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Libro de Consagracion Nuevo

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«PREPARACIÓN PARA LA CONSAGRACIÓN DE LA TRIUNFANTE VICTORIA DEL INMACULADO CORAZÓN DE MARÍA»

INTRODUCCIÓN

«Los mensajes para la Consagración»

En el amanecer de su Triunfo Nuestra Señora trae un mensaje de esperanza y de paz para el mundo; Ella habla de su
amor y de su deseo de abrazar a cada uno de nosotros, sus hijos. La Consagración a su Corazón Inmaculado es la
respuesta que nosotros hacemos a su llamado del modo más completo y conforme al querer de Dios, de tal manera
que seamos unidos universal y católicamente al poner nuestros corazones sin reserva al servicio de su Hijo Nuestro
Señor Jesucristo; por medio de este precioso portal del cielo encontraremos que cada uno de nosotros ha sido
agraciado con la profundidad y la amplitud de todas sus bendiciones y gracias. Este es el «SI» de una unidad eterna.

Nuestra Señora ha dado estas palabras a cada uno de nosotros personalmente a través de un instrumento escogido
por Dios, un alma consagrada a la misión para el Triunfo de su Inmaculado Corazón; en estos mensajes están
contenidas las palabras con que Nuestra Señora se expresó, todo lo que Ella ha dado para cada día y que tiene como
fin instruirnos personalmente en este tiempo de gracia sobre la urgencia de la consagración por medio de Ella a
Jesús. Cada mensaje contiene iluminaciones dadas a través de este instrumento para guiar y dirigir nuestro camino
como Nuestra Señora desea hacerlo.

En su GUÍA enseña la razón y el plan de la consagración; en la DIRECCIÓN encontramos los efectos de la


consagración y como cumplirlos cada día de nuestras vidas; en la MEDITACIÓN le ofrecemos a Ella nuestros deseos,
acciones, peticiones y oraciones a fin de que Ella pueda ayudarnos a convertirnos en todo lo que Dios Padre
moldeará en nosotros. El texto de la consagración es un obsequio de Nuestra Señora para que nosotros le
ofrezcamos nuestros corazones a su Triunfo.

Nuestra Señora desea ardientemente ayudarnos a darnos cuenta de nuestra propia importancia en este plan divino;
Ella nos llama su «corte», el resto del rebaño, esos que serán reconocidos por marcas específicas.

«Tú conocerás el resto de mi rebaño por estas características: Devoción a mi Corazón Inmaculado, porque Dios ha
pedido que se le rinda honor honrándome a mí; fidelidad a vuestro Santo Padre, Él es el Vicario de Cristo, el
representante divino entre ustedes, el verdadero pastor de la verdadera Iglesia; gran reverencia a la presencia de mi
Hijo en la Santa Eucaristía; Él diseñará sus almas cuando estén delante del Santísimo Sacramento. Estas tres marcas
son las que representarán a mi rebaño reunido para realizar mi contribución al plan completo de salvación».

La Madre de Dios viene para guiarnos de la mano en la santificación de las almas, en la preparación de nuestros
corazones para ser presentados a Jesús; lo único que Ella pide de nosotros es un corazón abierto. Mientras se hace la
preparación para el Acto de Consagración hay que tener presente que se está cumpliendo el deseo de Dios Padre, es
un acto; promesa que será renovada diariamente, y no simplemente palabras que se recitan.

Vivir la consagración requiere el sacrificio de la propia voluntad para que su voluntad sea cumplida en nosotros; se
nos pide ser santos, ser los faros de Cristo en el camino de santificación; por medio del Inmaculado Corazón de María
somos reunidos y formados para ofrecer al mundo el ejemplo de esta respuesta a su llamada: El Triunfo de su
Sagrado Corazón, es por este motivo que esta consagración implica un compromiso.

Nuestra Señora aparece bajo el título de «Vuestra Santa Madre de las Virtudes», porque es el Oeste el que más
necesita de virtud. Hemos olvidado las consecuencias del pecado; hoy corre exuberantemente un estadio de tibieza,
indecisión, rebelión y apostasía en muchos corazones. Con tantas ilusiones y oscuridad de Satanás en el mundo la
Santísima Virgen es enviada a nosotros por Dios para guiar nuestras almas fuera de tanta frialdad y oscuridad; Ella
viene para ofrecer un plan de esperanza y para atraer otra vez el fuego del amor sagrado a nuestros corazones.

Es una Madre tierna que llama con dulzura y afecto a sus hijos y les recuerda que son amados cariñosamente por
Dios, a la espera de cada uno de nosotros, hasta la última oveja, con los brazos abiertos llenos de misericordia y
perdón. En nuestra consagración recibimos el cumplimiento de la promesa de Paz; paz dentro de nuestros
corazones, paz en nuestros hogares y paz en el mundo entero; preparemos nuestros corazones para este camino de
gracia divina, respondamos con verdadera convicción, compromiso y con un foco central: el Triunfo de su
Inmaculado Corazón. ¡Ave María!.

«Mis queridos Ángeles: vengo otra vez para pedir sus oraciones, rueguen con el corazón en cada oración, les digo
que recuerden siempre que El Padre nos está escuchando todo el tiempo. Yo se, queridos hijos que sus corazones no
desean hacer una oración de prisa ni demostrar falta de sinceridad en sus palabras hacia Él. Yo les aseguro que sus
oraciones son mi vía para traer paz al mundo; por medio de sus esfuerzos la paz puede descender a la tierra, paz en
sus corazones, paz en sus familias y en sus patrias. La decisión es de ustedes; yo vengo para decirles mis ángeles, que
ustedes tienen el gran poder de realizar todo si ponen a Dios por medio; yo les otorgaré todo lo que sus corazones
pidan a través de la oración». (Junio 13 de 1992 Merdjugorje, Yugoslavia)

ORACIONES DIARIAS

Las siguientes oraciones «deben ser recitadas antes o después de la meditación de cada día, según el texto de cada
uno de los días»

CORONILLA DE VIRTUDES

Nuestra Señora tenía en su mano izquierda una coronilla rosada y dorada y rezaba con la mano derecha. Ella recitaba
todas las oraciones muy despacio y reverentemente con mucho amor. En la oración de esta coronilla Nuestra Señora
hace una promesa, la promesa de la perseverancia en la oración para el crecimiento de las virtudes: la siembra de las
semillas de santidad por las cuales la gracia será cultivada.

Esta coronilla contiene todas las virtudes que Nuestra Señora desea encontrar en nuestras almas. Las gracias
contenidas en esta coronilla de oraciones son para guiar y dirigir nuestras almas para lograr estos dones del Cielo.
Por medio de estas siete virtudes, nuestra alma vuela a las manos de Dios Padre.

«Queridos míos: estas oraciones son para obtener las virtudes. Se empieza con el Credo, luego sigue la Consagración
a Mi Corazón Inmaculado y después el Ángelus. Posteriormente se reza la virtud seguida por el Padre Nuestro, el
Gloria al Padre y la oración al Espíritu Santo. Después se recita la siguiente virtud y así se contemplan las siete
virtudes: Fe, Esperanza, Caridad, Humildad, Paciencia, Perseverancia y Obediencia. (Octubre, 1 de 1.992 )EL CREDO

Creo en Dios, Padre Todopoderoso, Creador del cielo y de la tierra. Creo en Jesucristo, su único Hijo, Nuestro Señor,
que fue concebido por obra y gracia del Espíritu Santo, nació de Santa María Virgen, padeció bajo el poder de Poncio
Pilato, fue crucificado, muerto y sepultado, descendió a los infiernos, al tercer día resucitó de entre los muertos,
subió a las cielos y está sentado a la derecha de Dios, Padre Todopoderoso. Desde allí ha de venir a juzgar a vivos y
muertos. Creo en el Espíritu Santo, la Santa Iglesia Católica, la comunión de los santos, el perdón de los pecados, la
resurrección de la carne y la vida eterna. Amén.

CONSAGRACIÓN A LA SANTÍSIMA VIRGEN

Oh Señora mía, Oh Madre mía! Yo me entrego del todo a Vos; y en prueba de mi filial afecto, os consagro en este
día, mis ojos, mis oídos, mi lengua, mi corazón; en una palabra, todo mi ser. Ya que soy todo vuestro Oh Madre de
bondad, guardadme y defendedme como hijo y posesión vuestra. Amén

EL ÁNGELUS

V. El ángel de Señor anunció a María.


R. Y Ella concibió por obra y gracia del Espíritu Santo.
Ave María……

V. He aquí la esclava del Señor.


R. Hágase en mí según tu palabra.
Ave María……

V. Y el Verbo se hizo carne.


R. Y habitó entre nosotros.
Ave María……

V. Ruega por nosotros Santa Madre de Dios.


R. Para que seamos dignos de alcanzar las promesas y gracias de Nuestro Señor Jesucristo.
Amén

Oremos: «Infunde Señor tu gracia en nuestros corazones, para que habiendo conocido por la voz del ángel el
misterio de la Encarnación de tu hijo, podamos llegar por los méritos de su Pasión y su Cruz a la Gloria de la
Resurrección. Por el mismo Cristo Nuestro Señor. Amén

CORONILLA DE VIRTUDES

Para pedir:

1.Virtud de Fe 2.Virtud de Esperanza 3.Virtud de Caridad 4.Virtud de Humildad


5.Virtud de Paciencia 6.Virtud de Perseverancia 7.Virtud de la Obediencia

Con cada una de las virtudes se deben recitar las siguientes oraciones:
1. Padre Nuestro…
2. Gloria al Padre…
3. Oración al Espíritu Santo

ORACIÓN AL ESPÍRITU SANTO

Ven Espíritu Santo, ilumina mi corazón, para ver las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi mente,
para conocer las cosas que son de Dios; Ven Espíritu Santo, dentro de mi alma, que yo le pertenezco solamente a
Dios; Santifica todo lo que yo piense, diga y haga para que todo sea para la gloria de Dios. Amén

¡OH MARÍA!

«Oh María; transforma mi corazón como el tuyo; colócale alrededor una corona de pureza adornada con virtud;
toma mi corazón querida Madre consagrado como tuyo propio; preséntaselo a Dios Padre como una ofrenda de mí
para ti. Ayúdame, Oh María, en hacer tu corazón más conocido cada día».

ORACIÓN DE PENTECOSTÉS

Mientras se reza esta oración dada por Nuestra Señora que nuestros corazones estén abiertos para reconocer y
aceptar los obsequios del Espíritu Santo, y así avancemos confiadamente en esta batalla por el triunfo del
Inmaculado Corazón. Estamos llamados para transformarnos en el reflejo de Cristo, un reflejo del rostro de Dios que
será una atracción para todos, para que su gloria sea magnificada a través de nuestras vidas.

«Mis queridos hijos: hoy ustedes les traen tanta alegría a mi Jesús. Yo les doy a ustedes una gran bendición de Dios.
El desea crear en sus hijos unidad y gloria a Su Nombre.»

Espíritu de Cristo: despiértame; Espíritu de Cristo: muéveme; Espíritu de Cristo: lléname; Espíritu de Cristo: séllame.
Oh Padre Celestial, conságrame a tu Corazón y Voluntad; se en mí una fuente de virtudes, sella mi alma como la tuya
para que tu reflejo en mí sea una luz que todos vean». Amén
PRIMER DÍA

«Queridos hijos: el acto de Consagración a mi Corazón Inmaculado, como yo les digo, es un acto de amor y no
simplemente palabras. Me llena de regocijo saber que sus corazones lo entienden así.

Les digo que sus corazones son la ventana del alma, el acto de consagración abre esa ventana; sus almas son como
un prisma diseñado por Dios, como su propio reflejo. Si en este prisma hay impurezas, no podrá reflejar la gloria para
la cual fue diseñado; para llevar claridad al alma ustedes deben rezar, para traer claridad al alma tienen que rezar;
solamente por medio de la oración pueden ser disueltas todas las impurezas.

Queridos míos: miren dentro de mi Corazón pues al asomarse a él recibirán a la Trinidad; Yo solo puedo reflejarles la
presencia de Dios.

Escuchen, hijos míos: les aseguro, abran sus corazones para recibir la luz de Dios y permitan que solo Él se refleje en
ustedes»

Guía: Nuestra Señora nos trae un llamado a su misión:

La misión para su Triunfo. Esta misión comienza con nuestra Consagración a su Inmaculado Corazón; de esta manera
nosotros respondemos al llamado de santidad y a la búsqueda de paz dentro de nosotros mismos y en el mundo
entero.

Debemos comenzar por darnos cuenta que este es un llamado a una conversión personal, que envuelve nuestra
propia alma y corazón, que permite a Dios obrar en nosotros y por medio de nosotros.

El acto de Consagración es exactamente lo que Nuestra Señora ha dicho: un acto. El acto de Consagración unirá
nuestros corazones con el de Ella hacia su Hijo a través de una gracia especialmente creada.

Dirección: La oración es la que crea nuestra relación con Dios. Mediante este acto de comunión, Dios viene a
nuestros corazones y nosotros vamos hacia Él. Por medio de la oración, todas las impurezas que hay dentro de
nosotros, pueden ser llevadas ante El y transformadas por su Gracia. Tener serenidad en el alma es estar lleno de la
presencia de Dios. Primero debemos unirnos como uno a Dios; entonces, por medio de nuestra unión con El, El
podrá obrar maravillas por medio nuestro.

Meditación: ¡Oh Corazón Inmaculado de María!, ayúdame para que la ventana de mi alma permanezca siempre
abierta y transparente para que todas las impurezas puedan ser borradas y que Dios sea magnificado y glorificado, a
través de mi propia conversión, consagración y testimonio. Madre querida, que yo pueda poner en acción las
palabras que te prometo. Abre mi corazón para que yo me convierta en la señal del Triunfo en todo el mundo.
«Serán como Ángeles en el Cielo». (Mateo 22:30)

Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)

SEGUNDO DÍA

«Mis queridos hijos. Vengo a ofrecerles mi más grande regalo: darles mi amor en un intercambio muy especial – Mi
Corazón por el de ustedes. En este intercambio, ustedes harán el Acto de Consagración a mi Inmaculado Corazón
participando así en mi Triunfo. Hijos míos, yo lo pido pero la decisión es solamente de ustedes». Agosto 9 de 1992

Guía: Nuestra Señora nos recuerda cual es el propósito de la Consagración. La Consagración encierra la promesa del
alma de ser poseída por Ella y por medio de Ella por Dios, por el Espíritu Santo Como Ella permanece como la esposa
del Espíritu Santo, todo le es dado por Dios y de este modo, nuestros corazones también están prometidos a Dios
por medio de nuestra Consagración a Ella. Como el propósito entero de Nuestra Señora es llevar a todos los
corazones a su Hijo, Ella en efecto, está recogiendo todas las almas para Él.
En el Acto de Consagración, por medio de la gracia divina, nuestro corazón es intercambiado por el corazón de
Nuestra Señora y entonces nuestras almas son purificadas y sanadas por medio de una reconciliación enfocada hacia
Dios. Cuando el alma llega a unirse con Nuestra Señora, el deseo de imitarla a Ella se convierte en el propósito de
esta unión.

El corazón es elevado al nivel de pureza necesaria para que corresponda con la imitación de Nuestra Señora y así
llegar a la atmósfera Espiritual necesaria para que pueda ocurrir el intercambio de corazones. En esta invitación,
nuestro corazón es atraído por la fuerza del deseo para que pueda encontrarse al otro lado con Dios para el
intercambio. El Acto de Consagración es una comunión Espiritual con Jesús a través del Corazón de Nuestra Señora.

Dirección: Nuestra Señora nos dice que nosotros no reconocemos el poder que se nos da por medio de la oración.
Nosotros llevamos la llave para la paz del mundo en nuestros corazones. Por medio de la oración, la relación entre
Dios y nosotros es aumentada; y mediante este tiempo que pasamos con El, de corazón a corazón, todas nuestras
necesidades serán satisfechas. Nosotros debemos dedicar un tiempo para hacer crecer esta relación. No es posible
tener una relación de uno solo nada más. Debemos darle tiempo a El, para que El revele a nuestro corazón sus
designios para nosotros. En la soledad de la oración, nuestra alma aprende todos los misterios del Cielo.

Meditación: ¡Oh Corazón Inmaculado de María!, ayúdame a rezar para que el fuego de mi corazón pueda llegar, por
medio tuyo, al nivel necesario para el intercambio de mi corazón por el tuyo. Madre querida, yo ruego para poder
darte el «SI» de la simplicidad, creada por la pureza de mi corazón con la intención de imitar a tu corazón. Santa
María, asísteme en mi deseo para amar a Dios con toda mi alma, para hacer todo lo que esté en mi poder para
agradarlo a Él, que me ama tanto. Deseo unirme a Ti eternamente para que Tú puedas presentarme ante el trono de
Tu Hijo en un estado de perfección y lleno de amor sagrado.

«Y todo el que deja casa, hermanos, hermanas, padre, madre, hijos o propiedades, por amor de mi Nombre, recibirá
cien veces lo que dejó y tendrá por herencia la vida eterna. (Mateo 19:29)

Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)

TERCER DÍA

«Ángel mío, te pido que renueves tu consagración a mí de una manera muy especial. En el día de tu consagración,
pido que todos mis hijos se unan a mí, que vengan todos juntos y se consagren a mi Inmaculado Corazón. Ustedes no
perciben cuantas gracias hay encerradas en este Acto, anhelo llevarlos a todos en mis brazos maternales y
presentarlos a Dios Padre en el Cielo. Yo te presento a mi Hijo, que es tu verdad, tu vida y el Camino hacia la vida
eterna en el Cielo.

Vengo a la tierra tan frecuentemente porque el mundo está influenciado por decepciones y por maldad. Deseo
guiarlos hacia el mensaje completo del Evangelio, de esta manera ustedes podrán moldear sus vidas y así ganar la
corona del cielo. Te advierto, querido Ángel, el mundo sucumbirá ante las tinieblas de las grandes tribulaciones. Les
ruego que todos se entrelacen con mi Inmaculado Corazón que pueda protegerlos y guiarlos a través de tanta
oscuridad. Les aseguro que ustedes no saben que difícil es, queridos hijos, escapar a las trampas de maldad que
Satanás les prepara. Sus seducciones se han hecho atractivas y tan sutiles que sólo mediante la unión de nuestros
corazones ustedes podrán salvarse de ellas.

Cada día se hará más claro que el rebaño que está consagrado a mí Corazón y llevado en mis brazos en esta hora
final, será la de aquellos que son fieles al mensaje del Evangelio, al Vicario de Cristo y que adoran la presencia de mi
Hijo en la Eucaristía; estos serán envueltos en los pliegues de mi manto mediante la Consagración a mi Inmaculado
Corazón.

Es esta la forma como Yo deseo guiarlos a la glorificación de la Santísima Trinidad. Ustedes encontrarán el paso por
la puerta de mi Corazón y por este medio esparcirán la luz del esplendor divino. Cuando la luz que ustedes contienen
sea esparcida sobre la tierra y mi parte, como portadora de esta luz se haya ya cumplido, mi Jesús reclamará el
Reinado de su Sagrado Corazón y restaurará su Reino.

Con los esfuerzos más pequeños ustedes derramarán esta gloria y así permanecerá en sus manos el Triunfo y la
proclamación de nuestros dos corazones entre la humanidad».

Guía: La preparación para la consagración le da al alma una base para recibir una gracia excepcional, porque para
que Dios conceda una gracia al alma, ésta tiene que estar preparada para recibirla. La preparación es un acto de
purificación del alma y este acto de preparación debe ser completado a un nivel comparable con la grandeza de la
gracia que será otorgada por Dios.

Este acto de consagración es una comunión Espiritual con El, por medio del Corazón de María y nunca deber ser
hecho a la ligera. Debemos hacer nuestra consagración con un profundo sentido de la realidad de la gracia que está
contenida en este acto. La preparación que precede al acto debe ser tomada muy seriamente. El propósito de esta
preparación es darle al alma una base para recibir esta gracia tan grande. Nuestra Señora dice que antes que Dios
pueda conceder una gracia en toda su plenitud, el alma debe estar preparada para recibirla.

Dirección: Lo primero que debemos buscar en nosotros es un ardiente deseo de perfección en el alma. Este es el
medio por el cual se adquiere la santidad. Nuestra consagración al Inmaculado Corazón de María, nos facilita la
perfección en el alma. Primero tenemos que progresar en virtud y aspirar al grado más alto de santidad por medio
de nuestro propio deseo.

Los deseos santos son las alas benditas con las cuales uno escapa de los lazos mundanos. Por este medio nosotros
estaremos aptos para volar hacia las alturas de perfección, donde encontraremos la paz que el mundo no puede
darnos.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ayúdame a abrir mi alma para recibir la gracia inmensa que Dios
desea concederme. Que yo me prepare con un entero conocimiento de los dones preciosos que mi alma va a recibir;
que me entregue con toda sinceridad, humildad y pureza para obtener lo que Dios se digne extender sobre mí, sin
que yo lo merezca.

«La voluntad de Dios es que se hagan Santos» (1ª Tesalonicenses 4:3)

Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)

CUARTO DÍA

«Ángel mío, es en la respuesta de mi llamado, como todos mis hijos reciben cada gracia que ellos imploren de mi
Inmaculado Corazón. Tu convicción, puesta dentro de la Consagración a mi Corazón maternal, permite que el
Espíritu Santo se mueva dentro de ti, a través de Mí.

Te lo digo otra vez para que lo recuerdes: será cuando ya no sientas la tierra bajo tus pies, cuando tú constatarás
que estas en vuelo hacia mi abrazo.

Ángel mío, nunca dudes de las palabras que te he dicho sobre el deseo de Dios Padre para la santa ejecución de mi
triunfo: Es en esta unión concedida entre mis escogidos, y la conformidad a la voluntad de Dios, como la afirmación
de la convicción será inspirada en cada uno de sus corazones» (Diciembre 7 de 1992)

Guía: Se necesita una gracia excepcional para llevar el alma al estado en que este intercambio celestial de corazones
pueda ocurrir; se necesita un fuego abrasador.

La consagración levanta el alma hasta el punto donde Dios se mueve hacia ella para elevarla por encima de la
capacidad humana de amar; en esencia, Dios levantará el alma al conocimiento del Cielo.
El alma, puede moverse humanamente hasta el punto donde Dios puede corresponder a ella y atraerla hasta el
momento del intercambio, pero solo Dios puede atraer el alma a este nivel espiritual. Se necesita un amor divino e
intenso para causar la transformación del alma y del corazón, hasta el punto de la fusión necesaria para que se
realice tal milagro.

Si la base para la consagración no está puesta dentro del alma, el alma no puede moverse libremente hasta el punto
que debe alcanzar para que ocurra el intercambio.

Es el esfuerzo por parte del alma, el que alimenta el deseo de amar de Nuestra Señora, pero solo Dios como
mediador puede realizar el acto divino del intercambio en el acto de la consagración. La preparación debe ser vista
con tanta importancia como el acto mismo de la consagración; de otra manera el alma no podrá recibir la gracia
diseñada específicamente para la consagración.

Dirección: ¿Cómo es que los deseos fervientes hacen volar el alma a Dios?, los buenos deseos dan fuerza y coraje y
disminuyen el trabajo y la fatiga de ascender la montaña de Dios. El que no tiene un deseo ardiente para obtener la
santidad durante los tiempos difíciles, no podrá llegar nunca a la perfección.

Nosotros no debemos descansar en nuestro deseo intenso para alcanzar la santidad, sino que debemos correr
continuamente para poder obtener la corona de pureza adornada con virtud; esta es una corona incorruptible que
Nuestra Señora desea tanto colocar sobre nuestra alma a través de nuestra consagración a su Inmaculado Corazón.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ruega para que mi corazón se abra ante la gracia que lo
transformará en imitación al tuyo. Haz que yo pueda obtener, por el poder del Espíritu Santo, el deseo que me
mueva hacia ti y que mi corazón pueda ser conducido hacia el momento del intercambio; que sea creado un fuego
abrasador que pueda arder tan brillantemente, para que el milagro de la transformación pueda envolver mi corazón
y mi alma y ser levantada hasta las alturas prometidas por Dios.

«¿Quién subirá hasta el monte del señor?,


¿Quién entrará en su recinto santo?.
El que tiene manos inocentes y
puro corazón, el que no pone
su alma en cosas vanas, ni jura con engaños»
(Salmo 24:34)
Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)

QUINTO DIA

«Queridos hijos: ustedes están despertando al amanecer de mi Triunfo, ruego por su unidad en la respuesta a mi
llamado, les doy la alternativa para la paz en el mundo: pongan en práctica queridos míos, la suplica de mi
Inmaculado Corazón; espero sus respuestas en la tierra donde he obtenido mi mayor victoria, Rusia. Para contestar
el llamado de estos hijos a mi Corazón, extiendan sus conversiones a través de este lugar; confió en ustedes la
conclusión de mi mensaje del pasado para dar victoria y efecto a mis palabras». (Diciembre 7 de 1992)

Guía: Primero: en la preparación para la consagración, el alma debe permanecer abierta; y el deseo fundamental de
amar a Nuestra Señora debe estar presente, este tiene que ser un deseo puro, sin complicación y sin otro motivo
más que el de puro amor hacia Ella.

Segundo: El alma debe desear una reconciliación con Dios; esta gracia es otorgada en parte con la consagración
misma, porque es una gracia de unidad; sin reconciliación, la unidad total no puede formarse, porque la plenitud de
la gracia que ha sido concedida está efectivamente bloqueada. La gracia debe ser colocada dentro de lo más
profundo del alma, y es solo mediante la reconciliación que la gracia de Dios puede ser recibida perfectamente;
como es tan inmensa la gracia otorgada así debe ser la reconciliación.
Tercero: el alma debe encontrar solitud para alimentar el estado de amor por Nuestra Señora; solo en la solitud, su
amor puede ser manifestado y realizado en el alma.

Cuarto: el conocimiento de las expectativas de Nuestra Señora en el alma tiene que ser ganado, es muy fácil para
nosotros saber lo que esperamos de Ella; pero muy pocas veces permitimos que las expectativas de Ella sean
conocidas por nosotros. Debemos tener una comprensión clara de lo que Ella espera de nosotros; sin este
conocimiento es muy difícil para el alma realizar los frutos de la consagración.

Pidamos para poder comprender las expectativas de Dios a través de Nuestra Señora, para que sean manifestadas a
nuestras almas.

Dirección: En nuestro deseo de adquirir perfección, debemos buscar frecuentemente la virtud más exaltada: la de
amar a Dios más que todos los santos, sufrir más que todos los mártires, tolerar y perdonar todas las injurias,
aceptar toda clase de sufrimiento por el bien de salvar un alma y efectuar actos de caridad por amor al prójimo
primero. Estas santas aspiraciones y deseos crearán en nuestra alma la llama de la virtud y el reino de pureza y
simplicidad; estas son bases fundamentales para la consagración.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ayúdame a avanzar en perfección mediante el deseo de obtener
virtud y pureza; que yo pueda contemplar la bondad de Dios en mi vida y abrir mi corazón a los menos capacitados,
para reconocer los favores que Él les concede; pide perdón en mi nombre por la falla de amar y honrar tu tierno
corazón más fervientemente. Madre querida, átame y úneme a tu Hijo, para que yo sea enteramente suyo como Él
lo desea.

«Crea en mi, Oh Dios,


un corazón puro,
pon en mí Espíritu firme» (Salmo 51:12)
Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)
SEXTO DÍA
«Hijos míos; junten sus corazones como uno solo, recuerden la intención de sus respuestas a mi llamado para
honrar, amar y servir a la Trinidad, tres personas en una.

Los amo y deseo para ustedes solo bondad y regocijo. ¡Mucho se alcanzará para este día!; Prepárense para la batalla:
la batalla final para la armonía y la paz; manténganse fuertes y unidos, sosténganse bajo la promesa de la paz global;
el Padre Todopoderoso lo ha asegurado.

El acto de consagración ha sido presentado y aceptado; la conversión espera, Él ansia poseer cada corazón para
llenar cada alma con su reino. Tomen mi mano no teman, corran conmigo no vacilen, empujen todo su ser al corazón
de esta misión, deseo sus respuestas al llamado de conversión.

Queridos hijos, esto significa, no solo que ustedes se consuman, sino repartir esta chispa de amor; la unidad no
puede ser creada por uno mismo, sino alcanzando los corazones de los que te rodean y asiéndote al corazón que
alcanza el tuyo. La conversión se encuentra en ti por medio del reflejo de Él». (Diciembre 31 de 1992)

Guía: El alma reconoce que al hacer la consagración, ciertas peticiones de gracia, intercesión, guía y dirección son
concedidas por Nuestra Señora; pero también es importante comprender lo que Ella nos pide a cambio. Debemos
recordar que no puede haber una relación de un solo lado, debe estar presente la participación de ambos lados;
nosotros no podemos seguir adelante sin saber cual es el resultado que nos espera al final. Nuestra Señora nos pide
que avancemos en santidad, pero es solo por su mano como se nos da el modo para cumplirlo.

Dirección: Es verdad que cualquier bien que nosotros hagamos viene de Dios, y que sin su gracia, nosotros no
podemos ni pronunciar su nombre; comprendiendo que nosotros dependemos enteramente de gracia. Dios nos
ordena tomar nuestra parte y cooperar con Él en la obra de salvación; muchos desean llegar a ser santos pero
quieren que Dios haga todo el trabajo y que Él los lleve a la gloria eterna sin esfuerzo o inconveniencia para ellos;
pero esto es imposible, la ley divina de Dios declara que la carga debe ser llevada por los dos, para mostrar que su
mano divina y nuestra cooperación son indispensablemente necesarias para crear la santidad del alma.

Al llevar esta carga, se gana el mérito de la felicidad eterna; por esto, nosotros tenemos que someter nuestras
voluntades a la vivencia evangélica para así aplastar el obstáculo a la santidad. Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón
de María!, confiado en la Misericordia infinita de Dios, ruego con firme confianza amarte con todo mi corazón; veo
que las gracias que yo recibo, la luz, los buenos deseos y la buena voluntad que Dios me da, son el fruto de tu
intercesión. Madre querida, continua intercediendo por este hijo, y ruega conmigo por mi santificación hasta que
todo mi ser llegue a ser como Dios lo desea. Ruego para que mi consagración a Jesús, por medio tuyo, sea sin
ninguna reserva y ruego que mi firme esperanza pueda ser realizada pronto.

«Así pues, debe brillar su luz


ante los hombres para que vean
sus buenas obras y glorifiquen
a vuestro Padre que está en los Cielos» (Mateo 5:16)
Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)
SÉPTIMO DÍA

«Mis queridos hijos: vengo a convocarlos a esta misión de paz, les prometo no separarme de vuestro lado, regresar a
ustedes en mi sábado de cada mes, para prepararlos y enseñarles su parte en este plan divino de gracia.

Queridos hijos míos, los llamo aquí para completar todo lo que les he pedido; la hora para la culminación de mi
mensaje de paz ha llegado, reúnanse todos fielmente para su consagración con el «Si» a Dios Padre en el día de mi
fiesta. A mi se me dará el camino para hacer posible sus deseos de ayudar en esta misión; vengan todos juntos bajo
la guía de mi Corazón y de mis pastores escogidos. Plantaré en ustedes la semilla de la santidad por la cual crecerá la
gracia y la virtud». (Enero 1 de 1993)

Guía: El propósito central de la consagración es crear la unión. Nuestra Señora concederá una gracia especial para
infundir esta unión; es necesario que preparemos nuestras almas para recibir esta gracia santa, de otra manera
quedaremos con solo una parte de lo que Ella había intentado conferirnos. Esta gracia no se puede manifestar con la
perfección que ha sido diseñada si el alma no ha preparado el vaso en que será recibida; el alma recibirá solamente
el nivel de gracia que está preparada para recibir.

El alma debe entonces reconocer la intención por la cual Nuestra Señora nos trae esta gracia y la expectativa de los
frutos de esta gracia; nosotros deberíamos recordar que todas las gracias son puramente dones que son conferidos
con el propósito de glorificar a Dios; este es el propósito final de cada uno de los dones del Cielo.

Dirección: No se desanimen cuando encuentren que no han llegado a la perfección que ustedes querían; si se
decepcionan por las imperfecciones que desean corregir, esto sería ceder a una gran ilusión de Satanás. El alma que
siempre acaricia el deseo ardiente de avanzar en la virtud y se esfuerza continuamente en seguir adelante, podrá
obtener, con la asistencia divina, la perfección que se puede alcanzar en esta vida; el descorazonamiento da lugar a
que se pierda la esperanza en las gracias obtenidas por medio de tu voto a la consagración; la promesa de la
consagración es la marca del vínculo eterno de un puro «FIAT».

Meditación: ¡Oh inmaculado Corazón de María!, por estas luces interiores infundidas en mi alma por medio tuyo en
el momento de mi consagración, ayúdame a recibir y ganar la gracia; que yo busque continuamente la voluntad de
Dios como tú lo hiciste y a ejecutarla sin reservas. Me ofrezco totalmente para privarme de todos los apegos
mundanos, a sufrir la cruz que abrazo con pasión y permanecer firme a tu lado en orden de batalla, listo para
defender el Triunfo de tu Inmaculado Corazón.

«Él se fijó en la felicidad que le estaba reservada, y por ella no hizo caso a la vergüenza de la cruz» (Hebreos 12:2)

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OCTAVO DÍA

«Mis queridos hijos: no me abandonen, Yo anhelo acogerlos a todos en el calor de mis brazos; permanezcan fuertes
en unidad. Satanás no puede causar daño cuando permanecemos todos unidos con mi Jesús como nuestro centro.

Les digo: vengo a llamarlos hacia una convicción, la convicción de la consagración global; vendré a recoger las
cosechas de esta consagración unificada, mi corte. En la consagración a mi Inmaculado Corazón ustedes darán su
«SI» para ser escogidos y colocados a su servicio de un modo especial; ustedes están aceptando los sacrificios del
triunfo, porque yo le pediré mucho a cada uno. Humillen sus almas y tomen mi mano, permítanme conducirlos a la
paz; la paz de sus familias, la paz de sus países nativos y la paz en el mundo.

Queridos hijos; ábranme sus corazones a mí porque yo deseo colocar mi chispa dentro de ustedes, yo solo puedo dar
lo que ustedes puedan aceptar, mientras más permitan el paso de mi mensaje a su alma, más se me permitirá
llevarlos dentro a las profundidades de la comprensión. Vivan las palabras que yo les doy; se las doy para enseñarles
y para preparar sus almas para los días venideros. Vengo a ayudarles a transformar su corazón y su alma al
verdadero sentido de la conversión; a la imagen de Dios.

¿Vendrán ustedes hacia a mí?, ¿Me permitirán llevar sus corazones al Padre?, Esta es la elección que ustedes tienen
que hacer sin reserva, les pido que reflexionen acerca de la importancia de este día.» (Enero 10 de 1993)

Guía: Este acto de Consagración encontrará tu alma llena de un amor profundo; este amor es tan ardiente que llega
hasta el corazón de Nuestra Señora con tanta fuerza que Ella es atraída a tu corazón. El deseo del alma de
consagrarse a Nuestra Señora causa cierta atracción: un magnetismo. Es esa atracción la que lleva este intenso
deseo de tu corazón a la atención de Nuestra Señora; en cuanto Ella encuentra y enfoca los deseos de tu alma, se
concentra e intensifica este amor y los fundamentos para que se forme el intercambio divino.

Dirección: El alma es como un jardín en el cual las malas hierbas crecen constantemente; entonces, tenemos que
practicar la abnegación; manteniendo continuamente la pala en nuestras manos para arrancarlas y arrojarlas de
nuestros corazones. Si no tu alma se volverá salvaje; una basura sin cultivar cubierta de espinas. ¿Cómo nos puede
ayudar el cultivar nuestro exterior, efectuar devociones y dejar nuestro interior como un campo indomable?. Es tu
propia voluntad la que trae la rutina a tu alma; pero por medio de tu consagración se fertiliza la tierra. Al podar tu
alma sientas las bases de las gracias en la consagración; es por medio de tus constantes esfuerzos que un jardín de
pureza es creado para recibir las flores de virtud en medio de tu corazón.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, atráeme enteramente hasta tu Hijo y ayúdame a encender en mi
corazón su santo amor por el cual yo deseo ser enteramente consumido; Madre querida, toma posesión de mi
corazón y cámbialo por el tuyo. Llénalo con el deseo de todo lo que es santo y bueno, ilumínalo para que esté listo y
dispuesto para ejecutar la voluntad del Padre y siguiendo tu ejemplo, pueda yo encontrar la santificación; únete a mi
y yo a ti con un perfecto amor que nunca pueda ser disuelto. Haz que mi corazón no sea ya más mío, sino que sea
enteramente de Dios a través de las gracias infundidas en mi corazón a través de tu corazón maternal.

«Un jardín es mi hermana, mi novia» (Cantar de los Cantares 4:12)


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NOVENO DÍA

«Queridos hijos: ¿Cómo se esconden del amor de mi Inmaculado Corazón?, vengo a traerles mi mensaje de paz
dentro del mundo. Para ayudarme en esta tarea, deben permitir que yo habite dentro y a través de ustedes en sus
consagraciones a mi Inmaculado Corazón; solo de esta manera podrán participar en lo más profundo de mi Triunfo.
Cuando mi Corazón sea infundido en los suyos y los suyos se vuelvan míos, ustedes ganarán la victoria de la paz en la
tierra.

Queridos hijos: les pido una intención en sus oraciones del Rosario; que todos los corazones se abran para responder
a mi petición por esta consagración global. Lo que yo deseo más que todo, es estar con ustedes otra vez en este día.
El próximo mes vendré con la abundancia de gracias del Espíritu Santo dentro de mi Corazón para prepararlos para el
momento de su FIAT». (Febrero 14 de 1993)

Guía: El fundamento para la consagración se encuentra en un deseo magnético, este deseo atrae a Nuestra Señora
hacia nosotros y a nosotros hacia Ella; por medio de esta atracción, el fundamento está puesto para continuar la
preparación de la consagración.

El Espíritu Santo como el esposo de Nuestra Señora, viene del interior del corazón de Ella al nuestro; una vez que
Nuestra Señora ha hecho madurar nuestros corazones, el Espíritu Santo vendrá a cosechar ese amor tan santo;
porque todavía es a su Hijo a quien Ella lleva en cada corazón.

Nuestra Señora nos asegura que Ella vendrá a habitar dentro de nuestros corazones, y con Ella viene la chispa del
Espíritu Santo para hacer fructífera nuestra consagración.

Dirección: La humildad es la base y el guardián de todas las virtudes; el Señor ha prometido escuchar todas nuestras
oraciones. Al orgulloso, Él, le oye con oídos sordos y se resiste a sus peticiones; pero con el humilde, Él, es generoso
más allá de toda medida; a ellos Él les abre sus manos y les concede todo lo que ellos pidan o deseen.

A través de nuestra consagración nosotros ganamos en esta gracia, pero es solo en la humildad como nosotros
podemos realizar y disfrutar de nuestra promesa; con el FIAT que haremos vienen los bloques que forman el
cimiento del Triunfo de Nuestra Señora dentro de nuestros propios corazones. Humilla tu alma ante el señor y
espera de sus manos cualquier cosa que busques.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, ten piedad de mí, ilumina mi alma y hazme ser y sentir lo que yo
soy y lo que yo merezco. Ayúdame a descubrir que las costumbres del mundo sólo están llenas de tristezas y a
encontrar los méritos del Cielo en las profundidades de la humildad.

Reina y abogada mía, asísteme para humillar mi corazón y mi alma ante la gloria de Dios, concédeme la gracia de la
humildad en el momento de mi consagración para que yo pueda imitar la intensidad de tu propio FIAT.

«Porque quiso mirar la condición humilde de su esclava» (Lucas 1:47)


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DÉCIMO DÍA

«Recuerda mi Ángel querido, que la verdadera devoción a mi Inmaculado Corazón es interior; es decir, viene
solamente de dentro de tu corazón y es cultivado en el alma.

La perfección de la consagración es tener confianza como la de un niño en Mi, su Madre; esta confianza hace que tu
alma recurra a mi Inmaculado Corazón con mucha sencillez y ternura; tú me implorarás a todas horas, en todo lugar
y por sobre todas las cosas: en tus dudas para iluminarte, en tus extravíos para que encuentres de nuevo el camino
correcto, en tus tentaciones para sostenerte, en tus debilidades para fortalecerte, en cada día para que yo pueda
levantarte, en cada desánimo para que yo pueda consolarte, en tus cruces, afanes y tribulaciones de la vida para
darte valor, para aceptar y soportar.

Estos momentos son dados a través del profundo amor en mi Corazón por ti; ven querido mío, recoge la gracia del
Cielo; abre tu corazón y permite que el Espíritu Santo llene y penetre en ti plenamente. Extiende tus manos y expón
tu corazón a los deseos de su toque majestuoso». (Marzo 6 de 1993)

Guía: En el centro del reinado de los dos Corazones, está el acto divino de la Redención; el único propósito de este
acto es el de unirse a su propia unidad. Cuando el Espíritu Santo viene dentro del corazón, lo hace como divino
unificador. Así como la atracción se junta en nuestro propio corazón, los dos corazones de Jesús y María se unen y la
unión de ellos trae el acto de Redención y Corredención; siendo este el verdadero propósito de la consagración.
La consagración tiene como objetivo preparar el corazón para recibir a Jesús por medio del Espíritu Santo, y por este
mismo, moviendo unir los poderes corredentores de Jesús y María; esto es lo que causa que el alma sea fructífera.
En la unidad de los dos corazones viene la unión de nuestros propios corazones, ¡Una unidad muy especial de tres es
creada!

Dirección: Debemos comprender lo que significa la solitud del corazón; consiste en expulsar del alma cada afecto
que no sea para Dios y en buscar en nuestras acciones solo la complacencia de su sagrado corazón. En esencia, la
solitud de corazón implica que tú puedas decir con sinceridad: «Dios mío, yo te deseo a Ti solamente y nada más».

Nosotros debemos separarnos de todas las cosas, buscándolo solo a Él y así encontraremos su corazón en
abundancia; no se puede buscar ni encontrar a Dios si Él no es conocido por el alma. El corazón ocupado por los
afectos del mundo no puede reflejar puramente su luz divina; el alma que desea ver a Dios tiene que remover el
mundo de su corazón, el alma que desea ver a Dios tiene que retirarse a un corazón abierto; un corazón
simplemente enfocado a Él.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, guía mi corazón para encontrar solo a Dios en todas las cosas y
sobre todas las cosas y descansar solo cuando haya encontrado solitud; concédeme que en mi consagración, mi
corazón busque esa solitud en la tranquilidad de su paz; que el Espíritu Santo consuma todos mis afectos mundanos
desde lo más profundo. ¡Oh María!, mi Madre, mi refugio, concédeme la gracia de un corazón que sepa estar en
soledad.

«Tú, cuando reces, entra en tu pieza, cierra la puerta y reza a tu Padre que comparte tus secretos, y tu Padre que ve
los secretos te premiará» (Mateo 6:6)

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UNDÉCIMO DÍA

«Queridos hijos: en estos días les pido que se concentren en su preparación para el tiempo en que sus almas
recibirán gracias excepcionales. En la fiesta del día de la consagración, la gracia de Dios Padre caerá sobre ustedes
como lluvia del Cielo; entonces recogeré este rebaño escogido y lo juntaré con mis pastores escogidos, únanse en un
lazo de unión en nombre de mi triunfo.

Sepan, queridos míos, que Yo deposito mi esperanza en ustedes y a ustedes confió mi Corazón, en ustedes descansa
la gracia de salvación para la humanidad.

Rueguen intensamente por el vicario de mi Hijo; unan su corazón al de El de manera especial; ofrezcan en estos días
todos los sufrimientos y alegrías como el sacrificio de ustedes para la consagración por la cual harán su promesa.

Entréguense del modo más virtuoso, miren hacia su prójimo antes que a ustedes, Dios Padre ve todo lo que hay
dentro de sus almas; Él recompensará el amor y la misericordia con su propio amor, El hará justicia cuando se
necesite.

Les suplico que junten este poderoso ejército de mi corte por que la batalla nos espera y solamente quedan unos
momentos para que comience. Queridos míos, yo soy su Madre, quédense como mis hijos; denme sus corazones
porque yo les he dado el mío, confíenme todo lo que son que yo los moldearé en lo que deben ser». (Marzo 13 de
1993)

Guía: Nuestros corazones son poseídos por la fuerza de esta unión; este es el momento al que Nuestra Señora se
refiere como el momento del intercambio. Cuando la consagración es hecha auténticamente con verdadero amor, es
imposible que el alma no sea transformada; así es verdad, que cuando una persona le dice a otra que en la
consagración su vida fue transformada, realmente manifiesta un cambio verdadero.
Esto sucede porque las fuerzas que se hayan reunido en la consagración están en un estado tan perfecto que en el
momento intenso de gracia se crea una transformación que tiene lugar con tal magnitud, que no podría ocurrir de
otra manera.

Dios ha dispuesto que esto suceda solo en este Reino Celestial de la consagración; nosotros comprendemos que es
verdaderamente deseo y voluntad de Dios que el alma complete el acto de consagración.

Dirección: Hacer llegar el alma hasta la presencia de Dios es el fundamento de la vida espiritual que consiste en tres
formas: evitar el pecado, practicar la virtud y la unión con Dios. La presencia de Dios produce estos tres efectos:
preserva el alma del pecado, la guía hacia la práctica de la virtud y la mueve para unirse con Dios por medio de un
amor sagrado.

Para evitar el pecado, no hay mejor manera de resistir la tentación que convencernos que Dios tiene enfocados sus
ojos sobre nosotros en cada momento; si nos mantenemos siempre en la presencia de Dios, con la conciencia de que
Él lee todos nuestros pensamientos, oye todas nuestras palabras y observa todas nuestras acciones, esto nos
preserva de la maldad en nuestros pensamientos, palabras y acciones.

El alma que permanece bajo su presencia divina, no busca solamente agradar a los demás, sino que sólo busca
agradar a Dios; de este modo la virtud crecerá en el alma. Finalmente, el alma crecerá rápidamente en gracia por
medio de la constante unidad con Dios; esta unidad contiene una regla infalible: que el amor aumenta siempre con
la presencia del objeto amado. Son estos tres dones los que vienen como la gracia infundida del espíritu Santo en tu
consagración.

Meditación: ¡Oh Inmaculado Corazón de María!, concédeme que yo te ame durante todo el resto de mi vida y que
pueda ser eternamente tuyo, lleva mi corazón ante la presencia de tu hijo para que la llama de mi amor aumente.
Ayuda a mi alma en la práctica de la virtud, tráele a mi corazón un abundante deseo de tener la fuerza y el coraje
para convertirme en tu presencia dentro del mundo. Moldea mi alma para ser un soldado poderoso en tu corte y
para desplegar la gracia de tu triunfo sobre la tierra.

Ruego, querida Madre, recibir estos dones infundidos en la venida del Espíritu Santo al momento de mi
consagración.

«Que se alegren en el desierto, y que la tierra seca reverdezca y se cubra de flores la pradera. Que se llenen de
flores como junquillos, que salte y cante de contento» (Isaías 35:1-2)
Ir a las oraciones diarias (Páginas 2 y 3)

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