Guion-ViaCrusis 02
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Testigo: -Yo escuché decir a este hombre, que él puede destruir el templo de
Dios y reconstruirlo en tres días! (Jesú s callado)
Jesús: -Si he hablado mal dime en qué, pero si he hablado bien ¿porqué me
pegas?
1
Sumo Sacerdote: -(se acerca) Dime ¿eres tu el Cristo, el hijo de Dios, quien
llaman el Mesías, el Rey de los Judíos? (Jesú s permanece callado, el sumo
sacerdote se enoja y vuelve a preguntar) ¡En el nombre del Dios viviente! Te
ordeno que me respondas: (silencio)
Jesús: -Tu lo has dicho, lo soy, y en adelante verá n al hijo del hombre sentado
a la derecha del Dios Poderoso y viniendo sobre las nubes.
(el sumo sacerdote monta en có lera y grita enfurecidamente)
Lector: ¿Quiénes son los que condenan a Jesú s? Los jefes religiosos que
adoran al Dios Vivo, al Padre de Jesucristo, esos son los primeros en
rechazarlo. En nombre de pureza religiosa morirá el que acaba de
proclamarse Hijo de Dios.
Muchas muertes de cristianos en América Latina son provocadas, en los
ú ltimos añ os, por otros creyentes que se constituyen en nuevos sanedrines,
sin mas autoridad que la fuerza o la violencia.
2
Lector: -Jerusalén comenzaba a despertarse lentamente en la mañ ana de ese
día viernes, ignorando aú n lo que había ocurrido en la casa del sumo
sacerdote aquella madrugada donde Jesú s fue condenado injustamente.
Para poder aplicarle la pena de muerte que querían para Jesú s, lo llevaron
rá pidamente ante el gobernador romano, Poncio Pilatos para que firme la
sentencia.
3
Pilatos: -yo no veo delito en este hombre!, parece ser que es un pobre
delirante; como tantos!
Judío: -pero está alborotando al pueblo y difunde su doctrina por todo el país
de los judíos.
Otro judío: -si!, comenzó por Galilea y ha llegado hasta aquí (silencio, Pilatos
muestra preocupació n).
Pilatos: -¡qué es todo esto que declaran en contra tuya, no tienes nada que
decir? (Jesú s no responde)
4
Lector: -Y así torturaron a Jesú s, se burlaban de él haciendo reverencias y
diciendo, ¡salud rey de los Judíos!
que deberíamos reconocer los rasgos sufrientes de cristo el Señ or, que nos
cuestiona y nos pide ayuda”
*Rostros de niñ os golpeados por la pobreza.
*Rostros de jó venes desorientados por no encontrar su lugar en la sociedad...
*Rostros de indígenas que pueden ser considerados los pobre entre los
pobres...
*Rostros de campesinos a veces privados de tierras sometidos a sistemas de
comercializació n que explotan...
*Rostros de obreros con bajos salarios y con dificultades para organizarse y
defender sus derechos...
*Rostros de desempleados, despedidos por duras exigencias econó micas...
*Rostros de marginados...
*Rostros de ancianos, cada día mas numerosos, frecuentemente olvidados por
la sociedad del progreso que no necesitan de las personas que no producen.
5
Pueblo: -si lo dejas en libertad no eres amigo del Cesar, porque todo el que se
proclama rey está en contra del Cesar.
Todos: ¡Si!... sí (cuando los hacen callar)
Pilatos: -a quién quieren que ponga en libertad a Barrabá s o a quién ustedes
llaman rey de los judíos
Pueblo: -a Barrabá s!, a Barrabá s!
Pilatos: -¿y que hago con este?
Todos: -¡crucifícalo, crucifícalo!
Pilatos: -(pide agua) yo no me hago responsable de la sangre que se va a
derramar, que recaiga sobre ustedes y los hijos de ustedes! (se lava) hagan
con él lo que quieran (y firma la sentencia de muerte)
Todos: ¡bien! (Y el pueblo invade el tribunal y toma a Jesú s para cargar con la
cruz, comienza la caminata)
Lector: Jesú s lleva sobre sí la cruz. Salió de la ciudad para dirigirse a una loma
llamada el Gó lgota, que en Hebreo significa lugar del crá neo.
Jesú s entrega su vida libremente y carga con la pesada cruz en donde va a
morir.
Hoy todo hombre puede entregar su vida en cualquier trabajo para el servicio
de sus hermanos.