Tema 7 Crimi
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421-438
Resumen
Muchos estudios analizan el riesgo de conducta violenta en personas con tras-
tornos mentales (TM). Sin embargo, su riesgo de victimización es un tema al que
se ha prestado poca atención. Este sesgo en la investigación contribuye a mante-
ner estereotipos sobre los trastornos mentales y a perpetuar la estigmatización y
el aislamiento social de quienes los padecen. Según los estudios analizados, las
personas con TM corren un riesgo de victimización violenta significativamente
superior al de la población general, especialmente en períodos de sintomatolo-
gía activa. Este artículo teórico analiza la otra cara de la relación entre trastorno
mental y violencia, centrándose en la epidemiología del problema, los factores de
riesgo más relevantes (victimización previa, consumo de drogas, exclusión social,
comorbilidad/gravedad de los síntomas y trastornos del desarrollo) y algunas
formas de victimización frecuentes (suicidio, violencia contra la pareja, violencia
sexual, acoso escolar y abuso infantil). Se espera contribuir a una mejor compren-
sión de los riesgos de victimización en estas personas, lo que puede traducirse en
unas estrategias más adecuadas de prevención y de tratamiento.
Palabras clave: victimización, riesgo de violencia, trastorno mental, delito violento.
Abstract
A great deal of research has been conducted into the risk of violent beha-
vior among people with mental disorders. However, their risk of victimization is
a subject that has received little attention. This research bias helps to maintain
stereotypes on mental disorders and perpetuate the stigma and social isolation of
the people involved. According to the studies reviewed, such people are far more
likely to be the victims of violence than the general population, especially during
periods when the symptoms are more acute. This theoretical article examines the
other side of the relationship between mental disorder and violence, focusing on
the epidemiology of the problem, the most significant risk factors (prior victimiza-
tion, drug abuse, social exclusion, comorbidity/symptom severity and development
Correspondencia: Ismael Loinaz, Universidad del País Vasco, Facultad de Psicología, Avda. Tolosa, 70,
20018 San Sebastián (España). E-mail: ismael.loinaz@gmail.com
422 Loinaz, Echeburúa y Irureta
Introducción
Los actos violentos cometidos por personas con trastornos mentales (TM) son un
tema de investigación que ha suscitado un gran interés (Echeburúa y Loinaz, 2011).
Este hecho se debe, en parte, a la alarma social generada tras algunos aconteci-
mientos violentos graves (como, por ejemplo, el homicidio de un familiar cometido
por un paciente con esquizofrenia) y al miedo asociado con determinadas etiquetas
diagnósticas estigmatizadoras (en especial, la esquizofrenia).
La mayoría de los actos violentos son cometidos por personas sin trastornos
mentales (Arbach y Andrés-Pueyo, 2007). Sin embargo, en muchos casos la presen-
cia de un trastorno es utilizada por los abogados para eximir al acusado, parcial o
completamente, de su responsabilidad penal. Este hecho genera un doble rechazo
social, por un lado, el miedo habitual al enfermo mental y, por otro, la desconfianza
en las causas judiciales en las que se esgrime una enfermedad mental como factor
exculpatorio.
El estereotipo sobre el mayor riesgo de estas personas puede deberse a que los
estudios se centran en muestras concretas. Mientras que una proporción minori-
taria de las personas con TM están hospitalizadas, la mayoría de los estudios que
analizan la relación entre violencia y TM analizan pacientes ingresados (Choe, Teplin
y Abram, 2008).
En el análisis de la relación entre conducta violenta y enfermedad mental existe
una cara de la moneda que no suele ser atendida. En muchos casos los enfermos
mentales, además de sufrir la estigmatización o el miedo que genera el descono-
cimiento sobre su enfermedad, también pueden ser, con mayor facilidad, víctimas
de actos violentos, de abusos o de su utilización como instrumento para cometer
delitos a manos de personas de su entorno o desconocidos.
Así pues, parece necesario que desde el ámbito de la psicología clínica se preste
atención a los factores de riesgo de victimización que presentan las personas con
trastornos mentales y no sólo a los factores de riesgo de cometer conductas violen-
tas.
Este estudio tiene como objetivo analizar las teorías utilizadas para explicar la
victimización de personas con TM, la extensión del problema, los factores de riesgo
y algunas de las formas de victimización más frecuentes. Se espera contribuir a un
mejor conocimiento de un problema poco estudiado y establecer algunas implica-
ciones clínicas derivadas de los resultados analizados.
Trastornos mentales y victimización 423
Modelos explicativos
Epidemiología
Tabla 1
Prevalencias de victimización en personas con TM en estudios desde el año 2000
Población
Estudio Prevalencia Periodo
psiquiátrica
Goodman et al.
33% ♀ y 36% ♂ 12 meses 782
(2001)
Consumo de alcohol/drogas
Exclusión social
Las mujeres sin hogar con un TMG corren más riesgo de ser víctimas de violencia
que los hombres en su misma situación, especialmente en lo referido a la victimi-
zación física y sexual. En un estudio realizado en población sin hogar de Barcelona,
los TM están presentes en un 49% de los participantes (con un 7% de ludopatía)
y las toxicomanías en un 45% (Uribe y Alonso, 2009). Además, el mismo estudio
indica que las mujeres presentan una frecuencia de trastornos que duplica a la de
los hombres en su misma situación.
428 Loinaz, Echeburúa y Irureta
Tabla 2
Prevalencia y tipo de victimización según trastornos mentales específicos
Prevalencia y tipo de
Estudio Periodo Muestra
victimización
Psicosis y esquizofrenia
Últimos 3 172 pacientes ambulatorios
Brekke et al. (2001) 34%
años con esquizofrenia
632 pacientes con psicosis
Dean et al. (2007) 23% 2 años
crónica en comunidad
155 pacientes psiquiátricos
Hsu at al. (2009) 16,8% 1 año (esquizofrenia, 59,4%; t.
afectivo, 40,6%)
52% (abuso físico o Toda la 100 mujeres ingresadas con
Kim et al. (2006)
sexual grave) vida esquizofrenia
57,9% violencia física Últimos
Silver et al. (2005) 38
13,2% violencia sexual 12 meses
Último 691 pacientes con trastorno
Walsh et al. (2003) 16%
año psicótico
Trastornos de ansiedad
28,5% violencia física Últimos
Silver et al. (2005) 193
11,9% violencia sexual 12 meses
Trastorno depresivo
31% violencia física Últimos
Silver et al. (2005) 168
10% violencia sexual 12 meses
Retraso del desarrollo
18% posible víctima
Toda la
Giardino et al. (2003) de maltrato (mayoría 60 menores
vida
sexual)
Posible abuso sexual
Discapacidad grave:
83 menores
Kvam (2000) 45% 2 años
(21 discapacidad grave)
Discapacidad leve:
41%
Sullivan y Knutson Toda la
31% 3.262 menores
(2000) vida
Formas de victimización
Suicidio
Pese a ser un tema al que se ha prestado poca atención, las mujeres con algún
tipo de TM pueden correr mayor riesgo de sufrir abusos por parte de sus parejas.
La violencia, del tipo que sea, daña la salud mental de la víctima (tema de interés
principal en las investigaciones sobre víctimas) y, a su vez, un trastorno puede hacer
a la mujer más vulnerable a la agresión.
Las cifras de este tipo de violencia pueden alcanzar el 30%-60% de mujeres con
un TM, si bien obtener una estimación precisa se hace complicado debido a la hete-
rogeneidad existente en el tipo de violencia analizado y a la dificultad de averiguar
si el trastorno mental es anterior o posterior a la victimización (Howard et al., 2010).
La presencia de ciertos déficits psicológicos, una red social pobre y los contextos de
toxicomanía incrementan la probabilidad de sufrir violencia por parte de la pareja
(González-Ortega, Echeburúa y Corral, 2008).
La tasa de prevalencia de VCP es mayor entre mujeres con trastorno mental que
en la población general (Heru, Stuart, Rainey, Eyre y Recupero, 2006; McPherson,
Delva y Cranford, 2007). Así, en las mujeres con un TMG se ha encontrado una
cifra media de violencia física, sexual o emocional del 45% (rango: 23%-69%)
(Friedman y Loue, 2007), lo que constituye una cifra muy superior a la de la pobla-
ción general.
Respecto a TM concretos, han sido varios los trastornos estudiados, pero el más
frecuentemente asociado con la VCP es la esquizofrenia de la víctima. En una mues-
tra de mujeres puertorriqueñas con depresión mayor, trastorno bipolar o esquizo-
frenia se han encontrado recientemente cifras de VCP del 68% (Friedman, Loue,
Goldman y Méndez, 2011).
Al igual que en otro tipo de victimización, haber sufrido violencia física o sexual
en la infancia supone un incremento del riesgo de sufrir VCP en pacientes psi-
quiátricos. A su vez, la VCP afecta a la salud mental de la víctima y, en el caso de
mujeres con TMGs, empeora su sintomatología e incrementa el riesgo de suicidio
(Friedman y Loue, 2007).
Violencia sexual
Acoso escolar
Conclusiones
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58 LA PSICOPATÍA Y SU REPERCUSIÓN CRIMINOLÓGICA
trabajo se enmarca dentro del área de investigación to ha demostrado sin embargo, que la enfermedad
de la Psicología Criminal y más concretamente de mental grave (referida principalmente a trastornos
las aportaciones de la Psicopatología Criminal y de corte psicótico) explica un pequeño porcentaje de
Forense como campo de conocimiento encargado de la criminalidad violenta. Las descompensaciones
abordar la criminodinamia y delictogénesis de los criminales de estos enfermos suelen ir ligadas a una
Trastornos Mentales y su repercusión legal. falta de adherencia al tratamiento (ausencia de con-
La Psicología Criminal o Psicología de la ciencia de enfermedad, efectos secundarios de los
Delincuencia es una subárea dentro del ámbito dis- psicofármacos y síntomas negativos de los casos
ciplinar de la Psicología Jurídica, cuyos hallazgos residuales), el consumo de tóxicos (como estrategia
empíricos también han sido aplicados a la de enfrentamiento ante el malestar experimentado
Criminología. En la actualidad existe consenso den- por su sintomatología) y el escaso apoyo social
tro de la comunidad psicológica española en consi- (Esbec, 2006).
derar a la Psicología Jurídica un campo consolidado Cuestión diferente sucede con los Trastornos de
de actuación profesional del psicólogo (Tortosa, Personalidad. Parece lógico pensar que si interpreta-
Civera, Fariña y Alfaro, 2008; Ovejero, 2009; mos la conducta delictiva reiterada como un signo
Clemente, 2010). de dificultad para adaptarse al entorno se puede
La Psicología Criminal, a partir de los métodos y aventurar que las personas con esta patología por su
los conocimientos generales de la Psicología, des- propia dinámica psicopatológica puedan verse
arrolla investigaciones y genera conocimientos sobrerepresentadas entre la población delincuencial.
específicos en relación a la explicación de la con- Y así parece corroborarlo la prevalencia de sujetos
ducta criminal. Su interés investigador ha versado afectos de estos trastornos entre la población reclu-
especialmente: 1) explicación de la conducta delicti- sa (Coid, 2008). La investigación al respecto parece
va; 2) estudios sobre carreras delictivas; 3) preven- coincidir que los trastornos de personalidad antiso-
ción y tratamiento; y 4) predicción del riesgo de vio- cial y límite (cluster B –DSM-IV-R–) y los trastor-
lencia y/o reincidencia delictiva (Redondo y nos esquizoide y paranoide de personalidad (cluster
Andrés-Pueyo, 2007). A –DSM-IV-R) son los que más probabilidad tienen
Desde el enfoque criminológico de las activida- de entrar en colisión con el Sistema de Justicia
des rutinarias (Cohen y Felson, 1979) se considera (Martínez, López, Díaz, 2001; González, 2007). De
que se necesitan tres elementos para que se produz- igual forma, estos sujetos son fuente recurrente de
ca un acto delictivo: un individuo motivado a come- conflictividad en el entorno penitenciario (Arroyo y
terlo; una víctima (objeto o persona) que le atrae y Ortega, 2009).
que se encuentra a su alcance, y una percepción de Pero si existe una conformación de personalidad
vulnerabilidad de la misma (alta probabilidad de patológica que los datos empíricos hayan correla-
éxito y baja probabilidad de ser capturado). En defi- cionado con alta probabilidad delincuencial, y
nitiva, la comisión de un hecho ilícito es función de especialmente de contenido violento, ese es el tras-
la interacción entre una personalidad vulnerable al torno psicopático de personalidad o psicopatía
delito y una situación propicia (oportunidad delicti- (Salekin, Roger y Sewell, 1996; Monahan,
va) (Redondo, 2008). Steadman, Silver, Appelbaum, Robbins, Mulvey,
El recurso a la psicopatología como motivación Roth, Grisso y Banks, 2001). El psicópata tiene
de la conducta delincuencial ha estado ligado princi- tres veces más de probabilidades de reincidencia
palmente a la explicación de delitos con alto conte- delictiva y el doble de probabilidad de riesgo de
nido violento, provocando históricamente la estig- criminalidad violenta (Hare, 2000). También en
matización del enfermo mental. La sociedad atribu- situación de institucionalización son internos con
ye a estos sujetos una elevada peligrosidad (delitos una alta tasa de comportamiento disfuncional
imprevisibles, con elevado contenido violento y (Hare, 2000; Lösel, 2000).
bizarro en su comisión y que provocan una enorme Todos estos datos sin embargo no nos deben hacer
alarma social). La investigación empírica al respec- caer en la visión simplista de entender la psicopatía
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JOSÉ MANUEL MUÑOZ 59
como sinónimo de criminalidad. No debemos olvi- con una abundante evidencia clínico-criminológica
dar la etiología multicausal de toda conducta, inclui- e investigación empírica respecto a este trastorno
da la delincuencial (Mirón y Otero, 2005), dentro de que hace prever su inclusión en las próximas edi-
esa interacción persona-situación. Por tanto, el ciones de las clasificaciones internacionales de los
padecer un trastorno psicopático de personalidad desórdenes mentales. De cualquier forma, dentro
predispone en mayor grado a la criminalidad en tér- del contexto criminológico y forense, se aborda
minos probabilísticos, pero en ningún modo deter- como una fenomenología psicopatológica diferen-
mina o aboca irreversiblemente al crimen. ciada de otras entidades nosológicas, como por
Si bien, aunque el psicópata no es el nuevo asesi- ejemplo el trastorno antisocial de la personalidad
no nato lombrosiano, si es cierto que su estilo depre- (Monaham, 2006; Torrubia y Cuquerella, 2008).
dador de interacción interpersonal coloca al entorno Los criterios diagnósticos del trastorno antisocial
del psicópata en una elevada situación de riesgo para de la personalidad (TAP) identificarían a los delin-
sufrir algún tipo de daño (emocional, físico o econó- cuentes subculturales o delincuentes de carrera, que
mico). A este respecto, no parecen existir muchas pueden o no presentar desajustes en su base de per-
discrepancias entre psicópatas criminales y no cri- sonalidad de tipo psicopático. De igual forma los
minales respecto a su inclinación hacia el comporta- psicópatas pueden no presentar conductas antiso-
miento no ético (Babiak, 2000). ciales propias del TAP y cuando las presentan difie-
En el presente trabajo se intentarán describir las ren cualitativamente de la de aquellos. Así, mien-
manifestaciones psicopatológicas del trastorno psi- tras un 65% de la población reclusa cumpliría crite-
copático de personalidad para, desde dicha perspec- rios de trastorno antisocial de la personalidad, sólo
tiva, entender su expresión criminológica. entre un 15-20% de los reclusos cumpliría criterios
Las importantes repercusiones jurídico-sociales de psicopatía (datos en muestra española –Torrubia
de un error en el diagnóstico de psicopatía, bien en y Cuquerella, 2008–). Cuando coinciden ambas
el sentido de un falso positivo (estigmatización del características, base de personalidad psicopática y
sujeto) como de un falso negativo (riesgo delicti- proceso socializador en subcultura delincuencial
vo) obligan a una formación especializada de los estaremos ante criminales de elevado riesgo delic-
profesionales encargados de su evaluación tivo.
(Garrido y Sobral, 2008). El contar con una prueba A este respecto, aunque en la actualidad se vis-
de contrastada fiabilidad y validez para su diagnós- lumbra un cambio en el abordaje psicopatológico de
tico (PCL-R o su versión reducida PCL-SV) no los trastornos de personalidad hacia una tratamiento
debe hacernos olvidar que la potencia de su aval dimensional más que categorial por la complejidad
científico recae en última estancia en la competen- clínica de los mismos (Widiger, 2007); en el ámbito
cia y habilidad del profesional encargado de su forense puede resultar complicado desde esta pers-
administración. pectiva la delimitación de los parámetros clínicos de
estos trastornos, cuestión necesaria para la valora-
ción de su repercusión legal. En el caso de la psico-
Trastorno psicopático de personalidad: patía, por ejemplo, entendemos que algunas pro-
manifestaciones psicopatológicas puestas actuales de establecer diferentes tipologías
y repercusiones criminológicas de psicópatas (desde una óptica dimensional del
trastorno) (Hare, 1984; Hicks, Markon, Patrick,
La elaboración de la PCL-R (Hare, 1991) prime- Krueger y Newman, 2004) puede dar lugar a confu-
ro, y la PCL-SV después (Hart, Cox y Hare, 1995) sión en el ámbito jurídico. La psicopatía es un tras-
ayudó a operativizar los criterios clínicos de torno de la estructura de personalidad fruto de una
Cleckley (1976) y ha facilitado que en las últimas conformación anómala de rasgos temperamentales y
dos décadas se incrementara significativamente la caracteriales que puede expresarse con desajustes
investigación transcultural sobre la psicopatía comportamentales diversos. El proceso socializador
(Patrick, 2006). En la actualidad nos encontramos de estos sujetos moldeará la vulnerabilidad heredo-
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60 LA PSICOPATÍA Y SU REPERCUSIÓN CRIMINOLÓGICA
biológica perfilando la expresión conductual, pero la El primer requisito para poder realizar un diag-
estructura alterada de su base de personalidad ha de nóstico de psicopatía es que la personalidad del suje-
ser similar para poder hablar de un trastorno psico- to cumpla parámetros clínicos de desajuste (Belloch
pático como entidad nosológica, y su grado de des- y Fernández-Álvarez, 2005 –tabla 1–):
Tabla 1. Características comunes a todos los trastornos de personalidad
• Es omnipresente: se pone de manifiesto en la mayor parte de las situaciones y contextos, y abarca un amplio rango de comportamientos, sentimien-
tos y experiencias del sujeto.
• No es producto de una situación o acontecimiento vital concreto, sino que abarca la mayor parte del ciclo vital del individuo.
• Dificulta la adquisición de nuevas habilidades y comportamientos, especialmente en el ámbito de las relaciones sociales: perjudica el desarrollo del
individuo.
• Hace al individuo frágil y vulnerable ante situaciones nuevas que requieren cambios.
• No se ajusta a lo que cabría esperar para ese individuo, teniendo en cuenta su contexto sociocultural.
• Produce malestar y sufrimiento al individuo, o a quienes le rodean: provoca interferencias en diversos ámbitos (social, familiar, laboral, etc.).
• Sin embargo, a diferencia de otros trastornos mentales, el malestar es más bien una consecuencia de la no aceptación por parte de los demás del modo
de ser del individuo que una característica intrínseca del trastorno: en general suelen ser egosintónicos, a diferencia de la egodistonía que caracteri-
za a la mayoría de los trastornos mentales.
• Por lo antedicho, la conciencia de enfermedad o anomalía es escasa o inexistente.
ajuste al entorno cumplir parámetros clínicos La esfera cognitiva hace referencia a los esque-
(Garrido, 2000). mas mentales (creencias básicas que utiliza el indi-
Podría decirse que la principal controversia téc- viduo para percibir e interpretar a los demás, a sí
nica existente en la actualidad versa sobre las mismo y los acontecimientos vitales). Sería el área
características clínicas definitorias de la psicopatía. de la personalidad que se va formando a lo largo del
Aunque existe acuerdo en considerar que son los proceso de socialización (carácter). La personalidad
rasgos de personalidad de base los que mayoritaria- psicopática presentaría desajustes en este área carac-
mente caracterizan este trastorno, no existe unani- terizados por:
midad a la hora de valorar el peso de las manifesta- a) Visión egocéntrica del mundo que se plasmará
ciones conductuales antisociales en el diagnóstico principalmente en una búsqueda activa de la
del mismo. Así, para unos autores no serían crite- propia satisfacción, minusvalorando a los
rios definitorios del trastorno, sino más bien conse- demás y mostrando desprecio y desconsidera-
cuencias del mismo (Cooke y Michie, 2001; Skeen, ción por las motivaciones ajenas y sociales.
Mulvey y Grisso, 2003); mientras otros consideran Esta característica de personalidad predispone
que siguen siendo características propias de éste al psicópata a la violación de los derechos y
(Hare y Neuman, 2006). Esta controversia es enten- libertades de sus congéneres.
dible si realizamos una visión histórica del concep- b) Sensación grandiosa de autovalía con plante-
to, y es que no hay que olvidar que fueron las amientos de metas ilimitadas de éxito, deman-
expresiones conductuales disfuncionales hacia el da y percepción de admiración irreal por parte
sistema social las que iniciaron el interés por el de los otros y autopercepción de inmunidad
estudio de esta fenomenología psicopatológica (sensación de omnipotencia). Las ideas de
(Barcia, 2004). grandiosidad impiden una retroalimentación
En el presente trabajo se va a abordar la psicopa- adecuada de la valoración que de su conducta
tía desde una perspectiva psicopatológica, agrupan- realizan los demás (provocan la retroalimenta-
do los distintos desajustes dependiendo de la esfera ción positiva y responden de manera hostil a
de la personalidad afectada: cognición, afectividad, las críticas), configurando un locus de control
actividad interpersonal y estilo de vida (Muñoz, externo. Este rasgo de personalidad predispo-
2010). Se pretende desde este enfoque conseguir ne a estos sujetos a realizar un erróneo análisis
una mejor comprensión de la estructura de persona- de la realidad (ponderación de factores de ries-
lidad psicopática y por ende, de su vulnerabilidad go) lo que aumenta la probabilidad de fracaso
hacia la conducta antisocial. conductual (Wallace, Vitale y Newman, 1999).
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JOSÉ MANUEL MUÑOZ 61
La psicobiografía de estos sujetos está repleta córtex frontal, ventromedial y mecanismos límbi-
de problemas económicos, accidentes de tráfi- cos) que nos hace poner el énfasis en los factores
co, problemas de salud, infracciones legales, biológicos frente a la incidencia del proceso de
inestabilidad en las relaciones interpersonales, socialización en la etiología del trastorno psicopáti-
etc. De igual forma, mostrarán proyectos de co de personalidad, en contraposición a otras perso-
futuro poco realistas atendiendo a sus condi- nalidades antisociales (sociópatas o delincuentes
ciones actuales y a su historia de vida. subculturales) donde el acento en su explicación se
c) Percepción hostil y amenazante del medio. El coloca en la vivencia de un proceso socializador
psicópata suele presentar un patrón de descon- deficitario (Lykken, 2000).
fianza y suspicacia hacia los demás, realizan- Estas disfunciones afectivas tendrán las siguien-
do interpretaciones maliciosas de las conduc- tes expresiones conductuales:
tas y actitudes de los otros. Para estos sujetos a) Inadecuado manejo de la ira. En el psicópata
la confianza es sinónimo de ingenuidad. Este pueden darse dos tipos de manifestaciones de
rasgo de personalidad explicaría reacciones ira (Cornell, Warren, Hawk, Stafford, Oram y
interpersonales desajustadas de corte hostil sin Pine, 1996):
justificación, que aparecen con frecuencia en a) Una ira “sincera” (visceral) que será provo-
la historia psicoevolutiva de estos sujetos. cada ante la percepción de ataques a su per-
Desde un punto de vista psicopatológico sona o autoridad (hipersensibilidad a la crí-
queda la duda de si estamos ante un verdadero tica) o por impedimentos para la consecu-
rasgo de su personalidad, ante una estrategia ción de sus deseos (baja tolerancia a la frus-
justificadora de su conducta antisocial o ante tración). Este tipo de respuestas descontro-
ambas posibilidades. ladas de violencia en el psicópata son de
La esfera afectiva alude a la parte heredo-bioló- aparición súbita (imperceptible escalada de
gica de la personalidad (temperamento), primer la ira) y de una intensidad desproporciona-
núcleo de ésta, encargada de regular la respuesta da (alto riesgo para el otro).
emocional ante los estímulos del medio. Los datos b) Una ira “fingida” (instrumental) como tác-
empíricos apuntan a dos grandes áreas de desajus- tica de control, intimidación y sometimien-
tes a este respecto en las personalidades psicopáti- to del otro. En ese supuesto, el psicópata
cas: por un lado, disfunciones en el procesamiento representa el estado emocional de hostili-
de la información emocional y por otro, limitacio- dad (signos externos del mismo) pero su
nes severas para ser condicionados con el castigo nivel de activación psicofisiológico real es
(Muñoz, Navas y Fernández, 2003; Navas y normalizado. La investigación de Jacobson
Muñoz, 2004; Alcázar, Verdejo y Bouso, 2008). y Gottman (2001) con varones que ejercían
Distintas investigaciones han puesto de manifiesto la violencia sobre su pareja ejemplifican
la estrecha relación entre la disposición tempera- muy bien este tipo de conductas: “nos sor-
mental de baja temeridad y la adquisición de emo- prendió descubrir que las pulsaciones de
ciones morales (vergüenza, culpa y empatía). Se ha alguien pudieran disminuir al pasar de una
comprobado que los niños más miedosos tienden a situación normal a una discusión (…) Los
sentir mayores remordimientos después de haber cobra parecen excitados, actúan con exci-
obrado mal y se sienten más consternados por los tación, se les oye excitados: sin embargo
efectos que puedan tener sus conductas trasgresoras interiormente cada vez están más calma-
(Rothbart y Ahai, 1994; Rothbart, Ahai y Hershey, dos”.
1994; Kochanska, 1995; Kochanska y Thompson, b) Falta de empatía. Para una adecuada compren-
1997; citados en Garrido, 2005). La investigación sión de esta característica dentro de la dinámi-
neuropsicológica acumulada durante estos años de ca de personalidad psicopática debemos aludir
experimentación evidencia disfunciones en la a los modelos multidimensionales de la empa-
estructura y funciones cerebrales (afectación en el tía (Feshbach, 1982; Hoffman, 2000) que esta-
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62 LA PSICOPATÍA Y SU REPERCUSIÓN CRIMINOLÓGICA
blecen tres componentes en la respuesta empá- Caballo y López (2004): “con el fin de obtener lo
tica: dos de ellos cognitivos, 1) la habilidad que desean, estimulan la compasión del otro, lo
para identificar el estado emocional de otra seducen y dicen lo que quiere oír o lo que les va a
persona, y 2) la capacidad para asumir la pers- llegar al corazón”. En este sentido, su marcado ego-
pectiva y el rol del otro; 3) y uno afectivo, la centrismo y su sensación grandiosa de autovalía
capacidad de experimentar la misma emoción transmiten a los demás una afianzada seguridad en sí
que el otro está sintiendo (reactividad emocio- mismos que facilita su poder de convicción y por
nal). El psicópata tendría exacerbados los com- ende, incrementa su capacidad manipulativa.
ponentes cognitivos (posee una inusual destre- Por último, en lo que respecta a su estilo de vida
za para percibir el estado emocional del otro e de forma global lo podríamos caracterizar por su
incluso puede asumir su perspectiva, de ahí adherencia a un estilo de vida desorganizado. Como
que sea capaz de “representar” estados emocio- desajustes en esta esfera, destacaríamos:
nales) lo que le pone en una situación privile- a) Impulsividad. La falta de reflexibilidad como
giada para identificar a los sujetos vulnerables rasgo definitorio de la personalidad psicopática
(víctimas propiciatorias). Sin embargo, carece debería ser matizado. En el psicópata la impul-
de la capacidad para experimentar la emoción sividad no debe entenderse en su acepción tem-
que el otro está sintiendo (componente afecti- peramental biológica (irresistibilidad a la fuer-
vo). En definitiva el psicópata es capaz de com- za del estímulo), como lo demuestra la preme-
prender las consecuencias de sus actos pero es ditación con la que llevan a cabo muchas de
incapaz de sentir los efectos devastadores de sus acciones, sino por su sensibilidad a regular-
los mismos. De ahí la alta probabilidad de se principalmente por las señales de recompen-
expresión de conductas violentas severas sa y a la gratificación inmediata, de ahí que no
(insensibilidad a las señales de dolor y sufri- sean sujetos motivados al esfuerzo continuado
miento de la víctima). y acaben desinteresándose ante todo lo que no
c) Falta de remordimiento por su conducta. La reporte estimulación contingente. Esta caracte-
tendencia a la reiteración en la violación de los rística les hace vulnerables para embarcarse en
derechos de los otros y las distorsiones cogni- actividades ilícitas (lucrativos beneficios, bajo
tivas conducentes a racionalizar dichos actos coste y recompensa inmediata) y tendentes a
contrastan con sus verbalizaciones de arrepen- mostrar un estilo de vida parasitario (vivir de
timiento. los demás) sin reparar en el coste que supone
Hare (2003) avisaba de esta condición a los para el otro. Por otro lado, su visión egocéntri-
evaluadores forenses: “los criminales en la ca del mundo y su sensación grandiosa de auto-
cárcel aprenden muy pronto que remordimien- valía ya referenciadas explicarían la emisión de
to es una palabra muy importante” (pág. 65). conductas en ocasiones carentes de toda lógica
La actividad interpersonal del psicópata se y con elevado componente de riesgo como
caracteriza por dos aspectos fundamentales: estable- muestra de esa omnipotencia que tienen inte-
cimiento de relaciones de poder y control sobre los riorizada (hago lo que quiero, cuando quiero y
demás (Hirigoyen, 2003) y por dirigirse a la consecu- como quiero porque soy inmune a todo). Esta
ción de sus propios objetivos (relación depredadora). dinámica de personalidad podría explicar tam-
Para la consecución de sus objetivos el psicópata bién el que estos sujetos no aprendan de la
se va a valer de su virtuosidad en el manejo del experiencia.
engaño y de su desinhibición en la expresión de la b) Necesidad de estimulación y tendencia al abu-
coacción, la amenaza o la violencia física. Respecto rrimiento. Los psicópatas son sujetos que nece-
al primer aspecto, el psicópata cuenta con amplio sitan experimentar sensaciones y experiencias
repertorio de habilidades de manipulación. Se trata novedosas y además tienen dificultad para tole-
de sujetos con gran capacidad interpretativa, de rar las actividades rutinarias o mantener la
carácter seductor y persuasivo. En palabras de atención para aquello que no tiene un interés
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Vol. 21, 2011 - Págs. 57-68 ISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2011v21a6
JOSÉ MANUEL MUÑOZ 63
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64 LA PSICOPATÍA Y SU REPERCUSIÓN CRIMINOLÓGICA
Reino Unido o Israel, la psicopatía no solo no se casos supondría elegir forzosamente la falta de con-
aborda por la jurisprudencia como causa de exen- trol sobre ellos, dada la inexistencia de tratamiento
ción de la responsabilidad criminal, sino que supone en la práctica.
un agravante de la pena apelando a su condición de Sin embargo, distintas revisiones científicas han
peligrosidad (Cuquerella, Torrubia, Mohino, Plan- puesto de manifiesto claras deficiencias metodológi-
chat, Orós, Navarro, López y Genís, 2003). Una cas en los programas tratamentales que avalan esa
posible hipótesis explicativa a este panorama jurídi- visión pesimista respecto a la rehabilitación del psi-
co respecto al trastorno psicopático de personalidad cópata criminal (Garrido, Esteban y Molero, 1996;
pudiera residir en la interpretación en términos Lösel, 1996; Wong, 2000). Es decir, más que hablar
morales del concepto clínico de psicopatía derivado de sujetos intratables, tal vez, deberíamos hablar de
del tratamiento que a dicha psicopatología se le está sujetos resistentes a los programas de intervención
dando en los medios de comunicación, las novelas o existentes hasta el momento, por otro lado, inespecí-
el cine asociándolo a la delincuencia violenta más ficos para este tipo de delincuentes. En palabras de
extrema (Muñoz, 2010) Lösel (2000): tenemos que ser cautelosos y distin-
Pero, ¿puede un sujeto con unos esquemas men- guir entre, por una parte, el conocimiento empírico
tales con los que analiza la realidad tan distorsiona- y, por otra, la suposición básica de que los psicópa-
dos y una vulnerabilidad biológica que le impide tas no tienen tratamiento (págs. 237-238).
regular la respuesta emocional ante las demandas En este sentido, este autor en la obra señalada,
del medio de forma adecuada, adaptar su respuesta apuntaba los principios fundamentales que deberían
arreglo a los cánones sociales, a pesar de no tener seguir los programas de tratamiento para delincuen-
afectada su capacidad cognitiva? Parece defendible tes psicopáticos y que con ciertas reestructuraciones
desde un punto de vista forense la afectación del jui- se exponen en el siguiente cuadro (tabla 2):
Tabla 2
cio en los delincuentes psicopáticos, entendido éste Como estrategia para despertar la motivación de
como la capacidad para evaluar una situación y los psicópatas al tratamiento Wong (2000) sugiere
actuar de forma adecuada. Si bien, como señala utilizar la dinámica de su personalidad recogiendo el
Cuello (2002; en Jiménez y Fonseca, 2006) optar aspecto egocéntrico de la misma haciéndoles ver
por la declaración de inimputabilidad en estos que su conducta antisocial les supone más perjuicios
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JOSÉ MANUEL MUÑOZ 65
que beneficios (e.g., situación de privación de liber- centaje desproporcionado de los delitos que se
tad) a la vez que se les dota de habilidades para comenten en una comunidad.
alcanzar sus metas de poder y vida cómoda de Esto no significa que no debamos intervenir tem-
manera socialmente adaptada. pranamente de una manera especializada con meno-
Teniendo en cuenta que el aspecto punitivo de la res que expresen conductas predictoras de delin-
pena es prácticamente inservible como elemento cuencia futura (e.g., baja tolerancia a la frustración,
disuasor de reincidencia en el delincuente psicopá- conductas oposicionistas hacia las figuras de autori-
tico por la dinámica de personalidad descrita, que dad, tendencia a imponer su voluntad, exposición a
la incapacitación para delinquir propia del estado situaciones de riesgo, reiteración en su conducta
de privación de libertad se circunscribe únicamen- desajustada a pesar de ser castigados, etc.) pero de
te al tiempo de duración de la pena y que los pro- una manera especializada y desde luego, alejada de
gramas de tratamiento no han sido adecuados para etiquetas estigmatizadoras (Roesch, 2005).
cumplir el fin resocializador de ésta, se entiende Por último, no hemos dejar de lado la tarea pre-
que los esfuerzos de política criminal con este tipo ventiva propia de toda Ciencia. Aunque los datos
de delincuentes debieran dirigirse hacia dos líneas empíricos son contundentes respecto a la predisposi-
fundamentales: por un lado, el entrenamiento de ción biológica hacia la psicopatía, hemos de hacer
los profesionales de la salud mental al servicio del hincapié de nuevo en la idea de que predisponer no
Sistema de Justicia (forenses y penitenciarios) para es sinónimo de determinar. El proceso de socializa-
realizar evaluaciones eficaces en la detección de ción también puede incidir en la expresión de la psi-
estos individuos; y por otro, fomentar la investiga- copatía. En este sentido, deberíamos poner el énfa-
ción científica en el ámbito del tratamiento de este sis en construir una sociedad con valores prosociales
tipo de infractores que faciliten su reinserción un tanto alejados de los cánones actuales. En la
social. sociedad actual se ha producido una desmitificación
Apuntar que desde un punto de vista psicopatoló- de la autoridad tradicional adherida a instituciones
gico, aunque algunos autores como Lösel (2000) políticas, religiosas y científicas, llegando incluso a
señalan la importancia de la detección temprana de erosionar a la familia. En vez de valores comparti-
estos sujetos, debemos de ser extremadamente pru- dos, socialmente legitimados, se ha extendido una
dentes a la hora de utilizar la etiqueta “psicopatía” visión cínica en la interpretación de los hechos
en población infanto-juvenil por el carácter estigma- sociales, donde la violencia, la corrupción y la apa-
tizador que supondría para el futuro del menor y la tía en la participación política no son sino claras
dificultad de diagnóstico diferencial, con lo que serí- manifestaciones (Garrido, 2000; pág. 91). Por tanto,
an conductas disfuncionales de corte antisocial inhe- todos como sociedad tenemos la responsabilidad de
rentes y circunscritas al periodo adolescente. Una adoptar un papel activo para evitar el desarrollo de
realidad empírica es que el número de delitos se dis- las personalidades psicopáticas.
para al llegar al periodo adolescente, decreciendo
posteriormente (Serrano, 2009). El 90% de los chi-
cos y el 60% de las chicas participan en alguna acti- Referencias
vidad antijuríidica durante la adolescencia. La
mayoría de estos adolescentes abandonan estas Alcázar, M. A., Verdejo, A. y Bouso, J. C. (2008). La
prácticas por propia iniciativa, sin que nunca hayan neuropsicología forense ante el reto de la relación
tenido contacto con el Sistema de Justicia (Garrido, entre cognición y emoción en la psicopatía.
Stangeland y Redondo, 2006). Moffit (1993) en este Revista de Neurología 47, 607-612.
sentido distinguía entre jóvenes cuya emisión de Arroyo, J. M. y Ortega, E. (2009). Los trastornos de
conductas ilícitas se circunscribe únicamente a la personalidad en reclusos como factor de distor-
edad adolescente, y por otro, habría jóvenes cuya sión del clima social de la prisión. Revista
actividad delincuencial persistiría a lo largo de su Española de Sanidad Penitenciaria, 11, 11-15.
vida. Serán estos últimos los responsables de un por- Babiak, P. (2000). Psychopathic manipulation at
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ISSN: 1133-0740 - DOI: 10.5093/jr2011v21a6 Vol. 21, 2011 - Págs. 57-68
Pintado García
Resumen
Este trabajo se centra en analizar la responsabilidad penal atribuida a personas que
padecen un trastorno mental y, como consecuencia del mismo, han cometido un acto
delictivo. También pone su interés en la naturaleza de la valoración de imputabilidad de
personas que, sin padecer un trastorno mental crónico, cometen un delito estando bajo
los efectos de sustancias tóxicas. El estudio empírico se va a llevar a cabo a través de la
revisión de un conjunto de sentencias comprendidas desde el año 2010 hasta el año 2018,
todas ellas dictadas en el País Vasco. A partir de estas sentencias, se van a conocer los
argumentos aportados por el órgano juzgador a la hora de pronunciarse sobre el grado
de imputabilidad que corresponde a los sujetos. Además, se identificarán las principales
psicopatologías que están presentes con mayor frecuencia en los sujetos que han
cometido un delito, así como las alteraciones psicológicas que normalmente conllevan
exención o disminución de la responsabilidad penal y aquellas que no suponen la
aplicación de circunstancias modificativas de la responsabilidad penal.
1
Correspondencia: opintado001@ikasle.ehu.eus
This paper focuses on analyzing the criminal responsibility that is given to people who
suffer a mental disease and, as a result, have commited a criminal act. It also focuses on
the character of the assessment of imputability of people who, without suffering a
chronicle mental disase, commit a crime being under the effects of toxic substances,
probably having a severe addiction to them. The empiric study is going to be carried out
though the review of a set of sentences from the year 2010 and 2018, all of them issued
in the Basque Country. Since this sentences, the arguments given by the judging body
have been analyzed at the time of pronounce itself over the degree of imputanility that
belongs to these subjects. Moreover, psychopathologies which with a higher frecuence
are present in subjects that have committed a crime are going to be identified, as well as
the psychological alterations that normally bring with it exemption or decrease of
criminal responsibility or that ones that aren`t suppose the application of modifying
circumstances of criminal responsibility.
Key words: Mental disorder. Mental disease. Violence. Crime. Imputability. Criminal
responsibility.
1. Introducción
La Organización Mundial de la Salud (OMS, 2017a) define la salud mental como un estado
de bienestar en el que las personas son conscientes de sus capacidades, son capaces de afrontar
las tensiones que surgen en su vida cotidiana, de trabajar de manera productiva y de contribuir a
su entorno. De acuerdo con esta definición, la salud no solo supone ausencia de afecciones o
enfermedades, sino que requiere un estado de absoluto bienestar físico, mental y social.
Partiendo de esta base, se podría decir que un sujeto como Ted Bundy -condenado a muerte y
ejecutado en la silla eléctrica por asesinar a 36 mujeres-, se ajusta a las directrices proporcionadas
por la OMS y que, por lo tanto, goza de salud mental. Es decir, Ted Bundy, se licenció en la
Universidad de Washington, participó en actividades comunitarias e incluso fue premiado por la
Policía de Seatle por salvar la vida de un niño y, a su vez, cometió actos terribles. La salud mental
requiere la presencia de una serie de síntomas, entre los que son dignos de mención los siguientes:
2. Objetivos de la Investigación
El presente trabajo ha puesto su foco de atención en la responsabilidad penal que se les atribuye
a aquellas personas que padecen un trastorno mental y, como consecuencia del mismo, han
cometido un acto delictivo. Es preceptivo en estos casos evaluar las competencias intelectivas y
volitivas del afectado en el momento de los hechos. También ha sido motivo de interés la
naturaleza de la valoración de imputabilidad de personas que, sin padecer un trastorno mental
crónico, cometen un delito estando bajo los efectos de bebidas alcohólicas u otras sustancias
tóxicas, pudiendo tener una grave adicción a las mismas. Para ello, se han analizado los
argumentos aportados por el órgano juzgador a la hora de pronunciarse sobre el grado de
imputabilidad que corresponde a estos sujetos. Este estudio se ha llevado a cabo a través de la
revisión de un total de 73 sentencias comprendidas desde el año 2010 hasta el año 2018, todas
ellas dictadas por el correspondiente órgano juzgador en el País Vasco.
3. Método y Procedimiento
Las sentencias utilizadas para llevar a cabo este estudio han sido recogidas a través de la página
web del Centro de Documentación Judicial (Cendoj). Se trata de un órgano técnico del Consejo
General del Poder Judicial que se encarga de publicar jurisprudencia oficial.
Para acceder a la jurisprudencia referida, se han realizado dos estrategias de búsqueda
diferentes en las que se han utilizado una serie de filtros muy similares. En la primera búsqueda,
se han señalado las opciones de “jurisdiccional penal”, indicando que el tipo de resolución sean
“sentencias” y que hayan sido dictadas en el “País Vasco”. En el apartado de texto libre, se han
introducido las palabras clave “enfermedad mental imputabilidad”. De esta selección, se han
obtenido un total de 385 sentencias, de las cuales el buscador Cendoj solo permite tener acceso a
200. En la segunda búsqueda, se han introducido exactamente los mismos datos que en la anterior,
“jurisdicción penal”, “sentencias” y “País Vasco”, cambiando las palabras añadidas en el texto
libre por “trastorno mental imputabilidad”. En este caso, ha ocurrido lo mismo que en la búsqueda
anterior. De la selección efectuada, se han encontrado un total de 530 sentencias, de las cuales
únicamente se ha podido tener acceso a 200. El buscador de jurisprudencia Cendoj, a pesar de
almacenar una gran cantidad de documentación judicial, establece la limitación de poder
recuperar un máximo de 200 documentos, no pudiendo acceder al resto de sentencias relacionadas
con la materia de estudio.
4. Resultados
Este estudio ha tomado como muestra un total de 73 sentencias comprendidas desde el año
2010 hasta el año 2018 que han sido dictadas en el País Vasco por el órgano jurisdiccional
competente. En todas las sentencias se discute sobre la posible responsabilidad penal atribuible al
autor del delito, siendo este un sujeto que padece un trastorno mental y que, como consecuencia
del mismo, ha llevado a cabo la conducta delictiva. También es debatida la posible imputabilidad
Una vez analizado el órgano juzgador que ha intervenido en cada sentencia objeto de estudio,
cabe hacer mención al tipo de fallo con el que se ha dado por finalizado el proceso penal en cada
caso. Del total de 73 sentencias, 66 han concluido con la condena del autor del delito, es decir,
La absolución del sujeto acusado se acuerda cuando en él concurre una de las circunstancias
susceptibles de eximir la responsabilidad penal recogidas en el artículo 20 del Código Penal. Son
circunstancias que reciben el nombre de eximentes completas. La condena del acusado, por el
contrario, se acuerda cuando en él no concurre ningún tipo de atenuante o cuando, a pesar de
concurrir en él alguna de las atenuantes previstas en el artículo 21 del Código Penal, no reúnen
todos los requisitos para ser apreciadas como susceptibles de eximir por completo la
responsabilidad penal.
Dentro de los 23 delitos integrados en la categoría “Del homicidio y sus formas” se han
encontrado diferentes tipos delictivos: 9 asesinatos, 5 asesinatos en grado de tentativa, 3
homicidios y 6 homicidios en grado de tentativa. De estos resultados se puede deducir que el
delito de asesinato, ya sea consumado o en grado de tentativa, es el que con más frecuencia es
juzgado en un proceso penal contra personas que padecen algún tipo de trastorno mental. El
número de homicidios y asesinatos llevados a cabo en grado de tentativa también resulta
significativo.
Los delitos contra la salud pública también han estado muy presentes en el estudio, con un
total de 22 casos, coincidiendo todos ellos en su modalidad de tenencia preordenada al tráfico de
drogas.
En cuanto al delito de lesiones, han sido 11 los casos en los que se ha ejecutado un delito de
este tipo, de los cuales 3 han sido catalogados como maltrato en el ámbito familiar.
Por otro lado, en lo referente a delitos contra la libertad e indemnidad sexuales, han sido
cometidos un total de 11, de los cuales 1 es tipificado como delito de agresión sexual a menores
de 16 años, 3 como delito de violación, 4 como delito de abuso sexual a menores de 16 años, 2
como delito de abuso sexual y 1 como delito de pornografía infantil. Esta clasificación de delitos
Tabla 1
Total de delitos cometidos, incluyendo su frecuencia y porcentaje
Del total de sujetos que padecen una enfermedad mental, 22 de ellos presentan alguno de los
trastornos ubicados dentro del DSM-V como “Espectro de la esquizofrenia y otros trastornos
psicóticos”. Concretamente, todos ellos han sido diagnosticados de esquizofrenia paranoide. En
cuanto a los trastornos de la personalidad, un total de 21 sujetos han recibido este diagnóstico. De
los trastornos que se engloban dentro del epígrafe “Trastornos de la personalidad”, no destaca
entre los sujetos ninguno en especial, estando presentes una gran variedad de los mismos, entre
los que se encuentran: trastorno antisocial de la personalidad, trastorno límite de la personalidad,
trastorno mixto de la personalidad y trastorno inespecífico de la personalidad. Por lo que respecta
a los “Trastornos neuro-cognitivos”, un total de 4 sujetos han manifestado un trastorno neuro-
cognitivo leve. Por otro lado, son 3 los sujetos que presentan un “Trastorno del neuro-desarrollo”,
específicamente, una discapacidad intelectual leve. Los “Trastornos del estado de ánimo” también
han estado presentes en el estudio, con un total de 2 sujetos diagnosticados de trastorno depresivo.
Dentro de los “Trastornos relacionados con traumas y factores de estrés” se han encontrado 2
sujetos, coincidiendo en el diagnóstico de un trastorno de adaptación. Por último, entre los
“Trastornos parafílicos” se ha identificado un sujeto con un trastorno de pedofilia.
Además de la comorbilidad existente entre los diagnósticos mencionados, también está
presente en más de la mitad de los sujetos que padecen una enfermedad mental un consumo de
tóxicos. Es decir, del total de sujetos que padecen uno de los trastornos mentales citados, 35
presentan a su vez algún tipo de problema con el consumo de bebidas alcohólicas u otras
Tabla 3
Tipo de problema derivado del consumo de tóxicos atendiendo a la enfermedad mental del imputado
Enfermedad mental Dependencia a tóxicos Abuso de tóxicos Adicción a tóxicos TOTAL
Esquizofrenia paranoide 2 11 1 14
Trastorno de la personalidad 4 6 3 13
Deterioro cognitivo 2 - - 2
Discapacidad intelectual 1 1 - 2
Trastorno depresivo 2 - - 2
Trastorno de adaptación 2 - - 2
TOTAL 13 18 4 35
Una de las enfermedades mentales más presentes entre los autores de los delitos ha sido la
esquizofrenia paranoide, con un total de 22 sujetos. Los delitos cometidos por estos sujetos han
sido reflejados en la siguiente figura:
Los sujetos diagnosticados de los trastornos mentales restantes, es decir, trastornos del neuro-
desarrollo, trastornos neuro-cognitivos, trastornos depresivos, trastornos relacionados con
traumas y factores de estrés y los trastornos parafílicos han protagonizado un total de 12 delitos.
Por lo que respecta a los sujetos con discapacidad intelectual, 2 de ellos han llevado a cabo un
delito sexual y 1 un delito contra la salud pública. En cuanto a los sujetos con deterioro cognitivo,
3 de ellos han cometido un delito de abuso sexual, siendo una de las víctimas un menor de edad,
mientras que el restante ha perpetrado un delito de lesiones, concretamente, un delito de maltrato
en el ámbito familiar. Por otro lado, los sujetos con trastorno depresivo han protagonizado 1 delito
de violencia de género y 1 delito de lesiones, siendo la víctima en ambos casos un familiar. Los
sujetos con trastorno de adaptación han cometido 1 delito de malversación y 1 delito contra la
salud pública. Por último, el sujeto diagnosticado de pedofilia ha llevado a cabo un delito contra
la libertad e indemnidad sexuales.
Por lo que respecta a la responsabilidad penal atribuible a cada uno de estos sujetos, cabe
mencionar la necesidad de un informe pericial que se manifieste al respecto, es decir, que emita
una valoración sobre el estado en el que las capacidades mentales del sujeto se encontraban al
tiempo de cometer el delito. Por esta razón, todas las sentencias que han sido seleccionadas como
Del total de sujetos que padecen este trastorno mental, a 10 se les ha atenuado su condena
mediante la aplicación de la eximente incompleta del artículo 21.1 en relación con el 20.1 del
Código Penal, de modo que han sido declarados como semi-imputables. De estos 10 sujetos, 6 de
ellos presentan simultáneamente un consumo abusivo de tóxicos. De esos 6 sujetos que además
de padecer esquizofrenia paranoide consumen tóxicos, 1 de ellos tiene diagnosticada una
discapacidad intelectual. A 7 de estos sujetos, además de la correspondiente pena privativa de
libertad, se les han impuesto las siguientes medidas de seguridad: 6 medidas de internamiento y
1 medida de libertad vigilada. Por lo que respecta a la grave adicción, ha sido 1 el sujeto que ha
visto reducida su condena por concurrir en él esta atenuante, tratándose de un sujeto que, además
de estar diagnosticado de esquizofrenia paranoide, presenta un evidente consumo perjudicial de
tóxicos, en concreto, dependencia. Han sido 2 los sujetos con este diagnóstico a los que se les ha
aplicado la atenuante por analogía de alteración psíquica, presentando a su vez abuso de tóxicos
y dependencia. Por último, no se les ha aplicado ningún tipo de atenuante a 2 de los sujetos
diagnosticados de esquizofrenia paranoide al considerar que sus facultades mentales se
encontraban completamente conservadas al tiempo de cometer los hechos. De estos 2 sujetos, 1
de ellos también tiene diagnosticado un trastorno de la personalidad y manifiesta una adicción a
tóxicos.
Figura 12. Circunstancias modificativas de la responsabilidad penal aplicadas a sujetos con un trastorno de la
personalidad.
De los 21 sujetos con este diagnóstico, 6 de ellos han sido declarados semi-imputables, es
decir, se les ha aplicado una eximente incompleta. De esos 6 sujetos, 3 tienen diagnosticado un
segundo trastorno mental, coincidiendo en un trastorno depresivo. Además, de esos 6 sujetos, 4
presentan problemas con el consumo de tóxicos, en concreto, 2 dependencia y 2 abuso de tóxicos.
En cuanto a las medidas de seguridad impuestas, 2 de los sujetos han sido sometidos a una medida
de internamiento y 1 a tratamiento psiquiátrico.
En cuanto al resto de atenuantes, a 2 de los sujetos se les ha aplicado la atenuante de grave
adicción. Además, a 1 de ellos se le ha aplicado también la atenuante por analogía de alteración
psíquica, por presentar simultáneamente una discapacidad intelectual. Los sujetos restantes, es
decir 3, han visto reducida su condena por concurrir en ellos una circunstancia analógica de
alteración psíquica. Todos estos sujetos presentan algún tipo de problema con el consumo de
sustancias tóxicas.
Finalmente, han sido 10 los sujetos con este diagnóstico a los que no se les ha aplicado ningún
tipo de atenuante, al considerar que sus facultades mentales se encontraban intactas al tiempo de
Tabla 4
Circunstancias modificativas de la responsabilidad penal aplicadas a sujetos con los diagnósticos mencionados
5. Discusión
Como se ha ido señalando a lo largo del trabajo, si bien no es cierto que la mayoría de los
pacientes psiquiátricos sean violentos, existen diversas psicopatologías que guardan una cierta
relación con la conducta violenta, siendo esta relación más estrecha cuando existe comorbilidad
con otros trastornos mentales o con el consumo de bebidas alcohólicas u otras sustancias tóxicas.
Este estudio se ha centrado en analizar un conjunto de sentencias comprendidas desde el año
2010 hasta el año 2018, todas ellas dictadas por el correspondiente órgano juzgador en el País
Vasco. A partir de este análisis, se han identificado los trastornos mentales que con mayor
frecuencia han estado presentes entre los sujetos que han cometido un hecho delictivo. En palabras
de Echeburúa (2018), entre las principales psicopatologías que se hallan asociadas a
comportamientos violentos se encuentran los trastornos psicóticos, el alcoholismo y
toxicomanías, los trastornos depresivos, las parafilias, las reacciones postraumáticas, la
discapacidad intelectual, las demencias y los trastornos de la personalidad. Este dato se
corresponde con los resultados obtenidos en este estudio, en el que, de los 73 sujetos analizados,
22 están diagnosticados de esquizofrenia paranoide, 21 de trastorno de la personalidad, 18 de
alcoholismo o toxicomanía, 4 de demencia, 2 de trastorno depresivo, 3 de discapacidad
intelectual, 1 de trastorno de pedofilia y 2 de trastorno de adaptación.
6. Conclusiones
De la realización de este estudio se desprenden una serie de conclusiones dignas de mención:
La enfermedad mental supone una alteración de tipo emocional, cognitivo y/o comportamental
que conlleva una afectación de procesos psicológicos básicos como la emoción, la percepción, el
pensamiento, la conducta, el aprendizaje, el lenguaje, etcétera., lo que produce malestar en la
persona y dificulta su adaptación al espacio socio-cultural en el que vive. Dependiendo de la
persona, tal padecimiento se puede manifestar de una manera diferente, teniendo mucha
importancia en su evolución el tratamiento. Sus causas pueden ser muy variadas, influyendo en
su aparición una combinación de factores biológicos, genéticos, psicológicos, emocionales,
psicosociales, cognitivos, ambientales y sociales (OMS, 2017b).
La concepción de enfermedad mental no ha sido constante a lo largo del tiempo e incluso hoy
en día dicha concepción difiere de unos lugares a otros. Esto se debe a que conceptos como salud
o enfermedad mental están construidos a partir de las interacciones sociales y evolucionan en
función del contexto cultural e histórico. Como consecuencia, el tratamiento de los enfermos