La Astreinte en La Legislación Boliviana
La Astreinte en La Legislación Boliviana
La Astreinte en La Legislación Boliviana
la legislación boliviana
Jorge Forgues Valverde
Introducción
Con la promulgación de la Ley 1760 de Abreviación Procesal Civil y Asistencia
Familiar la institución jurídica de la astreinte se encuentra en plena vigencia
en la legislación boliviana. No obstante, la forma compleja y subrepticia de
su incorporación presenta dificultades tanto en su interpretación como en
su aplicación. Compleja, porque dicha ley, para este propósito, entre otros,
requirió modificar el artículo 520 del Código de Procedimiento Civil, ampliar
el alcance del artículo 184 del mismo cuerpo legal a través de su artículo 35.
Subrepticia porque tal ampliación se encuentra, injustificadamente en los
parágrafos II y III del citado artículo 35 bajo el nombre jurídico de “obliga-
ciones de no hacer”.
La astreinte, como una nueva subespecie de la ejecución forzosa de sentencias,
resoluciones y mandatos judiciales, ha demostrado, en Francia, su país de
origen y en los que la han adoptado, un alto grado de eficiencia y por tanto de
aceptación y difusión generalizadas. Sin embargo, en nuestro país, a casi un
lustro de su vigencia, es poco conocida y menos aplicada, debido, seguramente,
a la forma de su incorporación. Por esta razón y con la finalidad de divulgar su
conocimiento y contribuir a su aplicación, presentamos esta monografía sobre
25
la astreinte en su aspecto doctrinal y de análisis en la legislación boliviana.
La astreinte en la doctrina
Antecedentes
Revista número 10 • Marzo 2002
Concepto
El vocablo francés astreinte ha sido tomado del latín astringere y no tiene traduc-
ción exacta en el idioma castellano. Couture3 ha traducido este término con la
palabra constricción; otros autores la traducen como conminación. Lo cierto es
que ninguno de los ensayos de traducción ha obtenido aceptación generalizada;
por lo que, la doctrina, al referirse a ella, la sigue llamando astreinte.
Según Cazeaux y Trigo Restrepas4, la astreinte es usada para constreñir al
deudor que se resiste al cumplimiento de sus obligaciones a pesar de los
mandatos judiciales.
Los Mazeaud5 , señalan que: “La astreinte consiste en una condena pecuniaria,
pronunciada por un juez con el objeto de vencer la resistencia del deudor
recalcitrante, y llevarlo a cumplir una resolución judicial”.
La propia Corte de Casación Francesa, según Cazeaux y Trigo Restrepas6 , la
26 define como: “Los medios de compeler, destinados a vencer las resistencias
obstinadas e injustas del deudor”.
La astreinte consiste en una conminación de pago de suma de dinero, proviso-
ria y arbitraria, que se incrementa automática y progresivamente, establecida
por un juez, con prescindencia de la cuantía de la ejecución y de los daños,
con destino al acreedor y con la finalidad de compeler al deudor obstinado al
cumplimiento de la sentencia.
Revista número 10 • Marzo 2002
2 Esmein, M.A., El origen y la Lógica de la Jurisprudencia en Materia de Astreinte, Tomo II, 1903
3 Couture, Tomo II, Pag. 1.903
4 Cazeaux. Pedro y Trigo Restrepas, Félix, Derecho de las Obligaciones, Tomo I, 175.
5 Mazeaud, Henri, León y Jean, Lecciones de Derecho Civil, Parte Segunda, Volumen III, 220
6 Op. Cit., 176.
El juez cuenta con total discrecionalidad tanto para imponerla como para
determinar su cuantía. No toma en cuenta el valor económico de lo deman-
dado ni los daños y perjuicios que el incumplimiento pueda reportar para
el acreedor. La astreinte no es supletoria ni de la prestación debida ni de
los daños.
Establecido discrecionalmente el monto de la astreinte, el juez determina
también la progresión a la que estará sujeta, constituyendo el cumplimiento
efectivo de la obligación el acto que detiene la progresión. La progresión sue-
le ser geométrica aun cuando en ocasiones aritmética. La periodicidad de la
progresión es generalmente determinada en lapsos breves de tiempo, esto es,
diaria, interdiaria, etcétera.
Nada impide que el dinero generado por la astreinte, vaya siendo cobrado
por el acreedor aún durante el período de su vigencia. El acreedor tendrá a su
favor todas las medidas de ejecución forzosa de las obligaciones dinerarias,
esto es: retención de fondos, anotaciones en registros públicos de la propiedad,
embargos y hasta remates. Si bien la ejecución de tales medidas requerirá la
determinación de su liquidez para ser ejecutada, ésta podrá obtenerse a través
de tramites sumariales.
Por otra parte, el propio juez, atendiendo al acto de cumplimiento inmediato
y efectivo de la prestación o a las razones de la demora u otras, puede revo-
carla total o parcialmente. Puede también detener la progresión en atención al
27
compromiso formal de cumplimiento efectivo del deudor. Sin embargo, cabe
hacer notar que, la propia jurisprudencia francesa y por ahora la única, ha
aplicado la astreinte irrevocable, dotándola de tal calidad desde el momento
mismo de su imposición; en este caso, el juez se autolimita anticipadamente
en su facultad de revocarla.
Revista número 10 • Marzo 2002
Cabe anotar también que no puede aplicarse astreinte en tanto exista la posi-
bilidad de emplear cualquier otro recurso que conduzca a la efectiva ejecución
o cumplimiento de la prestación debida.
No se la utiliza para ejecución de obligaciones de dar sumas de dinero; sin
embargo, como se verá más adelante, la jurisprudencia francesa registra casos
especiales y excepcionales en los que la ha aplicado. Tampoco proceden si
Universidad Católica Boliviana
el acreedor ha optado por la ejecución forzosa por equivalente ya que esto
importa resarcimiento dinerario.
Carácteres
Una adecuada sistematización de los caracteres de esta institución jurídica,
nos lleva a colegir que la astreinte se caracteriza por ser:
Judicial
Sólo la impone la autoridad judicial. No puede ser objeto de acuerdo entre
partes. Sin embargo, Francia faculta a los árbitros a imponerlas.
Provisoria
El juez que la creó puede modificarla y hasta revocarla. Al crearla puede
supeditarla a plazo o simplemente imponerla hasta el cumplimiento de
la obligación; y, en el caso de crearlas a plazo, prorrogarlas. Cabe rei-
terar, como bien señalan Caseaux y Trigo Restrepas7 que la doctrina y
el derecho positivo franceses, tratan y legislan también la astreinte de
carácter definitivo, esto es, que, en algunos casos, carecen de la cualidad
de provisorias.
Arbitraria
Por dos razones: en primer lugar, porque su cuantía es determinada por el juez
sin tomar en cuenta proporcionalidad alguna con la prestación debida y, en
segundo lugar, porque el juez puede aumentarla, disminuirla, o suspenderla
en cualquier momento.
Pecuniaria
Sólo pueden consistir en el pago de suma de dinero.
Progresiva
Es quizá la característica de mayor importancia. Consiste en que la conde-
nación pecuniaria deberá, necesariamente, incrementarse con el transcurso
del tiempo, ya sea en progresión aritmética o geométrica, según determine
el juez.
28 Subsidiaria
El juez la aplicará sola y exclusivamente en caso de no contar con otros medios
que puedan asegurar el cumplimiento de la sentencia.
Compulsiva
Si la compulsión es la amenaza de imponer sanción para forzar a alguien a
hacer algo penoso, en la astreinte esta amenaza o compulsión está constitui-
Revista número 10 • Marzo 2002
9 Morales Guillen, Carlos, Código de Procedimiento Civil Concordado y Anotado, Artículos 184 al 186.
10 Cabanellas, Guillermo, Diccionario Enciclopédico de Derecho Usual.
de las obligaciones en general; pero, lo hace, como ya se señaló, de manera
Universidad Católica Boliviana
subrepticia, porque tal consecuencia la encontramos en sus parágrafos II y
III; los que junto a su nuevo parágrafo I, se encuentran inmersos dentro del
nombre jurídico común de “obligaciones de no hacer”.
“Artículo 35. (obligaciones de no hacer)
Incorpóranse los parágrafos II y III al artículo 522 quedando el contenido
de dicho artículo como parágrafo I.
II. Para asegurar el cumplimiento de las sentencias, el juez, de oficio o a
solicitud de parte, podrá aplicar las sanciones pecuniarias compulsivas
y progresivas a que se refiere el artículo 184.
III. Estas sanciones pecuniarias serán igualmente aplicadas en caso de
incumplimiento de las obligaciones de dar y hacer”.
Debemos tomar en cuenta que la mención y remisión que hace este artículo a
sus homólogos 522 y 184 corresponden al Código de Procedimiento Civil, en
razón de que la ley 1760, desde su artículo 32 hasta el 46, establece reformas
a la Ejecución de Sentencias del Procedimiento Civil.
Luego, la inteligencia de su parágrafo II queda
clara al disponer la aplicación del artículo 184
del Código Civil, esto es la astreinte, a la ejecu-
ción forzosa de las obligaciones de no hacer.
Igualmente, el parágrafo III amplía la aplicación
del citado artículo 184 a la ejecución forzosa de
las obligaciones de dar y hacer.
Ahora bien, si tenemos en cuenta que, de
acuerdo a la doctrina clásica11 , el objeto de las
obligaciones consiste en la prestación debida, la
que a su vez consiste en dar, hacer o no hacer,
tenemos cubierto el espectro total de las obliga-
ciones. Es decir, que la astreinte, denominada en
la legislación boliviana como “sanción”, puede
aplicarse en toda ejecución de sentencia, sea que
se refiera, tanto a obligaciones de dar como de
30 entregar, hacer y no hacer, con la salvedad de los
casos especiales según se ha analizado.
No pasemos por alto el hecho de que la Ley 1760
Justicia, Gian Lorenzo Bernini, 1645-52
12 Messineo, Francisco
llegado a imponer astreinte con éxito, a una obligación dineraria cuyo deudor,
una importante repartición estatal, gozaba de inembargabilidad de bienes.
Cabe señalar que la aplicación de la astreinte a obligaciones de hacer no pre-
senta ninguna dificultad; y, que, en lo referente a las obligaciones de no hacer
la aplicación de la astreinte diferirá dependiendo de la especie de que se trate.
Procederá su aplicación para la especie en que la persona del obligado no sea
necesaria a la abstención, no procederá para la especie en que la persona
del obligado sí sea necesaria para la abstención, debido a que en ésta última
especie sólo procede ejecución forzosa por equivalente, esto es mediante el
pago de daños y perjuicios, los que traducidos en obligación de dar suma de
dinero, obedecerán las reglas para la cuarta subespecie.
33
El juicio final, Michelangelo Buonarroti, 1537-1541 (detalle)
Revista número 10 • Marzo 2002
El juicio de Paris, Joachim Witewael, 1615
Nada,
invada nada
Oscar Cerruto