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Comentario Introductorio A Los Galatas. R. E. Howard

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La Epístola a los

GÁLATAS
R. E. Howard

Introducción

A. AUTOR
No hay un hecho más ampliamente reconocido en los estudios neotestamentarios que la
composición paulina de Gálatas. Los pocos que han rechazado su autenticidad han negado
la existencia de toda literatura cristiana del siglo I y aun de un apóstol Pablo en dicho siglo.
En contraste, esta carta ha sido aceptada por los críticos más liberales como norma de lo
que es auténticamente del primer siglo. Así, pues, “la carta a los Gálatas fue escrita, como
lo pretende, por Pablo, el apóstol cristiano del siglo I”.

B. FECHA
No hay evidencia disponible alguna que permita determinar con certeza cuándo y dónde
escribió Pablo esta epístola. Sin embargo, hay en la carta misma algunas referencias que
ayudan a fijar la fecha dentro de cierta amplitud de límites. El relato del Concilio de
Jerusalén (2:1–10; cf. Hch. 15) y el subsiguiente conflicto con Pedro en Antioquía (11–18)
determinan como la fecha más temprana posible la estada de Pablo en Antioquía, entre su
primero y segundo viajes misioneros—aproximadamente 48–50 D.C. La sugestión de dos
visitas a Galacia antes que fuera escrita la carta haría necesario que Pablo la hubiera escrito
después de su escala en Galacia en el segundo viaje misionero 5 (Hch. 16:1–5). Esta escala
habría sido o después de su llegada a Corinto o cuando retornó a Antioquía, antes de su
tercer viaje (Hch. 18:23). Esta fecha sería aproximadamente 50–51 D.C.
Otra posibilidad es que Pablo haya escrito la epístola en su tercer viaje misionero,
durante su larga residencia en Efeso (Hch. 19:1–20), o aún más tarde, estando en
Macedonia o Corinto (Hch. 20:1–2). Esto colocaría la fecha alrededor de 54 ó 55 D.C.
La similitud del contenido de Gálatas y Romanos ha dado lugar a la sugestión de que
ambas fueron escritas aproximadamente al mismo tiempo, lo cual colocaría la fecha
alrededor del 56 D.C.
Un argumento en contra de una fecha tan tardía es lo súbito de la apostasía en Galacia,
así como el hecho de que por entonces había cesado ya la controversia con los judaizantes
—lo que habría hecho que las cuestiones mencionadas en Gálatas hubiesen sido cosa del
pasado.
Pareciera que la carta a los Gálatas hubiera sido escrita, pues, poco después de la última
visita de Pablo, probablemente desde Efeso, aproximadamente en el 54 ó 55 D.C.

C. DESTINATARIO
El destinatario de esta epístola parece estar claramente definido, a saber: “a las iglesias
de Galacia” (1:2). Pero esta conclusión se desvanece rápidamente cuando se advierte que el
término Galacia, en los días de Pablo, se usaba de dos maneras diferentes. En el uso común
se refería a una región relativamente pequeña en el nordeste del Asia Menor, comparable a
Licaonia, Pisidia y Frigia. El uso romano del término designaba una gran provincia (véase
mapa 1) que incluía porciones adyacentes a las regiones mencionadas.
Los movimientos migratorios de las tribus celtas constituyen una gran parte de la
historia pre-cristiana del sudeste de Europa. Después de una rápida correría en el siglo IV
A.C., que culminó con el saqueo de Roma, estos pueblos inquietos invadieron Grecia en el
siglo III A.C., con propósitos más permanentes. Cuando fueron rechazados en Delfos en el
279 A.C., los restos del ejército derrotado se unieron a un gran grupo de sus connacionales
que no habían tomado parte en la invasión y asolaron el Asia Menor. Fueron gradualmente
rechazados por los nativos asiáticos y hacia la última mitad del siglo fueron confinados a
una pequeña área interior. A principios del siglo II A.C. estos celtas fueron conquistados por
las legiones de Roma, pero por más de 150 años se les permitió gobernarse por sí mismos
como un “reino dependiente”. En el 25 A.C. este territorio relativamente pequeño fue
convertido en parte de una provincia romana mayor que recibió el mismo nombre. Sin
embargo, el título romano oficial fue en gran parte ignorado por el populacho, y el término
“Galacia” siguió empleándose con referencia al territorio septentrional de los celtas.13
¿Dónde estaban las iglesias a las que fue dirigida esta carta? Si estaban ubicadas en el
territorio norte dominado por los celtas migratorios, ¿cuándo fueron fundadas? Hay una
clara información sobre la fundación de iglesias en las ciudades de Derbe, Listra, Iconio y
Antioquía por Pablo durante su primer viaje misionero (Hch. 13:13–14; 14:16, 21–24).
Todas éstas están ubicadas en la provincia romana de Galacia, pero no en el territorio del
norte, de los celtas migratorios. Al comienzo de su segundo viaje Pablo volvió a esas
ciudades “confirmando a las iglesias” (cf. Hch. 15:41–16:5). Lucas agrega que el grupo
misionero “atravesó la región frigio-gálata” (HA., Hch. 16:6, lit.). Se ha alegado que ésta
no es una referencia sumaria a los versículos anteriores, sino que indica que Pablo viajó
hacia el norte y estableció iglesias entre los celtas migratorios. Durante el tercer viaje
misionero de Pablo, Lucas observa que el grupo misionero “salió, recorriendo por orden la
región de Galacia y de Frigia, confirmando a todos los discípulos” (Hch. 18:23, lit.), lo que
puede interpretarse como una vuelta a visitar a os celtas.
No es posible determinar con certeza dónde estaban ubicadas las iglesias de Galacia.
Sin embargo, el hecho de que Pablo usara consecuentemente las divisiones políticas
romanas, junto con la conocida existencia de iglesias en la parte sur de la provincia romana,
sugeriría que las iglesias a las cuales escribió Pablo fueron esas iglesias meridionales
conocidas. En el mejor de los casos, la “teoría de Galacia del Norte” se basa en suposición
y conjetura.17 El hecho importante es que la cuestión no tiene ninguna importancia
fundamental para la interpretación de la epístola.

D. PROPÓSITO
Durante siglos el único baluarte contra la ola de libertinaje pagano fue el legalismo
judío. Por medio de la ley, que había recibido por revelación especial, este pueblo piadoso
alcanzó cierto grado de justificación con Dios. Aun entre los primeros cristianos judíos su
aceptación de Cristo en nungún sentido era considerada como una alternativa o sustituto de
su santa ley (cf. Hch. 21:20). Cuando el evangelio de Cristo fue predicado a los gentiles
surgió muy naturalmente la cuestión de la necesidad de la ley. El Apóstol de los Gentiles,
inspirado por una nueva revelación, proclamó que la salvación era por gracia por medio de
la fe—¡sin la ley! Tal mensaje provocó la fuerte oposición de muchos que estaban
convencidos de que el hombre podía ser justificado solamente guardando la ley, y que
temían que el menosprecio de la misma abriera la puerta a las prácticas paganas.
La controversia culminó en el Concilio de Jerusalén. Después del éxito de Pablo en la
evangelización de la provincia pagana de Galacia llegaron los exponentes de la ley,
insistiendo en que sin ella no podía haber salvación. El apóstol rechazó violentamente esta
conclusión, y en esta carta defiende vigorosamente su posición.
El argumento de Pablo es que el hombre es justificado por gracia por medio de la fe,
sobre la base de la promesa y no de la ley. Además, esta salvación por gracia por medio de
la fe trae libertad, ¡inclusive libertad de la ley! Permanecer bajo la ley no sólo era apartarse
de la gracia de Dios, sino que realmente resultaría en esclavitud o sujeción. La ley había
cumplido su función temporal y ahora había sido abrogada. La libertad del pecado era
inseparable de la libertad de la ley. Pablo señala que el Espíritu también se recibe por gracia
mediante la fe, y su presencia proporciona un adecuado imperativo moral contra el mal, que
lamentablemente falta en la ley. Sin embargo, Pablo recalca que el creyente debe vivir bajo
la disciplina del Espíritu, no abusando de su libertad, y hallando por medio del amor la
expresión positiva de su fe.

E. TEOLOGÍA
A menudo se ha representado a Pablo como que él enseñaba que la justificación es
solamente por la fe. En realidad el concepto solamente es un agregado teológico posterior.
Pablo sostiene que el hombre es justificado por fe sin las obras de la ley. Sin embargo,
habiendo sido justificado por fe, el creyente ha de cumplir los justos requisitos de la ley,
por medio del amor.
La implicación lógica de la justificación solamente por fe es el antinomianismo, contra
el cual Pablo vehementemente objetaba: “¡Dios no lo quiera!” Su repetida advertencia de
que la vida de pecado excluía a los hombres del reino de Dios no debiera dejar dudas en
cuanto a su actitud (cf. el comentario sobre 5:19–21). Pablo estaba grandemente
preocupado porque sus conversos comprendieran que su nueva fe proporcionaba el único
medio adecuado para la conducta ética, más bien que absolverlos de esa responsabilidad.
Hay en el pensamiento de Pablo una distinción que es esencial reconocer. Puede ser
descrita como el contraste del indicativo y el imperativo. En el griego del Nuevo
Testamento es vista gráficamente en el uso de diferentes modos. El modo indicativo
expresa una simple aserción, en tiempo pasado, presente o futuro—“esto es, fue o será”. El
modo imperativo expresa una aserción mandatoria—“esto debe ser”. De este modo Pablo
no sólo indica lo que ya era la experiencia de los gálatas, sino también lo que les exhortaba
a experimentar. Al hacer una distinción entre sus exhortaciones y sus observaciones, puede
uno hallar una importante comprensión del pensamiento del apóstol.
Es importante recordar que Gálatas no es un tratado sistemático con el material
organizado en una forma o un esquema lógicos. Es, en cambio, una carta apasionada, llena
de profunda emoción. Por ejemplo, en medio de la referencia de Pablo a su conflicto con
Pedro—que utiliza como una evidencia de la autoridad divina de su mensaje—pasa con
toda naturalidad a dar testimonio de su fe personal (2:11–21). También se detiene en medio
de un poderoso argumento para apelar y amonestar a sus “hijitos” (4:12–20; 5:1).
Aunque los seguidores de Cristo no están acosados hoy por los exponentes del
legalismo judío, el énfasis básico de Pablo es singularmente adecuado. ¡Cuán
frecuentemente—y en cuán diversas formas nos ha venido la sugestión y aun la insistencia
de que un cristiano debe tener la protección de una capa legalista! La advertencia paulina
de que tal legalismo sólo puede resultar en esclavitud y que solamente la disciplina del
Espíritu puede producir frutos espirituales necesita ser escuchada nuevamente hoy.

F. PROCEDIMIENTO
Al comienzo de cada sección se da una breve sinopsis a fin de que el párrafo pueda ser
visto en su totalidad. Se ha hecho un intento de encarar las cuestions técnicas y críticas en
las notas al pie. A no ser que se haga una indicación específica, la autoridad en cuanto al
léxico para los comentarios sobre el texto griego está tomada de Arndt y Gingrich.

Bosquejo

I. Presentación de Pablo, 1:1–10


A. Salutación Apostólica, 1:1–5
B. La Razón para Escribir, 1:6–10
II. Autoridad—de Dios y No del Hombre, 1:11–2:21
A. Declaración de la Autoridad de Pablo, 1:11–12
B. Justificación de la Autoridad Apostólica de Pablo, 1:13–2:21
III. El Argumento: por Fe y No por la Ley, 3:1–5:12
A. La Experiencia Misma de los Gálatas, 3:1–5
B. El Ejemplo de Abraham, 3:6–9
C. Las Limitaciones de la Ley, 3:10–24
D. Contraste entre la Fe y la Ley, 3:25–5:1
E. La Circuncisión Nos Separa de Cristo, 5:2–12
IV. Amonestación—por el Espíritu, no por la Carne, 5:13–6:10
A. La Nueva Esclavitud del Amor: 5:13–15
B. Contraste entre la Vida en el Espíritu y la Vida en la Carne, 5:16–26
C. Ejemplos Prácticos de Amor, 6:1–10
V. Conclusión, 6:11–18
A. Resumen Final, 6:11–17
B. La Bendición Apostólica, 6:181

1 Howard R. E. (2010). La Epístola a los Gálatas. En Comentario Bíblico Beacon: Gálatas


hasta Filemón (Tomo 9) (pp. 21–29). Lenexa, KS: Casa Nazarena de Publicaciones.

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