¿Que Son Los Valores Ciudadanos?
¿Que Son Los Valores Ciudadanos?
¿Que Son Los Valores Ciudadanos?
Los valores cívicos y ciudadanos son aquellos valores considerados positivos para el sano
desarrollo de una sociedad y que toda la ciudadanía debería conocer, preservar y poner en
práctica en su vida cotidiana. Existen numerosos tipos de valores, pero los cívicos
dependen de su desarrollo en una comunidad, es decir que deben ser transmitidos para que
no se pierdan y para mejorar un civismo en común. De no respetarse o cultivarse, las
consecuencias podrían derivar en un desorden social.
Los valores democráticos promueven nuestra convivencia como sociedad. Son
características y cualidades que dirigen a nuestra sociedad para lograr que el proceso
democrático se consolide y sea exitoso. Resulta indispensable fortalecer y fomentar el
amor, la admiración y el respeto por los principios y valores ciudadanos: el amor y respeto
por nuestra nación; el amor y respeto por aquellos que, como bien se dice, nos dieron
patria; el amor y respeto por nuestra propia identidad.
Desde una perspectiva individual, las personas deben ser conscientes de sus actos y
conductas. Los valores cívicos y ciudadanos se aprenden y practican inicialmente en el
hogar y la escuela.
Existen numerosos tipos de valores, pero los cívicos dependen de su desarrollo en una
comunidad, es decir, que deben ser transmitidos para que no se pierdan y para mejorar un
civismo en común. De no respetarse o cultivarse, las consecuencias podrían derivar en un
desorden social.
1.1 El respeto
La honestidad, hablar y actuar con sinceridad, es más que no mentir, engañar, robar o hacer
trampas. Implica mostrar respeto hacia los demás y tener integridad y conciencia de sí
mismo. La honestidad es la base de la confianza y la clave de las relaciones sociales; nos da
esperanza, confianza, compasión y mejora la toma de decisiones.
La honestidad es esencial para el progreso social y el desarrollo en todo el mundo. La
verdad sienta las bases del progreso, mientras que la deshonestidad contribuye a crear
mayores conflictos.
Según un punto de vista más filosófico, la honestidad consistiría en actuar y hablar
conforme a lo que se siente o se piensa, y no a lo que resulta más conveniente hacer o decir
a los demás.
Se trata, entonces, de una forma de coherencia entre pensamiento y acción, pero también
entre el individuo y las normas que son consideradas correctas por la comunidad en que se
desenvuelve.
Una persona honesta siempre apoyará la verdad, justicia y amabilidad; actuará en dirección
a ellas. Desde su vida privada hasta la pública, ya que una persona honesta actúa con
rectitud aunque nadie esté viendo. Ahí se encuentra su valor: es un acto que no busca
gloria, ni aplausos de los demás, sino que anhela el bien de la comunidad.
Nuestra casa es el hogar de la honestidad, es donde nace, crece y se esparce. Si desde el
espacio que nos toca no solo practicamos la honestidad, sino que la vivimos y la
contagiamos a los demás, crearemos una familia honesta. Al vivir bajo el valor de la
honestidad nuestros hijos replicarán nuestras actitudes: los niños aprenden con el ejemplo.
1.3 La Solidaridad
1.4
La solidaridad es un valor que se caracteriza por la colaboración mutua entre los
individuos, lo que permite lograr la superación de los más terribles desastres, como guerras,
pestes, enfermedades, entre otros.
La solidaridad puede venir de cualquiera y también aplicarse a cualquier persona,
incluyendo nuestros familiares, amigos, vecinos, e incluso desconocidos, como niños,
adolescentes o adultos en situación de vulnerabilidad y de escasos recursos.
La solidaridad es una virtud porque a través de ella nos mostramos unidos a otras personas,
compartiendo sus intereses, inquietudes y necesidades, sin necesariamente tener un lazo
afectivo que los una.
Ser solidario implica sentir compasión por la otra persona, sin distinguir sus.
diferentes características como la personalidad, el sexo, la religión, la raza u otro.
Se trata simplemente de ayudar a otro por reconocer su condición humana.
La palabra solidaridad es de origen latín “solidus” que significa “solidario”. Cuando dos o
más personas se unen y colaboran mutuamente para conseguir un fin común, se habla
de solidaridad. La solidaridad es compartir con otros tanto lo material como lo sentimental,
es ofrecer ayuda a los demás y una colaboración mutua entre las personas.
En este sentido, se puede citar como ejemplo a La Cruz Roja como símbolo de solidaridad,
ya que es una organización imparcial con una misión humanitaria basada en el principio de
solidaridad que consiste en proteger la vida y dignidad de las víctimas de guerra y de
violencia, así como prestarle asistencia.
1.5 La Autodeterminación
Se refiere a la capacidad de un individuo, pueblo o nación, para decidir por sí mismo en los
temas que le conciernen.
La palabra autodeterminación se forma a partir de auto-, que significa ‘propio’, y
determinación, que alude a la acción y efecto de decidir.
Es usado en política para referirse a la capacidad de los ciudadanos para tomar las
decisiones referentes a su futuro político.
La autodeterminación de los pueblos, también conocida como derecho de libre
determinación de los pueblos, es la potestad que cada pueblo tiene de decidir, elegir y
determinar ordenación jurídica, organización política y forma de gobierno, así como de
perseguir su desarrollo tanto a nivel económico como tecnológico y social.
En el área de psicología, la autodeterminación personal se refiere a la capacidad que tiene
una persona para decidir por sí misma aquello que le concierne.
Según la autodeterminación personal, cada quien tiene el poder de tomar las decisiones y
determinar el propósito de su vida de acuerdo con su voluntad.
La autodeterminación en un individuo implica no solo un sentido de la libertad propia, sino
de la responsabilidad ante las decisiones que toma y que le ayudan a crecer como persona.
Dependiendo del punto de vista, la autodeterminación personal se puede considerar un
rasgo propio de cada individuo, que se manifiesta en diferentes grados, desde muy bajo
rozando la nulidad hasta muy alto, en aquellos individuos que parecen no detenerse ante
ningún obstáculo.
2. ¿Qué es ser ciudadano?
De forma general y técnica, por ciudadano entendemos toda aquella persona que tiene con
el estado un vínculo jurídico, político y anímico, es decir, quien es miembro activo de un
estado.
Ser ciudadano te da un poder maravilloso y que pocas personas saben aprovechar, ese
poder es aquella facultad de poder realizar actividades con plena autonomía, tomando
decisiones responsables en el contexto social en el cual te encuentres. Así mismo es tener
aquella capacidad para asumir obligaciones frente a la sociedad en diversos ámbitos, uno de
ellos y muy importante es el político, dándote el privilegio de esta forma de ser parte de un
núcleo social en el cual tú tienes participación.
Ciudadano es aquel o aquello perteneciente o relativo a la ciudad. Una ciudad, por otra
parte, es el área urbana que cuenta con una elevada densidad poblacional y cuyos habitantes
(los ciudadanos) no suelen dedicarse a la actividad agrícola. El ciudadano, por lo tanto, es
quien vive en una ciudad. Por lo general trabaja en la industria o en el sector de servicios,
en contraposición al campesino, que vive en el campo y se dedica a las tareas rurales.
Ciudadano como sujeto de derechos políticos
El término en la actualidad es utilizado para nombrar al individuo como sujeto de derechos
políticos. Esto quiere decir que el ciudadano interviene en la vida política de su comunidad
al ejercer dichos derechos. La ciudadanía también implica una serie de deberes y
obligaciones.
En la antigüedad, la ciudad era la unidad política más importante. Por eso hoy, con el
Estado como unidad política principal, se sigue nombrando a los sujetos de derechos
políticos como ciudadanos.
2.1 Identidad y pertenencia comunitaria
Este uso del concepto trasciende, en definitiva, el hecho de vivir en una ciudad. Una
persona que vive en una población rural será ciudadana en tanto cuente con derechos
políticos. En el sentido inverso, un habitante de una zona urbana con dichos derechos
vulnerados no puede considerarse como un ciudadano pleno.
La noción de ser ciudadano contribuye al desarrollo de la identidad y al sentido de
pertenencia a una comunidad. La persona debe ejercer su ciudadanía con responsabilidad,
exigiendo respeto por sus derechos y, a la vez, cumpliendo con sus obligaciones. De este
modo se construye una sociedad democrática y más justa.
A pesar de que cada país puede determinar para sus nacionales y ciudadanos, los derechos y
obligaciones que tienen, los instrumentos internacionales de derechos humanos plantean
algunas limitaciones sobre la soberanía del estado con la ciudadanía. En concreto, el
principio universal de los derechos humanos de la no discriminación y el principio de no
tener ciudadanía deben evitar limitar la discrecionalidad del Estado en cuanto a la
ciudadanía.
La participación en la vida política y cultural es un derecho humano fundamental
reconocido en una serie de tratados internacionales de derechos humanos, empezando por
la Declaración Universal de los Derechos Humanos, que establece el derecho a participar
en el gobierno y las elecciones libres, el derecho a participar en la vida cultural de la
comunidad, el derecho a la libertad de reunión y asociación pacífica y el derecho a afiliarse
a los sindicatos. Participación es también un principio básico de los derechos humanos y es
también una condición para la ciudadanía democrática de todas las personas.
Participación es uno de los principios rectores de la Convención sobre los Derechos del
Niño. Este tratado dice que los menores de edad (todas las personas menores de dieciocho
años) tienen el derecho a hacer oír su voz cuando los adultos están tomando decisiones que
les afectan, y a que sus opiniones se tengan debidamente en cuenta, en función de la edad y
la madurez del niño. Además tienen el derecho a expresarse libremente y a recibir y
compartir información. La Convención reconoce la capacidad de los niños de influir en la
toma de decisiones relevantes para cada uno de ellos, de compartir sus opiniones y, por lo
tanto, de participar como ciudadanos y actores del cambio.