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Español II

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Participante:

Mairely Manuela Mejía Rodriguez

Matricula:
100065854.

Facilitador:
María Alt. Mercedes.

Asignatura:
Español II.
1. Investiga sobre el tema de la argumentación y realiza un resumen de lo
investigado.

La argumentación es un modo de organizar el discurso que pretende conseguir la adhesión


de un auditorio a las tesis u opiniones que sostiene el autor. La argumentación se utiliza
normalmente para desarrollar temas que se prestan acierta controversia.

Estructura de los textos argumentativos:

Los textos argumentativos, como los expositivos, basan una parte importante de su
efectividad en la buena organización de las ideas con las que se pretende convencer o
persuadir. De entre las variadas formas con las que se puede manifestar este modo de
organizar el discurso, analizaremos la estructura más habitual establecida ya en la
Antigüedad por la retórica clásica.

Todo texto argumentativo se articula en torno a cuatro partes fundamentales:

 Presentación o introducción: Tiene como finalidad presentar el tema sobre el que


se argumenta, captar la atención del destinatario y despertar en él el interés y una
actitud favorable.
 Exposición de la tesis: La tesis es la postura que se mantiene ante el tema. Puede
aparecer al principio o al final del texto y es el núcleo de la argumentación. Al
defender una opinión suele adoptarse una de estas tres posturas argumentativas:
a) Postura positiva: el emisor-argumentador aporta argumentos que apoyan su tesis
(argumentación positiva o de prueba).
b) Postura negativa: se ofrecen razones que refutan o rechazan argumentos contrarios
al propio punto de vista (argumentación negativa o de refutación).
c) Postura ecléctica: se aceptan algunas razones ajenas (concesiones) y sea portan
argumentos propios.

2. Lee y analiza el siguiente texto y argumenta sobre su contenido.

Los videojuegos: un nuevo espejo en que mirar nuestra cultura


Cada cierto tiempo, un joven o un grupo de jóvenes del mundo industrializado cometen
una atrocidad que les cuesta la vida a sus compañeros y sus maestros del colegio, o a los
desafortunados transeúntes de un centro comercial. Y cada vez que ello ocurre aparecen
en los medios de comunicación los sospechosos habituales: el rock pesado,
las historietas y, en especial, los videojuegos. Se los acusa de contaminar las mentes de
los niños con violencia, de expresar “antivalores” y de ser una influencia nefasta en la
sociedad contemporánea.

Se trata de una acusación ingenua, conservadora, más dispuesta a buscar un chivo


expiatorio cualquiera que a reflexionar sobre el mundo en el que sus hijos nacieron. Un
caso equivalente al de quien al verse al espejo descubre en su frente una inmensa espinilla
y se convence de que es hora de desechar el espejo. A fin de cuentas, los videojuegos son
un producto cultural, no muy distinto de la literatura y el cine, cuya labor es devolvernos
una imagen más o menos literal de nosotros mismos, del mundo que creamos, de las
decisiones que tomamos o de los escapes fantásticos con los que soñamos para huir de él.

Argumento.

Los videojuegos son una herramienta cultural como cualquier otra, que requiere de
nuestra atención y nuestra participación en lugar de nuestras críticas desinteresadas. Sin
duda la socialización que tiene lugar en juegos multimedia en línea será un reflejo de la
realidad cultural en que vivimos, tal como ocurre en las redes sociales y otros circuitos
cibernéticos en los que el usuario se siente amparado por la anonimidad o la no presencia
física del otro.

Pero el problema a analizar es por qué esto último se entiende como una licencia para
entregarse a conductas de odio, sexismo, racismo o xenofobia.

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