Colmo Alfredo Obligaciones General 1920.1
Colmo Alfredo Obligaciones General 1920.1
Colmo Alfredo Obligaciones General 1920.1
W %-
B�BL!OTE":i, DE LA
CORTE E
Nc. D
2634
0 B l C A'Ci ON
CZ$H
f�cha hute i a-
^i
DE LAS
OBLIGACIONES
EN GENERAL
POR
ALFREDO COLMO
Profesor titular de derecho civil en la Facultad de Derecho
BUENOS AIRES
1920
'
LM
PROLOGO
Despu�s ,
de diez a�os de ense�anza del derecho civil, me he deci
de las obligaciones.
Va aqu� el primer tomo, que se refiere a las obligaciones en
de cr�ditos y deudas.
sia que jam�s sobra. Ello es tanto m�s fundado en el caso, cuanto
gelio.
A prop�sito de tradicionalismo y de jurisprudencialismo, anotor
principios, aunque, verdad es, los refuerzo con los del buen derecho
Si lo pr�ctico es lo
de poder llegar a la regi�n de los principios.
mi
De esas bases de mi criterio surgen varias consecuencias: ia
trabajo es de derecho y no de c�digo, pues hay derecho que est� fuera
de �ste, y por cuanto, aun dentro del c�digo, sus reglas son expresio
del justificadas o critica
nes derecho, que, buenas o malas, deben ser
es tan
das; 2a- por eso he alterado en parte el m�todo del c�digo, que
esto es,
deficiente y equivocado; 3* por eso procedo sistem�ticamente,
con organismo y unidad, dentro de cada instituci�n y en el conjunto
'
es casuista pe
de las instituciones, y huyo del fragmentarismo, que
antieducador y que no sirve para
quenez, que .es infecundo, que es
jurisprudencialismo ,
el tradicionalismo, el casuismo, etc., han llevado
v�w.
Las muchas fallas de mi trabajo, que reconozco, y aun las m�s gra
ves, me son por ahora irremediables, pues son mi propio actual esp�
ritu. No impetro disculpa ni benevolencia al respecto. En cuanto a las
d
Aubry, 0., Bau, C.
y Cours de droit civil frane�is, d'apr�s l'ouvrage alternan
�
Cimbali, E. �
blicado), 1904.
Colin, A., y Capitant, H. Cours �l�riientaire de droit civil frangais, 3 vol., 1914-6.
�
Cort�s, J. �
Dalloz. �
2a ed., 1881-7.
vol., 1869-72.
Domat. �
Les lois civiles dans leur ordre naturel Le droit publie et Legumi,
�
delectus, 2 t. 1756.
en
vol.,
un
Duranton, M. �
Gabba, C. F. �
L.
familia), 1910.
Gmllouard, Traites diversos sobre las
-
Commentaire th�orique et
pratique du code civil, 15 vol., 1891-903
Ihering, E. von. (Euvres chomes, trad. de O. de
�
Ihering, R. von.
�
N^
x
�
ed., 1830.
Merlin, M. llecue� �lpliab etique des questions de droit, 8
�
vol.^^ed
Moreno, J. M. Obras jur�dicas, 3 vol., 1883.
�
-.
Ricei, F. Corso �
dos, 1912.
pub., 1917.
Segovia, L. El c�digo civil de la Bep�blica Argentina, 2 vol., 1881.
�
5 vol., 1854-60.
-
-
Barassi, L. �
Capitant, H. Introduction
-�
Creseenzio, N. de, y Ferrini, C. Obbligazione, 1 vol., 1900 (t. XII, parte Ia, de
��-
Gide,"ch. �
Cours d'�conomie politique, vol., 3a ed., 1913.
1
Gide, Ch.
�
Giorgi, G. �
Phi
Pr�vate Law, 1 vol., trad. de F. S.
�
Huebner, R. Eistory of
�
Germanic
-J~�-
3 vol.,
Lomonaco, G. Delle
�
2 vol., 1873.
Schmoller, G. �
TRATADOS COMERCIALES
Bensa, E., Bonelli, G., Brunetti, A., Bensa, C. F., Bruschettini, A., Franchi, L.,
Manfredi, P., Navarrini, U., Pagani, C, Sraffa, A. Commentario al
�
Bolaffio, L. �
Cosack, C. �
6 vol., 1861.
Navarrini, TJ. �
Obarrio, M. �
pub., 1905-12.
Thaller, E. �
Vidari, E. �
TRATADOS PROCESALES
4 vol. y
un Ap�ndice, 1856-79.
BIBLIOGRAF�A .
XIII
Chiovenda, G. �
Garsonnet, E. Traite
��
de proc�dure, 2a ed., 8 vol., 1898-904.
Glasson, E. Pr�cis th�orique et pratique de proc�dure civile, 2 vol., 2a ed., 1908.
�
Japiot, R. �
ce, 1856-69.
Ricci, F. �
Tratado de las
pruebas, trad. de A. Buylla y A. Posada, 2 vol.
sin fecha.
Rodr�guez, A. M. �
MONOGRAF�AS DIVERSAS
Bemmelen, P. van. �
Carrara, G. �
Cimbali, E. �
Cogliolo, P. �
Colmo, A. �
Exner, A.
�
Ferrara, F.
�
Giovene, A. �
Majorana, G. La
�
Rodi�re, A. �
Saija, M. �
Saleilles, R. �
DERECHO ROMANO
Mackeldey, F. Manuel�
de droit romain, trad. de J. Beving, 1 vol,, 1837.
8 vol.,
Savigny, F. C. de.- Traite de droit romain, trad. de Ch. Guenoux,
�
1840-51.
Sohm, R. �
y P- B-
Windscheid, B. Diritto delle Pandette, trad. italiana de C. Fadda
�
DERECHO ESPA�OL
..
REVISTAS
C�DIGOS
JURISPRUDENCIA
PRINCIPALES ABREVIATURAS
Comunes
1. : libro.
loe. cit. : lugar precitado.
n. : nota.
nn. : notas. � ''.'���'
n�: n�mero.
obra
"
En las citas
: , . ..
XVI DE LAS OBLIGACIONES EN -GENERAL
Cito las obras por el nombre del autor y el tomo y n�mero respectivos: asi,
Vivante, IV, 315, quiere decir el n� 315 del tomo IV del Trattato de dicho autor.
S�lo cuando en numeraci�n, cito por la p�
la obra citada no se emplee la
gina: es lo que ocurre con los fallos jurisprudenciales y en algunas obras cien
t�ficas. As�, S. C, 120, 216, significa la p�gina 216 del tomo 120 de los fallos de
ese tribunal.
Deconsiguiente, la primera cifra romana en una cita indica tomo, la segun
da (ar�biga) indica n�mero (o p�gina, en su defecto).
Cu�ndo subsiga alguna tercera cifra o indicaci�n, se trata de subdivisiones
adoptadas por el respectivo autor. As�, Cosack, III, 109, IV, 2, quiere decir:
tomo III, n�mero (o p�rrafo, en el caso) 109, divisi�n (o lo que se quiera), IV,
punto 2 de ese n�mero o p�rrafo. Lo mismo pasa con. otros autores, particular
mente alemanes, como Windscheid.
En los contados casos en que la primera cifra romana no indica tomo, es
en aquellos en que se trata de obras de un s�lo tomo y en que la cifra corres
12; etc.).
La publicaci�n Jurisprudencia de los tribunales nacionales (J. T.) no est�
dividida tomos: por la cito por mes
y a�o. As�, J. T., VII|
en eso
913, 3, significa:
julio de 1913, p�gina 3. La misma observaci�n es la Gaceta del
aplicable a
Ferrara, Negozio illecito, o Gabba, Questioni, etc., donde es f�cil descubrir con
exactitud la obra a que la cita se refiere.
En otros supuestos, de obras conocidas o de obras �nicas en esta biblioora-
f�a, me limito a la cita del autor tal pasa
: con
Vidari, Planiol, etc., y en
general
con los grandes tratados.
No creo, dado lo evidente del asunto, que ni en este caso ni en el precedente
haya lugar a confusi�n.
�NDICE ANAL�TICO
Pr�logo.
Bibliograf�a.
una
�
3. Definici�n provisional. 4. �
6. Acepciones.
I. ��
7. Son
objetivos o subjetivos.
II. �
A. �
10. No es necesario
14. Moral
15. Orden p�blico. 16. Intereses y convenien
y buenas costumbres.
�� �
cias generales.
III. Elementos subjetivos.
A. Prenociones: 17. Necesidad de determinar el sujeto de un derecho. �
18.
T. I. b
Colmo, Ohlig.,
�
.
LAS C
de la distinci�n.
3o. �
26.
Especies particulares*
4o Requisitos.
�[ a). �
27. Generalidades.
29. El derecho civil
no
b) Valor patrimonial : 28. Prenociones.
�
bles. �
tad y a la ley.
�
35. Conclusi�n.
2o Voluntad unilateral.
a). ��
36. Prenociones.
38. Promesa de
b) Exposici�n de casos: 37. Derecho romano.
�
42. Ofer
por terceros.
�
orden y al portador.
�
41. Estipulaci�n
44,
persona indeterminada,
�
�y ta contractual. �
43. Oferta a
Contrato de adhesi�n.
c) Apreciaci�n de la tesis: 45. En sentido estricto, es inconcebible.
46. C�mo hay que entenderla.
I. �
47. El principio.
II. �
52,
obliga En
ciones de hacer y de no hacer. �
53. Bienes no ejecutables (Homestead).
�
56. Con
curso de acreedores.
57. Prenociones.
Sucesores universales.
A. Herederos: 58. En principio
cargan con las obligaciones. 59. Si �
son
B. �
de derechos
reales. 66. En principio no suceden.
�
de Zaehariae. �
68. Conclusi�n.
'69. Referencia.
I. �
Doctrinas.
A. �
85. El pago hecho no puede ser repetido. 86. Cumplimiento parcial. 87. � �
Art�culo I : Imputabilidad
90. Prenociones.
2o Requerimiento : 91. En principio indispensable.
�s �-
92. Forma y
94. . .
.y en la mora ex re.
3o. �
95. Efectos.
4o. �
96. Cesaci�n.
B. Del acreedor: 97. Generalidades. �
98. Requerimiento. �
99. Imputa
bilidad. �
100. Efectos. �
101. Cesaci�n.
C. �
103. Dolo.
ZV. Culpa.
A. Generalidades: 104. Prenociones y bibliograf�a, �
105. Especies.
B'. Culpa del deudor.
\
XX DE LAS OBLIGACIONES �N GENERAL
107. Gra
Io Criterios de apreciaci�n: 106. Concreto y abstracto.
�
*
2o Culpa contractual y culpa delietual: 109. Prenociones. H�- Sl �
C. �
yor.
�
120. De Exner. �
121. Soluci�n
que adopto. ��
�-
133. Car�cter.
�
134. Especies.
II. Criterios para su c�mputo.
A. Criterios tradicionales: 135. Da�os comunes y particulares.
�
136. Da
�os 137. Da�os intr�nsecos y extr�nsecos.
�
previstos e imprevistos. �
mismo. �
143. El derecho-
de las fuentes es inaplicable.. �
Conclusi�n.
III. La indemnizaci�n.
A. Generalidades: 146. Debe abarcar el doble aspecto del da�o. �
147. Se-
la fija en dinero. 148. Su monto puede deferido juramento.
�
ser en �
153. Del
da�o.
propio derecho.
�ndice anal�tico XXI
158�Impli
car�a un enriquecimiento sin causa. �
161. En nuestro
derecho s�lo procede cuando medie un delito criminal.
31. �
162. Conclusi�n. �
� "�
164. Metodolog�a. �
165. Concepto y
funciones.
' '
". II. La cl�usula penal como seguridad.
A. �
no es accesoria
si la llamada obligaci�n principal se refiere a terceros. �
171. ... O es
obligaci�n natural.
una .
III. La pena como prefijaci�n de da�os: 173. Principio. 174. Excesivo rigor �
"
IV. Principios generales: 177. La pena puede no consistir en dinero. 178. Pue �
�ge por los principios de la mora. 180. El casus es alegable. 181. Indi
� �
183. Multa
penitencial.
B. Se�al o 184. Semejanzas y diferencias.
arras:
�
leyes. 186.
�
Observaciones contra
esa jurisprudencia,
'-'
Cap�tulo III: Modalidades
Secci�n T : Prenociones
... .
.
.
� ...,'...
189. Metodolog�a. �
190. No se
�
las presume.. �
191.. Cu�ndo es �
pura � una obligaci�n.
: 194. En
con
'
dici�n es suspensiva. .
.
C. 199. Casual, potestativa y mixta,
�
204. Caracterizaci�n.
�
20 *
los perfectos �.
O �
208. Posible.
D. L�cito.
Io. �
209. Principio.
�
Observaci�n com�n.
2o Condiciones especialmente prohibidas: 210.
211. Habitar en lugar determinado. �
clusi�n general.
3o. �
potestativo en
lutoria.
IV. Cumplimiento.
A. �
trata de hecho
negativo.
un 225. Observaci�n com�n.
�
226. He �
C. �
V. Efectos.
A. Pendiente la condici�n.
Io El acreedor tiene un derecho actual: 232.
Principio. 233. Puede-
�-
236. Re
petici�n de lo pagado.
3o
Riesgos: 237. Riesgos comunes. �
240. Aun
as� no autoriza la acci�n ejecutiva.
2o Retroactividad : 241. 242. Excepciones.
Principio. �
�
242 a. Ver
dadero alcance pr�ctico. 243. Cr�tica del principio.
�
246. Dis
posiciones testamentarias.
C. �
246 a. Conclusi�n.
�ndice anal�tico XXIII
248. Metodolog�a. �
249.Cargo y
condici�n. �
II. Requisitos: 253. Principio. 254. Cargo il�cito. 255. Cargo imposible.
� � �
260.
No tiene efecto contra terceros.
I. �
26o. Principio.
2o. �
dici�n. �
268. Cr�tica de esa soluci�n. �
269. Excepci�n de nuestro
principio legal.
E. Determinado e indeterminado: 270. El plazo indeterminado es un plazo
incierto. �
272. Plazo
III. Efectos.
A. Antes del vencimiento.
Io Generalidades: 275. Actos conservatorios. �
279. Jurispru
dencia. ��
meses o �
rant�as. �
291. Observaciones generales. 292. Cr�tica del ca-
�
su�smo legal. �
293. Efectos del descaecimiento.
Su doctrinarismo en el c�digo. �
296. Extinci�n de
la obligaci�n principal.
�
obligaciones complejas.
305. Conservaci�n
�
306. Entrega de la
111.
cosa en lugar y tiempo.
Riesgos.
A. Obligaci�n
para constituir un derecho real.
Io P�rdida de la cosa. .
308. Sentido de la ex
presi�n �sin culpa�. i .
o). �
p�rdida.
e)- 312. Caso de
p�rdida parcial.
2� Deterioro: 313. Principios. 314. Caso -
314a
el acreedor puede
exigir una cosa
�equivalente�. 315 -
Caso'
de deudor no
culpable.
316' AUment�S StriCt�
B.
8�j�Tnt�S: SmSU' ~
317- Frutos- ~
318- Me-
320.
-
P�rdida^ ^ *%��T^- f
324.
Aumentos. ^noios. -
322.
'' **
Mejoras.
C. �
A. Tradici�n. .
Io. �
326.. Prenociones. .
2� Su cr�tica: 327. Su
desubicaci�n. -
3*8 No p, ,� v ,
cidad. 329 Se li�, onn �'+
�
�
n medl� de Publi"
" ��
tradici�n PrmCipS P�C� �"**� ~
330. La
en Roma
-3�
Registros de derechos reales.
a) Criterio al respecto, de
nuestro codificador- 33!
331. v u
Falta ,
tastro. �
332 Carenan
ooo. carencia *a
de ^iiica�or.
personal t�cnico �m
de
a- t
ca-
de registro & ^
al derecho de
son �
c�digos complejos � -
334 jn !+
reglStro no ataca
%eS
propiedad.
o) Breve estudio de los
registros- 335 m'VA a
nuestros registros.
336. registro
7 desarmoil�as de
Registro en
-
� ai �
Torrens. Alemania. -
337. Sistema-
�NDICE ANAL�TICO XXV
344.
No se ha hecho tradici�n a nadie.
348. No hay
tradici�n.
o) Cosa inmueble: 349. Derechos reales o posesorios en favor de
terceros. �
T. Hacer.
A. �
351.
Concepto.
B. Cumplimiento.
Io Modo : 352. Principio. �
354. Qu�
debe entenderse aqu� por � modo �.
3o. �
cutiva.
D. �
31. No hacer.
A. �
363. Prenociones.
B. Omisi�n imposible. .
-
366. Si la
mora existe de pleno derecho.
III. �
372. Casos
graf�a,
II. Efectos.
A. �
C. Principal o
^
cu pa
vaciones diversas. �
deudor.
D. �
I. Prenociones.
A. 380. Concepto y forma.
�
383.
B'. Afinidades: 381. Con la de g�nero.
�
Con la condicional.
C. �
Io. �
en las lla
madas hipotecas a oro.
B. Si el deudor elige: 390. Principio sobre el derecho de elecci�n. �
391.
394. Ob
servaciones complementarias.
III. Elecci�n.
A. Concepto: 395. Doctrinas corrientes. �
C. �
I. Caracterizaci�n: 400.
Principios. �
402. Elecci�n.
III. Efectos.
A. Antes de la elecci�n: 403.
Regla. 404. Obtemperaci�n de la misma.
�
I. �
407. Caracterizaci�n.
II. Efectos.
A. �
412. Observaciones^
3o Obligaci�n de restituir : 413.
Supuestos legales. �
414. Observaciones.
III. �
420. Fiduciaria. �
421. De papel.
III. Doctrinas sobre el valor de una suma de dinero.
A. �
inconvenientes. �
427.
Su adopci�n por el c�digo. 428. Concepto legal
��
plazo descaecido.
C. Anatoeismo : 436. Principio prohibitivo. 436 a. Aplicaci�n del princi
�
D. �
438. Extinci�n.
V. Lugar �poca del pago.
y
A. �
439. Lugar.
B. �poca: 440. Obligaci�n sin plazo. 441. Obligaci�n para cuando el
��
el
taci�n de no hacer. �
de la divisibilidad.
III. Efectos.
461. La-
Principios. �460. Excepci�n aparente.
�
A. Fundamentales: 459.
divisi�n se hace en partes iguales. 462. Acciones recursorias.
�
B. �
463. Accidentales.
1 Criterios franceses.
A. �
464. Su exposici�n.
B. Sus errores: 465. S�lo hay dos fuentes de indivisibilidad.
�
466. Hay
una sola indivisibilidad: la material. �
derechos reales.
C. �
469. Conclusi�n.
II. Principios delc�digo: 470. Soluci�n que admite. 471. Cr�tica �
de la prodi
galidad legal. 472. Obligaci�n garantida con un derecho real.
� �
473. Obli
gaci�n indivisible sobre un objeto com�n. 474. Abstenciones. � �
475. Obli
gaciones por cargas reales.
III. Efectos.
A. Fundamentales: 476. Principio. �
478.. De
recho de prevenci�n.
B'. Accidentales: 479. Remisi�n. �
482. Transacci�n. �
C. �
Art�culo I: Generalidades -
nidades con la
obligaci�n indivisible. 489. Lo �nico y lo plural de sus as
�
495. La prevenci�n, �
496. Citaci�n^
de los acreedores del demandante.
B. Accidentales: 497. P�rdida fortuita de la prestaci�n. �
497a. P�rdida
o deterioro culpables de la prestaci�n. �
500. Demanda .
de intereses. �
501. Cosa
juzgada.
III. Extinci�n: 502. Principio. 503. Transacci�n.
� ��
507. Remisi�n.
IV. �
512. Fuentes. �
514. La prevenci�n. �-
515. Cita
ci�n de garant�a de los codeudores.
B. �
516. Accidentales.
C. �
517. Excepciones.
D. Extinci�n.
Io. ���
518. El principio.
2o Transacci�n: 519. Soluci�n legal. �
520. Su inconsecuencia. �
521..
Soluci�n que cuadra.
3o. 522. Novaci�n y otros medios.
�
franceses. �
532. Difieren:
534. Sus
cr�tica. �
541. Reconocimiento-
judicial. �
543. Conclusi�n.
XXX DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
Cap�tulo I: Pago
Secci�n T: Prenociones
medios. �
547. No
no es completa en el c�digo.
�
I. �
548.
Concepto y requisito.
11. Qui�n puede pagar.
A. �
549. Prenociones.
B. �
550. El deudor.
C. �
Los terceros.
Io Cu�ndo pueden: 552. Principios. 553. Excepciones.
�
2" C�mo pueden pagar: 554. Si caben distingos. 555. Car�cter del �
558. Con
tra el deudor (acci�n de in rem
verso).
E. Capacidad para pagar.
Io Casos comunes : 559.
Principio. 560. Pago- hecho por deudor in
�
solvente. �
561. Calidad de
propietario.
2� Cr�dito embargado : 562.
Principio. 563. El embargo debe ser ju
�
566. Cr�tica de la �
570. Ob �
servaciones exeg�tieas.
B. Casos particulares: 571. T�tulo al
portador. 572. Adjectus solutiones
�
hecho a un incapaz.
�ndice anal�tico XXXI
578. Pago de
(dinero mediante documentos. �
589. �
I. �
592. Prenociones.
II. Lugar designado.
A. 593. Principio :
�
596. Pago
de inmuebles. �
597. Pago de mueble cierto. �
598. Precio de
cosa enajenada. �
600. Plazo
de hecho.
O Observaciones complementarias: 601. Lugar designado y juez compe
tente. �
602. El
c�digo y las leyes procesales. 602 a. �
Caso de obliga
ciones rec�procas.
III. Domicilio del deudor.
A. Domicilio com�n: 603. Es una regla amplia y fuerte.
�
614. �
616. Legados.
- �
I. �
de bienea
2o Descaecimiento: -620. Por concurso. .� 621. Por remate
afectados. �
C. �
II. Requisitos: 629. Casi no los hay en el c�digo. 630. Jurisprudencia al res-.�
III. Efectos.
A. Desde cu�ndo impugnada.
�
635. Con-
producen: 634. Consignaci�n
se no
tiva. �
648.
Subrogaci�n subjetiva. 694. Efectos de una y otra: la substi
�
651. La- �
por otros.
4o Tercero no interesado : 660. Cr�tica de la norma legal. �
661. Limi
taciones de regla.
esa 662. Jurisprudencia al
�
respecto.
5o. �
666. Requisitos. �
667. Es en su
673. �
Concurrencia del
subrogante y el subrogado.
V. 674. Subrogaci�n y acci�n subrogatoria,
�
'675, Concepto. �
por el deudor.
�
678. Quid
por el acreedor. 679. Quid por la ley.
�
^.
"i
685.
Instituciones que le son afines.
690. Su fun
damento. �
691. Sus
requisitos : 691 a. Su juego y efectos.
'�"II. �
692. Hip�tesis generales del c�digo.
III. Pago por error.
695. La ad
misibilidad del error de derecho.
B'. Aplicaciones.
Io Casos procede la repetici�n: 696. Exposici�n de los mismos.
en que
�
D. Qu� se repite.
Io. 703. Principio.
�
705. Si lo ha
enajenado.
3o. ��
706. Deudor de mala fe.
3V. Pago sin causa.
709.
T. I. c
XXXIV DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
fiscales declaracos
B. Aplicaciones jurisprudenciales: 711. Impuestos ca-sac .
ej
714. Orden judicial. 715. Actos nulos.
-
716. Costas del juicio -
cutivo.
V. Pago il�cito.
A. �
717. Principios.
B. �
Lo propiamente inmoral. .
,
por error.
725. Prescripci�n
entablar esa acci�n.
Cap�tulo II : Novaci�n
734. Especies. �
x-
II. Requisitos.
A. �
Obligaci�n condicional.
C. Obligaci�n nueva: 742. Si es nula o se anula, �
743. Si es condicional..
D. �
744. Capacidad.
E. Voluntad de novar.
746. Incompati
bilidad. � =-
747. Alteraciones externas. �
Litis contestatio. �
752.
Sentencia. �
754. Cuenta
corriente.
3" Cambios en las modalidades: '755. Condici�n. �
756. Cargo. �
757..
�NDICE ANAL�TICO XXXV
T�rmino. �
757 a. Concordato. �
759. Obliga
ci�n civil que se vuelve comercial. ��
763. Expromisi�n. �-
764.
Efecto com�n a las dos formas.
3o. �
772. Daci�n
en pago, subrogaci�n y cesi�n.
I. Generalidades.
A. �
773.
Concepto.
B. Importancia: 774. En la cuenta corriente. �
778. Facultativa. �
779. Judicial. �
780. Reconvencional. � ;
781. Legal. �
compensaciones.
TI, R�gimen de nuestra compensaci�n.
A. Requisitos.
Io. 783. Su exposici�n.
�
2o. �
784. Fungibilidad.
3o Liquidez: 785. Su concepto. 786. Su cr�tica, 787. Su importancia.
� �
pr�ctica.
4o Exigibilidad : 788. Principio. 789. No la hay en la producida por
�
795. Cr�dito
anterior y con cesi�n consumada,
d) . 796. T�tulos a la orden.
�
e). �
797. Sociedad.
f). �
798. Concurso.
g). �
799. Matrimonio.
h). �
800. Honorarios
judiciales.
. B. Obligaciones no compensables: 801. Ciertas deudas p�blicas. 802. Obli �
804. Alimentos. � �
I. Prenociones: el c�digo.
�
812. Concepto y
811. Su cr�tica de conjunto en
car�cter de fondo. �
813. Requisitos.
II. Caracteres.
A. �
814. Generales.
816. Es declarativa.
�
817. Si
B. indivisible.
.
Espec�ficos: 815. Si es
�
III. Especies.
A. �
819. Privada.
821. Explicaci�n
B. Judicial: 820. El explicaciones. que-
�
principio y sus
adopto.
IV. Qui�nes pueden transigir: 822. Principios.
�
823. Observaciones.
V. Objeto.
A. �
824. Principio.
B. Excepciones : 825. Bienes extra commercium. �
828. Fundamentales.
B, Accidentales : 829. En obligaci�n simplemente mancomunada. �
830. En i
obligaci�n solidaria. �
831. En fianza. ��
832. En evicci�n.
VIL Nulidad.
A. �
833. Principios.
B. Observaciones: 834. �Nulidad� y �rescisi�n�. 835. Concepto del.
�
�t�tulo�. �
servaciones.
C. 838. Transacci�n sobre- cuenta litigiosa.
�
VIII. �
839. Afinidades.
Cap�tulo V: Confusi�n
Amplitud de
�
su con
tenido.
II. C�mo se produce.
A. 843. A t�tulo singular.
�
B. A t�tulo universal.
1�. 844.
Principio.
_
846. Separaci�n de pa
trimonios. �
C. �
851. Confuta
ci�n de las mismas. �
859. Sino
nimias.
II. Caracteres: 860. Es unilateral. ��
861, Es abdicativa. �
862. El beneficiario
no es sucesor del renunciante. �
864. Concepto.
III. Elementos: 865. Qui�n puede renunciar. �
nuncia. �
869. Testamentarias. �
870. De
derechos litigiosos o dudosos.
V. Efectos: 871. Principio. �
Principio,
877.
B. Requisitos: 878. Debe tratarse del documento original y �nico.
��
879. La
885.
suelve. �
891. Fundamento. �
892. Cu�ndo hay
tud de su car�cter y
metodolog�a.
resuelve en danos e m-
895. Si se
II. Imposibilidad culpable: 894. Principio.
-
tereses.
III. Imposibilidades especiales. 897*.
�perdida�.
�
Su estudio sumario en
esta obra, �
902. Concepto. �
902 a. Bibliograf�a. �
una excepci�n.
II. Fundamento presunci�n alguna ni motivos individuales.
904. No entra�a �
910. �
no procesal.
IV. �
917 a. Efectos de la
prescripci�n.
VIL Afinidades: 918. Con la caducidad. �
Casos jurisprudenciales.
II. Suspensi�n: 924. Concepto. �
925. Es de car�cter
excepcional �
996 La
imposibilidad de obrar debeextraordinaria y objetiva.
ser
927 Jurispru �
dencia. �
suspensi�n.
III. Interrupci�n.
A. Prenociones: 930.
Concepto y efectos. �
931. Prueba.
B. Actos interruptivos.
Io Del acreedor.
�ndice anal�tico XXXIX
equivalente.
�
937. Ju
risprudencia,
c) Demanda rechazada, desistida o caduca: 938. Principio. 939. �
Jurisprudencia.
d) Efectos de la llamada litis contestatio: 940. El principio tradi
cional. 941. Soluci�n que corresponde.
�
nes..
�
946.
Algunas aplicaciones jurisprudenciales. 947. Cr� �
954 h Re
I. Derechos creditorios.
A. �
957. Prenociones.
de cinco a�os: 958. Principios.
�
959. Excepciones.
B. Prescripci�n
C. Preseripei�n de dos a�os.
Io Gente de foro.
aK �
en juicios volunta
tra el vencido.
c). - �
969. Procuradores.
�
d). ��
970; Escribanos.
2o. �
gios. �
comprende
2o Comercio para el consumo: 976.
977. Suministros de mercader�as que est�n excluidos.
Qu� se
en_^ prgeC^og'ca_.
�
-
g�nesis y explicaci�n.
-
tica. �
987. Evieeion en
compraventa.
�
otros contratos. �
cepto legal.
2o Redhibici�n: 990. Se la limita a la compraventa.
�
991. Requisitos^
�
inicial.
4o Incapaces bajo c�ratela: 1008. No es indispensable la c�ratela ac
tual. 1009. Incapacidad judicialmente declarada.
�
1010.
�
Mo
mento inicial.
C. Acci�n pauliana: 1011. Principio y aplicaciones del mismo. �
1012. Mo
mento inicial.
D. Delitos y cuasidelitos.
Io Se trata de cualquier acto extracontraetual :
1013. Principio. 1014.
Jurisprudencia favorable. �
1015 a�
Conclusi�n.
2" Momento inicial: 1016. Es
un
principio el del acto. �
1017.
Ese
principio no cambia aunque medie contienda judicial. 1018. Es
ta prescripci�n anual no cambia
porque medie sentencia.
3� Interrupci�n: 1019. No la
hay en la simple presentaci�n de la de
manda. 1020. Tampoco la hay en la demanda
�
criminal. �
1021. NI
en la reivindicaci�n
previa.
�NDICE ANAL�TICO
Secci�n Ia : Elementos
1026. Amplitud.
II. Dereehos cesibles.
A. �
1027.
Principio.
B. Excepciones: 1028. Derechos inherentes. �
1029. Alimentos. �
1030.,
Otros derechos alimentarios. �
peciales.
TIL Sujetos del contrato.
A. �
1032.
Principio.
B. Excepciones: 1033. Menores emancipados. 1034. Mandatarios de per�
1037.
Principio.
2o Excepciones: 1038. Derechos litigiosos o dudosos. �
1038 a. Si pue
den cedidos por un inhibido.
ser
�
la a*ep-
XLII .
DE LAS OBLIG- -
� . -�Zir^Aju
a
taci�n. 1051. En ha de consistir la formalidad.
�
1052. No
qu�
�
�uoo.
conocimiento que el cesionario haya tenido de la cesi�n.
v
mero
o
de precep
lidad es innecesaria si media mala fe. 1054. Conciliaci�n �
gales. �
~ ., �
m^7
10o/- *>on los
Son wt> segundos
s
ce-
A.
�
Io Respecto
1063. Excepci�n inha
ciones que puede oponer al cesionario.
�
la
de^
inhibici�n del
bilidad de t�tulo. 1063 a. Excepci�n
� fundada en
cedente.
1064. Los principios.
�
1065.
2o Respecto de los acreedores del cedente :
3o. �
1078. �
"
1088. Aplicaciones. �
1089. Si los
derechos pueden ser rematados.
1091 Su justifi
caci�n. �
principios del
c�digo. �
1094. El
c�digo la
contempla m�s de una vez. �
de la.
misma deuda.
E. �
1101. Generalidades.
B, Venta de negocio ante nuestro derecha: 1102. Principios lega
casas de
les. 1102 a. En principio, el adquirente no carga con las deudas deL
�
1104. Jurisprudencia.
�
1105. Nece �
PRIMERA PARTE
CAP�TULO I
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N
SECCI�N la
CONCEPTO
cepto de la obligaci�n.
Mas, seg�n acontece en todas las ciencias inductivas, como es
i
DE LAS- OBLIGACIONES EX SI MISMAS
2
en tal sent�
2. Investigaci�n sumaria al efecto. �
De ah� que
baste con un an�lisis sumario, como ser�a el que sigue.
Yc/to-
lo com�n del
El derecho civil
privado,
abarca, como es sabido,
esto es, la actividad y estado del individuo en sus re aci
^^
exigible. Los dem�s derec
m�s frecuentes y ordinarias de la vida
etc. solo contemplan
industrial,
-
privados -
como el comercial, el
lo que podr�a
actividades y estados espec�ficos, que corresponden a
Se verifica
independencia, pero sin perder su filiaci�n originaria.
en esto, como en todo, el proceso spenceriano de la
transformaci�n
de lo homog�neo en lo heterog�neo, o de lo indistinto en lo distinto,.
como piensa Ardig� (cons. entre muchas obras: Cimbali, Nuova fase-
etc.) ; tal pasa con las Reglas del Consulado del mar, de la Ta
bla amaljitana, de los Roles
d'Oleron, etc., que surgieron en la
edad media y que precedieron a la primera codificaci�n propia
mente tal del derecho mercantil en las Ordenanzas de Colbert (si
cora
el acto en cuya virtud se entrega algo, ya en propiedad,
como en
la donaci�n o en la compraventa, ya en tenencia,
o
fructo la en el deposi
o locaci�n, ya en restituci�n, como
modato. ,
c
-
(pane
Con ella
restringida, seg�n se
ser ver� oportunamente
est vi -
del hacer y
Digesto, XLIV, 7o, 3), que no contempla los aspectos
del no hacer adem�s basta para llenar funciones provisiona
sus
; y
por demostrar que en todos los casos en que uno debe dar, hacer o
no hacer algo est�
sujeto a una relaci�n obligatoria.
En otros t�rminos, precisa acreditar la reciprocidad de la defi
nici�n, que es una de las grandes exigencias l�gicas a llenarse en el
caso, por aquello de que la definici�n debe convenir omni et soli
definito.
As�, hay obligaciones que son impuestas por la amistad, el res
peto, la cortes�a, la sociedad, la moral, el estado, etc. Y no puede
afirmarse que en cualquiera de tales
supuestos haya una obligaci�n
en el sentido
que aqu� corresponde. La mayor�a de ellas no son exi
gi�les ante la ley. Las que lo son (como las
ciudadanas, las impo- .
es
gaci�n, v�nculo jur�dico, que aqu� estudiamos, con la obligaci�n
en materia
pecial que se tiene en derecho mercantil, particularmente
En
de sociedades an�nimas (art. 365 a 8 del respectivo c�digo).
esta �ltima emplea el t�rmino por antonomasia, para designar,
se
SECCI�N 2a
ELEMENTOS
I. �
ceses (e italianos y espa�oles que los siguen, por raz�n de que los
Baste
bie -
contrarias a Ios-
nal, en cuanto la ley no puede amparar intenciones
el juego de la.
principios fundamentales de la �tica humana; 2� que
causa obligatoria que se tiene en los otros preceptos (792 y ss.,
812..
708
y ss.), ser� estudiado en sus respectivas oportunidades (n�
se vincula,
y n" 737), en las cuales se mostrar� que ordinariamente
con el art�culo 499 y no con los art�culos 500 a 2.
En igual forma apuntar� observaciones someras respecto de
cada uno ele esos preceptos.
10. No es necesario aqu�, desde luego, el del.
expresarla, �
He
art�culo 500: Aunque la causa no est� expresada en la obligaci�n^
se presume que existe, mientras el deudor no pruebe lo contrario^
las sinonimias de esos conceptos del orden p�blico con otros mas
los intere
o menos afines, como la moral, las buenas costumbres,
en otras dispo
ses o generales, etc., que se puede ver
conveniencias
siciones igualmente de fondo, como los art�culos 5, 14, 21, 530, .92,
en cuanto su
1206, etc. Despu�s, por lo el�stico de tales conceptos,
contenido es tan complejo que resulta indeterminado, y en cuanto
dicho contenido debe estar fatalmente condicionado por las circuns
tancias ambientes, en raz�n de que se originan en el seno de las mis
mas y son con ellas elementos de vida.
silencio del art�culo 502, corresponde admitirla, pues viene a ser ley,
ya que est� prohibido por �sta todo cuanto atente contra ella, seg�n
puede verse en los art�culos 21, 530, 792, 953, 1047, 1206, 3608, etc.
Tambi�n hay que convenir en que se trata de la moral, y no de la mera
incorrecci�n, inconveniencia o indelicadeza, que, sobre entra�ar los
jalones m�s inmediatos de aqu�lla, y sobre confinar as� con lo permi
tido o tolerable, implican actividades o conductas no generales, sino
m�s o menos limitadas a ciertas clases o c�rculos sociales. Ni cabe de
jar de lado que se trata no propiamente de lo moral, que es ajeno a la
ley, sino de lo inmoral, de lo antimoral, m�s que de lo amoral strict�
sensu. Y es indispensable que se atienda a la moral ambiente : pre
sito ele los art. 530 y 794 (v. nota del codificador al art. 530, as� como
las siguientes aplicaciones jurisprudenciales : C�m. civ., 177, 72, sobre
la influencia de los funcionarios; C�m. civ. 2a en J. T., IV|914, 218,
y en G. F'., 19|XII|916; C�m. com. en J. A., I, 731, que permiti�
la consiguiente excepci�n aun en juicio ejecutivo ; y una nota juris
**
16. Intereses y conveniencias generales. Y en lo que �
darle una ai
minar un precepto positivo como �se, es preciso
} q
restringida que evite cualquier apreciaci�n arbitraria
materia 3 que
vincule con las normas esenciales del c�digo sobre la ;
generales aquellas
cir
en tal virtud ser�n intereses o conveniencias
cunstancias que por analog�a o por generalizaci�n de las reglas lega.es
encua
p�blicos imperantes, puedan
ser
existentes o de los principios
dradas en nuestro derecho.
A. Prenociones.
�
17. Nece
Comenzando por el
sidad de determinar el sujeto de un derecho.
�
Rom�n, II, 112 y ss. ; Valverde, I, 195 y ss.), cpie conviene invadir
un tanto el terreno ajeno para aportar
algunas nociones, no muy
conocidas.
Ante todo, preciso distinguir en m�s de un sentido.
es
siguiente ciencia.
�A qu� responde la creaci�n del sujeto del derecho?
Dada nuestra organizaci�n social, que ve en
principio indivi
duos, a los cuales concede todas las facultades para eme se desen
vuelvan y expandan, salvo restricciones limitadas
y en obsequio a
los intereses superiores de la colectividad
(el orden p�blico las
buenas costumbres, la moral, la ley,
etc.), dicha creaci�n no es'otra
cosa que la consagraci�n ele los derechos
individuales y la sanci�n
de la personalidad. De ah� que haya un
sujeto de derecho siempre
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N 13
y en su provecho.
1 8. Opini�n contraria de Duguit. Es verdad que si se quiere
�
ir al fondo del asunto, habr�a que dilucidar la tesis misma del sujeto
de derecho, negada por no pocos, sobre todo por Duguit en varios
de sus libros (L'�tat, le droit objectif et la loi positive, 174 y ss. ;
Les transformations gen�rales du droit priv�, 52 y ss. ; Le droit
social, le droit individuel et la transformation de l'�tat, 14 y ss.).
Se la niega en nombre del solidarismo social, de la interdependencia
colectiva, en cuya virtud no hay otra cosa que funciones, fen�menos
e intereses generales, esto es, hechos puros que excluyen cualquier
pocos los que hasta ahora han seguido tal doctrina, aun dentro de
las tendencias m�s modernas y reaccionarias, como puede verse en
las obras de Michoud (Th�orie de la personnalit� morale, I, 44 y ss.,
II, 517), ele Saleilles (De la personnalit� juridique, 541), de Hau-
riou (Principes de droit publie, 649 y ss.), de D�mogue (Notions
fundamentales de droit priv�, 321 y ss.), etc., as� como en varios
de los rapports presentados al Congreso ele derecho comparado de,
1900, y que figuran en el tomo II de los respectivos Proc�s verbaux et
s�ances. M�s : no cabe admitirla mientras nuestra sociedad se asiente
sobre la base netamente individualista de toda tradici�n, sin per
su
D
B.
~ ,
V
1 �
� y- Sujetos
-�o J
de ejer-
Quienes pueden ser sujetos.
�
�
,�
caracter�sticas, ja
cicio. �
el caso. Tal
ah� que haya muchas personas que no se encuentren en
No cabe decir lo propio con
pasa con los menores, los dementes, etc.
relaci�n a como las mujeres casadas, los fallidos,
los conde
otras,
nados a criminales, etc. (C�d. civil, art. 54-5, 1040, 1160,
penas
3614 y ss., etc. ; C�d. de comercio, art. 9 y ss. ; ley de quiebras, art. 71
serlo
y ss. ; C�d. penal, art. 63-7; etc.). Es verdad que no pueden
porque la ley as� lo establece. Pero las razones son obvias. A
dife
rencia de lo que ocurre con los menores y los dementes, que carecen
pueden ser sujetos de derecho, seg�n cabe ver en los art�culos 63-
y ss., 2533, 3279 y ss. de nuestro C�digo civil. Lo mismo pasa con
otras entidades, como las llamadas corporaciones (conjunto de indi
viduos eme persiguen un fin com�n, que por su importancia merecen
protecci�n especial, como son el estado, las municipalidades, ciertos
organismos educacionales, algunas asociaciones cient�ficas, religio
sas, art�sticas, etc., las sociedades an�nimas, y muchas otras), que
vienen a ser una ampliaci�n o generalizaci�n sint�tica de la diver
sa personalidad de sus miembros en la personalidad del conjunto
fran-
tores
�al an
c�digo civil respecto de la alemana. Y hasta no
^ ^^
�ceses e italianos no obstante lo poco
auspi
que crean, Aerech0 de
en<e
pectivas codificaciones, que lo propio es sostenible ^^^ y
sus respectivos pa�ses, seg�n es corriente
entre
^ ^^
contra la opini�n de los antiguos �comentadores��^
de �<h^ 2o'
a
apena contar a Guillouard, <7<w�m�
733;
, C\V 11
Baudry, XX, 11
v a Thaller y Pie, I, 189) : Vidari, I, 726 y
642 a 4, cons A. de
y ss.; Planiol, II, 1956; Colin y Capitant, II,
enR. D. Comm.,
Valles en R. D. Civ., 1918, 1 y ss., y A. Giovene
Freitas sancionaba tal per
XII, 212; etc. Ni debe olvidarse que ya
3088 y concor
sonalidad en favor de cualquier sociedad : art�culos
dantes del Esbogo.
se ha ido
La gradaci�n no termina all�. De las corporaciones
a ciertos organismos en que s�lo indirectamente
cabe ver un con
con un hospital,
junto de individuos. Tal pasa con una biblioteca,
con una suma de dinero afectada apropio y de car�cter
un destino
caci�n en favor de los acreedores (art. 880, 926, inc. Io, 1020, inc. Io,
etc. del C�digo de comercio; Segovia, II, n. 2828; Obarrio, III, 5;
rgaclas con cargos: el donatario no responde por los cargos sino con
la cosa donada, que puede abandonar para desobligarse totalmente
<art. 1837-54, 3774). Y lo propio acontece en la tendencia de aque
llos que pretenden la personificaci�n de los establecimientos comer
ciales o industriales : ser�an �stos patrimonios de afectaci�n, que re
sultar�an acreedores y deudores por cuenta exclusivamente propia,
de tal modo que el respectivo propietario no respondiera al respecto
sino con los bienes de cada uno de tales establecimientos (art. 25 y
181 de los c�digos alem�n y suizo, respectivamente ; Vidari, I, 328 ;
T. I 2
DE LAS 03LIGACI0NES EN SI MISMAS
lg
ser humano, el
personificable, seg�n ocurre en
jmaj
en el
que hay una apariencia un poco enga�osa:
por ejemplo, es �ste quien aprovecha
mmeaidu*
jmm c^ ^^
p^ ^ ^
^
;
legados y los servicios del correspondiente persona
, � .
i;^ori
realidad �p
se consulta es la satis-
cohm
echa de ver que el beneficio que en
nnaii-
^ -KM'nLi�pn esto w, una
ebiu es,
publico,
. . �
de los respectivos
formas, as� como una garant�a especial en favor
acreedores, que vienen a tener privilegio sobre ese patrimonio espe
cial con relaci�n a los acreedores comunes.
sas, por lo mismo que consultan fines tan individuales como las
de las personas humanas : si la persona humana es un fin en s�,. -
tambi�n tiene que serlo cualquier fin importante que a ella se refiera
y le procure un beneficio apreciable. En tal la tesis de sentido,
Savigny de que las personificaciones no directamente humanas son
artificiales, carece de todo asidero. Lo �nico que hay al respecto de
artificioso, es el mecanismo t�cnico de medios y formas con las
cuales se va a dar satisfacci�n los fines
a
perseguidos. Pero eso no-
es la persona, seg�n cmeda dicho. En todo caso, ser�a
igualmente
CONTENIDO /DE LA OBLIGACI�N 19
artificiosa la misma
personificaci�n humana, y& que �sta, como ,
A. Prestaci�n. �
Io. �
23. Con
ceptos y especies generales. : �
El elemento m�s
propiamente obje
tivo de la obligaci�n es lo que llama la
prestaci�n, vale decir, ya
se
Principios. �
ellos una sola obligaci�n. Tal pasa cuando, por ejemplo, alguien.
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
20
el
obliga a ejecutar una obra cuyo material suministra
se
^
eminente. La
obligado. La ejecuci�n de una obra es un hecho
ferencia del respectivo material convertido en cosa (un
re
,
etc.), es
estatua, un cuadro, un dique, un puente, una casa, ^
la obligaci�n
fecto dar. De consiguiente, �cu�l es la naturaleza de
el caso dos obli
del obligado o empresario? Si no se quiere ver en
una obra y una venta,.
gaciones distintas, un dar y un hacer, esto es,
ser�a menester subordinar de ambos extremos al otro,
cualquiera
para obtener la soluci�n unitaria que
sedesee. Entonces habr�a que
echar mano de un expediente que es de vida ordinaria, asi en de
y ss, 803, 2042, 2314 y ss, 2518-71 y ss, 2756, 3018-110-1-87, 3236,
etc., y sus respectivos concordantes).
En el supuesto de que tal pudiera ser el criterio (y es dudoso
que haya otro mejor), siempre queda por determinar los postula
dos con arreglo a los cuales se apreciar� lo principal o lo accesorio
de los indicados aspectos: �ser� el valor en dinero del trabajo o del
material? �ser�n las estipulaciones entre las partes? �ser�n otras
circunstancias ?
En
general, y prescindiendo de lo que las partes puedan haber
estipulado o convenido (que ser� la ley del caso, si se ajusta a las
prescripciones del c�digo; o que deber� ser dejado de lado en caso
contrario, pues no depende de las convenciones el que una obliga
ci�n tenga tal o cual naturaleza, sino de lo objetivo ele la
realidad,
de lo que se tiene ejemplos en los art�culos
569, 1326, etc. (cons. A.
Arcangeli en R. D. Comm., 1905, I, 264 y ss.), el punto de vista eco
n�mico del valor separado del hecho y del
material, ser� el decisivo,
cabalmente porque lo importante en el supuesto es ese
valor, pues
no hay en
juego, en principio, otra cosa que prestaciones contra
puestas, que son dinero (como la del pago del precio), o que a �l
se reducen
(como la del empresario).
As�, la obligaci�n de hacer un collar de perlas puede resolverse
en una
positiva compraventa y no en una obra, cuando la tarea con
siguiente sea f�cil, precisamente porque el valor de las
perlas es
muy superior. Lo contrario habr�a eme
decidir, en general como
estoy razonando, con respecto 'a la obligaci�n de hacer un
edificio
o ele pintar un retrato o hacer una estatua. Et sic de cceteris
V�ase, prop�sito, los siguientes casos jurisprudenciales- la
a
do, etc.), para lo cual el acreedor no tiene m�s eme recurrir a los
jueces a fin de que por la fuerza p�blica se lo ponga en posesi�n de
lo eme le es debido (art. 505, inc. Io) ; la obligaci�n de hacer se
resuelve en el pago de la consiguiente indemnizaci�n, a menos que
el acreedor prefiera el cumplimiento por obra de un tercero y a
costa del deudor, por lo mismo que no es posible compeler a �ste
i i �
i / 4- o ^
gado a no nacer algo (no levantar una parec�, hacer
_
o a j
negocio en un radio o por un tiempo dado, etc.), serian
, s ~i o^r-pprinr como
(tolerar, pati, como dec�an los romanos) al acreeuui,
del deudor,
los supuestos en
que �ste cortar le�a en el bosque
pueda
o cazar en campo del mismo, etc.
cosa, ejecu
pueden ser instant�neas (transferir
una
Tambi�n
lo son las
tar un hecho dado, etc.) como permanentes (en general
tambi�n lo son,
de no hacer; pero hay obligaciones de hacer que
como la del locador, que debe garantir al
locatario el uso y goce
No es mucho lo �
y por lo mismo que estos hechos deben poder ser convertidos en rea
lidades ante la fuerza de las cosas (posibilidad y determinaci�n)
y de las leyes (licitud).
Baste con observar que si se trata de una obligaci�n que dimane
de un delito o de un cuasidelito, la prestaci�n por referirse a
�
carece
caracter�sticas propias.
Donde tiene importancia el asunto, como he dicho, es en ma
teria de obligaciones convencionales.
Pero el respectivo estudio tiene su lugar adecuado en los con
tratos, adonde me remito. Por lo dem�s, esos requisitos no difieren
de los que corresponden al objeto de los actos jur�dicos (art. 953),
ya estudiados en un curso precedente, y cuyo conocimiento, por lo
mismo, cabe postular, sin perjuicio de que m�s de una vez corres
ponda discurrir sobre algunos de sus aspectos.
r^C b) Valor patrimonial. 28. Prenociones. Lo que presenta
� �
digos que han seguido las aguas del ejemplo franc�s: chileno, 2314-
uruguayo, 1293; guatemalteco, 2277; portugu�s, 2361; mejicano,.
1579 ; venezolano, 1217 ; etc.
29. El derecho civil no es puramente econ�mico. �
Es dif�cil
que esa antinomia pueda ser justificada en derecho contempor�neo^
El problema es un
simple aspecto de un asunto m�s amplio : el
del car�cter y contenido del mismo derecho civil. Si �ste
y de
consiguiente el c�digo, eme es su m�s alta completa expresi�n y �
restantes ele la
ciencia, el arte, la vida social, el civismo,
innegable que la actividad humana
etc., resulta,,
rechaza, en cualquiera de sui
vldo cine t
d&d- De aM qU6 6l
r11^" f
reglamentar
C�dl^� de d-cho ^
ntXr�e
ninguna ele sus Y
fases, sin
esa
perjuicio de
activid^>
que las
^ pueda descuidar
jerarquice y subor-
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N 25
ci�n, los deseos por la vida m�s espiritual se van acentuando con-
comitantemente, y los valores morales (culturales, sociales, etc.)
cobran importancia continuamente mayor hasta convertirse en exi
gibles. Es lo que pasa con las aludidas
obligaciones naturales, que
la civilizaci�n contempor�nea extendiendo todos los d�as (cons.
va
30. Respuestas a
la vida, y
lo exigible en
imposible determinar qu�
es
tonces resulta
tuera ele el.
as� lo que cabe en el c�digo y
lo que debe estar
qu� es
taita:
o a una comida, 3
Un amigo promete concurrir a un paseo
a su medico
�ha violado una obligaci�n civil? Un paciente promete
un derecho exigible?
110 volver a fumar, y fuma: �hay all�
el accidente de las
Pero eso es peque�o. Lo importante no es
de la situaci�n
situaciones m�s o menos ambiguas, sino el fondo
entre
misma: so pretexto de que 110 siempre ser� f�cil distinguir
a fulminar
lo exigible y civil y lo no exigible ni civil �se llegar�a
del c�digo
el fondo cultural de nuestra vida moderna, y a proscribir
y adelanto que radica en los valores morales �
ese tesoro de propulsi�n
Por lo dem�s �
ti�n de hecho, que nada puede inducir contra los principios legales,
por lo mismo que �stos son generales y condicionables seg�n
las
circunstancias. En cada caso, y de acuerdo con las modalidades y
exigencias ambientes, habr�a que determinar lo que cuadrase. Para
eso bastan, y sobran, buenos jueces. De otra suerte, habr�a eme ba
rrer con todo el C�digo civil y con todos los c�digos y leyes, pues
esa dificultad de hecho existe encualquier supuesto. Y de confor
midad con tal criterio, resultar�a indispensable suprimir las distin
ciones entre derecho civil y derecho comercial, entre derecho privado
y derecho p�blico, cuando no entre la f�sica y la qu�mica, entre la
astronom�a y la mec�nica y entre las mismas matem�ticas y la l�
gica, por raz�n de que los respectivos puntos de contacto no auto
rizan un deslinde cabal entre unas y otras.
objeci�n evidentemente Tan
^�La es peque�a. peque�a es que,
contra los teorizantes de conceptos, la realidad
imponiendo se va
en ladoctrina, la
jurisprudencia y
en la misma
legislaci�n: res
en
Y si se quiere man
tener la controversia, como cuadra en un curso elemental, en terreno
m�s inmediato y accesible, basta con hacer un breve resumen de un
preciado estudio de Ihering (CEuvres choisies, II, 145 y ss.), que
agota el asunto y no deja lugar a la menor duda.
l�e aqu� sus ejemplifica ciones iniciales, y que son toda una edu
caci�n : un mozo de hotel estipula en su contrato con el patr�n que
no trabajar� la tarde de los domingos ; un locatario conviene con
Lo propio ocurre en
de m�s efectivo que en los casos ordinarios.
ser
no solo la satis
muchas otras situaciones: con el dinero se obtiene
la de las mas
facci�n de las necesidades inmediatas, sino tambi�n
los viajes, la cul
desinteresadas y espirituales, como la distracci�n,
compra un
tura, la salud, etc. �Qu� hace, por ventura, aquel que
de afecci�n?
cuadro famoso o un caballo c�lebre, sino pagar un valor
serlo con un
Y lo que as� es concebible en un comprador, tiene que
mozo de hotel, con un locatario, etc. Aun dentro
de la mera con
opuesta �
cuando
res
reses
propio
que
el
estipulante),
uno persigue en
y de que
una
tambi�n lo
convenci�n son
es
loseta.
de utilidad general.
se reneren
Estas dos �ltimas cosas podemos aqu� omitirlas, pues
a unproblema que es propio de los contratos.
valor patrimonial de
Y concluyo como empec� : la doctrina del
la prestaci�n es simplemente insostenible. Se
funda en una circuns
ese valor) que
tancia general (ordinariamente la prestaci�n reviste
valor econ�
se quiere convertir en absoluta (debe siempre tener
de que en lo progresivo
mico), con grave olvido de la circunstancia
del tiempo y la cultura los valores
morales se van afirmando m�s y
m�s y se convierten en
exigiblesT"^-,
Io Fuentes tradicionales. 32. Su exposi
�
B. Fuentes. �
gaci�n, cuya causa es uno de esos hechos o actos (v�ase la nota. del
codificador).
Y despu�s, los hechos o actos de las relaciones de familia que
generan obligaciones, son los del matrimonio, el nacimiento de hijos,
la incapacidad o la muerte de algunos de los miembros de la fa
milia, etc., casi todo lo cual est� reglamentado por la misma ley,
con excepci�n de lo muy poco que al respecto, y por raz�n del ca
de Lt *
Aa xa sentencia no '
aun de (art.
meses 4027-32-5-9-40, etc.), despu�s
es
;^+u->1p pii tal caso no
! e
especial
�
la obligaci�n
. i� , j
�
w to
la obligaci�n sino la actio judicati, vale decir,
termino p �artiCular
a que �sta da nacimiento, y ya que, no habiendo
articulo ^
al respecto, debe estarse a la regla general del
.
tu�a, III, 88), sostiene que las fuentes de las obligaciones no son
sino dos : la ley y el contrato. En ellas est�n las fuerzas que impe
len y dominan al hombre : la una, de expansi�n, de libertad, ele
acci�n centr�fuga, estriba en el contrato ; la otra, de necesidad, de
coerci�n y de acci�n centr�peta, se condensa en la ley. En �sta se
tiene lo social de la vida humana. En aqu�lla, lo individual de la
misma. En el justo medio del consiguiente equilibrio es donde ra
dica la indispensable armon�a que concilie ambas clases de intereses
y derechos : el individual y el colectivo, que se condicionan mutua
mente y que son rec�procamente fin y medio. De ah� eme para Cim
bali todo lo que no sea contrato (el llamado cuasicontrato, el delito
y el cuasidelito) es ley pura. Y de ah� la correspondiente antinomia
de la voluntad en el contrato y de la autoridad en la ley.
No es otro el criterio de Planiol (II, 806 y ss.), que hasta llega
a equiparar los cuasicontratos con los delitos y cuasidelitos, en
cuanto, como �stos, son actos il�citos, desde que aquel que se enri
quece sin causa a costa de otro (y tal es el supuesto de los cuasicon
tratos) lo hace ileg�timamente, y est� por eso obligado a la respec
tiva indemnizaci�n o reparaci�n.
Esto, de paso, es bastante fuerte;
hay enriquecimiento indebido en el cuasicontrato, mas no acto
il�cito; falta causa para tal enriquecimiento, pero no existe ning�n
hecho vituperable como en los actos
il�citos; de otra parte, en un
acto il�cito puede haber
no
enriquecimiento alguno (en una lesi�n,
en una
injuria, etc.), lo que implica otra diferencia esencial. Lo
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N 33
clusiva.
Con ello y todo, es lo cierto que siempre habr� que distinguir,
de entre las obligaciones no contractuales, las que provienen de un
delito, proceden de un cuasidelito y las que se originan Cn
las que
un llamado cuasicontrato, pues tienen, por encima, o por debajo,
visto, seg�n los casos (cons. sobre la doctrina ele Planiol, A. Scia-
loja en R. D. Comm., 1904, 520 y ss.).
Fuera de ello, cabe advertir que aun dentro del criterio de
Oimbali y de Planiol, la expresi�n contrato debe ser entendida en
sentido convencional. Hay muchos actos jur�dicos que no son con
tratos (v�ase los art. 898, 944 y ss, 1137, 2765, 2812 y ss, 2977 y ss,
Colmo, Oblig. ��
T. I. 3
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
34
virtudes se originan.
2" Voluntad unilateral. �
a). �
36. Prenociones. �
Basten
les, Obligation, 140 y ss, y D�claration de volont�, 47, 130, etc. ; G�ny^.
M�thode d'interpr�tation, 172 bis; Duguit, Le droit social, 79 y ss. ;
Ihering, (Euvres choisies, II, 83 y ss. ; R. Huebner, History of Ger-
manic Pr�vate Law, traducci�n inglesa de F. S. Philbrick, Boston.,
1918, 73 ; Bevilaqua, Direito das obrigagoes, 255, y Ccdigo civil com-
mentado, V, 261 y ss. ; F. Degni, en el primer Ap�ndice, n� 4 y ss.r
eme ha agregado al tomo I de las Obbligazioni. de
Lomonaco; Car-
boni, Obbligazione nel diritto' civile odierno, 19 y ss. ; Crescenzio y
Ferrini, 436 ; Scialoja, La dichiarazione unilaterale di volont� com&
fonte di obbligazione, en Rivista di diritto commerciale, 1904, 370>
y ss. ; F. Lacroix, L'engagement sur soi-m�me a cr�ancier ind�ter-
min�, 1903, 55 y ss. ; R, Elias, Forc� obligatoire de la volont� unila
terale, 1909 ; P. Roubier, Essai sur la responsabilit� pr�contractueile^,
1911, 250 y ss. Para concluir con esta informaci�n, debo hacer constar
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N 35
He aqu� �
luntad, que obliga al sujeto que la hace por el solo hecho de expre
sarla y antes de que exista aceptaci�n de la misma por parte de
un tercero.
38. Promesa de fundaci�n. �
y en cuya virtud una persona, por actos entre vivos o en una dis
posici�n testamentaria, afecta un bien (un edificio, un terreno, una
suma de dinero) a un
destino^ especial y de inter�s colectivo (una
escuela, una biblioteca, un hospital, etc.), equivale a la promesa
romana en favor de una ciudad. Lo �nico distinto es que en la
No ocurre diversamente en
CONTENIDO DE LA OBLIGACI�N 37
el
que citare
*
es
44. Contrato de adhesi�n. -
El �ltimo caso
esta
del llamado contrato de adhesi�n. Quien acepta un^pferla, que
en
precisada en condiciones y detalles, particularmente
todas sus
o de los conoci
los supuestos m�s t�picos de las p�lizas de seguros
otros sobrecargados de
mientos de cargas en los buques (unas y
cl�usulas numerosas, de letra tan peque�a que casi resulta ilegible,
nadie se decide a leer), no
complejas y b�rbaramente t�cnicas, que
discu
realiza propiamente una aceptaci�n. Esta supone examen,
en la aceptaci�n ordinaria
si�n, etc., que tal oferta excluye. M�s
:
mientras que en la
hay relativa igualdad entre los contratantes;
una de las par
de ofertas
esas haxjffia^desjj^^
tes es toda poderosa, entendida, que no tiene mayor
una empresa
inter�s en contratar con esta o aquella persona, al paso que la otra
es un pobre obrero, o un an�nimo pasajero, etc., que
necesita con
tratar, que acaso no puede hacerlo sino con esa empresa o compa
��a, etc. De otro modo, habr�a que extender enormemente el con
cepto del contrato, y ver una aceptaci�n consciente, libre y plena en
lo que no es m�s que una simple adhesi�n un tanto forzosa y bas
tante indeliberada. No habiendo entonces contrato en tales supues
sentido. Ser�a una voluntad sin apoyo jur�dico, sin sujeto activo.
Mientras no haya quien se convierta en acreedor, mientras no haya
quien la incorpore a su patrimonio, acept�ndola y haci�ndola suya,
osa voluntad es puramente una�concepci�n y no un hecho, es una
por lo
Y de ah� que haya c�mo calificar de imprudente unilateral ^os'a
de la voluntad
consagraci�n legislativa de la doctrina tiene todo
como el brasile�o, que
que se ha hecho en algunos c�digos,
en asuntos
un t�tulo al respecto. El legislador
debe ser muy parco
solo
de una instituci�n
"as�: la sanci�n legislativa de un principio o
de una adquisi
es concebible cuando se trata de algo indubitable,
no
exigencias y
ci�n definitiva
"'. integral ele las correspondientes
e
el c�digo alem�n
ciones jur�dicas. Es de advertir, a prop�sito, que ni
la legisla
ni el c�digo suizo han hecho lo propio, y han preferido
en que se pretende ver
ci�n espec�fica de las principales situaciones
contractuales, ofertas
aplicaciones ele la voluntad unilateral (ofertas
a personas indeterminadas, estipulaciones por terceros,
promesas de-
CAPITULO II
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N
SECCI�X Ia
ENTEE PAETES
I. �
-47. El principio. �
A. � �
49. Derechos de
�ste. �
todo, recurre a los jueces (lo que implica una acci�n judicial), para
que se obligue al deudor por la fuerza a que entregue lo debido. Ello
supone que la prestaci�n es una cosa (o una suma de dinero o de
valores realizables) de la cual es posible apoderarse. Si la presta
ci�n consiste en un hecho positivo, ser�a menester una compulsi�n
personal contra el deudor: sobre ser ello violento (lo que no se
compadece con los intereses patrimoniales en juego), resulta defi
ciente (pues jam�s cumplir�a adecuadamente una persona violen
tada), y hasta innecesario, por lo mismo que hay substitutivos mucho
m�s eficaces. Se recurre a un tercero (privada o judicialmente : en
casos importantes ser� preferible esto �ltimo, para acreditar extre
efecto fundamental
ria. �
. El �
sal), etc.
Cuando, seg�n lo com�n ele los casos, lo debido es dinero, y no
hay c�mo embargar la correspondiente suma de propiedad del deu
dor, se echa mano de recursos subsidiarios. Se embarga bienes de
su pertenencia, y se procede a la venta
judicial de los mismos, para,
con el respectivo producto, hacer
entrega al acreedor de lo cpie se
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
44
con
le debe, despu�s de satisfechos los gastos judiciales originados
tal motivo (art. 508 y ss. del c�d. procesal para la Capital).
52. En de hacer y de no hacer. Nada de parti
obligaciones
�
chos), ese tercero puede ser el mismo juez cuando se trate de hechos
que consisten en la firma del deudor (una escritura que se niega a
otorgar, etc.). Si el recurso del tercero es imposible, entonces no
queda sino la indemnizaci�n de da�os, que supone el consiguiente
juicio ordinario, y que se resuelve, como cualquier indemnizaci�n,
despu�s de acreditados los extremos del caso, en el embargo de bie
nes del deudor y en la ulterior venta judicial de los mismos.
Si la obligaci�n es de no hacer, el principio es siempre el mis
mo : el
cumplimiento debe ser efectuado en especie. As�, se mandar�
destruir la pared que el deudor se hab�a comprometido a no levan
tar, a replantar el �rbol que no deb�a cortar, a cerrar el negocio
que se hab�a obligado a no abrir, etc. Todo sin perjuicio de la in
demnizaci�n que corresponda por el da�o irrogado
temporariamente
al acreedor con las violaciones respectivas.
53. Bienes ejecutables (Homestead).
no Es menester adver �
SECCI�N 2a
I. �
57. Prenociones. �
�
II. Sucesores universales.
�
3279 y 3417).
La limitaci�n puesta en la expresi�n �por lo menos en princi
cia af�n: aludo al estudio del art�culo 1196, que se refiere a los
�derechos de un deudor ejercibles por los acreedores del mismo y en
provecho propio, cpie tambi�n supone la exclusi�n de los derechos
Inherentes, y que tiene su lugar de estudio en los efectos de los
-contratos.
B. �
universales. ��
-a un ulterior, puedo
curso apuntar que los art�culos del c�digo que
_m�s directamente se ligan con �l (3499, 3716 a 20
y sobre todo el
-3798), explicados a la luz del esp�ritu del mismo en materia de
sucesiones, demuestran: que propiamente en nuestro derecho (a
-diferencia del franc�s, donde existen legatarios universales que ecrni-
valen a herederos) no hay m�s sucesor universal que el heredero ;
Jclmo, Oblig. �
T. I. a
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
5q
la persona del
cho, estos jam�s son herederos, pues ni contin�an
de las deudas,
difunto, ni lo representan, ni est�n obligados al pago
ultra vires (con sus bienes propios, sino con lo que reciben), como
lo est�n los herederos, etc. (cons. Zaehariae, II, 344, n. 2). El re
cordado art�culo 3417, que es fundamental, da la clave primordial
en estas cosas. Y nada cabr�a arg�ir en contra con expresiones
inci
cho) transmitido, sino una cosa a crue �sta se halla como ligada.
lo
Por ejemplo, A es donatario con cargos, y transmite la cosa donada
a B ; o bien X conviene con Z en que �ste le haga un jard�n en
una obli
mos una limitaci�n. El sucesor particular no responde por
que recibe una cosa donada o legada con cargo (art. 1837-54, 3267,
de una cosa asegurada o
etc )
�
lo propio ocurre con el adquirente
y ss, 1232 y
ss. del C�d. de comercio) ;
de un buque (art. 863-80
la cosa
responden por las obligaciones respectivas
con
unos y otros
el buque.
donada, legada o asegurada, o con
de derechos reales. �
Pero tal
65. Precisa excluir los casos
en qu�
limitaci�n nac�a dice con respecto al fondo del problema:
forma y sentido hay que entender esa transmisi�n ele la obligaci�n
a los particulares.
sucesores
Por lo dem�s,
un somero an�lisis de la fuente de nuestros
art�culos, Zaehariae,
debiera convencer al m�s obcecado de que en tales casos juegan
principios, como los aludidos de los derechos reales o de lo principal
y lo accesorio, que nada tienen que ver con el derecho de las obli
gaciones.
En el p�rrafo 344, Zaehariae establece, en forma de meras
nociones, las diversas especies de causahabientes o sucesores (en
la nota 2 nos dir�, a prop�sito de lo que he expuesto en el n�mero 61,
que no son representantes del de cujus los sucesores universales que
no sean sus herederos leg�timos o sus legatarios
universales, nues
tros herederos, como ocurrir�a con los legatarios a t�tulo
universal,
vale decir, nuestros legatarios de parte al�cuota). En el p�rrafo
345 estudia algo que nos es inmediatamente ajeno : lo contenido en
nuestros art�culos 3265-9, etc. En el p�rrafo 346 analiza lo
que se
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
gj
tes ni, mucho menos, ante la sana raz�n y los principios de fondo
del c�digo y del buen derecho, es concebible el efecto extensivo de
la obligaci�n a los sucesores particulares que no sean subrogados
(esta distinci�n entre los sucesores particulares me parece esencial
y necesaria; por eso extra�a que Salvat no la haga para una situa
ci�n af�n en su n� 1715).
Quede bien firme tal conclusi�n : los derechos accesorios se
transmiten no porque sean obligaciones, sino porque son accesorios;
ele otra parte, el ejemplo de la locaci�n a que se refieren Zaehariae
y Duranton (este �ltimo en la cita del codificador al art. 3267), es
bien aislado (corresponde a nuestro art. 1498) y se explica ante
principios tradicionales y propios, por donde mal puede dar la
pauta para una regla de fondo (cons. la aplicaci�n jurisprudencial
de estos principios hecha por la S. C. B. A, en R. L. J'., IV, 667).
Y no tengo por qu� indicar cpie el asunto de fondo que en
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N 55
SECCI�N 3a
69. Referencia. �
SECCI�N 4a
OBLIGACIONES NATURALES
I. 70. Dificultad y
�
Ya he dicho
m�s arriba (n� 5) que hay en el mismo c�digo obligaciones que no
-tienen todos los efectos que acaba de verse. Son las obligaciones
teriza, en forma cambiante seg�n los tiempos y los pa�ses, los indi
cados conceptos ele equidad, deber moral, etc. ; 2a el estudio directa
mente jur�dico de la obligaci�n natural supone el an�lisis previo-
ele los consiguientes principios b�sicos, a la luz de los cuales quepa-
explicar los textos legislativos (cons. Molitor, I, 20 a 39 ; Savigny,..
Obligations, I, 26 y ss. ; Van Wetter, Obligations, I, 46 y ss. ; Huc,
VII, 234 y ss. ; Baudry, XII, Ap�ndice I ; Giorgi, I, 36 y ss. ; Lomo-
naco, I, 23 y ss, y el ap�ndice que F. Degni ha agregado en el tomo�
II ; Crescenzio y Ferrini, 2 y ss. ; Dernburg, III, 4 y 5
; Windscheid,
II, 287 y ss. ; Carboni, 103 y ss. ; Polacco, 17 y ss. ; Crome, Teorie-
fondamentali, 3 ; Zachariae-Crome, II, 277 ; P. Baudot, Essai d'une-
th�orie gen�rale des obligations naturelles, 1909; V,
Franco, Con-
cetto dell' obbligazione naturale,
1914; L. Barreau, Les obligations.
de consciencs en droit civil, 1916; H.
Savatier, Des effets et de la.
sanction du devoir moral en droit positif
frangais, 1916 ; art�culos des
C. Gangi, S. Perozzi y G. Pacchioni, en. la R. D.
Comm., 1917, 497 y
748, y 1918, 291; y notas en 1912, 400 y 693; 1914 358- 1916
241 y ss..).
II. �
71.
Importancia del asunto. Es menester advertir^
�
A.
�
Arranque
mos, en una sumaria excursi�n, desde �l derecho romano. Como se
sabe, �ste era doble, pues comprend�a el jus gentium y el jus civile
(o quiritario, propio de los civ es o ciudadanos). Algunos han que
rido antinomizar la obligaci�n natural y la obligaci�n civil en
correlaci�n respectiva con esos dos derechos. Pero hay en ello un�
error. Uno y otro derecho generaban, por separado y hasta con
juntamente, obligaciones naturales. Las del jus gentium dima
naban de la naturalis ratio (que se quer�a ver en la libertad del
deudor al obligarse contractualm�nte, en el enriquecimiento sin
causa y en la violaci�n de un derecho). Las del jus civile derivaban
cados.
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
gg
cho romano, al extremo ele que el c�digo franc�s (art. 1235, lo pro
pio que los que lo tomaron por modelo, como el italiano, art. 1237),
y el mismo c�digo brasile�o, art�culo 970, etc., han postulado la exis
tencia de la obligaci�n natural, cabalmente en estos t�rminos, como
un asunto de tocia obviedad. Nuestro c�digo, inspir�ndose en la misma
ceses, sobre todo por Aubry y Rau, 3a ed, III, 297, y 4a ed, IV, 297,
no introdujo m�s novedad que la de especificar el concepto de la
civiles.
Si, pues, alguien paga voluntariamente una obligaci�n no exi
gible ante la ley, simplemente porque su conciencia jur�dica lo de
termina, y aunque ignore la circunstancia legal, viene a realizar as�
un acto que obedece a m�viles �ntimos
y a apreciaciones personales
que tienen que ser respetables, por lo mismo que entra�an virtud
solidaria, responden a prop�sitos de convivencia y se inspiran en
circunstancias que son tan dignas como las que tienen que ver con
los sentimientos m�s desinteresados y nobles
(cons. el art�culo que
Planiol ha publicado en la Revue critique,
1913, 152 y ss, sobre la
asimilaci�n progresiva de la obligaci�n natural
y del deber moral;
tambi�n discurre en tal sentido el romanista P.
Bonfante, en una
nota jurisprudencial que escribiera en la R. D. Comm., 1914, II,
358, y F. Carnelutti en una an�loga nota en la misma
Rivista, 1912,
693). Tal es, por lo dem�s, y como se sabe, la doctrina del c�digo
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N gl
esp�ritus tan
cap. I; etc.). Y es lo que, an�logamente, sentaran ya
( Tratado
superiores como Vico (Scienza nuova, I. XIV), Spinoza
4, etc.;
teol�gicopolitico, cap. XVI; Ethica, I, 29, 33, etc., y IV, 2,
Hobbes
recu�rdese su aforismo: Omnia ad naturam referri debent).
des lois, lib. I,
(De cine, Leviathan, passim), Montesquieu (Esprit
cap. I y III, Rousseau (Contrat social. I. VI), etc.
antes tu
Pero presta al
se equ�voco del car�cter metaf�sico
que
viera. Y ofrece el inconveniente de establecer, por lo menos en apa
empe�ada ; etc.
Tampoco es esencial, porque la obligaci�n natural responde a
circunstancias objetivas que no existen en los actos ele pura libera
lidad. Estos se deciden por consideraci�n primaria o exclusiva a
los sentimientos del donante quiere dar rienda
benefactor,
o que
suelta a sus tendencias resultan impuestas por
generosas. Aquellas
antecedentes exteriores de �rdenes diversos : el obligado era un deu
dor efectivo (en un contrato nulo por su forma, en una obligaci�n
Analicemos,. �
que se ha dado por raz�n de' ellas, tales son: Io las contra�das por
DE LAS obligaciones en si mismas
154
sin
suficiente juicio y discernimiento,
son
personas que, teniendo
son la mujer
embargo incapaces por derecho para obligarse, como
�asada, en los casos en que necesita la
autorizaci�n del marido, y
ser obli
los menores adxdtos; 2o las obligaciones que principian por
la prescripci�n;
gaciones civ�es, y que se hallan extinguidas por
las solem
S� las que proceden de actos jur�dicos, a los cuales faltan
nidades que la ley exige para que produzcan efectos civiles; como
�s la obligaci�n de pagar un legado dejado en un testamento,
al cual
reconocidas en
faltan formas substanciales; 4o las que no han sido
juicio por falta de prueba, o cuando el pleito se ha perdido, por
error o malicia del juez; 5o las que derivan de una convenci�n que
en que legisla
se tales obligaciones, y est�n as� bien lejos de reunir
las virtudes pr�cticas y legislativas que, seg�n el mismo codificador
{nota al art. 495), debe entra�ar la definici�n en un c�digo. Ello
sin contar con que, en el mejor de los supuestos, tales definiciones
ser�an bien pobres, pues se limitan a caracterizar dichas obliga
ciones por los efectos (que producen o no producen), y no, como
-cuadrar�a, por la naturaleza �ntima de las mismas. Las ejemplifi-
eaciones de los incisos 2o, 3o y 5�, est�n, como siempre, mal ubicadas
en el cuerpo de la ley. La
expresi�n �condiciones� del inciso 5o, no
es la que corresponde : se
quiere hablar de �requisitos�, para lo cual
sobra con esta palabra, sin necesidad de buscarle
ning�n sin�nimo,
ni de emplear un vocablo que tiene acepci�n
espec�fica y propia (en
los art, 527 y ss.) como una de las modalidades de los actos
jur�di
cos. Es sabido que la
expresi�n �solemnidades� que figura en el
inciso 3o, tiene varios sin�nimos (en el mismo inciso se encuentra
uno de ellos: �formas
substanciales�). Hay varias superfetaciones
conceptuales: bastar� con anotar las de �meramente� en el ac�pite,
�juicio y discernimiento� en el inciso Io, y �generales� del inciso 5�.
Ea elocuci�n es poco
condensada, como en lo com�n de los casos,
particularmente en los incisos 2o, 3o y 5o, que pudieron ser redacta
dos as�, por ejemplo : �Las
obligaciones civiles prescritas�, �Las que
efectos de la obligaci�n 65
Colmo, Oblig. �
T. I 5
EN SI MISMAS
DE LAS OBLIGACIONES
66
extremos necesarios.
su contenido difiere
El inciso 5o es de derecho corriente. Pero
del que corresponde a lo com�n de las obligaciones
naturales, seg�n
se ver� dentro de poco.
limitativa. �
M�s impor
83. La enumeraci�n legal no es
tante que toda esa ex�gesis resulta este punto de fondo : la enuncia
ci�n del c�digo �es limitativa o taxativa, o bien simplemente ejem-
plificativa ?
Lo segundo me parece m�s fundado. La misma expresi�n del
<das obligacio
c�digo, �tales son�, lo est� demostrando : no se dice
nes naturales son las siguientes�, sino que por obligaci�n
natural
mesfrielle de droit civil, 1913, 503 y ss. ; 1914, 481 y ss.) ; sin contar
el hecho de las legislaciones alemana y suiza, que las han consa
grado sin limitaci�n en los art�culos antes citados y mediante expre
siones tan amplias como �stas, �deber moral� o �consideraciones de
conveniencia�, en las cuales caben casos de los aspectos m�s diversos.
En el primero de esos trabajos, Perreau, despu�s de advertir
que �desde la promulgaci�n de nuestros c�digos, nuestros jueces
infiltraron la moral en la legislaci�n en forma tan amplia y cons
tante que su desconocimiento dar�a una idea
singularmente estrecha
de nuestro derecho pr�ctico�, afirma
que el criterio predominante
al respecto es el crue se inspira en �la
justicia, la equidad y la ho
nestidad�, aunque no sean contados los casos en que se habla de
fuero interno, de
conciencia, de honor, de delicadeza, etc. Dentro
de tal. las obligaciones naturales reconocidas
criterio, responden ya
a analog�as
legales (obligaci�n alimentaria con relaci�n a parientes
leg�timos que no tienen derecho estricto o exigible a la misma v aun
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N (37
f
..ha dejado de abonar a sus acreedores (cons. C�m. civ, 47, 24). Lo
..mismo cabe decir con relaci�n la indemnizaci�n que quiera pagar
a
es un
-de liberalidad. �
Tampoco es una
donaci�n, seg�n lo dicho m�s arriba (n� 79), pues
la �libre voluntad� que en �sta es esencial
(art. 1789) no existe en
el supuesto de una obligaci�n
natural, que siempre implica relacio
nes precedentes que reatan la voluntad del
respectivo deudor. Cabe
.as� concluir que debe ser encuadrada dentro del
amplio margen de
los actos ele liberalidad o gratuitos, sicruiera
porque no correspon-
OBLIGACIONES EN SI MISMAS
aQ DE LAS
El efecto primor
dial de la obligaci�n natural est� indicado ya en la definici�n del
la �poca eit
riodidades del pago hecho, y los que corresponden a
o pagada-
no ha sido todav�a cumplida
que la obligaci�n natural
a lo no hay distingo que hacer entre las.
En cuanto primero,
aplica todas.
obligaciones naturales: la disposici�n
se a
diversas
ellas.
Lo �nico observable es que el precepto no parece guardar ar
mon�a con otro af�n (ni aun ante lo que dice el codificador en su.
a que la ga
una obligaci�n no exigible, por donde, y en atenci�n
otros, cito en el n� 172) que los terceros que contraen tal obligaci�n
no se obligan acce
para el cumplimiento de una obligaci�n natural,
soriamente, por lo mismo que no hay obligaci�n civilmente princi
pal, y contraen una obligaci�n que con respecto a ellos es bien prin
cipal. Y de ah� que, en el supuesto de que la obligaci�n del tercero
sea una fianza, el acreedor de la obligaci�n natural no tenga por qu�
(art. 2057).
De ah�, a prop�sito, que sea muy discutible en la mayor�a de
sus aspectos, el car�cter de obligaci�n natural de la deuda de
juego :
cons�ltese Lomonaco, I, 39 ; Crescenzio y Ferrini, 103 ; C. Manenti,
nota jurisprudencial en la R. D. Comm., 1907, II, 297 (a prop�sito
de un pr�stamo hecho a un jugador) ; nota an�loga en la misma
LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
DE
72
Bivista, ele P.' Bonfante, 1915, 97; y, sobre todo, Ferrara, Negozio
illecito, 123.
generalidad todos
Por lo dem�s, el art�culo 502 abarca en su
SECCI�N 5a
DA�OS E INTERESES
ART�CULO I
IMPUTABILIDAD
I. Generalidades. �
88. Prenociones. �
El estudio de las obli
�
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N Jg
A. Del deudor. �
1�. �
90. Prenociones. �
Co
menzando por esta �ltima, los art�culos antes citados muestran que
puede derivar de tres circunstancias: la mora, el dolo y la culpa.
La primera se refiere al retardo en el cumplimiento ; las dos �ltimas
al mismo incumplimiento (cons. C�m. civ. Ia en G. F
31|V|917).
.,
91. En indispensable.
principio es �
mora puede no
exigir dicho requerimiento. La ley contempla dos
supuestos en dicho art�culo 509 : 1� cuando as� han acordado las par
tes; 2o cuando el requerimiento resulte in�til;
Lo primero pudo ser, en rigor, omitido, pues es de derecho co
bunales.
Se ha resuelto, porejemplo, que si se ha convenido que el mero
hecho de no pagarse en tiempo una cuota cualquiera .(de pago par
el cum
cial, de intereses, etc.) da derecho al acreedor para exigir
plimiento �ntegro de la obligaci�n (el pago total de las cuotas,
o
el pago del capital debido a plazo), hay en ello una mora expresa
que se quiere decir (v�ase la nota del codificador) es que hay casos
en que la designaci�n del
plazo implica por s� el cumplimiento de
la obligaci�n dentro del mismo, ya que el
cumplimiento ulterior de
nada servir�a (v�ase la rara aplicaci�n que de tal
principio ha hecho
la C�m. civ. Ia en el fallo que registra la R. L. J
VI, 1054, antes .,
95. Efectos.
El efecto fundamental de la mora estri
�
en principio,
De otra parte, esta irresponsabilidad s�lo existe,
cuando se pruebe el caso fortuito que le ha imposibilitado (art. 513).
Poco o nada har�a con patentizar una serie de dificultades persona
necesaria que
les, por ejemplo, pues ellas no entra�an la objetividad
har�a
aleje la inculpabilidad : debi� preverlas o evitarlas. Tampoco
gran cosa con justificar su no culpa
individual: no se tratar�a de
en una situaci�n que corres
eso, sino de que esa no culpa encuadre
ponda a un verdadero casus, exactamente como debe hacer el deudor
culpable, ya que �l lo es.
Y al efecto me remito a lo que dir� m�s adelante (iiJ 116 y ss.),
donde contemplo con detenimiento, y en general, la teor�a del caso
fortuito.
4�. �
96. Cesaci�n. �
97. Generalidades, �
dor moroso, es lo que vamos a ver (cosa que, como advierte Wind-
seheid, debiera dejarse para el estudio sobre el pago de la obligaci�n,
pues a �l se liga la mora del acreedor, al paso que la del deudor es
Telativa al contenido mismo de la obligaci�n).
Desde luego, y aunque la situaci�n parezca contradictoria, el
acreedor tiene, como tal (y aparte los supuestos de bila obligaciones
terales, en que es a la
deudor y deja de cumplir la obligaci�n
vez
art. 505, inc. 4�, 729-56 a 66, �337, 1427-30-1, 1611, etc. ; Huc, VIII,
85 y 93; Baudry, XII, 1621 y ss. ; Saleilles, Obligation, 38 y ss. ;
Rossel, Droit federal des obligations, 119; Giorgi, II, 81 y ss. Chi-
�
roni, 34; Barassi, II, 216; Crescenzio y Ferrini, 623 y ss. y ap�n
dice I ; "Windscheid, II, 344 y ss. ; Crome, Teorie fondamentali, 17,
y en Zaehariae, II, 302, n. 1; G. Scuto, La mora del creditore, 1905).
Es lo que ocurre con el acreedor de una prestaci�n de dar, que
se niega a recibir lo que se le entrega, so pretexto de que es otra
la cosa debida, o de que faltan cantidades o accesorios, etc. Lo pro
pio acaece cuando tiene el derecho de elecci�n en una obligaci�n de
prestaci�n indeterminada (art, 641, 766, etc.), y no lo ejerce en el
plazo debido; o cuando debe ir a buscar la prestaci�n en un lugar
dado, y deja de hacerlo ; o cuando tiene que � posar � para el cuadro
o la estatua que haya convenido; o cuando no permite crue alguien
98.
Requerimiento. Esa mora se gobernar� por los princi
�
nocemos.
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
oq
judicial.
Sobre ello puede haber dificultad.
99. Imputabilidad. �
no
recho moderno (abuso del derecho, da�o objetivo, etc.). Ello es ajeno
a nuestro que en los art�culos antes citados
c�digo, exige aquella
doble condici�n del da�o y de la imputabilidad. De consiguiente,
el acreedor (que es a tales respectos un verdadero deudor, por m�s
demnizaci�n.
con
Queda justificado, en cuanto su propia mora se compensa
la del acreedor, si �ste ella, y en cuanto,
ha incurrido tambi�n en
T. I 6.
no DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
Finalmente, el supuesto de la
�
III- �
103. Dolo. �
dor de los da�os e intereses que a este resultaren por dolo suyo en
A. Generalidades.
104. Prenociones y bi
�
alg�n deteni
miento en punto a la culpa, legislada en estos t�rminos en los ar
t�culos 51.1-2: El deudor de la obligaci�n es tambi�n
responsable de
dos da�os e intereses, cuando por
culpa ha
propia dejado
de cum
plirla. La culpa del deudor el
cumplimiento de la obligaci�n
en
Si bien es
106.
Concreto y abstracto. �
parejas: de ah� nuestros art, 2202 y ss. y 2266 y ss.), etc.; toda
cuanto condiciona el caso debe concurrir para la apreciaci�n que
cuadra.
Parece eme hay como una antinomia entre ambos criterios: el
primero, general, r�gido, m�s de una vez injusto, etc.; el segundo,..
individualizado, variable en todos los casos, ajustado a las contin
gencias ambientes, etc. Sin embargo, no corresponde exagerar tal
oposici�n, que lo es m�s en las palabras y en los principios escritos
crue en la realidad. El tipo del padre de familia D del comerciante^
-
de la primera (art. 461, 2266-91, etc.) ; pero no porque obedezca
all� al romanismo aludido, sino simplemente porque se trata de cosas
de apreciaci�n, encuadrables en la regla general del art�culo 902,
exactamente como en los casos de los art�culos T525 o 2125-64, donde
tambi�n se habla en esa forma de encarecimiento conceptual (�de
fectos graves � de la cosa alquilada, que dan derecho para resolver
la locaci�n ; cargas o vicios � importantes �, que autorizan, respecti
vamente, la evicci�n o la redhibici�n; lo propio se tiene en muchos
otros casos, de entre los cuales apunto los de los art. 1759-71, a pro
en ciertas
mente, y por razones que derivan de esa misma regla,
obligaciones contractuales, como son las del comodatario, del gestor,
del depositario, consiguiente, la soluci�n no puede ser m�s
etc. De
sabia. Y de ah� que se haya podido resolver, por ejemplo, que puede
no haber culpa en un embargo ilegal que luego es revocado (C�m.
109. Prenocio
nes. �
146) .
o propiamente
delictual, el art�culo 1108, al limitar la cita de los
art�culos que sobre el punto rigen en materia de delitos, est� de
mostrando que no todos los preceptos relativos a estos son aplica
bles a los hechos culpables o cuasidelictuales. As� y todo, los art�culos
904-5 no dejar�an lugar a duda. De ah� que las explicaciones de
Planiol (II, 885) no resulten aceptables para nosotros.
Pero es que habr�a que demostrar que el c�digo ha tenido raz�n
en establecer ese juego diferente para situaciones que son id�nticas
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
go
apreciaci�n y de indemnizaci�n.
112. Si difieren en calidad. �
Lo terceropuede entra�ar
no
1914; etc.).
Y es lo que m�s particularmente pasa en punto al riesgo pro^
fesional de los accidentes del trabajo : fuera de toda culpa del pa
tr�n, y aun mediando la misma culpa (a veces hasta la grave) del
obrero, �ste tiene derecho a la consiguiente indemnizaci�n en casa
de accidente. Quien crea el riesgo, tan inherente al nocivo quimismor
a la proverbial antihigiene y al peligroso maquinismo de la indus
en el trabajo, y crue ese da�o debe ser soportado por alguien que no*
delic
que a �ltimo respecto hace m�s intensa la responsabilidad
este
la sugesti�n del derecho
tual que la contractual, no ha sabido sacudir
va insistiendo en
tradicional. Y en conclusi�n, el derecho moderno
esa similitud, yconsiguiente unificaci�n, que, sobre responder
en la
es id�ntica, ofrece la ventaja
con toda justicia a una situaci�n que
las soluciones legales. Tal
inapreciable de simplificar y uniformar
de entre los
es el criterio de casi todos los autores contempor�neos,
873
cuales me limitar� a citar a Baudry, XI, 355-6; Planiol, II,
368 y ss. ; Saleilles, Obligation, 331 y ss.;
y ss. ; Colin y Capitant, II,
A. Leemans, Responsabilit�
Chironi, Culpa contractual, 5 y ss. :
103 ; cons.
civile des avoc�is, 1909, 66 y ss. ; Giorgi, V, 140 ; Polacco,
las notas de G. Pacchioni, C. Vivante, B. Brugi y F. Carnelutti,
en la R. D. Comm., 1905, 117 y 258; 1908, 13; 1913, 743; 1914,
Si el incumplimiento se �
tamente que hay all� una como ponderaci�n rec�proca, una com
caso, para huir del cartab�n fijo de aquella norma, y a fin de esta
blecer la aludida compensaci�n dentro de los l�mites de la culpa
menos importante. Tal ha llegado a resolver nuestra jurispruden
cia, despu�s de algunas hesitaciones, tanto en lo que toca a culpa
delictual como en lo crue hace a la contractual : S. C, 25, 393 ; C�m.
fed. en J. T ., VII913, 32, y en J. A., II, 880; C�m. civ, 74, 314;
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N 9�
104, 221 ; 115, 233 ; 142, 180 ; 154, 56 y 123 ; 157, 53 ; C�m. civ. Ia en
J. T., VII|912, 162, VIIIJ912, 168; C�m. civ. 2a en J. T'., XI|912,
250 y 252; IV|914, 218, y en J. A., II, 466; C�m. com. en G. F .,
319; etc.
V. Caso fortuito. �
A. Generalidades. ��
116. El principio^
�
Tales losprincipios en materia de culpa.
He aqu� la excepci�n: El deudor no- ser� responsable de Ios-
da�os e intereses que se originen al acreedor por falta de cumpli
miento de la obligaci�n, cuando �stos resultaren de caso fortuito o-
fuerza mayor, a no ser que el deudor hubiera tomado a su cargo las
consecuencias del caso fortuito, o �ste hubiera ocurrido por su culpa,.
o hubiese ya sido aqu�l constituido en mora, que no fuese motivada
Io Doctrinas. �
119. Tra
dicionales. �
buques, etc., son responsables ele los da�os causados por sus em
pleados en los efectos de los viajeros, � aunque prueben que les ha
sido imposible impedir el da�o� (art. 1118-9), as� como, si bien
con menor intensidad, son igualmente responsables los due�os ele
los accidentes del trabajo : entre los motivos que han determinado
el principio del riesgo profesional y de la responsabilidad del pa
adopto. �
namente la doctrina de
Exner, que, sin duela, ofrece la ventaja de
una envidiable
simplicidad de criterio. El examen de las circuns-
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N 97
T. I 7
Colmo, Oblig.
�
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
98
prop�sito de imposibilidad).
2� Jurisprudencia. �
Pasemos ya a
contemplar nuestra
jurisprudencia.
Advierto, desde luego, no estar conforme con los fallos de la
Suprema Corte (11, 193: 24, 26) en que se aplica literalmente el
texto de nuestro art�culo 514, para admitirse como casus
cualquier
hecho que resulte imprevisible o inevitable (lo mismo de la S. C.
digo
R. A., VI, I, 306). De acuerdo con los antecedentes
y principios di
rectores de nuestro derecho, se requiere lo fundamental de lo exterior
u objetivo del
hecho, lo extraordinario de su acaecimiento y lo noto
rio o p�blico ele su prueba (recu�rdese las
disposiciones legales antes
citadas, particularmente en materia civil, las de los art�culos 1118-9,
1570-1, etc.), pues s�lo ante ello es c�mo, en principio, resultan con
cebibles la imprevisi�n o la inevitabilidad legales.
As�, la enfermedad, no obstante lo bien subjetivo ele su car�c-
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
no puede entregarla al acreedor : C�m. civ, 36, 144. Hay all� algo
(J. A., II, 756), han de �salir del orden com�n�. De ah� que una
inundaci�n deba ser � violenta � (C�m. com. en G. F'.,
19jV|917)r
pues si no lo fuera no excluir�a la responsabilidad (C�m. civ. T
en R. L. J III, 312). Lo propio hay que decir de la inundaci�n
.,
animales atacados ele fiebre aftosa (C�m. fed. en ,/. T., Vll|912r
EFECTOS DE LA OBLIGACI�N P)3
1 25. Generalidades. �
Es
de derecho contempor�neo otra forma del caso fortuito : la huelga.
Se sabe que consiste en la abstenci�n del trabajo por parte de los
obreros, que echan mano de tal recurso para imponerse a los res
pectivos patrones, etc., a fin de lograr cualquier mejora o medida :
despedida de un superior tir�nico, diminuci�n de horas de labor,
aumento ele salario (que es lo m�s frecuente), etc.
En su virtud, una f�brica o empresa obligada a entregar o
A. Ruzo,
478 y 935. y X. 205: A. Unsain, Legislaci�n obrera, 158-60;
Pol�tica social, 127 y ss. ; etc. En punto a jurisprudencia, quiero
citando la m�s
sentar una excepci�n,por lo importante del caso,
moderna de Francia, que tomo de la R. T. D. C: 1902, 405 y 893-4;
1903, 416-7; 1904, 187, 429, 567 y 871; 1905, 351; 1906, 922; 1907,
115, 422 y 605; 1908, 739; 1910, 619-28; 1911, 814; 1912, 1013;
etc.
de nuestros
Agreg�ese a esa jurisprudencia la no siempre orientada
tribunales: C�m. com. enJ.T., IX|911, 391; VI �914, 342 ; C�m. comen
G. F., 14|VI�916; r|VIII|916 y 29 1 III 1 917; S. C. en G. F'., 30jXI|916;
C�m. fed. C�rdoba en J. T, 1910, 1392 ; C�m. fed. Capital, en J. T.,
fed. La Plata,
VIIJ912, 39; S. T. Tucum�n en J. A., II, 984; C�m.
en 3. A., III, 119.
126. La huelga �general�. �
105
Algo semejante
corresponde decir en punto a lock-out, esto es, la huelga al rev�s,
la huelga de los patrones, que recurren a tal medio para poder im
ponerse, tambi�n coercitivamente, contra pretensiones exageradas
de los obreros, a quienes procuran reducir as� por el hambre. Nunca
es tan com�n como la huelga : �sta es casi el �nico recurso de que
128. Regla. �
Por excepci�n �
el caso fortuito,
aunque sea tal, puede no ser invocable ni liberar al obligado. En el
mismo art�culo 513 est�n las normas correspondientes: el deudor
lo toma a su cargo, o bien el caso fortuito se produce cuando ya el
deudor estaba en mora o hab�a incurrido en culpa. .
ART�CULO II
EL DA�O
I. Generalidades. �
Analizado como
apuntar.
Los da�os compensatorios pueden ser debidos sin necesidad ele
antes citados de los art�culos
mora~a�guna, como ocurre en los casos
en di
�22-57, 1721-2, 1913, etc. Es bueno entenderse, sin embargo:
chos casos no hay necesidad de mora interpelatoria, de mora ex
persona, que indispensable en principio en nuestro derecho;
es la
la no interpelatoria, la
pero siempre hay una mora_ excepcional,
ex lege.
Los da�os moratorios son debidos siempre que el' deudor est�
en mora (y, por supuesto, siempre crue esa mora haya producido
un da�o). Los da�os compensatorios no son
debidos por el mero
A. Criterios tradiciona
les. �
Es delicada la ma
aqu� un criterio
He tradicional en el derecho franc�s. Hay que
distinguir dos clases de particulares.'; Los da�os : los comunes y los
139.
la vez � necesarias
as�, � : habr� relaci�n inmediata entre la
no en
42, 256 ; 155, 69, en una forma de soluci�n asaz discutible ; C�m.
fed. en J. T 1912, noviembre, 33 ; C�m. civ. 2a, en la misma publi
.,
caci�n, 1913, febrero, 92; C�m. civ. 2a en R. L.J., VIII, 59; C�m.
civ. Ia en G. F VJ916, 75, y 9|II|917; C�m. com. en J. A., I, 733^
.,
Colmo: Oblig.
�
T. I. S
�iiji DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
y social (no costar�a mucho demostrar que ese mayor valor no puede
corresponder al comprador, por lo mismo que no es �l quien lo ha
creado: Henry George, Progress and Poverty, passinir; G. J�ze,
ScieMce des finalices, 959 ; A. Wagner, Teor�a speciale delle impos
te, en el Trattato di scienza delle finanze de G. Schoenberg, II, 5
y ss, traducci�n italiana; T. Bec�, Impuestos al mayor valor,
1914, 76 y ss. ; A. M�spero Castro, El impuesto �nico, 1916, passim),
y aun fuera del principio de libertad que conduce a interpretar
restrictivamente las ansias adcpiisitivas en detrimento del deudor,
cabe apuntar que dicha diferencia de precio no ser�a consecuencia
inmediata y necesaria, por lo mismo que es excepcional. Es extra�o,
entonces, que jurisconsultos de fuste, como Demolombe, conduci
dos por su criterio interpretativo tan cerrado o literal, hayan po
dido sostener lo contrario (XXIV, 591 y ss.). Lo propio corres
ponde decir respecto ele Colmet de Santerre (V, 66 bis) y de auto>
res tan contempor�neos como Baudry
(XI, 486). En cambio, ju
risconsultos tan sesudos como Aubry y Rau (IV, p�rrafo 308, nota
41), sostienen la tesis m�s correcta, que es la expl�citamente adop
tada por nuestro c�digo.
141. Caso de boletos de compraventa. Se vincula con lo �
Per�
2� Si media dolo.
�
c�digo
fundamental por resolver. Es �ste : nuestro
queda un punto
de los supuestos del deudor sim
�ha consagrado o no la distinci�n
hacer responsable al
plemente culpable y del deudor doloso, para
deber�a el primero,.
�ltimo de una indemnizaci�n mayor que la que
seg�n se resuelve en el c�digo franc�s, que ha servido de modelo
en el caso ?
sobre el punto. En la pri
Hay algo de singular en el c�digo
mera edici�n oficial (la de Nueva York,
hecha en 1870), el actual
de
art�culo 521 estaba concebido as�: �Aun cuando la inejecuci�n
dolo del deudor, los da�os e intereses com
la obligaci�n resulte del
prender�n s�lo los que han sido ocasionados por �l, y los que el
acreedor ha sufrido en sus otros bienes �. Tal es, literalmente, el
le diera el gobierno (el libro respectivo fu� dado a luz en 1866, pol
la imprenta de Pablo E. Coni), y que hasta lleg� a servir de edici�n
oficial del c�digo durante un tiempo (cons. Colmo, T�cnica legis
lativa del C�digo civil argentino, n� 15).
Seg�n dichas ediciones, entonces, el deudor doloso estaba obli
gado por los da�os intr�nsecos v los extr�nsecos ( � y los que el aeree-
dor ha sufrido en sus otros bienes�). Seg�n las posteriores edicio
nes oficiales (de 1883, 1889 y 1900-4), el deudor no epieda obligado*
por los da�os extr�nsecos (�y no por los que el acreedor ha sufrido
en sus otros bienes � ) .
La diferencia es fundamental.
Advierto que no sigue : cpie el texto que
cabe discutir lo crue
La interpre
taci�n, no habr�a sido dif�cil ante los textos de la primitiva edici�n.
"El art�culo 520 se habr�a aplicado a los supuestos ordinarios del
deudor simplemente culpable: en tal virtud �ste habr�a respondido
tan' s�lo -de los da�os intr�nsecos, ya que el doloso habr�a respon
dido tambi�n de los extr�nsecos seg�n el siguiente art�culo 521, y
,.ya que era evidente as� el distingo que con respecto a ambos obli
gados establec�a el c�digo en dos preceptos separados. El deudor
doloso habr�a cargado con los da�os extr�nsecos, pero siempre den
tro del principio general y de fondo del art�culo 520 : en cuanto
�esos da�os, lo propio que los intr�nsecos, hubiesen sido consecuen
t�culo, as� como el de los comentadores del mismo, que hacen cargar ai
deudor doloso con una responsabilidad m�s intensa que la que in
cumbe al deudor meramente culpable (�ste responde por los da�os
Si hu
bi�ramos de atenernos a criterios contempor�neos, llegar�amos a
esta �ltima soluci�n. El perjuicio que causa un deudor al no cum
A. Generalidades. �
146. Debe
abarcar el doble aspecto del da�o. Ya se ha visto que la indem
�
es fijada en
Apunto,
a prop�sito, que ele acuerdo precepto de derecho procesal
con un
civ. Ia en /. T., XII|911, 214, y en J. A., II, 596 y 756; C�m. civ. 2a
en R. L. J ., I, 92 ; etc.
149. No procede si se pide resoluci�n del contrato. Si, �
manda ante el juez en turno ( C�m. civ, 30, 225 ; 43, 270 ; 60, 287 ;
etc.) ; 2o que si la acci�n sobre cumplimiento era federal, la acci�n
por indemnizaci�n de da�os ser� una
acci�n de derecho com�n, y co
rresponder� al respectivo fuero, esto es, al civil (C�m. civ, 185, 45;
C�m. com, 12, 247 ; S. C, 47, 486 ; C�m. fed. C�rdoba, J. T 1910, .,
152. De la
imputabi
lidad. �
4008, etc.).
153. Del da�o. ��
morosa, dolosa
�
cipio del art�culo 2121 : sobrar�a sin duela un poco ele buen
sentido.
Finalmente, el da�o debe ser positivo.- As�, por ejemplo, el
lucro cesante puede ser alegado respecto de mercader�as dete
no
ARTICULO III
A. Motivaci�n favorable. �
ilegal. No puede haber c�digo que caliera soluciones que pugnan con
tra el m�s elemental sentido jur�dico. Por encima ele textos litera
reses positivos.
paraci�n de ese da�o moral (como el c�digo alem�n, en sus art. 253,
347, 1300, etc.; como el c�digo civil suizo, en sus art. 30, 93, 151,
318, etc., y como el c�digo brasile�o, en su art. 76) : sobra con citar
la jurisprudencia francesa (cons. Baudry-Lacantinerie, XI, n� 480
y ss. ; Planiol, II, n� 298; Colin y Capitant, II, 362; y la m�s re
ciente eme he mencionado en el n� 30), que, sobre no disponer de
bases legislativas tan amplias como las que contiene nuestro c�digo,
no ha hesitado, en lo com�n de las
situaciones, en admitir dicho
da�o y en consagrar la necesidad de- su reparaci�n. Lo mismo cabe
decir en materia doctrinaria, a cuyo respecto se puede ver, adem�s
de los tres autores citados, Chironi, II, 411 y ss. ; Martin-Achard,
regla absoluta.
Igualmente se tiene el precedente de la reparaci�n del da�o
moral admitida en materia delictual (art. 1075 y 1108 y sus respec
tivos concordantes^
Y sobre esas bases legislativas cabe una construcci�n, nada di
f�cil ni abstrusa, como la siguiente: cuando alguien en una relaci�n
contractual se conduce de tal manera que causa un da�o moral, no
�
129
Colmo, Oblig. �
T. I. 9
DE LAS OBLIGACIONES EN S� MISMAS
ypQ
Y no son singu
lares los autores crue exigen distinciones diversas (cons. Martin-
Acharcl. op.cit., 181 y ss.) : los valores morales de car�cter general
ser�an indemnizables, y no lo ser�an los de car�cter individual; o
bien los valores morales ligados a valores econ�micos (un �rgano de
nuestro cuerpo, un miembro de la familia, etc.) ser�an indemniza-
bles, no as� los que fuesen exclusivamente morales, como los inte
reses de pura afecci�n, por ejemplo: etc. Se trata de distinciones
fatalmente arbitrarias, y cpie por eso no pueden ser aceptadas:
� d�nde concluye lo general de un valor moral y empieza lo personal
del mismo I y es admisible esa independizaci�n de los valores mo
rales con relaci�n a los econ�micos, cuando todo se coliga, cuando
unos y otros, rec�proca
en e indivisible conjunci�n, constituyen
nuestra lo que se puede aducir al respecto es
personalidad '? Todo
que los valores morales deben ser los que jueguen en el determi-
nismo humano y en el dinamismo exigible y jur�dico, para que no
se incluya entre ellos los de la vida mundana o cortesana (supra,
11' 31). seg�n los tiempos y lugares,
y para que, se atienda a los
que constituyen un patrimonio de acci�n porque figuran en el tesoro
de las ideas y sentimientos de la correspondiente vida colectiva.
160. El da�o moral es inconmensurable. �
La observaci�n
m�s fuerte crue se ha hecho la que se refiere a la inconmensura
es
bilidad del da�o moral : � cu�nto se puede decir que vale el honor
de una doncella ? � arreglo a qu� principios se va a determinar
con
de
patrimoniales hay una situaci�n de pruebas y de hechos crue es
57; XI|912, 33; VI|913, 34; VIII|913, 62, etc.; C�mara federal Pa
ran� en J. T., 1910, 1721 ; etc.
Considero que tal jurisprudencia est� en pugna con el esp�ritu
de la ley y con el texto mismo de m�s de un precepto codificado.
Se apoya, sobre todo, en la letra de algunas disposiciones, como
las <�e
los art�culos 1078 y 1083, que hablan de da�o moral s�lo en
materia de delito.
Lo estrecho del criterio
es evidente ante estas dos razones de
legislador, que este mismo, al contemplar los hechos il�citos que no-
son delitos, los llamados cuasidelitos, reproduce, en el art�culo 1108,
lo dicho en el art�culo 1075 (seg�n el cual Cualquier derecho, sobre
un objeto exterior o sobre la misma persona, como el honor o la
reputaci�n, seg�n se dice textualmente en la respectiva nota del
codificador, puede ser materia de un cuasidelito y dar margen a la
consiguiente indemnizaci�n), y estatuye, en el art�culo 1109, in
ciso 2�, que la obligaci�n ele reparar el perjuicio generado por un
cuasidelito se rige � por las mismas disposiciones relativas a los
delitos �.
II. �
162. Conclusi�n. ��
ARTICULO IV
LA CLAUSULA PENAL
I. Generalidades. �
163. Prenociones. �
c�digo en los art�culos 652-66 (cons. Giorgi, IV, 448 y ss. ; Chironi,
I, 261 y ss. ; Zachariae-Crome, II, 290 ; Hudelot y Metman, 364 y ss. ;
Bevilaepia, IV, 65 y ss.).
164. Metodolog�a. El art�culo 522 est� probando la mala
�
art�culo 652 : La cl�usula penal es. aquella en que una persona, para
asegurar el cumplimiento de una obligaci�n, se sujeta a una pena
-o multa en caso de retardar o de no
ejecutar la obligaci�n.
Como lo corriente de las definiciones, �sta resulta innecesaria,
pues los art�culos subsiguientes contemplan, con m�s precisi�n pr�c-
"tica, cada uno de sus conceptos y elementos jur�dicos.
Y es innecesario advertir que la cl�usula penal
puede ser t�cita,
como cualquier manifestaci�n de voluntad
(art. 915). En un fallo
de la C�mara civil 2a, que registra la R. L. J.
(VI, 91), se tiene una
aplicaci�n de ello.
De la caracterizaci�n del art�culo fondo doctri
652, que en su
nario es exacta, resulta que la cl�usula penal tiene dos fines : Io ase
A. �
166. No per
mite eludir el cumplimiento de la
obligaci�n. Lo primero se re �
seguridad que
Esta funci�n de
una pena prohibida, la del art, 3222 del c�digo ; y el argumento que
sula penal tendr� efecto, aunque sea puesta para asegurar el cum
plimiento de una obligaci�n que no pueda exigirse judicialmente,
siempre que no sea (�sta) reprobada por la ley.
El art�culo 664 no puede referirse sino a los supuestos de los
contratos por terceros : yo convengo con A en que dar� tal cosa a X,
bajo la pena ele pagar a A tal obien convengo con A
cual multa ; o
decir respecto del art�culo 666, que s�lo puede jugar con relaci�n
no tengan � causa �
a las obligaciones naturales, que, por supuesto,
1 73. Principio. �
bas soluciones son id�nticas : en los dos casos no se hace m�s que in
terpretar la voluntad de las partes, que es presunta en el caso de la
indemnizaci�n legal, y crue es expresa en el caso de la convencional.
174. Excesivo rigor del mismo. Lo que merece al respecto
�
ha estado en condi
ha previsto lo grave de tal estipulaci�n, o que no
convenir una
ciones de independencia (por apremio, etc.) para
indemnizaci�n menor. Ello con la agravante de que el incumpli
rismo legal ser�a tan brutal como inexplicable. Por lo dem�s, as�
parecen haber entendido el asunto nuestros tribunales, cuando ad
miten la alegaci�n del caso fortuito, si bien exigen que se lo acre
dite � plenamente � : C�m. civ, 81, 244, y en /. T'., 1910, 748>; C�m.
civ. Ia en J. T., 1913, julio, 132.
181. Indivisibilidad de la pena. �
A. �
183. Multa
penitencial. �
EFECTOS DE
pues s�lo existe en favor de una de las partes, al paso que la se�al
es sinalagm�tica, ya que favorece o perjudica a cualquiera de las
T. I. 10
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
246
a lo primero, observar�
que dada la ambig�edad de la situaci�n, en
que parece emplearse la doble expresi�n (� como se�a � y � a cuenta
ele precio�), y, sobre todo, ante la circunstancia de que lo decisivo,
la C�m. civ. 2a
-457; C�m. civ. Ia La Plata en R. L. J'., III, 1010;
ha sentado que no es se�al, pero le equivale, en cuanto faculta para
J. T., 1910,
pedir la resoluci�n del contrato, como puede verse en
Ia en J. T.,
.2228, a lo cual se ha plegado en el fondo la C�m. civ.
XI|912, 139; tal resoluci�n puede ser pedida aunque el, obligado
-est� en mora, salvo los da�os y perjuicios por esa mora, como ha
resuelto la C�m. civ. Ia, R. L. J'., VI, 456, y aunque los respectivos
R- L- J->
plazos sean perentorios, como han sentado el S. T. de E. Bios,
VI, 478, y la misma C�m. civ. 2a, R. L. J., IX, 650) ; 2o que no se
colige la raz�n que conduce a ver en ello lo resolutorio de la se�al,
que excepcional y restrictivo,
es antes que lo confirmatorio del pago
s�lo condice con los principios de fondovde la ley, como las ante- (
riores, sino que, adem�s, tiene algo que estas otras no poseen: el
texto de la expresi�n. Si se da algo � a cuenta de precio �, se requiere
todo un prodigio de dial�ctica sutil para ver en ello una entrega
-en se�a.
La limitaci�n m�s aparente de nuestra jurisprudencia en tal
-sentido, es la de los fallos en que no se quiere ver lo resolutorio de
la se�al sino con relaci�n al incumplimiento, y no con relaci�n al
vencimiento de los plazos para escriturar : C�mara civil, 57, 121 ;
O�mara civil Ia en J. T., VI|911, 125; C�mara civil 2a en J. T'.,
XI|912, 172, y R. L.
J., I, 761, y VI, 91. Ello a menos que el pacto
en
�
comisorio apareciera estipulado tambi�n en favor del comprador : de
otra suerte, lo entregado por �l no es se�al sino una pena.
Es que se marcha bastante a tientas en estas cosas. No hay con
ceptos definidos en nuestros jueces. De ah� bizantinismos un tanto
-curiosos. Por ejemplo, la C�mara civil, 192, 280, ha resuelto con
buen tino y contra la jurisprudencia corriente, que la resoluci�n de
-un contrato no puede ser fundada en la entrega de se�a, pues su
una fianza (C�m. civ. Ia en J. T., VIII j 912, 198; cons. C�m. civ. Ia
en J. T.,
IXJ912, 170).
Puede ser ello cierto, seg�n las circunstancias : antecedentes,.
motivos, costumbre, etc. Pero lo que conviene al fallo a que se refiere
dicho sumario, no puede ser generalizado : tales circunstancias po
dr�an implicar cabalmente lo contrario, esto es, que lo dado en esas
situaciones fuera toda una � se�al �, pues no hay raz�n alguna que
la excluya del contrato de arrendamiento, y no una � cl�usula �-
CAP�TULO III
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N
SECCI�N Ia
PRENOCIONES
Las modali
dades de las obligaciones son simples aspectos, m�s o menos externos
o
�ntimos, de �stas.
Est�n reducidas c�digo: la condici�n, el plazo (o-
a tres en el
t�rmino) y el cargo (o modo, o fin), epie analizaremos en el orden
expuesto, sin perjuicio de agregar una cuarta modalidad, como es
la de la obligaci�n accesoria tan mal ubicada en el c�digo.
Pero antes corresponden algunas observaciones generales.
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 149
SECCI�N 2*
CONDICI�N
I. Generalidades. �
1 92. Concepto jur�dico. �
Se llama con
mi fallecimiento cuenta con dos hijos o m�s �,* o bien � pagar� tal
suma a Z si dentro de un plazo dado me provee de estas o aquellas.
mercader�as �, etc. En esos casos, la condici�n se contiene en los,
hechos ele que el instituido sea abogado en la fecha indicada, o de
que el legatario tenga un n�mero dado de
hijos, o de que el acree
dor de la suma a pagarse haya cumplido con la provisi�n se�alada:
cons, adem�s de las obras corrientes (Crome, Parte gen�rale del
diritto privato francese moderno, 34 ; Capitant, 309 y ss. ; Valverde,,
I, 455 y ss. ; etc.), dos art�culos de R. D�mogue, publicados luego en
'
A. Suspensiva y resolutoria. �
196. Carac
terizaciones. Se dice que hay varias especies de condici�n.
�
B ___
198. Positiva y negativa. �
Baste observar que no hay hecho que no pueda ser invertido con-
ceptualmente : si me caso si no me quedo soltero; si no tengo
=
dinero =
si no estoy pobre; si voy a (en el fondo y a los
Londres
efectos jur�dicos) =
si no dejo de ir a Londres; si salgo si no me
�
alocado ; etc.
C. �
casual, etc., seg�n se ver� poco m�s adelante (n� 218 y ss.).
D. �
A. Futuro. �
Io. �
204. Caracterizaci�n. �
Si el hecho no
mana � ; etc.
Fuera de ello, hay hechos cuya realizabilidad no puede ser
afirmada ni negada categ�ricamente por nadie. Tales los crue siguen,
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS �
-,,-g
janzas. Se ve
�
�los t�tulos ser�n perfectos�. Resulta luego, que los t�tulos no son
hacen
perfectos, pues adolecen de vicios, de forma o de fondo, que
insegura la propiedad de la finca respectiva.
� t�tulos perfec
� Qu� quiere decir, jur�dicamente, la cl�usula
tos�? �Entra�a una obligaci�n a plazo para el futuro vendedor,
en cuya virtud �ste deber� sanear esos t�tulos ? � O bien implica una
imposible sea
dez de la obligaci�n.
Por- lo dem�s, esa imposibilidad no tiene por qu� ser absoluta,
objetivamente necesaria. Una desproporci�n evidente entre el me
dio y el fin, puede establecerla perfectamente : � doy cien pesos con
la condici�n de que se realice un viaje a Europa o de que se haga
un t�nel entre Buenos Aires y Montevideo �, etc. Ni el viaje ni el
209. Principio.
�
El cuarto requisito es el
�
210. Observaci�n
com�n. �
t
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 159
En el inciso 1�
se pro
para un juez, que debe tener en cuenta al efecto todo ese conjunto
variado de factores. Es f�cil pontificar con la obviedad ele ejemplos
como los del respeto dom�stico, del concubinato y de la misma cari
prop�sito ele la causa il�cita de una obligaci�n (n� 721). Baste obser
var que el asunto es circunstancial, y que supone un buen criterio
jur�dicosocial de apreciaci�n de la moral ambiente. Y apunto el si
guiente fallo de la C�mara de comercio (J. T diciembre de 1913,
.,
jenar�a nada menos que la libertad, siendo as� que con las indicadas
limitaciones hay una enajenaci�n de ella tan tolerable que ha lle
gado a ser habitual).
215. Conclusi�n general. �
gicamente, y por eso tan s�lo, a supuestos como los siguientes: �si
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 161
La
llegas abogado, si no te haces artista o sacerdote �, etc.
a ser
nalidad, etc.
3o. 216. Hecho il�cito del deudor. �
Volviendo al texto
del art�culo 530, apunto epie corresponden varias distin
general
ciones.
Ante el hecho s� il�cito puede no convertir en il�cita a
todo, en
los 100 pesos para que el acreedor de ellos cometa un hecho il�cito
(abofetear a alguien, cometer un fraude electoral, etc.), por lo mis
mo que en ese caso el dinero es el precio de un hecho positivo (Sa-
vigny, II, 204 ; Demolombe, XXV, 304-5 ; Mourlon, II, 1199 ; Hude-
lot y Metman, 289 ; Ferrara, Negozio Medio, 34-8 y 84 y ss. ; Cres.-
cenzio y Ferrini, 233; Segovia, I, 133, n. 2).
Efectivamente, las situaciones no son parejas. En el primer
easo, la. condici�n tiende a que no se cometa un acto inmoral ; en el
segundo propende a cnie s� se lo ejecute.
As� y todo, la prohibici�n legal es justa. No habr� ilicitud con
Colmo. Oblig. �
T. I. 11
Ig2 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
relaci�n al que promete los 100 pesos, para el caso de que cometa
un acto indecoroso, pero la hay para el acreedor ele la suma, que
para �ste ser�a elprecio de un acto il�cito, y que as� vendr�a a tener
una fuente il�cita, �Se imagina nadie la situaci�n del acreedor que
recurre a los jueces para exigir el pago de una suma que es la con-
no ser
�
Y est� excluido, aun con promitente, el hecho
relaci�n al mismo
que no sea � absolutamente � potestativo, seg�n la expresi�n legal,
esto es, que s�lo entra�e un acto de pura voluntad : � si quiero, si
.me parece, si lo juzgo conveniente, si lo deseo �, etc. Cuando el hecho
Claro est�,
las reglas.
IV. Cumplimiento. �
A. �
223. Se �
C, 70, 305; C�m. civ, 97, 124; C�m. com, 97, 117; C�m. civ. 2a
en
J. T., 1913, octubre, 228, y 1914, junio, 253 ; C�m. civ. 2a en R. L. J'.,
V, 719, y VIII, 966). Por ejemplo, �me comprometo a prestarle
1000 pesos si dentro de un mes logro vender mi casa�; si trans
curre el mes sin crue yo haya vendido mi casa, la condici�n caduca,
y con ella la obligaci�n respectiva ; tambi�n caducar�a antes del mes
si la casa se destruye, por lo mismo que es obvio que no podr�
venderla.
dem�s, no es forzoso crue el plazo a que se subordina el
Por lo
cumplimiento de la condici�n sea fijo o determinado, pues el plazo
puede ser no fijo, esto es, incierto o indeterminado, seg�n es ele regla
(art. 567; infra, n� 265). As�, puede subordinarse la condici�n de
pagar tal suma de dinero a la arribada de un buque dado, a la exis
tencia en plaza de esta- o aquella cantidad de mercader�a, etc.-
Lo que ser� inc�modo en tales supuestos ser� la determinaci�n
del vencimiento del plazo, la apreciaci�n de la circunstancia efec
tiva de haberse producido el hecho que se esperaba. Todo es materia
de circunstancias, de intenci�n y de prueba, como siempre. V�ase
este caso : A se obliga a pagar una suma bajo la' condici�n de que
lo har� cuando el pleito a que las partes se refieren haya sido re
suelto por sentencia ; como lo que se ha tenido all� en mira no es
la sentencia misma sino la terminaci�n de la contienda, por donde
la sentencia ha sido mirada por raz�n de su normal sinonimia con
esa terminaci�n, basta cpie el
pleito haya terminado por transacci�n
para que la obligaci�n sea exigible (C�m. civ, 111, 122), pues tal
es la intenci�n presunta, y porque de otra suerte resultar�a que
como la sentencia no se producir�a
jam�s, la obligaci�n nunca seria
exigible.
224. Se trata de negativo.
un hecho
El art�culo 540 con �
Por lo dem�s,
comprender� lo> se
objetivo de los hechos, bien antes que a los juicios de impresi�n, tan
f�ciles en los asuntos de dinamismo complejo: por ejemplo, en la
hip�tesis de una condici�n que subordine la venta de m�a partida
de vino o de az�car a la circunstancia de que dentro del a�o (o de-
un simple mes) no var�en los precios corrientes, no puede darse*
por cumplida ante una crisis, aun general, cpie haya bajado vio
lentamente ese precio, por lo mismo que bien puede ocurrir que
tal crisis sea m�s o menos pasajera.
226. Hechos alternativos o conjuntivos. El art�culo 536 es.
�
id�ntico paralelismo.
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 167
el cumpli
se refiere a las hip�tesis en que no hay plazo fijado para
la
miento ele la obligaci�n: Si no hubiere (hubiese) tiempo- fijado,
las
condici�n deber� cumplirse en el tiempo que es veros�mil que
partes entendieron que deb�a cumplirse (en el tiempo
en que vero
pide. Pero eso mismo es ele derecho com�n, ya (pie nadie puede
derivar derechos ele un acto il�cito ni ampararse en su mala fe o
dem�s, el cumplimiento
ficto, lo propio que el efectivo, deber� ser acreditado por quien lo
invoque, por lo mismo que se trata de un hecho. Al efecto, proce
der� cualquier medio probatorio (S. C, 85, 92; C�m. civ, 53, 186;
57, 38; 87, 406; 91, 272; 107, 191; 109, 277; 121, 145; 133, 379;
135, 261 ; 136, 266 ; 149, 274 ; 154, 291 ; 160, 182 ; C�m. com, 40, 379 ;
48, 389; S. C. en G. F 30|V|917; C�m. com. en J. A., II, 637).
.,
232. Principio. �
En materia de
efectos de la condici�n, hay que distinguir dos �pocas: la anterior
al cumplimiento de la
misma, pendente conditione, y la posterior
a ese
cumplimiento.
Pendente conditione, �cu�l es la situaci�n
jur�dica de los inte
resados, del acreedor y del deudor?
Mejor dicho, �hay propiamente
un acreedor y un deudor?
�hay
derecho? �hay obligaci�n?
Se sostiene por algunos que
no, por lo mismo que s�lo a partir
del cumplimiento de la condici�n
habr� obligaci�n o derecho o
deudor y acreedor. Pero es f�cil observar
que se incurre en una
ignoraho elenchi, pues se contesta a lo
que no se pregunta: nadie
afirma lo contrario ; pero ello es as� con
respecto a la obligaci�n
pura, sin modalidad, cuando lo que se cruiere saber es la
suerte de
una
obligaci�n modal o condicional mientras lo es. Se
replica que
durante esa �poca el acreedor no posee otros
derechos los que con-
de las obligaciones en si mismas
170
53), cederlo (art, 1446), novarlo (art, 808), garantirlo con hipo
teca (art. 3109), etc. Lo mismo puede hacer el deudor, que tambi�n
tiene un cr�dito condicional, para el caso de que la condici�n no se
cumpla (supongo, como siempre, la situaci�n ordinaria de una con
dici�n suspensiva), y que resulta igualmente acreedor condicional
(cons. Crome, Parte gen�rale, 34, p. 319). Y ele ah� la regla del art�cu
lo 544: Los derechos y obligaciones del acreedor y deudor que falle
cieren antes del cumplimiento de la condici�n, pasan a sus herede
ros; claro est� que siempre que se trate ele derechos transmisibles y
no inherentes a la persona (art. 498 y sus concordantes).
do, entonces no quedan m�s que esos dos art�culos, cuyo sentido
dista de referirse a la situaci�n.
No creo, as�, que corresponda una regla fija. En cada caso ha
br� epie examinar las correspondientes circunstancias, para decidir
lo que proceda, seg�n epie el acto que se cpiiera ejercer implique o
no medida puramente conservatoria. Tambi�n cabe afirmar que
una
235. Pllnci-
3>io. �
podr� pedir que �ste sea abonado, etc. De ah� lo evidente del articula
547 (repetido en el inc. Io del art. 790) : El deudor puede repetir
lo que durante la condici�n hubiere pagado al acreedor (C�m. com.,.
42, 268; 88, 112).
Es verdad que este art�culo s�lo contempla el supuesto de la
condici�n suspensiva. Pero ya tengo advertido que ello nada im
plica, pues todas las condiciones son fatalmente suspensivas. V�aser
a mayor abundamiento, este ejemplo: adquiero un inmueble con
nales, cpie no sean obra del deudor o ele un tercero, pues entonces
cuadran otros preceptos relativos al enriquecimiento : art, 588 y ss.
y 2309 y sus concordantes), pero no
los frutos que haya percibida
debida, tambi�n se explica por otros principios, que nada tienen que
hacer con la condici�n, como son los adoptados por el legislador en
materia de derechos reales, y cuya esencia se halla en el art�culo 577
_y sus concordantes. En virtud de esos principios, el deudor de una
cosa, por raz�n de una obligaci�n condicional o no, puede, como
due�o que es de ella, enajenarla a otra persona que no sea el pri
mer acreedor. El acto es plenamente v�lido, siempre que el segundo
acreedor sea de buena fe, esto es, haya ignorado la obligaci�n pre
cedente en favor de otro acreedor. La ley quiere garantir, como co
rresponde, a los terceros de buena fe, por lo mismo que �stos son
el inter�s general de la sociedad en materia de transacciones : si los
terceros de buena fe no contasen con la seguridad de los derechos
V Efectos comunes. �
239.
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
176
Colmo, Oblig. �
t. i
-
12
DE EAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
178
A. �
244. Si la condici�n
resolutoria obra de pleno derecho. �
etc.
Y tal va siendo en el hecho el mismo derecho franc�s. La juris
prudencia, desde mucho atr�s, ha invalidado donaciones bajo condi
ciones il�citas, no obstante el art�culo 900: al efecto ha invocado el
principio de que toda obligaci�n debe tener una causa l�cita, por
donde, cuando ha encontrado que dicha condici�n ha sido la causa
-� impulsiva � o determinante de la liberalidad, ha llegado a anular
(cons. Savigny, Sistema, II, CXXI ; Maynz, III, 471; Ortolan, Ins
titu�s, II, 740; Girard, 824) ; pero tales razones han dejado de valer
en nuestra �poca, en cpie no se tiene tales prejuicios religiosos y en,
SECCI�N 0a
GABGO
cuela �, etc.
cualcpiier otra como �stas: a objeto de que, a fin de que, para que, "
efecto de que, etc., supone una simple modalidad final (as�. se ha re
suelto que no es condicional una obligaci�n porque se indique el des
tino a que deba aplicarse su importe: C�m. civ., 166, 160). Eli"
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 183
gatario (y me atengo a los supuestos m�s comunes, que son los que
deben dar la pauta) no es dudosa: lo �nico discutible es la forma o
un g�nero.
Tambi�n
hay asimilaci�n entre el
cargo y la condici�n en ese precepto, a prop�sito del cargo no ya
Pero no siempre ha de ser as�: podr� ser fin, cuando resulte de las
circunstancias (expresiones del donante testador, relativa magni
o
259. �poca. �
la sentencia limita de
la condici�n cumplido, desde que
se ha se a
�ltimo, el cargo
no puede ser hecho efectivo contra terceros adquirentes de la cosa
de una obli
respectiva, por lo mismo cpie es una simple modalidad
a las partes y a
gaci�n, y en virtud de cpie �sta s�lo puede ligar
los correspondientes herederos (en cuanto no entra�e condiciones
se ha visto m�s arri
personales o derechos intransmisibles), seg�n
ba (n� 63 y ss.).
El c�digo pretende reglar el asunto .en el art�culo 563 : La re
versi�n no tendr� efecto respecto de terceros, sino en los ceisos en
que puede tenerlo la condici�n
resolutoria.
condi
Aparte lo malo de la asimilaci�n entre el cargo y la
ci�n, y de que ya he hecho m�rito m�s de una vez, hay que confe
sar cpie la disposici�n es poco clara, pues en parte alguna ha esta
SECCI�N 4a
PLAZO
I. Concepto y metodolog�a.
261 .
El plazo, o t�rmino, es la
�
A. �
262. y resolutorio.
Suspensivo No es �
el que sigue: le
un derecho. Ser� suspensivo en supuestos como
Ser� resolutorio
presto 100 pesos, que me devolver� dentro de
un mes.
un a�o. En
(o extintivo) en casos como �ste: le alquilo mi casa por
el primer ejemplo, mi derecho de exigir la devoluci�n de los 100 pesos
mi de
queda en suspenso durante el mes convenido ; en el segundo,
recho ele pedir la resoluci�n (o extinci�n) del alquiler queda dife
rida por todo el a�o estipulado.
Pero hay que observar que tal distinci�n carece en buena parte
de sentido serio. Es lo cpie ya he advertido a prop�sito ele la con
dici�n (n� 197). Como puede verse en los ejemplos puestos, en uno
civ., 24, 174), ya seg�n las constancias del proceso (C�m. civ., 60,
66), ya seg�n las circunstancias que cuadren (cons. el caso resuelto
por la C�m. com. en R. L. 3., VIII, 302).
C. �
judicial, cuando es fijado juez (art, 464, 561; etc.; art, 554
por el
del c�d. procesal, y C�m. civ. 2a en R. L. 3., IX, 746). Estos dis
Io. ��
265. Principio. �
La divisi�n
del t�rmino en cierto y en incierto, es de mucha
importancia. Es
cierto, cuando puede ser determinado astron�micamente : � pagar�
dentro de un mes o ele cinco a�os, pagar� el d�a ele la pr�xima
navidad, pagar� cuando a partir de hoy hayan transcurrido dos
semanas y tres d�as, pagar� el d�a del aniversario de la indepen
2�.�
266. Plazo incierto y condici�n. Hay varias cosas que
�
T. I. 13
DE LAS -OBLIGACIONES EN SI MISMAS
194
267.
Obra como condici�n. �
con buenas razones. Ninguna de las apuntadas, que son todas las
dem�s,
es bueno
distinguir en supuestos como los indicados, lo que es t�r
mino de lo que no lo es.
Esta expresi�n: paejar� cuando
yo quiera, �entra�a una obli
gaci�n a plazo ? � O bien entra�a una obligaci�n condicional :
pagar�
�si quiero?
�O bien no entra�a manifestaci�n alguna de voluntad,
por lo mismo que no cabe ver en ella
no se concibe do
ninguna seriedad, desde '
qu�
absolutamente potestativo de ninguna
voluntad,
que queda destruida en su misma base
(art. 542) ?
Tocio ser� cuesti�n de circunstancias
y antecedentes. Si �stos
faltan, lo com�n ser� que tal expresi�n pura implique un animus
jocandi, una voluntad nada seria(cons. Giorgi, III, 143 y ss., y citas
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
}Qg
t�culo 3956).
Nuestra jurisprudencia revela al respecto una contradicci�n
dif�cil de explicar. Afirman que en tales supuestos la obligaci�n es
condicional: la S. C, 13, 224; la C�maracivil, 160, 182, y 171, 160;
as� como la C�mara de comercio, 22, 162. Deciden que no es condi
cional sino a plazo incierto, la C�mara civil, 58, 195, y 167, 262 (en
este fallo, alg�n camarista calificaba a una obligaci�n as� de � pura
F. Observaciones generales. �
Io Generali
dades. �
ci�n, que es el que nos interesa, que nada haya dicho al respecto el
c�digo. Pero el asunto no es dudoso : si el acreedor condicional tiene
tal derecho (art. 546), no obstante lo eventual de su t�tulo, a for-
tiori debe tenerlo el acreedor a t�rmino, que es un acreedor efectivo,
y a quien s�lo le falta el ejercicio actual de su derecho positivo.
Tan cierto es ello que el c�digo ha aplicado el principio, lo que
ecmivale consagrarlo, en m�s de un supuesto : art�culos 3433-4,
a
3773, etc., y art�culo 443, inciso 5o, del c�digo procesal para la Ca
pital y los territorios.
Ya he dicho (n� 233) qu� puede entenderse por actos conser
vatorios. Repetir� que son todos aquellos que se limitan a mantener
el statu quo, y a preservar el derecho todav�a no exigible, pero no
por eso menos derecho que cualquier otro en el fondo, y as� prote-
gible. De consiguiente, cualquier acto que no se reduzca a ello, y
que se resuelva en el ejercicio actual del derecho, deja de ser con
servatorio y no puede ser admitido (cons. un caso ad hoc de la C�m.
civ. F en Ti. L. 3., IX, 248).
Es lo que pasa en materia de acciones indirecta (oblicua, subro
gatoria) pauliana (art. 1196 y 961 y
y ss.). Mediante la primera
se tiende a ejercer
por el deudor el derecho que �ste tenga contra
un tercero y que no ha
ejercido. Mediante la segunda se propende
a revocar actos realizados por el deudor. Como se ve, en ambos su
proceda.
Ya he dicho epie los autores est�n divididos al respecto. Pero
creo epie los jurisconsultos m�s autorizados
deciden negativamente:
El derecho a
cierto, los derechos son transmisibles, aunque el plazo sea tan largo
que el acreedor pueda sobrevivir ed d�a de su vencimiento.
no
Ya se ha visto m�s
arriba, n�mero 267 y siguientes, la raz�n.
bien discutible, del distingo que el legislador establece al respecto
entre el plazo incierto y el plazo cierto, y que funciona particular
mente en el art�culo 3771.
Parecer�a que el art�culo debe ser referido tan s�lo al plazo
convencional, por lo mismo que es relativo a las obligaciones con
tractuales. Sin embargo, resulta ele
aplicaci�n general a cualquier
plazo, seaconvencional o testamentario, pues su precepto no s�lo
no ha sido modificado por el
c�digo, sino que hasta ha sido repetido
en su principio en el art�culo 3766 (in
fine), que no ha puesto limi
taci�n alguna al plazo. De ah� que un legado hecho a 100 a�os de
plazo sea transmisible como otro hecho a un mes. Es de preguntarse
si eso puede ser serio, y si no merece pl�cemes una
disposici�n
como la del art�culo 2162 del
c�digo alem�n, que limita a treinta
a�os ese t�rmino.
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 203
278. Principios. �
dr� hacerse (en el primer supuesto) antes del plazo, sino de com�n
acuerdo (esto es tan evidente, art, 1197, que pudo ser omitido sin
inconveniente alguno).
La presunci�n legal es en el sentido ele epie el plazo no favo
rece a ninguno de los vinculados, lo que quiere decir que favorece
a los dos. No creo que sea muy liberal el precepto: pudo caber la
alguna vez (C�m. civ. 2a en R. L. 3'., VI, 648), que cabe ver tales
circunstancias en punto a pr�stamo, cuyo plazo existe en favor del
acreedor. La soluci�n es discutible, pues con extender el princinio
se llegar�adar derecho al acreedor para exigir el pr�stamo cuando
a
II, 467.
Seg�n esa jurisprudencia, cuando el pr�stamo es devuelto an
tes de su vencimiento, el deudor no puede repetir los intereses pa
(�ltima sentencia). - �
.
tudio ele los efectos ele la obligaci�n a t�rmino antes del venci
miento ele �ste, s�lo queda la hip�tesis contemplada por el c�digo
en el art�culo 571, repetido en el inciso Io del art�culo 791 : El deu
repetido.
El precepto legal -es just�simo, hasta en sus detalles. Se presu-
D:B LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
206
me
plazo, es porcpie ha querido renunciar a
cpie si paga antes del
�ste. Si no hay tal, la presunci�n legal insubsiste. Pero entonces
tendr� que probar su error. Y aqu� est� lo dif�cil : � c�mo va a
probar una circunstancia negativa, que no conoc�a la existencia del
plazo? Tendr� que hacerlo en forma indirecta, acreditando el hecho
positivo contrario. El ejemplo cl�sico es el del heredero que paga
un legado
puro, en virtud de un testamento que as� dispone, y que
luego descubre un testamento posterior epie revoc� el anterior y
que manda pagar ese legado en un plazo cualquiera. Pero hay mu
chos otros supuestos posibles: sup�ngase que yo debo a X una obli
gaci�n ya vencida, y que A (mi fiador, o un simple amigo) estipula
con mi acreedor que �ste no me cobrar� sino dentro de un plazo
dado; yo, que puedo aprovechar esa estipulaci�n (art. 504 y 1161-2),
.
pago sin conocer ese plazo ; si luego lo conozco, puedo repetir el
pago. La prueba consistir� en demostrar dichas circunstancias: el
pago hecho en virtud del testamento revocado o ele una obligaci�n
vencida, y la ulterior estipulaci�n del t�rmino. Eso s�lo inducir�
la ignorancia del plazo. Si el acreedor pretende que el deudor, no
obstante, ha conocido el plazo, tendr� a su turno que demostrarlo,
pues se trata de afirmaciones suyas, que debe probar ei qui clicit
non ei qui negai, seg�n es de corriente norma procesal.
MISMAS
208
art. 183, 1078, inc. 2o; 1079, inc. Io, etc., del C�d. de comercio) �en
tiende hablar literalmente, o bien quiere decir con ello uno o dos
d�as respectivamente, o bien uno o dos meses? Si lo primero, habr�a
que hacer el c�mputo por horas; si lo segundo, habr�a que hacerlo
en la forma ordinaria, Todo es cuesti�n de interpretaci�n (cons.
Colmo, Prescripci�n en derecho comercial, nos 101 y 107). Creo que
mientras las leyes no dispongan expl�citamente que el c�mputo se
haga por horas o por d�as, no cabe variar el c�mputo del C�digo
civil, por lo mismo que es fundamental. De consiguiente, dichas ex
presiones deben ser tomadas como sin�nimas ele d�as o meses, seg�n
cuadre. Fund�me, al efecto, en lo terminante ele la amplitud con
tenida en el art�culo 29 del C�digo civil (en contra, S. C, 86, 164;
C�m. fecl. en 3. T., 1912, abril, 38).
2o Efectos del vencimiento. a). 286. Vencimiento efec
� �
tivo. �
El plazo, lo propio �
T. I
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
210
hace exigible.
MODALIDADES DE LA OBLIGACI�N 211
del concurso, a la masa del concurso, por donde mis derechos que
dan subordinados a ese inter�s general e igualitario, cpie tiende a
SECCI�X 5a
OBLIGAC.IOX ACCESORIA
294. Metodolog�a. �
En cuanto al se
CAP�TULO IV
SECCI�N Ia
GENEEALIDADES
Las obligacio
nes miradas con relaci�n a su objeto, otra
no son cosa que las espe
cies de obligaciones. Y �stas, como se sabe, son tres : de dar, de
hacer, de no hacer, (art. 495).
Es verdad que el
c�digo, despu�s de considerar esas tres espe
cies, tambi�n contempla las obligaciones
alternativas, las facultati
vas, las divisibles, etc. Pero no hay all� especies nuevas: tanto las
alternativas, como las facultativas, etc., tienen que ser de dar, de
hacer o de no hacer. Apenas si
hay en ellas aspectos complicados
de las primeras, que en nada alteran la divisi�n
esencial.
Adem�s, la metodolog�a del c�digo, fuera de cualquier detalle
(que precisar� oportunamente, por ejemplo a prop�sito de la orde
naci�n ele las obligaciones de dar cosas inciertas o
cantidades y de
las alternativas y
facultativas), es muy mala. Ya se lo. ha visto con
relaci�n a la cl�usula penal (n� 164). Y se lo ver�
respecto de las
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
91^
divisibles indivisibles, que m�s tienen tpie ver con el sujeto (com
e
juego (arg. de los art. 1039, 1153, 1426, 2126-77, etc.) ; 2o que si la
prestaci�n es heterog�nea, por abarcar cosas y hechos, por ejem
plo, ser� menester aplicar a cada una de esas obligaciones elemen
tales los principios que les sean propios, siempre sin perjuicio del
punto de vista fundamental aludido, en cuanto las diversas pres
taciones hayan podido ser miradas en su totalidad como corres
pondientes a una obligaci�n esencialmente �nica ; 3o que si la com
plejidad existe aun en mayor grado, por raz�n de haber adem�s
prestaciones gen�ricas o de cantidad, siempre es factible ese juego
propio de cada obligaci�n elemental dentro de la �rbita de la posi
ble obligaci�n unitaria que corresponda al todo de las distintas
prestaciones.
Por eso preciso comenzar por lo m�s simple, a cuyo efecto
es
SECCI�N 2a
OBLIGACI�N DE DAE
I. Generalidades. ��
La obligaci�n
de dar, es la que tiene por objeto la entrega de una cosa, mueble o
Sus
formas aspectos ofrecen alguna variedad. En principio cabe
o
dantes, 3068 y ss., 3082 y ss., 3108 y ss.). De ah� que hubiera
procedido el r�gimen general de situaciones fundamentalmen
te comunes, sin perjuicio de que luego se dictase, en cada situaci�n
��
rrentes.
En seguida, y con relaci�n a esto �ltimo, habr� que tener en
as� como los usos y costumbres locales. Por ejemplo, se vende una
casa que tiene ba�o instalado o jard�n con
estatuas: �.ser�n acce
presumir que se las ha mirado como tales por las partes, la acci�n
debiera ser rechazada. En vano se arg�ir�a con los citados art�culos
2331-2, Estos, como todos los textos legales, se refieren a situacio
nes ordinarias o corrientes. Tan cierto es que si. se fuera a inter
pretarlos en su habr�a que mirar como accesorias las
literalidad,
ara�as y dem�s aparatos de luz el�ctrica, por lo mismo que est�n
� adheridas a las cosas adherentes al suelo �
; no obstante lo cual a ,
una cosa
varla en buen,
estado, o en el estado en que se hallaba cuando se
oblig� a darla, y entregarla en lugar y tiempo debidos.
Nada dice aqu� el c�digo respecto de lo primero. Pero su apli
caci�n es de lo menos dudoso. Desde luego, corresponde a la in
tenci�n de las partes, pues de otra suerte (exigir la cosa con ciertas
mejoras o cambios) se habr�an explicado positivamente. En seguida,
deriva de los principios generales, que a cada paso postulan, a pro
p�sito de riesgos (mejoras, aumentos, deterioros, frutos, etc.), la.
situaci�n originaria, seg�n se ver� dentro de poco (n� 307 y ss.).
Finalmente, el imperio anal�gico del art�culo 1408, que se refiere
cabalmente a la hip�tesis m�s com�n, cual es la de la entrega de
m�a cosa vendida, disipar�a
cualquier escr�pulo (cons., adem�s, art.
1514, 2910, etc.).
306. Entrega de la cosa en lugar y tiempo. Lo �ltimo est�. �
DE las obligaciones en si mismas
222
307. Principio. �
p�rdida o la tenga.
Si lo primero, la obligaci�n �queda disuelta�, esto es, en t�r
mino vulgar, deshecha, como si nunca hubiera habido obligaci�n al
respecto (C�m. civ., 20, 253). Es lo que aclara el art�culo 895. De
ah� el derecho del acreedor, que hubiera pagado el precio corres
pondiente, para repetir el pago que resulta indebido : art�culos 792-3.
Eso no puede ofrecer dificultad.
i
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N DETERMINADA 223
De ah� lo sensato del fallo ele la C�mara civil 2a (J. T., XII|912,
211), seg�n obligado a restituir una cosa que pretenda
el cual el
eximirse de responsabilidad por la p�rdida inculpable de la misma,
� debe probar la ausencia de culpa en las
circunstancias particula
res en que el hecho se produjo �, esto es, ha
ele justificar que � real
brado con los perjuicios e intereses, por lo mismo que �stos envuel
ven las dos cosas : el valor de la p�rdida y el de la utilidad no per
cibida (art. 519). �Quiere decir algo distinto la ley en ese. art�culo
579? Hay motivo para dudarlo. La derogaci�n de un principio ge
neral debe ser expl�cita, cosa que aqu� no ocurrir�a. Y la doble in
demnizaci�n del � equivalente � y de los da�os e intereses que lo
abarcan, carecer�a de todo sentidb. serio. Ni siquiera cabe entender
el concepto de lo � equivalente � en �l sentido de que el deudor debe
procurar al acreedor una cosa equivalente, porque las cosas ciertas
se caracterizan por su
individualidad, por donde jam�s una cosa,
por parecida que sea a otra, y aunque valga m�s (como dice el art.
740), puede ser dada en pago de �sta (no hay casa igual a otra,
como no puede haber un terreno id�ntico a otro). A lo sumo cabr�a
en los
supuestos de las obligaciones de dar cosas gen�ricas o en can
tidad, despu�s de individualizadas, como en efecto se dispone en
los art�culos 610, 2152, etc. ; pero en estos supuestos se trata de si
tuaciones especiales, al paso que acpi� estamos considerando el r�
gimen propio de la obligaci�n ele dar una cosa cierta. De consi-
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
224.
que entra�en una p�rdida total. Ser� esto �ltimo cuando el defecto
irnplicpie la inutilizaci�n integral ele la cosa : lo principal de la casa
se ha incendiado o derrumbado, la enfermedad del animal es grave
del Digesto (L, 16�, 13, 1) : Res abesse videntur, ut Sabinus ait, et
Pedius probat, etiam hae, queirum corpus mane�, forma mulata est;
et ideo si corruptae redditae sint, vel transfiguratae, videri abesse,
quoniam plerumque plus est in manus pretio, quam in re.
dem�s, me remito a los n�meros 897 y
Por lo 897 a, donde me ex
d). �~
311. Prueba de la p�rdida. �
Incumbe al acreedor la
casos ha ele resultar la prueba pericial, por lo mismo que casi siem
Principios an�logos �
Principios. �
Principios an�logos, he
dicho, y no id�nticos (por ejemplo, la
resoluci�n no proceder�a,
pues falta de texto especial debe regir el principio del art.
en
1204).
La analog�a m�s pr�xima est� en el r�gimen de los
deterioros, por lo
mismo que afectan parcialmente la los deterioros to
ya cosa, que
tales entra�an verdadera
una
p�rdida, seg�n lo dicho poco m�s
arriba.
Est�n ellos legislados en los art�culos 580-1 : Si la cosa se dete
riora sin culpa del deudor, el deterioro ser�
por su cuenta, y el
acreedor podr� disolver la
obligaci�n, o recibir la cosa en el estado
en que se
hallare, con diminuci�n proporcional del precio si lo hu
biere; Si la cosa se deteriorare (deteriora, o deteriorase) por culpa
del deudor, el acreedor tendr� derecho de una cosa exigir equiva
lente con indemnizaci�n de los perjuicios e intereses, o de recibir
la cosa en el estado en que se hallare, con indemnizaci�n de los
perjuicios e intereses.
314. Caso de culpa del deudor. �
tivo se explica,
porque �l es el �nico juez para decidir acerca de
sus propias
conveniencias, y porque, al fin y al cabo, no es �l quien
debe cargar con los deterioros de la cosa sino su
due�o, el deudor,
por aquello de que res perit domino, que tambi�n ha recibido
apli
caci�n en el supuesto del art�culo 579.
Por lo
dem�s, esto del deterioro es materia circunstancial. Si
el acreedor ha contratado con conocimiento del
estado de la cosa,
por deteriorada que �sta se encuentre en el momento de la entrega^
y siempre que se trate de los mismos deterioros
que ten�a cuando
fu� objeto de la obligaci�n,
aqu�l nada puede pretender, por lo
mismo que ha sido m�s o menos t�cita la intenci�n de
adquirir la
cosa tal cual se hallaba. Esto es
elemental. El c�digo trae aplica
ciones de tal principio en m�s de un
supuesto: apunto el de las
cosas dadas en locaci�n
(art. 1514 y sus concordantes). Claro
�est� que ser� de cargo del deudor la
prueba de que el deterioro
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
228
Ahora
los riesgos inversos: los de los aumentos, frutos y mejoras.
Lo primero est� legislado en el art�culo 582 : Si la cosa
se hu
tal ma
�el acreedor para pretender menor precio o la anulaci�n. De
est�n
nera se tiende a lo que conviene a los intereses generales, que
les. Las producciones que no son peri�dicas, que por eso alteran la
substancia, pues llegan a concluir con ella (es el caso ele todas las
minas y afines), son productos y no frutos, y resultan perfectos
accesorios, cuando no parte integrante, del suelo : de ah� su r�gimen
distinto con relaci�n al de los frutos, en algunos casos como el del
usufructo (art. 2866) y el de la misma locaci�n (art. 1495).
318. Mejoras. Lo relativo a mejoras est� legislado en
�
ciones. �
el
Y la analog�a, en el supuesto ele la culpa del deudor, con
del dete
el deudor no es culpable ni responsable cuando el hecho
ha
rioro o c�ela p�rdida se debe a caso fortuito (art. 513-4). Y ya se
visto queel casus entra�a algo m�s que la pura inculpabilidad del
deudor (n� 121 ; Exner, op. cit., 107 y ss. y 127 y ss. ; Polacco, 84) De .
Nada de
particular hay que decir respecto
ele los aumentos (que no consistan en mejoras, bien entendido),
tambi�n contemplados en el art�culo 589, donde parece que se los
sinonimiza con aqu�llas, pues se habla de aumentos debidos al di
nero o al trabajo del tenedor, como se hiciera antes en el art�culo
nero, o mediante ambas cosas, del tenedor, no hay por qu� variar
la soluci�n dada en punto a mejoras, pues tales aumentos lo son.
Si se trata de aumentos espont�neos (aluvi�n, etc.), por aplicaci�n
del principio de que la cosa aumenta para su due�o, el aumentr
corresponder� al propietario, sin que al respecto sea concebible de
recho alguno por parte del tenedor a la respectiva propiedad ni a
ninguna indemnizaci�n: lo primero es tambi�n consecuencia del
principio de la accesi�n (art. 2513 y art, 2571 y ss., aplicados en
materia de dep�sito: art. 2210, de comodato: art. 2271, de usufructo:
art. 2687-9, de prenda: art. 3232, etc.) ; lo segundo se explica ante
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N DETERMINADA 233
valor.
Pero si el tenedor ha hecho gastos para producirlos y cose
charlos, entonces tendr� derecho a que se le pague tales gastos :
art�culos 2438. De otra suerte, el propietario vendr�a a enrique
cerse a costa de aqu�l, que ya bastante castigado se encuentra al
no poder realizar en los frutos su tiempo perdido ni sus atenciones
y esperanzas.
Finalmente, el tenedor ser� ele buena fe siempre que no se
halle en mora para la restituci�n de la cosa. Ser� de mala fe en el
caso contrario. Y es de cargo del acreedor o propietario la prueba
de la mala fe del deudor, por lo mismo que �ste tiene todo el de
recho del mundo para ampararse en la sabia presunci�n del ar
t�culo 2362.
324.Mejoras. Tambi�n es expreso el c�digo en lo que toca
�
A. Tradici�n. �
Io. ��
327. Su desubicaci�n. �
Lo primero que
cabe apuntar al respecto es la desubicaci�n del precepto. Nada tiene
que hacer en materia obligatoria, donde s�lo se contempla v�nculos ^
de car�cter personal. Todo su juego est� all� en los derechos reales.
Por eso no hay necesidad de un an�lisis detenido, y sobrar�
con su examen general (cons., fuera de las obras de derecho com�n,
se tenga,
sistir en simple �ocupaci�n, de cualquier modo que
la
todo I>
bastando hacerla en alguna de sus partes� (art. 2380-4),
las partes;
cual supone: Io que no exige m�s presencia que la de
toma de po
2" que se trata de un acto fugaz, el necesario para la
ser probado por
sesi�n; 3o y que, como simple hecho que es, puede
dos lo que resulta muy vidrioso para determinar el car�c
testigos,
ante la circunstancia
ter de propietario de nadie, particularmente
de que la propiedad inmueble sea la propiedad sagrada para nues
tro c�digo.
Ojal� fuera eso -s�lo.
La tradici�n ambigua, por lo menos abstracta. Implica la
es
Es que se ha desvirtuado el
medio de transferir
papel de la tradici�n. En Roma serv�a
como
a) Criterio al respecto
de nuestro codipicador. �
Cabe juzgar
el criterio de nuestro codificador, consignado en la nota al art�culo
577 y precisado al fin del t�tulo de la hipoteca.
Sus razones para oponerse a la instituci�n del registro de dere
chos inmobiliarios, pueden- reducirse a cuatro.
para la cultura, para la .educaci�n, etc. ; sin contar con que preci
samente hay que contribuir a formar el personal adecuado, y que
el medio al efecto no estriba en omitir las instituciones que cuadren.
333. Si las de c�digos complejos �.
�
de 200 art�cu
� c�digos complejos � : la ley prusiana no tiene m�s
los ; los ele nuestra ley no pasan de 70 ; los del c�digo alem�n apenas
si llegan a 100; y los del c�digo suizo s�lo suman 35.
334. El ataca el derecho de propiedad. �
Menos
registro no
que por las leyes puedan estar sujetos a cualquier nulidad (art. 244).
Algo parecido han hecho casi todas las provincias, aun antes
que se dictase dicha ley para la capital federal, epie han adoptado
leyes de registro para los derechos reales correspondientes a los in
muebles de sus respectivas jurisdicciones.
Lo que es m�s fuerte es que tanto la �eyx federal como las pro
vinciales, pueden atacadas por inconstitucionales : la primera
ser
porqu� no es una ley nacional sino local, siendo as� que, por con
templar materias civiles, al extremo de modificar el C�digo civil
Colmo, Oblig. �
T. I. 1S
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
242
es parte integrante de �ste y debe ser �nica para tocio el pa�s; las
segundas, porque invaden atribuciones federales, al pretender legis
lar sobre materia civil, que es del resorte exclusivo ele la Naci�n
puestos distintos : el c�digo, a las partes, por lo mismo que con rela
ci�n a terceros la ley org�nica de los tribunales, como posterior
que le es, lo ha derogado a tal respecto ; y la le3r, a los terceros. De
ah� que puedan ocurrir situaciones curiosas : A enajenar un derecho
real a X y luego a Z ; si X tiene tradici�n y ha inscripto antes que
Z, ser� propietario por el doble concepto, y as� frente a A y frente
a Z ; si X tiene tradici�n, y Z ha inscripto su derecho antes que �l,
viceversa; etc.
Por lo dem�s, hay que observar que por importantes eme sean
los servicios prestados por la ley del registro, ellos distan de ser
completos: esas prescripciones escondidas, esas nulidades ocultas,
etc., siempre permanecen amenazantes. V�ase este ejemplo, epie es de
vida corriente : A enviuda, por donde los bienes conyugales le perte
necen en condominio con la sucesi�n ele su
c�nyuge ; pero se simula
casado, y pocos d�as despu�s ele su viudez vende a X parte de esos
inmuebles, en virtud de su car�cter de administrador de la sociedad
conyugal, como si fuera casado (cosa que declaran los testigos y
hace constar el escribano) ; m�s tarde, los herederos del c�nyuge
premuerto descubren esa venta, y piden su nulidad, en raz�n de que
el c�nyuge sup�rstite no ha tenido capacidad para realizarla. Cal
& los inmuebles a que tales derechos se refieren. De ah� que no haga
otra cosa que ser una simple expresi�n resumida de los t�tulos res-
No es as� en otras
Law, 34), en cuya virtud las partes interesadas manifiestan que cons
tituyen tal o cual derecho real en estas o aquellas condiciones. De
ello se toma debida nota en ios respectivos registros, despu�s de ana
lizadas las correspondientes circunstancias (si el propietario es tal
la /
cuya virtud se quer�a marchar progresivamente, hacer entrar
instituci�n en la conciencia general, mostrar sus ventajas positivas,
hasta que llegase la oportunidad de hacerla obligatoria.
La instituci�n tom� cuerpo en casi todas las �provincias�
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N DETERMINADA 24�
nuestras epieela disipada poco menos cpie del todo), han redundado
en beneficio general.
Es cierto que existe el peligro inscripciones equivocadas
ele las
338. Iniciativa
de 1904. �
No, pues. El
registro de los derechos reales, y de todo
�cuanto entra�e sus efectos (los privilegos sobre inmuebles, etc.)
era una necesidad capital. Hoy no lo es
tanto, porque tenemos re
gistros. Pero hay no poco que andar todav�a. Ante todo, es precis�
coordinar los registros locales y el federal, para unificarlos en una
ley nacional, por lo mismo epie se trata de materia civil. Y ese re
gistro nacional y �nico debe entra�ar las ventajas posibles ele -los
registros reales. Sin perjuicio de que por ahora el registro obliga
torio sea personal, puede instituirse el registro voluntario
seg�n el
sistema Torrens, hasta que llegue la oportunidad ele generalizarlo
y hacerlo obligatorio, lo que exigir� largas d�cadas.
accidente, epie mal puede decidir contra el fondo del asunto, que
es lo �nico que debiera interesar es que la propiedad queda reco
�
la propiedad
se�elo por 30 � 10 a�os un inmueble ele otro, adquiere
due�o?
del mismo? �No hay all� un desapoderamiento del leg�timo
del respeto de la pro
�No hay all� un atentado contra el principio
Tan no hay nada de eso, que a nadie se le ha
ocurrido
piedad?
de prescripci�n.
tachar de inconstitucional el C�digo civil en materia
dentro
Lo mismo hace el sistema Torrens: garantiza la propiedad
como el c�digo ;
de las normas de fondo que estatuye, exactamente
la propiedad prescripta, aqu�l de
y as� como �ste declara perdida
se ha
clara perdida la propiedad inscripta a nombre de otro (que
se lla
hecho s.obre la base de publicaciones adecuadas, en las cuales
del
maba a los interesados para que impugnasen las pretensiones
al
interesado que quer�a su inscripci�n, y que adem�s deja acci�n
nada
perjudicado para reclamar da�os y perjuicios proporcionados ;
de lo cual ocurre en materia de prescripci�n).
340. Intereses que her�a. �
1". �
hip�tesis. �
Se ha hecho tra-
\ dici�n a un acre
Cosa mueble. edor.
f Concurren diver
Constituir o tra sos acreedores.
! ferir un derech :ho /
real. Se ha hecho tra-
i Inmueble.
[
'
dici�n a un
edor.
acre-
j� Concurren diver-
sos acreedores.
Efectos de las
obligaciones res / Se ha hecho tra-
pecto de terceros l dici�n a un acre-
r edor.
Cosa mueble.
diver-
) Concurren
sos acreedores.
[
Restituir una cosa
a su due�o. Se ha hecho tra
dici�n a un acre
edor.
Inmueble.
Concurren diver
sos acreedores.
a) Cosa
mueble. �
El art�cu
derecho real que persigue (hago constar que alg�n autor nacional
pretende, por razones bien confusas, que dicha acci�n real).
es
La segunda hip�tesis
est� contemplada en el art�culo 593 : Si la cosa fuere mueble, y con
curriesen diversos acreedores, a quienes el mismo deudor se hubie
se obligado a entregarla, sin haber hecho tradici�n a ninguno de
su
propiedad, epie supone una escritura p�blica en forma (art
1184, inc. 1").
Pero la disposici�n es demasiado
general. El mero tenedor de
un inmueble puede en m�s de un caso
transferir su
tenencia, y aun la
posesi�n, y hasta constituir derechos reales sobre el
de los l�mites de
mismo, dentro
facultades : art�culos 1583,
2870, 2980,' etc Lo
sus
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
254
SECCI�N 3a
I. Hacer. �
A. �
Ya he dicho
entenderse por obligaci�n de hacer : es aquella cuya prestaci�n con
siste en un hecho o acto que no entra�e ning�n dar, vale decir, que
no implique la transferencia de una cosa (n� 24), a menos que esa
Io Modo. �
352. Principio. �
El prin
cipio esencial de estas obligaciones est� en el art�culo 625: El obli
gado a hacer, o a prestar alg�n servicio, debe ejecutar el hecho en
(un) tiempo propio, y del modo en que fu� la intenci�n de las par
tes que el hecho se ejecutara (y en el modo en que las partes hayan
convenido). Si de otra manera lo hiciere, se tendr� por no hecho, o
podr� destruirse lo que fuese mal hecho.
Prescindamos de lo relativo al tiempo, que est� legislado m�s
en general en los art�culos 750 a 5, y limit�monos a lo del modo,
podr�a dejar sin efecto toda una edici�n; por raz�n de un simple
matiz en el color de la pintura, habr�a que repintar de nuevo todo
un
edificio; en virtud de la diferencia en mil�metros del filete de
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
256
tido indica que los defectos modales deben revestir cierto car�cter
y una relativa amplitud, para cpie puedan ser causa de la sanci�n
legal. Todo ser� cuesti�n de circunstancias, sobre la base de pericias
adecuadas. El criterio judicial debe tener al efecto en cuenta lo
cnie sea m�s o menos habitual, particularmente en aquellos casos
13|VII|917).
Por lo dem�s, en eso del modo entran no pocas cosas : el fin *
cpie ser excepcional, por lo mismo que entra�a algo como una nu
lidad (art, 1037), o la desaparici�n de un valor econ�mico que por
ser tal debe ser respetable.
2o. �
los jueces deber�n se�alarlo si no est� fijado por las partes (arg.
del art. 1635; C�m. civ. l!l en G. F 21 1 IX 1 917).
.,
3o. �
principios. �
Colmo, Oblig. �
T. I. 17
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
258
ele
posible aprobar la jurisprudencia, tan corriente entre nosotros,
ele obligaci�n de hacer no
que el incumplimiento imputable
una
B. Omisi�n imposible. �
Io. �
364. Principios. �
Seg�n
que
la violaci�n contenida en el hacer contrario al no hacer ele la obli
gaci�n, sea imputable o no, rigen los art�culos 633-4 o el art�culo
632, cuyos textos son como sigue : Si el hecho fuere ejecutado por
culpa del deudor, el acreedor tendr� derecho a (de) exigir que se
destruya lo que se hubiese hecho, o que se le autorice para eles-
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N DETERMINADA 261
deber� patentizar la eximente legal del casus (supra, nos 121-1 a).
2o Media la culpa del deudor.
�
no pod�a
la destrucci�n es imposible (un secreto industrial ha sido divul
expl�cito (el del art. 1145: �Si l'obligation esi de ne pas faire,
celui qui y contrevient doit les dommages et int�r�ts par le seul
fait de la coniraveniion �) : lo mismo pasa en otros c�digos, como el
suizo (art. 98, inc. 2o) y el brasile�o (art. 961). Creo, no obstante lo
.ambiguo de nuestro art�culo 624, que igual soluci�n corresponde entre
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
262
pl�cito al respecto, lo que no obsta a que tal mora deba ser admitida^.
por raz�n de que � si el deudor ejecuta lo que le est� prohibido, re
sulta de ello un incumplimiento, y no un retardo en el mismo �.
III. �
algunas citas respecto del derecho italiano : adde Chironi, Colpa con-
trattuale, 270 y ss., y Colpa exira-contrattuale, 435).
� Ser�a admisible entre nosotros ese sistema de las � astreintes � ?
pena dicha indemnizaci�n, mal puede serlo esa multa que viene a
reemplazarla y que importa toda una subrogaci�n real, que es de
perfecto derecho (infra, n� 646).
"
cap�tulo v
SECCI�N Ia
PRENOCIONES
A las obligaciones de
prestaciones ciertas se contraponen las no ciertas o indeterminadas.
Ya se ha visto m�s arriba (n� 302) dos cosasal respecto: Io la
gradaci�n que cabe en esa
indeterminaci�n, y que va de la obliga
ci�n facultativa a la de dar sumas de dinero, al trav�s de la pro
gresi�n de la alternativa, de la de g�nero limitado, de la de
g�nero y de la de cantidad, sin contar las complejidades progre
sivas y entremezcladas de una obligaci�n facultativa o alternativa
con prestaciones de dar y de hacer, de obligaciones gen�ricas com
puestas o ligadas a obligaciones alternativas o de cantidad, etc.;
2o la falta metodol�gica en
que ha incurrido el c�digo, que comienza
por las de g�nero, sigue con las de cantidad y las de dar sumas de
dinero, para terminar con las alternativas y las facultativas (las
de g�nero limitado se encuentran como perdidas en un
precepto
incidental, el del art. 893), casi en orden inverso al que habr�a co
rrespondido.
369. La prestaci�n debe ser determinable. �
Tal indetermina
ci�n es relativa. La prestaci�n es siempre determinable, mediante lo
que se llama elecci�n, opci�n individualizaci�n de la prestaci�n.
o
Lo que conviene
apuntar es que la determinaci�n
indispensable es en todos los casos.
solo como en un
entregar � eucaliptos �, que podr�a resolverse
en uno
convenida
mill�n (salvo, claro est�, cuando la cantidad hubiera sido
a�o dado,
t�citamente : se estipula la entrega de eucaliptos para un
pero existen antecedentes de que
en
sin especificarse la cantidad,
cada uno de los a�os anteriores se trataba de unos 5000 eucaliptos;
o bien est� sobreentendido que se
trata de los eucaliptos destinados
estancia formar el arbolado de una
a poblar el casco de una o a
SECCI�N 2a
OBLIGACI�N FACULTATIVA
371. Comencemos, �
que la ordinaria.
Quiero advertir que en el caso del art�culo 2779 prefiero ver, mal-
grado lo literal de sus t�rminos, un derecho �nico, con otro subsi
diario, antes que un derecho alternativo. He dado las razones en
mi recordado trabajo Reivindicaci�n contra terceros (Revista jur�
dica, 1917, 32 y ss.) : de otra suerte, y no obstante esa literalidad,
se desvirtuar�a el esp�ritu del c�digo, que por sobre tocio quiere la
cipio de fondo del art�culo 644 dimanan casi todos los preceptos
en obligaci�n est� legislada.
epie la
Desde luego, el del art�culo 646 : El acreedor de una obligaci�n
principal.
377'. Observaciones diversas. �
cepto del art�culo 649, se alude a la. imposibilidad f�sica (la cosa se
pierde o se destruye o inutiliza) como a la legal (la cosa es puesta
fuera del comercio, por ejemplo en virtud de una ley que estanque
la correspondiente mercader�a, o que prohiba transacciones a su
respecto).
Luego, en materia de deterioro de la prestaci�n principal (siem
pre que, claro est�, dicha prestaci�n sea relativa a una cosa), lo pro
pio que en punto a p�rdida parcial, habr� que estar a los principios
generales del art�culo 580 y siguientes, por lo mismo que nada se
ha dispuesto aqu� en contrario.
En seguida, que la obligaci�n accesoria no influye sobre la
tes
de una obligaci�n que dimane de un acto gratuito (donaci�n,
los
tamento, etc.), caso en el cual no se responde en principio por
da�os e intereses meramente utilitarios gananciales, por lo mismo
o
�
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
270
SECCI�N 3a
I. Prenociones. �
A. �
y formas.
380. M�s usual
Concepto �
la�o dos de las siguientes cosas: un terreno ele tal extensi�n y ubi
caci�n, o una casa en tal calle y n�mero, o la suma de 20.000 $, o
una renta vitalicia ele 200 $ mensuales, o mi biblioteca � ; o bien, to
los caballos A y B mi biblioteca � o bien � la construc
dav�a, � o ;
me debe
ci�n de una casa y el usufructo de un campo, o el cr�dito que
puede caber no ya entre dos prestaciones tan s�lo, sino entre tres o diez
o cincuenta. Adem�s, no es forzoso que el pago deba ser hecho
con ^
hecho con dos o m�s, siempre que haya c�mo elegir, esto es, siempre
eme exista la correspondiente alternativa. Ni tampoco es menester
una puede ser
que las prestaciones sean ele igual naturaleza, pues ^
de dar (cosa cierta, gen�rica, cuantitativa, etc.) y otra puede estri
bar en hacer o no hacer. Y ni siquiera es indispensable que la alter
nativa s�lo exista entre dos o m�s prestaciones, pues tambi�n es
concebible en las simples modalidades obligatorias : � lego 100 $ que
mi heredero puede pagar el a�o 1918 o el a�o 1919 � ; o bien, � me
reservo el derecho de pagar esta obligaci�n en Buenos Aires o en
una sola de tales prestaciones, pues bien puede ocurrir que deba re
que entre las prestaciones pueden caber todas las especies: ele dar
cosas ciertas o
cantidades, de hacer, ele no hacer, etc. S�lo hay una
limitaci�n al respecto: las prestaciones deben ser �independientes y
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
272
l�neas fijas ele separaci�n. De ah� que no sea posible decir d�nde ^
,/
l empieza la de g�nero o donde concluye la alternativa. Esta es tanto
m�s t�pica cuanto m�s heterog�neas sean sus prestaciones. La de
g�nero es tanto m�s pr�stina cuanto m�s homogeneidad exista entre
los individuos del mismo (cons. Crescenzio y Ferrini, 217).
382. Con la facultativa. Algo muy an�logo hay que decir
�
Colmo, Oblig. �
T. I. �
�
18
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
274
procesal para la Capital y los territorios, los art�culos 216, 469, 726,
1232 y siguientes, etc., del C�digo de comercio, el del art�culo 49 ele
la ley 4349 sobre jubilaciones y pensiones, el del art�culo 27 de la
ley 9521 sobre warrants, los de los art�culos 15-7 de la ley 9688 sobre
accidentes del trabajo, etc.
Haj" que tener cuidado, sin embargo. En m�s de un caso el c�
digo precept�a alternativamente s�lo en la forma.
T�mese, por ejemplo, el art�culo 630. Si se lo mira aisladamente,
el acreedor de una incumplida obligaci�n de hacer, puede, cuando el
hecho es ejecutable por un tercero, o pedir esta ejecuci�n o reclamar
da�os e intereses. Tal piensa, en el fondo, Bevilaqua (C�digo civil
commentado, IV, 24-5) a prop�sito del an�logo art�culo 880 del c�digo
,
a prop�sito (n�
186), que no es �ste el criterio corriente.
En el art�culo 1837 hay tambi�n una obligaci�n facultativa, en
cuanto el donatario con cargo puede substituir la obligaci�n �nica
jenado.
D. �
Conviene no confundir
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA
275
misma
circunstancia, de que todas las prestaciones sean debidas o
est�n m
obligatione, tiene otra consecuencia-, entre esas
prestaciones
viene a establecerse solidaridad real u objetiva, que tiene con
una
prestaciones. En ambas hay una elecci�n. En las dos, una vez prac
ticada esa elecci�n definitiva, la conjunci�n desaparece.
Tal es el concepto de la solidaridad real, que un autor alem�n,.
388.
Principios. La teor�a d�
�
U'ZI
a �T
soluci�n indicada,
i
la que ha prevalecido en
que es
tal sentido, en
nuestra inris
Prudencia (C�m. civ. T en R.
L.J., IX, 863, y en J. A., I 60) y
neg� en reuniones plenarias ele las
dos c�maras civiles n
dos oca
�iones distintas y repetidas (G. F., 21IIVI917 / A Jo? ?
hesitacionel
v TT
** de algunas
y
^M^L^^^
DE LAS obligaciones en si mismas
278
�poca de la guerra.
Pero tal circunstancia no pod�a ser decisiva. Lo cierto es que
el deudor pagaba el total de su obligaci�n, entregando los 500.000
francos acleudados. Si �stos ten�an menor poder adquisitivo por
raz�n de su depreciaci�n, ello ser�a as� en Europa, donde son mo
neda, y no en nuestro pa�s, donde no hay m�s moneda que la de-
nuestras leyes.
Es verdad que se quiso por dichos acreedores hacer derivar la
soluci�n en otro sentido : toda obligaci�n a oro puede ser satisfecha
en moneda nacional (art. 11 de la ley de moneda). Pero no se tenia
obligaci�n.
Del punto de vista de los principios no cabe discusi�n. Ahora,
con que debemos tratar al capital ex
que ello implique el cuidado
tranjero, etc., es asunto de otro orden, y que no juega inmediata
mente en aparte de que, ante todo, debemos cuidar nuestras
el caso,
extranjera) .
B. Si el deudor elige. �
ellos puede prestarse, y el uno ha dejado de serlo por culpa del deu
dor, �ste tiene la obligaci�n de entregar el valor del �ltimo que hu
biese dejado de poder ser prestado (art. 639 : cons. C�m. civ., 164, 29).
En verdad que la disposici�n est� lejos ele hallarse bien redac
tada : se trabuca prestaci�n por objeto (que supone cosa material, y
que excluye las prestaciones que estriben en hacer o en no hacer),
y se establece unas concordancias o correlaciones ele lo m�s raras.
de las obligaciones en si mismas
2go
mero ele los dos preceptos del art�culo 641, y el acreedor podr�a pedir
A. Concepto.
395. Doctrinas corrientes.
�
�
una serie m�s o menos encontrada de principios aplicables. Desde
podr�a ser hecha sin conocimiento del acreedor, por donde podr�a
caber la impugnaci�n de �ste y el pleito consiguiente ; fuera de ello,
no se encontrar� en el c�digo (ni, en general, en el derecho compa
de riguroso principio (arg. del art. 1197 y de los art. 898 y 1040).
Tal soluci�n puede ser apoyada en varias circunstancias. La
nota al art�culo 637, al excluir la declaraci�n verbal, parece referirse
a una simple manifestaci�n de voluntad no
dirigida al acreedor, o
todav�a no recibida por �ste, �nica retractable seg�n los principios
(art. 875, 1150, etc.). Freitas, que tanto ha contado en nuestro c�
digo, dispone en el inciso Io de su art�culo 912, que la elecci�n del
deudor debe ser hecha � con conocimiento del acreedor � (la ele �ste,
en su caso, supone el conocimiento del
deudor, pues no se la concibe
sino manifestada al mismo) ; en el art�culo 922, en materia de obli
gaciones cuantitativas, estatuye que las cantidades quedan indivi
dualizadas � despu�s que fuesen contadas, pesadas o medidas por el
acreedor, o con su intervenci�n o aprobaci�n � ; y en el art�culo 957,
inciso 5o, al hablar ele la elecci�n en materia de obligaciones alterna
tivas, tiene una referencia expresa al citado art�culo 912, inciso 2�,
que especifica el concepto de la elecci�n en punto a obligaciones.
gen�ricas. Finalmente, nuestro art�culo 609 (parcialmente repetido
en el art.
1342), no deja lugar a dudas: si las cantidades quedan in
dividualizadas cuando son contadas, pesadas o medidas por ei aeree-
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
284
cabo ele la situaci�n que as� se crea con la prestaci�n espec�fica que
habr� ele servir para satisfacer su cr�dito; y el texto del art�culo
expresamente refiere la obligaci�n alternativa, al hablar
672, que se a
a la cosa adqui
yan conocido la obligaci�n del deudor con respecto
rida (art. 592 y ss.).
C �
a�os en juego.
Por lo dem�s, ello ser� as� cuando nada en contrario resulte
de las circunstancias, cosa que tendr�a que demostrarse
por quien
pretendiera un r�gimen distinto del establecido en el precepto del
art�culo 640, que viene a entra�ar toda una
presunci�n. Cabe ver
el supuesto en situaciones parecidas a la del art�culo 3772:
cuando,
por ejemplo, se disponga por el testador que lega durante diez a�os
la renta de tal casa o campo o una suma
mensual, para que sean
entregadas al legatario al cabo de ese plazo, no es posible ver all�
prestaciones anuales o mensuales, sino una prestaci�n �nica, en que
no proceder�a
aquel juego independiente.
SECCI�N 4a
OBLIGACI�N DE GENEBO
I. Caracterizaci�n. 400.
�
Principios.
Henos ya en la obli
�
cie) con respecto a los g�neros ulteriores en que est� contenida. Por
eso hay g�neros m�s amplios o m�s extensos que otros. He aqu� un
viene a ser
ple libro, que ser�a al respecto el g�nero supremo, si bien
especie de objeto o de cosa, que, a su turno, son algo.
Y as� como antes hemos hallado que no era posible distin
que agregar a lo dicho (n� 395 y ss.), acerca de lo que tal concepto
entra�a pr�cticamente.
S�lo hay que apuntar los dos preceptos del c�digo que regulan
su ejercicio. Son los de los art�culos 601-2 : Si la obligaci�n que se
A. Antes de la elecci�n. �
403. Regla. ��
T. I. lq
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
290
SECCI�N 5a
OBLIGACI�N DE CANTIDAD
I. �
407. Caracterizaci�n. �
comprador extranjero.
II. Efectos. �
A. �
408. Antes de individualizada. �
Sus
604
efectos antes de la elecci�n est�n determinados en el art�culo
visto en materia ele
.
todo caso, el precepto del art�culo 607 puede ser aplicado al res
el d,eudor debe
pecto. Al disponerse en �l que en estas obligaciones,
dar, en lugeir y tiempo propio, una cantidad correspondiente al ob
jeto de la obligaci�n, de la misma especie y calidad, cabe entender
epie se refiere al citado principio, en el
sentido ele que mientras no
-est� individualizada la prestaci�n, mientras la elecci�n correspon
diente no haya sido practicada, el deudor no puede liberarse de la
obligaci�n alegando p�rdidas en la especie debida, por lo misino que
la especie es, de ordinario, inextinguible, por donde siempre deber�
dar la � cantidad correspondiente al objeto de la obligaci�n �.
B. Despu�s de individualizada. �
1" Elecci�n. �
409. En
qu� consiste. �
obligaci�n de g�nero, pero el precepto del art�culo 609, que dice que
con la elecci�n las cantidades quedar�n � individualizadas �, no
411..
Supuestos legales. Distingamos con el c�digo, seg�n eme la obli
�
o los
El c�digo silencia la por donde habr� que aplicar:
hip�tesis,
el c�digo est�
principios ele los art�culos 578-80 ; o los principios que
en los art�culos
consagrando en este cap�tulo, como se ha visto ya
Me
�10-2 y en los relativos a obligaciones alternativas y gen�ricas.
me
�quedo con primera interpretaci�n, no precisamente porque
la
limite a aceptar el imperio exclusivo de los principios generales,
como los de dichos art�culos 578-80,
sino porque la contraria inter
de
pretaci�n no contar�a en su favor ni con preceptos excepcionales
est�
car�cter an�logo: lo de la equivalencia de los art�culos 579-81
limitado supuestos de culpa; y en supuestos en que no haya
a los
3� Obligaci�n de restituir. �
Esos
mismos supuestos tenemos en las otras obligaciones de restituir
una cantidad recibida.
Elprimero est� legislado en el art�culo 613 : Si la obligaci�n-'.
tuviese por fin restituir cantidades recibidas, y la cantidad estuviese-
ya individualizada) y se perdiese o deteriorase en el todo por culpen.
del deudor, el acreedor tendr� derecho para exigir otra igual canti
dad (cantidad igual) de la misma especie y calidad (,) con los perjui
cios e intereses, o su valor con los perjuicios e intereses.
El segundo lo est� en el art�culo 615 : Si se perdiese o se dete
riorase s�lo en parte por culpa del deudor, el acreedor tendr� de
recho para exigir la entrega de la cantidad restante no deteriorada^
y (de) la correspondiente a la que faltare o estuviere deteriorada,..
con los perjuicios e intereses, o para exigir la entrega ele la canti
ser un comodatario o
cualquier otro usuario gratuito, por donde es
dable imaginar en su contra una responsabilidad m�s fuerte.
III. 41 5. Cr�tica de la metodolog�a y el casuismo legales.
�
�
ser devuelta, con da�os e intereses. M�s: la similitud entre las obli
gaciones alternativas y las de g�nero y de cantidad es tan saltante que
bien se habr�a podido legislar el conjunto de las mismas en disposi
ciones comunes, como se hace en los modernos c�digos alem�n y suizo
(no as� en el brasile�o, a cuyo respecto ha perdurado no poco el auto-
brizado ejemplo de Freitas) ; sin perjuicio de disponerse lo conducente
en las situaciones excepcionales en que (como en las del valor co
SECCI�N 6a
OBLIGACI�N DE DINERO
I. Prenociones. �
416. Su importancia. �
Es esta la obliga
ci�n m�s frecuente, no s�lo porque es tan com�n en los
pr�stamos
(simples, prendarios, hipotecarios, etc.), sino tambi�n porque entra
en todas las operaciones del contrato de cambio (letras, pagar�s,
etc.), porque es el eje del movimiento bancario (descuentos, che
ques, etc.), y porque se la encuentra como contraprestaci�n obligada
en todos los contratos onerosos, cuyo precio es siempre en dinero
el dinero puede
de laobligaci�n de dar cantidades de cosas, aunque
cosa sino por su car�cter representativo,
no ser propiamente una
con el papel moneda y con
la
como ocurre con la moneda ele papel,
al portador,
moneda fiduciaria, y con mayor raz�n que los t�tulos
un t�tulo al portador por excelencia.
pues ese dinero es
Lo es en doble sentido. Primero principios no
en cuanto los
ser�n apli
derogados de la obligaci�n gen�rica, que la comprende,
la disposici�n
cables en subsidio, seg�n, es de buen sentido. De ah�
del art�culo 616: Es aplicable a las obligaciones de dar sumas de
dar cosas
dinero (,) lo que se ha dispuesto sobre las obligaciones de
canti
inciertas no fungibles, s�lo determinadas por su especie (y
de cosas no indivi
dad), y sobre las obligaciones de dar cantidades
dualizadas. Despu�s, en cuanto puede ser espec�ficamente una obli
la
gaci�n de dar cantidades de cosas, cuando se haya estipulado
lo mismo
entrega de un dinero particular sin curso en el pa�s, por
dinero viene ser menos un valor que una merca
que entonces ese a
A. �
Lo pro �
valor que mide, como ocurre con la moneda llamada met�lica por
antonomasia, que en oro o en plata contiene tal valor. Ambas fun
ciones obedecen a un acuerdo m�s o menos t�cito, en cuya virtud
todos reconocen esos t�tulos al dinero, por donde cualquiera que lo
419. Met�lica. �
En cuanto a la
substancia del dinero, o sea, la materialidad del mismo, ha habido
variaciones. En general se ha recurrido a las cosas que todos nece
sitan o desean, por lo mismo que la opini�n com�n sobre su valor
las hac�a as� intercambiables: la sal (de ah� salario), las ovejas (pe
cunia-, de ah� valor pecuniario; v. Ihering, Esprit du droit romain,
I, 13, n. 69), etc., fueron las moiieclas m�s primitivas. Cuando el
intercambio se hizo m�s intenso y extenso, fu� preciso recurrir a
monedas m�s transportables, y que por eso implicasen fuertes va
lores en vol�menes reducidos. Se ech� as� mano de los metales:
hierro, bronce los
romanos), etc., hasta que se lleg� a la plata
(como
y al oro, que entra�an en fuerte proporci�n las dos condiciones in
dicadas, adem�s de resultar tan maleables, tan fraccionables, tan
poco oxidables y tan duraderos. Al fin se ha concluido en casi todos
los pa�ses por centralizar el dinero en el oro, por ser el metal que
mejor se presta en aquellos sentidos, y ya que el juego de un doble
patr�n monetario introduc�a perturbaciones en los valores corrien
tes de las cosas, cuando las alteraciones de valor que sufr�an la
plata y el oro no resultaban concordantes (cons. Schoenberg, Scienza
delle finanze, italiana, III, 35 y ss. ; Schmoller, Prin
trad.
cipes d'�conomie politique, III, 141 y ss. ; Gide, Principes, lib. I i,
cap. II a IV, y Cours, 335 y ss. ; AVolowski, Vor et l'arejent,
ap�ndice, 101 y ss. ; Stanley Jevons, La monnaie, cap. III, VII,
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA 299 .
efectivo.
III. Doctrinas sobre el valor de una suma de dinero.
�
A. �
mica tiene leyes propias muy superiores a todas las leyes de los
gobiernos. Se las tomar� por su valor escrito, pero se aumentar�
plata, por ser la �nica cpie tiene ese valor ; al paso que la del valor /.
nominal puede caber con relaci�n tambi�n, indirecta, a la moneda
de papel) ser�a poco pr�ctica. Es casi imposible determinar ese
valor, que depende del desgaste sufrido por la moneda con el uso,
de la cantidad de cobre (la tolerancia legal: art. 2o de nuestra ley
monetaria) que entre en la aleaci�n, etc. Adem�s, complica el asunto
en el supuesto de que una deuda en oro debiera ser convertida en .
425. Su justificaci�n. �
Queda, as�,
la soluci�n del valor corriente, que me parece la �nica sostenible.
Una moneda tiene otro valor que el que le reconoce la confianza^
no
p�blica. Una moneda no tiene m�s valor que el que ella misma con
sigue imponer, conjunto de factores econ�micos
y que resulta del
que trasuntan el estado del pa�s correspondiente. Es el valor de
hecho, es el valor de la realidad. Y el derecho cumple su misi�n
cuando procura interpretar esa realidad y cuando logra dar forma
a la ense�anza experimental e insubstituible de los hechos, m�xime si
contrar en esta
soluci�n, es la de la relativa inestabilidad de
ese .
val�a
val�a 25 centavos oro de nuestra moneda, al paso que s�lo
20 centavos el d�a en que debi� hacerse el pago; o bien, alguien
�stos
recibe un pr�stamo hipotecario de 100.000 francos, cuando
val�an 20 centavos cada uno, mientras que su valor ha aumen
oro
nacional � la
argentina, prefijada por nuestras leyes (n� 1130, �
es
3321, 3505, 3871, etc.), pues cualquier moneda extranjera, que antes
tuvo curso legal entre nosotros, ha dejado de poseer virtud chan-
celatoria y de ser � moneda �, por raz�n de haberse cumplido con
exceso, desde hace mucho, el requisito del art�culo 7o de la primera
de las citadas leyes (que el pa�s tuviera acu�ados 8 millones de
pesos oro y 4 millones de' pesos plata).
En segundo lugar, se acuerda al deudor el derecho alternativo,
23, 483 ; 29, 298 ; 37, 70 ; 52, 234 ; 60, 158 ; 74, 197 ; C�m. civ., 44,
24; 62, 114; 65, 382; 68, 120; 162, 72).
428. Concepto legal del valor corriente. Pero hay que en- �
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA 305
habla del valor ele cambio � que corra � en dicho momento y lugar,
vale decir, el valor de cotizaci�n, el valor burs�til, que muda
d�a
T. I 20
306 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
c�digo, rige no s�lo con relaci�n a la moneda hoc sensu de las leyes
citadas. Tambi�n aplicar� se cualquier a chancelatorio otro medio
tar los de casi todos los pa�ses americanos, a los cuales.se agrega el
m�s reciente del c�digo civil brasile�o (art. 1062), as� como el del
c�digo civil de Venezuela (art, 1820), que han fijado un inter�s
legal. De ah� que m�s de una vez se haya presentado proyectos le
gislativos en este sentido (apunto epie una ley ele Indias, IX, 6o, .61,
lo fijaba en el 5 % anual contra los � cargadores � de estas re
giones).
La verdad es cpie tales proyectos han respondido menos al deseo
de consagrar un inter�s legal cpie al de fulminar el inter�s usurario,
pues las dos cosas no son fatalmente correlativas, en raz�n del posi
tivo abuso que de este �ltimo se hace entre nosotros. Los medios
al efecto excogitados son m�s o menos dif�ciles deaplicar. Se echa
mano de tantas sutilezas yr argucias, que es casi imposible descubrir
'el pr�stamo usurario en el simulado pacto de retroventa o en la
aumentada suma del pr�stamo a ser restituido. De ah� epie lo que
m�s se requiera en el caso no sean disposiciones legales abundosas
y aparatosas, pueden resultar frustr�neas en la pr�ctica, sino
que
tino jurisprudencial que sepa distinguir entre lo cpie es l�cito o
moral y lo que no lo es. Por eso cabe alabar la jurisprudencia a cpie
ya he aludido (n� 176), que, no obstante la falta legal de la fulmi
naci�n usuraria, ha llegado a condenarla, so pretexto ele envolver
una causa deshonesta que las leyes castigan (art. 502; en un fallo
buenas1" costumbres, aquellos actos en que abusando una ele las par
tes de su superioridad respecto ele la otra, o por raz�n de situaci�n
Io. �
El
art�culo 622 contempla la deuda ele intereses : El deudor morosa
2o Aplicaciones jurisprudenciales. ��
i
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA 3Q9
l
S. C, 9, 339; etc.; C�m. civ., 59, 80; 74, 342; 89, 196; 107, 241;
116, 360; 144, 423; C�m. civ. Ia en J. T., V|912, 136, en G. F .,
XI|917, 116 y 162, y XII|917, 306, y en J. A., II, 38, y III, 212.
Como se sabe, no es as� en derecho comercial : art. 561 ; C�m. com.
en G. F., XII|917, 333.
Puede ello ser discutido ante los principios. As� como sostendr�
m�s adelante (n� 786) que un cr�dito no deja de ser cr�dito porque
no est� liquidado, y debiera ser compensable, as� sostengo crue la
mara civ., 82, 395; 96, 292; 97, 278; 100, 388; 135, 191; 171, 230:
.173, 144; etc.
Lo mismo digo de la obligaci�n para cuando el deudor
mejore
de fortuna (pueda pagar, tenga
bienes, etc.). Los intereses no, co
rren mientras la deuda no sea
exigible. Y no lo es hasta cuando no
-se haya fijado el
plazo para el pago, y a partir del vencimiento de
-�ste (art. 620 y 752). M�s a�n: no ser�n debidos desde
que el deu
dor mejore de fortuna, como se dice en
alg�n fallo (S. C, 22, 385),
sino desde que el deudor est� en
mora, mediante la debida inter
pelaci�n.
433. Implican la mora. �
A C, 93, 113; 99, 365; en G. F., 16�II|917 ; en J. A., III, 13- etc �
ya por las partes }~a por la ley (a este �ltimo respecto se tiene el
caso del art�culo 737 del c�digo mercantil, que hace correr los inte
C�m. civ. Ia en 3. A., II, 759 (la cual 3Ta hab�a aceptado el principio
en alg�n fallo anterior: R. L. 3., V, 366), de conformidad con el ar
mo (pie el acreedor
exige la devoluci�n del capital prestado (S. G.r
89, 45).
C. Anatocismo. 436. Principio prohibitivo.
�
El art�culo �
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA 311
breves (cada tres meses, cada mes, etc.). Todo el mundo sabe c�mo
una .suma con intereses as� capitalizados (vale decir, acumulados
al capital al fin de cada per�odo, para convertirse en capital y pro
ducir a su turno, con el capital primitivo, nuevos intereses), se
duplica, triplica, etc., en t�rminos nada extensos y cada vez mucho
m�s reducidos. De consiguiente, el deudor epie admite tal capitali
zaci�n ha celebrado un contrato poco menos que ruinoso. Y ello
en 3.
A., U, 265 ; C�m. civ. Ia en 3. A., III, 213.
437. Excepciones del principio. S�lo dos
hip�tesis
en
�
es
admitido el anatocismo: en el de la convenci�n a
posteriori, y en
el de una deuda con intereses judicialmente liquidada"-"
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
312
de que el acreedor nada diga sobre los intereses que le son debidos,
hace suponer o que le han sido ya satisfechos o que renuncia a ellos.
Todo sin perjuicio de lo que en contrario pueda resultar de las
convenciones entre las partes. Lo que cabe apuntar es que el acree
dor no podr�a pretender la prueba de que ni le han sido abonados
los intereses ni de que ha renunciado a su cobro, como pretendiendo
desvirtuar el imperio del art�culo 624. En �ste no dice que se
se
Las disposi �
que se contempla con m�s generalidad y con mejor tino en los cap�
tulos II y III del t�tulo Del pago.
Lo relativo al lugar est� legislado en los dos �ltimos incisos
del art�culo 618 : Si no estuviere
designado el lugar en que se ha
de cumplir la obligaci�n, ella debe cumplirse en el lugar en que se
ha contra�do. En cualquier otro caso la entrega de la suma de di
nero debe hacerse en el lugar del domicilio del deudor al
tiempo
del vencimiento de la obligaci�n.
Basta comparar estas disposiciones con su fuente (Savigny,
Obligations, II, 128) y con las del art�culo 747, para alcanzar sus
fallas. Dice el c�digo que si no se designa lugar, la obligaci�n ser�
pagada en el lugar en que se ha contra�do, y que � en cualquier otro
caso� lo ser� en el domicilio del deudor: es
imposible concebir ese
�otro caso�, ya que la primera hip�tesis (de no haberse
fijado lu
gar) abarca todos los casos posibles, y ya que la �nica hip�tesis
contraria (la de haberse designado lugar por las partes) no
puede
ser comprendida en la
disposici�n legal, por lo mismo que es de
autonom�a individual, que prevalece sobre Cualquier ley o
c�digo
(art. 1197). Lo cpie se ha querido decir es otra cosa: la obligaci�n
de entregar una suma de dinero
que sea la contraprestaci�n de un
cuerpo cierto que debe ser entregado en lugar preciso, debe ser
cumplida en el lugar de la entrega de esa contraprestaci�n, pues se
trata de un acto que � se liga por su naturaleza a un
lugar deter
minado en el espacio �, como dice Savigny. Es lo
que resulta del
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
314
Lo relativo al tiem
ley : que el- deudor pueda pagar, tenga medios, mejore de fortuna,
est� en condiciones de pagar, obtenga tal o cual herencia o ganan
cia, etc., siempre que, claro est�, haya transcurrido un plazo pru
dencial, como para suponerlo t�citamente convenido, dentro del
cual el deudor ha � podido � o � debido � mejorar de fortuna o rea
lizar la ganancia que esperaba, pues de otra suerte el deudor podr�a
prorrogar a su arbitrio y m�s o menos indefinidamente dicho ter-
OBLIGACIONES DE PRESTACI�N INDETERMINADA 315.
ser
Tambi�n hay que hacer constar acerca de estos dos preceptos, sobre
todo acerca primero, que nuestra jurisprudencia ha oscilado
del
62, 303; 70, 56; 82, 64; 101, 167; 130, 122; 161, 328;" 171, 160, etc.).
Y m�s de una vez ha admitido que la acci�n ejecutiva es posible,
mediante el previo reconocimiento : todo se reduce a precisar el t�r
mino, y a intimar luego (y aun al propio tiempo: C�m. civ. Ia en R.
L. 3., IV, 519) al deudor para que pague; con lo cual, transcurrido
in�tilmente el t�rmino fijado, se libra mandamiento de embargo como
en los casos comunes: C�m. civ., 145, 190 (se trataba tan s�lo de
citar al deudor para que reconociera su firma) ; 154, 372 y 434. Y
no tengo por qu� observar que esta �ltima jurisprudencia es la ade
CAP�TULO vi
SECCI�N Ia
PRENOCIONES
'
ser, con relaci�n a los sujetos, simples o compuestas, seg�n (pie los
sujetos sean lo uno o lo otro, exactamente como pasa en las obliga
ciones con relaci�n a la prestaci�n.
Hasta ahora hemos supuesto la obligaci�n simple o*iucompleja,
que tiene s�lo un deudor y un acreedor.
El supuesto complejo que vamos a contemplar, se diversifica
en varias formas.
Puede haber disjunci�n o conjunci�n entre los sujetos, y tal
disjunci�n o conjunci�n puede existir del laclo ele los deudores, o
del ele los acreedores, o de ambos a la vez.
La conjunci�n o mancomunaci�n puede ser com�n o solielarui,
seg�n que el derecho (o la obligaci�n, en su caso) pueda ser exigido
en su totalidad o s�lo en parte por los acreedores o contra los deu
dores. Es lo que se dispone en el art�culo 690, si bien no en toda la
plenitud de lo dicho : La obligaci�n que tiene m�s de un acreedor o
OBLIGACIONES DE SUJETO COMPLEJO O M�LTIPLE ^\J
/ Activamente i
) Pasivamente ) Prestaci�n divisible
Disjunta j Activay pa- ) Prestaci�n indivisible
sivamente I
. .
\ t Prestaci�n di-
Obligaci�n com- ) �
, ,
\ v;sjbie
re�a- \ l Activamente / Com�nmente i
pleja con prestaci�n in
don a los suje- I ) \) ( divisible
*
/
) )i c i!�j�
-
Solidaria-
�
{V Prestaci�n
�, -Ku
di-
( Activa y
sivamente
pa-
\
mente
/
potaci�n
divisible
in-
v
visible.
Obligaci�n mancomunada activamente : A debe 100 $ a X y Z.
(o bien a X, Y y Z, pues los acreedores, como los deudores en su
caso, pueden ser, lo propio que en las obligaciones disjuntas, dos,.
tres, diez, etc.). Obligaci�n mancomunada pasivamente: A, B y G
deben 100 $ a X. Obligaci�n mancomunada activa y pasivamente:.
ii/B deben 100 $ X y Z. En cada uno de esos tres supuestos,.
a
En general, los
precedentes supuestos entra�an una situaci�n af�n con otra que ya
conocemos. As� la
prestaci�n,
como mediante la cual
una obligaci�n
SECCI�N 2:l
OBLIGACI�N DISJUNTA
(cpie debe 100 $ aA, con lo cual se extinguen all� dos obligaciones:
la de A para con B, y la de X para con A). Y es m�s com�n, sobre
todo en derecho contempor�neo, la faz activa : A es tenedor de ac
tiendo las soluciones, pues cree, y con raz�n, que todo es asunto de
la
general, y salvo esas circunstancias, cpie habr�a que acreditar,
obligaci�n dis junta es una obligaci�n solidaria, pues tiene todos
sus
-Colmo. Oblig. �
T. I. 21
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
322
SECCI�N 3"
MANCOMUNACIOlSr SIMPLE
ART�CULO 1
PRESTACI�N DIVISIBLE
I. Prenociones. �
451. Observaciones
metodol�gicas. En �
los dispositivos legales, sino cpie pueden dar pie para interpretaciones
encontradas, ya que m�s ele una vez, como se ver�, se cpiiere
legislar un mismo punto mediante preceptos no del todo concordantes.
JjJt sic ele coeteris.
452. Concepto. �
mente divisible. Es lo -que pasa con todas las cosas fungibles, como-
son �sas, y como no ser�an los terrenos o casas, que tambi�n pueden
uno de �stos puede reclamar contra el deudor dos libros. Pero esto
ser� as� materia sucesoria cuando la herencia haya sido dividida
en
chos, no hay m�s regla que la del art�culo 670 : Las obligaciones de
hacer son divisibles cuando tienen por objeto (la prestaci�n d�)
hechos determinados solamente por un cierto n�mero de d�as de
trabajo, o cuando consisten en un traba jo, dado, seg�n determinadas
medidas expresadas obligaci�n (en el contrato), como la cons
en la
trucci�n de un muro estipulada por metros; pero cuando la cons
trucci�n de una obra no es por medida, la obligaci�n es indivisible.
Vale decir, que esta larga y mal construida disposici�n significa
�que la obligaci�n de hacer ser� divisible ^cuando la prestaci�n sea
determinable cuantitativamente, lo mismoque la de dar en su caso :
tales ser�an las de servir como dom�stico, dar lecciones de ingl�s
�o de matem�ticas, cavar tierra, cortar le�a, etc., que no tienen
obligado para con cada uno de. los herederos del mismo en la
parte respectiva, para cortar lo correspondiente del bosque, des
montar el terreno, etc. No cabe decir lo propio con relaci�n al
servicio dom�stico o a las aludidas ense�anzas, no porque las pres
taciones respectivas no sean sino por otras razones aje
divisibles,
nas a ello : lo personal del v�nculo hace que la relaci�n jur�dica
se acabe con el fallecimiento del acreedor, pues al deudor no le
puede ser indiferente servir o ense�ar a uno como a dos o tres,
'
que quiere decir que para el c�digo no hay regla fija como en los
anteriores supuestos. Sin embargo, nada habr�a costado seguir
el eriterio.de los art�culos 669-70, y decir que ser� divisible cuando
tambi�n se determine cuantitativamente: las obligaciones de no
DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
326
supuesto que pudo ser omitido sin dificultad: Las obligaciones alter
nativas que tienen por objeto prestaciones de naturaleza opuesta, no
son consideradas como divisibles o indivisibles sino despu�s de la-
'
sulten divisibles. No hay sino que dar un paso para sentar la regla
concordante con relaci�n a cada una de las especies de obliga
ciones : obligaciones ele dar, de hacer o de no hacer son divisi
las
bles. Apenas si cabr�a oponer la disposici�n del art�culo 680, que
parece haber consagrado la norma opuesta con relaci�n a la obli
gaci�n de hacer, pero que siempre cabe subordinar a las normas
m�s amplias de los art�culos 667 y 691, sobre todo, si se tiene en
cuenta el extremado casuismo de los art�culos 679-81-3 (este �ltimo
se halla contradicho, y con m�s exactitud, en otros preceptos, como
459. Principios.
�
El �
munada (,) una cosa divisible, cada uno de los deudores est� obli
gado solamente a su parte en la deuda, y cada uno de los acreedores
puede s�lo (s�lo puede) demandar (pedir, exigir, reclamar, etc.) su
parte en el cr�dito. El deudor que pagase �ntegra la deuda no ser�
subrogado en los derechos del acreedor contra los otros deudores^
� Hay all� un evidente exceso de af�n legif erativo ! � Nada menos
que dos repeticiones se tiene en estos preceptos : no s�lo est� ya
dicho lo que ellos disponen en los art�culos 674-91, sino que se
llega a repetirlo por partida doble. La sobriedad legislativa entra�a
t�tulos que aqu� no hau sido extraordinariamente respetados !
460. Excepci�n aparente. Lo interesante respecto del art�cu
�
433, inciso Io, del C�digo de comercio, para con las deudas de una
sociedad mercantil ; etc.
Precisa hacer notar que la circunstancia de que el acreedor
concentre su acci�n contra el deudor �nico, puede inhabilitarlo para
demandar luego a los dem�s deudores, ni aun por las partes que
antes les incumb�an: si el acreedor ha aceptado a ese deudor como
B. �
463. Accidentales. �
los otros (art. 696, repetido, como el 678, en el art. 3981) ; Los actos
emanados de uno solo.de los acreedores, o dirigidos contra uno s�lo
de los deudores, que interrumpan la prescripci�n, no aprovechan
a los otros eicreedores, y no pueden oponerse a los otros deudores
ARTICULO II
PRESTACI�N INDIVISIBLE
I. Criterios franceses. �
A. �
464. Su exposici�n. �
Es me
cado y Pont, IV, 627 y 'ss. ; Demolombe, XXVI, 501 y ss. ; Huc,.
VII, 336 y ss.; Baudry, XII, 1312 y ss,; Hudelot y Metman, 354;.
Planiol, II, 780 y ss. ; Colin y Capitant, II, 211 y ss. ; Rodi�re, De la^
solidante et de Vindivisibilit�, 1852; Giorgi, I, 233 y ss. ; Lomo-
naco, I, 78 y ss. ; Crescenzio y Ferrini, 125 y ss. y 173 y ss. ; S�n
chez Rom�n, IV, 93 y ss. ; Valverde, III, 59 y ss. ;
Carboni, 98 y ss. �,.
Polacco, 36 ; Rossel, Droit federal des obligations, 149 y ss. ; Arn�,,,
Le obbligazioni divis-ibili e indivisibili, 1901;
Freitas, Esbogo, nota-
relativa al art. 984; Bevilaqua, IV, 33 y ss.).
Al derecho franc�s debemos todo lo que hay de encontrado
y
metaf�sico en el asunto, al extremo de que los primitivos comenta
dores (Toullier, Duranton, etc.) no la han
entendido, como con
fiesa Toullier (III, 782). Los principios del
respectivo c�digo no-
son m�s que la traducci�n de
Pothier, quien, a su turno, se ha limi
tado a sintetizar, no siempre
fielmente, la obra de un gran esp�ritu.
abstracto, Dumoulin, cpie consagr� a la materia un tratado entero,
cuyo solo t�tulo (Extricatio labyrinti dividid et individui) da alg�n.
pavor, y que se propuso desenmara�arla mediante el auxilio ele cla
ves e hilos
(� .decem claves.
. .
et tria veluti Thescei fila.
. .
�), . .
Quiere esto
decir, entonces, que la indivisibilidad relativa
es una indivisibilidad convencional, y no tx natura, pues la pres
taci�n es naturalmente divisible: lo �nico de indivisible en. ella es
lo cpie responde a la intenci�n presunta ele las partes, que han, que
rido un algo entero, en su integral plenitud. De ah� que esa indivi
sibilidad relativa ele Dumoulin (que corresponde a la obligacional
del art�culo 1218 del c�digo franc�s y al individuum obligatione de
El segundo
error estriba distinguir dos clases ele indivisibilidad : la mate
en
Es
que, y anoto aqu� un tercer error del criterio franc�s, se contempla
dos asuntos que no son homog�neos : la derecho prestaci�n y el ane
T. I. 22�
338 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
750 y ss.), Aubry y Rau (IV, p�rrafo 301) y Bauclry (XII, 1312 y
ss.), se han limitado al comentario legal y no nos han dado sus
cient�ficos puntos ele vista como aqu�llos.
A la luz de tal criterio,' que es, repito, el del c�digo, ana
licemos los textos legales que muestran el juego de la obligaci�n
indivisible.
471. Cr�tica de la prodigalidad legal. �
ver con el derecho de las obligaciones sino con los derechos reales,
es el
piarse all� un derecho y no una prestaci�n obligatoria (que
'
contradic
supuesto legal: art. 667), se incurre en una evidente
mismo c�
ci�n, pues hay no pocas servidumbres reales que para el
digo son t�picamente divisibles (supra, n� 458).
Para terminar con estas generalidades, corresponde apuntar
cuatro preceptos legales.
472. Obligaci�n garantida con un derecho real. �
Desde lue-
�o el del art�culo 682 : obligaciones, sean divisibles <\
Cuando las
indivisibles, tengan por accesorio una prenda o hipoteca, el acree
dor no est� obligado a devolver la prenda ni a alzar (levantar, can
celar) la hipoteca, en todo o en parte, mientras (que) el total de la
�deuda no fuese (sea) pagado.
Es que la garant�a qu� se contiene en el accesorio ele la prenda
o hipoteca, grava com�nmente a una cosa cierta, que es por s� in
deudores.
Heaqu� una disposici�n nada clara.
Excluyamos, por de pronto, su primer inciso, que no hace sin�
repetir lo ya conocido (art. 667), vale decir, que la obligaci�n ser�
divisible o indivisible seg�n (pie la respectiva prestaci�n sea lo�
primero o lo segundo. Si, pues, la prestaci�n de no hacer, o la abs
tenci�n, es indivisible, la correspondiente obligaci�n tendr� que ser
tambi�n indivisible.
Lo dif�cil est� en el segundo inciso : si hay varios deudores
en una obligaci�n, el acreedor no tiene derecho por la correspon
diente indemnizaci�n sino contra el autor ele la violaci�n, pues
sus codeudores quedan libres ele satisfacerla �.
�
como otras reglas afines del Digesto, I, 3", 19, 20, etc., que
reco
y ss. del suizo, 623 y ss. del brasile�o, etc. ; 6" que se concibe que
el acreedor hipotecario pueda perseguir al condomino o coheredero
a quien se le ha adjudicado la cosa afectada, no s�lo por la carga
A. Fundamentales.Principio.
�
476. �
al acreedor.
477, Citaci�n de Hay que observar que en el
garant�a. �
t�tulo de acreedor, desde que �l es tal s�lo por una parte, sino por
raz�n de la imposibilidad de dividir la prestaci�n. De ah� que pue-
OBLIGACIONES DE SUJETO COMPLEJO O M�LTIPLE 345
sente que el coacreedor que exija el pago antes que los dem�s, goza
del derecho de prevenci�n (que volveremos a encontrar en materia
de solidaridad: n� 495), en el sentido de que el deudor no podr�
pagar sino a ese acreedor que ha prevenido. Es lo que se estatuye
en el art�culo 731, inciso 2o. Y es lo que en el fondo viene a co
En materia de efectos
accidentales, el
c�digo no ha sido abundoso esta vez. Los �nicos ar
t�culos que los contemplan son estos dos (sin contar preceptos dise
minados en otras partes, como el art. 810 en punto a novaci�n,
o el del. art. 851 en materia de transacci�n, y de que har� m�
rito poco m�s abajo, en los nos 481-2) : S�lo por el consentimiento de
todos los acreedores (,) puede remitirse la obligaci�n indivisible,- o
hacerse una quita de ella (art. 687) ; Prescrita una deuda indivisi
ble por uno de los deudores contra uno de los acreedores, aprovecha
a. todos los
primeros, y perjudica a los segundos; e interrumpida la
prescripci�n por uno de los acreedores contra uno de los deudores,
aprovecha a todos aqu�llos y perjudica a todos �stos (art. 688).
Presc�ndase de lo defectuoso de la redacci�n, particularmente
en el
segundo de estos art�culos, ni se insista en que la remisi�n
de que habla el primero de ambos no difiere de la
quita que en el
1)E LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
346
juicio del acreedor contra uno de los deudores, no podr�a ser ale
gada por aqu�l contra los dem�s deudores, ni podr�a ser opuesta
por �stos. Es que el derecho de cada acreedor, lo mismo que la
subrogaci�n (art. 768, inc. 2"), en cuya virtud el derecho del deu
dor subrogado es el mismo que contra �l ten�a el acreedor, a quien
ahora aqu�l reemplaza jur�dicamente, contra sus antiguos acree
dores y en. las medidas que correspondan.
Lo propio hay que decir con relaci�n al acreedor que haya
SECCI�N 4a
MANCOMUNACI�N SOLIDAEIA
. ART�CULO I
GENERALIDADES
ss. ; Aubry y Rau, IV, 297 bis y ter; Demolombe, XXVI, 116 y ss. ;
por qu� se lo puede. Tan cierto es ello que tal definici�n podr�a
convenir perfectamente a la obligaci�n indivisible (cons. art. 686).
De ah� (pie el maestro citado nos ci� la definici�n siguiente : en
la obligaci�n solidaria hay �una conjunci�n de tal car�cter que las
partes aferentes en la obligaci�n a cada uno de los -acreedores o a
cada uno de los deudores, en lugar de dividirse se condensan,
de suerte que forman tantas obligaciones i nclivi duales como acree
dores o deudores haya, sin perjuicio ele que al propio tiempo
formen todas juntas, en el haz que las liga, una obligaci�n �nica
para cuya extinci�n bastar� con una sola prestaci�n �. Con ello
hace resaltar Demolombe la como antinomia cpie entra�a la
obligaci�n solidaria: la multiplicidad y la unidad; la multiplicidad
de los v�nculos y la unidad ele fondo ele la obligaci�n
(pues hay
una prestaci�n �nica en que todos esos v�nculos se concentran y
re�nen), en cuya virtud tales v�nculos tienen una relativa inde
pendencia, como se ver� dentro ele poco (n� 489), y pueden jugar
diversamente, malgrado se refieran todos a la misma obligaci�n.
!DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
352
ci�n de dar alg�n cuerpo cierto o de ejecutar una obra (nos 465 y
ss.). Al rev�s, hay una solidaridad, la activa, cpie jam�s es legal (art..
700). Fuera de ello, tanto en materia ele inclivisibilidacl como
de solidaridad, la ley no hace m�s que interpretar la voluntad
presunta de las partes; de suerte que siempre queda por explicar
por qu� en un caso la ley habla de solidaridad, y por qu� en otro
caso habla de indivisibilidad.
T. I. 23
354 L)E LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
(C�m. civ., 23, 175; 69, 287; 153, 306; C�m. com., 5, 5; 46, 327;
C�m. civ. 2a en 3. T., 1914, agosto, p. 232, y en R. L. 3., V, 906;
C�m. civ. Ia en 3. A., II, 51).
Por lo dem�s, y ante expresiones ambiguas, ser�n las circuns
tancias las que decidir�n si cabe reconocerla. La ley indica varios
modos en esas expresiones, aun el romanista in solidum, cpie, como
se ver� luego (n� 529), no corresponde, etimol�gica e hist�rica
mente, al concepto de la obligaci�n solidaria del c�digo (que en
derecho romano se llamaba �correal �, por relaci�n a la res debida :
d�o rei promittendi o d�o re� creclendi, si no hab�a m�s que dos
deudores o acreedores; o bien co-rrei
(corrci) promittendi o correi
debendi, si eran m�s de dos). Quiere ello decir que no hay para
el c�digo expresiones sacramentales o formularias ; como cuadra,
pues tocio se reduce, como siempre en derecho, a un problema ele
intenci�n. Por eso se explica el � etc. � de la ley. Las partes
pueden echar mano de las expresiones que prefieran : todo lo que
se les pide es que sean claras y que no dejen lugar a duda. Si
�sta no desapareciera ante las circunstancias aludidas, lo menos
quier acreedor podr� cobrar por los otros �, etc.). En el n�mero 448,
a prop�sito, he dejado estudiado el punto ele si es solidario el
cr�dito que se contiene en las acciones inscritas o en los dep�sitos
bancarios hechos a nombre alternativo de dos o m�s personas. Lo
propio he hecho en el n�mero 475 respecto del art�culo 2689.
491. Cu�ndo surte el fuero federal. �
ios deudores haya- alguna persona a cuyo respecto dicho fuero sea
la excepcional ele tal fuero s�lo puede ser admitido cuando
ajeno:
resulte indubitable (S. C, 27, 329; 66, 161; en 3. A., III, 10 ;
��m. com., 58, 45; E. Acevedo D�az (h.), Codificaci�n del derecho
ARTICULO II
SOLIDARIDAD ACTIVA
I, Fuentes. �
492. Nunca
pueden ser legales. Hay dos/ �-
de fondo del art�culo 1197, pues se trata ele asuntos privados en que
la autonom�a individual es soberana.
493. Ni judiciales. Lo dif�cil est� en la expresi�n � por de
�
p. 60)', y epie, aun fuera ele ello, se refiere a una judicatura, como
la romana, esencialmente pretor iana o creadora ele derechos (re
cu�rdese lo ele supplendi y corrigendi el derecho del Digesto: l,
Io, 7), siendo as� que nuestro derecho es positivo o legal, y
no jurisprudencial (acide la siguiente bibliograf�a al respecto: De-
494. Principio.
�
Los. �
claro, de que s�lo haya solidaridad activa. De ah� que el. texto
transcrito deba ser modificado como sigue : � Cualquier acreedor,.
o todos los acreedores juntos, puede exigir el pago por entero de
la
La se
interrupci�n de la prescripci�n. En
498. Suspensi�n o ma
�
t�culo 3994: el del art�culo 713, seg�n el cual cualquier acto que
interrumpa la prescripci�n en favor de uno de los acreedores o en
contra ele uno de los deudores, aprovecha o -perjudica (respecti
vamente) a los dem�s, No es as� en materia de suspensi�n, como se
observa en el art�culo 3981 y en la nota respectiva del codificador.
Esta antinomia se justifica, seg�n la doctrina corriente, ante
la circunstancia ele lo subjetivo ele la suspensi�n y lo objetivo de
la interrupci�n; por donde la primera m�s tiene que ver con el
v�nculo que con la obligaci�n, al rev�s ele la segunda, Por mi parte,
considero aplicable aqu� lo dicho a prop�sito de la obligaci�n
indivisible (n� 480) : si se trata de un acto interruptivo efectiva
mente objetivo (una demanda, la toma de posesi�n de la cosa
En el art�culo 712 se
tes (art. 1195), entre la sucesi�n ele ese acreedor y.dos dem�s co
sea aplicable lo
dispuesto en materia de intereses en el art�culo 714, que se refiere a
la cosa juzgada.
Sin insistir en el. estudio del asunto, por lo que se vincula tan
�ntimamente con el derecho procesal, cabe anotar que entre nos
otros no hay nada expreso al respecto, ni en el c�digo ni en las le
pecto del deudor principal (art. 2020), aunque se trate de un. fia
dor solidario, lo epie parece poco sostenible, pues el fiador, por
muy solidario cpie sea, es por sobre tocio un fiador (art. 2004), vale,
en sus notas: v�ase las de los art 706-11-4, etc.), en cuya virtud
cada acreedor es considerado como mandatario representante de
o
502. Principio. �
La
obligaci�n se extin
gue mediante el pago, como se ha visto (art. 706). El pago es la
soluci�n com�n, pero no la �nica. En el art�culo 724, que dista
de completo, figuran otros siete medios extintivos de las obli
ser
506. Confusi�n. �
g�rico, los art�culos 881-4 no lo son, como tampoco lo son las fuentes
del art�culo 707. Desde luego, el art�culo 881 es privativo de la
solidaridad pasiva, por donde mal puede ser extendido a la activa
que es su antinomia. Adem�s, el art�culo 884 s�lo contempla un
caso de remisi�n: -el de la remisi�n t�cita, y aun dentro de �sta, el
(art. 874).
IV. 508. Excepciones que puede oponer el deudor.
�
? Las �
todos los codeudores. Puede oponer tambi�n las que le sean persona
les, pero no las que lo sean a los dem�s deudores. Es verdad que este
art�culo s�lo contempla la solidaridad pasiva. Pero lo com�n de la
situaci�n, y la fuerza de los principios generales (art. 699, 702-3), no
dejan lugar a duda sobre su aplicaci�n anal�gica (art. 16).
Son personales todas las que se ligan con el v�nculo : el t�rmino
estipulado, la condici�n o el cargo fijados, el lugar de pago convenido,
la capacidad del demandante, etc. Son comunes las que tienen que
ver con la obligaci�n en su aspecto objetivo : la prestaci�n, la nuli
dad del t�tulo (en un contrato sin formas legales, etc., y siempre que
el deudor pueda alegarla: art, 1048-9), el" t�rmino o la condici�n
acordados con respecto a todos, etc., lo mismo que el pago hecho o los
dem�s medios extintivos del art�culo 707 (en la medida indicada en
el estudio de los mismos).
Precisa advertir ciue de entre las personales, hay algunas que
366 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
que le corresponde.
Es notable que la disposici�n an�loga del c�digo franc�s, tan
criticada por los respectivos comentaristas (Demolombe, XXVI,
460; Huc, VII, 326; Baudry, XII, 1281; Planiol, II, 774; etc.),
haya subsistido en Freitas (art. 1021) y haya logrado consagraci�n
en el c�digo, confundi�ndose dos cosas tan distintas como la renun
deudor. Este s�lo podr�a invocar tal renuncia en contra del acreedor
o los acreedores que la hubiesen hecho, y en cuanto �stos pretendieran
cobrarle solidariamente el cr�dito, pues s�lo pueden hacerlo en la
forma com�n y parcial ele los art�culos antes citados (674-89-91).
ARTICULO III
SOLIDARIDAD PASIVA
I. Prenociones. �
-511. Importancia. �
La solidaridad pa
siva, o ele los
deudores, es la m�s frecuente, aunque tambi�n resulte
gravosa y poco liberal, si bien en otro sentido : en la activa, el deu
dor com�n puede ser perseguido por cualquier acreedor y por el
todo de la deuda, cuando acaso no est� realmente obligado sino
OBLIGACIONES DE SUJETO COMPLEJO O M�LTIPLE 369
Como es
Colmo, Oblig. ��
T. I. o�
370 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
A. Fundamentales. �
513. El principio. �
En lo que con
cierne al derecho de garant�a, que se pretende en derecho franc�s.
(Demolombe, XXVI, 316; Baudry, XII, 1204) y en derecho ita
liano (Giorgi, I, 145; Calamandrei, La chiamata garant�a, 8)r in
(en cuya virtud el deudor demandado para el pago puede oponer
la excepci�n dilatoria de la garant�a que le deben sus codeudores,.
rior, podr� ser demandada por cualquiera de los acreedores, del mis
gaci�n principal.
Nada hay que agregar a lo dicho en solidaridad activa,
punto a
51 7. Excepciones. ��
alg�n caso (67, 32) el principio ele cpie el deudor demandado no pue
de oponer las excepciones que sean personales a uno de sus codeu
dores. Y no creo necesario agregar que en principio la cosa juzgada es
personal, a menos ele situaciones que por la ley (con raz�n o sin
ella), como las indicadas en el n�mero 508, entra�an car�cter ge
neral o com�n : tales son las de los art�culos 705-10-1-3-4, 810-30-53,
etc., cumplidamente entendidos. Por lo dem�s, puede consultarse:
Larombi�re, II, art. 1208, � 18 y ss. ; Crescenzio y Ferrini, 749 ; Dern
burg, II, 73, e; Windscheid, II, 295, n. 8; Crome, 19, n. 57.
D. Extinci�n. Io. �
518. El principio.
�
Ya se ha visto �
<.
legal. �
En cuanto a la
transacci�n, recu�rdese el juego de doble cara del art�culo 853, en
decir, en el cr�dito de la
obligaci�n primitiva; y como la parte que
en ese cr�dito ten�a el reclamante era de un cuarto, o
sea, de 25.000
pesos (supongo lo normal), y la transacci�n s�lo existe a este res
pecto para �l, de este cr�dito podr� reclamar la consiguiente por-
porci�n (10.000 $), y del restante podr� pedir la totalidad (75.000
pesos), pues con relaci�n a esta parte del �cr�dito� no lo liga
la transacci�n.
3o. �
Por lo dem�s, el c�
digo ha confirmado, ampliado o restringido el alcance del art�culo
707 en m�s de un supuesto.
El art�culo 810 lo confirma en punto anovaci�n. Lo mismo pasa
"
tir lo dicho m�s arriba (n� 507), en el sentido de que s�lo cuando
se trate de una remisi�n objetiva (y a menos que medie el caso
especial del art. 884), la remisi�n de cpie hablan los art�culos 707 y
881 puede tener efecto extintivo con respecto a todos.
Finalmente, la daci�n en pago tiene virtud tambi�n extintiva,
por ser un � pago �, y en atenci�n a las dem�s razones (pie he con
523. Principio. �
Lo com�n es
que la deuda solidaria sea tal s�lo beneficio del acreedor, y que
en
el pago.
He aqu� la hip�tesis concreta: el deudor solidario A, que paga
toda la obligaci�n, puede repetir contra cada uno de sus codeudores la
ser mayor o menor, seg�n
parte �pie les incumba. Esa parte puede
las circunstancias. En principio, es igual para todos (art. 674-91),
salvo la prueba en contrario a cargo de quien as� pretenda. Es lo
en materia de sociedad (art. 1747
que puede ocurrir, por ejemplo,
se ha convenido por los socios
y concordantes), si suponemos que
en pagar solidariamente una deuda social. Y hasta puede aconte
Ya he dicho el juicio
cpie merece 704, relativo a la renuncia de la solidaridad
el art�culo
(n� 510), cpie el c�digo ha venido a complicar todav�a con lo dis
puesto en el in fine del art�culo 705. Renunciar a la solidaridad, y
renunciar a la obligaci�n aunque sea en parte, son dos cosas bien
distintas, cpie el c�digo ha confundido. De ah� que el inciso 2" de
dicho art�culo 704 deba ser entendido con sujeci�n a lo expresado
en el in fine del inciso Io : no se trata de la renuncia a la solidaridad
tan s�lo, sino tambi�n del hecho de que esa renuncia implica la re
nuncia al cr�dito en favor ele uno o m�s de los deudores, o bien el
pago por �stos de las partes cpie les incumb�an. S�lo entonces cabe
admitir la deducci�n de esas partes en favor de los otros deudores.
ART�CULO IV
PRINCIPIOS GENERALES
I. �
La impor
tancia de la solidaridad puede ser inducida ante lo hasta aqu� ex
puesto.
OBLIGACIONES DE SUJETO COMPLEJO O M�LTIPLE 379
pasiva.
La primera agrava tan fuertemente la situaci�n del deudor,
coacreedor, cpiiz� al acree
porque puede perjudicar a
un
(o acaso
otra
dor �nico y verdadero), que las leyes se niegan a reconocer
fuente de ella que la voluntad humana. De ah� que la misma ley
no sea a pesar de que algunos c�digos modernos, como los
fuente,
dos c�digos suizos (v�ase 512), hayan iniciado la
las citas del n�
solventa la obligaci�n que ten�a para con esa otra persona, a cpiien
as� viene a pagar con el cr�dito que �l tiene contra su deudor pro
pio, etc. Ya se ha visto un ejemplo de esto en el n�mero 446.
De ah� que la solidaridad activa responda, como la
pasiva, a
los dos fines que Savigny indica (Obligations, I, 240-1): segu
ridad y comodidad en la demanda de pago. Si la segunda de
ambas es m�s com�n en las leyes, es porepie hasta ahora la historia
y la misma tradici�n jur�dicas, sobre la base del derecho romano,
se han orientado en ese sentido. Pero no hay motivo alguno, en el
fondo, para distinguir, al respecto, pues una y otra consultan los
mismos �rdenes ele intereses.
IT. Si hay m�s de una especie de solidaridad. �
527. Crite
rios de algunos autores franceses. �
marido, y tales son casi todos los dem�s casos ele la solidaridad
cpie Aubry y Rau llaman intencional o convencional. Es imperfecta
cuando existe entre personas cpie no se encuentran en aquellas
Aubry y Rau.
528. En principio la solidaridad es �nica. Casi todos los �
a la cpie se llama
quiera ver una especie de solidaridad paralela
perfecta, en cuanto se tienda a ver en ella todo un principio ; pero
en el derecho
no cabe negar (pie en nuestro derecho, lo propio cpie
Pandette, II, 298 ; etc. ; Crome, Teorie fondamental-i, 19, nota a de los
traductores ; Crescenzio y Ferrini, 385 y ss., creen que la obligaci�n
in solidum y la correal eran lo mismo).
Por eso concluyo que entre nosotros todos los casos de solidaridad
�establecidos en las leyes se rigen por los principios comunes, que
acabamos de dejar analizados. As�, en los supuestos de los art�culos
en el n" 512). Todos esos casos son particulares, y deben, por eso,
ser de interpretaci�n estricta y limitados al expl�cito supuesto que
531
Difieren por la causa.
.
�
Ya he apuntado m�s de una vez las afinidades que existen entre
la mancomunaci�n solidaria y la mancomunaci�n com�n en una
s
obligaci�n de prestaci�n indivisible (u 444-5 y 488) : en una y otra
existe el derecho por parte de cualquiera de los acreedores, o la
obligaci�n por parte ele los deudores, seg�n cuadre, al cumplimiento
�ntegro cualquiera ele los deudores o en favor de cualquiera
contra
de los acreedores, con lo cual la obligaci�n se extingue para todos,
sin perjuicio de las ulteriores acciones recursorias epie correspondan.
La diferencia m�s acentuada cpie existe entre ambas se refiere, en
principio no absoluto, al predominio de un elemento puramente
intencional en las solidarias, y de una circunstancia objetiva, la
imposibilidad de dividir la prestaci�n, en las indivisibles (cons. Cres
cenzio y Ferrini, 184 y 393; Segovia, I, 166, n. 2). Y recu�rdese, a
posici�n. �
T. I. 9E-
386 DE LAS OBLIGACIONES EN SI MISMAS
todos los deudores, no tiene por (pi� recurrir a la idea del mandato
rec�proco : en ese caso lo har� porque quiere una liquidaci�n r�pida
de un v�nculo tan oneroso como el solidario; en otros casos (demanda
de intereses o interrupci�n de la prescripci�n contra uno de los
deudores), lo har� porque quiere favorecer al acreedor (v. n" 526).
La segunda observaci�n es m�s concreta. Se tratar�a de un
mandato poco serio: en la solidaridad activa, cada acreedor tendr�a
dem�s.
Encuentro fundadas las dos cr�ticas. Pero me parece m�s decisiva
OBLIGACIONES DE SUJETO COMPLEJO O M�LTIPLE 387
fiadores rec�procos).
concluir, por eso, que en cualquiera de las formas de la
Cabe
solidaridad las leyes precept�an seg�n criterios m�s o menos oportu
nistas, y no de acuerdo con' principios de fondo. Acaso presienten que
lo objetivo es general y as� extensivo, al rev�s de lo subjetivo (que
s�lo aprovecha o perjudica al acreedor o deudor en cuya cabeza se
A
prop�sito comparado, cabe se�alar una como lucha
de este derecho
en las tendencias legislativas.
537. Su desubicaci�n en el
c�digo. �
Hago constar que esta parte del c�digo, titulada De las obligacio
nes con relaci�n a las personas, la cual las
obligaciones simplemente
en manco
munadas y las solidarias ocupan los dos primeros � t�tulos �, se remata con un
por la cual una persona reconoce (manifiesta, hace constar, expresa, etc.) que
-est� sometida a una obligaci�n respecto de otra persona. No hay all� nada de
Es que el reconocimiento
de una. obligaci�n puede ser mirado en uno de los tres sentidos
siguientes, como
-ense�a Saleilles (Obligation, 264) : Io o como una mera confesi�n, que acuerda
al acreedor nada m�s que un medio para probar su derecho; 2o o como una
CAP�TULO I
PAGO
SECCI�N Ia
PRENOCIONES
Antes
de pasar al estudio ele la transmisi�n, activa y pasiva, de las obli
gaciones, y siguiendo el m�todo corriente en la legislaci�n y en la
cienciacontempor�neas, que tambi�n viene a ser en su fondo el
del c�digo, corresponde analizar lo relativo a la extinci�n ele las
mismas, legislada en la segunda (y �ltima) parte de la secci�n pri-
prueba est� sujeto a la contraprueba, as� como a todo cuanto condiciona los
medios probatorios. El reconocimiento-contrato puede quedar sin efecto si se-
demuestra que contiene una obligaci�n sin causa (art. 500 de nuestro c�digo).
El reconocimiento-t�tulo s�lo puede ser desvirtuado en m�rito de un enrique
cimiento sin causa: ya acredit�ndose que la respectiva obligaci�n respond�a a
una. causa existente y desaparecida o a una causa futura no realizada (art. 79S
de nuestro c�digo), ya justific�ndose que responde a una causa il�cita (art. 794
del mismo c�digo), ya demostr�ndose un error admisible (art. 784-96); sin que
�Cu�l de esos-
dio, de los art�culos 719-20-1, que rezan como sigue: El acto delsreconorimicn-
i
pago 391
mera del libro segundo del c�digo, que versa sobre �los derechos
las relaciones civiles �, vale decir, sobre los derechos
personales en
de obligaci�n.
Los medios extintivos cpie el c�digo contempla est�n especifi
cados en el art�culo 724, cuyo texto es el siguiente : Las obligaciones
actos jur�dicos. El reconocimiento puede hacerse por actos entre vivos o por
�
pagos- hechos por el deudor. Todos ellos son de derecho com�n, y resultan as�
innecesarios: el art�culo 719 est� comprendido en los principios de los art�culos
944 y siguientes; el art�culo 720 lo est� en los de los art�culos 914 y siguien
tes y 974; y el art�culo 721 est� expresado con m�s amplitud y propiedad en
dor, debe estarse simplemente al t�tulo primordial, sino (si no) hubiese -una
alem�n, sino el causal Quiere tambi�n decir que se trata no del re-
y com�n.
co?.'ocimiento-contrato u obligaci�n, en que no es menester la expresi�n de causa
Estas con
clusiones surgen igualmente si se estudia nuestra ley con relaci�n a sus fuen
tes, que, como se ve, por las citas del codificador, residen en el derecho fran
c�s. En �ste el acte recognitif del art�culo 1337, lo mismo que el acte co�fir-
�matif del art�culo 1338, tiende, �no a
comprobar actualmente la convenci�n o
rio, establecido ese derecho �, por donde solamente acredita � sea el reconoci
miento que de �l hacen las partes interesadas, sea su voluntad de darle la
fuerza que pod�a faltarle en raz�n de los vicios de su origen � (Demante y
Colmet de Santerre, Y, 306). Uno y otro acte est�n legislados en el cap�tulo de
la prueba de las obligaciones.
Es lo que tambi�n resulta de sus fuentes remotas, las del derecho romano,
cuyo primitivo receptum y cuyo ulterior y pretoriano pacto de constitutum, m�s
ten�an que ver con el
juego de las acciones y del procedimiento con el del
que
convenio que entra�aban: Van Wetter, I, 70 a 73; Girar�, 602 a 608.
I 'ero hay una fuerte diferencia entre el acte del
recognitif c�digo fran-
392 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
Toullier, V, 2a parte, 314; Duranton, XIII, 263; B'onnier, II, 782 y ss.; etc.),
que violaba disposiciones contrarias del mismo c�digo franc�s, como las de los
art�culos 695 y 1320, nuestro codificador no se decidi� a exigir lo mismo (Beu-
a
obligarse si realmente no es deudor. V�ase c�mo ese resabio feudal de la
exigencia del t�tulo originario, que apuntan los comentaristas franceses, ha
llegado a infiltrarse en parte en nuestro derecho.
Una buena interpretaci�n debe tender a restringir todo lo posible la nor
ma del art�culo 722, que tanto choca contra principios del m�s riguroso y cien
gaci�n misma, por donde el art�culo aplicable no ser� el 722 sino el 500 .
que rige para la Capital y los territorios, la confesi�n judicial figura como
prueba eminente, como la probatio probatissima del derecho tradicional. De
ah� que nuestros tribunales hayan podido resolver que constituye plena prueba
(C�m. civ., 66, 189), sea cual fuere la importancia de los derechos en juego
(C�m. civ., 173, 11). Y de ah� que se haya llegado a equipararle la confesi�n
ficta (pronunciada en rebeld�a del absol vente que no comparece) : >S'. C, 82,
pago 393
Cabe
apuntar, por ele pronto, que tal enumeraci�n es in�til, pues esa
contiene otra cosa epie cada uno de los medios
segunda parte no
380; 87, 177; 90, 14; C�m. civ., 45, 180; 51, 14; 54, 179; 59, 358; 64, 240;
339 ; 73, 185. Por eso tal
75, 178; 75, 185; 129, 270; 143, 73; C�m. com., 61,
confesi�n ficta puede, por ejemplo, interrumpir la prescripci�n (C�m. com. en
J. A., I, 479), acreditar la falta de causa de la obligaci�n (C�m. com. en G. F.,
C�m. civ. G. F., etc. Es verdad, sin embargo,
30|1X|917; v. 2% en
18�X|917) ;
que a este �ltimo respecto la moderna jurisprudencia es, con toda raz�n, m�s
tenida cuenta ante
temperada : la prueba ficta que as� resulta no- puede ser en
c�digo, que no s�lo no distinguen, sino que, adem�s, por sobre todo se refieren
al reconocimiento privado, vale decir, al cpie es hecho fuera de juicio.
543. Conclusi�n. Se ve, entonces, a qu� queda reducido lo restrictivo
�
SECCI�N 2a
PAGO EN GENERAL
I. �
A. �
549. Prenociones. �
Son
varias las personas epie pueden pagar, aunque prima facie disuene
un poco eso de poder pagar una obligaci�n, que parece contra
dictorio.
Es epie, en obligaci�n, sobre todo del punto de
principio, la
vista activo, es menos un v�nculo, menos una relaci�n individual,-
que un inter�s y un patrimonio en juego. De ah� la relativa inde-
pendizaci�n que ella afecta en muchos supuestos: el cr�dito puede
ser cedido, el t�tulo al portador (que no es m�s que una obligaci�n)
hasta se comporta como una cosa (art. 731, inc. 2o, y 2313 del C�digo
civil y art, 742 del c�digo comercial), etc., sin que por ello se
desvirt�e el car�cter del derecho creditorio. >
550. El deudor. �
art�culo se indica qu� otras personas pueden pagar: las que tengan
inter�s (jur�dico, bien entendido). Tal pasa con el aclcpiirente de
una cosa donada con cargos y que quiere impedir a su respecto la
1� Cuando pueden. �
552, Principios.
El art�culo 727 extiende tal derecho plenamente ex
a los terceros
tra�os a la obligaci�n. He aqu� sus t�rminos : El pago puede
hacerse tambi�n por un tercero con asentimiento del deudor (,) y
aun ignor�ndolo �ste
(, y queda la obligeici�n extinguida con todos
sus accesorios
y garant�as). En ambos casos, ri que hubiese hecho
el pago puede pedir al deudor el valor de lo que hubiese dado
en
pago. Si hubiese hecJw el pago antes del vencimiento de la
deuda, s�lo tendr� derecho a ser reembolsado desde el d�a del
398 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
supra �n" 49), acerca del derecho general de un tercero para pre
tender cumplir con una obligaci�n. El principio general (art. 505,
inc. 2o) es en el sentido afirmativo: cualquiera puede cumplir por
un deudor.
Si el acreedor
pretende que la persona del deudor ha sido
para �l un motivo determinante, y que nadie puede cumplir
en la forma en que �ste lo habr�a hecho, deber� acreditarlo, pues
pectiva obligaci�n .
De lo
ser hecho con asentimiento del deudor, con ignorancia del mismo y
Hay
que hacer menci�n de circunstancia que el c�digo no contem
una
contra los derechos del deudor, ni �ste pueda lo propio contra los
del acreedor. Pero cuando ni uno ni otro est�n en conflicto, cuando
no consulta el beneficio ele ninguno de los sujetos de la obliga
se
dor __
Los efectos del pago por terceros, son relativamente com
plejos.
Distingamos, seg�n que se refieran al acreedor desinteresado o
Colmo, Oblig. �
T. I. 26
402 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
pueda ser considerado un gestor (art. 787, inc. 3", y 2301 a 3), U
actio de in rem verso empleo �til, indicada en el art�culo 728
del
y completada en los art�culos 2306-9 (en cpie vienen a resumirse las
dos anteriores, y todas las cpie corresponden al enriquecimiento
sin causa, por lo mismo que en aqu�llas no se hace m�s que repetir
contra el deudor beneficiado el importe del beneficio que se le ha
procurado). Lo que hay es que este beneficio puede ser total o no:
si lo es, se tiene un derecho de repetici�n pleno, como en el supuesto
del inciso Io del citado art�culo 727; si no lo es (se ha pagado la
deuda antes de tiempo, se ha pagado m�s que lo que se deb�a, se ha
pagado intereses ya satisfechos o todav�a no exigibles, etc.), enton
ces el derecho de repetici�n se limita al favor efectivamente reci
bido por el deudor. Claro est� cpie ser� el deudor quien deber� de
mostrar epie el beneficio recibido no responde al desembolso hecho
559. Prin
cipio. ��
texto del art�culo 726. He aqu� los de los otros dos : El pago hecho
la (una) cosa, es preciso para su �validez(,) que el que lo hace sea pro
pietario de ella y tenga capacidad ele enajenarlo,. Si el pago fuese
de una suma de dinero o de otra (una) cosa que se consuma por el
PAGO 403
'.uso puede
no ser repetido contra el acreedor que la haya consimiido
de buena fe.
En cuanto al art�culo 737 hay que observar : 1� cpie es nulo cual
.a�n, ele bueno (cons. sobre el art�culo el caso jurisprudencial ele una
-cesi�n hecha por undeudor insolvente, ele la C�m. civ. 2" en J. T.,
1914, junio, 239; C�m. civ. 2o en R. L. J'., IV, 948; la C�m. civ. 2",
�en G. F'., 11JXJ916, ha sentado, con raz�n, epie la renovaci�n o es
aun
el pago hecho por un deudor capaz puede ser nulo, por raz�n de una
como ha hecho A.
A. GENERALIDADES. �
568. El
principio. Pasando del pago al
�
por t�tulo universal, o a los herederos, seg�n la cuota que a cada uno
perteneciere, no siendo la obligaci�n indivisible>�; 5" a los cesionarios
o subrogados, legal o convencionalmente; 6o al que
presentase el
t�tulo del cr�dito, si �ste fuese de pagar�s al portador, salvo el caso
de hurto o de graves sospechas de no pertenecer el t�tulo al porta
breve, para as� ser claro; como lo es ser �nico, para no resultar
contradictorio. �Qu� necesidad hay de expresar, como se hace en el
art�culo, que el pago debe hacerse en tales y cuales condiciones al
cesionario, al subrogado, al acreedor solidario o simplemente man
comunado, al heredero, etc., si todo ello est�^ dicho en las oportuni
dades respectivas? �Para qu� servir�an, los t�tulos de la cesi�n, de
la subrogaci�n, de la solidaridad, etc., sino para contener en ellos lo
civ., 94, 244), as� aqu�l que tenga poder t�cito al efecto
como todo
(art, 915 y 1874), cuales son los cajeros de banco, los dependientes
ele comercio, los � empleados del acreedor que acostumbran cobrar
el mandatario aparente (arg. de los
por �l� (C�m. com., 82, 180),
art. 1933-4-8-67, etc., y S. C, 102, 4 y 18 cons. J. Cort�s, III, 101 y
�
El pri
mero ele ellos,
corresponde a una materia que entre nosotros
de es
derecho mercantil (art, 8o, inc, 4", del respectivo c�digo), y debe
regirse por los principios adecuados, seg�n la especie particular de
papel o documento de que en cada supuesto se trate (art. 598 y ss.,
739-42-98, ettc, del mismo c�digo).
El portador ser� o no propietario o acreedor efectivo, habr�
recibido o no el documento al solo objeto de recibir su pago, ser�
o no un
delegatario o un mero agente. Todo ello cuenta poco en el
caso: el hecho de
que sea portador le da t�tulo para cobrar v�li
damente, y por taiit" de exigir el correspondiente pago, m�s o
menos como el tenedor de una cosa mueble tiene en su favor, y
respecto de terceros, la presunci�n de propietario
ser y de repeler
cualquier acci�n reivindicator�a (art, 2412). >
y me remito a las
siguientes autoridades: Savigny, Obligations ,
II," 62 y"ss. ; Saleilles, Obligation, 267 y ss. ; Vidari, III, 2076 y ss. ;
Vivante, III, 1437 y ss. ; Navarrini, II, 363 y ss. ; Thaller, 889 y
ss., y De la nature juridique du titre de cr�dit, 1907 ; etc., para no
citar los tratados especiales ele Wahl, Bruschettini, etc.
Por lo dem�s, la restricci�n contenida en nuestro inciso contra
un tenedor sospechoso, es perfectamente explicable y de derecho
corriente : art. 2771, y art. 804 del c�digo comercial.
572. � Adjectus solutionis gratia �. El segundo consagra
�
viene con A en cnie los 100 $ que �ste le debe los pague a C), eme
ha aceptado esa soluci�n, y que as� es parte en la obligaci�n (art.
sobre el adjectus: Savigny, II, 59, I; Molitor, I, 69, y II, 970; Dern
difieren
derecho fundamental de recibir, y hasta de exigir, el pago,
no El adstipulator, que es tal por la misma convenci�n o por
poco.
su aceptaci�n ulterior, es parte en la misma obligaci�n; el adjectus
no lo es, a tal punto que la indicaci�n de su persona podr�a ser
materia de
por aplicaci�n de principios notorios
en
revocada,
estipulaci�npor terceros (art. 1161 a 3). La literalidad aparen
temente contraria de nuestro inciso es enga�osa : el buen sentido
ense�a que la irrevocabilidad a (pie en �l se alude, es la relativa
575. Principio. �
El
De ah� (pie deba ser persona capaz, etc. Y de ah� las disposiciones
de los art�culos 734-5-9, cuyos textos son como sigue: El pago no
puede hacerse a persona impedida de administrar sus bienes. S�lo
ser� vcil-ido en cuanto se hubiese convertido en su utilidad. �
Si el
acreedor capaz de contraer la obligaci�n se hubiese hecho incapaz
de recibir el pago, el deudor que sabiendo la incapacidad sobre-
viniente se lo hubiese hecho, no extingue la obligaci�n (�El pago
hecho a un incapaz, no extingue la obligaci�n si el deudor
acreedor
conoci� o pudo conocer esa incapacidad �. Lo que est� dispuesto �
acreedor, por aplicaci�n del principio ele que nadie puede enriepie-
cerse sin causa a costa de otro, y del cual son meros casos o aspectos
los supuestos de los art�culqs 728-84 y siguientes, 2298, 2306, etc.
hubiese pagado, la inversi�n habr�a sido �til, por cuanto con ese
importe ha evitado el empleo de lo igual y tomado de su propio y
anterior patrimonio. Si, al rev�s, dichos vicios o viajes han sido
Tin lujo, cpie rio* se habr�a procurado con su dinero propio (porque
si�n hecha por �ste, pues de otra suerte el pago es nulo. Cualquier
medio probatorio le servir� al efecto, pues se trata de simples
hechos epie no pueden estar sujetos a las trabas ele los art�culos
1190-4, epie son relativos a los contratos.
SECCI�N 3a
I. Los principios. �
dicho precepto del art�culo 505, y en el del art�culo 625 y ss., sino
principio tiene que ser el mismo. Si el juez manda pagar una indem
nizaci�n debida por un delito o un cuasidelito, el dinero de la
respectiva prestaci�n (art. 1068) no, podr�a ser substituido por un,
terreno o una casa, por ejemplo, sino con la conformidad del
acreedor.
578. Pago de dinero mediante documentos. �
Y es bueno te
ner en cuenta que si la obligaci�n es de dar dinero, el pago tiene
que ser hecho en dinero: la entrega de un ele un cheque
pagar� o
no entra�a un pago, por lo mismo cpie esos documentos no son
dinero sino meras promesas o mandatos de pago, cuyo cobro no es
pago est� firmado no por el deudor sino por terceros (C�m. com.
en G. F. 18 1 IX 1 916). ,
�
-
El art�culo 746 nada tiene que ver con el contenido del cap�tulo.
En Freitas figura en un cap�tulo especial, relativo a la forma y a la
un acto jur�dico, seg�n tengo expuesto (n� 550), y que, como tal,
225; 128, 388; 144, 380; 167, 100; 175, 163; C�m. com., 52, 155;
61, 277; 68, 282; 70, 62; 71, 408; 93, 323, ,/. T., YJ913, 214; C�m.
eiv. T en R. L. J./VIII, 617.
Nada implica la circunstancia de que sea un tercero quien
haya pagado. Demandado el deudor por el pago, deber� acreditar
el pago hecho por aqu�l, exactamente como si �l mismo hubiese
T. I. 2T
418 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
por lo mismo que la posesi�n del documento por parte del deudor
hace suponer el pago del respectivo importe, seg�n es de vida
corriente (tal se dispone en el art. 945, ac�pite, del c�digo brasi
le�o; y tal viene a resolverse en nuestro art, 877, seg�n dir� m�s
adelante, en el n� 882).
Pero esto �ltimo hay que entenderlo adecuadamente: la pose
si�n del pagar� o vale, o lo que fuere, hace presumir el pago del
pagar� o del vale, y nada m�s. Si, pues, alguien debe una suma
por raz�n de mercader�as compradas o de dinero recibido en
pr�stamo, y luego pretende demostrar el pago de tal suma mediante
la presentaci�n de un pagar� o vale, puede no probar nada con
eso (como se ha resuelto: C�m. civ., 157, 69), pues hay que de
mostrar, ante todo, que el pagar� o vale corresponde a dicha deuda,
que fu� otorgado en pago de la misma. Si no se establece esa co
rrespondencia, o, para hablar t�cnicamente, la identidad de causa o
fuente obligatoria, entre el documento y la deuda aludida, y si el
deudor no tiene recibo en forma del pago de �sta, la obligaci�n
subsiste y el deudor tendr� que pagarla. Ello sin perjuicio de que,
si cuadra, entable luego la acci�n de repetici�n que le corresponda
por el doble pago, o por lo no causal del segundo pago (art.
792-3, y n� 707).
Es bueno tener presente cpie el pago de obligaciones constantes
en escritura p�blica, debe ser hecho tambi�n en escritura p�blica,
�iables, etc.
Pero �y la inversa? �La obligaci�n es indivisible tan s�lo con
relaci�n al acreedor? No cabr�a sostenerlo. Tambi�n el deudor
puede tener inter�s bien respetable en el cumplimiento �ntegro :
m�s o menos. t�cita (ele acuerdo con los usos, etc.) en el sentido de
o en ambos,
�pie el pago parcial es admisible en uno u otro sentido,
ya contra el deudor, ya contra el acreedor, ya con
relaci�n a los dos
& la vez.
No es menosevidente lo segun
do. El pago parcial del capital ir�a contra el principio del art�culo
742. Y el pago, aunque completo, ele los uitereses, ni siquiera ser�a
un pagoparcial, por lo mismo que no se amortiza nada del capital..
Ello sin perjuicio, claro est�, de que el pago, aun parcial, de los
intereses, pueda ser hecho con todo t�tulo y validez. Es lo que
ocurrir�a, cuando, seg�n la convenci�n o la intenci�n acreditada de
los interesados, el Capital produjera (como acontece en todos los.
pr�stamos hipotecarios) intereses peri�dicos, que as� ser�an exigi
bles al vencerse cada uno de los per�odos respectivos. Lo que la
ley contempla en nuestro art�culo esel supuesto de que sean exigi
bles tanto los intereses como el capital; mientras que en los casos
aludidos s�lo son exigibles los intereses, pues el capital no lo es;
sino al cabo de alg�n plazo.
586. Excepciones legales del principio. Es preciso advertir
�
Quiero agregar
�
omitido.
�A qui�n son ellos?
cargo de
En la mayor�a de las codificaciones son de cargo del deudor:
c�digo franc�s, art�culo 1238 ; italiano, 1250 ; alem�n, 369 ; brasi
le�o, 946; etc. Es singular, a prop�sito, que nada consignara
Freitas. Y es ello de doctrina corriente : Baudry, XII, 1512 ; Colin
y Capitant, II, 80; Giorgi, VII, 25; Crome, Teorie fonddmen-
�ali, 11, n. 4.
Pero es as� s�lo a presunci�n, pues responde a lo
t�tulo de
normal de nuestras costumbres en tal sentido, particularmente con
relaci�n a una obligaci�n de dar, y sin perjuicio de la prueba cpie
�n contrario pueda suministrar quien pretenda destruirla.
justo.
588. Importancia pr�ctica. La importancia pr�ctica del
�
SECCI�N 4*
ARTJCULO I
OBLIGACIONES CONTRACTUALES
T. �
592. Prenociones. �
le he dado: es de fondo.
Se establece en�l cpie, ante todo, una obligaci�n exigible es
593.
puede ser expresa o t�cita. Parecer�a, de entrada, que el primer
�
30; 45, 101; 57, 300; 58, 185; 81, 60: 92, 380; 107, 226; 113, 152,
356 y 392 ; 114, 14, 210 y 261 ; 116, 46 y 196 ; 117, 54 ; 118, 341 ; en
J. T., 1910, 493, II�912, 5 y 8 ; en G. F 31|III|917; etc.; C�m. fed. .,
en J. T.,
VI|912, 26; etc.; C�m. com., 46, 81; etc.; C�m. civ., 75,
54; 126, 363; etc.; cons. el caso, interesante en otro sentido, re
suelto por la C�m. civ. Ia en J. T XI 1 912, 127). .,
B. Designaci�n t�cita. �
Io. �
Tambi�n
dable apuntar que hay designaciones no
es
595. Princi
pio. �
fu� contra�da (art. 747, inc. 2o), que el pago del precio de una
cosa debe ser hecho en el lugar en que se haga la tradici�n de esa
que las cosas muebles son con bastante frecuencia cosas gen�ricas o
cuantitativas, que deben ser ulteriormente determinadas o indi
vidualizadas.
De suerte que el precepto debe ser limitado a los muebles
individualizados : tal caballo, esta cosecha ele az�car o de vino, etc.
Los muebles no individualizados estar�n sujetos a los principios
generales del lugar elegido o del domicilio del. deudor.
Y aun con respecto a los muebles individualizados, el texto
es simplemente interpretativo de la voluntad de las partes, por
donde s�lo establece una presunci�n susceptible de ser contrapro
bada, A diferencia ele lo que pasa en punto a inmuebles, los
muebles, por muy determinados cpie sean, pueden ser transpor
tados. Y es posible haya sido tenido en mira m�s o menos
que ello
t�cita por las partes (cons. Demolombe, XXVII, 278; Hue, VIII,
42; Baudry, XII, 1505; etc.). Esta interpretaci�n es tanto m�s
segura cuanto que tiene en su apoyo los principios generales alu
didos (lugar designado o domicilio del deudor), que obligan a
interpretar restrictivamente todo cuanto implique la derogaci�n
de los mismos. Lo mismo digo de las costumbres y usos, en cuya
virtud, por ejemplo, las casas de pegocio suelen llevar por su
cuenta al domicilio del comprador las mercader�as adquiridas, al
contado o a cr�dito, para el consumo.
598. Precio de cosa enajenada. Vayamos a la disposici�n
�
praventa.
La excepci�n consignada para el supuesto de que el adquirente
de la cosa deba pagar su precio a plazo, se explica porque, por
raz�n de ese t�rmino, queda desvirtuada la aludida correlaci�n
y la consiguiente
unidad. De ah� cpie a tal respecto se vuelva a los-
del comprador.
599. Precio de otras prestaciones. �
Pero quiero apuntar que
el mismo principio del art�culo 749 debe ser limitado a las cosas
la. frase � una cosa que deba ser entregada en el lugar en que
exista �. Aducir�a, al efecto, las mismas consideraciones que expuse
poco m�s arriba con relaci�n al inciso 2� del art�culo 747. Los
muebles propiamente tales, no tienen ubicaci�n forzosa. Y es de
uso que se los entregue en el domicilio del adquirente, salvo lo
relativo las compras manuales. De ah� que
a deba ser ese principio
lizada.
Tan cierto es esto que nuestro citado c�digo procesal (art. 4",
inc. 4o) dice algo m�s que lo que le hice decir poco ha: las acciones
personales son deducibles ante el juez del domicilio del demandado o
Es menester obser-
PAGO 429
vez son acreedores mutuos, por donde puede resultar que el deudor
A sea demandable en un punto cpie no sea aquel en que lo es
5; 176, 52; 190, 131; 193, 296; 196, 341; etc.; C�m. civ. Ia en G. F.,
15 1 II 1 917; etc.
Bien entendido, se trata aqu� del. domicilio real, efectivo,
del obligado.
Y" es preciso tener en cuenta que la regla es tan ampl�a
y fuerte, en su esfera, como la del lugar designado en la suya: en
falta de lugar se�alado por las partes, surge inmediatamente ese-
domicilio del deudor. Ello a tal extremo que la C�mara de comercio-
(R. L. J., II, 1107) ha podido sentar que no obstante ser exigibler
una letra en el
lugar en que ha sido firmada (art. 606. inc. 2�, C�d.
com.), el acreedor puede exigir su pago en ei domicilio del deudor,.
430 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
conjunto de,
estos 748 y 1212-3, viene a resultar que: Io cuando el
art�culos,
deudor cambie de domicilio, y se trate de una obligaci�n exigible
� en el domicilio �, del mismo (se lo ha � designado � por las partes,
S. C. en J. T.,
V|913, 25; C�m. civ. Ia en J. T� IX|912, 127, IVJ913,
120, en G. F., 19|II|917, y en J. A., II, 51; C�m. com. en G. F.f
22|IV|917 y 9|VI|917, en J. A., I, 751 (aqu� se trataba del domicilio
constituido, o indicado, al pie de una letra de cambio), y en G. F'.,
432 extinci�n de las obligaciones
Cabe apuntar
que la jurisprudencia cpie no ve en el caso una constituci�n de
domicilio al efecto del juicio, sino una mera y literal extensi�n de la-
jurisdicci�n territorial, puede ser cohonestada por las circunstan
cias particulares: la cl�usula pudo no estar redactada en la forma
que he indicado ; acaso se ha tratado de una evidente supercher�a,
determinada por lo formulario y como perdido de la cl�usula, o por
el hecho de que el deudor ni se ha dado cuenta de lo que firmara,
o por la circunstancia de que el respectivo edificio (del domicilio
constituido) estaba inhabitado o destruido, etc.
608. No implica renuncia del fuero federal. �
Por lo dem�s,
esa constituci�n de domicilio nada induce acerca de la renuncia
PAGO 433
que en ello se quiera ver del fuero federal: puedo constituir domi
cilio en Mendoza, sin que por eso entienda abandonar el derecho
me corresponda ele ser demandado all� ante lo federal. Es lo
que
se ha resuelto: S. C. en G. F'., 7|XII|917. Ello a menos de existir
que
una verdadera renuncia del fuero, como ocurrir�a cuando se dijera,
se da jurisdicci�n a los jueces �locales� (S. C.
por ejemplo, que
en ./. T. XJ911, 17), y siempre que la expresi�n entrecomillada no
casos tales, pues median razones ele inter�s com�n para todos los
acreedores, cpie, por lo mismo, deben prevalecer sobre la raz�n
especial del acreedor con domicilio de elecci�n. De ah� que los
respectivos textos legales no admitan distingo ni excepci�n : son los
art�culos 3284 del C�digo civil, 58 de la ley ele quiebras, 634 y
718 del c�digo procesal, etc.
610. �
Colmo, Oblig. �
T. 1. 28
434 extinci�n De las obligaciones
hipotecario. �
cr�dito hipotecario.
Parece mentira que haya de ocuparme sobre una materia as�,
L. J., X, 192.
Considero epie los tribunales comerciales est�n en lo cierto*. Y.
mas de una vez le han dado raz�n las c�maras civiles, particular
mente la segunda. No s�lo son m�s categ�ricos los textos, sino que
la soluci�n
simplifica las cosas,, pues ser�a anormal una sociedad
mercantil que realizara actos civiles. Adem�s, la tendencia universal.
hacia la comercialidad de los inmuebles es indiscutible.
613. Casos de jurisdicci�n internacional y de ejecuciones. �
436 extinci�n de las obligaciones
ARTICULO J.�
616. Legados. �
fed. Paran� en J. A., I, 390; C�m. civ., 79, 60; etc.; C�m. com.,..
12, 415; etc.
Fuera de ello �
la
obligaci�n delictual es ele car�cter eminentemente
personal. Y como no puede suponer designaci�n alguna de lugar
de su exigibiliclad, por lo mismo cpie no es convencional, ser� de-
mandable en el domicilio actual del deudor : art. 747, inc. 3" ; Po
SECCI�N 5a
�. �
A. Plazo cierto. �
Io. ��
619. Cu�n
do vence. �
pago antes del vencimiento, ni el. deudor puede hacerlo (lo que no
�
cual ser�a nula (art. 542), y mientras quepa mirarla como una
obligaci�n de plazo incierto (lo que ser� de regla, desde que, en
general, no cabe concebirla en otro sentido, pues por presunci�n
pago 443
lo contrario.
Lo hace con toda raz�n. Es posible que ello implique un
SECCI�N 6a
I. Generalidades. �
626. Cu�ndo
procede. P�gase por �
(art. 15), los dep�sitos judiciales deben ser hechos en �ste, quien.
entrega el comprobante del dep�sito verificado, que se acompa�a
luego con el escrito en epie se detalla los motivos del mismo (con
signaci�n, embargo, o lo que fuere).
Y es, adem�s de ingrata, bien inc�moda la situaci�n act�a L
cpie obliga a convertir a veces las oficinas de los tribunales en lu
gares de dep�sito ele objetos consignados, o, lo que es m�s frecuente,.
a echar mano ele depositarios especiales y m�ltiples, que, sobre-
carecer bien a menudo ele las aptitudes indispensables, ofrecen.
el inconveniente de una variedad que 110 responde a buen seguro a
lo sencillo y uniforme ele lo epie corresponder�a,
628. Amplitud de los principios sobre consignaci�n. En se �
mes y a�o, 135) respecto del pago ele alcpiileres que el acreedor
deb�a ir a cobrar en el domicilio del deudor, y en raz�n ele que
�ste no hab�a probado haberlo hecho.
631 Se reducen a los de cualquier pago.
.
Los �nicos recpii- �
sal para la Capital y los territorios; C�m. civ. en -/. T 1910, 397. .,
en G. F.,
2|III|917; C�m. fed. en J. T., XI|914, 190; etc.
632. La consignaci�n debe ser judicial. Es preciso advertir
�
etc.), y como resulta ele los art�culos 760 y siguientes, cpie se refie-
ren al
juicio, a la sentencia del juez, etc. As� se ha resuelto : S. C.
B. A. en R. L. J., VI, 309 ; C�m. com., 34, 61, y en G. F'., 5|II|917 ; etc.
fe�S,Es verdad que la consignaci�n hecha privadamente puede surtir
448 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
la haga en un Banco
(o lo que fuere) distinto del fijado, como ha
resuelto la C�mara civil Ia en R. L. J'., I, 271. *-�
Fuera de ello, la consignaci�n debe ser judicial. Es un recurso
legal.
Ante tocio, la consignaci�n v�lida (y lo es aunque el deudor se
reserve el derecho ele repetir el pago que hace, pues la consignaci�n
es hecha � a las resultas � del juicio ; C�m. civ. Ia en /. A., I, 56, y III,
Nos encontramos aqu� con una falla legal que ya hemos visto
en otra oportunidad^ (art. 700), en virtud, si se quiere inter
cuya
163, 310; 175, 75; C�m. civ. Ia en J. T., VII|913, 143), sea que
el acreedor acepte la consignaci�n, sea cpie la impugne y se la declare
Colmo, Oblig. �
T. 1. 29
450 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
art�culo 764. Es la
notificaci�n, propiamente la demanda, h
no
que entra�a la traba del pleito (Manresa y Keus, Ley ele enjuicia
miento civil, II, 93 y ss. ; Caravantes, II, 573; infra, n" 941),
y lo
que as� hace correr los intereses,
interrumpe la prescripci�n, etc.
Y es lo que se resuelve en nuestra
jurisprudencia m�s constan
te : C�m. civ., 70, 314; 74, 205; 153, 213; C�m. civ. 1" en J. T.,
X|913, 199.
B. �
De consiguiente, los
riesgos de la cosa se transfieren desde entonces al acreedor, por
lo mismo que �ste ha dejado de ser tal para convertirse en propie
tario ; la mora del deudor, si la hab�a, cesa a contar del mismo ins
tante ; etc.
637. Mora y ofertas reales.
C. �
�dar�n libres.
IV. Consignaciones especiales. �
641.
Cuerpo cierto a en
tregarse donde est�. Las consignaciones especiales contempladas
��
por el c�digo son las relativas a los cuerpos ciertos y a las cosas
en el negocio del
vendedor, etc.). De ah� que haya debido adoptarse-
una soluci�n
general.
Sin embargo, en la pr�ctica, donde se consulta exigencias
que
dimanan de los hechos, se suele admitir el dep�sito judicial de las.
cosas debidas y pagadas en consignaci�n, cuando no son ele volumen
supuesto cpie lo del traslado a � otra parte �, ele cpie hace m�rito-
la ley, s�lo es concebible en materia de muebles.
642. Cuerpo cierto a entregarse donde no est�. El art�culo �
entrega efectiva.
Y despu�s, que en los supuestos de inmuebles entregables.
tambi�n simb�licamente (una casa, que lo es mediante la entrega
de las llaves respectivas), debe imperar nuestro art�culo : lo entre-
gable, y as� consignable, no es propiamente el inmueble en s�
mismo, sino en el medio, las llaves, que entra�an la posibilidad
efectiva de su posesi�n; y ese medio es en el caso una cosa esen
cialmente mu ebl e.
PAGO
455
ello nada juega con relaci�n a los riesgos (art. 577), que ser�n siem
pre de cargo del deudor mientras no se consigne la species, la cosa
s�lo se ha referido
a la consignaci�n de obligaciones de
dar, y que
nada ha dicho respecto ele las de hacer y de no hacer.
Hay al respecto un motivo general epie es casi intuitivo: la
consignaci�n no se concibe sino donde quepa la entrega de algo,
de una cosa u objeto, en que no encuadran ni el hacer ni el
no hacer.
Ello no quiere decir, sin
embargo, cpie el deudor d� una
obligaci�n de hacer no tenga c�mo liberarse, lo propio que el de
una obligaci�n de dar, cuando el acreedor se resiste a aceptarle
SECCI�N 7a
646. Concepto. �
325; 18, 419; 19, 426; 21, 66; 24, 151; 29, 433; 54, 51; 58, 329; 81,
339_; 97, 284; etc.; C�m. fed., 4, 11; C�m. civ., 74, 431; etc. De
ah� (pie se exigiera en tales fallos cpie el derecho perteneciera origi
nariamente a un extranjero o a un domiciliado en otra provincia. Y
de ah� que en otros fallos se recabara la doble condici�n de epie el
cedente y el cesionario pudieran invocar los dos el fuero, para que
�ste resultase procedente: S. C, 23, 726; 32, 155; 33, 326; 48, 37;
59, 354 ; 66, 46 ; 69, 103 ; 71, 356 ; 90, 336 y 443 ; 93, 33 ; 94, 122 :
etc. Lo mismo lia sentado la C�mara federal, 6, 193. Pero, sin contar
\
EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
460
652. Con
cepto. �
por el acreedor (,) sin intervenci�n del deudor, sea por el deudor (,)
sin el concurso de la voluntad del acreedor.
653. Fundamento: objetividad de la moderna obligaci�n. �
dicho lo bastante cuando analic� m�s arriba lo del pago por ter
ceros (n� 552 y ss.). Pero s� hay epie insistir acerca del fundamento
y el car�cter de la instituci�n.
En toda legal o convencional, se verifica un
subrogaci�n, sea
pago, el que hace el tercero. Pues bien, ese pago tiene eme extinguir
la obligaci�n, si hemos de aplicar principios ele tocia obviedad (art,
724 y ss.). �C�mo se concibe, entonces, que extinguida una obliga
ci�n pueda subsistir en favor de ese tercero, que en adelante ser�
pago 4gp
primitivo y desinteresado?
Es que el romanismo de la obligaci�n, l� he dicho ya, va desapa
reciendo poco a poco, en virtud ele tendencias m�s utilitarias o
pond�an) ? �No sobra con decir que la persona del deudor es indife
rente (tal es el supuesto: se trata de aquellos casos en que el. pago
puede ser hecho por un tercero), de tal suerte que puede cambiar
de individuo sin que la obligaci�n, se altere, ya que lo importante en
�sta es el valor patrimonial que representa, y ya que ese valor sub
siste como antes?
Nada, pues,
I
de ficci�n : la subrogaci�nt~}
es una instituci�n tan
'��a^^,' "Il i. lili* l
ii '>'"'� _ jm>i li^
En cuanto
otros, no es m�s que la transmisi�n ele los accesorios del cr�dito pri
utilidad tan incontestable como la que resulta del hecho ele que
ninguna legislaci�n ignore. la
Conviene al deudor, cpie puede librarse ele un acreedor inc�
modo, substituy�ndole otro m�s tolerante.
Conviene, al mismo acreedor, que de tal suerte encuentra quien
le pague lo que se le debe.
No perjudica a los otros acreedores (pie el deudor pueda tener,
por lo mismo que sus derechos permanecen inalterados.
Y representa actividades econ�micas, y hasta solidarias y bene-
ficentes, que toda ley debe estimular y favorecer.
III. Principios especiales sobre el pago con subrogaci�n. �
A.
Subrogaci�n legal. �
1". �
657. Principio. �
El mismo c�digo ha
dicho, sin necesidad
alguna, pues ello es cloctriiiarismo puro, cpie est�
siempre de m�s en las leyes, que la subrogaci�n puede ser legal o
convencional. Estudiemos por separado cada una de ellas, y comen
cemos por la
primera.
464 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
3o. �
por el deudor (art. 693 y 2029; C�m. civ., 89, 147, y 169, 265; C�m.
com., 12, 133 ; C�m. civ. 2a en R. L. J .,
VII, 453, a prop�sito de multa
en sellado satisfecha por uno ele los obligados ; C�m. com. en G. F .,
T. T. 3a
466 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
de los art�culos 1752, 1857, 1949 ; etc. : el socio que paga una deuda.
social queda comprendido en el supuesto general del art�culo 693,
inciso 2o ; el tercero que se allana a. cumplir por el donatario el cargo
cpie a �ste incumb�a, no es un coobligado, como tampoco lo es el
mandatario que adelanta de sus fondos personales el pago de obliga
ciones del mandante. Si en los �ltimos supuestos es posible ver sub
rogaci�n, no ser� en m�rito de este inciso que estudiamos, sino, en
todo caso, por efecto del cpie subsigue, cpie se refiere cabalmente a
los terceros no interesados.
4o Tercero no interesado. �
dicho tercero.
Como se ve, en G-oyena no tenemos nada que innove sobre los
Fuera de
ello, la amplitud
del inciso es tan acentuada que la correspondiente pregunta debe
�ser invertida: en vez de preguntarse cu�ndo queda subrogado el ter
�con sus fuentes, seg�n que el tercero pague en nombre del deudor
nario del cr�dito (pues en tal supuesto y por aplicaci�n del art�culo
769, resultar�a un subrogado legal, que tendr�a, art�culo 1458, los
.mismos derechos que el acreedor desinteresado).
No veo otra manera de restringir la excesiva amplitud de un
precepto que ha sido muy meditado por el codificador.
no
El inciso
cuarto, repetido en los art�culos 2151 y 3185, es de obviedad : el pobre
468 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
6o. �
tantes (excepto el del inc. 3o). Quien acepta una herencia con benefi
cio de inventario, quiere excluir la confusi�n de personalidades y pa
trimonios epie se opera con la aceptaci�n com�n (art, 3373 y 3417) _
Io Por el acreedor.
exige es el de lo
expreso de la subrogaci�n. Es que la subrogaci�n es algo excepcio
(cons. el caso af�n resuelto por la C�m. civ., 165, 251). Por lo dem�s,
poco importar� que no se emplee la palabra � subrogaci�n � : siempre
que resulte evidente la doble intenci�n de transferir y recibir los
derechos del acreedor, la subrogaci�n existir�. Por suerte, en el
�derecho moderno no hay f�rmulas aunque haya formas. As�, sobrar�a
con expresiones como �stas : � cedo � o � transfiero mis derechos �,
�� substituyo � o � coloco al tercero
lugar �, etc. en mi
Se trata en ello del requisito especial de la subrogaci�n. Lo
-que implica que quedan intactos los requisitos comunes (escritura
p�blica, si cuadra, objeto l�cito, capacidad, etc.) cpie corresponden
-a cualquier acto jur�dico y hasta a un contrato como es �se.
sin ello habr�an tenido mejor derecho que �l. No creo que entre
nosotros deba exigirse eso mismo, porque ya tenemos la
regla
general en el art�culo 1035: si la subrogaci�n consta en documento
sin fecha cierta, no podr� ser opuesta a terceros ; si consta en docu
mento p�blico, la antedata es imposible, tal es la
presunci�n, pues,
es 'poco concebible la complicidad de los funcionarios
correspondien
tes (cons. art. 979).
667. Es en su fondo una cesi�n de derechos. Hay que hacer-
�
Hay valores econ�micos ele por medio, que son siempre el primum mo-
vens ele la actividad correspondiente. Todo sin. perjuicio, como he di
disponer de
algo cpie no es suyo, el cr�dito en cpie est� obligado. No
hay tal, sin embargo. El no dispone sino ele lo propio: acordar al
472 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
671 .
Hay en prin
cipio unasubstituci�n de persona. Los efectos de toda subro
�
de ese l�mite, tanto contra el mismo deudor como contra los posibles
fiadores. La explicaci�n que corresponde tiene que ver m�s con
474 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
sobre los bienes del deudor concursado o insolvente. eJSn tal caso,.
ambos literalmente, vale decir,
concurren en perfecto pie de igual
La subroga �
\
EXTINCI�N DE LAS
4:76 OBLIGACIONES
cosa que se liga con el principio del art�culo 1196, ajeno a nues
tro asunto y que no creo sostenible (v. n� 724).
SECCI�N 8U
675. Concepto. �
En materia de imputaci�n de pago, el c�
digo se coloca en los tres supuestos cpie corresponden : la imputaci�n
puede hecha,
ser ante todo, por el deudor; despu�s, por el acreedor;
-en defecto de
ambos, la hace la ley (S. C, 19, 10).
Consiste la imputaci�n en la declaraci�n de voluntad, expresa
o t�cita, en cuya virtud se manifiesta cpie con tal pago se
cpiiere-
extinguir �sta o aqu�lla de las dos o m�s obligaciones ele igual
naturaleza que tiene el deudor para con el mismo acreedor.
676.
Requisitos. Supone, pues, varios requisitos : 1� que
�
el deudor est� obligado por m�s de una deuda, pues de otra suerte
la imputaci�n no tiene sentido, por lo- mismo que no hay elecci�n
posible ; 2" _que esas obligaciones existan respecto de un mismo
acreedor, pues sino tampoco ser�a factible la elecci�n ; 3o que las deu
das sean de igual naturaleza, ya que no se concibe la imputaci�n de
una suma de dinero sobre una obligaci�n de dar cosas o dehacer, ni
es imaginable el posible prorrateo entre obligaciones heterog�neas.
Tales reepiisitos est�n contenidos en la norma de fondo del
-art�culo 773: Si las obligaciones par-a con un solo etcreedor (,)
tuviesen por objeto prestaciones de la misma naturaleza, el deuelor
tiene la facultad de declarar al tiempo de hacer el pago, por cu�l
de ellas debe entenderse que lo hace. Y est�n complementados por
los de los art�culos 774-6-7, que respectivamente disponen: La
elecci�n del deudor no podr� ser (recaer) sobre deuda il�quida, ni
sobre la que no sea de plazo vencido. Si el deudor debiese capital
�
ley
Nuestra distingue, como el c�digo franc�s, entre deudas
no
SECCI�N 9a
680. Concepto. �
pro re, pro pecunia o pro facto; o bien factum pro facto, pro re o
pro pecunia; o tambi�n nomen juris pro re, pro pecunia o
pro facto.
En cuanto al cuarto y �ltimo punto, se concibe la exigencia:
el acreedor tiene derecho de exigir que se le d� en pago lo debido'
(art. 740), por donde s�lo mediante su consentimiento puede caber
otra soluci�n. Evidentemente, lo propio hay que decir respecto del
T. I. .
31
EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
482
cosa (la que se entrega) ; por donde se est� de lleno en las normas
circunstancias objetivas.
El art�culo 780 no puede ofrecer dificultad alguna, y hasta
SECCI�N 10a
XV, 410 y ss. (la obra de II. Vizioz, La notion du quasi contrat, 1912,
�es excesivamente jurisprudencial; lo mismo cabe decir de otra obra
-admiten Leone (n� 49 y ss.), Riccobono (n� 22) y Scuto (59 y ss.)
para el derecho italiano, as� como Ripert y Tesseire para el de
recho franc�s (731 y ss.). Es el siguiente: �nadie puede enrique
cerse sin causa leg�tima a costa de otro �. En tal virtud, el perju
dicado por un enriquecimiento sin causa tiene acci�n contra el que
se ha
enriquecido a su costa, para repetir contra el mismo el importe
de aquello en que se ha enriquecido. Tal acci�n es la que se llama
�de in rem verso, que ya hemos visto en el art�culo 728, y de la
EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
484
a estudiar.
Advertir� que los cuasicontratos algunos autores bas
son para
tante numerosos (Toullier, VI, 17), y que la mayor�a de los autores
y las funciones
de la obligaci�n suponen factores econ�micos y pa
trimoniales mucho m�s que motivos psicol�gicos
personales. y
690. Su fundamento. ��
En cuantoprincipios b�sicos
a los
del enriquecimiento, me remito al recordado trabajo de Ripert y
Tesseire, cpie es lo m�s sistem�tico y lo mejor de lo que al respecto
conozco, y a cuyo respecto las cr�ticas ele Leone (n� 61) no me
resultan convincentes.
Seg�n aquellos autores, que en el citado trabajo no han hecho
m�s que aplicar y desenvolver las ideas matrices de sus respectivas
tesis doctorales (cuyo an�lisis ha sido hecho por G�ny en la Revue
trimestr�elle de droit civil, 1902, 812 y ss.), el enriquecimiento
puede aplicarse a la luz de tres doctrinas : la de la gesti�n anormal,
la del. cuasi delito, y la objetiva que ellos proponen. La primera, que
es la corriente, debe ser descartada sin miramiento : una gesti�n
innegable.
490 EXTINCI�N D� LAS OBLIGACIONES
Algo parecido hay que decir respecto del beneficio del enrique
cido. Conviene apuntar que no es indispensable aumento
un
positi
vo de su patrimonio : bastar�a con una ventaja pecuniaria
(se le ha
ahorrado un gasto, evitado una p�rdida, etc.), pues en definitiva tanto
beneficia lo uno como lo otro.
La acci�n es de car�cter
personal (y tal era su caracter�stica
eminente en derecho romano), como lo acredita la circunstancia
de fondo de que lo reclamable no sea propiamente una cosa sino un
valor, seg�n puede verse en casi todos los art�culos citados en el
n�mero 686.
No creo que subsidiaria, y que as� s�lo proceda en de
sea ella
fecto ele la acci�n reivindicator�a, y por raz�n de que �sta no pueda
ser ejercida (cons. Scuto, 7 y ss. ; Leone, 47 y 94; Ripert y Tessei
vindicaci�n perdida�).
Finalmente, en el n�mero 703 y siguientes discurrir� acerca de
-si el enriquecimiento debe ser permanente, o si basta que se haya
producido aunque no haya durado.
II. 692. Hip�tesis generales del c�digo.
�
Es tiempo ya �
A. Generalidades. �
693. Principio.
�
paga dos veces, o si en vez de pagar 100 $ paga 120, podr� probar
-el doble pago con los recibos oportunos; o podr� justificar lo exce
sivo del pago con la cuenta de 100 $ que le pasara. Todo se redu se
condici�n, o bien que lo debido era tal prestaci�n siendo as� eme
ha pagado con otra, o bien que la elecci�n le correspond�a en una
obligaci�n indeterminada y que ha pagado dejando la elecci�n al
acreedor, etc. Por lo dem�s, y trat�ndose de obligaciones, la prueba
debe estar sujeta a las trabas de los art�culos 1190 a 4, por donde
PAGO 493
Lo que parece
fuerte es que el error de derecho sea invocable. Se sabe que en_
ci�n del principio en una serie de casos. Son los del art�culo 790:
Habr� tambi�n error esencial (con lugar a la repetici�n), aunque el
deudor lo sea efectivamente, en los casos siguientes : Io si la obliga
ci�n fuese condicional, y el deudor pagase antes del cumplimiento
de la condici�n; 2o si la obligaci�n fuese de dar una cosa cierta, y
el deudor pagase al acreedor (,) entreg�ndole una cosa por otra;
3o si la obligaci�n fu-ese de dar una cosa incierta, y s�lo determinada
6o, en los art�culos 675 y 924) ; 5o que varias de las mismas pudieron
ser condensadas (en los incisos 2� y 5o hay error en la prestaci�n;
da subrogatoria del
compete contra el deudor no puede ser ar
le
t�culo 768, inciso 3o, por lo mismo que no ha entendido pagar una
cualquiera de ellas.
2o. �
En cam
casos del art�culo 790. Todas las disposiciones del art�culo est�n ya
consagradas: la del inciso Io, en el art�culo 571 (cons. Scuto, 67) ;
las de los incisos 2� 5o, en los incisos 2o a
a 5o del art�culo 515 y
en el art�culo 516 (cons. Scuto, 58 y 68 y ss., que sinonimiza el
pago voluntario de nuestro art. 516 con el pago consciente, contra
lo que sostengo en el n�mero 85, y que llega a asimilar la obliga
ci�n natural a un deber de conciencia, como pretendo en el n� 78) ;
y la del inciso final, en m�s, en
los art�culos 727-8-30. Lo que es
ticular del articul� 218, inciso 5o, del c�digo comercial), y debe ser
Corte (102, 204; 107, 134 y 240; en J. T., IIIJ914, 12; en R. L. J'.,
V, 121; en J. A., II, 4) y de otros tribunales (C�m. fed, en J. A.,
I, 816; C�m. civ., 171, 388; etc.), seg�n los cuales no se puede
repetir el pago de un impuesto si no se ha protestado al satisfa
c�rselo, o, como tambi�n se ha resuelto (C�m. civ., 135, 179),
cuando se trate de impuestos municipales pagados durante varios
per�odos.
En una y otra de esas dos formas o situaciones, median
circunstancias (falta de protesta, constancia en el pago) que pueden
inducir la espontaneidad o el pleno conocimiento antes aludidos.
Con m�s raz�n cabe sostener lo propio ante fallos como �ste:
no procede la
repetici�n respecto de cargas (alumbrado, barrido,
aguas, etc.) que no son impuestos sino servicios, pues entonces el
enriquecimiento se producir�a al rev�s (en favor del beneficiado
por el servicio), como se ha resuelto por la Suprema Corte en G. F.,
XIIJ917, 345, y antes por la C�m. civ. 2a en /. T., XI|912, 211.
Lo que es inadmisible es la rotundez de ciertos fallos que ex
T. I. 3a
498 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
obvio, y no insisto.
Seg�n la C�mara civil (145, 406), no es repetible el pago hecho
en virtud de un contrato, aunque se declare que no exist�a el dere
cho pagado. Quisiera yo saber, a prop�sito, en qu� preceptos
legales puede fundarse un derecho as�. Convenido que quien paga
prueba por eso solo que debe, y que, de consiguiente, mal puede
repetir lo pagado (n� 581). Pero aqu�, no se trata de eso, pues
consta que � el derecho no exist�a �. Si, pues, se lo ha pagado, no
ha sido en virtud de un contrato que no lo contiene, sino apenas
con motivo ocasional, y aparente, de tal contrato. Media, entonces,
o error o falta de causa. Y el t�tulo para la repetici�n resulta
indudable.
C. �
No
703.
Principio.
�
M�s delicado es el
�
utilidad (ha utilizado en otra casa los materiales ele la que hizo-
derribar; ha colocado en otra m�quina el motor ele la crae desarm�;;
etc.) : art. 2431. Lo mismo se dispone en el c�digo civil brasile�o r
art. 966.
Pero en esto voy invadiendo el terreno de lo particular del.
asunto. Entremos en �l, distinguiendo con el c�digo, seg�n que el
enriquecido sea de buena fe o de mala fe.
2" Deudor de buena pe. �
Los;
art�culos 786-7 legislan la t�rminos, res
primera hip�tesis en estos
con los frutos pendientes (, pero no los consumidos). Debe ser consi
bi� en pago una cosa ra�z, la hubiese enajenado por t�tulo oneroso-
o por t�tulo lucrativo?, el que hizo el pago puede reivindicecrla ele
quien la tuviese. (� Quien pague por error con una cosa ra�z recibi
da de buena fe y enajenada a tercero, podr� reivindicarla contra
�ste � ).
guientes.
dem�s, la buena fe se presume (art. 2362), por donde
Por lo
el actor que pretenda lo contrario deber� probarlo. Y la buena fe
del enriquecido cesa desde el momento en que se le notifique la
demanda de repetici�n (art. 2433).
�
no son debidos los frutos consumidos sino los pendientes, cosa que
que hacer resaltar la grave falla que entra�a: esa acci�n reiperse-
�cutoria contra terceros que pueden ser de la m�s perfecta buena fe,
�es toda una ignominia jur�dica. Eso es atentar contra la seguridad
quirente ele buena fe y a t�tulo oneroso, sino que, aun en los cas�se
en que sea ella admisible, su car�cter subsidiario
(es procedente
s�lo cuando el perjudicado no logre la indemnizaci�n cpie le co
rresponde contra el enajenante o sus herederos) resulta meridia
no ante preceptos como los de nuestros art�culos
1481, 2779, etc.;
2a que el enriquecido est� obligado a bonificar al empobrecido
en la medida de la utilidad reportada, si ha dispuesto de la cosa
4|X�917).
Si le� cosa se ha deteriorado
destruido, aunque sea por caso'
o
A. Generalidades. �
707. Principio.
��
sin causa, debo decir que por causa se entiende aqu� la fuente ju
r�dica de la obligaci�n, como se precept�a en la regla general del
art�culo 499 : un contrato cualquiera, una convenci�n, un testa
advertir que el pago sin causa que estudiamos no existe tan s�lo
en los
supuestos del art�culo 793. En �ste no se hace m�s que pre
cisar con relaci�n a casos especiales, el principio del art�culo 792,
donde se alude en general al pago sin causa. De consiguiente, hay
pago sin causa siempre que se haga un pago en virtud de una causa
504 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
nes jurisprudenciales del pago sin causa son tan frecuentes como
las del pago por error. Fuera de fallos que s�lo tienen valor gene
ral (C�m. civ., 112, 109; 141, 403; C�m. civ. Ia en J. T ., IV|912,
F ., 8|VII|917; C�m. civ. 2a J. T.,
100, VIIJ914, 142, y en G.
y en
IV|914, 230 y V|914, 205, as� como en R. L. J., IV, 912; C�m. com.,
48, 416; 79, 329; etc.), epuiero contemplar los que revisten mayor
pago
505
bre, etc.), que entra�a una �causa� lato sensu, me deciden, m�s o
menos ileg�timamente, a ubicarlo en este lugar.
J. A., III, 370), pues s�lo en tal medida resultan � �tiles �, en raz�n
de que corresponden a lo que habr�an debido gastar los herederos o
legalmente obligados. De ah� otras aplicaciones jurisprudenciales
an�logas, que exigen una interpretaci�n � estricta � al efecto ( C�m.
civ. Ia en /. A., III, 133).
713. Compras por mujer casada. Se ha resuelto que mal-
�
grado sea nula la compra de joyas hecha por una mujer casada y
no autorizada
por su marido, la sociedad conyugal debe responder
por el precio de las mismas, si no prefiere devolver las joyas, siem
pre que no se haya probado la ulterior enajenaci�n de �stas por
la mujer (C�m. civ. Ia en J.
T., IX|912, 125).
Creo que en lo relativo este fallo es una perla, y por eso no
he dudado en analizarlo, malgrado no se refiera sino al
enriqueci
miento en general, y no obstante no guardar relaci�n estrecha con
el pago sin causa estudiando el acto ser� nulo como
que vengo :
EXTINCI�N DE LAS
506 OBLIGACIONES
exigible.
Entendidos los fallos como cuadra, con relaci�n a sujetos que
no pueden invocar la cosa juzgada, su justicia es indiscutible.
Mal-
cia judicial nopuede ser �causa� v�lida, por s� sola, para ning�n
ni obligaci�n alguna, pues no es fuente ele v�nculos jur�dicos, ya
pago
se limita a � declarar � el derecho de acuerdo con las fuentes
que
legales y las consiguientes pruebas del mismo. Si, pues, y por un
error posible, un juez manda pagar una suma con dinero que es
1914, 535 y ss. ; S. C. en J. T., XII|914, 7 ; C�m. civ., 181, 150; 187,
-
34; 189, 161 y 367; 191, 198; 192, 226; 193, 15; 195, 64; 196, 231;
��m. civ. Ia en J. T XIIJ914, 139, en R. L. J I, 855, y en J. A.,
., .,
I, 672 y 674, y II, 211; C�m. civ. 2a en J. T'., XII 1 914, 243, y en
J. A., I, 425; C�m. com. en G. F
XI|917, 53, y en J. A., I, 498,
.,
A. �
71 7. Principios. �
En materia de
pago con causa il�cita, el c�digo consagra dos disposiciones que se
lizado,
B. �
cuya virtud ese pago fu� realizado. Tal ocurre en los casos en que
alguien promete y da a otro una suma de dinero, por ejemplo, para
abstenga de acto inmoral
(deje de ir a las- carreras,
que �ste se un
cuando la ilicitud existe con relaci�n al mismo que pag� y cpie lue
go la pretende. Es lo que pasa en punto a deudas de juego (art.
2063), y en todos los supuestos en que se haga el pago en raz�n.
de una convenci�n il�cita para los dos vinculados (una sociedad
no
por
qu� insistir acerca de lo que en estos casos es esencial: la determi
naci�n m�s o precisa y concreta ele
menos lo que debe entenderse
por orden p�blico, buenas costumbres, etc., pues no har�a sino re
vamente como (a su) acreedor por la 7?iisma deuda, con las mismas
garant�as y por instrumento de igual naturaleza (S. C, 16, 362). �
dores que ejercen #por su deudor la acci�n (de pago, para quedar
nos en la hip�tesis que nos concierne por ahora) que �ste pueda
tener contra terceros (X, acreedor de A, pretende que B le pague
a �l lo que adeuda a A). Y s�lo quiero mencionar, como de paso:
Io que no hay aqu� propiamente una acci�n de repetici�n, pues no
media error ni falta de causa, sino el ejercicio de la misma acci�n
que corresponde al acreedor A contra su deudor B, por parte de
los acreedores de A y en beneficio de los mismos ; 2o que nuestros.
juristas se han embarcado al respecto en una jurisprudencia que
no acepto puedo discutir aqu�, pues corresponde al estudio
y que no
104; 108, 291; C�m. civ., 158, 89; 168, 187 y 225 (v�ase los dem�s
fallos que cito en el n� 955).
Se comprende por qu� : no estando sometida a prescripci�n
especial, encuadra en la
general
norma del art�culo 4023 (en el
c�digo suizo de las obligaciones prescribe al a�o :
se art. 67 )
.
que se quiere repetir (C�m. civ., 126, 337 ; 146, 240; C�m. com., 80,
73), y aunque el sujeto demandado sea una sociedad an�nima (C�m.
civ. Ia en J. A., III, 32).
Es discutible tal soluci�n, malgrado cuente con apoyos respe
tables, por ejemplo, el de Cosack (I, 22). Lo com�n ele los comercia-
listas se pronuncia en sentido contrario con respecto a los pagos
mercantiles (Vivante, I, 32 y' 94; Vidari, I, 36; Lyon-Caen y Re
nault, I, 177 ; Manara, Atti di commercio, 68 ; Majorana, Prescrizio-
ne in materia di commercio, 3 a 5 ; Saija, Prescr�zione in ma
teria commerciale, 10; Navarrini, I, 177-8; Segovia, I, 47) ; si bien
los civilistas suelen querer reivindicar la preferencia civil, como
ocurre en Pugliese (Prescr�zione estintiva, 304 bis).
T. I. 3&
514 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
SECCI�N 11a
Es
bueno que advierta que entre nosotros se ha dictado la ley del
hogar (n� 10.241) con respecto a la peque�a propiedad rural de
pertenencia del Estado, � como un amparo y una donaci�n del
gobierno a la familia argentina � (art. Io). En su virtud se lo puede
constituir en lotes que var�an entre 20 y 200 hect�reas, aclquiribles
�tsin escritura p�blica y mediante un simple � boleto de estado � y
el respectivo plano (art. 6o) ; tales lotes son inembargables e incesi-
bles fsalvo la transmisi�n a otra familia, y exceptuados los frutos,
que lo son hasta la mitad: art. 2o), como son indivisibles, a menos
que todos los interesados, la � familia � del art�culo 3o, sean mayores
y convengan en su divisi�n (art, 4o) ; etc. Con ello se ha realizado
una aspiraci�n evidente, que tan de relieve hab�a puesto Avellaneda
desde 1865 con su famoso libro Estudios sobre las leyes de tierras
p�blicas.
Tambi�n se ha hecho algo parecido en otras leyes, en que se
declara inembargables e inejecutables, en todo o en parte, diversos
derechos: v�ase los art�culos 9o y 10 de la ley de pensiones mili
tares, que excluyen cualquier cesi�n o embargo de �stas ; el art�culo
55 de la ley 4349, relativa a las jubilaciones y pensiones,
epie tambi�n excluye toda cesi�n al respecto, y que s�lo autoriza eL
embargo por la cuarta parte ; los art�culos Io y 2o de la ley 9511 de
inembargabilidad de sueldos, salarios, pensiones y jubilaciones, cpie
prohiben todo embargo o cesi�n de sueldos, etc., inferiores a 101 $, y
516 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
Vol
viendo a nuestro asunto inmediato, cabe apuntar que el sentido
del art�culo 799 m�s claro que sus expresiones. Dicho favor no
es
que este art�culo s�lo habla del plazo cierto. Pero ello nada
im
plica, desde que el plazo incierto es tan plazo como el cierto (art-
567, inc, Io), y s�lo difiere de �ste en lo accidental y externo ele nc*
PAGO
517
y las fuentes
de �ste (el art. 2257 del c�digo franc�s), interpre
tadas por la doctrina y la jurisprudencia, no hacen m�s que confir
mar lo dicho, como puede verse en Troplong, De la prescr�ption,
Se trata, repito, de un
favor legal. De ah� que el c�digo no lo acuerde sino a quien lo
merezca. Es lo que se dispone en el art�culo 800 : El acreedor est�
bienes, por parte de los acreedores en cuyo favor fu� hecha la.
cesi�n, y en cuanto se trate de hacerle cumplir obligaciones ante
riores a la misma � ) .
mismo se le impone.
732. La enumeraci�n no es limitativa, �
CAPITULO II
NOVACI�N
I. Prenociones. �
733. Concepto. �
La novaci�n es la trans
formaci�n de una obligaci�n en otra, dice el art�culo 801 ; en el
cual se insiste en el prurito de las definiciones te�ricas, que resultan
plenamente in�tiles ante el texto de los preceptos en que la insti
tuci�n juega y se desenvuelve y que la precisan con la debida
correcci�n, con la agravante de que en el caso se trata de una
definici�n tan esquem�tica o concisa que en nada ilustra acerca
del respectivo contenido (no indico bibliograf�a, porque tendr�a que
limitarme a lo corriente, y porque, fuera de la escasa importancia
pr�ctica de la materia, n� 770, cito la que cuadra en las ocasiones
del n� 751 y ss., que son las que ofrecen m�s positivo inter�s).
� Es la transformaci�n de una obligaci�n en otra �, se dice.
Muy bien, pero � qu� se entiende en el caso por � transformaci�n � ?
Ya se ver� que si toda novaci�n implica esa transformaci�n, no toda
transformaci�n acarrea novaci�n. Esto �ltimo puede v�rselo, desde
luego, en el art�culo 812, inciso 3o : los cambios, o � transformacio
nes � en el
tiempo, en el lugar o en el modo del pago, en todo cuan
to sea accesorio o
externo, dejan intacta la obligaci�n. Y se lo ha
visto, como se lo ver�, aun en los cambios esenciales : puede cambiar
el acreedor (en el pago con subrogaci�n, en la cesi�n de derechos,
734-. Especies. �
Y debe te
nerse en cuenta que, en la realidad de los hechos, la novaci�n es
737. Qu� se
bilidad, una confusi�n tan fuerte que conduce a ver en todo ello co
sas distintas, cuando en
rigor son lo mismo. En principio, y de paso,
pues no puedo detenerme, un acto es nulo o es v�lido. Eso es todo.
La nulidad puede aparecer manifiesta o ser oculta, pero es siempre
la misma nulidad. La nulidad puede ser pedida por cualquiera y
hasta ser declarada de oficio por el juez, o bien s�lo puede ser pedida
por la parte interesada; pero es siempre, en el fondo, la misma
nulidad, esto es, que el acto respectivo carece de valor y efec
tos. Y la anulabilidad no es otra cosa que la nulidad : lo que tiene
de propio es que implica una nulidad
manifiesta, y que en el
no
�no ser�a
de rigor la aplicaci�n del art�culo 1046, si se cpiiere en
tender la anulabilidad como cuadra? Sup�ngase, tambi�n, que al
guien contrae obligaci�n en cualquiera de los supuestos del
una
alguna.
740. La hay en una obligaci�n natural. La obligaci�n natu
�
El se
precedentes.
Si la nueva obligaci�n es nula,
aplicaci�n de lo dispuesto-
por
en el art�culo 1050 la novaci�n no se habr� producido, y la anterior
requisito se refiere a la
capacidad.
En el art�culo 805 tiene el
principio de fondo : S�lo pueden
se
hacer novaci�n (en las obligaciones,) los que pueden pagar y los
Las que hayan derivado ele actos del mismo mapdatario, podr�n
entonces ser novadas ; lo que no parece del todo congruente con la
Io Principios generales. �
745.
la
Voluntad expresada. El cuartoy �ltimo recpiisito implica
�
A. Novaci�n objetiva. �
Io. �
749. Cambio
de En virtud de lo expuesto, y para ser claros, co
prestaci�n. �
Lo
delicado, como en materia de
objeto, no es el principio, sino su aplicaci�n.
Se sostiene, por ejemplo, que la litis contestatio, esto es, la
"traba de una contienda judicial por demanda y contestaci�n, im
plica novaci�n por cambio de causa. Se invoca al efecto la tradici�n
romana, sobre la base de un texto de las Institu�as de Gayo (lib. III,
pone), sin que de ello se siga la novaci�n que se tiene cuando se-
cambia una obligaci�n por otra ; 2a que en el mejor de los supuestos,
tales pasajes romanos tienen su explicaci�n, lo propio que los de
la litis contestatio, en las caracter�sticas solemnes y sacramentales
del respectivo derecho, que llegaba a considerar como distintos dos.
derechos id�nticos que entraban en categor�as jur�dicas diferentes-
(la stipulatio, por ejemplo, era stipulatio y no pr�stamo, compra
o lo que fuere, pues el acto correspondiente hab�a pasado por el
a Savigny, V, CCLXXXI ;
4o que es ello aun m�s cierto en derecho
pago ni ele referirse a una deuda civil (es el supuesto), por donde s�
cabe admitir que s�lo sea demandable dicho documento en lo co
y contra lo
sostenido por alg�n otro autor franc�s (Duranton, XII,
287), la obligaci�n primitiva se conserva tal cual, pues la entrega del
documento no la extingue, ni siquiera la modifica, Y de modo que
229; etc.
754. Cuenta corriente. � -
Para concluir con la novaci�n por
cambio de causa, debo apuntar que la cuenta corriente mercantil im
porta novaci�n (art. 775 del respectivo c�digo). De suerte que los
cr�ditos que constituyen su activo son cr�ditos de cuenta corriente,
sea cual fuere su origen (entraron por raz�n de un pr�stamo hecho,
de un precio debido, etc. ) Razones utilitarias, determinadas por
.
Des
pu�s de lo expresado, poco resta por decir respecto de los cambios
en la naturaleza de la obligaci�n, ya que el objeto y la causa de la
misma casi la agotan.
Ya se ha visto que la condici�n, por mucho que sea una pura
modalidad, implica novaci�n (art. 807-8). Es que juega tan �nti
mamente, por lo que puede entra�ar la misma inexistencia de la
obligaci�n condicional, en cuanto se la haya querido mirar como
pura, que equivale a una transformaci�n de fondo y total.
756. Cargo. No corresponde decir lo propio en materia de
�
cargo y de t�rmino.
El cargo es una simple limitaci�n econ�mica (supongo el caso
ordinario de que figure en un acto gratuito), es la relativa onero-
536 EXTISTCi�iN uj� LiAH UBLiIGAClONES
Io. �
761. Generalidades. �
Pa
semos ya a la novaci�n
subjetiva. Puede ella ocurrir
sola, seg�n es
de ordinario, juntamente o con cualquiera (o con dos o m�s a la
Contemplemos
los dos �rdenes ele casos, y empecemos por la substituci�n del
deudor.
Est� legislada en los art�culos814-5, cpie corresponden a las dos
formas externas que puede revestir, esto es, a la delegaci�n y a la
expromisi�n.
He aqu�, desde luego, el texto del primero de ellos : La dele
gaci�n (,) por la que un deudor da a otro que se obliga hacia el
acreedor, no produce novaci�n (,) si el acreedor no ha declarado
expresamente su voluntad de exonerar al deudor primitivo. Supone
la ley que, por ejemplo, A debe 100 $ a B, y que A propone a B que
X se constituya deudor en su reemplazo, cosa que se acepta por
B y por X. En tal caso, hay novaci�n si B ha declarado expresa
mente que A queda desobligado. Si no, la delegaci�n no es perfecta :
A contin�a siendo deudor y X es un deudor adjectus; de tal suerte
que B viene a tener ahora dos deudores en vez de uno (cons. sobre
el consentimiento del deudor, nota jurisprudencial de R. Mossa en.
i
NOVACI�N 539
(art. 917 y 1145; Giorgi, III, 160-1; etc.). Por eso han podido
resolver en tal sentido los tribunales italianos, cabalmente a prop�
sito de la delegaci�n (R. D. Civ., IV, 246).
Por lo dem�s, ser� el deudor primitivo quien deber� probar que
ha habido novaci�n, de acuerdo con lo dispuesto en los art�culos
1190 a 4, por lo mismo que se trata ele obligaciones y no de sim
ples hechos.
763. Expromisi�n. �
54J
decir, una cesi�n de deuda, pues esto es m�s com�n y mucho m�s
beneficioso (es de vida relativamente ordinaria; corresponde mejor
a la intenci�n de las partes ; simplifica la operaci�n, ya que es todo-
sea exonerado.
En cuanto a jurisprudencia sobre esta novaci�n por cambio de
deuelor, me limitar� a citar la que tengo anotada, pues no da pie
para observaciones ni desenvolvimientos : C�m. civ. Ia en R. L. J'.,
IX, 572, en G. F., 7[XI|916, y en J. A., I, 175; C�m. civ. 2a en
R. L. J., IX, 574 ; C�m. com. en R. L. J'., VIII, 555, y en G. F.r
19|X|916 y 21|XI|917.
764. Efecto com�n a las dos formas. �
En el art�culo 816 se
tiene una disposici�n com�n a las dos formas de novaci�n por cam
bio de deudor: La insolvencia del deudor substituido (,) no da de
recho al acreedor para reclamar la deuda del (contra el) primer
deudor, a no ser que el deudor substituido fuese incapaz ya (ya
incapaz) ele contratar por hallarse fallido.
Verdad que se la pudo suprimir sin inconveniente. No se con
cibe, desde
luego, c�mo podr�a el acreedor reclamar nada contra el
primitivo deudor, si �ste ha epiedado exonerado de la obligaci�n,.
542 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
como es la
hip�tesis (si no ha habido novaci�n, pues todo se ha
reducido al agregado de un segundo deudor, entonces s� conserva el
acreedor su derecho contra el primer deudor, pero no por raz�n de
la insolvencia del nuevo, sino en virtud de su derecho inalterado).
Ya he adver �
se le d� una etc.).
casa,
De consiguiente, es imaginable el caso en que haya cambio de
767. Fundamentales. �
sorios mediante una � reserva expresa �, por lo mismo que hay all�
una convenci�n que equivaleley (art, 1197). Lo que se
a toda una
A. ��
ci�n de las partes, cuando hab�a transfusio atque traslatio de- esa
obligaci�n en el molde ritual de la stipulatio o de cualquier otra
instituci�n an�loga (la litis contestatio, etc.), que le imprim�a sus
caracteres propios, y que, de consiguiente, implicaba novaci�n m�s
formal que de fondo, m�s legal que convencional (cons. Demolombe,
XXVIII, 232 y ss. ; Colin y Capitant, II, 103 ; Windscheid, II, 353,
n. 2 y 3 b; Crescenzio Ferrini, 496 y ss.).
y
B. 770. Escasa importancia de la novaci�n.
�
Hay que se �
T. I 35
EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
546
el criterio
contempor�neo: Saleilles, Obligat�on, 74 y ss. ; Huc, VIII,
103; Planiol, II, 530; Colin y Capitant, II, 104.
C. Instituciones afines. �
771
Confirmaci�n y reconoci
.
�
CAPITULO III
COMPENSACI�N
I. Generalidades. �
A. �
773. Concepto. �
Sup�ngase esta
-situaci�n : A debe 100 $ a B, por un pr�stamo que �ste le hizo, o por
-cualquier otra causa, y B debe 100 $ a A, por raz�n de una cosa que
le ha comprado o por un servicio que �ste le prestara; o bien A
debe 100 $ a B, �ste, a
y su turno, debe 50 o 200 $ a A.
Despu�s �
prestaciones.
778. Facultativa. La compensaci�n fe�cultativa, un tanto
�-
frecuente, es la que puede ser opuesta por una sola de las dos partes
rec�procamente deudoras y acreedoras, por raz�n de existir al res
pecto una ventaja que s�lo esa parte puede renunciar. Por ejemplo,
yo debo caballo �, y mi acreedor me debe � un caballo de
� un
propio cr�dito, y que eso no podr�a ser hecho por mi deudor. Algo
parecido ocurre cuando el plazo de una de las deudas existe en favor
de unasola de las partes, que as� tiene facultad para renunciarlo
j para alegar el cr�dito o la deuda consiguiente contra la deuda o
�el cr�dito opuestos. Lo propio se tiene si no hay estricta recipro
cidad entre las deudas. Es lo que pasa en el supuesto del art�culo
$29 : el deudor no podr�a oponer a su acreedor la compensaci�n del
cr�dito del fiador contra �ste cambio, el fiador puede hacerlo,
; en
La
cional es la que s�lo se puede alegar ante la justicia y en juicio
ordinario, pues supone pruebas complejas (del cr�dito mismo, de su
monto, etc.), particularmente cuando quien la invoca es acreedor-
por una obligaci�n il�quida. Es, en parte, la del supuesto contem
plado en el art�culo 831: Para oponerse la compensaci�n, no esr
preciso que el cr�dito al cual se refiere se tenga por reconocido. Si'
la compensaci�n no fuera admitida, podr�t el deudor alegar todas-
las defensas que tuviere.
Por ejemplo, yo debo a alguien 100 $, y soy demandado para,
su pago. Si me considero acreedor del demandante, por raz�n de
un servicio que le he prestado y cuyo precio debe ser determinado.
pital y los territorios). Pero en estas demandas hay algo m�s que-
una compensaci�n. Com�nmente, el demandado niega todo derecho
al actor, y pretende, por el contrario, que es �l quien lo tiene. De
ah� epie se convierta en demandante a su turno, y que el juicio
contenga dos demandas rec�procas. Lo que es cierto es que si ambas:
partes establecen derechos, entonces se verifica la compensaci�n
sus
civ., 121, 139), sino expresa (C�m. civ., 136, 41), y que debe ser
substanciada en forma (C�m. civ., 142, 252; C�m. com., 55, 373)
como toda demanda.
781. Legal. �
1�. �
gal son cinco : 1� que las dos deudas sean fungibles ; 2o que, adem�s,
sean l�quidas ; 3o que, tambi�n, sean exigibles ; 4o que haya recipro
saci�n tenga lugar (se verifique), es preciso que ambets deudas con
sistan en cantidades de dinero, o en prestaciones de cosas fungibles
entre s�, de la misma especie y (de la misma) calidad, o en cosas in
ciertas no fungibles, s�lo determinadas por su especie, con tal que
la elecci�n pertenezca respectivamente a los dos deudores. Para que �
pueda ser pagada (cons. sobre los indicados requisitos, C�m. civ. Ia
en G. F., 27|I|917, y los fallos particulares que cito en el n� 788).
2o. �
no: A se crear�a as� un medio para dejar sin efecto la garant�a que
Pasemos a la liquidez.
�
por donde s�lo a partir de este momento lo ser�. Quien se cree con
derecho a una indemnizaci�n, tampoco es acreedor por deuda l�qui
da : desde luego debe justificar ese derecho, y despu�s tiene que
hacer fijar el monto de la indemnizaci�n.
De consiguiente, este requisito de la liquidez se liga, en su
primer aspecto, con el de la exigibilidad, y a �l hay que referirse,
para dejarle, en el segundo, lo que le es propio: lo determinado del
importe de la obligaci�n.
786. Su cr�tica. Hay que observar que no es de f�cil expli
�
caci�n su exigencia. Por il�quida que sea una deuda, no deja por
eso de ser una deuda. Y si la compensaci�n se opera de pleno
El t�pico m�s-
y dif�cil estos respectos es el de la exigibiliclad deter
importante a
caso, debe pagar a la masa lo que deba, y entrar por su cr�dito en-
el concurso general (del fallido) (art. 828). Hay que advertir que el
art�culo 86 de la ley de quiebras mercantiles se reduce a repetir,.
con relaci�n a las falencias comerciales, el precepto que antecede,.
792. Fianza. �
al fiador.
Esto �ltimo es de toda obviedad, pues se limita a repetir el
principio.
En lo primero hay que distinguir, seg�n que el fiador alegue
contra el acreedor el cr�dito propio o el cr�dito del deudor principal.
Lo primero es ele derecho com�n: s�lo entra�a un efecto ajeno al
asunto, cual es el de la acci�n recursoria del fiador, que as� com
pensa con propio una deuda ajena, contra el deudor liberado (art.
lo
2029). Lo segundo no implica una derogaci�n del principio: el
fiador no alega la deuda del acreedor para con el deudor jure pro-
prio, sino en virtud del principio general del art�culo 1196, en
cuya virtud los acreedores pueden ejercer en su provecho los dere
chos del deudor, cosa que el c�digo repite (en este precepto y en los
fundamentales de los art. 2021-2) por raz�n del favor con que
mira a los fiadores.
No hay distinguir si el fiador es o no solidario, pues el
que
fiador solidario no deja por eso de ser fiador (art. 2004). Otra
cosa ocurre si el fiador se ha obligado como principal pagador, pues
Caen y Renault, IV, 111; Thaller, 1463; Sorani, I, 94; Vivante, III,
1123 y ss. y 1161 ; Navarrini, III, 1164
; Bensa, Bonelli y otros, III,
110 ; Gabba, Questioni, II, 153 y ss. ; Bolaffio, 279 y ss. ; G. Bonelli en
R. D. Comm., VI, 513 y ss. ; A. Arcangeli en R. D. Comm.', VIII, 173,
346 y 437 ; Segovia, II, n. 2104 ; Obarrio, II, 147 y 314 ; Malagarriga.
IV, 143; etc.).
De ah� lo dispuesto en el art�culo 324 del c�digo comercial
italiano, en el art�culo 796 del c�digo civil alem�n, en el art�culo 468
del c�digo suizo de las obligaciones, etc. Y ele ah� la regla de nuestro
art�culo 735 (c�digo comercial), seg�n la cual cada uno de los
obligados en un documento a la orden (sea letra, pagar�, vale, etc.:
art. 741) contrae una obligaci�n � distinta y personal �, y no cedida.
En tal sentido hay que entender lo dispuesto en los art�culos 624-
76, que de otra suerte ir�an contra todo buen principio. Y hay que
tener en cuenta que si en el endoso hay una transmisi�n (cosa que
se discute : para algunos, como Cosack, Droit commercial, II, � 48,
la sociedad, sino despu�s que hayan excutido los bienes sociales sin
>
llegar -a- cubrirse (cons. en contra, Lomonaco, II, 154).
/). 798. Concurso.
�
ciso 3o, 7-81, etc., pues hay que distinguir, fuera de ese principio
b�sico, la doble situaci�n de que el marido queda personalmente-
obligaclo por sus gestiones como administrador de la sociedad con
yugal, y de que tambi�n lo obliga en igual forma la administraci�n.
de su mujer, as� como la de que el administrador de la sociedad
conyugal obliga a �sta.
h). 800. Honorarios judiciales.
�
legal de A.
Es lo que se ha resuelto, si bien no en m�rito de las;
mejores razones, en alg�n caso : C�m. com. en J. A., II, 651.
B. Obligaciones no compensables. �
que la ley quiere hacer respetar por sobre todo. El depositario, as�,.
debe � restituir � un dep�sito, mucho m�s que � pagar � una canti
dad debida. S�lo cabe la natural excepci�n de que su acreedor sea
deudor por igual concepto, vale decir, como depositario a su turno*-
por una cantidad fungible como la que se le debe (art. 2223), pues
entonces el motivo legal de la confianza que el c�digo quiere hacer-
art�culo, con lo cual se acredita la tesis sostenida m�s arriba (n� 786),
de que la compensaci�n es, antes que un pago mutuo, un no pago*
infungible.
Lo incompensable ele la deuda de alimentos responde a lo indis
201, 301 y 500. Lo propio se tiene en varias otras leyes (de pensiones
militares, de pensiones y jubilaciones civiles, de accidentes del tra
bajo, del hogar, etc.) que he citado en los n�meros 53 y 728.
Pero falta al respecto lo expl�cito en materia de compensaci�n.
Aunque se excluye el embargo, la enajenaci�n y la afectaci�n a
terceros �por derecho alguno� (art, Io de la ley citada), es dif�cil
ver en ello la
excepci�n relativa a la compensaci�n, si se quiere
insistir en criterios hermen�uticos cerrados o literales. Con una
Quiero agregar, a
simple curiosidad hist�rica, que
t�tulo de
nuestro derecho colonial (Leyes de Indias, IX, 8o, 22) prohib�a la
compensaci�n y cualquier � rescuentro � en las deudas de aver�as.
C. Efectos. �
Io Obra de pleno derecho. �
806. Principio
civil. �
los territorios (art. 488, inc. 8o) : la compensaci�n figura entre las
excepciones aducibles en el juicio ejecutivo (no as� en la ejecuci�n
de sentencias: art. 539; si bien no han faltado decisiones jurispru '
En la
legislaci�n contempor�nea se ha abandonado la compensaci�n legal,
como puede verse en los c�digos alem�n y suizo (art, 388 y 120, res
Se
recordar�, a prop�sito, que en juicio ejecutivo es admisible en las
condiciones del art�culo 488, inciso 8o, del C�digo de procedimientos
para la Capital y los territorios (supra, n� 782).
Tambi�n se tendr� presente que en el juicio de apremio, o de
ejecuci�n de sentencias, no es aducible : art�culo 539 del mismo c�di
go, que no la incluye entre las excepciones correspondientes. Es lo
que, por lo dem�s, ha resuelto nuestra m�s constante jurisprudencia :
S. C, 32, 354; C�m. civ., 66, 171 ; 76, 13; 98, 294; 138, 101; 178, 273;
193, 266; 195, 175; C�m. civ. 2a en J. A., II, 904; C�m. com., 90,
217, en G. F 10|II|917 y 22|IV|917, y en ,/. A., III, 443.
.,
es (J. A., II, 492), por raz�n de que, seg�n ella, la compensaci�n
Por lo �
CAP�TULO IV
TRANSACCI�N
I. Prenociones. �
espec�fica.
El codificador, siguiendo com�nmente a Aubry y Rau, ha viste
en ella todo un contrato, y le ha impreso el consiguiente car�cter h
La transacci�n es un
el art�culo 832.
Cabe apuntar, desde luego, que la transacci�n es un medio
extintivo de cualquier relaci�n jur�dica : se puede transigir sobre
derechos creditorios, sobre derechos reales y sobre derechos
como
II. Caracteres. �
A. �
814. Generales. �
En cuanto a sus
Lm
validez de las transacciones est�
sujeta a la observancia de for
no
Sus caracteres es
hibida en el art.
845) y sobre intereses pecuniarios subordinados a
ese estado (permitida por el art. 846), es nula en el tocio, por lo
mismo que lo es en parte.
Cabe advertir que este car�cter no es propiamente espec�fico,
pues cualquier contrato o convenci�n se halla en igual caso. V�ase
en confirmaci�n de ello lo que se dispone en los art�culos 923 y ss.
a prop�sito del error (sobre el acto mismo, sobre la prestaci�n, sobre
la calidad de �sta, sobre las modalidades
obligatorias, etc.), y en
los art�culos 1037 y ss. (en materia ele nulidad, particularmente en
�el art. 1039), as� como en muchos otros (1153-76, 1331, etc., respecto
de consentimiento y objeto contractuales y de cosa vendida; 2125-
77, etc., a prop�sito de evicci�n y de redhibici�n parciales) : en todos
esos supuestos se considera a los
respectivos actos jur�dicos como
indivisibles, por lo mismo que lo parcial del asunto juega org�nica
mente con todo el resto, por donde el obligado no se habr�a vincu
lado sin esa circunstancia de la nulidad, el objeto, la evicci�n, etc.
De ah� que la transacci�n no tenga por qu� diferir. Cuando se
trate de una cl�usula
importante, dir� as� (y ello es asunto de
circunstancias y de prueba), como las indicadas, la transacci�n se
anular� en el todo. Cuando se trate de una cl�usula perfectamente
secundaria y separable, la anulaci�n de la misma no tiene por qu�
acarrear la. nulidad de lo
principal y del conjunto (arg. del art.
525 y sus concordantes
; Guillouard, Transactions, 20 ; Huc, XII, 335
�
sacci�n tiene autoridad de cosa juzgada (art. 850, inc. final; C�m.
civ. 2a en J. T., VIII|913, 303).
Es extraordinario ese efecto de espejismo jur�dico, en cuya
virtud se confunde dos instituciones radicalmente distintas en su
tivo, sino como expediente o medio procesal). Pero es as� s�lo cuan
que sehalle expreso (v�ase el art. 1198, y cons. S. C, 23, 390 ; C�m.
civ., 91, 78; C�m. com. en G. F ., 2|VIII|917).
La raz�n del precepto es obvia. Aunque la ley no vea en la
transacci�n una renuncia, en el hecho puede existir �sta, como lo
acredita la circunstancia ya referida de que el mismo c�digo eche
mano de la
respectiva expresi�n. De ah� que la interpretaci�n deba
ser
estricta, pues las renuncias no pueden ser presumidas (art. 874).
Aun fuera de ello, es siempre de aplicaci�n el conjunto de princi
pios romanos que ense�an a pronunciarse en favor de la libertad
y no de la obligaci�n (Digesto, L, 17�, leyes 20, 106, 122, etc. : li
bertas inestimab�is res est!, libertas �mnibus rebus favorabilior
est!) y que propenden a beneficiar al que va a perder no al que
va a ganar
(in re obscura melior est favere repetitioni, quam ad-
Colmo, Oblig. �
T. I ?>7-
578 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
ventitio lucro: Digesto, L, 17�, 41, fr. 1) : cons. Partidas, VII, 34�,
1; C�m. com. en J. A., II, 280.
III. Especies. �
A. �
819. Privada.
transacci�n, lo � <
La
he indicado ya, puede ser privada y judicial, seg�n que recaiga, sobre
un derecho fuera de juicio o que est� en pleito.
826; C�m. civ., 33, 92; 61, 202; 74, 11; 89, 110; 100, 314; 1.26, 22;
150, 645; C�m. com., 71, 125). Aun as� no es admisible el art�culo,
pues se resuelve en hacer de esa presentaci�n, que es una mera for-
TRANSACCI�N
579
Casi todas �
tidas en otras partes, y son bien casuistas (cons. respecto de los s�ndi
cos en los mercantiles, C�m. com. en J. T XII|914, 308)..
concursos .,
823. Observaciones. �
Igual observaci�n de �
fondo cabe respecto del objeto de las transacciones : casi todos los
preceptos consagrados est�n de m�s.
He aqu�, desde luego, el principio, que en el c�digo figura al
final del respectivo cap�tulo: En todos los dem�s casos (no excep
tuados o prohibidos) se puede transigir sobre toda clase de derechos,
�cual (es) quiera que sea(n) su especie y naturaleza, y ctifnque estu
viesen subordinados a una condici�n (art. 849).
El precepto sobra, pues nada de nuevo contiene. Como que est�
-permitido todo cuanto no sea prohibido (art. 53, que no hace m�s
�que repetir el principio constitucional del art, 19, inc. 2o). Y como
que, por lo dem�s, ya se tiene io necesario en el art�culo 953. De
(
Lo
mismo hay que decir con relaci�n a los bienes extra commercium, cu
yo principio especial se quiere consignar en el art�culo 844 (que no
�es otra cosa
que el precitado art. 953), y cuyas aplicaciones de los
art�culos 843-5 y 8 vienen a resultar una doble o triple superfeta-
��i�n. He aqu� los textos respectivos en el orden expuesto: Las cosas
que est�n fuera del comercio, y los derechos que no son susceptibles
�de ser materia de una convenci�n, no pueden ser objeto de las tran
sacciones. No se puede transigir sobre cuestiones de validez o nu
�
�que corresponda a las personas, sea por filiaci�n natural, sea por
filiaci�n leg�tima. No puede haber transacci�n sobre los derechos
�
civil sobre indemnizaci�n del da�o causado por un delito puede ser
objeto de las transacciones ; pero no la acci�n para acusar y pedir
el castigo de los delitos, sea por la parte ofendida, sea por el mi
nisterio p�blico (art. 842).
Este precepto, casi repetido en el art�culo 1097, entra igual
mente en los principios : la acci�n criminal es de orden p�blico, por
donde las partes interesadas mal pueden tener potestad alguna ; la
acci�n por indemnizaci�n es puramente pecuniaria, y encuadra en
el principio del art�culo 1197.
Por lo dem�s, la misma acci�n criminal puede ser renunciada
cuando corresponda a delitos privados, como son los de adulterio,
etc. (art. 141 del C�digo penal), precisamente en virtud del car�cter
de dichos delitos, siempre que esa renuncia sea gratuita. Si fuese
onerosa, o se tratara de una transacci�n, se transigir�a sobre algo
que est�, no propiamente fuera del comercio, sino contra todo prin
cipio de honestidad y correcci�n : habr�a all� la explotaci�n del
delincuente, que pagar�a una inmoralidad, la del lesionado, por don
de cabr�a aplicar los art�culos 502 y sus concordantes (entre los
cuales se tiene los art. 530 y 937-53).
VI. Efectos. �
A. �
828. Fundamentales. �
El efecto de
fondo est� indicado en el art�culo 850 : La transacci�n extingue los
derechos (y obligaciones) que las partes hubiesen renunciado, y tie
ne para con ellos la autoridad de la cosa juzgada.
Dejemos de lado esto
�ltimo, que ya ha sido estudiado (n� 817),
y observemos que el principio es com�n a cualquier otro medio
en los nos 503 y 519-21; cons. respecto del inc. Io, A. Pietri, hijo, El
general (art. 850; C�m. civ., 114, 168), pues la fianza es una obli
gaci�n accesoria que desaparece con la principal (art. 525). Lo
propio se dispone en el art�culo 2042. La circunstancia de que el
fiador est� ya condenado al pago, nada implica: la obligaci�n del
fiador no deja de seraccesoria, pues la sentencia es mera
por eso
mente declarativa. Fuera de ello, el principio del favor con que las
recho.
VIL Nulidad. �
A. �
833. Principios. �
En punto a nulidad
de las transacciones, tampoco hallaremos grandes novedades, si se
p�o que el t�tulo nulo que los hab�a constituido, hayan o no las partes
conocido la nulidad del t�tulo; o lo hayan supuesto v�lido por error de
hecho o por error de derecho. En tal caso, la transacci�n podr� s�lo
(s�lo podr�) ser mantenida (,) cuando expresamente se hubiese tra
tado de la nulidad del t�tulo (art. 858). La transacci�n puede ser
�
Ob-
TRANSACCI�N
587
s�rvese, ante todo, cnie en cada uno ele esos supuestos se habla de
rescisi�n, y no ya de nulidad como en el del art�culo 857. Pero el
sentido ele la expresi�n es el mismo en todos ellos: el codificador no
Lo dispuesto
�en el art�culo 861 es claro : La transacci�n sobre una cuenta litigiosa
no podr� ser rescindida por descubrirse en �sta errores aritm�ticos.
Las partes pueden demandar su rectificaci�n, cuando hubiese error
en lo dado, o cuando se hubiese dado la parte determinada de u��
839. Afinidades. �
Girare!, 1004 ; Pothier, Obligations, 916 y ss. ; Hue, VIII, 357 bis-8 ;.
Guilloiiard, 26; Baudry, XXI, 1204; Garsonnet, III, 879 y ss. -r
Gianturco, Sistema, 84 ; Ricci, II, 272 ; Lessona, II, 113 a 9 ; Chioven
da, Principii, 821; etc.).
Cabe omitir su estudio, que no es de importancia y cpie es m�s.
propio del derecho procesal.
cap�tulo v
CONFUSI�N
I. Prenociones. �
840. Concepto. �
La confusi�n sucede-
cuando se re�nen en una misma persona, sea por sucesi�n
universal o por cualquier otra causa, la calidad de acreedor y deu
Es bueno
distinguir esta confusi�n de otra
que se tiene en derechos
reales, mejor dicho, en materia, de cosas,
que nada tiene que ver con ella, y que suele ser sin�nima de mezcla
y de uni�n (art. 2599-600).
842. Amplitud de su contenido. �
Y es bueno hacer notar que
la confusi�n que nos interesa no es privativa de los derechos credi
torios u obligacionales. En las convenciones relativas a derechos rea
les (usufructo, servidumbre, hipoteca, etc.), tambi�n puede produ
cirse: a veces se la denomina especialmente (en materia de usufructo
Por �
de fondo, que suponen los papeles- valores ; v. en esta obra, n.� 753).
B. A t�tulo universal. Io. 844. Principio.
�
Es de
� �
Bien dis
tinta es la situaci�n del heredero con beneficio de inventario. Es lo
que se estatuye en el art�culo 863 sucede (,) aunque
: La confusi�n no
[II. Efectos. �
A. Fundamentales. �
Io. �
849. �Extin
El efecto de la confusi�n est� indicado
gue � la obligaci�n.
�
en
el inciso final del art�culo 862 : se extingue la deuda con todos sus
Sin
embargo, los autores sostienen que no es as�. Corrigiendo un prin
cipio romano, seg�n el cual confusio nutg-is eximit personam eib obli-
(jatiom, quam extinguit obligationem, dicen que confusio non ex-
tinguit obligationem, sed mag�s eximit personam ab actione: Demo
lombe, XXVIII, 716; Huc, VIII, 176; Baudry, XIII, 1905; Pla
niol, II, 601; Colin y Capitant, II, 123; Giorgi, VIII, 105; Ricci,
VI, 325; Lomonaco, II, 163; S�nchez Rom�n, IV, 422; etc.
Se fundan en la circunstancia de hecho ele que nadie es deudor
ni acreedor de s� propio, en cuya virtud es inconcebible que alguien
pueda pagarse a s� mismo.
Malgrado el cr�dito y la consiguiente
deuda subsistan, no hay acci�n posible; por donde aunque no huya,
extinci�n ele derecho, hay exenci�n de acci�n.
851. Confutaci�n de las mismas. �
A m� me parece quehay
en ello un simple juego de
palabras, y que el sentido jur�dico se
halla bien ausente en tales expresiones. Si no hay acci�n, es porcpie
no hay derecho ; si hay derecho, debe haber acci�n. Como cpie �sta
no es otra cosa que el mismo derecho : Savigny, IV, CCV ; Manresa y
ci�n al fiador. �
dor con la
obligaci�n del deudor, extingue la obligaci�n accesoria
-del fiador; mas la confusi�n del derecho del acreedor con la obli
codeudores.
Ya he estudiado este precepto, que no armoniza con el del ar
No creo necesario in
sistir sobre un punto que preocupa gravemente a lo com�n de los
autores: si la confusi�n anulada o desparecida obra retroacti
vamente.
No hay nada de especial que decir al respecto.
Cuando se la anule (y a tanto puede equivaler en nuestro c�
digo resolver, rescindir, disolver, etc. : Colmo, T�cnica legislativa del
�c�digo, 125), habr� retroactividad (art. 1050). Si no hay nulidad
ni cabe admitir la retroactividad, lo cpie ser� raro (se cede un de
recho extinguido por confusi�n, etc.), entonces el derecho no revive
propiamente, sino que vuelve a nacer a partir de ese instante, por
donde la confusi�n ha existido hasta �l sin anularse ni resolverse
(tal podr�a ocurrir en casos como el del art�culo 1046, si se lo en
tiende literalmente).
CAP�TULO VI
RENUNCIA
SECCI�N Ia
RENUNCIA EN GENERAL
I. Prenociones. �
860. Es unilateral. �
la voluntad respectiva (art. 1184, inc. 6o, 3345, etc.) ; la renuncia del
art�culo 870 es un legado (n� 869) ; etc.
862. El beneficiario no es sucesor del renunciante. �
De ah�
a derechos as�
(art. 1168), como, por lo dem�s, se repite aqu� en el
600 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
interpretaci�n.
Lo restrictivo ele la interpretaci�n de la renuncia, es de obvie
dad. Nemo res sitas jactare fucile praesumitur, dec�an ya los roma
nos. El instinto de conservaci�n, individual o patrimonial, est� bien
arraigado en el hombre ; por donde es poco concebible el esp�ritu de
liberalidad que la renuncia supone. De ah� que, tanto en la renun
cia expresa como en la t�cita, sea menester excluir cualquier volun
tad ambigua, y limitarla a lo que sea de evidencia. Y de ah� lo funda
do del art�culo 874, que es fundamental : La iivtenci�n de renunciar no
se
presunie^jyla�ntervretcici�n de los actos que induzcan a probartiT
debe ser restrictiva (cons. C�m. com., 81, 301; jTTT,
C�m. civ. Ia en
Los princi �
En el art�culo 870
legisla la renun se
Finalmente, en el ar
manda de aquella sabia norma del Digesto (I, 3�, 17), repetida en
las Partidas (Ia, I, 13), seg�n la cual se ir� leyes non hoc est, verba
earum t enere, sed vim ac potestatem, a
cuyo efecto la ratio conven-
.tionis (mismo libro y t�tulo, ley 20), dentro de la tota conventione
perspecta (mismo libro y t�tulo, ley 24), servir� de buen criterio.
Y la soluci�n hace tanto m�s dif�cil cuanto que el criterio
se
Las insti
tuciones m�s afines con la renuncia (sin contar entre ellas las
renuncias especiales, como es la de los derechos creditorios, lla
mada remisi�n, que estudiaremos en seguida) son el reconocimiento,.
la transacci�n y la clonaci�n.
Difiere del reconocimiento en m�s ele un sentido, no obstante-
lo com�n cpie con �l tiene ele
implicar un empobrecimiento propio :
el reconocimiento es declarativo (art. 718), en cuanto fija el derecho-
respectivo con relaci�n al momento en que ha nacido, al paso que
la renuncia no lo es, pues sus efectos se computan a partir del mo
mento en cpie es hecha (arg. del art. 875) ; el reconocimiento es-
hecho en favor de alguien, mientras que la renuncia puede no im
plicar ese beneficio de un tercero (art. 718 y 320, 2607, etc.) ; no se
concibe un reconocimiento oneroso, pues ello ecpiivaldr�a a una
transacci�n (art. 832-6), siendo as� que la renuncia puede serlo
(art. 869) ; etc.
874. Con latransaqci�n. Con la transacci�n entra�a tam
�
SECCI�N 2a
EEMISION
I. Concepto. �
876. Es la renuncia de un derecho creditorio.
�
IV, 323, B ) y del texto del art�culo citado : Lo dispuesto en los cua
,
Baudry, XIII, 1767; etc.), en cpie figuran Ricci (VI, 302, no obs
tante haber sostenido antes, V, 153, que la renuncia a la prescrip
ci�n es abdicativa y no traslativa) y el mismo Saleilles (Obligation,
72 in fine)', sigue sosteniendo la tesis de Pothier, de cpie la renuncia
de un derecho relativo es t�ela una convenci�n liberatoria, que su
nerales o especiales (art. 1184, inc. 6o, 3345, etc.). Y tales limitaciones
no existen en materia de remisi�n, aunque ella sea expresa. He aqu�
el texto: no hay forma especial para (hacer) la remisi�n expresa (,)
aunque la deuda conste de (en) un documento p�blico (art. 885).
Es bueno advertir que esta �ltima disposici�n no resulta muy justi
ficable: por fuerte que pueda ser el deseo de favorecer la remisi�n
y de beneficiar al deudor, precisa tener en cuenta que cuando se
trate de renuncias expresas, ser� imprudente dejar de lado, y como
sin importancia, lo relativo a la prueba de la remisi�n, que siempre
resulta dif�cil o vidriosa cuando medien intereses ele alguna mag
nitud.Por suerte que ello nada dice respecto de terceros, por lo
mismo eme a �stos no los obliga lo que no conste en documento
p�blico, o, por lo menos, lo que no conste en documento privado de
fecha cierta (art. 1035). Como quiera, la seguridad de un derecho
es inherente a la prueba f�cil e incontrovertible del mismo : el resto
A. �
877. Principio. �
tal remisi�n.
Se requiere que se trate del documento original. Es lo que pasa.
cuando el documento es privado, por lo mismo que es �nico. Si
no es original, y se copia o testimonio, la situaci�n es
trata de una
t�culo 877.
879 a. Debe hecha por el acreedor.
ser En tercer lugar, es �
igual del art�culo 707 (cosa que no ocurre con relaci�n a los acree
dores solidarios, pues lo general del art�culo 707 est� confirmado
s�lo parcialmente por el art�culo 884, que contempla cierta remisi�n,
la t�cita, y aun, dentro de ella, la que se resuelve en la entrega del
documento original), la apreciaci�n queda m�s restringida: no ser�
el deudor quien tendr� que probar que se trata de una remisi�n
remisi�n subjetiva.
C. 881 Prueba de los requisitos.
�
. En cuanto �
a la prueba
de cada uno de esos cuatro requisitos, habr� que estar a los princi-
Oolmo, Oblig. ��
T. I. 39
610 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
tion, III, y lo propio que otros autores: es que miran el efecto libe
ratorio, que aqu� no contemplo). De ah� lo dispuesto en el art�culo
878: Siem.pre que el documento original de donde resulte (donde
conste) la deuda (,) se halle en poder del deudor, se presume que el
acreedor se lo entreg� voluntariamente, salvo el derecho de �ste a
probar lo contrario. No es necesario advertir, a prop�sito, que todos
los medios probatorios ser�n admisibles en el caso, por lo mismo que
se trata de simples hechos y no de contratos u obligaciones que los
supongan.
D. 882. Car�cter de la liberaci�n: �pago o remisi�n?
� �
Pero
queda por determinar el car�cter de la liberaci�n que resulta del he
cho de que el deudor tenga en su poder el documento original: �se
inducir� que lo tiene por remisi�n, o que lo posee por haber pagado
la deuda ? La importancia pr�ctica del asunto no puede ser negada :
si hay remisi�n, se tiene un acto gratuito, que puede ser revocado
(art. 967), que supone capacidades adecuadas (art, 868), etc.; si
hay pago, se tratar� de un acto oneroso, que no puede ser revocado
sino en situaciones especiales (art. 968), etc.
Como la remisi�n es bien rara (nenio res suas jactare facile
praesumitur!) y como, por eso, no se la puede presumir (art. 874),
,
A. �
883. Fundamentales. �
La remisi�n
tiene, cualquier medio extintivo, y por serlo, el efecto funda
como
Pero la
remisi�n hecha al fiador puede beneficiar a los cofiadores. Es lo que
se estatuye en el art�culo 882 : La remisi�n hecha a uno de los
Todo
ello parece claro. Pero no lo es lo del art�culo 883 : Si el fiador hu
biese pagado al acreedor una parte de la oblicjac��n para obtener su- .
que tomo_ v ese servicio que rrresto'? Los art�culos 953, 1168-9 y
1623^7no dejan margen a duda alguna: la contraprestaci�n que
corresponde al precio que el fiador me paga, existe bien positiva
mente.
Resulta inconcebible que el c�digo la
haga consistir en la
diminuci�n de la deuda, con lo cual
no s�lo duplica la contrapres
CAP�TULO VII
IMPOSIBILIDAD
para el acreedor (,) a quien el deudor debe (de) volver todo lo que
hubiese recibido por (con) motivo de la obligaci�n extinguida. As�,,
IMPOSIBILIDAD
615
para una familia, carb�n o materia prima para una f�brica, etc.).
En supuestos as�, y siempre que se trate de obligaciones cuantita
tivas o divisibles, lo cumplido subsiste y es v�lido hasta el momento
de la imposibilidad. Utile per inutile non vitiatur, podr�a decirse.
Es que tal criterio es de simple buen sentido. Por lo dem�s, la ex
clusi�n de los pagos parciales se refiere a los voluntarios, no a los
legales, como se ha visto (n� 586), ni a los forzosos, como ser�an los
de tales ejemplos, que les equivalen (art, 16).
891. Fundamento. �
del codificador; pero tal norma debe ser condicionada seg�n las cir
cunstancias que la individualicen y que correspondan a la intenci�n
presunta de las partes, que es lo que siempre tiene en mira la ley
(es lo que tambi�n sostengo a prop�sito de lo bien af�n del caso
fortuito: nos 121 y 121a). Lo primero se justifica ante el hecho de
que lo com�n de las obligaciones no estriba en una prestaci�n de
diligencia o actividad por el deudor, sino en la procuraci�n (entrega,
etc.) de la prestaci�n misma, lo que explica lo preponderantemente
� materialista � y objetivo de las normas de los art�culos 513 (v. n�
894. Principio. �
Es requisito
fundamental de la imposibilidad suponga culpa de
el que �sta no
ta resulta in�til ante los principios : art. 578-84, 627, etc. ; cons.
S. C, 76, 195 ; C�m. civ., 94, 252 ; C�m. Ap. Mendoza en J. A., II,
157, que resolvi�, con raz�n, no ser procedentes en tal caso los da�os
e intereses.
igualmente innecesario del art�culo 889, que aparece
De ah� lo
como excepci�n respecto del anterior y que no es otra cosa que repe
tercero cpie ejecute el hecho por cuenta del deudor, siempre cpie,
seg�n es de regla, que por eso se presume, no se requiera al efecto
lo personal del hecho del obligado (sus condiciones art�sticas o t�c
nicas, etc.). Es lo que se precept�a en la norma fundamental del
art�culo 505, y lo que se confirma en muchas otras, como son las de
los art�culos 579-85, 629-30, y en el principio general en materia de
contratos del art�culo 1204, que resuelve que los contratos son hechos
para que se cumplan y no para que se disuelvan, al extremo de que
el art�culo 631 llega a sentar cpie el obligado no puede pretender
exonerarse � ofreciendo satisfacer los perjuicios e intereses �. Por
lo dem�s, al sostener este punto de vista no hago sino seguir a De
896.
Principio. �
Es bueno precisar lo
relativo a la desaparecida �.
cosa �
En el art�culo
893 contempla una situaci�n que ya conocemos : Cuando la obliga
se
un caso fortuito o de
fuerza mayor). Este ser�a uno d�los supues
tos : me obligo a vender 10 caballos de mi marca o de tal o cual (po
trero de los de mi estancia, o bien me obligo a entregar 10 libros �fe
mi biblioteca; si una inundaci�n ahoga todos los caballos de mi
622 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
CAP�TULO VIII
PRESCRIPCI�N
SECCI�N Ia
PRESCRIPCI�N EN GENERAL
ART�CULO I
CONTENIDO DE FONDO
I. Prenociones. �
Como
se ha visto, el
c�digo no incluye la medios
prescripci�n entre los
extintivos de las obligaciones (art, 724). Eso est� bien y est�
mal. Est� bien, porque la prescripci�n no es privativa de los dere
chos creditorios, desde que extingue cualquier derecho (art. 3947).
Est� mal, porque, adem�s de haber legislado aqu�l varios medios
extintivos de igual car�cter general (renuncia, confusi�n, transac
ci�n, imposibilidad, etc.), motivo por el cual no hubiera empeorado
la situaci�n con hacer lo mismo respecto de la prescripci�n, no es
menos cierto que una de las grandes especies de �sta, la extintiva, se
pecies.
901. Su estudio sumario en esta obra. �
adquisitiva, que en principio se refiere a las cosas, por m�s que tam
bi�n abarque derechos reales (aunque no todos: art, 3948 y 4015, y
art. 3017, etc.), y se halla as� fuera de nuestro asunto, que, de con
consagra en su
En cuanto a tratados
especiales, me limito a citar los siguien
tes: Vazeille, Des prescriptions (2 tomos) ; L�ger, Th�orie gen�rale
de la prescription extinctive, 1898 ; Pugliese, La prescr�zione nel
diritto civile italiano, 2a ed.,. 1914 (2 tomos: el Io, para la prescrip
ci�n adquisitiva; el 2o, para la extintiva).
Por lo que toca al derecho comercial, y para no insistir con
la cita que sobra de lo pertinente de tratados conocidos (Vidari,
Vivante, el volumen de L. Mortara en el tratado II c�dice di com
mercio italiano commentato de A. Ascoli, L. Bolaffio y otros, etc.),
me limitar� a estas dos obras: M. Saija, La prescr�zione in materia
tivos individuales. �
Colmo, Oblig. � �-
T. I. 40
626 EXTINCI�N de las obligaciones
se ver� m�s adelante (nos 911-7), es oportuno advertir que entre dos
ss.); Planiol, II, 630-91; Colin y Capitant, II, 143; Lessona, V, 114;
rtc. ; cons. entre nosotros, Malagarriga, V, 330-1.
905. Por eso es irrenunciable. �
7, etc.
906. Sus plazos no pueden ser ampliados. Equivaldr�a a
�
sin mediar renuncia, hay una como pr�rroga del t�rmino legal. Es
todo momento,
puede ser invocado en despu�s de contestada la
aun
la C�mara ; 95, 367 ; 121, 315 ; etc. ; C�m. com., 66, 326 85, 212 y �
,229; etc.
Es obvio que la' alegaci�n no procede si se ha renunciado antes
,a la prescripci�n, seg�n dir� en el n�mero 948. Tal renuncia es
91 1
Es extintiva y
. no presuntiva. Hay �
(art. 4017, inc. 2o), que tanto papel tiene en la prescripci�n adqui
sitiva (art. 3999 y ss.). Se comprende por qu�: cualquier deudor
es fatalmente de mala fe, en el sentido de que sabe (o debe saber,,
suplirla de oficio (art. 3964; S. C, 14, 38; C�m. civ., 159, 238), esta
es, declararla sin cpie el interesado la haya alegado.
Pero esto �ltimo puede prestarse a equ�vocos. Como se tratar�a
PRESCRIPCI�N
631
actos que la entra�en (art, 915), cabe sostener que no hay forma
alguna para oponerla (art. 974; C�m. civ., 156, 127), ni requiere
especificaci�n, pues basta con lo indudable de la intenci�n respectiva
(S. C, 100, 31; Ricci, V, 150).
914. No implica condenaci�n costas.
Tambi�n cabe apun
en �
nerse que las costas no son de cargo del actor: C�m. civ., 159, 168;
era perfecto.
IV. �
Tampoco �
aunque otra cosa haya sentado la c�mara federal (J. A., I, 380).
Por eso la C�mara civil 2a (R. L. J'., V, 270) ha sostenido con raz�n
que, prescrita la deuda, el obligado puede pedir el levantamiento de
su inhibici�n (poco importa que en el caso �sta fuera
voluntaria). La
inhibici�n (como el embargo, etc.) es un derecho que dimana del
respectivo derecho creditorio, y mal puede durar m�s que �ste: es
verdad que la ley org�nica de los tribunales dispone quedas inscrip
ciones de embargo o de inhibici�n no se extinguen respecto de ter
ceros sino por su cancelaci�n (art. 226, inc. 6o, y 225) ; pero, como dir�
poco m�s adelante (n� 955 a), ello es as� con relaci�n a terceros y no
en cuanto a las partes, pues para �stas la inscripci�n es innecesaria,
Baudry, 161 y ss. y 274 y ss. ; Giorgi, VIII, 230 y ss. ; Ricci, V,
148; Windscheid, I, 1082 y ss. (n. de Fadda y Bensa) ; nota juris
prudencial de A. Sraffa en R. D. Comm,, I, 457 ; C�m. civ. 2a en
R. L. J'., V, 65, en que se sostiene la imprescriptibilidad de las fa
cultades del mandatario.
917. Las excepciones judiciales. Igualmente se afirma que
�
gislativa, 246).
Por lo dem�s, no tengo por qu� recordar que tal efecto extin
tivo se refiere tan s�lo a lo civil y exigible de la obligaci�n. Y es
f�cilmente explicable, ante su car�cter y fundamento, que nada ar
guya respecto del deber de conciencia del deudor, que siempre queda
con una obligaci�n natural a su cargo (citado art. 515, inc. 2o; cons.,
ART�CULO II
REQUISITOS
I. Momento inicial. �
919. Principio. ��
Varios son los re
por donde son especiales las restantes, que, por lo mismo, deben ser
interpretadas restrictivamente. Adem�s, el principio, tambi�n ge
neral, del c�mputo del t�rmino, es el de la actio nata: por eso los
-preceptos que, como los citados art�culos 4030-33, lo derogan, deben
ser interpretados estrictamente, pues son excepcionales, y han de
la R. T. D. C, 1907, 109).
923. Casos jurisprudenciales. �
contar de la del cumplimiento del mismo (C�m. civ., 150, 385). Es.
que tales obligaciones no son exigibles, y as� no son prescriptibles,.
sino desde que deban ser cumplidas (art. 3957: cons. sobre la obli
gaci�n a plazo, S. C, 87, 193 ; sobre la obligaci�n condicional, C�m.
civ, 111, 122; 173, 392).
V�ase algunos otros casos, que bastar� citar, y cuya justicia
resulta, ante lo dicho, bien discutible en m�s de un caso : la pres
cripci�n ele la acci�n por simulaci�n de venta de una finca, empieza
desde la fecha en que fu� presentado el informe del contador
en que se alud�a a dicha enajenaci�n (C�m. civ. 2a en R. L. J'.,
V, 301) ; la de la acci�n pauliana contra un quebrado, por enajena
ci�n de un inmueble durante el per�odo � sospechoso �, desde la
presentaci�n del informe del contador (C�m. civ. 2a en R. L. J'.,
VIII, 911) ; la del cobro de la diferencia entre el honorario pagado
y el regulado, desde la fecha de la regulaci�n (lo que no es justo,
pues el pago entra�a un reconocimiento que interrumpe y que as�
fija un nuevo momento inicial, como se ver� en el n� 948), y la del
pago indebido desde que se hizo el pago (C�m. civ. Ia en J. T'.,
ma publicaci�n, III, 189, V, 156 ; C�m. com. en J. A., II, 279 ; etc., as�
como lo que dir� m�s adelante (n� 984).
II. Suspensi�n. 924.
�
que la suspensi�n exista, en cuya virtud cabe sentar la regla ele que
la prescripci�n corre contra todo el mundo, a menos que especial
mente se haya dispuesto lo contrario (cons. Ricci, V, 165; Huc,
XIV, 415 a 7 ; Baudry, XXV, 417 ; Planiol, II, 678 ; Colin y Capi
tant, I, 889 y ss, y II, 152-3 ; Zachariae-Crome, II, 140 ; Saija, 70
y ss. ; Fadcla y Bensa en Windscheid, I, 1134 y ss. y 1137
PRESCRIPCI�N
639
sea un juez de paz (art. 3986), y que en los mismos tribunales ordi
narios hay jueces, durante la feria, para asuntos de urgencia.
928. No debe exceder del t�rmino ordinario. Y repito lo �
de la
prescripci�n entra�a una cir
cunstancia com�n con la suspensi�n : como �sta, prolonga el t�rmino-
La diferencia explicable.
es bien
La
suspensi�n funda, con raz�n o sin ella, en la imposibilidad
se
de la prescripci�n: la
ley quiere la seguridad de los obligados, la
libertad de la acci�n y la consiguiente brevedad en los plazos du
rante los cuales es compatible el derecho personal del acreedor con
la restricci�n del deudor, que debe satisfacer su obligaci�n en un
t�rmino prudencial. Cuando media un acto interruptivo (el acree
dor reclama su cr�dito, el deudor reconoce su deuda, etc.), el obliga
do sabe a qu� atenerse, conoce que el derecho es mantenido, desapa
rece el � silencio � o la � inacci�n � que determinan el cumplimiento
a) En qu��
Colmo, Oblig. �
T. I. 41
642 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
civ. en /. T., 1910; 1139; C�m. fed. en J. T., 1910, 103; etc.). No
as� el embargo de un cr�dito contra un tercero (A es acreedor de
B y embarga el cr�dito que �ste tiene contra X, para lo cual hace
intimar a �ste), seg�n ha resuelto la C�mara civil l)1 en
J. A., III, 41 : la soluci�n es de toda justicia, si se la entiende cum
plidamente, y como fu� el caso, en cuanto ese embargo no entra�a
una intimaci�n contra el' obligado, o en cuanto al menos no sea sub
914, 17). Sin embargo, m�s tarde ha sentado que las diligencias pre
paratorias del juicio no interrumpen � si en ellas no ha tenido inter
venci�n el deudor � (3 T'., VIII914, 25), lo que es colocarse en lo ra
.
zonable del asunto, pues de eso se trata, de que el deudor est� al cabo
*de la actividad del acreedor, para saber a qu� atenerse; por donde
poco importar� que tal actividad sea judicial, administrativa o pri
vada, pues en cualquier supuesto tiende a lo mismo, a conservar el
fundamentos ellos
-que desparecidos desaparezca
esos o razones, con
379 ; etc. ; C�m. civ, 61, 285 ; 153, 123 ; 164, 292 ; 191, 58, 88 y 405 ;
192, 21 ; etc. ; C�m. civ. Ia en J. T., XII|914, 142 ; en R. L. J., V, 684,
y IX, 878; etc.; C�m. civ. 2a en J. T IX|914, 183; en G. F'., 6|VII|
.,
917 ; etc.
En cambio, los tribunales de comercio se hab�an mantenido sis
tem�ticamente, y para m� con toda raz�n, en la soluci�n opuesta:
la demanda que interrump�a era la notificada, y a partir ele su noti
ficaci�n (C�m. com, 37, 5; 55, 5 y 311; 62, 52; 70, 203, en que se
exigi� que la notificaci�n fuera hecha por edictos ; 73, 168 ;
�91, 93; 93, 222; 95, 344; 97, 20; en /. T X|912, 367; en G. .,
�
Es necesario tener presente el art�culo 3987, seg�n el cual la
petencia del
tribunal, la interrupci�n se ha operado lo mismo, pues,
la actividad interruptiva no es por eso menos real, y ya que la de
manda ha podido ser interpuesta al solo efecto de interrumpir la
prescripci�n (art. 3986; C�m. civ, 95, 349; C�m. com, 55, 311) ; 2a"
qu� lo propio ocurre si se rechaza la demanda provisionalmente
(por raz�n de una excepci�n dilatoria, etc.), o se deja a salvo los.
derechos del actor (C�m. civ. Ia en J. T., XII 1 913, 171, y en R. L. J.y
338; 87, 75; etc.; C�m. civ, 86, 28; 142, 380; 150, 90, etc.; C�m. civ.
Ia en J. A., III, 41; etc.; C�m. com, 32, 145; 55, 288; 61, 324; etc.),
y me bastar� remitirme a los art�culos Io y 7o ele la ley correspon
diente (n� 4550).
d) Efectos de la llamada � litis contestatio �. 940. El �
jurisprudencia.
Apunto, ante todo, que en nuestro derecho no es dable admitir
el pretendido principioromanista de que la traba del pleito, litis
contestatio, entra�e ninguna novaci�n; por donde el derecho respec
tivo, malgrado haber sido deducido en juicio, no sufre alteraci�n
alguna y queda as� sujeto a la prescripci�n que le correspond�a
(n� 751).
941. Soluci�n que corresponde. Es verdad que se arguye
�
aplicable a la sentencia.
As�, el derecho demandado en juicio y reconocido por sentencia,
sigue siendo el mismo derecho que antes. La sentencia no tiene
virtud novativa alguna para transformarlo. De consiguiente, la
acci�n es tambi�n siempre la misma : no dimana de la sentencia, que
no es un derecho, sino del derecho mismo, no creado sino declarado
Deploro no
poder detenerme en el estudio del asunto, que es en s� hermoso y que
se impondr�a para desvirtuar lo poco sensato de nuestra jurispru
cia �, que, como toda sentencia, s�lo puede estar sujeta a la pres
cripci�n ordinaria: C�m. civ, 96, 37; 98, 116; 131, 412; 149, 277;.
161, 222 ; 237 y 274 ; 167, 366 y 382 ; 165, 306 172, 315 ; C�m. civ.
�
ordinaria (cons, a prop�sito, los art. 846, 847, inc. Io, y 849 del res
pectivo c�digo).
PRESCRIPCI�N
651
este punto en los n�meros 961-7. Aqu� debo advertir: Io que el crite
rio tendr�a que ser extendido a los supuestos an�logos, de escri
banos, etc., como ya se ha hecho con los m�dicos (C�m. civ, 163,
318; C�m. civ. 2a en J. A., II, 916), y con los procuradores (C�m.
civ, 187, 210), lo que as� mostrar�a a la evidencia el consiguiente
absurdo; 2o que, aun dentro de tal criterio, la equiparaci�n de un
auto de regulaci�n de honorarios a una sentencia, es poco sosteni-
intenci�n (citado art. 812), para ver en el caso una novaci�n sui
generis y formalista en la sentencia; o) que la expresi�n puede ser-
correctamente, interpretada en el sentido de que como el derecho es
ahora ejecutorio, cosa que no ocurr�a antes de la sentencia, su ejecu
ci�n, contenida en la respectiva � ejecutoria �, est� sujeta a pres
cripci�n, por donde no cabe pedirla si se ha dejado transcurrir el
t�rmino al efecto, como era el de su prescripci�n; c) que ello se re
fuerza ante la circunstancia de que la novaci�n no se presume (art.
812, inc. Io), y de que, as�, no cabe admitirla sino ante textos evi
dentes, de lo cual dista leguas el del recordado art�culo 539; d) que,
por lo dem�s, las fuentes de la susodicha disposici�n (que en su faz
remota estriban en la ley 63 de Toro y en la ley 5a, t�t. 8o, lib. XI de
la Nov�sima Recopilaci�n, seg�n las cuales la prescripci�n de una
ejecutoria se consumaba a los diez a�os), no s�lo han dejado de ser
652 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
Los ac
cripci�n cumplida.
Es ello simplemente insostenible, porque es plenamente antiju
r�dico : el reconocimiento interrumpe la prescripci�n, dice nuestro
art�culo, vale decir, deja sin efecto todo el t�rmino hasta entonces
corrido, y hace que se requiera un nuevo t�rmino �ntegro para que
la prescripci�n se opere (art. 3998).
Es verdad que la prescripci�n puede ser alegada en cualquier
estado del juicio. Pero nadie lo niega. Lo que cuadra es entenderlo :
puede ser alegada siempre que se haya negado el derecho del actor,
siempre que no se haya reconocido la obligaci�n correspondiente. De
otra manera, el art�culo 3989 vendr�a a ser cosa muerta por in-
PRESCRIPCI�N
ggg
aplicable. Son bien expresos en tal sentido los c�digos franc�s (arte
2224) e (art. 2110).
italiano
reconocimiento, que puede ser t�cito y aun presunto, como
Y tal
he apuntado, cabe en la contestaci�n evasiva de la demanda (C�m.
civ, 161, 361; art. 100, inc. Io, del c�digo procesal para la Ca
pital y los territorios), como se lo contiene en la confesi�n al absol
verse posiciones (que hasta implica una renuncia de la prescripci�n
cumplida : C�m. com, 39, 57 ; 46, 250 ; etc. ; cons. C�m. com. en J. A.r
I, 479), y en la misma confesi�n ficta (supra, n� 541).
950. Observaciones complementarias. Agregar� las si �
95^
�
Y los actos interruptivos que emanan de las dos partes est�n cen
tralizados en el compromiso, hecho en escritura p�blica, en cuya
virtud sometan ellas su asunto a la decisi�n de arbitros (art, 3988;
cons. C�m. com,
82, 49).
Es de observar, a prop�sito, varias cosas: Ia si se trata de
un compromiso ad referendum, y que no es luego ratificado o san
bir� al a�o, a los dos a�os, a los cuatro a�os o a los diez a�os (art.
4035, inc. 4o, y 4023, y art. 847, inc. Io, y 849 del C�d. com.) ; al
paso que los intereses pueden estar sujetos a la prescripci�n de cinco
a�os del art�culo 4027, inciso 3o, cuando se los adeude peri�dica
mente, o bien a la ordinaria del art�culo 4023 (C�m. civ, 172, 217)
cuando no se haya convenido la fecha de su pago.
Si, pues, alguien me debe un capital prescriptible en diez a�os
y productivo de intereses a pagarse trimestralmente, y yo he dejado
de cobrar los intereses correspondientes a los �ltimos siete a�os,
por m�s que demande al deudor por el pago del capital,
la interrupci�n que con ello se produzca nada implica con relaci�n
a los intereses prescriptos (los correspondientes a los dos primeros
SECCI�N 2a
T�RMINOS DE PRESCRIPCI�N
ART�CULO I
PRESCRIPCI�N ORDINARIA
La
prescripci�n es ordinaria o
especial, seg�n que se trate de derechos no contemplados particular
mente o legislados espec�ficamente.
La ordinaria es de diez a�os (art. 4023). En este plazo se pres
cribe cualquier derecho no sometido a prescripci�n propia. Se al
canza la relativa amplitud del plazo : precisa tener en cuenta
que en
su seno caben todos los derechos no mirados especialmente,
y que
tales derechos pueden ser importantes. Por lo dem�s, el t�rmino es
bien prudencial : los treinta a�os del derecho romano y de la mayor�a
de los c�digos, resultaban explicables cuando las comunicaciones-
(ferrocarriles, vapores, tel�grafos, etc.) eran poco menos que impo
sibles; hoy carecer�an de cualquier asidero (V. Scialoja propicia, en
la R. D. Civ., I, 3 y ss, la reducci�n de todos los t�rminos de pres
cripci�n del c�digo civil italiano). Resulta singular, as�, que en
c�digos recientes se consagre prescripciones largas : es de treinta a�os
en los c�digos alem�n (art. 195) y brasile�o (art. 177). Es sabido
que en nuestro derecho comercial tambi�n es de diez a�os, aunque
sin el distingo entre presentes y entre ausentes (art. 846). Lo mis
mo pasa en el c�digo suizo de las obligaciones (art. 127) y en el
El derecho contenido en un
T. I.
658 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
�('C�m. civ, 168, 192), as� como el de pedir la entrega de la cosa com
prada (C�m. civ, 51, 432), el de exigir la escrituraci�n de las pro
mesas de contrahendo (S. C. en J. T., III|912, 24; C�m. civ, 158,
^hipotecario (C�m. civ, 197, 311; C�m. fed. en J. A., I, 630, y III,
15: es el t�rmino para la devoluci�n de cualquier pr�stamo) ; 8o la
acci�n para el pago de la medianer�a (C�m. civ. Ia en G. F 2jIX� .,
'916) y para el de los da�os causados por una pared medianera mal
hecha (C�m. civ. Ia en R. L. 3., VII, 292) ; 9o la acci�n de reducci�n
o aumento de
precio por defecto o exceso de �rea en lo vendido (S. T .
Tucum�n en R. L. 3., III, 285; C�m. civ. 2a en 3. A., II, 436) ; etc.
Me he detenido, porque la enumeraci�n ser�a muy larga (v.
otros casos en C�m. civ, 136, 360; S. C. en G. F 14|I�917). Como
.,
que habr�a que mencionar cada uno de los derechos posibles, ya que
660 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
c�digo).
Pero lo
excepcional. De ah� que proceda la prueba de tal
eso es
ARTICULO II
PRESCRIPCIONES ESPECIALES
I. Derechos creditorios. �
A. �
957. Prenociones.- �
Las
prescripciones especiales var�an entre cinco a�os y tres meses, si se
except�a la del art�culo 4025 (acci�n rec�proca entre el ex tutor y
sus pupilos, que tambi�n es de diez a�os, como la ordinaria), pues
Comien �
zo por los derechos creditorios, y as� por el art�culo 4027, que sujeta
dos, y de todo cuanto deba ser pagado por a�os o en per�odos m�s.
'
breves.
Se observar� pensiones alimenticias y los arriendos no
cnie las
tienen la limitaci�n contenida en la disposici�n final: aunque deban
pagarse en per�odos de m�s de un a�o (cada dos a�os, por ejemplo),
PRESCRIPCI�N
661
Pugliese, II, 183. Se comprende por qu�: la ley supone que se trata
de per�odos originarios, vale decir, de tantas deudas independientes
como per�odos ; al paso que aqu� se trata de una deuda �nica, a cuyo
respecto s�lo hay una divisi�n no obligacional sino de pago, sin con- �
per�odos.
Ya no digo lo propio respecto del inter�s capitalizado, por lo
mismo que ha dejado de ser inter�s para convertirse en capital.
Tampoco encuadran los frutos que deba el poseedor de mala
fe: aunque se los recoja peri�dicamente, son debidos como deuda
�nica o total, como indemnizaci�n, al propietario o reivindicante.
Pero s� entran los impuestos anuales (semestrales, ete.), siem-
662 EXTINCI�N- DE CAS OBLIGACIONES
Io Gente de pobo. �
o). �
b) Abogados. �
En cuanto a los
regulados s�lo pueden, prescribirse a los diez a�os (n� 946), com
sigue sosteniendo: C�m. fed. en R. L. 3., VIH, 464, y en ./. '/', 1910
I-
989; C�m. civ. Ia en J. T XI 911, 172, y II 918, 48, y en ./. .1,
.,
PRESCRIPCI�N
gg3
110, 9; 106, 152; 143, 38; 149, 277; 166, 152; de la C�mara civil 2a
PRESCRIPCI�N
665
(137, 178 ; 163, 11) ha concluido por admitir que la prescripci�n de los
honorarios de un letrado se refiere a los judiciales como a los extraju-
diciales (conf. S. C. B. A. en R. L. 3., III, 621; en contra C�m. civ. 2a
en R. L. 3 ., I, 604) ; 4o que esa misma C�mara civil ha aplicado la
que est�n para sentencia (168, 333; 171, 432; cons, adem�s, los si
guientes fallos de ese tribunal: 96, 272, y 151, 312) ; 5o que esa pres
cripci�n quinquenal s�lo puede computarse, como he dicho (n� 964), a
partir de las respectivas regulaciones, pues en tal supuesto no hay ho
norario alguno mientras no haya mediado regulaci�n ; 6o que, de consi
guiente, los fallos de la C�mara civil (14, 390; 15, 561) que estable
cen que el momento inicial debe ser referido a la aparici�n en juicio
Punto final.
Nuestro precepto se refiere, sin duda, al honorario que el cliente debe
a su letrado. Lo que por tal concepto deba cobrar el vencedor al ven
969. Procuradores. �
rador� es, por definici�n (art. 1870, inc. 6o y sus concordantes; art.
14 y ss. del C�digo de procedimientos para la Capital y los territo
haya intervenido (C�m. civ, 139, 409; C�m. com, 87, 323), ya
�desde la terminaci�n de sus gestiones� (C�m. civ, 189, 178; 192,
339) ; 4o que no resulta explicable el fallo de la C�mara civil en
cuya virtud se resuelve que la prescripci�n del honorario de los pro
curadores es siempre de dos a�os, aunque haya sido regulado (en
raz�n de que el respectivo derecho no nace ele la ejecutoria, auto o
sentencia en que se contiene dicha regulaci�n, sino del contrato de
locaci�n de servicios que lo liga con el ex representado : Bolet�n
judicial, n� 3591), pues exactamente en la misma situaci�n se en
cuentra el abogado, no obstante lo cual es constante la jurispruden
cia civil de que su honorario regulado s�lo puede prescribirse a los
diez a�os (n� 961).
d). �
970. Escribanos. �
por donde epiedan sujetos a la ley comercial (inc. 3o, 5o, etc., del
art. 8o del respectivo c�digo).
Por lo dem�s, y con relaci�n a los casos en que el agente no es
comerciante o asimilado (median inmuebles, etc.), apunto que la
C�mara federal ha resuelto (8, 358) que el precepto se refiere a los
agentes de negocios propiamente tales, esto es, que son profesionales,
y no a las personas que por accidente han servido de intermediarios
en una operaci�n.
3o. �
etc. ; no as� los curanderos, � manos santas �, etc., que no son profe
sionales legales), apuntar�: Io cnie s�lo con buena voluntad cabe ad
mitir la inclusi�n de los boticarios entre los profesionales del � arte
ele curar �, pues, en cuanto due�os de farmacias, son perfectos co
13|IX�917).
Esto -�ltimo ha sido modificado en m�s de un caso: el momento
Inicial no es el de la �ltima visita, sino el del fin de la enfermedad
(C�m. civ. Ia en R. L. en G. F'.,
XI|917,
3., V, 156, y VIII, 487, y
65). Es ello discutible: el �fin de la enfermedad� es de lo m�s in
determinado que pueda haber ; adem�s, la curaci�n puede haber con
tinuado sin la asistencia ulterior del m�dico (cuando no se ha hecho
m�s que seguir aplicando sus prescripciones), lo que no supone su
� asistencia � actual, y lo que indica que su misi�n hab�a terminado
C. �
Prescripciones de un a�o. �
Io Casos diversos. �
973.
Posaderos y fonderos. �
En el inciso 2o
sujeta a la mis se
En el inciso 3o se
industrias, etc.
No lo hallo admisible. El � artesano � est� contemplado en el
<670 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
-el precepto. Los dos incisos que quedan son los m�s importantes.
�
que encuadra en este inciso los cr�ditos de los sastres, por la ropa
hecha o de medida que � venden � aunque la confeccionen : C�m. civ.,
155,11 ; C�m. com, 55, 430.
977. Suministros de mercader�as que est�n excluidos., Es -r-
Por lo de-
'
PRESCRIPCI�N
671
cordados art�culos 847, inciso Io, y 849, que sujetan a cuatro y a dos
a�os, respectivamente, ciertas deudas de venta (cuando medie cuenta
aceptada y liquidada, o cuando se trate ele venta al fiado y sin docu
mento escrito). M�s aun: ante esos distingos de la ley mercantil,
resulta que en una venta con documento escrito, que no sea una
cuenta de venta, de mercader�as destinadas a ser revendidas, el cr�
dito del vendedor tiene que prescribirse a los diez a�os de la prescrip
ci�n ordinaria ( que es entre nosotros com�n a lo civil y a lo comer
cial), seg�n lo anticip� m�s arriba con relaci�n al C�digo civil, pues
no encuadra en ninguna de las prescripciones especiales de los tres
En el inciso 5o
se atiende a los cr�ditos de las locaciones de servicios manuales : de
criados (�sirvientes�, entre nosotros: �mucamos�, � valets �, por
teros, cocineros, �ni�eras�, etc.), jornaleros y oficiales mec�nicos,
ya por los mismos servicios hoc sensu, ya por las � hechuras �.
C�m. civ, 8, 119 ; 13, 60 ; 14, 5 ;etc. En cambio, considero que los
sueldos de peones de establecimientos rurales (cabanas, chacras,
etc.) est�n involucrados: as� se ha resuelto por la Suprema Corte
de la provincia de Buenos Aires (II, 9,120) ; y v�ase estos fallos de
la C�mara civil 1.a relativos a peones: en /. T., VII 1 914, 161; en G.
F., 3|III|917 y 4|IXJ917.
II. Observaciones sobre las prescripciones bienales y anua
les. �
Io. �
980.
Pagos peri�dicos y suministros excluidos de
ellas. �
los del inciso 5o del art�culo 4035 y los estipendios mensuales o las
Evidentemente, la
regla del art�culo 4027 es general ; las de los
art�culos 4032-5 especiales. De consiguiente, y por acpiello de
son
que in toto jure generi per speciem derogatur (Digesto, L, 17�, 80),
�stas deben ser aplicadas con exclusividad en los supuestos especial
mente legislados.
Lo propio cuadra decir en punto a suministros, seg�n tengo
ya advertido poco m�s arriba (n� 977).
2o Interrupci�n de esas prescripciones. �
981. El principio..
?
�
Viene, ahora, la
disposici�n del art�culo 4036 : En todos los
casos
diatamente ininteligible,
En derecho franc�s, como en el de los pa�ses que lo han seguido,.
Nuestro c�digo ha
dispuesto que ninguna
prescripci�n sea presuntiva, seg�n tengo ya apuntado (art. 4017-8),
y proscribe esa deferencia de cualquier juramento. Por eso no ha.
reproducido los premencionados art�culos 2275 o 1975. Pero ha in
currido en el desliz jur�dico de repetir los otros dos (2274 o 1974),.
PRESCRIPCI�N
673
en 3. A., I, 851.
T. I. 13
674 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
Io Evicci�n. �
986. Se la
limita a la compraventa. �
VI, 865). Nada obstan los art�culos 2114 a16 y 2131, que asimilan
la evicci�n en materia ele elaci�n en pago, ele transacci�n o de per-
multa, la de la compraventa, ni los art�culos 1435
a
y 2158, que ha
cen regir los principios de esta misma en punto a cesi�n de dere
gene
rada por la evicci�n, que, por tanto, se extingue, sean cuales fueren-
los aspectos modales de cada caso, a los seis meses de producida.
En tal virtud considero que el derecho del adquirente
para
demandar al enajenante por rescisi�n del contrato o por indemniza
ci�n ele da�os intereses, se extingue en el semestre de ley; y que
e
En �
relativo a la acci�n misma : los vicios deben reunir los cuatro recpri-
sitos del art�culo 2164, y pueden estribar en defectos de calidad como
en fallas de cantidad ; la prueba de los mismos es de cargo del adqui
P. �
cripci�n.
Quiero advertir al respecto varias cosas : Io que hay en el c�digo
�otros casos de prescripci�n, como, por ejemplo, los de los art�culos
A. Actos nu
los. �
Io. �
Pasemos a es
que medi� usurpaci�n de estado civil). Mas considero que ello debe
ser as� porque en el caso no hay acto alguno, esto es, se tiene un caso,
del acto.
Observar�, a prop�sito, que nada cabe inducir, en contra de
lo dicho, por lo que sentido opuesto se resuelve
en en un casoan�logo,
como es el del art�culo 85, inciso 3o, de la ley de matrimonio, que se
explica en virtud de razones particulares, como son las contenidas
en lo personal e �ntimo de las relaciones conyugales (lo que da pie
680 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
Pero es dis
cutible un fallo de la C�mara federal (3. T., IV|914, 226; cons. S. C.
B. A. en IV, 853), seg�n el cual el art�culo 4030 s�lo puede
R. L. 3'.,
referirse a las partes vinculadas en el acto jur�dico, y no a los ter
ceros. Observo : Io que mal pueden invocar derechos los terceros
respecto de un contrato o un acto jur�dico, cuando �stos no ligan
sino a los interesados (art. 504, 1161 a 3, 1195, etc.) ; 2� que si se
trata de terceros que han aceptado o ratificado el acto, entonces ya
no son tales y se convierten en partes, por donde el precepto les
ser� aplicable en su plenitud ; 3o que si se trata de los acreedores que
pretenden ejercer la acci�n subrogatoria del art�culo 1196, como
ejercen los derechos del deudor, por lo mismo que se subrogan en la
personalidad de �ste, se encuentran en la misma situaci�n que el
deudor cuyos derechos ejercen; 4o que si se trata de los acreedores
que procuran hacer revocar los actos ele su deudor (art. '961 y ss.),
entonces no nos encontramos en el supuesto del art�culo 4030, sino
en el del 4033, que contemplar� dentro de poco ; 5o que si se trata de
sucesores, estos no son terceros hoc sensu, y se rigen por los princi
pios que he expuesto en los n�meros 58 y siguientes.
4o. �
legal. �
En el art�culo 4031 se estatuye la misma prescripci�n bie
nal para la acci�n de nulidad de las � obligaciones � contra�das por
las mujeres casadas, por los menores y por los � incapaces bajo c�
ratela �.
salgan de la c�ratela.
1003. Si s�lo se refiere a derechos creditorios. �
La verdad
que se trata ele un precepto poco feliz
forma y sentido. en su
hipoteca, etc. (art, 2862 y ss, 2910 y ss, 3018 y 3036 y ss, 3157 y
ss, 3224 y 3245 y ss, etc.).
De consiguiente, considero que el precepto se refiere acualquier
acto jur�dico de car�cter convencional, en cuya virtud el incapaz
resulte deudor o acreedor, medien o no derechos estrictamente per
sonales o creditorios.
2o Mujer casada. 1004. Se trata de la acci�n que a ella
�
le compete. �
ratela.
En cuanto las
primeras, hay que entender la ley en el sentido
a
1008. No es
lio lo est�n.
De otra suerte resultar�a que el incapaz que no tuviera
curador actual, en el momento en que realizara, un acto jur�dico (me
jor dicho; �contrajera una obligaci�n�, como reza la ley), no de
biera ser comprendido en nuestro precepto; por donde la prescrip
ci�n, que tendr�a que ser la ele diez a�os, correr�a desde la fecha del
acto (art. 3956), por lo mismo que tampoco ser�a aplicable el art�culo
mismo. �
La acci�n
pauliana se prescribe en un a�o, � contado des
de el d�a en que el acto tuvo lugar (se realiz�), o desde cpie los acree
dores tuvieron noticia del hecho� (art. 4033).
El precepto es claro. De ah� que basten pocas observaciones, cpie
ser�n eminentemente jurisprudenciales. -
dos formas: o el del d�a del acto que se quiere revocar, o el del d�a
en epie los acreedores tuvieron noticia del mismo.
Sostengo, como siempre, que el
primer momento es el ordinario :
de ah� que la acci�n intentada despu�s de un a�o de realizado el acto,
est� prescrita. Si los acreedores pretenden que no lo han conocido
sino con posterioridad, tendr�n que probar ese momento especial v
es lo que he sentado en la norma general del n�mero 919 y en las
extracontractual. �
1013. Principio, �
113, 42 ; 129, 284 ; 139, 350 ; 145, 5 ; 169, 137 ; 171, 46 ; 196, 310 ; etc. ;
C�m. com. en G. F'., 25|IX|918; etc.), la responsabilidad que se con
trae por una demanda ilegal no entra en este art�culo, si esa demanda
se funda en un contrato, sea ella ele desalojo, como en los casos
por mucho que haya derivado mal. En otros t�rminos, el t�tulo del
damnificado no nace de la sentencia que lo ha condenado, sino de
688 EXTINCI�N DE LAS OBLIGACIONES
trato.
Otra cosa ser�a si se dedujera una acci�n so pretexto o con-
civ, 52, 54 ; 162, 431 ; C�m. civ. Ia en R. L. 3., VII, 292 ; C�m. civ. 2a
en G. F.,
3|X|917, y en 3. A., I, 687 ; S. T. Tucum�n en el fallo que
acabo de citar, donde se admite alternativamente el momento del he
cho o el momento de su noticia). Lo que es igual, por lo menos en el
fondo, tambi�n se ha sentado que no corre sino desde cuando el per
judicado ha podido apreciar las consecuencias nocivas del hecho
(C�m. com. en G. F XII 1 917, 251).
.,
preceptos favorables a tal punto ele vista son contados y bien par
ticulares (art. 4030-3-4, etc.).
tanto, s�lo mediante la aplicaci�n del art�culo 3980,
Por lo
o podido tener �
daridad, que �sta mal puede nacer de sentencia alguna, por lo mismo
que los jueces no pueden declarar solidaridad que no preexista en
una disposici�n de ley o en una convenci�n (n� 493) ; que se concibe
Colmo, Oblig. �
T. I. 44
690 EXTINCI�N. DE LAS OBLIGACIONES
seg�n en las mismas XII Tablas se mandaba). Por eso mismo, cual
quier cambio en los sujetos implicaba la extinci�n de la obligaci�n
y la creaci�n de otra en favor del nuevo acreedor o en contra del
nuevo deudor. La consiguiente novaci�n era por tanto forzosa.
Poco a poco, y ante las exigencias de la misma vida (la novaci�n
Merlin, 412; Molitor, II, 1181 a 5; Wetter, Curso II, 348 y Obli
gations, I, 66, I y II ; Dernburg, Pandette, III, 47 y ss. ; Windscheid,
Pandette, II, 329; Girard, 732-3; Saleilles, Obligation, 74 y ss. ;
Diego y Guti�rrez, 141 y ss. ; Crescenzio y Ferrini, 395).
De ah� que dable afirmar que si bien los romanos han
sea
pre
parado nuestra actual cesi�n de derechos, no la han conocido
propia
mente como instituci�n espec�fica y propia, y han ignorado la trans
misi�n particular de las obligaciones, pues s�lo la han admitido den
tro del juego de la transmisi�n integral de un patrimonio por efecto
�de sucesi�n hereditaria.
Y cabe concluir que la verdadera elaboraci�n de la instituci�n,
Parece innecesaria la
694 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
mucho m�s amplio que la cesi�n, que es una especie de ella, lo propio
que la subrogaci�n, etc., y requiere, por lo mismo, consideraci�n
general que consulte ese car�cter. Es lo que explica que en los.
c�digos contempor�neos, como el alem�n, el suizo de las obligaciones-
y el brasile�o, se la contemple en tal sentido, por m�s que se tome
como tipo su especie m�s importante, cual es la de la cesi�n.
1 024 a. Bibliograf�a.�
CAP�TULO I
CESI�N DE CR�DITOS
SECCI�N Ia
ELEMENTOS
I. Prenociones. �
1025. Concepto. �
rentemente. Por lo
m�n (art. 413), seguida por el c�digo brasile�o (art. 1078) ; y en el
c�digo suizo se llega a legislar, lo mismo que en el alem�n, la cesi�n
696 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
A. �
1027. Principio.�
En cuanto
a los derechos que pueden ser objeto de cesi�n, el c�digo desciende a
un casuismo bien inc�modo e in�til. Habr�a sobrado con se�alar
aquellos que no pueden serlo, para que as� se estuviera dentro de la
regla de que est� permitido todo cuanto no est� prohibido (art. 953
y 1167 a 9).
Bastar�, pues, con reproducir las disposiciones relativas a los
derechos cesibles.
Todo objeto incorporal, todo derecho y toda acci�n sobre una
Los dere
chos no varios preceptos del c�digo o de
cesibles est�n indicados en
No
ley 10.241, del hogar, cuyo art�culo 2o estatuye lo propio respecto del
hogar. Lo primero se explica con facilidad : el obrero ser�a v�ctima,
por raz�n de su pobreza o de su apremio, de los especuladores, que
le comprar�an su derecho por bien poca cosa. Y lo segundo obedece
a la circunstancia de que el hogar es una necesidad fundamental pa
1032. Principio. �
En
los art�culos 1439 a 43, as� como en los art�culos 1450 a 2, se establece
CESI�N de cr�ditos
699
puede vender quien sea capaz ele disponer de sus bienes, como puede
comprar quien sea capaz de obligarse (art. 1357).
De ah� que las incapacidades tengan que ser interpretadas res
trictivamente- ( odia sunt restringenda!), esto es, limitadas al supues
to expl�citamente legislado.
Y de ah� que, seg�n se ha resuelto (C�m. civ, 168, 325), un
siones. �
seg�n dispone el art�culo 1454: Toda cesi�n debe ser hecha por
es
derecho
crito, bajo pena de nulidad, cualquiera que sea el valor del
cedido, y aunque �l no conste de (en) instrumento p�blico o privado
(cons. C�m. civ. Ia en 3. A., I, 656).
No se alcanza la raz�n en cuya virtud se ha derogado los prin
cipios generales (art. 1180 y ss.), pues el contrato de cesi�n
no es-
Claro
m�s, ni menos, que cualquier otro contrato de enajenaci�n.
est�, por lo dem�s, que ese � escrito � deber� ser escritura p�blica
en los casos de los incisos Io, 6o y 9o del art�culo 1184 ; y que
la vo
luntad de las partes puede fijar otros requisitos (as�, las acciones
702 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
Es
teprincipio genera] queda modificado en el art�culo 1455: Excep
t�ame las cesiones de acciones (derechos) litigiosas (,) que no pue
den hacerse (,) bajo pena de
nulidad, sino por escritura
p�blica, o
por acta judicial hecha en el respectivo expediente; y los t�tulos
al portador (,) que pueden ser cedidos por la tradici�n de ellos.
La disposici�n se explica a medias : por tratarse de un derecho
litigioso, esto es, constante en un juicio, y sujeto as� a la potestad
judicial, se concibe que se requiera dicha acta, aunque ello no sea
forzoso, pues el juez no es parte ni interesado en el derecho. Lo que
no se justifica es que se paralelice una simple acta judicial (constancia
de la cesi�n convenida por las partes ante el juez), con toda una
escritura p�blica, ni, viceversa, una escritura solemne con una suma
ria acta judicial, si se tiene en cuenta que el derecho puede ser
de importancia bien escasa (500 $) o asaz cuantiosa (500.000 $).
Varias observaciones caben al respecto.
Desde luego, nuestro art�culo ha sido aplicado con bastante fre
cuencia: C�m. civ, 13, 77; 100, 340; 146, 83; 178, 345; etc.; C�m.
civ. 2a en G. F., Y|916, 266, y en 3. A., I, 216; C�m. com, 2, 183;
9, 530 ; etc.
Extra�a no poco ^cierto fallo, antiguo por lodem�s, de la C�mara
civil (19, 406), seg�n el cual el cesionario de derechos litigiosos no es
derechos mobiliarios.
Por mucho que me repugne la
soluci�n, creo que tal inhibici�n
no incapacita en el caso. Una incapacidad no puede ser admitida
sino sobre la base de disposiciones expresas. Lo dice bien
positiva
mente el art�culo 52. Lo mismo ocurre en materia de nulidad, que
no puede ser declarada sino en los casos legales (art. 1037). Y es
La
los al portador, se liga con la an�loga excepci�n establecida en otros
art�culos (1438 y 1456), donde as� debi� figurar, si, lo cpie hu
biera sido mejor, no se hubiese preferido contemplarla espec�fica-
704 TRANSMISI�N- DE LAS OBLIGACIONES
mente. Ese art�culo 1456 dispone que Cuando la cesi�n fuere hecha
por instrumento particular, podr� tener la forma de un endoso; mas
no tendr� los efectos
especiales designados *en el C�digo de comercio,
si los t�tulos del cr�dito no
fuesen pagaderos a la orden. Sin insistir
al respecto, pues se trata de asuntos mercantiles
(art. 8, inc. 4o, del
respectivo c�digo), hay que advertir que en el endoso de los docu
mentos a la orden (malgrado
expresiones literales como la del art�cu
lo 624 de este �ltimo c�digo) no hay una
cesi�n, por mucho que haya
una transmisi�n o
sucesi�n, seg�n puede verse comparando el ar
t�culo 1459 del C�digo civil con los art�culos 624 a 6 del
c�digo mer
cantil, el art�culo 1474 con los art�culos 735 y 736, inciso 2o,
y el
art�culo 1476 con los art�culos
616-21-5; por donde cabe concluir que
el endosatario es un obligado principal y no derivado, que el cedente
no garantiza la aceptaci�n, que el deudor no puede alegar compen
saci�n contra el endosatario por lo que le adeuden los endosantes.
anteriores, etc., y puede sostenerse, as�, que si hay cesi�n en un endo
so, es ella bien distinta de la com�n (v�ase lo dicho al en el
respecto
n" 796, y adde Delamarre y Le Poitvin, V, 266 y ) Giorgi, VI, 212-
ss.
95, 233, ha resuelto en cambio que a los efectos del fuero federal, y
por las razones que expondr� en el n�mero 1041, el endoso no es
una cesi�n).
SECCI�N 2a
EFECTOS
ART�CULO I
En materia de efectos
de la cesi�n, hay que distinguir seg�n que se refieran a las partes
o a terceros.
Entre las partes, los efectos de la cesi�n (que cabe centralizar
en el desapoderamiento del cedente en favor del cesionario, esto es,
en la transferencia del derecho, en el cambio de titular de �ste), se
consuman por la simple convenci�n, desde que ella es consensual,
salvo lo relativo a la forma. Resulta as� de la definici�n del art�culo
1434, y se lo integra en propiedad de un cr�
los art�culos 1457-8 : La
dito pasa al cesionario por el efecto de la cesi�n, con la entrega deli
t�tulo si existiere ; La cesi�n comprende por s� la fuerza ejecutiva del
t�tulo que comprueba el cr�dito, si �ste la tuviere, aunque la cesi�n
estuviese bajo firma privada, y todos los derechos accesorios (, como
la fianza, hipoteca, prenda, los intereses vencidos y los privilegios del
cr�dito que no fuesen meramente personales,), con la facultad de
ejercer (,) que nace del cr�dito que exist�a.
En s�ntesis, mucho m�s clara : el cedente deja de ser titular del
cr�dito desde el mismo instante en que la cesi�n se verifique, y el
cesionario, que pasa a serlo, es un sucesor del cedente respecto del
derecho que permanece inalterado. As�, si el derecho era privilegia
do, seguir� si�ndolo; si devenga intereses, �stos corresponden al ce
sionario; si hab�a corrido una mitad del t�rmino para la prescrip
ci�n, �sta se consumar� como antes ; etc.
Colmo, Oblig. �
T. I. 4.5
706 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
1043. No es menester la
entrega del t�tulo. Conviene apun
�
29|IX|917, y en 3. A., I, 10, y II, 570 ; C�m. civ. en G. F., V�916, 108 ;
C�m. civ. Ia en G. F ., 4�X|917; C�m. com. en G. F ., 12|I|917, 24|I|
917, y 7|II|917.
Tal es principio, que no tiene m�s limitaciones que las
el
naturales de los derechos personales o intransferibles (art. 498, 1444,
etc.), y a que me referir� m�s adelante (n� 1062, a prop�sito ele las
excepciones que el deudor puede oponer al cesionario).
De ah� que:(l�}<;el donatario de derechos de socio en una compa
��a minera, no sea cesionario ni
pueda exigir rendici�n de cuentas a
la sociedad (S. C, 92, 289; C�d. civ, art. 1671; C�d. de min, art.
322) l^2\ el cesionario no pueda ejercer acciones antes renunciadas
por el cedente (C�m. civ, 150, 154) ; 3o el cesionario no responda
por los honorarios anteriores a la cesi�n debidos por el cedente ( C�m.
civ, 150, 739; 153, 220; 178, 106), ni por ninguna otra obligaci�n
de �ste (C�m. civ, 104, 409), a menos que la, conociera y as� la hu
biese aceptado t�citamente (C�m. civ, 160, 163),. o a menos que
el cedente se haya exonerado por contrato de todo gasto ( C�m. civ.
Ia en G. F., 10 �XII �916) ; 4o el cesionario de derechos hereditarios ten
car�cter hereditario del cedente (sic. C�m. civ, 196, 5, y C�m. civ.
1* en 3. A., II, 213).
1045. No
responde por las obligaciones del cedente. Corres �
terceros (,) como respecto del mismo deudor, todos los actos conser
vatorios del cr�dito. No hay aqu� sino una simple consecuencia o*
aplicaci�n del principio del art�culo 546 : el cesionario es como un
acreedor bajo condici�n suspensiva (si notifica o requiere la acepta
ci�n), y el cedente un acreedor bajo condici�n resolutoria (o sus
pensiva de car�cter negativo : si no se llena una de dichas forma
lidades) ; por donde cualquiera de ambos tiene los indicados dere
chos conservatorios. Por lo dem�s, me remito a lo dicho oportuna
mente (n� 233) acerca de lo que deba entenderse por acto con
servatorio.
1 047 a. �
ART�CULO II
RESPECTO DE TERCEROS
I. Prenociones. �
ducen sino mediante debida noticia de la cesi�n por parte del deudor
cedido. As� precept�a en el. art�culo 1459 : Respecto de terceros
se
pago sin causa (art. 793), siempre que tal omisi�n no pueda serie-
imputada.
1049. Eaz�n de la exigencia. La raz�n de la exigencia no
�
probadas.
Tambi�n creo podr�a ser cumplida por cual
que la formalidad
quier otro interesado (acreedor del cesionario), pues siempre esta
r�amos dentro de los principios (art. 1196).
Lo que es cierto es que mientras no haya notificaci�n o acepta
ci�n, la cesi�n no existe respecto del deudor cedido, y menos con
relaci�n a otros terceros.
'
En el art�culo-
1460 el c�digo dice, desde luego, en qu� puede consistir la notifica
ci�n : La notificaci�n de la cesi�n ser� v�lida, aunque no sea del
instrumento de la cesi�n, si se le hiciere saber al deudor la conven
ci�n misma de la cesi�n, o la substancia de ella. Ser� materia de
circunstancias : bastar�a con hacer saber al deudor que � Fulano es
titular de tal derecho en su contra �, que � tal derecho en su contra
ha sido cedido a Fulano �, que � tal derecho en su contra pertenece
a Fulano �, etc. : as�, en la demanda en que el cesionario reclama el
CESI�N DE CR�DITOS
711
Es lo
t�culo 1463, Guillouard (op. cit., II, 782) lo quiera ver contra el ce
1056. Prenociones. �
En lo que precede se ha visto c�mo juega
el requisito d� la notificaci�n con respecto al deudor cedido : no est�
sujeta a forma alguna (sin perjuicio de que la aconsejen las circuns
tancias; por ejemplo, cuando el deuelor es un Banco: C�m. com. en
J. A., II, 959), por donde rigen a su respecto los principios comunes;
y responde al solo objeto de hacerle conocer la persona que es ahora
titular del cr�dito, a fin de que as� pueda hacer el pago v�lido que
cuadra (art. 1459-68).
Es que el deudor no es tercero sino con relaci�n al contrato que
celebran el cedente y el cesionario. En lo que toca a las relaciones
que lo ligan por raz�n de su deuda, y que, consumado aqu�l, van
a desenvolverse entre �l y el nuevo acreedor, dista de ser tercero, a
714 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
con el deudor.
Y �stos pueden tener fuerte inter�s en sostener la inexistencia
o nulidad de la cesi�n y de la notificaci�n o aceptaci�n. Y como es
norma com�n que los documentos tienen que ser fehacientes (p�
blicos, o privados de fecha cierta: art. 995 y 1035) respecto de �ter
ceros �, de ah� que el citado art�culo 1467 exigencia del
imponga la
� acto p�blico � con relaci�n a esos otros interesados. He aqu� su
texto: La notificaci�n y (o) aceptaci�n de la transferencia(,) causa
el embargo del cr�dito a favor del cesionario, independientemente
de la entrega del t�tulo (constitutivo) del cr�dito, y aunque un ce-
CESI�N DE CR�DITOS
715
t�culo 1470 deja lugar a m�s de una duda. V�ase su texto : En el con
curso de dos cesionarios sucesivos del mismo cr�dito, la preferencia
quedar�, en este caso, sujeta a los principios generales (sobre todo del
�art. 1035, relativo a la fuerza contra terceros de los documentos pri
vados, que deben ser de fecha cierta) ; 3o que con ello no se irroga
perjuicio a nadie, pues ya tengo advertido que tanta fe merece un
documento p�blico como un documento privado indubitable.
En seguida, esto otro : si la aceptaci�n aut�ntica es posterior a la
notificaci�n privada de fecha cierta, esta prevalece sobre aquella,
pues la calidad formal de tales actos nada induce. Pero ello ser� as�
�en las relaciones particulares entre los cesionarios. Con relaci�n a
otros interesados (acreedores del cedente), el art�culo 1467 exige, co
Veamos
ahora los efectos de la cesi�n misma, antes y despu�s de perfeccionada
respecto de dichos terceros.
Comencemos por el deudor.
El deudor cedido queda libre de la obligaci�n, por el pago hecho
al cedente antes de la notificaci�n o aceptaci�n del traspaso (art..
1468), no obstante lo consumado de la cesi�n entre cedente y cesiona
rio, y salvo lo dispuesto en el art�culo 1462.
Es evidente. El deudor no tiene por qu� suponer que su acreedor
ha cedido el cr�dito, y paga, de consiguiente, a quien es su �nico
acreedor. De ah� que, malgrado �ste haya dejado de serlo, ello na
ocurra para el deudor. Se trata de un pago hecho de buena fe
a un acreedor putativo, por donde el principio del art�culo 732 es
ele rigurosa aplicaci�n. Todo, evidentemente, sin perjuicio de las ac
ciones del cesionario perjudicado, contra el cedente que as� cobra lo
que ya no le corresponde.
Otra cosa ocurrir�a, con no menor evidencia, si el pago fuera
hecho despu�s de notificada la cesi�n (o despu�s que se la tuviera
por consumada respecto del deudor) : C�m. com. en 3. A., II, 959.
1062. Excepciones que puede oponer al cesionario. Est�n �
III|917).
No hay por recordar que entre esas
qu� excepciones no puede
figurar la de la inexistencia o nulidad ele la cesi�n, so pretexto de
que �sta no le ha sido notificada previamente. Como ya tengo apun
tado (n�S 1051-7), tal notificaci�n se contiene cabalmente en la de
manda de pago que le es hecha por el cesionario.
1063. Excepci�n de inhabilidad de t�tulo.
�
Parecer�an contradicto
rias estas dos disposiciones: seg�n el art�culo
1465, la notificaci�n o
aceptaci�n posterior a un embargo, no surte efecto ; seg�n el art�culo
1471, esa notificaci�n importa oposici�n contra el embargante. Todo
se concilia en este sentido : la notificaci�n o
aceptaci�n posterior al
embargo no surte efecto pleno, pues si implica la transferencia del de
recho en favor del cesionario, como es ele regla, ello es sin perjuicio
ele los embargantes (arg. del art. 736), que, a su turno, tienen que
reconocer al cesionario como a otro acreedor del deudor com�n, por
(C�m. civ, 64, 110; 141, 145; C�m. com, 75, 182; 78, 226; 89, 423).
Pero puede ser lo segundo, por virtud del art�culo 1471, para concu
rrir con todos los embargantes sobre el cr�dito. Y esto es de derecho
com�n, siempre cpie el deudor haya sido concursado, pues en tal su
puesto la fecha de los embargos no crea privilegio alguno (art. 3922
del C�d. civ. y 761 del c�d. proc. para la Capital y territorios), por
720 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
hay que ob
servar que entre nosotros no cabe el distingo que el c�digo franc�s
Consecuencias de ese
T. I.
722 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
repetida en este trabajo, que nadie puede derivar derechos ele sus
casi jus receptum, al respecto, que nuestro art�culo 1035 rige enrno
la vida mercantil: Bonnier, II, 702; Ricci, II, 125; Lessona, III,.
309 ; Vidari, III, 2397-8 ; Vivante, IV, 1591 y ss. Thaller, 1703 y
�
88, 139 ; etc. ; los de la C�mara civil, 17, 174 ; 70, 318 ; 152, 200, 319 ; y
los de la C�mara comercial, 49, 62 ; 55, 411 ; en 3. A., I, 78 ; etc. Es-
de observar que en otros de la C�mara civil (167, 387, y 176, 264) se
llega, a exigir que el deudor que tenga alguna excepci�n que alegar, la
exprese al ser notificado de la cesi�n, para poder luego oponerse a
ella.
Esto no concuerda con el art�culo 1474, que no requiere reserva al-
CESI�N DE CR�DITOS
-79=
�-
juego complejo de los art�culos 1464-5-71, junto con el ele los princi
pios generales y el de otros de derecho procesal.
Descartemos el primero de aquellos: En caso de quiebra del ce-
dente, la notificaci�n de la cesi�n, o la aceptaci�n de ella, puede ha
cerse despu�s de la cesaci�n de pagos; pero ser�a (ser�) sin efecto
la cesaci�n
respectiva, y sin perjuicio de que la �poca efectiva de
de pagos sea. fijada para una fecha anterior a aqu�lla.
1077. Ejemplo de la situaci�n. En cuanto al juego de los
�
gencia del segundo ? Pero esto no parece jugar gran cosa ante los
principios, que quedan indemnes. Al fin y al cabo, la situaci�n
puede presentarse en mil otras oportunidades, bien fuera de cual
quier cesi�n, pues resulta de las contingencias de la vida : puede
cualquier acreedor embargar �tilmente un bien del deudor, que luego
se concursa; los dem�s acreedores del concursado, aunque no hayan
perjudica al
los acreedores, pero viola el tercer principio, pues se
728 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
n� 562 v ss.).
ART�CULO III
GARANT�A
I. Disposiciones especiales. �
1080. Observaciones metodo
l�gicas. �
Para concluir con la cesi�n, s�lo quedan dos puntos: el
de la garant�a, y el de las afinidades de la cesi�n con otras insti
tuciones.
El c�digo consagra primero los art�culos 1476 a 84, no pocos
a lo
de los cuales est�n repetidos en los art�culos 2155 a 63, donde se
contempla el asunto en lo m�s racional del t�tulo general de la evic
ci�n. Es que los modelos del c�digo (Aubry y Rau y el c�digo fran
c�s) no contienen un t�tulo general como el aludido, por donde
estudian la evicci�n a prop�sito de cada contrato, por lo menos con
relaci�n a los t�picos. Nuestro codificador no ha sabido sacudir del
todo tal sugesti�n : si bien ha evitado hablar de la cesi�n hereditaria
(que en rigor no es una cesi�n: Crome, Teorie fondamentali, 21, notas
115-6, sino en cuanto a los derechos, pues el c�digo ignora, al menos
CESI�N DE CR�DITOS
729
fuese
gratuita, el cedente no ser� responsable para con el cesionario, ni
por la existencia del cr�dito cedido, ni por la solvencia del deudor
sin perjuicio de la cesi�n hecha de mala fe arg. de los art.
:
2146, inc.
2o, 1437 y2157) es in�til: art. 2089, no hay evicci�n
pues enning�n
acto gratuito.
1082. Cedente de buena fe. �
nal del cr�dito cedido (que vale 100 $, por ejemplo), y el precio de
la cesi�n (lo compr� por 20 $, por ejemplo). El art�culo 1479
(mal ubicado, pues subsigue a un precepto y precede a otro en que
se alude al cedente de mala fe, y cuya inteligencia no ofrece duda
del precio recibido, y al pago de los gastos hechos con ocasi�n del
contrato. Es que en �l se debe suponerse, que el cesionario
supone, o
puestos.
Desde luego, la del art�culo 1481 : El cesionario
puede recu no
ARTICULO IV
AFINIDADES
802), como suele ocurrir con las acciones nominativas ele las socieda
des an�nimas (art. 330, C�d. de com.), a cuyo respecto se suele exigir
en los respectivos estatutos la
aprobaci�n de la cesi�n por el direc
torio de la sociedad interesada.
Nada corresponde puntualizar sobre todos esos preceptos, cpie
pudieron ser omitidos dada su obviedad. S�lo
advertir�, ele paso,
que la sucesi�n que se tiene en materia de endoso, y que el c�digo
de comercio califica incorrectamente de cesi�n (art. 624), ha sido ya
estudiada (nos796 y 1039), por donde cabe no insistir al respecto.
II. Con la compraventa. 1087. Principios.
�
La afinidad �
Observaci�n
final: �los derechos cesibles, pueden ser vendidos en remate?
La pregunta parece ociosa : cederlos es venderlos, y la venta na
CAP�TULO II
TRANSFERENCIA DE DEUDAS
V
I. Generalidades. �
moderno y su necesidad.
1090. Su origen
�
Colin y Capitant, etc., o las menos generales ele Saleilles, etc. : Ihering,
Etudes compl�ment aires, IN, 499 y ss. ; Giorgi, VI, 47 a 49 ; Car-
lioni, 5 y ss. ; Roguin, 227 y ss. ; Crescenzio y Ferrini, 418-9 y
Ap�ndice III ; Diego y Guti�rrez, 141 y ss. ; Schneider y Fi�is, I,
"309 y ss.
sible. Nada ha costado a los autores alemanes, que son los que han
creado la teor�a respectiva, separar en dos elementos jur�dicos dis
tintos el aspecto pasivo y el aspecto activo de una obligaci�n, para
hacerlos jugar con relativa independencia (cons. Saleilles, Obliga
tion, 81 y ss. ) .
tro derecho. �
c�digo, y que por eso no ser�a legal. El c�digo entiende legislar tocia
la vida civil. Por eso prohibe jueces dejen de fallar so pre
que los
texto de obscuridad o insuficiencia de las leyes, pues en tales supuestos
rales est�n los principios de raz�n, las conquistas del derecho com
parado y del derecho cient�fico, etc. Fuera de ello, que tambi�n se
podr�a justificar ante el principio de que est� permitido o autorizado
tocio cuanto no est� prohibido (art. 19 de la Const, y 53 del c�d.),
cabr�a replicar la circunstancia de que esto de la cesi�n de deudas
con
por lo menos en principio, otra cosa que la novaci�n por cambio ele
Por lo dem�s,
el mismo c�digo la ha admitido y legislado, sin quererlo, por la in
consciente y fatal sugesti�n de lo real del fen�meno, en m�s de un.
caso particular. Ya se lo ha visto en materia de usufructo y de uso,
47
Colmo, Oblig. �
T. I.
738 TRANSMISI�N DE LAS OBLIGACIONES
�
Cabe discutir en otro sentido, indicado por Planiol (II, 396).
He aqu� la hip�tesis : B debe 100 pesos a X y es acreedor de Z por
otros 100 pesos (quiero suponer lo m�s sencillo), en cuya virtud hay
dos cr�ditos y dos deudas correlativas, que suponen dos extinciones
distintas. El asunto puede simplificarse elimin�ndose a B, que es a
la vez acreedor y deudor. Ello puede ser conseguido mediante la
cesi�n que �ste haga a su acreedor X del cr�dito que tiene contra Z,
caso en el cual hay una perfecta cesi�n de cr�dito. Tambi�n puede
ser logrado mediante la cesi�n de la deuda del mismo B, que tomar�
Los
TRANSFERENCIA DE DEUDAS
739
llegar, seg�n es de norma com�n (supra, nos 649 y 1028), a lo que sea
inherente a la persona. De ah� que el nuevo deudor no puede oponer
al acreedor sino las- excepciones objetivas que habr�an correspondido
al deudor originario: por ejemplo, la compensaci�n que �ste hubiera
podido hacer valer, entrar�a plenamente en el caso, como, por lo
dem�s, se resuelve en el c�digo alem�n (art. 417; cons. el art. 179
del c�digo suizo).
1099. Respecto de la misma deuda. Y, tambi�n como en
�
1102.
Principios legales. En �
vez los caracteres de ese contrato, sobre todo con relaci�n a la res
las ha ocultado dolosamente, etc.) �es posible tambi�n ver una trans
misi�n de deudas? �es admisible que se pueda obligar al adquirente
por las deudas relativas al negocio contra�das por el anterior pro
pietario ?
No lo creo. La casa de negocio es una universidad jur�dica, pero
no es una persona ni un sujeto de derecho (nos 19
y 22). De otra
parte, es de esencia lo personal de la obligaci�n (n� 47 y ss.). Ni se
arguya con la circunstancia de que el heredero responde por todas
las deudas de la sucesi�n, pues no hay paridad. El t�tulo del here
dero es universal: por eso tiene derechos y obligaciones igualmente
universales. El t�tulo de un adquirente de casa de negocio es par
ticular : de ah� que, lo propio que un legatario de parte al�cuota o
un sucesor singular, deba permanecer extra�o a obligaciones en que
menos de
disposiciones especiales, como las relativas a la venta de
un buque, un patrimonio de
concursado, etc.), mientras no se de
muestre que el adquirente ha cargado con ellas. Todo estribar� en
sentado que los socios que se hacen cargo del activo y pasivo de una
sociedad, pueden sin m�s � accionar � contra los deudores.
TRANSFERENCIA DE DEUDAS
743
se tiene
c�digos tan modernos, han suplido la deficiencia mediante
Abandono. �
v. Renuncia.
Abdicativa. �
Btenuncia, 861; �
remisi�n, 876a.
Abogados. �
incapacidad en
la cesi�n, 1034.
Absoluto. �
obligaci�n de
v. Obligaci�n accesoria.
Accidentes del trabajo.
Culpa', 111; indemnizaci�n
� �
no compensable,
728; indemnizaci�n
�
no cesible, 1031.
Acci�n. Obligaci�n en general, 48;
�
prescripci�n, 903. �
v. Evicci�n.
Acci�n de � in rem verso�. �
Pago, 558.
v. Repetici�n del pago indebido.
Acci�n de redhibici�n. �
v. Redhibici�n.
Acci�n de repetici�n. Eepetici�n de
�
prescripci�n, 725
y 954b;
�
v. Acci�n subrogatoria.
Acci�n oblicua. �
v. Acci�n subrogatoria.
Acci�n pauliana. �
v. Redhibici�n.
Acci�n redhibitoria. �
v. Redhibici�n.
Acci�n reipersecutoria.
�
v. Tercero.
tuales, 827.
v. Acci�n.
Acciones contractuales. �
v. Contrato.
Acciones delictuales. ��
Obligaci�n, 6; �
renun
cia, 858.
Aceptaci�n. �
cesi�n, 1048 y
y 1066. ss.
mora, 97 y ss. y
�
102; �
216; �
pago, 550;
� �
t�cita, 879a;
�
interrupci�n de la prescripci�n, �
ceros en la
cesi�n, 1057; �
efectos de la cesi�n antes de consumada a
su respecto, 1064 a 6;
�
v. Torrens.
�Acte recognitif� del derecho franc�s* 540.
� Actio judicati �. �
v. Sentencia.
Acto anulable ��
v. Nulidad.
Actos conservatorios. �
obligaci�n a plazo,
275;
�
cesi�n, 1047.
Actos de administraci�n. �
condici�n, 242.
de la
Actos de disposici�n. Obligaci�n condicional, 238;
�
�
retroactividad de la
Actos de incapaces. �
Incapaces.
v.
Condici�n, 245.
Actos falsos. �
Prescripci�n, 998.
�ndice alfab�tico
7�l�
Actos gratuitos. �
Condici�n, 245-6.
v. Gratuitas.
Actos il�citos. Como fuente de
obligaci�n,
�
32 a 35; lugar de
�
su pa^o '
6,17; �
v. Cuasidelito; delito.
Actos interruptivos de la prescripci�n, 932 y ss.
Actos �mortis causa�.
Condici�n, 246;
�
renuncia 869.
�
Actuaciones. �
v. Contrato de adhesi�n.
Adjectus. �
v. Actos de administraci�n.
Administrativo. �
v. Gesti�n administrativa.
Adquirente de bien hipotecado.
Subrogaci�n legal, 663.
�
Adquirente de un
patrimonio. integral. �
� Adstipulator �. �
Pago, 572.
Adulto. �
v. Menor adulto.
Afinidades. �
y obligaci�n no
civil, 5; y fuente, 9;
�
causa
hacer, 24-5;
�
dar ysu �
caso
�
cargo y consejo o
�
y obligaci�n de
prestaci�n indeterminada, 303; obligaci�n alternativa y obligaci�n de
�
obli �
acte recognitif y �
con confirmaci�n, re
conocimiento, daci�n en pago, cesi�n, subrogaci�n, 771-2; entre las �
810; nulidad
��
Agravio moral. �
v. Da�o moral.
fortuito, 128-9;
Caso caso fortuito en la cl�usula penal; 180;
Alegaci�n.
�
�
Alimentario. v. Bienes
ejecutables; derechos cesibles.
�
no
Alimentos. �
ss.
v. Cambio.
Alternativo. Condici�n, 201;
�
cumplimiento de�
la condici�n, 226; �
obli
gaci�n, 380 y ss.; obligaci�n disjunta, 448;
�-
�
cesi�n, 1069. �
Arras. �
v. Se�al.
Arrendamientos. Prescripci�n,
�
958.
Arriendos. �
Prescripci�n, 958.
Artes. �
Prescripci�n, 956.
Aut�ntico. �
v. Documento p�blico.
Bancario. �
v. Dep�sito bancario.
Beneficiario. �
renuncia, 862; ��
remisi�n, 876".
v. Heredero beneficiario.
Beneficio de competencia, 727 y ss.
v. Bienes no ejecutables.
confusi�n, 845. �
incesible, 1031. ��
beneficio de competencia, �
Bilateral. �
v. Unilateral.
Boletos de compraventa. �
Da�os, 141.
Boticarios. �
ss.; pago,
� �
la cesi�n, 1081.
v. Culpa; dolo; mala fe.
Buenas costumbres. �
v. Moral.
�NDICE ALFAB�TICO
749
Buque. �
efectos de su
enajenaci�n sobre
las deudas conexas, 1101 y ss.
Caducidad. �
de la demanda e inte
rrupci�n d-e la prescripci�n, 938.
v. Descaecimiento.
Calidad de propietario en el que paga,
561;
�
�
culpa, 111.
C�maras compensadoras. �
Compensaci�n, 776.
Cambio �
en
749;
�
de accesorios en la nova
��
de su
Compensaci�n, 775.
Cantidad. �
v. Obligaci�n de cantidad.
Capaces. �
v. Capacidad.
Capacidad. �
recibir un
pago, 575 y ss.;
�
transacci�n,
822-3; �
renuncia, 865; �
prescripci�n, 915; ��
Incapacidad.
v.
Capital. v.�
Cuotas; intereses.
Capitalizaci�n de intereses, 436 y ss.
�
Car�cter �
de la obliga
ci�n natural
cumplida, 84; da�os, 133; cumplimiento
�
hecho �
del
solida
enri �
por con
�
imposibilidad, 893; �
925; pres
�
876a;
�
Carga. �
v. Cargo.'
Carga real. �
v. Derecho real.
v. Requerimiento.
Casa de negocio. �
v. Establecimiento mercantil.
Casamiento. �
v. Matrimonio.
Caso fortuito, 116 y ss.;
�
v. Imposibilidad.
Casos legales. �
v. Legal.
Descaecimiento del plazo, 292;
�
obligaci�n de cantidad,
Casuismo legal. �
� Casus �. �
v. Caso fortuito.
331.
Catastro. �
Causa. �
factor de indivisibilidad o
de solidaridad, 531; pago sin causa, 707 737 y ss.;
novaci�n,
�
�
y ss.;
�
ilicitud �
moral y
buenas costumbres, 14; orden p�blico, 15;
� �
intereses y convenien
cias generales, 16; pago il�cito, 717 y ss.
�
v. Ilicitud.
Causa licita. �
Concepto, 9; �
afinidades, 9; �
requiere expresi�n,
no 10.
Cedente. �
de patroci �
cesionarios sucesivos en la
y 1075 y ss.
novaci�n, 772; �
compensaci�n, 793 a 5 y
1070; �
v. Transferencia de deudas.
Cesiones especiales. �
Cierto. �
Cirujanos. �
Profesiones
v. m�dicas.
Citaci�n �
siva, 515.
Civil. �
Codeudor. �
C�digo civil �
novaci�n, 760; �
prescripci�n, 978-95; �
Comienzo. �
v. Momento inicial.
obligaci�n soli
�
y 1070.
Compensaci�n legaL 781 y ss.
Competencia. v. Jurisdicci�n; juez competente ; pago con
beneficio de com
�
petencia.
Competente. �
v. Juez competente.
Complejo. �
pres
cripci�n de la evicci�n, 986; �
la prescripci�n, 951.
Compulsi�n. v. Medios
�
de compulsi�n.
plazo, �
281 y ss.; �
Comunidad. �
Novaci�n, 757a.
Concreto. �
Culpa, 106.
Concurrencia de acreedores. Tradici�n, 342; subrogaci�n, 673; ce
� �
�
sionarios, 1068.
Concurso de acreedores. �
compulsi�n, 56;
Medio de descaecimiento �
del
en obligaci�n
accesoria, 297.
Condici�n mixta, 199.
Condici�n negativa, 198.
Condici�n positiva, 198.
Condici�n potestativa, 199.
Condici�n resolutoria, 196-7.
Condici�n suspensiva, 196-7.
Confirmaci�n �
de acto
nulo o anulable y cumplimiento parcial de
obliga
ci�n
natural, 86; afinidades con la novaci�n, 771.
�
obligaci�n
�
obli �
v. Conjuntivo.
Consejo. �
obligaci�n de canti
dad, 411-2.
v. Actos conservatorios.
concurrencia
de acreedores, 342 y ss.
Constructores. Prescripci�n
�
Contienda. ��
148; �
redhibitoria,
990; prescripci�n de actos nulos que no sean contratos, 997;
�
pres
�
Convencional. Mora,
�
plazo, 264; � �
Corporaciones. Como
�
Cosa. �
v. Obligaci�n de g�nero.
Cosa incierta. �
Consignaci�n, 643.
v. Obligaci�n de g�nero ; obligaci�n de cantidad; obligaci�n de prestaci�n
indeterminada.
Cosa indeterminada. �
v. Cosa incierta.
Cosa inmueble. �
v. Inmueble.
Cosa juzgada. �
transacci�n, 817.
Cosa mueble. �
v. Mueble.
Cosa perdida. �
v. P�rdida.
Costas. �
Parte de la indemnizaci�n, 151;
�
Forma y condiciones de
enajenaci�n de patrimonios integra- to
les, 1103.
Cr�dito. Concepto, 4;
�
embargado, 562 y
�
ss.
Cr�dito l�quido. Pago, 583.
�
v. Deuda
l�quida; liquides.
Cr�ditos fiscales.
Compensaci�n, 801.
�
Criterios. �
v. Doctrinas.
Cuasicontrato. -
Como fuente de
obligaci�n, 32 a
35; -
afinidades con el
enriquecimiento sin causa, 689.
Cuasidelito. Como fuente de �
obligaci�n, 32 a
35; �
Cuenta corriente.
Novaci�n, 754;
�
compensaci�n, 774.
�
Cuerpo Cierto. �
v. Cosa cierta.
Culpa, 104 y fortuito, 116 y ss.;
ss.;
�
caso
c�mputo de los da�os,
�
obligaci�n �
de hacer, 357 y
ss.; obligaci�n de no hacer, 365-6;
�
obligaci�n
�
obligaci�n
�
obliga
�
obligaci�n solida
�
imposibilidad
�
894 y ss.
222 y ss. 231; cargo, 258 60; obligaci�n de hacer, 352 y ss.;
�
y a
�
�
prescripci�n, 955b.
v. Vencimiento.
Cuotas. �-
Prescripci�n, 959.
Cuotas de intereses, 436a.
Daci�n en pago.
�
v. Da�os e intereses.
Da�os e intereses, 88 y ss.; �
imposibilidad, 895;
�
Da�os y perjuicios. �
Colmo, Oblig. �
T. I. 48
754 DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
Dar. �
con
v. Obligaci�n de dar.
� Datio in solutum �. �
prescripci�n, 913.
Decisi�n judicial. �
v. Sentencia
judicial; declarativa; de oficio.
Declarativa. �
8.16.
Declaratoria de herederos. �
Prescripci�n, 999.
Deferir el juramento. �
pres
cripci�n, 911-82.
De hecho. �
Delegaci�n. �
Delito. �
lugar del
pago, 617; �
v. Culpa delictual.
Demanda. Interrupci�n de la prescripci�n, 932 y ss. y 1019 y ss.
�
requerimiento.
Demanda criminal. �
civil, 1020.
Demanda de intereses. �
obligaci�n soli
daria activa, 500; �
Demolombe. Da�os
intereses, 145a;
���
prescripci�n, 913. �
prescripci�n, 913.
�
�
ss.;
Dep�sito bancario. Alternativo, 449.
�
v. Cr�dito.
Derecho alem�n. �
Da�os e intereses, 144;
�
cl�usula,
penal, 174; registro �
deudas, 1090.
Derecho civil. �
Afinidades, 2;
�
abona
v. Comercial.
Derecho creditorio. �
Derecho de elecci�n. �
v. Elecci�n.
Derecho de habitaci�n. �
Incesible, 1030.
v. Prevenci�n.
Derecho de prevenci�n. �
Derecho de retenci�n. �
Afinidades con la compensaci�n, 810.
Da�os de dolo, 143; astreintes, 55 y 367;
�
Derecho franc�s.
�
�
en caso
�NDICE ALFAB�TICO
755
de solidaridad, 527; �
la
representaci�n en la obligaci�n solidaria, 533 a 5; �
reconocimiento de
las obligaciones, 540.
Derecho germ�nico. �
v. Derecho alem�n.
Derecho moderno. �
caso
compensaci�n, 808;
�
�
Afinidades, 2.
Derecho real. �
No debe influir el
juego del derecho creditorio, 65;
en �
culpa, 107;
�
no pueden �
"Derechos a la orden. �
v. T�tulos a la orden.
"Derechos al portador. �
v. T�tulos al portador.
Derechos cesibles, 1027 y ss.
Derechos dudosos. �
v. Derechos litigiosos.
Derechos incesibles, 1028 y ss.
Derechos inherentes. Son intransmisibles,
��
60; �
v. Inmueble.
Derechos litigiosos. �
Transacci�n, 813; �
renuncia, 870; �
cesi�n, 1038.
Derechos mobiliarios. �
v. Mueble.
Derechos no creditorios. �
prescripci�n en actos
Derechos posesorios. �
v. Inmueble.
Derechos prescriptibles en el plazo ordinario, 954 y ss.
Derechos relativos. Son los �nicos que pueden ser materia de cesi�n, 1087;
�
Descaecimiento.
�
�
prescripci�n, 918.
Descuento. �poca de
�
pago, 625.
De tercero para recibir el pago, 572; �
593 y ss.
Despojante. �
Compensaci�n, 802.
Despojo. �
v. Despojante.
de dar, 313 y ss. y 321;
�
obligaci�n solidaria ac
Deterioro. �
Obligaci�n
tiva, 497a.
756 �E LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
Determinable. �
obligaci�n facultativa,,
379; sujeto de obligaci�n compleja, 444-5.
�
presta
�
Concepto, 4; transferencia,
�
1090 y ss.
Deuda de juego. �
v. Obligaci�n natural.
Deuda l�quida. �
Intereses, 432.
v. Cr�dito l�quido; liquidez.
Deudas del cedente. �
v. Cr�ditos fiscales.
Deudas privilegiadas. Privilegios. �
v.
v. Cr�ditos
Deudor. Efectos de la obligaci�n, 48;
�
y ss.; compensaci�n,
�
aceptaci�n o no �
Deudor insolvente. �
Pago, 560.
D�as. �
Diferencias. Afinidades.
�
v.
290 y 622.
Dinero. �
cl�usula
penal, 177;
�
obligaci�n
de dinero, 418 y ss.; �
Disjunta. �
Condici�n, 201; �
Disoluci�n. �
imposibilidad, 890.
v. Extinci�n ; resoluci�n.
Disposici�n testamentaria.
�
Plazo, 267 a 9.
v. Actos �mortis causa�.
v.
v. Obligaci�n divisible.
culpa, 106 �
y ss.;
�
caso fortui
119 de los da�os, 135 da�o moral, 154 y
c�mputo
�
to, y ss.;
�
y ss.;
�NDICE ALFAB�TICO
757
ss.;
�
elecci�n
obligaci�n alternativa, 395;
en
valor del dinero 422 �
francesas en obligaci�n
y ss.; indivisible, 464;
�
francesas en espe �
obligaci�n solida
ria, 533 a 5; concurso en caso de
�
cesi�n, 1079.
Documento aut�ntico. �
y. Documento p�blico.
Documento privado. Aceptaci�n o notificaci�n
�
de la cesi�n, 1059-60; �
Documentos en
Obligaci�n de dinero, 578;
pago.
�
novaci�n objetiva,
753; �
remisi�n
t�cita, 877 y ss.
Dolo. �
v. Mala fe.
Domicilio. Condici�n, 211; lugar del pago, 603 y
�
�
ss.
606 y ss.
Domicilio especial. �
v. Domicilio de elecci�n.
Dominio. �
v. Derecho de
propiedad; registros.
Donaci�n. �
con
Dudoso. �
Derechos litigiosos.
v.
Due�o. �
v. Acreedor.
Due�os de colegio. �
Prescripci�n, 974.
De la
obligaci�n, 47 y ss.; de la obligaci�n natural, 84 a 87;
� �
del
deudor, 95; mora del condici�n, 232 y ss.;
mora
^.creedor, 100;
� �
cargo, 259 a 60; plazo, 286 y ss.; descaecimiento del plazo, 293;
� � �
elecci�n en obligaci�n al
�
obliga �
acep
�
das, 1098-9.
:Bfectos accidentales. �
obligaci�n indivisible,
obligaci�n solidaria activa, 497 ss.; obligaci�n soli-
�
479 a 84;
�
y
758 DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
con �
y ss.
Efectos fundamentales. Obligaci�n divisible, 459 a 62;
�
obligaci�n indi �
obligaci�n.
�
con
�
.
Ejecuciones. Lugar �
com
�
v. Acci�n
ejecutiva; bienes no ejecutables.
Ejecutivo. Ejecuciones.
�
v.
interrupci�n de la. �
lo hay para el ce
�
v. Salarios.
Empleados p�blicos. �
v. Constructores.
Enajenaci�n. �
Entrega �
de cosa debida en lu
Enumeraci�n �
beneficio de
competencia, 732.
�poca. v. �poca del
�
repetici�n �
del'.
transacci�n, 836. �
Error de hecho. �
v. Error.
Escribanos. �
v. Colegios.
Especies. �
condici�n, 19<5
� �
y ss.;
�
de derecho, 21; �
efectos de su
v. Cr�ditos fiscales;
impuestos.
Estado personal. Transacci�n, 826.
�
Caso de voluntad
unilateral, 41.
Estipendio. �
v. Salarios.
Estrictez. �
v. Interpretaci�n.
Evicci�n. �
Da�os e
intereses, 140; transacci�n, 832;
�
prescripci�n, 986;
�
prescripci�n, 903-17.
�
v. Alegaci�n; acci�n;
arraigo; compensaci�n; cosa juzgada; inhabilidad
de t�tulo; oposici�n.
Excepciones. Obligaci�n solidaria activa, 508;
�
obligaci�n solidaria pa
�
siva, 517; �
del
deudor despu�s de consumada la 1069
cesi�n, y ss.
v. Arraigo; cosa
juzgada; inhabilidad de t�tulo.
Excusi�n. Evicci�n en la cesi�n, 1084.
�
pago, 570.
�
Exigibilidad. �
Condici�n, 200; �
plazo, 263.
Interpretaci�n; presunci�n.
v.
Cambio de la
novaci�n, 747 y 755 y ss.
Extinci�n. �
De la
obligaci�n principal respecto de la cl�usula penal, 168; �
solidaridad pasiva, �
544 y ss.
car�cter de la prescrip �
ci�n, 904-11-82-3.
v. Extinci�n; medios extintivos.
� Extra commercium �. �
Extrajudicial. �
confesi�n, 542; �
reco
nocimiento, 542.
Extraordinario. �
v. Cosa extraviada.
Facultades. �
Prescripci�n, 916a.
Facultativa. �
Compensaci�n, 778-82.
v. Obligaci�n facultativa.
Falsedad. �
v. Actos falsos.
Fallecimiento �
de codeudor
Familia. �
ce
si�n, 1035.
Fecha cierta. �
v. Fuero federal.
Ferrocarriles. �
v. Caso fortuito.
Fiador. Obligaci�n natural, 87;
�
dea �
884-6-7.
Fianza. �
Compensaci�n, 792; �
transacci�n, 831; �
prescripci�n, 953.
v. Fiador; garant�a.
Ficci�n. Pago con subrogaci�n, 654.
�
228.
Fiduciaria. Moneda, 420.
�
Fines. �
v. Funciones.
Fiscal. �
v. Cr�ditos fiscales.
Fisco. �
v. Cr�ditos fiscales
Fonderos. �
Prescripci�n, 973.
Forma. ��
Requerimiento, 92; �
renuncia, 866; �
acep
taci�n o notificaci�n de la cesi�n, 1058 a 60.
Formas. �
v. Especies.
Fraude. �
Fuentes. Afinidades, 9;
� �
indivisible, 465; de �
obligaci�n solidaria
pasiva, 512.
Fuero comercial. Exigibilidad de un cr�dito hipotecario perteneciente a
�
dinero, 418: �
solidaridad, 526.
v. Car�cter.
Fuerza mayor. �
v. Caso fortuito.
Fundaciones. �
e
�
�
904 y ss.
Funerario. �
v. Gastos funerarios.
Fungibilidad. �
obligaciones de g�nero o
Prestaci�n en de cantidad, 400-7;
�
condici�n, 202-3. �
�NDICE ALFAB�TICO
761
-Garant�a �
de
obligaci�n natural, 87;
una
descaecimiento del plazo, 290;
�
638.
�
v.
v. Obligaci�n de g�nero.
v. Obligaci�n de g�nero.
Gesti�n administrativa. �
858 y ss.;
Renuncia, evicci�n en la cesi�n, �
1081; �
afinida
des de la cesi�n com�n con la cesi�n
gratuita, 1086.
v. Acto gratuito.
Habitaci�n. �
Domicilio;
v. derecho de habitaci�n.
Hacer. �
Afinidades, 24-5.
v. Obligaci�n de hacer.
Hecho imposible, 362.
�
v. Causa il�cita;
ilicitud; pago il�cito.
Heredero beneficiario. Subrogaci�n legal, 664; 845.
confusi�n,
�
�
de su
declaratoria, 999.
v. Sucesores universales.
Hijos. Cesi�n de sus derechos, 1035.
�
real.
Hipotecas a oro. �
v. Bien de familia.
� Homestead �. �
v. Bien de familia.
Honorario regulado. Prescripci�n, 955b-61.
�
965.
"Honorarios judiciales. Compensaci�n, 800.
��
Hoteleros. �
v. Posaderos.
"Huelga. �
Ihering. �
Ilegal. �
v. Ilicitud; impuesto ilegal.
ilicitud. �
De la causa obligaci�n, 12 y ss. y 720;
�
cl�usula penal
762 DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
entra�e condici�n,
170; cargo, 254;
�
v. Caso fortuito;
imposibilidad de obrar; imposible.
Imposibilidad de obrar. �
sus
pensi�n de la
prescripci�n, 926.
Imposible. Condici�n, 209 y ss.;
�
cargo,
�
prestaciones
�
prescripci�n, 959. �
pago por
�
transacci�n, 822-3; �
re
�
1033 y ss.
v. Incapaces.
Incendio. �
Casofortuito, 123.
Incierto. �
plazo, �
205
ss. y 265 y ss. ; �poca del pago, 623-4; consignaci�n de cosa, 643.
� �
y
v. Obligaci�n de prestaci�n indeterminada; indeterminado ; plazo.
Inconmensurable. �
v. Da�o moral.
Incompatibilidad. Novaci�n, 746.
�
49 y ss.; �
prescripci�n
v. Incierto; obligaci�n de prestaci�n determinada; obligaci�n de sujeto
transacci�n, 815.
v. Obligaci�n indivisible.
�NDICE ALFAB�TICO
763
Dihabilidad de t�tulo. �
v. Derechos inherentes.
Inhibici�n. Prescripci�n ordinaria, 955b;
�
capacidad de
�
un inhibido para
ceder, 1038a; excepci�n contra el cesionario, 1063a.
�
Inhibido. �
v. Inhibici�n.
Diiciaci�n. �
v. Momento inicial.
Inmoral. Da�o moral, 157; il�cito, 717 y
� �
pago
=
ss.
v. Ilicitud; moral.
Dimueble. �
Insolvencia. �
463.
Concurso; quiebra.
v.
Instancia. v. Oposici�n de la
�
v. Voluntad.
Diteresado. �
Pago, 551.
Inter�s compuesto, 436 y ss.
Intereses. �
Obligaci�n de
dinero, 430 y ss.; �
958.-9.
Intereses generales. �
Ilicitud a su respecto en la causa obligatoria, 16.
Datereses punitorios, 436a.
Internacional. ��
v. Jurisdicci�n ; cambios.
Interpelaci�n. �
v. Demanda; intimaci�n; requerimiento.
Interposici�n de la demanda. �
v. Demanda.
Diterpretaci�n. - �
renuncia, 863;
Transacci�n, 818; remisi�n, 876a.
� �
prescripciones bienales ��
Interruptivo. v. Actos
�
Renuncia, 867;
�
prescripci�n, 905-7-8.
Dretroactividad. �
v. Retroactividad.
Jubilaciones. �
�
dad, 1030.
v. Bienes ejecutables.
no
reconocimien
Judicial. Plazo, 264;
�
�
para la exigibilidad de
una obligaci�n, 606-7; consignaci�n,
�
632; �
y orden
�
rios, 800;
�
1009.
�
lugar designado
�
para el pago,
601; �
Juicio ejecutivo. �
v. Ejecuciones.
Juicio fenecido. Prescripci�n de honorarios de abogados, 962.
�
internacional �
7; �
en obligaci�n de de 432
hacer, 360; c�mputo intereses,
�
y ss.; re �
699 y ss.; �
cripci�n, 923; �
pres
�
ena �
allegado. �
obliga �
v. Abogado; honorarios.
Ley. �
Ley de sellos. �
violaciones, 512a.
Multa en sus
v. Extinci�n. _
-Liberalidad. �
v. Acto de liberalidad.
L�cito. �
v. Il�cito; licitud.
Licitud. �
hecho condi
Limitativo. �
v. Enumeraci�n.
:.Liquidez. �
compensaci�n, 785�
y ss.
L�quido. �
-Litigioso. �
v. Derechos litigiosos.
�NDICE ALFAB�TICO
rjn-
� Litis contestatio�. �
Caso
fortuito, 127.
Lugar. Entrega de cosa debida, 306;� pago
�
embargado, 567;
�
re
Mancomunaci�n simple. �
v. Obligaci�n solidaria.
Mandatarios. �
Eecibo de un
570; capacidad la 1034-5..
pago, cesi�n,
�
en
Manual. �
v. Obrero.
Marido. Prescripci�n en actos de la mujer casada, 1004;
�
1035.
cesi�n,
�
compensaci�n, 799.
�
Medidas conservatorias. �
v. Actos conservatorios.
Medios de compulsi�n, 51 y ss.
v. Extinci�n.
Menor adulto. �
Menor p�ber. �
v. Menor adulto.
Mercader�as. ��
v. Comercial.
Meses. Plazo, 282 y ss.;
�
�
Cl�usula
�
Metodolog�a.
�
�
858;
�
si�n, 1081.
� Ministerio legis �. �
v. De pleno derecho.
Modalidades �
pago, 577 y
�
ss.
v. Cargo.
Momento inicial de la prescripci�n.
Generalidades, 919 y ss.;
�
evicci�n,
�
actos de mujeres ca �
delitos), 1016 a 8.
Moneda, 418 y ss.
v. Dinero; obligaci�n de dinero.
intereses, 433; �
del acreedor y
�
consignaci�n, 633; �
v. Cambio de domicilio.
Mueble. �
Obligaci�n de dar,
347-8; 343-4 y
lugar del pago, 597.
�
pres
cripci�n relativa a sus actos, 1004-5; cesi�n, 1035. �
INegativo. �
Prestaci�n, 26; �
condici�n, 198; �
cumplimiento de la con
dici�n, 224.
-No hacer prestaci�n, 23.
��
v. Obligaci�n de no hacer.
'
cesi�n,
1048 y ss. y 1066.
No uso. �
ac
por
entrega de bienes, 684; prescripci�n, 940-1, 942 y ss., 954a.
�
prescripci�n, 994 y �
de la
�
Objetividad. �
Subrogaci�n, 647-9..
v. Objetividad; elementos de la
obligaci�n.
Objeto. Transacci�n, 824
renuncia, 867;
�
y ss.;
�
no lo es la
�
v. Obligaci�n natural.
novaci�n, 741-3.
v. Condici�n.
gastos de
pago, 589.
Obligaci�n de dar cantidades de cosas. �
v.Obligaci�n de cantidad.
Obligaci�n de dar cosas ciertas. �
v. Obligaci�n de prestaci�n determinada.
Obligaci�n de dar cosa incierta no fungible. v.
�
Obligaci�n de g�nero.
Obligaci�n de dar cosas inciertas. �
tiva, 381.
G�nero ilimitado; obligaci�n de g�nero
Obligaci�n de g�nero ilimitado. v.
�
limitado.
G�nero limitado; obligaci�n de g�nero.
Obligaci�n de g�nero limitado. v.
�
gastos de
Obligaci�n
�
590; �
consignaci�n, 644.
pago,
Obligaci�n de no hacer, 363 y ss.; medios de compulsi�n, 52;
�
�
consig
naci�n, 645.
Obligaci�n de prestaci�n determinada, 298 y ss.
368 y ss.
Obligaci�n de prestaci�n indeterminada,
444 y ss.
Obligaci�n de sujeto complejo o m�ltiple,
307.
Obligaci�n de transferir derechos reales,
v. Constituir derechos reales.
la tenencia, 303.
Obligaci�n de transferir el uso o
v. Transferir uso; transferir tenencia.
768 DE'LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
confusi�n, 856.
�
tiva, 382.
Obligaci�n indivisible, 464 y ss.; �
obligaci�n accesoria,.
294 y ss.; obligaci�n facultativa, 374 y ss.; prescripci�n, 953.
�
�
obligaci�n-
�
disjunta, 448; �
confu �
si�n, 855.
v. Obligaci�n alternativa ; obligaci�n disjunta; solidaridad.
v. Actos
il�citos; contrato; cuasicontrato; cuasidelito; delito; fuentes de-
las
obligaciones.
Obligaciones inherentes. v. Derechos inherentes; efectos de las obligaciones..
�
novaci�n, 740. �
v. Obligaci�n mancomunada.
prescripci�n, 958-9-80.
�
Obreros. �
Observaciones t�cnicas. �
v. T�cnica.
Oferta a persona indeterminada.
�
Caso de voluntad
unilateral, 42.
Ofertas reales �
y consignaci�n, 637.
Omisi�n. �
obligaci�n indivi
sible, 474.
v. Abstenci�n; obligaci�n de no hacer.
�NDICE ALFAB�TICO
771
y ss.
v. Demanda,
Prestaci�n, 23 lo �nico que interesa la
y ss.; obligaci�n indivisible,
��
en
467; �
cambio en la
novaci�n, 749 y ss.
Prestaci�n alternativa. Obligaci�n divisible, 457.
�
v, Obligaci�n de dar.
Prestaci�n de hacer. Divisible, 455-8.
�
v. Obligaci�n de hacer.
v. Obligaci�n de no hacer.
904-11-82-3.
.Prevenci�n. �
Principio. �
v. Momento inicial.
da�os e intereses en
compulsi�n, 54.
Medio de
Privado. �
cesi�n, 1046. �
Proceso. �
Profesiones m�dicas. �
ana
Prohibido. Condici�n,
�
�
tocismo, 436.
de recompen
fundaci�n, caso de voluntad unilateral, 38;
�
Promesa �
de
39.
sa, caso de voluntad unilateral,
v. Derecho de propiedad.
Propiedad.
�
Prueba. �
da�os, 152;
�
fortuito, 130;
�
renuncia, 866; �
�
prescripci�n, 931;.
de pagos parciales en
�
v. Registro.
P�blico. �
v. Obligaci�n putativa.
Quiebra. �
Compensaci�n, 789-98.
v, Concurso de acreedores ; insolvencia.
Quien puede �
transigir, 822-3; �
renunciar, 865; �
ser-
cedente o
cesionario, 1032 y ss.;
�
aceptaci�n, 1050.
v. Capacidad; incapaces ; sujeto del derecho.
Real. �
v. Derecho
real; solidaridad; subrogaci�n objetiva.
Recibos privados. Pueden probar los pagos parciales hechos
�
al cedente,,
.. 1072 a 4.
Reclamo. �
v. Requerimiento.
Recompensa. �
v. Promesa de recompensa.
Reconocimiento �
de las
obligaciones, 537 y ss.; �
afinidades con la re
948 a 50.
Reconocimiento extrajudicial, 542.
Reconocimiento judicial, 541.
ReconvenCional. Compensaci�n, 780.
- �
Recursorio. �
v. Acci�n
recursoria; repetici�n de .pago.
Registros de derechos reales, 331 y ss.
�
Reivindicaci�n. �
v. Demanda reivindicator�a.
Relativo. �-
:
Condici�n, 212.
Remate de bienes afectados. Plazo, 289; pago, 621.
- � �
obligaci�n solidaria, �
v. Mandatario
Requerimiento. _
Mm-n ^i ,i�, a
91
interrupci�n de
^ila
' *
9�'> ~
mieirupe�oii
prescripci�n, 934
-Requisitos
TofdafT del�l �bl�gaC��^ prestaci�n,
7 J
�-i
-
de la 27 y ss.; -
de
Condicional,
6
89''
UltereSeS9' C�Qd�C�>
-
202 7 �� -
hecho
202
InlZ8
~
Carg�' '
7J 53 a ~
629 y ss.; -
consentida por el
Rogaci�n ^^
acreedor, 666; subrogaci�n
~
** **�'
_
consentida
d
ueb
uienes, 681 nel
o�l, �
'
676�
enriquecimiento sin causa, 691;
~
�
**> ^ �^
novaci�n 736- �
^
prescripci�n, 919 y ss.; prescripci�n de la acci�n redhibitoria, 991.
�
Rescisi�n.
Transacci�n,
�
834.
: Residencia. �
v. Domicilio.
Resoluci�n �
Condici�n, 196-7; �
plazo, 262.
.Responsabilidad. �
obligaci�n de
cantidad, 413-4.
Retiro de la consignaci�n, 639 y ss.
Retractaci�n. Renuncia, 872.
�
confusi�n, 857. �
y cargo, 250.
�
no �
compensa
ci�n, 805; prescripci�n, 958-75-9.
�
v.
Semejanzas. v. Afinidades.
�
Sentencia �
como fuente de
obligaci�n, 33; como fuente de solidaridad,
�
v. Se�al.
Se�al. �
Afinidades con la cl�usula penal, 184 a 7.
Separaci�n de patrimonios. �
Confusi�n, 846.
�Serio�. �
Cargo, 257.
Servicios manuales.
�
v. Obreros.
Sin causa.
�
v. Causa; pago sin causa.
Sinonimias.
�
v. Acepciones.
v. Doctrinas.
Sistemas.
�
v. Torrens.
Sistema Torrens.
DE LAS OBLIGACIONES EN" GENERAL
774
como
derecho, 20; �
compensa^
ci�n, 797.
Sociedad an�nima. �
v. Matrimonio.
Solemnidad. �
v. Forma.
Solidaridad. �
co
�
mercial, 530.
v. Obligaci�n solidaria.
Sordomudos. �
Subfiador. �
Remisi�n, 885.
Subjetividad. �
v. Objetividad.
Subjetivo. �
Subrogaci�n, 648-9.
v. Elementos de la obligaci�n.
554 a 9; �
v. Subrogaci�n.
Sucesi�n. �
Subrogaci�n, 655-71; �
renuncia, 862; �
remisi�n, 876a; �
cesi�n, 1035.
v. Sucesores.
Sucesores. �
Efectos~de la
obligaci�n, 57 y ss.
Sucesores particulares. Subrogados, son verdaderos sucesores, 62;
�
no- �
subrogados, s�lo responden con lo que reciben, 65; sin que nada impli �
67; transmisi�n
�
subrogado, 1044.
Sucesores universales. Cargan con las obligaciones de su autor, 58;
�
s� �-
son varios, cargan por partes, 59; los derechos inherentes no se trans
�
Sueldos. �
v. Salarios.
Sujeto complejo. ��
Capacidad; incapaces.
v.
Prescripci�n, 977-80.
de la
prescripci�n, 934 y obligaci�n divisible, 463;
�
Suspensi�n
�
ss.; ,
Condici�n, 196-7;
�
plazo, 262.
�NDICE ALFAB�TICO 775
T�cito. �
Tasadores. �
Prescripci�n, 960.
T�cnica jur�dica envuelta la personificaci�n jur�dica, 21;
�
en �
obligacio
naturales,
nes 81.
Telegrama, v. Requerimiento.
�
Teor�as. �
v. Doctrinas.
Tercero designado para recibir el pago. �
v. �Adjectus�; �adstipulator�.
Tercero interesado. v. Tercero.
�
hecho �
cum �
v. Plazo.
T�rmino ordinario. �
v. Prescripci�n ordinaria.
� Tertius adjectus solutionis gratia�. v. �Adjectus�;
�
* adstipulator �.
Testamentario. �
Tiempo. �
v. Plazo.
T�tulo. �
Novaci�n,, 758;
�
transacci�n, 835; �
tador.
Caso de voluntad unilateral, 40; 571;
�
T�tulo al portador.
�
�
pago,
cesi�n, 1040.
compensaci�n, 796;
�
T�tulo de cr�dito. -^
v. T�tulos a la orden; t�tulos al portador.
T�tulo particular.
�
v. T�tulo singular.
T�tulo singular. �
Subrogaci�n, 655;
�
confusi�n, 843.
T�tulo universal. �
40;
�
compensaci�n, 796;
�
cesi�n, 1039.
T�tulos perfectos. Plazo incierto o condici�n, 207.
�
337.
Torrens. Registro de derechos reales,
�
v. P�rdida; confusi�n.
342 y ss.; cesi�n, 1043-9.
Obligaci�n de dar, 326 y ss., y
�
Tradici�n. �
Transacci�n,
obligaci�n solidaria pasiva, 519 a
ci�n solidaria activa, 503 y 830;
�
y ss.;
de tenencia.
�
Obligaci�n de dar,
DE LAS
776 OBLIGACIONES EN GENERAL
Transmisibilidad. �
Derechos en
general, 57 y ss.; �
v. Sucesores-; transferencia.
Transmisi�n de deudas. v. Transferencia
�
de deudas.
Usura. ��
Pago, 576.
Valor corriente. �
Moneda, 423.
Valor patrimonial. �
De la prestaci�n, 28 a 31;
�
transacci�n, 826.
Valor real. �
Moneda, 424.
Vencimiento, �
Plazo
indeterminado, 273; �
Verbal. �
y. Requerimiento.
� Versio in rem �. �
Voluntad. �
de novar, 745 a 8.
Voluntad unilateral. �
entrega de documento
en remisi�n t�cita, 879.
Zaehariae. �
Las referencias corresponden a los n�meros de esta obra. Las que est�n en negrita,
son relativas a explicaciones importantes de la respectiva disposici�n legal;
las restantes contemplan explicaciones m�s o menos incidentales, correlacio
nes, etc.
Constituci�n
C�digo civil
443,5� 682, 822. 509,2C 90, 94. 531,3C 210, 213, 215, 316.
-443,9� 682. 510 90, 100, 102, 803. '
531,4< 210, 213, 215, 216.
450,3� 822. 511 89, 104 a 115, 309, 532 208, 216.
461 107. 378, 393,412,1013. 533 230. �
497 66, 67, 363, 467, 515,3� 81, 82, 86, 698 624.
471, 1003, 1045. 515,4� 81, 82, 88, 698,714. 543 241 a 243.
498 6, 60, 63, 68, 649, 515,5� 81, 82, 86, 698. 544 232.
�/
1028, 1044. 516 85, 87, 698. 545 193.
499 8, 9, 32, 708, 709, 517 86, 740. 546 233, 234, 275, \L047..
716, 1013. 518 31, 87. 547 236, 696.
500 6, 8, 9, 10, 538 a 519 89, 95, 111, 131 a 548 197, 237, 242, 317.
540a, 694. 138, 154, 296, 309, 549 238, 242, 705.
501 6, 8, 9, 10. 320, 378, 393, 412, 550 238, 242, 561, 705.
502 8, 9, 11, 12, 1E., 14, 523, 629, 647, 551 238, 242.
15, 30, 87, 103, 1013, 1082. 552 238, 242, 705.
175, 430, 721, 737, 520 111, 139 a 142, 143, 553 202.
�
193, 197,
>
827, 867, 89� a 145a, 343, : 1082. 554 231.
503 57 a 68, 691. 521 143 a 145a, 343, 555 231.
504 6, 69, 280,571,1000. 1083. 556 237, 242.
505,1� 25, 47, 49, 141, 522 163, 164. 557 237, 242, 317.
166, 185, 258, 476, 523 87, 168, 295, 5()0. 558 249, 251, 252, 255.
570, 571, 577, 622, 524 168, 295, 611, 767. 559 259a.
644, 895. 903, 525. 24, 87, 168, 257, 560 251, 252, 259a.
1015 a, 1103. 293, 296, 297, 375, 561 259, 264.
505,2� 47, 49, 141, 166, 438, 500, 640, 767, 562 252, 258.
185, 258, 476, 553, 815, 831, 853, 854, 563 260.
571, 601, 644 871, 883, 884, 888, 564 30, 253, 257, 297.
505,3� 25, 47, 50, 141,166, 953, 984. 565 255, 256, 756.
185, 258, 356, 358, 526 168 a 170, 254, 257, 566 204, 261, 262, 267r
359, 367, 384, 412, 296, 297, 377, 884. 699, 757.
415, 476, 571, �601, 527 81, 191, 226. 567 223, 265, 545, 730,.
644. 528 193 y ss., 202, 204, 757.
506 89, 103, 131, 238, 529 204. 569 24, 204, 266 a 269.
309, 378, 393 . 530 12, 14, 30, 202, 209, 570 278, 279, 583, 619.
507 103, 629. 215, 216, 245, 297, 571 280, 619, 698.
572 287 a 293, 619, 620,
508 89, 90, 95, 413, 895. 827, 892.
90 a 92, 179, 431, 531, ac. 210, 215, 216. 789.
509, ac.
437, 644. 531,1� 210, 211, 215, 216. 573 267, 268, 277, 619,,
80, 93. 531,2� 210, 212, 215, 216. 757.
509,1�
�NDICE DE TEXTOS LEGALES
599 349, 350. 630 296, 356 a 360, 384, 671 456 a 458.
601 26, 390, 402, 643. 631 141, 166, 358 a 360, 673 453, 583.
602 402. 367, 384, 895. 674 445, 459, 476, 509,
603 405, 406, 410. 632 364. 510, 523, 885.
604 403, 404, 407, 408. 633 364 a 367, 384, 895. 675 459, 460, 476, 570^.
605 96, 296, 406, 696, 634 296, 364 a 367. 586, 696.
890. 635 26, 380, 385. 676 372, 460, 475, 1094,,
606 26, 87. 636 26, 380. 1102.
607 303, 408. 637 390, 427, 643. 677 463, 483, 492.
V
780 DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
�691 458, 459, 461, 476, 722 539 a 543. 748 384, 592, 593, 604,
509, 510, 523, 586, 723 539 a 543. 605, 6-15, 631, 641.
.
829, 856, 879a,885, 724 84, 502, 503, 544.a 749 592, 593, 595, 598,
984. 547, 652, 767, 883, 599, 615, 617, 631.
^692 461. 900, 954a, 1103. 750 306, 352, 413, 631.
693 459, 460, 462, 476, 725 84, 504, 548. 751 270 a 273, 440, 618,
705,3� 508, 513, 516, 517, 626. 763 97, 99, 640.
518, 525, 570. 731,7� 570, 572. 764 97, 100, 632, 635,
706 494, 496, 502, 504, 732 563, 573, 1061. 641, 643, 772.
508, 513, 570. 733 573, 703, 716. 765 97, 100, 589, 636,
707 502 a 508, 518 a 734 575, 576, 626, 703, 642, 643.
522;, 744, 768, 791, 713, 716. 766 97, 100, 394, 632,
855, 879a,880, 885. 735 575, 576, 626. 636, 643.
708 509. 736 562 a 567,, 626, 744, 767 570, 652 y ss., 673,
709 497, 502, 508, 516. _
768,2� 462, 485, 524, 657, 791,6� 698, 699. 824 802.
659, 725. 792 8, 9, 10, 12, 14, 30, 825 784, 804.
768,3� 462, 551, 657, 660 34, 216, 307, 581, 826 793 a 795.
a 662, 666, 697, 582, 692, 707a716. 827 796.
725. 793 245, 307, 538, 581, 828 787, 789, 806.
768,4� 657, 663, 725. 582, 692, 707, 709, 829 778, 792, 806.
768,5� 657, 664, 725. 896, 1048. 830 505, 517, 522, 791v
769 555, 661, 665 a 7R4 14, 216, 538, 692, 806.
668, 725, 763, 765, 717, 867, 892. 831 780, 787, 806.
772, 1026, 1047a. 795 30, 216, 692, 717. 832 812, 814, 819, 873,
770 548, 660, 669, 670, 796 34, 538, 692, 722. 883, 954a.
771,2� 671. 800 731, 732. 836 813, 816, 832, 870,.
771,3� 659, 671. 801 684, 733, 771. 873, 874.
772 673. 802 8, 87, 737 a 740. 837 814, 819.
773 676, 677. 803 24, 767, 768, 883. 838 820, 962.
774 676. 804 767. 839 822.
-875 396, 705, 860, 872, 923 85, 694, 815, 833, 1037 13, 170, 354, 739,
873. 836. 815, 1038a.
876 507, 876. 924 696. 1039
693, 300, 815, 837. .
1114 120. 1
1184,1< 6, 141, 328, 346, 1229 705.
1116 120. 349, 582, 677, 1238 708.
1117 120. 1037. 1242 94.
1118 120 a 122. 1184,6C 859, 861, 876a. 1247 647.
1119 120 a 122. 1184,8� 819, 821. 1249 1035.
1124 120. .
-
1371,1� 233. 1444 1026, 1027, 1044. 1474 794, 806, 807, 808,
1372 197. 1445 649, 1028. 1039, 1069, 1074,
1373 197. 1446 232, 235, 1027. 1087.
1374 197. 1447 1026, 1027. 1475 673, 1075.
1386 1029. 1453 804, 1026, 1029, 1480 145a, 1082, 1083.
"
1635 355, 618. 1818 698, 731, 863, 1036. 1968 705.
372,
1636 964. 1837 21, 64, 384, 731, 1986 501, 884.
1640 60, 121a, 122, 545, 1102% 1104. 1990 705.
892. 1839 1104. 1994 884.
1641 60, 356. 1847 329. 2003 512.
1642 121% 892. 1849 195, 251. 2004 501, 620.
1643 545. 1850 251, 296. 2005 501, 523, 620, 792.
1645 659. 1851 195, 251, 551. 2012 87, 620.
1655 892. 1852 251. 2013,7� 87.
1659 719. 1854 21, 64, 372, 1104. 2020 501, 854.
1661 512, 527. i 1855 251, 260, 329, 705. 2021 620, 792,
'
1711 797. 1874 570, 713, 744, 763. 2047 766, 767, 768, 831.
T. I. 50
786 DE LAS OBLIGACIONES EN GENERAL
N�mero*
2090 986. 2220 303, 803. 2337 892, 897.
2091 986, 1082. 2223 786, 803. 2338 897.
2093 6, 310. 2224 324, 589, 674, 686. 2351 323.
2094 1082! 2226,1'
'
278. 2358 649.
2095 1082. 2228 558. 2362 103, 152, 323, 343r
2096 659. 2236 454. 573, 704.
2097 132. 2240 303. 2377 326, 328, 635!
2101 986. 2244 993. 2378 326, 329.
2102 986. 2249 83, 279, 699. 2379 326, 328/329.
'
106, 326,
2116 987. 2271 322. 2385 326, 641.
21 IS 986. 2272 121a, 347, 561,897a. 2386 326.
2121 140, 145a, 153. 2277 . 561. 2387 326, 328.
2123 384. 2281 188, 445, 512, 527, 2412 328, 343/347, 561�
2125 107, 310, 815, 986.- 529. 571, 705.
2126 300, 310. 2284 278. 2413 705.
2128 384, 986. 2285 278. 2422 242.
2130 384, 705. 2287 324, 589, 674, 686. 2423 317, 323, 704."
2133 145a. 2288 32, 763. 2424 317, 704.
2146 1081. 2289 697. 2425 317, 704.
2147 145a. 2291 107. 2426 317, 704.
2151 406, 410, 663. 2297 686, 687, 690. 2427 325.
2152 309, 314a, 345, 378, 2298 34, 558, 576, 674. 2431 121% 703, 705,897*.
406, 410, 647. 3301 558. 2432 705.
2153 378, 2302 558. 2433 704.
2155 685, 1080. 2303 558. 2435 706.
2157 1081. 2304 462, 574, 713, 1098. 2437 706.
�
2158 987. 2306 32, 558, 576, 686, 2438 323, 324, 706.
2162 145a. 712. 2444 242.
2163 1080. 2307 712. 2450 897.
2164 107, 897, 991, 992. 2308 712. 2451 893, 897.
2171 990. 2309 237, 558. 2454 858.
2172 990. 2310 705. 2456 993.
2174 384. 2311 154, 825. �� 2461 323.
2176 145a. 2312 1027. 2462 303.
3
2177 300, 310, 815. 2313 549, 865. 2462,3 328.
930, 982. 4032 911, 922, 946, 957, 4037 954b, 957, 994, 1013
4018 911, 982. 960 a 972, 982 a a 1021.
4019 902, 916. 985. 4038 902, 957.
4020 957. 4032,1� 33, 961 a 969. 4039 957.
4021 957. 4032,2� 33, 970. 4040 33, 957, 986 a 989.
4022 957. 4032,3� �J3, 958, 971, 980. 4041 33, 957, 990 a 992.
4023 33, 725, 730, 921, 4032,4� 33, 972. 4042 957.
953, 954 a 956, 4033 920, 921, 957, 994, 4043 957.
Ley de matrimonio
C�digo de comercio
1278,2� 512.
606 603, 614. 798 571. 1361 647.
616 1039. 800 1073. 1370 648, 649.
621 1039. 804 571, 1372 648, 649.
624 796, 1039. 808 563. 1377 1101.
625 1039. 809 573. 1378 1101.
Ley de quiebras
4 �
620. 38 1101. 83 293.
Ordenanzas de aduana
433 993.
�ndice de textos legales
"91
C�digo procesal
Lrt. e inc. N�meros Art. ,e inc. N�meros Art. e inc. N�meros
51.
22 285. 410 384. 516 384.
34 285. 434 751. 539 806, 808, 910, 947.
41 284.
�
66, a p�nd. 1032. 465 397, 442, 787, 1063. 735 291.
84,3� 751. 474 361, 955a, 1038a. 761 565, 1065.
-
N�meros
'
Ley federal No 48
8� 650, 1041.
No 50
Ley de procedimientos federales
1� 1032.
3� 837. 6a 837.
C�digo de miner�a
332 1044.
C�digo penal
Art. e inc. N�meros Art. e inc. N�meros
46 55. 67 19.
63 19. 141 827.
LEYES ESPECIALES
Aduanas
Afirmados
Numera
Agencias de colocaciones
10 55.
�ndice de textos legales
793,
Alcoholes
10 55.
26 55. 27 55.
Capellan�as
1� 614. 6� 847.
Casas baratas
25 55.
Contabilidad
15 627. 26 512.
N�meros Numere
Correos
137
�
55.
Descanso dominical
6� 55.
8� 55.
Educaci�n com�n
Espec�ficos farmac�uticos
Art. e inc. N�mero
3� 55.
Expropiaci�n
Art. e ine. N�mero
14 647.
Ferrocarriles
80 55.
Hogar
Art. e inc. N�meros Art. e inc. N�meros
Impuestos internos
37 . . 55.
Jubilaciones y pensiones
Juego
2� 55.
13,3� � 51.
�NDICE DE TEXTOS- LEGALES
795
Leyes de emergencia
N�meros N�meros
Marcas de f�brica
48 55.
Monedas
2� 424. 7� 427. 16 42
428,
3� 417. 8� 429. 16 55.
4� 420. 11 389, 424, varias 427.
Leyes
6� 420> 428, 429.-
Obras domiciliarias
N�mero
Org�nica de la municipalidad
68 512.
21, 512.
Patentes de invenci�n
44 993. 55 993.
Pensiones militares
Prenda agraria
Registro civil
92 55.
Sellos
Sistema m�trico
,
13 55.
1� 54.
21 55. 33 55.
Tel�grafos
48 55.
Tierras
11 55.
Trabajo a domicilio
21 993.
7o 55.
Vinos
14 55.
�NDICE DE TEXTOS LEGALES 797
Warrants
Leyes de Indias
N�mero -
N�mero N�mero
DERECHO ESPA�OL
Par Udas
N�meros N�meros
Nov�sima recopilaci�n
N�mero
DEEECHO ROMANO
C�digo justini�neo
N�mero
Digesto
Institu�a de Gayo
N�mero
N�mero
III, 88 34. 180
III, 751.
Instituta de Justiniano
N�mero N�mero
De 13 IV, 6 919.
oblig., 3�, 4.