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Neoclasicismo PDF

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NEOCLASICISMO.

INTEGRANTES: Alarcón, Camila; Bazán, Sabrina;


Brañas, Alicia; Greno, Melina; Rodríguez, Rosario.
Demetrio Estébanez Calderón
El Neoclasicismo es la corriente literaria que se produce en España y en el
resto de Europa en el siglo XVIII en la que se propugna una vuelta a la
estética literaria del Clasicismo, que presenta, como notas peculiares, la
imitación de los escritores grecolatinos, a los que se considera como modelo,
y la aceptación de las normas estilísticas de la preceptiva clásica.
Esta estética clasicista se desarrolla y
perfecciona en Italia a lo largo del siglo
XVI, es asumida en Francia en el siglo
XVII y sistematizada en el Arte poética
de Boileau y se expande nuevamente,
bajo el influjo cultural de Francia, por el
resto de los países latinos a lo largo del
siglo XVIII con la denominación de
«Neoclasicismo».
¿Qué sucede en España?

Con la Poética (1737) de Luzán culmina la ruptura con el Barroco y se va


imponiendo la Ilustración, sin embargo, es el período que va de 1780 a 1808
el que podría considerarse como propiamente Neoclásico ya que en él se
produce lo más significativo de la creación neoclásica en poesía y, sobre todo,
en teatro a través de la comedia de Leandro Fernández de Moratín.
NEOCLÁSICO
El término neoclásico se produce de la amalgama de dos voces: neo (del
griego neos: nuevo) y clásico, del latino classicus, con el que se designaba a
la clase social más alta y, en el plano del arte, a aquellos autores selectos
(classici) considerados como modelo de imitación por la perfección de su
estilo.
En el género trágico, Esquilo, Sófocles y
Eurípides

En el género épico, Homero y Hesíodo


En la comedia antigua, Aristófanes
En el lírico, Píndaro, Baquílides, Safo,
Anacreonte
LA QUERELLA DE ANTIGUOS Y MODERNOS.

La Querella (polémica literaria) propiamente dicha inició en Francia en el siglo XVII,


más específicamente en la Academia Francesa, corporación creada por Richelieu en 1634
con la finalidad de reglamentar la lengua y el gusto literario.
La Academia estaba más que nada conformada por autores que defendían a los
modernos.
La mitología clásica era elemento imprescindible para los escritores neoclásicos, no tan
solo como tema esencial de sus obras, sino como ornamento obligado de cualquier obra
literaria.
¿Entre quiénes se dio esta Querella?¿Por qué?
En esta disputa estaban enfrentados dos bandos:
● Quienes defendían a los antiguos como seres superiores en conocimiento y
perfección;
● y aquellos que estaban en completo desacuerdo con esta postura, y consideraban que
los modernos no tenían nada que envidiarle a los antiguos.
¿Quiénes defendían a los antiguos?
● La autoridad de La Plèiade y el neoclasicismo dominante impusieron la creencia
de que los autores griegos y latinos eran superiores a cualquier autor moderno, no
podían ser igualados ni en el campo de la ciencia ni en el de la creación literaria, pero
sí debían de ser imitados respetuosamente y siempre debían ser tenidos en cuenta
como modelos constantes de belleza y de pensamiento.
● Boileau (1636-1711), escritor parisiense, fiel representante del neoclasicismo francés.
Horacio, Juvenal y Règnier son los principales modelos satíricos de Boileau, que extiende
su sutil ironía a temas literarios, costumbristas, morales, etc.
Su obra más importante fue Arte Poética (Art poètique), escrita en verso alejandrino entre
1669 y 1673, y publicada al año siguiente. Constituye una exposición de sus teorías
literarias, reflejo y catecismo a su vez de la perspectiva neoclásica francesa.

Principios:
● La razón ha de ser la base de toda obra literaria (buen sentido,
sobriedad, claridad, armonía, etc.).
● Finalidad de la literatura: agradar y emocionar.
● La fantasía, la libre imaginación y las sutilezas del ingenio son
proscritas en nombre de lo natural, y lo general y objetivo se
antepone a lo particular y subjetivo.
● Al teatro se lo encierra en las tres unidades seudoaristotélicas
(acción, tiempo y lugar).
Los autores griegos y latinos le sirven de plataforma para sus teorías.
¿Quiénes estaban a favor de los modernos?
● Descartes y Pascal: argumentaron sus posturas con el progreso constante del
conocimiento humano. Consideraban que los autores y científicos modernos se
basaban en los descubrimientos y experiencias de los antiguos (griegos y latinos) y de
sus sucesores para generar conocimientos, por lo tanto, vivían en una época más
avanzada y eran más maduros en estos campos.

Descartes: Pascal: “Los que llamamos antiguos eran


realmente nuevos en todas las cosas y
formaban propiamente la infancia de los
hombres; y como sea que nosotros hemos
añadido a sus conocimientos la experiencia de
los siglos que les siguieron, en nosotros se
puede encontrar aquella antigüedad que
reverenciamos en ellos.”
● Perrault: en su poema El siglo de Luis el Grande proclama la superioridad de los
modernos sobre los antiguos, señala notas de mal gusto en las obras de Homero y
llega a la conclusión de que el “siglo de Luis” nada tiene que envidiarle al “siglo de
Augusto”.

Perrault:
Paralelos entre los antiguos y los modernos (1688): obra escrita en
forma de diálogo en la que sostiene que los modernos pueden
igualar a los antiguos, y como además tienen la ventaja de la
experiencia acumulada a través de los siglos, pueden superarlos.

BOILEAU Y PERRAULT: estos dos escritores estuvieron por un


tiempo prolongado en constantes enfrentamientos debido a sus
posturas contrarias. Sin embargo, Boileau fue poco hábil en su
defensa de los “antiguos”. Tiempo después un amigo que tenían en
común los reconcilió.
Boileau envió a Perrault una carta en la que afirmaba que los modernos superaban a los
antiguos en la filosofía, en la ciencia, en la novela, en la poesía lírica y en la tragedia; y se
admitía que los antiguos superaban a los modernos en la epopeya, la elegía, la oratoria y la
sátira.

Con esta especie de pacto se acaba la primera etapa de la Querella de antiguos y modernos.
La discusión en sí fue casi siempre pueril y se desvió de su meta, sin embargo, amplió los
estrechos horizontes de las letras francesas neoclásicas, derribó prejuicios y sobre todo
hizo comprender que la literatura no se rige por principios similares a las leyes de la
geometría.
Jordi Llovet el Neoclasicismo.
Cuando el Barroco comenzó a resultar desmesurado, surge el período que vamos a
denominar según el autor Clasicismo del S. XVIII o Clasicismo Francés o como
solemos llamarlo, Neoclasicismo. Se regresa a los patrones clásicos “de toda la vida”.

¿Qué sucede? Se restableció cierto “orden” en una estética que se desbordó de


“excesos”.

E. Visconti publicó Idee elementari sulla poesía romántica en 1818, y nombra el


término Clasicismo de forma tardía. Donde se usa como término complementario y
opuesto al “Romanticismo'', término que también aparece de forma tardía.
El Neoclasicismo es el retorno a “postulados
básicos, canónicos y normativos de la edad
propiamente clásica, postulados y restaurados
en buena medida por el Renacimiento y la
filología humanística” (Llover, 127).
El autor, se centra en el término “Clasicismo”
y es así que para entender el orden legal de la
edad clásica nombra a Boileau, el cual
refuerza el discurso poético y todo lo que
implica. Además, la obra de Malherbe limita
los “desafueros” del período barroco europeo
en general.

François de Malherbe (1555-1628)


Pasaje del Ensssay on Criticism (Ensayo sobre la crítica), de
Alexander Pope.

Seguid ante todo a la NATURALEZA y a vuestro entendimiento

según su norma justa, que no varía nunca:

la infalible naturaleza, clara divinamente y siempre

del arte el fin, la fuente y también la prueba,

a todos impartirá la vida, la fuerza y la belleza.

Estas REGLAS antiguamente halladas, no inventadas,

también son naturaleza, pero metodizada:

como a la libertad, a la naturaleza sólo frenan

las propias leyes que ante todo ella ordena.


… Pero no hay preceptos para definir ciertas bellezas

pues tan necesaria es la felicidad como el cuidado.

la música se parece a la Poesía, y en las dos

hay gracias innumerables que no pueden enseñar método


alguno

y solo alcanza la mano de un maestro. (Trad. de Jordi Llovet)

Alexander Pope (1688-1744)


Jacques Louis David 1748-1825.
Más allá que “La muerte de Marat” representa y simboliza la revolución de una manera
única. La obra emblemática del Neoclasicismo es “El juramento de los Horacios”.
LA RAZÓN Y LA BELLEZA DE UMBERTO ECO
Dialéctica de la belleza

Naturalmente se presenta al S. XVIII como un siglo racional, coherente, algo frío y


distante, pero esta imagen es claramente errónea.

Tras el siglo de las luces, se agobian pasiones desenfrenadas y violentas,


sentimientos arrebatadores, hombres y mujeres tan refinados como crueles.

El S. XVIII: el Siglo de Rousseau, de Kant y de Sade, de la douceur de vivre y de


la guillotina, de Leporello y Don Juan, de la belleza tardobarroca y rococó y del
neoclasicismo
Johann Zoffany, Charles Townley y sus
amigos en la Townley Gallery,1781-1783,
Burney
Rigor y liberación

Es sintomático que el carácter innovador del clasicismo nazca de una exigencia


de mayor rigor, que de la necesidad de una mayor adecuación a la realidad.

El teatro del S. XVII había reaccionado con la tragedia clásica contra las reglas de
unidad de tiempo, lugar y acción, para adecuarse mejor a la realidad.

La exigencia de un naturalismo más riguroso lleva a comprimir los tiempos y a


reducir los lugares, aumentar el espacio de la ilusión escénica ya reducir a lo
esencial las acciones que idealmente deben hacer coincidir el tiempo escénico y
el tiempo del espectador.
Palacios y jardines

Que el neoclasicismo es una reacción a un falso clasicismo en nombre de un


naturalismo más riguroso resulta más evidente en los estilos arquitectónicos. La
arquitectura inglesa del S XVIII expresa sobre todo sobriedad y buen gusto y
afirma un claro distanciamiento de los excesos del barroco. El palacio de
Versalles se considera un modelo negativo, mientras que el jardín inglés refleja la
belleza de la naturaleza, no encanta con el exceso sino con la composición
armoniosa de los escenarios.
Villa Chigi en Centinale,

Siena
Clasicismo y neoclasicismo
En el neoclasicismo se encuentran dos exigencias distintas pero convergentes: el
rigor individualista y la pasión arqueológica. El nuevo clasicismo se impone como
el canon de belleza “realmente” clásica, la nueva Atenas. Este aspecto concuerda
con el llamado “neoclasicismo arqueológico” expresión de creciente interés del
SXVIII.
La investigación arqueológica es sin dudas una moda en la segunda mitad de
este siglo, en ello se manifiesta la pasión por los viajes a tierras lejanas, en busca
de una belleza exótica alejada de los cánones europeos.
Resulta decisivo el descubrimiento de que la imagen renacentista del clasicismo
se refería de hecho a la época de la decadencia: se descubre que la belleza
clásica es en realidad una deformación efectuada por los humanistas, y al
rechazarla se inicia la búsqueda de la “verdadera” antigüedad.
Héroes, cuerpos y ruinas

La estética de las ruinas que se desarrolla en la segunda mitad del SXVIII expresa la
ambivalencia de la belleza neoclásica. Que las ruinas de la historia puedan ser
consideradas bellas es una novedad que tiene su origen en el rechazo de los objetos
tradicionales y en la consiguiente búsqueda de temas nuevos.

El propio cuerpo carente ya de vida, expresa un sentimiento de tristeza profunda por la


caducidad de la vida y por la irrecuperabilidad de aquello que el tiempo y la muerte
devoran.

La belleza de los monumentos antiguos nos advierten que no debemos olvidar la


devastación del tiempo y del silencio que reina sobre las naciones, pero también
refuerza la fe en la posibilidad de reconstruir con fidelidad un origen que en el pasado se
creía irrecuperable y al que se prefería, equivocadamente, la belleza natural.
Nuevas ideas, nuevos temas
El debate estético del S XVIII determina su peculiaridad y modernidad intrínseca:
la relación entre intelectuales y público , de la afirmación de los salones
femeninos y del papel de las mujeres, de la aparición de nuevos temas artísticos.
En el siglo XVIII, el intelectual y el artista están cada vez menos sometidos a la
dependencia de mecenazgos y subvenciones y comienzan a disponer de una
cierta independencia económica gracias a la expansión de la industria editorial.
En correlación con el contexto narrativo, la belleza pierde todo aspecto ideal, y al
no estar vinculada a ningún tipo de perfección, puede expresarse también en
nuevos temas, como por ejemplo, los siervos
Los servidores del pintor,

de William Hogart
Mujeres y pasiones
Un siglo que marca la aparición de la mujer en la vida pública. Las damas
barrocas son sustituídas por mujeres menos sensuales pero más libres,
despojadas ya del asfixiante corsé, y con la melena ondeando libremente. Está de
moda no ocultar el pecho.

En las novelas de amor del siglo XVIII, la belleza es vista con el ojo interior de las
pasiones, una forma literaria que contiene ya en sí todo el primer romanticismo.
Pero en estas discusiones, sobre todo, se va abriendo paso a la convicción de
que el sentimiento no es una simple perturbación de la mente, sino que expresa,
junto con la razón y la sensibilidad, una tercera facultad del hombre.
El libre juego de la belleza

La estética del siglo XVIII se hace amplio eco de los aspectos subjetivos e
indeterminables del gusto. Bello es aquello que agrega de forma desinteresada
sin ser originado por, o ser reconocible a.

Por eso el gusto es la facultad de juzgar desinteresadamente a un objeto a través


del placer o del desagrado. El objeto de este placer es lo que consideramos bello
La belleza cruel y tenebrosa
El lado oscuro de la razón está inscrito en las conclusiones mismas de Kant: la
independencia de la razón respecto de la naturaleza y la necesidad de un fe
inmotivada en una naturaleza buena. La razón humana tiene el poder de separar
cualquier objeto cognoscitivo para reducirlo, bajo forma de concepto, a su propio
dominio, o bien independizarse de él.
La crueldad coincide, con la naturaleza humana, el sufrimiento es el medio para
alcanzar el placer, único objetivo en un mundo iluminado por la luz violenta de
una razón sín límites que puebla el mundo con sus pesadillas. La belleza de los
cuerpos ya no tiene ninguna connotación espiritual, tan solo expresa el placer
cruel del verdugo o el suplicio de la víctima, sin ningún oropel moral: es el triunfo
del reino del mal sobre el mundo.
Saturno devorando a su hijo

Francisco de Goya
Neoclasicismo Francés.
Explica Hauser:

“La victoria del absolutismo fue en cierta medida una consecuencia de las guerras
de religión. Francia estaba al término del siglo XVI tan debilitada por la inacabable
carnicería, las continuas hambres y epidemias, que se deseaba tener a toda costa
paz y tranquilidad y se sentía nostalgia de una política de mano dura, o al menos
se la aceptaba. Esta política se ejerció sobre todo frente a la antigua nobleza,
siempre dispuesta a conspirar contra la corona, y cuya resistencia había de ser
desecha si se quería gobernar sin molestias”
Neoclasicismo Francés.
- Mientras poco a poco, los burgueses empiezan a encontrar acceso a la clase nobiliaria.
- Por otro lado, las antiguas familias nobles, en parte exterminadas por la guerra, en parte
arruinadas económicamente por el auge del mercantilismo, pierden poder.
- Para muchos nobles la solución fue acomodarse en la Corte del Rey, para vivir como
elegantes “lamecalecetines” , pero la Corona compensará a la aristocracia la pérdida de
prestigio con la ampliación de la leyenda de su carácter de modelo intelectual y moral por
todos los medios del arte y la literatura oficiales.

Dice Hauser “La Corte se convierte para todas las cuestiones de gusto, en un foro
inapelable”, y con la llegada del Rey Sol, la producción artística pasa a estar bajo la tutela
del gobierno.

Agrega Hauser que “Al imperialismo político corresponde un imperialismo intelectual” .


Bibliografía:
- Eco, Umberto Historia de la belleza, Lumen, Barcelona, 2009
- Estébanez Calderón, D. (2000), Breve diccionario de términos literarios. Madrid: Alianza
Editorial, S. A.

- González Lago, David, El Neoclasicismo en la figura de Jacques-Louis David, Córdoba: 2009.

- Hauser, Arnold. Historia Social de la Literatura y el Arte. Tomo II.España, Zaragoza. Editorial
Labor. 1993.
- Llovet, Jordi, Teoría Literaria y Literatura Comparada, España, Barcelona: Editorial Ariel, S. A,
2005
- Riquer, M.;Valverde, J.M. Historia de la Literatura Universal. Tomo II, desde el Barroco hasta
nuestros días. Editorial GREDOS. 2018.

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