Semana 1
Semana 1
Semana 1
TEORÍA RESUMIDA
TEMA:
Modo de pregunta:
El texto habla de
El texto versa sobre
TEMA CENTRAL:
Modo de pregunta:
MATERIAL DE CLASE
TEXTO 1
«Estense quietos» es el mantra de todas las aulas escolares. Pero esto está
cambiando conforme hay más evidencia de que tomar breves descansos
durante el día ayuda a que los niños aprendan y estén más atentos en clase,
por lo que las escuelas han adoptado
cada vez más programas diseñados para promover el movimiento corporal.
«Tenemos que reconocer que los niños necesitan movimiento», comentó Brian
Gatens, superintendente de las escuelas de Emerson, Nueva Jersey. «En las
escuelas a veces vamos contra la naturaleza humana al pedirle a los niños que
estén quietos y callados todo el tiempo». «Caemos en la trampa de que, si los
niños están en sus escritorios con las cabezas agachadas y están callados y
escribiendo, entonces están aprendiendo», Gatens añadió. «Pero lo que hemos
encontrado es que el tiempo activo necesario para vigorizar tu cerebro hace
que todos esos momentos de quietud sean mejores» o más productivos. Un
reporte de 2013 de la Academia Nacional de Ciencias estadounidense
concluyó que los niños que son más activos «muestran más atención, tienen un
procesamiento cognitivo más veloz y se desempeñan mejor en las pruebas
académicas estandarizadas que los niños menos activos». Asimismo, un
estudio publicado en enero por la Universidad de Lund en Suecia muestra que
a los estudiantes que tienen educación física todos los días, especialmente los
varones, les va mejor en la escuela. «Daily physical activity is an opportunity for
the average school to become a highperforming school», afirmó Jesper Fritz, un
estudiante doctoral de la Universidad de Lund, principal autor del estudio y
médico en el Hospital de la Universidad Skane, en Malmo. «La actividad ayuda
al cerebro de muchas maneras», dijo James Sallis, profesor de Medicina
Familiar y Salud Pública en la Universidad de California en San Diego, que ha
realizado estudios sobre la asociación entre pausas activas y comportamiento
en el aula. «La actividad estimula la formación de nuevos vasos sanguíneos
cerebrales para sustentar a más neuronas. Además, hay más evidencia de que
a los niños activos les va mejor en las pruebas estandarizadas» y de que
ponen mayor atención en la escuela. De la Cruz, Donna (2017). Los niños no
deben estar quietos en clase. De The New York Times.
Recuperado de https://www.nytimes.com/es/2017/03/28/los-ninos-no-deben-estarquietos-
en-clase/
TEXTO 2
5. Si en el 2021 todos los peruanos contaran con los servicios de agua potable
y saneamiento en sus casas, probablemente
A) sería la única razón para celebrar unánimemente el bicentenario.
B) los problemas sociales se habrían resuelto de modo definitivo.
C) el gobierno de PPK sería considerado el mejor en el mundo.
D) se mitigaría parcialmente las desigualdades sociales del país.
TEXTO 3
Este es un libro sobre el poder. En concreto, sobre el hecho de que el poder
─la capacidad de lograr que otros hagan o dejen de hacer algo─ está
experimentando una transformación histórica y trascendental.
El poder se está dispersando cada vez más y los grandes actores tradicionales
(gobiernos, ejércitos, empresas, sindicatos, etc.) se ven enfrentados a nuevos y
sorprendentes rivales, algunos mucho más pequeños en tamaño y recursos.
Además, quienes controlan el poder ven más restringido lo que pueden hacer
con él. Solemos malinterpretar, o incluso ignorar del todo, la magnitud, la
naturaleza y las consecuencias de la profunda transformación que está
sufriendo el poder en estos tiempos. Resulta tentador centrarse exclusivamente
en el efecto de internet y las nuevas tecnologías de la comunicación en
general, en los movimientos del poder en una u otra dirección o en si el poder
«blando» de la cultura está desplazando al poder «duro» de los ejércitos. Pero
esas perspectivas son incompletas. De hecho, pueden enturbiar nuestra
comprensión de las grandes fuerzas que están cambiando la forma de adquirir,
usar, conservar y perder el poder. Sabemos que el poder está fluyendo de
quienes tienen más fuerza bruta a quienes tienen más conocimientos, de los
países del norte a los del sur y de occidente a oriente, de los viejos gigantes
empresariales a empresas jóvenes, de los dictadores aferrados al poder a la
gente que protesta en las plazas y calles. Pero esto no basta. Mientras esto
sucede, el poder se está degradando. En el siglo XXI, el poder es más fácil de
adquirir, más difícil de utilizar y más fácil de perder. Esto no quiere decir que el
poder haya desaparecido ni que no existan aún personas que lo posean. Los
presidentes de los Estados Unidos y China, los consejeros delegados de J.P.
Morgan, Shell Oil o Microsoft, la directora de The New York Times, la directora
del Fondo Monetario Internacional y el Papa, siguen ejerciendo un poder
inmenso, aunque ciertamente menor al que ejercían sus predecesores. Estos
no solo tenían que hacer frente a menos rivales, sino que también estaban
sometidos a menos limitaciones. En consecuencia, los poderosos de hoy
suelen pagar por sus errores un precio más elevado y más inmediato de
quienes los precedieron en sus cargos. Asimismo, sus reacciones, ante esta
nueva realidad, están alterando el comportamiento de las personas sobre las
que ejercen el poder que poseen; en tal sentido, la degradación del poder está
transformando el mundo.
FUENTE: Fragmento del primer capítulo del libro El fin del poder de Moisés Naím, publicado
por Debate, en Lima en 2015.
TAREA
TEXTO 1
La vida es difícil y los mamíferos necesitan dormir. Pero ¿por qué una ardilla,
por ejemplo, necesita unas 15 horas de sueño al día mientras una jirafa solo
requiere de cuatro y media? Una respuesta, dice Jerome Siegel, investigador
del sueño en la Universidad de California en Los Ángeles, está en las diversas
formas que los animales han adaptado para optimizar su consumo de energía y
mantenerse a salvo. Consideremos los elefantes, que apenas duermen poco
más de tres horas al día. «Para ser tan grandes, deben comer casi todo el
tiempo», dice Siegel. En contraste, tiene sentido evolutivo que los murciélagos
cafés conserven su energía a lo largo del día excepto cuando salen a cazar los
insectos nocturnos que comen. Un ornitorrinco también puede comer menos y
dormir más (14 horas). ¿Por qué? Quizá porque una pequeña comida de
crustáceos tiene muchas calorías. En cuanto a la seguridad, los mamíferos
que duermen escondidos, como murciélagos o roedores, duermen más tiempo
y más profundamente que los que permanecen alertas. Por supuesto, algunas
bestias pueden dormir cuando y donde quieran. Como dice Siegel: «¿A quién
se le ocurriría molestar a un león dormido?».
Jennifer S. Holland, «¿Un sueñito?», en National Geographic, Vol. 29, julio de 2011, p. XXI.
TEXTO 2
El hielo marino de poca profundidad de las capas continentales proporciona el
sustento más rico para los osos polares, pero recientemente el hielo ha ido
retrocediendo lejos de esas zonas, reduciendo el hábitat de verano que más
necesitan los osos para sobrevivir. El hielo marino en el que caza está
disponible por tiempos cada vez más cortos, obligando a los osos a ayunar
durante periodos más largos. Y puesto que el hielo marino más delgado es
desplazado con mayor facilidad por los vientos y las corrientes, los osos
pueden ser llevados a territorio extraño, obligándolos a nadar más tiempo y
más arduamente en aguas abiertas para encontrar hielo marino favorable o
para llegar a tierra.
Los osos polares son nadadores fuertes, y son capaces de nadar grandes
distancias, pero hacerlo resulta extenuante. En 2008, un oso polar, que llevaba
un cachorro y estaba provisto de un radio collar, nadó la asombrosa distancia
de 687 kilómetros para llegar al hielo de la costa norte de Alaska. El cachorro
no lo logró.
Las hembras enfrentan tiempos especialmente difíciles. Los etólogos creen
que, cuando la comida disminuya, podrían ser más comunes los machos mal
nutridos que maten y coman cachorros, e incluso a sus madres. Cada vez con
mayor frecuencia, encontrar lugares ancestrales en tierra para hacer guaridas
puede ser un calvario. En una isla de Svalbard, cuando el mar se congeló tarde
ese año, en la siguiente primavera los científicos encontraron pocas guaridas,
si no es que ninguna.
Susan McGrath, «En suelo poco firme», en National Geographic, Vol. 29, julio de
2011, p. 86.
1. El tema central del texto tiene que ver, sobre todo, con
A) el deshielo marino en desmedro de los osos polares.
B) los estudios etológicos de los osos polares en el mar.
C) el hielo marino y su importancia para los osos polares.
D) la capacidad infatigable de los osos polares para nadar.
EVALUACIÓN
TEXTO 1
Desde el momento en que los seres humanos comienzan a producir lo que
necesitan para la supervivencia, se sitúan al margen de los animales. Las
especiales exigencias de lo que producen y el modo de producirlo les
conforma la vida. Conforme se desarrolla la sociedad, asimismo se hacen
más complejas las relaciones sociales que son necesarias para que funcione
la producción; cuanto más desarrollada está una sociedad, mayor división del
trabajo hay. La división del trabajo no es más que la asignación de las
distintas tareas a las distintas personas. Por ejemplo, en una sociedad muy
simple todos los individuos pueden cultivar la tierra, cazar y construir su
propia vivienda. En una sociedad más desarrollada, cada una de estas
funciones las realizarán probablemente personas distintas.
Marx y Engels en La ideología alemana consideraron que la extremada
división del trabajo que caracteriza a las economías capitalistas tenía una
poderosa influencia negativa sobre la vida humana. Daba lugar a la
alienación, el alejamiento entre la vida y el trabajo de cada cual. La división
del trabajo da lugar a individuos que son víctimas indefensas de un sistema
que los esclaviza y deshumaniza. Esto es especialmente dañino cuando se
produce la división entre trabajo manual e intelectual, puesto que reduce las
posibilidades de alcanzar una existencia plenamente satisfactoria a quienes
sólo hacen las tareas duras y tediosas del trabajo manual. Más importancia
tiene para Marx y Engels que la división del trabajo vaya contra el interés
general. Su utopía es un mundo donde estará abolida la propiedad privada y
todos los individuos serán libres para desempeñar distintas funciones a lo
largo de la jornada. Tal como escriben, en esa sociedad me será posible
«hacer una cosa hoy y otra mañana, cazar por la mañana, pescar a mediodía
y ser granjero por la tarde, hacer de crítico después de comer, lo que se me
ocurra, sin convertirme jamás en cazador, pescador, ganadero ni crítico». Se
trata de una visión del trabajo como actividad libremente elegida y
satisfactoria en lugar de ser una rutina forzosa sin otra alternativa que el
hambre.
Las simpatías de Marx y Engels siempre están con el trabajador de clase
obrera atrapado en una tarea insatisfactoria: la víctima de un sistema
económico sin rostro. Una crítica a La ideología alemana es que pinta un
cuadro demasiado rosa de lo que será el trabajo en el futuro y no reconoce la
importancia de la división del trabajo para la sociedad. Es absurda la idea de
que en una verdadera sociedad comunista se podrán ejercer distintas tareas.
La división del trabajo suele estar basada en la diversidad de aptitudes: hay
personas que son mejores que otras trabajando la madera, de modo que es
lógico que quienes tienen esa capacidad pasen a ser carpinteros y orienten a
los torpes hacia otras tareas. Si yo quisiera hacer una mesa de comedor, es
posible que me ocupara cinco o seis veces más tiempo del que tardaría un
carpintero en hacer lo mismo; y todo el que me contrate, o confíe en mí, para
que haga una mesa correrá el riesgo de recibir un mueble mal hecho. El
carpintero trabaja con la madera todos los días y ha adquirido la destreza que
se necesita para hacer una mesa. Yo sólo trabajo con madera de vez en
cuando y nunca hago nada bien. De manera que es lógico repartir las
ocupaciones entre los que son más idóneos para cada cual. Sería absurdo
pretender que es posible ser cirujano por la mañana, maquinista de tren a
mediodía y futbolista profesional por la tarde.
Warburton, Nigel (2001). Philosophy: The classics. London: Routledge.
SIMULACRO
TEXTO 1
Es tentador pensar que todo enunciado es cierto o es falso. No obstante, hay
una tercera clase importante de enunciados, a saber, los que no son ciertos ni
falsos, sino que literalmente carecen de significado. El principio de verificación
de Ayer, formulado en su Lenguaje, verdad y lógica, está pensado para
identificar esta tercera clase de enunciados.
Así, por ejemplo, es verdad que yo estoy mecanografiando esto en un
procesador de textos; es falso que esté escribiendo a mano; y carece de
significado decir «ideas verdes incoloras duermen con rabia». Este último
enunciado equivale a decir «palabrería»: aunque utiliza palabras, no puede
ser cierto ni falso, dado que es imposible encontrar un criterio que determine
si es cierto o falso.
El principio de verificación hace dos preguntas a cualquier enunciado. En
primer lugar: ¿Es cierto por definición?». Y en segundo lugar, si no: «¿Es en
principio verificable?». Todo enunciado que pase la prueba, tanto si es verdad
por definición como si es en principio verificable, tiene significado. Todo
enunciado que no supera la prueba carece de significado y, por lo tanto, no se
ha de tomar en serio. Según Ayer, muchos filósofos han sido víctimas de
creer que estaban formulando enunciados con significado cuando en realidad,
como se revela al aplicar el principio de verificación, han escrito
incoherencias. Su palabra favorita para estos dislates en el campo de la
filosofía es «metafísica». Un enunciado metafísico es el que pretende decir
algo genuino (es decir, con significado), pero, debido a no ser cierto por
definición ni empíricamente verificable, en realidad carece de significado.
La crítica más seria al libro de Ayer es que el principio de verificación no
parece superar su propia prueba para garantizar el significado. ¿Es el
principio verdad por definición? Evidentemente que no. ¿Es empíricamente
verificable? Cuesta trabajo ver cómo sería eso factible. Por lo tanto, de
acuerdo con los dictados del principio, el mismo principio es un absurdo. De
dar por buena esta crítica, el proyecto de Ayer se desmorona, puesto que
depende por completo de que sea verdad la tesis de que toda proposición con
significado pasaría la prueba. Ayer responde a esta crítica que el principio de
verificación es verdad por definición. Lo mismo que la ecuación matemática
«91 x 79 = 7189», no es evidentemente verdad por definición: por lo mismo
puede resultar interesante y es un descubrimiento. No obstante, Alfred Ayer
no demuestra de dónde deduce este principio de verificación ni aporta el
equivalente a un cálculo matemático mediante el cual sea posible comprobar
si su respuesta ha sido correcta. O tal vez el principio de verificación no sea
más que una propuesta, la recomendación de que debemos utilizar la
expresión «con significado» de la manera que indica el principio. Pero, de ser
así, constituiría según sus propios criterios el equivalente metafísico a la
manifestación de una emoción, exactamente el tipo de enunciado que tan
concienzudamente ha eliminado Ayer de la filosofía. En cualquier caso, la
crítica de que el principio de verificación se autorrefuta tiene una fuerza
devastadora.
Warburton, Nigel (2001). Philosophy: The classics. London: Routledge.
TEXTO 2
Las personas de inteligencia descollante asumen que el brillo intelectual es la
clave de cualquier logro humano. Este tipo de personas acostumbran a votar
en favor de los candidatos más inteligentes y procuran elegirles para dirigir
gobiernos, piden a los más hábiles expertos que conciban planes para
encauzar la economía y atribuyen a los más sagaces científicos los más
notables descubrimientos. Sin embargo, todos ellos corren tras una falsa
liebre. La clave de los logros humanos no reside en modo alguno en la
inteligencia de los individuos concretos. La razón de que los seres humanos
dominen actualmente el planeta no se debe al hecho de que posean un gran
cerebro. La evolución hasta conseguir un cerebro de mil doscientos
centímetros cúbicos dotado con una importante cantidad de amenos
programas lógicos como el del lenguaje, era uno de los elementos necesarios
para el
acceso a la civilización, pero no una condición suficiente. La razón de que
unas economías funcionen mejor que otras no radica desde luego en el hecho
de que las que triunfen tengan al frente a personas más inteligentes, y el
motivo de que en algunos lugares se realicen importantes descubrimientos no
hay que buscarlo en la hipótesis de que las personas que habitan esos
lugares en particular sean intelectualmente más agudas que las de otros.
Los logros humanos son un fenómeno íntegramente imputable al trabajo en
red. Al reunir a un gran número de cerebros en tareas por medio de la división
del trabajo, la sociedad humana encuentra el modo de mejorar el nivel de
vida, de incrementar la capacidad de carga, de mejorar el virtuosismo
tecnológico y de elevar la base de conocimiento de la especie.
Las consecuciones humanas encuentran su fundamento en la inteligencia
colectiva — y los nodos de la red neural humana son las propias personas—.
Al dedicarse cada individuo a una sola cosa y acabar haciéndola muy bien, y
al compartir más tarde con otros los resultados de su saber y combinar lo
aprendido, la gente adquiere la capacidad de hacer cosas que ni siquiera
comprende. Como ya observó en su momento el economista Leonard Read
en un ensayo titulado «I, Pencil», no single person knows how to make even a
pencil— the knowledge is distributed in society among many thousands of
graphite miners, lumberjacks, designers, and factory workers. Y como ya
señaló también Friedrich Hayek, en su notable ensayo titulado The Use of
Knowledge in Society: «The cleverest person is no match for the collective
brain at working out how to distribute consumer goods».
TEXTO 3
La percepción en términos generales puede entenderse como un proceso
cognitivo de carácter sensorial, mediante el cual el ser humano aprehende la
realidad. Se activa a través de la decodificación de determinada información,
que a manera de estímulo, el individuo recibe del entorno o contexto donde se
encuentra inserto. Tiene un carácter cíclico, en la medida en que, una vez
procesada la información, es decir, una vez que el estímulo es transformado en
conocimiento, genera un nuevo ciclo de percepción que incorpora los
elementos asimilados y le confiere además nuevos significados. Esto para
entender que la percepción de inseguridad no necesariamente tiene una
correlación directa con los niveles de victimización real, y que son un conjunto
de factores sistémicos propios de la dinámica social los que en última instancia
determinan las características e intensidad de los imaginarios de la
inseguridad.
Si se parte del hecho de que la violencia es un fenómeno multicausal articulado
alrededor de una serie de factores estructurales, institucionales y situacionales,
que además se encuentran intrínsecamente interrelacionados, puede entonces
argumentarse que, si bien la percepción de inseguridad puede ser
contextualizada a partir de los niveles de violencia efectiva de una sociedad, es
necesario hacer una distinción de los factores que la producen y de sus
posibles interrelaciones. Así por ejemplo, si se observa el Gráfico 1, la
percepción de las principales causas que generan la delincuencia son
identificadas en el rango superior desde un criterio multifactorial: estructural
(situación económica,), institucional (mala educación), y situacional
(drogadicción). Estadística que de alguna manera evidencia la naturaleza
sistémica de la construcción de estas percepciones de inseguridad, cuyo hilo
conductor en este caso, sería la precariedad y desigualdad en términos
sociales y económicos de la población, como un factor que envuelve al
conjunto de la sociedad y cuyo impacto afecta a la mayoría de sus miembros;
correlacionado, por otro lado, con los bajos niveles educativos característicos
de los sectores más vulnerables de las sociedades latinoamericanas, y que
generalmente generan actitudes y respuestas pasivas de la ciudadanía frente
al conflicto; y, finalmente agravado por factores directos como el consumo de
narcóticos que en circunstancias específicas terminan siendo elementos
potencializadores de la violencia.