Capítulo 2
Capítulo 2
Capítulo 2
1 El número de los israelitas será como la arena del mar, que no se puede medir ni contar; y
en lugar de decirles: «Ustedes no son mi pueblo», les dirán: «Hijos del Dios viviente».
2 Entonces los hijos de Judá se reunirán con los hijos de Israel: designarán para sí un jefe
único y desbordarán del país, porque será grande el día de Izreel.
5 Si no, la desnudaré por completo y la dejaré como el día en que nació; haré de ella un
desierto, la convertiré en tierra árida y la haré morir de sed.
7 Sí, su madre se prostituyó, la que los concibió se cubrió de vergüenza, porque dijo: «Iré
detrás de mis amantes, los que me dan mi pan y mi agua, mi lana y mi lino, mi aceite y mis
bebidas».
8 Por eso voy a obstruir su camino con espinas, la cercaré con un muro, y no encontrará sus
senderos.
9 Irá detrás de sus amantes y no los alcanzará, los buscará y no los encontrará. Entonces
dirá: Volveré con mi primer marido, porque antes me iba mejor que ahora».
10 Ella no reconoció que era yo el que le daba el trigo, el vino nuevo y el aceite fresco; el
que le prodigaba la plata y el oro que ellos emplearon para Baal.
13 Haré cesar toda su alegría, sus fiestas, sus novilunios, sus sábados y todas sus
solemnidades.
14 Devastaré su viña y su higuera, de las que ella decía: «Este es el salario que me dieron
mis amantes». Las convertiré en una selva y las devorarán los animales del campo.
15 Le pediré cuenta por los días de los Baales, a los que ella quemaba incienso, cuando se
adornaba con su anillo y su collar e iba detrás de sus amantes, olvidándose de mí –oráculo
del Señor–.
16 Por eso, yo la seduciré, la llevaré al desierto y le hablaré de su corazón.
17 Desde allí, le daré sus viñedos y haré del valle de Acor una puerta de esperanza. Allí,
ella responderá como en los días de su juventud, como el día en que subía del país de
Egipto.
18 Aquel día –oráculo del Señor– tú me llamarás: «Mi esposo» y ya no me llamarás: «Mi
Baal».
19 Le apartaré de la boca los nombres de los Baales, y nunca más serán mencionados por su
nombre.
20 Yo estableceré para ellos, en aquel día una alianza con los animales del campo, con las
aves del cielo y los reptiles de la tierra; extirparé del país el arco, la espada y la guerra, y
haré que descansen seguros.
23 Aquel día yo responderé –oráculo del Señor– responderé a los cielos y ellos responderán
a la tierra;