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Todo lo que la Biblia nos dice


sobre la oración
Como cristianos debe ser una prioridad cultivar nuestra
relación con Dios, y una de las mejores maneras para crecer
en nuestro andar con Jesús es la oración. Cuando oramos,
hablamos con Dios sobre lo que sucede en nuestras vidas,
nuestros anhelos, nuestras luchas y nuestros temores.

Orar a Dios nos acerca a él. La oración abre la puerta para que
recibamos sus palabras, su consuelo y las bendiciones que él
desea darnos.

La oración también fortalece nuestra fe. Al orar, sentimos la


presencia y el poder del Espíritu Santo y su presencia nos
llena de gozo y de valentía para obedecer al Padre en todo
momento, viviendo siempre dentro de su voluntad.

¿Qué es la oración según la Biblia?


A través de la Biblia vemos claramente que orar es hablar con
Dios. Cuando oramos conversamos con el Padre, abrimos
nuestro corazón ante él y le contamos cómo nos sentimos. En
Mateo 6:5-8, Jesús habla sobre la oración y dice:

Cuando oren, no sean como los hipócritas, porque a ellos les


encanta orar de pie en las sinagogas y en las esquinas de las
plazas para que la gente los vea. Les aseguro que ya han
obtenido toda su recompensa. Pero tú, cuando te pongas a orar,
entra en tu cuarto, cierra la puerta y ora a tu Padre, que está en
lo secreto. Así tu Padre, que ve lo que se hace en secreto, te
recompensará. Y al orar, no hablen solo por hablar como hacen
los gentiles, porque ellos se imaginan que serán escuchados por
sus muchas palabras. No sean como ellos, porque su Padre sabe
lo que ustedes necesitan antes de que se lo pidan.

Aquí vemos que la oración es entre nosotros y Dios, no para


impresionar a los demás. Nuestro corazón no tiene la actitud
correcta si lo que buscamos es que los demás nos vean y
admiren nuestras palabras. Al orar, nuestro deseo más grande
debe ser pasar tiempo con Dios y hablarle desde lo más
profundo de nuestro corazón.
Es cierto que nuestro Padre sabe de antemano lo que
necesitamos, pero como a todo buen padre, a él le encanta
escuchar la voz de sus hijos. Vemos así que el énfasis de la
oración debe ser fortalecer nuestra relación con Dios,
acercarnos a él, pasar tiempo en su presencia y compartir con
él lo que ocupa nuestro corazón. Oramos porque nuestra
relación con Dios es importante y vital.

¿Cómo orar a Dios?


Puede que entendamos la importancia de la oración, pero
muchas veces no tenemos claro cómo debemos orar. La Biblia
nos da ejemplos y ayuda. En el mismo capítulo del evangelio
de Mateo mencionado anteriormente (Mateo 6) encontramos la
oración del «Padre nuestro», conocida como la oración modelo
de Jesús.

Una forma sencilla de orar es usando el modelo dejado por


Jesús. La idea no es repetir la oración vez tras vez. Podemos
aprenderla para entender algunos principios sobre cómo orar a
Dios Padre para luego hablar con él usando nuestras propias
palabras. La oración del «Padre nuestro» en Mateo 6:9-13 dice:

Ustedes deben orar así:


“Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad
en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno”.
(Mateo 6:9-13)

Si tomamos esta oración como ejemplo, vemos que hay


algunos elementos importantes que deben formar parte de
nuestra oración.

1. Comenzamos con una actitud de alabanza, adoración


y humildad
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre.
(Mateo 6:9)

Inicialmente, debemos mostrar nuestra alabanza y adoración,


reconocer la grandeza de Dios y su santidad. Nuestra actitud
debe ser humilde.

2. Expresamos nuestra confianza en Dios


Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
(v.10)

Luego nos sometemos a su voluntad y afirmamos que lo mejor


que nos puede pasar es que su reino se manifieste en nuestras
vidas. Declaramos confianza total de que su reino y su
voluntad son lo mejor para nosotros, porque donde se
manifiesta el reino de Dios suceden grandes cosas.

3. Presentamos nuestras peticiones

Danos hoy nuestro pan cotidiano.


(Mateo 6:11)

Pasamos a presentar nuestras peticiones, a pedir la provisión


de Dios para el día. Él sabe que durante el transcurso del día
tendremos necesidades físicas y desea suplirlas.

Pueden interesarte estos versículos para orar: oraciones en la


Biblia

4. Reconocemos la importancia del perdón


Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros hemos
perdonado a nuestros deudores. (v.12)

Reconocemos nuestra necesidad de su perdón y su gracia. A


la misma vez examinamos nuestro corazón para saber si
hemos estado dispuestos a perdonar y a ofrecer gracia a los
que nos han ofendido. Es momento de examinarnos. Sabemos
que estamos agradecidos por el perdón de Dios a nuestras
vidas. ¿Está nuestro corazón suficientemente transformado
como para ofrecer el perdón a los que nos han ofendido?

5. Pedimos victoria sobre la tentación y el mal


Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno.
(Mateo 6:13)

Pedimos su ayuda y protección ante las tentaciones para que


permanezcamos firmes en él y no cedamos. Sabemos que él es
el único que nos puede proteger y librar de las tentaciones y
de todos los ataques del maligno.

6. Alabanza a Dios
Algunas versiones incluyen:

Porque tuyos son el reino y el poder y la gloria para siempre.


Amén.

Finalizamos con alabanza y adoración a Dios, reconociendo


que solo él merece toda la gloria y toda la honra, que la
eternidad está en sus manos.

Aprende más sobre la oración del Padre nuestro.

¿Por qué debemos orar?


La oración nos acerca al Padre. Nos da la maravillosa
oportunidad de abrir nuestros corazones a él, contarle lo que
ocupa nuestras mentes, pedirle su ayuda y su sabiduría.

Santiago 4:8 dice: «Acérquense a Dios, y él se acercará a


ustedes.» ¡Y esto es lo que hacemos cuando oramos! Nos
acercamos al Padre; sacamos tiempo para hablarle y
escucharle, para disfrutar de su presencia y compañía. Esta es
la razón principal por la que oramos.

Hay otras razones por las que debemos orar, mira algunas de
ellas a continuación.

1. Para que Dios sea glorificado

Cualquier cosa que ustedes pidan en mi nombre, yo la haré; así


será glorificado el Padre en el Hijo.
(Juan 14:13)
Dios espera que pidamos y que lo hagamos en el nombre de
Jesús. No es pedir todo lo que se nos antoje, sino pedir de
acuerdo con su deseo para nosotros y para que él sea
glorificado en nuestras vidas.

2. Porque si pedimos, recibimos


Pidan, y se les dará; busquen, y encontrarán; llamen, y se les
abrirá. Porque todo el que pide, recibe; el que busca, encuentra;
y al que llama, se le abre. ¿Quién de ustedes, si su hijo le pide
pan, le da una piedra?
(Mateo 7:7-9)

Aquí vemos el corazón paternal de Dios. Él desea dar cosas


buenas a sus hijos, pero debemos pedir, buscar, llamar,
cultivar nuestra relación con nuestro Padre y expresarle
nuestros anhelos.

3. Porque Jesús dio ejemplo

En los días de su vida mortal, Jesús ofreció oraciones y súplicas


con fuerte clamor y lágrimas al que podía salvarlo de la muerte,
y fue escuchado por su reverente sumisión.
(Hebreos 5:7)

Vemos que Jesús, aun siendo Dios hombre, cultivó una vida de
oración y clamor, pero también tuvo «reverente sumisión».
¡Cuánto más debemos nosotros mostrar ese corazón reverente
y sumiso a través de nuestras oraciones y de nuestras
conversaciones con el Padre!

Aprende a orar e interceder con el ejemplo de Jesús

4. Para recibir su paz


No se inquieten por nada; más bien, en toda ocasión, con
oración y ruego, presenten sus peticiones a Dios y denle gracias.
Y la paz de Dios, que sobrepasa todo entendimiento, cuidará sus
corazones y sus pensamientos en Cristo Jesús.
(Filipenses 4:6-7)

¡Son tantas nuestras preocupaciones diarias! Podemos


llevarlas ante Dios, entregárselas y darle gracias porque no
tenemos que enfrentar solos los problemas de la vida. Es en
esa actitud de total confianza en él que recibimos su paz, una
paz incomprensible que muestra el cuidado de nuestro Dios.
5. Para recibir sanidad física y espiritual

La oración de fe sanará al enfermo y el Señor lo levantará. Y, si


ha pecado, su pecado se le perdonará. Por eso, confiésense unos
a otros sus pecados, y oren unos por otros, para que sean
sanados. La oración del justo es poderosa y eficaz.
(Santiago 5:15-16)

Podemos llevar ante Dios todo tipo de peticiones, incluidas las


peticiones por salud y por el perdón de pecados. Dios anhela
tocarnos con sanidad física y sanidad espiritual. Somos justos
gracias a Jesús (2 Corintios 5:21) y por eso nuestra oración es
eficaz y tiene poder.

Lo que la Biblia dice sobre la sanidad y el orar por los


enfermos

6. Porque expresa confianza en la gracia y misericordia


de Dios
Así que acerquémonos confiadamente al trono de la gracia para
recibir misericordia y hallar la gracia que nos ayude en el
momento que más la necesitemos.
(Hebreos 4:16)

Mientras más cultivemos nuestra relación con Dios, más fácil


será acercarnos a él con toda confianza para hablarle y
presentarle nuestras necesidades. También será cada vez más
fácil escucharle y recibir su misericordia, su gracia y su paz.

Debemos perseverar en la oración

Oren en el Espíritu en todo momento, con peticiones y ruegos.


Manténganse alerta y perseveren en oración por todos los
santos.
(Efesios 6:18)

Podemos orar en todo momento por todas las situaciones o


personas que vengan a nuestra mente. También debemos
interceder por nuestros hermanos en la fe. Es importante pedir
al Espíritu Santo las palabras precisas para orar con sabiduría,
de acuerdo con el corazón de Dios.
No dudes en acercarte al Padre celestial con tus oraciones.
Verás el gozo enorme que sentirá tu corazón al fortalecer tu
relación con él a través de la oración.

También podrían interesarte:

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El significado de la oración del


Padre nuestro
La oración del Padre nuestro es, con mucha probabilidad, la
oración más conocida y repetida entre los cristianos. Se
encuentra en dos de los evangelios, específicamente en Mateo
6:9-13 y Lucas 11:2-4. Ahí podemos ver que Jesús usó esa
oración como ejemplo para enseñar a sus discípulos cómo
orar.

Al mirar este modelo de oración vemos que la oración que


agrada a Dios es una que es sencilla y sincera. Debe salir de
lo profundo del corazón y expresar lo que inquieta nuestro ser.
Al orar debemos reconocer el poder, la grandeza de Dios y
también la necesidad que tenemos de él y de que intervenga
en nuestras vidas.

El Padre nuestro
Padre nuestro que estás en el cielo,
santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno,
porque tuyos son el reino y el poder y la gloria para siempre.
Amén.
(Mateo 6:9-13)
1. Padre nuestro que estás en el cielo, santificado sea
tu nombre
La oración del Padre nuestro comienza reconociendo que
hablamos con Dios, nuestro Padre. ¡Somos parte de su gran
familia! Como somos sus hijos, podemos hablar directamente
con él sin necesidad de intermediarios. Nuestro Padre amado
nos escucha y podemos acercarnos a él con toda confianza en
cualquier momento (Hebreos 4:16).

Aun así, nuestra actitud ante él debe ser humilde y de


alabanza, reconociendo su grandeza y su santidad. ¡No hay
nadie como nuestro Dios! Él es santo, santo, santo (Isaías 6:3).
Llenos de esa convicción, expresamos el anhelo de que toda
la humanidad reconozca la santidad de su nombre y que
experimente el deseo de exaltarle y glorificarle.

2. Venga tu reino, hágase tu voluntad en la tierra como


en el cielo
Luego, reconocemos a Dios como nuestro Rey. Donde Dios
reina las cosas son mucho mejores de lo que podemos
imaginar. Su reino es uno de justicia, paz y gozo en el Espíritu
Santo (Romanos 14:17). ¿Cómo no va a ser lo mejor para
nosotros que venga su reino? Dios sabe lo que nos conviene
en cada momento y en medio de cualquier situación. Debemos
aprender a someternos a su voluntad confiando plenamente en
su bondad.

Con esta frase expresamos la certeza de la seguridad y


protección que ofrecen sus brazos de amor. Sabemos que su
reino y su voluntad son lo mejor para nuestras vidas y para
toda la humanidad. ¡Y esa confianza llena nuestros corazones
de paz!

3. Danos hoy nuestro pan cotidiano


Al orar el Padre nuestro reconocemos que Dios es quien suple
nuestras necesidades diarias. A la misma vez aprendemos
que está bien mencionar nuestras necesidades ante Dios en
oración. Podemos pedir por el pan diario, que Dios supla
nuestras necesidades básicas y específicas del día. Nuestras
peticiones también deben incluir las necesidades de nuestros
hermanos y de toda la humanidad. Nuestro deseo debe ser que
todos tengamos alimento, sustento y techo.

Debemos recordar que nuestra provisión viene de Dios y


estar contentos con lo que él nos da. Por ejemplo, él es quien
nos concede la salud y las fuerzas para poder trabajar y así
tener suficiente dinero para comprar el pan de cada día. Todo
lo que tenemos es por la gracia de Dios, no olvidemos ser
humildes y agradecidos.

4. Perdónanos nuestras deudas, como también nosotros


hemos perdonado a nuestros deudores
Llega el momento de reconocer nuestros errores y pedir
perdón a Dios. Solo él nos perdona completamente, restaura
nuestros corazones y nos da la oportunidad de un nuevo
comienzo.

Es precisamente en este momento y con esta actitud que


debemos examinar nuestros corazones para ver cuál ha sido
nuestra disposición a perdonar aquellos que han cometido
faltas contra nosotros. ¿Los hemos perdonado? ¿Hemos
mostrado la misma misericordia y gracia que Dios ha tenido
para con nosotros?

Porque, si perdonan a otros sus ofensas, también los perdonará


a ustedes su Padre celestial. Pero, si no perdonan a otros sus
ofensas, tampoco su Padre les perdonará a ustedes las suyas.
(Mateo 6:14-15)

Aprende más sobre el perdón

5. Y no nos dejes caer en tentación, sino líbranos del


maligno
Porque tuyos son el reino y el poder y la gloria para siempre.
Amén.
(Mateo 6:13)

Somos humanos y podemos ser débiles, pero Dios no nos deja


solos en nuestra lucha frente a las tentaciones y el mal. Él
está con nosotros y él es más poderoso que el maligno. En
Dios, y en la armadura que él nos provee, tenemos la
verdadera protección frente a las artimañas del enemigo
(Efesios 6:10-13). Dios pelea por nosotros y en él tenemos la
victoria final.

Cómo usar la armadura de Dios

Todas nuestras oraciones deben honrar y glorificar a Dios


porque a él le pertenecen "el reino y el poder y la gloria para
siempre". No vencemos al maligno ni perdonamos ni
obtenemos lo que necesitamos sin la intervención de nuestro
Dios. Nuestras vidas están en sus manos (Salmo 31:14-16) y
es gracias a nuestro Padre Dios que estamos donde estamos
hoy. ¡No dejemos de glorificar a nuestro Señor con nuestras
oraciones, nuestras alabanzas y con todo nuestro ser!

1. Oración de confianza en Dios


Oración inspirada en Juan 17:1-5 para enfrentar el nuevo día con confianza:

Padre amado, tú sabes lo que me traerá este día y lo que sucederá el resto de mi vida. Pongo en ti toda
mi confianza sabiendo que tú me acompañas en todo momento. Señor, mi anhelo es glorificarte en todo
lo que hago. Guíame, por favor. Ayúdame a vivir dentro de tu voluntad y a recordar la salvación y la vida
eterna que me has concedido a través de Jesucristo, tu Hijo.

Gracias, Padre, por revelarte a mi vida. ¡Tú eres el único Dios verdadero! Quiero llevar a otros tu
mensaje de salvación. Anhelo que todos mis familiares y amigos te conozcan. Ayúdame a ser más
efectivo en mi forma de alcanzar a otros para tu reino.

Gracias, Señor amado, porque tú me conoces desde antes de yo nacer. Gracias porque me has dado la
esperanza de la vida eterna y es por eso que puedo vivir día tras día con la confianza de que estaré
contigo por toda la eternidad. Te alabo y te glorifico hoy y por siempre. En el nombre de tu Hijo amado,
Jesucristo, amén.

Texto bíblico base:

Padre, ha llegado la hora. Glorifica a tu Hijo, para que tu Hijo te


glorifique a ti, ya que le has conferido autoridad sobre todo
mortal para que él les conceda vida eterna a todos los que le has
dado. Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios
verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado. Yo te he
glorificado en la tierra, y he llevado a cabo la obra que me
encomendaste. Y ahora, Padre, glorifícame en tu presencia con
la gloria que tuve contigo antes de que el mundo existiera.
(Juan 17:1-5)
Breve explicación del texto bíblico:

Jesús sabía que se acercaba el final de su vida física y estaba con sus discípulos.
En el capítulo anterior, Juan 16, Jesús contestó algunas preguntas de sus
discípulos. También les habló sobre lo que estaba a punto de suceder y sobre la
venida del Espíritu Santo, se despidió de ellos y les dio palabras de ánimo.
En este capítulo 17 vemos que Jesús comenzó a orar. Esta es la oración más
extensa de Jesús que encontramos en las Escrituras. En la primera sección, Jesús
comenzó orando por sí mismo. Le pidió al Padre celestial que se glorificara en él
para que él glorificara al Padre durante todo lo que estaba por suceder.

2. Oración por los hijos espirituales


Oración inspirada en Juan 17:6-19 por aquellos con los que hemos compartido el
mensaje de salvación:

Mi Señor y mi Dios, muchísimas gracias por todas las personas con las que he podido compartir tu
amor y tu Palabra. Gracias por aquellos que he podido discipular y ayudar en su andar contigo. Gracias
por permitirme ser portador de tus palabras y de tu presencia. ¡Qué bendición más grande ver el
crecimiento espiritual de los que han decidido seguirte y servirte!

Señor, te agradezco por la vida de obediencia de mis hermanos en la fe. Te ruego que les ayudes a
permanecer firmes en ti en medio de las dificultades. Protégelos y guárdalos de todo mal.

Padre, somos tus hijos y no pertenecemos a este mundo. Tú nos envías a testificar a este mundo, pero no
pertenecemos a él sino a ti. Ayúdanos a mantener nuestra vista puesta en Jesús, el autor y consumador
de nuestra fe. Ayúdanos a vivir siempre en santidad y a aferrarnos a tu verdad para que no nos dejemos
engañar por las artimañas del enemigo.

Queremos seguir el ejemplo de Jesús cada día y vivir firmes en ti, conforme a tu voluntad. Ayúdanos a
perseverar en tus caminos, a ser tus testigos fieles y a vivir siempre en santidad para tu gloria y tu honra.
En el nombre de Jesús, amén.

Texto bíblico base:

A los que me diste del mundo les he revelado quién eres. Eran
tuyos; tú me los diste y ellos han obedecido tu palabra. Ahora
saben que todo lo que me has dado viene de ti, porque les he
entregado las palabras que me diste, y ellos las aceptaron; saben
con certeza que salí de ti, y han creído que tú me enviaste. Ruego
por ellos. No ruego por el mundo, sino por los que me has dado,
porque son tuyos. Todo lo que yo tengo es tuyo, y todo lo que tú
tienes es mío; y por medio de ellos he sido glorificado. Ya no voy
a estar por más tiempo en el mundo, pero ellos están todavía en
el mundo, y yo vuelvo a ti.
Padre santo, protégelos con el poder de tu nombre, el nombre
que me diste, para que sean uno, lo mismo que nosotros.
Mientras estaba con ellos, los protegía y los preservaba mediante
el nombre que me diste, y ninguno se perdió sino aquel que
nació para perderse, a fin de que se cumpliera la Escritura.
Ahora vuelvo a ti, pero digo estas cosas mientras todavía estoy
en el mundo, para que tengan mi alegría en plenitud. Yo les he
entregado tu palabra, y el mundo los ha odiado porque no son
del mundo, como tampoco yo soy del mundo. No te pido que los
quites del mundo, sino que los protejas del maligno. Ellos no son
del mundo, como tampoco lo soy yo. Santifícalos en la verdad; tu
palabra es la verdad. Como tú me enviaste al mundo, yo los
envío también al mundo. Y por ellos me santifico a mí mismo,
para que también ellos sean santificados en la verdad.
(Juan 17: 6-19)
Breve explicación del texto:

En esta segunda sección de la oración de Jesús en Juan 17, Jesús oró


específicamente por sus discípulos, aquellos con los que él compartió su vida de
una manera más cercana. Jesús había visto el crecimiento espiritual de ellos y su
vida de obediencia, pero sabía que les esperaban días difíciles. Por eso rogó por la
protección del Padre en sus vidas. Pidió a Dios que les ayudara a mantenerse
firmes en la fe.

Jesús rogó por el apoyo del Padre en medio de la persecución y por su protección
sobre ellos frente a los ataques del maligno. Ellos pertenecían a Cristo y el diablo
intentaría confundirlos para que flaquearan en la fe. Por eso Jesús rogó también al
Padre que los santificara en la verdad de su Palabra. Al ellos permanecer firmes en
la verdad del Evangelio vivirían en santidad, aun en medio de los problemas o
tentaciones que vendrían.

Santifícalos en la verdad; tu palabra es la verdad.


(Juan 17:17)

3. Oración por la iglesia y por la


extensión del reino
Oración inspirada en Juan 17:20-26 por la efectividad de la iglesia al llevar el reino
de Dios:

Señor amado, te agradezco por todos aquellos que se rendirán a ti como consecuencia del mensaje
predicado por tu iglesia en esta generación. Ayúdanos a ser efectivos en llevar tu Palabra. También
ayúdanos a dar un testimonio poderoso de unidad. Que trabajemos juntos para bendecir y animar a
todos los que nos rodean. Señor, no queremos hacer nada por nuestras propias fuerzas, queremos
depender de ti, estar llenos de ti y de tu poder redentor.

Padre Dios, danos un deseo ferviente de fortalecer nuestra fe en medio de cualquier situación. Ayúdanos
a buscar tu presencia, tu paz, tu poder y tu amor cada día. ¡Que tú seas nuestra prioridad!

Renuévanos cada día y ayúdanos a ser efectivos al alcanzar a los demás para tu reino. Queremos ir a los
que nos rodean llenos de tu poder y de tu amor. Danos hoy una revelación nueva de ti, que
mantengamos nuestro espíritu ardiendo con la llama de tu Espíritu Santo.

Mi Dios, oro por las generaciones futuras. Que sean sensibles a tu voz y todavía más efectivas en el deseo
de llevar tu Palabra a todas las naciones. Que tu iglesia brille con tu luz de tal forma, que las personas a
su alrededor anhelen recibirte y vivir para ti. En el nombre de Jesús, amén.

Texto bíblico base:

No ruego solo por estos. Ruego también por los que han de creer
en mí por el mensaje de ellos, para que todos sean uno. Padre,
así como tú estás en mí y yo en ti, permite que ellos también
estén en nosotros, para que el mundo crea que tú me has
enviado. Yo les he dado la gloria que me diste, para que sean
uno, así como nosotros somos uno: yo en ellos y tú en mí.
Permite que alcancen la perfección en la unidad, y así el mundo
reconozca que tú me enviaste y que los has amado a ellos tal
como me has amado a mí.
Padre, quiero que los que me has dado estén conmigo donde yo
estoy. Que vean mi gloria, la gloria que me has dado porque me
amaste desde antes de la creación del mundo.
Padre justo, aunque el mundo no te conoce, yo sí te conozco, y
estos reconocen que tú me enviaste. Yo les he dado a conocer
quién eres, y seguiré haciéndolo, para que el amor con que me
has amado esté en ellos, y yo mismo esté en ellos.
(Juan 17:20-26)
Breve explicación del texto:

En la tercera sección de su oración, Jesús oró al Padre por todos los que creerían
en él a través del mensaje de los discípulos. O sea, oró por la iglesia que surgiría
gracias a la labor evangelizadora de sus discípulos directos. Él no solo pidió por la
unidad entre los miembros de la iglesia, sino que también oró porque la iglesia
permaneciera aferrada a él y al Padre. Esas dos vertientes de la unidad serían parte
esencial del testimonio que debían dar.

El mensaje del Evangelio de Jesús llegaría a todos los rincones del mundo a través
del mensaje hablado por cada uno de sus discípulos y seguidores, y también a
través del testimonio efectivo y poderoso de ellos. La gloria de Dios se revelaría a
los demás mostrando el poder del amor de Dios. De esa forma, la iglesia crecería.

Aprende más sobre la oración con la oración de Jesús en Juan 17

4. Oración por la iglesia perseguida


Oración inspirada en Hechos 4:24-30 por aquellos que sufren por causa del
evangelio:

Soberano Dios, creador del universo, nuestro Padre y Señor. Tú conoces la situación del mundo
actual. Tú ves la persecución a la que nos enfrentamos tus hijos en muchos países. Hay lugares en los
que se prohíbe adorarte o reunirse como iglesia. Familiares y amigos persiguen y traicionan a los que te
aman.

En otros países, aunque hay libertad religiosa, se discrimina contra los que siguen los valores basados en
las enseñanzas de Jesús. Padre, ayúdanos a todos tus hijos a estar firmes en nuestra fe y a obedecer tu
mandato de llevar el evangelio a toda criatura sin dejarnos intimidar.

Protege tu iglesia, Padre, y llénala de valor y sabiduría para que sepa actuar en medio de cualquier
situación. Tú conoces los peligros y las amenazas que enfrentamos tus hijos a diario. Danos osadía y que
tu Espíritu Santo nos llene para que podamos proclamar tu mensaje sin ningún temor.

Haz señales y prodigios en nosotros y a través de nosotros para que todos vean tu poder y se rindan ante
ti. ¡Queremos que tú seas glorificado! Muestra tu poder, Señor mi Dios. Transforma las naciones para tu
gloria y tu honra. En el nombre de Jesús, amén.

Texto bíblico base:


Soberano Señor, creador del cielo y de la tierra, del mar y de
todo lo que hay en ellos, tú, por medio del Espíritu Santo, dijiste
en labios de nuestro padre David, tu siervo:
“¿Por qué se sublevan las naciones y en vano conspiran los
pueblos?
Los reyes de la tierra se rebelan y los gobernantes se confabulan
contra el Señor y contra su ungido”.
En efecto, en esta ciudad se reunieron Herodes y Poncio Pilato,
con los gentiles y con el pueblo de Israel, contra tu santo siervo
Jesús, a quien ungiste para hacer lo que de antemano tu poder y
tu voluntad habían determinado que sucediera. Ahora, Señor,
toma en cuenta sus amenazas y concede a tus siervos el
proclamar tu palabra sin temor alguno. Por eso, extiende tu
mano para sanar y hacer señales y prodigios mediante el nombre
de tu santo siervo Jesús.
(Hechos 4:24-30)
Breve explicación del texto:

Pedro y Juan habían orado por un mendigo lisiado que se encontraba a la puerta del
templo. El hombre había sido sanado. Se levantó saltando y alabando a Dios, algo
que llenó a la multitud de asombro y admiración (Hechos 3:8-10). La multitud siguió
a Pedro, a Juan y al hombre recién sanado. Pedro aprovechó esa oportunidad para
predicar el Evangelio de Jesús.

Los sacerdotes, los saduceos y otros se disgustaron al ver a Pedro y Juan hablando
con la gente. Los mandaron a echar en la cárcel hasta la mañana siguiente. Pero
miles de los que habían oído el mensaje, creyeron (Hechos 4:4). Al otro día, los
sacaron de la cárcel y les pidieron explicaciones.

Pedro, lleno del Espíritu Santo, aprovechó para predicar delante de los gobernantes
el mensaje de salvación por medio de Jesús. Los gobernantes estaban asombrados
y no sabían qué hacer con ellos. Decidieron amenazarlos para que no siguieran
divulgando el mensaje de Jesús. Los llamaron y les ordenaron terminantemente que
dejaran de hablar y enseñar acerca del nombre de Jesús.

Pedro y Juan les dijeron que no dejarían de hablar sobre lo que habían oído y vivido
con Jesús. Al quedar libres, fueron donde estaban reunidos los hermanos y les
comentaron lo que había sucedido. También les hablaron sobre la prohibición de
predicar el evangelio. ¿La respuesta de ellos? ¡Oraron para que Dios los ayudara a
predicar su Palabra sin ningún temor!

5. Oración pidiendo bendición sobre la


familia
Oración inspirada en 1 Crónicas 4:10 pidiendo la bendición de Dios:

Padre bueno y santo, muchas gracias por las bendiciones que me has concedido durante mi vida. Te
ruego que sigas bendiciéndonos a mí y a mi familia y que nos concedas muchas oportunidades para ser
de ánimo y ayuda a los que nos rodean.
Extiende nuestro círculo de amistades y conocidos para que podamos llevar tu mensaje de amor a
muchas personas más. Señor, ayúdanos en medio de nuestras luchas, fortalece nuestra fe cada día.
Líbranos de todo mal, Padre. Son muchos los peligros que nos rodean y las aflicciones que pueden
llegarnos, pero confiamos en tu poder protector y en tu cuidado constante.

Gracias porque tú escuchas nuestras oraciones y obras a nuestro favor. En tus manos está mi familia. Te
adoramos hoy y por siempre, Amén.

Texto bíblico base:

Jabés le rogó al Dios de Israel: «Bendíceme y ensancha mi


territorio; ayúdame y líbrame del mal, para que no padezca
aflicción». Y Dios le concedió su petición.
(1 Crónicas 4:10)
Breve explicación del texto:

Este capítulo de 1 Crónicas habla sobre los descendientes de Judá. En medio de


todos los nombres encontramos dos versículos dedicados a Jabés (1 Crónicas 4:9-
10). Estos dos versículos contienen básicamente toda la información que la Biblia
nos da sobre ese él.

Según nos dice el versículo 9, «Jabés fue más importante que sus hermanos». No
sabemos por qué, pero así fue. El mismo versículo nos dice que su mamá lo dio a
luz con aflicción y por eso le puso ese nombre. En hebreo, Jabés suena como la
palabra que significa dolor o aflicción.

El versículo 10, en el que encontramos la oración de Jabés, nos ayuda a entender


algo más sobre él. Era un hombre de fe que oraba al Dios de Israel, y Dios decidió
concederle su petición.

6. Oración y ruego al Padre por la


manifestación de su poder
Oración inspirada en Mateo 6:9-13 exaltando a Dios y rogando por su poderosa
intervención:

Padre nuestro que estás en los cielos, exaltado y glorificado sea tu nombre en todas las naciones.
Venga tu reino, mi Señor y mi Dios. Manifiesta tu poder y tu señorío en este mundo que tanto necesita
de ti. Anhelamos ver tu voluntad cumplirse en este mundo, tal como se cumple en el cielo. Obra hoy con
poder.

Padre, suple a todas nuestras necesidades en este día. En ti está puesta nuestra confianza.

Señor, tú nos conoces. Ayúdanos a reconocer nuestros errores y fallas y a arrepentirnos de corazón.
Perdónanos, Padre Dios, y ayúdanos a perdonar a los que han cometido faltas contra nosotros. Danos un
corazón como el tuyo, listo para perdonar y amar.

Señor nuestro, ayúdanos a permanecer firmes en medio de la tentación. Que huyamos a tiempo y no nos
dejemos engañar por el maligno. Líbranos de sus artimañas, ayúdanos a tener sabiduría en todo
momento y a estar llenos de tu Espíritu para poder vencer las tentaciones. Señor Dios, tuyo es el reino,
tuyo es el poder y tuya es toda la gloria por toda la eternidad. Amén.
Texto bíblico base:

Padre nuestro que estás en el cielo,


santificado sea tu nombre,
venga tu reino,
hágase tu voluntad en la tierra como en el cielo.
Danos hoy nuestro pan cotidiano.
Perdónanos nuestras deudas,
como también nosotros hemos perdonado a nuestros deudores.
Y no nos dejes caer en tentación,
sino líbranos del maligno,
porque tuyos son el reino y el poder y la gloria para siempre.
Amén.
(Mateo 6:9-13)
Breve explicación del texto:

La muy conocida oración del Padre nuestro, es la oración que Jesús dio a sus
discípulos como modelo o ejemplo al enseñarles a orar. En ella encontramos
básicamente una guía sobre cómo deben ser nuestras oraciones y la actitud que
debemos tener. Al orar debemos reconocer la soberanía y grandeza de Dios y
también expresar la realidad de nuestra dependencia de él.

El significado de la oración del Padre nuestro

7. Oración rogando por justicia y


liberación
Oración inspirada en el Salmo 7, versículos 1-2 y 9-10, para pedir la intervención de
Dios:

¡Señor, tú eres mi Dios! Necesito que intervengas y me salves de mis enemigos. ¡Líbrame de todos
ellos, por favor! Padre, en medio de mis enemigos, yo me refugio solo en ti y confío en tu gran poder.

Sé que tú eres quien puede librarme de todas las amenazas y peligros. Tú eres mucho más poderoso que
cualquiera de mis adversarios. No permitas que me hagan daño, por favor. Intervén a mi favor, Dios
mío.

Gracias porque tú eres Dios justo. Tú conoces los pensamientos más profundos y las intenciones del
corazón de cada persona. Te pido que nos examines y obres conforme a lo que veas en nuestro ser. Yo
confío en tu justicia.

Tú eres mi escudo, Señor. Gracias por rodearme con tus brazos poderosos. Ayúdame a mantener un
corazón recto en medio de toda esta situación. Deseo agradarte siempre y hacer tu voluntad en todo
momento. En el nombre de Jesús, amén.

Texto bíblico base:

¡Sálvame, Señor mi Dios, porque en ti busco refugio!


¡Líbrame de todos mis perseguidores!
De lo contrario, me devorarán como leones;
me despedazarán, y no habrá quien me libre.
(Salmo 7:1-2)
Dios justo, que examinas mente y corazón,
acaba con la maldad de los malvados
y mantén firme al que es justo.
Mi escudo está en Dios,
que salva a los de corazón recto.
(Salmo 7:9-10)
Breve explicación del texto:

En este salmo, David pide ser vindicado de sus enemigos. La introducción del salmo
habla de Cus el benjamita. Nadie sabe con certeza quién era él o cuál era su
problema con David. Lo cierto es que David se sentía agobiado y acudió al Señor
para pedir su ayuda, que lo liberara de la opresión que recibía por parte de esa
persona.

David sabía a quién acudir en medio de sus problemas. Su confianza estaba puesta
en Dios y se acercaba a su Padre celestial ante cualquier situación para pedir su
ayuda e intervención. David sabía que podía compartir todo con Dios, que no tenía
que llevar sus cargas solo porque servía al Dios todopoderoso que ama a los suyos
y se deleita en ayudarlos.

8. Oración de alabanza y adoración


Oración inspirada en el Salmo 150 para alabar y adorar a Dios de todo corazón:

Señor, mi Dios, solo tú eres merecedor de toda nuestra alabanza y adoración. Queremos alabarte y
glorificarte cada día con nuestras acciones, nuestras voces, nuestras canciones, con trompetas, con
guitarras y con todo nuestro ser. Gracias por crear toda esta naturaleza maravillosa que nos rodea y
gracias porque nos acompañas en todo momento. ¡Tu presencia nos llena de gozo y de paz!

No hay nadie como tú, Señor amado. De ti recibimos todas las bendiciones cada día y a ti acudimos en
nuestros momentos de necesidad y tristeza. Te alabamos por tu presencia constante, por tu amor
incondicional y por tu provisión precisa en todo momento.

Padre, queremos adorarte con todo lo que tenemos y elevar cánticos jubilosos ante tu presencia porque
solo tú eres digno de nuestra adoración. ¡Te adoraremos por siempre! Mientras respiremos y tengamos
vida, toda nuestra adoración será solo para ti. ¡Aleluya! ¡Alabado eres por toda la eternidad! Amén.

Texto bíblico base:

¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!


Alaben a Dios en su santuario,
alábenlo en su poderoso firmamento.
Alábenlo por sus proezas,
alábenlo por su inmensa grandeza.
Alábenlo con sonido de trompeta,
alábenlo con el arpa y la lira.
Alábenlo con panderos y danzas,
alábenlo con cuerdas y flautas.
Alábenlo con címbalos sonoros,
alábenlo con címbalos resonantes.
¡Que todo lo que respira alabe al Señor!
¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
(Salmo 150)

¡Que todo lo que respira alabe al Señor!


¡Aleluya! ¡Alabado sea el Señor!
(Salmo 150:6)
Breve explicación del texto:

Este es el último salmo o poema del libro y tiene un solo tema: la alabanza a Dios.
El salmista exhorta al pueblo a alabar y exaltar a Dios en todo lugar, por todas las
razones posibles y con todo lo que tengan a su disposición.

El salmo se puede ver como un llamado a enfocarnos en Dios. Si nos fijamos en su


poder, en su grandeza y en su amor en lugar de enfocarnos en nosotros o en
nuestras circunstancias, nuestra alabanza fluirá libremente. Desarrollaremos un
sentido de admiración ante el Señor que nos inspirará en nuestros momentos de
adoración y alabanza a él.

9. Oración sometiéndose a la voluntad del


Padre
Oración inspirada en Mateo 26:38-39 de confianza y aceptación de la voluntad de
Dios:

Padre Dios, tú conoces las angustias por las que estoy pasando en este momento. Hay situaciones que
no entiendo, me es difícil esperar a que tú intervengas. Pero aun en medio de todos estos problemas, yo
elijo confiar en ti y obedecerte. Mi mayor deseo es que tu voluntad se cumpla en mi vida.

Ayúdame a ser valiente y a fortalecerme en ti cada día. Tú sabes hasta donde yo puedo aguantar. Por
favor, ten misericordia y obra a mi favor tan pronto como sea posible.

¡Te necesito! Padre, renuévame con la presencia de tu Espíritu Santo y hazme fuerte y valiente para tu
gloria en medio de esta situación. En ti confío y en ti me refugio. Gracias porque sé que estás obrando.
En el nombre de Jesús, tu Hijo amado y mi Señor. Amén.

Texto bíblico base:

«Es tal la angustia que me invade, que me siento morir —les dijo
—. Quédense aquí y manténganse despiertos conmigo».
Yendo un poco más allá, se postró sobre su rostro y oró: «Padre
mío, si es posible, no me hagas beber este trago amargo. Pero no
sea lo que yo quiero, sino lo que quieres tú».
(Mateo 26:38-39)
Breve explicación del texto:

Jesús sabía que esa noche comenzaba la cuenta atrás de sus horas como humano
sobre la tierra. Él sabía lo que le esperaba, su muerte física no iba a ser nada fácil.
Jesús llevaría el peso de todos los pecados del mundo y se enfrentaría por primera -
y única - vez a la separación momentánea del Padre.
Ese conocimiento le causó cierta angustia y se dirigió a Getsemaní a orar. Con esa
oración Jesús mostró su dependencia del Padre y su sometimiento total a su
voluntad. Aunque humanamente él deseaba no tener que pasar por el dolor de la
muerte en la cruz, su deseo mayor era obedecer al Padre y cumplir con la misión
para la cual había venido a la tierra.

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