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Cultura

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Universidad Alejandro de Humboldt

Facultad de Ciencias Económicas y Sociales


Dirección de Ciclo Básico
Sección: M0200
Asignatura: Formacion Cultural II

Análisis Cultural de la música


Folklórica en Venezuela

Prof: Yimmy Diaz

Marcella Hernandez
C.I 29.720.379

Johan Villa
C.I 27.600.341

Gabriel Torrealba
C.I 30.188.353

Caracas, 11 de Julio del 2022


Introducción

El pueblo de Venezuela ejecuta instrumentos antiguos de diferente procedencia:


indígenas, africanos y europeos, los cuales ha adaptado y transformado de acuerdo con sus
preferencias. Se caracteriza por esta mezcla producida por la colonización y la
transculturación que ocurrió en la misma. El género más representativo del país es el vals
venezolano y el joropo, que utiliza instrumentos como el cuatro, el arpa venezolana, las
maracas y la bandola venezolana.

La Música o el folklore en Venezuela (así en cualquier otro país) es parte importante


en su identidad cultural, aquí tenemos una gran variedad folklórica y la música también está
incluida en esto: visto que tenemos una gran variedad en música folklórica como la Gaita
tradicional Venezolana, gaita de furro, gaita Santa Lucía, entre otras. Así como también
tenemos el Joropo Llanero, Joropo central o tuyero y Joropo Oriental (está a su vez puede
ser entonada de forma distinta por la parte del país donde se toque está)

La cultura en Venezuela comenzó con la mezcla de dos elementos enteramente


distintos que se encuentran en el momento del descubrimiento: el indio y el español.

El choque de estas dos culturas es el punto de partida de la formación de Venezuela


como pueblo y de su conciencia como ente social, gracias al mestizaje

La música venezolana es reconocida a nivel mundial, son muchos los cantantes y


músicos que han llevado la música venezolana a los rincones más alejados del planeta,
Simón Díaz con su canción “Caballo viejo” que tiene más de 300 versiones en distintos
géneros musicales (salsa, merengue, balada, etc) y en varios idiomas: inglés, francés,
portugués e italiano y Oscar D’León que ha realizado versiones de varias canciones
tradicionales venezolanas: “Si la Virgen fuera andina” (clásico aguinaldo navideño
venezolano), “Alma llanera” y muchas otras interpretaciones magistrales de canciones
venezolanas, así como Ilán Chester, Ricardo Montaner, Mirla Castellanos, como muchos
otros cantantes y músicos venezolanos reconocidos y de gran prestigio y trayectoria.

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Índice
Desarrollo 4
La Música Folklórica 8
Aporte indigena en la musica folklorica venezolana 10
Aporte Europeo a la música venezolana 12

Características de la música de acuerdo a su espacio geográfico 13


Gaita Venezolana 13
Gaita zuliana 14
Gaita de tambora 14
Gaita de Furro 14
Gaita perijanera. 14
Joropo 14
Joropo Llanero 15
Joropo Central o Joropo Tuyero 15
Joropo oriental 15
Joropo guayanés 16
Golpe tocuyano o joropo larense 16
Joropo andino 16
Calipso 16
Golpes de tambor 17
Vals venezolano 17

Música venezolana con rasgos afrocaribeños 17

La música venezolana, presente en el mundo 19

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Desarrollo
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura
(Unesco), declaró que cada 22 de agosto se conmemora el Día Mundial del Folklore,
elegida en recuerdo a aquel 22 de agosto de 1846, cuando el arqueólogo británico William
G. Thorns publicó en la revista londinense "Atheneum", una carta en la que por primera vez
usó el término "Folklore".

La música venezolana se caracteriza por la mezcla de ritmos indígenas, españoles y


africanos, debido a los orígenes mestizos de su sociedad. Por esto, hay una gran variedad
de estilos musicales que van desde el joropo hasta el vals venezolano.

Otra influencia marcada de los esclavos africanos en la música venezolana es la de


los Golpes de Tambor. Género que se afianzó en la región costera del país, específicamente
desde el estado Miranda hasta el estado Yaracuy. Aunque los golpes de tambor se han
popularizado como forma de diversión, están ligados al culto de San Juan y San Pedro. La
Fulía es un ritmo religioso que se canta o recita en los velorios de la Cruz. Es interpretado
con cuatro (en el Llano), guitarra, bandolín o bandola oriental, maracas y tambor cuadrado
(en el Oriente del país); la tambora de velorio o tamborita (en la región central).

Se caracteriza por tener un ritmo muy alegre pero no se puede bailar por respeto a
la cruz. El Polo es un ritmo que se utiliza para improvisar en controversia de un tema
determinado, en sus letras se cuentan las costumbres de sus pueblos, historias de amores
o hechos históricos.

En el caso de Venezuela, el folklore es considerado uno de los más ricos, al ser un


país pluricultural y multiétnico que se nutre de distintos elementos, los cuales a lo largo de la
historia nacional se han mezclado para crear una amalgama de colores, gustos y sonidos
propios de nuestro pueblo.

De acuerdo a los datos aportados por algunos historiadores, en el país el término


folklore fue empleado por primera vez por el historiador, periodista y médico Arístides Rojas
(1826-1899), en "El Cojo Ilustrado", revista fundada en 1892.

Venezuela se caracteriza por tener una amplia variedad de culturas y tradiciones en


cada uno de sus rincones, entre los que destacan las danzas y cantos, en su mayoría
religiosos, los cuales han pasado de generación en generación, como por ejemplo "Los
Diablos Danzantes de Yare", en el estado Miranda o "Las Zaragozas", de Sanare, estado
Lara.

Son muchas y diversas las corrientes del Folklore en Venezuela, por ejemplo las
artes, la pintura, la escultura, la poesía, la música, el vestuario, los instrumentos musicales,
quienes lo tocan, quienes lo cantan o escriben las canciones venezolanas, los bailes, los

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juegos, la cocina típica, en fin que todo está relacionado con el folklore en nuestro país.
Donde cada una de sus manifestaciones tiene un significado estético, religioso y social.

El significado estético lo constituye la creatividad por parte de los habitantes de la


región con sus complicadas vestimentas, en las construcciones de las figuras
representativas, en las producciones artesanales con fines utilitarios que adquieren
funciones distintas según la región donde se ubiquen, existiendo una diversidad de técnicas
en el país.

El religioso forma parte de las creencias del pueblo, en la manifestación de la fé,


donde los participantes manifiestan agradecimientos, hacen peticiones y pagan promesas,
tiene sus raíces en la catequesis que trajeron los misioneros, pero que se ha ido
transformando con la inclusión de elementos propios de otras culturas originarias y dan
como resultado una fiesta novedosa irreverente que caracteriza la religiosidad popular
venezolana.

En lo social, se aprecia el sincretismo característico de la sociedad venezolana


cuando se conjugan en las celebraciones la fé, la superstición, la magia y la religión; que
pese a la poca importancia que el sistema educativo concede a nuestra herencia cultural y a
la notable pérdida de las raíces singulares de cada nación, la tradición popular está viva y a
través de las representaciones el pueblo cumple promesas y reafirma su identidad nacional.

En este sentido, se puede afirmar que no existe sociedad sin fiesta, ceremonia y
celebración. Desde siempre los grupos humanos se han apegado a los rituales para intentar
comunicarse con sus dioses y divinidades, ofrenden su veneración por la naturaleza,
conmemoran hechos y personajes históricos que han sido decisivos para la existencia del
grupo social.

Así las manifestaciones folklóricas son ceremonias que nacen espontáneamente en


una comunidad y luego se van ritualizando y reglamentando, estableciendo roles que
cumplen estrictamente los participantes.

Por lo cual, estos ritos constituyen uno de los elementos culturales que resisten el
paso de los tiempos, por su capacidad de actualización con la incorporación de nuevas
formas de expresión que los mantiene siempre vigentes.

Hacer folklore no es volver al pasado sino, por el contrario, traer el pasado histórico,
costumbrista, que significa rescatar los valores culturales del pueblo. Saber que contamos
con un legado cultural y artístico precolombino de diversas etnias indígenas, con su arte
rupestre, cestería, alfarería y una rica tradición oral (en especial en las regiones andinas, en

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las áreas montañosas del litoral, las sabanas de Los Llanos y las selvas amazónicas), se
suma el extraordinario aporte lingüístico, arquitectónico, de artes decorativas, pintura,
orfebrería y mobiliario de los conquistadores y colonizadores españoles. Ello se matizó con
contribuciones significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas
culturas africanas. También se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano
y europeo en el siglo XIX, en especial de procedencia francesa.

Tenemos así, la música llanera, la gaita, el galerón oriental, el calizo, el folklore


andino, el golpe tuyero, la gaita oriental, el folklore larense, entre otros que surgieron
netamente por espontaneidad del pueblo, y no porque a alguien se le ocurrió y la inventó, y
si así fuera se desconoce.

Asimismo, las fiestas populares, que a diferencia de las impuestas por instituciones,
son realizadas por la participación libre y espontánea de los individuos, las que mejor van a
reflejar el sentido de solidaridad, y visión colectiva del mundo. El valor mayor de estas
celebraciones colectivas es su capacidad para romper la monotonía de la vida cotidiana.
Estas fiestas populares, ya sean basadas en la risa, la ironía y el juego como el carnaval, o
en la fé como la navidad, constituyen un espacio de celebración de la existencia.

En este sentido, "las fiestas del folklore venezolano, están profundamente signadas
por las creencias de la religiosidad católica. A lo largo del año estas fiestas, en su mayoría,
van conformando ciclos diversos con características propias y de tradiciones locales."
Tomado de Atlas de tradiciones venezolanas (Fundación Bigott, 1998). Así tenemos las de
tipo religioso, cuya organización tiene particular importancia para las sociedades o cofradías
y la participación es casi exclusivamente masculina, incluso para representar papeles
femeninos. En algunos lugares recientemente se ha permitido la participación de mujeres.

Asimismo, Nuño, A. (2000), plantea que durante el período colonial muchas


ciudades fueron denominadas con el nombre de localidad o regiones hispánicas, así como
santos o vírgenes, seguidas por un toponímico indígena de la región junto a la que se
asentaban. De esta forma, todas las poblaciones tienen un santo patrón, en la fecha de
cuyo onomástico se celebran animadas fiestas, las cuales son organizadas tanto por las
autoridades locales como por las sociedades civiles.

Estas fiestas patronales se inician por lo general con actos religiosos, además de la
inclusión de cantos y músicas populares según la región y tradición.

Es evidente que estas fiestas, celebraciones religiosas y músicas no son autóctonas,


Según plantea Rainiero, Y. (2008). "El proceso evolutivo de la cultura venezolana

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contemporánea deriva de las raíces prehispánicas, hispánicas y africanas, consolidadas en
los siglos coloniales. La variedad cultural se ha logrado con un intenso proceso de
transculturación y mestizaje". El proceso histórico de la llegada de estas culturas a nuestro
país, tiene como base el colonialismo europeo y el imperioso deseo de enriquecimiento,
valiéndose del mercado de compra y venta de seres humanos y explotando y perjudicando
tanto a los indios como a los africanos sometiéndolos a la esclavitud; no podemos olvidar la
participación de los africanos y sus descendientes en la formación económico-social y en el
proceso cultural de la Venezuela colonial.

Además, con la llegada de diferentes razas al país, nos encontramos con los efectos
de la transculturación en el proceso del mestizaje cultural, para la formación de nuevas
culturas, nuevas creencias religiosas, la enseñanza para los hijos de los blancos, las negras
tenían que ser las nanas de los hijos de los blancos, en la cultura, en la alimentación, en el
arte, en la misma cultura musical, en las manifestaciones folklóricas y artísticas, pero sin
abandonar la esclavitud, en la cual los negros esclavos desempeñaban diversos oficios.

En consecuencia, hubo un contrastado legado cultural y artístico precolombino de


diversas etnias indígenas y una rica tradición oral (en especial en las regiones andinas, en
las áreas montañosas del litoral, las sabanas de Los Llanos y las selvas amazónicas), se
sumó el extraordinario aporte lingüístico, de artes decorativas, pintura orfebrería y mobiliario
de los conquistadores y colonizadores españoles. Ello se matizó con contribuciones
significativas en música, artes pictóricas y sentido de lo mágico de viejas culturas africanas.
También se enriqueció por otras corrientes culturales de origen antillano y europeo en el
siglo XIX, en especial de procedencia francesa.

La influencia indígena se limita al vocabulario de algunas palabras y la gastronomía.


La influencia africana del mismo modo, además de la música como el tambor. La influencia
española fue más importante, ya que eran la mayoría de colonos en la zona del Caribe
durante la época colonial. Como ejemplo de ello se pueden mencionar las edificaciones,
parte de la música, la religión católica y el idioma.

Sin embargo, a pesar de esa mezcla de razas y culturas desde la conquista hasta el
presente, las naciones de América Latina, aún mantiene una diversidad cultural, no obstante
que poseen una historia común, literatura, arte y música semejantes, nuestros pueblos
apenas la conocen, dado que los programas educativo no enseñan, ni transmiten el folklore,
mucho menos nuestra cultura tradicional.

Al respecto, Medina, J. (citado por Godoy, 1989), expresó "América Latina es


producto de un gigantesco proceso de transculturización que por sus mismas dimensiones

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llega hasta nuestros días sin terminar." Esta transculturación ha llegado hasta las etnias que
aún existen en el país, ya que estas, se hallan parcialmente civilizadas e integradas a la
sociedad criolla, hay otras que en menor escala están en el proceso inicial de civilización y
muy pocas se mantienen casi sin contacto, la cultura de sus antepasados, se va borrando
progresivamente. Sin embargo, en muchas de ellas, y sobre todo las más pobladas, se
hacen renovados esfuerzos por salvar su lengua y rescatar sus propias costumbres
manteniendo nexos o relaciones con las etnias de algunos países cercanos, como: las
Guayanas, Brasil y Colombia.

La Música Folklórica
Ensayamos aquí su estudio desde el punto de vista fenomenológico, para señalar
los elementos musicales que intervienen en su formación, basados en el método de forma
comparativa la música folklórica y tribal de Latino América. Nuestro estudio en este caso es
musicológico puro; desglosa los diferentes elementos de la pre-melodía, tales como: gritos
musicales, recitación y cantilación; de la melodía (sea esta mensural o libre) y del
acompañamiento, a saber: escalas, intervalos, giros peculiares; fórmulas y combinaciones
rítmicas; formas de frase y de composición; elementos expresivos; formas de
acompañamiento y relación entre la melodía y el acompañamiento; relación entre las
distintas voces (heterofonía o polifonía) y relación entre los diferentes instrumentos
(heterorritmia, polirritmia sujeta a compás y polirritmia libre).

Fenómenos propios de la pre-melodía intervienen en ciertas expresiones folklóricas


venezolanas, como los gritos y cupidos que acompañan los cantos de trabajo, o la especie
de recitación que alterna con el canto en algunas tonadas de tambor, o la cantilación
(melodía de altums indefinidas) que aparece en algunos cantos también de tambor. En
cuanto a la melodía, dos sistemas igualmente antiguos comparten en Venezuela la
preferencia de los cantores: un sistema mensural, de cantos de medida libre, sea que lleven
o no acompañamiento, y un sistema mensural, con especies sencillamente estructuradas.
La monodía amensural coincide muchas veces con escalas modales, que pueden ser o no
de base pentatónica; pero aparece también con gamas modernas. Su expresión varía de
unas especies a otras y sobre todo de acuerdo al grupo folklorico que las practica.

Tenemos aquí cantos a capella y cantos acompañados. Entre los primeros se


destacan los cantos de trabajo. Entre los segundos, los cantos acompañados con tambor,
típicos de la población heredera de cultura africana, y una larga lista de composiciones

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líricas y bailes. Cantos de trabajo. Estos son los cantos a capella con que el pueblo ayuda
sus faenas, como los cantos de arrear ganado, de ordeño, de molienda y de pillar maíz. La
melodía que sirve aquí de ejemplo es típica del primer grupo.

Un arreador de ganado, el puntero, canta, y otro, el cabrestero le contesta. Como


puede verse, en ella abundan los glissandos lentos (indicados con una línea ondulada) y los
glissandos rápidos (indicados con una línea recta), las notas cromáticas y los falsetes
(indicados con notas pequeñas), las notas largas y el recitado rápido. Es una melodía casi
cantilada, de ritmo totalmente libre, que nunca podría ser sometida a compás. El texto,
generalmente en cuartetas cortadas por exclamaciones, se pierde en medio de la expresión;
pero poco importa frente a la función que tiene el canto: apaciguar el ganado en las largas
marchas (que hoy reemplaza el camión en los lugares donde hay carreteras).

En otros cantos de trabajo aparecen trozos silbados y suele oírse también más
claramente el "tópico de cuarta y sexta", como llama Ramón y Rivera al canto que se
articula dentro de una tercera menor descendente y luego baja una cuarta justa. Y a veces
aparecen escalas modales antiguas.

El canto responsorial es la forma preferida por la población de ascendencia africana.


Solistas que se alternan elevan su canto, y el coro formado por la concurrencia les contesta
de diversas maneras: repitiendo la misma frase melódica o una parte de ella; cantando una
frase diferente, o repitiendo siempre un breve motivo. El coro produce en algunos casos
dobles y triples notas. Las melodías pueden ser libres o mensuales y pueden contener
trozos acantilados. Como intervalos típicos podemos señalar los saltos de terceras y
cuartas. Como estilo particular, los arrastres ascendentes para tomar una nota y los gritos
que se mezclan con el canto.

Este canto lleva siempre acompañamiento de tambores, que cubren a veces las
voces con su rica polirritmia, la cual se hace libre cuando los instrumentistas entran en calor.
Los toques, golpes y tonadas son improvisados sobre un motivo rítmico y melódico
conocido. Nunca se repiten de la misma manera, aunque el tambor guía percute siempre un
mismo ritmo.

El sencillo ejemplo que ofrecemos puede ilustrar el canto responsorial de estribillo


fijo. El solista repite también sus dos frases melódicas, que nunca resultan iguales. El primer
compás anotado corresponde al ritmo de partida de los tambores. Luego el ritmo se
enriquece y los acentos comienzan a desplazarse.

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Con estos elementos y con otros heredados de otras culturas, como las maracas
indígenas, y los tambores y la forma típica del canto afro, los músicos folkloricos de
Venezuela han creado una música sin duda muy original, que se pone de manifiesto en su
música mística, en sus cantos de esparcimiento y en la música para bailar.

Aporte indigena en la musica


folklorica venezolana
De los idiófonos indígenas el hombre criollo adoptó las maracas que se acoplan a
toda clase de conjuntos. Pero este ejecuta las maracas de a dos, en tanto que el indio usa
una sola maraca. Estos idiófonos en manos de un buen maraquero son verdaderos
instrumentos solistas y tienen autonomía rítmica en las diferentes músicas con que se
acompaña la danza del joropo, así como en el canto de los corridos, como puede verse en
algunos de nuestros ejemplos musicales. Las maracas -como es sabido-, se fabrican con el
fruto del totumo que se ahueca y se limpia por dentro, luego se le colocan semillas de
capacho y se le atraviesa un palito como tapón y para agarradera.

Entre los aerófonos indígenas hoy en uso por la población criolla, citaremos la
guarura o caracol que sirve de instrumento de señales en muchas haciendas y sobre todo a
los bongueros que surcan los ríos.

Un instrumento, el Cumaco de parche clavado, pasa al conjunto larense del


Tamunangue, donde se superpone a una serie de instrumentos criollizados, de origen
europeo, además de las infaltables maracas.

La mina es un instrumento de aproximadamente dos metros de largo, con un solo


parche de veinte centímetros o un poco más de diámetro. Sobre la piel se coloca un anillo
de bejuco y luego esta se dobla hacia arriba y se sostiene con una soga gruesa que forma
cuatro presillas, las cuales pasan por agujeros practicados en el cuero y por debajo del
anillo, para ir a engancharse en cuatro enormes cuñas enclavadas en el tronco. Este
instrumento descansa sobre una equis hecha con dos palos cruzados.

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El ejecutante del parche se para al frente y percute con un palo y el puño de la mano
derecha. Uno o más tocadores percuten el tronco con palos, a los que llaman laures.
Compañero de este instrumento es la curbata, un tambor de patas de unos 86 centímetros
de alto, cuyo parche se sujeta de la misma forma que en la mina.

Este tambor se percute con dos palos sobre el cuero y es el encargado de iniciar el
toque y conservar el ritmo, mientras que el mina improvisa y se libera del compás. Los dos
tambores forman lo que se denomina "batería de tambores grandes". Juan Liscano cree que
este tambor es de origen dahomeyano. Los tambores redondos. Son tres instrumentos de
casi igual tamaño, denominados: corrío, prima o guía al que inicia el toque, cruzao o medio
al que "secunda" y pujao o grande al que "tercera".

El corrío es algo más fino que los otros dos. El cruzao es algo más alto. El puja o es
el más bajo y más grueso. Sus medidas oscilan entre los noventa y cuatro y noventa y seis
centímetros de alto y entre diez y seis y dieciocho centímetros de diámetro en unos casos;
pero pueden ser más cortos y más finos o más finos sin ser más cortos. Tienen forma
suavemente cónica. Sus dos parches se atan con guaral pasado en forma de zig zag y los
parches se templan por medio de guarales transversales que rodean los verticales cada
dos. Los tocadores ejecutan los tambores más finos alternativamente con un palo y una
mano.

El más grueso requiere dos palos. El toque del guía es fijo. Los otros dos improvisan
libremente. Para acompañar los "bailes de tambor redondo" que se ejecutan en honor de
San Juan, los instrumentistas se sitúan cerca de la imagen -sea que esta se encuentre en
una habitación o en un patio-- y colocan los instrumentos inclinados entre las piernas,
apoyando el extremo inferior (que es el más fino) en el suelo. Los toques se acompañan con
el canto y el toque de maracas. Con estos instrumentos se acompaña también la imagen en
sus marchas por las calles, y en este caso los tambores se llevan debajo del brazo
izquierdo. Estos instrumentos son de origen congolés o bantú. Los quitiplás.

Aparte de los tambores, los descendientes de los esclavos suelen percutir cuatro
tubos de bambú, cortados junto a un nudo que les sirve de base, a los que llaman quitiplás.
Los tubos miden entre treinta y seis y cuarenta y seis centímetros de largo. Esta batería
requiere tres ejecutantes: Uno percute dos tubos entre sí y contra el suelo. Los dos
restantes golpean un tubo contra el suelo, en tanto le tapan la boca con una mano para
lograr cambios de altura en el sonido. Al son de los quitiplás se baila en la región de
Barlovento, Estado Miranda.

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El carángano. En Venezuela se encuentra un solo cordófono que puede ser o no de
herencia africana: el carángano. Hoy es instrumento usado por los aguinalderos. Lo
construyen de diferentes maneras, que puede ser con un tallo de palma o con una guadua.
Cortan una cinta como cuerda y la separan del tallo en ambos extremos con un taquito.
Para que suene lo percuten con dos palitos mientras pasean por la cuerda una calabaza o
una vejiga seca, conteniendo semillas o piedritas. Charrascas, furrucos, panderos y
tambores.

Los instrumentos propios de ciertos grupos indígenas aculturados, como las flautas de Pan
de los caribes, denominadas mare-mare se conservan en tanto los grupos que las practican
consiguen las cañitas necesarias para fabricarlas. Los indios guajiros, aunque incorporados
a nuestra civilización, ejecutan los instrumentos de su preferencia. Entre ellos el trompe que
es el birimbao europeo; la casha, que es una caja de aros, compañera de la danza de la
chicha, y e! tdtoy o uótoroyó usí como el r.zassi o sawawa, los famosos clarinetes con
sonido de obx que tocan los pastores, instrumentos estos últimos que nos recuerdan ciertos
cb rinetes arábigos, no sólo por el instrumento en sí, sino por su música

Aporte Europeo a la música


venezolana
Entre los instrumentos populares de procedencia española, o europea a través de
España, el pueblo venezolano conserva el raspador de madera, que aquí se denomina
charrasca, el cual se fabrica también de cuerno, de calabaza o de bronce. El pandero, que
lleva cera en el parche, se frota o bien se sacude, en cuyo caso resuenan las sonajas que
tiene en el marco. Y la zambomba denominada furruco, cuyo émbolo se frota para que
resuene el parche. Estos tres instrumentos aparecen corrientemente en los conjuntos
navideños que ejecutan los aguinaldos.

Junto con ellos se usa la tambora de parche clavado que ya vimos, o la tambora
criolla de dos cueros cosidos a anillos y sujetos con aros que se templan con cordeles.
Cordófonos. Los antiguos instrumentos de cuerda europeos de la familia de las guitarras,
mandolinas y bandurrias, así como el arpa sin pedales tuvieron abundante secuela en

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Venezuela. Hoy existen numerosos fabricantes en Venezuela que atienden a una
considerable demanda; sobre todo de cuatros, la antigua guitarrilla de cuatro cuerdas que
se constituyó en el instrumento típico venezolano por antonomasia. La guitarra. Este
instrumento, llamado aquí guitarra grande, vino por vía comercial también a Venezuela
donde fue siempre instrumento de salón, acompañante de canciones románticas. Se
punteaba; no se rasgueaba.

El cuatro. Esta guitarrilla fue y es hoy acompañamiento obligado de todo tipo de


cantos, sean para el baile, para entretenimiento íntimo, para solaz de concurrencias o para
cumplimiento de promesas frente a la cruz, al Niño, a la Virgen o a un santo.

Antiguos sistemas europeos. Los descendientes de los españoles son herederos de


formas antiguas europeas, como el gimel, el discanto, el faborbón y la polifonía oral, el
canto de contrapunto y el canto alterno; de especies como el romance, el fandango y la
contradanza, y de técnicas instrumentales como el rasgueo o golpe en las guitarras de
órdenes simples o dobles, el punteo sobre todo en la guitarra, el tañido con plectro
("pajuela") en bandolas, mandolinas y bandurrias, y la ejecución más rica del arpa sin
pedales, instrumentos todos a los que ya nos referimos.

Características de la música
de acuerdo a su espacio
geográfico
Gaita Venezolana

Gaita zuliana

Una música muy popular en Venezuela es la Gaita. El más relevante es la gaita zuliana,
este género (como su nombre lo indica) es propio del estado Zulia mismo que está situado
al occidente del país y cuya frontera es con Colombia. La gaita, unida al aguinaldo,

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conforman la representación nacional de la Navidad venezolana. Existen varios tipos de
gaitas.

Gaita de tambora

Es la evolución del canto de faena femenino; (en el pilón, en la piedra de moler, en la


tabla lavando el río, frente al fogón) las esclavas eran utilizadas para el trabajo en el hogar y
este canto en el trabajo, es canalizado por los valores culturales africanos y logra florecer
hasta entrado el urbanismo, quien la reduce a una actividad que se realiza una o dos veces
al año.

Se caracteriza porque presenta una tambora con parche en ambos extremos,


sujetos con cáñamo o mecates; y un tamborito igual al medio golpe del chimbanguele

Gaita de Furro

Tiene un esquema rítmico de 6x8. Es el género musical zuliano difundido en el país.


La instrumentación con la que se ha acompañado esta gaita: Cuatro, maracas, charrasca,
tambora y el instrumento básico el Furro, (también conocido como Mandullo) descendiente
directo de la zambomba española.

La temporada gaitera estaba comprendida entre la víspera del Día de la Chinita, el


18 de noviembre, este inicio de las gaitas se conocía como la Bajada de lo Furros y se
prolongaba hasta el 2 de febrero, día de la Candelaria, en el cual tenía lugar la Subida de lo
Furros, es decir se guardaban los instrumentos hasta que llegara nuevamente la fecha de
inicio de la temporada.

Gaita perijanera.

Se turnan todos los asistentes con «versos espontáneos», (son estrofas de cuatro
octosílabos y el coro se repite el segundo y el cuarto después de que el solista los canta),
hombres y mujeres se toman de la mano y hacen círculo alrededor del grupo de músicos, el
círculo avanza e incluso se rompe y se hacen diversas figuras entre cruzándose en el
transcurso del baile.

Joropo

Se ha convertido en uno de los géneros más representativos de la música folklórica


de Venezuela, se conoce que su nacimiento se ubica en Los Llanos (una zona entre el
centro y el occidente del país) y es una forma rural así como lo son muchos otros aspectos
de la vida en esa zona.

Sin embargo, gracias a su importancia en la actualidad el joropo es parte de la


identidad nacional, incluyendo a los instrumentos que se utilizan en la ejecución del mismo:
el cuatro, la maraca y el arpa llanera; en otro contexto el joropo posee características

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diferentes según la región geográfica del país donde se
interprete, dando como resultado varios tipos: el llanero, el
central, el oriental, el guayanés, larense y el andino.

Joropo Llanero

De la misma forma, el joropo llanero forma parte de la


tradición folclórica de los departamentos del Meta,
Arauca, Vichada y Casanare en la vecina Colombia. La palabra joropo viene del
arábigo que significa jarabe y está emparentado con los jarabes tapatíos y sones
jarochos de México.

Joropo Central o Joropo Tuyero

Joropo característico de los estados de Aragua y Miranda, y de


la zona oriental de Carabobo y norte de Guárico (Venezuela).
Mientras que el joropo llanero se entona con bandola llanera,
cuatro y maracas, el tuyero se entona con arpa, maracas y
buche (voz). Al mismo tiempo, mientras el arpa tuyera usa
cuerdas metálicas y de nailon, en el arpa del joropo llanero todas las cuerdas son de nailon.
Otro punto distintivo entre el joropo tuyero y el llanero es el hecho que en el primero, el que
canta es el mismo que ejecuta las maracas. La pieza más característica del folklore tuyero,
«La revuelta tuyera», consta de cuatro secciones: La exposición (pasaje), el desarrollo
(yaguaso y guabina), la coda instrumental (llamada «Marisela») y un final conocido como
«La llamada del mono». Entre los pasajes tuyeros se encuentran «El Totumo de Guarenas»
de Benito Canónico, «El ermitaño» de Mario Díaz,
«Amanecer tuyero» de Cipriano Moreno y Pablo Hidalgo y
«El gato enmochilado» de Fulgencio Aquino.

Joropo oriental

Joropo característico de la región nororiental de Venezuela,


específicamente de los estados Sucre, Nueva Esparta y Norte de Anzoátegui y Monagas.
En este particular tipo de joropo el instrumento melódico por excelencia es la mandolina o
bandolín. No obstante, la bandola oriental (ocho cuerdas de Nylon), el violín, la armónica y
un pequeño acordeón llamado «cuereta» también tienen un papel primordial en el folklore
musical oriental. El llamado joropo con estribillo se compone de dos secciones: la primera
sección o «golpe» es tradicionalmente una melodía fija en ritmo 3/4 que es repetida dos o
más veces; la segunda sección o «estribillo» es una melodía improvisada sobre un ciclo
armónico fijo que está a ritmo 6/8. Cabe destacar que en el joropo oriental, el cuatro y las

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maracas son ejecutados de una manera mucho más libre y compleja que en el resto de los
joropos venezolanos. De la misma manera, la tradición musical de la región oriental de
Venezuela posee otras formas aparte del joropo oriental.

Joropo guayanés

Joropo resultado de la interacción de llaneros y orientales en el


estado Bolívar, específicamente en Ciudad Bolívar la antigua
Angostura. Es ejecutado con bandola guayanesa (ocho cuerdas
metálicas), cuatro y maracas. El seis guayanés, la Josa y el
rompeluto resaltan entre los joropos guayaneses.

Golpe tocuyano o joropo larense

Joropo es oriundo de la región centro-occidental de Venezuela,


mayoritariamente de los estados Lara y Yaracuy. Es interpretado
por una variedad de cordófonos (cuatro, medio cinco, cinco y seis),
que junto con tambora y maracas producen una sonoridad única
entre los joropos venezolanos. Carota, Ñema y Tajá es el conjunto
musical más prolífico en la interpretación de este género. Algunos golpes tocuyanos son
Amalia Rosa, Gavilán tocuyano y Ramoncito en Cimarrona.

Joropo andino

Joropo principalmente ejecutado en el estado Táchira y Mérida.


Este tipo de Joropo tiene 2 formas básicas: El Corrido y El
Galerón. Generalmente el joropo andino es más lento, más
adaptado al paisaje montañés. Se toca con violín, mandolina,
bandolín tachirense, guitarra, cuatro y tiple. Algunos joropos
andinos son el Pato bombiano, Perra Baya, Guariconga y Molinera.

Calipso

En el estado Sucre, Nueva Esparta, Monagas, Bolívar y en


Ciudad Guayana (todos estados del oriente de Venezuela),
es común oír escuchar el Calipso venezolano o del Callao.
Este es un ritmo alegre y pegajoso que tiene su origen en la
influencia de los esclavos que trabajaban en la extracción de oro, ellos utilizaban cánticos
para expresar la alegría de estar vivos; en la ejecución moderna se usan instrumentos tales
como: teclados, bajos eléctricos, tambores cilíndricos, maracas y cuatro; este último
instrumento hace que se diferencie entre los calipsos de otros países.

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Golpes de tambor

Otra gran influencia que fue legado de los esclavos africanos


en la música venezolana, es la de los Golpes de Tambor. Este
género se afianzó en la región costera del país, siendo las
zonas específicas desde el estado Miranda hasta el estado
Yaracuy. Y aunque en las últimas décadas los bailes de
tambor se han popularizado como forma de diversión por los jóvenes y adolescentes
venezolanos, los mismos están ligados al culto religioso de San Juan y San Pedro.

Vals venezolano

Este ritmo adquirió características propias de la música


folklórica venezolana al incorporar instrumentos y elementos
rítmicos tales como: la guitarra, el arpa, el piano, el clarinete
y el cuatro. Este género es típico de la región de Los Andes y
la zona Centro Occidental del país.

Música venezolana con rasgos


afrocaribeños
La música africana se criolliza en parte por la introducción de los cordófonos acompañantes,
que agregan una base rítmica de tipo europeo, y proveen de armonía al canto. Pero los
solistas siguen alternando con el coro.

En una de las piezas del Tamunangue, la bella suite larense que se canta y se baila en
honor de San Antonio. Aquí el coro produce su polifonía cadencial variando dentro de lo
posible su sencillo motivo, cosa que también hace el solista con su única frasecita repetida.

Existen otras formas de música tradicional venezolana que son extensivamente


grabadas e investigadas gracias al trabajo de la Fundación Bigott, cuya sede está ubicada
en Caracas. La Percusión afroamericana; que incluye ritmos múltiples, tales como:
sangueo, fulía y parranda, son formas musicales documentadas, en este caso hay varios
grupos y conjuntos que se destacan, siendo: Un Solo Pueblo, Huracán de Fuego, Tambor
Urbano, Los Vasallos del Sol, Las sardinas de Naiguatá y el Grupo Madera, algunos de los
artistas que más han experimentado la fusión combinando rumba, jazz latino, el joropo,
salsa y otras formas de música latinoamericana.

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En la zona costeña de Barlovento, la criollización se aprecia sobre todo en el canto
de la fulía, una especie dedicada al culto hogareño de la cruz. En ella alternan los
cantadores con los decimistas que recitan en honor de este símbolo cristiano. La música
cesa con un "hasta ahí", y el recitador de turno, sombrero en mano, improvisa sobre tema
conocido, o "saca su décima de la memoria". Sigue la música y luego otro decimista hace lo
propio hasta que todos los participantes han intervenido. Ahora, en una segunda vuelta,
cada uno ha de decir su segunda décima. Y así continúan alternando músicos y recitadores
hasta que las cuatro décimas son completadas. En el cantón solistas y coro; pero cada uno
entona un período musical, como veremos al hablar brevemente de las piezas bitemáticas.

Además, estas melodías tienden a ajustarse al compás, aunque conservando del


canto libre al menos la síncopa. En la región oriental del país también se cantan fulías, pero
su música es diferente; en ellas se sienten giros hispanos y la cadencia conocida con el
nombre de andaluza, aunque este tipo de música acusa notables parecidos con otra de
igual nombre, procedente de las Islas Canarias

Entre los instrumentos que los esclavos fabricaron en Venezuela a semejanza de los
que ejecutaban en África, se conservan las baterías de tambores que sus descendientes
ejecutan durante las fiestas de San Juan y San Pedro en los Estados Miranda y Yaracuy y
Distrito Federal sobre todo; y durante las fiestas de San Benito, especialmente en los
Estados Zulia y Trujillo.

Los principales tambores afro-venezolanos son los siguientes: Tambores cumacos.


Estos son tambores cilíndricos o ligeramente cómicos, con un solo parche clavado sobre un
tronco excavado. El parche se templa cerca de una fogata. Se reúnen en baterías de dos o
más que se ejecutan acostados en el suelo: sobre cada tambor se sienta un hombre a
horcajadas quien percute el parche con las manos. Uno, dos o tres tocadores más, en
cuclillas, percuten el tronco del tambor. Sus toques y el canto responsorial acompañan e!
baile de San Juan, sobre todo en la zona costera del Distrito Federal. Este instrumento es
de origen congolés. El tamunango.

Es una tambora, cuyo parche rodea un bejuco y luego se clava. Está hecha con
"madera de tambor" excavada o con pequeños barriles, procedimiento hoy más expeditivo.
Los parches se templan al fuego. Estos tambores se tocan en el Estado Yaracuy para
acompañar los "sangueos" y otros "golpes" para San Juan; en Yaguaraparo en el Estado
Sucre se ejecutan durante la Navidad. En muchos otros lugares un solo tambor aparece en
los conjuntos criollos de aguinalderos. Los chimbangueles. Estos tambores de San Benito
se reúnen en baterías de seis tambores, con un tamaño que oscila entre los noventa y ocho
y los cincuenta centímetros.

Estos son ligeramente cónicos. Llevan el único parche asegurado con un anillo y con
cabuyas a otro anillo de cabuya atado en el extremo inferior. El temple se realiza por medio

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de cuñas introducidas entre el cuerpo de la caja y el anillo inferior. Se ejecutan de diferente
manera: el arriero o tambor mayor inicia y mantiene el toque básico que se percute con una
mano y un palillo, lo mismo que el segundo tambor mayor y que el medio golpe. Los
tambores más finos, denominados requinta, se percuten con un largo y fino bejuco. Con
estos instrumentos se acompaña la procesión del santo.

Tambores semejantes se encuentran entre la población afro de Brasil, Colombia,


Panamá y en República Dominicana y Cuba. La mina y el curbata. Un par de tambores de
muy diferente forma, se usan en el Estado Miranda para acompañar los bailes de San Juan
que se realizan al aire libre. Los quitiplás son comunes entre diferentes tribus del África, así
como en pueblos de Asia.

La música venezolana,
presente en el mundo

Dentro de los músicos y cantantes venezolanos, uno de los que tienen especial
importancia es el “Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela”; estas
orquestas están compuestas por una red de orquestas juveniles e infantiles y cuentan con
un número aproximado de 350.000 jóvenes dedicados a la música.

La Orquesta Sinfónica Simón Bolívar se puede decir que es “el producto más
acabado” del Sistema de Orquestas Juveniles e Infantiles de Venezuela, los integrantes se
seleccionan de diversas partes de Venezuela.

La Onda Nueva fue una idea del maestro Aldemaro Romero, quien fue un
compositor venezolano que fusiona muchos géneros musicales que van desde el jazz,
música caribeña, brasileña hasta valses venezolanos y trabajos sinfónicos, con lo cual
ayudó a modernizar la música tradicional venezolana y de esa manera creó un estilo que él
mismo denominó Onda Nueva.

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El maestro​ Romero encuentra la inspiración para presentar en el año 1968 su más
reciente creación una nueva forma de interpretación de música venezolana, conocida como
Onda Nueva la misma se deriva del joropo y de influencias que provienen del jazz y la
bossanova brasileña. La idea fue concebida porque desde hace mucho tiempo la música
venezolana estaba carente de movimientos innovadores que la hicieran modernizarse sin
perder su originalidad.

Luego de la creación de la Onda Nueva del año 1971 hasta el año 1973, buscando
impulsar este género musical el maestro Romero ideó los “Festivales de la Onda Nueva”
donde se presentaron destacados músicos y cantantes solistas, muy famosos de la época,
tales como: Franck Pourcel, Paul Mauriat, Charlie Byrd, Astor Piazzolla, Juan Gabriel,
Armando Manzanero, Consuelo Velázquez, Augusto Alguero, Eliana Pitman, Trini López,
Chico Novarro, Helmut Zacharias y Marco Antonio Muñiz, además de artistas venezolanos
de la talla de: Mirla Castellanos, Alfredo Sadel, Carlos Almenar Otero, Carlos Moreán y
Henry Stephen.

Estos festivales significaron un gran esfuerzo económico (más de un millón de la


moneda de ese momento) y organizativo para el maestro Aldemaro Romero, pero
desafortunadamente estos festivales no tuvieron proyección en el exterior, y por este suceso
dejaron de existir y a pesar de esto el maestro Romero no se detuvo en su afán de dar a
conocer su idea y proyecto Onda Nueva, ya que siempre estuvo tratando de difundir hasta
donde alcanzaron sus esfuerzos, tanto en Venezuela como en el exterior los temas que
había escrito varios años antes, adaptados a este movimiento musical.

Conclusión
Independientemente de la educación que se recibe en las instituciones educativas y
la que es difundida por los medios de comunicación, la cultura tradicional es parte de la
formación de cada uno de los miembros de una sociedad.

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Esta se transmite de una generación a otra por vía oral y mediante la participación
espontánea en las actividades que constituyen la vida de la colectividad. Siendo el vínculo
más efectivo del individuo con su lugar de origen y con su historia.

De allí la importancia de promover el folklore en nuestro pueblo, tomando en cuenta,


que Venezuela es uno de los países que cuenta con un folklore muy variado, expresado en
sus bailes, fiestas, música y artesanías, razón por la cual se debería valorar este aspecto
dentro del sistema educativo con más énfasis.

(Marcella Hernandez).

La cultura folklórica Venezolana es muy amplia, no se queda simplemente en el


Joropo se ha convertido en el género más representativo de la música folclórica de
Venezuela y en las Gaitas sino que más bien varía según su región, Los Llanos como una
forma rural, la Música Campesina, generalmente escuchada en Los Andes, En la zona
oriental del estado Sucre, Nueva Esparta, Monagas, Bolívar y en Ciudad Guayana, se
escucha el Calipso venezolano o El Callao.

Somos un país rico en cultura y nuestro folklore es una muestra muy grande de esto
debido a la diversidad cultural que podemos mostrar en un solo género de muestra música
tradicional, también las gaitas gran parte de nuestra cultura tiene sus variaciones según la
región donde suene, el folklore es la expresión auténtica de un pueblo que abarca sus
tradiciones, leyendas, costumbres, música, danzas, entre otras manifestaciones culturales.
Precisamente estas peculiaridades distinguen una cultura de otra.

Tampoco sabía que en 2012 la banda Sin dirección se convirtió en el primer artista
nacional en colocar música folclórica venezolana en un videojuego mundial con su canción
“¡Ay!”, una fusión de joropo con pop rock que forma parte del popular videojuego mundial Rock
Band 3 producido por Harmonix Music Systems y MTV Games para la videoconsola Xbox 360
de Microsoft, donde niños y personas de todo el mundo se divierten intentando tocar el cuatro
venezolano al ritmo de un joropo larense.

(Johan Villa).

La cultura tradicional es parte de la formación de cada uno de los miembros


de una sociedad. Esta se transmite de una generación a otra por vía oral y mediante
la participación espontánea en las actividades que constituyen la vida de la

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colectividad. Siendo el vínculo más efectivo del individuo con su lugar de origen y
con su historia.

Sucediendo de esta manera con la música venezolana, La música nos


permitirá conocer la cultura que ha generado porque no es más que una expresión
cultural de dicha sociedad. La música es un hecho cultural porque se inserta en los
hábitos de vida del hombre y de los distintos tipos de sociedad que el hombre ha
construido, la música en Venezuela tradicional o folclórica, como en la mayoría de
los países, ha sido de gran importancia cultural ya que es una parte más de los
valores y de la cultura de un pueblo.

Así pues, tiene un marcado carácter étnico o de raíz que nos permite
diferenciarnos culturalmente de otros países, como ejemplo; el joropo, que se ha
convertido en uno de los géneros más representativos de la música folclórica de
Venezuela y por ende, es parte de la identidad nacional, incluyendo a los
instrumentos que se utilizan en la ejecución del mismo: el cuatro, la maraca y el
arpa llanera, siendo todo esto parte de nuestra identidad nacional que nos permite
promover el folklore de nuestro pueblo.

(Gabriel Torrealba).

Bibliografías
● Atlas de Tradiciones venezolanas. (1998). C.A. Editora El nacional y Fundación
Bigott. Caracas. (s.f.) Cultura, Venezuela. Disponible en línea
http://www.albacultural.org/show_cultura_pais.php?item=2

● Enciclopedia Océano de Venezuela. (2000), Tomo 3. MMI Océano Grupo Editorial,


S.A. Barcelona España.

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● Godoy, H. (1989), Integración Latinoamericana. Disponible en línea,
http://www.iadb.org/Intal/intalcdi/integracion_latinoamericana/documentos

● Rainiero, Y. (2008) El Folklore. Disponible en línea


http://www.musicallanera.net/resenas/el_folklore.htm

● Sánchez, D. (1999), El concepto del tiempo en las etnias Caribe de Venezuela.


Disponible en línea
http://www.insumisos.com/lecturasinsumisas/ElconceptodetiempoenlasetniasdeVene
zuela.pdf
● ÁRETZ, Isabel. La Etnomúsica en Venezuela (Primera Bibliografia general). Boletín
del Instituto de Folklore, Vol. IV, No'. 6, 7 Y 8. Caracas, Venezuela, diciembre, 1965.
Cantos Navideños en el Folklore Venezolano. Casa de la Cultura Popular. Caracas,
diciembre, 1962. (131 pp.).
● RAMÓN y RIVERA, Luis Felipe. Cantos de Trabajo del Pueblo Venezolano.
Fundación Eugenio Mendoza. Caracas, Venezuela, 1955.
● LISCANO, Juan. Folklore y Cultura. Nuestra Tierra. (Ensayos). Editorial Ávila
Gráfica, S. A. Venezuela, 1950. (265 pp.).
● La Música Afro Venezolana. Universidad Central de Venezuela. (En prensa).

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