Cédula 5
Cédula 5
Cédula 5
1. La Inexistencia.
Actos inexistentes son los que carecen de sus elementos constitutivos esenciales.
Por consiguiente, son meros hechos que al no entrar al mundo del derecho no pueden ser
convalidados ni necesitan ser invalidados. Respecto de este tipo de actos no hay cosa
juzgada posible, por tanto, en cualquier momento podrá ser denunciado como falto de
existencia. Por ejemplo: el escrito no presentado con mandato legalmente constituido y que
no ha sido corregido en la forma establecida por el tribunal dentro de tres días, se tiene por
no presentado
Otro caso es el del patrocinio que no se constituye en forma (arts. 1 y 2 Ley 18.120)
–en ambos casos la demanda se tiene “por no presentada”. Se suele indicar también la
sentencia dictada por una persona que no es juez (falta de jurisdicción).
Un acto inexistente nunca se puede convalidar o subsanar, ni necesita ser
invalidado, o sea, no es necesario declarar la inexistencia, basta con constatarla, operando
de pleno derecho.
El elemento diferenciador entre un acto procesal inexistente y uno anulable o
susceptible de ser declarado nulo es la ausencia en el primero de sus elementos
constitutivos esenciales, por eso se dice que la inexistencia afecta a aquel acto al que le
faltan los requisitos prescritos por la ley o la Constitución para que tengan existencia
jurídica.
Incluso se sostiene que la inexistencia no dice relación con la eficacia, sino con la
vida misma del acto procesal, así una sentencia dictada por quien no es juez no es una
sentencia, no es un acto sino que un simple hecho.
Situaciones provocadoras de inexistencia de los actos procesales son por ejemplo: la
falta de tribunal, esto es, de jurisdicción; la falta del juez, es decir, de la persona natural que
sirve al tribunal; entre las principales. La consecuencia de la inexistencia procesal es que no
puede haber una sentencia jurídicamente válida que decida un proceso inexistente, ni
mucho menos puede generar cosa juzgada.
También se postula que la falta de emplazamiento origina la inexistencia. Hugo
Pereira Anabalón dice que lo que regula el art. 80 es inexistencia, aun cuando la ley use el
vocablo rescisión por falta de emplazamiento.
En la inexistencia encontramos una extrema ineficacia que se traduce, en términos
de Couture, como “la nada jurídica”.
El CPC no regula la inexistencia. En doctrina sí se acepta, por ejemplo en el artículo
80. Además que la jurisprudencia ha recogido la teoría de la inexistencia procesal y ha
declarado la inexistencia en algunos juicios.
2. La Nulidad.
Actos anulables o susceptibles de ser declarados nulos son aquellos que se apartan
del modelo de ejecución previamente descrito por la ley. La nulidad puede ser:
a) Nulidad absoluta. De acuerdo a la posición mayoritaria de la doctrina, descansa
sobre dos elementos:
113
i. No se puede convalidar; y
ii. El tribunal puede declararla de oficio.
Un acto absolutamente nulo es aquel que está desprovisto de los elementos que le
permiten surtir efectos legales. Al igual que la inexistencia, no se puede convalidar, pero a
diferencia de ella el acto necesita ser invalidado, porque de lo contrario éste genera sus
efectos normales.
Por ejemplo, cuando el tribunal es incompetente o una parte es incapaz absoluta.
Para Tavolari habrá nulidad absoluta en los siguientes casos:
i. Cuando la ley disponga que el juez puede declararla de oficio y que ella no es
convalidable.
ii. Cuando se vulnere una disposición constitucional que regula actuaciones
procesales.
iii. Cuando se desconozcan los presupuestos procesales de validez.
b) Nulidad Relativa. Afecta a actos que si bien adolecen de un vicio pueden
sanearse y ser eficaces. Estos son la regla general en materia de irregularidad de ejecución
de los actos. Hay una desviación leve de la forma.
Se exige que se formalice un reclamo y se justifique demostrando la existencia de
un perjuicio.
3. Actos simplemente irregulares.
Son actos que adolecen de un defecto, pero el legislador les asocia una consecuencia
distinta a la nulidad del acto.
Por ejemplo, el no envío de la carta certificada en la notificación personal
subsidiaria (art. 46) o la falta del estampe de la notificación por el estado diario en el
expediente (art. 50 inc. 4º).
Nulidad Procesal
“Es aquella sanción mediante la cual se priva a un acto, a una actuación o a
todo el proceso, de los efectos normales previstos por la ley, cuando en su ejecución no
se han guardado las formas prescritas por aquella”.
Reglamentación
La nulidad procesal se encuentra regulada en el CPC, mas no existe una regulación
sistemática pues no encontramos un título dedicado a ella. Sin embargo, en el CPP existe
un libro especial dentro del Libro I. Hasta antes del año 1988 no había norma expresa que
se refiriera a la nulidad procesal (se ocupaba el art. 61 inciso final).
El año 1988 se reformó el art. 83 y se reguló expresamente la nulidad procesal.
Junto a esta norma encontramos normas especiales en los artículos 79, 80 y 768 que
contemplan las causales y buena parte de las limitaciones del recurso de casación en la
forma.
115
Algunos autores mencionan excepciones a este principio, por ejemplo, los casos en
que el juez está facultado para actuar de oficio (art. 84), pues esto se establece en interés de
la ley y no de las partes. También se podrían mencionar los casos de nulidad absoluta.
116
resolutoria: la revocación del fallo. Si este se confirma, se consolida lo ejecutado, en caso
contrario, pierde toda validez sin necesidad de expresa declaración en tal sentido.
Si concedida en el solo efecto devolutivo una apelación, el apelado cumple y el
tribunal superior declara que el recurso ha debido concederse en ambos efectos quedan,
ipso iure, nulas las actuaciones que se practicaron al amparo de esa equivocada concesión.
Si se declara prescrito, desistido o desierto un recurso de apelación, todas las
actuaciones verificadas ante el tribunal de segunda instancia o ante el de primera que sean
posteriores a la notificación de la sentencia apelada, quedarán sin efecto, de pleno derecho.
117
esto también lo podemos llamar saneamiento, subsanación. La convalidación aparece
señalada en el artículo 83 inciso 2 CPC.
Tipos de convalidación.
La convalidación puede ser:
a) Expresa: Es aquella en que la parte acepte explícitamente el acto.
b) Tácita: La convalidación tácita puede tener lugar:
- Por el transcurso del tiempo sin que se haya reclamado la nulidad.
- Por la realización de un acto incompatible con la solicitud de nulidad.
Ejemplos: Hay una notificación irregular de la demanda. Se notificó fuera del
horario que permite la ley.
1º El demandado presenta un escrito en que acepta la notificación, aunque ésta no
se hizo en el horario que corresponde.
2º Pasan los cinco días y no reclama la nulidad de la notificación.
3º Contesta la demanda o realiza un acto incompatible.
118
-.Agentes y vías para obtener la declaración de nulidad procesal
1. Las vías directas son aquellas cuya finalidad precisa es lograr una declaración
judicial de ineficacia de los actos procesales. Pertenecen a esta categoría los siguientes:
a) A instancia de parte a través de: Incidente de nulidad (art. 83 y 84), incidentes
especiales de nulidad (art. 79, 80 y 81), excepciones dilatorias (art. 303), recurso de
casación en la forma (art. 764 y siguientes).
b) Por iniciativa del juez (de oficio) a través de: Nulidad durante transcurso del
juicio (art. 83 y 84), recurso de casación en la forma de oficio (art. 775).
2. Las vías indirectas son aquellas que no persiguen exclusivamente la declaración
de ineficacia del procedimiento, pero a través de ellos puede obtenerse. En esta categoría
podemos señalar, entre otros: los recursos de reposición, de apelación, casación en el fondo,
la revisión, el de queja, etc.
El punto es determinar si puede plantearse la nulidad por vía de demanda; aunque el
sentir generalizado es negativo; se abre hoy paso la idea de admitir la posibilidad de
demandas incidentales, en particular, frente al fraude procesal, y también como forma de
garantizar los derechos de terceros.
121
opera la prórroga, porque la incompetencia se puede declarar en cualquier estado del juicio,
ya sea de oficio o por medio de un incidente.
Así, por regla general, una vez transcurrido el plazo para promover el incidente de
nulidad, si no se ha hecho, caduca el derecho a pedir la nulidad o bien el vicio se habrá
convalidado, mas como sea la consecuencia es la misma, pero esta regla tiene algunas
excepciones, una de ellas dice relación con este tema:
Cuando el defecto de nulidad consiste en la incompetencia absoluta del tribunal, no
habrá un plazo para promover el incidente (aunque el Código no lo dice así). Es el único
caso en que se permite que la nulidad sea pedida en cualquier estado del juicio, pero
además excede el ámbito estrictamente procesal.
En materia de nulidad se reconoce que solo puede ser requerida in limine litis
(mientras el proceso está pendiente), terminado el proceso, todo vicio queda saneado,
pero en materia de incompetencia absoluta se excede este ámbito ya que están en juego
disposiciones constitucionales, que son los arts. 6 y 7, pues al ser el tribunal absolutamente
incompetente sus actos habrán excedido su ámbito de competencia y no tendrán valor
(porque la competencia absoluta está establecida en beneficio del orden publico).
La incompetencia absoluta del tribunal podrá declararse aún expirado el plazo para
alegarla como excepción dilatoria, y la alegación tomará la forma de un incidente de
nulidad, art. 83 inciso 2º, dicho precepto permite formular el incidente aún después de
transcurridos los cinco días siguientes al que el afectado tome conocimiento del vicio,
siempre que se trate de la incompetencia absoluta del tribunal, la cual podrá alegarse como
incidente, incluso citada las partes para oír sentencia, art. 433, o bien, la misma
incompetencia podrá declararla de oficio el tribunal con arreglo al art. 84.
122
1. Que al demandado no se le haya hecho saber en persona ninguna de las
providencias libradas en juicio. Es decir, que no se le han entregado las copias a las que se
refieren los arts. 40 y 44, o bien, éstas no son exactas en lo sustancial. Y todo ello se debe a
un hecho que no le es imputable
2. Que por tal razón el juicio se ha seguido en su rebeldía o sin su comparecencia.
Hay que vincularlos con los arts. 795, 800 y 768 nº 9, de acuerdo a los cuales el
emplazamiento es un trámite esencial. No se puede invocar o pedir que se anule la
sentencia basándose en el art. 768 en relación al art. 795 si antes se tuvo la oportunidad de
promover este incidente.
Ocurridas las condiciones señaladas, establece la ley que el demandado podrá
solicitar la rescisión de todo lo obrado dentro del plazo de cinco días, contados desde que
aparezca o se acredite que tuvo conocimiento personal del juicio.
Si dicho conocimiento lo tiene el demandado mientras subsiste el juicio, hará valer
la nulidad de lo obrado mediante el respectivo incidente o el recurso que competa y se
habrá respetado el principio in limine litis.
Pero el problema surge cuando tal conocimiento se adquiere después de concluido el
juicio por sentencia de término. ¿Podrá pedirse la nulidad de todo el proceso por falta de
emplazamiento, según los términos del referido artículo 80, o lo impedirá el principio in
limine litis, derivado de la cosa juzgada? Dicho de otro modo, ¿habrá quedado convalidado
tácitamente el vicio cometido?
La Ley N° 7.760 no introdujo alteraciones al artículo 182 CPC (desasimiento), mas
sí amplió su alcance al agregar en él un inciso que dice: “Lo dispuesto en este artículo no
obsta para que el rebelde haga uso del derecho que le confiere el art. 80”. Otro tanto hizo
con el art. 234.
Hoy día creemos que la respuesta que da el legislador es afirmativa. Digamos
derechamente que puede solicitarse la nulidad de todo lo obrado después de haber
terminado la tramitación del proceso en que causó la irregularidad. Ello por las siguientes
razones:
a) El art. 182 señala que notificada una sentencia definitiva o interlocutoria a alguna
de las partes se produce el efecto del desasimiento del tribunal, no pudiendo éste, por regla
general, alterarla o modificarla de manera alguna.
b) A su vez, el art. 231 inc. 1, prescribe que se procederá al cumplimiento de las
sentencias definitivas e interlocutorias una vez que éstas estén ejecutoriadas, o sea,
terminando definitivamente el juicio en que se dictaron.
Sabemos que puede procederse a tal cumplimiento incidentalmente y allí se permite
oponer determinadas excepciones a la parte vencida, las que contempla el art. 234. El inciso
final de esta disposición, también en virtud de la Ley N° 7.760, vuelve a decir que lo
dispuesto en este artículo es sin perjuicio de lo prescrito en el art. 80.
Lo anterior significa, entonces, que puede pedirse la nulidad de lo obrado por falta
de emplazamiento, durante el cumplimiento de la sentencia.
Concluyendo, podemos decir que la situación de nulidad de lo obrado contemplada
en el art. 80, puede plantearse aun ejecutoriada la sentencia que pone fin al proceso.
Pero ¿significa ello una excepción al principio de que la nulidad procesal sólo puede
alegarse y declararse mientras subsiste el juicio?
Desde un punto de vista estrictamente jurídico creemos que no, pues producida la
falta de emplazamiento del demandado rebelde, no se formó la relación procesal entre las
partes, que es de la esencia del proceso. Esta, entonces, tuvo una aparente validez, y
aparente es también el valor de la sentencia que le puso término. En otras palabras, jamás se
ha producido el efecto de cosa juzgada en un proceso tan irregularmente substanciado. Si el
demandado no fue emplazado al juicio, para él no hay sentencia ejecutoriada, sino una
apariencia de ella, que no obsta para pedir la rescisión de todo lo obrado en su contra.
123
Así lo ha entendido la jurisprudencia. La Corte Suprema, en su interesante fallo, por
mayoría de votos dictaminó que la nulidad procesal puede solicitarse cualquiera que sea el
estado o situación en que se encuentre el proceso, y ello porque, si no ha existido una
relación procesal eficaz, las sentencias que se pronuncian en ese procedimiento, que sólo
reviste aparentemente caracteres de juicio o contienda entre partes, no pueden producir los
efectos del juzgamiento válido respecto del litigante que no fue debidamente emplazado.
Aún más, la jurisprudencia ha extendido la situación prevista en el art. 80 del
Código a cualquier otra en que se haya omitido el emplazamiento del demandado rebelde o
tal trámite sea defectuoso. Así se ha dicho que, aunque el legislador en el art. 80 se refiere a
las notificaciones de los artículos 40 y 44, debe entenderse que ello es sólo por vía de
ejemplo. No ha sido el espíritu del legislador excluir la falta de emplazamiento que puede
derivarse de otra forma de notificación, como sería por avisos que contempla el artículo 54,
cuando se ha practicado incorrectamente.
También ha declarado que si la notificación practicada en un proceso no fue
realizada por un funcionario competente, todo lo obrado es nulo, no obstante haberse
dictado sentencia de término en el proceso.
¿Puede promoverse este incidente aun cuando existe desasimiento? ¿Puede
promoverse este incidente aun cuando existe firmeza? ¿Puede promoverse este incidente
aun cuando existe cosa juzgado?
Las respuestas son afirmativas, porque en el proceso hay desasimiento, firmeza y
cosa juzgada aparentes, o sea, un proceso aparente, esto porque falta lo básico que es el
emplazamiento. Por eso Hugo Pereira dice que en rigor hay inexistencia
124