Estaciones Via Crusis
Estaciones Via Crusis
Estaciones Via Crusis
Dame convertir en ofrenda amorosa, en reparación por mi vida y en apostolado por mis
hermanos, mi cruz de cada día.
Tú caes, Señor, para redimirme. Para ayudarme a levantarme en mis caídas diarias,
cuando después de haberme propuesto ser fiel, vuelvo a reincidir en mis defectos
cotidianos.
¡Ayúdame a levantarme siempre y a seguir mi camino hacia Ti!
Haz Señor, que me encuentre al lado de tu Madre en todos los momentos de mi vida. Con
ella, apoyándome en su cariño maternal, tengo la seguridad de llegar a Ti en el último día
de mi existencia.
¡Ayúdame Madre!
6ª ESTACIÓN
Es la mujer valiente, decidida, que se acerca a Ti cuando todos te abandonan. Yo, Señor,
te abandono cuando me dejo llevar por el "qué dirán", del respeto humano, cuando no
me atrevo a defender al prójimo ausente, cuando no me atrevo a replicar una broma que
ridiculiza a los que tratan de acercarse a Ti. Y en tantas otras ocasiones.
Caes delante de todos... ¿Cuándo aprenderé yo a no temer el quedar mal ante los demás,
por un error, por una equivocación? ¿Cuándo aprenderé que también eso se puede
convertir en ofrenda?
Muchas veces, tendría yo que analizar la causa de mis lágrimas. Al menos, de mis
pesares, de mis preocupaciones. Tal vez hay en ellos un fondo de orgullo, de amor
propio mal entendido, de egoísmo, de envidia.
Te adoro, mi Señor, muerto en la Cruz por Salvarme. Te adoro y beso tus llagas, las
heridas de los clavos, la lanzada del costado... ¡Gracias, Señor, gracias!
Has muerto por salvarme, por salvarnos. Dame responder a tu amor con amor, cumplir
tu Voluntad, trabajar por mi salvación, ayudado de tu gracia. Y dame trabajar con ahínco
por la salvación de mis hermanos.
JESÚS RESUCITA
Te adoramos, Señor, y te bendecimos, porque por tu santa cruz redimiste al mundo.
«¿Por qué buscáis entre los muertos al que está vivo? No está aquí, ha resucitado» (Lc
24,5-6).