Técnica Psicológica de La Linea de Vida
Técnica Psicológica de La Linea de Vida
Técnica Psicológica de La Linea de Vida
11/04/2012
Todos poseemos una línea de vida que simboliza nuestro relato, nuestra experiencia,
nuestro bagaje. Las personas tenemos una historia de nuestro pasado formada a partir de
recuerdos que marcan distintas vivencias que hemos experimentado y que, de un modo
imaginario, dividen el camino que hemos seguido. Estas divisiones son etapas y cada
persona fracciona su vida mentalmente de un modo subjetivo.
De forma resumida, podríamos decir que esta técnica consiste en la creación de una línea
(gráfica o imaginaria), en la que la persona coloca los acontecimientos más relevantes de su
vida o de un periodo de la misma. Así pues, la línea de vida es una representación de
aquellos eventos que han marcado o tenido una influencia importante en la historia de vida,
partiendo del inicio de ésta, hasta llegar al momento actual. La técnica resalta momentos de
cambio, experiencias importantes y modificaciones en el rumbo de la historia personal,
así como proyecciones de momentos futuros.
Esta técnica puede realizarse sobre una cartulina o un papel a modo de gráfico, o en un
espacio físico que marque el terapeuta a modo imaginario.
En los dos casos, gráficamente o espacialmente, el terapeuta pide a la persona que se sitúe
en el momento presente, y señale dónde se encuentra su pasado y su futuro. Con este
ejercicio puede trabajarse toda la historia de vida (es decir, desde el nacimiento hasta el
momento actual y la proyección de futuro), o una etapa concreta (por ejemplo, la etapa de
estudios universitarios o una etapa laboral).
En un espacio ordenado encontramos las cosas más fácilmente y resulta más sencillo
asignar el sitio apropiado para cada cosa. El objetivo de la línea de vida es ordenar
acontecimientos de nuestra historia y preservarlos vivos, así como obtener un recurso para
encontrarlos fácilmente si los necesitamos.
Construir una línea de este tipo puede ayudarnos a entender qué visión tenemos de la vida,
cuáles son nuestras prioridades, qué recuerdos conservamos de la infancia y cómo han
podido influir en el presente, qué cambios hemos realizado a lo largo del tiempo, cómo
vivimos en la actualidad y cómo nos planteamos el futuro.
Aun así, esta no es una tarea fácil; para ello es necesario mucha reflexión, concentración y
capacidad de síntesis.
Esta técnica no sirve para juzgar o arrepentirnos de nuestras decisiones, sino para
comprender por qué tomamos un camino concreto en un momento dado y qué rumbo
queremos seguir de ahora en adelante.
En una gran hoja o cartulina, el paciente dibuja una línea y marca en ella las fechas que
considera más significativas desde su nacimiento hasta ahora, reflejando aquello que tuvo un
impacto significativo: estudios, trabajos, enfermedades, cambios personales, familiares, etc.
La línea la puede crear el paciente solo o con la ayuda del terapeuta conforme se explora su
historia.
A continuación, la persona se sitúa en el momento actual y se inicia una revisión de etapas.
Con esta revisión, se puede agregar todo tipo de información: sentimientos, ideas,
decisiones que cambiaron su vida, emociones, fotos, etc. todo ello a partir de reflexiones y
diálogos generados con la ayuda del terapeuta.
Veamos un ejemplo de las distintas etapas verbalizadas por un personaje imaginario, María.
1- Nacimiento
3- Colegio, Primaria. 8 años. Era muy feliz, no tenía que tomar decisiones. La vida era
fácil.
4- Enfermedad de mi padre e inicio instituto. 14 años. Un momento muy duro. Los
estudios empiezan a ir mal y en casa la situación es realmente tensa. Mi madre está ausente
en las tareas del hogar.
5- Mi primera ruptura de pareja. 16 años. Rompo con mi primera pareja después de un año
de relación. Mi padre empieza a recuperarse y mi madre sigue absorbida por la enfermedad.
No lo comento con nadie hasta pasados muchos meses.
6- Inicio de la universidad, arquitectura. 18 años. Por fin empiezo unos estudios que me
interesan. Conozco gente muy interesante y me relaciono con más personas. Estoy más
centrada en mis objetivos, disfruto de lo que hago.
7- Erasmus. 23 años. Una gran época. Mi primera experiencia fuera de casa y en el
extranjero. Los estudios no van muy bien, se retrasa el final de la carrera.
9- Mi segunda pareja. 28 años. Por fin parece que conozco al chico ideal.
Así pues, a partir de esta información, el terapeuta explora cómo se sintió la persona en cada
una de estas etapas, cómo se siente en la actualidad, y qué proyección hace de futuro. En
este caso, María, tiene serias dudas sobre su futuro laboral. El revisar y reflexionar sobre
cómo ha transcurrido su vida, qué recursos obtuvo en cada etapa, qué necesidades presenta
en la actualidad, y qué consejos puede otorgarse a su propia persona de cara a un futuro,
puede ayudar a María a obtener una información muy valiosa que facilite la toma de
decisiones.