Martinez - Cartas de Relacion - Final
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Hernán Cortés escribió cinco «relaciones» entre 1519 y 1526 para informar al rey de sus
acciones. Jacobo Cromberger, primer impresor de la Segunda, la llamó Carta de relación, nombre
que se generalizó a partir del siglo XIX y por el que se identifican en la actualidad. Se desconoce
el paradero de los originales, si bien en la Biblioteca Nacional de Austria (Codex Vindobonensis
S. N. 1600) se conserva una copia manuscrita del siglo XVI de la Segunda a la Quinta relación.
Los años de juventud que Cortés pasó en Salamanca en casa del escribano Francisco Núñez
de Valera no cayeron en saco roto, como se deduce de la lectura de sus relaciones, cartas privadas,
memoriales e instrucciones. Las relaciones fueron escritas en diversos lugares, tiempos y
situaciones. Ante la imposibilidad de contar todos los sucesos, selecciona contenidos y concentra
su atención en los asuntos que más le interesan en cada momento. Además, consciente de la
necesidad de que el emperador conociese lo esencial, con la Tercera, Cuarta y Quinta relación,
envió cartas misivas que resumían lo más relevante de la narración y sus peticiones.
El texto de la Primera relación no se conoce. Algunos estudiosos han negado o dudado
que la escribiese, pero las pruebas indican lo contrario. Cortés se refirió a ella en varias ocasiones
y Martín Cortés, su padre, afirmó que tenía una copia. Esta Primera relación estuvo en manos del
secretario real Juan de Samano, pero luego se pierde su pista. Fue escrita después de establecer la
Villa Rica de la Vera Cruz en Quiahuiztlan, probablemente en la primera semana de julio, cuando
el regimiento de la Villa Rica también se dirigió a don Carlos y a su madre doña Juana. Esta última
carta, fechada el 10 de julio de 1519, viene a sustituir a la perdida Primera relación de Cortés.
¿Qué contaría en ella? Sin duda los acontecimientos más importantes desde que salieron de Cuba
hasta la fundación de la Villa Rica de la Veracruz y el envío de los procuradores al rey, los gastos
que hizo en la armada, las diferencias con Diego Velázquez, los trabajos que pasaron, las riquezas
que intuía en la tierra donde desembarcaron y la voluntad que él y sus hombres tenían de servir al
rey. También informaría de las noticias que tuvo de un gran señor, llamado Moctezuma, y de que
©Carmen Martínez Martínez © Noticonquista
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estaba decidido a adentrarse en la tierra para encontrarse con él. Cuando los procuradores Montejo
y Portocarrero llegaron a Castilla, don Carlos ordenó que acudiesen a la Corte con todos los
presentes que traían y que los acompañaran los seis indígenas de la tierra, dos mujeres y cuatro
varones, que en aquella ocasión viajaron a Castilla.
El 30 de octubre de 1520, después de casi un año del encuentro con Moctezuma, Cortés
firmó la Segunda relación en Segura de la Frontera (Tepeaca). En aquellos momentos se
recuperaba del descalabro sufrido cuando lo echaron de Tenochtitlan, aunque ya planeaba tomar
la ciudad. En ella relató el camino hacia el interior del territorio, su encuentro con tlatoani
Moctezuma, cómo vivía y cómo aceptó ser vasallo del monarca español, siempre desde su propia
perspectiva. Describió con admiración la ciudad, «tan grande como Sevilla o Córdoba», sus
edificios, gentes, costumbres, ritos y el sorprendente mercado de Tlatelolco. También contó la
llegada y enfrentamiento con Pánfilo de Narváez, la rebelión de los mexicas, la salida de los
españoles de la ciudad en la llamada Noche Triste, la retirada hasta Tlaxcala –donde se reorganizó
después de la victoria de Otumba– y la llegada de la gente de Francisco de Garay. Al final de esta
relación propuso al rey el nombre de Nueva España del Mar Océano para denominar el territorio.
Cortés concluyó la redacción de la extensa Tercera relación en Coyoacán, el 15 de mayo
de 1522. El relato se inicia con el asedio de Tenochtitlan, que finalizó el 13 de agosto de 1521, día
de San Hipólito, con la captura de Cuauhtémoc. Como prueba de su capacidad organizadora, no
dudó en aludir a las ordenanzas que redactó para las cosas de la guerra y a la reunión con los
señores de la provincia de Tlaxcala. Dio cuenta de los enfrentamientos, de los intentos para lograr
la amistad de los de Tenochtitlan y de la importancia de los bergantines que surcaron la laguna
durante el cerco. En esta ocasión recordó los nombres de algunos de sus capitanes, los de varios
señores de la tierra y a sus aliados indígenas. También informó de la llegada y rechazo de Cristóbal
de Tapia como gobernador para, a renglón seguido, exponer las muchas acciones que él se ofrecía
a acometer como capitán: reconstruir la ciudad de Tenochtitlan, que definió antes del asedio como
«la más bella cosa del mundo», impedir la sublevación de los que habían aceptado ser vasallos del
rey, someter a otros pueblos, poblar la tierra, fomentar el desarrollo agrícola, ganadero y minero,
sin olvidar mencionar las posibilidades de expansión en el ámbito de la Mar del Sur.
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La Cuarta relación está fechada en Tenochtitlan, el 15 de octubre de 1524, antes de iniciar
la expedición a las Hibueras (Honduras). Cortés insistió en mostrar su capacidad como gobernador,
nombramiento con el que el rey, concluido el proceso por sus diferencias con Diego Velázquez, lo
distinguió en octubre de 1522. En esta relación recordó los servicios prestados a la Corona, los
gastos realizados y su voluntad de servicio, con la finalidad bien calculada de presentarse como la
persona más capaz para continuar ensanchando los reinos y señoríos del emperador, sus rentas y
la Cristiandad.
Al regreso de la expedición a las Hibueras, el 3 de septiembre de 1526, Cortés firmó en
Tenochtitlan la que sería su Quinta relación. En ella recreó el largo camino terrestre que lo
mantuvo alejado de la ciudad de México durante casi dos años. Con la intención de castigar a
Cristóbal de Olid, uno de sus capitanes, transitó por parajes pantanosos y construyó puentes en un
camino de imposible retorno. Al hilo de las dificultades también escribió sobre la delación de un
posible levantamiento que lo llevó a juzgar a Cuauhtémoc y a otros señores que lo acompañaban
y que concluyó con la ejecución del último tlatoani mexica, uno de los capítulos oscuros en la vida
de Cortés. Hay que destacar que, en esta relación, recordó por su nombre a Marina, la mujer que
actuó como intérprete (lengua) y con la que había tenido un hijo, al que bautizó con el nombre de
Martín, como su padre. En ella también se defendió de las numerosas acusaciones que se le
hicieron a su regresó y de cómo entregó el gobierno de la tierra a Luis Ponce de León, enviado
también para iniciar su juicio de residencia. Una vez más, la relación le permitió ofrecerse para
nuevas empresas, como la de ir desde la Nueva España a la Especiería a descubrir islas cerca de
«Maluco y Melaca y la China» o despachar una armada a aquel ámbito.
Las relaciones que escribió, a excepción de la primera y la quinta, circularon impresas en
vida de Cortés. En 1522, Cromberger editó en Sevilla la Segunda Carta de relación, aunque en
ninguno de los ejemplares conservados aparece el mapa de la ciudad de Tenochtitlan que envió
con ella. Sí se conserva, junto con una esquemática representación del Golfo de México, en la
edición latina que, de la segunda y tercera relación, apareció en 1524 en la ciudad alemana de
Núremberg, muy bien recibida por el público lector de la época. La novedad del relato hizo que la
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segunda relación pronto circulase impresa en italiano, francés, flamenco y alemán, prueba del
interés que suscitó.
Los escritos de Cortés, principal vía de difusión de sus acciones y de la realidad que
conoció, contribuyeron a la creación de su imagen heroica. En 1527, Pánfilo de Narváez logró que
el rey ordenase que las «cartas y relaciones» de Cortés no se vendiesen ni imprimiesen más en la
península. No volvieron a publicarse en España hasta 1749, aunque siguieron apareciendo en otros
lugares de Europa. La primera edición en México fue la del arzobispo Francisco Antonio
Lorenzana, en 1770.
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