Mujeres Contra El Tiempo
Mujeres Contra El Tiempo
Mujeres Contra El Tiempo
contra el
TIEMPO
Colaboradores:
Diseño de Portada: Joel Omar Porras Arámbula
Editor Literario: Aarón Castañón Holguín
Diseño Interiores: Leonardo Castañón Sáenz
Directora del Libro: Carla Zazil Santoyo Parroquín
ISBN: 978-607-9339-56-2
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Una hermosa joven que lleva en sus
manos una jaula de canarios suscita no solo el
amor de un hombre que la contempla
embelesado, sino también la maldición que
pesará sobre su estirpe.
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Para Lita, solo la voz que se une a Dios
mediante la oración, puede conjurar cualquier
adversidad.
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MUJERES CONTRA EL TIEMPO
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La maldición
Carl VilhelmHolsøe
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La vida se vive para adelante, pero se
comprende desde atrás. Por eso yo, que escuché
la historia de mi Grande, la rememoro aquí.
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A mí me crió “Mi Grande”, así le llamaba
cariñosamente. La verdad es que era una mujer
pequeña pero fuerte y tierna, así como dura y
sensible, mezcla de diamante y de violeta, de
roca y espuma, de acero y de cristal; una mujer
extraordinaria. Por eso me pusieron como ella:
Rafaela.
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poder de su mirada hizo que ella lo viera y
callara sorpresivamente.
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dicho que esa joven se llamaba Rafaelita y que
era la última de once hermanos; además, decían
en el pueblo que su padre era de genio muy
vivo, de esos hombres que protegen a sus hijas
como leones; se le había acrecentado el mal
carácter con la muerte de su esposa, aunque al
ir creciendo la niña, se había convertido en la
luz de sus ojos.
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a escribir, no fueran a comunicarse con algún
pretendiente. Entonces ¿de qué se valió la
hermosa joven para comunicarse con su
enamorado? No lo sé, tal vez el código de
señales o de miradas daba resultado; como haya
sido, se estableció entre ellos una intensa
relación, merced a la cual, Rafaelita aparecía
apagada por temporadas y solo se la veía
florecer cuando llegaba el "fuereño".
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¡Muertos y enterrados! ¡Como tú estarás para
nosotros! Y grábate esto: tendrás el gusto de
casarte con ese, pero tus hijos crecerán sin
padre… En lugar de bendición, será mi
maldición la que te persiga. ¡Hijos sin padre,
gasta la cuarta generachón…!
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—Y, ¿qué pasó con tu esposo? —No sé,
tal vez murió a manos de algunos asaltantes o
ladrones, o quizá se desbarrancó por algunos
de esos caminos serranos; no sé, nadie me ha
dado razón… Nadhe lo gabía vhsto iamás, mhs
hijas Merceditas y Romana ni siquiera lo
conocieron bien.
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manos de algunos asaltantes, o quizás se
desbarrancó por alguno de esos caminos
serranos; no sé, nadie me ha dado razón ni lo
ga vhsto nunca…
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Merceditas
Carl VilhelmHolsøe
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Bien a bien, no recuerdo a mi padre. Es
una figura borrosa, como un bulto que llegaba
cargado de regalos y que nos levantaba del
suelo a Romana de dos años y a mí, que tenía
cinco.
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cualquier momento y agarrándola de la cintura,
en medio de los gritos alegres de mi madre, la
sentaba a su lado. Fueron los años felices,
cuando mi madre sonreía por cualquier cosa;
después, vino la ausencia más larga, tanto que
todavía perdura…
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A las mujeres nos tocaba esperarlos, guardadas
en la casita, disponiéndolo todo para cuando
volvieran.
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tarde me la pasé viendo a los bailadores, a
pesar de que hubo otros que me sacaron a
bailar, mi madre les decía que yo ya había
bailado y no iba a volver a hacerlo. A lo mejor
también se dio cuenta de las miradas que nos
echábamos, aunque muy, pero muy
disimuladamente.
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Chilacate es un tipo de chile seco y rojo; se le conoce en Chihuahua
como chile colorado o de la tierra.
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historia se repitió y por más que atosigaba a los
arrieros que pasaban, nadie, nadie me supo dar
razón de él. ¡Ay hija, si vieras cómo lo extrañé!
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Juanita
Carl VilhelmHolsøe
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Yo estaba chiquita todavía cuando mis
madres y yo nos vinimos a Hostotipaquillo, con
unos familiares de mi padre, cuando este
desapareció, que es lo mismo que decir que se
murió. A mí me gustaba mucho cuando mis
primos y yo nos poníamos a jugar en la troje,
nos subíamos a la montaña de mazorcas y nos
deiábamos hr… Mh tía nos regañaba y nos decía
que había que desgranar las mazorcas, no jugar
sobre ellas.
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Su papá arregló con mis madres la boda,
a mí ni me tomaron parecer, tal vez no querían
que la historia se repitiera, con eso de que mi
padre y mi abuelo fueron arrieros y
desaparecieron. Miguel no era feo, sembraba el
campo y cuidaba los animales, trabajaba como
burro, pero nunca dijo que me amara, era tan
serho…
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— ¡Juana! —Miguel voló más que corrió
al oír la noticia— ¡Juana! ¡Juanita!
¡Chiquita!, ¡mi vida! ¡despierta, mi
niña! ¡Dios mío, que no le pase nada!
—gritaba angustiado, mientras la
abrazaba en su regazo—.
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A Juanita le costó mucho trabajo irse de
su lado, pero le aconsejaron que no le llorara en
demasía, para que pudiera hacer su viaje ligero;
ella obedeció, pero una gran tristeza le pesaba
en el pecho, más que toda la tierra que le
habían echado encima a Miguel.
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estatua de sal; pero la mirada de esta oscura
estatua no se le despegaba. Juanita procuró no
voltear para atrás, no le fuera a pasar lo mismo;
resuelta, echó a andar para adelante.
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— ¿Casarse? Ni que estuvieran locos —la
reprendió su abuela— ¿Qué no ves
que no están a su altura? Una
lavandera con el hijo del patrón, ¿qué
no te acuerdas del refrán? No en balde
se dice que "cada oveja con su pareja"
te me sales de ahí, pero de carrerita,
mañana no vuelves, no faltaba más,
nosotros somos pobres pero decentes.
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capital del estado, que por cierto ya no
era Guadalajara, sino Tepic.
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El guamúchil es un fruto en forma de vaina angosta y larga; a veces
está encorvada y otras en espiral; su pulpa es blanca, rosa o rojiza y de
sabor agradable. Sus semillas, en el corazón del fruto, son también
comestibles. La pulpa se consume fresca o como agua de sabor;
cuando se seca, puede utilizarse como harina.
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por Ana y Josefita a Ahuacatlán. Anita, mi hija
mayor, no quiso dejar a su abuela ni a su
Grande. Después supe que había ido a la casa
de la hacienda a planchar y al salir la agarró un
aguacero tan fuerte, pero tan fuerte, que parecía
una sierpe del cielo. Ana cayó en cama y al
poco tiempo falleció; sin duda fue por la
enfriada que se dio al empaparse.
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refresquería era por mí, que si yo me la pasaba
sonriendo a todo mundo, que si canturreaba
mucho para llamar la atenchón… Sh ya desde
antes me daba muy malos tratos, imagínense
ahora. No aguanté más y lo dejé. Supe, dos años
después, que se había muerto y que Dios me
perdone, pero creo que ya ni me pesó tanto.
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Chepina
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Mi madre fue robada por mi padre a los
catorce años; él tenía cuarenta y tres. En los
siete años que duró el matrimonio, mi madre
tuvo cocinera, chofer, ama de llaves.
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cochnar, bordar… mientras yo estudiaba en el
internado.
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veces que no teníamos ni para comer y ya los
nopales nos hostigaban. Entonces, agarraba su
rebozo y nos llevaba a Ana y a mí con ella a la
casa grande; entraba a la cocina y se ponía a
trabajar: barría, lavaba de rodillas las baldosas,
limpiaba los cubiertos de plata, nos ponía a
sacudir con mucho cuidado las lámparas y,
cuando menos pensábamos mi hermana y yo,
ya estábamos comiendo bien rico y hasta
algunos centavitos le daban; con ellos
compraba lo indispensable, pues mi abuela
Mercedes trabajaba sirviendo en otra casa.
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humilde ropa se asoleaba sobre las
piedras, donde tomaba un albor
mágico.
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— ¡Josefa! Cuándo aprenderás a respetar
a los demás, ¡compórtate! ¡Pídele a tu
hermana que te disculpe!— Ese era su
regaño y bastaba para que una nube de
tristeza empañara mis ojos. Ana, que
era un alma de Dios, me abrazaba y
me dejaba pasar primero, y la nube se
disipaba.
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Lita
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Ahora tengo 82 años, ¡se dice fácil! Pero
como todo ser humano, he tenido años negros,
negrísimos y otros de verdad espléndidos.
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un hojaldre sabroso, un rico puchero y un pollo
almendrado!
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docilidad era tanta que se dejaba que yo le
mordiera la cola.
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La memoria me traiciona y no recuerdo
en qué año llegué a ese lugar que con tanto
cariño recuerdo, (Guasave, Sinaloa) creo que
fue en 1964. Recuerdo las clases de oratoria con
José Luis Leyson, uno de mis alumnos
destacados, su hermano Carlos Leyson, a mi
apreciada Virginia Amador Soria con la que
tengo una hermosa amistad y que compartimos
muchas coincidencias en nuestras vidas, a Juan
Burgos, a Juvenal Bovadilla, al Cani,
adolescente enamorado de su maestra, a
Chayito Izaguirre, inteligente y muy guapa, a
Glorha Alhcha “La Maye”, a Leonhla Vargas, de los
maestros recuerdo a mi querido Inocencio
Amador Soria, maestro de matemáticas y quien
sería más adelante mi futuro compañero, a
Martín Solis, a Alfredo Macías, a Salvador
Torrero, a Silvana Barajas, al Dr. Gustavo Cortés
Farias, al profesor Macías, a Martín por quien
suspiraban muchas adolescentes.
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Era el profesor José Santos Partida quien
comandaba (con un encantador liderazgo) a
este grupo heterogéneo de maestros a quienes
recuerdo con tanto cariño y lástima que mi
memoria me traiciona y no recuerdo los
nombres de mis demás compañeros, excelentes
todos.
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Ahí compartí dichosa los espacios
escolares con Nestor Landeros, Marcelino
Dávalos, Gustavo Cortés y Jack Bambila, entre
otros muchos.
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de recordarse por la alegría de convivir y
estudiar con mis queridas “Sursumcorda” que
en latín shgnhfhca “arrhba los corazones”,
Bárbara Soltero, Pilar García, Mary León,
Argelia Padilla, Vicky Barrón, Hilda Bilbao,
Lucía Mendoza, entrañables todas.
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imágenes de sus rostros; en mi conrazón están,
aunque sus nombres se desvanecen.
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—Óyeme bien, Lita, porque no volveré a
repetírtelo y te lo digo como amiga,
Carlos es insufrible como pareja, de
verdad te lo digo, hija, vas a sufrir
mucho, es tomador, mujeriego, para
qué quieres más.
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responsable de las necesidades del hogar y
tenía cinco hijas con otra mujer. Así pagué el
costo de aquella maldición. Compartieron con
nosotros algunas amistades entrañables, Juan
José y Blanquita Aguilar (Los Paisanitos) y
Raymundo Ramírez y su esposa, Mary Tafoya.
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sentir devastada, pero su recuerdo amoroso
sigue en mí.
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cuarenta y ocho años que duré en el ejercicio
de mi profesión, con entusiasmo, con pasión, al
ver a mis estudiantes aprender y ser mejores.
Me comprometí con ellos, infundiendo el deseo
de ser alguien, de perfeccionarse.
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que de seguro lo heredó de su madre, pero que
a diferencia de mí, lo usó para arrebatarle a la
vida todo lo bueno y beneficioso para su
existencia.
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ha sido muy optimista y esperando siempre lo
mejor de la vida, ella perdona con facilidad
muy solidaria, comprensiva y generosa… Mi
ghia Zazhl, que shgnhfhca “lumhnosa y brhllante”,
ha resplandecido mi ser; brillante en sus
buenas acciones y noble en su corazón; Carlita
ama con obras, me cuida y nunca me deja sola.
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Ella abanderó por siempre el amor,
repartiendo sonrisas; irradió amor a todos los
que la rodeaban. Algún día estaremos juntas
para abrazarnos.
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Hoy, 5 de junio, acaban de hacerme una
proposición indecorosa: don Raymundo, un
viejito coqueto de la estancia a la que asisto,
quien confiesa tener setenta y tres años, cuando
en realidad tiene noventa, me pide matrimonio.
No cabe duda, el amor es imperecedero; por mi
parte, el amor de pareja es un capítulo cerrado.
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Declaro para las nuevas generaciones un
cúmulo de bendiciones, promesas de Dios que
ahora les heredo a mis hijos y a sus sucesores
de vida, al mandar todas las noches mis
bendiciones, para que Dios los proteja y tengan
una vida próspera, llena de amor y con
hermosos compañeros y compañeras de vida. A
Jaime, esposo de Yuri; a José Luis, esposo de
Carlita; a Diana, esposa de Carlos, han sido
unos cónyuges dignos de admiración, han sido
compañeros de vida que luchan codo a codo
por la felicidad de ambos y de sus hijos.
Éxplicit
Gratitud
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Fui árbol añoso que se llenó, felizmente,
de risas y cantos, de cuentos y bullicio, y creí
que mis ramas solo podían servir para que
pendheran columphos…
¡Milagro! ¡Prodigio!
Lita
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Chepina y su hija Lita 1936
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Lita Parroquín de niña
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Chepina (madre de Lita), Don Julio (padre de
Lita) y Lita de niña en el patio de Santiago con
su conejita "La Chata".
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Don Julio Parroquín (Padre de Lita)
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Lita Parroquín adolescente
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Lita en una presentación teatral
70
Lita Parroquín en Acapulco
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Esta obr a se ter minó de impr imir el 19 de septiembr e de 2018
en la ciudad de Chihuahua, Chih., México
Pr oducción Editor ialIntegr al:
Editorial Aldea Global
Calle Sao Paolo # 2105
F r acc. Jar dines del Nor te, C.P. 31130
Chihuahua, Chih., México
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