Lección Casa de Bendición: DISCIPLINA DEL AMOR
Lección Casa de Bendición: DISCIPLINA DEL AMOR
Lección Casa de Bendición: DISCIPLINA DEL AMOR
Pasaje Bíblico:
“16 Porque de tal manera amó Dios al mundo, que ha dado a su Hijo unigénito, para que todo
aquel que en él cree, no se pierda, mas tenga vida eterna. 17 Porque no envió Dios a su Hijo al
mundo para condenar al mundo, sino para que el mundo sea salvo por él. 18 El que en él cree,
no es condenado; pero el que no cree, ya ha sido condenado, porque no ha creído en el nombre
del unigénito Hijo de Dios”. I Juan 3:16-18
“...ejercítate en la piedad, pues, aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil
para todo, ya que incluye una promesa no sólo para la vida presente sino también para la
venidera.” (NVI) I Timoteo 4:7-8
OBJETIVOS
INTRODUCCIÓN
El servicio es la una de las formas más significativas de demostrar el amor de Dios, de hecho, el
Señor Jesús, demostró el amor hacia sus semejantes a través del servicio, cuando sanaba,
liberaba y aún más cuando les enseño directamente a los discípulos la verdadera concepción del
servicio. Juan 13: 13-16.
Comprendiendo este principio hoy hablaremos acerca de la disciplina del amor, la cual ha sido
diseñada para que las personas que creemos en Cristo, hemos aprendido de él y le hemos seguido
de manera individual, desarrollemos habilidades de responder a las necesidades de otros con el
amor de Dios.
Por medio del amor de Dios, podemos conseguir que personas se transformen, familias cambien,
comunidades sean más sensibles a los miembros que las componen y finalmente naciones son
discipuladas a través de los principios y preceptos que con amor el Señor ha querido
bendecirnos. En este aspecto, nosotros como familia, somos el insumo que el Señor tiene para
transformar nuestra nación, la tarea inicia en nuestros propios hogares. Juan 13:34-35
La disciplina de Amor es una disciplina espiritual para demostrar el amor de Dios a través del
servicio a otros. La imagen de Dios es mejor reflejada en las personas a través del servicio
sacrificial. Los creyentes deberíamos ser más conscientes de la necesidad de manera personal
reflejar el carácter de Cristo en las cuatro áreas (la sabiduría, la física, la espiritual y la social) en
el mundo en que vivimos (la familia, la iglesia y la comunidad).
La iglesia es la institución creada para transformar la cultura de una comunidad, así como la sal,
la luz y la levadura transforman todo lo que les rodea, así debemos ser los creyentes
transformando nuestro alrededor con los valores del Reino. Y nosotros como hijos de Dios y
participes de una congregación estamos predestinados para realizar la tarea de manifestar la
cultura del Reino en la tierra.
Nuestras buenas obras no sirven de nada si no son hechas con amor, y ese amor no hacer
referencia al sentimiento, sino a decisión ferviente de servir a otros. El señor nos invita en Juan
13:34-35 a amarnos los unos a los otros; esto quiere decir el amarnos como el Señor lo expresa,
es la forma de demostrar nuestro amor a Dios, pues imagen de el somos y el habita en nosotros.
Las familias necesitamos entender que, como creación de Dios y expresión absoluta de su amor,
debemos reflejarla en nuestros hogares con un servicio voluntario entre esposos, hijos y
extendernos hacia nuestra familia adicional, abuelos, tíos, primos, etc.
2. Uno de los ejemplos más cercanos para entender la disciplina es el ejercicio, para alcanzar
grandes resultados se debe tener constancia, perseverancia y continuidad, el cuerpo va realizando
su transformación cuando más continuo es, y de la misma manera pasa en el ámbito espiritual, y
en el estudio. El apóstol Pablo le habla a Timoteo acerca de la disciplina espiritual 1 Timoteo 4:8
(NVI) “8 pues, aunque el ejercicio físico trae algún provecho, la piedad es útil para todo, ya que
incluye una promesa no solo para la vida presente sino también para la venidera”. y nos
permite entender la importancia de tener disciplinas espirituales como la oración, la lectura de la
palabra, el ayuno y el servicio.
Para que las disciplinas espirituales tengan un buen alcance necesitan del poder de Dios en
nuestras vidas, así se manifestará su gloria en nosotros y nos permitirá ser hijos diligentes en
todas las áreas en donde nos estemos desarrollando. Su amor y poder nos convierten en seres
integrales.
Hebreos 10:24 (NTV) “Pensemos en maneras de motivarnos unos a otros a realizar actos de
amor y buenas acciones”.
TRANSFORMACIÓN PERSONAL…
Al desarrollar una disciplina del amor a través del servicio a otros empezamos a demostrar en
nuestras vidas habilidades y capacidades que nos guiaran al cumplimiento del mandato divino, y
en nuestras reuniones familiares ya hemos visto que nuestros hijos continuaran transmitiendo a
las generaciones lo que por bien les hemos enseñado.
Esta disciplina nos ayuda a desarrollar una sensibilidad más amplia hacia las necesidades
de los demás.
Mientras más consientes somos de las necesidades de los demás el amor de Dios nos
invade con mayor comprensión y compasión.
El Señor nos permite desarrollar nuestra mente creativa para depender de Dios y que el
nos guie hacia la obra a realizar.
Al dar la Gloria a Dios por nuestro servicio, manifestamos el amor y bondad que el tiene
para con las personas a las que servimos.
Al principio puede ser difícil, y tal vez no salga como lo planeamos, pero entre más
realicemos labores por los demás el Señor nos llenara de su gracia para que la obra sea
llena de su amor.
Estamos convirtiéndonos en hijos obedientes, pues el Señor se glorifica al ver que
estamos cumpliendo con sus mandamientos.
Cuando estamos llenos del amor de Dios es porque hemos pasado tiempo en su presencia,
esto hará que nuestras acciones sean más naturales y no forzadas, pues el nos ha llenado
de su amor. Recordemos que la intimidad con el Señor es la fuente que nos llena para
tener un buen resultado.
La disciplina del amor debe responder a establecer el equilibrio preciso en cuatro áreas de
necesidad primordiales: Sabiduría, Espiritual, Social y Física.
1. Orar: Pedir a Dios dirección y revelación para ver la necesidad de uno de los miembros
de mi hogar, escuche atentamente su instrucción y las ideas que el Espíritu Santo le de.
2. Identificar la necesidad: Con la sensibilidad del Espíritu Santo, podrá identificar en que
área podrá servir al miembro de su familia que el Señor le haya mostrado.
CONCLUSIÓN:
1. Hemos sido creados a la imagen de Dios. El servicio es el reflejo más alto de la imagen de
Dios en una persona.
El líder hará el llamado invitando a todos a aceptar a Jesús como Señor y Salvador. Posterior a
eso deberá recoger diezmos y ofrendas según la persona del equipo que haya delegado.
¡Ministración: Damos gracias a Dios por su amor infinito y misericordia, porque en su paciencia
nos enseña que en toda obra que el nos pone, requerimos de la disciplina y aun más para
manifestar su amor y ganar las personas para el Reino de Dios, sabemos que fuimos creados a su
imagen y semejanza y así mismo, debemos reflejar su amor en sacrificio por las almas, por las
personas necesitadas de conocer al Señor. Es momento que nuestras vidas estén rendidas a sus
pies en obediencia y fidelidad para cumplir el mandamiento divino de amarlo a él y nuestro
prójimo como a nosotros mismos!
Oración de salvación: Padre celestial: yo reconozco que soy un pecador, y que mi pecado y mi
iniquidad me separa de ti. Hoy creo con mi corazón y confieso con mi boca que Jesús es mi
señor y salvador y que es el hijo de Dios, que Él murió por mí en la cruz, y que Dios el padre lo
resucitó de entre los muertos. Te pido perdón y me arrepiento de todos mis pecados. Renuncio a
todo pacto con el mundo, con la carne y con el diablo. Renuncio a toda iniquidad y a toda
maldición generacional que no permita reconciliarme contigo hoy. Y en este momento hago un
pacto nuevo contigo Jesús, abro las puertas de mi corazón paraqué entres y mores en el
transformándolo de una manera sobrenatural. Escribe mi nombre en el libro de la vida. A partir
de hoy entrego mi vida a ti, para servirte por siempre y para hacer tu voluntad. Gracias, mi señor
porque estoy completamente seguro de que, si hoy muriera, al abrir mis ojos, sé que estaré en tus
brazos. Amén!