Hechos 2
Hechos 2
Hechos 2
14
Entonces Pedro, poniéndose en pie con los once, alzó la voz y les habló diciendo: …
17
Y en los postreros días, dice Dios,
Derramaré de mi Espíritu sobre toda carne,
Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán;
Vuestros jóvenes verán visiones,
Y vuestros ancianos soñarán sueños;
18
Y de cierto sobre mis siervos y sobre mis siervas en aquellos días
Derramaré de mi Espíritu, y profetizarán.
19
Y daré prodigios arriba en el cielo,
Y señales abajo en la tierra,
Sangre y fuego y vapor de humo;
20
El sol se convertirá en tinieblas,
Y la luna en sangre,
Antes que venga el día del Señor,
Grande y manifiesto;
21
Y todo aquel que invocare el nombre del Señor, será salvo.
22
Varones israelitas, oíd estas palabras: Jesús nazareno, varón aprobado por Dios entre
vosotros con las maravillas, prodigios y señales que Dios hizo entre vosotros por medio de
él, como vosotros mismos sabéis; 23 a este, entregado por el determinado consejo y
anticipado conocimiento de Dios, prendisteis y matasteis por manos de inicuos,
crucificándole; 24 al cual Dios levantó, sueltos los dolores de la muerte, por cuanto era
imposible que fuese retenido por ella. 25 Porque David dice de él:
36
Sepa, pues, ciertísimamente toda la casa de Israel, que a este Jesús a quien vosotros
crucificasteis, Dios le ha hecho Señor y Cristo.
37
Al oír esto, se compungieron de corazón, y dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
Varones hermanos, ¿qué haremos? 38 Pedro les dijo: Arrepentíos, y bautícese cada uno de
vosotros en el nombre de Jesucristo para perdón de los pecados; y recibiréis el don del
Espíritu Santo. 39 Porque para vosotros es la promesa, y para vuestros hijos, y para todos los
que están lejos; para cuantos el Señor nuestro Dios llamare. 40 Y con otras muchas palabras
testificaba y les exhortaba, diciendo: Sed salvos de esta perversa generación.-
HECHOS 7
Varones hermanos y padres, oíd: El Dios de la gloria apareció a nuestro padre Abraham,
estando en Mesopotamia, antes que morase en Harán, 3 y le dijo: Sal de tu tierra y de tu
parentela, y ven a la tierra que yo te mostraré. 4 Entonces salió de la tierra de los caldeos y
habitó en Harán; y de allí, muerto su padre, Dios le trasladó a esta tierra, en la cual vosotros
habitáis ahora. 5 Y no le dio herencia en ella, ni aun para asentar un pie; pero le prometió
que se la daría en posesión, y a su descendencia después de él, cuando él aún no tenía
hijo. 6 Y le dijo Dios así: Que su descendencia sería extranjera en tierra ajena, y que los
reducirían a servidumbre y los maltratarían, por cuatrocientos años. 7 Mas yo juzgaré, dijo
Dios, a la nación de la cual serán siervos; y después de esto saldrán y me servirán en este
lugar. 8 Y le dio el pacto de la circuncisión; y así Abraham engendró a Isaac, y le circuncidó
al octavo día; e Isaac a Jacob, y Jacob a los doce patriarcas. 9 Los patriarcas, movidos por
envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él, 10 y le libró de todas sus
tribulaciones, y le dio gracia y sabiduría delante de Faraón rey de Egipto, el cual lo puso
por gobernador sobre Egipto y sobre toda su casa. 11 Vino entonces hambre en toda la tierra
de Egipto y de Canaán, y grande tribulación; y nuestros padres no hallaban
alimentos. 12 Cuando oyó Jacob que había trigo en Egipto, envió a nuestros padres la
primera vez. 13 Y en la segunda, José se dio a conocer a sus hermanos, y fue manifestado a
Faraón el linaje de José. 14 Y enviando José, hizo venir a su padre Jacob, y a toda su
parentela, en número de setenta y cinco personas. 15 Así descendió Jacob a Egipto, donde
murió él, y también nuestros padres; 16 los cuales fueron trasladados a Siquem, y puestos en
el sepulcro que a precio de dinero compró Abraham de los hijos de Hamor en Siquem.
17
Pero cuando se acercaba el tiempo de la promesa, que Dios había jurado a Abraham, el
pueblo creció y se multiplicó en Egipto, 18 hasta que se levantó en Egipto otro rey que no
conocía a José. 19 Este rey, usando de astucia con nuestro pueblo, maltrató a nuestros
padres, a fin de que expusiesen a la muerte a sus niños, para que no se propagasen. 20 En
aquel mismo tiempo nació Moisés, y fue agradable a Dios; y fue criado tres meses en casa
de su padre. 21 Pero siendo expuesto a la muerte, la hija de Faraón le recogió y le crio como
a hijo suyo. 22 Y fue enseñado Moisés en toda la sabiduría de los egipcios; y era poderoso en
sus palabras y obras.
23
Cuando hubo cumplido la edad de cuarenta años, le vino al corazón el visitar a sus
hermanos, los hijos de Israel. 24 Y al ver a uno que era maltratado, lo defendió, e hiriendo al
egipcio, vengó al oprimido. 25 Pero él pensaba que sus hermanos comprendían que Dios les
daría libertad por mano suya; mas ellos no lo habían entendido así. 26 Y al día siguiente, se
presentó a unos de ellos que reñían, y los ponía en paz, diciendo: Varones, hermanos sois,
¿por qué os maltratáis el uno al otro? 27 Entonces el que maltrataba a su prójimo le rechazó,
diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y juez sobre nosotros? 28 ¿Quieres tú
matarme, como mataste ayer al egipcio? 29 Al oír esta palabra, Moisés huyó, y vivió como
extranjero en tierra de Madián, donde engendró dos hijos.
30
Pasados cuarenta años, un ángel se le apareció en el desierto del monte Sinaí, en la llama
de fuego de una zarza. 31 Entonces Moisés, mirando, se maravilló de la visión; y
acercándose para observar, vino a él la voz del Señor: 32 Yo soy el Dios de tus padres, el
Dios de Abraham, el Dios de Isaac, y el Dios de Jacob. Y Moisés, temblando, no se atrevía
a mirar. 33 Y le dijo el Señor: Quita el calzado de tus pies, porque el lugar en que estás es
tierra santa. 34 Ciertamente he visto la aflicción de mi pueblo que está en Egipto, y he oído
su gemido, y he descendido para librarlos. Ahora, pues, ven, te enviaré a Egipto.
35
A este Moisés, a quien habían rechazado, diciendo: ¿Quién te ha puesto por gobernante y
juez?, a este lo envió Dios como gobernante y libertador por mano del ángel que se le
apareció en la zarza. 36 Este los sacó, habiendo hecho prodigios y señales en tierra de
Egipto, y en el Mar Rojo, y en el desierto por cuarenta años. 37 Este Moisés es el que dijo a
los hijos de Israel: Profeta os levantará el Señor vuestro Dios de entre vuestros hermanos,
como a mí; a él oiréis. 38 Este es aquel Moisés que estuvo en la congregación en el desierto
con el ángel que le hablaba en el monte Sinaí, y con nuestros padres, y que recibió palabras
de vida que darnos; 39 al cual nuestros padres no quisieron obedecer, sino que le desecharon,
y en sus corazones se volvieron a Egipto, 40 cuando dijeron a Aarón: Haznos dioses que
vayan delante de nosotros; porque a este Moisés, que nos sacó de la tierra de Egipto, no
sabemos qué le haya acontecido. 41 Entonces hicieron un becerro, y ofrecieron sacrificio al
ídolo, y en las obras de sus manos se regocijaron. 42 Y Dios se apartó, y los entregó a que
rindiesen culto al ejército del cielo; como está escrito en el libro de los profetas:
44
tuvieron nuestros padres el tabernáculo del testimonio en el desierto, como había
ordenado Dios cuando dijo a Moisés que lo hiciese conforme al modelo que había
visto. 45 El cual, recibido a su vez por nuestros padres, lo introdujeron con Josué al tomar
posesión de la tierra de los gentiles, a los cuales Dios arrojó de la presencia de nuestros
padres, hasta los días de David. 46 Este halló gracia delante de Dios, y pidió proveer
tabernáculo para el Dios de Jacob. 47 Mas Salomón le edificó casa; 48 si bien el Altísimo no
habita en templos hechos de mano, como dice el profeta:
49
El cielo es mi trono,
Y la tierra el estrado de mis pies.
¿Qué casa me edificaréis? dice el Señor;
¿O cuál es el lugar de mi reposo?
50
¿No hizo mi mano todas estas cosas?
51
¡Duros de cerviz, e incircuncisos de corazón y de oídos! Vosotros resistís siempre al
Espíritu Santo; como vuestros padres, así también vosotros. 52 ¿A cuál de los profetas no
persiguieron vuestros padres? Y mataron a los que anunciaron de antemano la venida del
Justo, de quien vosotros ahora habéis sido entregadores y matadores; 53 vosotros que
recibisteis la ley por disposición de ángeles, y no la guardasteis.
54
Oyendo estas cosas, se enfurecían en sus corazones, y crujían los dientes contra él. 55 Pero
Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios, y a
Jesús que estaba a la diestra de Dios, 56 y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del
Hombre que está a la diestra de Dios. 57 Entonces ellos, dando grandes voces, se taparon los
oídos, y arremetieron a una contra él.
HECHOS 20: 17-38
17
Enviando, pues, desde Mileto a Éfeso, hizo llamar a los ancianos de la
iglesia. 18 Cuando vinieron a él, les dijo:
36
Cuando hubo dicho estas cosas, se puso de rodillas, y oró con todos
ellos. 37 Entonces hubo gran llanto de todos; y echándose al cuello de Pablo, le
besaban, 38 doliéndose en gran manera por la palabra que dijo, de que no verían
más su rostro. Y le acompañaron al barco.