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Politicas y Seguridad Ciudadana

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POLÍTICAS PÚBLICAS Y SEGURIDAD

CIUDADANA

INTEGRANTE:
Abrahán Pérez CI 18.296.626
Profesor: Yesenia Guevara

Acarigua, febrero 2023


SEGURIDAD CIUDADANA, DESEMPEÑO POLICIAL Y LA CALIDAD DE VIDA
EN LAS POLÍTICAS SOCIALES
Las políticas sociales, bajo el enfoque universalista, implican la identificación de
necesidades sociales de la población y la elaboración de políticas como instrumentos
orientados a la satisfacción de aquéllas. El propósito de las políticas es contribuir con el
bienestar de la población nacional y, en el caso de la seguridad ciudadana, identificar la
relevancia del tema para el diseño de políticas antidelictivas con criterio universalista. Si
bien se tiende a reconocer la relevancia de esta cuestión, los datos a nivel nacional e
internacional indican un incremento en las tasas de victimización delictiva, lo cual sugiere
alguna inconsistencia en la vinculación, a nivel operacional, entre las políticas públicas y la
satisfacción de la garantía de la seguridad ciudadana, vinculada a la satisfacción de
necesidades sociales. De este modo se podría cuestionar la actuación estatal y su propósito
en esta materia. El presente ensayo discute los conceptos de necesidades sociales y calidad
de vida, vinculándolos a la seguridad ciudadana y al control del delito, así como la función
y limitaciones de la policía, en el contexto latinoamericano, para procurar, como agencia
estatal, la satisfacción de necesidades sociales relacionadas a la seguridad.

El concepto de calidad de vida


La sociedad está compuesta por grupos sociales que ocupan espacios geográficos
determinados en los que comparten opiniones, valores y hábitos. Ello va conformando los
estilos de vida de los grupos sociales. La permanencia en el espacio físico permite a los
integrantes de los grupos sociales el reconocimiento común de las necesidades y la
participación en una actividad económica para enfrentarlas (Bliss, 2002, 549) facilita su
satisfacción.
Los estilos de vida se relacionan con la noción de calidad de vida si se entiende que se
trata de una construcción grupal. Cuando no hay acuerdo entre los miembros de los grupos
sociales sobre sus necesidades hay desagregación de los miembros del grupo social, por lo
que los estilos de vida sufren cambios. Los grupos sociales tienen diversos estilos de vida
entre los sectores de la población, lo cual permite suponer que cada grupo tiene diversos
niveles de capacidades y oportunidades para definir y satisfacer necesidades sociales.
Las necesidades sociales son identificadas por la mayoría de los miembros de una
sociedad (Cohen y Franco, 2005, 100) y se resumen en exigencias de bienes y servicios, los
cuales tienden a ser escasos con respecto a las expectativas de los grupos sociales. De
acuerdo con lo anterior, las necesidades sociales y el bienestar son definidos mediante
parámetros valorativos de la población, y por lo tanto la idea de bienestar es un producto
intersubjetivo. Ello podría determinar escalas de bienestar de acuerdo con las oportunidades
grupales.

La calidad de vida y su relación con las políticas sociales


El interés por la calidad de vida ha existido desde hace mucho tiempo, pero el concepto
de calidad de vida como preocupación científica es relativamente reciente, pues surge
después de la Segunda Guerra Mundial (Huggins, 2005, 45), como producto del
cuestionamiento de las corrientes económicas sobre el bienestar, que daban peso importante
a los indicadores económicos para explicar las condiciones sociales, la satisfacción de
necesidades y el consumo. Durante la década de los 50 y comienzos de los 60, se
incrementó el interés por conocer el bienestar humano y la preocupación por las
consecuencias de la industrialización y a partir de entonces se comenzó a medir la calidad
de vida con datos cuantitativos (Gómez-Vela y Sabeth, 2005, 1).
Esto significa que la metodología cuantitativa ha tratado de operativizar la calidad de
vida a través de indicadores como la salud, la educación, la seguridad pública, el ocio, el
vecindario, la vivienda, lo cual permite suponer que la definición de calidad de vida ha sido
ampliada en forma significativa, permitiendo entender las transformaciones sociales y
políticas de un país determinado.
En materia de políticas sociales, las necesidades sociales han adquirido relevancia
respecto de la universalización de la población y la equidad; aunque la política social
estuvo orientada en un principio hacia segmentos de población con necesidades
particulares, hoy ha sido reorientada. Se trata de una política cuyas necesidades reconocidas
tienen contenidos más amplios que la educación, la vejez y la salud (D´Elía, 2002, 72).

La seguridad ciudadana como necesidad social de la población


La seguridad ciudadana puede definirse como una necesidad social. Este concepto se
refiere a las exigencias específicas de la población vinculadas con la delincuencia y las
situaciones de vulnerabilidad y riesgo para sus personas y bienes, las cuales estarían
estrechamente asociadas a la policía pública, que tiene la función de resolver, o al menos
minimizar, los efectos negativos de dichas amenazas.
La seguridad en sentido restringido es definida como el conjunto de políticas y acciones
coherentes que tienden a garantizar la paz pública, por medio de la prevención y represión
de los delitos a través del control penal y policial (Arraigada, 2002, 111). Diversos estudios
latinoamericanos destacan el aumento de las tasas delictivas, particularmente las de
naturaleza violenta. La última Encuesta Nacional de Victimización en Venezuela muestra
un incremento notable de los delitos de robo (16 veces más), hurto (7,5 veces más) y
lesiones personales (3 veces más) respecto a los datos de la estadística oficial.

Policía y necesidades sociales


La policía puede ser entendida como una instancia de control social formal, de carácter
estatal dotada de poder coactivo inmediato, encargada primordialmente de individualizar,
detectar al autor, restringir y/o prevenir conductas jurídicamente inaceptables (Gabaldón,
Birkbeck y Bettiol, 1990, 22). Es probablemente la instancia de control social formal más
cercana al ciudadano, forma parte del sistema de justicia, compartiendo con otras instancias
de dicho sistema las actividades tendentes al control delictivo. Aunque existe una presión
continua sobre la policía para responder a las demandas de seguridad, los datos disponibles
revelan que 70% de la población victimizada considera que la policía y el sistema de
justicia no tienen respuestas eficientes y eficaces ante el problema de la victimización de
los venezolanos (Consultores 21, 2001).
En la actualidad el tema de la seguridad requiere un diagnóstico en cuanto a cuáles son
las necesidades y las expectativas de los ciudadanos. La participación ciudadana en los
programas de seguridad personal es muy importante, si se entiende al ciudadano en
condición de usuario de las instancias formales como la policía, que deberían estar al
alcance de todos, con criterios de universalidad, eficacia, eficiencia y equidad.
Por otra parte, es pertinente evaluar la respuesta de la policía frente a las demandas
ciudadanas sobre seguridad. La literatura sobre necesidades sociales destaca la relación
entre el ciudadano y Estado como un aspecto importante cuando se trata de políticas
sociales. El ciudadano es un cliente permanente del Estado (Lynn, 2000, 168) y, en un
supuesto ideal, debe creer en la efectividad de las instituciones formales. Éstas deberían
atender los problemas sociales, sobre todo en el contexto latinoamericano, donde las
Constituciones políticas han incorporado, recientemente, la seguridad como un derecho
general de la población.

Reflexiones finales
Las políticas sociales requieren, para tener un impacto en la calidad de vida en general,
extenderse en forma universal para procurar el acceso equitativo de todos los ciudadanos a
las oportunidades de alcanzar mayores niveles de bienestar. El Estado, como actor público
que atiende los requerimientos de la población, debe proyectar su acción hacia la mayoría
de los habitantes, de acuerdo con la intensidad de las necesidades y las limitaciones de
oportunidades para satisfacerlas. En este orden de ideas, las necesidades sociales deben
formar parte de la agenda pública del Estado y deberían ser parte de un proyecto nacional.

El diseño de políticas públicas debe considerar la calidad de vida de la población, aunque


ello implique un trabajo complejo que requiere mayor reflexión teórica y empírica. Los
conceptos de estilo de vida, capacidad y oportunidades parecen integrar la definición de la
calidad de vida. Sin embargo, dichos conceptos deberían ser operativizados a los efectos de
lograr registros cuantitativos y cualitativos de impacto.
La policía, como una instancia de control social formal que abarca individualización,
detección, restricción y supresión de conductas delictivas y de infractores, tiende a ser
percibida, como ilustran los datos antes reportados, como una instancia ante la cual se
acude con reservas para prestación del servicio de seguridad. Este tema requiere mayor
análisis, si se asume a la policía como una instancia pública que asista a la población de
manera uniforme y extensa, de acuerdo con las competencias que le son atribuidas.
Finalmente, este ensayo ha permitido iniciar una reflexión sobre el tema de la seguridad
ciudadana y la interacción entre sociedad civil y Estado. Es necesario profundizar con
estudios sobre los elementos fundamentales que integran el diseño de las políticas sociales
en materia de seguridad.

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