Los Milagros
Los Milagros
Los Milagros
Introducción
Los milagros y las profecías de Cristo, los profetas y los apóstoles son
pruebas externas aptas para establecer sólidamente el origen divino de la
religión cristiana. En este capítulo, apoyándome en el valor histórico del
conjunto de la tradición evangélica, procuraré poner de relieve cómo los
milagros de Jesús en general permiten afirmar la credibilidad de la fe cristiana.
El milagro evangélico tiene un aspecto apologético que precede a la fe y
un aspecto teológico que sigue a la fe. Los dos aspectos son mostrados
claramente por los siete “signos” narrados en el evangelio de Juan: si Jesús
resucita a un muerto es porque Él es la Resurrección y la Vida; si da de comer
a la muchedumbre es porque Él es el verdadero alimento; si da la vista a un
ciego es porque Él es la luz del mundo; etc.
Los milagros evangélicos tienen una doble función: testimoniar y revelar.
Por una parte, los milagros manifiestan la verdad de la revelación de Cristo.
Por otra parte, son una expresión de la revelación, igual que las palabras de
Cristo; no es menos importante conocer los milagros de Jesús que sus
palabras. “Los milagros disciernen la doctrina, y la doctrina discierne los milagros”
(Blaise Pascal, Pensamientos, n. 749).
Los milagros de Jesús son el lugar privilegiado de toda teología del
milagro, ya que son los arquetipos de todo milagro verdadero: los del Antiguo
Testamento, los de la vida de los santos y los de la Iglesia universal.
95
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
densidad histórica.
96
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
En los capítulos previos hemos visto que existen fuertes razones favorables al
valor histórico del Nuevo Testamento en general y de los Evangelios en
particular. A continuación veremos que también hay un conjunto de indicios
muy favorables a la historicidad global de los milagros evangélicos. Tomados
en conjunto, esos indicios constituyen una prueba de la historicidad de los
milagros de Jesús.
Testimonio múltiple: Los relatos de milagros ocupan un lugar muy
considerable en los cuatro Evangelios. Xavier Léon-Dufour distingue en los
cuatro Evangelios 67 relatos de milagros (correspondientes a 34 milagros
diferentes), 28 sumarios de milagros y 51 discusiones y alusiones referentes
a los milagros (cf. Xavier Léon-Dufour, Los milagros de Jesús según el Nuevo
97
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
98
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
Justino (100-165) atestigua que los judíos del siglo II atribuían a Jesús un
poder extraordinario, pero de carácter mágico (cf. San Justino, Diálogo con
Trifón, 69, 6). Juan 11,45-54 indica como causa directa de la decisión de las
autoridades judías de dar muerte a Jesús sus muchos milagros, y
especialmente la resurrección de Lázaro.
99
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
Conclusiones
100
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
101
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
102
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
restos en abundancia.
Inteligibilidad interna. Los relatos de la multiplicación de los panes
tienen una estructura interna coherente, se insertan adecuadamente en el
contexto de la crisis de la misión pública de Jesús y se relacionan
perfectamente con otros misterios de la vida de Jesús.
Explicación necesaria. Sólo la realidad histórica del milagro es capaz
de explicar y armonizar los siguientes elementos: A) Como consecuencia de
aquel suceso, Jesús fue considerado como el profeta esperado y se lo quiso
proclamar rey (cf. Juan 6,14-15). Jesús se rehusó a ser rey, lo cual
decepcionó a muchos de sus discípulos, que dejaron de seguirlo (cf. Juan
6,66). B) Después de la multiplicación de los panes recrudecieron las
discusiones de Jesús con los fariseos y saduceos, quienes le pedían que
hiciera una señal (cf. Mateo 16,1-4; Marcos 8,11-13; Lucas 11,29-32; Juan
6,30-31). C) Este episodio, al principio incomprendido por los apóstoles (cf.
Mateo 16,5-12; Marcos 8,14-21; Lucas 12,1), resultó sin embargo
fundamental en su camino hacia la fe en la mesianidad de Jesús (cf. Mateo
16,13-20; Marcos 8,27-30; Lucas 9,18-21; Juan 6,69). D) Este milagro tuvo
gran importancia en la tradición litúrgica, en la redacción de los cuatro
evangelios, en la iconografía de los primeros siglos y en la tradición
patrística.
103
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
Conclusiones
104
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
Jesús mismo indica el sentido de sus milagros en tres textos evangélicos que,
incluso según exégetas racionalistas muy críticos, conservan tradiciones muy
arcaicas sobre los dichos de Jesús. El estudio de estos tres textos permite
concluir que los milagros de Jesús están sólidamente atestiguados por una
tradición muy antigua, que nos da acceso a la palabra del mismo Jesús. En
estos textos, Jesús relaciona íntimamente sus milagros con la llegada del Reino
de Dios en su propia persona.
“Juan, que en la cárcel había oído hablar de las obras de Cristo, envió a sus discípulos a
decirle: ‘¿Eres tú el que ha de venir, o debemos esperar a otro?’ Jesús les respondió: ‘Id y
contad a Juan lo que oís y veis: los ciegos ven y los cojos andan, los leprosos quedan limpios y
los sordos oyen, los muertos resucitan y se anuncia a los pobres la Buena Nueva; ¡y dichoso
aquel que no halle escándalo en mí!’” (Mateo 11,2-6; cf. Lucas 7,18-23).
Es verosímil que Juan Bautista se haya informado de la actividad de Jesús
desde la cárcel, puesto que su decapitación no tuvo lugar inmediatamente. El
ascendiente de que gozaba Juan sobre Herodes Antipas y varias personas de
su entorno (cf. Marcos 6,20; Lucas 8,2-3; 24,10; Hechos 13,1) permite pensar
que el tetrarca autorizó a sus discípulos a visitarlo en prisión. El envío de dos
discípulos (en Lucas) corresponde a la práctica de los maestros del judaísmo.
La comunidad primitiva no habría creado este episodio, poniendo en
labios de Juan una pregunta formulada en tono aparentemente vacilante y
preocupado. Debe tenerse en cuenta que la Iglesia primitiva presenta al
Bautista como aquel que atestigua abiertamente a Cristo (cf. Juan 1,7.15). Si la
comunidad hubiese creado el episodio, tampoco habría utilizado un título
cristológico tan impreciso (“el que ha de venir”), inusitado en el judaísmo y en el
cristianismo (doble discontinuidad). Finalmente, no habría omitido los
exorcismos ni pasado por alto la respuesta del Bautista.
La referencia a los milagros se comprende mejor en tiempos de Jesús,
mientras es posible constatarlos, que en tiempos de la Iglesia. Después de
Pascua, la apologética se apoya ante todo en la resurrección de Jesús.
En la respuesta de Jesús se manifiesta su estilo propio: Él se oculta detrás
de sus obras, enfatiza el anuncio de la buena nueva a los pobres y establece un
vínculo entre sus actos y los signos de la llegada del Reino. Jesús recurre con
preferencia a Isaías, pero usa los textos proféticos con libertad. No hay
alusión a la venganza que acompaña a los oráculos de Isaías.
105
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
“Entonces se puso a maldecir a las ciudades en las que se habían realizado la mayoría de
sus milagros, porque no se habían convertido: ‘¡Ay de ti, Corazín! ¡Ay de ti, Betsaida!
Porque si en Tiro y Sidón se hubieran hecho los milagros que se han hecho en vosotras,
tiempo ha que en sayal y ceniza se habrían convertido. Por eso os digo que el día del Juicio
habrá menos rigor para Tiro y Sidón que para vosotras. Y tú, Cafarnaúm, ¿hasta el cielo
te vas a encumbrar? ¡Hasta el Hades te hundirás! Porque si en Sodoma y Gomorra se
hubieran hecho los milagros que se han hecho en ti, aún subsistirían el día de hoy. Por eso os
digo que el día del Juicio habrá menos rigor para la tierra de Sodoma que para ti’.”
(Mateo 11,20-24; cf. Lucas 10,12-16).
Según el teólogo luterano alemán Joachim Jeremias (1900-1979), el pasaje
presenta varios rasgos típicos del arameo.
El término dynameis, empleado para designar los milagros de Jesús, es
característico de la tradición más antigua.
El nombre de Corazín no se menciona nunca en el resto de los
Evangelios.
El tono de estos reproches contra tres ciudades determinadas induce a
pensar que Jesús hizo en ellas grandes signos públicos. El juicio sobre Tiro y
Sidón, ciudades paganas, sólo se comprende en labios del mismo Jesús. Su
severidad con las ciudades del Lago se basa en su actitud frente a su persona,
signo de la llegada del Reino.
El texto reconoce en cierto modo un fracaso de los milagros de Jesús,
actitud que contrasta con la de la Iglesia primitiva (cf. Hechos 2,22; 10,38).
Además, manifiesta varias características del mensaje prepascual de Jesús:
llamada a la conversión, recurso a los milagros más que a la resurrección.
“Él, conociendo sus pensamientos, les dijo: ‘Todo reino dividido contra sí mismo queda
asolado, y toda ciudad o casa dividida contra sí misma no podrá subsistir. Si Satanás
expulsa a Satanás, contra sí mismo está dividido: ¿cómo, pues, va a subsistir su reino? Y
si yo expulso a los demonios por Beelzebul, ¿por quién lo expulsan vuestros hijos? Por
eso, ellos serán vuestros jueces. Pero si por el Espíritu de Dios expulso yo los demonios, es
que ha llegado a vosotros el Reino de Dios’.” (Mateo 12,25-28; cf. Lucas 11,17-20;
Marcos 3,23-26 es un texto parcialmente paralelo a éste, pero Mateo 12,28 y
Lucas 11,20 no tienen paralelo en Marcos).
Los enemigos de Jesús reconocen sus exorcismos pero los interpretan
como una acción diabólica. Semejante acusación en contra de Jesús no pudo
ser inventada por la comunidad cristiana.
Jesús tiene conciencia de ser el vencedor de Satanás (cf. Marcos 3,22-27;
Lucas 10,18). La presencia del “Yo” es típica de Jesús, lo mismo que el
vínculo que establece entre el Reino de Dios y su acción liberadora. La
106
Y EL LOGOS SE HIZO CARNE
107
DANIEL IGLESIAS GRÈZES
108