Sindrome Demencial 5 Activo
Sindrome Demencial 5 Activo
Sindrome Demencial 5 Activo
Evaluación nutricional.
Instrumentos evaluativos
La prueba mental abreviada (AMT) es una escala corta de 10 ítems, usada para evaluar
deterioro. Proviene de 10 preguntas escogidas, derivadas del Mental Test Score (índice
fuera de 34). Requiere componentes intactos como la memoria a corto y a largo plazo, la
atención y la orientación. Una puntuación por debajo de 8, sugiere un déficit cognitivo
significante. Puede proveer rápidamente una evaluación de la severidad; comparada con la
obtenida por largas pruebas, puede tener suficiente habilidad discriminatoria para detectar
cambios en la cognición, asociados al delirio post operatorio. Toma aproximadamente 3
minutos aplicarlo en ancianos. Existe también una versión de 4 preguntas del AMT (el
AMT4), referidas a la edad, fecha de nacimiento, lugar, y año, solamente. El resultado se
correlaciona bien con la forma más larga del AMT.
La exploración de 6 ítems (SIS) está compuesta por tres preguntas orientadoras (día, mes y
año) y una tarea de recordar 3 ítems derivadas de MMSE. Por cada ítem se obtiene un
punto. Un puntaje bajo significa deterioro cognitivo. Estudios recientes son partidarios de
asumir un puntaje de 4 como corte para señalar el deterioro cognitivo.
La prueba de deterioro cognitivo de 6 ítems (6 CIT) es también conocida como test corto de
orientación, memoria y concentración. Está constituído por 6 item del Blessed mental status
test (de 26 item inicialmente). Incluye uno de memoria, dos de cálculo y tres de preguntas
de orientación. Los componentes han dado importancia cuando el puntaje conduce a un
valor entre 0 y 28. Estos requerimientos matemáticos pueden hacer este test menos
apropiado en sitios médicos concurridos.
El test del dibujo del reloj (The Clock Drawing Test-CDT) es una prueba para determinar
deterioro visuoespacial, praxia construccional y deterioro frontal. Se le pide primero al
paciente que dibuje un círculo, y después los números, como si fuera la esfera de un reloj.
La incapacidad para poner correctamente los números alrededor del círculo puede ser
debido a un deterioro visuoespacial, falta de atención o déficit en planificación. Finalmente
se pide dibujar las manecillas del reloj para representar una hora en específico. Las 11 y
diez es típicamente usada, lo cual mide la función ejecutiva frontal. Existen versiones
alternativas de esta prueba y en algunas de ellas el reloj es previamente dibujado, al menos
15 tipos diferentes de calificación han sido probados. Las opiniones están divididas sobre
cuál método es el mejor. El más simple es la escala de tres puntos, uno para el dibujo
correcto del círculo, uno para el espacio apropiado de los números, y otro punto para las
manecillas en la hora correcta. Típicamente toma de 1 a 2 minutos ejecutarlo.
El mini- Cog añade el test de recordar tres palabras al Clock Drawing Test (CDT), y de este
modo mejora el test de memoria. Toma cerca de 3 minutos ejecutarlo. Los sujetos son
clasificados como portadores de deterioro cognitivo si son incapaces de recordar alguna de
las tres palabras después de ejecutar la prueba del reloj, o si ellos recuerdan 1 ó 2 palabras y
dibujan un reloj incorrectamente (Ej. el círculo, los números o las manecillas están
incorrectas), el resultado es que el deterioro cognitivo está ausente o no, pero no tiene valor
para seguimiento en la progresión de la enfermedad o para determinar el índice de
severidad.
La evaluación de la cognición por el médico de cabecera, tiene semejanzas con el mini-cog
y combina tareas de memoria (un nombre y dirección) con el CDT. Contiene también
breves componentes para analizar la memoria reciente y la orientación. Adicionalmente
tiene un corto cuestionario de información que es ejecutado en aquellos pacientes con
puntuación intermedia en la primera parte. Se estima que toma 5-6 minutos aplicarlo.
El SIS es fácil de aplicar cuando el paciente está en emergencia, o durante pases de visita.
El 6CIT requiere matemáticas esenciales donde puede usarse calculadora o computadora,
por lo que se prefiere aplicar durante visitas a pacientes en la comunidad. Sin embargo, el
dominio cognitivo limitado de todos estos test, los hace propensos a perder las demencias
no Alzheimer.
Diversos estudios longitudinales han mostrado que la mayor parte de las personas con
deterioro cognitivo tienen un riesgo elevado de desarrollar demencia con una incidencia
mayor en el grupo afectado por deterioro cognitivo ligero (DCL). Aunque algunos datos
sugieren que la reversión a la función cognitiva es de un 25-30 %, estudios recientes
prospectivos han mostrado menor proporción en quienes vuelven a un estado cognitivo
normal y aquellos que lo hacen no quedan exentos de desarrollar la enfermedad.
Diagnóstico diferencial
Debe contar con las siguientes condiciones médicas que pueden semejar o acompañarse de
deterioro cognitivo: delirio, depresión, psicosis y deterioro cognitivo inducido por
medicamentos.
Delirio:
Comienzo brusco.
Nivel de conciencia reducido.
Deterioro de la memoria.
Desorientación.
Atención desordenada.
Depresión:
Criterios DSM-IV.
Propuesta de actuación ante un adulto mayor con deterioro cognitivo
Los pacientes serán nuevamente vistos en consulta con el fin de establecer diagnóstico y
conducta terapéutica. Se le realizarán exámenes complementarios básicos y pruebas de
imágenes. En algunos casos será necesario reevaluar a los pacientes para establecer el
diagnóstico (por ejemplo: depresión y déficit cognitivo ligero).
Una vez establecido el diagnóstico del síndrome de demencia, ha de buscarse una etiología.
Algunos datos de la anamnesis permitirán avanzar la sospecha de un proceso u otro
(degenerativo, vascular, o relacionado con otras demencias secundarias). Igualmente, la
exploración física neurológica habrá puesto de manifiesto patrones típicos de unas
entidades u otras (normalidad en el Alzheimer, hallazgos focales o trastorno de la marcha
en los procesos vasculares o parkinsonismo y trastorno de la marcha en la enfermedad por
cuerpos de Lewy).
Una vez establecido que el examen clínico y la evaluación cognitiva han confirmado la
presencia de demencia, corresponde establecer su etiología, mediante un adecuado
diagnóstico diferencial.
Con frecuencia suele argumentarse que no es necesario profundizar demasiado en este
aspecto, porque la mayoría de los síndromes demenciales son irreversibles y la
diferenciación etiológica sólo tiene interés académico, beneficiando poco al paciente.
Es cierto que solo la anatomía patológica puede confirmar una enfermedad de Alzheimer
(EA), pero también lo es que simples exámenes de laboratorio bastan para diagnosticar
hipotiroidismo, una neurolúes, o una avitaminosis B12, todas ellas demencias tratables.
Pasar por alto enfermedades como estas es de consecuencias ominosas para el paciente, y
eventualmente de consecuencias médico legales para el médico.
No evaluar la posibilidad de una depresión hará que el paciente continúe con sus deterioro
cognitivo y no reciba un tratamiento que podría mejorarlo.
Cortical
Subcortical
Global
Focal
Alteración de la memoria
Alteración del comportamiento y la conducta
La enfermedad de Alzheimer se caracteriza por un curso crónico progresivo con tres grupos
de síntomas primarios:
Dificultades para realizar las actividades de vida diaria, que progresan desde las
instrumentales (manejar, hacer compras) hasta las básicas (vestirse y comer).
Estos síntomas progresan desde ligera pérdida de memoria hasta formas muy severas de
demencia durante varios años.
La demencia por cuerpos de Lewy se caracteriza por un deterioro del funcionamiento diario
con un buen funcionamiento de la memoria en los inicios de la enfermedad. Otras
características son: cognición fluctuante (especialmente la atención y el estado de alerta),
alucinaciones visuales y síntomas de síndrome parkinsoniano que suceden a la aparición del
déficit mental (en esto se diferencia de la demencia de la enfermedad de Parkinson, en la
que los síntomas parkinsonianos preceden a la demencia).
Demencia multiinfartos.
El siguiente algoritmo ilustra los pasos a seguir por el médico para encausar el diagnóstico
de las demencias.
La imagenología cerebral puede ser de dos tipos: estructural y funcional. Desde el punto de
vista estructural puede explorarse el cerebro mediante imágenes de resonancia magnética
(RM) o con tomografía computarizada (TC). La RM define mejor la anatomía del cerebro y
resulta muy útil en la detección de la pérdida de células cerebrales y en el diagnóstico de
los tumores. La TC es útil para la detección de accidentes cerebrovasculares, infecciones
del cerebro, traumatismos, hematomas, atrofia cerebral e hidrocefalia.
Agrandamiento ventricular.
La demencia por cuerpos de Lewy se asocia con atrofia difusa pero sin un patrón
característico en las imágenes de RM.
En nuestro hospital no contamos con estudios funcionales, por lo que los estudios a indicar
serían la TC y la RM. Se recomienda que a todo paciente con síntomas y signos
demenciales debe garantizársele un estudio imagenológico con la alta tecnología disponible
(TAC o resonancia) independientemente de su edad, en busca de causas reversibles de su
deterioro mental.
Historia de: enfermedad cerebrovascular, convulsiones, defectos del campo visual, cefaleas,
incontinencia urinaria, trastornos de la marcha.
Avances en el tratamiento de las demencias (terapia psicoconductual)
Preservar las actividades de vida diaria y las funciones cognitivas como leer, escribir,
sostener conversaciones, y disfrutar de la televisión, la radio y la música.
Si bien en el presente existen diferentes fármacos que tratan de mejorar las alteraciones de
la memoria y con ello las diferentes funciones cognitivas, el éxito hasta el presente es muy
pobre y solo quedan como una luz que ilumina un largo camino a transitar por la
neuropsicofarmacología, para llegar a obtener fármacos lo suficientemente eficaces. Esta
situación ha motivado la búsqueda de formas de tratamiento que, sin el uso de fármacos,
mejoren las funciones instrumentales de la vida diaria para influir positivamente en la
calidad de vida del enfermo, cuidador y familia en general.
El profesional que atienda este tipo de trastornos, debe ser capaz de brindar una adecuada
orientación a los familiares encargados de la custodia del enfermo, para ello, se recomienda
lo siguiente:
Las distintas afectaciones que provoca la enfermedad, exigen que una persona se encargue
de cuidar y velar por el bien del paciente. Surge así el cuidador (con frecuencia una de las
hijas de alrededor de 50 años de edad), quien, aunque reciba el apoyo de otras personas,
adquiere la responsabilidad mayor, y se ve afectado por los siguientes motivos:
Contrae una gran carga física y psíquica, pues se responsabiliza de la vida del enfermo:
medicación, higiene, alimentación, y cuidados en general.
Se desatiende a sí mismo: no toma el tiempo libre necesario para su ocio, abandona sus
aficiones, etc.
Acaba paralizando durante años su proyecto vital.
Agresividad constante contra los demás porque siguen su vida, porque son capaces de ser
felices a pesar del problema que hay en la familia.
Gran tensión contra los cuidadores auxiliares, porque consideran que todo lo hacen mal, no
saben mover al enfermo, no le han dado a la hora adecuada el medicamento, los alimentos,
etc.
Por todo esto, el cuidador auxiliar conjuntamente con el resto de la familia, debe buscar
soluciones viables para resolver tal problema, obligando al cuidador principal a que tome
mayor tiempo de ocio, cubriendo esas horas con otro miembro de la familia o con asistente
domiciliaria por cuidadores profesionales. El cuidador debe incrementar su socialización,
buscar la ayuda especializada para recibir tratamiento adecuado a la situación real, ya sea
debido a problemas físicos y/o psíquicos.
Por ello, es recomendable que el cuidador adquiera información de todo lo relacionado con
la enfermedad de Alzheimer y su evolución, a fin de poder entender adecuadamente al
enfermo y tomar las conductas adecuadas a las diferentes situaciones; la familia, sin dejarse
agobiar por lo que sucederá y viviendo el presente, debe PLANEAR el futuro de su
enfermo y el de la propia familia; y lo más importante, no puede descuidar su autoestima:
debe por sí mismo.
Algunas actitudes positivas, que deben caracterizar al cuidador, son las siguientes:
Llegada la etapa final de la enfermedad, y con ella la muerte del enfermo, esta debe
afrontarse con firmeza. La muerte del ser querido es siempre un acontecimiento
trascendental en la vida del cuidador; no por ser esperada, es menos trágica, dando lugar a
sentimientos de tristeza y vacío. Con la muerte del enfermo comienza el “duelo”, durante el
cual el cuidador debe ir “distanciándose adrede” de los sentimientos de tristeza, de culpa,
depresivos, etc. mientras va restableciéndose en su libertad personal debe entonces el
cuidador asumir actitudes positivas como son:
1. Buscar nuevas ilusiones y afectos que lo lleven a dar cariño y atención a los demás:
hijos, esposo, nieto, etc.
2. Reemprender tareas que fueron abandonadas: estudio, trabajo, etc.
3. Potencializar la recreación, el ejercicio físico, la alimentación adecuada, etc.
CONCLUSIONES