Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

Tema 7A - La Restauración

Descargar como pdf o txt
Descargar como pdf o txt
Está en la página 1de 7

HISTORIA DE ESPAÑA

TEMA 7A. EL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN: CARACTERÍSTICAS Y


FUNCIONAMIENTO DEL SISTEMA CANOVISTA (1874 - 1902)

ÍNDICE

1. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1876.


2. EL SISTEMA CANOVISTA: BIPARTIDISMO, TURNISMO Y FRAUDE ELECTORAL.
3. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN.

INTRODUCCIÓN

La época de la Restauración está indisolublemente asociada a las figuras de Alfonso XII y,


sobre todo, Cánovas del Castillo, el hombre que hizo posible la vuelta de la Casa de Borbón al trono
español, y que enunció las principales líneas que iban a sustentar a un régimen que sobrevivió
durante más de 50 años. La muerte de los principales protagonistas del nuevo sistema y su escaso
espíritu democrático acabaron desgastándolo, hasta que finalmente, en 1923, el general Miguel
Primo de Rivera estableciese una dictadura personal.

1. LA RESTAURACIÓN BORBÓNICA Y LA CONSTITUCIÓN DE 1876

Tras el golpe del general Pavía (3 de enero de 1874) a la I República, el general Serrano
encabezó un gobierno provisional que algunos historiadores han calificado de dictatorial y dedicó
todos sus esfuerzos a poner término a la tercera guerra carlista. Sin embargo, el principal problema
para el gobierno de Serrano estaba en el “partido alfonsino”, liderado por Antonio Cánovas del
Castillo, historiador, conservador, que venía defendiendo la restauración de la monarquía
constitucional en la persona del hijo de Isabel II, Alfonso XII, sobre el que había abdicado en 1870.
Los constantes conflictos militares, políticos y sociales ocurridos a lo largo del Sexenio Democrático
permitieron a Cánovas organizar poco a poco el regreso al trono español de la dinastía borbónica. El
1 de diciembre de 1874, Alfonso firmaba el Manifiesto de Sandhurst (redactado por Cánovas), en
el que se comprometía a establecer una monarquía parlamentaria basada en el orden social y la
estabilidad política.

Junto al “partido alfonsino” otros elementos jugaban a favor del cambio. Así, la burguesía
catalana, los círculos ligados al negocio con las colonias, sobre todo con Cuba, y los cuadros
alfonsinos del Ejército apoyaban esta Restauración. Aunque Cánovas pretendía que el regreso de la
monarquía se produjese por cauces legales, el 29 de diciembre de 1874 el general Arsenio Martínez
Campos dirige un pronunciamiento en Sagunto, en el que se nombra rey a Alfonso XII, acto
apoyado por las demás guarniciones del país. De este modo termina la aventura democrática del
sexenio y se inicia la Restauración. Cánovas asumirá plenos poderes (regencia) hasta la llegada del
nuevo monarca en enero de 1875 (recién desembarcado en Barcelona), así como la responsabilidad
de diseñar el nuevo sistema político.

Ciertamente, contra el deseo de Cánovas del Castillo de ir a la restauración monárquica por la


vía legal, el general Martínez Campos, el 29 de diciembre de 1874, proclamó en Sagunto a
Alfonso XII rey, acto que fue secundado por las demás guarniciones del país. El 31 de diciembre se
constituía el llamado ministerio-regencia bajo la presidencia de Cánovas. El 9 de enero de 1875, era
confirmado este gobierno por Alfonso XII, recién desembarcado en Barcelona.

1
Alfonso XII, tras un primer matrimonio con su prima Mª de las Mercedes de Orleans, que
falleció a los pocos meses, volvió a casarse, ahora con Mª Cristina de Habsburgo, con la que tuvo
dos hijas, encontrándose encinta en el momento de la muerte del rey en 1885, estableciéndose, por
ello, la regencia de Mª Cristina (1885-1902) como posteriormente veremos.

1.1 Las primeras medidas de Cánovas

Los primeros meses que medían entre la formación del primer gobierno de Cánovas y la
aprobación de la Constitución de 1876 constituyeron una etapa clave en la conformación del nuevo
régimen. Cánovas buscaba asentar la monarquía; elaborar una Constitución que permitiera gobernar
a partidos políticos distintos y que acabara, como medio para alcanzar el poder, con los
pronunciamientos y las intervenciones militares.

Supo ver con claridad que la supervivencia del nuevo sistema pasaba por un cambio radical
de la vida política española, para evitar los continuos enfrentamientos, cambios de gobierno y de
Constitución; defendió un conjunto de elementos esenciales como la Monarquía o la defensa del
orden social y territorial, que se combinaban con las tesis más liberales del sexenio para configurar
un liberalismo moderado que se apartaba del autoritarismo.

El nuevo régimen contó con el apoyo del mundo de los negocios y la alta burguesía
peninsular, así como del ejército y la Iglesia. Además, para favorecer el cambio de sistema político,
se decretó una amplia amnistía y se llevó a cabo una política destinada a prestigiar la figura del rey
como pieza clave del mismo. Los dos primeros objetivos del gobierno de Cánovas fueron la
pacificación del país (poniendo fin a la guerra carlista y el conflicto cubano) y la elaboración de un
texto constitucional que vertebrase el nuevo sistema político.

1.2 La constitución de 1876

A pesar de no ser partidario del sufragio universal, Cánovas accedió a que las primeras
elecciones del nuevo régimen se realizasen mediante este sistema, respetando la legalidad del
sexenio. Buscaba así la aprobación de los progresistas a la futura Constitución. Las elecciones
tuvieron lugar en enero de 1876. Hubo una gran abstención, pero el gobierno se aseguró el triunfo
con un 81% de los diputados. Los resultados, ostensiblemente manipulados, dieron a los partidos
gobernantes 333 de los 391 escaños totales. Las nuevas Cortes se pusieron rápidamente a trabajar en
la elaboración de la nueva Constitución, que se promulgó el 30 de junio de 1876, y que ofrece un
cierto eclecticismo ya que se inspira en la de 1845, incorporando algunos avances democráticos
procedentes de la Constitución de 1869. Sus rasgos esenciales son:

- La soberanía se encuentra compartida entre el Rey y las Cortes, lo que lleva al monarca a
tener gran protagonismo en el sistema político.
- Se establece un poder legislativo bicameral: Congreso y Senado. El rey estaba facultado
para disolver las cámaras y contaba con derecho a veto.
- El poder ejecutivo residía en el rey y sus ministros, a los que podría nombrar libremente.
- Se establece un Estado confesional, aunque se aprueba también la tolerancia religiosa en el
ámbito privado.
- Se unifican los códigos de leyes y se refuerza el papel de jueces y magistrados.
- Se instaura un Estado centralizado, de forma que ayuntamientos y diputaciones van a
depender del gobierno central.
- El sufragio no queda establecido, quedó sin cerrar (artículo 28), legislándose
posteriormente por decreto y dejando la puerta abierta al cambio sin necesidad de modificar la
Constitución. La ley electoral de 1878 establecerá el sufragio censitario.

2
- Se aprobaba una amplia declaración de derechos, aunque su concreción se remitía a leyes
posteriores que, por lo general, tendieron a restringirlos.

En resumen, aunque la Constitución es de carácter moderado, doctrinaria, es lo


suficientemente elástica como para ser aceptada por los progresistas. Con ello se trataba de evitar,
para lo sucesivo, que cada partido pretendiese implantar “su” propia Constitución tan pronto llegase
al poder.

2. EL SISTEMA CANOVISTA: BIPARTIDISMO, TURNISMO Y FRAUDE


ELECTORAL

Para combatir la inestabilidad política, los pronunciamientos y los constantes cambios de


gobierno, Cánovas idea un sistema basado en la alternancia pacífica en el poder de dos grandes
partidos: los llamados partidos dinásticos (conservador y liberal). Así, cuando el partido del
gobierno sufría un proceso de desgaste político, dejaba paso al jefe del partido de la oposición, con lo
que se pretendía garantizar el orden social y económico, así como la estabilidad de las instituciones.
Esta alternancia fue siempre producto de la manipulación y el fraude electoral gracias al caciquismo.

Ambos eran partidos de minorías, de notables, que contaban con periódicos, centros y
comités distribuidos por el territorio español. Los apoyos sociales de ambos partidos eran bastante
homogéneos y se nutría básicamente de las élites económicas y de la clase media acomodada, aunque
era mayor el número de terratenientes entre los conservadores y el de profesionales entre los
liberales. Ambos coincidían ideológicamente en lo fundamental: defendían la monarquía, la
Constitución de 1876, la propiedad privada y un Estado liberal unitario y centralista.

• El Partido Conservador, del propio Cánovas, estará integrado por los antiguos moderados y
unionistas y será más proclive al inmovilismo, defendiendo el sufragio censitario, la
restricción de derechos y libertades y el papel de la Iglesia en la sociedad.
• El Partido Liberal, dirigido por Práxedes Mateo Sagasta, reunirá a los progresistas y
defenderá la libertad de culto, el sufragio universal y la ampliación de derechos y libertades
de los ciudadanos.

El resto de partidos quedarán excluidos del poder, y tendrán una representación


parlamentaria muy marginal, aunque conseguirán cosechar pequeños éxitos tras la aprobación del
sufragio universal. Entre ellos podemos destacar a los diferentes partidos republicanos, que entraron
en competencia con el Partido Socialista Obrero Español (PSOE), fundado por Pablo Iglesias en
1879. Los carlistas perdieron fuerza política tras ser derrotados en 1876, aunque fundarán una
milicia a principios del siglo XX (el Requeté) que tendrá gran influencia durante la II República y la
Guerra Civil.

El turno de partidos o turnismo se realizaba una vez transcurrido un plazo razonable, o


cuando los problemas de un gobierno así lo requiriesen. En esa situación el rey disuelve las cortes y
llama al líder del otro partido para que forme gobierno. Las elecciones son supervisadas por el
Ministro de la Gobernación, quien da instrucciones al Gobernador Civil de cada Provincia, que a su
vez las transmite la información a los caciques locales, individuos que manejaban la vida en los
municipios debido a su alta posición social y económica, y que con su influencia orientaban el voto
en uno u otro sentido, discriminando a aquellos que no respetaban sus intereses. El fraude en los
resultados y los mecanismos caciquiles aseguraban que estas elecciones fuesen siempre favorables al
gobierno que las convocaba.

3
2.1 El sistema político real: caciquismo y fraude electoral

La alternancia en el gobierno se llevó a cabo a través de un sistema electoral corrupto y


manipulador que no dudaba en comprar votos, falsificar actas y medidas de presión sobre el
electorado, valiéndose de la influencia y del poder económico de determinados individuos sobre la
sociedad (caciquismo).

El control del proceso electoral se adulteraba y ejercía a partir de varias instituciones: el


ministro de la Gobernación, los gobernadores civiles, los alcaldes y los caciques locales. Este
ministro era, de hecho, quien elaboraba la lista de los candidatos que deberían ser elegidos
(encasillados), los partidos dinásticos se repartían la victoria en los distintos distritos electorales. Los
gobernadores civiles transmitían la lista de los candidatos "ministeriales" a los alcaldes, éstos a los
caciques y todo el aparato administrativo se ponía a su servicio para garantizar su elección. Si este
proceso resultaba insuficiente y se ponía en peligro la elección del candidato “ministerial”, todo un
conjunto de trampas electorales ayudaba a conseguir este objetivo: es lo que se conoce como el
pucherazo, es decir, la sistemática adulteración de los resultados electorales: la falsificación del
censo electoral (incluyendo a personas fallecidas o impidiendo votar a las vivas), manipular las actas
electorales, ejercer la compra de votos, etc. En todo proceso electoral era fundamental la figura del
cacique. Los caciques eran individuos o familias que, por su poder económico o por sus influencias
políticas, controlaban una determinada circunscripción electoral. Cumplían el papel de conectar el
ámbito rural o local con el Estado y en su función de intermediarios los caciques intercambian votos
por favores.

El caciquismo es el mejor reflejo de los problemas estructurales de la sociedad española


de finales del XIX y principios del siglo XX, dividida en una España rural, con altos niveles de
infradesarrollo industrial y controlada por las familias más influyentes, en muchos casos herederos
de la antigua nobleza.

3. EVOLUCIÓN POLÍTICA DEL RÉGIMEN DE LA RESTAURACIÓN (1876 -


1902)

En el régimen de la restauración podemos destacar varias fases:


1 ª fase: 1875-1885, fecha de la muerte de Alfonso XII.
2ª fase: Regencia de María Cristina de Austria, durante la minoría de edad de Alfonso XIII
1885-1902.
3ª fase: comienza en 1902 con la mayoría de edad del rey, Alfonso XIII. En sentido estricto
sólo se puede hablar de Restauración en las dos primeras fases, pues en la última, el sistema
canovista entró en crisis hasta deshacerse en 1923 con la dictadura de Primo de Rivera. Este último
régimen finalizaba en 1930, arrastrando en su caída a la monarquía en 1931.

3.1 El reinado de Alfonso XII (1875 - 1885)

Entre 1876 y 1881 se sucedieron 3 gobiernos presididos por Cánovas, que van a conseguir
acabar con los conflictos bélicos que venían azotando al país desde antes de la Restauración. En
1876 se producía la derrota de los carlistas (tercera guerra carlista), el exilio del candidato Carlos
VII, y la abolición definitiva del régimen foral vasco del que todavía disfrutaba esta región. Ello
supondrá un paso hacia la unificación administrativa con el resto del país al quedar sujetos al pago
de los impuestos y al servicio militar como se venía aplicando en todo el Estado. En cuanto al
conflicto cubano, gracias al final del conflicto carlista pudieron enviar tropas para acabar con la
insurrección. En 1878 se firmó la Paz de Zanjón con los rebeldes cubanos, a los que se prometió el
indulto, la incorporación de la oficialidad cubana al ejército español o la ansiada autonomía. El

4
incumplimiento de los acuerdos de Zanjón, (debido sobre todo a la negativa de los militares a
compartir cargos con los antiguos rebeldes y a los intereses económicos de la alta burguesía en la
isla). Además de esto, se dio una amnistía general, la libertad a los esclavos que lucharon con los
insurrectos (la esclavitud será abolida en la isla en 1886). Las reformas lentas en su aplicación y al final
no pudo evitarse el siguiente levantamiento, la conocida como Guerra Chiquita en 1879, que tuvo
escasas repercusiones y concluyó en septiembre de 1880.
Debido a lo prolongado de su gobierno, en el país comenzó a hablarse de “la dictadura de
Cánovas”, presentando una ocasión ideal para ensayar el turno de partidos. En 1881 Sagasta formó
su primer gobierno, que actuó de manera continuista, destacando únicamente la Ley de Imprenta de
1883, que favoreció considerablemente la libertad de expresión. En 1883 Cánovas volvía al poder,
consolidando con ello el turnismo, pero la repentina muerte de Alfonso XII en 1885 amenazará la
definitiva consolidación del sistema, al no tener aún descendencia (su segunda esposa estaba
embarazada cuando él falleció), hecho que podía suscitar una nueva rebelión republicana o carlista.
El rey murió de tuberculosis al visitar a unos enfermos en Aranjuez, desoyendo el consejo de
Cánovas de no acudir.

3.2 La Regencia de María Cristina de Habsburgo (1885 - 1902)

El 17 de mayo de 1886 nacía el hijo póstumo del monarca, que fue coronado de forma
inmediata con el nombre de Alfonso XIII. Para evitar cualquier atisbo de ruptura, los partidos
dinásticos firmaron el Pacto del Pardo, en el que ambos reconocían a María Cristina de Habsburgo
como Regente y se comprometen a continuar con el turno de partidos de forma pacífica. Para ello,
Cánovas cede el poder a los liberales, asegurando así la continuidad del sistema de la Restauración y
de la monarquía borbónica.

Con estos hechos se iniciaba el llamado “gobierno largo” de Sagasta, que se extendió hasta 1890, y
en los que se llevaron a cabo medidas aperturistas acordes a la línea ideológica del partido liberal:

- En 1887, la Ley de Libertad de Asociación legalizó los sindicatos obretos y permitió la


celebración de los congresos fundacionales de la Unión General de
Trabajadores (UGT) en 1888.
- La Ley Electoral de 1890 aprobaba definitivamente el Sufragio Universal masculino, que permitía
votar a todos los varones mayores de 25 años.
- Se abolió la esclavitud en las colonias.
- Se aprobó un nuevo Código Civil, que reconocía el matrimonio civil y restaba influencia a la
Iglesia católica.

A partir de 1890, año en el que los conservadores vuelven al poder, se producirán una serie de
hechos que poco a poco desgastarán el sistema de la Restauración y el turno de partidos. En
primer lugar, comenzaron a surgir voces disidentes dentro de los partidos dinásticos, como la de
Francisco Silvela dentro del Partido Conservador. Será precisamente Silvela quién asuma el
liderazgo de dicho partido cuando en 1897 Cánovas sea asesinado por un anarquista italiano,
Michele Angiolillo, mientras descansaba en un balneario de Mondragón (Guipuzcoa). El motivo fue
la venganza por las muertes de unos anarquistas detenidos en Barcelona. Con la muerte de Sagasta
(natural, por bronconeumonía) en 1903 el sistema se vio privado de las dos piezas clave del turno, lo
que complicó la alternancia pacífica en el poder.

Socialmente, la industrialización había supuesto la creación de barrios obreros periféricos,


con unas pésimas condiciones higiénico-sanitarias que, junto con la precariedad laboral, acabaron
articulando numerosas protestas obreras. Los anarquistas optaron por acciones violentas como
forma de reivindicación, especialmente en el campo. En este sentido debemos destacar los hechos de

5
“La Mano Negra”, una presunta organización anarquista secreta muy activa en el campo andaluz,
aunque su existencia hoy día sigue sin ser 100% corroborable.

En 1895, el Grito de Baire inicia una nueva insurreción en Cuba, alentada y apoyada por
Estados Unidos, que tras terminar su proceso de expansión hacia el oeste, se interesaba ahora por el
Caribe. De poco sirvieron los intentos de sofocar la rebelión de los generales Martínez Campos y
Valeriano Weyler; al contrario, los violentos métodos de este último provocaron una oleada de
críticas internacionales en contra de España.

En febrero de 1898 comenzaría el desastre con la explosión del acorazado estadounidense


Maine en La Habana, del que se acusó a los españoles, y que supuso la entrada en guerra con la
potencia norteamericana. La armada española fue aniquilada en las batallas de Cavite (Filipinas) y
Santiago de Cuba, obligando al gobierno a la firma de la Paz de París en diciembre de 1898, por la
cual España cedía Puerto Rico, Filipinas y la isla de Guam a EE.UU., a cambio de una
indemnización de 20 millones de dólares. Cuba se independizaba, aunque quedó bajo la influencia
económica estadounidense.

El desastre del 98 provocó una grave crisis moral en la sociedad española del momento, que
tomó conciencia de que España ya no era el gran imperio de antaño, si no una pequeña potencia de
segundo orden mundial. Esta situación dio lugar a la aparición del Regeneracionismo, un
movimiento intelectual liderado por Joaquín Costa que criticaba la corrupción y el caciquismo al
tiempo que defendía una modernización social y económica del país. En definitiva busca soluciones
para sacar al país de su atraso con respecto a otros países europeos: denuncian el mal reparto de la
tierra, la falta de estabilidad por las guerras carlistas, el sistema electoral corrupto, la miseria
campesina, el atraso educativo, el analfabetismo, etc. Para difundir estas ideas publicaron varias
revistas entre las que destacamos España Moderna.

Esta crisis moral también quedó reflejada en las obras de los autores de la Generación del 98
(Azorín, Machado, Pío Baroja, Unamuno, Valle-Inclán, etc…), que hablaron con gran preocupación
de España y su atraso. Fue un movimiento literario y cultural que predominó durante las primeras
décadas del siglo XX. Se caracterizan porque incorporan a su obra una reflexión sobre la esencia de
España basada en su tradición histórica, cultural y la raíz de los problemas presentes. La principal
fuente de inspiración es Castilla, a la que consideran el corazón de la identidad hispana. Emplean el
paisaje, monumentos, tipos e historia de la región castellana en sus ensayos, novelas, poemas, obras
de teatro, etc.

3.3 El surgimiento de los nacionalismos periféricos

Por último, frente al centralismo uniformador promulgado por los partidos dinásticos van a
surgir numerosos movimientos regionalistas y nacionalistas, que reivindican la cultura y
tradiciones autóctonas de los diferentes territorios del país, reclamando la autonomía de los mismos.

En Cataluña, el regionalismo se canalizará a través de la Renaixença, un movimiento


cultural que resaltaba la cultura y lengua catalanas. Las primeras formulaciones catalanistas con un
contenido político vinieron de la mano de Valentí Almirall, Su objetivo era conseguir que la
burguesía catalana rompiese con los partidos españoles. En 1885 presentaron al monarca Alfonso XII
el Memorial de Agravios, un texto en defensa de los intereses catalanes, a favor del mantenimiento
de la industria catalana (temerosa del librecambismo). Más adelante, en 1892, una Asamblea aprueba
las llamadas Bases de Manresa, con las que el regionalismo catalán se transforma en nacionalismo.
Considera a Cataluña como una entidad autónoma dentro de España, dotándola de competencias
propias separadas del poder central. Tras la crisis de 1898 se acrecentó el interés entre parte de la
burguesía catalana por tener su propia representación política. Así, en 1901 se constituyó un nuevo

6
partido político, la Lliga Regionalista de Catalunya, con un programa conservador, a favor de la
autonomía para Cataluña.

En Galicia se produjo un movimiento de características similares aunque con menor


repercusión, el Rexurdimiento, encabezado por Rosalía de Castro. Este movimiento tuvo que
esperar a los comienzos del siglo XX para que el galleguismo tuviera un peso político.

La aparición del nacionalismo vasco se vio propulsado por el fuerismo y el proceso de


industrialización. Los fueros vascos, que permitían a las provincias vascas mantener una situación
de gobierno y administración diferenciada frente al resto del territorio español, fueron abolidos tras
acabar la tercera guerra carlista en 1876. En cuanto a la industrialización, con los cambios
económicos y la llegada de inmigrantes, consideraban que estaba afectando a la tradicional identidad
vasca. Para romper con esta situación se funda el partido nacionalista vasco (PNV) en Bilbao (1895),
creado por Sabino Arana; defensor de la cultura autóctona vasca, consideraba que la inmigración
ponía en peligro el euskera, las tradiciones y la etnia vasca. Al defender la pureza racial del pueblo
vasco, adquirió, sin embargo, una imagen xenófoba. Dio el nombre de Euskadi a su patria vasca y se
declaró independentista con respecto a España. Esta postura se suavizó tras su fallecimiento
aceptándose la vía hacia la autonomía.

Más débiles resultaron los movimientos regionalista valencianos y andaluz. El valenciano


adquirió cierta importancia a partir de la creación de Valencia Nova (1904) y de Juventud Valenciana
(1908), primeros pasos hacia la formación política.

Tardíamente y de menor entidad, el nacionalismo andaluz, de Blas Infante como principal


fundador; aunque de raíz liberal y burguesa tiene en su ideología una acusada sensibilidad social y no
separatista. Como punto de partida se considera el documento que se redactó en Antequera 1883: la
Constitución Federalista de Andalucía, que crea las bases para una Andalucía republicana y
democrática. Sin embargo no llegó a tener un peso político importante antes de la Guerra Civil. El
andalucismo va a tener como objetivo prioritario la liberación de Andalucía, pero no de España, sino
de la pobreza y del atraso, lo que era lo mismo que decir del cacique y del latifundio. Blas Infante es
autor de la bandera (origen almohade) y el himno (canto de segadores de algunos pueblos andaluces)
de nuestra comunidad autónoma.

CONCLUSIÓN

Con la Restauración se pone punto final al siglo XIX español, que se había inaugurado aún
con las estructuras del Antiguo Régimen vigentes. Durante toda la centuria asistimos a una compleja
lucha por la implantación del liberalismo, que provocó una gran inestabilidad política y
conflictividad social, con gran protagonismo de los militares. El régimen establecido por Cánovas
vino a devolver al país la estabilidad y las garantías constitucionales, aunque las prácticas caciquiles
desvirtuaron en la práctica los derechos democráticos del pueblo. Con la muerte de los dos
principales actores de la obra entre 1897 y 1903 y la entrada en escena del Regeneracionismo, el
sistema canovista irá perdiendo fuerza y apoyos, especialmente entre las clases populares, hastiadas
del poder caciquil y el fraude electoral. Los políticos de comienzos del siglo XX como Antonio
Maura o José Canalejas no conseguirán corregir el rumbo de la nave española, que acabará
encallando en 1923 con el golpe de Estado de Primo de Rivera, que supuso la suspensión de la
Constitución y el establecimiento de una dictadura personal.

También podría gustarte