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EGW - El Tiempo de Angustia, Ellen White

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El Tiempo de Angustia

Debemos aprender ahora las lecciones de fe si hemos de


permanecer en pie en el tiempo de angustia que viene sobre todo el
mundo para probar a los que moran en la tierra. Debemos tener el valor
de los héroes y la fe de los mártires. Carta 14, del 18 de Enero de 1884.

El "tiempo de angustia, cual nunca fue" (Dan. 12: 1) está por


sobrevenir; y necesitaremos una experiencia que muchos son
demasiado indolentes para tener... Ahora, mientras nuestro Sumo
Sacerdote está haciendo la expiación por nosotros, deberíamos procurar
la perfección en Cristo. Nuestro Salvador no fue inducido a ceder al
poder de la tentación ni siquiera en pensamiento. Satanás encuentra en
los corazones humanos un lugar donde afirmarse; se acaricia algún
deseo pecaminoso por medio del cual sus tentaciones ejercen su poder.
Pero Cristo dijo de si mismo: "El príncipe de este mundo... nada tiene en
mí" (Juan 14: 30). Satanás no pudo encontrar nada en el Hijo de Dios
que le permitiera obtener la victoria. Había guardado los mandamientos
de su Padre, y en él no había ningún pecado que Satanás pudiera
utilizar con ventaja. Esta es la condición en que deben encontrarse los
que han de permanecer firmes en el tiempo de angustia. Review and
Herald, 14-3-1912.

Si alguna vez los centinelas de Dios necesitaron estar en guardia


es ahora, cuando está cerca el "tiempo de angustia, cual nunca fue
desde que hubo gente hasta entonces". La trompeta debe dar un sonido
certero. Debe proclamarse la verdad para que la tierra entera sea
alumbrada con la gloria de Dios; pero reconocerán la luz solamente los
que quieran conocer la diferencia entre la santidad y el pecado. Alza Tus
Ojos:17 de Diciembre.

El pueblo de Dios tendrá que enfrentar tremendas pruebas. El


espíritu de la guerra está conmoviendo las naciones de un extremo al
otro de la tierra. Pero en el medio del tiempo de angustia que está por
venir, un tiempo de angustia que no tendrá paralelo desde que existe
nación, el pueblo de Dios permanecerá inconmovible. Satanás y sus
ángeles no lo podrán destruir, porque ángeles sumamente fuertes los
protegerán (Carta 119, del 1 de Marzo de 1904, dirigida a J. J.
Wessells). Cada Día con Dios:01 de Marzo.

Padres y madres, ¿cómo están vuestros registros? ¿Habéis sido


fieles a vuestro cometido? Al ver a vuestros hijos inclinados a seguir una
conducta que sabíais resultaría en pensamientos, palabras y actos
impuros, habiendo pedido primero la ayuda de Dios, ¿habéis tratado de
mostrarles su peligro? ¿Les habéis señalado el peligro de tomar la
senda de su propia elección? Madres, ¿habéis descuidado vuestra obra
dada por Dios: la más grande obra jamás dada a los mortales? ¿Os
habéis rehusado a llevar vuestras responsabilidades dadas por Dios? En
el tiempo de angustia que está delante de nosotros, cuando los juicios
de Dios caigan sobre los impuros y los no santificados, ¿os maldecirán
vuestros hijos debido a vuestra negligencia? Review and Herald, 23-12-
1902

¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a
él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. (Jer. 30: 7).
Cuando Cristo acabe su obra mediadora en favor del hombre,
entonces empezará ese tiempo de aflicción. Entonces la suerte de cada
alma habrá sido decidida, y ya no habrá sangre expiatoria para
limpiarnos del pecado. . . Entonces el espíritu que reprime el mal se
retirará de la tierra. Como Jacob estuvo bajo la amenaza de muerte de
su airado hermano, así también el pueblo de Dios estará en peligro de
los impíos que tratarán de destruirlo. Y como el patriarca luchó toda la
noche pidiendo ser librado de la mano de Esaú, así clamarán los justos
a Dios día y noche que los libre de los enemigos que los rodean. . .
Cuando en su angustia Jacob se asió del Ángel y le suplicó con
lágrimas, el Mensajero celestial, para probar su fe, le recordó también su
pecado y trató de librarse de él. Pero Jacob no se dejó desviar. Había
aprendido que Dios es misericordioso, y se apoyó en su misericordia. Se
refirió a su arrepentimiento del pecado, y pidió liberación. Mientras
repasaba su vida, casi fue impulsado a la desesperación; pero se aferró
al Ángel, y con fervientes y agonizantes súplicas insistió en sus ruegos,
hasta que prevaleció.
Tal será la experiencia del pueblo de Dios en su lucha final con los
poderes del mal. Dios probará la fe de sus seguidores, su constancia, y
su confianza en el poder de él para librarlos. Satanás se esforzará por
aterrarlos con el pensamiento de que su situación no tiene esperanza;
que sus pecados han sido demasiado grandes para alcanzar el perdón.
Tendrán un profundo sentimiento de sus faltas, y al examinar su vida,
verán desvanecerse sus esperanzas. Pero recordando la grandeza de la
misericordia de Dios, y su propio arrepentimiento sincero, pedirán el
cumplimiento de las promesas hechas por Cristo a los pecadores
desamparados y arrepentidos. Su fe no faltará porque sus oraciones no
sean contestadas en seguida. Se asirán del poder de Dios, como Jacob
se asió del Ángel, y el lenguaje de su alma será: "No te dejaré, si no me
bendices". Patriarcas y Profetas:199-200.

Porque has luchado con Dios y con los hombres y has vencido.
(Gén. 32: 28).
Si Jacob no se hubiese arrepentido antes por su pecado
consistente en tratar de conseguir la primogenitura mediante un engaño,
Dios no habría podido oír su oración ni conservarle bondadosamente la
vida. Así será en el tiempo de angustia. Si el pueblo de Dios tuviera
pecados inconfesos que aparecieran ante ellos cuando los torturen el
temor y la angustia, serían abrumados; la desesperación anularía su fe,
y no podrían tener confianza en Dios para pedirle su liberación. Pero
aunque tengan un profundo sentido de su indignidad, no tendrán
pecados ocultos que revelar. Sus pecados habrán sido borrados por la
sangre expiatoria de Cristo, y no los podrán recordar. . .
Todos los que traten de ocultar o excusar sus pecados, y permitan
que permanezcan en los libros del cielo inconfesos y sin perdón, serán
vencidos por Satanás. Cuanto más elevada sea su profesión, y cuanto
más honorable sea la posición que ocupen, tanto más grave será su
conducta ante los ojos de Dios, y tanto más seguro será el triunfo del
gran adversario.
Sin embargo, la historia de Jacob es una promesa de que Dios no
desechará a los que fueron arrastrados al pecado, pero que se han
vuelto al Señor con verdadero arrepentimiento. Por la entrega de sí
mismo y por su confiada fe, Jacob alcanzó lo que no había podido
alcanzar con su propia fuerza. Así el Señor enseñó a su siervo que sólo
el poder y la gracia de Dios podían darle las bendiciones que anhelaba.
Así ocurrirá con los que vivan en los últimos días. Cuando los peligros
los rodeen, y la desesperación se apodere de su alma, deberán
depender únicamente de los méritos de la expiación. . . Nadie perecerá
jamás mientras haga esto. . .
Jacob prevaleció, porque fue perseverante y decidido... Este es el
tiempo en que debemos aprender la lección de la oración que prevalece
y de la fe inquebrantable. Las mayores victorias de la iglesia de Cristo o
del cristiano no son las que se ganan mediante el talento o la educación,
la riqueza o el favor de los hombres. Son las victorias que se alcanzan
en la cámara de audiencia con Dios, cuando la fe fervorosa y agonizante
se ase del poderoso brazo de la omnipotencia. Patriarcas y
Profetas:200-202.

En el tiempo de la angustia que vendrá inmediatamente antes de


la venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de
los santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la
ley de Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén
menospreciando uno de los preceptos divinos. Patriarcas y
Profetas:256, 260-261.
Delante de nosotros está el tiempo de angustia; y cuando éste
llegue, la severa necesidad exigirá del pueblo de Dios que se niegue a sí
mismo y que coma apenas para sostener la vida; pero Dios nos
preparará para ese tiempo. En aquella hora espantosa nuestra
necesidad será la oportunidad de Dios para impartir su poder
fortalecedor y para sostener a su pueblo...
Los que trabajan con las manos deben alimentarse para poder
cumplir con el trabajo, y también los que trabajan con palabra y doctrina
deben fortalecerse por la alimentación; porque Satanás y sus ángeles
están haciéndoles la guerra con el fin de destruir su vitalidad. Deben
buscar descanso para su cuerpo y su mente y evitar el desgaste
siempre que puedan, y deben ingerir alimentos nutritivos para mantener
su fuerza; porque estarán obligados a ejercitar toda la fuerza que
tengan. Vi que no glorifica a Dios en lo mínimo el que sus hijos atraigan
sobre sí el tiempo de angustia. Espera al pueblo de Dios un tiempo de
angustia y él los preparará para este conflicto terrible. CRA: item 323.

En el tiempo de angustia, de nada valdrán a los santos las casas ni


las tierras, porque entonces tendrán que huir delante de turbas
enfurecidas, y en aquel entonces no podrán deshacerse de sus bienes
para hacer progresar la causa de la verdad presente. Me fue mostrado
que la voluntad de Dios es que, antes que venga el tiempo de angustia,
los santos se libren de cuanto los estorbe y hagan pacto con Dios por
medio de sacrificio. Si ponen sus propiedades sobre el altar y preguntan
fervorosamente a Dios cuál es su deber, les enseñará cuándo deberán
deshacerse de aquellas cosas. Entonces estarán libres en el tiempo de
angustia y no habrá trabas que los detengan.
Vi que si algunos se aferraban a sus propiedades y no
preguntaban al Señor en qué consistía su deber, él no se los hará
conocer y les permitirá conservar sus propiedades, pero en el tiempo de
angustia éstas se levantarán delante de ellos como una montaña para
aplastarlos, y ellos tratarán de deshacerse de ellas, pero no podrán. Oí a
algunos lamentarse así: "La causa languidecía, los hijos de Dios morían
por carecer de la verdad, y nosotros no hicimos esfuerzos para suplir la
falta; ahora nuestras propiedades no tienen valor. ¡Ojalá que nos
hubiésemos librado de ellas y hecho tesoros en los cielos!" Vi que un
sacrificio no crece, sino que decrece y es consumido. También vi que
Dios no ha pedido a todos sus hijos que se deshagan de sus
propiedades al mismo tiempo; pero si ellos desean que se les enseñe, él
les hará saber, en tiempo de necesidad, cuándo y cuánto deben vender.
En tiempos pasados, se les pidió a algunos que se deshicieran de sus
propiedades para sostener la causa bendita, mientras que a otros se les
permitió guardar la suya hasta un momento de necesidad. Entonces, a
medida que la causa lo necesite, es su deber vender. PE:56-57.

Las riquezas acumuladas serán un estorbo en el tiempo de


angustia. 1 T:169.
El pueblo de Dios tendrá que enfrentar tremendas pruebas. El
espíritu de la guerra está conmoviendo las naciones de un extremo al
otro de la tierra. Pero en el medio del tiempo de angustia que está por
venir -un tiempo de angustia que no tendrá paralelo desde que existe
nación- el pueblo de Dios permanecerá inconmovible. Satanás y sus
ángeles no lo podrán destruir, porque ángeles sumamente fuertes los
protegerán. Dios nos Cuida:05 de Septiembre.

Los juicios de Dios están en la tierra. Las guerras y los rumores de


guerras, la destrucción por fuego e inundación, dicen claramente que el
tiempo de angustia, el cual irá en aumento hasta el fin, está cerca, a las
puertas. No tenemos tiempo que perder. El mundo está perturbado por
el espíritu de la guerra. Las profecías del capítulo once de Daniel casi
han alcanzado su cumplimiento final.
El viernes pasado, de mañana, justamente antes de levantarme,
se presentó delante de mí una escena muy impresionante. Me parecía
que me había despertado de dormir, pero no en mi hogar. Por las
ventanas yo podía observar una terrible conflagración. Grandes esferas
de fuego se desplomaban sobre las casas, y desde esas bolas de fuego,
saetas ígneas volaban en toda dirección. Era imposible dominar los
incendios que se iniciaban y muchos lugares estaban siendo destruidos.
Las ciudades de las naciones serán tratadas con estrictez, y sin
embargo, no serán visitadas con la extrema indignación de Dios, porque
algunas almas renunciarán a los engaños del enemigo, y se arrepentirán
y convertirán, mientras que las masas estarán atesorando ira para el día
de la ira. Dios nos Cuida:04 de Diciembre.

Habéis, pues, de serme santos, porque yo Jehová soy santo, y os


he apartado de los pueblos para que seáis míos. Lev. 20:26.
Muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor
durante el tiempo de angustia, cuando no haya Sumo Sacerdote en el
santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el
tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.
Vi que muchos descuidaban la preparación tan necesaria,
esperando que el tiempo del "refrigerio" y la "lluvia tardía" los preparase
para sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡Y a
cuántos vi sin amparo en el tiempo de angustia! Habían descuidado la
necesaria preparación, y por lo tanto no podían recibir el refrigerio que
todos deben tener para poder vivir en la presencia de un Dios Santo.
Quienes... no purifiquen, sus almas mediante la obediencia a toda la
verdad... llegarán al tiempo de las plagas, y entonces echarán de ver
que les hubiera sido necesario ser tallados y escuadrados para la
edificación. Pero entonces no habrá ya tiempo para ello ni tampoco
Mediador que abogue por ellos ante el Padre. Antes de ese tiempo se
habrá promulgado la solemne declaración que dice: "El que es injusto,
sea injusto todavía; y el que es inmundo, sea inmundo todavía, y el que
es justo, practique la justicia todavía; y el que es santo, santifíquese
todavía" (Apoc. 22:11). Vi que nadie podía participar del "refrigerio"
a menos que venciera todas las tentaciones y triunfara contra el orgullo,
el egoísmo, el amor al mundo y toda palabra y obra mala. Por lo tanto,
debemos nosotros acercarnos más y más al Señor y buscar
anhelosamente la preparación necesaria que nos habilite para
permanecer firmes en la batalla, el día del Señor. Recuerden todos que
Dios es santo y que únicamente seres santos podrán morar alguna vez
en su presencia.
Fiemos de velar hoy para no ofender ni en palabras ni en hechos...
Debemos buscar a Dios hoy, y estar resueltos a no permanecer
satisfechos sin su presencia. Debemos velar, obrar y orar como si éste
fuese el último día que se nos concede. ¡Qué intenso fervor habría
entonces en nuestra vida! ¡Cuán estrechamente seguiríamos a Jesús en
todas nuestras palabras y acciones! Dios nos Cuida:05 de Diciembre.

Buscad a Jehová todos los humildes de la tierra, los que pusisteis


por obra su juicio; buscad justicia, buscad mansedumbre; quizás seréis
guardados en el día del enojo de Jehová. Sof. 2: 3.
La transgresión casi ha llegado a su límite, La confusión llena el
mundo y pronto ha de sobrecoger a los seres humanos un gran terror. El
fin está muy cerca. El pueblo de Dios debiera estarse preparando para
lo que ha de sobrevenir al mundo como una sorpresa abrumadora.
El "tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente" se
iniciará pronto; y para entonces necesitaremos tener una experiencia
que hoy por hoy no poseemos y que muchos no pueden lograr debido a
su indolencia. Sucede muchas veces que los peligros que se esperan no
resultan tan grandes como uno se los había imaginado; pero éste no es
el caso respecto de la crisis que nos espera. La imaginación más
fecunda no alcanza a darse cuenta de la magnitud de tan dolorosa
prueba. En aquel tiempo de tribulación, cada alma deberá sostenerse
por sí sola ante Dios, "Si Noé, Daniel y Job estuvieron" en el país, "¡vivo
yo! dice Jehová el Señor, que ni a hijo ni a hija podrán ellos librar por su
justicia; tan sólo a sus propias almas librarán". (Eze. 14:20, VM).
El último gran conflicto entre la verdad y el error no es más que la
última batalla de la controversia que se viene desarrollando desde hace
tanto tiempo con respecto a la ley de Dios. En esta batalla estamos
entrando ahora; es la que se libra entre las leyes de los hombres y los
preceptos de Jehová, entre la religión de la Biblia y la religión de las
fábulas y de la tradición.
Deberíamos estudiar los grandes hitos que nos señalan los
tiempos en que vivimos... Deberíamos orar fervientemente para estar
listos para las luchas del gran día que Dios está preparando.
Los que se colocan bajo el control de Dios para ser guiados y
dirigidos por él, captarán la marcha firme de los sucesos que él ordenó.
Inspirados por el Espíritu de Aquel que dio su vida por la vida del
mundo, no continuarán inactivos en la impotencia, señalando lo que no
pueden hacer. Colocándose la armadura del cielo, avanzarán hacia la
batalla deseosos de hacer cosas osadas en favor de Dios, sabiendo que
la omnipotencia divina suplirá su necesidad. Dios nos Cuida:12 de
Diciembre.

En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de


parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca
fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tú pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro. Dan. 12:
1.
Cuando termine el mensaje del tercer ángel la misericordia divina
no intercederá más por los habitantes culpables de la tierra. El pueblo de
Dios habrá cumplido su obra; habrá recibido la "lluvia tardía", el
"refrigerio de la presencia del Señor y estará preparado para la hora de
prueba que le espera. Los ángeles se apuran, van y vienen de acá para
allá en el cielo. Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra
está terminada; el mundo ha sido sometido, a la prueba final, y todos los
que han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido "el sello del
Dios vivo". Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial.
Levantará sus manos y con gran voz dirá: "Hecho es"...
Cuando él abandone el santuario, las tinieblas envolverán a los
habitantes de la tierra. Durante ese tiempo terrible, los justos deben vivir
sin intercesor, a la vista del santo Dios. Nada refrena ya a los malos y
Satanás domina por completo a los impenitentes empedernidos. La
paciencia de Dios ha concluido. El mundo ha rechazado su misericordia,
despreciado su amor y pisoteado su ley. Los impíos han dejado concluir
su tiempo de gracia; el Espíritu de Dios, al que se opusieron
obstinadamente, acabó por apartarse de ellos. Desamparados ya de la
gracia divina, están a merced de Satanás, el cual sumirá entonces a los
habitantes de la tierra en una gran tribulación final. Cuando los ángeles
de Dios dejen ya de contener los vientos violentos de las pasiones
humanas, todos los elementos de contienda se desencadenarán. El
mundo entero será envuelto en una ruina más espantosa que la que
cayó antiguamente sobre Jerusalén.
Unicamente los que tengan manos limpias y corazones puros
subsistirán en aquel tiempo de prueba... Ahora, mientras los cuatro
ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el momento en que
debemos asegurar nuestra vocación y elección. Dios nos Cuida:20 de
Diciembre.

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la
indignación. Isa. 26: 20.
En el día de la dura prueba [Cristo] dirá: "Anda, pueblo mío, entra
en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un
momento, en tanto que pasa la indignación". ¿Cuáles son las cámaras
en las cuales habrán de esconderse? Son la protección de Cristo y sus
ángeles. El pueblo de Dios no estará en ese tiempo en un solo lugar.
Formará grupos esparcidos por toda la tierra.
Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos, y juntarse en
grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles les
proveían comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed.
Durante la noche pasó ante mí una escena sumamente
impresionante. Parecía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un
mensajero del Señor se paró ante mí y dijo: "Llama a tu familia. Yo os
conduciré; seguidme". Me llevó por un oscuro pasaje a través de un
bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo: "Aquí estarás
segura". Había otros que habían sido llevados a aquel retiro. El
mensajero celestial dijo: "El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la
noche, como el Señor anunció que vendría".
En el período final de la historia de esta tierra, el Señor obrará
poderosamente en favor de los que se mantengan firmemente por lo
recto... En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que
existiese nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles. Satanás
con toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos
de Dios. Los protegerán ángeles excelsos en fortaleza, y Jehová se
revelará en su favor como: "Dios de dioses", que puede salvar hasta lo
sumo a los que ponen su confianza en él.
En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de la
venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los
santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de
Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén
menospreciando uno de los preceptos divinos. Dios nos Cuida:21 de
Diciembre.

El pueblo de Dios se verá entonces sumido en las escenas de


aflicción y angustia descritas por el profeta y llamadas el tiempo de la
apretura de Jacob: "Porque así ha dicho Jehová: Hemos oído voz de
temblor: espanto, y no paz..., Hanse tornado pálidos todos los rostros.
¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, que no hay otro semejante a él:
tiempo de angustia para Jacob; mas de ella será librado." (Jeremías
30:5-7).
Los que sólo ejercitan poca fe, están en mayor peligro de caer bajo
el dominio de los engaños satánicos y del decreto que violentará las
conciencias. Y aun en caso de soportar la prueba, en el tiempo de
angustia se verán sumidos en mayor aflicción porque no se habrán
acostumbrado a confiar en Dios. Las lecciones de fe que hayan
descuidado, tendrán que aprenderlas bajo el terrible peso del desaliento.
El apóstol San Juan, estando en visión, oyó una gran voz que
exclamaba en el cielo: "¡Ay de los moradores de la tierra y del mar!
porque el diablo ha descendido a vosotros, teniendo grande ira,
sabiendo que tiene poco tiempo." (Apocalipsis 12: 12.) Espantosas son
las escenas que provocaron esta exclamación de la voz celestial. La ira
de Satanás crece a medida que se va acercando el fin, y su obra de
engaño y destrucción culminará durante el tiempo de angustia. CS: Todo
el Capítulo 40.

La pobreza está por sobrecoger a este mundo, y habrá un tiempo


de angustia como nunca ha habido hasta ahora. Habrá guerras y
rumores de guerra, y la palidez invadirá los rostros de los hombres.
Puede ser que Ud. tenga que sufrir angustia; puede ser que algunas
veces pase hambre; pero Dios no lo olvidará en su sufrimiento. El
probará su fe. No debemos vivir para agradarnos. Estamos aquí para
dar a conocer a Cristo al mundo, para representarlo a él y su poder ante
la humanidad. Manuscrito 37, 1894.

Por lo cual alegraos, cielos, y los que moráis en ellos. ¡Ay de los
moradores de la tierra y del mar! porque el diablo ha descendido a
vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco tiempo.(Apoc. 12:12)
Al aproximarnos a los peligros de los últimos días, las tentaciones
del enemigo se tornan más fuertes y más decididas. Satanás ha
descendido con gran poder, sabiendo que su tiempo es corto; y está
obrando "con todo engaño de iniquidad para los que se pierden" (2 Tes.
2:10). Mediante la Palabra de Dios nos llega el aviso de que, si fuera
posible, engañaría a los mismos elegidos.
Sucesos extraordinarios han de ocurrir pronto en el mundo. El fin
de todas las cosas está cercano. El tiempo de angustia está por llegar
para el pueblo de Dios. Será entonces cuando se promulgará el decreto
prohibiendo comprar o vender a los que guardan el sábado del Señor, y
que se los amenazará con castigos, y aun con la muerte, si no observan
el primer día de la semana como día de reposo.
"En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está de
parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia, cual nunca
fue desde que hubo gente hasta entonces, pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro" (Dan.
12:1). Por esto podemos ver la importancia de tener nuestros nombres
escritos en el libro de la vida. Todos aquellos cuyos nombres estén
registrados allí serán librados del poder de Satanás y Cristo ordenará
que les sean quitados sus vestidos sucios y que sean vestidos con su
justicia. . .
En el tiempo de angustia Satanás excita a los malvados y éstos
rodean a los hijos de Dios para destruirlos. Pero no sabe que en los
libros del cielo se ha escrito la palabra "perdón" frente a sus nombres.
Tampoco sabe que se ha dado esta orden: "Quitadle esas vestiduras
viles... Pongan mitra limpia sobre su cabeza, y le vistieron las ropas"
(Zac. 3: 4, 5) . . .
¡Cuán precioso a la vista de Dios es su pueblo! (Review and Herald, 19
de Noviembre, 1908). En Los Lugares Celestiales: 03 de Diciembre.

El tiempo de angustia, que irá en aumento hasta el fin, está a las


puertas. No tenemos tiempo que perder. El mundo está agitado con el
espíritu de guerra. Las profecías del capítulo 11 de Daniel casi han
alcanzado su cumplimiento final. -RH Noviembre 24, 1904.
El tiempo de angustia- angustia como no ha habido desde que
hubo nación [Dan. 12:1]- es inminente, y nos encontramos como las
vírgenes dormidas. Debemos despertar y pedirle al Señor Jesús que nos
sostenga con su brazos eternos y nos lleve a través del tiempo de
prueba que está ante nosotros. 3ML:305 [1906].
El mundo se está volviendo más y más anárquico. Pronto una gran
angustia sobrecogerá a las naciones, una angustia que no cesará hasta
que Jesús venga.- RH Febrero 11, 1904.
Estamos en vísperas del tiempo de angustia y nos esperan
dificultades apenas sospechadas.- 3JT:306,1909.
Nos hallamos en el mismo umbral de la crisis de los siglos. En
rápida sucesión se seguirán unos a otros los castigos de Dios: incendios
e inundaciones, terremotos, guerras y derramamiento de sangre.
PR:208 (c.1914).
Tiempos tormentosos están delante de nosotros, pero no
profiramos una palabra de descreimiento o desánimo. SC:169 (1905).
Antes de la crucifixión, el Salvador había predicho a sus discípulos
que iba a ser muerto y que resucitaría del sepulcro, y hubo ángeles
presentes para grabar esas palabras en las mentes y en los corazones.*
Pero los discípulos esperaban la liberación política del yugo romano y no
podían tolerar la idea de que Aquel en quien 14 todas sus esperanzas
estaban concentradas, fuese a sufrir una muerte ignominiosa.
Desterraron de su mente las palabras que necesitaban recordar, y
cuando llegó el momento de prueba, los encontró sin la debida
preparación. La muerte de Jesús destruyó sus esperanzas igual que si
no se las hubiese predicho.
Así también las profecías nos anuncian el porvenir con la misma
claridad con que Cristo produjo su propia muerte a los discípulos. Los
acontecimientos relacionados con el fin del tiempo de gracia y la
preparación para el tiempo de angustia han sido presentados con
claridad. Pero hay miles de personas que comprenden estas
importantes verdades de modo tan incompleto como si nunca hubiesen
sido reveladas.- CS:118 (1854). EUD:12-13.

No estamos ahora en condiciones de describir con exactitud las


escenas que ocurrirán en nuestro mundo en el futuro, pero sí sabemos
que éste es un tiempo cuando debemos velar y orar, porque el gran día
del Señor está cercano. 2MS:40 (1901).
La marca de la bestia es exactamente lo que ha sido proclamado.
No se comprende todavía todo lo referente a este asunto, ni se
comprenderá hasta que se abra el rollo. 2JT:371 (1900).
Muchos apartarán su mirada muy lejos de los deberes actuales,
del actual consuelo y de las presentes bendiciones, y pedirán prestado
dificultades para la crisis futura. Esto significará fabricar un tiempo de
angustia anticipado; y no recibiremos gracia para ninguna de esas
pruebas anticipadas. 3MS:438 (1884).
Hay un tiempo de angustia que se aproxima para el pueblo de
Dios, pero no hemos de mantener eso constantemente delante de los
nuestros, manejándolos de tal manera que pasen por un tiempo de
angustia de antemano. Ha de haber un zarandeo entre el pueblo de
Dios, pero no es ésta la verdad presente para llevar a las iglesias.
1MS:211 (1890). EUD:17.

Puesto que el tiempo es corto, debiéramos trabajar con diligencia y


doblada energía. Nuestros hijos quizás nunca entren en la universidad.
3T:159 (1872).
No es realmente sabio tener hijos ahora. El tiempo es corto, están
sobre nosotros los peligros de los últimos días, y los hijos pequeños
serán mayormente arrebatados antes de esto. Carta 48, 1876.
En esta época del mundo, cuando las escenas de la historia
terrenal están por clausurarse pronto, y estamos por entrar en el tiempo
de angustia como nunca lo hubo, cuantos menos sean los casamientos
contraidos, mejor para todos, tanto hombres como mujeres. 2JT:124
(1885). EUD:37.

Las uniones laborales constituirán una de las agencias que traerán


sobre esta tierra un tiempo de angustia como nunca ha habido desde
que el mundo fue creado...
Unos pocos hombres se unirán para apoderarse de todos los
medios que puedan obtenerse en ciertas líneas de negocio. Se formarán
gremios de obreros y los que rehusen unirse a ellos serán hombres
marcados...
A causa de estas uniones y confederaciones, muy pronto será muy
difícil para nuestras instituciones llevar a cabo su obra en las ciudades.
Mi advertencia es: Salid de las ciudades. No edifiquéis sanatorios en las
ciudades. 2MS:162 (1903).
Se aproxima rápidamente el tiempo cuando el poder controlador de las
uniones laborales será muy opresivo. 2MS:161 (1904). EUD:120.

En el tiempo de angustia, huimos de todas las ciudades y pueblos,


pero los malvados nos perseguían y entraban a cuchillo en las casas de
los santos. PE:34 (1851).
Cuando los santos salieron de las villas y ciudades, los
persiguieron los malvados con intento de atarlos. Pero las espadas
levantadas contra el pueblo de Dios se quebraron y cayeron tan
inofensivas como briznas de paja. Los ángeles de Dios escudaron a los
santos. PE:284 (1858).
Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los
observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemigos,
en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles la vida
antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón de los
poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algunos son
atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas levantadas
contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja. Otros son
defendidos por ángeles en forma de guerreros. CS:689 (1911).
EUD:125.

En la página 33 [de Primeros escritos] se lee lo siguiente: "...Al


comenzar el tiempo de angustia, fuimos henchidos del Espíritu Santo
cuando salimos a proclamar más plenamente el sábado".
Esta visión fue dada en 1847 cuando eran muy poco los hermanos
adventistas que observaban el sábado, y de éstos eran aun menos s
que suponían que su observancia era de suficiente importancia para
trazar una separación entre el pueblo de Dios y los incrédulos. Ahora se
comienza a ver el cumplimiento de esa visión. El comienzo "del tiempo
de angustia" mencionado entonces no se refiere al tiempo cuando
comenzarán a ser derramada las plagas, sino a un corto periodo
precisamente ante que caigan, mientras Cristo está en el santuario. En
ese tiempo, cuando se esté terminando la obra de la salvación, vendrá
aflicción sobre la tierra, y las naciones se airarán, aunque serán
mantenidas en jaque para que no impidan la realización de la obra del
tercer ángel. PE:85 (1854). EUD:147.
Cuando sea proclamado el tercer mensaje, crece[rá] hasta
convertirse en un fuerte clamor, y a medida que la obra final sea
acompañada por gran poder y gloria, los fieles hijos de Dios participarán
de esa gloria. La lluvia tardía es la que los revive y fortalece para que
puedan pasar por el tiempo de angustia. 7CBA:995 (1862).
A medida que se acerca el fin, los testimonios de los siervos de
Dios se harán más decididos y poderosos.3MS 464 (1892).
Este mensaje [Apoc. 14: 9-12] abarca los dos mensajes
precedentes; se lo presenta como si fuera pronunciado a gran voz, es
decir, con el poder del Espíritu Santo. 7CBA:991 (1900).
A medida que el mensaje del tercer ángel crece y se convierte en
un fuerte clamor, gran poder y gloria acompañarán a su proclamación.
Los rostros del pueblo de Dios resplandecerán con la luz del cielo. 7T:17
(1902).
En medio de las sombras densas de la última gran crisis de la
tierra, la luz de Dios alumbrará con más brillo, y se oirá en los acordes
más claros y elevados, el canto de esperanza y confianza. Ed:162
(1903).
Como está predicho en el capítulo 18 de Apocalipsis, el mensaje
del tercer ángel ha de ser proclamado con gran poder por aquellos que
den la advertencia final contra la bestia y su imagen. 8T:118 (1904).
EUD:205.

El sello del Dios viviente sólo será colocado sobre los que son
semejantes a Cristo en carácter. 7CBA:981 (1895).
Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el tiempo de
angustia, deben reflejar plenamente la imagen de Jesús. PE:71 (1851).
El sello de Dios no será nunca puesto en la frente de un hombre o
una mujer que sean impuros. Nunca será puesto sobre la frente de
seres humanos ambiciosos y amadores del mundo. Nunca será puesto
sobre la frente de hombres y mujeres de corazón falso o engañoso.
Todos los que reciban el sello deberán estar sin mancha delante de Dios
y ser candidatos para el cielo. 2JT:71 (1882).
El amor se expresa en la obediencia, y el amor perfecto echa fuera
el temor. Los que aman a Dios, tienen el sello de Dios en la frente, y
obran las obras de Dios. HH:53 (1894).
Los que venzan el mundo, la carne y el diablo, serán los
favorecidos que recibirán el sello del Dios vivo. TM:445 (c. 1886).
¿Estamos luchando con todas las facultades que Dios nos dio para
alcanzar la medida de la estatura de hombres y mujeres en Cristo?
¿Estamos procurando su plenitud, conquistando una altura cada vez
mayor, en procura de la perfección de su carácter? Cuando los siervos
de Dios alcancen este punto, serán sellados en sus frentes. El ángel
registrador declarará: "Consumado es". Serán completos en él los que le
pertenezcan por creación y por redención. 3MS:488 (1899). EUD:225-
226.

Precisamente antes de que entráramos en él [el tiempo de


angustia], todos recibimos el sello del Dios viviente. Entonces vi que los
cuatro ángeles dejaron de retener los cuatro vientos. Y vi hambre,
pestilencia y espada, nación se levantó contra nación, y el mundo entero
entró en confusión. 7CBA:979 (1846).
Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel
con tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a
Jesús que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados
los santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el
arca de los Diez Mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las
manos exclamó en alta voz: "Consumado es". PE:279 (1858).
Queda, por así decirlo, solamente un momento de tiempo. Pero
aunque ya se levanta nación contra nación, y reino contra reino, no hay
todavía conflagración general. Todavía los cuatro vientos son retenidos
hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Entonces las
potencias de la tierra ordenarán sus fuerzas para la última gran batalla.
2JT:369 (1900).
Un ángel que regresa de la tierra anuncia que su obra está
terminada; el mundo ha sido sometido a la prueba final, y todos los que
han resultado fieles a los preceptos divinos han recibido 'el sello del Dios
vivo". Entonces Jesús dejará de interceder en el santuario celestial.
Levantará sus manos y con gran voz dirá- "Hecho es". CS:671 (1911).
EUD:232-233.

Cuando Jesús cese de interceder por el hombre, los 234 casos de


todos estarán decididos para siempre... Termina el tiempo de gracia; las
intercesiones de Cristo cesan en el cielo. Este tiempo llega finalmente
sobre todos en forma repentina, y aquellos que han descuidado la
purificación de sus almas mediante la obediencia a la verdad, son
encontrados dormidos. 2T:191 (1868).
El fin del tiempo de gracia vendrá repentina e inesperadamente,
cuando menos se lo espere; pero podemos hoy tener un registro limpio
en el cielo, y saber que Dios nos acepta. 7CBA:1000 (1906).
Cuando quede concluida la obra del juicio investigador, quedará
también decidida la suerte de todos para vida o para muerte. El tiempo
de gracia terminará poco antes de que el Señor aparezca en las nubes
del cielo...

Antes del diluvio, después que Noé hubo entrado en el arca, Dios
le encerró en ella, dejando fuera a los impíos; pero por espacio de siete
días el pueblo, no sabiendo que su suerte estaba decidida, continuó en
su indiferente búsqueda de placeres y se mofó de las advertencias del
juicio que le amenazaba. "Así -dice el Salvador- será también la venida
del Hijo del Hombre" (Mat. 24: 39). Inadvertida como ladrón a
medianoche, llegará la hora decisiva que fija el destino de cada uno,
cuando será retirado definitivamente el ofrecimiento de la gracia que se
dirigiera a los culpables...
Mientras que el hombre de negocios está absorto en el afán de
lucro, mientras el amigo de los placeres corre tras ellos, mientras la
esclava de la moda está ataviándose, puede llegar el momento en que
el Juez de toda la tierra pronuncie la sentencia: "Has sido pesado en la
balanza y has sido hallado falto" (Dan. 5:27, VM).-CS 545 (1911).
EUD:234.

En el tiempo de angustia Satanás incita a los impíos quienes


rodean al pueblo de Dios para destruirlos. Pero él no sabe que se ha
escrito "perdonado" frente a sus nombres en los libros del cielo. RH
Noviembre 19, 1908
Así como Satanás influyó en Esaú para que marchase contra
Jacob, así también instigará a los malos para que destruyan al pueblo
de Dios en el tiempo de angustia. Ve que los ángeles protegen a los que
guardan los mandamientos e infiere que sus pecados les han sido
perdonados; pero no sabe que la suerte de cada uno de ellos ha sido
resuelta en el santuario celestial. CS:676 (1911). EUD:238.

Cuatro ángeles poderosos retienen los poderes de esta tierra


hasta que los siervos de Dios sean sellados en sus frentes. Las
naciones del mundo están ávidas por combatir; pero son contenidas por
los ángeles. Cuando se quite ese poder restrictivo, vendrá un tiempo de
dificultades y angustia. Se inventarán mortíferos instrumentos bélicos.
Barcos serán sepultados en la gran profundidad con su cargamento
viviente. Todos los que no tienen el espíritu de la verdad se unirán bajo
el liderazgo de agentes satánicos; pero serán retenidos hasta que llegue
el tiempo de la gran batalla del Armagedón.-7CBA:978 (1900). EUD:242-
243.
Los tiempos de apuro y angustia que nos esperan requieren una fe
capaz de soportar el cansancio, la demora v el hambre, una fe que no
desmaye a pesar de las pruebas más duras...
El "tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente"
se iniciará pronto; y para entonces necesitaremos tener una experiencia
que hoy por hoy no poseemos y que muchos no pueden lograr debido a
su indolencia. Sucede muchas veces que los peligros que se esperan no
resultan tan grandes como uno se los había imaginado; pero éste no es
el caso respecto de la crisis que nos espera. La imaginación más
fecunda no alcanza a darse cuenta de la magnitud de tan dolorosa
prueba. CS:679-680 (1911).
Cuando Jesús salga del lugar santísimo, su Espíritu refrenador se
retirará de los gobernantes y del pueblo. Estos quedarán bajo el dominio
de los ángeles malos. Entonces, por consejo y dirección de Satanás, se
harán leyes tales que, a menos que el tiempo sea muy corto, no se
salvará ninguna carne. 1JT:75 (1859). EUD:258-259.

No es siempre seguro orar por una curación incondicional... El


sabe si aquellos por quienes se ofrecen las peticiones serán capaces de
soportar o no la prueba que vendría sobre ellos si viviesen. El conoce el
fin desde el principio. Muchos serán llamados a descansar antes de que
la ardiente prueba del tiempo de angustia venga, sobre nuestro mundo.
CH:375 (1897).
El Señor me ha hecho saber con frecuencia que muchos
pequeñitos morirán antes del tiempo de angustia. Volveremos a ver a
nuestros hijos. Los encontraremos y los reconoceremos en las cortes
celestiales. 2MS:296 (1899). EUD:259.

Se promulgó un decreto para matar a los santos, lo cual los hizo


clamar día y noche por su libramiento. PE:36 (1851).
Así como Nabucodonosor, el rey de Babilonia, emitió un decreto por el
cual todos los que no se postrasen y adorasen su imagen serían
muertos, de la misma manera se proclamará que todos los que no
reverencien la institución del domingo serán castigados con prisión y
muerte... Que todos lean cuidadosamente el capítulo 13 de Apocalipsis,
porque afecta a todo ser humano, grande o pequeño. 14ML:91 (1896).
El tiempo de angustia está por llegar para el pueblo de Dios. Será
entonces cuando se promulgará el decreto 262 prohibiendo comprar o
vender a los que guardan el sábado del Señor, y que los amenazará con
castigos, y aun la muerte, si no observan el primer día de la semana
como día de reposo. ELC:346 (1908).
Unidos los poderes de la tierra para hacer la guerra a los
mandamientos de Dios, decretarán que todos los hombres, "Pequeños y
grandes, ricos y pobres, libres y siervos" (Apoc. 13:16), se conformen a
las costumbres de la iglesia y observen el falso día de reposo. Todos los
que se nieguen a someterse serán castigados por la autoridad civil, y
finalmente se decretará que son dignos de muerte. CS:662 (1911).
La ira del hombre se despertará en forma especial contra aquellos
que santifican el sábado del cuarto mandamiento; y al fin un decreto
universal los denunciará como merecedores de muerte. PR:376 (c.
1914). EUD:261-262.
"Y en aquel tiempo se levantará Miguel, el gran príncipe que está
por los hijos de tu pueblo: y será tiempo de angustia, cual nunca fue
después que hubo gente hasta entonces: mas en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallaren escritos en el libro" (Dan.
12:1). Cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se habrá
decidido, ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el
impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo.
Este pequeño remanente, incapaz de defenderse en el mortífero
conflicto con las potestades de la tierra mandadas por la hueste del
dragón, hace de Dios su defensa. Ha sido promulgado por la más alta
autoridad terrestre el decreto de que adoren a la bestia y reciban su
marca bajo pena de persecución y muerte. ¡Dios ayude entonces a su
pueblo! porque ¿qué podría hacer sin su ayuda en un conflicto tan
terrible? 2JT:67 (1882). EUD:263.
Finalmente se expedirá contra todos los que santifiquen el sábado
un decreto que los declare merecedores de las penas más severas y
autorice al pueblo para que, pasado cierto tiempo, los mate. El
romanismo en el Viejo Mundo y el protestantismo apóstata en la
América del Norte actuarán de la misma manera contra los que honren
todos los preceptos divinos. El pueblo de Dios se verá entonces sumido
en las escenas de aflicción y angustia descritas por el profeta y llamadas
el tiempo de la apretura de Jacob. CS:673 (1911).
Por lo que ven los hombres, parecería que los hilos de Dios
tuviesen que sellar pronto su destino con su sangre, como lo hicieron los
mártires que los precedieron. Ellos mismos empiezan a temer que el
Señor los deje perecer en las manos homicidas de sus enemigos. Es un
tiempo de terrible agonía. De día y de noche claman a Dios para que los
libre... Como Jacob, todos luchas con Dios. Sus semblantes expresan la
agonía de sus almas. Están pálidos, pero no dejan de orar con fervor.
CS:688 (1911).
La experiencia de Jacob durante aquella noche de lucha y
angustia representa la prueba que habrá de soportar el pueblo de Dios
inmediatamente antes de la segunda venida de Cristo. El profeta
Jeremías, contemplando en santa visión nuestros días, dijo: "Hemos
oído voz de temblor: espanto, y no paz,... hanse tornado pálidos todos
los rostros. ¡Ah, cuán grande es aquel día! tanto, 267 que no hay otro
semejante a él: tiempo de angustia para Jacob; mas de ella será librado"
(Jer. 30:5-7). PP:199 (1890). EUD:266-267.

El Señor me ha mostrado repetidas veces que sería contrario a la


Biblia el hacer cualquier provisión para nuestras necesidades
temporales durante el tiempo de angustia. Vi que si los santos
guardaran alimentos almacenados o en el campo en el tiempo de
angustia, cuando hubiese en la tierra guerra, hambre y pestilencia,
manos violentas se los arrebatarían y extraños segarían sus campos.
Será entonces tiempo en que habremos de confiar por completo
en Dios, y él nos sostendrá. Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos
estarán asegurados en aquel 269 tiempo, y no sufriremos escasez ni
hambre; porque Dios puede preparar mesa para nosotros en el desierto.
Si fuese necesario, mandaría cuervos para que nos alimentasen, como
alimentó a Elías, o haría bajar maná del cielo, como lo hizo en favor de
los israelitas. PE:56 (1851).
Vi que nos espera un tiempo de angustia, cuando una severa
necesidad obligará al pueblo de Dios a vivir de pan y agua... En el
tiempo de angustia nadie trabajará con sus manos. Sus sufrimientos
serán mentales, y Dios les proveerá de alimento. Ms 2, 1858.
El tiempo de angustia está ante nosotros, y entonces una severa
necesidad requerirá que el pueblo de Dios se niegue a sí mismo y coma
meramente lo suficiente para sostener la vida, pero Dios nos preparará
para ese tiempo. En esa hora terrible nuestra necesidad será la
oportunidad de Dios para impartir su poder fortificante y sostener a su
pueblo. 1T:206 (1859).
Pan y agua es todo lo que se promete al remanente en el tiempo de
angustia. HR:133 (1870).
En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de la
venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los
santos ángeles. PP:261 (1890). EUD:268-269.

Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un cántico que nadie
podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro mil. Es el cántico
de Moisés y del Cordero, un canto de liberación. Ninguno sino los ciento
cuarenta y cuatro mil pueden aprender aquel cántico, pues 273 es el
cántico de su experiencia -una experiencia que ninguna otra compañía
ha conocido jamás. Son "éstos, los que siguen al Cordero por donde
quiera que fuere". Habiendo sido trasladados de la tierra, de entre los
vivos, son contados por "primicias para Dios y para el Cordero" (Apoc.
15: 2-3; 14: 1-5). "Estos son los que han venido de grande tribulación";
han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha sido desde que ha
habido nación; han sentido la angustia del tiempo de la aflicción de
Jacob; han estado sin intercesor durante el derramamiento final de los
juicios de Dios. CS:707 (1911). EUD:272-273.

Y será tiempo de angustia, cual nunca fue desde que hubo gente
hasta entonces; pero en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los
que se hallen escritos en el libro. Dan. 12:1.
A medida que nos acercamos a los peligros de los últimos días, las
tentaciones del enemigo se hacen cada vez más fuertes y persistentes.
Satanás ha descendido con gran poder, sabiendo que tiene poco
tiempo; y trabaja "con todo engaño de iniquidad para los que se pierden"
(2 Tes. 2:10). El Señor nos amonesta mediante su Palabra acerca de
que, si fuera posible, engañaría también a los mismos escogidos.
Pronto tendrán lugar ante el mundo acontecimientos
extraordinarios. El fin de todas las cosas está a las puertas. El tiempo de
angustia está por sobrecoger al pueblo de Dios. Es entonces cuando se
promulgará el decreto que prohibirá comprar o vender a los que guardan
el sábado del Señor, amenazándolos con castigarlos, y aun con la
muerte, si no observan el primer día de la semana como día de reposo.
"En aquel tiempo se levantará Miguel, el gran Príncipe que está de
parte de los hijos de tu pueblo; y será tiempo de angustia; cual nunca
fue desde que hubo gente hasta entonces; pero en aquel tiempo será
libertado tu pueblo, todos los que se hallen escritos en el libro". Este
pasaje revela la importancia de tener nuestros nombres escritos en el
libro de la vida. Todos los que tengan sus nombres registrados allí serán
librados del poder de Satanás, y Cristo ordenará que se le quiten sus
vestiduras viles y que sean vestidos con su propia justicia. "Y serán para
mí especial tesoro, ha dicho Jehová de los ejércitos, en el día en que yo
actúe; y los perdonaré, como el hombre que perdona a su hijo que le
sirve" (Mal. 3: 17).
En el tiempo de angustia Satanás alborota a los malvados y estos
rodean al pueblo de Dios para destruirlos. Pero él ignora que frente a
sus nombres en los libros del cielo se ha escrito la palabra "perdón".
Ignora que se ha dado la orden: "Quitadle esas vestiduras viles" y
vístanlo con "ropas de gala", y "pongan mitra limpia sobre su cabeza"
(Zac. 3: 4-5).
La promesa que se le hizo a Josué también se le hace a todo el
pueblo remanente de Dios: "Si anduvieres por mis caminos [no en tus
propios caminos], y si guardares mi ordenanza, también tú gobernarás
mi casa, también guardarás mis atrios, y entre éstos que aquí están te
daré lugar" (verso 7). ¿Quiénes son "estos que aquí están"? Son los
ángeles de Dios. Si pudieran ser abiertos nuestros ojos, como sucedió
con el siervo de Eliseo en Dotán, nos veríamos rodeados por ángeles
malignos que tratan de imponer su presencia sobre nosotros, y buscan
una oportunidad para tentarnos y vencernos; pero también veríamos a
ángeles santos que nos guardan, y que con su luz y su poder mantienen
a raya a los ángeles malos.- Historical Sketches:155-156. Exaltad a
Jesús:29 de Noviembre.

¿Y acaso Dios no hará justicia a sus escogidos, que claman a él


día y noche? ¿Se tardará en responderles? Os digo que pronto les hará
justicia. Luc. 18:7-8.
Si los hombres tuviesen la visión del cielo, verían compañías de
ángeles poderosos en fuerza estacionados en torno de los que han
guardado la palabra de la paciencia de Cristo. Con ternura y simpatía,
los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus
oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos al peligro. Pero
tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber de
la copa y ser bautizado con el bautismo. La misma dilación que es tan
penosa para ellos, es la mejor respuesta a sus oraciones. Mientras
procuran esperar con confianza que el Señor obre, son inducidos a
ejercitar su fe, esperanza y paciencia como no lo hicieron durante su
experiencia religiosa anterior. Sin embargo, el tiempo de angustia será
acortado por amor de los elegidos... El fin llegará más rápidamente de lo
que se espera... Exaltad a Jesús:14 de Diciembre.
No hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que
hayamos sellado en sus frentes a los siervos de nuestro Dios. Apoc. 7:3.
Satanás está utilizando ahora, en este tiempo de sellamiento,
todos sus ardides para mantener alejados los pensamientos de los hijos
de Dios de la verdad presente, y hacerlos vacilar. Vi que Dios estaba
extendiendo una cortina para protegerlos en el tiempo de angustia; y
que cada alma que se ha decidido por la verdad y ha purificado su
corazón había de ser protegida con la envoltura del Omnipotente.
Satanás sabe eso, y esta trabajando con gran poder para mantener
irresoluta e indecisa por la verdad tanta gente como sea posible... Vi que
Satanás estaba trabajando... para confundir, engañar y extraviar al
pueblo de Dios, ahora mismo, en el tiempo del sellamiento. Vi que
algunos no estaban asentados con firmeza en la verdad presente. Sus
rodillas temblaban, y sus pies resbalaban porque no estaban afirmados
en la verdad . . .
Satanás está empleando todas sus artimañas para mantenerlos
donde están, hasta que haya pasado el sellamiento, hasta que la cortina
sea extendida sobre el pueblo de Dios, y los dejará sin refugio de la
ardiente ira de Dios durante las siete últimas plagas. Dios ha comenzado
a extender la cortina sobre su pueblo, y pronto estará extendida sobre
todos los que han de tener su amparo en el día de la destrucción. Dios
obrará con poder en favor de su pueblo; y a Satanás le será permitido
obrar. PE:44.

La incredulidad que evidenciaban las murmuraciones de los hijos


de Israel ilustran la condición del pueblo de Dios que vive ahora sobre la
tierra. Muchos repasan su historia, y se maravillan de su incredulidad y
sus continuas murmuraciones, después que el Señor hizo tanto por
ellos, y les dio tantas evidencias de su amor y su cuidado. Creen que
ellos no hubieran sido desagradecidos. Pero algunos de los que piensan
así murmuran y se quejan ante cosas de muy poca importancia. No se
conocen a sí mismos. Dios frecuentemente prueba su fe en cosas
pequeñas; y no las soportan mejor que los antiguos israelitas.
Muchos ven que son suplidas sus necesidades del momento, pero
no confían en el Señor para el futuro. Manifiestan incredulidad y se
entregan al abatimiento y el desánimo ante posibles necesidades.
Algunos se preocupan constantemente por el temor de pasar
necesidades y que sus hijos tengan que sufrir. Cuando surgen
dificultades o se ven en aprietos -cuando se somete a prueba su amor y
su fe en Dios- evitan la prueba y se quejan del procedimiento empleado
por Dios para purificarlos. Se 133 verifica que su amor no es puro ni
perfecto; no es capaz de soportar todas las cosas.
La fe de los hijos del Dios del cielo debería ser fuerte, activa y
perseverante: la certeza de lo que se espera. En ese caso se
expresarán de este modo: "Bendice, alma mía, a Jehová, y bendiga todo
mi ser su santo nombre", porque ha obrado generosamente conmigo.
Algunos consideran que la abnegación es un verdadero
sufrimiento. Se complace el apetito pervertido. Y el dominio de las
apetencias malsanas incluso a muchos profesos cristianos a retroceder,
como si la inanición fuese la consecuencia directa de un régimen
alimentarlo sencillo. Y como los hijos de Israel prefieren la esclavitud, la
enfermedad y hasta la muerte, antes que verse privados de las ollas de
carne. Pan y agua es todo lo que se promete al remanente en el tiempo
de angustia. HR: Capítulo 17.

Vi a un ángel de pie con una balanza en la mano, que pesaba los


pensamientos y el interés del pueblo de Dios, especialmente de los
jóvenes. En un platillo estaban los pensamientos e intereses que tendían
hacia el cielo; en el otro se hallaban los pensamientos e intereses
terrenales. En este platillo se arrojaba toda la lectura de cuentos, los
pensamientos dedicados a los vestidos, la ostentación, la vanidad y el
orgullo, etc. ¡Oh, cuán solemne momento! Los ángeles de Dios, de pie,
pesan con balanza los pensamientos de los que profesan ser hijos de
Dios, de aquellos que aseveran haber muerto al mundo y estar vivos
para Dios. El platillo lleno de los pensamientos terrenales la vanidad y el
orgullo, bajaba rápidamente a pesar de que se sacaba pesa tras pesa
de la balanza. El que contenía los pensamientos e intereses referentes
al cielo, subía mientras que él otro bajaba. ¡Qué liviano era! Puedo
relatar esto como lo vi, pero nunca podré producir la solemne y vívida
impresión que se grabó en mi mente, al ver al ángel que tenía la balanza
donde se pesaban los pensamientos e intereses del pueblo de Dios. Dijo
el ángel: "¿Pueden los tales entrar en el cielo? No, no, nunca. Diles que
la esperanza que ahora poseen es vana, y que a menos que se
arrepientan prestamente, y obtengan la salvación, perecerán."
Una forma de piedad no salvará a nadie. Todos deben tener una
experiencia profunda y viva. Esto es lo único que los salvará en el
tiempo de angustia. Entonces será probada su obra para ver de qué
clase es; si es de oro, plata y piedras preciosas, serán escondidos como
en lo secreto del pabellón de Jehová. Pero si su obra es de madera,
paja y hojarasca, nada podrá protegerlos del fuego de la ira de Jehová.
Tanto los jóvenes como los de más edad, tendrán que dar razón
de su esperanza; pero sus mentes destinadas por Dios a cosas mejores,
formadas para servirle perfectamente, se han espaciado en cosas
insensatas en vez de hacerlo en los intereses eternos. Esa mente que
vaga de aquí para allá, es tan capaz de comprender la verdad, la
evidencia de la Palabra de Dios en favor del sábado, y el verdadero
fundamento de la esperanza del cristiano, como de analizar las
apariencias, los modales, los vestidos, etc. Y todos los que entregan su
mente al placer que producen los cuentos insensatos y ociosos,
alimentan sus facultades imaginativas; pero ante ellos se eclipsa el brillo
de la Palabra de Dios. La mente queda directamente separada de Dios,
y se destruye el interés por su preciosa Palabra. 1JT:25-26.

Vi que el cristiano no debe dar demasiado valor a los sentimientos


de felicidad ni depender demasiado de ellos. Estos sentimientos no son
siempre verdaderos guías. Cada cristiano debe procurar servir a Dios
por principio, y no ser regido por los sentimientos. Al hacer esto, se
ejercerá la fe y ella aumentará. Me fue mostrado que si el cristiano vive
en forma humilde y abnegada, tendrá como resultado paz y gozo en el
Señor. Pero la mayor felicidad que se experimentará provendrá de
beneficiar a otros, hacer felices a los demás. Tal felicidad será duradera.
Muchos de los jóvenes no tienen principios fijos para servir a Dios.
No ejercen la fe. Se hunden bajo cada nube. No tienen poder de
resistencia, ni crecen en la gracia. Parecería que guardaran los
mandamientos de Dios. Elevan de vez en cuando una oración formal, y
se llaman cristianos. Sus padres ansían mucho verlos aceptar cualquier
cosa que parezca ventajosa, pero no trabajan con ellos, ni les enseñan
que la mente carnal debe morir. Los animan a adelantarse y
desempeñar un papel. Pero no los inducen a escudriñar diligentemente
su corazón, a examinarse y a calcular el costo de lo que significa ser
cristiano. El resultado es que los jóvenes profesan ser cristianos sin
probar suficientemente sus motivos.
Dice el Testigo fiel: "Ojalá fueses frío o caliente. Mas porque eres
tibio, y no frío ni caliente, te vomitaré de mi boca." (Apoc. 3:15-16).
Satanás acepta que seáis cristianos de nombre, porque así resultáis
más convenientes para sus fines. Si tenéis una forma de piedad y no la
verdadera, puede usaros como señuelo para atraer a otros al mismo
estado de engaño propio. Algunas pobres almas os mirarán a vosotros
en vez de recurrir a la norma de la Biblia; y no se elevarán más alto.
Serán tan buenas como vosotros, y se quedarán satisfechas.
A los jóvenes se los insta a menudo a cumplir con su deber, a
hablar u orar en las reuniones; se les insta a que mueran al orgullo. Se
les insta a cada paso. Una religión tal no vale nada. Si cambia el
corazón carnal, no habrá tal obra rutinaria, ni personas de corazón frío
que profesen servir a Dios. Todo el amor al vestido y a las apariencias
habrá desaparecido. El tiempo que pasáis delante del espejo,
arreglando vuestro cabello para que agrade al ojo, será dedicado a la
oración y al escudriñamiento del corazón. En el corazón santificado no
habrá cabida para el atavío exterior, sino una búsqueda ferviente y
ansiosa del adorno interior: las gracias cristianas y los frutos del Espíritu
de Dios.
Dice el apóstol: "El adorno de las cuales no sea exterior con
encrespamiento del cabello, y atavío de oro, ni en compostura de ropas;
sino el hombre del corazón que está encubierto, en incorruptible ornato
de espíritu agradable y pacífico, lo cual es de grande estima delante de
Dios." (1 Pedro 3:3-4).
Subyugad la mente carnal, reformad la vida, y no se idolatrará el
pobre cuerpo mortal. Si se reforma el corazón, ello se notará en la
apariencia exterior. Si Cristo es en nosotros la esperanza de gloria,
descubriremos tan incomparables encantos en él que el alma se
enamorará. Se aferrará a él, elegirá amarle, y por admiración a él, será
olvidado el yo. Jesús será magnificado y adorado, y el yo humillado y
abatido. Pero profesar el cristianismo sin este amor profundo, es simple
palabrería, árido formalismo y penosa rutina. Muchos de vosotros
conserváis una noción mental de la religión, una religión exterior,
aunque el corazón no ha sido purificado. Dios mira al corazón, pues
"todas las cosas están desnudas y abiertas a los ojos de aquel a quien
tenemos que dar cuenta." (Heb. 4:13). ¿Se quedará él satisfecho con
algo menor que la verdad en el fuero íntimo? Toda alma
verdaderamente convertida llevará las señales inequívocas de que la
mente carnal ha sido subyugada.
Hablo claramente. No pienso que esto desanimará a un verdadero
cristiano; no quiero que ninguno de vosotros llegue al tiempo de
angustia sin una esperanza bien fundada en su Redentor. Resolved
conocer lo peor de vuestro caso. Averiguad si tenéis una herencia en el
cielo. Tratad verazmente con vuestra alma. Recordad que Jesús
presentará a su Padre una iglesia sin mancha, ni arruga, ni cosa
semejante.
¿Cómo habéis de saber que sois aceptos a Dios? Estudiad su
Palabra con oración. No la pongáis a un lado por ningún otro libro. Ella
os convence de pecado. Revela claramente el camino de la salvación.
Saca a luz una recompensa brillante y gloriosa. Os revela un Salvador
completo y os enseña que únicamente por su misericordia ¡limitada
podéis esperar salvación!
No descuidéis la oración secreta, porque es el alma de la religión.
Con oración ferviente y sincera, solicitad pureza para vuestra alma.
Interceded tan ferviente y ardorosamente como lo haríais por vuestra
vida mortal, si estuviese en juego. Permaneced delante de Dios hasta
que se enciendan en vosotros anhelos indecibles de salvación, y
obtengáis la dulce evidencia de que vuestro pecado está perdonado.
La esperanza de la vida eterna no se ha de recibir por motivos
frágiles. Es un asunto que se ha de decidir entre Dios y vuestra propia
alma, y por la eternidad. Una esperanza que sea tan sólo supuesta,
provocará vuestra ruina. Puesto que subsistís o caéis por la Palabra de
Dios, en esta Palabra debéis buscar el testimonio de vuestro caso. Allí
podréis ver lo que se requiere de vosotros para llegar a ser cristianos.
No depongáis vuestra armadura, ni abandonéis el campo de batalla
hasta haber obtenido la victoria y triunfado en vuestro Redentor. 1JT:55-
58.

Vi en la tierra una angustia mayor de la que hemos presenciado


hasta aquí. Oí gemidos y clamores de angustia, y vi grandes compañías
empeñadas en batalla. Oí el tronar del cañón, el fragor de las armas, la
lucha cuerpo a cuerpo, y los gemidos y oraciones de los moribundos. El
suelo estaba cubierto de heridos y muertos. Vi familias desconsoladas y
desesperadas, que sufrían privaciones en muchas moradas. Ahora
mismo muchas familias sufren privaciones; pero esto aumentará. Los
rostros de muchos parecían demacrados, pálidos y afectados por el
hambre.
Me fue mostrado que el pueblo de Dios debiera estar íntimamente
unido por los vínculos de la comunión y el amor cristianos. Sólo Dios
puede ser nuestro escudo y fortaleza en este tiempo de calamidades
nacionales. El pueblo de Dios debe despertarse. Debe aprovechar sus
oportunidades de diseminar la verdad, porque éstas no durarán mucho.
Me fue mostrada angustia y perplejidad y hambre en la tierra. Satanás
procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e
impedirle que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que
al fin sea pesado en la balanza y hallado falto.
El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las
señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son
demasiado claras para que se las ponga en duda; en vista de estas
cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador
vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se
despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia
terrenal están llegando rápidamente al fin. Vivimos en medio de los
peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin
embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la
causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás.
El domina la mente de los observadores del sábado no consagrados, y
los induce a sentir celos unos de otros, a criticarse y censurarse. Es su
obra especial dividir los corazones, para que la influencia, la fuerza y la
labor de los siervos de Dios sean consumidas por el trabajo entre los
observadores del sábado no consagrados, y les toque dedicar de
continuo su tiempo precioso al arreglo de pequeñas divergencias,
cuando debieran consagrarlo a proclamar la verdad a los incrédulos.
1JT:88-89.

En ocasión de la transfiguración, Jesús fue glorificado por su


Padre. Le oímos decir: "Ahora es glorificado el Hijo del hombre, y Dios
es glorificado en él." (Juan 13:31). Así, antes de su entrega y crucifixión,
fue fortalecido para sus últimos terribles sufrimientos. Al acercarse los
miembros del cuerpo de Cristo al período de su último conflicto, al
"tiempo de angustia de Jacob," crecerán en Cristo y participarán en gran
medida de su Espíritu. Al crecer el tercer mensaje hasta ser un fuerte
pregón, cuando acompañe a la obra final un gran poder y gloria, los hijos
de Dios participarán de aquella gloria. La lluvia tardía será lo que los
fortalecerá y reavivará para atravesar el tiempo de angustia. Sus rostros
resplandecerán con la gloria de aquella luz que acompaña al tercer
ángel.
Vi que Dios preservará de manera maravillosa a su pueblo durante
el tiempo de angustia. Así como Jesús oró con toda la agonía de su
alma en el huerto, ellos clamarán con fervor y agonía día y noche para
obtener libramiento. Se proclamará el decreto de que deben despreciar
el sábado del cuarto mandamiento, y honrar el primer día, o perder la
vida, Pero ellos no cederán, ni pisotearán el sábado del Señor para
honrar una institución del papado. Los rodearán las huestes de Satanás
y los hombres perversos, para alegrarse de su suerte, porque no
parecerá haber para ellos medio de escapar. Pero en medio de las
orgías y el triunfo de aquéllos, se oirá el estruendo ensordecedor del
trueno más formidable. Los cielos se habrán ennegrecido, y estarán
iluminados únicamente por la deslumbrante y terrible gloria del cielo,
cuando Dios deje oír su voz desde su santa morada.
Los cimientos de la tierra temblarán; los edificios vacilarán y
caerán con espantoso fragor. El mar hervirá como una olla, y toda la
tierra será terriblemente conmovida. El cautiverio de los justos se
cambiará, y con suave y solemne susurro se dirán unos a otros: "Somos
librados; es la voz de Dios". Con solemne asombro escucharán las
palabras de la voz. Los malos oirán, pero no entenderán las palabras de
la voz de Dios. Temerán y temblarán, mientras que los santos se
regocijarán. Satanás y sus ángeles, y los hombres perversos, que
habían estado regocijándose porque el pueblo de Dios estaba en su
poder y podían raerlo de la faz de la tierra, presenciarán la gloria
conferida a aquellos que honraron la santa ley de Dios. Verán cómo el
rostro de los justos estará iluminado y reflejará la imagen de Jesús. Los
que estaban tan deseosos de destruirá los santos, no podrán soportar la
gloria que descansará sobre los que habrán sido libertados, y caerán
como muertos al suelo. Satanás y los malos ángeles huirán de la
presencia de los santos glorificados. Habrán perdido para siempre el
poder de molestarlos. 1JT:132-133.

Nuestros casos se hallan pendientes en el tribunal del cielo. Día


tras día rendimos allí nuestras cuentas. Cada cual será recompensado
según sus obras. Los holocaustos y sacrificios no eran aceptables para
Dios en los tiempos antiguos, a menos que fuese correcto el espíritu con
que se ofrecía el don. Samuel dijo: "¿Tiene Jehová tanto contentamiento
con los holocaustos y víctimas, como en obedecer a las palabras de
Jehová? Ciertamente el obedecer es mejor que los sacrificios; y el
prestar atención que el sebo de los carneros." (1 Sam. 15:22). Todo el
dinero de la tierra no puede comprar la bendición de Dios ni asegurarnos
una sola victoria.
Muchos harían cualquier sacrificio menos el que deben hacer, que
consiste en entregarse a sí mismos, en someter su voluntad a la
voluntad de Dios. Cristo dijo a sus discípulos: "Si no os volvierais, y
fuereis como niños, no entraréis en el reino de los cielos." (Mat. 18:3).
Esta es una lección de humildad. Debemos todos llegar a ser humildes
como niños a fin de heredar el reino de Dios.
Nuestro Padre celestial ve el corazón de los hombres y conoce su
carácter mejor que ellos mismos. Ve que algunos tienen
susceptibilidades y facultades que, debidamente encauzadas, podrían
emplearse para su gloria, para ayudar en el adelantamiento de su obra.
El prueba a estas personas y en su sabia providencia las coloca en
diferentes puestos y circunstancias, para que revelen lo que está en su
corazón y los puntos débiles de su carácter, que ellas mismas
desconocen. Les da oportunidad de corregir estas debilidades, de pulir
las toscas aristas de su naturaleza y de prepararse para su servicio, a fin
de que cuando él las llame a obrar estén listas y los ángeles del cielo
puedan unir sus labores con el esfuerzo humano en la obra que debe
ser hecha en la tierra.
A los hombres a quienes Dios destina para ocupar puestos de
responsabilidad, él les revela en su misericordia sus defectos ocultos, a
fin de que puedan mirar su interior y examinar con ojo crítico las
complicadas emociones y manifestaciones de su propio corazón, y notar
lo que es malo, para que puedan modificar su disposición y refinar sus
modales. En su providencia, el Señor pone a los hombres donde él
pueda probar sus facultades morales y revelar sus motivos, a fin de que
puedan mejorar lo que es bueno en ellos y apartar lo malo. Dios quiere
que sus siervos se familiaricen con el mecanismo moral de su propio
corazón. A fin de lograrlo, permite con frecuencia que el fuego de la
aflicción los asalte para que se purifiquen. "¿Y quién podrá sufrir el
tiempo de su venida? o ¿quién podrá estar cuando él se mostrará?
Porque él es como fuego purificador, y como jabón de lavadoras. Y
sentarse ha para afinar y limpiar la plata: porque limpiará los hijos de
Leví, los afinará como a oro y como a plata; y ofrecerán a Jehová
ofrenda con justicia". (Mal. 3:2-3).

La purificación del pueblo de Dios no puede lograrse sin que dicho


pueblo soporte padecimientos. Dios permite que los fuegos de la
aflicción consuman la escoria, separen lo inútil de lo valioso, a fin de que
el metal puro resplandezca. Nos hace pasar de un fuego a otro,
probando nuestro verdadero valor. Si no podemos soportar estas
pruebas, ¿qué haremos en el tiempo de angustia? Si la prosperidad o la
adversidad descubren falsedad, orgullo o egoísmo en nosotros, ¿qué
haremos cuando Dios pruebe la obra de cada uno como por fuego y
revele los secretos de todo corazón?
La verdadera gracia está dispuesta a ser probada; y si estamos
poco dispuestos a que nos escudriñe el Señor, nuestra condición es
verdaderamente grave. Dios es refinador y purificador de las almas; en
el calor del horno, la escoria queda para siempre separada del
verdadero oro y plata del carácter cristiano. Jesús vigila la prueba. El
sabe lo que es necesario para purificar el metal precioso a fin de que
refleje el esplendor de su amor divino. 1JT:474-475.

Con infalible exactitud, el Ser Infinito sigue llevando una cuenta


con todas las naciones. Mientras ofrece su misericordia, con invitaciones
al arrepentimiento, esta cuenta permanece abierta; pero cuando las
cifras llegan a cierta cantidad que Dios ha fijado, comienza el ministerio
de su ira. La cuenta se cierra. Cesa la paciencia divina. Entonces ya no
intercede la misericordia en su favor.
Al profeta, mientras miraba a través de las edades, se le presentó
este tiempo en visión. Las naciones de esta época han recibido
misericordia sin precedentes. Les han sido dadas las bendiciones más
selectas del cielo, pero el orgullo intensificado, la codicia, la idolatría, el
desprecio de Dios y la vil ingratitud, son cosas anotadas contra ellas.
Están cerrando rápidamente su cuenta con Dios.
Pero lo que me hace temblar es el hecho de que aquellos que han
tenido la mayor luz y los mayores privilegios han sido contaminados por
la iniquidad prevaleciente. Bajo la influencia de los injustos que los
rodean, muchos, aun de entre los que profesan la verdad, se han
enfriado y son arrastrados por la fuerte corriente del mal. El desprecio
universal en que se tiene la verdadera piedad y santidad, induce a los
que no se relacionan estrechamente con Dios a perder la reverencia a
su ley. Si estuviesen siguiendo la luz y obedeciendo de todo corazón a
la verdad, esta santa ley les parecería aún más preciosa cuando tanto
se la desprecia y desecha. A medida que la falta de respeto por la ley de
Dios se vuelve más manifiesta, se hace más distinta la raya de
demarcación entre sus observadores y el mundo. El amor hacia los
preceptos divinos aumenta en una clase de personas en la medida en
que en otra clase aumenta el desprecio hacia ellos.
La crisis se está acercando rápidamente. Las cifras que suben
velozmente demuestran que está por llegar el tiempo de la visitación de
Dios. Aunque le repugna castigar, castigará sin embargo, y lo hará
prestamente. Los que andan en la luz verán señales de un peligro
inminente; pero no han de permanecer sentados en tranquila y
despreocupada espera de la ruina, consolándose con la creencia de que
Dios protegerá a su pueblo en el día de la visitación. Lejos de ello.
Deben comprender que es su deber trabajar diligentemente para salvar
a otros, esperando en Dios con fe vigorosa para obtener ayuda. "La
oración del justo, obrando eficazmente puede mucho." (Sant. 5:16).
La levadura de la piedad no ha perdido todo su poder. En el tiempo
en que son mayores el peligro y la depresión de la iglesia, el pequeño
grupo que se mantiene en la luz estará suspirando y clamando por las
abominaciones que se cometen en la tierra. Pero sus oraciones
ascenderán más especialmente en favor de la iglesia, porque sus
miembros están obrando a la manera del mundo.
No serán vanas las oraciones de estos pocos fieles. Cuando el
Señor salga como vengador, vendrá también como protector de todos
aquellos que hayan conservado la fe en su pureza y se hayan
mantenido sin mancha del mundo. Será entonces el tiempo en que Dios
prometió vengar a sus escogidos que claman día y noche, aunque sea
longánime con ellos.
La orden es: "Pasa por medio de la ciudad, por medio de
Jerusalén, y pon una señal en la frente a los hombres que gimen y que
claman a causa de todas las abominaciones que se hacen en medio de
ella." (Eze. 9:4) Estos que suspiran y lloran han estado ofreciendo las
palabras de vida; han reprendido, han aconsejado y suplicado. Algunos
de los que estaban deshonrando a Dios se han arrepentido y han
humillado su corazón delante de él. Pero la gloria del Señor se ha
apartado de Israel; aunque muchos perseveraban en las formas de la
religión, faltaban el poder y la presencia de Dios.
En el tiempo en que su ira se manifieste con castigos, estos
humildes y consagrados discípulos de Cristo se distinguirán del resto del
mundo por la angustia de su alma, expresada en lamentaciones y lloros,
reproches y amonestaciones. Mientras que otros procuran arrojar un
manto sobre el mal existente, y excusar la gran impiedad que prevalece
por doquiera, los que tienen celo por el honor de Jehová y amor por las
almas no callarán para obtener el favor humano. Sus almas justas se
afligen día tras día por las obras y conversaciones profanas de los
impíos. Son impotentes para detener el torrente de la iniquidad; de ahí
que se llenen de pesar y alarma. Lloran delante de Dios al ver la religión
despreciada en los mismos hogares de aquellos que han tenido gran
luz. Se lamentan y afligen sus almas porque en la iglesia hay orgullo,
avaricia, egoísmo y engaño de casi toda clase. El Espíritu de Dios, que
inspira la reprensión, es pisoteado, mientras triunfan los siervos de
Satanás. Dios queda deshonrado, la verdad anulada.
Aquellos que no sienten pesar por su propia decadencia espiritual
ni lloran sobre los pecados ajenos quedarán sin el sello de Dios. El
Señor ordena a sus mensajeros, los hombres que tienen las armas de
matanza en la mano: "Pasad por la ciudad en pos de él, y herid; no
perdone vuestro ojo, ni tengáis misericordia. Matad viejos, mozos y
vírgenes, niños y mujeres, hasta que no quede ninguno: mas a todo
aquel sobre el cual hubiere señal, no llegaréis; y habéis de comenzar
desde mi santuario. Comenzaron pues desde los varones ancianos que
estaban delante del templo". (Eze. 9:5-6).
Aquí vemos que la iglesia, el santuario del Señor, era la primera en
sentir los golpes de la ira de Dios. Los ancianos, aquellos a quienes Dios
había brindado gran luz, que se habían destacado como guardianes de
los intereses espirituales del pueblo, habían traicionado su cometido.
Habían asumido la actitud de que no necesitamos esperar milagros ni la
señalada manifestación del poder de Dios como en tiempos anteriores.
Los tiempos han cambiado. Estas palabras fortalecen su incredulidad, y
dicen: El Señor no hará bien ni mal. Es demasiado misericordioso para
castigar a su pueblo. Así el clamor de paz y seguridad es dado por
hombres que no volverán a elevar la voz como trompeta para mostrar al
pueblo de Dios sus transgresiones y a la casa de Jacob sus pecados.
Estos perros mudos que no querían ladrar, son los que sienten la justa
venganza de un Dios ofendido. Hombres, jóvenes y niñitos, todos
perecen juntos. 2JT:63-66.
En respuesta a la pregunta del Señor: "¿A quién enviaré?" Isaías
respondió: "Heme aquí, envíame a mí." (Isa. 6:8). Hermano, hermana,
tal vez no puedas ir a la viña del Señor, pero puedes proveer recursos
con que enviar a otros. Así estarás confiando tu dinero a los banqueros;
y cuando venga el Maestro, podrás devolverle lo suyo con creces. Tus
recursos pueden ser empleados para enviar y sostener a los mensajeros
de Dios que por su voz y su influencia darán el mensaje: "Aparejad el
camino del Señor, enderezad sus veredas." (Mat. 3:3). Se están
haciendo planes para que la causa progrese, y ahora es el momento en
que se ha de trabajar.
Si trabajas con abnegación, haciendo todo lo que puedas para
hacer progresar la causa de Dios en nuevos campos, el Señor te
ayudará, te fortalecerá y te bendecirá. Confía en la seguridad de su
presencia, que te sostiene, y que es luz y vida. Hazlo todo por amor a
Jesús y las preciosas almas por las cuales murió. Trabaja con un
propósito puro y divinamente implantado de glorificar a Dios. El Señor ve
y entiende, y te empleará a pesar de tu debilidad, si ofreces tu talento
como don consagrado a su servicio, porque en el servicio activo
desinteresado los débiles se vuelven fuertes y gozan de su precioso
elogio. El gozo del Señor es un elemento de fuerza. Si eres fiel, la paz
que sobrepuja todo entendimiento será tu recompensa en esta vida, y en
la venidera entrarás en el gozo de tu Señor.
No tenemos tiempo, para espaciarnos en asuntos que no tienen
importancia. Debemos dedicar nuestro tiempo a proclamar el último
mensaje de misericordia a un mundo culpable. Se necesitan hombres
que obren bajo la inspiración del Espíritu de Dios. Los sermones de
algunos de nuestros ministros tendrán que ser mucho más poderosos
que los que predican ahora, o muchos apóstatas oirán un mensaje tibio
e indirecto que arrulla la gente y la hace dormir. Todo discurso debe
darse bajo el sentido de los terribles juicios que pronto han de caer
sobre el mundo. El mensaje de verdad ha de ser proclamado por labios
tocados por un carbón vivo del altar divino.
Mi corazón se llena de angustia cuando pienso en los mensajes
tibios que dan algunos de nuestros ministros, cuando llevan un mensaje
de vida o muerte. Los ministros están dormidos; los miembros laicos
también; y el mundo perece en el pecado. Dios ayude a su pueblo a
despertarse, a andar y obrar como hombres y mujeres que están en el
umbral del mundo eterno. Pronto una terrible sorpresa sobrecogerá a los
habitantes del mundo. Cristo vendrá repentinamente, con poder y
grande gloria. Entonces no habrá tiempo para prepararse para recibirlo.
Ahora es el tiempo en que hemos de dar el mensaje de advertencia.
Nuestra consigna debe ser: Hacia adelante, siempre hacia
adelante. Los ángeles de Dios irán delante de nosotros a preparar el
camino. Nuestra preocupación por las "regiones de ultramar," no podrá
cesar hasta que toda la tierra haya sido iluminada por la gloria del
Señor. 1900, tomo 6, pág. 29. 3JT:219-220.

Lo que caracterizará de un modo peculiar a los adoradores de Dios


será su respeto por el cuarto mandamiento, puesto que es la señal del
poder creador de Dios y atestigua que él tiene derecho a la veneración y
al homenaje de los hombres. Los impíos se distinguirán por sus
esfuerzos para derribar el monumento conmemorativo del Creador y
exaltar en su lugar la institución romana. En este conflicto, la cristiandad
entera se encontrará dividida en dos grandes clases: la que guardará los
mandamientos de Dios y la fe de Jesús y la que adorará la bestia y su
imagen y recibirá su marca. No obstante los esfuerzos reunidos de la
iglesia y del estado para compeler a les hombres, "pequeños y grandes,
ricos y pobres, libres y siervos" a recibir la marca de la bestia, el pueblo
de Dios no se someterá. El profeta de Patmos vio a "los que habían
alcanzado la victoria de la bestia, y de su imagen, y de su señal, y del
número de su nombre, estar sobre el mar de vidrio, teniendo las arpas
de Dios" y cantando el cántico de Moisés, y del Cordero. (Apoc. 13:16;
15:2-3).
Pruebas terribles esperan al pueblo de Dios. El espíritu de guerra
agita las naciones desde un cabo de la tierra hasta el otro. Mas a través
del tiempo de angustia que se avecina -un tiempo de angustia como no
lo hubo desde que existe nación,- el pueblo de Dios permanecerá
inconmovible. Satanás y su ejército no podrán destruirlo, porque ángeles
poderosos lo protegerán.
Los juicios de Dios. El Señor está eliminando sus restricciones de
la tierra, y pronto habrá muerte y destrucción, aumento de la
delincuencia, y crueles y malas acciones contra los ricos que se han
ensalzado contra los pobres. Los que no tengan la protección de Dios no
hallarán seguridad en ningún lugar o posición. Los agentes humanos se
adiestran y usan su poder inventivo para poner en funcionamiento la
maquinaria más poderosa para herir y matar. 1994, tomo 8, pág. 50.
Pronto se producirán entre las naciones graves dificultades, que no
cesarán hasta que venga Cristo. Como nunca antes necesitamos
unirnos para servir a Aquel que ha preparado su trono en los cielos, y
cuyo reino rige sobre todos. Dios no ha abandonado a su pueblo, y
nuestra fuerza estriba en no abandonarle a él.
Los juicios de Dios están en la tierra. Las guerras y los rumores de
guerras, la destrucción por incendios e inundaciones, dicen claramente
que el tiempo de angustia, que se ha de intensificar hasta el fin, está
muy cerca. Review and Herald, 24 de noviembre de 1904. 3JT:285-286.

Los siervos de Cristo deben testificar por su Jefe con el poder del
Espíritu Santo. El intenso deseo con el cual el Salvador anheló salvar a
los pecadores debe señalar cada uno de sus esfuerzos. La
misericordiosa invitación, hecha primero por el Salvador, debe ser
repetida por voces humanas, y resonar en todo el mundo: "Y el que
quiere, tome del agua de la vida de balde." (Apoc. 22:17). La iglesia
debe decir "Ven." Todas las energías de la iglesia deben ser movilizadas
al servicio de Cristo. Los discípulos de Jesús deben unirse para un
esfuerzo enérgico que tenga por objeto llamar la atención del mundo
hacia las profecías de la Palabra de Dios, que se están cumpliendo
rápidamente. La incredulidad y el espiritismo están adquiriendo sobre el
mundo un dominio siempre mayor. ¿Quedarán ahora también fríos e
incrédulos aquellos a quienes fue dada una gran luz?
Estamos en vísperas del tiempo de angustia y nos esperan
dificultades apenas sospechadas. Un poder de abajo impulsa a los
hombres a guerrear contra el Cielo. Seres humanos se han coligado con
las potencias satánicas para anular la ley de Dios. Los habitantes de la
tierra se están volviendo rápidamente como los contemporáneos de
Noé, que el diluvio se llevó, y como los habitantes de Sodoma que el
fuego consumió. Las potencias de Satanás se esfuerzan por distraer las
mentes de las realidades eternas. El enemigo ha dispuesto las cosas de
manera que favorezcan sus planes. Negocios, deportes, modas; he aquí
las cosas que ocupan las mentes de hombres y mujeres. El juicio es
falseado por las diversiones y por las lecturas frívolas. Una larga
procesión sigue por el camino ancho que lleva a la ruina eterna. El
mundo, presa de la violencia, del libertinaje y de la embriaguez, está
convirtiendo a la iglesia. La ley de Dios, divina norma de la justicia, es
declarada abolida.
En este tiempo -un tiempo de iniquidad desbordante- una nueva
vida procedente de la Fuente de toda vida debe tomar posesión de
aquellos que tienen el amor de Dios en sus corazones, e impulsarlos a
proclamar con poder el mensaje de un Salvador crucificado y resucitado.
Deben hacer esfuerzos enérgicos y perseverantes para salvar almas. El
ejemplo que ellos den debe ser tal que ejerza sobre quienes los rodean
una influencia decisiva para el bien. Deben considerar todas las cosas
como una pérdida en comparación con la excelencia del conocimiento
de Cristo Jesús Señor nuestro.
Un celo intenso debe posesionarse ahora de nosotros. Nuestras
energías adormecidas deben despertarse y consagrarse a un esfuerzo
incansable. Obreros consagrados deben ir al campo, para preparar el
camino del Rey y ganar victorias en nuevas localidades. Hermano mío,
hermana mía, ¿os deja indiferentes el saber que cada día bajan a la
tumba almas que no han sido amonestadas ni salvadas, ignorantes de
su necesidad de la vida eterna y de la propiciación hecha para ellas por
el Salvador? ¿Os deja indiferentes el saber que muy pronto este mundo
debe comparecer ante Jehová, para rendir cuenta de cómo transgredió
su ley? Los ángeles del cielo se asombran al ver que los que por tantos
años han tenido la luz, todavía no han llevado la antorcha de la verdad a
los lugares obscuros de la tierra. 3JT:306-307.

Por tanto, de esta manera haré a ti, oh Israel; y porque te he de


hacer esto, aparéjate para venir al encuentro a tu Dios, oh Israel. Amós
4:12.
"Vi que muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del
Señor durante el tiempo de angustias cuando no haya Sumo Sacerdote
en el santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos
en el tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.
"Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando
que el tiempo del 'refrigerio' y la 'lluvia tardía' los preparase para
sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡y a cuántos
vi sin amparo en el tiempo de angustia! Descuidaron la necesaria
preparación, y por lo tanto, no podían recibir el refrigerio Indispensable
de un Dios santo. Quienes se nieguen a ser tallados por los profetas y
no obedezcan la eterna verdad para purificar su corazón, y presuman
ser de mucho mejor condición de la que son realmente, llegarán al
tiempo de las plagas, y entonces echarán de ver que les hubiera sido
necesario que los tallasen y escuadrasen para la edificación. . . . Vi que
nadie podía participar del 'refrigerio' a menos de vencer todas las
tentaciones y triunfar contra el orgullo, el egoísmo, el amor al mundo y
toda palabra y obra mala. Por lo tanto, debemos acercarnos más y más
al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria que nos
habilita para permanecer firmes en la batalla, el día del Señor.
Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres santos
podrán morar alguna vez en su presencia."-TS1, 111. La Fe por la Cual
Vivo:27 de Noviembre.

El Señor me ha mostrado repetidas veces que sería contrario a la


Biblia el hacer cualquier provisión para nuestras necesidades
temporales durante el tiempo de angustia. Vi que si los santos
guardaran alimentos almacenados o en el campo en el tiempo de
angustia, cuando hubiese en la tierra guerra, hambre y pestilencia,
manos violentas se los arrebatarían y extraños segarían sus campos.
Será entonces tiempo en que habremos de confiar por completo en
Dios, y él nos sostendrá. Vi que nuestro pan y nuestras aguas nos
estarán asegurados en aquel tiempo, y no sufriremos escasez ni
hambre.*
El Señor me ha mostrado que algunos de sus hijos temerán
cuando vean subir el precio de los alimentos, y comprarán alimentos y
los guardarán para el tiempo de angustia. Entonces, al surgir la
necesidad, los vi ir en procura de su alimento y contemplarlo: Había
criado gusanos, estaba lleno de insectos, y no servía*. Maranata:179.

El tiempo de angustia que espera al pueblo de Dios requerirá una


fe inquebrantable. Sus hijos deberán dejar manifiesto que él es el único
objeto de su adoración, y que por ninguna consideración, ni siquiera de
la vida misma, pueden ser inducidos a hacer la menor concesión a un
culto falso.*
En aquel tiempo el oro quedará separado de la escoria... Más de
una estrella que hemos admirado por su brillo se apagará entonces en
las tinieblas. Los que hayan asumido los atavíos del santuario, pero no
estén revestidos de la justicia de Cristo, se verán en la vergüenza de su
propia desnudez. Maranata:194.
Por el decreto que imponga la institución del papado en violación a
la ley de Dios, esta nación [los Estados Unidos] se separará
completamente de la justicia. . . Como el acercamiento de los ejércitos
romanos fue para los discípulos una señal de la inminente destrucción
de Jerusalén, esta apostasía podrá ser para nosotros una señal de que
se llegó al límite de la tolerancia de Dios, de que esta nación colmó la
medida de su iniquidad, y de que el ángel de la misericordia está por
emprender el vuelo para nunca volver. Los hijos de Dios se verán
entonces sumidos en aquellas escenas de aflicción y angustia que los
profetas describieron como el tiempo de angustia de Jacob. Ascienden
al cielo los clamores de los fieles y perseguidos. Y como la sangre de
Abel clamó desde el suelo, hay voces que claman a Dios desde la
tumba de los mártires, desde los sepulcros del mar, desde las cuevas de
las montañas, desde las bóvedas de los conventos: "¿Hasta cuándo,
Señor, santo y verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que
moran en la tierra?" (Apoc. 6:10). Maranata:197.

Vi a nuestro pueblo en gran angustia, llorando, orando y


reclamando las fieles promesas de Dios, en tanto que los impíos
estaban alrededor de nosotros burlándose y amenazando con
destruirnos. Ridiculizaban nuestra debilidad, se mofaban de nuestra
insignificancia numérica y nos vituperaban con palabras concebidas
para ofender profundamente. Nos acusaban de haber adoptado una
posición independiente de todo el resto del mundo. Nos habían quitado
nuestros recursos de modo tal que no podíamos comprar ni vender y
señalaban nuestra abyecta pobreza y nuestra agobiante situación. No
lograban comprender cómo podíamos vivir apartados del mundo. Según
ellos, dependíamos del mundo y debíamos admitir sus costumbres,
prácticas y leyes, o salir de él. Si en verdad éramos el único pueblo del
mundo que gozaba del favor divino, las apariencias indicaban en forma
aterradora todo lo contrario. Los impíos aseguraban que tenían la
verdad, que entre ellos se efectuaban milagros, que los ángeles del cielo
les hablaban y andaban a su lado, que se manifestaban entre ellos un
gran poder, señales y prodigios, y que ése era el milenio temporal que
habían aguardado durante tanto tiempo. El mundo entero se había
convertido y aceptado la ley dominical, en tanto que ese grupo pequeño
y débil seguía desafiando las leyes terrenales y las divinas, y afirmando
ser el único poseedor de la verdad.
El pueblo de Dios no debe afirmar su seguridad en la realización
de milagros, porque Satanás falsificaría cualquier milagro que se
realizara. . . Deberá afirmarse en la Palabra viviente: "Escrito está".
Maranata:207.

El tiempo de angustia que espera al pueblo de Dios requerirá una


fe inquebrantable. Sus hijos deberán dejar manifiesto que él es el único
objeto de su adoración, y que por ninguna consideración, ni siquiera la
vida misma, pueden ser inducidos a hacer la menor concesión a un culto
falso. Para el corazón leal, los mandamientos de hombres pecaminosos
y finitos son insignificantes frente a la Palabra del Dios eterno.
Obedecerán a la verdad aunque el resultado haya de ser
encarcelamiento, destierro o muerte. Maranata:212.

Me es necesario hacer las obras del que me envió, entre tanto que
el día dura; la noche viene, cuando nadie puede trabajar. (Juan 9:4).
El tiempo del sellamiento es muy corto y pronto terminará. Ahora,
mientras los cuatro ángeles están reteniendo los cuatro vientos, es el
momento en que debemos asegurar nuestra vocación y elección. . .
Se me señaló la época en que terminaría el mensaje del tercer
ángel. El poder de Dios había asistido a sus hijos, quienes después de
cumplir su obra estaban preparados para sobrellevar la hora de prueba
que les aguardaba. Habían recibido la lluvia tardía o refrigerio de la
presencia del Señor y se había reavivado el viviente testimonio. Por
todas partes había cundido la postrera gran amonestación, agitando y
enfureciendo a los moradores de la tierra que no habían querido recibir
el mensaje.
Vi ángeles que iban y venían de uno a otro lado del cielo. Un ángel con
tintero de escribano en la cintura regresó de la tierra y comunicó a Jesús
que había cumplido su encargo, quedando sellados y numerados los
santos. Vi entonces que Jesús, quien había estado oficiando ante el
arca de los diez mandamientos, dejó caer el incensario, y alzando las
manos exclamó en alta voz: "Consumado es"...
Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando
que el tiempo del "refrigerio" y la "lluvia tardía" los preparasen para
sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡ y a cuántos
vi sin amparo en el tiempo de angustia!. . . [Cuando Jesús salga del
santuario] los santos y justos seguirán siendo santos y justos, porque
todos sus pecados habrán quedado borrados, y ellos recibirán el sello
del Dios vivo; pero quienes sean injustos e impuros, seguirán siendo
también injustos e impuros, porque ya no habrá en el santuario
sacerdote que ofrezca ante el trono del Padre las oraciones, los
sacrificios y las confesiones de ellos. Por lo tanto, lo que deba hacerse
para salvar almas de la inminente tormenta de ira, ha de ser hecho
antes de que Jesús salga del lugar santísimo del santuario celestial.
Maranata:240.
Vi también a otro ángel que subía de donde sale el sol, y tenía el
sello del Dios vivo; y clamó a gran voz a los cuatro ángeles a quienes se
les había dado el poder de hacer daño a la tierra y al mar, diciendo: No
hagáis daño a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que hayamos
sellado en su frente a los siervos de nuestro Dios. (Apoc. 7:2-3).
Todo en el mundo está alterado. Las naciones se han airado y se
realizan grandes preparativos para la guerra. Una nación conspira
contra otra y un reino contra otro. El gran día de Dios se apresura
rápidamente. Pero aunque las naciones alistan sus fuerzas para la
guerra y el derramamiento de sangre, todavía está en vigencia la orden
dada a los ángeles de que retengan los cuatros vientos hasta que los
siervos de Dios sean sellados en sus frentes.
Los cuatro vientos siguen retenidos hasta que los siervos de Dios
sean sellados en sus frentes. Entonces los poderes de la tierra reunirán
sus fuerzas para la gran batalla final. ¡Con cuánto cuidado deberíamos
aprovechar, entonces, el corto período que resta de nuestra
peregrinación!
Mentes que se han entregado a pensamientos desordenados
deben cambiar... Los pensamientos deben concentrarse en Dios. Ahora
es tiempo de realizar un ferviente esfuerzo para vencer las tendencias
naturales del corazón carnal.
Precisamente antes de entrar en [el tiempo de angustia], todos
recibiremos el sello del Dios vivo. Entonces vi que los cuatro ángeles
dejaban de retener los cuatro vientos. Y vi hambre, pestilencia y espada;
una nación se levantaba contra otra y el mundo se hallaba en confusión.
..
¿Cuál es el sello del Dios vivo que se pone en la frente de sus
hijos? Es una marca que pueden ver los ángeles y no los ojos humanos,
puesto que el ángel destructor debe percibir esa señal de redención. La
mente inteligente ha visto la señal de la cruz del Calvario sobre los hijos
e hijas que ha adoptado el Señor. El pecado de la transgresión de la ley
de Dios es borrado. Están ataviados con el vestido de bodas y son
obedientes y fieles a todos los mandamientos de Dios.
Nos hallamos en el tiempo del zarandeo, cuando todo lo que
pueda ser sacudido lo será. El Señor no excusará a los que conocen la
verdad si no obedecen sus mandamientos en palabra y obra.
Maranata:241.

Por tanto, de esta manera te haré a ti, oh Israel; y porque te he de


hacer esto, prepárate para venir al encuentro de tu Dios, oh Israel.
(Amós 4:12).
Muchos ignoran lo que deben ser a fin de vivir a la vista del Señor
durante el tiempo de angustia, cuando no haya sumo sacerdote en el
santuario. Los que reciban el sello del Dios vivo y sean protegidos en el
tiempo de angustia deben reflejar plenamente la imagen de Jesús.
Sus vestiduras deberán estar sin mácula; sus caracteres,
purificados de todo pecado por la sangre de la aspersión. Por la gracia
de Dios y sus propios y diligentes esfuerzos deberán ser vencedores en
la lucha contra el mal. Mientras se prosigue el juicio investigador en el
cielo, mientras que los pecados de los creyentes arrepentidos son
quitados del santuario, debe llevarse a cabo una obra especial de
purificación, de liberación del pecado, entre el pueblo de Dios en la
tierra.*
Vi que muchos descuidaban la preparación necesaria, esperando
que el tiempo del "refrigerio" y la "lluvia tardía" los preparasen para
sostenerse en el día del Señor y vivir en su presencia. ¡Oh! ¡Y a cuántos
vi sin amparo en el tiempo de angustia! Habían descuidado la
preparación necesaria, y por lo tanto no podían recibir el refrigerio
indispensable para sobrevivir a la vista de un Dios santo.
Quienes se nieguen a ser tallados por los profetas y a purificar sus
almas obedeciendo a toda la verdad, quienes presuman estar en
condición mucho mejor de lo que están en realidad, llegarán al tiempo
en que caigan las plagas y verán que les hubiera sido necesario que los
tallasen y encuadrasen para la edificación. . .
Vi que nadie podrá participar del "refrigerio" a menos que haya
vencido todas las tentaciones y triunfado del orgullo el egoísmo, el amor
al mundo y toda palabra y obra malas. Por lo tanto, debemos acercamos
más y más al Señor y buscar anhelosamente la preparación necesaria
que nos habilite para permanecer firmes en la batalla, en el día del
Señor. Recuerden todos que Dios es santo y que únicamente seres
santos podrán morar alguna vez en su presencia. Maranata:252.

Mas vosotros, hermanos, no estáis en tinieblas, para que aquel día


os sorprenda como ladrón. (1 Tes. 5:4).
Vi que Jesús no dejaría el lugar santísimo antes que estuviesen
decididos todos los casos, ya para salvación, ya para destrucción, y que
la ira de Dios no podía manifestarse mientras Jesús no hubiese
concluido su obra en el lugar santísimo y dejado sus vestiduras
sacerdotales, para revestirse de ropaje de venganza. Entonces Jesús
saldrá de entre el Padre y los hombres, y Dios ya no callara, sino que
derramará su ira sobre los que rechazaron su verdad. Vi que la cólera
de las naciones, la ira de Dios y el tiempo de juzgar a los muertos, eran
cosas separadas y distintas, que se seguían una a otra. También vi que
Miguel no se había levantado aún, y que el tiempo de angustia, cual no
lo hubo nunca, no había comenzado todavía. Las naciones se están
airando ahora, pero cuando nuestro Sumo Sacerdote obra en el
santuario, se levantará, se pondrá las vestiduras de venganza, y
entonces se derramarán las siete postreras plagas.
Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no
estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces
caerían las siete postreras plagas. Estas enfurecieron a los malvados
contra los justos, pues los primeros pensaron que habíamos atraído los
juicios de Dios sobre ellos, y que si podían raernos de la tierra, las
plagas se detendrían. Se promulgó un decreto para matar a los santos,
lo cual los hizo clamar día y noche por su libramiento. Este fue el tiempo
de angustia de Jacob. Entonces todos los santos clamaron en angustia
de ánimo y fueron libertados por la voz de Dios.*
Antes de la crucifixión, el Salvador había predicho a sus discípulos
que iba a ser muerto y que resucitaría del sepulcro. . . Pero los
discípulos esperaban la liberación política del yugo romano y no podían
tolerar la idea de que Aquel en quien todas sus esperanzas estaban
concentradas, fuese a sufrir una muerte ignominiosa... Así también las
profecías nos anuncian el porvenir con la misma claridad con que Cristo
predijo su propia muerte a sus discípulos. Los acontecimientos
relacionados con el fin del tiempo de gracia y la preparación para el
tiempo de angustia han sido presentados con claridad. Maranatha:256.

Y se le permitió infundir aliento a la imagen de la bestia, para que


la Imagen hablase e hiciese matar a todo el que no la adorase. (Apoc.
13:15).
Cuando Jesús salga del lugar santísimo, su Espíritu refrenador se
retirará de los gobernantes y del pueblo. Estos quedarán bajo el dominio
de los ángeles malos. Entonces, por consejo y dirección de Satanás, se
harán leyes tales que, a menos que el tiempo sea muy corto, no se
salvará ninguna carne.
Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no
estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces
caerían las siete postreras plagas. Estas enfurecerían a los malvados
contra los justos, pues los primeros pensarían que habríamos atraído los
juicios de Dios sobre ellos, y que si pudieran raernos de la tierra las
plagas se detendrían. Se promulgará un decreto para matar a los
santos, lo cual los hará clamar día y noche por su libramiento. Ese será
el tiempo de angustia de Jacob.
Vi después que los hombres importantes de la tierra consultaban
entre sí, Satanás y sus ángeles estaban atareados en torno de ellos. Vi
un edicto del que se repartieron ejemplares por distintas partes de la
tierra, el cual ordenaba que si dentro de determinado plazo no
renunciaban los santos a su fe peculiar y prescindían del sábado para
observar el primer día de la semana, quedaría la gente en libertad para
matarlos.
Por más que un decreto general haya fijado el tiempo en que los
observadores de los mandamientos puedan ser muertos, sus enemigos,
en algunos casos, se anticiparán al decreto y tratarán de quitarles la vida
antes del tiempo fijado. Pero nadie puede atravesar el cordón de los
poderosos guardianes colocados en torno de cada fiel. Algunos son
atacados al huir de las ciudades y villas. Pero las espadas levantadas
contra ellos se quiebran y caen como si fueran de paja. Otros son
defendidos por ángeles en forma de guerreros... Con ternura y simpatía,
los ángeles han presenciado la angustia de ellos y han escuchado sus
oraciones. Aguardan la orden de su jefe para arrancarlos del peligro.
Pero tienen que esperar un poco más. El pueblo de Dios tiene que beber
la copa y ser bautizado con el bautismo. Maranata:266.

Y fueron enviadas cartas por medio de correos a todas las


provincias del rey, con la orden de destruir, matar y exterminar a todos
los judíos, jóvenes y ancianos, niños y mujeres, en un mismo día. (Est.
3:13).
El decreto que se promulgará finalmente contra el pueblo
remanente de Dios será muy semejante al que promulgó Asuero contra
los judíos.
Cuando los que honran la ley de Dios hayan sido privados de la
protección de las leyes humanas empezará en varios países un
movimiento simultáneo para destruirlos. Conforme vaya acercándose el
tiempo señalado en el decreto, el pueblo conspirará para exterminar la
secta aborrecida. Se convendrá en dar una noche el golpe decisivo, que
reducirá completamente al silencio la voz disidente y reprensora.
Se proclamará el decreto obligándolos a dejar a un lado el sábado
del cuarto mandamiento, y honrar el primer día, o perder la vida. Pero
ellos no cederán, ni pisotearán el sábado del Señor para honrar una
institución del papado. Los rodearán las huestes de Satanás y los
hombres perversos, para alegrarse de su suerte, porque no parecerá
haber para ellos medio de escapar.
Cuando llegue ese tiempo de angustia, cada caso se habrá
decidido, y ya no habrá tiempo de gracia ni misericordia para el
impenitente. El sello del Dios vivo estará sobre su pueblo. Ese pequeño
remanente, incapaz de defenderse en el mortífero conflicto con las
potestades de la tierra mandadas por la hueste del dragón, hace de Dios
su defensa. Ha sido promulgado por la más alta autoridad terrestre el
decreto de que adoren a la bestia y reciban su marca bajo pena de
persecución y muerte.
Vi que los santos sufrían gran angustia mental. Parecían rodeados
por los malvados moradores de la tierra. Todas las apariencias estaban
en su contra, y algunos empezaron a temer que Dios los hubiese
abandonado al fin para dejarlos perecer a manos de los malos. . .
Los malvados, saboreando de antemano su triunfo, exclamaban:
"¿Por qué no os libra vuestro Dios de nuestras manos? ¿Por qué no os
escapáis por los aires para salvar la vida?" Pero los santos no los
escuchaban. Maranata:267.

Anda, pueblo mío, entra en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas;
escóndete un poquito, por un momento, en tanto que pasa la
indignación. (Isa. 26:20).
En el día de la dura prueba [Cristo] dirá: "Anda, pueblo mío, entra
en tus aposentos, cierra tras ti tus puertas; escóndete un poquito, por un
momento, en tanto que pasa la indignación".
¿Cuales son las cámaras en las cuales habrán de esconderse?
Son la protección de Cristo y sus ángeles. El pueblo de Dios no
estará en ese tiempo en un solo lugar. Formará grupos esparcidos por
toda la tierra.
Vi a los santos abandonar las ciudades y los pueblos, y juntarse en
grupos para vivir en los lugares más apartados. Los ángeles les
proveían comida y agua, mientras que los impíos sufrían hambre y sed.
Durante la noche pasó ante mi una escena sumamente
impresionante. Parecía haber gran confusión y lucha de ejércitos. Un
mensajero del Señor se paró ante mí y dijo: "Llama a tu familia. Yo os
conduciré, seguidme". Me llevó por un oscuro pasaje a través de un
bosque; luego por un desfiladero de las montañas, y dijo "Aquí estarás
segura ". Había otros que habían sido llevados a aquel retiro. El
mensajero celestial dijo: "El tiempo de prueba vendrá como ladrón en la
noche, como el señor anunció que vendría".
En el período final de la historia de esta tierra, el señor obrará
poderosamente en favor de los que se mantengan firmemente por lo
recto. . . En medio del tiempo de angustia cual nunca hubo desde que
fue nación, sus escogidos permanecerán inconmovibles. Satanás, con
toda la hueste del mal, no puede destruir al más débil de los santos de
Dios. Los protegerán ángeles excelsos en fortaleza, y Jehová se
revelará en su favor como "Dios de dioses", que puede salvar hasta lo
sumo a los que ponen su confianza en él.
En el tiempo de angustia que vendrá inmediatamente antes de la
venida de Cristo, los justos serán resguardados por el ministerio de los
santos ángeles; pero no habrá seguridad para el transgresor de la ley de
Dios. Los ángeles no podrán entonces proteger a los que estén
menospreciando uno de los preceptos divinos. Maranata:268.

¡Ah, cuán grande es aquel día! Tanto, que no hay otro semejante a
él; tiempo de angustia para Jacob; pero de ella será librado. (Jer. 30:7).
Vi que los cuatro ángeles iban a retener los vientos mientras no
estuviese hecha la obra de Jesús en el santuario, y que entonces
caerían las siete postreras plagas. Estas enfurecieron a los malvados
contra los justos, pues los primeros pensaron que habíamos atraído los
juicios de Dios sobre ellos, y que si podían raernos de la tierra las plagas
se detendrían. Se promulgó un decreto para matar a los santos, lo cual
los hizo clamar día y noche por su libramiento. Este fue el tiempo de la
angustia de Jacob.
Así como Satanás influyó en Esaú para que marchase contra
Jacob, así también instigará a los malos para que destruyan al pueblo
de Dios en el tiempo de angustia. Como acusó a Jacob, acusará
también al pueblo de Dios. Cuenta a las multitudes del mundo entre sus
súbditos, pero el pequeño grupo constituido por los que guardan los
mandamientos de Dios resiste a su pretensión a la supremacía. Si
pudiese hacerlos desaparecer de la tierra, su triunfo sería completo. Ve
que los ángeles protegen a los que guardan los mandamientos e infiere
que sus pecados les han sido perdonados; pero no sabe que la suerte
de cada uno de ellos ha sido resuelta en el santuario celestial. Tiene
conocimiento exacto de los pecados que les ha hecho cometer y los
presenta ante Dios con la mayor exageración y asegurando que esa
gente es tan merecedora como él mismo de ser excluida del favor de
Dios. Declara que en justicia el Señor no puede perdonar los pecados
de ellos y destruir al mismo tiempo a él y a sus ángeles. Los reclama
como presa suya y pide que le sean entregados para destruirlos.
Mientras Satanás acusa al pueblo de Dios haciendo hincapié en
sus pecados, el Señor le permite probarlos hasta el extremo. . .
Reconocen plenamente su debilidad e indignidad. Satanás trata de
aterrorizarlos con la idea de que su caso es desesperado, de que las
manchas de su impureza no serán lavadas jamás. Espera así aniquilar
su fe, hacerles ceder a sus tentaciones y alejarlos de Dios.
Maranata:270.

Dios es nuestro amparo y fortaleza, nuestro pronto auxilio en las


tribulaciones. (Sal. 46:1).
Aun cuando los hijos de Dios se ven rodeados de enemigos que
tratan de destruirlos, la angustia que sufren no procede del temor de ser
perseguidos a causa de la verdad; lo que temen es no haberse
arrepentido de cada pecado y que debido a alguna falta por ellos
cometida no puedan ver realizada en ellos la promesa del Salvador: "Yo
también te guardaré de la hora de prueba que ha de venir sobre todo el
mundo" (Apoc. 3:10, VM). Si pudiesen tener la seguridad del perdón, no
retrocederían ante las torturas ni la muerte; pero si fuesen reconocidos
indignos de perdón y hubiesen de perder la vida a causa de sus propios
defectos de carácter, entonces el santo nombre de Dios sería
vituperado.
Por todos lados oyen hablar de conspiraciones y traiciones y
observan la actitud amenazante de la rebelión. Eso hace nacer en ellos
un deseo intensísimo de ver acabarse la apostasía y de que la maldad
de los impíos llegue a su fin. Pero mientras piden a Dios que detenga el
progreso de la rebelión, se reprochan a sí mismos con gran sentimiento
el no tener mayor poder para resistir y contrarrestar la potente invasión
del mal. Les parece que si hubiesen dedicado siempre toda su habilidad
al servicio de Cristo, avanzando de virtud en virtud, las fuerzas de
Satanás no tendrían tanto poder sobre ellos.
Afligen sus almas ante Dios, recordándole cada uno de sus actos
de arrepentimiento de sus numerosos pecados y la promesa del
Salvador: "¿Forzará alguien mi fortaleza? Haga conmigo paz, sí haga
paz conmigo" (Isa. 27:5). Su fe no decae si sus oraciones no reciben
inmediata contestación. Aunque sufren la ansiedad, el terror y la
angustia más desesperantes, no dejan de orar. Echan mano del poder
de Dios como Jacob se aferró al ángel; y de sus almas se exhala el
grito: "No te soltaré hasta que me hayas bendecido".
El tiempo de angustia es el crisol que revelará los caracteres
semejantes al de Cristo. Tiene como propósito inducir al pueblo de Dios
a renunciar a Satanás y sus tentaciones. Maranata:271.

Aquellos días serán de tribulación cual nunca ha habido desde el


principio de la creación que Dios creó, hasta este tiempo, ni la habrá.
(Mar. 13:19).
El tiempo de angustia cual nunca fue está próximo a caer sobre
nosotros; y necesitaremos una experiencia que ahora no tenemos, y que
muchos no se preocupan por obtener. A menudo ocurre que la angustia
es mayor en la imaginación que en la realidad; pero no será así en la
crisis que tenemos por delante. La descripción más vívida no logra dar
idea de la magnitud de la prueba. Y ahora, mientras el precioso Salvador
está haciendo una obra de expiación por nosotros, debemos procurar
ser perfectos en Cristo. La providencia de Dios es la escuela en la que
debemos aprender acerca de la mansedumbre y el amor de Jesús.
Continuamente el Señor pone ante nosotros, no los caminos plácidos y
fáciles que habríamos elegido, sino el verdadero propósito de la vida.
Nadie puede descuidar o diferir esta obra sin poner su alma en el más
terrible peligro.
El apóstol Juan oyó en visión una potente voz en el cielo que
exclamaba: "¡Ay de los moradores de la tierra y del mar! Porque el
diablo ha descendido a vosotros con gran ira, sabiendo que tiene poco
tiempo" (Apoc. 12: 12). Temibles son las escenas invocadas por esta
exclamación de la voz celestial. La ira de Satanás aumenta a medida
que su tiempo se acorta, y su obra de engaño y destrucción alcanza su
culminación durante el tiempo de angustia. La longanimidad de Dios ha
terminado. El mundo ha rechazado su misericordia, ha despreciado su
amor y ha pisoteado su ley. Los pecadores han rebasado el límite del
tiempo de gracia que les fue concedido, y el Señor les retira su
protección, y los deja a merced del líder que han elegido. Satánas
ejercerá su poder sobre todos los que se hayan entregado a su dominio,
y sumergirá a los habitantes de la tierra en una gran angustia final.
Cuando los ángeles de Dios dejen de retener los fieros vientos de las
pasiones humanas, se desatarán todos los elementos de contienda. El
mundo entero se verá envuelto en una ruina más terrible que la que
cayó antiguamente sobre Jerusalén.
[Pero] Satanás, con toda la hueste del mal, no puede destruir al
más débil de los santos de Dios. Maranata:273.

Después miré, y he aquí el Cordero estaba en pie sobre el monte


de Sión, y con él ciento cuarenta y cuatro mil, que tenían el nombre de él
y el de su Padre escrito en la frente. (Apoc. 14: 1).
Delante del trono, sobre el mar de cristal -ese mar de vidrio que
parece mezclado con fuego por lo mucho que resplandece con la gloria
de Dios-, hállase reunido el grupo de los que salieron victoriosos de "la
bestia y su imagen, y su marca, y el número de su nombre". Con el
Cordero en el Monte de Sion, "teniendo las arpas de Dios", están en pie
los ciento cuarenta y cuatro mil que fueron redimidos de entre los
hombres; se oye una voz, como el estruendo de muchas aguas y como
el estruendo de un gran trueno, "una voz. . . como de arpistas que
tocaban sus arpas". Cantan "un cántico nuevo" delante del trono, un
cántico que nadie podía aprender sino aquellos ciento cuarenta y cuatro
mil. Es el cántico de Moisés y del Cordero, un cántico de liberación.
Ninguno sino los ciento cuarenta y cuatro mil pueden aprender
aquel cántico, pues es el cántico de su experiencia -una experiencia que
ningún otro grupo ha conocido jamás. "Estos son los que siguen al
Cordero por dondequiera que va". Habiendo sido trasladados de la
tierra, de entre los vivos, son contados por "primicias para Dios y para el
cordero" (Apoc. 15: 2, 3; 14: 1-5). "Estos son los que han salido de la
gran tribulación", han pasado por el tiempo de angustia cual nunca ha
sido desde que ha habido nación; han sentido la angustia del tiempo de
la aflicción de Jacob; han estado sin intercesor durante el
derramamiento final de los juicios de Dios. Pero han sido librados, pues
"han lavado sus ropas, y las han emblanquecido en la sangre del
Cordero".
"En sus bocas no fue hallada mentira, pues son sin mácula"
delante de Dios. "Por esto están delante del trono de Dios, y le sirven
día y noche en su templo; y el que está sentado sobre el trono extenderá
su tabernáculo sobre ellos" (Apoc. 7:14-15).
Han visto la tierra asolada con hambre y pestilencia, el sol que
tenía el poder de quemar a los hombres con su intenso calor, y ellos
mismos han soportado padecimientos, hambre y sed. Pero "no tendrán
hambre, ni sed, y el sol no caerá más sobre ellos, ni calor alguno" (Apoc.
7:14-16). Maranata:326.

"No perdáis pues vuestra confianza, que tiene grande


remuneración de galardón: porque la paciencia os es necesaria; para
que, habiendo hecho la voluntad de Dios, obtengáis la promesa. Porque
aún un poquito, y el que ha de venir vendrá, y no tardará" (Heb. 10:35-
37).
La longanimidad de Dios es maravillosa. La justicia espera largo
tiempo mientras la misericordia suplica al pecador. Pero "justicia y juicio
son el asiento de. su trono" (Sal. 97:2). . . El mundo ha llegado a ser
temerario en la transgresión de la ley de Dios. A causa de la larga
clemencia divina, los hombres han pisoteado su autoridad. . . Pero
existe una línea que no pueden traspasar. Se acerca el tiempo en que
llegarán al límite prescrito. Aun ahora casi han pasado los límites de la
paciencia de Dios, los límites de su gracia y misericordia. El Señor se
interpondrá para defender su propia honor, para librar a su pueblo, y
para reprimir los desmanes de la injusticia. . .
En este tiempo en que prevalece la iniquidad, podemos saber que
la última crisis está por llegar. Cuando el desafío a la ley de Dios sea
casi universal, cuando su pueblo esté oprimido y afligido por sus
semejantes, el Señor se interpondrá...
"Será tiempo de angustia, cual nunca fue después que hubo gente hasta
entonces: mas en aquel tiempo será libertado tu pueblo, todos los que
se hallaren escritos en el libro" (Dan. 12:l). De buhardillas, de chozas, de
calabozos, de patíbulos, de montañas y desiertos, de cuevas de la tierra
y de cavernas del mar, Cristo reunirá a sus hijos a sí... Los hijos de Dios
han sido ajusticiados por los tribunales humanos como los más viles
criminales. Pero está cerca el día cuando Dios será "el juez" (Sal. 50: 6).
Entonces las decisiones de la tierra serán invertidas. "Quitará la afrenta
de su pueblo" (Isa. 25:8). A cada hijo de Dios se le darán ropas blancas.
..
Cualesquiera sean las cruces que hayan sido llamados a llevar,
cualesquiera las pérdidas que hayan soportado, cualquiera la
persecución que hayan sufrido, aun hasta la pérdida de su vida
temporal, los hijos de Dios serán ampliamente recompensados. "Verán
su cara; y su nombre estará en sus frentes" (Apoc. 22:4). PVGM:164-
166. La Maravillosa Gracia:372.

Si queréis salir incólumes del tiempo de angustia, debéis conocer a


Cristo y apropiaros del don de su justicia, la cual imputa al pecador
arrepentido. The Review and Herald, 22 de Noviembre de 1892.

Viene Una Gran Angustia

Vi en la tierra una angustia mayor de la que hemos presenciado


hasta aquí. Oí gemidos y clamores de angustia, y vi grandes compañías
empeñadas en batalla. Oí el tronar del cañón, el fragor de las armas, la
lucha cuerpo a cuerpo, y los gemidos y oraciones de los moribundos. El
suelo estaba cubierto de heridos y muertos. Vi familias desconsoladas y
desesperadas, que sufrían privaciones en muchas moradas. Ahora
mismo muchas familias sufren privaciones; pero esto aumentará. Los
rostros de muchos parecían demacrados, pálidos y afectados por el
hambre.
Me fue mostrado que el pueblo de Dios debiera estar íntimamente
unido por los vínculos de la comunión y el amor cristianos. Sólo Dios
puede ser nuestro escudo y fortaleza en este tiempo de calamidades
nacionales. El pueblo de Dios debe despertarse. Debe aprovechar sus
oportunidades de diseminar la verdad, porque éstas no durarán mucho.
Me fue mostrada angustia y perplejidad y hambre en la tierra. Satanás
procura mantener al pueblo de Dios en un estado de inactividad, e
impedirle que desempeñe su parte en la difusión de la verdad, para que
al fin sea pesado en la balanza y hallado falto.
El pueblo de Dios debe recibir la amonestación y discernir las
señales de los tiempos. Las señales de la venida de Cristo son
demasiado claras para que se las ponga en duda; en vista de estas
cosas, cada uno de los que profesan la verdad debe ser un predicador
vivo. Dios invita a todos, tanto predicadores como laicos, a que se
despierten. Todo el cielo está conmovido. Las escenas de la historia
terrenal están llegando rápidamente al fin. Vivimos en medio de los
peligros de los postreros días. Mayores peligros nos esperan, y sin
embargo, no estamos despiertos. La falta de actividad y fervor en la
causa de Dios es espantosa. Este estupor mortal proviene de Satanás.
El domina la mente de los observadores del sábado no consagrados, y
los induce a sentir celos unos de otros, a criticarse y censurarse. Es su
obra especial dividir los corazones, para que la influencia, la fuerza y la
labor de los siervos de Dios sean consumidas por el trabajo entre los
observadores del sábado no consagrados, y les toque dedicar de
continuo su tiempo precioso al arreglo de pequeñas divergencias,
cuando debieran consagrarlo a proclamar la verdad a los incrédulos.

Es tiempo de actuar.-
Vi que los hijos de Dios aguardaban a que sucediese algún
cambio, y se apoderase de ellos algún poder compelente. Pero sufrirán
una desilusión, porque están equivocados. Deben actuar; deben echar
mano del trabajo y clamar fervorosamente a Dios para obtener un
conocimiento verdadero de sí mismos. Las escenas que se están
desarrollando delante de nosotros son de suficiente magnitud como para
hacernos despertar y grabar la verdad en el corazón de todos los que
quieran escuchar. La mies de la tierra está casi madura.
Se me mostró cuán importante es que sean íntegros los ministros
que se dedican a la obra solemne y de tanta responsabilidad de
proclamar el mensaje del tercer ángel. El Señor no se ve en estrechez
por falta de recursos o instrumentos con que realizar su obra. Puede
hablar en cualquier momento, y por quienes quiera; su Palabra es
poderosa, y realizará aquello para lo cual la envió. Pero si la verdad no
ha santificado ni purificado las manos y el corazón de aquel que ministra
las cosas sagradas, está expuesto a hablar de acuerdo con su propia
experiencia imperfecta; y cuando habla de sí mismo, de acuerdo con las
decisiones de su propio juicio no santificado, su consejo no es entonces
de Dios, sino de sí mismo. Así como el que es llamado de Dios es
llamado a ser santo, el que es aprobado y separado de los hombres
debe dar evidencia de su santa vocación, y manifestar por su
conversación y conducta celestiales que es fiel a Aquel que lo ha
llamado.
Pesan terribles ayes sobre los que predican la verdad, pero no son
santificados por ella, y también sobre aquellos que consienten en recibir
y sostener a los no santificados para que ministren en palabra y
doctrina. Me siento alarmada por los hijos de Dios que profesan creer la
verdad solemne e importante; porque sé que muchos de ellos no están
convertidos, ni santificados por ella. Los hombres pueden oír y
reconocer toda la verdad y sin embargo, no saber nada del poder de la
piedad. No serán salvos por la verdad todos los que la predican. Dijo el
ángel: "Limpiaos los que lleváis los vasos de Jehová."" (Isa. 52:11.)
Ha llegado el momento en que aquellos que eligen al Señor como
heredad presente y futura, deben confiar sólo en él. Todo aquel que
profese la piedad debe tener experiencia propia. El ángel registrador
está anotando fielmente las palabras y los actos del pueblo de Dios. Los
ángeles están observando el desarrollo del carácter, y pesando el valor
moral. Los que profesan creer la verdad han de ser íntegros ellos
mismos y ejercer toda su influencia para iluminar a otros y ganarlos para
la verdad. Sus palabras y obras son el conducto por medio del cual los
principios puros de la verdad y la santidad son transmitidos al mundo.
Son la sal y la luz de la tierra.
Vi que al mirar hacia el cielo veremos luz y paz; pero al mirar al
mundo, veremos que todo refugio nos faltará, y todo bien pasará pronto.
No hay para nosotros ayuda sino en Dios; en este estado de confusión
de la tierra podemos hallar serenidad, firmeza o seguridad tan sólo en la
fuerza de una fe viva; no podemos tener paz si no descansamos en Dios
ni esperamos su salvación. Resplandece sobre nosotros, una luz mayor
que la que iluminó a nuestros padres. No podemos ser aceptados ni
honrados por Dios prestando el mismo servicio o haciendo las mismas
obras que nuestros padres. Para ser aceptados y bendecidos por Dios
como lo fueron ellos, debemos imitar su fidelidad y celo, aprovechar
nuestra luz como ellos aprovecharon la suya, y obrar como ellos habrían
obrado si hubiesen vivido en nuestros días.
Debemos andar en la luz que resplandece sobre nosotros. De otra
manera esa luz se trocará en tinieblas. Dios exige que manifestemos al
mundo, por medio; de nuestro carácter y nuestras obras, una medida del
espíritu de unión que esté de acuerdo con las verdades sagradas que
profesamos, y con el espíritu de las profecías que se están cumpliendo
en estos; postreros días. La verdad que hemos comprendido y la luz que
ha resplandecido sobre nuestra alma nos juzgarán y condenarán si nos
apartamos de ellas y nos negamos a ser guiados por ellas.

Nos esperan escenas espantosas.-


¿Qué diré para despertar al pueblo remanente de Dios? Me fue
mostrado que nos esperan escenas espantosas; Satanás y sus ángeles
oponen todas sus potestades al pueblo de Dios. Saben que si los hijos
de Dios duermen un poco más, los tienen seguros, porque su
destrucción es cierta. Insto a todos los que profesan el nombre de Cristo
a que se examinen, y hagan una plena y cabal confesión de todos sus
yerros, para que vayan delante de ellos al juicio, y el ángel registrador
escriba el perdón
frente a sus nombres.
Hermanos míos, si no aprovecháis estos preciosos momentos de
misericordia, quedaréis sin excusa. Si no hacéis un esfuerzo especial
para despertaros, si no manifestáis celo para arrepentiros, estos
momentos áureos pasarán pronto, y seréis pesados en la balanza y
hallados faltos. Entonces, vuestros gritos de agonía no os servirán de
nada. Entonces se aplicarán las palabras del Señor: "Por cuanto llamé, y
no quisisteis; extendí mi mano, y no hubo quien escuchase; antes
desechasteis todo consejo mío, y mi reprensión no quisisteis: también yo
me reiré en vuestra calamidad, y me burlaré cuando os viniere lo que
teméis; cuando viniere como una destrucción lo que teméis, y vuestra
calamidad llegare como un torbellino; cuando sobre vosotros viniere
tribulación y angustia. Entonces me llamarán, y no responderé;
buscarme han de mañana, y no me hallarán: por cuanto aborrecieron la
sabiduría, y no escogieron el temor de Jehová, ni quisieron mi consejo, y
menospreciaron toda reprensión mía: comerán pues del fruto de su
camino, y se hartarán de sus consejos. Porque el reposa de los
ignorantes los matará, y la prosperidad de los necios los echará a
perder. Mas el que me oyere, habitará confiadamente, y vivirá reposado,
sin temor de mal." (Prov. 1:24-33). 1JT:88-92.

La Crisis Venidera

"Entonces el dragón fue airado contra la mujer; y se fue a hacer


guerra contra los otros de la simiente de ella, los cuales guardan los
mandamientos de Dios, y tienen el testimonio de Jesucristo." (Apoc. 12:
17.) En el cercano futuro veremos cumplirse estas palabras, cuando las
iglesias protestantes se unan con el mundo y con el poder papal contra
los observadores de los mandamientos. El mismo espíritu que movió a
los papistas en siglos pasados, inducirá a los protestantes a seguir una
conducta similar hacia aquellos que se mantienen leales a Dios.
La Iglesia y el Estado están haciendo ahora preparativos para el
conflicto futuro. Los protestantes están trabajando en forma disfrazada
para llevar el domingo al frente, como lo hicieron los romanistas. En toda
la tierra el papado está acumulando sus altas y macizas estructuras en
cuyos secretos recintos se han de repetir sus antiguas persecuciones. Y
se está preparando el camino para que se manifiesten en gran escala
esos prodigios mentirosos por los cuales Satanás seduciría, si fuese
posible, a los mismos escogidos.
El decreto que ha de proclamarse contra el pueblo de Dios será
muy similar al que promulgó Asuero contra los judíos en el tiempo de
Ester. El edicto persa brotó de la malicia de Amán hacia Mardoqueo. No
porque Mardoqueo, le hubiese hecho daño, sino porque se negaba a
mostrarle la reverencia que pertenece solamente a Dios. La decisión del
rey contra los judíos fue obtenida con falsas declaraciones, por
calumnias contra ese pueblo peculiar. Satanás inspiró el plan, a fin de
librar la tierra de aquellos que preservaban el conocimiento del
verdadero Dios. Pero sus maquinaciones fueron derrotadas por un
poder contrario que reina entre los hijos de los hombres. Los ángeles
que son poderosos en fortaleza fueron comisionados para que
protegiesen al pueblo de Dios, y las maquinaciones de sus adversarios
recayeron sobre sus propias cabezas. El mundo protestante de hoy ve
en el pequeño grupo que guarda el sábado un Mardoqueo a la puerta.
Su carácter y su conducta, que expresan reverencia por la ley de Dios,
son una reprensión constante para los que han desechado el temor de
Jehová y están pisoteando su sábado; de alguna manera hay que
deshacerse del molesto intruso.

Un indicio de que se acerca el fin.-


La misma mente magistral que maquinó contra los fieles en siglos
pasados sigue procurando librar la tierra de aquellos que temen a Dios y
obedecen su ley. Satanás excitará indignación contra la humilde minoría
que concienzudamente se niega a aceptar las costumbres y tradiciones
populares. Hombres de posición y reputación se unirán con los inicuos y
los viles para maquinar contra el pueblo de Dios. La riqueza, el genio y
la educación se combinarán para cubrirlos de escarnio. Los
perseguidores gobernantes, ministros de la religión y miembros de las
iglesias conspirarán contra ellos. De viva voz y por la pluma, con
jactanciosas amenazas y ridículo, procurarán destruir su fe. Por
calumnias y airados llamamientos, despertarán las pasiones del pueblo.
No teniendo un "Así dicen las Escrituras," para presentarlo contra los
defensores del sábado bíblico, recurrirán a promulgaciones opresivas
para suplir la falta. Para obtener popularidad y apoyo, los legisladores
cederán a la demanda de una ley dominical. Los que temen a Dios no
pueden aceptar una institución que viola los preceptos del Decálogo.
Sobre este campo de batalla se produce el último gran conflicto de la
controversia entre la verdad y el error. Y no se nos deja en duda en
cuanto al resultado. Ahora, como en los días de Mardoqueo, el Señor
vindicará su verdad y su pueblo.
Por el decreto que imponga la institución del papado en violación a
la ley de Dios, nuestra nación se separará completamente de la justicia.
Cuando el protestantismo extienda la mano a través del abismo para
asir la mano del poder romano, cuando se incline por encima del abismo
para darse la mano con el espiritismo, cuando, bajo la influencia de esta
triple unión, nuestro país repudie todo principio de su constitución como
gobierno protestante y republicano, y haga provisión para la propagación
de las mentiras y seducciones papales, entonces sabremos que ha
llegado el tiempo en que se verá la asombrosa obra de Satanás, y que
el fin está cerca.
Como el acercamiento de los ejércitos romanos fue para los
discípulos una señal de la inminente destrucción de Jerusalén, esta
apostasía podrá ser para nosotros una señal de que se llegó al límite de
la tolerancia de Dios, de que nuestra nación colmó la medida de su
iniquidad, y de que el ángel de la misericordia está por emprender el
vuelo para nunca volver. Los hijos de Dios se verán entonces sumidos
en aquellas escenas de aflicción y angustia que los profetas describieron
como el tiempo de angustia de Jacob. Ascienden al cielo los clamores
de los fieles y perseguidos. Y como la sangre de Abel clamó desde el
suelo, hay voces que claman a Dios desde la tumba de los mártires,
desde los sepulcros del mar, desde las cuevas de las montañas, desde
las bóvedas de los conventos: "¿Hasta cuándo, Señor, santo y
verdadero, no juzgas y vengas nuestra sangre de los que moran en la
tierra?" (Apoc. 6: 10.)
Una obra que se ha de hacer.-

El Señor está haciendo su obra. Todo el cielo está conmovido. El


Juez de toda la tierra ha de levantarse pronto para vindicar su autoridad
insultada. La señal de la liberación será puesta sobre los que guardan
los mandamientos de Dios, reverencian su ley y rechazan la marca de la
bestia y su imagen.
Dios ha revelado lo que ha de acontecer en postreros días, a fin de que
su pueblo esté preparado para resistir la tempestad de oposición e ira.
Aquellos a quienes se les han anunciado los sucesos que les esperan,
no han de permanecer sentados en tranquila expectación de la venidera
tormenta, consolándose con el pensamiento de que el Señor protegerá a
sus fieles en el día de la tribulación. Hemos de ser como hombres que
aguardan a su Señor, no en ociosa expectativa, sino trabajando
fervientemente, con fe inquebrantable. No es ahora el momento de
permitir que nuestras mentes se enfrasquen en cosas de menor
importancia. Mientras los hombres están durmiendo, Satanás arregla
activamente los asuntos de tal manera que el pueblo de Dios no obtenga
ni misericordia ni justicia. El movimiento dominical se está abriendo paso
en las tinieblas. Los dirigentes están ocultando el fin verdadero, y
muchos de los que se unen al movimiento no ven hacia donde tiende la
corriente que se hace sentir por debajo. Los fines que profesan son
benignos y aparentemente cristianos; pero cuando hablen, se revelará el
espíritu del dragón.
Es nuestro deber hacer todo lo que está en nuestro poder para
evitar el peligro que nos amenaza. Debemos esforzamos por desarmar
el prejuicio y colocaros en la debida luz delante de la gente. Debemos
presentarles realmente lo que está en cuestión, e interponer así la
protesta más eficaz contra las medidas destinadas a restringir la libertad
de conciencia. Debemos escudriñar las Escrituras para poder dar razón
de nuestra fe. Dice el profeta: "Los impíos obrarán impíamente, y
ninguno de los impíos entenderá, pero entenderán los entendidos."
(Dan. 12:10).
Los que tienen acceso a Dios por Cristo tienen que hacer una obra
importante. Ahora es el momento de echar mano del brazo de nuestra
fuerza. La oración de los pastores y los miembros laicos debe ser la
oración de David: "Tiempo es de hacer, oh Jehová; disipado han tu ley."
(Sal. 119:126). Lloren los siervos de Jehová entre el pórtico y el altar,
clamando: "Perdona, oh Jehová, a tu pueblo, y no pongas en oprobio tu
heredad." ( Joel 2:17).
Dios obró siempre en favor de su pueblo en su más extrema
necesidad, cuando parecía haber menos esperanza de que se pudiese
evitar la ruina. Los designios de los impíos enemigos de la iglesia están
sujetos a su poder y su providencia es capaz de predominar sobre ellos.
El puede obrar sobre los corazones de los estadistas; la ira de los
turbulentos y desafectos aborrecedores de Dios, de su verdad y de su
pueblos puede ser desviada, como se desvían los ríos cuando él lo
ordena. La oración mueve el brazo de la Omnipotencia. El que manda a
las estrellas en su orden en el firmamento, cuya palabra domina a todo
el mar, el mismo Creador infinito, obrará en favor de sus hijos si ellos le
invocan con fe. El refrenará las fuerzas de las tinieblas, hasta que se dé
al mundo la amonestación y todos los que quieran escucharla estén
preparados para el conflicto.

La persecución hace resaltar la verdad.-

"Ciertamente la ira del hombre te acarreará alabanza -dice el


salmista: - tú reprimirás el resto de las iras." (Sal. 76:10). Dios quiere
que la verdad probadora se destaque al frente y llegue a ser tema de
examen y de discusión, aunque sea por el desprecio que se le imponga.
Deben agitarse los espíritus. Toda controversia, todo oprobio y toda
calumnia serán para Dios el medio de provocar investigación y despertar
las mentes que de otra manera dormitarían.
Así fue en la historia pasada del pueblo de Dios. Por negarse a
adorar la imagen de oro que Nabucodonosor había levantado, los tres
hebreos fueron arrojados al horno ardiente. Pero Dios protegió a sus
siervos en medio de las llamas, y la tentativa de imponer la idolatría
resultó en que el conocimiento del verdadero Dios fue presentado a la
congregación de príncipes y nobles del vasto reino de Babilonia.
Así sucedió también cuando se promulgó el decreto que prohibía
que se hiciese oración a cualquier dios menos al rey. Como Daniel,
según su costumbre, suplicaba tres veces por día al Dios del cielo, la
atención de los príncipes y gobernantes fue atraída a su caso. Tuvo
oportunidad de hablar en su defensa, de demostrar quién es el
verdadero Dios y presentar la razón por la cual él solo debe recibir la
adoración y nosotros debemos rendirle alabanza y homenaje. Y al ser
liberado Daniel del foso de los leones, se tuvo otra evidencia de que el
Ser a quien adoraba era el Dios verdadero y vivo.
Así también el encarcelamiento de Pablo llevó el Evangelio ante
reyes, príncipes y gobernantes que de otra manera no habrían tenido
esa luz. Los esfuerzos hechos para retardar el progreso de la verdad
servirán para impulsarlo y ensancharlo. Desde cualquier punto que se
considere la verdad, su excelencia se destacará con claridad cada vez
más intensa. El error requiere disfraz y ocultamiento. Se viste de manto
angelical y toda manifestación de su verdadero carácter disminuye sus
probabilidades de éxito.
Las personas a quienes Dios ha hecho depositarias de su ley no
han de permitir que se oculte su luz. La verdad debe ser proclamada en
los lugares obscuros de la tierra. Hay que hacer frente a los obstáculos y
superarlos. Debe hacerse una gran obra, y esta obra ha sido confiada a
los que conocen la verdad. Deben interceder poderosamente con Dios
para obtener ayuda ahora. El amor de Cristo debe difundirse en su
propio corazón. El Espíritu de Cristo debe ser derramado sobre ellos, y
deben prepararse para subsistir en el juicio. Mientras se estén
consagrando ellos mismos a Dios, un poder convincente acompañará
sus esfuerzos para presentar la verdad a otros, y su luz hallará acceso a
muchos corazones.
Ya no debemos dormir en el terreno encantado de Satanás, sino
poner a requisición todos nuestros recursos y valernos de toda
oportunidad que nos ha provisto la Providencia. La última amonestación
ha de ser proclamada "a muchos pueblos y gentes y lenguas y reyes"
(Apoc. 10:11), y se nos hace la promesa: "He aquí, yo estoy con
vosotros todos los días, hasta el fin del mundo." (Mat. 28:20). 2JT:149-
154.
El Conflicto Inminente

Una gran crisis aguarda al pueblo de Dios. Una crisis aguarda al


mundo. La lucha más portentosa de todas las edades está por
producirse. Acontecimientos que durante más de cuarenta años
nosotros, basados en la autoridad de la palabra profética, hemos
declarado inminentes, se están cumpliendo ante nuestros ojos. Ya se ha
instado a los legisladores de la nación * a estudiar la cuestión de una
enmienda de la constitución para restringir la libertad de conciencia. Ha
llegado a ser de interés e importancia nacional la cuestión de imponer la
observancia del domingo. Bien sabemos cuál será el resultado de este
movimiento. ¿Estamos listos para la crisis? ¿Hemos cumplido fielmente
el deber que Dios nos ha confiado, de advertir al pueblo acerca del
peligro que le espera?
Son muchos los que, aun entre los empeñados en este movimiento
para imponer el domingo, están ciegos en cuanto a los resultados que
seguirán a esta acción. No ven que están atentando directamente contra
la libertad religiosa. Son muchos los que nunca han comprendido las
obligaciones que impone el día de reposo bíblico ni el fundamento falso
sobre el cual descansa la institución del domingo. Cualquier movimiento
en favor de la legislación religiosa, es realmente una concesión al
papado, que durante tantos siglos ha guerreado constantemente contra
la libertad de conciencia. La observancia del domingo, debe su
existencia como supuesta institución cristiana al "misterio de iniquidad;"
y su imposición será un reconocimiento virtual de los principios que
constituyen la misma piedra angular del romanismo. Cuando nuestra
nación abjure de tal manera los principios de su gobierno que promulgue
una ley dominical, en este acto el protestantismo dará la mano al
papismo; y con ello recobrará vida la tiranía que durante largo tiempo ha
estado aguardando ávidamente su oportunidad de resurgir en activo
despotismo.

Males de la legislación religiosa.-

Al ejercer el poder de la legislación religiosa, el movimiento


llamado Reforma Nacional manifestará, cuando esté plenamente
desarrollado la misma intolerancia y opresión que prevalecieron en
siglos pasados. Los concilios humanos asumieron entonces las
prerrogativas de la Divinidad y aplastaron bajo su poder despótico la
libertad de conciencia; a ello siguieron el encarcelamiento, el destierro y
la muerte de los que se oponían a sus dictados. Si por la legislación el
papismo y sus principios vuelven a tener poder, se volverán a encender
los fuegos de la persecución contra aquellos que no sacrifiquen su
conciencia y la verdad en deferencia a los errores populares. Este mal
está a punto de producirse.
Cuando Dios nos ha dado una luz que revela los peligros que nos
esperan, ¿cómo podemos ser inocentes a sus ojos si no hacemos todo
esfuerzo posible para presentarla a la gente? ¿Podemos permitir que
arrostre sin advertencia esta tremenda crisis?
Tenemos delante de nosotros la perspectiva de una lucha larga,
con riesgo de encarcelamiento, pérdida de bienes y aun de la vida
misma, para defender la ley de Dios, que es anulada por las leyes de los
hombres. En esta situación, los métodos políticos del mundo
recomendarían que se cumplan exteriormente las leyes del país, por
amor a la paz y la armonía. Y hasta habrá quienes recomiendan una
conducta tal basados en este pasaje: "Toda alma se someta a las
potestades superiores; . . . y las que son, de Dios son ordenadas".
(Rom. 13:1).
Pero ¿cuál fue la conducta de los siervos de Dios en siglos
pasados? Cuando los discípulos predicaron a Cristo y Cristo crucificado,
después de su resurrección, las autoridades les ordenaron que no
hablasen ni enseñasen en el nombre de Jesús. "Entonces Pedro y Juan,
respondiendo, les dijeron: Juzgad si es justo delante de Dios obedecer
antes a vosotros que a Dios: porque no podemos dejar de decir lo que
hemos visto y oído." (Hechos 4:19-20). Continuaron predicando las
buenas nuevas de la salvación por Cristo; y el poder de Dios dio
testimonio al mensaje. Los enfermos eran sanados, y miles eran
añadidos a la iglesia. "Entonces levantándose el príncipe de los
sacerdotes, y todos los que estaban con él, que es la secta de los
Saduceos, se llenaron de celo; y echaron mano a los apóstoles, y
pusiéronlos en la cárcel pública". (Hechos 5:17-18).
Pero el Dios del cielo, el poderoso Gobernante del universo, tomó el
asunto en sus manos; porque los hombres guerreaban contra su obra.
Les mostró claramente que hay quien impera sobre los hombres, alguien
cuya autoridad debe ser respetada. El Señor envió a su ángel de noche
a abrir las puertas de la cárcel; y sacó a esos hombres a quienes él
había ordenado que hiciesen su obra. Los príncipes dijeron: No habléis
ni enseñéis "en el nombre de Jesús;" pero el mensajero celestial enviado
por Dios dijo. "Id, y estando en el templo, hablad al pueblo todas las
palabras de esta vida." (Hechos 4:18; 5:20).
Los que procuran obligar a los hombres a observar una institución
del papado y pisotear la autoridad de Dios, están haciendo una obra
similar a la de los príncipes judíos en los días de los apóstoles. Cuando
las leyes de los gobernantes terrenales se opongan a las leyes del
Gobernante supremo del universo, entonces le serán fieles los que son
leales súbditos de Dios.

Señales del peligro inminente.-

Como pueblo no hemos hecho la obra que Dios nos ha confiado.


No estamos listos para la crisis que nos impondrá la promulgación de la
ley dominical. Es deber nuestro, mientras vemos las señales de que se
acerca el peligro, levantarnos y obrar. Nadie se quede sentado en
serena expectación del mal, consolándose con la creencia de que esta
obra debe ir adelante porque la profecía lo ha predicho, y que el Señor
protegerá a su pueblo. No estamos haciendo la voluntad de Dios si
permanecemos quietos sin hacer nada para preservar la libertad de
conciencia. Deben ascender a Dios oraciones fervientes y eficaces para
que esta calamidad sea diferida hasta que podamos realizar la obra que
durante tanto tiempo ha sido descuidada. Elévense oraciones muy
fervientes; y luego trabajemos en armonía con nuestras oraciones.
Puede parecer que Satanás triunfa y que la verdad está abrumada por la
mentira y el error; puede verse en peligro el pueblo sobre el cual Dios
extendió su escudo y el país que fue asilo de los siervos de Dios
oprimidos por razones de conciencia y por defender la verdad. Pero Dios
quiere que recordemos cómo en lo pasado él salvó a su pueblo de sus
enemigos. Siempre eligió para manifestar su poder los momentos de
extrema necesidad, cuando no parecían tener posibilidad de verse
librados de la acción de Satanás. La necesidad del hombre es la
oportunidad de Dios.
Puede ser que un momento de respiro sea concedido todavía al
pueblo de Dios para que se despierte y deje brillar su luz. Si la presencia
de diez justos habría salvado a las ciudades impías de la llanura, ¿no
será posible que Dios, en respuesta a las oraciones de su pueblo,
refrene las obras de los que están anulando su ley? ¿No humillaremos
nuestro corazón en gran manera delante de Dios e intercederemos con
él para que revele su gran poder?
Si nuestro pueblo conserva la actitud indiferente que ha asumido,
Dios no podrá derramar su Espíritu sobre él. Sus miembros no estarán
preparados para cooperar con él. No se percatan de la situación ni
comprenden el peligro que los amenaza. Como nunca antes debieran
sentir su necesidad de velar ,y actuar en concierto.
No se ha comprendido la importancia que tiene la obra peculiar del
tercer ángel. Dios quería que sus hijos adelantasen mucho más de lo
que han adelantado hasta hoy. Pero ahora, cuando ha llegado el
momento de actuar, tienen que hacer preparativos. Cuando los
Reformadores Nacionales empezaron a insistir en que se adoptasen
medidas para restringir la libertad religiosa, nuestros dirigentes debieran
haber comprendido la situación y haber trabajado seriamente para
contrarrestar estos esfuerzos. No concuerda con la orden de Dios que
nuestro pueblo haya sido privado de la luz, la verdad presente que
necesita para este tiempo. No todos nuestros ministros que están dando
el mensaje del tercer ángel comprenden realmente lo que constituye
este mensaje. El movimiento de Reforma Nacional ha sido considerado
por algunos como de tan poca importancia que no merece mucha
atención, y hasta les ha parecido que si se la dedicasen, estarían
ocupando su tiempo en cuestiones distintas del mensaje del tercer
ángel. El Señor perdone a nuestros hermanos por haber interpretado así
el mensaje destinado a este tiempo.

Despertémonos y obremos.-

Es necesario despertar al pueblo acerca de los peligros del tiempo


actual. Los centinelas están durmiendo. Sufrimos años de atraso.
Sientan los principales centinelas la urgente necesidad de prestar
atención a sus propios casos, no sea que pierda las oportunidades que
tienen de ver los peligros.
Si los dirigentes de nuestras asociaciones no aceptan ahora el
mensaje que Dios les envía, ni entran en acción, las iglesias sufrirán una
gran pérdida. Si, al ver venir la espada, el atalaya toca la trompeta con
sonido certero, las filas del pueblo harán repercutir la advertencia, y
todos tendrán oportunidad de prepararse para el conflicto. Pero, con
demasiada frecuencia, el caudillo ha estado vacilando y pareciendo
decir: "No nos apresuremos demasiado. Puede haber un error.
Debemos tener cuidado de no provocar una falsa alarma." La misma
vacilación e incertidumbre de su parte clama: "Paz y seguridad." (1 Tes.
5:3). No os excitéis. No os alarméis. Se le da a esta cuestión de la
enmienda religiosa más importancia de la que tiene. Esta agitación se
apagará". En esta forma se niega virtualmente el mensaje enviado por
Dios; y la amonestación que estaba destinada a despertar la iglesia no
realiza su obra. La trompeta del atalaya no emite un toque certero, y el
pueblo no se prepara para la batalla. Tenga el centinela cuidado, no sea
que por su vacilación y demora, deje que las almas perezcan, y se le
haga responsable de la sangre de ellas.
Durante muchos años hemos sabido que se promulgaría una ley
dominical en nuestro país; y ahora que el movimiento se ha producido
preguntamos: ¿Cumplirá nuestro pueblo con su deber al respecto? ¿No
podemos ayudar a enarbolar el estandarte y llamar al frente a los que
tienen consideración por sus derechos y privilegios religiosos? Se está
acercando rápidamente el momento en que los que prefieran obedecer a
Dios antes que a los hombres sentirán la mano de la opresión. ¿
Deshonraremos entonces a Dios guardando silencio mientras que se
pisotean sus santos mandamientos?
Mientras que por su actitud el mundo protestante hace
concesiones a Roma, despertémonos y comprendamos la situación, y
consideremos la verdadera orientación de la contienda que nos espera.
Alcen la voz los centinelas ahora, y den el mensaje que es verdad
presente para este tiempo. Mostremos a la gente dónde estamos en la
historia profética, y procuremos despertar el espíritu del verdadero
protestantismo, haciendo sentir al mundo el valor de los privilegios de la
libertad religiosa que se han disfrutado durante tanto tiempo.
Dios nos invita a despertarnos, porque el fin se acerca. Cada hora
que transcurre es hora de actividad en los atrios celestiales, para
preparar en la tierra un pueblo que desempeñe un papel en las grandes
escenas que están por sobrecogernos. Estos momentos que pasan, que
nos parecen de tan poco valor, están cargados de intereses eternos.
Están amoldando el destino de las almas para la vida eterna o la muerte
eterna. Las palabras que pronunciemos hoy a oídos de la gente, las
obras que hagamos, el espíritu del mensaje que proclamemos, serán un
sabor de vida para vida, o de muerte para muerte.
Hermanos míos, ¿comprendéis que vuestra propia salvación,
como también el destino de otras almas, depende de los preparativos
que hagáis para la prueba que nos espera? ¿Tenéis el celo intenso, la
piedad y devoción que os capacitarán para subsistir cuando hayáis de
hacer frente a la oposición? Si alguna vez Dios habló por mí, llegará el
momento cuando seréis llevados ante concilios, y se criticará
severamente todo punto de la verdad que sostenéis. El tiempo que tan
pródigamente se desperdicia ahora, debiera dedicarse al encargo que
Dios nos ha hecho de prepararnos para la crisis inminente.

Preparativos para la crisis.-


Como nunca antes, la ley de Dios debiera ser amada y honrada
por su pueblo fiel. Existe la más imperativa necesidad de inculcar en la
mente y los corazones de todos los creyentes hombres y mujeres,
jóvenes y niños, la recomendación de Cristo: "Escudriñad las
Escrituras". (Juan 5:39). Estudiad vuestra Biblia como nunca la habéis
estudiado antes. A menos que subáis a un nivel más elevado y santo en
vuestra vida religiosa no estaréis listos para la aparición de nuestro
Señor. Dios espera de su pueblo un celo, una fidelidad y una devoción
correspondientes a la gran luz que le ha dado. Debe haber más
espiritualidad, una consagración más profunda a Dios y un celo en su
obra que nunca se ha alcanzado todavía. Debe dedicarse mucho tiempo
a la oración, para que las vestiduras de nuestro carácter sean lavadas y
emblanquecidas en la sangre del Cordero.
Debemos en forma especial, y con fe inquebrantable, pedir a Dios
que dé ahora a su pueblo gracia y poder. No creemos que haya llegado
plenamente el tiempo en que han de restringirse nuestras libertades. El
profeta vio "cuatro ángeles que estaban sobre los cuatro ángulos de la
tierra, deteniendo los cuatro vientos de la tierra, para que no soplase
viento sobre la tierra ni sobre la mar, ni sobre ningún árbol." Otro ángel
que ascendía desde el oriente, clamó a ellos diciendo: "No hagáis daño
a la tierra, ni al mar, ni a los árboles, hasta que señalemos a los siervos
de nuestro Dios en sus frentes." (Apoc. 7:1, 3).
Esto señala la obra que tenemos que hacer ahora. Una gran
responsabilidad incumbe a los hombres y mujeres que oran en todo el
país, para que pidan a Dios que rechace la nube del mal, y nos conceda
algunos años más de gracia en que trabajar para el Maestro. Clamemos
a Dios para que sus ángeles retengan los cuatro vientos hasta que los
misioneros sean enviados a todas partes del mundo y proclamen la
amonestación contra los que desobedecen la ley de Jehová. 2JT:318-
325.

“En todo tiempo ama el amigo, y es como un hermano en tiempo


de angustia”. Prov. 17:17.

“El hombre que tiene muchos amigos puede congratularse; pero


hay un Amigo más allegado que un hermano”. Prov. 18:24.

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