 de la presente Sentencia.
37
11. La Corte supervisará el cumplimiento íntegro de esta Sentencia, en ejercicio de sus
atribuciones y en cumplimiento de sus deberes conforme a la Convención Americana sobre
Derechos Humanos, y dará por concluido el presente caso una vez que el Estado haya dado cabal
cumplimiento a lo dispuesto en la presente Sentencia.
El Juez Humberto Antonio Sierra Porto y la Jueza Patricia Pérez Goldberg dieron a conocer sus
votos individuales disidentes.
38
Corte IDH. Caso Brítez Arce y otros Vs. Argentina. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 16 de noviembre de 2022.
Rodrigo Mudrovitsch
Comuníquese y ejecútese,
39
VOTO PARCIALMENTE DISIDENTE DEL
JUEZ HUMBERTO ANTONIO SIERRA PORTO
1
Este voto complementa la posición ya expresada en mis votos parcialmente disidentes a los casos
Lagos del Campo Vs. Perú, Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú, San Miguel Sosa y otras Vs.
Venezuela, Muelle Flores Vs. Perú, Hernández Vs. Argentina, ANCEJUB-SUNAT Vs. Perú, Comunidades
Indígenas Miembros de la Asociación Lhaka Honhat (Nuestra Tierra) Vs. Argentina, Empleados de la Fábrica
de Fuegos de Santo Antônio de Jesus Vs. Brasil, Casa Nina Vs. Perú, Guachalá Chimbo Vs. Ecuador, FEMAPOR
Vs. Perú, Guevara Díaz Vs. Costa Rica y Mina Cuero Vs. Ecuador; así como en mis votos concurrentes en los
casos Gonzales Lluy y otros Vs. Ecuador, Poblete Vilches y Otros Vs. Chile, Cuscul Pivaral y otros Vs.
Guatemala, Buzos Miskitos Vs. Honduras, Vera Rojas y otros vs. Chile, Manuela y otros vs. El Salvador,
Extrabajadores del Organismo Judicial Vs. Guatemala, Palacio Urrutia Vs. Ecuador y Pavez Pavez Vs. Chile, en
relación con la justiciabilidad de los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales a través del
artículo 26 de la Convención Americana sobre Derechos Humanos (en adelante “la Convención” o “CADH)”.
2
Cfr. Caso Muelle Flores Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia
de 6 de marzo de 2019. Serie C No. 375. Voto parcialmente disidente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
3
Cfr. Caso Cuscul Pivaral y otros Vs. Guatemala. Excepción Preliminar, Fondo, Reparaciones y Costas.
Sentencia de 23 de agosto de 2018. Serie C No. 359. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra
Porto.
4
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
5
Cfr. Caso Trabajadores Cesados de Petroperú y otros Vs. Perú. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 23 de noviembre de 2017. Serie C No. 344. Voto parcialmente disidente
del Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
1
De hecho, los principios de indivisibilidad e interdependencia y la idea según la cual se
debe prestar “la misma atención y urgente consideración a la aplicación, la promoción y
la protección tanto de los derechos civiles y políticos como de los derechos económicos,
sociales y culturales” 6, son consistentes con un análisis de los DESCA desde la
perspectiva de la conexidad, pues su aplicación no implica una expansión ilimitada de
las competencias de la Corte, pero sí permite un entendimiento amplio de los derechos
protegidos por la Convención, que implique el respeto y garantía de todos los derechos
humanos, incluidos los derechos económicos, sociales, culturales y ambientales 7.
6
Cfr. Asamblea General de las Naciones Unidas. Distintos criterios y medios posibles dentro del Sistema
de las Naciones Unidas para mejorar el goce efectivo de los derechos humanos y las libertades fundamentales.
Resolución 32/130 de 16 de diciembre de 1977.
7
Cfr. Caso Poblete Vilches y otros Vs. Chile. Fondo, Reparaciones y Costas. Sentencia de 8 de marzo
de 2018. Serie C No. 349. Voto Concurrente del Juez Humberto Antonio Sierra Porto, y Caso de los Empleados
de la Fábrica de Fuegos de Santo Antônio de Jesus y sus familiares Vs. Brasil. Excepciones Preliminares, Fondo,
Reparaciones y Costas. Sentencia de 15 de julio de 2020. Serie C No. 407. Voto parcialmente disidente del
Juez Humberto Antonio Sierra Porto.
2
VOTO PARCIALMENTE DISIDENTE DE LA
1. En primer lugar, es necesario señalar que la Comisión sostuvo que los hechos
del presente caso comprometían la responsabilidad internacional del Estado por
la violación del derecho a la vida, integridad personal y salud en perjuicio de la
señora Brítez Arce y adicionalmente, por la vulneración de los derechos a las
garantías judiciales y protección judicial respecto de sus hijos. El representante
consideró vulnerados los mismos derechos y en su escrito de contestación, el
Estado aceptó su responsabilidad internacional por tales violaciones.
4. No reiteraré acá los múltiples reparos lógicos, jurídicos y prácticos que suscita
la teoría de la justiciabilidad directa de los DESCA, que con su admisión por la
mayoría de la Corte a partir del caso Lagos del Campo Vs. Perú, ha generado
un conjunto de nuevas problemáticas que no hacen sino afectar la razonable
predictibilidad y seguridad jurídica que debe garantizar el Tribunal.
1
Artículo 65.2 del Reglamento de la Corte IDH: “Todo Juez que haya participado en el examen de un caso
tiene derecho a unir a la sentencia su voto concurrente o disidente que deberá ser razonado. Estos votos
deberán ser presentados dentro del plazo fijado por la Presidencia, de modo que puedan ser conocidos
por los Jueces antes de la notificación de la sentencia. Dichos votos sólo podrán referirse a lo tratado en
las sentencias”.
2
Cfr. Párrafo 59.
1
5. En efecto, tal modo de proceder soslaya la exigencia de que las obligaciones
internacionales deban emanar del consentimiento previo y expreso de los
Estados; omite explicitar que éstos no han otorgado competencia a este
Tribunal para pronunciarse respecto de los DESCA, como consta tanto del
Tratado como de su Protocolo Adicional 3; pretende ampliar artificialmente la
competencia del Tribunal y se aparta de las reglas de interpretación del Tratado.
Por ende, en la práctica se está alterando su contenido al margen de las reglas
previstas para su modificación o enmienda, 4 es decir está operando una
mutación jurisprudencial del texto. 5
3
Protocolo adicional a la Convención Americana sobre Derechos Humanos en materia de derechos
económicos, sociales y culturales (Protocolo de San Salvador).
4
Véanse artículos 76.1 y 77.1 de la Convención.
5
Desde luego eso no significa que la Corte no deba interpretar las normas del Tratado modo evolutivo,
precisando el alcance de los términos empleados en el mismo de acuerdo al contexto en que se sitúan los
hechos que serán subsumidos en la norma, como ha ocurrido por ejemplo, en el caso de la orientación
sexual como categoría protegida, de la propiedad comunal indígena y del concepto de víctima en el Sistema
Interamericano de Derechos Humanos.
6
Para RAWLS los bienes primarios son un conjunto de bienes necesarios “para la elaboración y para la
ejecución de un proyecto racional de vida”, como la libertad, las oportunidades, los ingresos, la riqueza y
el respeto propio, “Teoría de la Justicia” (1995:393).
7
PÉREZ GOLDBERG, “Las mujeres privadas de libertad y el enfoque de capacidades” (2021:94-109).
8
Cfr. Párrafo 58.
2
al margen de la norma que encabeza el capítulo de “Desarrollo Progresivo”,
esto es, el artículo 30 de la Carta de la OEA. En efecto, dicho precepto señala
que “los Estados miembros, inspirados en los principios de solidaridad y
cooperación interamericanas, se comprometen a aunar esfuerzos para
lograr 9 que impere la justicia social internacional en sus relaciones y para que
sus pueblos alcancen un desarrollo integral, condiciones indispensables para la
paz y la seguridad. El desarrollo integral abarca los campos económico, social,
educacional, cultural, científico y tecnológico, en los cuales deben obtenerse las
metas que cada país defina para lograrlo”.
10. El artículo 34 indica que “los Estados miembros convienen en que la igualdad
de oportunidades, la eliminación de la pobreza crítica y la distribución equitativa
de la riqueza y del ingreso, así como la plena participación de sus pueblos en
las decisiones relativas a su propio desarrollo, son, entre otros, objetivos
básicos del desarrollo integral. Para lograrlos, convienen asimismo en
dedicar sus máximos esfuerzos a la consecución de las siguientes metas
básicas: […] i) Defensa del potencial humano mediante la extensión y
aplicación de los modernos conocimientos de la ciencia médica; […] l)
Condiciones urbanas que hagan posible una vida sana, productiva y digna”.
11. Por su parte el artículo 45 señala que “los Estados miembros, convencidos de
que el hombre sólo puede alcanzar la plena realización de sus aspiraciones
dentro de un orden social justo, acompañado de desarrollo económico y
verdadera paz, convienen en dedicar sus máximos esfuerzos a la
aplicación de los siguientes principios y mecanismos: […] h) El desarrollo
de una política eficiente de seguridad social”. 10
14. Vale la pena detenerse en este argumento, porque pareciera ser que se
pretende homologar la Convención a las Constituciones de los Estados parte,
como si una y otras fuesen piezas equivalentes de ese denominado “consenso
regional”. Ello constituye un error tanto respecto de la naturaleza de ambos
tipos de instrumento, como respecto de su alcance, porque la Convención es
un tratado internacional, suscrito entre los respectivos Estados, en cambio la
Constitución de cada país es un acuerdo al cual ha arribado la ciudadanía en
virtud de sus procesos deliberativos democráticos internos. Su alcance es
diferente también. Mientras la CADH está llamada a regir en el plano de la
adjudicación internacional, las Constituciones respectivas tienen un alcance
doméstico, circunscrito a cada Estado.
9
El destacado es propio.
10
Los destacados son propios.
11
Cfr. Párrafo 58.
3
15. Adicionalmente, este razonamiento implícitamente convierte a las
Constituciones de los Estados Parte en una fuente de derecho convencional.
Ello constituye una errada interpretación del artículo 29 literal b de la
Convención. Tal precepto está previsto para casos en los cuales un derecho,
reconocido en la Convención, es regulado de forma más amplia por la
legislación de un Estado Parte. En tal supuesto se debe aplicar -en virtud del
principio pro persona- la normativa más favorable para el caso concreto. Desde
luego, la finalidad de esta disposición no es ampliar el catálogo de derechos
convencionales, como se desprende de esta pretendida homologación entre la
CADH y las Constituciones nacionales enmarcada en la noción de “consenso
regional”.
12
Véase numeral 3 del presente voto.
13
Cfr. Párrafo 61.
4
individual a la salud 14 . En línea con lo señalado en el numeral anterior, es
posible y deseable que el derecho a la salud en su aspecto individual sea
analizado en conexión con el derecho a la vida o a la integridad personal
(enlazando los artículos 4 o 5 con el artículo 26 de la CADH) y en su vis general
y progresiva a la luz del artículo 26 en concordancia con el artículo 1.1 de la
Convención. Esto permitiría a la Corte determinar cuándo una deficiente
atención sanitaria ha producido una afectación a la vida o integridad de la
persona (como precisamente aconteció en este caso) y cuándo la prestación
ofrecida por el Estado, o en otros términos, la política pública sanitaria que éste
ejecuta, no está a la altura de su compromiso de progresividad y no
regresividad en los términos del artículo 26.
21. En síntesis, este modo de proceder afecta la seguridad jurídica que debe
garantizar un tribunal internacional y la legitimidad de sus decisiones, puesto
que la argumentación que se brinda simplemente ignora una norma que
expresamente limita la competencia a la Corte para conocer de eventuales
vulneraciones de los DESCA.
23. Cabe recordar que lo que hace el artículo 19 del Protocolo de San Salvador es
definir dos tipos de mecanismos de protección. Uno general -aplicable a todos
los derechos reconocidos en dicho instrumento- que consiste en el examen,
observaciones y recomendaciones que distintos organismos del Sistema
Interamericano pueden formular respecto de los informes que deben presentar
los Estados acerca del desarrollo progresivo de los DESCA. Y otro, –previsto
únicamente respecto de los derechos de organización y afiliación sindical y del
14
Cfr. Párrafo 60.
15
Cfr. Párrafo 56.
5
derecho a la educación– que hace factible que una eventual violación a los
mismos pueda ser conocida por la Corte.
25. De la lectura del artículo 26 esta se advierte que, a diferencia de lo que acontece
a propósito de los derechos civiles y políticos especificados y desarrollados en
el Capítulo II de la Convención, en él se establece una obligación para los
Estados parte en el sentido de adoptar las “providencias” es decir las acciones,
medidas o políticas públicas necesarias para lograr “progresivamente” la plena
efectividad de los derechos derivados de normas de la Carta de la OEA, en la
“medida de los recursos disponibles” (lo que es congruente con el carácter
progresivo de la obligación) y por “vía legislativa u otros medios apropiados”.
En otros términos, cada Estado parte tiene la obligación de ir formulando
definiciones y avanzando decididamente en estas materias, de acuerdo con sus
procedimientos deliberativos internos.
16
MEDINA y DAVID,”The American Convention on Human Rights” (2022:28). La traducción es propia.