El Museo Que Creci Dentro de Una F Brica de Conservas 1673126246
El Museo Que Creci Dentro de Una F Brica de Conservas 1673126246
El Museo Que Creci Dentro de Una F Brica de Conservas 1673126246
Museo Massó
El museo que creció
dentro de una fábrica
de conservas
CRÉDITOS
AUTORA
Covadonga López de Prado Nistal
DOCUMENTACIÓN
RdO Comunicación Cultural
Covadonga López de Prado Nistal
RESTAURACIÓN
Luz Pedrido Pérez
Fátima Sánchez Varela
DISEÑO Y MAQUETACIÓN
Silvia Benavente Merino
FOTOGRAFÍAS
Alberto Valle Souto
Roberto Quintero
Archivo Gráfico del Museo
TRATAMIENTO DE IMAGEN
Araceli Abad Barreiro
Fátima Sánchez Varela
Graciela López Fernández
Ana Justo Rajó
IMPRESIÓN
Irisar Deseño e Impresión s.l.l.
ISBN: 978-84-453-5133-8 © De las fotografías los respectivos autores
D.L: C 101-2014 © De la presente edición: Museo Massó
Introducción ................................................................................. 15
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Copa nautilus
Las copas realizadas con una
concha nautilo se pusieron
de moda en el siglo XVI y su
presencia era muy habitual en las
cámaras de maravillas manieristas.
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Ánfora romana
recuperada en el fondo
del mar
Una de las aficiones
de José Mª Massó era
la arqueología, de ahí
que se conserven en la
colección del Museo,
además de esta pieza,
varios conjuntos de
fragmentos de cerámica
procedentes de diversos
castros de la provincia
de Pontevedra.
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Esfera terráquea y esfera planetaria del taller de Charles Dien (París, 1843 y 1874)
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Ilustración de la rosa de los vientos en el Regimiento de navegación. Contiene las cosas que los
pilotos han de saber para bien navegar de Pedro de Medina (Sevilla, 1563)
Se trata de una versión abreviada del Arte de Navegar elaborada por el propio Pedro de Medina. Cada
viento recibía un nombre según su procedencia. Los principales eran la tramontana (norte), el ostro o austro
(sur), levante o cruz (este) y poniente (oeste). A estos hay que añadir los vientos intermedios y los locales
hasta un total de 32 rumbos en los que se divide la circunferencia del horizonte. Estos nombres se adaptaban
según las regiones o países.
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Cosmographia de
Claudio Ptolomeo
(Roma, 1490)
En la visión que
Ptolomeo da del
mundo, Europa y
Asia se extienden
hasta casi la mitad
del globo terráqueo.
Esta imagen es la
que tenía Cristóbal
Colón y la que le llevó
a intentar alcanzar la
costa asiática cruzando
el Atlántico y toparse,
sin saberlo, con el
continente Americano.
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De la nueva y grande relumbrante antorcha de la mar de Claes Jansz Vooght (Ámsterdam, 1698.
Publicada por Van Keulen)
Su autor fue un reconocido astrónomo y cartógrafo holandés contratado expresamente por el editor
Johannes Van Keulen para la realización de mapas.
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Reproducción ideal del mascarón de proa del navío San Telmo (1788-1819)
Este mascarón de proa es una reproducción del que se expone en el Museo
Naval de Madrid. Fue un regalo de Julio Guillén, director del Museo Naval entre
los años 1933 y 1972, a Gaspar Massó.
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Isaac Peral fue, junto a Narciso Monturiol y el gallego Sanjurjo Badía, uno de
los pioneros de la navegación submarina en España.
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La ruta del Galeón de Manila desde la costa americana hasta Filipinas ocupa
un lugar destacado en la conquista de las rutas comerciales hacia Oriente. Su
origen se encuentra en la expedición de Legazpi y en el itinerario de vuelta, o
“Tornaviaje”, de Andrés de Urdaneta en 1565.
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Pistola para el abordaje de la armería Usatorre de Eibar (Guipúzcoa, finales del siglo XVIII-principios
del siglo XIX)
Estas pistolas incorporan una pequeña bayoneta que se despliega para utilizarla durante los
enfrentamientos cuerpo a cuerpo en los abordajes. La bayoneta, de pequeñas dimensiones, debía clavarse
en un ojo o en el corazón del contrincante para causar un daño inmediato. Este modelo fue empleado en
la batalla de Trafalgar y se trata, por lo tanto, de un arma anterior a las décadas de 1820-30 cuando se
produce un cambio sustancial en el armamento.
Cañón de borda
(Francia o Italia,
siglo XVIII)
Este tipo de cañones
de pequeño
calibre, y por ello
muy manejables,
se colocaban en
la borda del barco
y se utilizaban
en las distancias
cortas durante los
abordajes.
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Galicia fue la cuna de numerosos corsarios, entre los que destacó Gago de
Mendoza, enterrado a pocos kilómetros de este museo. En los puertos gallegos
se armaron no pocas naves corsarias para defender los intereses comerciales.
Gazeta de Madrid. Noticia del Corsario de Vigo Bernardo Pequeño y el bergantín Atrevido (30 de
noviembre de 1781)
En ese año el corsario Bernardo Pequeño, al mando del bergantín San Carlos, apodado El Atrevido, apresó
13 buques ingleses. Carlos III le concedió por ello un sable de honor y una medalla de oro. El barco había
sido armado como corsario en 1779 por varios comerciantes vigueses para responder al acoso de los
navíos ingleses.
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Las esposas de los tres hermanos Massó García: las hermanas gemelas Ángeles y Amalia Bolíbar
Sequeiros junto a su amiga y futura cuñada, Mª Victoria de Ariza (hacia 1925)
Con Gaspar y su hermano José Mª se da continuidad a la política de concertar matrimonios con familias
catalanas del sector. La rama Bolíbar-Massó detentó durante 20 años el control de la lonja de pescado de Bueu.
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Empleadas en la mesa donde se limpiaba la sardina del antiguo edificio de la conservera en Bueu (hacia 1920)
A principios del siglo XX se hacía jornadas de 10 a 12 horas. A partir de 1918 se impone la jornada de
ocho horas. En los turnos de noche, el capataz animaba a las mujeres a cantar para combatir el sueño.
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Ilustración del catálogo de productos Massó diseñado por Federico Ribas con latas de formato club
y apertura fácil (1924)
Massó llegó a distribuir 15 marcas distintas de productos muy variados. Marcas como Cosmopolite,
estaban destinadas al mercado francés, Drapeau o Kayrel se dirigían a un sector más modesto del mercado
interior, Massó, la de más prestigio, se distribuía en Cataluña y las delicatessen se comercializaban bajo la
marca Gaviota.
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Interior de la nave construida para modernizar la Fábrica de conservas Massó Hermanos de Bueu (1926)
Esta nave de estructura metálica fue un auténtico alarde de arquitectura industrial. Con ella se amplía y
moderniza la antigua conservera gracias a los beneficios obtenidos durante la Primera Guerra Mundial.
En esos años Massó llegó a pagar salarios con monedas de oro. El autor del proyecto fue el arquitecto
Jacobo Estens, casado con Teresa Massó Bolíbar, quien contó con la colaboración de José Mª Massó, que
entonces se incorpora a la empresa, mientras que la construcción corrió a cargo de Hijos de Barreras.
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Federico Ribas, Gaspar y Salvador Massó con unos amigos en la playa de Lapamán de Bueu (hacia 1924)
La afición de los hermanos Gaspar y José Mª a la fotografía y a la filmación de películas nos dejó
testimonios únicos en el Archivo del Museo Massó. Imágenes como ésta ponen de manifiesto la relación
de amistad que existía entre el diseñador y los hermanos Massó. Pero sin duda el que sentía una mayor
admiración por su obra era Antonio, del que se conserva un retrato a lápiz firmado y dedicado por Ribas.
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Pintura de Urbano Lugrís para decorar el comedor de las empleadas de la fábrica de Bueu (hacia 1945)
En el Museo Massó se conservan cinco de las seis pinturas de gran formato en las que el autor, aunque
no muestra todavía un estilo muy definido, ya anuncia lo que será su personal lenguaje onírico, con el mar
como único protagonista.
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Grabado con la representación de la leyenda de origen irlandés de san Brandán que ilustra el libro
Nova Typis Transacta Navigatio de Fray Honorio Philopono (1621)
El mito de la ballena como un temible monstruo marino está presente en todas las culturas. En la religión
cristiana la leyenda bíblica de Jonás es la más conocida. En la cultura irlandesa, la leyenda de san Brandán el
Navegante ofrece una visión positiva del gran pez Jaconius que aparece y desaparece sumergiéndose en las
aguas del mar.
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Vestimenta de los
arponeros holandeses y
vascongados. Ilustración
del Diccionario Histórico
de las Artes de Pesca
Nacional de Antonio Sáñez
Reguart (1795)
Los primeros testimonios
escritos sobre la caza de la
ballena son de origen vasco
y datan del siglo XI. Se
trataba de una caza costera
que se iniciaba cuando el
atalayero encendía un fuego
al divisar las ballenas desde
los promontorios donde se
situaban las atalayas.
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Amarrado de una ballena al costado de un navío y Sección de una embarcación vascongada armada
a la ballena. Ilustraciones del Diccionario Histórico de las Artes de Pesca Nacional de Antonio Sáñez
Reguart (1795)
Ya en el siglo XVI los buques balleneros vascos se aventuraban por los océanos. Un siglo más tarde se
habían convertido en auténticas factorías flotantes con una caldera en cubierta para la extracción de la
grasa y grandes bodegas para almacenarla en barriles.
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Estructura de paraguas
“seteparroquias” con varillas de barbas
de ballena polar (siglo XIX)
Hasta la aparición del plástico, el material
con mayor elasticidad eran las barbas
de ballena. De ahí que las varillas de los
corsés, paraguas y sombrillas tomaran el
nombre de este cetáceo.
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Cazaballenero Lobeiro
Después de firmar un acuerdo con IBSA,
que tenía la concesión de pesca de ballenas
en estas aguas, Massó inicia en Cangas las
capturas con el buque Lobeiro, adquirido
con el resto del equipamiento de la factoría
de Benzú (Ceuta). A la flota se añadirán el
Carrumeiro y el Cabo Morás, procedentes
de la factoría de Getares (Cádiz), los tres
construidos en Inglaterra en torno a 1930.
Los cazaballeneros empleaban motor de
vapor para reducir al mínimo el ruido que
ahuyentaba a las ballenas.
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