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Tercera Semana Contrato de Permuta . - Donacion (Derecho Civil Vii (Contratos Especiales)

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PERMUTA

Como puede colegirse la permuta es un contrato con raigambre romanista y


recepcionado por la codificación civil. El Código Civil de 1852 le dio un tratamiento de
acuerdo a sus antecedentes romanistas lo que no hizo el Código Civil de 1936, que le
dio un tratamiento diminuto que el actual Código Civil ha mantenido, aunque le da una
conceptuación

ANTECEDENTES HISTÓRICOS

Al decir de los historiadores del Derecho la permuta es el más antiguo antecedente de


los contratos ya que se remonta a los grupos humanos primitivos, pues tuvo su
expresión originaria en esa operación rudimentaria que vino a ser el trueque.

El trueque tuvo su origen cuando el ser humano primitivo comenzó la recolección de


frutos de la tierra, para luego dedicarse a la caza y posteriormente a la agricultura.
Fue así que los frutos primero y las pieles de los animales después le sirvieron de
medios de cambio y, cuando se dedicó al pastoreo del ganado, fueron los animales
vivos los utilizados para el mismo fin. En una etapa más avanzada la fabricación de
objetos contribuyó al desarrollo del trueque hasta la aparición de la moneda en sus
formas más rudimentarias.

A este quehacer no fue ajeno el aborigen americano, pues no podía sustraerse a la


vida de relación y a su evolución en los territorios que luego fueron objeto de
conquista que, en el caso de la española, llegó con la moneda. Pero la moneda no
desplazó el trueque, que continuó operando como un medio eficaz para la satisfacción
de las necesidades mediante la adquisición de bienes. Sin embargo, la aparición de la
moneda fue diferenciando el trueque de la compra, pues en el trueque se entregaba
como equivalente una cosa mientras que en la compra se entregaba como
equivalente el valor expresados en monedas.

Los antecedentes resumidamente expuestos constituyen la prueba incuestionable de


que la permuta antecedió históricamente a la compraventa.

EL DERECHO ROMANO

El Derecho Romano diseñó a la compraventa como contrato relegando a la permuta al


carácter de una simple convención, a un negotium do ut des, en la que las partes
debían entregarse recíprocamente cosas.
En los orígenes del Derecho Romano y hasta la Ley de las XII Tablas, la moneda
consistía en cabezas de ganado, fueran bueyes o carneros, pecus, vocablo del que
deriva pecunia, pecuniario, que se refería al dinero y que hasta hoy mantiene el
significado de dinero efectivo, para luego representarse la moneda

en lingotes de bronce, aes rude, cuyo valor se apreciaba según el peso. Fue, pues,
con la Ley de las XII Tablas que comenzó a acuñarse la moneda, en cobre, que se
valuaban no ya por el peso, sino por el valor unitario y el número, pecunia numerata, y
cuyo uso fue sustituyendo el uso de la moneda por peso. Posteriormente, aparecería
la moneda acuñada en plata y en oro contribuyendo a que la compraventa como
contrato se fuera afianzando en cuanto al pago del valor de las cosas en dinero,
denares, acentuándose la diferencia entre la compraventa, emptio et venditio, y la
permuta, permutatio2

Según expone Petit, en torno a la permuta se produjo una controversia entre la


Escuela de los Sabinianos y la de los Proculeyanos, que fueron las dos más famosas
Escuelas de Derecho3. Según Carlos Rodríguez Pastor4, uno de los antiguos
maestros sanmarquinos de la materia, la Escuela de los Sabinianos agrupaba a los
jurisconsultos vinculados a la aristocracia imperial que, como discípulos de la filosofía
peripatética, seguían el principio de autoridad, tanto en la Política como en el Derecho,
se caracterizaba por la fidelidad a las piniones precedentes de los jurisconsultos que
los habían precedido; mientras que la Escuela de los Proculeyanos congregaba a
juristas alejados del favor imperial, estoicos en filosofía, que se caracterizaban por la
rigidez de un raciocinio inflexible que los llevaba a aceptar las conclusiones lógicas de
sus principios, siendo innovadores5

En consecuencia, para la Escuela de los Sabinianos la permutiato era una venta, pues
encontraba lógico dar el mismo tratamiento a todos los actos de enajenación a título
oneroso, sea que el precio fuera pecunia numerata o que no lo fuera. Para la Escuela
de los Proculeyanos, el criterio sabiniano distorsionaba las reglas de la emptio et
vendione, siendo este el criterio que prevaleció en el Derecho Romano, que concretó
un tratamiento dual entre la permuta y la compraventa y que recepcionaría la
codificación civil moderna.

Sin embargo, y pese a la opinión de los proculeyanos, la permuta fue inmersa dentro
de los contratos innominados. Según Rodríguez Pastor6 los contratos innominados
debían presentar tres características: que hubiese una convención sinalagmática, que
una de las partes hubiese cumplido y que la convención no constituyese un contrato
nominado. Estos contratos, aún cuando receptaban viejas prácticas fueron lentamente
reconocidos en el Derecho Romano, entre ellos la permutatio, que era expresión de
un doy para que des, do ut des.

Como bien lo han expuesto los romanistas, los jurisconsultos romanos no fueron
afectos a la abstracción sino a la consideración de los casos concretos y a las
circunstancias dentro de las cuales debía

ser declarado el derecho mediante la tutela jurisdiccional. Pero esto no significa, como
puntualiza Juan Iglesias7, que la tendencia hacia la concreción y la tipicidad de los
juristas de Roma no haya determinado y aproximado determinadas figuras en las que
se encontraba una cierta homogeneidad. Y así se fue perfilando la permuta, como
cambio de cosa por cosa, como un contrato consensual que radicaba en dar, datio,
recíproco de las partes.

La permuta fue quedando contractualmente conceptuada por la entrega de una cosa a


cambio de otra y, no obstante la diferenciación con la compraventa, emptio venditio, le
eran aplicables los principios de la evicción, de los vicios ocultos y del riesgo,
quedando protegida por la actio praescriptis verbis, que hacía exigible la datio a la otra
parte.

Los caracteres que fijó el Derecho Romano a la permuta fueron resultado de su


diferenciación con la compraventa, tal como lo ha puntualizado Petit8. Así, por la
manera como se configuraba el contrato, pues en la permuta se formaba después que
una de las partes ejecutara voluntariamente la datio convenida, mientras que en la
compraventa se formaba por el solo acuerdo de las partes y obligarse la parte
vendedora a transferir la propiedad del bien, lo que ya hacía propietario a la otra
compradora, a la que sólo podía exigírsele el pago del precio convenido; y, por los
efectos, pues en la permuta se generaban los mismos para ambas partes al haber
asumido la obligación recíproca de transferirse la propiedad de las cosas, quedando
obligadas, además, al saneamiento por evicción y por vicios ocultos; mientras que en
la compraventa los efectos eran distintos para el vendedor y el comprador, pues al
vendedor sólo correspondía el saneamiento por evicción y vicios ocultos de la cosa
que había transferido y, al comprador, el pago del precio.
La evolución del Derecho Romano prácticamente concluyó con la promulgación con la
compilación realizada en la época del Emperador Justiano, el Codex Justinianeo,
conocido como el Corpus Iuris Civiles, que es el antecedente histórico de la
codificación civil moderna.

LA RECEPCIÓN DEL DERECHO ROMANO

La Historia del Derecho le da la denominación de Recepción del Derecho Romano al


fenómeno de la admisión y penetración del Derecho Romano en los ordenamientos
jurídicos de Europa, difundido por obra de la Escuela de los Glosadores a la que
siguió la Escuela de los Postglosadores.

La Recepción del Derecho Romano significó que el Corpus Iuris Civiles fuera
considerado como el Derecho Civil, pero, como apunta Federico Puig Brutau en la
parte que regulaba las relaciones entre sujetos privados, esto es, en la del Ius
Privatum.

El Derecho Romano también fue recepcionado por el Derecho Hispano y penetró en la


península Ibérica, aunque fragmentado por las diversas invasiones que sufrió la
península para ir unificándose en el Derecho de Castilla, pues fue el Derecho
Castellano, que fue el trasplantado con la conquista española de los territorios hispano
americanos y dio formación al denominado Derecho Indiano10, que es el antecedente
del Derecho Civil formado con el advenimiento de las repúblicas formadas como
consecuencia de la Emancipación de la Corona Española o, si se prefiere, Ibérica.

Para entonces el Corpus Iuris Civiles era ya un remoto antecedente y en Europa,


desde mediados del siglo XVIII habían comenzado a formularse los primeros
ordenamientos civiles integrados al Sistema del Derecho Romano al que está
engarzado el Derecho Civil Peruano.

. LA CODIFICACIÓN CIVIL

Según los historiadores del Derecho, la codificación civil, luego de algunos intentos,
alcanzó su eclosión con el Código Civil Francés de 1804, el denominado Código
Napoleón, que irradió una gran influencia en los nacientes Estados de la América
Ibérica constituidos como consecuencia del movimiento emancipador.

Por la vía del Código Francés el contrato de permuta fue receptado en la codificación
civil peruana.
EL CÓDIGO CIVIL DE 1852

El Código Civil de 1852 es el primer ordenamiento civil peruano que tuvo una vigencia
real y efectiva, iniciándola a partir del 29 de julio de ese año, receptando la influencia
románica y napoleónica. Si bien fue precedido por el Código de Bolivia de 1831, este
fue una réplica del Código Francés, por lo que puede afirmarse que, por su
originalidad, es el primer código iberoamericano, pues antecedió al Código Chileno de
1857 y al Argentino de 1871.

Al ocuparse de la permuta, la conceptuó como un contrato por el que dos o mas


personas se transferían el dominio de un cosa por otra (art. 1523), haciendo devenir la
compraventa en permuta si el precio se pactaba parte en dinero y parte en bienes
muebles o inmuebles, pero siempre que lo pagado en dinero no alcanzara la mitad de
los bienes materia de la contraprestación (art. 1524). Distinguía la permuta en pura o
simple y en estimada, según se considerará el valor de los bienes en dinero o si se
hacía una comparación de los valores (art. 1525). Declaró permutables todos los
bienes enajenables (art. 1526). La capacidad para permutar la fijó en la misma que
para enajenar (art. 1527), pudiendo el administrador sólo realizar permutas simples o
puras (art. 1528), siendo requisito, además, que los bienes permutables fueran
conocidos por las partes (art. 1529). El Contrato quedaba concluido por el

sólo convenio de las partes (art. 1530), con lo que dejó de ser un contrato real, esto
es, que requería de la entrega recíproca de las cosas, como lo había previsto el
Derecho Romano, y devino en un contrato consensual. Por último, el permutante
quedaba obligado a la indemnización de daños y perjuicios por la demora en la
entrega del bien que estaba obligado a entregar (art. 1531), y, si no cumplía con la
entrega, quedaba obligado, además, a devolver el bien que había recibido o a pagar
su valor en dinero (art. 1532).

Adicionalmente, previó la permuta del bien ajeno disponiendo que en tal caso el otro
permutante, si lo probaba, no estaba obligado a recibirlo ni a entregar el que había
ofrecido, y, en caso de haberse efectuado la recíproca entrega, el contrato se
rescindía y obligaba al pago de una indemnización (art. 1533). En cuanto al riesgo,
atendiendo a su carácter consensual, dispuso que la mejora o deterioro del bien
correspondía al permutante que lo había adquirido (art. 1534), salvo que la demora en
la entrega del bien fuera imputable al otro permutante y perecía por su dolo o culpa
(art. 1535). En relación a la evicción y saneamiento, cada permutante quedaba
respectivamente obligado (art. 1536), quedando facultado el permutante afectado por
la evicción a que se le devolviera el bien que había entregado o su valor en dinero,
con mas los frutos y los daños y perjuicios que hubiera sufrido (art. 1537). Por último,
previó la lesión como causal rescisoria, pero a la que se aplicarían las reglas de la
compraventa (art. 1538), reglas que, en general, eran supletorias a la permuta (art.
1539).

Como puede apreciarse, la permuta no tuvo como característica ser un contrato real
sino que fue legislado como consensual, al requerirse, tan sólo, del consentimiento
para la formación del contrato. A pesar de que tuvo su propio régimen legal con una
relativa autonomía se le vinculó a la compraventa. Dispuso una capacidad especial
para su celebración y no le prescribió formalidades. Siendo la permuta fuente de
obligaciones, le estableció reglas para el caso de su inejecución.

El Código Civil de 1852 tuvo 84 años de vigencia, aunque con importantes


modificaciones, siendo derogado por el Código Civil de 1936.

EL CÓDIGO CIVIL DE 1936

El Código Civil de 1936 inició su vigencia el 14 de noviembre de ese año hasta su


derogación por el Código Civil actualmente en vigencia.

Al contrato de permuta le dio un tratamiento diminuto pues se limitó, en su artículo


1465, a puntualizar que “Regirán en la permuta las disposiciones sobre compraventa
en lo que le sean aplicables”. Manuel Augusto Olaechea, su ponente, explicó que el
tratamiento de la permuta no requería de mayor desarrollo.

José León Barandiarán, ante el tratamiento diminuto que había recibido el contrato de
permuta fue de opinión que las normas de la compraventa no se debían aplicar pura y
simplemente y que, por lo contrario, su aplicación debía hacerse con las adaptaciones
necesarias, es decir, adecuando los preceptos en cuestión a la naturaleza específica
del contrato de permuta, algunas veces con simples e insignificantes retoques, pero,
en otras, precisando el principio de la norma de la compraventa para después deducir
si el precepto era o no el adecuado a la permuta13.

EL CONTRATO DE PERMUTA EN EL CÓDIGO CIVIL VIGENTE


El Código Civil vigente fue resultado del proceso de reforma del Código Civil de 1936
iniciado en 1965 y concluido en julio de 1984. Inició su vigencia el 14 de noviembre de
198414.

El tratamiento que le dispensa al contrato de permuta es también diminuto siguiendo


el antecedente del Código de 1936, pues le dedica los artículos 1602, en el que lo
conceptúa, y el 1603, que como norma de remisión dispone la aplicación de las reglas
del contrato de compraventa.

El acotado artículo 1602 al conceptuándola precisa que “Por la permuta los


permutantes se obligan a transferirse recíprocamente la propiedad de bienes”, de lo
que se infiere la relación jurídica de índole obligacional que se enfatiza de
conformidad con la sistemática adoptada por el Código.

El contrato, obviamente, también genera derechos para los permutantes quienes se


los pueden oponer recíprocamente y, ambos, oponérselos a los terceros conforme a la
doctrina del efecto relativo de los contratos que postula el artículo 1363 del Código.

La relación contractual puede extinguirse en el momento mismo de la celebración del


contrato si su ejecución es instantánea o, puede ser continuada si las obligaciones, o
una de ellas, va a tener una ejecución sucesiva.

Como puede apreciarse de la conceptuación de la permuta, se trata de un contrato


con elementos constitutivos propios que le dan tipicidad, por lo que nos vamos a
detener en ellos

DEFINICIÓN

La permuta es el proceso y el resultado de intercambiar un objeto por otro diferente.


El verbo al que alude el concepto es permutar (cambiar dos o más cosas entre sí). Por
ejemplo: “Voy a ofrecer mi viejo automóvil en permuta: me interesa obtener a cambio
una motocicleta”, “Cuando estalló la crisis económica, la falta de dinero obligó a la
población a apelar a permutas para satisfacer sus necesidades” , “Agradezco su
propuesta, pero no me interesa una permuta, sino que quiero el dinero en efectivo”
Bajo esta concepción, se regula el contrato de permuta, mediante el cual, ambas
partes son a la vez vendedores y compradores, de dos o más bienes que se
intercambian.
A nivel jurídico, la permuta implica el establecimiento de un contrato a través del cual
un sujeto entrega un bien y, en contrapartida, recibe otro. Este trueque supone una
transferencia recíproca de la propiedad de los bienes en cuestión.
La permuta es el método de intercambio más primitivo de la humanidad. Cuando el
concepto de dinero aún no había sido desarrollado, el comercio se llevaba a cabo a
través del trueque: una persona entregaba algo a otra para recibir a cambio un objeto
diferente. De esta manera, un artesano podía entregar una vasija y obtenía una bolsa
de granos, por citar una posibilidad

La permuta, es un contrato bilateral, oneroso, que puede asumir las modalidades de


conmutativo o aleatorio, por el cual ambos contratantes, como recíprocos acreedores,
se obligan a entregar con transferencia de dominio uno al otro, una cosa.

Según el artículo 1602 del C.C., por la permuta los permutantes se obligan a

Transferirse recíprocamente la propiedad de bienes.

OBJETO

En aplicación de lo dispuesto por el Art. 1603 del C.C., la permuta tiene por objeto la
transferencia de bienes y de créditos o derechos. Por consiguiente la permuta puede
Consistir en el trueque de cosas corporales o incorporales o de una Corporal y otra
incorporal.

ELEMENTOS DEL CONTRATO

Son los elementos de todo contrato: consentimiento, objeto y finalidad licita.

EL CONSENTIMIENTO debe hacerse con el ánimo de transferir la propiedad; las


partes que intervienen deben tener Capacidad de goce y de ejercicio, lo que significa
además que deben. Acreditar ser propietarios de los bienes objeto de la mutua
transferencia.

EL OBJETO DEBE SER LICITO, es decir, permitido por la Ley y las buenas
costumbres y debe tener existencia en la naturaleza y estar en el comercio de los
hombres, así como que deben ser determinados o determinables.
LOS ELEMENTOS CONSTITUTIVOS

Atendiendo a la conceptuación del contrato de permuta establecida por el acotado


artículo 1602, en una interpretación sistemática de los artículos 1603 y 1531 del
mismo Código, el elemento constitutivo viene a ser:

✔ la intención de permutar,
✔ animus permutationem, y
✔ los bienes permutables.
1. La intención de permutar debe provenir de un sujeto con plena capacidad de
ejercicio y sin ninguna de las restricciones que contempla la ley, conforme a la
modificación del numeral 1 del artículo 140 del Código Civil introducida por el
Decreto Legislativo No. 1384.
2. La intención de los permutantes, que constituye el fin o, mejor dicho, la
finalidad del contrato, debe ser necesariamente lícita.
3. Los bienes permutables pueden ser muebles o inmuebles. Si son bienes
muebles la transferencia de la propiedad requiere de su entrega, traditio,
conforme al artículo 94715 del Código Civil y, si son inmuebles la propiedad se
transfiere al prestar el permutante su consentimiento, conforme al artículo
94916 del mismo Código.

En relación a este segundo elemento constitutivo es conveniente aclarar que los


bienes permutables no constituyen el objeto del contrato de permuta. Siendo la
permuta un acto jurídico, porque todo contrato lo es, le son aplicables los requisitos de
validez que enumera el artículo 140 del Código Civil, entre ellos la posibilidad física y
jurídica de su objeto, respecto del cual se ha establecido un criterio interpretativo en el
sentido de que el objeto del acto jurídico es la relación jurídica a la que se incorporan
los derechos y obligaciones que el acto jurídico, en este caso el contrato de permuta,
genera o ha generado. Con este criterio se interpreta también el artículo 140 y 219
del Código Civil y es el adoptado por la doctrina nacional.
Adicionalmente y en relación a este segundo elemento constitutivo de la permuta,
es conveniente anotar que los bienes a que hace referencia el artículo 1602 no debe
entenderse sólo a los bienes corporales sino también a los incorporales, que incluye a
los derechos y no sólo al de propiedad.
El fin, o mejor, la finalidad que se pretende con la celebración del contrato de
permuta, que no es otra que la adquisición de los bienes permutados, como ya se ha
advertido, debe ser necesariamente lícita.
El Código Civil no le ha prescrito forma al contrato de permuta, por lo que los
permutantes pueden celebrarlos con las formas que vieran por conveniente.

Los propiamente elementos constitutivos de la permuta le dan una tipicidad que


determina su diferencia con la compraventa, pues siendo enajenativa carece del
elemento distintivo que es el precio, esto es, la entrega de una suma de dinero como
postulada por León Barandiarán21 en sus comentarios al Código Civil de 1936,
siguiendo el criterio expuesto por Ángel Gustavo Cornejo

Los mismos elementos constitutivos determinan que la tipicidad de la permuta


establezca su diferencia con cualquier otro contrato o figura jurídica, por lo que
determinados sus elementos constitutivos corresponde detenernos en sus
características

CARACTERÍSTICAS DEL CONTRATO DE PERMUTA; Son

1. un contrato bilateral y sinalagmático

La permuta es, en primer lugar, un contrato bilateral y sinalagmático, no sólo porque


se genera con la manifestación de voluntad de los permutantes sino porque además
genera obligaciones para ambas partes, como son las de transferirse la propiedad de
los bienes que permutan.

2. Es un contrato nominado, en cuanto el Código Civil lo legisla con un nomen iuris y


lo somete a un régimen legal.

3. Puede ser real o consensual, según los bienes que se permutan sean muebles,
cuya transferencia requiere de la tradición, o inmuebles, cuya transferencia requiere
sólo del consentimiento, como lo hemos dejado establecido anteriormente.

4.- Es un contrato enajenativo y oneroso, porque dispone de la propiedad de los


bienes con reciprocidad de prestaciones, lo que lo hace también constitutivo porque
genera obligaciones y derechos.

5.- Por último, puede ser un contrato conmutativo o aleatorio, en la medida de que los
bienes permutados tengan equivalencia o no la tengan e impliquen un riesgo, alea.
LAS DISPOSICIONES APLICABLES

La permuta, como todo contrato, se sustenta en :

1. la autonomía de la voluntad privada y, en consecuencia, los permutantes


pueden darle al contenido del contrato los pactos que tengan por conveniente
siempre que no colisionen con normas de orden público, conforme a lo previsto
en el artículo 1354 del Código Civil23.

Como hemos visto anteriormente, el artículo 1603, genuina norma de remisión, le


atribuye a la permuta las reglas de la compraventa en lo que le sean aplicables. La
cuestión radica en determinar si las reglas aplicables son estrictamente las de la
compraventa o si le son de aplicación, en general

la normativa pertinente del Código Civil en materia de acto jurídico y, en especial, la


de los contratos en general, que en mi opinión lo son, pues la acotada norma debe ser
interpretada extensivamente.

En relación a las reglas de la compraventa son aplicables todas las que se deriven de
la autonomía de la voluntad de los permutantes y que sean compatibles con los
elementos constitutivos de la permuta. Así, por ejemplo, los gastos de entrega de los
bienes permutados (art. 1530); pueden permutarse los bienes existentes o que
puedan existir, siempre que sean determinados o determinables y cuya enajenación
no esté prohibida por la ley (art. 1532); el derecho del permutante a retractarse en
caso del perecimiento del bien al celebrarse el contrato (art. 1533); la permuta de bien
futuro (arts. 1534 y 1535) y de bien ajeno (art. 1539); la obligación del permutante de
perfeccionar la transferencia del bien permutado y su entrega (arts. 1549, 1550,1551,
1554. 1556); la transferencia del riesgo (arts. 1567 y 1570). Puede celebrarse a
satisfacción de uno o ambos permutantes (art. 1571), también a prueba (art. 1572),
sobre muestra art. (1573) y sobre medida (art. 1574). Por último, son aplicables
también las normas para el ejercicio del derecho de retracto (arts. 1592 y siguientes).

2. En materia de acto jurídico le es aplicable al contrato de permuta la normativa


contenida en el Libro II del Código Civil., pues además de los requisitos de
validez, de los que ya nos hemos ocupado, nada obsta para que pueda
celebrarse mediante representación, que se pacten modalidades, que pueda
simularse o celebrarse en fraude de acreedores, que los permutantes incurran
en vicios de la voluntad o que al contrato le sean aplicables las causales de
nulidad o de anulabilidad.
3. En relación a las reglas generales de los contratos, esto es, las comprendidas
en la Sección Primera del Libro VII del Código Civil., es obvio que le son
aplicables todas las que corresponden a la etapa de las tratativas, esto es, a la
oferta y su aceptación, así como las de la formación del contrato.
4. Así, nada impide que la permuta se defina en base a un contrato preparatorio,
trátese de un compromiso de contratar (art. 1414) o de un contrato de opción
(art. 1419), háyase o no pactado arras (arts. 1477 y 1480.). Siendo la permuta
un contrato con prestaciones recíprocas le son aplicables las normas que las
rigen (arts. 1426 a 1434). Los permutantes pueden ceder su posición
contractual (arts. 1435). Si el contrato es conmutativo y de ejecución
continuada, nada obsta para que pueda alegarse la excesiva onerosidad de la
prestación (arts. 1440) o lesión para rescindirlo (arts. 1447).
5. Por último, los permutantes están obligados al saneamiento (art. 1484), sea por
evicción (art. 1491) o por vicios ocultos (art. 1503

DIFERENCIA CON LA COMPRAVENTA

La diferencia está en que en la compraventa el precio se paga en dinero, mientras que


en la permuta el precio se compensa con el valor del bien que se intercambía. Cuando
una de las partes obtiene una cosa, estando obligado de su lado a entregar otra cosa
y además dinero, hay que calificar la operación dentro de la alternativa, con un criterio
cuantitativo de prevalecía, según que el importe del dinero sea mayor o menor que el
valor asignable a la cosa que junto con aquél, ha de pagarse, para reputar que se
trata de una compraventa o una permuta.

REMISIÓN A LAS NORMAS DE LA COMPRAVENTA

Según el artículo 1603 del C.C., anteriormente referido, se ha consagrado el principio


de la remisión a las normas de la compraventa, que tiene un carácter universal.

Su fundamento radica en dos circunstancias:

a. Una evidente economía legislativa, puesto que la reglamentación completa y


autónoma del contrato, hubiera supuesto la repetición de una gran parte de las
normas y disposiciones ya adoptadas por la compraventa; y,
b. El hecho de que, en cierto modo, en el contrato de permuta, cada una de las partes,
reúne a la vez, la condición de vendedor y comprador de la que recibe en cambio.

LA DONACIÓN

DEFINICIÓN

Es uno de los contratos más generosos. que requiere ser analizado cuidadosamente, pues
muchos no conocen los efectos del mismo, que al final puede ocasionar perjuicios en la
familia o en el propio donatario o beneficiario.

La donación está definida en nuestro Código Civil en el Art. 1621 del Código civil lo
define de la siguiente manera:

"Por la donación el donante se obliga a transferir gratuitamente al donatario la


propiedad de un bien".

OBJETO DE LA DONACIÓN

Pueden donarse bienes muebles en general como computadoras, televisores,


automóviles, equipos, maquinaria, títulos valores, dinero, así como bienes inmuebles,
tales como terrenos urbanos o rústicos, departamentos, edificaciones, entre otros.

CLASES DE DONACIONES

A pesar que la donación es gratuita, sin embargo, puede estar sujeta a condición o

modos, por lo que presenta la siguiente clasificación:

a. DONACIÓN PURA Y SIMPLE.- Llamada así a la donación que no tiene condición


alguna.El donatario se enriquece con el patrimonio que recibe a cambio de nada.

b. DONACIÓN REMUNERATORIA. - Aquella que se otorga para compensar un servicio


recibido (Ej. al médico que le salvó la vida al donante).

c. DONACIÓN CONDICIONADA. - Obligación del donante de transferir un bien si es que el


donatario cumple con alguna condición futura e incierta (Ej. S te gradúas de
Abogado te dono una computadora)

La donación puede ser otorgada en vida a través del con-trato respectivo o producirse
después de la muerte del donante mediante su testamento.

También la donación puede comprender un determinado bien (donación singular) o todo


el patrimonio (donación universal).

EFECTOS JURÍDICOS ESPECIALES DE LA DONACIÓN

a) PACTO DE REVERSIÓN

Se encuentra estipulado en el artículo 1631° del Código Civil al manifestar que


puede establecerse solamente a favor del donante; la estipulada a favor de tercero
es nula, pero no produce la nulidad de la donación primigenia, es decir de la
primera donación que favoreció al donatario. La reversión es el pacto por el que se
reserva la facultad de recuperar lo donado retornando la situación al estado
anterior en el que se concluyó la donación, también puede hacerse la renuncia al
derecho de reversión.

b) DERECHO DE REVOCACIÓN

Es la facultad otorgada al donante a privar unilateralmente de eficacia la donación


específicamente por las causales de indignidad y desheredación previstas en lo que
concierne al derecho hereditario. Ella debe concretarse dentro de los seis meses
desde que sobrevino alguna de las causales, pues de lo contrario el derecho
caduca, debiendo de ser comunicado el acto de revocación dentro de los sesenta
días de realizado, ya que la misma puede ser contradicha también dentro de los
sesenta días. Si se verificara ello podrá ser discutida en la vía judicial.

c) CADUCIDAD DE LA DONACIÓN. - Caduca automáticamente la donación si el donatario


ocasiona intencionalmente la muerte del donante.

d) DONACIÓN INOFICIOSA.- El Art. 1629 del C.C. limita la donación señalando que nadie
puede donar más de lo que puede disponer libremente por testamento.

En consecuencia, de acuerdo con el derecho sucesorio, cuando el donante tiene hijos, sólo
puede donar un tercio de sus bienes (tercio de libre disposición). Si el donante no tiene
hijos pero tiene cónyuge y padres, puede donar hasta el 50% de sus bienes. Si no tiene
hijos, cónyuge ni ascendientes, entonces se le permite donar el 100% de sus bienes.

Se llama donación inoficiosa a la parte que excede a lo permitido, siendo en consecuencia


dicho exceso, nulo y se tiene que devolver.
Para estos efectos se considera el valor del bien a la fecha de la muerte del donante.

FORMALIDADES PARA LA VALIDEZ DE LA DONACIÓN

Los contratos de donación pueden ser:

a. VERBALES: cuando se trata de bienes muebles, cuyo valor no exceda del 25% de la

UIT.

b. ESCRITOS: cuando se trata de bienes muebles, cuyo valor exceda del 25% de la UIT,
debe realizarse mediante contrato con firmas legalizadas notarialmente, debiendo
especificarse y valorizarse los bienes que se donan, bajo pena de nulidad.

C. POR ESCRITURA PÚBLICA: cuando se trata de inmuebles, cualquiera que sea su valor,
con indicación individual del inmueble, de su valor real y de las cargas que debe cumplir el
donatario, bajo sanción de nulidad

DONACIONES DE BIENES MUEBLES E INMUEBLES

a) BIENES MUEBLES: el Art. 1623 del C.C. manifiesta que la donación de bienes muebles
puede hacerse verbalmente cuando el valor del bien mueble no exceda el 25% de la
Unidad Impositiva Tributaria. El Art. 1623 tiene una excepción contemplada en el Art.
1624 del C-C-C al manifestar que si el valor de los bienes muebles excede el límite del 25%
de la U.I.T. el contrato de Donación se deberá hacer por escrito de fecha cierta, bajo
sanción de nulidad. Además el instrumento que contenga el contrato de Donación se debe
especificar y valorizar los bienes que se donan. Los bienes que pueden ser objeto de
registro pueden ser joyas, cuadros valiosos.

b) BIENES INMUEBLES: Se contempla en el Art. 1625 del C.C. al manifestar que la


donación de bienes inmuebles debe hacerse por Escritura Pública, con indicación
individual del inmueble o inmuebles donados. Igualmente de debe indicar el valor real y el
de las cargas que ha de satisfacer el donatario, bajo sanción de nulidad.

La legislación establece que la donación de bienes muebles con ocasión de matrimonios,


bodas o acontecimientos similares no está sujeto a las formalidades establecidas por los
artículos 1624 y 1625 del Código civil.

La donación de un bien donde ambas partes saben que es ajeno se rige por lo dispuesto
en los artículos 1470, 1471 y 1472 del Código Civil

LIMITES A LA DONACION
El donante no puede donar más de lo que puede disponer por testamento, es decir,
solamente puede disponer de un tercio de sus bienes si tiene hijos descendientes o
cónyuge, si solamente tiene cónyuge puede disponer solamente de la mitad de sus bienes
ya que la otra mitad le pertenecería a su cónyuge (sociedad de gananciales), la donación
es invalida cuando el donante exceda esta medida, el valor se regula por el valor que
tengan o debían tener los bienes al momento de la muerte del donante

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