Amen
Amen
Amen
El Amén es universal, cristianos, musulmanes e Israelitas, todos han usado esta palabra en plegarias,
meditaciones por milenios.
La palabra Amén tiene origen hebreo (“ )אמןEn verdad”, “ciertamente” y en hebreo coincide con la
raíz de la palabra Emuna (“ )אמונהfe”
( )אמונה/ Emuna / fe
Deletreando la palabra amen por cada letra hebrea y su significado tenemos en sus tres letras
Haciendo que las letras por separado formen las frases “Dios Rey confiable”, “Elohim Rey digno de
confianza”, “así sea”.
De esta descomposición de las letras hebreas que forman la palabra Amén en idioma hebreo
tenemos dos significados que van asociados a la relación de hombre a Dios y relación de Dios al
hombre, un sentido de interpretación de relación mutuamente correspondida.
• Relación hombre a Dios “Confianza en Dios” denotando que el hombre demuestra y expresa
su fe hacia su creador Dios con certeza y veracidad.
• Relación Dios al hombre “Fidelidad de Dios hacia nosotros” denotando que cuando gozamos
de la gracia a los ojos de Dios todo lo que recibimos de Dios es lo mejor y lo que merecemos
de parte de el y somos muy agradecidos en plenitud.
Ambos sentidos de la relación Dios – Hombre u hombre – Dios son significados apropiados del Amén
Para este estudio he acudido a traducciones directas del hebreo, por que en las biblias que dispongo
el Amén ya esta traducido directamente “así sea” que inequívocamente es “Amen” lo que produce
un cambio que afecta en la esencia del análisis del presente estudio.
✓ El uso mas antiguo de la palabra Amén es del Antiguo testamento en el libro de Números
5:22 “la mujer contestará Amen Amen” este es en el caso de la pureza que debía existir en
el pueblo hebreo por que Dios habitaba entre ellos en los tiempos que el arca de la alianza
caminaba junto con el pueblo de Israel. Si un esposo tenía la duda no probada que su mujer
se hubiese impurificado acostándose con otro hombre este realizaba una ofrenda en el
templo y con un agua de maldición se probaba la inocencia de la mujer, con los efectos de
ingerir esta agua la mujer se comprobaba su culpabilidad o inocencia. Y ella al beberla el
agua de maldición debía afirmar en juramento ante Dios con el “Amén” en prueba de que el
doble sentido del compromiso del vínculo de confianza y fidelidad con Dios – Hombre y
Hombre - Dios no había sido roto en la mujer.
✓ En el Salmo 41 esta presente al final de la suplica o bendición y significa que “esto se cumpla”
“esto se sostenga y cumpla”
✓ En Jeremías 28:5 el profeta Jeremías responde Amén a la profecía del profeta Ananías,
aunque duda de la palabra del profeta afirma el Amén debido a que no duda del poder de
Dios.
Omitir o dejar de decir Amén en las oraciones es como si cortamos el fluido eléctrico de una lampara
de su fuente de poder (apagando el interruptor) la lampara de pronto se oscurece. La vida funciona
de la misma manera, necesitamos enchufarnos, nuestro mundo material al mundo espiritual,
imagina los cables, circuitos, elementos eléctricos, bombilla y filamentos que conforman la lampara
están en su lugar y listos para operar, la única manera para experimentar y manifestar el poder es
encendiendo el interruptor, si el interruptor se mantiene en la posición de apagado no habrá luz, ese
es el rol del Amén.
Amén significa que las cosas que la otra persona pronuncio se materialicen y cumplan sin que haya
nada que lo impida y la bendición baje.
El orante realiza la oración y la suplica y al final el amén da el ultimo impulso para que la oración
llegue al cielo y sea atendida la suplica. Un profundo Amén es incluso mas importante que toda la
oración.
Es más importante el rol del que responde Amén que el rol del que ora que realiza la petición o
bendición, es decir por que el que realiza el rol de orante esta revelando desde la fuente de su alma
una bendición o petición, pero para que se materialice esa bendición y baje del mundo espiritual al
mundo real hace falta el Amén para que no haya nada que impida que esa bendición baje.
Cuando decimos Amen, decimos que se refleje en el mundo material la presencia infinita de Dios,
sin que el mundo material pierda su esencia propia del mundo material y nuestra presencia en él,
pero con la presencia de Dios revelada en el mundo material.
El Credo, como el último libro de la Sagrada Escritura (cf Ap 22, 21), se termina con la palabra
hebrea Amen. Se encuentra también frecuentemente al final de las oraciones del Nuevo
Testamento. Igualmente, la Iglesia termina sus oraciones con un Amén.
En hebreo, Amen pertenece a la misma raíz que la palabra "creer". Esta raíz expresa la solidez, la
fiabilidad, la fidelidad. Así se comprende por qué el "Amén" puede expresar tanto la fidelidad de
Dios hacia nosotros como nuestra confianza en Él.
En el profeta Isaías se encuentra la expresión "Dios de verdad", literalmente "Dios del Amén", es
decir, el Dios fiel a sus promesas: "Quien desee ser bendecido en la tierra, deseará serlo en el Dios
del Amén" (Is 65, 16). Nuestro Señor emplea con frecuencia el término "Amén" (cf Mt 6, 2.5.16), a
veces en forma duplicada (cf Jn 5, 19), para subrayar la fiabilidad de su enseñanza, su Autoridad
fundada en la Verdad de Dios.
Así pues, el "Amén" final del Credo recoge y confirma su primera palabra: "Creo". Creer es decir
"Amén" a las palabras, a las promesas, a los mandamientos de Dios, es fiarse totalmente de Él, que
es el Amén de amor infinito y de perfecta fidelidad. La vida cristiana de cada día será también el
"Amén" al "Creo" de la Profesión de fe de nuestro Bautismo:
«Que tu símbolo sea para ti como un espejo. Mírate en él: para ver si crees todo lo que declaras
creer. Y regocíjate todos los días en tu fe» (San Agustín, Sermo 58, 11, 13: PL 38, 399).
Jesucristo mismo es el "Amén" (Ap 3, 14). Es el "Amén" definitivo del amor del Padre hacia
nosotros; asume y completa nuestro "Amén" al Padre: «Todas las promesas hechas por Dios han
tenido su "sí" en él; y por eso decimos por él "Amén" a la gloria de Dios» (2 Co 1, 20):
AMÉN»