Location via proxy:   [ UP ]  
[Report a bug]   [Manage cookies]                

GUIA 17 Las Oraciones Que Dios Contesta

Descargar como docx, pdf o txt
Descargar como docx, pdf o txt
Está en la página 1de 4

GUÍA

Las Oraciones que Dios


contesta

GUÍA 17
Las Oraciones que Dios contesta
.Introducción
Eh leído como muchas de ustedes dicen, orar y orar y no sentir sus
oraciones contestadas, amadas, la clave está en confiar en Dios, en
confiar que él nos ama, y que todo lo que Dios hace (y le permitimos
hacer) es para nuestro bien y sobre todo para Su gloria, no se trata de
ti, ni de mí, se trata de Él.
Veamos...
Las oraciones que Dios contesta.
Un ateo me retó una vez a explicarle cómo es que se puede confiar
en la Biblia cuando está llena de promesas que obviamente no
suceden. El pasaje que citó fue Juan 14:14, donde Cristo nos dice
que hará lo que pidamos en su nombre.
¿Es realmente cierto que Dios hace lo que sea que pidamos en el
nombre de Jesús? Si no lo hace, parece estar mintiendo. Pero, como
todo versículo de la Biblia, leer correctamente el contexto nos ayuda
a aclarar el verdadero significado del texto. Empecemos leyendo
todo el pasaje:
“Y todo lo que pidáis en mi nombre, lo haré, para que el Padre sea
glorificado en el Hijo. Si me pedís algo en mi nombre, yo lo haré”
(Juan 14:13-14).
La respuesta a si Dios hace lo que pedimos está en la motivación
detrás de nuestra oración. El contexto lo deja claro. Entonces, si
queremos saber si Dios hará lo que pedimos, debemos hacernos las
siguientes preguntas.
1. ¿Será el Padre glorificado en el Hijo con mi petición?
Romanos 11:3
La manifestación de su gloria es el propósito final y superior en
TODO lo que Dios hace. Por eso dice el versículo 13, “…para que el
Padre sea glorificado en el Hijo” como el propósito por el cual Dios
hace lo que pedimos.
Jesús nos dio un ejemplo muy claro del tipo de peticiones que están
motivadas por un deseo de la gloria de Dios cuando explicó el
propósito de la muerte de Lázaro (Jn. 11:4), “Esta enfermedad no es
para muerte, sino para la gloria de Dios, para que el Hijo de Dios sea
glorificado por ella”. Cuando Jesús oró para que Lázaro resucitara
¡Dios contestó!
2. En qué confío ¿en la sabiduría de Dios o en la mía?
Justo después de la promesa de siempre hacer lo que pidamos, está
la promesa del Espíritu Santo. Jesús promete que no nos dejará
huérfanos (v.18). Esta dependencia y guía del Espíritu es lo que
debe regir nuestras peticiones. Dependemos de la guía del Dios
sabio para tomar decisiones sabias y vivir correctamente la vida
cristiana. ¿Sabemos realmente qué es lo mejor para nosotros? Si
realmente consideramos que Dios es más sabio que nosotros,
diremos junto con el apóstol Pablo, “No sabemos orar como
debiéramos, pero el Espíritu mismo intercede por nosotros con
gemidos indecibles. Y Aquél que escudriña los corazones sabe cuál
es el sentir del Espíritu, porque Él intercede por los santos conforme
a la voluntad de Dios” (Ro. 8:26-27).
Esto significa que al pedirle cosas a Dios debemos hacerlo en un
espíritu de humildad y dependencia. Debemos procurar una actitud
que muestre fe: “A mí me gustaría que hicieras esto, pero sé que tú
ves un panorama mucho más extenso y profundo que el que yo
puedo ver. Por favor, haz lo que el Espíritu está intercediendo por mí
ahora”.
"Padre nuestro... Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el
cielo, así también en la tierra" (Mateo 6:10) y por ende en mi vida.
Ese es el tipo de oración que glorifica al Padre; el tipo de oración
que muestra dependencia y confianza en su soberanía y su
superioridad para conocer el mejor lugar al que nos puede llevar
como sus hijos. Ese lugar pudiera ser la escasez económica, la
enfermedad o aún la muerte ¿Por qué querríamos que Dios nos diera
algo menos que lo mejor? Y sólo Él sabe qué es lo mejor realmente.

3. ¿Quiero lo mismo que quiere Dios?


Hace poco hice un estudio sobre el Padre Nuestro basado en una
serie de mensajes por David Platt. En uno de los mensajes David
decía, “Desea lo que Dios desea, y luego pide lo que quieras”. Me
parece que allí está la verdadera clave de que una oración sea
contestada. Entre más vayamos creciendo en santidad hacia ser más
como Cristo en nuestra manera de pensar, más oraciones veremos
contestadas. Por eso dice el versículo 15, inmediatamente después
del texto que estamos considerando, “Si me amáis, guardad mis
mandamientos”. Nuestro amor a Dios siempre se verá reflejado en
las cosas que deseamos, porque lo que deseamos es un reflejo de lo
que valoramos. Jesús dice que el reflejo de nuestro amor por Él es
cómo valoramos sus mandamientos en nuestras vidas.
Este concepto lo vuelve a reforzar Juan en el capítulo 15 versículo
16: “…y os designé para que vayáis y deis fruto, y que vuestro fruto
permanezca; para que todo lo que pidáis al Padre en mi nombre os lo
conceda”. Dios quiere que llevemos fruto, por lo tanto, cada vez que
pidamos llevar fruto y que ese fruto permanezca, no tengamos la
menor duda: Dios contestará esa oración.
Conclusión
La oración no es para que Dios se someta a nosotros, sino para que
nosotros nos sometamos a Dios. Y esa es la verdadera fe. La que
hace cosas sobrenaturales y mueve montes. La que muestra que Dios
hará cualquier cosa que lo glorifique. Y cada vez que pidamos que
Jesús sea glorificado en la manera que Dios conteste nuestra
oración, tengamos por seguro que lo hará, aunque signifique
arrancar un monte de su lugar para echarlo al mar. Pidámosle a Dios
llevar fruto para su gloria. Sólo Dios sabe en su infinita sabiduría
cómo y dónde lo hará. Pero sí, lo hará.
Recuerda: entre más vayamos creciendo en santidad hacia ser más
como Cristo en nuestra manera de pensar, más oraciones veremos
contestadas

También podría gustarte