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El Aparato Digestivo - Completo

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Anatomía y Fisiología del Aparato Digestivo

1.- INTRODUCCIÓN

1.1.- Alimentación y Nutrición

Se trata de dos conceptos diferentes, aunque están íntimamente relacionados.

-. La Alimentación consiste en proporcionar al cuerpo diferentes alimentos, libremente


escogidos y sometidos a distintos tratamientos. La alimentación puede considerarse, por tanto,
como la primera etapa de la nutrición

-. La Nutrición es el conjunto de procesos mediante los que el organismo recibe, transforma e


incorpora a sus células ciertas sustancias químicas, llamadas nutrientes, necesarios para el
mantenimiento de la vida.

1.2.- Etapas del proceso digestivo

La mayoría de los nutrientes que incorporamos proceden de los alimentos. Para que
dichos nutrientes lleguen hasta las células son necesarias una serie de acciones que comienzan
por el proceso digestivo.

La digestión transforma las macromoléculas contenidas en los alimentos en moléculas


simples, de este modo pueden ingresar en el organismo y ser utilizadas por las células.

En el proceso digestivo se pueden distinguir las siguientes etapas:

-. Ingestión: los alimentos, que ingresan en la boca, son triturados por los dientes, mezclados
con la saliva e introducidos en el tubo digestivo (deglución)

-. Digestión: en el tubo digestivo se segregan jugos, que contienen enzimas capaces de


fragmentar las macromoléculas contenidas en los alimentos en moléculas más sencillas.

-. Absorción: las moléculas sencillas resultantes de la etapa anterior atraviesan la pared del tubo
digestivo y son transportadas por el sistema circulatorio.

-. Asimilación: los nutrientes, que llegan a través de la sangre, son utilizados por las células para
obtener energía o para sintetizar moléculas necesarias para su crecimiento y desarrollo.

-. Defecación: las sustancias no digeridas, como la fibra vegetal y los residuos del proceso
digestivo, son eliminadas en forma de heces.
2.- ANATOMÍA DEL APARATO DIGESTIVO
Para asimilar los nutrientes, los alimentos deben ser previamente descompuestos en
moléculas suficientemente pequeñas para ser absorbidas. Esta es la función que cumple el
aparato digestivo.

Está constituido por:

-. Un tubo o tracto digestivo, de unos once metros de largo, desde la boca hasta el ano, donde
los alimentos son sometidos a tratamientos mecánicos y químicos (digestión), convirtiéndose
en moléculas pequeñas, asimilables, que se absorben y pasan al sistema circulatorio.

El tubo digestivo se encuentra dividido en diferentes zonas que cumplen funciones específicas:
boca, faringe, esófago, estómago, intestino delgado e intestino grueso.

A lo largo del tubo digestivo aparecen unos músculos circulares, llamados esfínteres, que actúan
como válvulas que regulan el tránsito e impiden el retroceso del alimento.

-. Glándulas anexas, como las glándulas salivares, el hígado y el páncreas, que vierten sus
secreciones en el tubo digestivo. Algunas glándulas están ubicadas en la misma pared del tubo
como las glándulas gástricas (estómago) o las glándulas intestinales (intestino)

2.1.- La Cavidad Bucal


La boca es la puerta de entrada al aparato digestivo. Cerrada por los labios, comunica
por detrás con la faringe a través de un estrechamiento, denominado istmo de las fauces,
flanqueado por las amígdalas.
En la boca se encuentran la lengua y los dientes y en ella vierten sus secreciones las
glándulas salivares.

La LENGUA es un órgano musculoso que interviene en la masticación y amasado de los alimentos


y los impulsa hacia la faringe en la deglución. Funciona también como órgano del gusto y es muy
sensible al tacto y a la temperatura.

Los DIENTES: Tienen la función de masticar los alimentos, preparándolos para la digestión
química.

En la estructura de un diente podemos diferenciar:

-. Corona. Parte situada por encima de la encía

-. Raíz. Prolongaciones alargadas, por debajo de la encía, que se alojan en cavidades del maxilar
denominadas alvéolos.

-. Cuello. Estrechamiento situado entre la corona y la raíz.

La corona y el cuello están cubiertos por una capa de esmalte, que es el tejido más duro del
organismo, formado principalmente por fosfato cálcico.

Por debajo del esmalte se halla una capa gruesa de dentina, que forma la mayor parte del diente
y tiene una composición y dureza semejante a la del hueso. En su interior se encuentra la pulpa
dental, constituida por tejido conjuntivo, donde están los vasos sanguíneos y linfáticos y los
nervios.
Se distinguen cuatro tipos de dientes. Cada tipo está especializado en una función diferente:

-. Incisivos. Tienen forma de cincel y sirven para cortar

-. Caninos. Son largos y aguzados y se emplean para desgarrar.

-. Premolares y molares. Tienen superficies planas y se usan para triturar.

DENTINCIONES DE LECHE Y ADULTA

La dentición adulta consta de 32 piezas:

4 incisivos, 2 canino, 4 premolares y 6 molares en cada mandíbula. Los últimos molares (muelas
de juicio) aparecen entre los 18 y 30 años (o pueden no aparecer nunca) y, en general, son
inútiles.

En los humanos aparece, en la infancia, una primera dentición que es reemplazada


durante el crecimiento (dentición de leche) formada por 20 piezas pequeñas y sin raíces: 4
incisivos, 2 caninos y 4 premolares en cada mandíbula.

LAS GLÁNDULAS SALIVARES

Están formadas por células secretoras que vierten sus secreciones a la cavidad bucal.
Segregan entre 800 y 1200 cm3 diarios de saliva. Hay tres pares de glándulas salivares:

-. Parótidas: situadas en el ángulo de la mandíbula, debajo de la oreja, produce una secreción


acuosa que contiene amilasa. Vierten por el conducto parotídeo en el vestíbulo oral a la altura
del segundo molar superior.
-. Submaxilares: situadas en la parte posterior del suelo de la boca por debajo de la base de la
lengua

-. Sublinguales: situadas en el suelo de la boca por encima de las submaxilares.

La saliva humedece los alimentos para facilitar la deglución; también es necesaria para
percibir el sabor de los alimentos, pues permite su disolución y facilita así el contacto con los
receptores gustativos de la lengua.

Está formada por agua, sales minerales y dos enzimas digestivas: la ptialina o amilasa
salival, que comienza la digestión química del almidón, transformándolo en glúcidos más
simples, como la maltosa, y la lipasa lingual, que descompone las grasas en monoacilglicéridos
y ácidos grasos, continúa actuando en el estómago.

También contiene mucina, (proteína con función lubricante), lisozima (enzima con acción
bactericida) e iones bicarbonato y fosfato que amortiguan los cambios de pH producidos por los
alimentos que entran en la boca.

2.2.- La Faringe
Es un espacio común a los aparatos digestivo y respiratorio; a la entrada de ella se
encuentran dos pequeños órganos linfoides: las amígdalas.

La faringe se comunica con:

-. La boca, por el istmo de las fauces

-. El esófago

-. Las fosas nasales, mediante las coanas

-. La laringe, cuya apretura (glotis) es tapada durante la deglución por la epiglotis

-. El oído medio, mediante las trompas de Eustaquio, equilibrando la presión a ambos lados del
tímpano.
2.3.- El esófago
Es un conducto musculoso que se extiende desde la faringe hasta el estómago;
desciende entre los pulmones, por detrás del corazón, atraviesa el diafragma por un orificio
llamado hiato esofágico y concluye en el estómago

Histológicamente consta de una capa muscular, que en el tercio superior es de músculo


estriado y en el resto músculo liso, este músculo es el encargado de los movimientos
peristálticos, que consisten en ondas que van a conducir el alimento o saliva hasta el estómago.

3.4.- El estómago
El estómago adulto es una dilatación musculosa en forma de saco extensible, que puede
alcanzar un volumen de 1,5 litros.

Anatómicamente se pueden distinguir varias partes: cardias, fundus, cuerpo, antro y píloro.

El cardias es el límite entre el esófago y el estómago y el píloro es el límite entre el


estómago y el duodeno.
La mucosa gástrica está formada por un epitelio cilíndrico simple que se repliega
formando “criptas gástricas” en cuyo interior se encuentran las glándulas gástricas que
contienen cuatro tipos de células: células principales productoras de enzimas (pepsinógeno y
lipasa gástrica), células parietales que liberan ácido clorhídrico, células mucosas que segregan
moco y células G que producen hormona gastrina que controla la actividad del estómago.

3.5.- El Intestino Delgado


Se inicia en el píloro y termina en la válvula ileocecal, por la que se une a la primera
parte del intestino grueso. Es un tubo de 3cm de diámetro y unos 6,5 metros de longitud, que
se halla plegado en la cavidad abdominal y envuelto (junto con el intestino grueso, estómago,
hígado y páncreas) por una membrana llamada peritoneo.

Se distinguen tres partes:

-. Duodeno, de unos 25 cm de longitud, donde el páncreas y el hígado vierten sus secreciones

-. Yeyuno, de unos 2,5 m

-. Íleon, que comunica con el intestino grueso por la válvula ileocecal, encargada de impedir el
retroceso de los alimentos digeridos, es la porción más larga con 3,75 m

Para aumentar la superficie de absorción, la mucosa intestinal forma unos repliegues


transversales (que triplican su superficie), recubiertos en su interior por minutas vellosidades
que pueden verse a simple vista, dándole apariencia aterciopelada. Pero, además, las células del
epitelio intestinal que reviste las vellosidades tienen la cara de la membrana plasmática que da
a la luz del intestino cubierto de microvellosidades, es decir, con numerosos pliegues sólo
visibles en el microscopio electrónico. Todo ello proporciona al intestino una superficie de
absorción de unos 300m2

Además, cada vellosidad está recorrida por una red de capilares sanguíneos y vasos
linfáticos (vasos quilíferos).
La mucosa intestinal posee numerosas cavidades (criptas de Lieberkün) revestidas por
epitelio glandular: las glándulas intestinales que producen los jugos intestinales. Este jugo
contiene mucus y enzimas, tales como:

-. Sacarasa, maltasa y lactasa: transforma la sacarosa, la maltosa y la lactosa en sus


monosacáridos constituyentes

-. Lipasa intestinal: transforma los glicéridos que aún pudieran existir en la mucosa intestinal en
ácido graso y glicerina.

-. Peptidasa: convierte los péptidos en aminoácidos

-. Nucleasas intestinales: descomponen los nucleótidos en sus componentes: pentosa, ácido


fosfórico y base nitrogenada.

3.6.- El intestino grueso


Es la última porción del tubo digestivo, de 1,5 m de longitud y unos 6,5 cm de diámetro,
su superficie externa presenta numerosas dilataciones, separadas entre sí por surcos
transversales.

El intestino grueso comprende tres regiones:

-. El ciego es una región corta con forma de saco, en el fondo del cual nace un pequeño tubo
cerrado en su extremo, como un dedo de guante, llamado apéndice vermiforme o cecal. Es un
órgano linfoide relacionado con el sistema inmunitario

-. El colon, la porción principal del intestino grueso, asciende verticalmente desde el ciego (colon
ascendente), se doble pasando horizontalmente por debajo y por delante del estómago (colon
transverso) y baja por el lado izquierdo (colon descendente).
-. El recto es la parte final del tubo digestivo; de unos 20cm de longitud, termina en el ano,
cerrado por dos esfínteres: el esfínter anal interno de músculo liso (involuntario) y el esfínter
anal externo de musculatura estriada (de control voluntario). En esta zona se encuentran las
venas hemorroidales, que en determinadas circunstancias se dilatan originando hemorroides.

La pared interna del esfínter puede agrietarse y formar fisuras que producen dolores muy
intensos durante la defecación, sobre todo si las heces son duras y secas como consecuencia de
dietas pobres en fibra vegetal.

3.7.- El Hígado
Es una glándula de 1,5 kg de peso; es el mayor de nuestros órganos internos. Recibe, a
través de la vena porta, la sangre procedente del intestino, mientras que la sangre oxigenada le
llega por medio de la arteria hepática.

De color vino oscuro, está dividido en dos lóbulos. Cada lóbulo está formado por un gran
número de lobulillos constituidos por células epiteliales especializadas (hepatocitos) dispuestas
en láminas replegadas alrededor de la vena central.

La bilis producida por los hepatocitos es vertida a los canalículos biliares, que
desembocan en conductos biliares que, confluyen en el conducto hepático, que lleva la bilis a la
vesícula biliar.
El hígado es el principal órgano metabólico del organismo. Es capaz de realizar hasta 500
funciones diferentes, entre las que cabe destacar:

-. Secreción de bilis, que contiene sustancias necesarias para la digestión de las grasas.

-. Metabolismo glucídico: el hígado transforma la glucosa en glucógeno, que se almacena en los


hepatocitos. De esta manera, el hígado actúa a modo de despensa, almacenando el exceso de
glucosa después de la digestión, para ir cediéndola poco a poco, según las necesidades: el
glucógeno se hidroliza y la glucosa liberada pasa a la sangre.

-. Metabolismo de lípidos: el hígado degrada ácidos grasos y trasforma el exceso de acetil-


coenzima A en cuerpos cetónicos. Además, sintetiza lipoproteínas de transporte, colesterol y
ácidos biliares.

-. Metabolismo de proteínas: degradación de los aminoácidos, separando el grupo amino y


transformándolo en urea, síntesis de la mayoría de las proteínas plasmáticas.

-. Eliminación de fármacos y hormonas: es el encargado de transformar y eliminar muchos


fármacos y sustancias tóxicas; el hígado dispone de un auténtico arsenal de enzimas que
transforman las moléculas tóxicas en derivados fácilmente eliminables en la sangre, bien por la
orina, la bilis u otras vías. Este proceso se denomina biotransformación.

-. Almacenamiento de hierro, cobre, y vitaminas liposolubles, como la A, D, E y K

-. Fagocitosis: células reticuloendoteliales del hígado (células de Kupffer) fagocitan los eritrocitos
y leucocitos envejecidos, así como algunas bacterias.

-. Activación de la vitamina D: la piel, el hígado y los riñones originan la forma activa de esa
vitamina.

-. Formación de los factores de coagulación

-. Formación y excreción de bilirrubina, por degradación de la hemoglobina, que es liberada en


la bilis y eliminada a través del tubo digestivo.

3.8.- El páncreas
El páncreas es una glándula mixta, dado que tiene un componente endocrino (segrega
las hormonas insulina y glucagón, ambas reguladoras de la glucemia) y un componente exocrino,
que produce el jugo pancreático.

El jugo pancreático llega al intestino a través del conducto de Wirsung, que desemboca junto
con el colédoco, en la ampolla de Vater. El contenido enzimático del jugo pancreático es:

-. Amilasa pancreática, que transforma el almidón en maltosa.

-. Lipasa pancreática, que desdobla las grasas en ácidos grasos y glicerina.

-. Tripsina, Quimotripsina y Peptidasa, que continúan la degradación de las proteínas y originan


péptidos pequeños, liberando algunos aminoácidos.

-. Nucleasas pancreáticas, que convierten los ácidos nucleicos en nucleótidos.


3.- FISIOLOGÍA DEL APARATO DIGESTIVO

La digestión comienza en la boca, concretamente cuando introducimos el alimento, este


es masticado por los dientes (digestión mecánica) y mezclado con la saliva (digestión química)
gracias a la lengua, a esta masa que se forma se le llama BOLO ALIMENTICIO

Como consecuencia de las acciones mecánicas (masticación) y química (insalivación)


llevadas a cabo en la boca, los alimentos y la saliva se mezclan por acción de la lengua y los
dientes, formando el bolo alimenticio, que es deglutido pasando a la faringe y al esófago.

La deglución se realiza mediante un conjunto de movimientos musculares, de los cuales


los primeros son voluntarios y los otros reflejos. En la boca, el bolo alimenticio es comprimido
contra el paladar por la parte posterior de la lengua, impulsándolo hacia detrás. Una vez aquí,
se dispara un conjunto de movimientos reflejos, que nos impulsan a tragar: el paladar blando se
eleva, cerrando la comunicación con las fosas nasales, y la glotis se cierra por la epiglotis,
impidiendo que la comida vaya a la tráquea.

Cuando el bolo alimenticio abandona la boca y la faringe, pasa al esófago, donde unas
ondas de contracción muscular, llamadas ondas peristálticas, lo empujan hacia el estómago. El
paso del esófago al estómago está controlado por el esfínter esofágico inferior que se abre
cuando llega el bolo alimenticio y se cierra a continuación, para evitar el reflujo contenido en el
estómago hacia el esófago.

Los movimientos peristálticos del esófago conducen el alimento hasta el estómago,


donde continúan los procesos mecánicos de mezcla y trituración, que comenzaron en la boca.

En el estómago, los alimentos son sometidos a la acción del jugo gástrico, que contiene
pepsinógeno y ácido clorhídrico. Este ácido activa el pepsinógeno, que se transforma en
pepsina, que hidroliza los enlaces peptídicos de las proteínas, convirtiéndolas en fragmentos
más pequeños (péptidos).

El jugo gástrico contiene también lipasa gástrica que hidroliza las grasas.

Las enérgicas contracciones peristálticas del estómago amasan el alimento y lo mezclan


con el jugo gástrico favoreciendo la acción de las enzimas y empujan lentamente su contenido-
llamado QUIMO – hacia el duodeno, a través del píloro, que regula el vaciado gástrico.

El quimo abandona el estómago a una velocidad que depende de su composición


química. Los alimentos ricos en hidratos de carbono pasan rápidamente al duodeno; los que son
ricos en proteínas tardan algo más, mientras que los alimentos grasos son los que sufren mayor
demora.
Una vez en el Duodeno, las glándulas intestinales vierten sobre el quimo el jugo
intestinal, el páncreas, los jugos pancreáticos y también se vierte la bilis procedente del hígado,
continuando así con la digestión química.

El trabajo en cadena de las enzimas ha convertido los alimentos (excepto la fibra vegetal)
en un líquido lechoso, llamado QUILO, formado por: agua, sales minerales, vitaminas,
monosacáridos (glucosa, fructosa y galactosa), aminoácidos, glicerina, ácidos grasos, bases
nitrogenadas, ácido fosfórico, pentosas, productos no digeridos, etc.; es decir, moléculas muy
sencillas, con lo que la digestión ha concluido.

Ahora las moléculas sencillas resultantes de la digestión deben atravesar la pared


intestinal (absorción) para ingresar al torrente circulatorio y ser transportadas a todas las células
del cuerpo. La absorción es un proceso selectivo que realizan las células epiteliales de la pared
intestinal.

Salvo algunas pequeñas moléculas, como el alcohol, que se absorbe en el estómago, la


absorción tiene lugar, preferentemente, en el intestino delgado (Yeyuno e Íleon): diariamente
son absorbidos unos 9 litros de agua, en la que están disueltos cerca de 500 g de nutrientes.

Para aumentar la superficie de absorción, la mucosa intestinal forma unos repliegues


transversales (que triplican su superficie), recubiertos en su interior por diminutas vellosidades
que pueden verse a simple vista, dándole apariencia aterciopelada. Pero, además, las células del
epitelio intestinal que reviste las vellosidades tienen la cara de la membrana plasmática que da
a la luz del intestino cubierta de microvellosidades, es decir, con numerosos pliegues sólo
visibles con el microscopio electrónico. Todo ello proporciona al intestino delgado una superficie
total de absorción de unos 300 m2.

Para completar el proceso de la absorción, cada vellosidad está recorrida por una red de
capilares sanguíneos y vasos linfáticos (vasos quilíferos). Los nutrientes que atraviesan las
vellosidades se incorporan a la sangre, salvo las grasas y las vitaminas liposolubles, que penetran
en los vasos quilíferos (de donde pasan a la red linfática). Los vasos que recogen los nutrientes
confluyen en la vena porta, que lleva al hígado toda la sangre que procede del intestino.

Ciertas alteraciones pueden originar una mala absorción de determinados nutrientes.


Por ejemplo, los celíacos o afectados de celiaquía no pueden absorber el gluten (proteína de los
cereales), por los que sus dietas no deben contener esa proteína.

A veces, la absorción de ciertas sustancias necesita un coadyudante. Por ejemplo:

-. La absorción del hierro necesita la presencia de vitamina B12

-. La absorción de calcio necesita vitamina D

-. La absorción de sustancias lipídicas necesita la presencia de bilis.

En el intestino grueso la actividad digestiva es muy escasa; sus funciones primordiales


son la absorción de agua y de iones inorgánicos y la eliminación de los restos de todo el proceso
digestivo, en forma de HECES FECALES.

El intestino grueso contiene una abundante flora bacteriana que cumple varias funciones:

-. Produce fermentación de los residuos no digeridos, como granos de almidón y fibras de


celulosa, originando gases, que son evacuados, y ácidos grasos volátiles, que son absorbidos.
Los residuos proteicos sufren fermentación pútrida (putrefacción) y son hidrolizados por las
enzimas bacterianas liberando aminoácidos, algunos de los cuales se descomponen dando lugar
a compuestos volátiles, como el indol y escatol, que se eliminan y son responsables del olor de
las heces.

-. Sintetiza vitamina K y algunas otras del complejo B, que son aprovechadas por el organismo.

Como resultado de la actividad digestiva y bacteriana, en el intestino grueso se forman


las heces, que están compuestas por bacterias intestinales, restos de células procedentes de la
mucosa intestinal y de los conductos de las glándulas intestinales y residuos no digeridos, sobre
todo celulosa procedente de los vegetales ingeridos.
Si en la dieta diaria se incluye alimentos que contengan fibra (verduras, frutas,
legumbres, pan integral, etc.), las fibras de celulosa absorben gran cantidad de agua, por lo que
las heces están bien lubricadas y su evacuación se realiza con facilidad. Por el contrario, en las
dietas pobres en celulosa, las heces que se forman son duras y con poca agua; por tanto,
discurren mal por el intestino, originando estreñimiento.

REGULACIÓN DEL PROCESO DIGESTIVO

La pared del tubo digestivo posee receptores que detectan la distensión producida por
el volumen de materiales contenidos y la naturaleza de los nutrientes del quimo. Los estímulos
registrados en estos receptores pueden dar origen a respuestas a través de dos tipos de
mecanismos: nerviosos y hormonales que controlan la actividad del aparato digestivo.

REGULACIÓN NERVIOSA. “El estómago no piensa, pero siente”

El tubo digestivo posee un sistema nervioso intrínseco (sistema nervioso entérico),


formado por dos redes o plexos nerviosos relacionados entre sí (plexo mientérico o de Auerbach
y plexo submucoso o de Meissner), que regulan la actividad del músculo liso de la pared del tubo
digestivo y de las glándulas que segregan en él, controlando la mezcla del alimento con los jugos
digestivos y su tránsito a través del tracto gastrointestinal.

Además, las fibras nerviosas simpáticas y parasimpáticos establecen conexión entre el


sistema nervioso central y el sistema nervioso entérico, activando o inhibiendo, según el caso,
la función digestiva.

Por otro lado, algunos estímulos procedentes del exterior, como la visión o el olor de la
comida y los estados emocionales, pueden influir sobre el tubo digestivo a través de impulsos
nerviosos procedentes de centros superiores del sistema nervioso central.
REGULACIÓN HORMONAL

Las hormonas que controlan los procesos digestivos son segregadas por células
endocrinas situadas en el epitelio del estómago y del intestino, como respuesta a los
componentes del quimo y a la distensión del tubo. Las sustancias más importantes con actividad
hormonal son: gastrina, secretina y colecistoquinina.

Hormonas Digestivas
Gastrina Colecistoquinina Secretina
Localización de las
Estómago Intestino Delgado Intestino Delgado
células secretoras
Estímulo que las Aminoácidos y Aminoácidos y ácidos
Acidez
produce péptidos grasos

Estimula la secreción de Estimula la secreción de


Favorece la motilidad
Acción que ejerce enzimas pancreáticas y bicarbonato y agua por
y secreción gástrica
vacía la vesícula biliar el páncreas

4.- Enfermedades del Aparato Digestivo

-. Amigdalitis y Faringitis: Inflamación aguda de las amígdalas o la faringe, debida generalmente


a infección bacteriana o vírica.

-. Úlcera Péptica: Es una lesión ulcerosa de la mucosa gástrica (úlcera gástrica), del píloro o de
la primera porción del duodeno (úlcera duodenal).

Se desarrolla cuando se altera el equilibrio normal entre las fuerzas destructoras y


protectoras, es decir, por un aumento de la secreción ácida del jugo gástrico o una disminución
en la secreción del mucus protector de la mucosa gástrica.

Entre los factores que las desencadenan están: el estrés, el tabaco, ciertos alimentos
(alcohol, café, y alimentos que retrasan el vaciamiento gástrico), ciertos medicamentos (ácido
acetilsalicílico, antiinflamatorios no esteroideos) y bacterias como el Helicobacter Pylori.

-. Gastroenteritis: Inflamación de la mucosa gástrica o intestinal debida a diferentes causas,


como infecciones víricas o bacterianas (Salmonella, Shigella, E.Coli, Campylobacter) e
intoxicaciones alimentarias no bacterianas (por pescados, hongos, alimentos contaminados,
intolerancia a la lactosa….
-. Apendicitis: Inflamación del apéndice vermiforme debido a un proceso infeccioso. Está
precedido de una obstrucción de la luz del apéndice por materia fecal, cuerpo extraño o
estenosis.

-. Cáncer de colon: Es uno de los tumores más frecuentes (el segundo en los hombres, después
del de pulmón y el tercero en las mujeres, después del de mama y del de pulmón)

En su desarrollo intervienen diversos factores: la genética juega un papel importante,


así como la dieta rica en grasas y proteínas animales; mientras que la fibra de la dieta ejerce un
papel protector

-. Hemorroides: Varices de las venas hemorroidales del ano y el recto; pueden no dar síntomas
o ser dolorosas y sangrar.

-. Pancreatitis aguda: Es un proceso grave que se suele asociar al consumo de alcohol o a la


obstrucción de las vías biliares. A veces, es una complicación de la parotiditis.

El jugo pancreático contiene enzimas digestivas en forma de inactiva e inhibidores que


impiden que cualquiera de éstas se active en su camino hacia el duodeno, pero cuando el
conducto pancreático se obstruye, se puede producir una autodigestión o destrucción de este
órgano por su propia secreción

-. Hepatitis: Inflamación del hígado causada por un virus, fármacos y sustancias químicas
(incluido el alcohol)

-. Hepatitis A: causada por el virus A de transmisión fecal-oral. Es leve, se caracteriza por


malestar general, fiebre e ictericia (color amarillo de la piel y mucosas). No deja enfermedad
hepática permanente

-. Hepatitis B: causada por el virus B. Se transmite por contagio sexual, jeringas y


material de transfusión contaminado. El paciente puede curar, ser portados o tener cirrosis o
cáncer hepático. Se dispone de vacuna para este tipo de hepatitis

-. Hepatitis C: se transmite por transfusiones o jeringuillas contaminadas. Causa


hepatitis crónica y puede ser causa de cirrosis o cáncer hepático.

-. Cálculos Biliares: Se producen por la formación de cristales de colesterol en la bilis. La


presencia de cálculos biliares recibe el nombre de colelitiasis. Puede no dar síntomas u obstruir
el tracto de salida de la bilis produciéndose un cólico biliar.

-. Cirrosis hepática: Hígado desestructurado por inflamación crónica. Las causas más frecuentes
son el abuso de alcohol y la hepatitis crónica.
-. Toxiinfecciones Alimentarias: Son enfermedades causadas por la ingestión de alimentos.
Podemos enfermar después de consumir alimentos por varias razones:

- Porque los alimentos sean tóxicos por sí mismo, como las setas venenosas

-. Porque los alimentos estén contaminados por tóxicos químicos, como los metales
pesados (plomo, mercurio…)

-. Porque los alimentos estén contaminados por microorganismos o por sus toxinas,
siendo estas las más frecuentes como por ejemplo el botulismo, es una enfermedad grave
causada por una neurotoxina producida por el bacilo Clostridium botulinum (conservas caseras),
bloquea la liberación de la acetilcolina en las terminaciones nerviosas, con lo que paraliza los
músculos y puede llevar a la muerte por parada respiratoria. También es conocida la Anisakiasis,
infestación del tubo digestivo por Anisakis, cuyas larvas están presentes en gran cantidad de
pescados, ocurre si se come pescado crudo.

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