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Fallo Banco Supervielle

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Partes: Banco Supervielle S.A.

c/ Ale Pablo Esteban s/ ejecutivo

Tribunal: Cámara Nacional de Apelaciones en lo Comercial

Sala/Juzgado: D

Fecha: 24-sep-2020

Cita: MJ-JU-M-128842-AR | MJJ128842 | MJJ128842

El rechazo de la ejecución del pagaré librado en blanco por el


consumidor, no significa ampliar el elenco de excepciones
oponibles en el juicio ejecutivo, sino habilitar la inhabilidad de título
para denunciar el fraude a la ley que queda constatado.

Sumario:

1.-La irrupción del derecho del consumo y su condición de parte


del derecho privado constitucionalizado, ha generado lógicas
tensiones con otros ámbitos del derecho, entre las cuales está el
derecho cambiario, tal como ha quedado evidenciado en la
jurisprudencia plenaria de esta alzada mercantil y en la de la Corte
Suprema de Justicia de la Nación y uno de esos escenarios de
conflicto está dado por el uso de títulos cambiarios en los contratos
de consumo.

2.-De ordinario, en los negocios jurídicos derivados de actos de


consumo con pago diferido, se expiden documentos cambiarios,
generalmente pagarés en blanco, con clara intención de que,
frente al impago, cumplan una función de garantía de la obligación
subyacente, que asegure su cobro por vía ejecutiva. Como es
notorio, ello resulta habitual en préstamos bancarios o de
entidades financieras.

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3.-Cuando la operatoria califica como de cartera de consumo, la
cuestión difiere de aquellos casos que comprenden operaciones
de cartera comercial. Es que las operaciones del género indicado
en primer término responden a una estrategia que pretende lograr
los siguientes objetivos: i) eliminar el control del consumidor a la
hora de liquidarse la deuda, de suerte que el acreedor puede
completar el pagaré con la cantidad que juzgue pertinente, sin
necesidad de rendir cuentas a nadie si hace una liquidación de
modo distinto al pactado en el contrato y el saldo resultante es
superior al que aparece en la cuenta abierta al deudor; ii) ahorrar
explicaciones al consumidor, pues la entidad financiera no tiene
por qué notificarle el importe de la cantidad exigible; iii) romper el
equilibrio del contrato e invertir la carga de la prueba en perjuicio
del consumidor; y iv) dar al pagaré un uso que no es el previsto en
la ley cambiaria, pero que reporta sustanciosos beneficios
económicos para el acreedor.

4.-Desde la óptica del derecho del consumo, la práctica de emitir


pagarés en blanco derivados de operaciones de consumo con
pago diferido resulta francamente aberrante, mucho más cuando
el consumidor no llega a tener conocimiento del importe adeudado
hasta que se le reclama. Es evidente que la práctica indicada
conculca la buena fe y representa un fraude a la ley, que puede ser
puesto de relieve por el consumidor ejecutado mediante una
excepción con la finalidad de denegar la ejecución solicitada. Ello
es así, pues atar la concesión del crédito al concomitante
libramiento de un pagaré para llenar la citada finalidad de
aseguramiento del cobro de lo prestado, representa una condición
abusiva impuesta a tal concesión, que no puede rendir beneficios
al proveedor prestamista.

5.-El libramiento de pagarés en blanco por el consumidor


derivados de operaciones de consumo con pago diferido responde
a una desproporción considerable entre los derechos derivados del
contrato para el proveedor prestamista y las obligaciones
asumidas por consumidor-prestatario, ya que se deja a la unilateral
voluntad del acreedor la fijación de la liquidación del préstamo a su
vencimiento; y todo ello con una consecuencia todavía más grave,
cual es que no sería la entidad de crédito la que debe acreditar el
importe de la deuda, sino que correspondería al ejecutado
acreditar el error de su cálculo; extremo este último que, en nuestro
derecho, ni siquiera podría hacer valer en el marco de un juicio
ejecutivo en el cual, como se sabe, se excluye la indagación de
cualquier presunto ‘abuso de firma en blanco’ y, en general, las
indagaciones causales (art. 544, inc. 4° , del CPCCN.).

6.-Es posible que los prestamistas que reciben pagarés suscriptos


por consumidores decidan cederlos, unas veces en gestión de
cobro y otras de descuento, para anticipar su valor en efectivo. Ello
plantea importantes problemas para el consumidor, pues por el
carácter de títulos de crédito, literales y abstractos, los respectivos
efectos cambiarios confieren autonomía a los terceros cesionarios
y los separan de la relación fundamental de consumo que justificó
el libramiento, incidiendo ello en una desprotección del consumidor
obligado cambiario.

7.-La condición general de los contratos de préstamo concertados


con los consumidores, en la que se prevea la firma por el
prestatario (y en su caso por fiador) de un pagaré, en garantía de
aquél, en el que el importe por el que se presentará la demanda de
juicio cambiario es complementado por el prestamista con base a
la liquidación realizada unilateralmente por él, es abusiva y, por
tanto, nula, no pudiendo ser tenida por incorporada al contrato de
préstamo, y, por ende, conlleva la ineficacia de la declaración
cambiaria.

8.-El libramiento de un pagaré, lo haya sido o no en blanco,


constituye un ardid para abrir la vía ejecutiva a la reclamación de
una deuda derivada de un contrato alcanzado por el art. 36 de la
Ley 24.240, pero sin cumplir con la carga informativa que tal
precepto establece en favor del deudor e impidiéndose al
consumidor todo control acerca de la corrección del quantum de lo
que se reclama, llevando consigo la operatoria, además, a
desnaturalizar las obligaciones a su cargo, confiriendo indebidos
privilegios procesales y probatorios. Ello resulta tanto grave
cuando, como ocurre en la especie, se trata de un pagaré librado
‘a la vista’ con cláusula ‘sin protesto’.

9.-Es necesario saber cuándo se ha practicado la liquidación para


comprobar que la cantidad fijada como adeudada por principal,
intereses ordinarios e intereses de demora, ha sido calculada
correctamente conforme a las estipulaciones contractuales. De tal
suerte, la ejecución del pagaré intentada en autos, no hace más
que dificultar la defensa del consumidor al no facilitársele los
elementos de hecho y de cálculo utilizados para fijar la cantidad
reclamada. Ello supone, como ya se ha dicho, una indebida
inversión de la carga de la prueba, poniendo en cabeza suya la
determinación de la incorrección de la liquidación efectuada por el
prestamista, a la par que se le priva del asesoramiento previo a la
conclusión del contrato y del control judicial de las cláusulas
abusivas que pudieran existir en el mismo.
10.-No es ocioso referir que a situaciones de libramiento de
pagarés en blanco por parte del consumidor para garantizar
operaciones de consumo de pago diferido refiere específicamente
el art. 1120 del CCivCom. al reglar lo atinente a la llamada
‘situación jurídica abusiva’, pues de acuerdo a dicho precepto
‘…Se considera que existe una situación jurídica abusiva cuando
el mismo resultado se alcanza a través de la predisposición de una
pluralidad de actos jurídicos conexos…’.

11.-La norma del art. 1120 del CCivCom. habla de ‘actos jurídicos’,
lo que aprehende no sólo a los contratos, sino también, por
ejemplo, a los títulos valores cartulares (art. 1830 y ss. del mismo
código). Y de ahí, precisamente, su indudable aplicación al caso
de emisión de pagarés en blanco en garantía de operaciones de
consumo de pago diferido.

12.-El art. 1120 del CCivCom. hace referencia a una pluralidad de


actos jurídicos conexos, lo que bien puede suceder, por ejemplo,
con la predisposición de una conexidad entre dos o más contratos,
o de un contrato y un cartular. Lo cual es completamente lógico,
pues si el ordenamiento no consiente que el desequilibrio
significativo entre los derechos y las obligaciones de las partes se
concrete a través de una ‘cláusula’, a fortiori, la misma reprobación
debe operarse cuando, en una misma operación económica, dicho
desequilibrio se produce no ya a través de una cláusula
contractual, sino a través de una conexión de actos jurídicos. Por
lo demás, esta norma, según el caso, actuará como un correlato
de la prohibición del fraude a la Ley (art. 12), pues, como se sabe,
habitualmente éste se persigue a través de una pluralidad de actos
jurídicos.

13.-La decisión de rechazar la ejecución del pagaré librado en


blanco por el consumidor, no significa ampliar el elenco de
excepciones oponibles en el juicio ejecutivo, sino habilitar la de
inhabilidad de título para denunciar el fraude a la ley que queda
constatado. Es que la excepción de inhabilidad de título es
admisible para poner de manifiesto la falta de alguno de los
presupuestos básicos del proceso de ejecución y es evidente que
uno de tales presupuestos es que la vía ejecutiva no quede abierta
con ocasión de un fraude a la ley, restándole al consumidor la
posibilidad de oponer las defensas que pudiera tener a su alcance
en un juicio de conocimiento pleno al cual, entonces, corresponde
reenviar a las partes (art. 12 del CCivCom.).

14.-Tratándose de un pagaré librado ‘a la vista’, con cláusula ‘sin


protesto, cabe recordar que se tiene dicho que cuando el título
base de la ejecución tiene esas características, no se le puede
exigir a su beneficiario la actividad complementaria de presentarlo
al cobro para lograr su vencimiento porque dicha conducta queda
sustituida por la carga que asume el librador de presentarse a
pagar el documento en ese domicilio antes del plazo referido por
el art. 36 del dec.-Ley 5.965/63, y que, caso contrario, debe
aceptarse como fecha de vencimiento de la obligación cambiaria -
y de mora, consiguientemente- la indicada unilateralmente por el
tomador del instrumento.

15.-La práctica bancaria o financiera consistente en librar títulos


cambiarios como cobertura de préstamos o créditos concedidos,
tiene apoyo en el dec.-Ley 5965/63, incluso cuando se los libra en
blanco (art. 11 ) y , ciertamente, hay nulla quaestio cuando esa
práctica bancaria o financiera se refiera a operaciones de cartera
comercial (art.1379 del CCivCom.).

16.-Conforme lo normado por el art. 1406 del CCivCom.- la


habilidad ejecutiva del certificado de saldo deudor se obtiene con
la firma conjunta de dos apoderados del banco, y en el mismo debe
constar la fecha de cierre de la cuenta, el saldo a dicha fecha y el
medio por el cual ambas circunstancias fueron comunicadas al
cuentacorrentista. Ello no implica que al tiempo de iniciar la
ejecución deba la entidad bancaria acompañar el poder otorgado
a las personas que aparecen firmando el certificado de saldo
deudor, ni las cartas documento o las constancias mediante las
cuales acredite haber efectuado la notificación al cuentacorrentista
del cierre de la cuenta, sin perjuicio de lo que ulteriormente pueda
decidirse frente a eventuales planteos de los interesados una vez
trabada la litis.

17.-Tratándose el certificado de saldo deudor de cuenta corriente


de un título ejecutivo de creación unilateral, debe la entidad
bancaria, al tiempo de su emisión, respetar estrictamente los
presupuestos que autorizan ello, y -por lógica derivación- el
cumplimiento de tales presupuestos debe ser analizado con criterio
restrictivo y no se trata aquí de una impugnación relativa a la
composición del saldo deudor, ni fue propuesta una indagación de
la causa obligacional subyacente, sino que se trata apenas de que
la entidad bancaria, ante la postura asumida por el ejecutado,
acompañe las constancias documentales que acrediten que
efectivamente cumplió con los requisitos que prevé el art. 1406 del
CCivCom. N.R.: Sumarios elaborados por Ricardo A. Nissen.

Fallo:

Buenos Aires, 24 de septiembre de 2020.

1°) El demandado apeló en fs. 184 la sentencia de fs. 177/182 que,


tras desestimar su excepción de inhabilidad de título, mandó llevar
adelante la ejecución hasta hacerse a la entidad bancaria
acreedora íntegro pago del capital reclamado ($ 943.583,37), con
más intereses y costas.

Fundó esa apelación mediante el memorial presentado a fs.


186/193, respondido por la ejecutante en fs. 195/204.

La señora Fiscal General ante esta Cámara de Apelaciones emitió


su dictamen en fs. 212/221.

2°) Resulta pertinente aclarar que la entidad bancaria persigue la


ejecución de dos pagarés y un certificado de saldo deudor.

Y el ejecutado dedujo excepción de inhabilidad de título respecto


de esos tres documentos, pero con distintos alcances.

Así, respecto del pagaré librado el 22/2/2017, por la suma de $


200.000, fue argumentado que resulta inhábil pues (a) contiene
una cifra que no se condice con el importe reclamado en la
demanda y (b) encuentra su causa en una operación de crédito
para consumo sin que hubiere sido cumplida la carga informativa
prevista por el art. 36 de la ley 24.240.

En cuanto al pagaré librado el 8/11/2017, por la suma de $ 630.000


fue argumentado que resulta inhábil pues (a) no ha sido
presentado al cobro, (b) no ha sido determinado el lugar de pago,
(c) contiene una cifra que no se condice con el importe reclamado
en la demanda y (d) encuentra su causa en una operación de
crédito para consumo sin que hubiere sido cumplida la carga
informativa prevista por el art. 36 de la ley 24.240.
Finalmente, en cuanto atañe al certificado de saldo deudor copiado
a fs.21, el señor Ale sostuvo que la entidad bancaria jamás
comunicó el cierre de la cuenta corriente.

Resulta evidente la autonomía conceptual de tales defensas, lo


cual justifica su tratamiento individual y separado respecto de cada
título.

Sólo cabe añadir que, en ocasión de expresar agravios, el


ejecutado no reiteró la totalidad de las defensas precedentemente
mencionadas, de modo tal que, lógicamente, serán analizadas sólo
aquellas que integran el catálogo de asuntos traídos a
conocimiento de la Sala.

3°) Pagaré librado el 22/2/2017 (v. fs. 5):

(a) El pagaré copiado en fs. 5 fue librado a fin de garantizar una


operación de crédito para consumo (v. fs. 7/11; «solicitud de
préstamo tasa fija cartera consumo -usuario de servicios
financieros-«).

Ello ha sido reconocido por la entidad bancaria, que trajo a juicio la


documentación relativa al préstamo otorgado al ejecutado.

Ante tal escenario, cabe destacar que la irrupción del derecho del
consumo y su condición de parte del derecho privado
constitucionalizado, ha generado lógicas tensiones con otros
ámbitos del derecho, entre las cuales está el derecho cambiario,
tal como ha quedado evidenciado en la jurisprudencia plenaria de
esta alzada mercantil (conf. CNCom., en pleno, 29/6/2011,
«Autoconvocatoria a plenario s/ competencia del fuero comercial
en los supuestos de ejecuciones de títulos cambiarios en que se
invoquen involucrados derechos de consumidores») y en la de la
Corte Suprema de Justicia de la Nación (conf. CSJN, 10/12/2013,
«Compañía Financiera Argentina S.A. c/ Monzón, Mariela Claudia
s/ ejecutivo»).

En cuanto aquí interesa, uno de esos escenarios de conflicto está


dado por el uso de títulos cambiarios en los contratos de consumo.

En efecto, de ordinario, en los negocios jurídicos derivados de


actos de consumo con pago diferido, se expiden documentos
cambiarios, generalmente pagarés en blanco, con clara intención
de que, frente al impago, cumplan una función de garantía de la
obligación subyacente, que asegure su cobro por vía
ejecutiva.Como es notorio, ello resulta habitual en préstamos
bancarios o de entidades financieras.

Cuando la operatoria califica como de cartera de consumo, la


cuestión difiere de aquellos casos que comprenden operaciones
de cartera comercial (v. considerando 4° de esta resolución).

Es que las operaciones del género indicado en primer término


responden a una estrategia que pretende lograr los siguientes
objetivos: i) eliminar el control del consumidor a la hora de
liquidarse la deuda, de suerte que el acreedor puede completar el
pagaré con la cantidad que juzgue pertinente, sin necesidad de
rendir cuentas a nadie si hace una liquidación de modo distinto al
pactado en el contrato y el saldo resultante es superior al que
aparece en la cuenta abierta al deudor; ii) ahorrar explicaciones al
consumidor, pues la entidad financiera no tiene por qué notificarle
el importe de la cantidad exigible; iii) romper el equilibrio del
contrato e invertir la carga de la prueba en perjuicio del
consumidor; y iv) dar al pagaré un uso que no es el previsto en la
ley cambiaria, pero que reporta sustanciosos beneficios
económicos para el acreedor (conf. Nieto Carol, U., Condiciones
en los contratos bancarios de crédito y protección del consumidor,
en la obra colectiva «Crédito al consumo y transparencia
Bancaria», Consejo General del Poder Judicial – Consejo General
de los Colegios de Oficiales de Corredores de Comercio, Civitas,
Madrid, 1998, pg. 558/559, y su cita de Raposo Fernández, J., Las
cláusulas abusivas en el préstamo y créditos bancarios, La Ley
España, 19/11/96, p. 9; voto del juez Heredia en el citado plenario
de esta alzada mercantil).

Desde la óptica del derecho del consumo, entonces, la apuntada


práctica resulta -como lo ha sostenido la doctrina- francamente
aberrante, mucho más cuando el consumidor no llega a tener
conocimiento del importe adeudado hasta que se le reclama.Es
evidente, se ha dicho, que la práctica indicada conculca la buena
fe y representa un fraude a la ley, que puede ser puesto de relieve
por el consumidor ejecutado mediante una excepción con la
finalidad de denegar la ejecución solicitada. Ello es así, pues atar
la concesión del crédito al concomitante libramiento de un pagaré
para llenar la citada finalidad de aseguramiento del cobro de lo
prestado, representa una condición abusiva impuesta a tal
concesión, que no puede rendir beneficios al
proveedorprestamista. Además, el libramiento responde a una
desproporción considerable entre los derechos derivados del
contrato para el proveedorprestamista y las obligaciones asumidas
por consumidor-prestatario, ya que se deja a la unilateral voluntad
del acreedor la fijación de la liquidación del préstamo a su
vencimiento; y todo ello con una consecuencia todavía más grave,
cual es que no sería la entidad de crédito la que debe acreditar el
importe de la deuda, sino que correspondería al ejecutado
acreditar el error de su cálculo (conf. Rivero Alemán, S., Disciplina
del crédito bancario y protección del consumidor, Aranzadi
Editorial, Pamplona, 1995, pg. 378/379; Nieto Carol, U., ob. cit., pg.
560/563); extremo este último que, en nuestro derecho, ni siquiera
podría hacer valer en el marco de un juicio ejecutivo en el cual,
como se sabe, se excluye la indagación de cualquier presunto
«abuso de firma en blanco» (esta Sala D, 28/4/2016, «Levene
Areco, Carlos c/Carusela, Carlos Andrés s/ ejecutivo» y sus citas)
y, en general, las indagaciones causales (art. 544, inc. 4°, del
Código Procesal).

Asimismo, es posible que los prestamistas que reciben pagarés


suscriptos por consumidores decidan cederlos, unas veces en
gestión de cobro y otras de descuento, para anticipar su valor en
efectivo.Ello plantea importantes problemas para el consumidor,
pues por el carácter de títulos de crédito, literales y abstractos, los
respectivos efectos cambiarios confieren autonomía a los terceros
cesionarios y los separan de la relación fundamental de consumo
que justificó el libramiento, incidiendo ello en una desprotección del
consumidor obligado cambiario (conf. Rivero Alemán, S., ob. cit.,
pg. 378/379).

(b) Corresponde observar en afín orden de ideas, que planteado el


mismo conflicto en España, frente a sentencias contradictorias de
instancias judiciales inferiores, terminó el Tribunal Supremo de ese
país resolviendo la cuestión con la siguiente doctrina: «.La
condición general de los contratos de préstamo concertados con
los consumidores, en la que se prevea la firma por el prestatario (y
en su caso por fiador) de un pagaré, en garantía de aquél, en el
que el importe por el que se presentará la demanda de juicio
cambiario es complementado por el prestamista con base a la
liquidación realizada unilateralmente por él, es abusiva y, por tanto,
nula, no pudiendo ser tenida por incorporada al contrato de
préstamo, y, por ende, conlleva la ineficacia de la declaración
cambiaria.» (conf. Tribunal Supremo, Sala Civil, pleno, 12/9/2014,
sentencia n° 466/2014, causa «Caixabank S.A.c/ Juan Francisco y
Joaquina», fundamento de derecho cuarto).

Posteriormente, tal doctrina fue reiterada destacándose que «.Se


trataría, en suma, de una práctica abusiva que no puede merecer
un trato más favorable que la condición general en la que pretenda
ampararse dicha práctica, porque (.) esta permite al profesional el
acceso a un proceso privilegiado que comienza con un embargo
cautelar sin necesidad de oír al demandado y sin que tenga que
prestar caución ni justificar el periculum in mora, con base en un
contrato que requiere una previa liquidación para determinar la
cantidad adeudada en un momento concreto, sin que el acreedor
deba justificar los elementos de hecho y de cálculo utilizados para
fijar la cantidad reclamada y sin que la corrección de la liquidación
haya sido controlada (.). Por tanto se impide que el demandado
tenga los elementos de hecho y de cálculo que le permitan enjuiciar
la corrección de la cantidad que se le reclama y, en su caso,
impugnarla, invirtiéndose además la carga de la prueba en el
perjuicio del consumidor. En definitiva, si la condición general es
abusiva por tales razones no puede negarse que también lo sea
llevar sin más a la práctica lo que dicha condición general permite
al profesional.» (conf. Tribunal Supremo, Sala Civil, 11/11/2015, se
ntencia n° 645/2015, Causa «Caixabank S.A». c/ D. Jon»; Tribunal
Supremo, Sala Civil, 2/11/2016, sentencia n° 648/2016, causa
«Caixabank S.A. c/ Dª. Almudena y D. Mauricio»).

(c) Así pues, el libramiento de un pagaré, lo haya sido o no en


blanco, constituye un ardid para abrir la vía ejecutiva a la
reclamación de una deuda derivada de un contrato alcanzado por
el art.36 de la ley 24.240, pero sin cumplir con la carga informativa
que tal precepto establece en favor del deudor e impidiéndose al
consumidor todo control acerca de la corrección del quantum de lo
que se reclama, llevando consigo la operatoria, además, a
desnaturalizar las obligaciones a su cargo, confiriendo indebidos
privilegios procesales y probatorios.

Ello resulta tanto grave cuando, como ocurre en la especie, se trata


de un pagaré librado «a la vista» con cláusula «sin protesto».
Por lo demás, no esclarecen la cuestión las constancias de fs. 7/11
de las que resultan cuáles fueron las condiciones del préstamo en
cuanto al plazo de amortización y tasas de interés pactadas. Es
que los préstamos con varias cuotas de amortización (que pueden
ser constantes con inclusión de capital e intereses, de modo que
la proporción de capital e intereses incluidos en la cuota va
modificándose con el paso del tiempo; constantes en cuanto al
capital amortizado y decrecientes en el importe de los intereses
devengados; etc.) no pueden liquidarse mediante una simple
operación aritmética, sino que son precisos ciertos conocimientos
de matemática financiera. Asimismo, es necesario saber cuándo
se ha practicado la liquidación para comprobar que la cantidad
fijada como adeudada por principal, intereses ordinarios e
intereses de demora, ha sido calculada correctamente conforme a
las estipulaciones contractuales. De tal suerte, la ejecución del
pagaré intentada en autos, no hace más que dificultar la defensa
del consumidor al no facilitársele los elementos de hecho y de
cálculo utilizados para fijar la cantidad reclamada. Ello supone,
como ya se ha dicho, una indebida inversión de la carga de la
prueba, poniendo en cabeza suya la determinación de la
incorrección de la liquidación efectuada por el prestamista, a la par
que se le priva del asesoramiento previo a la conclusión del
contrato y del control judicial de las cláusulas abusivas que
pudieran existir en el mismo (esta Sala, 16/5/2017, «Compañía
Financiera Argentina S.A.c/ Cardozo, Héctor Fabián s/ejecutivo»).

(d) Llegado este punto, no es ocioso referir que a situaciones como


la planteada en autos se refiere específicamente el art. 1120 del
Código Civil y Comercial de la Nación al reglar lo atinente a la
llamada «situación jurídica abusiva».

De acuerdo a dicho precepto «.Se considera que existe una


situación jurídica abusiva cuando el mismo resultado se alcanza a
través de la predisposición de una pluralidad de actos jurídicos
conexos.».

Adviértase que la norma habla de «actos jurídicos», lo que


aprehende no sólo a los contratos, sino también, por ejemplo, a los
títulos valores cartulares (art. 1830 y siguientes del mismo código).
Y de ahí, precisamente, su indudable aplicación al caso.
Concretamente, el citado art. 1120 «.hace referencia a una
pluralidad de actos jurídicos conexos, lo que bien puede suceder,
por ejemplo, con la predisposición de una conexidad entre dos o
más contratos, o de un contrato y un cartular. Lo cual es
completamente lógico, pues si el ordenamiento no consiente que
el desequilibrio significativo entre los derechos y las obligaciones
de las partes se concrete a través de una «cláusula», a fortiori, la
misma reprobación debe operarse cuando, en una misma
operación económica, dicho desequilibrio se produce no ya a
través de una cláusula contractual, sino a través de una conexión
de actos jurídicos. Por lo demás, esta norma, según el caso,
actuará como un correlato de la prohibición del fraude a la ley (art.
12), pues, como se sabe, habitualmente éste se persigue a través
de una pluralidad de actos jurídicos.» (conf. Hernández, C. en la
obra dirigida por Lorenzetti, R., Código Civil y Comercial de la
Nación, comentado, Santa Fe, 2015, t. VI, p.308 -énfasis
agregado-).

(e) La decisión que ya se entrevé no significa ampliar el elenco de


excepciones oponibles en el juicio ejecutivo, sino habilitar la de
inhabilidad de título para denunciar el fraude a la ley que queda
constatado.

Es que la excepción de inhabilidad de título es admisible para


poner de manifiesto la falta de alguno de los presupuestos básicos
del proceso de ejecución (conf. Palacio, L. y Alvarado Velloso, A.,
Código Procesal Civil y Comercial de la Nación, explicado y
anotado jurisprudencial y bibliográficamente, Santa Fe, 1995, t. 9,
p. 340); y es evidente que uno de tales presupuestos es que la vía
ejecutiva no quede abierta con ocasión de un fraude a la ley,
restándole al consumidor la posibilidad de oponer las defensas que
pudiera tener a su alcance en un juicio de conocimiento pleno al
cual, entonces, corresponde reenviar a las partes (art. 12 del
Código Civil y Comercial de la Nación).

Por todo lo expuesto hasta aquí y en este contexto, de obvia


excepcionalidad, cabe modificar lo decidido en la anterior
instancia, con el efecto de admitir la excepción de inhabilidad de
título opuesta por el demandado y rechazar la ejecución del pagaré
copiado en fs. 5.

4°) Pagaré librado el 8/11/2017 (v. fs. 12):


(a) Tratándose de un pagaré librado «a la vista», con cláusula «sin
protesto, cabe recordar que se tiene dicho que cuando el título
base de la ejecución tiene esas características, no se le puede
exigir a su beneficiario la actividad complementaria de presentarlo
al cobro para lograr su vencimiento porque dicha conducta queda
sustituida por la carga que asume el librador de presentarse a
pagar el documento en ese domicilio antes del plazo referido por
el art. 36 del decreto-ley 5.965/63, y que, caso contrario, debe
aceptarse como fecha de vencimiento de la obligación cambiaria -
y de mora, consiguientemente- la indicada unilateralmente por el
tomador del instrumento (esta Sala, 13/11/2013, «Poliamerican
S.A.c/ Completa, Adriana Filomena y otro s/ ejecutivo»; 19/3/2009,
«Juiz, Raúl c/ Valese, José Luis y otro s/ ejecutivo», entre muchos
otros).

La ejecutante denunció que recibió pagos parciales (cuotas n° 1 y


n° 2 del préstamo garantizado con el pagaré) y que el demandado
dejó de cumplir con sus obligaciones al vencimiento de la cuota n°
3, ocurrido el 8 de febrero de 2018 (v. fs. 39: primer párrafo).

Pero, seguidamente, refirió que presentó el pagaré al cobro el día


8 de octubre de 2017 (v. fs. 39: tercer párrafo).

Ello motivó que el ejecutado denunciara que tal pagaré jamás fue
presentado al cobro, pues ello no pudo ocurrir en una fecha
anterior a la del libramiento del título (8/11/2017).

Al contestar las excepciones deducidas en fs. 122/130, la entidad


bancaria aclaró que aquello se trató de un «error de tipeo» y que
tal cartular fue presentado al pago el 8/2/2018.

Ello no implicó modificar el relato de los hechos contenido en la


demanda, sino que -por el contrario- se ajusta a lo denunciado en
punto a los pagos parciales efectuados por el señor Ale, lo cual
revela que -evidentemente- se trató de un error material.

Sólo cabe añadir que no fueron controvertidos ni negados los


pagos que la ejecutante denunció haber recibido, que redujeron la
primigenia deuda de $ 630.000 a $ 590.324,55 y tal circunstancia
resulta dirimente para resolver la cuestión, pues la existencia de
esos pagos parciales autoriza a suponer que la presentación al
cobro fue efectivamente realizada (esta Sala, 12/3/1984, «Cía.
Financiera de Concesionarios Ford Finanford S.A. c/ Sierra Jorge
s/ ejecutivo»; íd., Sala A, 7/3/2006, «ABN AMRO BANK N.V. Suc.
Argentina c/ Forno Seoane Carlos s/ ejecutivo»; íd. 22/11/2005,
«Wertheimer Roberto José s/ pedido de quiebra por Florida
Finanzas S.A.»; íd. 16/2/1984, «Cía. Financiera de Concesionarios
Finanford S.A. c/ Montada Luis»; íd., Sala B, 14/2/1991, «Banco de
Crédito Argentino S.A.c/ Larralde Carlos s/ ejecutivo»).

(b) Si bien el ejecutado sostuvo que este documento también era,


en realidad, un «pagaré de consumo» y, como tal, su ejecución
resultaba inadmisible pues su libramiento habría tenido como
finalidad eludir el cumplimiento del deber de información previsto
en la ley 24.240, lo cierto es que la compulsa de la documentación
traída a juicio revela que el cartular fue librado como garantía de
un préstamo cuyos fondos debían ser destinados a «capital de
trabajo».

La solicitud de préstamo copiada en fs. 13/20 revela que se trata


de un préstamo de «cartera comercial», cuyos fondos serían
incorporados al proceso productivo y/o de prestación de servicios
del tomador, en el marco de su giro comercial.

La práctica bancaria o financiera consistente en librar títulos


cambiarios como cobertura de préstamos o créditos concedidos,
tiene apoyo en el decretoley 5965/63, incluso cuando se los libra
en blanco (art. 11).

Y, ciertamente, hay nulla quaestio cuando esa práctica bancaria o


financiera se refiera a operaciones de cartera comercial (art. 1379
del Código Civil y Comercial de la Nación).

Por ello, cabe confirmar lo decidido en la anterior instancia en


punto a la desestimación de la excepción de inhabilidad de título
relativa al pagaré copiado en fs. 12.

5°) Certificado de saldo deudor (v. fs.21):

El señor Ale denunció que la entidad bancaria no remitió la carta


documento que refirió en el certificado de saldo deudor y, por tanto,
omitió comunicar el cierre de la cuenta corriente.

Cabe señalar liminarmente que -conforme lo normado por el


artículo 1406 del Código Civil y Comercial de la Nación- la habilidad
ejecutiva del certificado de saldo deudor se obtiene con la firma
conjunta de dos apoderados del banco, y en el mismo debe constar
la fecha de cierre de la cuenta, el saldo a dicha fecha y el medio
por el cual ambas circunstancias fueron comunicadas al
cuentacorrentista.

Esta Sala ha r esuelto que ello no implica que al tiempo de iniciar


la ejecución deba la entidad bancaria acompañar el poder otorgado
a las personas que aparecen firmando el certificado de saldo
deudor, ni las cartas documento o las constancias mediante las
cuales acredite haber efectuado la notificación al cuentacorrentista
del cierre de la cuenta, sin perjuicio de lo que ulteriormente pueda
decidirse frente a eventuales planteos de los interesados una vez
trabada la litis (conf. CNCom., Sala D, 29/10/2019, «Banco Itau
Argentina S.A. c/ Pharmaglass S.A. y otros s/ ejecutivo»).

Así fue decidido pues el art. 1406 del Código Civil y Comercial
prevé que el documento solo debe «indicar» las circunstancias
señaladas precedentemente.

Dado que el documento copiado en fs. 21 cumplió tales requisitos,


superó inicialmente aquel primer examen que «cuidadosamente»
debe desplegar el juez en los términos del art. 531 del Código
Procesal.

Ahora bien, en el caso, luego de la intimación de pago, el


demandado compareció a juicio y desconoció la existencia,
remisión y recepción de la carta documento cuyos datos fueron
consignados en el título que se pretende ejecutar (v. fs.129,
capítulo V).

Ante tal escenario, cupo que la entidad bancaria incorporara al


juicio la carta documento referida en el certificado de saldo deudor
u ofreciera prueba a fin de acreditar la remisión y recepción de
dicha misiva.

Es que tratándose de un título ejecutivo de creación unilateral,


debe la entidad bancaria, al tiempo de su emisión, respetar
estrictamente los presupuestos que autorizan ello, y -por lógica
derivación- el cumplimiento de tales presupuestos debe ser
analizado con criterio restrictivo (en similar sentido, CNCom., Sala
C, 15/8/2019, «Banco Comafi S.A. c/ Sansuste, Fernando Andrés
s/ ejecutivo»).

Y no se trata aquí de una impugnación relativa a la composición


del saldo deudor, ni fue propuesta una indagación de la causa
obligacional subyacente, sino que se trata apenas de que la
entidad bancaria, ante la postura asumida por el ejecutado,
acompañe las constancias documentales que acrediten que
efectivamente cumplió con los requisitos que prevé el art. 1406 del
Código Civil y Comercial de la Nación.

Sólo cabe añadir, como corolario de lo expuesto hasta aquí y en


tanto fue alegado por el ejecutante y favorablemente considerado
por el magistrado de grado, que lo previsto en la cláusula octava
de la «Solicitud de Productos y Servicios» (v. fs. 143/153)
autorizaba al Banco, en caso de mora del deudor, a proceder al
cierre de la cuenta sin aviso previo, pero de ningún modo pudo
significar que no debía comunicar el cierre de la cuenta corriente y
el saldo existente a esa fecha.

En consecuencia, la excepción de inhabilidad de título deducida


respecto del certificado de saldo deudor de fs. 21 será admitida.

6°) Por ello, y de conformidad con lo dictaminado por el Ministerio


Público Fiscal, se RESUEVE:

Admitir parcialmente la apelación de fs. 184 y, en consecuencia,


modificar la sentencia de fs.177/182 según los términos de los
considerandos 3° y 5° de la presente resolución; con costas de
ambas instancias en el orden causado, ante la existencia de
victorias y derrotas recíprocas, habida cuenta la novedad de las
cuestiones analizadas y el modo en que se resuelve (art. 68,
segunda parte y art. 71 del Código Procesal).

Notifíquese electrónicamente.

Cúmplase con la comunicación ordenada por la Corte Suprema de


Justicia de la Nación (Ley 26.856 y Acordadas 15 y 24/13) y
devuélvase el expediente al Juzgado de origen.

Juan R. Garibotto Gerardo G. Vassallo (con mayores


fundamentos) Pablo D. Heredia Mariano E. Casanova
Prosecretario de Cámara Mayores fundamentos del Juez Gerardo
G. Vassallo:

Los fundamentos de la excepción planteada por el ejecutado


respecto del pagaré copiado en fs. 5, y las características de la
documentación involucrada, me exigen formular algunas
aclaraciones que abonarán mi acuerdo con la decisión de la Sala
que acaba de ser plasmada.

Como señalé en el voto minoritario que integré en el plenario


«Autoconvocatoria a plenario s/ competencia del fuero comercial
en los supuestos de ejecuciones de títulos cambiarios que
invoquen involucrados derechos de consumidores», el carácter
abstracto de los títulos de crédito, en el caso un pagaré, justifica la
ausencia en el mismo toda referencia expresa a la relación causal.

Frente a esta omisión es casi imposible que con el simple examen


del título valor pueda conocerse la causa del crédito y, frente a ello,
si el mismo instrumenta una obligación de consumo.

En el caso se da una peculiaridad que permite sortear los


obstáculos que presenta la abstracción. El pagaré copiado en fs. 5
fue librado en garantía de la «Solicitud de Préstamo Tasa Fija
Cartera Consumo» (v. fs. 7/11); y la entidad bancaria reconoció
expresamente el préstamo dinerario y el libramiento de la cambial
por el monto del capital entregado al deudor.

Acreditado así que en el caso existió un préstamo para consumo,


se justifica la aplicación en el sub judice de los principios y
disposiciones de la ley 24.240 y, como consecuencia de ello, el
resultado que la Sala adopta más arriba.

Gerardo G. Vassallo

Mariano E. Casanova

Prosecretario de Cámara

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