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Nuestro Esfuerzo

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Nuestro esfuerzo

“Y se levantarán de su parte tropas que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán


el continuo sacrificio, y pondrán la abominación desoladora.  Con lisonjas seducirá a los
violadores del pacto; más el pueblo que conoce a su Dios se esforzará y actuará.  Y los
sabios del pueblo instruirán a muchos; y por algunos días caerán a espada y a fuego, en
cautividad y despojo. Y en su caída serán ayudados de pequeño socorro; y muchos se
juntarán a ellos con lisonjas” Daniel 11:31-34

Introducción

Es tiempo de esforzarnos, es tiempo de que comencemos a prestar atención a lo que


sucede a nuestro alrededor.

Es tiempo de mirar las señales de los tiempos para verificar que efectivamente la venida
del Señor esta próxima. No para temer Su llegada, sino a fin de estar preparado para ella.

Sabiendo que son “Bienaventurados los que lavan sus ropas, para tener derecho al
árbol de la vida, y para entrar por las puertas en la ciudad” Apocalipsis 22:14.

Nuestro esfuerzo – Tiempos de gran lucha espiritual

Corren tiempos de gran lucha espiritual, y es por esto que debemos abrir nuestros ojos
espirituales. Debemos agudizar nuestros sentidos espirituales, para ver y percibir lo que el
Señor quiere mostrarnos. Debemos comenzar a ver las señales que Él nos da, para que
no desviemos nuestro camino de la verdad.

Son señales espirituales, y por lo tanto imposibles de pasar a través del intelecto humano.
“Y nosotros no hemos recibido el espíritu del mundo, sino el Espíritu que proviene
de Dios, para que sepamos lo que Dios nos ha concedido, lo cual también
hablamos, no con palabras enseñadas por sabiduría humana, sino con las que
enseña el Espíritu, acomodando lo espiritual a lo espiritual” 1 Corintios 2:12-13

Los que no están en Cristo

Quienes no están en Cristo no pueden percibir estas señales, a pesar de que pudieran
intentar un razonamiento lógico de las cosas de Dios.

Puesto que “El hombre natural no percibe las cosas que son del Espíritu de Dios,
porque para él son locura, y no las puede entender, porque se han de discernir
espiritualmente” 1 Corintios 2:14.

El Señor no quiere traernos un mensaje apocalíptico que nos infunda miedo. Sino que nos
está guiando hacia una vida nueva en la cual primen las cosas espirituales.
Los hijos de Dios

Pero un hijo de Dios sabe que, en Cristo, no nos hace falta ver o pensar para creer.
“Porque por fe andamos, no por vista” 2 Corintios 5:7.

Es por esto que: “Lo insensato de Dios es más sabio que los hombres, y lo débil de
Dios es más fuerte que los hombres. Pues mirad, hermanos, vuestra vocación, que
no sois muchos sabios según la carne, ni muchos poderosos, ni muchos nobles;
sino que lo necio del mundo escogió Dios, para avergonzar a los sabios” 1
Corintios 1:25-27.

Ha llegado el tiempo de ver lo que sucede a nuestro alrededor para integrarnos a la


batalla. Luchando con nuestra oración en contra de las huestes de maldad. Batallando en
en esas luchas que a diario tenemos, y que pretenden hacernos bajar nuestros brazos
alejándonos del Señor.

No es tiempo de queja ni de lágrimas, sino tiempo de batalla. Pues ha llegado el tiempo


de la victoria para los verdaderos hijos de Dios. “Destruirá a la muerte para siempre; y
enjugará Jehová el Señor toda lágrima de todos los rostros; y quitará la afrenta de
su pueblo de toda la tierra; porque Jehová lo ha dicho” Isaías 25:8.

Este es el tiempo de tu victoria personal si permaneces tomado de la mano de Jesús.

Nuestras luchas

No debemos extrañarnos de nuestros problemas, de nuestras luchas. Pues escrito está,


“Se levantarán los reyes de la tierra, Y príncipes consultarán unidos” Salmo 2:2. “Y
el pueblo se hará violencia unos a otros, cada cual contra su vecino; el joven se
levantará contra el anciano, y el villano contra el noble” Isaías 3:5.

No solo la gente del mundo se levantará en tu contra tratando de apartarte del Señor, sino
también dentro de la congregación se levantarán. “Se levantarán de su parte tropas
que profanarán el santuario y la fortaleza, y quitarán el continuo sacrificio, y
pondrán la abominación desoladora” (Daniel 11:31).

Son aquellos que esperan agazapados para destruir al rebaño del Señor, de los que el
Señor nos dice tengamos precaución. “Guardaos de los falsos profetas, que vienen a
vosotros con vestidos de ovejas, pero por dentro son lobos rapaces. Por sus frutos
los conoceréis” Mateo 7:15-16.

Recuerda que el Señor lo advirtió. “No todo el que me dice: Señor, Señor, entrará en el
reino de los cielos, sino el que hace la voluntad de mi Padre que está en los
cielos. Muchos me dirán en aquel día: Señor, Señor, ¿no profetizamos en tu
nombre, y en tu nombre echamos fuera demonios, y en tu nombre hicimos muchos
milagros? Y entonces les declararé: Nunca os conocí” Mateo 7:21-23.
Guerra entre dos reinos

En todo el capítulo 11 de Daniel nos habla la Biblia de una guerra tremenda entre dos
reinos. El del Sur y el del Norte. Una guerra tan tremenda como la existente hoy, entre el
reino de las tinieblas liderado por Satanás, y el reino de Dios.

Una guerra en la cual todos estamos inmersos, y en la cual el demonio trata de


mantenernos enlodados en el pecado, apartándonos del Señor y su obra. Por otro lado,
esta Dios, que sin mirar sacrificios quiere brindar salvación y vida eterna a todos los que
en su Hijo creen (Juan 3:16).

Y es por esto que continuamente está produciendo hechos a nuestro alrededor para
guiarnos por el camino correcto, el marcado por su Palabra.

Se levantan contra la iglesia

Vemos actualmente como aquellos que no conocen o aman a Jesús, se levantan en


contra de la iglesia del Señor. Y mediante palabras engañosas, con astucias humanas,
tratan de apartar a aquellos que no están firmes o tienen a menos el pacto con el Señor.
“Con lisonjas seducirá a los violadores del pacto” (vers. 32a).

Muchos se dejan seducir por los afanes y placeres del mundo. Emplean el tiempo y las
cosas que son del Señor según sus propios criterios, sin tener para nada en cuenta la
Escritura o las indicaciones que el Señor pudiera entregarles.

Muchos son los que han caído en el engaño y muchos caerán. Pero aun así “El pueblo
que conoce a su Dios se esforzará y actuará” (vers. 32b).

Y es por eso que es el Señor quien quiere hablarte para que quites todo aquello que el
demonio a puesto sobre tus sentidos espirituales, para que no percibas las señales de
Dios que se están manifestando a tu alrededor.

Señales que pretenden hacerte ver Su perfecta voluntad a fin de que corrijas tus caminos,
y actitudes logrando al fin las bendiciones que tiene dispuestas para ti.

El Señor te está llamando

El Señor te está llamando a ti, que le conoces y has podido gustar de su gracia. A ti que
has podido ver sus prodigios y milagros. A ti te está llamando a formar parte de ese
pueblo que con conocimientos se esforzará y actuará.

Un pueblo que se esforzará en predicar Su palabra a cada alma y rincón de esta tierra
(Mateo 28:16-20). Como también se esforzará para hacer cuanto esté a su alcance para
servir al Altísimo, sin mirar sus propios sacrificios como tampoco lo miró el Padre al
entregar a su Unigénito Hijo.
El pueblo de Dios

Ese pueblo que conoce a su Dios no se quedará con el conocimiento, sino que además
actuará para defender a su Rey, Jesús. Actuará en esa guerra que se está librando
mediante su oración, empleando sus conocimientos para rebatir toda mentira que el
enemigo pretenda establecer para destruir las almas.

Sabiendo que: “Él ha sido homicida desde el principio, y no ha permanecido en la


verdad, porque no hay verdad en él. Cuando habla mentira, de suyo habla; porque
es mentiroso, y padre de mentira” Juan 8:44.

Actuará dejando de lado todos sus afanes, para servir al Dios de la Gracia. Poniendo a
Dios realmente en el primer lugar de su vida, y todo estará después de Él. “Buscad
primeramente el reino de Dios y su justicia, y todas estas cosas os serán añadidas”
(Mateo 6:33).

Conclusión
El mundo y quienes en él están son intelectuales, y por esto necesitan razonar para hallar
una explicación a cada suceso. Pero los hijos de Dios somos espirituales, y
hemos aprendido a confiar en Él.

Así que, como tales, sabemos que más que explicaciones, necesitamos creer. Depositar
nuestra fe en lo que el Señor nos dice o muestra, para hacer Su perfecta voluntad.
Confiando en que esta es lo mejor que podría sucedernos, a pesar de que muchas veces
no podamos comprenderlas.

El Señor quiere que dediquemos nuestro esfuerzo a hacer Su voluntad, reconociéndola a


través de nuestros sentidos espirituales, los cuales deberemos ponerlos en sintonía con
los hechos que están sucediendo a nuestro alrededor, con las señales que Él está
produciendo para llamar nuestra atención a fin de ubicarnos en el lugar correcto y en el
tiempo correcto para cumplir nuestra misión en la obra de Dios.

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