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Evaluación Funcional

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Evaluación funcional

del sistema nervioso

El marco de referencia de la neuropsicología infantil es el sistema nervio-

so en desarrollo, por lo que resulta imprescindible que el neuropsicólogo

infantil disponga de un profundo conocimiento tanto del funcionamiento

normal del sistema nervioso, como de su patología. No tiene ningún sen-

tido la exploración clínica o psicométrica en abstracto, si no se relacio-

nan los resultados obtenidos con el funcionamiento normal y patológico

del encéfalo. La evaluación neuropsicológica cobra todo su significado

cuando se interpreta la conducta desde el cerebro, es decir, cuando se

relacionan los puntos fuertes y débiles del perfil con las correspondientes

áreas encefálicas que están implicadas en cada función mental. Se debe

insistir en que solamente de este modo se puede hablar de evaluación

neuropsicológica con propiedad, trascendiendo más allá de una simple

evaluación funcional de los procesos cognitivos.

2.1. Patologías neurológicas en función

del grado de afectación

El sistema nervioso presenta un gradiente según la intensidad de su afec-

tación y el grado de lesión o preservación anatómica y funcional. En

función de la intensidad de sus déficits hay tres categorías diferenciadas:

discapacidades neurológicas mayores, discapacidades neurológicas me-

34 Evaluación neuropsicológica infantil


nores y ausencia de impregnación neurológica. La evaluación neuropsi-

cológica debe enmarcar los resultados en el contexto correspondiente,

según el grado de afectación neurológica que presente el niño, para do-

tarlo de un mayor significado.

2.1.1. Discapacidades neurológicas mayores

Nos referimos a una discapacidad neurológica mayor (DNM) cuando el

niño presenta una lesión cerebral explícita y de mayor gravedad. Habi-

tualmente es fácil identificar este tipo de trastorno mediante pruebas de

neuroimagen estructural, como la tomografía axial computarizada o la

resonancia magnética. En otras ocasiones, la simple observación clínica

puede evidenciar la existencia de daño cerebral, cuando existan alteracio-

nes craneoencefálicas, alteraciones neurológicas clínicamente observables

o malformaciones causadas por trastornos en el desarrollo del tubo neural.

Las discapacidades neurológicas mayores afectan a menos del 1% de la

población y pueden originarse en cualquier momento del neurodesarrollo,

aunque se producen con mayor frecuencia durante el periodo perinatal.

Las DNM causan diferentes tipos de alteraciones sensitivas, motoras,

cognitivas y conductuales, generalmente graves, y muestran unos efectos

permanentes en el tiempo, aunque sus manifestaciones pueden fluctuar

en función de distintas variables, como estimulación recibida, educación

o tratamiento psicofarmacológico. Dentro del grupo de las DNM se in-


cluyen patologías muy diversas, como encefalopatías, lesiones cerebra-

les adquiridas, malformaciones del tubo neural, parálisis cerebral y sín-

dromes epilépticos graves. Las DNM se expresan a través de los signos

neurológicos mayores. Los más habituales son:

– Traumatismo creneoencefálico severo.

– Heridas penetrantes o abiertas en el cráneo.

– Tumores cerebrales.

– Coma profundo de larga duración.

– Trastornos perinatales causados por hipoxia, alteraciones metabó-

licas o mecánicas.

– Epilepsias severas.

Evaluación funcional del sistema nervioso 35

2.1.2. Discapacidades neurológicas menores

En torno al 20% de los niños y niñas presentan alteraciones neuro-

lógicas y neuropsicológicas de intensidad ligera o moderada, que se

engloban dentro de las discapacidades neurológicas menores. En es-

tos casos normalmente no se aprecian manifestaciones explícitas de

lesión cerebral, aunque siempre están presentes alteraciones cognitivas

y comportamentales causadas por un funcionamiento deficiente del sis-

tema nervioso. Las alteraciones neurológicas menores también pueden


estar causadas por alteraciones neuroquímicas, como en el caso del

trastorno por déficit de atención e hiperactividad, en el que suele existir

una deficiencia en el control y la regulación dopaminérgica, especial-

mente en el lóbulo frontal.

La expresión semiológica de las discapacidades neurológicas meno-

res se expresa a través de los signos neurológicos menores, cuyo signifi-

cado se explica en el siguiente capítulo del libro.

Las discapacidades neurológicas menores incluyen dos categorías di-

ferenciadas en función de su mayor o menor gravedad:

– Disfunción cerebral. Incluye niños y niñas que presentan altera-

ciones de memoria, atención, visopercepción, psicomotricidad

o lenguaje en los que se presupone la existencia de alguna noxa

cerebral ligera. El origen de la disfunción cerebral no siempre es

conocido, pero son más frecuentes los antecedentes perinatales

patológicos en estos niños que en el resto de la población infantil:

hipoxia cerebral, doble vuelta de cordón umbilical, parto prolonga-

do, empleo de fórceps, etc. También se incluyen en el grupo de la

disfunción cerebral diversos trastornos del neurodesarrollo, como

dislexia, trastornos del lenguaje, trastorno por déficit de atención e

hiperactividad, síndrome disejecutivo o discalculia. Dichos trastor-


nos se caracterizan por su carácter crónico no evolutivo, existiendo

alteraciones neurofuncionales, aunque no exista evidencia de daño

cerebral anatómicamente probado.

– Retardo madurativo. Este subgrupo está formado por aquellos

casos en los que se observa una demora en la adquisición de pa-

trones madurativos, como edad de inicio de la marcha autónoma,

36 Evaluación neuropsicológica infantil

desarrollo del lenguaje, eficiencia psicomotora, reconocimiento

espacial o consolidación del predominio lateral. La evolución de

los niños con retardo madurativo no es homogénea, ya que un

determinado porcentaje normaliza sus patrones madurativos con

el paso del tiempo, mientras que en otros niños las dificultades

siguen persistiendo. En estos casos se supone que el grado de

afectación neurológica es mayor y se acerca al perfil de niños con

disfunción cerebral. De cualquier modo, hay que considerar que

el retardo madurativo está vinculado con un posible retraso en los

procesos de formación de sinapsis y de mielinización cerebral.

El diagnóstico de la disfunción cerebral y el retardo neuromadu-

rativo solamente puede llevarse a cabo mediante evaluación clínica, ya

que no existen biomarcadores neurológicos fiables cuando se emplean

pruebas de neuroimagen anatómica como el escáner cerebral o pruebas

neurofisiológicas como el electroencefalograma o los potenciales evoca-

dos. La exploración neurológica convencional tampoco ofrece hallazgos


significativos en la disfunción cerebral o el retardo madurativo. Son fre-

cuentes los falsos negativos cuando se utilizan pruebas neurológicas, que

no tienen la sutileza suficiente para determinar las bases neurobiológicas

de problemas como la discalculia, la disfasia o el trastorno de aprendizaje

no verbal. El análisis de la evolución del niño a través de los datos conteni-

dos en su anamnesis personal puede facilitar la identificación del origen de

sus problemas. En el cuadro 2.1 se presentan las principales características

que definen la disfunción cerebral infantil y el retardo neuromadurativo.

Cuadro 2.1. Características del retardo madurativo

y la disfunción cerebral

Retardo madurativo Disfunción cerebral

Lesiones

neuroanatómicas

– Inexistentes o poco

significativas.

– Inexistentes o poco

significativas.

Signos neurológicos

menores
– Menos acusados.

– Predominan los evo-

lutivos.

– Más intensos.

– Predominan los no evo-

lutivos.

[.../...]

Evaluación funcional del sistema nervioso 37

Déficits cognitivos,

perceptivos

y motores

– Menos acusados. – Más acusados.

Duración

de las alteraciones

– Menor. – Más prolongada.

Noxas prenatales

y perinatales

– Menos frecuentes. – Más frecuentes.


Retardo

neuromadurativo

– Más acusado. – Variable.

Hallazgos

en pruebas

neuroanatómicas

– Poco significativos. – Poco significativos.

Trastornos

del neurodesarrollo

– Menos frecuentes. – Más frecuentes.

– Riesgo de que haya

periodos silentes durante

la etapa infantil.

Evolución

de los síntomas

– Tendencia a la desa-

parición.

– Persisten con el paso del

tiempo.
Perfil

cognitivo

– Menor fluctuación en-

tre los puntos fuertes

y débiles.

– Mayores discrepancias

entre los puntos fuertes y

débiles.

2.1.3. Ausencia de impregnación neurológica

En torno al 80% de la población infantil está incluido en esta categoría.

Se trata de niños y niñas que no presentan alteraciones demostrables de

las estructuras nerviosas ni de su funcionamiento. Pueden presentar fra-

caso escolar, igual que sucede en los dos grupos anteriores, pero el origen

de su deficiente rendimiento académico no es directamente imputable a

la disfunción del sistema nervioso, sino a otros factores exógenos de tipo

cultural, pedagógico, emocional o educativo. El perfil cognitivo de un

niño neurológicamente sano no es necesariamente homogéneo, sino que

también presenta puntos fuertes y débiles en su perfil neuropsicológico,

aunque generalmente menos acentuados que en las discapacidades neu-

rológicas menores.

Incluso en aquellos casos en los que el nivel mental del niño sea nor-
mal –sin que existan signos de disfunción cerebral o de retardo neuro-

38 Evaluación neuropsicológica infantil

madurativo– pueden existir importantes discrepancias entre los puntos

fuertes y los puntos débiles observados en su perfil.

2.2. Evaluación neurofuncional

del encéfalo

2.2.1. Peculiaridades del cerebro infantil

Conocer en profundidad el cerebro infantil y su funcionamiento es la

primera medida para conseguir que la evaluación neuropsicológica

sea eficiente. La importancia del cerebro viene refrendada por nume-

rosas evidencias que lo sitúan como la estructura más importante del

organismo. En primer lugar, es el órgano con mayor trascendencia

genética, ya que 11.000 de los 19.000 genes que conforman el geno-

ma humano están involucrados en el funcionamiento de las neuronas

(Viosca, 2017). El desarrollo morfológico del cerebro es mayor en

términos cuantitativos al de cualquier otro órgano: durante el em-

barazo, llega a suponer el 50% del tamaño total del embrión y su

crecimiento intrauterino es espectacular, ya que en algunas fases de

la gestación llegan a producirse hasta 250.000 nuevas neuronas por

minuto. Durante los primeros años de vida su desarrollo es mucho


mayor que el del cerebro de un adulto: al nacer, el peso cerebral equi-

vale al 10% del peso corporal total (en torno a 300-350 gramos), pero

al final del primer año ha triplicado su peso y alcanza los 1000 gra-

mos. En ningún otro momento del ciclo vital se volverá a repetir

un desarrollo tan espectacular. Además, el cerebro es el órgano más

dinámico y plástico de la especie humana si se tiene en cuenta su me-

tabolismo, ya que consume el 25% de la energía total del organismo

durante la infancia.

El crecimiento cerebral no es lineal a través de la infancia, sino que

hay momentos críticos en los que es más activo. El primer momento

crítico en el que se desarrollan con mayor intensidad las conexiones

nerviosas se produce entre los 2 y los 5 años, coincidiendo con el am-

plio desarrollo que experimenta el lenguaje. Entre los 8 y los 10 años se

Evaluación funcional del sistema nervioso 39

produce un segundo momento álgido de crecimiento sináptico y entre

los 12 y16 años se produce el tercer pico de crecimiento de las cone-

xiones cerebrales, lo que facilita el inicio de las actividades mentales

de tipo más abstracto.

Estas modificaciones propician el desarrollo de las áreas asociativas

del cerebro, así como de las conexiones entre el córtex cerebral y las res-
tantes estructuras cerebrales, ya que se incrementa y consolida el número

de conexiones nerviosas. Además, los tres periodos álgidos de crecimien-

to cerebral coinciden con cambios cualitativos en la estructura cognitiva

y facilitan la capacidad de aprendizaje. Es necesaria la interacción entre

las redes neuronales en crecimiento y la estimulación cognitiva para con-

seguir un óptimo desarrollo cerebral, así como una buena adquisición y

fijación de los aprendizajes.

La arquitectura funcional del cerebro infantil es similar a la del

adulto, aunque las áreas de asociación todavía presentan un desarrollo

insuficiente en la infancia. El proceso de mielinización iniciado en los

primeros años de vida puede continuar de modo progresivo, en propor-

ción directa al grado de estimulación recibida. La mielinización facilita

el proceso de maduración cerebral, que se desarrolla primero en las áreas

primarias, necesarias para que el niño pueda desempeñar una adecuada

actividad sensoriomotriz; posteriormente, se activan más intensamente

las áreas asociativas del córtex, de tal manera que la madurez cerebral

a los 12-14 años es bastante similar a la del adulto, tanto en el aspecto

anatómico como en el funcional. El proceso de mielinización cerebral es

postero-anterior, ya que primero maduran las áreas occipitales, seguidas

de las parietales y las temporales, hasta que finalmente se cierra el proce-

so madurativo en el lóbulo frontal.


Otro mecanismo muy activo durante la infancia es la apoptosis (li-

teralmente, “caer fuera de lugar”). Juega un papel esencial en el de-

sarrollo embrionario, especialmente en el desarrollo del sistema ner-

vioso, ya que elimina las células nerviosas que se han producido en

exceso y que no son relevantes para esculpir el sistema nervioso. En el

momento de nacer, el cerebro dispone de una cantidad sensiblemente

mayor de neuronas y de conexiones de las que finalmente tendrá: en

torno a un 30-40% más que en la etapa adulta. Mediante un mecanismo

programado biológicamente, la apoptosis reduce el número de neuro-

40 Evaluación neuropsicológica infantil

nas hasta los 100.000 millones. Este proceso de esculpido mediante

apoptosis facilita el óptimo desarrollo del sistema nervioso. Un excesi-

vo número de neuronas y de conexiones nerviosas podría entorpecer la

comunicación dentro del sistema nervioso. Por el contrario, la pérdida

excesiva de células nerviosas provocaría déficits sensoriales, cogniti-

vos y motores en el niño. A partir del nacimiento continúa el proceso

de crecimiento y maduración del cerebro gracias a la acción conjunta

de los procesos de mielinización, sinaptogénesis, neurogénesis y glio-

génesis. En los cuadros 2.2 y 2.3 se presentan los principales factores

que determinan el desarrollo cerebral durante el periodo prenatal y a

partir del nacimiento.


Cuadro 2.2. Factores que determinan

el desarrollo del cerebro

durante el embarazo

Factor Características

Proliferación – Incremento del número de células nerviosas en el embrión,

a partir de las células-madre, que se duplican para originar

dos células filiales.

– Todas las neuronas y neuroglías del sistema nervioso se

originan a partir de las células madre localizadas en la

capa ependimaria de las paredes de los ventrículos cere-

brales.

– El nacimiento neuronal se produce cuando una célula pre-

cursora alcanza su último ciclo de división celular. A partir

de ese momento las neuronas entran en intercinesis, sin que

vuelvan a dividirse.

– La proliferación defectuosa genera un número inadecuado

de neuronas en el recién nacido, lo que produce microcefalia

o macrocefalia.

Migración – Transporte de las células filiales resultantes (neuroblastos y

glioblastos), que se desplazan desde las paredes ventricula-

res hasta las zonas definitivas que van a ocupar en el sistema

nervioso.
– Los neuroblastos y los glioblastos se transformarán en neu-

ronas y en glías respectivamente.

[.../...]

Evaluación funcional del sistema nervioso 41

– La migración se mantiene hasta el 6.o mes de embarazo y se

lleva a cabo en el sistema nervioso central mediante las glías

radiales. En el sistema nervioso periférico el transporte se

produce mediante moléculas especializadas, denominadas

moléculas de adhesión celular.

– La alteración en los procesos de migración puede provocar

patologías como disgenesia del cuerpo calloso, heterotopia,

lisencefalia o esquizoencefalia.

Diferencia-

ción

– Proceso mediante el cual las células nerviosas, una vez que

alcanzan sus asentamientos definitivos, adquieren la morfo-

logía y el funcionamiento que precisan.

– Una vez ubicadas activan el proceso de sinaptogénesis me-

diante el cual se desarrollan conexiones interneurales que

permiten establecer conexión con otras neuronas para for-

mar circuitos nerviosos.


– El proceso de diferenciación de las neuronas se inicia por la

aparición de brotes o neuritas hasta formar el árbol dendrí-

tico y en paralelo se forma el cono de crecimiento axónico

que dará lugar al axón.

– En el extremo distal del axón se forman terminaciones de-

nominadas filopodios, que son los últimos responsables de

establecer sinapsis con otras neuronas.

– Diversas moléculas señalizadoras como la agrina, las

cadherinas y las netrinas intervienen en el desarrollo de las

sinapsis iniciales.

– La alteración en el proceso por factores metabólicos, tóxicos

o infecciosos puede causar trastornos en la morfogénesis y

el funcionamiento cerebral, lo que se traduce en trastornos

cognitivos, sensitivos y motores.

Apoptosis – Durante el desarrollo embrionario, se producen más células

nerviosas y sinapsis de las que finalmente van a necesitarse.

– Para que el número de neuronas y sinapsis se ajuste a las ne-

cesidades del sistema nervioso, es necesaria la destrucción

de las células y conexiones innecesarias.

– La muerte celular programada se denomina apoptosis y es

un mecanismo imprescindible que permite que únicamente


sobrevivan las conexiones y neuronas necesarias.

– Únicamente las neuronas que logran establecer sinapsis ade-

cuadas se mantienen y permanecen con mayor probabilidad

que las formadas más tardíamente.

– Una alteración en el proceso normal de apoptosis pue-

de provocar aborto espontáneo o determinadas afecciones

neurodegenerativas.

42 Evaluación neuropsicológica infantil

Cuadro 2.3. Factores que determinan el desarrollo del cerebro

a partir del nacimiento

Factor Características

Mielinización – Proceso de formación de mielina en el sistema nervioso,

que permite optimizar su funcionamiento.

– La mielinización se inicia a las 14 semanas de gestación,

se hace más activa en el último trimestre del embarazo y

continúa durante todo el ciclo vital.

– En el sistema nervioso central la mielina está formada por

los oligodendrocitos.

– En el sistema nervioso periférico son las células de

Schwann las responsables de formar las vainas de mie-

lina.
– La mielinización comienza en la parte superior de la mé-

dula espinal y posteriormente se mieliniza la zona inferior.

– Después de mielinizarse la médula espinal, continúa el

proceso de mielinización en el cerebro, que empieza por

la zona posterior (rombencéfalo) y acaba en el cerebro an-

terior (prosencéfalo).

– Dentro del cerebro se mielinizan antes las áreas sensoria-

les que las motoras.

– El incremento de la mielina en las áreas asociativas es

directamente proporcional al grado de estimulación am-

biental que recibe el niño.

– Las áreas de asociación del córtex pueden seguir desarro-

llándose a lo largo de toda la vida.

– Los trastornos de la mielinización en la infancia se aso-

cian a diversas patologías, como mielodisplasia, hidroce-

falia, desnutrición y enfermedades desmielinizantes.

Sinaptogénesis – El proceso de sinaptogénesis iniciado en la fase prenatal

continúa de modo muy activo a partir del nacimiento.

– Las neuronas pueden aumentar y consolidar sus sinapsis


en proporción directa al grado de estimulación que reci-

ban.

– La estimulación psicosensorial y cognitiva, y el aprendi-

zaje siempre activan la sinaptogénesis.

– El cono axónico puede consolidar su desarrollo a lo largo

de todo el ciclo vital, lo que favorece la creación de nue-

vas sinapsis.

– Los niños criados en situación de deprivación ambien-

tal tienen un desarrollo hipotrófico en los procesos de

sinaptogénesis.

[.../...]

Evaluación funcional del sistema nervioso 43

Neurogénesis – El número de neuronas puede aumentar a partir del naci-

miento.

– Se estima que cada día se pueden formar 1000 a 2000

nuevas neuronas.

– Determinados factores como el aprendizaje o la actividad

física pueden activar la producción de nuevas neuronas.

– Algunas áreas cerebrales como el hipocampo pueden in-


crementar el número de neuronas a partir del nacimiento,

especialmente cuando se ha producido daño cerebral.

Gliogénesis – Proceso de formación de nuevas glías en el sistema ner-

vioso.

– Su proliferación puede continuar a lo largo de toda la vida.

– Su número es muy superior al de neuronas; se estima que

es entre 10 y 50 veces mayor.

– Las diferentes variedades de glías (astrocitos, oligoden-

drocitos, microglías y células ependimarias) desarrollan

numerosas funciones de gran importancia.

– El aprendizaje estimula la producción de nuevas glías.

– Los trastornos en el proceso de gliogénesis pueden provo-

car alteraciones sensitivas, motoras y cognitivas.

2.2.2. Áreas funcionales del córtex cerebral

El cerebro del adulto tiene un peso aproximado de 1300-1400 gramos

y está protegido por tres cubiertas, de las cuales la duramadre es la más

superficial y resistente frente a las agresiones externas. Por el contrario,

la cubierta intermedia (aracnoides) y la más profunda (piamadre) tienen

una función más específica como protección biológica del encéfalo. El

cerebro está constituido por dos hemisferios conectados entre sí median-

te el cuerpo calloso y su estructura está formada por sustancia gris y


blanca. La sustancia gris adquiere dicha coloración por la tonalidad que

le aportan los somas o corpúsculos neuronales, y es predominante en la

corteza cerebral. La sustancia blanca, por el contrario, es más abundante

en el interior del cerebro y está formada por millones de fibras mielínicas

que interconectan los distintos centros del encéfalo.

El 80% del cerebro corresponde al córtex, que se diferencia según

su orden de parición; un 10%, situado en la parte interna se denomina

paleocórtex porque tiene una aparición filogenética más antigua. El 90%

44 Evaluación neuropsicológica infantil

restante es de aparición evolutiva más reciente y recibe el nombre de

neocórtex. Los cuatro lóbulos que forman la superficie cortical (occipital,

parietal, temporal y frontal) corresponden al neocórtex y están formados

por seis capas superpuestas horizontalmente con distinta funcionalidad.

En la superficie de cada uno de los cuatro lóbulos cerebrales se pueden

distinguir áreas primarias y áreas asociativas, que son responsables de la

actividad sensitiva, motora y cognitiva del sujeto.

Las áreas primarias ocupan el 20% de la superficie cortical y son

las encargadas de registrar las informaciones procedentes de cada una

de las modalidades sensoriales: visión, audición, tacto... También son

responsables de iniciar los movimientos voluntarios. La lesión de las

áreas primarias del córtex produce pérdida de capacidad motora: paráli-

sis o restricción de movimientos; también provoca trastornos sensoriales:

déficits visuales, auditivos o táctiles.

Las áreas asociativas ocupan el 80% restante de la superficie del

neocórtex y son responsables de adquirir, archivar, planificar, seleccionar


y ejecutar los movimientos, aunque su función más importante consiste

en activar, dirigir y supervisar las funciones mentales y la conducta de un

modo eficiente. Las áreas de asociación están constituidas, a su vez, por

áreas secundarias y áreas terciarias. Las áreas secundarias ejercen una

integración unimodal en cada una de las modalidades sensoriales, y las

áreas terciarias, una integración supramodal que facilita la ejecución efi-

ciente de actividades cognitivas de alto nivel. La lesión de las áreas aso-

ciativas no produce deficiencia sensorial ni parálisis, pero impide llevar

a cabo la actividad mental superior de un modo eficiente; también puede

producir alteración en la capacidad para ejecutar eficazmente movimien-

tos voluntarios. Sus lesiones se traducen en apraxia, agnosia, amnesia,

afasia, acalculia o disfunción ejecutiva.

Un ejemplo con el sistema visual puede clarificar el significado fun-

cional de las áreas primarias y asociativas del neocórtex. Las áreas visua-

les primarias, situadas en la corteza occipital, tienen una función sensi-

tiva porque sus neuronas reciben información por separado de cada uno

de los parámetros que intervienen en la visión: brillo, color, movimiento,

pregnancia, profundidad, etc. Las áreas secundarias visuales integran los

distintos parámetros de los estímulos visuales procedentes del tálamo

y ejercen una integración unimodal que facilita la percepción visual.

Evaluación funcional del sistema nervioso 45


Las áreas visuales terciarias relacionan, integran y asocian la informa-

ción visual con la información procedente de otros lóbulos y centros del

encéfalo de un modo transversal, lo que facilita la adecuada compren-

sión simbólica de los perceptos visuales. La lesión de las áreas primarias

visuales produce déficits sensoriales, con pérdida de visión de mayor o

menor gravedad: hemianopsia, cuadrantanopsia, ceguera cortical, etc. La

lesión de las áreas asociativas, por el contrario, no altera la capacidad

para recibir sensaciones visuales, pero sí afecta a la correcta interpreta-

ción de la percepción visual y provoca agnosias visuales, caracterizadas

por la incapacidad para comprender adecuadamente el significado de los

estímulos visuales que eran previamente conocidos por el sujeto.

La disfunción de las áreas asociativas también puede provocar tras-

tornos perceptivos y cognitivos de intensidad variable, que muchas veces

pasan desapercibidos y que son relativamente frecuentes en los niños

y niñas con retardo madurativo o con disfunción cerebral: dificultades

de discriminación audiofonológica, trastornos del ritmo, déficits viso-

perceptivos o trastornos atencionales. En el cuadro 2.4 se exponen las

principales características y manifestaciones patológicas causadas por

lesiones de las áreas primarias y asociativas del neocórtex.

Cuadro 2.4. Áreas del neocórtex, funciones y patología

Áreas Funciones Manifestaciones patológicas


Primarias – Iniciar movimientos.

– Recibir sensaciones.

– Parálisis o pérdida de ca-

pacidad motriz.

– Déficits sensoriales.

Asociati-

vas

– Planificar movimientos.

– Llevar a cabo actividades

mentales de alto nivel.

Áreas secundarias

– Realizan la integración

unimodal dentro de cada

modalidad sensorial.

Áreas terciarias

– Realizan la integración

multimodal facilitando los

procesos mentales de alto

nivel.

– Trastornos perceptivos.

– Trastornos cognitivos.

– Trastornos motores.

– Apraxia.

– Agnosia.
– Amnesia.

– Afasia.

– Síndrome disejecutivo.

46 Evaluación neuropsicológica infantil

2.2.3. Funciones corticales

La evaluación neuropsicológica no consiste en la aplicación indiscrimi-

nada de test con el objetivo de conocer el funcionamiento cognitivo del

niño. Para que se convierta en una evaluación realmente neuropsicoló-

gica resulta imprescindible encuadrar los resultados de las pruebas en

el mapa cerebral, para dar un significado más fiable tanto a los datos de

la historia clínica como a los que se hayan obtenido mediante la aplica-

ción de pruebas neuropsicológicas o a través de la evaluación clínica. El

conocimiento exhaustivo de la cartografía funcional del encéfalo es el

requisito imprescindible para toda evaluación neuropsicológica infantil.

A) Lóbulo occipital

1. Funciones:

a) Procesamiento visual. Es la función más importante que lleva

a cabo el córtex occipital. La visión es la función sensoper-

ceptiva que más áreas del encéfalo involucra, ya que de modo

directo o indirecto está regulada por todos los lóbulos cerebra-


les, así como por otras estructuras como el tálamo, la epífisis

y el tronco cerebral. Las áreas visuales primarias del lóbulo

occipital reciben la información sensorial procedente del tála-

mo e identifican los parámetros sensoriales correspondientes a

color, brillo, movimiento o cromatismo de las imágenes recibi-

das en la retina. Las áreas visuales secundarias, como se ha in-

dicado anteriormente, integran unimodalmente las sensaciones

visuales y las transforman en perceptos visuales. Las áreas vi-

suales terciarias realizan una integración visual multimodal, en

colaboración con las informaciones procedentes de las áreas

frontales, temporales y parietales. De esta manera, el funcio-

namiento coordinado del lóbulo occipital junto con otras es-

tructuras encefálicas permite realizar gnosias visuales, es de-

cir, interpretar adecuadamente el significado de los perceptos

visuales.

Evaluación funcional del sistema nervioso 47

b) Lenguaje. La corteza occipital asociativa participa en la co-

dificación del lenguaje lectoescritor y facilita la comprensión

del lenguaje escrito. Las áreas más próximas al lóbulo parie-


tal están más implicadas en dotar de una adecuada orientación

espacial a los símbolos gráficos de la escritura. Las áreas más

próximas al lóbulo temporal, junto al área de Wernicke, faci-

litan el etiquetado semántico de las palabras y les atribuyen a

estas el significado que les corresponde.

2. Patología:

a) Trastornos visuales. La lesión de las áreas primarias visuales

produce una pérdida de visión directamente proporcional a

la extensión del daño, aunque no afecta a la comprensión del

significado de las imágenes visuales. La lesión extensa de las

áreas primarias occipitales puede producir ceguera cortical.

Los pacientes con este problema son incapaces de distinguir

formas y patrones visuales, pero responden a la luz y a la oscu-

ridad. Este fenómeno se denomina blindsight (ceguera visual)

y suele darse porque otras áreas subcorticales que reciben la

información visual no consciente están preservadas. Hay otras

modalidades de alteración visual causadas por lesiones de las

áreas primarias, como la hemianopsia o la cuadrantanopsia.

La hemianopsia es una modalidad de ceguera parcial que afecta

únicamente a la mitad del campo visual. Cuando la pérdida del

campo visual produce una pérdida de visión que afecta a la cuar-

ta parte del cuadrante visual, nos referimos a cuadrantanopsia, y


cuando solamente se percibe un cuadrante visual, se denomina

cuadrantopsia.

La lesión de las áreas asociativas produce diversas modali-

dades de agnosias visuales, caracterizadas por la incapacidad

para interpretar adecuadamente las imágenes visuales que eran

previamente conocidas, a pesar de que las áreas visuales pri-

marias estén preservadas parcialmente o en su totalidad. Las

principales modalidades de agnosia visual se pueden consultar

en el cuadro 2.5.

48 Evaluación neuropsicológica infantil

b) Trastornos del lenguaje. La lesión de las áreas de asociación

visuales produciría pérdida de comprensión del lenguaje lec-

toescritor. Una deficiente conexión entre las áreas asociati-

vas del lóbulo occipital y el lóbulo parietal produciría, en-

tre otras manifestaciones, estrefosimbolia, consistente en la

percepción espacial distorsionada de las letras, de un modo

especular que invierte y rota los signos gráficos de la lectura

y la escritura. En casos más graves, la lesión de las áreas

asociativas del lóbulo occipital podría causar alexia, carac-

terizada por la pérdida de capacidad para interpretar textos


leídos o escritos.

Cuadro 2.5. Principales modalidades

de agnosia visual

Agnosia Manifestaciones

Simultagnosia – Incapacidad para la percepción visual integrada

de objetos e imágenes.

– El síndrome de Balint es una modalidad de simul-

tagnosia que se caracteriza por la incapacidad pa-

ra percibir de modo simultáneo e integrado más

de un objeto o punto en el espacio.

Prosopagnosia – Incapacidad para el reconocimiento de caras co-

nocidas. Están involucradas lesiones del lóbulo

occipital y también de áreas temporales y parie-

tales.

– La prosopagnosia tiene mayor gravedad cuando

se lesiona el hemisferio derecho.

Agnosia cromática – Incapacidad para identificar colores, en ausencia

de daltonismo o de trastornos sensoriales en las

células que identifican el color.

Alexia – Dificultad para interpretar visualmente los signos


de la lectura.

– Algunos niños con alteraciones funcionales en

las áreas de asociación visual del lóbulo occipital

presentan dificultades de lectura o escritura como

consecuencia de su incapacidad para la identifica-

ción visual de los fonemas o los grafemas.

[.../...]

Evaluación funcional del sistema nervioso 49

Agnosia visual – Incapacidad para interpretar las imágenes visua-

les como consecuencia de daño cerebral adqui-

rido.

– El síndrome de Anton-Babinsky es una modali-

dad de agnosia visual que se caracteriza por la

negación de la ceguera por parte del sujeto afec-

tado, que se comporta como si pudiera ver y ofre-

ce racionalizaciones para justificar su problema.

Además de la anosognosia frente a su problema,

el trastorno se acompaña de alucinaciones, confa-

bulación y amnesia anterógrada. Se produce por


lesiones occipitotemporales.

B) Lóbulo parietal

1. Funciones:

a) Procesamiento somestésico. Las áreas somestésicas primarias

del lóbulo parietal reciben las sensaciones de dolor, vibración,

temperatura, tacto, presión, posición y movimiento proceden-

tes del exterior o del interior corporal. Las áreas somestésicas

asociativas integran y codifican los distintos parámetros de

los estímulos somáticos y los dotan de significado. La este-

reognosia es la capacidad para reconocer las cualidades fí-

sicas de los objetos mediante el tacto: forma, tamaño, peso,

temperatura o textura. La capacidad para identificar objetos

conocidos mediante el tacto también recibe el nombre de ca-

pacidad háptica.

b) Planificación motora. El lóbulo parietal tiene funciones moto-

ras de menor relevancia que el lóbulo frontal, aunque participa

en la planificación espacial de los movimientos. Previamen-

te a la ejecución de un movimiento, el lóbulo parietal es el

encargado de preparar el mapa sensorial que facilita la buena

ejecución de ese movimiento por parte del lóbulo frontal. La


participación del lóbulo parietal en la ejecución de praxias es

tanto o más importante que la del lóbulo frontal, ya que “fabri-

ca” el esquema conceptual de los movimientos, mientras que

50 Evaluación neuropsicológica infantil

el lóbulo frontal necesita la información previa que le sumi-

nistra el lóbulo temporal para poder ejecutar los movimientos

voluntarios aprendidos de un modo eficiente.

c) Orientación espacial. El lóbulo parietal es dominante en el

control de la planificación y el aprendizaje espacial, junto con

otras estructuras como el hipocampo. Gestiona dos modalida-

des de orientación: autopsíquica y alopsíquica. La orientación

autopsíquica se refiere a la capacidad para reconocer el propio

cuerpo y orientarlo en el espacio. La orientación alopsíquica,

por el contrario, es la capacidad para identificar las coordena-

das del espacio externo y permite comprender y manejar ma-

pas, planos y trayectorias. Hay una disociación hemisférica, ya

que la orientación autopsíquica depende más del lóbulo parie-

tal izquierdo, mientras que la alopsíquica está más vinculada a

su homólogo derecho.
d) Memoria. El lóbulo parietal tiene algunas competencias mné-

micas, ya que interviene en los procesos de memoria sensorial

a muy corto plazo. Para codificar y archivar la información

de modo eficaz es necesario que inicialmente esta permanezca

durante un breve espacio de tiempo en el cerebro. Si el mate-

rial que se tiene que memorizar solo se presenta durante bre-

ves segundos, el lóbulo parietal se responsabiliza de la codi-

ficación sensorial inicial. Si el proceso de memorización es

más prolongado, otras estructuras como el lóbulo temporal o

el hipocampo intervendrán en la consolidación de la memoria,

pero es necesaria la activación inicial del córtex parietal para

facilitar el paso de la memoria a corto plazo al de memoria a

largo plazo.

e) Cálculo. El giro angular, situado en la corteza asociativa del

lóbulo parietal, se considera como el centro de cálculo para

la realización de las operaciones numéricas. El lóbulo parie-

tal izquierdo tiene mayor protagonismo en el cálculo que su

homólogo derecho. Mientras que este es responsable de orien-

tar los números espacialmente de un modo adecuado, el lóbu-

lo parietal izquierdo participa más activamente en las tareas

computacionales.

Evaluación funcional del sistema nervioso 51


f) Atención. Aunque numerosas estructuras del encéfalo inter-

vienen en la regulación de la atención, el papel de la corteza

parietal resulta crucial en el proceso atencional, ya que es el

responsable de la activación sensorial y facilita las distintas

modalidades de atención voluntaria: focalizada, sostenida,

alternante, dividida y excluyente. Aunque los dos hemisfe-

rios cerebrales están implicados en la gestión de los procesos

atencionales, el lóbulo parietal derecho cobra mayor prota-

gonismo en la atención que su homólogo izquierdo. Una

explicación a este hecho radica en que el número de fibras

procedentes de la formación reticular que llegan al tálamo

y que conectan este con la corteza cerebral son más nume-

rosas y de mayor calibre en el hemisferio derecho que en el

izquierdo.

2. Patología:

a) Trastornos somatosensoriales. La lesión de las áreas somes-

tésicas primarias del lóbulo parietal provoca distintas altera-

ciones, como pérdida o disminución de la sensibilidad táctil.

La lesión de las áreas asociativas produce un amplio reper-

torio de alteraciones, especialmente agnosias somestésicas,


que pueden definirse como la incapacidad para interpretar los

estímulos percibidos mediante el tacto, a pesar de estar pre-

servados los receptores sensoriales.

b) Trastornos de la motricidad. Las lesiones parietales no pro-

ducen parálisis, pero pueden afectar a la capacidad para orga-

nizar los movimientos, provocando apraxias, generalmente

de mayor gravedad que las causadas por lesiones de otras

áreas del cerebro. La razón estriba en que el lóbulo parietal

es el encargado de planificar el mapa sensorial de los movi-

mientos; sus lesiones impiden crear una correcta represen-

tación motora, lo que se traduce en la desorganización de

las secuencias de movimientos previamente aprendidos. Las

apraxias constructivas son un ejemplo paradigmático de los

trastornos motores producidos por lesión de las áreas de aso-

52 Evaluación neuropsicológica infantil

ciación del lóbulo parietal derecho. Como consecuencia, el

sujeto es incapaz de reproducir dibujos, maquetas y construc-

ciones.

c) Trastornos de orientación. La desorientación espacial autopsí-

quica y alopsíquica son consecuencia de lesiones en la corteza


parietal asociativa izquierda y derecha respectivamente, en las

que están más implicadas la circunvolución angular y la supra-

marginal.

d) Déficits de memoria sensorial. La lesión de áreas parieta-

les puede provocar dificultad para el registro sensorial de

la memoria e impedir su posterior archivo por estructuras

hipocámpicas o las que están incluidas en el circuito de Pa-

pez.

e) Acalculia. La pérdida de la capacidad computacional puede

estar causada por lesión de las áreas asociativas del lóbulo

parietal. Si las lesiones afectan al lóbulo parietal derecho se

producirá una acalculia espacial, caracterizada por la inca-

pacidad para percibir y orientar correctamente los números.

Cuando la lesión afecte al lóbulo parietal izquierdo se produ-

cirá una acalculia “computacional”, que impedirá la correc-

ta realización de las operaciones numéricas. La discalculia

infantil es un trastorno del neurodesarrollo que se caracte-

riza por la incapacidad para adquirir el concepto de número

y cantidad, así como por la dificultad para realizar cálculos


numéricos, como consecuencia de disfunción de la corteza

asociativa parietal.

f) Trastornos de atención. La disfunción de la corteza parietal

impide el control sensorial de la atención y presenta dificul-

tades para el control de la atención sostenida. Los trastornos

atencionales causados por lesiones del lóbulo parietal derecho

suelen ser de mayor gravedad que los homólogos izquierdos,

tal y como sucede en el síndrome de heminegligencia o el sín-

drome confusional.

En el cuadro 2.6 se exponen las principales patologías causadas por

lesión de las áreas asociativas parietales.

Evaluación funcional del sistema nervioso 53

Cuadro 2.6. Principales patologías causadas por lesión

de las áreas asociativas parietales

Patología Manifestaciones

Asteroagnosia – Modalidad de agnosia que se caracteriza por la in-

capacidad para identificar formas mediante el tacto,

aunque se mantienen total o parcialmente preserva-

das las áreas somestésicas primarias.

Agnosia digital – Modalidad de asterognosia que impide reconocer


qué dedo se ha estimulado táctilmente mientras se

permanece con los ojos cerrados.

Acalculia – Pérdida de capacidad para llevar a cabo operaciones

numéricas previamente adquiridas como consecuen-

cia de daño cerebral sobrevenido.

Síndrome

de Gerstmann

– Trastorno causado por lesiones parietales que se ca-

racteriza por la presencia conjunta de acalculia, difi-

cultades de reconocimiento derecha-izquierda y ag-

nosia digital. En algunos casos se muestra de modo

incompleto, con presencia de dificultades parciales,

como por ejemplo agnosia digital.

Heminegligencia – Incapacidad para prestar atención al lado opuesto de

la lesión parietal.

– La heminegligencia causada por lesiones parietales

derechas es más grave que su homóloga izquierda,

dado que el córtex parietal derecho tiene una mayor

importancia anatómica y funcional en la gestión de

los procesos atencionales.

C) Lóbulo temporal
1. Funciones:

a) Procesamiento auditivo. Las áreas auditivas primarias del ló-

bulo temporal son responsables de la codificación sensorial de

los estímulos auditivos procedentes del oído interno y trans-

portados al córtex a través del tálamo. La circunvolución de

Heschl es el centro sensorial de la audición, y es la encargada

de recibir las sensaciones de intensidad, tono y timbre, para

facilitar su codificación posterior. Las zonas posterosuperiores

54 Evaluación neuropsicológica infantil

del lóbulo temporal que rodean a la circunvolución de Heschl

corresponden a las áreas auditivas asociativas, encargadas de

dotar de significado a los sonidos verbales y no verbales. El

lóbulo temporal izquierdo está más especializado en la inter-

pretación de los sonidos verbales, mientras que su homólogo

derecho se especializa en dar significado a los sonidos ambien-

tales o a la música.

b) Lenguaje. El plano temporal, situado en la corteza asociativa

del lóbulo temporal, es la base anatómica que sustenta el área

de Wernicke, principal centro del lenguaje comprensivo en

la especie humana. Las áreas asociativas del lóbulo temporal

atribuyen significado a las palabras que se escuchan, así como

a las palabras escritas. En la mayoría de la población, el área


de Wernicke está situada en el hemisferio izquierdo, mientras

que el área homóloga situada en la misma localización en el

hemisferio derecho es responsable de la codificación de los

aspectos melódicos, prosódicos y pragmáticos del lenguaje.

c) Memoria. El lóbulo temporal es el principal responsable de la

memoria explícita o declarativa, y permite archivar y procesar

los contenidos conscientes de la memoria a largo plazo. Tan-

to la corteza externa como, especialmente, la zona interna del

lóbulo temporal, donde se sitúan el hipocampo y el circuito de

Papez, contienen los principales centros de registro mnémico,

que permiten el archivo permanente de la información.

d) Regulación emocional. El lóbulo temporal juega un importan-

te rol en la regulación de las emociones, ya que dota de tonali-

dad afectiva a todas las informaciones, gracias a las estrechas

relaciones que establece con el sistema límbico, situado en su

cara interna. El lóbulo temporal es responsable de aportar la

valencia emocional a los estímulos, pues asocia propiedades

afectivas a estímulos particulares. El núcleo amigdalino, situa-

do en la cara interna de ambos lóbulos temporales, adquiere un

papel protagonista en el aprendizaje de las respuestas de miedo

aprendidas mediante condicionamiento.

e) Procesamiento visual. Su función consiste en aportar el signi-


ficado semántico de los estímulos visuales. Este cometido se

Evaluación funcional del sistema nervioso 55

lleva a cabo en las áreas asociativas temporales que se encuen-

tran más próximas al lóbulo occipital.

2. Patología:

a) Trastornos auditivos. La lesión de las áreas auditivas primarias

produce deficiencias de audición que en casos extremos pue-

den manifestarse como sordera cortical. La lesión de las áreas

asociativas puede provocar distintas modalidades de agnosia

auditivas, que impiden dotar de significado a los estímulos au-

ditivos previamente conocidos. La sordera verbal pura es la

incapacidad para entender el significado de las palabras oídas,

sin que exista pérdida auditiva. La fonoagnosia consiste en la

incapacidad para reconocer voces familiares en ausencia de

sordera. La amusia es otra modalidad de agnosia que impide

identificar melodías previamente conocidas. Las personas sin

entrenamiento musical pueden presentar amusia como conse-

cuencia de lesiones en el lóbulo temporal derecho, mientras

que en los músicos profesionales la amusia es más grave cuan-

do se lesiona el lóbulo temporal izquierdo. Este hecho se debe


a que el procesamiento musical a través del solfeo requiere

estrategias analítico-verbales que son habituales en el modo de

procesamiento del hemisferio izquierdo.

b) Trastornos del lenguaje comprensivo. La afasia de Wernicke,

también llamada afasia fluente y afasia sensorial, se produce

por lesiones de las áreas de asociación del lóbulo temporal iz-

quierdo. Se caracteriza porque el lenguaje expresivo está me-

jor preservado, mientras que la comprensión lingüística está

severamente afectada. Otras modalidades de afasia como la

afasia anómica también pueden estar causadas por lesión de

las áreas asociativas del córtex temporal. La gravedad de las

afasias sensoriales es mayor cuando además de la lesión del

plano temporal también están afectadas otras áreas de la corte-

za parietooccipital, la sustancia blanca subcortical o el cuerpo

calloso. Una lesión o disfunción de menor entidad en el área

de Wernicke en el niño puede producir dificultades para la dis-

56 Evaluación neuropsicológica infantil

criminación fonoaudiológica y hacer que se confundan auditi-

vamente sonidos y palabras similares.

c) Trastornos de memoria declarativa. Las lesiones de las áreas


asociativas del lóbulo temporal provocan amnesia, especial-

mente anterógrada, que impide la adquisición y el archivo

de nuevo material mnémico. Existe una diferenciación entre

ambos hemisferios, de tal modo que las lesiones del lóbulo

temporal izquierdo afectan más a la memoria verbal, mien-

tras que las áreas homólogas del derecho producen amnesia

no verbal que impide la memorización de caras, imágenes,

mapas o planos.

d) Alteraciones en el control de las emociones. Diversos cuadros

clínicos están relacionados con lesiones del lóbulo temporal

y afectan a la expresión y a la regulación de las emociones.

Muchos síndromes, como la epilepsia del lóbulo temporal o el

síndrome de discontrol, producen manifestaciones como an-

siedad, alteraciones del humor, ideas obsesivas, agresividad o

alteraciones perceptivas.

D) Lóbulo frontal

El lóbulo frontal es el territorio cortical más extenso y el que tiene

mayor importancia en la conducta del ser humano. El control y la super-

visión de la actividad mental vienen determinados por el funcionamiento

del lóbulo frontal, especialmente en su zona anterior, el área prefrontal.

El desarrollo del lóbulo frontal es el más tardío en comparación con el


resto del córtex cerebral. En la evaluación neuropsicológica infantil el es-

tudio del lóbulo frontal cobra una especial importancia, ya que constituye

el centro de operaciones de la conducta humana.

1. Funciones:

a) Control motor. La corteza motora primaria, situada por delante

de la cisura de Rolando o cisura central, es el lugar de inicio

Evaluación funcional del sistema nervioso 57

de las actividades motoras y forma la vía corticoespinal. Las

capas del córtex motor primario contienen las neuronas que

inician la actividad motora voluntaria y que se propagan hasta

el extremo distal de la médula espinal. Como hay un cruce de

vías motoras casi total, cada hemisferio ejerce control sobre el

lado opuesto del cuerpo.

La corteza motora asociativa está situada por delante de

la corteza motora primaria y es la responsable de adquirir, ar-

chivar, memorizar, automatizar, seleccionar y activar nuevos

programas motores. Las áreas externas del córtex premotor

frontal (área premotora) están más especializadas en la adqui-

sición de nuevos movimientos, mientras que las caras internas

del lóbulo frontal que gestionan la programación motora (área

motora suplementaria) se activan más cuando un movimiento


ya ha sido previamente aprendido por el sujeto. En la corte-

za premotora también están situados los campos visuales de

los ojos, responsables del control de los movimientos oculares

sincronizados, tanto losreflejossacádicos como los movimien-

tos voluntarios necesarios para el seguimiento o la búsqueda

visual de objetos. Las actividades motoras voluntarias que se

adquieren, se archivan y se sistematizan reciben el nombre ge-

nérico de praxias. El lóbulo frontal, en unión con el parietal, es

el componente más importante para realizar las praxias.

b) Lenguaje expresivo. En el opérculo frontal, formando parte

anatómica del área premotora, se encuentra el área de Broca,

que es el principal centro del lenguaje expresivo y que integra

aspectos fonológicos y semánticos relacionados con la plani-

ficación motora del lenguaje expresivo. El área de Broca es la

estructura responsable de coordinar los movimientos de boca,

laringe, faringe y órganos respiratorios que regulan la expre-

sión del lenguaje y también los movimientos que intervienen

en la escritura. Al igual que sucede con el área de Wernicke,

el área de Broca está situada en el hemisferio izquierdo en la

práctica totalidad de los diestros y en un porcentaje algo menor


en los zurdos.

58 Evaluación neuropsicológica infantil

c) Funciones ejecutivas. El área prefrontal, situada en la zona

anterior del lóbulo frontal es el área terciaria más importante

del cerebro humano, ya que es el centro de control de las

funciones ejecutivas, con la participación de las tres áreas

anatomofuncionales en que se divide: dorsolateral, cingula-

da y orbitaria. Las funciones ejecutivas son un conglome-

rado de funciones de alto nivel que tienen como denomina-

dor común la capacidad para organizar la conducta humana

propositiva dirigida a la consecución de metas. Las funciones

ejecutivas permiten la resolución de problemas complejos y

novedosos, frente a los que no tenemos respuesta, y facilita

una adaptación eficiente al entorno. Constan de dos tipos de

componentes interdependientes: cognitivos y emocionales.

Los componentes cognitivos permiten gestionar con eficacia

las actividades intelectuales de alto nivel, en las que están

incluidos la inteligencia fluida, el razonamiento abstracto, la

atención, la memoria de trabajo, la flexibilidad mental, la ca-

pacidad inhibitoria, la fluidez y la capacidad para la toma de

decisiones. Los componentes emocionales de las funciones

ejecutivas se refieren al autoconocimiento, la capacidad para

relacionarse interpersonalmente, la empatía y la capacidad


para valorar el sentido ético de las actuaciones. En el cua-

dro 2.7 se expone el significado de los tres componentes de

las funciones ejecutivas.

Cuadro 2.7. Principales componentes

de las funciones ejecutivas

Componente Significado

Inhibición – Capacidad para inactivar y suprimir las informaciones

no relevantes y las respuestas automáticas que resul-

tan inapropiadas para realizar eficazmente la tarea pro-

puesta.

Planificación – Capacidad para identificar, secuenciar y organizar las eta-

pas necesarias para alcanzar un objetivo determinado del

modo más eficiente.

[.../...]

Evaluación funcional del sistema nervioso 59

Actualización – Capacidad para iniciar, adquirir, insertar y activar nuevas

informaciones para ser monitorizadas.

Flexibilidad – Capacidad para emitir respuestas adaptadas a nuevas

contingencias o estímulos, y generar nuevos patrones

de conducta al tiempo que se realiza una adecuada in-


hibición de aquellas respuestas que resultan inadecua-

das.

Toma de

decisiones

– Capacidad para identificar y seleccionar la opción más

ventajosa entre un repertorio de varias alternativas dispo-

nibles, cuando se tiene que tomar una decisión.

Fluidez – Capacidad para procesar la información y emitir respues-

tas del modo más eficaz posible, invirtiendo el menor es-

fuerzo.

Memoria

operativa

– Capacidad para operar y manipular simultáneamente

con varias bases de datos, emitiendo respuestas ade-

cuadas en función de las demandas que requiere cada

situación.

Regulación

emocional

– Capacidad para regular las emociones, participar de ma-


nera interactiva, tener una adecuada autoconciencia y

adaptarse a normas.

2. Patología:

a) Alteraciones motoras. La lesión de las áreas motoras pri-

marias del lóbulo frontal produce pérdida de movimientos

en el lado opuesto al hemisferio lesionado, con manifesta-

ciones tales como debilidad muscular, paresia o parálisis,

que afectan especialmente a las áreas más distales. La lesión

de las áreas asociativas motoras del lóbulo frontal produce

torpeza en la realización de movimientos, alteraciones en

la marcha y especialmente apraxias, caracterizadas por la

desorganización en la ejecución de los movimientos secuen-

ciados que habían sido adquiridos previamente (cuadro 2.8).

Las apraxias más graves se producen como consecuencia de

lesiones del hemisferio izquierdo. La lesión de los campos

visuales oculares produce ataxia óptica con dificultad para el

rastreo visual, así como para realizar movimientos oculares

sincrónicos.

60 Evaluación neuropsicológica infantil

Cuadro 2.8. Principales modalidades de apraxia

Apraxia Manifestaciones
Ideomotora – Incapacidad para llevar a cabo una actividad motora previa-

mente aprendida.

– Hay déficit de ejecución, pero no de conceptualización: se

sabe qué hacer, pero no se sabe cómo realizar correctamente

el movimiento.

– Resultan más afectados los movimientos simples y están

preservados los movimientos de mayor complejidad.

Ideatoria – Incapacidad para realizar actividades motoras complejas

previamente aprendidas.

– Hay un déficit de conceptualización: no se conoce el plan

conceptual del movimiento ni tampoco se sabe cómo rea-

lizarlo.

– Resultan más afectados los movimientos más complejos y

están mejor preservados los movimientos sencillos.

Constructiva – Incapacidad para reproducir modelos bidimensionales, co-

mo dibujos, y tridimensionales, como maquetas o construc-

ciones.

Del vestir – Incapacidad para secuenciar correctamente el orden en que

se colocan las prendas de vestir.

Bucofacial – Incapacidad para realizar movimientos de la cara cuando


se le pide hacerlo al sujeto: sacar la lengua, silbar, soplar,

olisquear...

Orofacial – Incapacidad para programar y ejecutar correctamente los

movimientos de la musculatura del habla (boca, lengua, la-

bios, faringe).

b) Alteraciones del lenguaje expresivo. La lesión del área de Broca

produce afasia y limita drásticamente la capacidad para el len-

guaje expresivo. Algunas lesiones de menor intensidad pueden

afectar a la expresión verbal, con pérdida de fluidez y lentitud de

la articulación de palabras. La lesión de las áreas homólogas de

Broca en el hemisferio derecho no produce manifestaciones afá-

sicas, pero provoca disprosodia expresiva, que limita la capaci-

dad para dotar al lenguaje de una adecuada entonación y melodía.

c) Síndrome disejecutivo. La lesión o disfunción del área

prefrontal produce síndrome disejecutivo, anteriormente lla-

Evaluación funcional del sistema nervioso 61

mado síndrome frontal. Se caracteriza por la pérdida de ca-

pacidad para organizar la conducta. Los síntomas son muy

variados y afectan a los diferentes componentes o módulos de


las funciones ejecutivas. En el cuadro 2.9 se exponen las prin-

cipales manifestaciones del síndrome disejecutivo.

Cuadro 2.9. Principales manifestaciones del síndrome disejecutivo

Componentes

cognitivos

– Dificultad para programar acciones dirigidas a fines.

– Dificultad para razonar.

– Dificultad para resolver problemas complejos.

– Dificultad para planificar.

– Impulsividad.

– Dificultad para inhibir.

– Perseveración.

– Distractibilidad.

– Fracaso en la realización de tareas novedosas.

– Bradipsiquia.

– Trastornos de estimación cognitiva.

– Baja persistencia.

– Lentificación de respuesta cognitiva y motora.

– Pérdida del pensamiento divergente.

– Pérdida de inteligencia fluida.

Componentes

emocionales

– Impulsividad conductual.
– Desinhibición.

– Agresividad.

– Dificultades para la autorregulación.

– Incapacidad para la autocorrección y la autocrítica.

– Incapacidad para la interacción social.

– Inadaptación a normas.

– Fluctuaciones excesivas del estado de ánimo.

– Incapacidad para beneficiarse de la experiencia.

– Trastornos de conducta.

– Ausencia de empatía.

– Anosognosia.

En los niños, las funciones ejecutivas empiezan a desarrollarse más

activamente a partir de los 4 años, cuando se activan los procesos de

control, ejecución y planificación motora. La inhibición de impulsos

62 Evaluación neuropsicológica infantil

y de conductas no deseadas conformarán el avance cualitativo de las

funciones ejecutivas durante la etapa preescolar, antes de los 6 años.

Hay que entender que el desarrollo de las áreas de asociación en la

edad preescolar es incompleto, por lo que muchos signos neurológicos

menores en la infancia reflejan un retardo en la maduración de las áreas

secundarias y terciarias. Durante la infancia pueden presentarse altera-

ciones características de síndrome disejecutivo, con relativa frecuen-

cia, especialmente en cuadros como el trastorno por déficit de atención

e hiperactividad. Sin embargo, las alteraciones que presenta el niño

pueden dar lugar a confusión, ya que pueden ser muy similares a las del
síndrome disejecutivo. En el cuadro 2.10 se presentan los principales

criterios diferenciales del síndrome disejecutivo infantil, que pueden

facilitar su diagnóstico.

Cuadro 2.10. Criterios para establecer el diagnóstico diferencial

del síndrome disejecutivo infantil (SDI)

Sugiere SDI No sugiere SDI

Rendimiento en pruebas

de funcionamiento

ejecutivo

Más alterado. Menos alterado.

Duración de los síntomas Mayor. Menor.

Restantes funciones

cognitivas

Mejor preservadas. Peor preservadas.

Noxas perinatales Más frecuentes. Menos frecuentes.

Factores estresores Menores. Mayores.

Edad de inicio Más precoz. Más tardío.

Antecedentes familiares Más frecuentes. Menos frecuentes.

2.2.4. Otras estructuras

Aunque el córtex cerebral asume un papel protagonista en la gestión de

la actividad mental y en la regulación de las emociones, otras estructuras

encefálicas también participan en la regulación de las actividades menta-


les de orden superior y la conducta.

Evaluación funcional del sistema nervioso 63

A) Ínsula

Es una estructura situada en la profundidad del córtex cerebral an-

terior, por lo que resulta invisible en la exploración macroscópica. Se

localiza dentro del surco lateral que separa el córtex temporal del frontal.

La ínsula tiene un importante papel en la regulación de emociones y sen-

timientos porque mantiene conexiones directas con el sistema límbico,

especialmente con su porción más anterior. Esta estructura asocia los es-

tados viscerales emocionales con su representación en el cuerpo y tam-

bién interviene en la experiencia de un amplio repertorio de emociones

básicas, que incluyen odio, amor, miedo, disgusto, felicidad y tristeza.

De modo más específico, la ínsula anterior está más relacionada con ol-

fato, gusto, sistema nervioso autonómico y función límbica, mientras la

ínsula posterior está más relacionada con funciones somáticas motoras.

También juega un importante papel en los mecanismos neurobiológicos

de la adicción.

B) Cerebelo
Es la segunda estructura encefálica con mayor importancia en los pro-

cesos cognitivos, después de la corteza cerebral. Interviene activamente

en la regulación e integración de estructuras sensitivomotoras. Sus fun-

ciones cognitivas son muy importantes en dominios tan relevantes como

el lenguaje, la memoria o las funciones ejecutivas. El cerebelo mantiene

numerosas conexiones con el resto del encéfalo y con la médula espinal,

integra la información que emite el córtex cerebral a través de las vías

motoras y controla el equilibrio, la postura y el aprendizaje.

1. Funciones motoras. El cerebelo es el órgano encargado del con-

trol y la supervisión de la motricidad y es un importante procesa-

dor de las habilidades motoras, sensoriales y cognitivas, gracias a

las conexiones que establece con las áreas cerebrales responsables

de la ejecución de esas habilidades. En el cuadro 2.11 se presentan

las principales alteraciones motoras que se producen como conse-

cuencia de lesiones cerebelosas.

64 Evaluación neuropsicológica infantil

Cuadro 2.11. Principales alteraciones motoras causadas

por lesiones del cerebelo

– Hipotonía.

– Ataxia, con descoordinación de los movimientos voluntarios.

– Dismetría.
– Asinergia.

– Discronometría.

– Disdiadococinesia.

– Ortostatismo, con aumento de la base de sustentación al ca-

minar, separando los pies.

– Frecuentes oscilaciones en la marcha.

– Temblor intencional.

– Nistagmo.

– Habla escandida.

– Fatigabilidad.

2. Funciones cognitivas. El cerebelo participa activamente en un

amplio repertorio de funciones cognitivas que han sido ignoradas

durante mucho tiempo. Gracias a los estudios anatómicos, fisio-

lógicos y de neuroimagen funcional se incide en su participación

en la organización de funciones mentales de nivel superior, ta-

les como funcionamiento ejecutivo, memoria, lenguaje, atención

selectiva, procesamiento musical y memoria de procedimiento

(cuadro 2.12). Se ha propuesto el término de dismetría cognitiva

para referirse a la interrupción de la interacción entre las funcio-

nes corticales y las funciones cerebelosas, como la coordinación

y la secuenciación, lo que produciría disminución de la coordi-


nación fluida de la actividad mental. En esta línea, Schmahmann

y Sherman (1998) propusieron el término de síndrome cerebe-

loso cognitivo afectivo para referirse a los cambios cognitivos y

conductuales que experimentan los pacientes que han sufrido le-

sión cerebelosa. Estos cambios se caracterizan por:

a) Deterioro de las funciones ejecutivas, que afectan a muchos

de sus componentes, como planificación, flexibilidad mental,

fluidez, razonamiento abstracto y memoria de trabajo.

Evaluación funcional del sistema nervioso 65

b) Dificultades de memoria espacial.

c) Dificultades visoperceptivas.

d) Trastornos de estimación temporal.

e) Cambios de personalidad y conducta: embotamiento afectivo,

labilidad emocional, comportamiento desinhibido e inapropiado.

f) Trastornos del lenguaje: agramatismo, disprosodia y pérdida

de fluidez verbal.

Una posible explicación de estas alteraciones como consecuencia del

daño cerebeloso radica en la pérdida de conectividad entre el cerebelo

y las restantes áreas del córtex y del sistema límbico. La desconexión

con otras áreas del córtex produciría los trastornos de funcionamiento

ejecutivo, lenguaje y memoria, mientras que la pérdida de conexión con

el sistema límbico impediría la adecuada regulación de las respuestas

emocionales, lo que facilitaría las conductas desinhibidas y socialmente

poco adaptadas.
Cuadro 2.12. Principales funciones cognitivas

en las que participa el cerebelo

– Funciones visoespaciales.

– Lenguaje: prosodia y sintaxis.

– Funciones ejecutivas: planificación y razonamiento abstracto.

– Fluencia fonológica.

– Aprendizaje declarativo.

– Aprendizaje procedimental.

– Aprendizaje asociativo.

– Memoria declarativa.

– Memoria de trabajo.

– Memoria a corto plazo.

C) Hipocampo

El hipocampo es una estructura situada en la cara interna del lóbulo

temporal. Está implicado en la memoria explícita y facilita el paso de la

memoria a corto plazo a la memoria a largo plazo. Existe una disociación

entre ambos hipocampos, ya que el hipocampo izquierdo está más espe-

66 Evaluación neuropsicológica infantil

cializado en la memoria verbal, mientras que el derecho es el responsable

de la memoria espacial e icónica. Las lesiones del hipocampo producen

amnesia anterógrada, con dificultad para la adquisición y el archivo de

nuevas informaciones, y afectan menos a la memoria retrógrada, es de-

cir, la memoria de las informaciones que se tenían adquiridas antes de la


lesión hipocámpica.

D) Cuerpo calloso

El cuerpo calloso es un grueso haz de fibras que conecta entre sí am-

bos hemisferios y facilita la coordinación de las actividades cognitivas,

motoras y comportamentales. Las funciones del cuerpo calloso son muy

variadas, pero la más importante es la sincronización de la información

interhemisférica, que facilita un funcionamiento cognitivo fluido y efi-

ciente.

Las lesiones del cuerpo calloso disminuyen la velocidad de trans-

ferencia en la información intehemisférica. La ausencia de formación

del cuerpo calloso durante el neurodesarrollo suele ir acompañada de

alteraciones cognitivas, sensoriales y motoras de mayor gravedad, pero

es compatible la agenesia parcial del cuerpo calloso, con alteraciones

más sutiles como dificultades de aprendizaje, y la inteligencia está re-

lativamente preservada. La callosotomía quirúrgica consiste en escindir

el cuerpo calloso para evitar la propagación de la actividad epileptóge-

na hacia el hemisferio no afectado. Cuando se produce este hecho, se

aprecian sutiles dificultades de coordinación y sincronización percepti-

vo-motora y cognitiva. Sin embargo, el sujeto callosotomizado puede


desarrollar estrategias que compensen dichos déficits sin que produzcan

un impacto considerable en su calidad de vida.

E) Ganglios basales

Los ganglios basales son masas de sustancia gris distribuidas en el in-

terior de ambos hemisferios cerebrales, entre las vías ascendentes y des-

cendentes de la sustancia blanca. Están formados por varias estructuras:

Evaluación funcional del sistema nervioso 67

núcleo caudado, putamen, globo pálido, núcleo subtalámico, sustancia

roja, núcleo accumbens y sustancia negra, y participan en varias funcio-

nes motoras y cognitivas.

1. Funciones motoras. El sistema extrapiramidal se inicia en los

ganglios basales y facilita la ejecución fluida y eficiente de los

movimientos tanto voluntarios como automáticos. De un modo

más específico, sus competencias motoras son:

a) Control de la motricidad voluntaria: activan o inhiben las se-

cuencias motoras necesarias para realizar cada movimiento.

b) Control postural de la actividad, que favorece que en todo mo-

mento el equilibrio postural sea satisfactorio.

c) Coordinación de los movimientos precisos de las extremidades.

d) Modulación del inicio y la finalización de cada movimiento a

través de la planificación de las correspondientes secuencias


motoras y de su corrección, en caso necesario.

2. Funciones cognitivas:

a) Funcionamiento ejecutivo. Los ganglios basales, al igual que

el cerebelo, también forman parte activa en la puesta a punto

de varios componentes del sistema ejecutivo: fluidez, inhibi-

ción y resolución de problemas. En primer lugar, permiten que

la velocidad de procesamiento sea fluida; también regulan la

capacidad inhibitoria, necesaria para el control de la conducta.

Por último, intervienen en la elaboración de planes y estrate-

gias para solucionar problemas.

b) Automatización de las conductas motoras. Cuando se empieza

a aprender una nueva actividad como escribir, manejar el tecla-

do de un ordenador o tocar un instrumento musical, la corteza

cerebral adquiere un gran protagonismo. Por el contrario, a par-

tir del momento en que se automatizan dichas actividades, los

ganglios basales adquieren un mayor protagonismo, ya que per-

miten llevar a cabo la conducta sin dedicar excesivos recursos

atencionales. Una ventaja de este hecho es que, al asumir más

68 Evaluación neuropsicológica infantil

protagonismo, liberan el lóbulo frontal, con lo que este puede


seguir adquiriendo nuevos patrones cognitivos y motores.

c) Regulación emocional. Participan en la consolidación de

las conductas de reforzamiento producido por drogas o por

estimulación. El núcleo accumbens adquiere un especial pro-

tagonismo en las tareas de regulación emocional.

3. Patología. Las lesiones de los ganglios basales afectan a la

ejecución de los movimientos, produciendo trastornos como

temblores, corea, distonía, balismo o Parkinson. También pueden

provocar alteraciones cognitivas, tal y como sucede en la demencia

progresiva, que cursa con deterioro de la memoria, la capacidad

intelectual y la capacidad para el control de los movimientos.

F) Tálamo

Es una estructura que ejerce una gran importancia en el procesamien-

to y la transferencia de señales hacia la corteza cerebral.

1. Funciones:

a) Procesamiento sensorial. La información sensorial procedente

de la periferia llega a la corteza a través del tálamo, que se

encarga de filtrar y seleccionar la información pertinente que

debe procesar la corteza cerebral, y de desechar los contenidos

irrelevantes.

b) Nivel de atención y consciencia. Sincroniza la actividad

neuronal necesaria para mantener el nivel de consciencia, lo

que facilita la atención, el nivel de alerta y la regulación de los

ciclos de vigilia y sueño.


c) Regulación emocional. Interactúa con los circuitos neuronales

que participan en la aparición y el mantenimiento de los esta-

dos emocionales. El tálamo actúa a modo de interfaz con el

sistema límbico y el hipotálamo, y regula la intensidad de las

emociones.

Evaluación funcional del sistema nervioso 69

2. Patología:

a) Síndrome de dolor talámico. Un infarto talámico puede pro-

ducir intensas sensaciones dolorosas que pueden permanecer

durante mucho tiempo.

b) Disfunción del funcionamiento cognitivo. Como consecuencia

de la interrupción en la transmisión de información hacia la

corteza cerebral, se pueden producir diversas alteraciones de

lenguaje, atención, memoria y funcionamiento ejecutivo. Las

lesiones del tálamo izquierdo producen alteraciones del len-

guaje, mientras que las del derecho pueden causar síndrome de

heminegligencia motriz y atencional.

c) Anosognosia. Como consecuencia del daño talámico, se pro-

duce anosognosia con falta de consciencia del daño cerebral en


la persona afectada.

d) Mutismo y demencia. En el caso de que se hayan producido

lesiones muy graves que afecten a ambos tálamos, puede

aparecer un cuadro mutista caracterizado por la ausencia

total de respuesta verbal. También pueden presentarse cua-

dros demenciantes causados por lesiones talámicas acompa-

ñadas de lesión grave en otras estructuras como los ganglios

basales.

G) Sistema límbico

Es un conjunto de estructuras situadas por debajo del cuerpo ca-

lloso, formando un hemianillo. Regulan los instintos, el equilibrio

homeostático, las emociones y los estados de ánimo. Por esta razón, en

ocasiones se le denomina cerebro visceral o cerebro emocional. Hasta

fechas recientes, se ha considerado el sistema límbico únicamente como

el gestor de las emociones, y se han ignorado las numerosas actividades

cognitivas en las que participa, como la memoria y el aprendizaje. Las

distintas estructuras que conforman la red neuronal del sistema límbico

tienen numerosas competencias que inciden sobre la regulación emocio-

nal y también sobre la actividad mental.

70 Evaluación neuropsicológica infantil

1. Hipotálamo. Interviene en el control hormonal regulando funcio-


nes homeostásicas tan importantes como la ingesta, la temperatu-

ra, la sexualidad o el crecimiento.

2. Hipocampo. Como se ha señalado con anterioridad, tiene una activa

participación en los procesos mentales relacionados con la creación

de la memoria a largo plazo y la recuperación de recuerdos.

3. Amígdala. Tiene un papel esencial en las respuestas emocionales

aprendidas por condicionamiento y está muy involucrada en el

aprendizaje emocional.

2.3. Diferenciación hemisférica

La diferenciación hemisférica supone que cada hemisferio puede asumir

funciones diferentes, aunque complementarias entre sí. Dichas diferen-

cias no se observan en las áreas primarias, sino únicamente en las áreas

asociativas, y son más acusadas en varones, adultos y diestros. Los niños

presentan una diferenciación hemisférica menos definida que los adultos,

aunque la disociación de funciones es similar a la de estos. La llegada

de las técnicas de neuroimagen funcional ha relativizado las diferencias

funcionales que se creía que existían entre ambos hemisferios: si bien en

líneas generales se mantienen los conceptos sobre la diferenciación fun-

cional interhemisférica, hoy se conoce mejor que dichas diferencias son

relativas. Las principales características funcionales de ambos hemisfe-

rios se pueden consultar en el cuadro 2.13.

2.3.1. Hemisferio izquierdo


El hemisferio izquierdo recibe habitualmente la denominación de hemis-

ferio verbal o lingüístico porque es dominante en todas las modalidades de

lenguaje oral y escrito en la mayoría de las personas. Utiliza preferentemente

un tipo de procesamiento proposicional, caracterizado por un procesamiento

de la información de tipo deductivo, racional y analítico. Es dominante para

el razonamiento matemático, dispone de una organización neural más focal

y presenta áreas funcionales más localizadas que el hemisferio derecho.

Evaluación funcional del sistema nervioso 71

Las lesiones del hemisferio izquierdo suelen producir trastornos de

mayor gravedad que las homólogas del hemisferio derecho, que afectan

más a las actividades lingüísticas, al pensamiento lógico conceptual y a

la capacidad de abstracción. Con frecuencia, sus lesiones causan cuadros

afásicos, así como apraxias ideatorias e ideomotoras de mayor gravedad

que las lesiones homólogas del hemisferio derecho.

Cuadro 2.13. Principales características funcionales

de los hemisferios cerebrales

Hemisferio izquierdo Hemisferio derecho

Predominante en el lenguaje:

– Comprensivo.

– Expresivo.

– Lectura.

– Escritura.

– Cálculo.

Predominante en la capacidad per-


ceptivoespacial:

– Análisis espacial.

– Orientación alopsíquica.

– Reconocimiento de caras.

– Percepción de melodías.

– Identificación táctil.

– Codificación auditiva de sonidos

no verbales.

Predominante en el procesamiento pro-

posicional:

– Digital.

– Abstracto.

– Lógico.

– Racional.

– Serial.

– Científico.

– Analítico.

– Temporal.

– Sucesivo.

– Fragmentario.

Predominante en el procesamiento

aposicional:

– Analógico.

– Concreto.

– Intuitivo.
– Emocional.

– Paralelo.

– Creativo.

– Sintético.

– Simultáneo.

– Holístico.

– Global.

2.3.2. Hemisferio derecho

El hemisferio derecho recibe habitualmente la denominación de hemis-

ferio no verbal o espacial, porque es dominante en las actividades que

72 Evaluación neuropsicológica infantil

requieren el procesamiento de imágenes y perceptivoespacial, como lec-

tura y comprensión de mapas y planos, orientación en el espacio, identifi-

cación de caras, memoria no verbal, procesamiento de figuras percibidas

mediante el tacto, etc. Sus capacidades lingüísticas son limitadas, ya que

es incapaz de producir lenguaje y tiene escasa capacidad para la com-

prensión verbal. De forma auxiliar, participa en la regulación de la proso-

dia, la entonación del lenguaje y la creatividad literaria. Es el hemisferio

dominante en el control de la atención, tanto en la regulación del nivel

de alerta como en la atención sostenida. Utiliza un tipo de procesamiento

aposicional caracterizado por un estilo cognitivo intuitivo, imaginativo,


sintético, simultáneo, concreto y emocional; es decir, procesa la informa-

ción de un modo global, y es menos eficiente en tareas de tipo analítico.

Su organización neural es más difusa que la del hemisferio izquierdo y

sus funciones tienden a estar más distribuidas.

Las lesiones del hemisferio derecho implican la pérdida de las capa-

cidades perceptivoespaciales, con mayores problemas de atención, me-

moria no verbal y razonamiento intuitivo.

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