PSICOLOGÍA DEL DESARROLLO Y

APRENDIZAJE
UNIDAD Nº II

BASES NEUROLÓGICAS Y PROCESOS COGNITIVOS EN E

APRENDIZAJE

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 SEMANA 3

Introducción
En las semanas 3 y 4 correspondientes a la Unidad II, veremos entre sus contenidos, las
bases neurológicas del aprendizaje y los procesos cognitivos asociados.

En la semana 3, conoceremos las estructuras anatomofisiológicas del cerebro humano

y su unidad básica funcional, la neurona. Esto nos permitirá contar con una base para
comprender la ruta que establece nuestro cerebro para los procesos cognitivos y el aprendizaje.

Hace más de dos décadas, educadores y neurocientíficos han explorado de qué forma
se puede aplicar la gran cantidad de conocimiento generado en torno al funcionamiento del
cerebro humano, a la enseñanza y el aprendizaje; lo que podrás profundizar durante esta
semana para adecuar tu práctica educativa futura a partir de estos hallazgos.

Hay que recordar que al final de cada semana, se solicitará la resolución de ejercicios
que te permitirán reflexionar y fortalecer los contenidos presentados.

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 Ideas Fuerza
• El sistema nervioso está encargado de dirigir todas las funciones del organismo humano,
controlando cada órgano y cada sistema corporal. Posee una división en dos áreas
principales, la primera es el Sistema Nervioso Central (SNC) y la segunda es el Sistema
Nervioso Periférico (SNP).

• El cerebro es el conjunto de elementos del Sistema Nervioso Central que están

contenidos en el cráneo. La tríada cerebral según sus estados evolutivos se compone de:
cerebro reptiliano, cerebro límbico y neocortex. El cerebro regula funciones vitales
básicas del cuerpo humano, pero también es el encargado de la cognición, el lenguaje,
las emociones y funciones mentales superiores.

• La neurona es la unidad estructural y funcional básica del Sistema Nervioso. Está

especializada en recibir, conducir y transmitir señales electroquímicas llamadas impulsos
nerviosos a diversos terminales nerviosos, mediante un proceso llamado sinapsis
neuronal, la cual implica la transmisión de dichos impulsos a través de redes o circuitos
neuronales.

• Los dispositivos de enseñanza organizados y diversos y el clima emocional positivo del

aula activan la atención selectiva y la liberación de dopamina, facilitando que la
información se guarde en la memoria, se creen nuevos recuerdos y se creen nuevas
conexiones, favoreciendo la neuroplasticidad.

• Para alcanzar el aprendizaje, debe haber un cambio en el cerebro, por lo tanto, la

enseñanza debe generar las condiciones para que se produzca ese cambio.

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 Desarrollo
Bases neurofisiológicas del aprendizaje.

1. Sistema Nervioso Humano.

¿Te imaginas qué ocurriría si cada órgano de nuestro cuerpo funcionara de manera
independiente? Los riñones produciendo orina sin control, las glándulas endocrinas secretando
hormonas sin responder a los requerimientos corporales, la frecuencia respiratoria aumentando
y disminuyendo de forma caótica, el corazón latiendo con frecuencia descontrolada, la
temperatura corporal aumentando y disminuyendo y el estómago produciendo secreciones en
cantidades variables.

El caos invadiría nuestro cuerpo, perderíamos relación con el mundo externo, no

podríamos oír, ver, percibir sensaciones táctiles y térmicas, no podríamos captar señales de
peligro y estaríamos completamente indefensos frente al mundo exterior, sin embargo, eso no
ocurre gracias a la función y organización del sistema nervioso.

El sistema nervioso humano es una estructura anatómica que dirige las funciones vitales
de nuestro organismo al controlar cada órgano y cada sistema corporal. Es el sistema que se
encarga de coordinar, regular e integrar las funciones corporales para permitir al organismo
actual como un todo armónico frente a los cambios del medio externo e interno (Feldman, 2018).
En la Figura 1 podemos visualizar su organización.

Figura 1
Organización del sistema nervioso

Fuente: Elaboración propia

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 1.1. Organización del sistema nervioso.

Como se observa en la Figura 1, el sistema nervioso se puede dividir en dos áreas

principales: el sistema nervioso central (SNC) y el sistema nervioso periférico (SNP).

El SNC está conformado por el cerebro, cerebelo, tronco encefálico y médula espinal,
como se muestra en la Figura 2. Actúa como centro de control y de elaboración de respuestas
frente a los estímulos del medio interno y externo (Sousa, 2015).

El SNP lo constituyen diversos receptores sensoriales y nervios, como se puede observar

en la Figura 2. Estos actúan como líneas de comunicación desde y hacia el sistema nervioso
central, dividiéndose en somático y autónomo. El primero conduce información sensitiva y lleva
información para controlar los músculos; el segundo regula los cambios producidos en el medio
interno del organismo a través de dos subdivisiones, el sistema simpático y el sistema
parasimpático. La subdivisión simpática estimula órganos para asegurar una respuesta al estrés
o situaciones de peligro, aumentando la frecuencia respiratoria o cardiaca, por ejemplo. La
subdivisión parasimpática devuelve los órganos a la normalidad, reestableciendo la calma en el
organismo (Sousa, 2015).

Figura 2
Sistema Nervioso Central y Sistema Nervioso Periférico

Fuente: genial.ly

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 Para efectos de esta asignatura, a continuación, nos enfocaremos en la anatomía y
fisiología del Sistema Nervioso Central.

1.1.1. Sistema Nervioso Central (SNC).

El Sistema Nervioso Central está formado por: el Encéfalo y la Médula Espinal. Esta
parte del sistema nervioso está rodeada de membranas protectoras, y bañada en una sustancia
conocida como "Fluido Cerebro Espinal". Está resguardada también, por estructuras protectoras
como: el cráneo, en el encéfalo y la columna vertebral, alrededor de la médula espinal. Las dos
partes reciben mensajes sensoriales desde las áreas aferentes (sensoriales) del sistema
nervioso periférico, y pueden enviar señales a los músculos y glándulas conectadas con las
áreas eferentes (motora y autónoma) del mismo (Ortiz, 2018).

❖ Encéfalo.

Es una extensa prolongación de la médula espinal que comprende una serie de zonas de
vital importancia y extrema complejidad. Le corresponde las funciones especializadas de
percepción, memoria, movimientos voluntarios y otras muchas funciones básicas, como respirar
o pasar alimentos. Una de sus principales estructuras es el cerebro.

El cerebro es una masa húmeda y frágil que pesa poco más de 1,4 kilos. Tiene el tamaño
de un pequeño pomelo, la forma de una nuez y cabe en la palma de la mano. Ubicado en el
cráneo y rodeado de membranas protectoras, se sitúa en lo alto de la columna vertebral. El
cerebro funciona incesantemente, incluso durante el sueño y aunque solo representa el 2% de
nuestro peso consume el 20% de nuestras calorías (Sousa, 2015).

Es un sistema autorregulado que dirige nuestros movimientos, pensamientos, recuerdos,

gustos, anhelos, sueños y es el órgano que nos hace ser quienes somos. Dispone de diez
billones de neuronas que se interconectan y se comunican unas con otras a fin de realizar todos
los procesos necesarios para nuestra existencia. Ellas procesan y emiten información mediante
señales electroquímicas y la actividad normal cerebral requiere que estas señales funciones de
manera equilibrada (Rotger, 2018).

Quienes se preocuparon de la observación del cerebro generaron conceptos o modelos

para explicar sus observaciones. Es así como MacLean (1990) propuso un modelo aún vigente
que describe la tríada cerebral según 3 estados evolutivos: el cerebro reptiliano, el cerebro
límbico y el cerebro nuevo o neocortex, como describe la Figura 1. Cada uno de estos módulos
fue surgiendo y superponiéndose al otro.

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 Figura 3
Cerebro Triuno

Fuente: Rotger (2018).

El cerebro reptiliano o también llamado núcleo central o cerebro viejo, es muy parecido
a la estructura que se encuentra en todos los vertebrados (especies que tienen columna
vertebral). Sus cimientos evolutivos pueden rastrearse hasta hace unos 500 millones de años
en estructuras primitivas en especies no humanas (Feldman, 2018). Sabemos que las
capacidades de los seres humanos sobrepasan por mucho las de los cerebros de cualquier
especie animal, pero también debemos reconocer que compartimos con los animales menos
desarrollados estructuras cerebrales que cumplen funciones básicas como respirar, comer y
dormir. Dentro de estas estructuras podemos encontrar (Sousa, 2015) (Ver Figura 4):

• Cerebelo: Se ubica justo bajo la parte anterior del cerebro, tras el bulbo raquídeo.
Esta área coordina el movimiento, la actividad muscular y el mantenimiento postural.
Es el que nos permite, por ejemplo, tomar una taza con la mano, acercárnosla a los
labios y llevar su contenido hacia nuestra boca. El cerebelo también puede almacenar
los recuerdos de movimientos automatizados, como atarnos los cordones de los
zapatos.

• Ponte (protuberancia o puente): Se encuentra por debajo del bulbo e interviene en la

propagación de los impulsos de uno u otro hemisferio (Derecho-Izquierdo) ejerciendo
así una actividad coordinadora de los movimientos musculares de ambas partes del
cuerpo. Las ondas lentas del encefalograma características de la fase de sueño
profundo también están controladas por este centro.

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 • Bulbo raquídeo: Es el área más antigua y profunda del cerebro. De los 12 nervios del
cuerpo que se dirigen al cerebro, 11 de ellos terminan en el bulbo raquídeo. Aquí es
donde las funciones vitales del cuerpo, tales como el latido del corazón, la respiración,
la temperatura corporal y la digestión, son supervisadas y controladas. El bulbo
raquídeo también aloja al sistema activador reticular ascendente (SARA),
responsable del estado de alerta del cerebro.

• Tálamo: Toda la información sensorial que llega al cerebro se dirige primero al tálamo
(del griego “aposento interior, dormitorio”), exceptuando el olor. Desde ahí la
información se dirige a otras partes del cerebro para ser procesada, luego de lo cual
se dirige hacia músculos y glándulas en dirección inversa como respuesta. En
definitiva, el tálamo es un centro de enlace o relevo de los impulsos aferentes y
eferentes.

• Hipotálamo: Se aloja bajo el tálamo. Mientras el tálamo supervisa la información

procedente del exterior y organiza la emisión de respuestas, el hipotálamo supervisa
los sistemas internos para mantener el estado normal del cuerpo o también llamado
homeostasis. Mediante el control del equilibrio de diversas hormonas, modera
numerosas funciones corporales, incluyendo el sueño, la temperatura corporal y el
consumo de alimentos y de líquidos. Si los sistemas corporales se desequilibran, al
individuo le resultará difícil concentrarse en el procesamiento cognitivo.

Figura 4
Estructuras cerebrales

Fuente:
psicologiaymente.com

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 El cerebro o sistema límbico está bajo el cerebro y cobijado por el bulbo raquídeo. Si
bien tiene sus propias funciones, es importante no considerar el sistema límbico como una
entidad funcional separada, pues se sabe que todos sus componentes interactúan con muchas
otras áreas del cerebro. Este sistema, lleva a cabo varias funciones distintas, incluyendo la
generación de emociones y el procesamiento de recuerdos emocionales. Su ubicación también
permite la interacción entre emoción y razón (Sousa, 2015). Las estructuras principales de este
sistema son (Feldman, 2018) (Ver Figura 5):

• Hipocampo: Situado cerca de la base del área límbica está el hipocampo (del griego
“caballito de mar” por su forma). Juega un papel muy importante en la consolidación del
aprendizaje y en la conversión de la información almacenada en la memoria a corto plazo
al almacén de largo plazo. Supervisa de manera constante la información que se acumula
en la memoria de trabajo y se compara con las experiencias almacenadas, lo que es
esencial para la creación de significado. Algunos estudios señalan que el hipocampo
tiene la capacidad de regenerar células neuronales, lo que es significativo para el
aprendizaje y la memoria.

• Amígdala: Del griego “almendra”, esta estructura pegada al hipocampo juega un

importante papel en las emociones, especialmente en el miedo. Regula las interacciones
con el ambiente que pueden afectar la supervivencia, tales como cuándo atacar, escapar,
aparearse o comer. Los investigadores creen que la amígdala codifica y guarda los
recuerdos emocionales a largo plazo haciendo que recordemos durante mucho tiempo
aquellos acontecimientos que son importantes o emotivos.

Figura 5
Estructurales del sistema límbico

Fuente: psicoactiva.com

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 Hasta ahora, hemos revisado las áreas del cerebro que controlan funciones similares a
las que están presentes en organismos menos complejos que los seres humanos. Pero es
posible que usted se pregunte ¿dónde están las áreas del cerebro que nos permiten realizar
aquello que hacemos mejor y que distinguen a los seres humanos de otros animales? La
capacidad para plantearse preguntas como éstas y la habilidad de pensar, evaluar y hacer
juicios complejos, radica en la corteza cerebral, neocortex o cerebro nuevo.

La corteza cerebral es una masa de tejido con muchos pliegues, dobleses y

circunvoluciones. Aun cuando tiene un espesor de solo 2 milímetros, si se la extendiera en una
superficie plana abarcaría un área mayor a los 65 centímetros cuadrados. Esta configuración
permite que el área superficial de la corteza sea más grande que si estuviera integrada de forma
más lisa y uniforme en el cráneo. También permite un mayor nivel de integración neuronal y un
procesamiento de información de mayor complejidad (Ortiz, 2018).

La corteza cerebral se divide en cuatro lóbulos que reciben su nombre por el hueso
craneal suprayacente: Frontal, parietal, temporal y occipital. Cada lóbulo se encuentra a su vez
constituido por numerosos repliegues de corteza, denominados circunvoluciones, estas se
encuentran separadas por surcos y cisuras, estas últimas son surcos, pero más profundos
(Morales, Burgos y Aldunate, 2015) (Ver Figura 6):

• Lóbulos frontales: En la parte delantera del cerebro se encuentran los lóbulos frontales y
la parte que está justo detrás se llama corteza prefrontal. Dichos lóbulos se ocupan de la
planificación y el pensamiento. Comprenden el centro de control racional y ejecutivo del
cerebro, supervisando el pensamiento complejo, dirigiendo la resolución de problemas y
regulando la impulsividad o los excesos del sistema emocional. También contiene el área
de la voluntad propia o lo que muchos llaman “nuestra personalidad”. Dado que la mayor
parte de nuestra memoria de trabajo se localiza allí, es el área donde se produce la
concentración. Cabe señalar que es un área que madura lentamente y se cree que logra
su completo desarrollo entrando a la edad adulta.

• Lóbulos parietales: Se ocupan principalmente de la orientación espacial, del cálculo y de

ciertos tipos de reconocimiento.

• Lóbulos occipitales: Se emplean casi exclusivamente para el procesamiento visual.

• Lóbulos temporales: Se ocupan del sonido, la música, el reconocimiento de rostros y de

objetos y algunas partes de la memoria a largo plazo. También acogen los centros del
habla, aunque suelen alojarse solo en el lado izquierdo.

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 Figura 6
Lóbulos cerebrales

Fuente: medline.plus.gov

Entre los lóbulos parietales y los frontales hay dos bandas que ocupan la parte superior
del cerebro y que van de oreja a oreja. La banda más próxima a la frente se llama corteza motora
la que controla movimientos precisos del cuerpo como el movimiento de nuestra lengua y boca
para hablar. Tras la corteza motora, al principio del lóbulo parietal, se halla la corteza
somatosensorial que procesa las señales de contacto recibidas por varias partes del cuerpo.
Por último, en las áreas asociativas de la corteza se realizan procesos mentales superiores
como el pensamiento, la memoria, el lenguaje y el habla.

Para terminar la descripción del encéfalo, es importante describir los hemisferios

cerebrales. El cerebro se encuentra dividido en dos hemisferios a través de una cisura central
denominada cuerpo calloso, al que se le atribuye una función coordinadora entre ambos
hemisferios. El derecho controla el lado izquierdo del cuerpo y el izquierdo el lado derecho del
cuerpo. Los hemisferios cerebrales, forman la región más extensa del encéfalo. Ambos
hemisferios, el izquierdo y derecho, son imágenes en espejo uno del otro. Aunque cada uno
tiene funciones especializadas que a continuación se describirán, ambos trabajan en asociación
en lo que se refiere a funciones perceptivas, cognitivas y motoras superiores, así como también,
en la emoción y en la memoria (Hernández, 2015).

• Función lógica: El hemisferio lógico, que en la mayoría de los casos es el izquierdo,

procesa la información por pasos. Es el que tiene la capacidad para leer, escribir y para

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 las matemáticas. Es el detallista y que forma la imagen del todo recomponiéndola de las
partes, es decir, que llega a una solución desde dos o varios datos existentes.

• Función holística: Este es generalmente el hemisferio derecho y en él se procesa la

información globalmente, tomando el todo para descomponer las partes y entenderlas.
Es el que piensa intuitivamente en imágenes y en sentimientos -inteligencia emocional-.
Va de los datos a las ideas nuevas para crear una solución.

Pese a la comprensión de las funciones lógicas o holísticas, es necesario esclarecer

algunos elementos que han sido objeto de discusión científica durante mucho tiempo. Al
respecto, podemos apoyarnos en algunos neuromitos asociados a la educación (Educación
2020, 2018), los que se pueden observar en la Figura 7.

ANTES DE CONTINUAR CON LA LECTURA…

Reflexión

Hay quienes dicen que el cerebro con que nos levantamos, no es

precisamente el mismo con el que nos acostamos; el cerebro de ayer,
no es el mismo de mañana.

¿Qué opinas de esta frase? ¿Por qué?

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 Figura 7
Algunos neuromitos en educación

Fuente: Educación 2020

Como señala el neuromito 1, la neuroplasticidad del cerebro es la que permite el

aprendizaje al ser un órgano dinámico que cambia constantemente su arquitectura y sus
relaciones funcionales. No solo es una capacidad de niños/as, puesto que en el adulto también
tiene un sitial importante para aprender nuevas habilidades, establecer nuevas memorias y
responder a las adversidades del medio (Hernández, 2015). En la Figura 8 se presenta un

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ejemplo de neuroplasticidad que refleja los cambios en las conexiones neuronales luego de la
estimulación en un adulto.

Figura 8
Evidencia de neuroplasticidad

Redes neuronales antes Redes neuronales 2 semanas Redes neuronales 2 meses

de entrenar después de la estimulación después de la estimulación

Fuente: cognifit.com

❖ Médula espinal

Es la porción más caudal del SNC. Se encuentra alojada en el "canal raquídeo" protegida
por las vértebras. Es el fragmento de SNC que menos se desarrolla y el que se parece más al
tubo neural. Se extiende desde la base del cráneo hasta la primera vértebra lumbar, recorriendo
todo el canal raquídeo de las vértebras (Ver Figura 9). Recibe información sensorial de la piel,
las articulaciones y los músculos del tronco y las extremidades, y contiene las motoneuronas
responsables de los movimientos voluntarios como de los reflejos. Asimismo, recibe información
sensorial de los órganos internos y controla muchas de las funciones viscerales. En la médula
existe una vía ascendente y otra descendente que llevan las órdenes motoras desde el encéfalo
a las motoneuronas (Sousa, 2015).

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 Figura 9
Médula espinal

Fuente: Lifeder.com

1.2. Unidad básica del sistema nervioso humano: la neurona

El cerebro está compuesto por un billón de células de al menos dos tipos conocidos: las
células nerviosas y las células gliales. Las células gliales son las que unen a las neuronas y
actúan como filtro para impedir el paso de sustancias dañinas a las neuronas (Sousa, 2015)

Las neuronas son el núcleo del funcionamiento del sistema nervioso. Como señala
Quintanar (2010) las neuronas, a diferencia de otras células, tienen decenas de miles de
bifurcaciones que emergen de su cuerpo neuronal o soma, denominadas dendritas (del griego
“árbol”). Las dendritas reciben impulsos eléctricos de otras neuronas y los transmiten a través
de una larga fibra denominada axón. Normalmente hay un solo axón por neurona. Una capa
llamada vaina de mielina rodea cada axón, aislándolo y aumentando la velocidad de transmisión
del impulso (Ver Figura 10).

ANTES DE CONTINUAR CON LA LECTURA…

REFLEXIONA
¿Cuánto crees que tarda un impulso eléctrico en pasar de una neurona a otra?
(No veas aún la respuesta)

Puede desplazarse en cualquier adulto a una velocidad de 2 décimas de segundo.

Una neurona puede transmitir entre 250 y 2.500 impulsos por segundo ¿Qué te
parece?

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 Figura 10
Estructura de una neurona

Fuente: psyciencia.com

Como señala Ortega y Franco (2010), las neuronas se organizan en redes o cadena de
células llamadas conexiones o circuitos neuronales, ya que su tarea principal es llevar y recibir
información. Cada neurona tiene de cien a miles de conexiones con otras células. La unión
funcional entre dos neuronas que permite el paso del impulso nervioso desde una célula
nerviosa a otra se llama sinapsis (del griego “unión”) (Ver Figura 11).

Cuando las neuronas están muy juntas, la corriente eléctrica pasa desde la neurona
presináptica a la postsináptica en un proceso que se llama sinapsis eléctrica. Las dos células
están unidas por un canal proteico llamado conexón que permite el paso de iones desde una
neurona a otra. En estas sinapsis la conducción del impulso nervioso es bidireccional, es decir,
se propaga en ambas direcciones.

Sin embargo, también hay neuronas que no tienen contacto directo entre sí. Entre cada
dendrita y su axón hay un hueco pequeño de aproximadamente unos 20 nanómetros, por lo que
la comunicación entre ellas se da a través de un proceso llamado sinapsis química. Una
neurona típica, recoge señales de las demás a través de las dendritas y luego envía estas
señales a través del axón hasta llegar a los botones sinápticos desde donde se liberan
sustancias químicas almacenadas en estos receptáculos llamadas neurotransmisores. Estas
sustancias químicas pueden excitar o inhibir a la neurona vecina. Por el momento se han

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descubierto más de 50 tipos distintos de neurotransmisores, entre los cuales se encuentra la
acetilcolina, la epinefrina, la endorfina, la serotonina y la dopamina.

Figura 11
Sinapsis química y eléctrica

Fuente: Repositorio Universidad Autónoma de Madrid

En definitiva, la sinapsis es un proceso básico funcional para el aprendizaje. Estudios

señalan que cuando más desafiante sea la estimulación cognitiva, mayor será el número de
dendritas que se hallan en las neuronas. Este aumento de dendritas permite un mayor número
de conexiones y resultan en un mayor número de lugares en los que almacenar aprendizajes
(Feldman, 2018).

Como ya debes saber todo este sistema organizado que hemos revisado es el que
permite procesar los datos que llegan, constantemente, provenientes de los sentidos, almacenar
décadas de recuerdos, rostros y lugares, aprender lenguas y combinar la información de un
modo que nunca nadie imaginó que fuera posible.

ANTES DE CONTINUAR CON LA LECTURA…

¿Cómo crees que todo esto se relaciona y se

aplica al aprendizaje?

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 2. Cerebro y aprendizaje

A partir de lo estudiado previamente, podemos señalar que para que haya aprendizaje
debe haber un cambio en el cerebro, por lo tanto, la enseñanza debe estar enfocada en cambiar
el cerebro o al menos crear las condiciones para que se produzca ese cambio (Zull, 2002). Pero
cabe preguntarnos ¿Cuál es la ruta que sigue el cerebro para el aprendizaje?

Cuando un/a estudiante participa de una clase, aquella información llega tanto al tálamo,
el centro de relevo que orienta y dirige la atención; como al sistema de activación reticular
ascendente (SARA) que nos permite estar en un estado de vigilia y atención. Esa información
recibida es proyectada hacia la amígdala donde se evalúa en términos emocionales los
estímulos recibidos. Si la amígdala evalúa como amenazante la situación de aprendizaje, el
hipotálamo inmediatamente generará la liberación de cortisol, aumentando la sensación de
estrés y bloqueando la memoria. Si la situación de aprendizaje no es evaluada como
amenazante por la amígdala, surgen emociones agradables que promueven la liberación de
norepinefrina que activa la atención selectiva y de dopamina que facilita que los recuerdos o
reacciones positivas se almacenen en la memoria a largo plazo y se creen nuevas conexiones
en las áreas asociativas de la corteza cerebral. Esto modifica las conexiones neuronales previas,
gracias a la neuroplasticidad, teniendo lugar el aprendizaje. En la Figura 12 se observa el circuito
que sigue el aprendizaje.

Figura 12
Ruta del aprendizaje

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 La Neurociencia demuestra que el elemento esencial en el aprendizaje es la emoción,
porque sólo se puede aprender aquello que se ama, sin emoción, no hay curiosidad, no hay
atención, no hay memoria, no hay aprendizaje (Hernández, 2015).

¿Cómo generar entonces mejores aprendizajes? Repetir, practicar y hacer la actividad

de distintas formas, favoreciendo un clima emocional positivo para el aprendizaje será
fundamental. El trabajo colaborativo y la interacción entre estudiantes genera actividad neuronal
intensa que va fortaleciendo las redes neuronales y el aprendizaje en el estudiante, a diferencia
de la clase expositiva que muestra conexiones neuronales muy débiles y actividad cerebral
mínima, con el riesgo de que esa red neuronal poco estimulada o debilitada se elimine
naturalmente.

Entonces ¿cuál es el desafío que estos nuevos aprendizajes desarrollados le entregan a

tu futuro rol profesional?

PUNTOS CLAVE

Anota en este punto, a modo de resumen, los puntos clave, ideas,

estrategias y recursos que te han parecido más interesantes, para
reflexionar sobre ellos más tarde. Esta hoja es una suerte de diario
personal para no olvidar aquello que te ha parecido especialmente
interesante.

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 Conclusión
Los avances en las neurociencias, nos han entregado un marco comprensivo sobre el
funcionamiento y la forma de trabajar y procesar la información a nivel biológico, sin embargo,
no todo se reduce a una condición orgánica del procesamiento de información, sino más bien,
a la importancia que eso genera en los procesamientos cognitivos de las personas.

Durante estos últimos 100 años, han surgido nuevas tendencias con respecto al
aprendizaje de las personas, derivados de los avances y nuevos conocimientos que nos ha
entregado la neuroeducación. Ya no se debe enfatizar en la entrega de conocimiento y su
posterior validación a partir de una prueba sistemática; sino más bien, se debe enfatizar en
alcanzar un aprendizaje significativo que promete ser un proceso más reflexivo y participativo
de los educandos.

Los nuevos paradigmas están orientados al sujeto mismo de aprendizaje; al estudiante

como un todo integral, donde se logra generar interés, motivación y convicción por aprender.
Estas nuevas concepciones se centran en los procesos de aprendizaje. El cómo, por qué y
cuándo, son preguntas frecuentes dentro de estas nuevas tendencias.

Para esto, es fundamental tener una base teórica del funcionamiento neurofisiológico y,
como este, gracias a las funciones asociadas a diversos órganos, permite comprender y estudiar
aspectos básicos para la comprensión del aprendizaje y de los procesos cognitivos de todo
individuo al momento de aprender algo, tales como la memoria, el pensamiento y la inteligencia.

Será clave, asumir un rol activo y constructivo como educadores, donde el desafío
próximo implicará considerar los procesos cognitivos, afectivos y procedimentales en contextos
educativos para favorecer el aprendizaje.

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 Bibliografía
Cartagena, R. (2020, 24 de noviembre). Conferencia CREAR (Claves para mejorar los
aprendizajes).

Educación 2020 (2018, 30 de noviembre). 5 neuromitos que impactan negativamente en la

enseñanza. https://www.educacion2020.cl/noticias/estos-son-5-neuromitos-que-impactan-
negativamente-en-la-ensenanza/

Feldman, R. (2018). Psicología con aplicaciones de países de América Latina. (12 ed.) McGraw-
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Ferreres, A. R. (2019). Neurociencias y educación. Paidós.

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Zull, J. E. (2002). The Art of Changing The Brain: Enriching The Practice of Teaching by
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