Bolilla 4
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EL PROCESO
La palabra “proceso” significa avanzar, marchar hasta un fin determinado, no de una sola vez, sino a través de sucesivos
momentos.
Es el conjunto de actos recíprocamente coordinados entre sí de acuerdo con reglas preestablecidas, que conducen a la
creación de una norma individual (sentencia) destinada a regir un determinado aspecto de la conducta del sujeto o
sujetos, ajenos al órgano, que han requerido la intervención de éste en un caso concreto, así como la conducta del
sujeto o sujetos, también extraños al órgano, frente a quienes se ha requerido esa intervención.
DIFERENCIAS ENTRE PROCESO Y PROCEDIMIENTO
No se deben confundir los términos proceso y procedimiento. El proceso representa el conjunto de actos que son
necesarios, en cada caso, para obtener la creación de una norma individual. El procedimiento, en cambio, constituye
cada una de las fases o etapas que el proceso puede comprender.
LOS PRESUPUESTOS PROCESALES
Son aquellos que permiten al juez dictar una sentencia de mérito, es decir, que se pronuncie sobre el fondo del asunto
(sobre el derecho sustancial invocado por las partes). Se trata, entonces, de requisitos previos a la sentencia de fondo,
siendo los siguientes:
En estos casos, el juez no se pronuncia sobre el fondo de la cuestión, por ello su decisión no hace cosa juzgada material.
Es decir, se pueden subsanar los impedimentos.
LA ACCIÓN: TEORÍAS CLÁSICA, DE CHIOVENDA, GUASP, PALACIO Y COUTURE (VER BOLILLA 3).
Couture, por su parte, sostiene la tesis de la “acción como derecho a la jurisdicción”, indicando que la sinonimia entre
acción y derecho fue superada fácilmente, no así la sinonimia entre acción y pretensión, sobre la cual indica que
Pretensión no es Acción, ya que la acción es el poder jurídico y la forma de hacer valer la pretensión (poder jurídico el
cual existe a pesar de lo infundado de la pretensión). Todo individuo, en su condición de sujeto de derecho tiene,
además de su conjunto de derechos sustanciales (por ejemplo, el derecho de propiedad) el derecho de acudir a la
jurisdicción para que le sean reconocidos ante ciertos conflictos. La acción civil se hace efectiva mediante una demanda
en sentido formal (la cual no es más que el ejercicio de la acción). Lino Palacios adhiere a esta teoría en cuanto a los
procesos contenciosos y a los voluntarios, pero en cuanto a estos últimos prefiere llamarlo “derecho al arbitraje”.
LA COMPETENCIA
Es la capacidad o aptitud que la ley reconoce a un juez o tribunal para ejercer sus funciones con respecto a una
determinada categoría de asuntos o durante una determinada etapa del proceso. La competencia es la medida de la
jurisdicción. Otorgada a los jueces por la ley para conocer en causas determinadas según la materia, grado, valor, o
territorio.
● El territorio: se vincula con el espacio geográfico, contempla la proximidad del órgano judicial con el
litigio en cuestión.
● El objetivo: atiende a la naturaleza y el monto de las causas, es la competencia por la razón de la materia
(civil y comercial, penal, laboral y demás)
● El grado: toma en cuenta la diversa índole de la función que debe cumplir el juez en las distintas
instancias de un mismo proceso.
● El valor: dada por la cuantía del monto reclamado en la demanda. Se crean juzgados especiales para
asuntos de menor cuantía con procesos simplificados.
● El turno: no es una típica cuestión de competencia sino una división de trabajo, es un problema de
carácter administrativo propio de cada organización judicial.
Pero como consecuencia del doble orden judicial instituido por nuestra Constitución cuadra admitir una primera y
fundamental división de la competencia en ordinaria y federal, que representan, respectivamente, manifestaciones de
la autonomía de las provincias y de la soberanía de la Nación.
Para establecer en un caso concreto a qué juez o tribunal corresponde el conocimiento de un asunto, debe comenzar
por examinar si es de la competencia de la justicia federal o de la justicia ordinaria, luego se tiene que determinar la
circunscripción territorial en que se radica y dentro de esto, la competencia por razón de materia y valor.
La competencia puede ser relativa o absoluta, según que admita o no ser prorrogada o renunciada por las partes. El CPN
sólo admite la prórroga de la competencia territorial siempre que se trate de asuntos exclusivamente patrimoniales,
aclarando que si tales asuntos son de índole internacional (es decir conectados a varios sistemas jurídicos nacionales y
no absolutamente internos) la prórroga puede admitirse aun a favor de jueces extranjeros o de árbitros que actúen
fuera de la República, salvo en los casos en que los tribunales argentinos tienen jurisdicción exclusiva o cuando la
prórroga está prohibida por ley.
La prórroga de la competencia puede ser expresa o tácita: es expresa cuando las partes, mediante convenio escrito
eligen al juez que ha de conocer en los litigios que se susciten entre ellas con motivo de las obligaciones contraídas. Es
tácita cuando las partes realizan actos que implican renunciar a la competencia del juez determinado por la ley.
La competencia es indelegable: "La competencia tampoco podrá ser delegada, pero está permitido encomendar a los
jueces de otras localidades la realización de diligencias determinadas".
La competencia comprende todos los poderes inherentes a la función judicial, se refieran ellos a la cognición o a la
ejecución. En lo que respecta al estadio de cognición, el juez competente tiene atribuciones para conocer del objeto
principal del pleito, de las excepciones previas, de la reconvención y, en general, de los incidentes que se promuevan
durante el curso del proceso. Y en lo que atañe al estadio de ejecución, la competencia incluye los poderes necesarios
para que el juez, mediante el uso de las medidas coactivas pertinentes, haga efectivo el cumplimiento de sus
resoluciones.
Determinación de competencia:
Debe estarse, por otra parte, a los elementos integrantes de la pretensión y no al contenido de las
defensas deducidas por el demandado, ya que éstas no alteran el objeto del proceso y sólo inciden en la
delimitación de las cuestiones litigiosas.
b) El juez tiene, durante el curso del proceso, dos oportunidades para pronunciarse acerca de su
competencia. La primera es la de la presentación de la demanda: "Toda demanda debe interponerse ante
juez competente, y siempre que de la exposición de los hechos resultase no ser de la competencia del
juez ante quien se deduce, deberá dicho juez inhibirse de oficio. Consentida o ejecutoriada la respectiva
resolución, se remitirá la causa al juez tenido por competente” (Art. 4 CPN) En consonancia con (art. 8
CPN). La declinatoria se sustanciará como las demás excepciones previas y, declarada procedente, se
remitirá la causa al juez tenido por competente.
c) La limitación del art. 352 CPN no rige en la justicia del trabajo, cuyos tribunales tienen decidido,
fundados en el carácter de orden público y de excepción que reviste la competencia laboral, que se
hallan habilitados para declarar su incompetencia en cualquier estado del proceso.
Existe cuestión de competencia cuando se desconoce a un juez, sea por alguna de las partes, o por otro juez, la facultad
de conocer en determinado proceso.
Dichas cuestiones pueden originarse mediante el uso de dos vías procesales denominadas declinatoria e inhibitoria,
aunque también cabe la posibilidad de que ellas sean planteadas de oficio por los jueces.
Ambas son recíprocamente excluyentes; planteada 1 de las dos, ya no puedo plantear la otra.
- Libro I, art. 7 CPCYC:
Las cuestiones de competencia sólo podrán promoverse por vía de declinatoria, con excepción de las que se susciten entre
jueces de distintas circunscripciones judiciales, en las que también procederá la inhibitoria.
En uno y otro caso, la cuestión sólo podrá promoverse antes de haberse consentido la competencia de que se reclama.
Elegida una vía no podrá en lo sucesivo usarse de otra.
Declinatoria: el demandado se presenta ante el juez que lo citó y le pide un pronunciamiento negativo acerca de su
competencia, le pide que se abstenga, que “decline”.
Inhibitoria: se presenta ante el juez que cree competente, pidiéndole que así lo declare y remita un oficio o exhorto
inhibitorio al juez que está conociendo en la causa a fin de que se abstenga de continuar conociendo de ella.
En cuanto al trámite de la inhibitoria ante el juez requerido, una vez recibido el oficio o exhorto, aquél se pronunciará
aceptando o no la inhibición. En el primer caso, su resolución será apelable y una vez consentida o ejecutoriada,
"remitirá la causa al tribunal requirente, emplazando a las partes para que comparezcan ante él a usar de su derecho".
En cambio, "si mantuviere su competencia enviará sin otra sustanciación las actuaciones al tribunal competente para
dirimir la contienda y lo comunicará sin demora al tribunal requirente para que remita las suyas":
- Libro I, art. 10 CPCYC:
Recibido el oficio o exhorto, el juez requerido se pronunciará aceptando o no la inhibición. Sólo en el primer caso su
resolución será apelable. Una vez consentida o ejecutoriada, remitirá la causa al tribunal requirente, emplazando a las
partes para que comparezcan ante él a usar de su derecho.
Si mantuviese su competencia, enviará sin otra sustanciación las actuaciones al tribunal competente para dirimir la
contienda y lo comunicará sin demora al tribunal requirente para qué remita las suyas.
Es preciso aclarar que la Corte Suprema es tribunal competente cuando la contienda se suscite entre jueces que no
tengan un órgano superior jerárquico común, quedando excluidas de su competencia las cuestiones o conflictos que se
planteen entre jueces nacionales de primera instancia, los que deben ser resueltos por la cámara de que dependa el juez
que primero hubiere conocido. Asimismo, la Corte debe decidir sobre el juez competente en los casos en que su
intervención es necesaria para evitar una efectiva privación de justicia (decreto-ley 1285/58, art. 24, inc. 7).
En consecuencia, la Corte Suprema de Justicia de la Nación tiene competencia para resolver los conflictos que se
susciten entre jueces o tribunales de distintas provincias, o entre jueces nacionales y provinciales. En ejercicio de esa
facultad, la Corte debe declarar la competencia del juez o tribunal que realmente la tenga, aunque tal juez o tribunal no
haya intervenido en la contienda.
- Libro I, art. 12 CPCYC:
Las cuestiones de competencia se sustanciarán por vía de incidente. No suspende el procedimiento, el que seguirá su
trámite por ante el juez que previno, salvo que se tratare de cuestiones de competencia en razón del territorio.
- Libro I, art. 13 CPCYC:
En caso de contienda negativa o cuando DOS (2) o más jueces se encontraren conociendo de un mismo proceso, cualquiera
de ellos podrá plantear la cuestión de acuerdo con el procedimiento establecido en los artículos 9 a 12.
LA CARGA DE LA PRUEBA
Cobra importancia cuando el juez al momento de dictar sentencia se encuentra con ausencia probatoria. Según
Rosemberg, la carga de la prueba la soporta quien alegue una norma, debiendo probar los elementos fácticos de la
norma que lo favorece y alegue. (criterio el cual toma nuestro Código Ritual). Sin perjuicio de esto, existe también una
excepción a esta regla, que es la Carga Dinámica de la Prueba, la cual establece que debe probar quien se encuentre en
una mejor posición de hacerlo (se funda en el principio de solidaridad, y el juez debe comunicar a las partes de su uso)
Se receptó en el CCyC en el art. 1735.
Carga de la prueba: En el código procesal dice que importa la carga de la prueba a la parte que afirme la existencia de un
hecho controvertido que el juez o tribunal no tenga el deber de conocer. Cada una de las partes deberá probar el
presupuesto de hecho de la norma o normas que invocare como fundamento de su pretensión, defensa o excepción.
Cargas probatorias dinámicas: aquí se considera que la carga probatoria la tiene la parte que se encuentre en mejores
condiciones de hacerlo. V.g. del banco.
HECHOS PERTINENTES Y CONDUCENTES
Hechos pertinentes y conducentes: el artículo 356, inciso 1º del código procesal alude a los hechos pertinentes cuando
impone al demandado la carga de reconocer o negar categóricamente cada uno de los hechos expuestos en la demanda;
el silencio del accionado, sus respuestas evasivas o la negativa meramente general podrán estimarse como
reconocimiento de la verdad de los hechos pertinentes y lícitos a que se refieran, dice la ley.
Hechos articulados: según el artículo 364, primera parte del código procesal, “no podrán producirse pruebas sino sobre
hechos que hayan sido articulados por las partes en sus escritos respectivos”. En principio sólo se prueban los hechos
introducidos en el proceso en los escritos de demanda y reconvención, al oponerse una excepción o promoverse un
incidente.
Hechos exentos de prueba: ciertos hechos, a pesar de ser conducentes y articulados, no necesitan ser probados para
que el juez los considere en la sentencia, son los que están exentos de prueba, estos son:
a. Hechos admitidos.
b. Presunciones legales.
c. Notorios: notoriedad pública.
d. Evidentes: surgen de la mera percepción sensorial.
e. Normales: a falta de prueba, los hechos deben ser supuestos conforme a lo normal y regular en la
ocurrencia de las cosas.
f. Máximas de experiencia: son el conjunto de conocimientos que el juez ha obtenido culturalmente con
el uso, la práctica o sólo con el vivir. Las máximas de experiencia forman parte del caudal cultural del
juez y no es necesario alegarlas ni probarlas.
g. Hechos de conocimiento personal del juez: los que simplemente son de conocimiento personal del
juez
LA PRUEBA EN EL DERECHO
El derecho no debe probarse (se relaciona con la ficción legal de que el derecho es conocido por todos) y solo se debe
alegar, sin perjuicio del Iura Novit Curia (el juez conoce el derecho).
La prueba del derecho: rige el principio iura novit curia pero con algunas excepciones propias como el derecho
extranjero, leyes, ordenanzas, disposiciones y costumbres locales producto de la organización federal de nuestro país.
En caso de Ley extranjera (según art. 2595 CCyC) media el principio de oficialidad y su aplicación es obligatoria para el
juez (si facultativamente las partes lo piden) y no debe ser probado.
Clasificación de los procesos: aunque el proceso configura jurídicamente un fenómeno único, no siempre se halla
legalmente regulado con las mismas modalidades y características. Ciertas circunstancias como lo son la naturaleza del
órgano que interviene, la existencia o inexistencia de conflicto entre partes, la finalidad que se persigue mediante la
pretensión que lo origina, etcétera, constituyen variantes que, dentro de aquella unidad conceptual, autorizan a
formular distintas clasificaciones del proceso.
1. Procesos judiciales y arbitrales: Junto al proceso judicial (por antonomasia) la ley admite la posibilidad que las
partes sometan la decisión de sus diferencias a uno o más jueces privados, llamados arbitro o amigables
componedores, según respectivamente deban o no sujetar su actuación a normas determinadas y fallar con
arreglo a normas jurídicas.
2. Procesos de conocimiento, de ejecución y cautelares: el proceso de conocimiento es aquel que tiene como
objeto una pretensión tendiente a lograr que el órgano judicial (o arbitral) dilucide y declare, mediante la
aplicación de las normas pertinentes a los hechos planteados y discutidos, el contenido y alcance de la situación
jurídica existente entre las partes (declaración de certeza sobre la existencia o inexistencia del derecho
pretendido por el actor).
El proceso de ejecución tiene por finalidad hacer efectiva la sanción impuesta por anterior sentencia de condena
que impone al vencido la realización u omisión de un acto, cuando este no sea voluntariamente realizado por
aquel (ejecución de sentencia). Y también en el caso de títulos ejecutivos extrajudiciales a los cuales la ley asigna
efectos equivalentes a los de una sentencia de condena, para los cuales regula un procedimiento parecido al de
ejecución de sentencias. Se pide el cumplimiento de una sentencia previa de condena o el pago de una deuda de
dinero líquida y exigible, instrumentada en un documento. El código distingue entre: la ejecución de sentencia,
juicio ejecutivo y ejecuciones especiales (hipotecaria, prendaria)
El proceso cautelar tiende a impedir que el derecho cuyo reconocimiento o actuación se pretende obtener a
través de un procedimiento (de conocimiento o ejecución), pierda su virtualidad o eficacia durante el tiempo
que transcurre entre su iniciación y el pronunciamiento de la sentencia que le pone fin. Su característica
fundamental es que este tipo de procesos carecen de autonomía, ya que su finalidad se reduce a asegurar el
resultado práctico de la sentencia que debe recaer en otro proceso.
3. Proceso ordinario y procesos especiales: el proceso ordinario corresponde (art. 307 CPCCER) a todas las
contiendas judiciales que no tuvieren señalada una tramitación especial, serán ventiladas en juicio ordinario,
salvo cuando el Código autorice al juez a determinar la clase de proceso aplicable. El proceso ordinario (siempre
contencioso de conocimiento) está estructurado atendiendo a que la ley le asigna la posibilidad de que en él se
planteen y decidan en forma definitiva la totalidad de las cuestiones jurídicas que pueden derivar de un conflicto
entre partes. Consta fundamentalmente de tres etapas: Introductiva (o de planteamiento); Probatoria; y
Decisoria.
Los procesos especiales son todos aquellos procesos judiciales contenciosos (de conocimiento, de ejecución y
cautelares) que se hallan sometidos a trámites específicos, total o parcialmente distintos a los del proceso
ordinario. Se caracterizan por la simplificación de sus dimensiones temporales, formales y en consecuencia, por
la mayor celeridad con que son susceptibles de sustanciarse y resolverse. A su vez se sublcasifican en Plenarios
Rápidos (solo se diferencian de los ordinarios por su simplicidad formal, dada generalmente por la escasa
cuantía de las cuestiones debatidas o por la presunta facilidad con que pueden resolverse. Ej. Rendición de
cuentas; división de cosas comunes, etc.) o Abreviados y Sumarios (en los procesos sumarios propiamente
dichos, la simplicidad de las formas está determinada por la fragmentariedad o por la superficialidad impuesta al
conocimiento judicial. Ej. Procesos cautelares)
4. Procesos singulares y universales: los singulares son aquellos cuyo objeto consiste en una o más pretensiones o
peticiones referentes a hechos, cosas o relaciones jurídicas específicamente determinadas. Los universales en
cambio, son los que versan sobre la totalidad de un patrimonio, con miras a su liquidación y distribución (ej.
Proceso sucesorio y proceso concursal).