3 Cristo Entre Nosotros
3 Cristo Entre Nosotros
3 Cristo Entre Nosotros
El plan de Dios para la salvación del hombre culmina con la venida de Cristo. El Hijo de Dios se hace hombre y salva a
la humanidad con si sacrificio. ¿Quién es y cómo es Jesucristo? La Sagrada Escritura describe a Cristo, su obra y sus
enseñanzas El establecimiento del Reino de Dios y la celebración de la Nueva Alianza son las ideas claves de la
Revelación y la herencia para quienes quieren seguir los pasos del Salvador
I. EL NUEVO TESTAMENTO
II LA ENCARNACIÓN DE CRISTO
EXPECTATIVAS:
¿Alguna vez has sentido la necesidad de conocer más a Jesucristo? Piensa si has intentado conocerlo a través del
Evangelio.
-¿Te llama la atención la personalidad de Jesucristo? Describe los rasgos de su persona que más te atraen.
-¿Cuál es el tema central de la predicación de Jesús? Reflexiona sobre tus conocimientos acerca de los Evangelios.
-¿Comprendes el significado de las bienaventuranzas? Léelas (Mt 5, 3-12) y trata de encontrar una aplicación
práctica para tu vida cristiana.
PALABRAS CLAVE:
ENCARNACIÓN BIENAVENTURANZAS
CONVERSIÓN REINO DE DIOS
1 EL NUEVO TESTAMENTO
En el tema anterior tuviste la oportunidad de hojear y conocer un poco más el Antiguo Testamento. En él descubriste
cómo Dios fue preparando la salvación del hombre a lo largo de casi 2,000 años. Pero al hablar de salvación, más que
una palabra o un hecho, hay que considerar a una persona: Jesús de Nazareth.
El Antiguo Testamento narra la historia durante la cual Dios preparó la venida de su Hijo a este mundo. El Mesías
esperado por los judíos es Jesús, el Hijo de Dios que se hace hombre, se encarna y nace dentro del pueblo judío en
una aldea cercana a Jerusalén: Belén de Judá.
Encarnación: es el acontecimiento por el cual el Hijo de Dios se hace hombre, naciendo de una mujer virgen
María, por obra del Espíritu Santo, la tercera persona de la Santísima Trinidad.
En el Nuevo Testamento, es decir en la segunda de las dos partes que constituyen la Biblia (ver apéndice 5-1). Ahora
bien, esta parte de la Biblia está formada por 27 libros, y vale la pena recordar su contenido.
a) Los 4 Evangelios: en ellos se recogen los hechos y las enseñanzas de Jesucristo. Estos se dividen a su vez en:
-Evangelios sinópticos: los de S. Mateo, S. Marcos y S. Lucas. Se llaman así porque tienen un esquema en común y un
contenido parecido, aunque con un estilo y enfoque diferentes.
-Evangelio de S. Juan: completa los Evangelios anteriores, principalmente desde el punto de vista espiritual, pues ha
sido llamado el evangelista del amor. Tiene por objeto robustecer la fe en la mesianidad y divinidad de Jesucristo.
b) Hechos de los Apóstoles: libro escrito por S. Lucas que narra los acontecimientos de la Iglesia primitiva, desde
Pentecostés hasta el primer cautiverio de S. Pablo en Roma.
c) Las 13 cartas de S. Pablo: dirigidas a varias comunidades cristianas que el apóstol iba creando a lo largo de sus
viajes.
d) La carta a los Hebreos: de autor desconocido, describe la superioridad del cristianismo con respecto al judaísmo y
pone en guardia a los judíos cristianos sobre el peligro de dejar su fe en Cristo.
e) Las 7 cartas católicas, escritas por los apóstoles Santiago (1), Pedro (2), Juan (3) y Judas (1).
f) El Apocalipsis: escrito por S. Juan, es un libro profético que trata, en lenguaje simbólico, del sentido de la historia
del mundo y de la Iglesia.
2. No cabe duda que los Evangelios son los libros más significativos del Nuevo Testamento, aunque todos los escritos
sean inspirados y contengan las infinitas y misteriosas riquezas de la revelación de Dios.
"Los Evangelios son el corazón de todas las escrituras por ser el testimonio principal de la vida y doctrina de la
Palabra hecha carne, nuestro Salvador (DV 18) (CIC 125).
En los Evangelios se narran los acontecimientos de la vida de Cristo, desde su concepción hasta su ascensión al cielo.
Narración que no pretende ser una biografía de Jesús, sino que busca exponer los hechos y las enseñanzas más
importantes de su vida. Los Evangelios contienen por escrito los temas más significativos de la predicación de los
apóstoles en la primera Iglesia cristiana. Recogen parte de la tradición que se formó durante los años que siguieron
la muerte y resurrección de Jesús y, sobre todo, desde el acontecimiento de Pentecostés.
Si lees los libros del Nuevo Testamento verás cómo se citan constantemente los textos del Antiguo Testamento. ¿Por
qué?
Mucho de lo que tú haces y piensas como joven o como adulto lo comprenderás recordando lo que fue tu infancia y
niñez, la educación y formación que recibiste cuando eras pequeño. Por otra parte la importancia de aquellos años la
comprenderás mejor a la luz de tu vida actual. Del mismo modo, en el Antiguo se preparan los acontecimientos del
Nuevo y en este culmina toda la historia de la salvación, se realiza todo aquello que se preparó y se profetizo
anteriormente. Es por ello que para comprender el Nuevo Testamento es preciso el Antiguo y es para poderlo
entender, hay que leerlo a la luz del Nuevo, "La unidad de los dos Testamentos se deriva de la unidad del plan de
Dios y de su Revelación (NC140)
Sin embargo la Encarnación rebasa y supera todo lo anterior y manifiesta una característica más del amor divino: su
inmensa misericordia
b) “El Verbo se encarnó para que nosotros conociésemos así el amor de Dios" (Ib. 458) La salvación es el regalo más
grande del amor de Dios al hombre.
c) "El Verbo se encarnó para ser nuestro modelo de santidad" (Ib 459). En su infinita misericordia Dios quiso darnos
el mejor modelo de santidad y perfección para poder cumplir Su Voluntad.
d) "El Verbo se encarna para hacernos "participes de la naturaleza divina (2 P 1,4)" (Ib 460), Dios, en su infinito
poder hubiera podido borrar el pecado de otra manera. Sin embargo envió a su Hijo, quien, siendo Dios y hombre,
expió la ofensa infinita a Dios contenida en el pecado. Ante este sublime misterio la Iglesia se atreve a cantar la
noche del sábado santo
¡Qué asombroso beneficio de tu amor por nosotros! ¡Qué incomparable ternura y caridad! Para rescatar al esclavo
entregaste al Hijo! Necesario fue el pecado de Adán. que ha sido borrado por la muerte de Cristo, ¡Feliz la culpa que
mereció tal Redentor!
Es aquí donde asistimos, sin comprenderlo, al más grande misterio de nuestra fe. San Pablo describe la Encarnación
en la carta dirigida a los cristianos de Filopos con estas palabras que te invitan a la reflexión:
Tened entre vosotros los mismos sentimientos de Cristo: el cual, siendo de condición divina, no retuvo ávidamente ser
igual a Dios. Sino que se despojó de si mismo tomando condición de siervo haciéndose semejante a los hombres y
apareciendo en su porte como Hombre; y se humilló asimismo (Fil 2,5-8).
Cristo, siendo Dios, se rebaja a la condición de siervo, puesto que el hombre es siervo de Dios, y lo hace únicamente
para beneficio de los humanos, para ti, para mi, para todos los pecadores (cf CIC 461-463).
a) La Anunciación.
La anunciación a María inaugura la plenitud de los tiempos (Ga 4,4), es decir el cumplimiento de las promesas y de
los preparativas (CIC 484).
Una vez más Dios toma la iniciativa y llama a una joven virgen, María de la estirpe de David, para que fuera la madre
del Salvador: "Hágase en mi según tu palabra" (Lc 1, 38). María conoce la misión del pueblo judío, sabe que habría de
llegar el Mesías y, con fe y confianza total en Dios, acepta Su Voluntad, aunque no pueda entender cómo se
realizaría el plan de Dios.
b) El Nacimiento de Jesús.
Dos mil años de historia culminan en este misterio que acontece en un rincón de Belén, una pequeña aldea en las
afueras de Jerusalén, La Virgen María da a luz en un establo. El Hijo de Dios nace en un pesebre, entre animales,
porque no había sitio en otro lugar (Lc 2, 7). Aquel niño indefenso es Dios, los ángeles lo saben y le dan gloria (Lc 2,
14), los pastores creen en El y le adoran (Lc 2, 20)
c) La huida a Egipto.
"Toda la vida de Cristo estará bajo el signo de la persecución (CIC 530). El rechazo y la persecución de Jesús inicia
poco después de su nacimiento. Herodes, rey de los judíos, ordena que se maten a todos los nacidos "de dos años
para abajo" (Mt 2, 16). Es por ello que María y José, avisados por un ángel sobre las intenciones del rey, emprenden
la huida a Egipto evitando así el crimen de este hombre sin escrúpulos. En este país se quedarían hasta la muerte de
Herodes.
d) La vida oculta.
Al leer los Evangelios podrás conocer muy poco de los primeros 30 años de Jesús. Sin embargo es inútil hacer
conjeturas sobre los acontecimientos de aquellos años. Lucas los describe en unas palabras que resumen con
sencillez lo que muchos quisieron complicar con fabulas y cuentos absurdos. A los doce años, en uno de los viajes
que, por Pascua, anualmente emprendía la Sagrada Familia de Nazaret, después de haber estado con los doctores de
la ley, Jesús "bajó con ellos (con María y José) y vino a Nazaret, y vivía sujeto a ellos….. Jesús progresaba en
sabiduría, en estatura y en gracia ante Dios y ante los hombres" (Le 2,51-52).
El crecimiento, la educación y preparación en la familia y en la comunidad es la experiencia de todo ser humano que
nace y crece en el ámbito natural querido por Dios. Esa fue la experiencia de Jesús, como la de todo niño y joven
judío de su época. Su preparación fue la gran tarea que Dios encomendó a María y a José (cf CIC 533; 564).
Toda la historia de la salvación parece centrarse en este nuevo y cercano acontecimiento, Y Jesús no tarda en dar
respuesta a la esperanza de su pueblo: "Desde entonces comenzó Jesús a predicar y decir: Convertíos, porque el
Reino de los cielos ha llegado" (Mt 4, 17).
"Cristo por tanto para hacer la voluntad del Padre, inauguró en la tierra el Reino de los cielos" (LG 3), Pues bien, la
voluntad del Padre es elevar a los hombres a la participación de la vida divina' (LG 2), Lo hace reuniendo a los
hombres en torno a su Hijo, Jesucristo. Esta reunión es la Iglesia, que es sobre la tierra 'el germen y el comienzo de
este Reino" (CIC 541)
El Reino de los cielos -el Reino de Dios- es precisamente el tema central de la predicación de Jesús.
1. El objetivo de la venida de Cristo es establecer el Reino de Dios entre los hombres, ese Reino preparado y
prometido durante toda la historia del Antiguo Testamento.
b) La buena nueva predicada por Jesús, el Evangelio, era el mensaje del Reino de Dios: "Recorría Jesús toda Galilea,
enseñando en sus sinagogas, proclamando la Buena Nueva del Reino" (Mt 4,23).
c) El destino final de todos los hombres será el Reino de los cielos para los que hicieron el bien y infierno para los
que hicieron el mal (cf Mt 22, 1-14).
Cuando abras el Evangelio y leas cuanto allí está escrito, descubrirás claramente el llamado de Jesús a entrar en su
Reino y a vivir como hombre de ese Reino.
Jesucristo establece un Reino cuyas características lo hacen diferente a cualquier reino humano. Sin embargo, no
deja de ser real y al alcance de quien sinceramente quiera entrar en él.
Te invito a que leas los párrafos siguientes y todas las citas bíblicas que se ponen a continuación.
a) Es un Reino interior y trascendente. Aunque se manifiesta exteriormente en las obras de los cristianos, sus
raíces están en la interioridad del hombre. Cuando vives en tus actos externos la fe cristiana que profesas
estás manifestando la presencia de Dios en tu alma. El Reino de Dios está en ti (ef Mt 5, 13-16).
Además es un Reino trascendente porque supera las barreras del tiempo, porque es un Reino que no tendrá fin Es
un Reino eterno, como eterno es Dios. En él podrás vivir para siempre (cf Jn 18, 36).
b) La condición para poder pertenecer al Reino de Dios es la conversión interior: "Jesús llama a la conversión. Esta
llamada es una parte esencial del anuncio del Reino" (CIC 1427).
Conversión: es el cambio interior del hombre por el cual escoge a Dios como valor supremo y absoluto para
su vida, y subordina a éste todos los demás valores. Es el uso de todos los medios para lograr este cambio.
Convertirse significa volver la propia vida, toda ella, hacia Dios, como el único tesoro (Mt 6,21) y el único Señor (Mt
6, 24).
c) En el Reino de Dios, Jesús es el Rey. El vino para vivir en el corazón del hombre y para ser cabeza y guia del nuevo
pueblo de Dios, la Iglesia universal (ef Mt 25, 34).
"Cristo es el corazón mismo de esta reunión de los hombres como familia de Dios Los convoca en torno a él por tu
palabra, por sus señales que manifiestan el Reino de Dios, por el envió de sus discípulos. Sobre todo, él realizará la
venida de su Reino por medio del gran Misterio de su Pascua: su muerte en la Cruz y su Resurrección (CIC 342)
d) La ley del Reino es la caridad, el amor sobrenatural que es entrega y servicio; un amor total y regla de oro para
todos los cristianos (cf Jn 13, 34). Un amor superior a cualquier amor humano. Cristo te pide que ames también a tus
enemigos, a aquellos que buscan hacerte daño (cf Mt 5, 38-48).
e) Todos los hombres están llamados a la salvación, es decir, al Reino de Dios (ef Mt 16, 15; CIC 543). Pero es
preciso colaborar con Dios para entrar en él, es necesario seguir las enseñanzas de Cristo, cumplir la Voluntad de
Dios, sus mandamientos (cf Mt 7,21).
Ahora bien, es interesante que te detengas a observar cómo fue Jesús. En unos cuantos renglones es imposible
descubrir la personalidad tan rica y fascinante de Jesucristo. Nos limitaremos a sugerirte algunas características para
que las reflexiones y medites, como lo hacía la Santísima Virgen (cf Lc 2, 51). Jesucristo es:
Jesús es verdadero Dios, plenamente Dios. Su ser está por encima y al mismo tiempo permea todo el universo.
Conoce todo lo que saben los hombres del presente y del pasado, sabe infinitamente más que todos. Por su poder
divino fue creado el universo; por él existes tú (ef CIC 454).
Sin embargo tomó un cuerpo humano y se hizo igual a ti, para que lo pudieras ver y escuchar. Sus palabras y obras
las escuchas y las ves cuando lees los Evangelios. Y sigue estando cerca de ti hoy y mañana. Sigue presente en la
Eucaristía, sigue haciendo prodigios y milagros en cada uno de los sacramentos.
2. Maestro y servidor.
Se hizo hombre para enseñarte los secretos y los misterios de la vida divina. Te muestra el camino para acercarte a
Dios Padre. Te explica lo que significa ser un hombre semejante a Dios; te habla del amor, del perdón de la
comprensión.... te enseña a crecer. "Todo lo que Jesús hizo, dijo y sufrió, tuvo como finalidad restablecer al hombre
caído en su vocación primera" (Ib 518)
Pero todo esto no lo hace desde un trono o desde una cátedra, sino con el ejemplo del más humilde servidor, que
sabe escuchar y ayudar en todo momento. No busca el poder, sino el servicio.
Dedica largas horas y noches enteras a la oración, porque sabe que su Padre es lo más importante para El. Enseña a
sus apóstoles a orar, les pide y les recomienda que no dejen nunca la oración. Ama el silencio y el recogimiento. El
resto de su tiempo lo dedica a la predicación, a hacer milagros, a instruir a sus seguidores, e una palabra, a instaurar
el Reino de Dios. Es enemigo de la pereza, sabe que el tiempo de que dispone se lo debes la misión que le
encomendó su padre.
4. Fiel y sincero.
Está consciente de su misión y a ella se entrega con fidelidad y sinceridad. No juega sucio engañando a su Padre, a
los hombres y a El mismo. Odia la hipocresía, la mentira, la doblez de vida. Al hacerse hombre le dijo "si" a su padre,
y su vida es un si fiel y permanente en las cosas grandes y en las pequeñas. Será sincero y fiel en su entrega al Padre
y a los hombres hasta morir en la cruz.
5. Amigo de todos.
Su corazón está abierto para acoger a todos, a los fariseos y a los publicanos, a los niños y a las adúlteras, a los
pobres ya los ricos. Es delicado y sensible en su amistad. Es el amigo fiel.
6. Sencillo y sagaz.
Es amable, sencillo y abierto con los hombres sencillos, con los que se acercan sin malas intenciones, com los que le
tienen fe y confianza, con los que buscan conocerlo y seguirle. En cambio es sagaz con los hipócritas, con los que
tratan de engañarlo y confundirlo. Sabe desenmascarar su hipocresía y demostrar limpiamente la verdad.
Nunca rechaza al pecador, lo acoge y lo perdona cuando en él hay arrepentimiento; pero no acepta el pecado, lucha
contra el pecado y le pide al pecador que deje de pecar. Siempre está dispuesto a perdonar, aún en los últimos
instantes de su vida, cuando, clavado en la cruz, perdona al ladrón arrepentido (cf Le 23, 35).
Este es el único modelo de vida para el cristiano. No existe ni ha existido hombre más perfecto, ni hay un Dios más
grande ya la vez más cercano a ti.
"Toda su vida, Jesús se muestra como nuestro modelo (cf Rm 15,5; Flp 2,5): El es el 'hombre perfecto (GS 38) que nos
invita a ser sus discípulos y a seguirle: con su anonadamiento, nos ha dado un ejemplo que imitar (ef Jn 13, 15); con
su oración atrae a la oración (ef Lc 11,1); con su pobreza, llama a aceptar libremente la privación y las persecuciones
(cf'Mt 5, 11-12).
Todo lo que Cristo vivió hace que podamos vivirlo en El y que El lo viva en nosotros.... Estamat llamados a no ser más
que una solo cosa con El; nos hace comulgar en cuanto a miembros de su Cuerpo en lo que El vivió en su carne por
nosotros y como modelo nuestro" (CIC 520-521).
Este perfil lo puedes encontrar resumido en el pasaje evangélico de las bienaventuranzas (Mt 5, 3-12; Lc 6, 20-23).
Bienaventuranzas: son las declaraciones de Jesucristo sobre el estado de auténtica felicidad que puede
alcanzar el cristiano y las condiciones para lograrlo.
1. Pobre de espíritu: busca los valores divinos, tiene a Dios como único tesoro y no se apega a los bienes terrenos,
sino que los usa únicamente para llegar a Dios. El pobre de espíritu es generoso con los que no tienen y evita todo
aquello que lo aparta de Dios.
2. Manso y humilde: que no se irrita cuando es contrariado; que no se queja en las dificultades; que mantiene un
constante equilibrio en su vida. El manso irradia calor, siempre es dueño de sí mismo y no intenta dominar a los
demás.
3. Hombre de sufrimiento: el que llora, es decir, aquel que en una vida cargada de cruces, llena de problemas y
dificultades experimenta la aflicción y el dolor. Aquel que sabe sentir tristeza por los pecados propios y de los demás.
Este dolor y aflicción no le quitan la serenidad interior y profunda. Como el mar que en la superficie sufre el embate
de las olas y en profundidad está calmado y tranquilo.
4. Buscador de justicia: hambriento y sediento de santidad cristiana, que lucha por la perfección, que se entrega a
una vida de caridad. Que busca irradiar a Cristo, fuente de perfección y caridad. Que cumple la Voluntad de Dios por
encima de todas las tentaciones del propio egoísmo.
5. Misericordioso: el que sabe perdonar cualquier ofensa, como Cristo supo acoger a los pecadores. Aquel que no
guarda rencor ni busca la venganza, superando todo sentimiento de ira y de orgullo. La misericordia es una virtud
cristiana opuesta al egoísmo e impregnada de generosidad.
6. Limpio de corazón: busca a Dios con sinceridad y sencillez; es hombre de una sola palabra, no se deja enredar por
los atractivos de la vanidad, de las riquezas, del placer egoísta. Busca la verdad con honestidad y sacrifica su egoísmo
en aras de la verdad.
7. Pacífico: aquel que se dedica a construir la paz, fruto de la justicia y de la caridad. Paz que nace de la
reconciliación con Dios, de la lucha permanente contra el pecado y sus frutos. El pacifico busca siempre reestablecer
el orden roto por el mal.
8. Perseguido por la justicia: aquel que sabe sufrir la incomprensión, la burla y, si es necesario, la persecución
violenta por vivir su fe cristiana. Aquel que soporta la mentira y la calumnia por ser fiel a Cristo.
Este es el hombre del Reino descrito por Jesucristo. A cada una de estas características Jesús antepone la palabra
"bienaventurado", es decir, feliz, dichoso aquel que es pobre, manso, afligido, etc.
"La bienaventuranzas nos colocan ante opciones decisivas con respecto a los bienes terrenos: purifican nuestro
corazón para enseñarnos a amar a Dios sobre todas las cosas" (CIC 1728)
Te habrás dado cuenta de que todo esto no corresponde de ninguna manera a las enseñanzas del mundo profano y
anticristiano de hoy. Según la mentalidad actual será feliz solamente el rico, aquel que sabe imponerse a los demás y
servirse de ellos, aquel que goza y ríe inmerso en el placer de los sentidos, aquel que puede alcanzar venganza por
las ofensas recibidas. Es el engaño de una sociedad pagana que ha logrado penetrar el corazón de muchos hombres
y también de algunos cristianos.
Sin embargo, Cristo sigue siendo el Modelo a seguir, El fue quien primero realizó en su vida las características del
hombre del Reino. Y si bien para las mentes ciegas fracasó, para el hombre de fe triunfo como nadie lo pudo lograr
en la historia humana.
-Lee y haz una lista de las ideas más importantes del apéndice 5.II.
CUESTIONARIO PERSONAL
1.¿Son los evangelios una biografía completa de Jesucristo?
2. ¿Es necesario conocer el Antiguo Testamento para comprender bien el Nuevo?
3. Es el Nuevo Testamento la única fuente de las enseñanzas de Jesucristo?
4. ¿Cuál es el tema central de la predicación de Jesús?
5. ¿Es suficiente el Bautismo para seguir a Cristo?
6. ¿Rechazó Jesucristo a los fariseos porque eran pecadores?
7.¿Qué significa seguir a Cristo?
8. ¿Es la propia conversión la primera exigencia para seguir a Cristo?
9. ¿Hay que reprimir los propios sentimientos e instintos para ser un buen cristiano?
10. Creer en Cristo, significa aceptarle como Hombre y Dios y practicar sus enseñanzas?
1. ¿Cómo describirían a Cristo? ¿Cuáles son las características más sobresalientes de su personalidad?
2. ¿Qué vino a hacer Jesucristo en este mundo?
3. ¿Qué actitudes, ideas, criterios de Jesucristo no concuerdan con los míos y con los de la sociedad en que
vivo?
RECUERDA
1.-El Salvador que Dios prometió a los hombres es su propio Hijo Jesucristo".
3. "El Hijo de Dios se hizo hombre para salvarnos del pecado, enseñarnos a vivir en relación de amor con Dios y
alcanzarnos la vida eterna".
4."Se llama vida oculta de Jesús al tiempo que pasó junto a San José y a la Virgen María desde que nació hasta que
cumplió 30 años".
5. "La vida pública de Jesús es el tiempo que pasó haciendo el bien y enseñando a los hombres antes de morir en
la cruz".
6. "El Reino de Dios es un reino espiritual que llega al hombre cuando se arrepiente de sus pecados y acepta el
Evangelio y la salvación de Jesucristo".
7. "Para vivir según el Reino de Dios tenemos que cambiar la actitud de nuestro corazón, arrepentirnos de
nuestros pecados e imitar a Jesucristo".
APENDICE 5-1:
«Tener espíritu de fe, diríamos, es admitir, voluntariamente, el testimonio de quien merece mi confianza. Pero esto
no me obliga a acoger a dicha persona en mi casa, en mis asuntos, en mi intimidad.
La frutera de la esquina me cuenta el accidente acaecido ante supuesto, y del que ha sido testigo; acepto su
testimonio, pero no veo razón suficiente para invitaría a comer, contarle mi vida, ofrecerle mis riquezas y ligar mi
existencia a la suya.
Debo mucho a cierto profesor; merece mi gratitud y mi confianza; pero en modo alguno me siento obligado a
renunciar a todo por seguirle.
Por el contrario, la fe en Cristo exige infinitamente más que la simple aceptación de la Buena Nueva que él me trae;
esa fe exige la acogida de una Persona, divina y humana, en lo más secreto de mi persona.
La fe cristiana es una comunión con Otro distinto a mí, que viene a compartir mi existencia, mis afanes, mi trabajo,
mis dolores y mis alegrías, mi vida y mi muerte para conducirme al Padre. Desde ese instante, no vivo solo, no actúo
solo, mi vida entera ha cambiado, mucho más profundamente que cuando dos seres se unen en el matrimonio por
amor.
Tener espíritu de acogida consiste esencialmente en hacer suya la fórmula lapidaria de San Pablo: Mihi vivere
Christus est!, «Para mi, la vida es Cristo.
Formula que otros muchos han repetido, con diversas palabras y con todas las consecuencias:
-¡Qué superioridad el saber un poco solamente de Jesucristo! (Luis Veuillot)
Nuestro Señor Jesucristo es Aquel a quien tengo el honor de dirigirme con millones de vivos y mil millones de
muertos (René Bazin)
Amar a Cristo es preferible, y quien dice preferir», da a entender dudas, lucha ardua, a veces el desgarramiento
(Francois Mauriac).
-No deseo más que el segundo lugar en tu corazón; Cristo debe ocupar el primero (Ernesto Hello a su esposa del dia
de su matrimonio).
Cada cristiano debe ser una nueva revelación de Cristo (M. Fiévez, S.J.).
- Ser cristiano es estar unido a Cristo, a Alguien a quien se conoce íntimamente, a quien se ama apasionadamente y a
quien se sirve heroicamente, a quien se conoce íntimamente, a quien se ama (P. Rousselot S.J).
-Vivir en cristiano es vivir sabiéndose amado (Canónigo Guelly).
-El cristiano sirve o traiciona al Amor (Etienne du Bus de Warnaffe).
-Amar hasta la muerte a Alguien cuyo rostro nunca se ha visto ni oido jamás su voz, ahí está todo el cristianismo
(Julien Green).>>
("Al ritmo de Dios" Fernando Lelotte, Ed. Sígueme, Salamanca 1967, 41-43)
APENDICE 5-II:
«Al principio Jesús pasa algún tiempo en compañía de Juan, proponiendo, como él, el bautismo a los que llegan:
tiempo en el que se anudan las relaciones y la amistad, y por invitación del mismo Juan, algunos de sus discipulos se
unen a Jesús. Muy pronto, como consecuencia de algunas palabras imprudentes contra el rey Herodes, Juan será
encarcelado y poco más tarde decapitado en la prisión. Este suceso es para Jesús una señal de que debe comenzar
una nueva etapa: la preparación ha terminado. Se vuelve a Galilea con los pocos discípulos que ha logrado ganar
para su causa.
EL REINO DE DIOS
Según Marcos, Mateo y Lucas, permanece siempre en Galilea recorriendo pueblos y aldeas en todas direcciones.
Leyendo el cuarto Evangelio se le ve, en ocasiones dadas, en Jerusalén. Lo importante es captar el sentido que Jesús
da a su misión durante este período, y esto si lo testimonian con claridad los Evangelios Marcos lo dice asi: «Después
del encarcelamiento de Juan Bautista, Jesús se vuelve a Galilea y proclama la Buena Noticia de Dios, diciendo: "Se ha
cumplido el plazo y el Reino de Dios ya está aquí; cambiad vuestros corazones y vinculaos a la Buena Noticia".
Jesús tomó este término «Reino de Dios» en primer lugar porque correspondía a lo que el pueblo esperaba
febrilmente; ¿cómo podía darse a entender sin emplear las palabras que eran portadoras de esperanza? Un Reino, lo
que evocaba claramente la grandeza de los tiempos pasados, pero un Reino de justicia y de paz, como el que habían
anunciado los profetas. La afirmación de Jesús es que El realiza la promesa que Dios hizo a su pueblo: ¡qué carga de
resonancias debía tener esta Buena Noticia...! Anunciar un Reino es lanzar una Hamada dirigida no sólo a un cambio
personal, sino a una renovación total de los hombres y de la sociedad construida por ellos: el orden social tendría
que transformarse por completo para dejar espacio al universo nuevo de Dios». Todos y cada uno reciben la
invitación de participar con todos los demás en esta transformación.
Pero se trata del Reino «de Dios»: Dios mismo se inserta en este mundo para hacerlo nuevo; su presencia, su vida, su
amor son las fuerzas dinamizadoras que lo van a renovar todo, si los hombres consienten en vivir de ellas. Entrar en
el «movimiento» del Reino de Dios no es dedicarse a soñar en otro mundo de alguna otra partes que cada cual
conseguirá individualmente después de su muerte, sino, por el contrario, acoger, desde ahora mismo, este anuncio
formidable: Dios está aqui, con el poder de su amor, para renovar totalmente este mundo: es la levadura que va a
hacer fermentar a toda la masa, es el manantial del que brotará una floración infinita, la certeza de una felicidad
constantemente renovada para todos los hombres.
Esta es la Buena Noticia del Reino, de la que Jesús irá haciendo traducciones concretas con su palabra y sus actos:
embriagado por su mensaje, Jesús habla por todas partes, en las sinagogas, en pleno campo, al borde del lago.
La llamada de Jesús se parece a la de Juan: acaba de empezar una nueva era; urgentemente, cada cual debe
corresponder a la nueva era cambiando su manera de vivir y acogiendo el Reino de Dios, tan inmediatamente
cercano. El aspecto nuevo reside precisamente en esa proximidad del Reino de Dios; por fin ya está ahl: ha
comenzado el final del viejo mundo. Por tanto es la hora en que cada cual debe decidir. Esta urgencia queda
constantemente subrayada: hay que hacerse libres para acoger la renovación; nada debe retener a quien ha
escuchado la llamada; ya no cuentan ni las riquezas, ni la situación, ni los afectos, ni los pecados, ni el desprecio que
los demás nos tengan. Todo el mundo puede volver a comenzar desde cero; no hay pasado; la fuerza de Dios se
ofrece con toda seguridad a todos: todo puede cambiar radicalmente.>>
("La aventura de Jesús de Nazaret", Alain Patin, Ed. Sal terrae, Santander 1979,46-48)