Serendipia
Serendipia
Serendipia
7 de Mayo de 2023
En la carta anterior te hablé un poco sobre diferentes puntos de vista de varios filósofos
que se empeñan en decir que el amor es solo un desprendimiento del pensamiento
egoísta, entre filósofos - y también entre poetas - es frecuente que, inquiriendo la última
razón y esencia intima de las cosas, nos den a conocer ese concepto a través de sus
efectos, tales como el desamor.
El filósofo, si no logra ir más lejos, se queda insatisfecho, pues lo oculta en lo más hondo
y nuclear de las cosas: su esencia. Las aspiraciones del poeta son menos exigentes. Su
contento, por ejemplo, con sentir y conocer los efectos del amor, aunque solo
lejanamente vislumbre su naturaleza.
El poeta, sobre todo el lírico, por ser hombre de interioridades, bucea en el propio
corazón, toma el pulso a su vivir y canta lo hallado: sus vivencias. Más si estas son
amorosas, sus versos son las repercusiones del amor en su alma y en su vida. Tras ellos
es posible entrever lo que es el amor en sí mismo y en sus causas. Cabalmente lo que le
ocurre a López de Zárate, un poeta y dramaturgo español del Barroco. No es mucho lo
que en él se puede rastrear acerca de la esencia del amor que sobreabunda en la
descripción de sus efectos, que insiste menos en sus causes y poquísimo en su naturaleza,
al menos de manera explícita e intencionada. Pero incluso siendo poco, es bastante para
formarnos.
El primer filósofo que utilizó la idea del amor con un sentido metafísico fue Empédocles,
quien consideraba el amor y la lucha como principios opuestos de unión y separación
de los elementos del universo, pero fue con Platón que el amor tuvo un significado tan
central y complejo que lo llevó a describir, clasificar y referirse a él en todas sus obras.
En “El Sofista” lo considera un modo de caza y en “Fedro” una locura, un poderoso
dios.
En “Leyes”, Platón dice que puede haber tres clases de amor: el del cuerpo, el del alma
y la mezcla de ambos; y que en general el amor puede ser legítimo o bueno e ilegítimo o
malo.
El amor malo no es el del cuerpo sino el que se siente cuando no importa el alma ni la
luz que producen las ideas en el cuerpo.
El cuerpo debe amar con el alma. El amante puede ver en el cuerpo el reflejo del alma
de su amado, valores que no pueden ver los que no aman.
El amor para Platón siempre es amor a algo y es un fluctuar entre el tener y el no tener.
Serendipia
Tu soneto es encantador
Es una maravilla que esos labios tuyos, rojos como pétalos de rosa, estén hechos tanto
para la locura de la música y las canciones, como para la locura de besar. Tu delgada
alma dorada que camina en el medio de la pasión y la poesía, ese rayo de centellas que
atravesó mi corazón con tan solo una mirada.
Sé y siento que si en el futuro escribo algo bueno y noble debo hacerlo solo oyendo las
puertas de tu corazón. Me gustaría que mi vida transcurriera a tu lado, hasta que nos
convirtamos en un mismo ser que morirá cuando llegue el momento.
Me he estado preguntado si tal felicidad no es un sueño. Me parece que lo que siento no
es terrenal. Todavía no logro comprender este cielo sin nubes. Toda mi alma es tuya,
¿por qué no hay otra palabra para esto aparte de ‘alegría’? ¿Es porque el discurso humano
no tiene el poder de expresar tanta felicidad? Temo que de repente despierte de este
sueño divino.
Abrázame con el pensamiento entre tus brazos y hazme creer que nada más cuenta en
el mundo además de nosotros.
Podrá nublarse el sol eternamente, podrá secarse en un instante el mar, podrá romperse
el eje de la tierra como un débil cristal, podrá la muerte cubrirme con su fúnebre crespón,
podrá pasar de todo, pero jamás podrá apagarse en mí la llama de tu amor.
Día tras día, noche tras noche, semana tras semana estoy pensando en tu presencia,
enamorándome de ti cada segundo que pasa, pensando en la mujer que afortunadamente
Serendipia
me hace tan feliz, que tiene mi mundo de cabeza, que tiene a un simple mortal atrapado
en sus encantos de diosa.
Mi bello narciso.
No hay nada comparable a tus manos ni nada igual al hermoso azul de tus ojos. Mi
cuerpo se llena de ti por días y días. Eres el espejo de la noche. La luz violeta del
relámpago. La humedad de la tierra. El arco de tu cuello es mi refugio. Toda mi alegría
es sentir brotar la vida de tu fuente-flor que la mía guarda para llenar todos los caminos
de mis nervios que son los tuyos, todo tu ser en el espacio lleno de sonidos, en la sombra
y en la luz. Tú te llamarás auxocromo, la que capta el color. Yo cromóforo, el que da el
color. Tú eres todas las combinaciones de números. La vida. Mi deseo es entender la
línea, la forma, el movimiento. Tú llenas y yo recibo. Tu palabra recorre todo el espacio
y llega a mis células que son mis astros y va a las tuyas que son mi luz.
Eres el motor de mis pensamientos, el eje de mis sonrisas, mi refugio favorito. El motivo
de esta carta de amor.
Con amor
Dyanelle.