Tarea 15 Medecina Forense
Tarea 15 Medecina Forense
Tarea 15 Medecina Forense
MATERIA:
MEDICINA LEGAL Y FORENSE
8° CUATRIMESTRE.
NOMBRE DE LA ALUMNA:
MARÍA ESTHER PASCUAL BALAN
FECHA DE ENTREGA:
BALANCÁN TABASCO, A 15 DE ENERO DEL 2023
Contenido
TEMA:.......................................................................................4
UNIDAD II DERECHOS DE LOS PACIENTES.......................4
2.3 SECRETO PROFESIONAL: MEDICINA E INTIMIDAD....5
2.4 DOCUMENTOS MÉDICOS- LEGALES.............................5
2.4.1 HISTORIA CLÍNICA: REGULACIÓN ACTUAL...............8
2.5 MEDICINA LABORAL.....................................................17
................................................................................................21
2.6 CONCEPTO DE INCAPACIDAD TEMPORAL...............21
2.6.1 ACCIDENTES DE TRABAJO Y ENFERMEDAD
PROFESIONAL......................................................................25
2.7 INCAPACIDAD PERMANENTE Y SU VALORACIÓN....26
.............................................................................................27
UNIDAD III INFORME PERICIAL EN LA VALORACIÓN DEL
DAÑO CORPORAL................................................................31
3.1 DIAGNOSTICO DE MUERTE..........................................42
3.2 TANATOLOGÍA FORENSE.............................................45
TEMA:
Este estudio tiene como propósito explicar la relatividad del secreto médico y la
actuación del médico perito. El secreto profesional médico es un derecho a la
intimidad y constituye obligación ineludible para el personal de la salud, los
pacientes y peritados, de ahí que todo lo que revelen deba ser guardado para
evitar daños a la vida privada de los individuos. Desde el punto de vista ético el
secreto médico profesional obliga al perito a no revelar más de lo necesario para
el peritaje, así como a no divulgar dicho informe, limitándose a entregarlo
solamente a quienes tuvieran derecho a él. El secreto profesional es un tema
apasionante y siempre de actualidad, pues atañe prácticamente a todo profesional
a quien, directa o indirectamente, se hacen de su conocimiento hechos o acciones
cuya revelación podría causar un perjuicio real o un justificado disgusto a la
persona misma o a sus familiares. Todo médico debe tener presente, así como su
personal auxiliar, que tienen obligación de guardar secreto, entendido éste como
"lo que cuidadosamente se tiene reservado y oculto" sobre hechos que conozca
en el ejercicio de su profesión séanle o no revelados. El derecho del paciente a
que la información que proporciona al médico se mantenga en forma confidencial
es una premisa fundamental de la atención médica. El secreto profesional es la
obligación ética que tiene el médico de no divulgar ni permitir que se conozca la
información que directa o indirectamente obtenga durante el ejercicio profesional
sobre la salud y vida del paciente o su familia, obliga al médico aun después de
que el paciente haya muerto y no se limita sólo a lo que éste comunique al
médico, sino lo que él vea y conozca, directa o indirectamente, sobre el proceso
patológico y su vida, extendiéndose a su familia. A los estudiantes de Medicina y
personas involucradas en la atención médica también los obliga el secreto
profesional, pues es necesario asegurar al enfermo que todo lo relativo a su vida y
enfermedad será guardado en reserva.
Sea cual fuere el caso se considera que estos documentos tendrán que ser
interpretados por individuos no relacionados en forma directa con las ciencias
médicas. Por ese motivo se realizará sin la utilización de tecnicismos innecesarios
o si esto es imperante, se explica en forma simple el significado de lo señalado
antes.
Dictamen.
Certificado.
Consentimiento informado.
Consulta.
Historia clínica.
Receta.
Resumen clínico.
Dictamen
Documento emitido por orden de la autoridad judicial por medio del cual el perito
ilustra aspectos médicos de hechos judiciales o administrativos. Es una opinión
fundamentada que tiene como objetivos: apoyar, justificar y documentar un hecho
o un diagnóstico, siguiendo la metodología necesaria para el caso particular.
Animales:
Enfermedades
infectocontagiosas.
Convivencia con el hombre.
2.4.1 HISTORIA CLÍNICA: REGULACIÓN ACTUAL
Dentro del ordenamiento de ámbito estatal, la regulación que hasta hace poco
había podía calificarse de escasa. Todo se reducía a la Ley General de Sanidad
que declaraba el derecho de los ciudadanos a que quedase constancia por escrito
de todo su proceso asistencial y a que la Historia estuviese a “disposición de los
enfermos y de los facultativos que directamente estén implicados en el diagnóstico
y el tratamiento del enfermo, así como a efectos de inspección médica o para fines
científicos, debiendo quedar garantizados el derecho del enfermo a su intimidad
personal y familiar y el deber de guardar secreto por quien, en virtud de sus
competencias, tenga acceso a la historia clínica”1 . A esta previsión legal tan sólo
cabe añadirle el reconocimiento del derecho de los ciudadanos, en materia de
información y documentación sanitaria, a que se les entregue, a petición propia, un
ejemplar de su historia clínica o de determinados datos contenidos en la misma,
sin perjuicio de la obligación de su conservación en el centro sanitario, a que hace
referencia el Real Decreto sobre Prestaciones del Sistema Nacional de Salud. 2
Fruto de la preocupación por la escasa regulación existente, fue la creación en
1997, por la Subsecretaría del Ministerio de Sanidad y Consumo, de un Grupo de
Expertos en Información y Documentación clínica que elaboró unos criterios
generales que posteriormente fueron recogidos por las leyes autonómicas que se
han publicado y por la iniciativa legislativa estatal que culminó con la aprobación
de la Ley 41/2002, de 14 de noviembre, básica reguladora de la autonomía del
paciente y de derechos y obligaciones en materia de información y documentación
clínica.3 La Ley considera que la Historia tiene como fin principal facilitar la
asistencia sanitaria, recogiendo todos los datos que, bajo criterio médico, permitan
el conocimiento veraz y actualizado de su estado de salud. Además de este fin,
que constituye la razón de ser de la Historia y el único que puede justificar su
creación, la Ley permite el acceso a la documentación clínica con fines judiciales,
epidemiológicos, de salud pública, de investigación y de docencia. Finalmente,
también contempla la posibilidad de acceso por el personal sanitario que ejerza
funciones de inspección, evaluación, acreditación y evaluación. Quizá la
innovación más destacable de la Ley en materia de acceso a la Historia es la
regulación detallada que ha hecho sobre el derecho de paciente, limitándolo al
declarar que no podrá ejercitarse en perjuicio del derecho de terceras personas a
la confidencialidad de los datos que puedan hallarse incorporados a la
documentación clínica, ni en perjuicio del derecho de los profesionales
participantes en su elaboración que podrán oponer al derecho de acceso del
paciente la reserva de sus anotaciones subjetivas. Respecto a los datos de
pacientes fallecidos, determina que los centros sanitarios y los facultativos de
ejercicio individual sólo facilitarán el acceso a la Historia a las personas vinculadas
a ellos por razones familiares de hecho, salvo que el fallecido lo hubiese prohibido
expresamente y, en todo caso, limitado a los datos pertinentes y salvaguardando
su intimidad. Del estudio de las novedades introducidas por la nueva Ley se
pueden extraer los siguientes conceptos:
1. Definición. La historia es definida por la Ley como el conjunto de
documentos que contienen los datos, valoraciones e informaciones
de cualquier índole sobre la situación y la evolución clínica de un
paciente a lo largo del proceso asistencial. A su vez, se define la
Documentación Clínica como el soporte de cualquier tipo o clase que
contiene un conjunto de datos e informaciones de carácter
asistencial.
Finalmente, la propia Ley afirma que la Historia Clínica comprende el
conjunto de documentos relativos a los procesos asistenciales de cada
paciente, con la identificación de los médicos y de los demás
profesionales que han intervenido en ellos, con objeto de obtener la
máxima integración posible de la documentación clínica, al menos en el
ámbito de cada centro.
2. Contenido En cuanto a los documentos que debe contener la Historia
Clínica, la Ley establece que incorporará la información que se
considere trascendental para el conocimiento veraz y actualizado del
estado de salud del paciente. Tiene como fin principal facilitar la
asistencia sanitaria dejando constancia de los datos, que, bajo criterio
médico, permitan el conocimiento veraz y actualizado del estado de
salud. A continuación, establece los documentos que ha de tener
incorporados como contenido mínimo según se trate de una Historia
correspondiente a un proceso de hospitalización o no.
3. Usos de la Historia clínica Bajo el epígrafe de usos de la Historia, la
Ley ha incluido la regulación de quiénes pueden acceder a la misma.
Así, comienza afirmando que la historia clínica es un instrumento
destinado fundamentalmente a garantizar una asistencia adecuada al
paciente. Por este motivo, los profesionales asistenciales del centro que
realizan el diagnóstico o el tratamiento del paciente, tienen acceso a la
historia clínica de éste como instrumento fundamental para su adecuada
asistencia. Además de los profesionales que directamente se relacionan
con el proceso asistencial del paciente, también se reconoce el derecho
de acceso con fines judiciales, epidemiológicos, de salud pública, de
investigación o de docencia. El acceso con estos fines obliga a
preservar los datos de identificación personal separados de los clínico-
sanitarios para asegurar el anonimato, salvo consentimiento del
paciente para no separarlos. Se exceptúan los supuestos de
investigación judicial en los que se considere imprescindible la
unificación, en los cuales se estará a lo que dispongan jueces y
tribunales en el proceso correspondiente. Otro tipo de personal al que se
le reconoce un derecho de acceso, aunque restringido, es al personal de
administración y gestión de los centros sanitarios, que sólo puede
acceder a los datos de la historia clínica relacionados con sus propias
funciones. Finalmente, se determina que el personal sanitario
debidamente acreditado que ejerza funciones de inspección, evaluación,
acreditación y planificación, tendrá acceso a las historias clínicas en el
cumplimiento de sus funciones de comprobación de la calidad de la
asistencia, el respeto de los derechos del paciente o cualquier otra
obligación del centro en relación con los pacientes y usuarios o la propia
Administración sanitaria.
4. Derecho de acceso del paciente
Desde la publicación de la Ley General de Sanidad en el año 1986, ha
sido una constante la reivindicación de muchos de nosotros sobre la
necesidad de limitar el derecho de acceso del paciente a los datos
subjetivos, entendiendo por tales, aquellos que son objeto de una
elaboración intelectual y contienen apreciaciones personales o juicios de
valor.4 Esta tesis, en un principio no “fructificó y, como ya dijimos, se
eliminó toda duda al respecto al reconocerse el derecho a la entrega, a
petición del interesado, de un ejemplar de su historia clínica o de
determinados datos contenidos en la misma, sin perjuicio de la
obligación de su conservación en el centro sanitario”, a que hace
referencia el artículo 5,6, Anexo I del Real Decreto 63/1995, de 20 de
enero, sobre Ordenación de Prestaciones Sanitarias del Sistema
Nacional de Salud. Actualmente, las nuevas Leyes autonómicas y la Ley
41/2002 limitan el derecho de acceso del interesado, de acuerdo con el
criterio del también citado Grupo de Expertos en Información y
Documentación Clínica, considerando que el paciente tiene derecho a
acceder a la documentación contenida en la Historia Clínica, pero este
acceso no puede ejercerse en perjuicio del derecho de terceros a la
confidencialidad de los datos de los mismos que figuren en ella, ni del
derecho de los profesionales que han intervenido en su elaboración, que
podrán invocar la reserva de sus observaciones, apreciaciones o
anotaciones subjetivas. Hasta ahora carecíamos de un criterio legal a la
hora de determinar el derecho de acceso de los familiares al Historial de
un paciente fallecido. La nueva regulación se ha ocupado expresamente
de este aspecto, estableciendo que los centros sanitarios y los
facultativos de ejercicio individual sólo facilitarán el acceso a la historia
de los pacientes fallecidos a las personas vinculadas a él, por razones
familiares o de hecho, salvo que el fallecido lo hubiese prohibido
expresamente y así se acredite. En cualquier caso, el acceso de un
tercero a la historia motivado por un riesgo para su salud se limitará a
los datos pertinentes. No se facilitará información que afecte a la
intimidad del fallecido ni a las anotaciones subjetivas de los
profesionales, ni que perjudique a terceros.
5. Archivo y conservación.
Se establece que cada centro archivará las historias clínicas de sus
pacientes, cualquiera que sea el soporte papel, audiovisual, informático
o de otro tipo en el que consten, de manera que queden garantizadas su
seguridad, su correcta conservación y la recuperación de la información.
Se impone a Las Administraciones Sanitarias la obligación de establecer
los mecanismos que garanticen la autenticidad del contenido de la
historia clínica y de los cambios operados en ella, así como la
posibilidad de su reproducción futura. En cuanto a la conservación de la
documentación clínica se establece que los centros sanitarios tienen la
obligación de conservar la documentación clínica en condiciones que
garanticen su correcto mantenimiento y seguridad, aunque no
necesariamente en el soporte original, para la debida asistencia al
paciente durante el tiempo adecuado en cada caso y, como mínimo,
cinco años contados desde la fecha del alta de cada proceso asistencial.
La documentación clínica también se conservará a efectos judiciales de
conformidad con la legislación vigente. Se conservará, asimismo,
cuando existan razones epidemiológicas, de investigación o de
organización y funcionamiento del Sistema Nacional de Salud. Su
tratamiento se hará de forma que se evite en lo posible la identificación
de las personas afectadas. La gestión de la historia por los centros con
pacientes hospitalizados o con un número suficiente bajo cualquier otra
modalidad asistencial, según el criterio de los servicios de salud, se
realizará a través de la unidad de admisión y documentación clínica,
encargada de integrar en un solo archivo las historias clínicas. Su
custodia está bajo la responsabilidad de la dirección del centro sanitario.
6. La Historia Clínica como medio de prueba. Como hemos visto, la Ley
41/2002, admite la posibilidad de que al paciente se le proporcione
información verbal y se recabe su consentimiento en la misma forma, al
margen de una serie de supuestos tasados en los que se exige que se
haga por escrito. Con ello, lo que hace es abandonar el absurdo e
incumplible formalismo del derogado artículo 10.6 de la Ley General de
Sanidad que exigía el consentimiento escrito del usuario para la
realización de cualquier intervención, adaptándose a la realidad clínica
en la que la mayoría de los actos médicos se hacen con consentimiento
verbal. Tan sólo las intervenciones quirúrgicas y las pruebas
diagnósticas invasivas suelen ser objeto de un documento formal y el
resto de actuaciones sanitarias carecen, lógicamente, de consentimiento
escrito, dejándose, habitualmente, registro documental en la Historia. En
la medicina actual está absolutamente implantado el uso de la Historia
Clínica como herramienta de trabajo y soporte de toda la relación
médico-enfermo. La propia Ley 41/2002 reconoce la Historia Clínica
como el lugar apropiado para dejar constancia de las diversas
vicisitudes por las que discurre la relación asistencial cuando establece
que la información se proporcionará, por regla general, verbalmente
dejando constancia en la Historia. De idéntica manera, exige que
cuando se limite la información a un paciente por entender que se dan
los motivos para que exista un estado de necesidad terapéutica
acreditado, se deje constancia razonada en la Historia de estas
circunstancias. Admitido que no es posible, ni siquiera recomendable,
que todas las intervenciones sanitarias que se practican queden
amparadas por un expreso consentimiento escrito, la Historia Clínica
cobra especial relevancia al ser el soporte por excelencia para recoger
toda la información sobre el devenir de la relación médico paciente. Nos
estamos refiriendo al concepto amplio de “intervención” que engloba el
conjunto de actos médicos diagnósticos, terapéuticos, preventivos y de
investigación y en los que la obtención de un consentimiento escrito
para cada uno de ellos es imposible. El consentimiento otorgado por el
paciente, después de recibir la información adecuada, no es más que la
culminación de una relación de confianza basada, fundamentalmente,
en el diálogo. La experiencia nos demuestra que, en numerosas
ocasiones, la petición al paciente de una firma de autorización para
prestarle una determinada asistencia es interpretada como una
agresión, como un acto defensivo encaminado a salvaguardar los
intereses del médico exclusivamente o, como máximo, a dar,
simplemente, cumplimiento a una previsión legal y burocrática. Es este
punto de vista el que nos permite posicionarnos en la línea manifestada
por el Grupo de Expertos en Información y Documentación cuando
afirma que: “debemos insistir en que la Historia Clínica sigue siendo el
lugar físico por antonomasia para registrar procesos de información y
consentimiento, aunque los profesionales no suelan entenderlo así. De
hecho, debería recomendarse a los profesionales que adquieran el
hábito de incluir en las hojas de evolución clínica comentarios y
anotaciones acerca de aquello que hablan con sus pacientes. Además
de ser un signo de calidad, tiene valor probatorio a efectos jurídicos”.5 El
valor probatorio de la Historia Clínica ha sido recogido en numerosas
sentencias judiciales, tanto para condenar como para absolver al
médico, haciendo referencia expresa al consentimiento informado en
varias de ellas. También la doctrina se ha ocupado de esta cuestión
afirmando que la Historia es un medio de prueba directo con fuerza
probatoria que puede acreditar, entre otras cuestiones, si se ha
procurado al paciente la información que exige la Ley. Tiene importancia
esta cuestión porque la jurisprudencia sostiene el criterio de que en caso
de duda sobre si al paciente se le dio la adecuada información, se
produce una inversión de la carga de la prueba, siendo el facultativo
quien ha de probar que lo hizo. Ya la Sentencia del Tribunal Supremo de
25 de abril de 1994, a la que antes hacíamos referencia, condenó por
encontrarse el documento de consentimiento informado en blanco, sin
firma ni expresión alguna sobre la persona a intervenir, por lo que la
simple aportación del mismo no sirvió como prueba del cumplimiento por
el médico del deber de informar. La Sentencia sostiene que el médico
no acreditó haber proporcionado la información adecuada al paciente,
entendiendo que éste era un deber que le correspondía. De manera
similar, la Sentencia de la Sala de lo Contencioso-Administrativo del
Tribunal Supremo, de 3 de octubre de 2000, utiliza como medio de
prueba la Historia y considera probado que se informó habida cuenta de
la existencia de unas breves anotaciones sobre el contenido de la
información proporcionada, reflejadas en una ficha. Afirma que la
información excesiva puede convertir la atención clínica en
desmesurada (puesto que un acto clínico es, en definitiva, la prestación
de información al paciente) y en un padecimiento innecesario para el
paciente. Y que no cabe excluir incluso el rechazo por el paciente de
protocolos excesivamente largos o inadecuados o el entendimiento de
su entrega como una agresión.
7. Particularidades de la Historia Clínica en soporte informático.
No existe inconveniente alguno para que la Historia Clínica se realice
en soporte informático y así se reconoce en diversos artículos de la
nueva Ley 41/2002. Dice que se entenderá por documentación clínica,
el soporte de cualquier tipo o clase que contiene un conjunto de datos e
informaciones de carácter asistencial. A continuación, define la Historia
Clínica como el conjunto de documentos que contienen los datos,
valoraciones e informaciones de cualquier índole sobre la situación y la
evolución clínica de un paciente a lo largo del proceso asistencial.
Concretamente, cuando se ocupa del archivo de la documentación
clínica, la Ley establece que cada centro archivará las historias clínicas
de sus pacientes, cualquiera que sea el soporte papel, audiovisual,
informático o de otro tipo en el que consten, de manera que queden
garantizadas su seguridad, su correcta conservación y la recuperación
de la información. Los centros sanitarios tienen la obligación de
conservar la documentación clínica en condiciones que garanticen su
correcto mantenimiento y seguridad, aunque no necesariamente en el
soporte original, para la debida asistencia al paciente durante el tiempo
adecuado en cada caso y, como mínimo, cinco años contados desde la
fecha del alta de cada proceso asistencial. Respecto a la protección de
datos informatizados existe una amplia relación de antecedentes
normativos, pero a los fines que ahora nos interesan hay que citar, como
precedente más importante el Convenio de Estrasburgo de 1981, que
dio lugar, once años después, a la primera ley española sobre
protección de datos personales. Posteriormente, una Directiva europea
obligó a cambiar el derecho nacional, lo que llevó a la derogación de la
citada ley y a la aprobación de la vigente Ley Orgánica Reguladora de la
Protección de Datos Personales. A la Historia Clínica informatizada le
son de aplicación las medidas técnicas de seguridad establecidas por la
legislación reguladora de la conservación de los ficheros que contienen
datos de carácter personal y, en general, por la Ley Orgánica 15/1999,
de 13 de diciembre, de Protección de Datos de Carácter Personal, de la
que merece destacarse, a estos efectos, su artículo 7.3 cuando
determina que “los datos de carácter personal que hagan referencia al
origen racial, a la salud y a la vida sexual sólo podrán ser recabados,
tratados y cedidos cuando, por razones de interés general, así lo
disponga una Ley o el afectado consienta expresamente”. Proclamado
este principio general, la Ley crea inmediatamente la excepción al añadir
en el art. 8 que “las instituciones y los centros sanitarios públicos y
privados y los profesionales correspondientes podrán proceder al
tratamiento de los datos de carácter personal relativos a la salud de las
personas que a ellos acudan o hayan de ser tratados en los mismos, de
acuerdo con lo dispuesto en la legislación estatal o autonómica sobre
sanidad”. El mismo artículo ordena como obligación del responsable del
fichero la adopción de las medidas de índole técnica y organizativas
necesarias para garantizar la seguridad que deben reunir los ficheros,
centros de tratamiento, locales, equipos, sistemas, programas y
personas que intervengan en el tratamiento automatizado de carácter
personal. El Real Decreto 994/1999, de 11 de junio, por el que se
aprueba el Reglamento de medidas de seguridad de los ficheros
automatizados que contengan datos de carácter personal, establece que
aquellos ficheros que contengan datos relativos a la ideología, religión,
creencias, origen racial, salud o vida sexual deberán reunir, además de
las medidas de nivel básico y medio, las calificadas de nivel alto.
Similares garantías se exigen en la Recomendación R (97)5, del Comité
de ministros del Consejo de Europa relativa a la protección de Datos
Médicos, que plantea como uno de sus objetivos asegurar la
confidencialidad, integridad y exactitud de los mismos, evitando el
acceso a las instalaciones que los contienen, su conocimiento,
alteración o utilización por quienes no estén autorizados, o su uso para
fines diferentes a los legítimos. Una cuestión específica del tratamiento
de datos que resulta polémica en el ámbito sanitario es la relativa a los
Derechos de rectificación y cancelación. La Ley de Protección de datos
establece, como un derecho de los interesados, que serán rectificados o
cancelados, en su caso, los datos de carácter personal cuyo tratamiento
no se ajuste a lo dispuesto en ella y, en particular, cuando tales datos
resulten inexactos o incompletos. La cancelación dará lugar al bloqueo
de los datos, conservándose únicamente a disposición de las
Administraciones públicas, Jueces y Tribunales, para la atención de las
posibles responsabilidades nacidas del tratamiento. Cumplido el plazo
deberá procederse a la supresión. Igualmente, la Ley prevé (artículo 4.5)
que se deberá proceder a la cancelación cuando los datos hayan dejado
de ser necesarios o pertinentes para la finalidad para la cual fueron
recabados o registrados. Para su conservación determina que habrá
que adoptar las medidas precisas para que no se pueda identificar al
interesado, haciendo ya la previsión legal de que se pueda establecer
reglamentariamente el procedimiento por el que, excepcionalmente, se
decida el mantenimiento íntegro de la información por valores históricos,
estadísticos o científicos, de acuerdo con la legislación específica. La
previsión genérica que hace la Ley parece fácilmente aplicable al mundo
sanitario respecto a la rectificación, ya que sólo procede cuando se trate
de datos inexactos o incompletos; pero en cuanto a la cancelación la
situación parece más compleja. En este sentido, y ante las dudas
existentes sobre la posibilidad de que un paciente pueda exigir que
desaparezcan determinados datos de su historial clínico una vez
incluidos, cabe remitirse al pronunciamiento hecho por la Agencia de
Protección de Datos10 según el cual no procede la cancelación cuando
pueda causar perjuicios legítimos del afectado o de terceros o cuando
existe una obligación de conservar los datos. De todos modos, ya hay
disposiciones legales que, sorprendentemente en nuestra opinión,
permiten la cancelación entendida como borrado de los datos sanitarios
obtenidos legalmente. Nos estamos refiriendo a la Ley 25/1997, de 26
de diciembre, de Regulación del Servicio de Atención de Urgencias de la
Comunidad de Madrid que prevé que los datos contenidos en los
ficheros automatizados necesarios para recoger la información del
servicio o asistencia, serán cancelados cuando finalice la actuación a la
que, de manera mediata o inmediata, haya lugar, y en todo caso a
petición del interesado. No compartimos este criterio ya que supone que
el paciente pueda decidir el contenido de la información que se recoja
en su Historia Clínica, impidiendo a otros terceros legitimados para
acceder a la misma ejercer sus derechos e incluso obligaciones.11
Cuando hablamos de terceros legitimados para acceder a la Historia es
preciso tener en cuenta el derecho de los profesionales y el derecho de
organización y control del propio centro sanitario, así como la posibilidad
de hacer revisiones de calidad, estudios, revisiones diagnósticas, etc.,
tal como prevén la Ley 41/2002 y las Leyes de las Comunidades
Autónomas Catalana, Gallega y Navarra ya citadas. Con idéntico
criterio, el Reglamento de la historia clínica del País Vasco establece
que cuando el motivo de acceso sea la planificación sanitaria o la
estadística, el Departamento, a través del personal acreditado, podrá
conocer la información contenida en ella. (Decreto 272/1986, de 25 de
noviembre, del Consejo de Gobierno del País Vasco). En relación
directa con este derecho de acceso a la Historia de terceros distintos al
paciente, merece ser brevemente comentada la Sentencia de la
Audiencia Provincial de Segovia, de 19 de diciembre de 2000. En
esencia, y para lo que ahora nos interesa, se discutía si es lícito el
acceso por la Inspección Médica del INSALUD a los historiales clínicos
de determinados pacientes para realizar un estudio de Cartera de
Servicios en contra de la voluntad de los respectivos médicos de
Atención Primaria, quienes se habían negado, previamente, a
proporcionar los listados de pacientes con identificación clasificados por
una serie de diagnósticos objeto de estudio. Estos médicos entendieron
que la información que se les solicitaba afectaba a la intimidad de sus
pacientes. El Tribunal, en sus razonamientos, afirma que la existencia
de la Historia Clínica, prevista en el Artículo 61 de la Ley General de
Sanidad, refuerza las competencias de la Administración Sanitaria para
el ejercicio de las tareas de inspección, evaluación y control de las
prestaciones sanitarias, centros y servicios; tareas encomendadas
legislativamente que resultarían baldías si no pudiera acceder a la
Historia. Igualmente, considera que “resulta evidente la necesidad en la
distribución horizontal y vertical del trabajo sanitario de que exista
acceso al historial médico por personal auxiliar o superior jerárquico en
orden a la evaluación o supervisión de su trabajo, quienes por una parte
no pueden ser considerados como terceros a efectos del conocimiento
por razones profesionales, pero a quienes lógicamente también es
predicable la condición de confidentes necesarios, determinante de la
obligación de sigilo y reserva de lo conocido por este medio”.
Finalmente, la Sala se basa en el artículo 7.6 de la Ley 15/99 para
declarar que los listados identificativos de pacientes que se solicitaban
no implican un quebrantamiento de la normativa sobre protección de
datos.
2.5 MEDICINA LABORAL
La medicina laboral (también conocida como “la medicina del trabajo”) es una
especialidad médica encargada de la prevención y asistencia de la salud de las
personas dentro del ámbito laboral.
La medicina laboral procura tener un control del estado de salud de los
trabajadores, con el fin de mantener recursos humanos más eficientes.
Para la Organización Mundial de la Salud, la medicina laboral ha sido definida
como:
“La especialidad médica que, actuando aislada o comunitariamente, estudia los
medios preventivos para conseguir el más alto grado de bienestar físico, psíquico
y social de los trabajadores, en relación con la capacidad de éstos, con las
características y riesgos de su trabajo, el ambiente laboral y la influencia de éste
en su entorno, así como promueve los medios para el diagnóstico, tratamiento,
adaptación, rehabilitación y calificación de la patología producida o condicionada
por el trabajo”.
Otro suceso importante en el desarrollo de la Medicina del Trabajo fue la firma del
Tratado de Versalles donde en su fracción XII, estableció los principios que
posteriormente tomaría la Organización Internacional del Trabajo (OIT), que tenía
como principal objetivo mejorar las condiciones de trabajo, así como de fortalecer
las economías de las naciones.
Los inicios de la Medicina del Trabajo tuvieron inicialmente una visión asistencial
dirigida a la prestación de primeros auxilios y hospitalización especializada, en la
evaluación de los daños biológicos sufridos desde una perspectiva puramente
clínica o quirúrgica y en tratamiento y rehabilitación de los casos de invalidez,
relegando los problemas de prevención a la evaluación médica pre - ocupacional y
periódica de los trabajadores, encuestas higiénicas y las campañas de educación
sanitaria . Entonces, la Medicina del Trabajo fue conocida como la especialidad
médica que se ocupaba de la vigilancia de la salud de los trabajadores,
relacionando las condiciones laborales y los procesos de trabajo con la salud de
los trabajadores con su principal efecto: las enfermedades ocupacionales. Entre
los años 1940 y 1950 la Medicina del Trabajo, tanto en Europa como en Estados
Unidos, maduró hasta convertirse en una disciplina científica por pleno derecho.
Florecieron los departamentos médicos d las compañías y los programas de
residencia y becas de investigación, además de continuar el desarrollo de las
disciplinas auxiliares, como la enfermería del trabajo, la higiene industrial y la
rehabilitación vocacional (1,5).
2. Proteger el ambiente,
El trabajador deberá presentar copia del parte en la empresa para la que presta
servicios, en un plazo no mayor a los tres días a contar desde que ésta haya sido
expedida.
Accidente de trabajo: “toda lesión corporal que el trabajador sufra con
ocasión o por consecuencia del trabajo que ejecute por cuenta ajena”
(Artículo 115 Ley General de la Seguridad Social).
Enfermedad común.
Cáncer Cardiopatías
Esquizofrenia
Ludopatía
Artrosis Depresión
Fibromialgia
Lumbalgia
Alzheimer Demencia
Hernia cervical
Parkinson
Ansiedad Epilepsia
Ictus
Taquicardias
Apnea del sueño Esclerosis Múltiple
Migraña
... entre otras
Condición general
Requisitos específicos
profesional cualificado, lo que puede ayudar en casos de áreas tan variadas como:
Cirugía plástica
Cirugía reconstructiva
Traumatología
Lesiones deportivas
Embolia pulmonar
Medicina de urgencias
Cirugía neurológica
Neurología
Neurofisiología
Cirugía ortopédica
Así como otros muchos problemas médicos relacionados, que pueden ser
un momento dado pueden estar relacionadas con el caso, como pueden ser:
Quemaduras
Traumatismos
Heridas y cicatrices
Lesiones cerebrales
Hernias
Amputaciones
Lesiones nerviosas
Úlceras
Neumología
errores como:
aportaciones de un experto.
basada en sus intereses y obvia algunas partes. Por ello, contar con los servicios
de una evaluación objetiva y profesional puede ser clave de cara a una
reclamación judicial.
caso.
DAÑO EMERGENTE
Para analizar estos puntos, los Peritos Médicos realizarán distintas pruebas
son:
Resonancia magnética
Radiografías
Evaluación cardiopulmonar
Análisis químicos
Pruebas de laboratorio
Chequeo físico
este tipo de pruebas. Por medio de estos exámenes del estado de salud del
accidente.
Accidentes de Tráfico
1.- Valoración médica del lesionado por accidente de tráfico o por daño en la vía
FINALIDAD:
▷ Reclamación de indemnización y gastos por asistencia sanitaria (tanto la
recibida como la que conllevarán las lesiones sufridas)
FINALIDAD:
▷ Reclamación del reconocimiento de un grado de minusvalía física,
psicológica o psíquica. Con Dicho reconocimiento se pueden obtener beneficios
económicos y ayudas.
Incapacidad
rentas.
Esta incapacidad puede ser:
Póliza de Seguros
FINALIDAD:
▷ Conseguir aumentar la cantidad percibida de la póliza del seguro, en
concepto de indemnización por daños sufridos por accidente o lesión.
Testamentos
mental del testador con su incapacidad para testar en el momento en que lo hizo.
FINALIDAD:
▷ Impugnación de testamento si la capacidad mental del testador está afectada
por alguna circunstancia.
Evaluación del historial médico del paciente, estudio de los hechos, y relación de
FINALIDAD:
▷ Imputar a la institución sanitaria como causante de negligencia y daños al
paciente, y recibir una consiguiente indemnización.
Incapacidades
FINALIDAD:
Impugnación de:
▷ Alta laboral en caso de no curación completa
▷ Calificación de invalidez otorgada por el INSS
▷ Denegación de incapacidad por el INSS
Accidente Laboral
presentan.
Enfermedad Profesional
PROFESIONAL:
secuelas en el trabajador
FINALIDAD:
▷ Determinación de existencia de enfermedades debidas a ejercer un puesto de
trabajo
Agresión
Ya sea física o psíquica, el Perito en Valoración del Daño Corporal, a través del
informe de valoración médica, describe las secuelas producidas, y el nexo causal
con la agresión.
FINALIDAD:
▷ Analizar secuelas para determinar pena y cuantía reclamable al agresor
Negligencia Médica
CONTENIDO DEL INFORME PERICIAL SOBRE NEGLIGENCIA MÉDICA:
3.- Relación de causalidad entre los hechos médicos y los daños o lesiones
producidas
FINALIDAD:
▷ Reclamar directamente al médico por su actuación potencialmente negligente.
Se pueden solicitar penas de cárcel y cuantías económicas.
FALLECIMIENTO
3) Pupilas dilatadas sin reacción a la luz: la falta de reacción a la luz puede
deberse a una lesión del iris, enfermedades de la retina y del nervio óptico, y a la
administración de midriáticos. Hay que recordar que el enfermo puede tener una
prótesis ocular.
Los síntomas 2 y 3 se presentan unos minutos después del paro cardíaco. La
muerte puede diagnosticarse al estar presentes simultáneamente todos los
síntomas arriba mencionados.
2. Certificación de la muerte en caso de hipotermia: se puede reconocer la
muerte si se presentan algunos signos ciertos de muerte como congelación,
livideces cadavéricas, rigor mortis, o descomposición. En caso de hallar a una
persona con signos de enfriamiento, sin actividad cardíaca, iniciar la resucitación
y continuarla simultáneamente al calentamiento del cuerpo. Solo la falta de
eficacia de la resucitación tras normalizar la temperatura del cuerpo permite
declarar la muerte. Las livideces cadavéricas pueden ser confundidas con las
manchas congestivas presentes en los enfermos con insuficiencia cardíaca
congestiva avanzada (las manchas congestivas se diferencian por ceder al
aplicarles presión).
1) la actividad eléctrica del corazón sin función sistólica se puede prolongar incluso
por decenas de minutos después del paro cardíaco
5) realizar una observación inicial, la cual en personas >18 años debe durar ≥6 h
desde objetivar ausencia de reflejos del tallo cerebral en casos de lesión cerebral
primaria y ≥12 h en casos de lesión secundaria; esta observación puede
terminarse en el momento de confirmar el paro circulatorio cerebral en una prueba
instrumental.
Acidificación
Es un signo de muerte verdadera, se debe a que se impide la revitalización de los
tejidos por acúmulo de catabolitos ácidos y al cese de las oxidaciones orgánicas.
Tiene gran interés medicolegal.
Enfriamiento cadavérico
Al no producirse energía por ausencia de actividad metabólica en el cadáver, se
deja de producir calor y el cuerpo se enfría.