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LIBRO DE ORIENTACION
MADRID
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DE VENTA. EN LAS PRINCIPALES LIBRERIAS
1913
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5ace falta un muchacho
LIBRO DE ORIENTACIÓN EN LA VIDA
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MADRID
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ÍNDICE
Y PLAN DE LA OBRA
Págs.
PAgs.
der 47
Capítulo VII.—Elección de carrera.—Trascendencia de la elec¬
ción.—Punciones de los árboles y de los hombres.—Necesidad
de un sincero examen aptitudes.—Exito de
de inclinaciones y
los que han seguido su vocación.—Los la siguen son pie¬
que no
zas dislocadas.—Condiciones que requieren ciertas carreras.—
municipal 93
Oapítúlo XII.—La voluntad.—Dinámica latente.—Es preciso ex¬
citarla.—Ejemplos de enérgica voluntad.—Con ella se vencen
las dificultades.—Ha de ser sostenida por el trabajo y la per¬
Págg.
légrafo.—Telescopio.—Termómetro.—Tipografía.—Vapor 240
.Las grandes obras de la Humanidad.—Las siete maravillas de
la antigüedad: 1. Pirámides de Egipto.—2. Jardines elevados
de Babilonia.—3. Mausoleo de Halicarnaso.—4. Templo de Dia¬
na en Efeso.—5. Coloso de Rodas.—6. Estatua de Júpiter.—
7. Faro de Alejandría 264
Las siete maravillas de la edad media: 1. Catacumbas de Ale¬
jandría.—2. Muralla de China.—3. Stonehenge.—4. Coliseo de
Roma.—5. Torre inclinada de Pisa.—6. Torre de porcelana de
Nankin.—7. Mezquita de Santa Sofía 255
Otras grandes construcciones: El Escorial.— La Alhambra de
Granada.-El templo de Borobodo.-Los sepulcros de Ipsambul. 257
LAS grandes catedrales: La Basílica de San Pedro.—Las catedra¬
les de Italia.—Las catedrales de España.—Otras catedrales.... 259
Los grandes acueductos 261
Los grandes canales: El canal de Suez.—El canal de Panamá.—El
canal de Cuba.—Canal navegable del Estado de Néw-York.... 262
Las grandes estaciones hidroeléctricas 265
Los grandes puentes 265
LOS túneles más largos 267
Las grandes estaciones ferroviarias 268
Los puertos de más tráfico.—Los colosos del mar 270
Las grandes fábricas 272
Los grandes museos y pinacotecas 273
Las grandes bibliotecas 274
Los mayores telescopios 275
Los más altos edificios . 276
Notas curiosas: Las nueve musas.—Mammón y Pluto.—Los siete
sabios de Grecia.—Premios Nobel.—Institución Carnegie 277
Frases célebres 279
Indice de autores 282
o □0=332=0! O
INTRODUCCIÓN
en que el autor explica el motivo y la finalidad
de esta obra.
1. ¿Quién es el autor?
Lo que más te interesa saber de él, es con qué títulos ha
compuesto esta obra y te brinda su lectura. Fácil le fuera bus¬
car un valedor que hiciese su presentación y te ensalzase los
—
fly
PRÓLOGO CENTÓN
David Pryde.
De
una pequeña simiente nace un árbol, al principio débil vara,
grandes curiosos de las cosas, y, más tarde, del por qué de esas
mismas cosas.—Baldomero Argente.
XVI
CAPITULO PRI/AERO
Llamamiento.
Sin duda,
véz
estas
en jovencito lector,
el escaparate habrás visto
de alguna tiendamás de una
letreroun
con palabras:
eres tú.
¿Quieres saber quién te necesita?
Te necesita la sociedad; te necesita la patria; te necesita
el mundo, este mundo activo, laborioso, que parece un in¬
menso establecimiento lleno de fábricas y talleres y ofici¬
3 -
¡.Oye a Campoamor:
¡Oh, mil veces bendita
la inmensa fuerza de la mente humana,
que así el ramblizo como el monte allana,
y al mundo echando su nivel, lo mismo
los picos de la roca decapita
que levanta la tierra,
formando un terraplén sobre un abismo
que llena con pedazos de una sierra!
¡Dignas son, vive Dios, estas hazañas,
no conocidas antes,
5 —
6 —
7 —
Consejos paternales.
lo¬
que son como la cera que segregan las mismas abejas para
labrar las celdas del panal donde depositan la miel.
Por la nómina brevemente biográfica que hallarás al
final de esta obra, podrás estimar la autoridad que da el
nombre de sus autores a las máximas y sentencias que,
por vía de ilustración, van intercaladas en el texto o agre¬
gadas a cada capítulo en forma de florilegio.
Son de filósofos, moralistas, pensadores y poetas de
todos los tiempos y de todos los países, y esto prueba la
universalidad de la enseñanza que hallarás en las páginas
de este libro.
No vaciles, por lo tanto, en seguir las advertencias y
los sanos consejos máximas entrañan, pues todos
que esas
son inspirados en la verdad, derivados de la experiencia
11 —
12 —
un ángel parecerás;
13 —
Es la envidia testimonio
que denota vil flaqueza:
es malicia, y es simpleza;
es desdicha, y es demonio.
Holgar con el bien ajeno
es ser participe de él,
y piedra de toque fiel
donde se conoce al bueno...
Las horas y su medida
debes, hijo, conocer,
y echar en ellas de ver
la brevedad de la vida...
Obra con medida
peso y
y cogerás decoro
con
de las horas aquel oro
que enriquece más la vida.
Y con tino se te acuerde
de que el tiempo bien gastado,
aunque parezca pasado,
no se pasani se pierde.
Pásase y piérdese aquel
que los hombres gastan mal,
y es desdicha sin igual
que se pierdan ellos y él...
Del que te burló primera,
guárdate la vez segunda,
y, si en efecto, secunda,
vélate bien la tercera.
Y piensa que el trato vil
redunda en tu menosprecio,
—
14 —
ayo y preceptor.
Con un buen criterio de selección podría entresacarse
de tan numerosas cartas algunos buenos y útiles consejos,
como los siguientes:
15 —
16 —
17 —
18 —
Los jóvenes son como las plantas; por los primeros frutos se ve
lo que podemos esperar para el porvenir.— Demócrates.
Aun entre los demonios hay unos peores que otros, y entre
muchos malos hombres suele haber alguno bueno.—Cervantes.
m-
CAPÍTULO III
La. instrucción.
20 -
21 -
. Un arquitecto joven
hizo un palacio;
mas lo hizo sin cimientos
y vino ahajo.
Si no son buenos
los principios, los fines
lo son aiín menos.
22 -
23 —
24 —
25 —
26 —
V V V
CAPITULO IV
La. educación.
28 —
algo es el carácter.
Y has de saber que el carácter se forma o se modifica
por medio de la educación.
Ya te oigo preguntar: «¿Qué diferencia hay entre la
instrucción y la educación?»
—
29 —
persona.
Holgárame de saber que eres un joven aprovechado y
—
30 —
31 —
vida del hombre, procuren los hombres por todos los me-
dios adquirir buenos hábitos. Ciertamente el hábito es
más perfecto cuando arraiga en la niñez: a eso llamamos
educación, que en realidad no es más que un hábito ad-
quirido desde temprano.»
Hazte el firme propósito, joven lector, desde ahora, de
adquirir buenos hábitos. Empieza desde este instante a
pensar cosas buenas.
Se ha dicho: «Dime lo que piensas y te diré lo que eres.»
Y no olvides que así como de las semillas salen las flores
y los frutos, así de los pensamientos salen las palabras y
las obras. Por lo tanto, lo que tú pienses desde ahora ha
de contribuir poderosamente a determinar lo que serás
con el tiempo.
32 -
33 —
34 —
35 —
QD
CAPITULO V
Los libros.
Los buenos libros son los mejores amigos.—Qué libros conviene leer
y cómo hay que leerlos.—Autores «soles>
y autores «planetas».—Los
dos valores de los libros antiguos.—Aluvión de libros modernos.—
Reglas para leer con provecho.—Libros que se deben proscribir.—El
cuidado de los libros.
o te sería
grato vivir rodeado de unos cuantos ami¬
gos leales, prudentes y discretos, que nunca te
molestasen con sus impertinencias; que no se enredasen
37 —
38 -
39 —
dores del cielo. Son como bien dispuestos vergeles que con¬
tienen en atractivo conjunto los productos escogidos de
toda una región. Son como verdaderas estrellas fijas en el
abismo del tiempo, soles esplendorosos que irradian luz y
calor, mientras que los otros autores son meros planetas
que brillan con los reflejos de la luz que aquéllos les pres¬
tan. Son reyes por derecho divino; representantes escogi¬
dos de la raza humana, dotados por Dios de especial sabi-
duría y de autoridad incuestionable para mover los cora¬
,
40 -
11 —
42 -
43 -
villa».
Por esto Darwin en sus últimos años se lamentaba de
que el intenso estudio de la ciencia le hubiese privado del
gusto de recrearse con la poesía y el drama.
El mismo alto concepto de la poesía, mucho antes que
Cervantes, tuvo el marqués de Santillana cuando dijo:
«¿E qué cosa es la poesía que en nuestro vulgar gaya scien-
cia llamamos, si non un fingimiento de cosas útiles, cubier¬
tas o veladas fermosa cobertura, compuestas, dis¬
con muy
44 —
45 —
No hay libro tan malo del que no pueda aprenderse algo bue¬
no.— Plinio.
Ni por ser los autores más antiguos son mejores, ni por ser
más modernos son de menos provecho y estimación. — Vicente
Espinel.
46 -
Los libros son, entre mis consejeros, los que más me agradan,
porque ni el temor ni la esperanza les impiden decirme lo que
debo hacer.—Alfonso, rey de Aragón.
Conocemos más los libros que las cosas, y el ser sabio consiste
en saber cosas y no libros.—Balmes.
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CAPÍTULO VI
El estudio.
48 -
49 —
50 —
51 —
52 —
53 -
54 —
55 —
escucha, no piensa.—Emerson.
El El m
CAPÍTULO VII
<Todo
este mundo para
en
hacer algo.
la creación tiene su objeto; y a cada criatura,
a cada cosa,
le está asignado su servicio.
La tierra da plantas para sustento del hombre y de los
animales; da minerales que se transforman en utensilios y
herramientas para el trabajo; el mar envía a las nubes su
vapor acuoso, que se condensa en fecundante lluvia; los
árboles purifican la atmósfera con el oxígeno que exhalan
durante el día; entre los mismos árboles, cada uno desem¬
peña un oficio: los hay de madera dura, que sirve para
construcciones; los hay de corteza blanda que utiliza la
industria corchera; las ramas de algunos se aprovechan
para hacer leña, carbón y cisco; la pulpa que se obtiene
de otros se elabora y
convierte en papel.
Muchos de ellos frutales, y observa cómo cada uno
son
57 —
De insensatez es el colmo
pedirle peras al olmo.
58 —
Para dibujar
y escribir.
—Y si no tuviese plomo y no dibujase ni escribiese,
¿para qué serviría?
—
Para nada.
Aquí tenéis cuchilla, ¿para qué sirve?
—
una
—Para cortar.
—
¿Y si
perdiese la hoja y sólo quedasen las cachas?
se
—No serviría para nada—dijeron todos en coro.
—Pues bien: el reloj, el lápiz y el cuchillo tienen cada
uno su oficio, y si no pueden hacerlo no sirven para nada.
59 —
cación.
Pero tú, y nadie mejor que tú, puede conocer cuál es la
ocupación, el oficio, el arte, la ciencia que más te agrada
y más te atrae. Y ésa, únicamente ésa es la que debes
adoptar, sin hacer caso de las disuasiones de parientes o de
amigos.
Muchos hombres se han malogrado y fracasado en la
vida por seguir el consejo de sus familiares, aceptando
una colocación o dedicándose a un trabajo que les era an¬
tipático y para el que no servían. En cambio, otros que
sólo siguieron sus naturales impulsos, a despecho de sus
padres, que no supieron comprenderles, llegaron a con¬
quistar la inmortalidad para su nombre.
El más lírico y romántico de los poetas castellanos,
José Zorrilla, huyó del hogar paterno porque se em¬
peñó su padre en hacerle estudiar leyes, por las que no
sentía ninguna afición. El general Espartero, que des¬
pués fué Duque de la Victoria, era hijo de un carretero,
el cual quería que el muchacho se dedicase a la iglesia.
Pero sintiendo el mancebo el ardor bélico en la sangre,
sentó plaza de soldado y llegó hasta el puesto más encum-
—
60 —
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62 —
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5
—
66 —
V V V
Cgr'SsS? o O n
CAPITULO VIII
Amigos y compañeros.
68 —
69 —
70 —
71 —
73 —
Religión.
No hay pueblo sin religión.— Evidencia del poder de Dios. —Es pre¬
ciso cumplir los deberes religiosos sin caer en el fanatismo y la
hipocresía.—La religión tiene dos fases, la divina y la social, o sea:
el culto y la caridad. — Diversos modos de practicar la caridad.—
El amor a los animales y a las plantas.
75 —
76 —
77 ^
78 -
de misericordia.
Al mismo orden pertenecen ciertos actos de abnegación
y altruismo, de sacrificio y asiduidad personal en la prác¬
tica de obras benéficas, como la de aquella santa reina de
Hungría que con sus propias manos curaba a los leprosos;
como las de esas solícitas hermanas de la caridad y damas
79 —
Si unpajarillo caído,
con amor puse en su nido;
si un acto o palabra mía
llevó a un triste la alegría;
si una lágrima he enjugado;
si una pena he consolado;
si al pobre que auxilio implora
tendí alguna vez la mano;
si al morir alguien me llora
¡yo no habré vivido en vano!
80 —
a las que le
prestan compañía, vigilancia o regalo, y asi¬
mismo a las flores y los árboles, que tan grandes servicios
rinden al hombre.
patricio Joaquín Costa, dedicó a los árboles pá¬
El gran
ginas bellas, porque los miraba con cariño, pues «vi¬
muy
vos—decía—, regulan en sus funciones la vida de la Natu¬
raleza; muertos, regulan con sus despojos la vida social.
Vivos o muertos, los árboles nos acompañan por doquiera
en el curso de nuestra vida. Al nacer nos reciben como
madre cariñosa en las cuatro tablas de una cuna; al morir
nos recogen, cual clemente divinidad, en las cuatro tablas
de un ataúd».
A niños, congregados para celebrar la Fiesta del
unos
c
—
82 —
Otro se tendrá por muy devoto porque cada día dice una mul¬
titud de oraciones, aunque después de esto deshaga su lengua
en palabras enojosas, arrogantes e injuriosas, asi con sus domés¬
ticos como con sus vecinos. Otro sacará de buena gana limosna
de la bolsa para dar a los pobres, y no podrá sacar del corazón
dulzura y piedad para perdonar sus enemigos Todos estos
son tenidos vulgarmente por devotos: nombre que de ninguna
manera merecen.—Quevedo.
—
83 —
CAPITULO X
Patria..
85 —
«Y tanto a su vida
la tuya se enlaza,
cual se une en un árbol
al tronco la rama.
Por eso, presente
o en zonas lejanas,
do quiera, contigo
va siempre la Patria.»
ti mismo!
Dice el cordobés Juan Rufo:
«No hay cosa que más desemeje la república, ni que así
repugne a su conservación, como el no acordarse los hom¬
bres de que son un mismo cuerpo que la forman, y cada
uno miembro della dependiente de todos los demás, como
lo son entre sí los que dan ser a cualquiera persona. Y así,
contra leyes divinas y humanas, profanando el derecho
natural y defraudando el trato político, falta cada cual a
todos y todos a cada cual, en daño notable de la causa y
del bien público y del provecho particular.»
Conformes con esta idea de reciprocidad, los ciuda¬
danos de Suiza han adoptado este lema: «Cada uno para
todos y todos para cada uno.»
No olvides que mucho te interesa y concierne a ti indi-
-
86 —
87 -
88 -
89 —
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91 —
SALUTACIÓN A LA BANDERA
92 -
Sumner.
■m-
CAPITULO XI
Civismo.
94 —
95
96 -
de verdadero civismo.
Sin preocuparte del «-¿qué dirán?», ten, pues, el valor
—
97 —
corresponde.»
No tardarás en tener la edad necesaria para adquirir
otros derechos importantes, estoy por decir los más impor¬
tantes que reconoce la ley a todo ciudadano: el derecho de
98 —
99 —
intenciones.
Semejantes individuos son los causantes de lo que ha
llamado un periodista «las veleidades, farsas, cuquerías,
imposturas y vaniloquios de que tan pródiga se muestra
en estos tiempos la política».
posible poder hacer nada para evitar los males que causan
al país los tiranuelos del caciquismo y los parásitos chu¬
pópteros del presupuesto. Pero gran fuerza es el civismo
para acabar con el cinismo de esa gente.
Es un error en que muchos caen el pensar que un solo
individuo poco o nada puede influir en la suerte o los des¬
tinos de una nación. Sabe Dios adonde pueden llevarte tu
talento, tus empeños, tu fuerza de voluntad y el saber
aprovechar las oportunidades que se te presenten.
Cuando el niño Bonaparte dirigía a sus compañeros de
juego en las pedreas que armaban en las afueras de Ajac-
cio, ¿quién podía pensar que algunos años más tarde lle¬
garía aquel chicuelo a poner en jaque, al frente de un po¬
deroso ejército, a todos los soberanos de Europa? ¿Cómo
podían sospechar los estudiantes de Derecho de la Univer¬
sidad de Gottingen, en 1832, que su compañero de aula
Otto Bismarck, hijo de un capitán, llegaría cuarenta años
después a unificar el imperio de Alemania y a dictar desde
su cancillería la política de Europa?
—
100 —
el muro.
102 —
La voluntad.
104 —
105 —
Tengo voluntad.
Hago lo que ella me ordena.
No cejo en mis propósitos.
Llevo a cabo lo que empiezo.
Mi voluntad me conducirá al éxito.
106 —
con la clámide.
Aleccionado por un actor llamado Sátiro, pronto «se
convenció de que el esmero en la composición de poco sir¬
ve si el orador se descuida en la pronunciación y los ade¬
107 —
108 —
109 —
110 —
111 —
112 —
E1 carácter.
o un guerrero;
sayón feroz y ceñudo o un humilde y pia¬
doso anacoreta.
s
—
114 —
115 —
116 —
117 —
118 —
119 —
Obedezco la sentencia,
Magüer que non soy culpado;
Pues justo mande el Rey
es
Y que obedezca el vasallo.
Y plegue a Nuestra Señora
Que vos faga aventurado,
Tal, que non echades menos
La mi espada ni el mi brazo.
120 —
121 -
122 —
123 —
El carácter es la naturaleza en su
m,ás pura forma. De nada
sirve querer imitarlo o contender con él El carácter es su¬
perior a la inteligencia Un alma grande tendrá fortaleza
para vivir, lo mismo que para pensar Ningún cambio de
circunstancias puede enmendar una falta de carácter Los
hombres de carácter son la conciencia de la sociedad a que per¬
tenecen.—Emerson.
Nunca muestra
un hombre tan
claramente su carácter como
cuando describe el carácter de otro hombre. —Juan Pablo
Richter.
GD
CAPITULO XIV
La honradez,
125 —
126 —
127 —
128 -
129 —
.
L?
c
—
130 —
tegridad de un guerraro.
En cambio, qué contraste tan grande presenta la villa¬
na conducta del sitiador, el infante D. Juan, a quien Pérez
131 —
Debajo de mi verdad.
Rogarles heis de mi parte
Que me quieran perdonar,
Que con acuita lo fice
De mi gran necesidad;
Que aunque cuidan que es arena
Lo que en los cofres está,
Quedó soterrado en ella
El oro de mi verdad.
De aquí, si lo consideras,
Conocerás claramente
Que quien en las burlas miente
Pierde el crédito en las veras.
132 -
133 —
Ercilla.
Jovellanos.
CAPÍTULO XV
Los ideales.
alcanzar.
Tal vez hasta ahora no te ha preocupado la idea de tu
porvenir. Quizá has pensado aún que has venido a este
no
mundo para ser algo. Este algo depende en gran parte de
tu voluntad. No esperes que la suerte te conduzca. «Un
hombre con suerte—ha dicho Juvenal—es más raro que un
cuervo blanco.»
El marino, al salir del puerto, marca su rumbo; con-
—
135 —
136 -
138 —
perseverancia.
La frase, ya famosa, de «la faja o la caja», que lanzó
Juan Prim en sus juveniles años, denotaba la firme resolu¬
ción de un espíritu valiente de ganar el fajín de general o
-
139 —
140 —
¿A quién no asombra
ver que la humanidad, cobarde o ciega,
al éxito se rinde y se doblega?
Núñez de Arce.
CAPÍTULO XVI
El trabajo.
142 —
143 -
144 —
145 —
146 —
147 —
148 —
149 —
Gracias a Dios que los muertos han dejado a los vivos algunas
buenas obras por hacer.—Lord Lytton (Owen Meredith).
El trabajo no ensucia. No digas nunca de un obrero que sale
de trabajo: «Va sucio». Debes decir: «Tiene en su ropa las se¬
su
CAPITULO XVII
La pereza.
Unopueblos
de losmeridionales,
vicios más comunes más
y arraigados en los
conviene comba¬ y que
tir, es la pereza.
Ella es la causa primordial de muchos de los males que
padecen esos pueblos. Todas las cosas que están por hacer
y no se hacen; todas las obras, reformas y mejoras que se
quedan en proyecto, pasarían a ser hermosas realidades
si aquellos que podrían darles vida no tuviesen la volun¬
tad atrofiada por la pereza moral, que es tan parasitaria
como su compañera inseparable, la pereza física.
152 -
crecer son muy fecundas. Sus hijos son los vicios, los pe¬
cados y los crímenes. Repugnante familia ¿no es cierto?
Pues toda esa tribu de miseria puede apoderarse de ti
si te dejas dominar por la pereza. Sacúdela y échatela de
encima como si fuese un mal bicho.
Vamos a ver: si teniendo tú un arma a la mano te sor¬
prendiese un ladrón y quisiese maniatarte para robarte el
reloj y el dinero, ¿no forcejearías para deshacerte de las
ligaduras? ¿No usarías el arma para defenderte? Pues con
igual tesón debes luchar para impedir que la pereza te
ate de pies y de manos para robarte un tesoro que vale
.
—
154 —
a ocuparnos
de cosas diferentes - no es más que la pereza
bajo un velo hipócrita. El inconstante substituye un traba¬
jo a otro, porque así se evita la molestia que experimenta
con la necesidad de sujetar su atención
y acción a un ob¬
jeto determinado.»
A esos hombres voltarios que pellizcan de aquí y de
allí, se aplica aquel refrán de «quien mucho abarca, poco
aprieta», y aquel otro que dice: «Aprendiz de todo, maes¬
tro de nada.» Entre ellos y los que se dedican con ahinco
a una labor, hay la misma diferencia que
entre las mari¬
posas y las abejas. Aquéllas revolotean por un jardín sin
sacar nada de él,
mientras que las abejas extraen de las
flores los jugos que convierten después en miel y en cera
con su trabajo.
Los perezosos son los que pretenden que todo se les dé
hecho, sin poner ellos nada de su parte: cuando mucha¬
chos, quisieran saber las lecciones sin tomarse el trabajo
de estudiarlas; cuando hombres, sólo saben lamentarse si
sus asuntos van
mal, sin poner la menor diligencia para
encauzarlos. Esos son los que sólo tienen quejas
y cen¬
suras contra todo lo establecido; eternos remolones
que
-
155 —
156 —
dedicase a la holganza.
Para que veas cómo en situación pareja, y en igualdad
de circustanciqs, el hombre trabajador medra y prospera,
y el indolente viene a menos y se arruina, voy a relatarte
lo que aconteció a dos hermanos labradores, Pablo y Lo¬
renzo, que poseían dos granjas contiguas, de igual exten¬
sión y de idéntico terreno.
Cuando crecieron el trigo, la avena y el maíz que ha¬
bían sembrado, empezaron a crecer también en aquel suelo
feraz las malas hierbas y la cizaña entre las mieses. Una
tarde le dijo Pablo a Lorenzo:
¿Ves, hermano, cómo crece y se propaga la mala
—
157 -
158 —
□ □ □
CAPÍTULO XVIII
El tiempo.
as visto
alguna vez uno de esos relojes de arena
inventaron los antiguos para medir las horas?
que
¿Has observado con qué rapidez van cayendo por el estre¬
cho cuello que separa las dos ampolletas de vidrio unos
finísimos granos de arena?
Pues imagínate que esos menudos granos son de areni¬
llas de oro y tendrás una fiel imagen del tiempo. Lá ampo¬
lleta de arriba representa el futuro; el angosto cuello, el
presente; la ampolleta inferior el pasado. La arena de oro
es el tiempo
que se desgrana y va escurriéndose suave¬
mente y con presteza: es el porvenir, que por el brevísimo
espacio de «ahora», cae y se hunde en el pasado.
Así, cada segundo, cada instante que pasa, el necesario
para leer una breve palabra, es un grano de arena que se
escurre, una partícula de fe vida que ya se fué.
Los anglosajones, que son muy dados a medir y contar
el valor de las cosas, dicen que «el
tiempo es dinero». No
es, pues, exagerado decir que se desgrana en arenilla
de oro.
160 —
161 —
Dios te guarde
de un «ya es tarde».
«mañana».
Pero ese «mañana», para ellos, es como el horizonte
para el que navega, que por mucho que ande el barco nun¬
ca se llega a alcanzar.
Casi todos los fracasados son hombres que dejan para
«mañana» lo que pueden hacer «hoy».
A menudo oirás decir: «Mañana será otro día».
¡Quién sabe! Procura tú recordar lo que voy a decirte
en estas redondillas:
162 -
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164 —
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Graba en tu corazón que cada día es el mejor día del año. Na¬
die ha aprendido nada bien hasta saber que cada día es el día del
Juicio Final.—Emerson.
El ahorro.
169 —
también riqueza.
una
171 —
172 —
terés compuesto.
De este modo, al finalizar, en 1990, el segundo siglo de
—
173 —
174 —
nocivos e innecesarios.
Seguramente has oído hablar de la colosal fortuna que
posee en los Estados Unidos la familia Vanderbilt. Pues
esa fortuna la creó con su trabajo, su perseverancia y sus
175 —
176 —
177 —
Alonso de Barros.
178 -
No debieras de contar
portuya cosa ninguna
que te diere la fortuna,
pues te la puede quitar.
SÉNECA (por Francisco de Gruzmán).
A
CAPÍTULO XX
El comercio.
180 —
381 —
182 —
183 —
ponerse a un fracaso.
Tal vez, a tu edad, pienses que no es pertinente o no
—
184 —
visitas a ocupaciones.
los hombres que tienen
En algunos despachos de Inglaterra y los Estados Uni¬
dos hay un cartel que dice: «Hoy estoy muy ocupado.» Y
el cartel no se quita nunca, con el fin de evitar que se pro¬
longuen las visitas.
Si con el tiempo llegas a tener un establecimiento de
comercio, no trates, por afán de lucro, de engañar a tus
parroquianos en el peso, medida o calidad de los artículos.
El público no tarda en averiguar cuándo le dan «gato por
liebre», y quien a la postre saldría más perjudicado serías
tú mismo, porque perderías la clientela. La honradez, la
liberalidad y el buen trato son poderosos imanes de com¬
pradores.
Por mucha confianza que te merezcan las personas que
te sirvan o manejen tus intereses o despachen tus asuntos,
vigila, vigila sin cesar; no te descuides, que «en la confian¬
za está el peligro», y como dice el vulgo condensando en
adagios su experiencia: «el ojo del amo engorda el caba¬
llo» y «el que tiene tienda que la atienda, y si no que la
venda».
En todos los actos especialmente en los
de la vida, y
contratiempos. Sobrellévalos con
negocios, hay reveses y
calma y ecuanimidad. No te angusties. Un revés de fortuna
no mata. La angustia sí.
Para evitarte desengaños y no te forjes
sinsabores,
nunca ilusiones respecto de algúnnegocio estimando como
ciertas las ganancias. No hagas como la lechera de la fá¬
bula, que al pensar cuántas cosas podría hacer con el pro¬
ducto de la leche, saltó de júbilo y se le cayó el cántaro
rompiéndose en mil pedazos.
Recuerda la moraleja que Samaniego saca de la fábula:
en la barra un peñasco,
donde, tocando de la nave el casco,
dió a fondo, hechos mil piezas,
mercader, esperanzas y riquezas.
—
186 —
Hay dos maneras de ser rico: elevar sus rentas al nivel de los
deseos o bajar éstos al nivel de aquéllas.—Alfonso Karr.
La Higiene.
religiosa.
-
188 —
189 —
190 —
Quiere decir que, puesto que los médicos con sus estu¬
dios yconocimientos de la patología y la terapéutica, sólo
pueden acudir en auxilio de la naturaleza para ayudar a
remover las causas de cualquier enfermedad, lo que con¬
191 —
EL AIRE
LOS ALIMENTOS
LAS BEBIDAS
192 —
EL BAÑO
No hay ninguna
operación de aseo tan necesaria, tan
higiénica y tan agradable como el baño.
Si no te es posible tomar uno
todos los días, tómalo, por
lo menos, cada semana. Lo
que no debes dejar de hacer a
diario es un buen lavatorio de
cara, manos y pies y parte
central del cuerpo.
Las duchas frías son
muy recomendables a tu edad. En
su
defecto, un baño de esponja es muy conveniente
para
dejar limpios todos los poros del
cuerpo. Si primero te fro¬
tas bien la
epidermis con la esponja seca, verás cuán
dable te será después el agra¬
agua fría que te eches con ella.
Después de cada baño, fricciónate bien con una toalla
turca o de grano duro.
LA HABITACIÓN
EL EJERCICIO
No
hay mejor aperitivo, ni mejor tónico, ni más eficaz
preservativo de enfermedades que un ejercicio diario al
aire libre.
13
—
194 —
EL» DESCANSO
desgaste.
Procura que de noche entre el aire exterior en tu dor¬
mitorio, sin que te dé directamente en la cabeza.
La postura más higiénica para dormir es sobre el cos¬
tado derecho y con el brazo izquierdo extendido sobre
la cadera.
LA TEMPLANZA
195 —
LA VACUNA
197 —
La regeneración de
un pueblo estriba en hacer hombres sanos,
fuertes buenos. La maldad es tan sólo producto de la degene¬
y
ración orgánica que envilece al sér humano. Dr. M. Tolosa —
Latour.
El lenguaje.
Por su modoEldehombre
persona. descubre
hablar sezafío la condición
no puede de una
expresarse con
finura, y la persona bien educada no profiere palabras mal
sonantes.
pulcro
Procura, pues, que tu lenguaje sea siempre tan
como palabra
deben serlo tu traje y tu persona, pues una
grosera que pronuncies producirá tan mala impresión en
los que te oigan, como si vieran tu rostro embadurnado o
tu ropa llena de lamparones.
Y nada digo de las frases indecorosas y las blasfemias
que suelen proferir a cada paso algunos muchachos, por¬
que las han oído a hombres mal hablados, quienes, a veces
inconscientemente y por la fuerza del hábito, lanzan jura¬
mentos y vocablos soeces, creyendo dar así más fuerza a
la expresión.
Guárdate de imitarlos, y si por acaso oyeses tales pala¬
brotas en tu hogar, ten el valor moral de corregir al que
las use, diciéndole con buenos modales: *a mí me enseñan
que no se debe hablar así.»
—
199 —
200 -
•
-
: .
.
—
201 —
faltas gramaticales.
Algunas usan el verbo «influenciar*, copiándolo del
francés o del inglés, cuando el verbo español es «influir»,
y otras hablan de «solucionar» un asunto, verbo que es un
flagrante barbarismo. Tú, para hablar con corrección,
dirás «resolver», pues este verbo tiene dos acepciones, la
de «tomar una resolución» y la de «hallar solución» a algu¬
na duda o problema.
tarse.»
202 -
-
resolvió adoptarla para ponerla en su escuela. Pero la me¬
moria le fué infiel, y trabucando las palabras, sin fijarse
en el desatino que resultaba, colgó en la pared el siguien¬
te cartel:
a decir que
«tendrá cabida o sitio.»
más indigna es el «protestar de», en vez de
Pero lo que
205 —
CAPÍTULO XXIII
¡Siempre adelante!
207 —
208 —
«Si a veces
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211 —
212 —
Nuevo Mundo.»
Con estas copiosas citas de un autor extraño y, por
tanto, nada sospechoso, he querido demostrarte que des¬
ciendes de una raza intré¬
de hombres fuertes, valerosos,
pidos, sufridos y tenaces, que no se dejaban arredrar por
ningún obstáculo y que, enarbolando la bandera de la
Patria, iban ganando tierras para engrandecerla, y mar¬
chaban siempre adelante, sin cejar ni detenerse en su
camino.
Hoy, apenas quedan tierras por descubrir y mares por
sondear, por más que ofrece el planeta ancho campo de
exploración a hombres como Peary, Amundsen y el Prín¬
cipe de Monaco; pero dentro de los confines de la ciencia,
de las artes y de la industria puedes hallar todavía mucho
213 -
«Marcha
con paso corazón resuelto,
firme y
sin mirar hacia atrás, ¡siempre adelante!»
214 —
CAPITULO XXIV
Los hábitos
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217 —
218 —
a cruzarse.
219 —
bajo y tiempo.
—
220 —
221 —
222 —
223 —
Las fuerzas morales son como las físicas, necesitan ser econo¬
mizadas; los cada paso las prodigan, las pierden; los que
que a
las reservan con prudente economía, las tienen mayores en el
momento oportuno.—Balmes.
224 —
DESPEDIDA
227 —
EL CAUDAL OCULTO
Un labrador a su hijo
un día, al morir, le dijo:
«Quiero legarte un tesoro
que no es plata y que no es oro,
pero vale mucho más.
En aquel terreno yermo
que compré estando ya enfermo,
y que te dejo en legado,
el caudal está enterrado;
busca bien y lo hallarás.»
El chico a buscar empieza
removiendo la maleza.
No dejó ni un solo arbusto;
mas, con pena y con disgusto,
el tesoro no encontró.
—
228 —
Dedicado a la labranza,
hacíale la esperanza
redoblar sus energías,
——
APÉNDICE
GEOGRAFÍA
234 —
Año.
235
236 -
237 -
separadamente, en 1869;
procedimiento interferen-
cial, Lippmann, 1889; pla¬
cas autocromas, Lumiére.. 1906
Galvanismo Lnigi Galvani 1786
Galvanoplastia Brugnatelli 1803
Gas del alumbrado (Véase Luz).
Gas X3 Sir J. J. Thomson 1912
Glicerina Scheele 1779
Globos aerostáticos (Véase Reseña histórica.)
Grafófono Graham Bell 1887
Gramófono Emile Berliner 1887
Gravitación universal Newton 1667
Guillotina Erróneamente atribuida a
238 —
Inventor. Año.
Invención.
239 —
sujetas a su cuerpo. Varios han sido los que han hecho parecidas
tentativas, y todavía en 1891, un tal Lilienthal halló la muerte
en un vuelo que intentó con alas postizas.
El primero que científico del vuelo de las
hizo un estudio
aves, para aplicar sus observaciones a la resolución de este
problema, fué el gran artista y polígrafo Leonardo de Vinci, en
la segunda mitad del siglo xv, y no sólo dejó varias notas y
dibujos referentes a las alas de los pájaros, su funcionamiento y
fuerza de propulsión, sino que trazó el proyecto de una máquina
voladora, fundado sobre aquellas observaciones. Otro que tam¬
bién científicamente trazó el proyecto de un avión o nave vola¬
dora, fué George Cayley en 1809.
Pero hasta fines del siglo xix no tomó cuerpo e incremento el
propósito del hombre de dominar el elemento aéreo, y mucho se
debió a experimentos que, como aficionado,
los esfuerzos y
realizó en brasileño Sr. Santos Dumont con
París el deportista
sus globos dirigibles. En la misma época, y en distintos puntos
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244 —
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globos, utilizando la
tercio del siglo xix para dar dirección a los
hélice como propulsor, y se construyeron, diversos modelos que
no dieron resultado, hasta que, en 1884, un aeronauta francés,
247 —
latitud y se cotejó
con otras mediciones verificadas en el Perú y
en Suecia, el fin de deducir de esos datos la longitud del cua¬
con
drante de meridiano que pasa por París. De este modo se llegó a
obtener la longitud exacta del metro, que es una diezmillonési-
ma parte de un cuadrante meridional de la tierra, esto
es, del
Ecuador al Polo, y se tomó dicho metro como unidad de un siste¬
ma decimal. En casi todas las naciones de Europa y de América,
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251 —
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253 —
255 —
7. El Faro de
Alejandría.—El arquitecto Sostrato construyó
en el siglo ni, antes de Cristo, y a la entrada del puerto
de Ale¬
jandría, una torre de mármol blanco que servia de faro á los na¬
vegantes. Tenía varios pisos, con columnas, balaustradas y gale¬
rías, todo primorosamente labrado. Costó 800 talentos (más de
cuatro millones de francos).
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queda del Coliseo una parte en pie, que da idea de sus grandes
y bellas proporciones.
—
257 -
258 —
260 —
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264 —
llones de francos.
265 -
266 —
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268 —
269 -
270 —
271 —
lanzatorpedos sumergidos.
ESLORA Desplazamiento.
AÑO VAPOR — —
Metros. Toneladas.
Oceanic 31.590
Adriatic 221,4 40.790
Luaitania 249,9 45.000
Olympic 66.000
272 —
18923
Hace algunos años, el arquitecto naval Sir William White
predijo la posibilidad de construir vapores de 305 metros de eslora
(1.000 pies ingleses), y mucho se van acercando las modernas cons¬
trucciones.
También se ha progresado en la rapidez de los viajes. En el
año 1856 el vapor Persia, de la línea Cunard, hizo la travesía de
Europa a América en 9 días 1 hora y 45 minutos, marcha que cau¬
saba entonces gran asombro. Desde el año 1888, la travesía desde
Queenstown (Irlanda) a Nueva York (Estados Unidos), o sea un
recorrido de 2.800 millas, se ha hecho en menos de seis días, y los
vapores que han verificado viajes más rápidos son los siguientes:
AÑO VAPOR LÍNEA TIEMPO
Para dar una idea del lujo y las comodidades que hacen de
esos buques unos verdaderos palacios flotantes, bastará la breve
enumeración de las que tenia uno de ellos, el Titanic, que tuvo
un fin desastroso en su primer viaje a New-York, por haber cho¬
cado contra un enorme témpano de hielo, yéndose a pique con
1.300 pasajeros el 15 de Abril de 1912.
Además de sus elegantes cámaras, lujoso comedor, camarotes
273 —
274 -
275 -
tomos.
2?6 —
NOTAS CURIOSAS
277 —
mas verdes.
Melpómene, Musa de la tragedia, era de aspecto grave; cu¬
bría su cabeza un velo; llevaba en una mano un puñal, y
negro
a sus pies se veía una corona y un cetro.
279 —
sa fortuna.
280 —
281 —
i
ÍNDICE DE AUTORES
¡después del nombre sigue el lugar del nacimiento, con los años del natalicio y de la
muerte, profesión del autor y páginas en que se cita.
ALARCÓN, Juan Ruiz de: Tlasco, tico, polígrafo. 26 , 55, 102, 131 y 158
Méjico (1580 f 1639). — Poeta y dra¬ ARNOLD, Matthew: Inglaterra(1822
maturgo 131 1 1888).—Poeta, crítico, catedrático
ALARCON, Pedro Antonio de: de Filosofía 66
Guadix, Granada (1833 + 1891).—Poe¬ AROLAS, Juan: Barcelona (1805
ta y novelista 167 t 1849).—Escolapio, poeta románti¬
ALFONSO X "El Sabio": Toledo co, periodista 72
(1221 f 1284).—Rey de Castilla y de BACON, Francis: Londres (1561
León, legislador, filósofo, astróno¬ 11626'.-Estadista;filósofo. 30,41 y 177
mo, historiador, poeta 204 BALMES, Jaime: Vicb, Barcelona
ALFORD, Henry: Londres (1810 (1810 f 1848).—Sacerdote, filósofo, li¬
terato. 46, 47, 52, 65, 66, 82, 101, 102,
+1871).—Deán de Cantorbery; escri¬
tor 205 112,137,140,143,158,186, 197 y... 223
ALVAREZ DE CASTRO, Mariano: BARROS, Alonso de: Segovia (1520
Burgo de Osma (1749 + 1810).—Gene¬ + 1598).—Escritor. 83, 149 y.... 177
ral; heroe del sitio de Gerona... 92 BASTIAT, Claude Frédéric: Mu¬
ALVAREZ, Melquíades: Asturias grón, Francia (1801 + 1850).—Econo¬
(contemporáneo). — Abogado, polí¬ mista, publicista 180
tico, orador 92 BECQUER, Gustavo Adolfo Do¬
ALLEN, James Lañe: Estados Uni¬ mínguez: Sevilla (1836 + 1870).—
dos (contemporáneo). — Escritor, Poeta y escritor romántico 160
moralista 31 BEECHER, Henry Ward: Litchfield,
AMICIS, Edmundo d'¡ Oneglia, Italia Estados Unidos (1818+ 1887).— Ora¬
(1816).—Militar, literato. 16, 92 y 150 dor sagrado, escritor 144
ANTISTENES: Atenas (444 f 399 an¬ BENAVENTE, Jacinto: Madrid
tes de J.-C.-Filósofo cínico. 70 y 102 (contemporáneo). — Autor dramá¬
ANTON del OLMET, Luis (contem¬ 35 y
tico. 79
poráneo).— Escritor, biógrafo. 213 BERMUDEZ CASTRO, Luis
DE
APELES: Jonia, Grecia (siglo iv an¬ (contemporáneo): Militar y escri¬
tes de J. C.)-Celebórrimo pintor. 218 tor 88
APOLONIO TIANEO: Tiana, Capa- BISMARCK, Otto von: Scbonhau-
docia (siglo i).-Filósofo pitagórico, sen, Prusia (1814 + 1898).—Canciller;
gran viajero 26 gran diplomático 102
ARANDA, Conde de: Zaragoza (1718 BROWNING, Robert: Camberweld,
t 1799). — Estadista, ministro de la Inglaterra (1812 + 1889). — Poeta lí¬
Corona 102 rico y dramático 121
ARGENTE, Baldomero (contempo¬ BUCHNER, Friedrich Karl: Darms-
ráneo).-Escritor y político. XV y 8 tadt, Alemania (1824+ 1899).—Filó¬
ARISTIDES, 44El Justo": Atenas sofo y naturalista 26
(540 + 467 a. de J.-C.). — Guerrero y BUFFON, Georges L. Leclerc, con¬
de de: Francia (1707 + 1788).-Cólebre
magistrado 118
ARISTOTELES, 44El Estagirita": naturalista 104
Estagira, Jonia (384 f 322 antes de BYRON, George Gordon, lord: Lon¬
Jesucristo).—Filósofo, matemᬠdres (1788 + 1824).—Poeta 72
283 —
284 —
Diciembre d e
dicho a fio.
■ -
Precio: 3,5O pesetas.