Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                
0% encontró este documento útil (0 votos)
22 vistas28 páginas

Dossier

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1/ 28

Dossier 

La filosofía de las matemáticas de Kant. Perspectivas


actuales y clásicas. Introducción
 
JAVIER FUENTES*
Universidad de Bonn, Alemania
LUIS PLACENCIA*
Universidad de Chile, Chile
 
Hasta hace no mucho fue un lugar común la idea de que la filosofía de las matemáticas
de Kant era una especie de pieza de museo. La enorme revolución que trajo consigo el
desarrollo de las matemáticas en el S. XIX – el siglo más revolucionario en la historia
de las matemáticas, con la posible excepción de la época heroica griega, según el gran
historiador de la matemática C. B. Boyer (1968, 496) – y comienzos del XX dejó atrás
irremediablemente el tipo de práctica que Kant conoció como “matemática”. A esta
revolución pertenecieron sin duda contribuciones que parecían poner en cuestión de
modo definitivo la idea que Kant tenía de la geometría y la aritmética, las
dos subdisciplinas de la matemática sobre las que más se expresó: las geometrías
no euclídeas, los espacios n-dimensionales, el desarrollo del proyecto logicista de Frege,
etc. En virtud de ello no llama para nada la atención el juicio que Bertrand Russell
presentaba en la Introducción a la filosofía matemática que se explicaba de la siguiente
forma el carácter demodé de la concepción de la inferencia matemática en Kant:
 
“Habiendo observado Kant que los geómetras de su tiempo no podían probar sus
teoremas por medio de un argumento sin ayuda, sino que requerían el apoyo de una
figura, inventó una teoría del razonamiento matemático de acuerdo con la cual la
inferencia no es nunca estrictamente lógica, sino que siempre requiere el apoyo de algo
llamado ‘intuición’. Todas las tendencias de la matemática moderna – con su creciente
persecución del rigor – han ido contra esta teoría” (Russell 1919, 145).[1]  
 
Este lugar común es hoy, para cualquier conocedor de la filosofía de las matemáticas de
Kant, al menos cuestionable. Lo anterior puede comprobarlo quienquiera que mire con
cierto cuidado las decenas de excelentes estudios sobre la filosofía de las matemáticas
de Kant que se han publicado en los últimos 50 años (cfr.
v.gr. Posy 1992; Posy & Rechter 2020). Según otro lugar común, fue el filósofo finés
J. Hintikka quien “fundó” (Posy) el estudio moderno de la filosofía de las matemáticas
de Kant. Esta idea suele referir al seminal trabajo “Kant on the mathematical method”,
publicado en The Monist el año 1967, que presentamos aquí, según nuestro entender,
por primera vez en castellano gracias a la traducción de Rafael Reyna. En este
trabajo, Hintikka propuso una novedosa interpretación de la noción de “intuición” según
la cual la nota de “singularidad” sería anterior a la de “inmediatez”, prestando especial
atención a un pasaje de la Jäsche-Logik (AA 09 91; § 1). Ello permitía interpretar la
función que jugaba la “intuición” en la prueba matemática en tanto base de la
“construcción”, no como una especie de “ayuda visual” que complementaba la
inferencia, sino más bien como un insumo crucial de un momento de la cadena
probatoria, sc. como base de la ékthesis, paso probatorio identificado por Proclo y
reinterpretado por Hintikka como “ejemplificación existencial”, i.e. como una regla de
inferencia válida en la lógica de predicados de primer orden.
Según como se ha relatado tradicionalmente el resurgimiento del estudio de la filosofía
de las matemáticas en el mundo angloparlante, probablemente la respuesta más
importante al trabajo de Hintikka sea aquella ofrecida por C. Parsons en su texto
“Kant’s philosophy of arithmetic”, traducido para este volumen por Edgar Valdez. En
este artículo, Parsons defiende una interpretación que es, en varios sentidos, opuesta a la
de Hintikka. Por un lado, Parsons invierte el orden de fundamentación de las notas de la
intuición, en la medida en que a partir de la nota de “inmediatez” se seguiría la de
“singularidad”, y, por otro lado, no interpreta estas notas en una clave lógica, tal
como Hintikka, sino más bien, como ha dado en llamarse, en una clave
“fenomenológica”, en la medida en que Parsons rescata el estrecho vínculo de la
intuición con la senso-percepción como un aspecto determinante de ésta.
Ahora bien, aunque es cierto que el estudio de Hintikka dio paso a un renovado interés
por la concepción de la matemática de Kant, especialmente en torno a nociones como la
de construcción (en torno a la cual gira el influyente paper de J. M. Young presentado
en castellano en este dossier gracias a la traducción de Efraín Lazos) o nociones
estrechamente ligadas como la de “definición” (que es objeto del interesante trabajo de
M. Capozzi, traducido por L. Pelegrín y L. Martínez), el trabajo de Hintikka construye
buena parte de su fortaleza sobre la labor previa del injustamente olvidado E. Beth, cuyo
trabajo “Sobre el ‘triángulo general’ de Locke” presentamos aquí en español, gracias a
la traducción de J. Fuentes. En este trabajo, Beth da cuenta de que al menos la
concepción precrítica de la inferencia matemática en el caso de Kant fue mucho más
cercana de lo que se creía a la concepción contemporánea, punto que sirvió de base a la
innovadora posición de Hintikka.        
Con todo, la discusión contemporánea en el ámbito de la filosofía de las matemáticas
kantiana se ha ampliado mucho más allá de las cuestiones relativas a la rectitud o
actualidad de la interpretación kantiana de la inferencia en esta ciencia. Prueba de ello
son los trabajos que se presentan aquí como muestra del vibrante estado de la discusión
en este plano en el ámbito de los estudios kantianos en el mundo iberoamericano. El
artículo de Luciana Martínez, por ejemplo, nos muestra la relevancia de la noción
matemática de “analogía” para la obra de Kant, así como sus múltiples significados. En
efecto, Kant habría entendido este término como mentando una especie de “semejanza
imperfecta” – significado que Martínez denomina “noción de sentido común de la
analogía” –, así como una noción en el ámbito de la lógica y otra en el ámbito de la
matemática. En el caso de la primera, se trataría de un tipo de inferencia similar a la
“inducción” que nos entregaría conclusiones no apodícticas, mientras que en el caso de
la segunda se trataría de la identidad de dos relaciones determinadas a partir del cociente
de sus números. La identidad de la relación permite determinar el cuarto elemento de la
relación dados los tres primeros, idea que parece estar a la base del uso de la noción de
“analogía” en la KrV. Con todo, como es bien sabido para el lector informado, dado que
en la filosofía no tratamos con magnitudes, entonces el uso de la expresión aquí se
refiere a relaciones cualitativas, i.e. aquí podemos establecer a priori, ya no un número
que construimos a partir de la relación de analogía, sino la relación entre el tercer y
cuarto elemento, sin que por ello podamos determinar este último.
La noción de analogía es crucial también para la interpretación que hace
André Rodrigues del concepto de “exponente”, que, de acuerdo con el autor, parece
estar a la base incluso de la “unidad cualitativa” mentada en la “deducción trascendental
de las categorías”. El “exponer” conceptos se presentaría como alternativa a la
“construcción” de los mismos, según interpreta Rodrigues a partir
del Duisburg Nachlass. Junto con la detallada presentación de la relevancia del
concepto de “exponente”, Rodrigues nos presenta un análisis de algunos aspectos de
autores centrales para la concepción de la filosofía de las matemáticas de Kant,
especialmente de Kästner. 
Por último, el texto de Javier Fuentes nos presenta otro de los aspectos en relación con
los que la filosofía de las matemáticas de Kant ha permitido recientemente
ampliaciones, sc. la discusión de la ontología que enseña la filosofía crítica. Lo anterior
posee vínculos con la discusión propiciada por Hintikka. En efecto, si la construcción en
la intuición, necesaria para la prueba en matemáticas es interpretable como
“ejemplificación existencial”, entonces la prueba matemática contiene enunciados
existenciales. Con todo, Fuentes discute con evidencia textual sólida la idea de que para
Kant los objetos matemáticos, así como la intuición pura, “existan”. Ellos serían más
bien, una forma de entia imaginaria.    
Además de artículos clásicos, también se incluyen en este dossier traducciones de textos
de Kant sobre las matemáticas. El primero de ellos corresponde a sus Reflexionen sobre
matemáticas, contenidas en las páginas 3-61 del volumen XIV de la Edición Académica
(AA), las cuales han sido traducidas por el equipo conformado por L. Pelegrín,
M. Lerman, F. Montero, T. Iovine y L. Martínez. Estas Reflexionen se caracterizan por
la variedad de los temas que abordan, entre los cuales se pueden mencionar las
construcciones de distintos objetos matemáticos, tales como polígonos regulares y
cantidades no discretas, y la doctrina de la definición, en relación al círculo y al
problema de las paralelas dentro del marco del quinto postulado de Euclides. El segundo
texto, traducido por E. Lazos, corresponde a Über Kästners Abhandlungen, en donde
Kant responde a las críticas contra su concepción de las matemáticas planteadas por el
matemático Abraham Gotthelf Kästner (1719–1800). Estas objeciones fueron
publicadas en el Philosophisches Magazin (1788–1792), fundado por
Johann August Eberhard (1739–1809), quien se convirtió en uno de los principales
críticos de Kant desde la así llamada “filosofía leibnizo-wolffiana”. Las respuestas de
Kant a estas objeciones tienen una enorme relevancia, dado que allí se profundiza sobre
algunos aspectos de su concepción de la matemática que en sus textos más conocidos no
son abordados en detalle. Estos temas se enfocan, principalmente, en la naturaleza del
espacio, por ejemplo, tanto en relación con la distinción entre la consideración del
espacio según un punto de vista metafísico o uno geométrico, como en relación con el
carácter infinito del mismo.
 

 
El presente dossier busca ser un aporte a los estudios kantianos en lengua española.
Intentamos reunir en él, junto con una muestra del trabajo de jóvenes especialistas en
filosofía de las matemáticas kantianas del mundo iberoamericano, traducciones de un
conjunto de textos clásicos así como de fuentes kantianas que, esperamos, sean de
utilidad para el futuro estudio de este ámbito del pensamiento de Kant en lengua
española. Quisiéramos agradecer a los traductores así como a los autores por la
excelente labor que han realizado.
 
Bibliografía
 Dossier La filosofía de las matemáticas de Kant. Perspectivas actuales y clásicas. Introducción |
Fuentes | Con-Textos Kantianos. International Journal of Philosophy

BOYER, C. (1968) A history of mathematics. New York: Wiley


POSY, C. (ed.) (1992): Kant’s philosophy of mathematics. Dordrecht: Kluwer.
POSY, C. & RECHTER, O. (eds.) (2020): Kant’s philosophy of mathematics.
Cambridge: CUP.
RUSSELL, B. (1919): Introduction to mathematical philosophy. London: George Allen
& Unwin.
www.apuntesycursos.com/kant-y-las-matematicas.html
El texto a comentar pertenece al prólogo a la 2ª edición de la Crítica a la razón
pura publicada en 1787.
Kant (1724-1804) había publicado la primera edición de la Crítica de la razón pura en 1781
(conocida como edición A), pero a raíz de ciertas críticas recibidas y de sus propias
reflexiones acerca de lo tratado en ella, decidió publicar una segunda edición en 1787
(conocida como edición B) que rectificase algunos de los planteamientos y formulaciones
contenidos en la primera. El prólogo a la segunda edición es una breve síntesis de toda
la obra, en la que nos explica cuáles eran sus propósitos al escribirla, en qué medida cree
que se han cumplido y a qué resultados ha llegado. La CPR es la obra capital de Kant, que
influye en el pensamiento alemán como teoría evolutiva del conocimiento. Se cuestiona si
la metafísica es o no ciencia,o dicho de otro modo, si son posibles los juicios sintéticos a
priori. Por ello, Kant somete a crítica las facultades de la razón.
Kant en esta obra cuestiona, frente a los seguidores de la metafísica dogmática, si la
metafísica es o no ciencia y para ello someterá a crítica a la propia razón. Otro de los
propósitos es rescatar a la metafísica del descrédito en el que ha caído y el modelo a
seguir será el de las ciencias físico-matemáticas. Para todo ello se servirá de un cambio de
método conocido como giro copernicano.
La obra se divide en Doctrina Trascendental de los elementos que a su vez se divide en
“Estética Trascendental” que estudia las formas a priori de la sensibilidad y “Lógica
Trascendental” que estudia las formas puras a priori del entendimiento y la razón. Este a
su vez se divide en “Analítica Trascendental” y “Dialéctica Trascendental”. La otra parte es
la Doctrina Trascendental del método, dividida a su vez en los siguientes capítulos:
“Disciplina de la razón pura” (no confundir las matemáticas, la física…), “Canon de la razón
pura” (diferencia entre el interés y el uso teórico-práctico de la razón), “Arquitectónica de la
razón pura” (carácter sistemático de la razón) e “Historia de la razón pura” (implantación
histórica de la razón).
La obra de Kant suele dividirse en dos periodos: periodo precrítico y periodo crítico. En el
periodo precrítico, Kant publicó gran número de tratados sobre temas de física, geografía,
astronomía y filosofía, se nota en ellos la influencia del racionalismo de Leibniz y Wolff, del
que Kant se alejó poco a poco, y de la física de Newton. Sus principales obras
son: Pensamientos sobre la verdadera valuación de las fuerzas vivas (1747);
Historia Natural y teoría del cielo (1755);
Observaciones sobre el sentimiento de lo bello y lo sublime (1764);
Sueños de un visionario explicados por los sueños de la metafísica (1766); La Dissertatio (1770).
En el perido crítico, Kant,  se encontraba en posesión de lo esencial de la filosofía crítica.
Durante casi diez años, meditó y desarrolló su sistema sin publicar nada. A partir de 1781
aparecieron una tras otra sus obras principales: Las tres críticas y las obras que se
relacionan con éstas:
Crítica de la Razón pura (1781, 1787); Prolegómenos a toda metafísica futura (1783);
Fundamento de la metafísica de las costumbres (1785); Crítica de la Razón práctica (1788);
Crítica del juicio (1790); La religión dentro de los límites de la simple razón (1793); Antropología
(1798); Lecciones de Lógica (1800); Opus postumum (Edición por E. Adickes 1920).
4.2 El pensamiento del autor en la historia de la filosofía y/o su época
histórica

El contexto histórico de Kant está situado en el siglo XVIII, y más exactamente en la época
que va desde la revolución inglesa de 1688 hasta la revolución francesa de 1789. Se
presenta como una época en la que se desarrolló la conciencia de estar empezando una
nuevo período en el que la razón y la ciencia iluminarían por fin al hombre.

De ahí que esta época reciba el nombre de Ilustración por toda Europa. [El idealismo
trascendental de Kant será una de las obras fundamentales de dicho momento en la
historia europea. Y así como la Ilustración consuma el giro antropocéntrico iniciado en el
Renacimiento, no es extraño que el propio Kant resuma en la pregunta ¿qué es el
hombre? las tres dimensiones fundamentales de su obra: el conocimiento, la acción moral
y la esperanza racional. ]

El proyecto de Kant para el hombre y la sociedad viene expresado en su Respuesta a la


pregunta ¿qué es la Ilustración?, de 1784. Para el autor, la Ilustración es «la salida del
hombre de su autoculpable minoría de edad». Consistía ésta en su incapacidad para
guiarse por su propia razón sin tener que recurrir a otra instancia u otro guía. El propio
hombre era culpable de esta falta de autonomía por su escasa decisión y su comodidad.
En este sentido, el lema de la Ilustración era: «Ten el valor de servirte de tu propio
entendimiento». El mayor obstáculo que encontraba Kant en relación con este proyecto
era el que afectaba a las cuestiones religiosas, puesto que en todo lo relacionado con las
ciencias y las artes, los gobernantes no solían ejercer ninguna influencia negativa sobre el
pueblo. De aquí que Kant reconociera que su época era «el tiempo de la Ilustración o el
siglo de Federico», refiriéndose a Federico II, rey de Prusia, mecenas de las artes y de las
ciencias e impulsor de la educación básica durante todo su reinado.
Uno de los móviles del pensamiento ético de Kant fue posiblemente la controversia entre la
predestinación y la voluntad libre del hombre -lo que llamará buena voluntad-, derivada de
la polémica entre Lutero, Calvino y la Iglesia católica, que comenzó en el siglo XVI y duró
hasta el siglo XVIII.

Lutero defendía que la salvación del hombre no dependía del mérito de sus acciones, sino
del don incondicional de la gracia divina. (Importantes intelectuales tuvieron formación
luterana, como, por ejemplo, Bach, Hegel y Kierkegaard). Calvino, por su parte, creía en la
predestinación, esto es, en que Dios había elegido a algunas personas a las que salvaría,
mientras que otras estarían ya destinadas a la condenación eterna. Kant, de educación
pietista, creía inicialmente en el poder de los milagros y en que Dios podía intervenir en la
historia variando el destino del hombre, lo cual iba en contra de la tesis calvinista de la
predestinación. El racionalismo creía en la libertad de la voluntad, pero la hacía depender
de un ser superior. Kant postulará la libertad como necesaria y como característica propia
del ser racional. Será la que podrá generar una voluntad buena y la que podrá dotar de
valor moral a la vida del hombre.

Para finalizar, señalemos que el pensamiento kantiano ocupa el centro de la filosofía


moderna y tuvo una gran influencia en su tiempo y en la filosofía posterior. Así, nos
encontramos con la salida a las limitaciones establecidas por Kant del Idealismo absoluto
(Fichte, Schelling y Hegel), la metafísica de la Voluntad de Schopenhauer, la crítica
nietzscheana a Kant, el movimiento neokantiano, el raciovitalismo de Ortega y Gasset, etc.

Etiquetas: Modelo de kant, Opinion critica de kant, Opinión Kant, Opinion personal kant critica a


la razon pura, Periodo critico de kant, Teoria de la critica a la razon pura de Kant, Valoracion
critica de kant, Valoracion kant

--------

Kant sobre el método matemático


JAAKKO HINTIKKA
Universidad de Boston, USA
(Traducción de Rafael Reyna Fortes*)

            1. EL MÉTODO MATEMÁTICO SE RESUELVE EN CONSTRUCCIONES

De acuerdo con Kant, “el conocimiento matemático es el conocimiento obtenido por la


razón a partir de la construcción de conceptos”. En este artículo, haré algunas
sugerencias acerca de cómo debe entenderse esta caracterización del método
matemático.

            La caracterización es dada al final de la Crítica de la razón pura, en el primer


capítulo de la Doctrina trascendental del método (A713/B741).[1] En este capítulo, Kant
da una serie de observaciones adicionales sobre el asunto del método matemático. Estas
consideraciones no han sido examinadas con suficiente atención por la mayoría de los
estudiosos de los escritos de Kant. Frecuentemente, han sido tratadas como un tipo de
apéndice a las teorías más conocidas de Kant respecto a espacio y tiempo, presentadas
en la Estética trascendental. En este artículo, también quiero llamar la atención sobre el
hecho de que la relación de las dos partes de la primera crítica es, en gran medida,
notablemente diferente de su concepción más habitual.
            Para volver a la caracterización kantiana: el primer término importante que
contiene es la palabra ‘construcción’. Este término es explicado por Kant al decir que
construir un concepto es lo mismo que exhibirlo, a priori, en una intuición que
corresponde al concepto.[2] Construcción, en otras palabras, es equivalente a la
transición de un concepto general a una intuición que representa el concepto, dado que
esto se hace sin recurrir a la experiencia.

            2. UNA INTERPRETACIÓN CORRIENTE DE LAS CONSTRUCCIONES


KANTIANAS

¿Cómo debe entenderse este término ‘construcción’? No es sorprendente encontrarlo en


una teoría de las matemáticas, ya que fue, en tiempos de Kant, un uso establecido en, al
menos, una parte de las matemáticas y, en particular, en geometría. Es, por tanto,
natural, asumir que lo que Kant tiene en mente en primer lugar en el pasaje citado con
anterioridad, son las construcciones de los geómetras. También puede parecer plausible
decir que la referencia a la intuición en la definición de la construcción está pensada
para preparar la base para la justificación del uso de tales construcciones, que Kant da
en la estética trascendental. ¿Qué garantía hay, si la hubiera, de asegurar que las
construcciones matemáticas son siempre posibles? Newton había encontrado la única
fundamentación de las construcciones geométricas en lo que él llamó ‘práctica
mecánica’ (ver el prefacio de los Principia). Pero, si esto es así, entonces, la certeza de
la geometría no es mayor que la certeza de la mera práctica mecánica. Puede parecer
natural que la apelación kantiana a la intuición sea designada para proveer de una mejor
fundamentación a las construcciones geométricas. Kant parecería estar diciendo que no
hay necesidad de construir una figura sobre un trozo de papel o en una pizarra. Todo lo
que tenemos que hacer es representar la forma en cuestión por medio de la imaginación.
Este procedimiento estaría justificado por el resultado de la estética trascendental, si es
que éste puede ser aceptado. Ya que lo que se ha mostrado de modo manifiesto es que
todas las relaciones geométricas son dependientes de la estructura de nuestra
sensibilidad (nuestro aparato perceptivo, si preferimos el término); por esta razón,
pueden ser representados completamente en la imaginación sin ayuda de las
impresiones sensibles.

            Esta interpretación es la base de una crítica frecuente a la teoría kantiana de las


matemáticas. Se dice, o es dado por hecho, que en matemáticas se puede prescindir de
las construcciones en el sentido geométrico de la palabra. Todo lo que tenemos que
hacer aquí es desarrollar ciertos argumentos lógicos que pueden ser completamente
formalizados en términos de la lógica moderna. La única razón por la que Kant pensó
que la matemática se basa en el uso de la construcción fue que las construcciones eran
necesarias en la geometría elemental de su tiempo, derivada, en la mayoría de los casos,
casi directamente de los Elementa de Euclides. Pero esto fue solo una característica
accidental de ese sistema geométrico, y lo fue a causa de que el conjunto de los axiomas
y postulados de Euclides era incompleto. Para probar todos los teoremas que Euclides
quería probar era, por tanto, insuficiente desarrollar un argumento lógico. Él tenía que
preparar un diagrama o figura de modo que él pudiera apelar tácitamente a nuestra
intuición geométrica que, de este modo, podría suplir las asunciones latentes que él
había omitido. Se afirma, por tanto, que la teoría kantiana de las matemáticas surge al
tomar como un rasgo esencial de toda la matemática algo que sólo era una consecuencia
de un defecto en la axiomatización particular de la geometría euclidiana.[3]

            Esta interpretación, así como las críticas basadas en ella, no es irrelevante como
objeción a la completa teoría kantiana del espacio, del tiempo y de las matemáticas tal y
como aparece en la Estética Trascendental. Me parece, sin embargo, que no hace
justicia al modo en que Kant llegó realmente a su teoría. No da cuenta suficientemente
de las consideraciones precríticas de la matemática, e incluso parece fallar a la hora de
dar sentido a los argumentos por medio de los cuales Kant intentó probar su teoría. Por
tanto, no nos da la posibilidad de exponer completamente los verdaderos argumentos de
Kant sobre espacio, tiempo y matemáticas, o criticarlos con justicia. No es tanto falso
como estrecho.

            3. LA NOCIÓN KANTIANA DE INTUICIÓN

Empezamos a tomar en consideración la insuficiencia de la anterior interpretación


cuando examinamos la noción de construcción más en detalle. La definición de este
término hace uso de la noción de intuición. Tenemos que preguntar, por tanto: ¿qué
pretendía decir Kant con el término ‘intuición’? ¿Cómo definió él ese término? ¿Cuál es
la relación de esa noción de intuición con lo que estamos acostumbrados a asociarle?

            La interpretación que he bosquejado brevemente antes asimila la noción


kantiana de una intuición a priori a lo que podemos llamar imágenes mentales. Intuición
es algo que puedes poner ante los ojos de la mente, algo que puedes visualizar, algo que
puedes representar a tu imaginación. Este no es, sin embargo, para nada el significado
básico que Kant mismo quiso dar a la palabra. De acuerdo con su definición, presentada
en el primer parágrafo de sus lecciones de lógica, toda idea particular, a diferencia de
los conceptos generales, es una intuición. En otras palabras: todo lo que en la mente
humana representa un individuo es una intuición. No hay, podría decirse, nada de
‘intuitivo’ en las intuiciones así descritas. La ‘intuitividad’ [o el carácter
intuitivo] significa, simplemente, individualidad.[4]

            Por supuesto, sigue siendo verdadero que más tarde, en su sistema, Kant llegó a
hacer intuitivas las intuiciones de nuevo, y lo hace, en particular, arguyendo que todas
nuestras intuiciones humanas están vinculadas a la sensibilidad, es decir, con nuestra
facultad de percepción sensible. Pero tenemos que mantener en la mente que esta
conexión entre intuiciones y sensibilidad no fue tomada por Kant como una mera
consecuencia lógica de la definición de intuición. Al contrario, Kant insiste a lo largo de
toda la Crítica de la razón pura, que no es impensable que otros seres puedan tener
intuiciones por medio de otros sentidos.[5]

            La conexión entre sensibilidad e intuición era, para Kant, algo que debía ser
probado, y no algo que deba ser asumido.[6] Las pruebas que él dio para asumir esta
conexión (en el caso de los seres humanos) son presentadas en la Estética
Trascendental. Por tanto, estamos en nuestro derecho de asumir la conexión entre
sensibilidad e intuiciones solo en aquellas partes del sistema kantiano que son
lógicamente posteriores a la Estética Trascendental.

            4. LA PRIMACÍA SISTEMÁTICA DE LA TEORÍA KANTIANA DEL


MÉTODO MATEMÁTICO

Mi principal sugerencia para una interpretación de la teoría kantiana del método


matemático, como la presentada al final de la primera Crítica, es que esta teoría no es
posterior, sino más bien sistemáticamente previa a la Estética Trascendental. Si esto es
así, se sigue que, dentro de esta teoría, el término ‘intuición’ debería ser tomado en el
sentido ‘no intuitivo’ que Kant le dio al definir esta noción. En particular, la
caracterización kantiana de las matemáticas como basadas en el uso de las
construcciones tiene que ser tomada como queriendo decir meramente que, en
matemáticas, uno está todo el tiempo introduciendo representaciones particulares
(particular representatives) de conceptos generales, y desarrollando argumentos en los
términos de tales representaciones particulares, argumentos estos que no pueden ser
desarrollados solamente por medio de conceptos generales. Puesto que, si la
metodología de las matemáticas kantiana es independiente de sus pruebas para conectar
intuiciones y sensibilidad en la Estética, e incluso antes de ella, entonces, no tenemos
dentro de la teoría kantiana del método matemático ninguna justificación en absoluto
para asumir una conexión tal. Es decir, ninguna justificación para dar a la noción de
intuición otro significado que el que le da Kant por medio de su propia definición.

            Hay, de hecho, muy buenas razones para concluir que la discusión del método
matemático en la Doctrina del método es previa y presupuesta por la discusión kantiana
típicamente crítica del espacio y el tiempo en la Estética Trascendental. Uno de ellos
debería ser suficiente: en Prolegomena, en el trabajo en el cual Kant quiso dejar clara la
estructura de su argumento, él apela explícitamente a sus discusiones de la metodología
de las matemáticas al final de la Crítica de la razón pura al comienzo y durante el
argumento que corresponde a la Estética Trascendental, haciendo así explícita la
dependencia de la última sobre la primera. Esto ocurre tanto cuando Kant discute la
sinteticidad de las matemáticas (Prol. AA: IV, 272) como cuando discute su carácter
intuitivo (Ibidem, 282; cf. p. 266).
            Otra razón persuasiva es que, en momentos decisivos de la Estética
Trascendental, Kant por intuiciones quiere decir precisamente lo que su propia
definición nos dice. Por ejemplo, él argumenta como sigue acerca del espacio: “El
espacio no es… Un concepto de relaciones de cosas en general, sino una intuición pura.
Ya que… nos podemos representar solo un espacio… El espacio es, esencialmente, uno;
su multiplicidad y, por tanto, también el concepto universal de espacios, depende
solamente de la introducción de limitaciones. Por consiguiente, se sigue que una…
intuición subyace a todos los conceptos de espacio” (A24-25 = B39). Aquí, el carácter
intuitivo es inferido directamente de la individualidad, y no quiere decir otra cosa que la
última.

            5. LA PRIMACÍA HISTÓRICA DE LA TEORÍA KANTIANA DEL MÉTODO


MATEMÁTICO

Pero me temo que, a pesar de las excelentes razones que pueda haber para revertir el
orden de la exposición kantiana en la primera Crítica, y para poner antes de la Estética
Trascendental la discusión de las matemáticas en la Methodenlehre, mis lectores
podrían estar aún poco convencidos de ellas. ¿Pudo Kant realmente no haber querido
decir nada más que esto con su caracterización del método matemático? ¿Pudo él haber
pensado que el hecho de que los matemáticos hagan uso de casos especiales de
conceptos generales, mientras que los filósofos no, sea una peculiaridad importante del
método de los matemáticos, a diferencia del método de los filósofos? ¿No es sugerir
esto llevar la definición kantiana de intuición demasiado lejos?

            Pienso que la respuesta a esto es que hubo un tiempo en el que Kant creyó que
una de las principales particularidades del método matemático es considerar
representaciones particulares de conceptos generales.[7] Este punto de vista fue
presentado en el texto precrítico premiado de 1764. Su interpretación es bastante
independiente de los escritos críticos kantianos. En particular, la formulación de esta
teoría precrítica de Kant no involucra para nada la noción de intuición. Se sigue, por
tanto, que la idea del método matemático como basado en el uso de conceptos
generales in concreto, es decir, en la forma de instanciaciones individuales, era el punto
de partida de las consideraciones más elaboradas de las matemáticas. Si la lectura que
sugiero de la caracterización kantiana de las matemáticas es o no exhaustiva, esto es, si
intuición allí significa o no algo más que una idea particular, en cualquier caso, esta
lectura es la única desde la que tenemos que empezar a intentar entender las
consideraciones kantianas sobre la matemática.

            Es útil observar en este punto que la lectura de Kant que estoy sugiriendo no es
enteramente incompatible con la otra interpretación más tradicional. Por un lado, una
imagen mental completamente concreta representa un particular y, por tanto, una
intuición en el sentido de la definición más amplia. Por otro lado, las instanciaciones
particulares de conceptos generales son frecuentemente más fáciles de tratar que los
conceptos generales mismos; son mucho más intuitivos, en el sentido ordinario de la
palabra, que los conceptos generales. Las dos interpretaciones no están en desacuerdo
de manera tan amplia a como pudiera parecer a primera vista. Lo que realmente las hace
distintas es si Kant tuvo alguna vez en mente, además de las intuiciones ‘habituales’, en
el sentido de representaciones mentales o imágenes, otros entes individuales que son
efectivamente usados en argumentos matemáticos. Pienso que esto es algo que debemos
tomar en consideración.

            6. KANT SOBRE EL ÁLGEBRA

De hecho, si miramos más de cerca a la verdadera teoría de las matemáticas tal y como
se presenta en el final de la Crítica de la razón pura, veremos que algunas cosas se nos
hacen más obvias si tenemos en mente la noción de intuición como una idea particular
en contraposición a los conceptos generales. Habitualmente, se lee la teoría kantiana del
método matemático a la luz de lo que él dice en la Estética Trascendental. En otras
palabras, se lee ‘intuición’ como si significara una ‘representación mental’ o ‘una
imagen ante el ojo de nuestra mente’, o algo de este género. Pero entonces se hace muy
difícil entender por qué Kant se refiere al álgebra y a la aritmética como basadas en el
uso de la intuición. La utilidad de usar los símbolos algebraicos no es, ciertamente,
proveernos a nosotros mismos con imágenes o representaciones mentales más vívidas.
Los académicos han intentado reconciliar las afirmaciones de Kant sobre el álgebra y la
aritmética con sus doctrinas críticas tal y como aparecen en la Estética Trascendental. El
resultado de estos intentos es recogido adecuadamente, pienso, por el Profesor C. D.
Broad, en un conocido ensayo sobre ‘la teoría kantiana del razonamiento matemático y
filosófico’, donde él dice que “Kant no ha dado en absoluto una teoría del razonamiento
algebraico”.[8] Esto es, en mi opinión, completamente correcto si leemos la descripción
kantiana del método matemático a la luz de lo que él dice en la Estética Trascendental.
Pero entonces, la idea de Broad se vuelve, me parece, casi una reductio ad absurdum de
la asunción de que la Estética Trascendental es, en la mente de Kant, lógicamente previa
a la discusión de las matemáticas del final de la primera Crítica. Ya que, en esta
asunción, las afirmaciones que Kant hace sobre aritmética y álgebra no son solo
privadas de su verdad, sino también de su significado. Si la Estética Trascendental fuera
lógicamente previa a la metodología kantiana de las matemáticas, se haría
completamente incomprensible lo que realmente Kant podría haber querido decir con
sus afirmaciones sobre aritmética y álgebra que tan obviamente están en desacuerdo con
sus teorías profesadas.

            Por otro lado, si asumimos que por ‘intuición’ Kant solo quiso referirse a una
representación de un individuo cuando él trataba sobre aritmética, un número de cosas,
aunque no necesariamente todas, se vuelven obvias. Si podemos asumir que los
símbolos que usamos en álgebra sirven como números individuales, entonces se vuelve
trivialmente verdadero decir que el álgebra está basada en el uso de intuiciones, es decir,
en el uso de representaciones de individuos, a diferencia de conceptos generales. Al fin
y al cabo, las variables del álgebra elemental comprenden los números y no toman los
predicados de los números como sus valores sustitutivos, como sí podrían hacer las
variedades de la silogística formalizada. Entonces, podemos también entender lo que
Kant tenía en mente cuando llamó construcciones a las operaciones algebraicas, tales
como la suma, la multiplicación y la división. ¿Qué ocurriría si, al combinar nosotros en
álgebra dos letras, a y b, con un signo funcional, digamos f o g o + o · o :, obteniendo
así una expresión como f(a, b) o g(a, b), o a+b, a·b o a:b? Esas expresiones,
obviamente, hacen referencia a números individuales o, más generalmente, a
magnitudes individuales, habitualmente, a individuos diferentes a los que hacían
referencia a y b. Lo que ha pasado, por tanto, es que hemos introducido una
representación para un nuevo individuo. Y una tal introducción de representaciones para
nuevos individuos, es decir, nuevas intuiciones, era justo lo que, de acuerdo con la
definición kantiana, ocurre cuando construimos algo. Se puede decir que los nuevos
individuos representan los conceptos ‘la suma de a y b’, ‘el producto de a y b’, etc.

            Las afirmaciones de Kant sobre el álgebra, por tanto, adquieren un significado


natural bajo una interpretación, muy distinto al de la cuestión de si este significado es
reconciliable, en último término, con lo que Kant dice en la Estética Trascendental.
Podríamos decir que el propósito del uso de Kant del término ‘intuición’ en este punto
es decir que el álgebra es nominalista en el sentido de Quine: el único valor aceptable de
las variables son individuos.

            7. KANT SOBRE LAS ECUACIONES ARITMÉTICAS

Las afirmaciones de Kant sobre aritmética presentan un problema algo más complicado.
No las trataré aquí completamente, aunque se podría mostrar que estas se alinean con la
interpretación que estoy sugiriendo. Solo hay un punto que quiero tratar aquí.

            En el caso de la aritmética de números pequeños, tales como 7, 5 y 12, la lectura


ordinaria de las afirmaciones de Kant no es implausible. Lo que Kant parece estar
diciendo es que para establecer que 7+5=12 tenemos que visualizar los números 7, 5 y
12 por medio de puntos, dedos o alguna otra ilustración adecuada, de modo que
podamos inmediatamente percibir la ecuación deseada. Él incluso llega a decir que las
ecuaciones como 7+5=12 son inmediatas e indemostrables (A164 B204). Esto no es
fácil de reconciliar con el hecho de que Kant, en cualquier caso, describió un
procedimiento que sirve, le podamos llamar o no prueba, para establecer la verdad de la
ecuación en cuestión, y que él dijo que su interpretación se hace más natural al aplicarse
a números grandes (B16). Espero ser capaz de mostrar más tarde lo que Kant quiso
decir al afirmar que las ecuaciones como 7+5=12 son ‘inmediatas’ e ‘indemostrables’.
Él no pretendió decir que la ecuación puede ser establecida sin un argumento que
podríamos llamar una prueba. ‘Inmediatas’ e ‘indemostrables’ no servían para distinguir
percepciones inmediatas de un argumento articulado, sino para distinguir una cierta
subespecie de argumentos particularmente claros de otro tipo de pruebas. La
interpretación ordinaria de la teoría kantiana, por tanto, yerra aquí también. Intentaré
más tarde echar un vistazo a la interpretación correcta.

            8.  EUCLIDES COMO PARADIGMA PARA KANT

Un buen modo de llegar a entender la teoría kantiana de las matemáticas es preguntar:


¿cuáles eran los paradigmas sobre los cuales fue modelada esta teoría? El paradigma
más obvio y, de hecho, uno reconocido por el propio Kant, era el sistema euclidiano de
la geometría aritmética.[9] Al comienzo de este trabajo vimos que una crítica habitual de
la teoría kantiana de las matemáticas está basada en una comparación entre la teoría de
Kant y el sistema de Euclides. Sin embargo, me parece que no es suficiente dar una
vaga comparación general. Es mucho más útil preguntar con precisión la presentación
de Euclides en la que Kant estaba pensando en su teoría. En vista de la interpretación de
la noción kantiana de intuición que he sugerido, la cuestión cambia: ¿hay algo en
particular en el procedimiento de Euclides que apoye la idea de que las matemáticas
están basadas en el uso de instancias particulares de conceptos generales?

            Es fácil ver que sí lo hay. Ya que, ¿cuál es la estructura de una proposición en
Euclides? Habitualmente, una proposición consiste en 5 (o algunas veces, 6) partes.
[10]
 Primero hay una enunciación de una proposición general. Por ejemplo, en la
proposición 20 de los Elementa: “en cualquier triángulo, dos lados tomados de
cualquier modo, son más grandes que el restante.” Esta parte de la proposición fue
llamada la πρότασιϛ.

            Sin embargo, Euclides nunca hace nada solamente sobre la base de la


enunciación. En toda proposición, él primero aplica el contenido de la enunciación a la
figura particular que él asume que debe trazarse. Por ejemplo, después de haber
enunciado la proposición 20, Euclides continúa diciendo: “sea un triángulo ABC. Yo
digo que en un triángulo ABC, dos lados tomados de cualquier manera son más grandes
que el restante, a saber, BA y AC son más grandes que BC; AB y BC más grandes
que CA; BC y CA más grandes que AB.” Esta parte de la proposición euclidiana era
llamada exposición o ecthesis (ἔκθεσιϛ, en latín, expositio). Quizá no es un accidente
que Kant usara el equivalente alemán para exponer (Darstellen) al explicar su noción de
construcción, y que él usara el término exposición para un proceso análogo al de la
construcción matemática.

            La exposición o ecthesis está estrechamente relacionada a lo siguiente, o la


tercera parte de la exposición euclidiana, la construcción auxiliar. Esta parte era
frecuentemente llamada la preparación o aparato (κατασκευή). Consistía en afirmar
que la figura construida en la exposición debía ser completada dibujando ciertas líneas,
puntos y círculos adicionales. En nuestro ejemplo, la preparación se lee como si:
“sea BA trazado a través del punto D, sea DA hecho igual a CA, y séale unido DC.”

            La construcción era seguida por la apodeixis (ἀπόδειξιϛ) o prueba, propiamente.


En la prueba no se desarrollaban consideraciones adicionales, lo que ocurría era que
eran extraídas una serie de inferencias en relación con la figura que debía ser
introducida en la exposición, y completada en la construcción auxiliar. Estas inferencias
hacían uso (1) de axiomas, (2) de anteriores proposiciones, y (3) de las propiedades de
la figura que se siguen del modo en que fue construida.

            Después de alcanzar la conclusión deseada sobre la figura particular, Euclides


volvía de nuevo a la enunciación general, diciendo, por ejemplo, ‘por tanto,
en cualquier triángulo, … etc.’.

            9. ‘ECTHESIS’ COMO UN PARADIGMA DE LA CONSTRUCCIÓN


KANTIANA

Cuando esta estructura de una proposición euclidiana se compara con la noción kantiana
del método matemático, el acuerdo es obvio. La idea de Kant de la geometría era, puede
decirse, euclidiana en más de un sentido de la palabra. Cuando Kant dice que el método
de los matemáticos es siempre considerar conceptos generales in concreto, en una
aplicación particular, él tiene en mente el proceso de exhibición o ecthesis de una
proposición euclidiana, donde una proposición geométrica general es ‘mostrada’ o
‘exhibida’ por medio de una figura particular. Esto debe su origen a los ejemplos por
medio de los que Kant explica su teoría del método matemático. Él dice que la
superioridad del método matemático sobre el filosófico en geometría yace en el hecho
de que el matemático puede trazar figuras reales y desarrollar pruebas a partir de tales
figuras. Por ejemplo, si un filósofo (qua filósofo) intenta probar que la suma de los
ángulos internos de todo triángulo es igual a dos rectos, se limita, dice Kant, a analizar
los conceptos de ‘línea recta’, ‘ángulo’ y ‘tres’, y es incapaz de llegar a ningún lado. Un
matemático, en cambio, puede trazar una figura de un triángulo, completarla por medio
de construcciones adicionales (es decir, introducir en el argumento nuevas líneas,
círculos… etc. adecuadas). Y, de este modo, hacer obvia la proposición que ha de ser
probada. (Véase A716-717/B744-745).[11]

            Este ejemplo muestra que, además de la exposición o ecthesis de una


proposición euclidiana, Kant también tenía en mente la parte de la proposición que
sigue a la ecthesis, es decir, la preparación o aparato. La exhibición y la preparación
eran las dos partes de una proposición euclidiana donde las construcciones se realizaban
en el sentido habitual de la palabra; y hemos visto que esas dos partes eran también las
únicas en las cuales se requerían construcciones en el sentido abstracto de la palabra, es
decir, donde se introducían nuevos puntos individuales, líneas… etc. Dentro de la
geometría, la noción kantiana de construcción coincide con el uso ordinario de
‘construcción’.

            Este resultado de nuestra comparación entre Kant y Euclides apoya lo que


dijimos anteriormente. Muestra que la noción kantiana de construcción se corresponde
con un caso especial de la noción geométrica habitual de construcción. Ahora bien, las
construcciones de tipo geométrico no tienen que tener lugar en la mente humana. En
general, se desarrollan en un trozo de papel o en la pizarra. Lo común a todas estas
construcciones es que se introducen nuevas líneas, puntos o círculos. Si esas entidades
geométricas son pensadas como individuos, ellas encajan dentro de la definición general
kantiana de una intuición. No hay necesidad, por tanto, de asumir que las construcciones
de la geometría significan para Kant algo más de lo que somos capaces de llamar
construcción.

            Pero esto no es todo lo que podemos sacar de esta comparación. Si echamos un


vistazo algo más de cerca a la relación entre la teoría kantiana del método matemático y
la práctica de Euclides, la relación permite sugerir varias consideraciones de la teoría
kantiana. Aquí solamente mencionaré algunas de ellas.

            10. MÉTODOS ANALÍTICO Y SINTÉTICO

En geometría existe una antigua distinción entre dos tipos de método. Por un lado, está
el método de asumir un resultado deseado que debe ser alcanzado, por ejemplo, cuando
asumimos que hemos tenido éxito al realizar la construcción deseada en el sentido
ordinario de ‘construcción’. A partir de estas asunciones, uno argumenta, entonces, por
decirlo de algún modo, ‘hacia atrás’, [es decir,] hacia las condiciones sobre las cuales
son posibles estas construcciones, así como hacia los modos en que pueden efectuarse.
Esto se llama ‘método analítico’. Algunas veces se ha adscrito a Platón, pero no fue
empleado explícita y sistemáticamente a gran escala hasta la geometría analítica de
Descartes, cuyo mismo nombre se deriva del método ‘analítico’ en cuestión. El otro
método era el sintético. Al aplicarlo, uno intenta efectuar el resultado deseado, por
ejemplo, cuando hacemos una construcción deseada al desarrollar, efectivamente, la
construcción. Lo que distingue ambos métodos es, por tanto, hablando ampliamente, el
hecho de que en el método analítico no se hacen construcciones, mientras que el método
sintético se basa en el uso de las construcciones reales.[12]

            Kant indica que lo que hace sintéticas a las matemáticas en general y a la


geometría en particular es el uso de las intuiciones, es decir, el uso de las
construcciones. Hemos visto que esta noción de construcción coincide, en geometría,
con el uso matemático ordinario del término ‘construcción’. Lo que esto significa,
entonces, es que la distinción kantiana entre método analítico y sintético está modelada,
al menos dentro de las matemáticas, por el empleo de los matemáticos que era habitual
en esa época. (Los matemáticos hoy en día aún hablan de geometría sintética
refiriéndose a aquella geometría que se pone en marcha a partir del uso y el estudio de
las construcciones geométricas). Esta sugerencia se apoya en los propios comentarios de
Kant sobre el asunto, que sirven para delimitar su sentido de sintético, así como para
conectarlo explícitamente con las construcciones en un sentido casi geométrico. La
distinción entre analítico y sintético en geometría antes era empleada habitualmente
para separar dos métodos para encontrar una prueba deseada o una construcción, o, en
algunos casos, para separar los dos métodos de exposición. Lo que Kant necesitaba era
una distinción entre dos diferentes medios de desarrollar una prueba. Para él, el
paradigma de síntesis era, precisamente, la síntesis en el sentido geométrico de la
palabra, es decir, el acabado de una figura por medio de la introducción de nuevas
entidades geométricas. Él distinguía esto del otro uso, que estaba basado en el
paradigma de proceder ‘inversamente’ de un fundamento hacia una consecuencia. Esta
diferencia es afirmada por Kant en pocas palabras en una nota al pie del primer
parágrafo de su Dissertatio del año 1770.[13]

            11. KANT Y LA GEOMETRÍA ANALÍTICA. ECUACIONES


‘INDEMOSTRABLES’

Hay otro modo en el cual un conocimiento de las geometrías de Euclides y Descartes


puede ayudarnos a entender a Kant. Podemos hacer una observación particularmente
interesante si comparamos la geometría de Euclides con la de Descartes. De acuerdo
con Descartes, la idea principal de la geometría analítica era la de una correlación o
analogía entre las operaciones algebraicas y geométricas. Así como todo lo que
necesitamos en aritmética son las cuatro o cinco operaciones básicas de adición,
sustracción, multiplicación, división y extracción de raíces, exactamente de la misma
manera, dice Descartes,[14] en geometría necesitamos de unas pocas operaciones básicas.
Lo que nos interesa aquí es la analogía entre operaciones algebraicas y geométricas, [y,]
en particular, el hecho de que las operaciones algebraicas correspondan a ciertas
construcciones geométricas. Pienso que esto da la clave para lo que Kant quiere decir al
afirmar que las ecuaciones aritméticas simples, tales como 7+5=12, son ‘inmediatas’ e
‘indemostrables’. Observamos esto si intentamos emitir el argumento por medio del
cual 7+5=12 es verificado en la forma de una proposición euclidiana. A causa de la
analogía entre operaciones algebraicas y construcciones geométricas, la suma real de 7
y 5 corresponde a la tercera fase, es decir, a la preparación o aparato de una proposición
euclidiana. Las explicaciones de Kant también muestran que, de acuerdo con él, los
números 7 y 5 deben, de algún modo, ser ‘mostrados’ o ‘expuestos’ antes de la misma
operación de adición, en analogía con la ‘ecthesis’ de una proposición euclidiana. (Esto
es lo que ilustran sus afirmaciones sobre “puntos o dedos”). Pero, entonces, ¿qué
corresponde en propiedad a la prueba, a la apodeixis? Obviamente, lo que tenemos que
hacer para demostrar que 7+5=12 es desarrollar la operación de adición; la prueba
propiamente se reduce a un mero mínimo, a la mera observación de que el resultado de
la suma es igual al resultado deseado, 12. En un sentido perfectamente adecuado, por
tanto, uno puede decir que ninguna prueba (proper), ninguna apodeixis, es necesaria
para establecer que 7+5=12. Esta ecuación es ‘inmediata’ e ‘indemostrable’ en el
preciso sentido de que puede realizarse por la mera construcción auxiliar o kataskeue de
una prueba euclidiana. A esto hacen referencia las afirmaciones de Kant. El hecho de
que esta fuese realmente la idea de Kant se muestra por una carta suya a Schultz que
data del 25 de noviembre de 1788. La diferencia principal es que, en lugar de usar la
terminología que pertenece a los teoremas de la geometría euclidiana, Kant, en esta
carta, hace uso de una terminología paralela que pertenece a problemas geométricos.

            Esto es importante, pienso, más allá de la interpretación de pasajes particulares,


ya que muestra cómo Kant comprendió que debía entenderse el carácter intuitivo de la
aritmética. La inmediatez de las verdades aritméticas no es a causa del hecho de que las
ecuaciones simples como 7+5=12 sean percibidas como verdaderas y que no se
argumente para ello, sino [a causa] del hecho de que lo único que tenemos que hacer
para establecer unas ecuaciones tales es llevar a cabo la computación. Esto permite
explicar por qué Kant dijo que su interpretación de las ecuaciones se comprende con
más facilidad en conexión con números más grandes (B16; véase A78/B104).

            12. ANALÍTICA DE LAS INFERENCIAS APODÍCTICAS

Sospecho que un pasaje particularmente desconcertante de la primera Crítica recibe una


explicación natural de la misma manera que las afirmaciones en aritmética. Me refiero a
la afirmación que hace Kant en B14 cuando dice que todas las inferencias (Schlüsse) de
los matemáticos están basadas en el principio de contradicción “que requiere la
naturaleza de toda certeza apodíctica”. Este pasaje se vuelve más evidente si tomamos a
Kant literalmente, y entendemos que él se refiere solamente a la parte apodíctica o a la
‘prueba propiamente dicha’ de una proposición euclidiana. Tomada literalmente, la
prueba propiamente dicha o apodeixis, después de todo, es la única parte de la
proposición euclidiana en la que se extraen inferencias. Interpretada de este modo, la
afirmación de Kant expresa precisamente lo que se espera que sostenga en mi
interpretación, a saber, que la distinción entre, por un lado, apodeixis y, por otro
lado, ecthesis y la construcción auxiliar separa las partes analítica y sintética de un
argumento matemático.

            13. INTUICIONES HECHAS INTUITIVAS

¿Qué hemos logrado hasta ahora? Hemos visto que, en la teoría kantiana del método
matemático, presentada hacia el final de la primera Crítica, uno debe tener en mente la
posibilidad de que por intuiciones Kant quisiera decir representaciones particulares de
conceptos generales. Hemos visto que, desde este punto de vista, una serie de aspectos
de la teoría kantiana del álgebra, de la aritmética y de la geometría se hacen más
evidentes. Sin embargo, se puede decir, la posibilidad de intuiciones que no sean
sensibles es descartada en la Estética Trascendental. Allí, Kant argumenta que el uso de
las intuiciones en matemáticas está basado en las intuiciones de espacio y tiempo, y que
esas intuiciones dependen de la estructura de nuestra sensibilidad. No queda, por tanto,
espacio en matemáticas para intuiciones que no estén conectadas con la sensibilidad.

            No quisiera negar que esto es lo que dice Kant. Sin embargo, quiero señalar que
el desacuerdo entre la anterior interpretación de la metodología kantiana de las
matemáticas y su teoría del espacio y el tiempo en la Estética Trascendental no
desaprueban mi interpretación. La discrepancia entre las dos partes del sistema kantiano
desmiente mi lectura de Kant solamente si la interpretación de las matemáticas dada en
la Estética Trascendental es correcta. Kant afirma allí que el uso de las intuiciones en
matemáticas sólo puede entenderse si asumimos que todas esas intuiciones dependen de
nuestra sensibilidad. Ahora bien, si hay intuiciones, es decir, variables individuales o
‘intuiciones’ de álgebra, que no tienen relación con nuestra sensibilidad, entonces, no es
que la única conclusión posible sea que esas referidas intuiciones no sean para nada
intuiciones en sentido kantiano. La otra posibilidad es decir que ellas son intuiciones
genuinas, pero que Kant sencillamente se equivocó al decir que todas las intuiciones
empleadas en matemáticas son sinnlich, es decir, que dependen de nuestra mente.

            Pero entonces queda por explicar cómo Kant llegó a considerar la doctrina
equivocada. He sugerido que la noción de método matemático como se presenta en el
uso de instancias individuales era el punto de partida de la más conocida teoría kantiana
de que todas las intuiciones que usamos en matemáticas dependen de nuestra
sensibilidad. ¿Qué hay en la noción de intuición [entendida] como una instancia
individual que nos haga pensar que esta conclusión es inevitable? Hemos discutido el
rol de las intuiciones en el sentido de representaciones de individuos en álgebra, en
aritmética y en geometría. ¿Cuáles son los rasgos comunes de esos usos que sólo
pueden explicarse de acuerdo con Kant asumiendo que las intuiciones matemáticas son
sensibles? ¿Cuál es el común denominador de todas las ‘construcciones’ matemáticas
que hemos discutido?

            14. ‘ECTHESIS’ EN LÓGICA

Me parece que una generalización natural está virtualmente contenida en el anterior


análisis de las proposiciones euclidianas. La parte más importante de la proposición
euclidiana que es intuitiva en sentido kantiano es la exhibición, la ecthesis. Ahora bien,
esta noción de ecthesis no solo aparece en la geometría griega. También aparece en la
lógica aristotélica. Aristóteles nunca explica explícitamente lo que es el proceso
llamado ecthesis, pero quizás podamos decir que hubo un momento en el que
Aristóteles pasó de las consideraciones que pertenecen al término general hacia las
consideraciones que pertenecen a representaciones particulares de este término general.
Por ejemplo, en Analytica priora I, 2, 25a15, Aristóteles parece argumentar como sigue:
si ningún A es B, entonces, ningún B es A, ya que, si no fuera así, entonces,
algunos B serían A. Tómese un particular b de este tipo. Este particular b tiene tanto la
propiedad B y la propiedad A, y muestra, por tanto, que es imposible que ninguno de
los A sea un B, como hemos asumido. Esta contradicción prueba la conclusión. Un
pasaje posterior (Analytica priora I, 41, 49b33ss.) parece indicar que Aristóteles
consideró que la ecthesis lógica era esencialmente la misma que la geometría.[15]

            Sugiero que esta noción de ecthesis ofrece una muy adecuada reconstrucción de


la noción kantiana de construcción, es decir, de la noción de la exhibición de un
concepto general por medio de representaciones particulares. Concuerda muy bien,
como vemos, con el modo en que Kant define la noción de construcción. Su uso en
lógica aristotélica puede explicar, quizás, por qué Kant criticó (en el ensayo sobre la
‘falsa sutileza de las cuatro figuras del silogismo’) ciertas partes de esta lógica. Él llegó
al punto de rechazar, en efecto, todos los modos silogísticos excepto los dos primeros
modos de la primera figura. Quizás, la explicación puede estar en el hecho de que la
aplicación particular de ecthesis que acabo de bosquejar estaba pensada para probar una
de las reglas de conversión que Aristóteles necesitaba para reducir todos los modos
silogísticos a los dos primeros modos. Dado que el uso de ecthesis era, para Kant, un
método de razonamiento típicamente matemático, él no pudo usarlo en lógica como lo
hizo Aristóteles. Por esta razón, Kant no pudo reducir todos los modos silogísticos a los
dos modos de Barbara y Celarent, que él reconoció como los básicos, y se vio forzado
a rechazar los otros como ‘impuros’ y ‘confusos’.

            La noción de ecthesis puede hacerse más precisa en términos de la lógica


moderna.[16] En efecto, se vuelve idéntica a una de las más importantes reglas de
inferencia de la teoría de cuantificación (instanciación existencial). Y en términos de la
así reconstruida noción de ecthesis podemos ver en qué sentido la ecuación 7+5=12
puede decirse basada en el uso de representaciones particulares de conceptos generales,
es decir, en el uso de ecthesis. Sin embargo, nos llevaría demasiado lejos profundizar en
esta cuestión aquí.[17]

            15. ¿PARTICULARES PARTICULARMENTE INTUITIVOS?

Concluiré este trabajo bosquejando muy brevemente, en términos no kantianos, cómo la


reconstrucción de la noción kantiana de construcción en términos de ecthesis o, de
modo similar, da sentido a su intento de conectar el método matemático con la
sensibilidad. Se ha sugerido ya que quizás la noción de construcción puede identificarse
con ciertos métodos de prueba en lógica moderna. Si esto es así, entonces, el problema
kantiano de la justificación de las construcciones en matemática no queda obsoleto por
la formalización de la geometría y otras ramas de las matemáticas. La distinción entre
los métodos de argumentación intuitivos y no intuitivos, entonces, reaparece en la
formalización del razonamiento matemático como una distinción entre dos diferentes
medios de prueba lógica. Pero ¿permanece ahí algún sentido en el cual el uso de tales
métodos ‘intuitivos’ sea problemático? ¿Habría aceptado Kant una reconstrucción tal de
la noción de intuición como una premisa de su argumento de que todas las intuiciones
dependen de nuestra sensibilidad?

            La respuesta a la cuestión es, pienso, que sí. Podemos ver por qué era natural
para Kant hacer la transición desde el uso de instancias individuales de cualquier tipo a
su conexión con la sensibilidad. Delinearé brevemente dos explicaciones. Puede decirse
que, históricamente, nada era más natural para Kant que conectar individuos con el uso
de nuestros sentidos. Aristóteles ya sostuvo que “es solo la percepción sensible la que es
adecuada para recoger los particulares” (Analytica posteriora I, 18, 81b6). Todo el
conocimiento, por tanto, que es obtenido por medio de particulares debe ser perceptivo.
Cómo era de natural la aplicación de esta idea aristotélica general al caso de las
construcciones en el sentido kantiano se muestra quizás por el hecho de que Alejandro
el Comentador ya aplicó la idea de Aristóteles al proceso de ecthesis. Alejandro sostuvo
que el término singular introducido en la ecthesis es dado por la percepción, y que la
prueba a través de la ecthesis, por tanto, consiste en un género de evidencia perceptiva.
[18]
 Y la asunción aristotélica general acerca de los individuos y de los sentidos fue
repetida por los predecesores alemanes de Kant.

            16. LAS CONSTRUCCIONES COMO ANTICIPACIONES DE LA


EXISTENCIA

Otro modo, y quizás el más importante, de hacer plausibles las ideas de Kant, puede
derivarse de la división en partes de las proposiciones euclidianas. Hemos visto que para
él el uso de las construcciones tenía lugar en la primera y tercera de las partes de una
proposición euclidiana, mientras que la parte cuarta de la argumentación era puramente
no constructiva o, lo que es lo mismo, puramente analítica. Ahora bien, la distinción
entre esas partes de la proposición euclidiana corresponde, de acuerdo con una
interpretación habitual que Kant parece haber aceptado, a una distinción entre dos tipos
de principios del sistema de Euclides. Los principios de la construcción son los así
llamados postulados, mientras que los principios de la prueba propiamente dicha son
llamados axiomas (nociones comunes). Resulta significativo que los ejemplos que Kant
da de principios analíticos empleados en geometría (B17) obviamente caen bajo la
segunda categoría. (Esto muestra incidentalmente que la noción kantiana de
construcción en geometría no era, como algunas veces se ha sugerido, algo ajena al
tratamiento axiomático de la geometría. Los mismos ejemplos que Kant da de
construcciones geométricas están basados o bien directamente en los postulados de
Euclides o, por el contrario, en proposiciones explícitas que Euclides había probado
antes; un hecho del que Kant difícilmente pudo no haber sido consciente. De hecho, la
principal construcción requerida en el ejemplo favorito de Kant, el teorema acerca de
los ángulos internos de un triángulo, está basado en el postulado de las paralelas que el
propio Kant había intentado probar.)

            Por consiguiente, la distinción entre modos de razonar intuitivos y lógicos era,


para Kant, al menos en geometría, equivalente a la distinción entre el uso de postulados,
es decir, principios de la construcción, y el uso de axiomas, es decir, los principios de la
prueba. ¿Qué constituye, pues, esta última distinción? De acuerdo con una extendida
interpretación, que se remonta a Aristóteles y, ciertamente [también] a los griegos, los
postulados son asunciones de existencia. El problema de Kant de la justificación de las
construcciones, por tanto, equivale al problema de justificar el uso de asunciones
existenciales en matemáticas.

            17. ¿CÓMO PUEDEN LAS CONSTRUCCIONES OFRECER


CONOCIMIENTO A PRIORI?

Expresado de esta manera, todo el problema parece ser espurio. Ciertamente, no hay
nada que pueda prevenir a un matemático de estudiar sistemas de axiomas que
incorporan asunciones existenciales generales. El problema solo tiene sentido si nos
ocupamos del problema de la aplicabilidad del razonamiento matemático a la realidad.
Sin embargo, esto es ciertamente algo de lo que Kant no se había ocupado en la
Exposición Trascendental, a pesar del hecho de que él insiste en que está hablando solo
de matemáticas puras. (Esto aparece de manera particularmente clara en los parágrafos
8 y 9 de Prolegomena; véase la discusión de Vaihinger de estos parágrafos.) Podemos
preguntar: ¿qué ocurre cuando aplicamos a la realidad un argumento matemático
particular en cuyo desarrollo ha sido empleado un postulado, es decir, una asunción
general existencial? Al aplicarlo, tenemos que introducir una representación para un
nuevo individuo, como dice Kant, “sin tener presente ningún objeto al que me pudiera
referir o bien anteriormente o ahora.” La introducción de la nueva representación para
un individuo es desarrollada a priori. La existencia del objeto individual en cuestión, en
otras palabras, no es dada por la experiencia. Kant describe esta situación diciendo que
la intuición o, en nuestros propios términos, la representación para un objeto individual
precede a su objeto. Lo único que puede asegurarnos que hay algún objeto que
corresponde a la representación es la asunción general existencial. Sin embargo, podría
parecer que no habría para nada justificación general para la aplicación de asunciones
generales a menos que estemos familiarizados, de hecho, con los objetos que asumimos
que existen, cosa que simplemente no es el caso con las aplicaciones de nuestro
conocimiento a priori. Parece imposible, como Kant dice, intuir algo a priori. Ya que en
ausencia de una verdadera conciencia de que no hay, en realidad, nada que nos pueda
asegurar que siempre podamos encontrar objetos que se correspondan realmente con las
representaciones que hemos introducido o que tengan las propiedades que esperamos
que tengan.[19]

            La solución kantiana de este problema (real o aparente) consiste en decir que
hay un y solo un caso en el cual podemos estar seguros de que los individuos cuya
existencia hemos asumido realmente existen y tienen las propiedades deseadas. Este es
el caso en el cual nosotros mismos hemos creado los objetos en cuestión o [en el que]
nosotros mismos hemos puesto las propiedades y las relaciones en ellos.[20] Y él parece
pensar que hay solo una fase de nuestra toma de conciencia de los objetos en la cual este
tipo de ‘poner propiedades en los objetos’ puede tener lugar. O, más bien, hay solo una
fase en la cual podemos ‘poner propiedades’ en todos los objetos (individuales). Esta
fase es la percepción sensible. Puesto que la percepción sensible es el único modo en el
cual un objeto individual puede ‘abrirse camino’ en nuestra conciencia. El sentido
externo es el único modo en que podemos hacernos conscientes de los objetos externos.
Por esta razón, es la única fase de nuestro llegar a conocer objetos en la cual nosotros
mismos podemos dar relaciones espaciales a todos los objetos externos. Por tanto, las
relaciones espaciales postuladas en geometría deben depender de la estructura del
sentido externo.

            Estoy trayendo a colación esta reconstrucción parcial solo como una primera
aproximación a lo que Kant tenía en mente en la Exposición Trascendental. Esta
reconstrucción está relacionada de modo notablemente estrecho con el ‘argumento
trascendental’ de Kant en su teoría del espacio y el tiempo, especialmente tal y como se
presenta en los Prolegomena. He intentado meramente rellenar esos espacios que el
propio Kant no enfatizó a la luz de sus asunciones generales. La relación de mi
reconstrucción parcial con los otros argumentos de la visión kantiana es más
complicada, y requiere de una discusión más larga que no puedo llevar a cabo ahora.

            Quiero enfatizar que no estoy afirmando para nada que el argumento de Kant es
correcto. Mi principal propósito, al que sirve aquí la reconstrucción, es sugerir que el
problema kantiano de la posibilidad de las construcciones en matemáticas, así como su
pretendida solución, tiene sentido perfectamente incluso cuando, por ‘construcción’,
solo se hace referencia ‘a la introducción de representaciones individuales para
conceptos generales’.

            18. LA ESTRUCTURA DEL ARGUMENTO DE KANT

La estructura del argumento kantiano en la forma presentada aquí merece de todos


modos un estudio más detallado. Sus varias fases pueden representarse a la luz de lo que
se ha dicho como sigue:

 
(1)  El razonamiento matemático se ocupa principalmente de la existencia de
individuos.
 
(2)  Los resultados del razonamiento matemático son aplicables a toda experiencia a
priori.
 
En virtud de las asunciones ‘copernicanas’ generales de Kant (“podemos saber a
priori de las cosas solo lo que nosotros mismos ponemos en ellas”), (1) y (2) nos
obligan a concluir:
 
(3)  La existencia de los individuos de los que se ocupa el razonamiento matemático
depende del proceso por medio del cual llegamos a conocer la existencia de
individuos en general.
 
Por supuesto, lo que realmente importa no es la existencia de los individuos
como tales (hay muchos individuos que existen en el mundo), sino la existencia
de los individuos que guardan las relaciones adecuadas unos con otros. Por
tanto, podemos parafrasear (3) como sigue:
 
(4)  Las relaciones recíprocas de los individuos de los que se ocupa el razonamiento
matemático dependen del proceso por medio del cual llegamos a conocer la
existencia de individuos.
 
Estos sistemas de relaciones recíprocas deberían mostrarse por la estructura del
razonamiento matemático.
 
Ahora bien, Kant parece asumir que
 
(5)  El proceso por medio del cual llegamos a conocer la existencia de individuos en
general es la percepción (sensación).
De (4) y (5) se sigue que
 
(6)  La estructura del razonamiento matemático depende de la estructura de nuestro
aparato perceptivo.
 
Ahora bien, (6) es, en efecto, un rasgo básico de la doctrina completa y
definitiva de Kant del método matemático, en cuanto complementada por los
resultados que él pensó que había alcanzado en la Estética Trascendental.
            19. ¿NOS SON ‘DADOS’ INDIVIDUOS?

El razonamiento que va de (1) a (6) no carece de interés ni de cierta plausibilidad.


Puesto que hemos visto que el argumento kantiano puede ser traducido a los términos de
la lógica moderna, tenemos, por tanto, que preguntarnos qué forma tomaría el mismo
argumento en lógica simbólica. Los pasos (1)-(2) y (4) no me parecen completamente
implausibles al aplicarlos a la lógica en lugar de a las matemáticas. Es en el (5) en el
que Kant realmente se equivoca. Sencillamente, no es verdad que nosotros,
generalmente o siempre, lleguemos a conocer la existencia de individuos en el mundo
por medio de la percepción en el sentido de que la percepción sea la base del proceso
desarrollado. Incluso podría preguntarse si alguna percepción tendría que estar
involucrada [en este proceso]. Cuando llegamos a establecer la existencia de un número
de un cierto tipo, no es correcto asumir que la percepción esté siempre involucrada. (Sin
embargo, ¿un número es realmente un individuo? Quizás no; pero, ciertamente, para
Kant, un número era un individuo cuando él llamó intuiciones a los símbolos del
álgebra, es decir, representaciones de individuos. La interpretación kantiana del álgebra
parte de la asunción de que los ‘individuos’ del tipo representado por las variables del
álgebra también son conocidos solamente por medio de la percepción.) El concepto de
un sentido interno al que Kant recurre aquí es uno de los puntos más débiles del sistema.
Pensar en todo el conocimiento de objetos individuales como si fuera dependiente de la
percepción es sucumbir a la tentación que para Kant pudo haber sido muy real, pero de
la que es importante desprenderse. Esta es la tentación de pensar que los materiales
básicos de conocimiento humano nos son dados a nosotros, receptores pasivos, que no
tenemos que buscar activamente esos materiales. De acuerdo con esta falaz idea, la
mente humana, a menudo concebida como un espíritu incorpóreo que habita una
máquina extraña, supuestamente tiene que esperar a que las señales del exterior
impacten en sus receptores. (Es interesante observar en esta conexión el modo en que
Kant subrayó la naturaleza pasiva de la percepción, hablando, por ejemplo, de cómo los
objetos se nos dan en la percepción.) El hecho de que la mente pueda, indirectamente,
inducir el movimiento en la máquina no se considera que altere la situación de modo
material. Ni tampoco cambia esencialmente la situación por el hecho de que, de acuerdo
con Kant, la mente humana pueda organizar activamente de diversos modos los
materiales brutos obtenidos de este modo, sumarlos e incluso modificarlos.

            Espero no tener que argumentar aquí que esta imagen es grundfalsch,


completamente falsa. Es más interesante preguntar por una mejor interpretación. Si la
percepción no es el concepto general que engloba todo lo que queremos, ¿qué lo es? Me
parece que, en la medida en que podamos dar un nombre general a todos los procesos
por medio de los cuales llegamos a conocer la existencia de individuos, [esos procesos]
deberían ser llamados, más que actos de percepción, procesos de búsqueda y encuentro,
aunque tengamos que adecuar la percepción accidental de un objeto, así como la
construcción deliberada de un objeto, como casos especiales de ‘búsqueda’ y
‘encuentro’ en este amplio (el más amplio posible) sentido. Por consiguiente, en lugar
de (5), tenemos:

(5)* El proceso por medio del cual llegamos a conocer la existencia de


individuos es el de buscarlos.

En lugar de (6), tenemos, por tanto, que concluir:

(6)* La estructura de un argumento lógico depende de la estructura de los


procesos de buscar y encontrar.

            Mi pretendida reconstrucción parcial del aspecto principal de la


filosofía kantiana de las matemáticas como aplicada a la lógica simbólica
moderna en lugar de a las matemáticas nos suscita, pues, una interesante
sugerencia para la filosofía de la lógica de nuestros días. La sugerencia es la de
considerar la lógica de la cuantificación como si fuera esencialmente la lógica de las
nociones de búsqueda y encuentro (adecuadamente generalizada). Me parece que esta
sugerencia probablemente suscitará interesantes e importantes consideraciones, si se
desarrollara sistemáticamente.

 Universidad Complutense de Madrid. rareyna@ucm.es. Este trabajo de traducción se ha realizado bajo el


marco del proyecto de la Universidad Complutense de Madrid “La deducción trascendental de las
categorías: nuevas perspectivas” UCM PR65/19-22446. El equipo editor de CTK declina cualquier
responsabilidad en la obtención de derechos de reproducción de los textos traducidos.
[1]
 Al referirme a la Crítica de la Razón Pura, usaré las convenciones estándar A = primera edición
(1781), B = segunda edición (1787). Todas las buenas ediciones y traducciones dan la paginación de una
o ambas ediciones. Al citar pasajes de la primera Crítica en inglés, seguiré normalmente la traducción de
Norman Kemp Smith (MacMillan, Londres-Nueva York, 1933).
[2]
 Loc. cit.
[3]
 Una afirmación paradigmática de esta interpretación aparece en la Introducción a la filosofía de la
matemática de Bertrand Russell (George Allen & Unwin, Londres, 1919), p. 145: “Kant, having observed
that the geometres of his day could not prove their theorems by unaided arguments, but required an
appeal to the figure, invented a theory of mathematical reasoning according to which the inference is
never strictly logic, but always requires the support of what is called ‘intuition’.” No hace falta decir que
no parece haber ningún tipo de evidencia para atribuir a Kant la ‘observación’ que Russell menciona.
[4]
 Véase, por ejemplo, la Dissertatio de 1770 de Kant, sección 2, §10; Crítica a la razón
pura A320/B376-377; Prolegomena §8. Otras referencias se encuentran en la obra de H.
Vaihinger Commentar zu Kants Kritik der reinen Vernunft (W. Spemann, Stuttgart, 1881-1892), vol. 2,
pp. 3, 24. Véase también C. C. E. Schmid, Wörterbuch zum leichteren Gebrauch der Kantischen
Schriften (4th ed., Cröker, Jena, 1798) en Anschauung. 
[5]
 “No podemos afirmar de la sensibilidad que ella sea el único tipo posible de intuición” (A254/B310).
Véase, por ejemplo, A27/B43, A34-35/B51, A42/B59, A51/B75, y la característica expresión ‘uns
Menschen wenigstens’ en B33.
[6]
 Las afirmaciones iniciales parecen vislumbrar una conexión rápida y precisa entre todas las intuiciones
y la sensibilidad. Como apunta Paton, sin embargo, ellas deben ser tomadas parcialmente como una
afirmación de lo que Kant quiere probar. Véase, H. J. Paton, Kant’s Metaphysic of Experience (George
Allen & Unwin, Londres, 1936), vol. I, pp. 93-94.
[7]
 Esto ha sido considerado clara y enérgicamente por E. W. Beth, por cuyos escritos sobre Kant estoy en
deuda, aunque no comparta completamente la evaluación filosófica de Beth sobre las teorías de Kant.
Véase ‘Kants Einleitung der Urteile in Analytische und Synthetische’, Algemeen Nederlands Tijdschrift
voor Wijsbegeerte en Psychologie 46 (1953-54) 253-264; La crise de la raison et la logique (Gauthier-
Villars, Paris, 1957); The Foundations of Mathematics (North-Holland Publishing Company, Amsterdam,
1959), pp. 41-47.
[8]
 Proceedings of the Aristotelian Society 47 (1941-42) 1-24.
[9]
 Véase la edición académica de los trabajos de Kant, vol. 2, p. 307. Con respecto a los Elementa, véase
la traducción y el comentario de Sir Thomas Heath, The Thirteen Books of Euclid’s Elements (Cambridge
University Press, Cambidge, 1926).
[10]
 Heath, op. cit., Vol. 1, pp. 129-131.
[11]
 Podemos ver aquí que, de acuerdo con Kant, la peculiaridad de Kant no yace en los axiomas ni en
los postulados de distintas ramas de las matemáticas, sino en el modo matemático de argumentación y
demostración.
[12]
 Sin embargo, tenemos que darnos cuenta de que la mera diferencia de direcciones en las que uno
procede en un análisis y en una síntesis, respectivamente, era enfatizado a veces a costa de la pregunta
respecto de si se utilizan o no construcciones. Uno podría, por tanto, distinguir entre un sentido de análisis
y síntesis ‘direccional’ y uno ‘construccional’ (o ‘problemático’). Véase mi artículo, ‘Kant and the
Tradition of Analysis’, en Deskription, Existenz und Analytizität, ed. P. Weingartner (Pustet, Munich,
1966), reimpreso como capítulo 9 de Jaakko Hintikka, Logic, Language Games and
Information (Clarendon Press, Oxford, 1973).
[13]
 Véase también Prolegomena §5 (edición académica, Vol. 4, p. 276, nota al pie). Podemos decir
también que las afirmaciones de Kant, en efecto, sirven para distinguir entre un sentido direccional y el
construccional (problemático) de análisis y síntesis, y para indicar que Kant opta por la última (véase la
nota precedente y el artículo mencionado ahí).
[14]
 Véase La Géométrie, las primeras afirmaciones (pp. 297-298 de la primera edición).
[15]
 Con respecto a la noción de ecthesis en Aristóteles, véase W. D. Ross, Aristotle’s Prior and Posterior
Analytics: A Revised Text with Introduction and Commentary (Clarendon Press, Oxford, 1949) pp. 32-33.
412-414: Jan Łukasiewicz, Aristotle’s Syllogistic from the Standpoint of Modern Formal
Logic (Clarendon Press, Oxford, 1951), pp. 59-67; Günther Patzig, Die Aristotelische
Syllogistik (Vandenhoeck und Ruprecht, Göttingen, 1959), pp. 166-178; B. Einarson, ‘On Certain
Mathematical Terms in Aristotle’s Logic’, American Journal of Philology, 57 (1936) 34-54, 151-172,
esp. p. 161. Como se verá a partir de estas discusiones, la interpretación precisa de la noción aristotélica
de ecthesis (tal y como se emplea en su lógica) es un problema controvertido para el cual no está
disponible ninguna solución que no sea ambigua. La interpretación que prefiero (sobre la que me apoyo
aquí) asimila la ecthesis lógica a la ‘instanciación existencial’ de la lógica moderna. No puedo argumentar
en favor de esta interpretación todo lo que merece aquí. Para el uso de Aristóteles del término ecthesis en
geometría, que me parece que está estrechamente relacionado a la ecthesis lógica, véase, por
ejemplo, Analytica priora I, 41 49b30-50a4 y Analytica posteriora I, 10, 76b39-77a2.
[16]
 Estoy presuponiendo aquí la interpretación mencionada en la nota precedente. Para más ideas acerca
de esta interpretación, véase mi artículo ‘Are Logical Truths Analytic?’, Philosophical Review 74 (1965)
178-203, reimpreso en mi libro Knowledge and the Known (Reidel, Dordrecht, 1974) y la discusión de E.
W. Beth de la relación de ecthesis y lógica moderna en ‘Semantic Entailment and Formal
Derivability’, Mededelingen van de Koninklijke Nederlandse Akademie van Wetenschappen, Afd.
Letterkunde, N. R., 18, no. 13 (Amsterdam, 1955), pp. 309 - 342.
[17]
 Algunas ideas sobre estos puntos están contenidas en mi trabajo, ‘Kant Vindicated’, en Deskription,
Existenz und Analytizität, ed. P. Weingartner (Pustet, Munich, 1966), reimpreso como capítulo 8
de Logic, Language Games and Information (nota 12, arriba).
[18]
 Alejandro de Afrodisia, In Aristotelis Analyticorum Priorum Librum I Commentarium, ed. M. Wallies,
en Commentaria in Aristotelem Graeca, vol. 2(a) (Berlín, 1883), p. 32, cf. pp. 32-33, 99-
100, 104; Łukasiewicz, op. cit., pp. 60-67. Un intento de explicar y de justificar la ecthesis matemática
desde un punto de vista aristotélico también suscitan sorprendentes anticipaciones de las doctrinas
kantianas. Así, por ejemplo, encontramos que, de acuerdo con Teofrasto, los objetos matemáticos
“parecen haber sido, por así decirlo, diseñados por nosotros en el acto de investigar cosas con figuras,
formas y razones (ratios) y [parecen] no tener alguna naturaleza ni de sí ni en sí
mismos…” (Teofrasto, Metaphysica 4a18ff., pp. 308-309 Brandisii). Véase también Anders
Wedberg, Plato`s Philosophy of Mathematics (Almqvist and Wiksell, Stockholm, 1955), p. 89, que
enfatiza que Aristóteles, igualmente, parece anticipar alguno de los rasgos más destacables de la teoría
kantiana de las matemáticas.
[19]
 Esta dificultad fue enfatizada por las críticas tempranas de Kant. Por ejemplo, J. G. E. Maas escribe en
su extenso artículo, ‘Ueber die transcendentale Aesthetik’, Philosophisches Magazin 1 (1788) 117-149,
como sigue, a propósito de la noción kantiana de intuición a priori: “Hierbey kann ich (I) die Bemerkung
nicht vorbeilassen, dass eine Anschauung a priori… nach Kants eigenen Erklärungen nicht denkbar
sey. Eine Anschauung ist eine Vorstellung. Sollte sie a priori seyn, so müsste sie schlechterdings nicht
vom Objecte hergenommen werden, und eine Anschauung ist doch nur möglich, sofern uns der
Gegenstand gegeben wird, dieses aber ist widerum nur dadurch möglich, dass er das Gemüth auf gewisse
Weise afficiere. Eine Anschauung a priori ist demnach unmöglich, und kann mithin auch in Ansehung des
Raumes nicht zum Grunde liegen“ (pp. 134-135). Maas no se da cuenta, sin embargo, de que la
posibilidad de un uso exitoso de intuiciones a priori es precisamente el problema que Kant estaba
intentando resolver in la Estética Trascendental.
[20]
 En B xviii, Kant dice que él está “adoptando como un nuevo método del pensamiento… el principio de
que podemos saber a priori acerca de cosas solamente lo que nosotros mismos ponemos en ellas.” Véase
también B xii-xiv. He realizado comentarios brevemente sobre el trasfondo histórico de esta asunción
kantiana en ‘Kant’s “New Method of Thought” and his Theory of Mathematics’, Ajatus 27 (1965) 37-47,
reimpreso en Knowledge and the Known (nota 16), y en ‘Tieto on valtaa’, Valvoja 84 (1964) 185-196.

DOI: https://doi.org/10.5281/zenodo.5775983

Enlaces refback
 No hay ningún enlace refback.

ISSN: 2386-7655

URL: http://con-textoskantianos.net

------

Distinción entre filosofía y matemática en Kant by David Mesa - Issuu

“Crítica” significa análisis (por sustracción) de una parte pura (no empírica) tanto de la facultad
como de los conocimientos producidos por esa facultad (v.gr. los objetos).

También podría gustarte