El Dedo Gordo Peludo
El Dedo Gordo Peludo
El Dedo Gordo Peludo
Copretérito
El verbo en copretérito es un tiempo que indica una acción no terminada o de terminación indefinida. Por
ejemplo, Vanesa caminaba por el parque. El verbo es caminaba…una acción que no ha finalizado. Nos
puede ayudar saber que los verbos en copretérito terminan en aba (ejemplos: saludar, saludaba; amar,
amaba; soñar, soñaba) o ía (ejemplos: conocer, conocía; vivir, vivía; creer, creía).
El dedo gordo peludo
Un día, un niño estaba cavando en el jardín de su abuela
cuando encontró una raíz que se asemejaba al dedo
gordo peludo de un pie. El niño intentó varias veces
arrancarla, pero esta estaba atascada en la tierra y no se
movía. Así que, tiró con todas sus fuerzas hasta que
desprendió la raíz por completo, fue en ese momento que
escuchó un gemido espectral y salió corriendo.
Juan caminó sin prisa, pero sin pausa, con cada paso se alejaba más de la seguridad de su hogar.
Las calles se hacían cada vez más extrañas y el barrio en el que se encontraba no le era familiar.
Al doblar la esquina, Juan encontró a un hombre. Un enorme sombrero de copa cubría su cabello gris
y espeso. Su cara, blanca como la nieve contrastaba con la vacía negrura de sus ojos.
—Yo qué sé —respondió el hombre con voz áspera y agrietada por falta de uso.
—Vi a un hombre cuyos dientes eran tan largos como los de una fiera —respondió Juan.
Inmediatamente, el hombre develó sus monstruosos dientes largos y afilados entre una sonrisa
escueta y preguntó:
De repente, llegó a una calle que le resultaba conocida. Dobló la esquina y encontró su casa.
Juan se despertó gritando, empapado de un sudor frío. Entonces comprendió que estaba en su
propia cama y que todo había sido una pesadilla.
—Soñé con hombres muy extraños, con dientes largos y afilados y yo no hacía más que correr.
Su madre esbozó una sonrisa que se hacía más y más ancha, dejando entrever unos dientes
espantosos, largos y afilados como los de una fiera.
Pobre Juan, si estaba soñando, no podía despertar… y si era realidad, ya no tenía cómo escapar.
Había una vez una niña y su nombre era Ana. Ella siempre llevaba una cinta de seda roja
atada a su cuello con un nudo muy apretado. Desde que estaba en quinto de primaria, Ana
tenía un amigo cuyo nombre era Juan.
Ahora, ambos estaban a punto de terminar la secundaria y Juan, como antes, quería saber por
qué Ana siempre llevaba la cinta de seda roja.
—Ana, por favor dime por qué siempre llevas esa cinta puesta.
Ana se limitó a sacudir la cabeza con suavidad sin dar respuesta.
Tiempo después, Ana y Jaime se hicieron novios y al cabo de unos años se casaron. Ana dio a
luz a 2 hermosos hijos. Los niños también le preguntaban sobre su cinta, pero ella respondía
con evasivas. Cansados de no recibir respuesta, no volvieron a tocar el tema.
Así vivieron durante muchos años hasta que un día Ana se enfermó gravemente y dijo entre
sollozos:
—Jaime, siento que voy a dejar este mundo pronto. ¿Todavía quieres saber por qué siempre
llevo la cinta roja atada a mi cuello?
Jaime asintió, secó las lágrimas de sus ojos y la abrazó.
—Quítame la cinta para conocer la respuesta —dijo Ana.
Fue entonces que Jaime llevó sus manos temblorosas hacia el cuello de Ana y desató
lentamente el apretado nudo.
El mismo momento en que Jaime aflojó la cinta por completo...
¡La cabeza de Ana cayó al suelo!
LOS ADJETIVOS
Al escribir cuentos se emplean algunos recursos que permiten provocar mayor tensión
en el lector; por ejemplo, el uso de adjetivos al describir.
Sin adjetivos: La casa del bosque.
Con adjetivos: La casa tenebrosa en el espeso y oscuro bosque.