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Opinión

Protección de datos y hábeas data.


Tercera parte
22 de Mayo de 2022
Palabras clave
Poder y Ciudadanía
Autores
Autoría: 
Oswaldo Samayoa

Creo que asegurar que el hábeas data es tal y cual se ha regulado en la Ley
de Acceso a la Información Pública sería un error desde mi opinión, puesto
que su naturaleza constitucional y sus alcances como garantía no se
cumplen a cabalidad. Así, códigos procesales constitucionales como el
peruano le han incluido como un proceso específico y esto ha dado lugar a
que el Tribunal Constitucional de aquel país defina dos tipos generales y
dieciocho subtipos de hábeas data posibles.

En el caso guatemalteco, ante los vacíos legales existentes, se tiene en la práctica


el acudir al amparo, al cual denominaré amparo de hábeas data. Y es que la Corte
de Constitucionalidad (CC) en expediente 1356-2006 ha expresado que «el
amparo resulta ser la acción constitucional idónea para garantizar el derecho que
a toda persona asiste de acceder a su información personal recabada en bancos de
datos o registros particulares u oficiales (…) o cuando esos datos sean
proporcionados por personas individuales o jurídicas que prestan un servicio al
público de suministros de información de personas, a fin de positivar aquellos
derechos de corregir, actualizar, rectificar, suprimir o mantener en
confidencialidad información o datos que tengan carácter personal, y así
garantizar el adecuado goce de los derechos reconocidos en los artículos 4º, 28 y
31 de la Constitución»

En la discusión constitucional contemporánea podría plantearse la necesidad de


reformar la Ley de Amparo, Exhibición Personal y de Constitucionalidad para en
un artículo específico nominar al hábeas data como garantía constitucional, o
bien, amparo de hábeas data, haciéndolo surgir como garantía constitucional con
los alcances que el profesor García Laguardia le daba al definirla como «medio
técnico-jurídico orientado a proteger las disposiciones constitucionales cuando
estas son infringidas, reintegrando el orden jurídico violado.»

La protección de datos no es un tema


inicialmente penal, ni civil, sino constitucional
Para finalizar esta serie de tres columnas sobre protección de datos y hábeas data,
me parece importante proponer un camino que pueda orientar lo que
legislativamente debe proceder: a) crear una ley de hábeas data que incluya la
protección de datos ante privados, reconociendo los derechos ARCO y los más
nuevos derechos expresados en los estándares iberoamericanos; b) creación de un
órgano de control, con funciones amplías de seguimiento de datos personales,
conforme las reglas más actualizadas, incluso, para limitar la trata y tráfico ilegal
de datos, c) instalación de una serie de recursos y procedimientos ante ese órgano
que permitan un control idóneo para limitar la trata y tráfico no autorizado; d) la
creación de la garantía constitucional en los términos acá expresados o en esa
orientación; y e) el establecimiento de las sanciones administrativas y penales
correspondientes.

Es decir, la protección de datos no es un tema inicialmente penal, ni civil, sino


constitucional, puesto que los datos personales están íntimamente ligados a
nuestra vida privada, nuestras familias y nuestra dignidad, razón por la cual la
tutela efectiva debe limitar el abuso y permitir los mecanismos concretos e
idóneos de protección. Asimismo, requiere de una cultura en el manejo de
información y datos, desde los permisos que se otorgan a las aplicaciones, hasta
la información que se aporta en supermercados, cadenas de tiendas, bancos, etc.
Es legal y legítimo conocer qué hacen con nuestros datos, es un derecho no
tutelado plenamente y debemos procurar por él.
Escrito por:
Diana De Mata
 
Contenido del derecho a la privacidad  
 
La palabra “privacidad” deriva del vocablo en latín privatus  que hace referencia
a todo aquello que es de interés particular, opuesto a aquello que es de
interés de la colectividad, es decir, a aquello que es de interés “público” del
latín publicus1. De conformidad con el Diccionario de la Real Academia
Española, el término “privacidad”, en su segunda acepción, hace referencia
al ámbito de la vida privada que se tiene derecho a proteger de cualquier
intromisión2.
 
Tomando como base el origen etimológico de la palabra y la definición
anteriormente referida, en principio, podría establecerse que la privacidad de
un individuo se anulará solamente en la medida que el mismo permita que
terceros accedan a su vida íntima o bien, en la medida que terceros se
entrometan, arbitrariamente, en la intimidad de éste. Es importante advertir
que, en esta primera conclusión o punto de vista, la “privacidad” se entiende
como aquel espacio íntimo de la vida de un sujeto que se encuentra
claramente definido y determinado, tanto por él mismo, como por los terceros
con los que convive o se relaciona.
 
 Hoy en día, con el uso de la tecnología y de las plataformas de comunicación
masiva, esta sencilla ecuación del derecho a la privacidad ha quedado
superada por otra mucho más compleja en la que interactúan nuevos
elementos. La “esfera privada” del individuo ha dejado de ser ese espacio
personal íntimo, perfectamente definido o identificable, que interesa
solamente a éste. En la actualidad, un tercero puede tener acceso o estar en
contacto con la “esfera privada” o con la “intimidad” de un sujeto, ya no
solamente cuando conoce ciertos sucesos o situaciones particulares de su vida
personal o familiar, sino también, cuando conoce, maneja, conserva o,
simplemente, cuando tiene acceso a “datos” que constituyen particularidades
de éste y que, por tanto, permiten su fácil individualización o identificación
dentro del conglomerado social.
 
En otras palabras, a partir del momento en que una persona decide utilizar o
emplear cualquier medio o plataforma tecnológica para informarse,
comunicarse o relacionarse con los demás, esta “compartiendo”
automáticamente, de forma consciente o inconsciente, parte esencial de su
privacidad al informar o brindar ciertos “datos personales”  que permiten
identificarlo plenamente dentro de la sociedad.
 
La privacidad de los datos personales
 
En ese orden de ideas, se puede establecer que la “privacidad de datos” hace
referencia a la reserva o confidencialidad que se debe reconocer a todos
aquellos datos que constituyen características, particularidades y
circunstancias propias de un individuo y que facilitan y permiten su
individualización o identificación dentro de un grupo. Y es a estos datos que se
les denomina o conoce como “datos personales”. La Corte de
Constitucionalidad ha definido los “datos personales” como todos aquellos
datos que permiten identificar a una persona y posibilitan la determinación de
una identidad, tales como un número de identificación o elementos
específicos característicos de su identidad física, fisiológica, psíquica,
económica, cultural, social, etcétera 3.
 
El derecho a la autodeterminación informativa o derecho de protección
de datos
 
La protección de los datos personales de la intromisión arbitraria de terceros
se reconoce y protege hoy en día como un derecho fundamental, el “derecho a
la protección de datos” o el “derecho a la autodeterminación informativa”. El
reconocimiento de este derecho surgió como una necesidad, precisamente, de
otorgar una protección jurídica a aquellos datos personales que, debido a la
tecnología y a la transmisión de información a través de plataformas de
comunicación masivas, son susceptibles de un uso inapropiado por parte de
terceros, lo cual podría causar graves daños al titular de los mismos.
 
La protección de los datos personales, por tanto, supone no solo la protección
indirecta del derecho a la privacidad, a la intimidad y al honor de las personas,
sino también, la protección del derecho al reconocimiento de la dignidad
humana, el cual constituye el origen y fundamento último de la protección y
reconocimiento de todos los derechos humanos.
 
Disposiciones constitucionales relacionadas a los derechos al
reconocimiento a la dignidad humana, a la privacidad, a la intimidad, al
honor y al derecho a la protección de datos o autodeterminación
informativa
 
La Corte de Constitucionalidad4 ha establecido que, en Guatemala, el derecho
al reconocimiento de la dignidad humana se encuentra reconocido y
protegido, expresamente, en los primeros cinco artículos de la Constitución
Política de la República:
 
 Artículo 1: Protección a la persona.
 Artículo 2: Deberes del Estado.
 Artículo 3: Derecho a la vida.
 Artículo 4: Libertad de igualdad.
 Artículo 5: Libertad de acción.
 
Respecto al reconocimiento y protección de los derechos a la intimidad y a la
privacidad, la Corte ha señalado que los mismos se encuentran contenidos en
los siguientes artículos constitucionales:
 
 Artículo 23: Inviolabilidad de la vivienda.
 Artículo 24: Inviolabilidad de correspondencia, documentos y
libros.
 Artículo 25: Registro de personas y vehículos.
 
Con relación al contenido y alcances del artículo 31 constitucional, referente al
acceso a archivos y registros estatales, se puede establecer que el mismo
contiene un reconocimiento “parcial” al derecho de protección de datos
personales o autodeterminación informativa, toda vez que su ámbito de
protección se limita solamente a los datos personales que aparecen en
archivos y registros “públicos” no así a los que se encuentran contenidos en
registros privados. En este artículo se establece que toda persona tiene
derecho a conocer lo que de ella conste en archivos, fichas o cualquier otra
forma de registros estatales, y la finalidad a que se dedica esta información, así
como a corrección, rectificación y actualización.
 
Sin perjuicio de lo anteriormente expuesto, es importante advertir que el
derecho al honor y el derecho a la protección de datos o a la
autodeterminación informativa también forman parte del catálogo de
derechos fundamentales reconocidos en nuestro texto constitucional, por vía
de los artículos 44 y 46, referentes a los derechos inherentes a la persona
humana y a la preeminencia del Derecho Internacional, respectivamente, los
cuales viabilizan la existencia del “bloque de constitucionalidad” 5, en virtud del
cual, todos aquellos derechos que no se encuentran expresamente contenidos
en el texto constitucional pero sí en pactos o tratados en materia de derechos
humanos ratificados por Guatemala, se consideran parte de nuestro
ordenamiento jurídico constitucional y, por ende, constituyen  un parámetro
constitucional que debe ser observado y respetado.
 
Los instrumentos internacionales en materia de derechos humanos ratificados
por Guatemala que contienen el reconocimiento de los derechos a la
intimidad, a la privacidad y al honor, así como el reconocimiento del derecho a
la protección de datos o autodeterminación informativa son los siguientes:
 
 Artículo 12 de la Declaración Universal de Derechos Humanos.
 Artículo 11.1, 11.2 y 11.3 de la Convención Americana sobre
Derechos Humanos.
 Artículo 17 del Pacto Internacional de Derechos Civiles y Políticos.
 Artículo 5 de la Declaración Americana de los Derechos y Deberes
del Hombre.
 
Contenido del derecho a la autodeterminación Informativa o derecho de
protección de datos
 
El ejercicio del derecho de protección de datos posibilita al individuo el control
sobre sus datos personales y, por tanto, le permite comprobar, en todo
momento, no solo que sus datos estén correctos y actualizados (en cualquier
base de datos pública o privada), sino, además, que su utilización sea
conforme a las autorizaciones que otorgó y para la finalidad previamente
acordada.
 
Según lo considerado por la Corte de Constitucionalidad 6, la plena eficacia del
derecho a la autodeterminación informativa o protección de datos permite al
individuo gozar, a su vez, de los siguientes derechos:
 
a) Derecho a actualizar sus datos;
b) Derecho a rectificar sus datos por información errónea, incompleta o
inexacta;
c) Derecho a reservar (confidencialidad) cierta información que sobre ella se
obtenga, y que aun cuando ésta pueda ser legalmente requerida, se mantenga
en grado de confidencialidad para terceras personas ajenas a la situación que
motivó el requerimiento; y,
d) Derecho a excluir de circulación informativa, abierta o restringida,
información que pueda considerarse en extremo sensible para el interesado o
que sea producto de noticias o datos que sólo a este último conciernan (para
ser admitida se deben tomar en cuenta los parámetros de trascendencia social
o interés social legítimo respecto a dichos datos).
 
En ese orden de ideas, en toda comercialización de datos personales se debe
garantizar a la persona titular de los mismos los derechos de actualización,
rectificación, confidencialidad  y  exclusión como una forma de resguardar, no
solamente su derecho de autodeterminación informativa, sino,
indirectamente, los derechos fundamentales a su intimidad personal,
privacidad y honor.
 
¿Existen límites al derecho a la autodeterminación informativa o derecho
de protección de datos?
      
La Corte de Constitucionalidad ya ha establecido en su jurisprudencia que,
como todo derecho, el derecho a la autodeterminación informativa no es
absoluto. Este derecho deberá ceder ante las acciones que persigan garantizar
los valores y fines supremos del Estado (la vida, la libertad, la justicia, la
seguridad, la paz y el desarrollo integral de la persona) en el entendido que estos
valores constituyen un interés colectivo o general, cuyo cumplimiento o
realización supera la relevancia que tiene para la sociedad mantener ciertos
datos personales en reserva (el caso de una investigación delictiva, por
ejemplo). En estos casos, son las siguientes autoridades estatales las que
pueden requerir datos personales sin vulnerar el derecho a la
autodeterminación informativa7:
 
 Ministerio Público
 Autoridades policiales
 Autoridades judiciales
 Tribunal Supremo Electoral
 Superintendencia de Administración Tributaria
 
Es importante establecer que, para que el requerimiento de datos personales
sea legítimo y justificado, debe realizarse solamente por autoridades de
carácter estatal y los datos personales que éstas recaben deben ser utilizados
únicamente para el ejercicio de las funciones propias de cada órgano público
que se trate. El Registro Nacional de las Personas (RENAP) es la institución del
Estado encargada de determinar qué instituciones podrían precisar obtener
este tipo de datos en cada caso concreto.
 
      
Datos personales que no se encuentran protegidos por el derecho a la
autodeterminación informativa o derecho de protección de datos  
 
Los siguientes datos personales no se consideran protegidos por el derecho de
protección de datos por considerarse “información pública” en virtud de lo
dispuesto en el artículo 6 literal j) de la Ley del Registro Nacional de las
Personas:
 
 El nombre y los apellidos de la persona;
 El número de identificación;
 Las fechas de nacimiento;
 La fecha de defunción;
 Sexo;
 Vecindad;
 Ocupación;
 Profesión u oficio;
 Nacionalidad; y,
 Estado civil.
 
Respecto a la exclusión de estos datos personales del derecho a la protección
de datos, la Corte de Constitucionalidad ha establecido 8 que los mismos
constituyen información que cualquier persona utiliza para identificarse
públicamente en sus relaciones sociales, laborales, profesionales y de otra
índole. Y que, incluso, figuran en el Documento Personal de Identificación, ya
que son los datos que comúnmente permiten la identificación de la persona
para el desarrollo de los actos civiles, administrativos, legales y, en general,
para todos aquellos actos en los que es requisito identificarse. En ese sentido,
estos datos personales no constituyen información que pueda atentar contra
la intimidad o el honor del individuo, por ser datos que se utilizan
comúnmente para efectos de identificación y conocimiento público. Por tanto,
facilitar estos datos a personas extrañas al titular de los mismos, sin su
conocimiento ni consentimiento, no entraña vulneración a sus derechos.
 
Con relación a la dirección de residencia y el número telefónico, la Corte ha
considerado que sí se trata de datos personales y, por lo tanto, los mismos sí
se encuentran protegidos por el derecho de protección de datos, lo cual
supone, necesariamente, que su divulgación sin autorización del titular se
considera una vulneración a este derecho.
 
La inexistencia de una Ley de protección de datos en Guatemala
 
Hasta la fecha, no existe dentro del ordenamiento jurídico guatemalteco un
cuerpo normativo que regule, específicamente, el tema de protección de datos
personales. La Ley de Acceso a la Información Pública, Decreto número 57-
2008 del Congreso de la República, contiene y establece ciertos parámetros
importantes relacionados con el tema (datos personales, habeas data,
información confidencial, el tratamiento y acceso a los datos personales, entre
otros) pero lo hace, esencialmente, desde la perspectiva del manejo de datos
personales por parte de registros públicos o estatales (registros controlados
por entidades que manejan recursos o bienes del Estado o llevan a cabo
funciones públicas). Esto supone la existencia de un “vacío legal” en Guatemala
en cuanto a regulación sobre el manejo de datos personales por parte de
sujetos privados y, por tanto, en cuanto al derecho de protección de datos o
derecho a la autodeterminación informativa en todas sus facetas,
manifestaciones y alcances.
 
No obstante lo anterior, es importante advertir que la Corte de
Constitucionalidad ha establecido que mientras persista esta ausencia
normativa, toda comercialización de datos personales que se lleve a cabo en el
país, deberá cumplir con los siguientes requisitos para ser válida y legitima
según los parámetros de protección de derechos fundamentales 9:
 
a) En la obtención de los datos:
 Conforme una finalidad plenamente definida.
 De forma legítima.
 De manera voluntaria por parte de aquél cuyos datos vayan a ser
objeto de comercialización.
b) En la utilización de los datos:
 Con consentimiento de la persona interesada.
 Con un propósito compatible con aquel para el que se
obtuvieron.
c) En el registro de los datos:
 Implementación de controles adecuados que permitan la
determinación de la veracidad y actualización de los mismos.
 Derecho a rectificación en caso de una errónea o indebida
actualización.
 Derecho a exclusión de la información o datos que el titular
considere sensibles o cuya divulgación pueda derivar en daños a
su intimidad, honor o privacidad.   
 
Conclusión
 
El nivel de exposición que tienen los individuos hoy en día por el uso de la
tecnología no tiene precedentes. La esfera de la privacidad individual se ha
hecho cada vez más pequeña, cediendo espacio para los espectadores. Ya sea
por necesidad, vanidad, orgullo, ego o simple entretención, lo que antes era de
interés particular ahora se ha convertido de interés de la colectividad.
 
Los datos personales ya no son “personales” en cuanto a su conocimiento,
posesión y utilización, ya sea porque así lo ha decidido voluntariamente el
titular de éstos (lo cual no supone necesariamente que lo haya decidido de
forma consciente) o por la decisión abusiva, arbitraria e ilegítima de un
tercero, aprovechándose de la publicidad de los datos y, es precisamente en
estos escenarios, que el derecho de protección de datos entra en juego para
salvaguardar los derechos a la intimidad, a la privacidad y al honor del
individuo.
 
Conocer, poseer o utilizar datos personales de terceros, en cualquier
circunstancia y contexto, nunca será un privilegio, pero sí una gran
responsabilidad que, de no ser concebida en su justa dimensión y manejada
de la forma correcta y prudente que amerita, podría ocasionar graves daños y
perjuicios, no solo para el titular de los datos personales, sino también para el
tercero poseedor de los mismos. Hoy, más que nunca, los Estados deben
advertir la grave necesidad de incluir dentro de sus ordenamientos jurídicos
un cuerpo normativo que regule el derecho de protección de datos, no solo
para proteger la privacidad e intimidad de los individuos, sino para
salvaguardar algo aún más importante:  la dignidad misma, como fundamento
último de la esencia y naturaleza del ser humano.
 
 
 

SORIANO, Pablo, “La Mediación Figurativa como Historia del Habitar, Público y
Privado”, Volumen II, Nobuko, Buenos Aires, 2005, p.401.

Diccionario de la Real Academia Española, disponible
en: https://dle.rae.es/privacidad Consultado el 5 de mayo de 2020.

Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1356-2006 el 11 de octubre de 2006.

Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1356-2006 el 11 de octubre de 2006.

Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1822-2011 el 17 de julio de 2012.
6
 Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1356-2006 el 11 de octubre de 2006.
7
 Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1201-2006 el 27 de septiembre de 2007.
8
 Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1201-2006 el 27 de septiembre de 2007.

Sentencia de la Corte de Constitucionalidad dictada dentro del expediente
número 1356-2006 el 11 de octubre de 2006.
F

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