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Revolución Rusa

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Breve historia de Rusia

Desde la Rus de Kiev hasta la fundación de la U.R.S.S.

La historia de Rusia (y del pueblo ruso en sí) podría decirse que comienza con la llegada del varengo Riurik a Nóvgorod
(a orillas del río Voljov, al sureste de San Petesburgo). Riurik se estableció en la ciudad de Nóvgorod (fue elegido líder
por varias tribus eslavas y finesas) sobre el año 860 antes de trasladarse al sur y extender su autoridad a Kiev.
La Rus de Kiev comenzó con el reinado del príncipe Oleg (r. 882–912), quien extendió su control de Nóvgorod la Grande
al valle del río Dniéper con el fin de proteger el comercio de las incursiones jázaras en el este y trasladó su capital a la
más estratégica Kiev.
Durante su apogeo, la Rus fue una gran potencia comercial (especialmente gracias a su alianza con Contastinopla y la ruta
comercial del Dnieper). La cuarta cruzada (1204), famosa por los saqueos a Constantinopla, debilitó gravemente a la Rus
de Kiev.
Con el declive, la Rus de Kiev se escindió en varios principados y algunos grandes centros regionales: Nóvgorod,
Vladímir-Súzdal, Hálych, Pólotsk, Smolensk, Cherníhiv (Chernígov en ruso) y Pereyáslavl. Los habitantes de estos
centros evolucionarían en tres nacionalidades: ucranianos en el sureste y suroeste, bielorrusos en el noroeste y rusos en el
norte y noreste.
En resumen, el declive del Estado de Rus empezó a finales del siglo XI y durante el siglo XII, desintegrándose en varios
poderes regionales rivales. Se debilitó aún más por factores económicos, tales como el colapso de los lazos comerciales
de la Rus con Bizancio debido a la decadencia de Constantinopla y la subsiguiente disminución de las rutas comerciales
en su territorio. El Estado cayó finalmente con la invasión mongola de 1240.
Cuando el Imperio mongol invadió las tierras de la Rus de Kiev, Moscú era un pequeño pueblo del Principado de
Vladímir-Súzdal. En 1236, el príncipe de Vladímir, Yuri II donó Moscú a su hijo Vladímir Yúrievich.
Aunque los mongoles quemaron Moscú en el invierno de 1238, la localización forestal del remoto pueblo ofrecía cierta
seguridad. La presencia de un gran número de ríos proporcionaría en el futuro la posibilidad de acceso desde Moscú a tres
mares, el Báltico, el Negro y el Caspio, así como facilitaría la conquista de Rusia Occidental.
Más importante aún para la formación del estado moscovita, fue el gobierno de príncipes ambiciosos, determinados y
afortunados. El primer príncipe moscovita fue Daniil Aleksándrovich (reinado entre 1283 y 1303), que aseguró el
principado para su familia, los Rúrikovich. Su hijo, Iván I de Rusia (reinado entre 1316 y 1340), llamado Iván Kalitá
(Iván la Bolsa de dinero), obtuvo el título de Gran Príncipe de Vladímir de los líderes mongoles. Él cooperó
estrechamente con los mongoles, recaudando tributos de otros principados en los que se fragmentó la Rus de Kiev. Esta
relación le valió ascendencia regional, particularmente sobre el principal rival de Moscú, el Principado de Tver.
El Gran Principado de Moscú, como se lo conoce en los documentos rusos, se formó en los territorios septentrionales del
primer estado eslavo oriental llamado Rus de Kiev.
El Zarato ruso es el nombre oficial del Estado ruso desde la toma del título de Zar por Iván IV en 1547 hasta la fundación
del Imperio ruso por Pedro el Grande en 1721. Fue el sucesor del Principado de Moscú. Con tal nombre se vincularon
todos los territorios rusos que en tal época estaban libres de la dominación de naciones extranjeras.
Zar era el título que poseían los monarcas que adoptaban el zarato como forma de gobierno. El
término es una derivación del latín caesar que asignaba el título de emperador romano.

Los grandes aportes de Iván IV fueron la conquista de Siberia llevada a cabo por Yermak Timoféyevich, la creación de un
nuevo código legal, el Sudébnik, la centralización del poder en la capital, la creación del Zemski Sobor y la Opríchnina, la
conquista de los janatos tártaros de Kazán y Astracán y grandes reformas internas, como la reforma del ejército y la
revisión del código legal.
En 1613 Miguel I, quien era sobrino nieto de Iván IV, es elegido zar, dando inicio a la dinastía Romanov. A Miguel le
sucedieron su hijo Alejo I de Rusia (1645) y su nieto Teodoro III de Rusia (1676), cuya muerte inició un conflicto
sucesorio entre los descendientes de Alejo I, Pedro el Grande y sus hermanastros Iván V y Sofía.
En 1721, el zar Pedro I de Rusia se proclamó emperador modificando el nombre oficial del país de Zarato ruso (Rússkoie
Tsarstvo, el país del pueblo ruso) al de Imperio ruso (Rossíyskaya Impériya de carácter multiétnico) y el informal de Rus
al actual Rossíya (Rusia en ruso). Entre 1712 y 1918, San Petersburgo fue la capital de Rusia. En el Imperio ruso, los
rusos se denominaron velikorossy (grandes rusos), los ucranianos malorossy (pequeños rusos) y los bielorrusos rusos
blancos (el prefijo bielo se traduce como "blanco"). Durante los siglos X a XV, en la Rus de Kiev y en los principados en
que esta se desintegró, se hablaba el antiguo eslavo oriental que dio origen a los actuales idiomas ruso, ucraniano,
bielorruso y rusino.
Pedro I el Grande gobernó Rusia desde el 7 de mayo de 1682, hasta su muerte, y antes de 1696 lo hizo junto con su débil
y enfermizo hermano, Iván V de Rusia. Llevó a cabo un proceso de modernización mediante la occidentalización y
expansión que transformó a la Rusia Moscovita en una de las principales potencias europeas.
En 1914 y tras el asesinato del Archiduque de Austria-Hungría Francisco Fernando, el cual es asesinado junto con su
esposa, Sofía Chotek, se provoca el estallido de la primera guerra mundial, en la cual Rusia se unió al bando aliado. Por
entonces el Imperio ruso tenía una extensión de más de 23 millones de kilómetros cuadrados y una población aproximada
de 171 millones de habitantes, con un crecimiento demográfico de 1,8% anual. El gobierno zarista mandó a movilizar a
más de 8 millones de hombres y mujeres, superando al ejército alemán, que sólo era de 3 millones (Alemania tenía
entonces alrededor de 50 millones de habitantes, con un crecimiento demográfico del 1% anual). Dos tercios del ejército
alemán se hallaban en el frente francés, con lo cual Alemania sólo tenía 1 millón de hombres para el frente oriental; pero,
aunque el ejército ruso superaba al alemán en proporción de 8 a 1, no estaba bien entrenado para la guerra. Esa deficiencia
se hizo patente en la batalla de Tannenberg, en la que 250.000 alemanes vencieron a 700.000 soldados rusos. Hay que
resaltar asimismo que la preparación material también era deficiente: de cada 2 soldados, sólo uno tenía arma; el otro
debía esperar a que mataran al primero para tomar el arma. Para peor, apenas tenían proyectiles para la mitad de los rifles.
Esto supuso una terrible carnicería en los bosques de Tannenberg, y así durante todo el resto de la guerra los rusos no
hicieron más que retroceder.
En 1915 los alemanes volvieron a derrotar a las fuerzas rusas en la Batalla de los Lagos Masurianos, lo que provocó un
descontento social en Rusia.
En 1917 tras varios fracasos en el frente, aparecieron movimientos revolucionarios marxistas, el gobierno tuvo que
desproteger el frente para detener a los insurrectos, lo cual fue aprovechado por las fuerzas germanas que avanzaron
rápidamente a través de territorio ruso. Tras la Revolución de Febrero, en marzo de 1917, el zar Nicolás II trató de abdicar
en nombre propio y en el de su hijo, el zarévich Alekséi, en favor de su hermano menor, el Gran Duque Mijaíl
Aleksándrovich. Este último rechazó el trono ante la falta de seguridad de su persona. Una vez frustrados estos intentos
de traspaso de poder, el ejecutivo quedó a cargo del Gobierno Provisional Ruso que debía durar hasta que se llevaran a
cabo elecciones para la creación de una Asamblea Constituyente. El Gobierno Provisional, conformado por la coalición
entre políticos liberales y socialistas moderados, trató infructuosamente de poner fin a los graves problemas a los que se
enfrentaba el país, enfrascado en la impopular Primera Guerra Mundial.
Sin embargo, el Gobierno Provisional fue incapaz de darle una solución a los desacuerdos entre las diferentes facciones
que componían el gobierno, ni permitió avanzar en las reformas sociales y económicas exigidas cada vez con más
insistencia por la población organizada bajo guion leninista, ni asimismo llevó a avances en el fin de la guerra. A
mediados del otoño, la situación de crisis y la debilidad del Gobierno llevaron a la discusión abierta de un cambio de
Gobierno y la formación de uno puramente socialista. Mientras en el campo los sóviets aceleraban una reforma agraria
oficiosa y se independizaban de hecho de la administración central, en las ciudades crecía el apoyo a la izquierda radical.
Cuando los bolcheviques decidieron tomar el poder a través de los sóviets en el Segundo Congreso Nacional de los
Sóviets, la oposición gubernamental fue mínima. La Revolución de Octubre de 1917 puso fin al periodo del Gobierno
provisional y dio paso a uno nuevo, el Sovnarkom.
Tras la Revolución de Octubre, el nuevo gobierno de mayoría bolchevique firmó un tratado de paz con los alemanes, con
el Tratado de Brest-Litovsk poniendo fin a la participación rusa en la Primera Guerra Mundial. Durante la Guerra Civil
Rusa, la organización bolchevique llegó a extenderse por las regiones del Imperio ruso. Este desmembramiento creó los
llamados estados presoviéticos, cada uno con su gobierno autónomo bajo una supervisión central, dando lugar al
comunismo soviético; en su mayoría se trató de la aplicación de las fórmulas económicas y políticas auténticas del
socialismo planteado por Marx y Engels, que principalmente Lenin articuló, adaptó a las circunstancias de las sociedades
del Imperio ruso, y que enriqueció con sus aportes teóricos y prácticos, propiciando el Leninismo.

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