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Intratensivo - Extratensivo

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Desde el punto de vista psíquico, existen grandes diferencias entre unos hombres y otros.

Aunque cada
hombre representa un tipo particular de individuo, una observación superficial puede captar grandes
analogías entre unas personas y otras. Ello ha dado lugar a la intuición de una serie de tipos de individuos,
en los que podría encajarse de una forma más o menos exacta el hombre concreto. Para la creación de los
t. p. se toma un rasgo psíquico determinado, una dimensión de la personalidad (v.), y se estudia cómo
influye en la totalidad de la persona, cuando tiene una actividad dominante. Si se toma una cualidad
somática o psíquica y la explicamos o comprendemos, de forma que se manifieste en los diversos estratos o
facetas de la personalidad, hemos definido un tipo. Cuando los caracteres a que nos referimos son
estudiados fundamentalmente desde el punto de vista psíquico, se habla de tipo psicológico.
      1. Los temperamentos galénicos. Según la doctrina clásica de los temperamentos (v.), sin validez
científica etiológica alguna, la fórmula afectivo-volitiva de cada individuo dependería de los componentes
humorales de su organismo. Según Galeno (v.), el cuerpo estaría formado por tres clases de principios
constitutivos: los sólidos, los humores y los espíritus. Los humores serían la bilis, la sangre, la pituita y la
antrabilis. Al predominio de un humor determinado correspondería un temperamento dominante. Como
puede verse, se trataba de tipos psicosomáticos, en tanto que a una fórmula humoral determinada
correspondía un peculiar temperamento. Veamos el aspecto psicológico de esta tipología, resaltando sus
notas características que, evidentemente, nunca se dan de una forma pura en los individuos concretos.
      En el tipo sanguíneo destacaría la sangre en su composición temperamental. Psíquicamente lo
componen sujetos de reacciones superficiales y prontas. Muy sensibles, pero sin llegar a sufrir impresiones
profundas. Pasan fácilmente de la risa al llanto, de la ira al perdón. Necesitan continuamente -del apoyo de
los demás, aunque sus relaciones con ellos siempre sean superficiales. Se presentan, en general, como
hombres alegres, optimistas y expresivos, con una buena adaptación social.
      El tipo melancólico estaría caracterizado por un predominio de la antrabilis. Se trata de personas de una
gran sensibilidad, fácilmente influenciables, pero que generalmente mantienen una actitud impasible al
exterior. Su estado de ánimo tiende a la depresión (v.), se encuentran siempre tristes, angustiados y presa
de torturantes temores. Gozan de una inteligencia buena y productiva, y de una voluntad tenaz.
Normalmente se ocupan en el mismo tipo de problemas torturantes y se desaniman ante cualquier dificultad.
      El tipo colérico, en el que predominaría la bilis, se caracteriza por ser una persona poco sensible, presa
de pasiones violentas, que se desencadenan con cualquier acontecimiento anodino. Generalmente,
mantiene sus relaciones con los demás dentro del campo de la convivencia, si bien no confía demasiado en
nadie, ni pretende comprender al prójimo. Muy dado a la propia alabanza y a hacer resaltar su personalidad
por encima de todas las cosas.
      El tipo flemático, en el que predominaría la flema, se identifica por la lentitud de todas sus funciones. Su
apatía hace que no se encuentre bien en las relaciones sociales. Son hombres fríos y apáticos, no se
ocupan apenas del prójimo, manteniendo una actitud cómoda y egoísta. Su comportamiento suele ser
tímido, adquiriendo el aspecto de un niño grande. Tienen una inteligencia analítica y reflexiva, su voluntad es
poderosa pero lenta y prefieren los trabajos que requieren constancia sobre los intuitivos.
      2. Tipos constitucionales. La moderna tipología ha encontrado también relaciones entre la constitución
somática del hombre y sus caracteres psíquicos.
      Tipos de Kretschmer. Kretschmer (v.) demostró que existía una correspondencia entre los tipos
somáticos pícnico y leptosomo con los caracteres ciclotímico y esquizotímico. El tipo pícnico es aquel que
presenta un predominio de sus dimensiones horizontales sobre las verticales. Podríamos decir que se trata
del tipo Sancho Panza. Al tipo pícnico corresponde el carácter o temperamento ciclotímico. Kretschmer
construyó sus tipos a partir de observaciones psiquiátricas. Así, el ciclotímico era el representante, dentro de
la normalidad, de la tendencia a la psicosis maniaco-depresiva. Entre las manifestaciones normales y las
psicóticas, existirían unos tipos intermedios calificados por él de cicloides (v. Psicosis). El leptosomo
coincide, en términos generales, con la idea de la constitución física de Don Quijote. Estos tipos físicos
presentarían desde el punto de vista psicológico el carácter esquizotímico. La manifestación patológica de
este t. p. es la esquizofrenia (v.). Para una descripción detallada, V. BIOTIPOLOGÍA; TEMPERAMENTO.
      Tipos de Sheldon. Sheldon describió tres tipos físicos a los cuales correspondían fórmulas
temperamentales propias. El mesomórfico, caracterizado por el predominio de su sistema muscular; el
endomórfico, caracterizado por el desarrollo visceral dominante; y el ectomórfico, que se identifica por el
extraordinario desarrollo de la superficie corporal y, como consecuencia, de sus órganos sensoriales. Desde
el punto de vista psíquico, estos tipos se corresponden con el somatotónico, el viscerotónico y el
cerebrotónico.
      Los somatotónicos son tipos llenos de vigor y fuerza, viven para la acción, desarrollándola si es posible
con el máximo esfuerzo. Afectivamente se manifiestan como ausentes de sentimientos. El viscerotónico es
un individuo inclinado a la tranquilidad, alegre y sociable. Dado a la buena mesa y la bebida, es amante del
confort. Se muestra fácilmente comunicativo y es tolerante consigo mismo y con los demás, con los que
manifiesta una buena capacidad de contacto, aunque prefiere no comprometerse con nadie. Su
personalidad interior es infantil y su carácter da impresión de indiferenciación. El tipo cerebrotónico se
califica por su desarrollo mental. Tiene gran capacidad de observación. Son personas que dominan bien sus
emociones, presentando un gusto por la interioridad.
      3. Tipos basados en rasgos psíquicos. Existen una serie de tipologías que prescinden de la constitución
somática del hombre y delimitan sus t. p. a partir de rasgos psíquicos.
      Tipos de Jaensch. Jaensch, que había descrito el eidetismo (v.), tomó como rasgo decisivo de su
tipología el concepto de integración psicológica. Según Jaensch, las funciones psíquicas pueden estar más
o menos integradas, es decir, influidas o compenetradas unas con otras para formar una unidad. En los
casos de personalidades muy integradas, el pensar, el sentir, el querer, etc., serían casi una misma cosa con
diferentes facetas. Es el hombre que siente lo que piensa y piensa lo que siente. Su aparato psíquico
funcionaría así como una sola pieza. Junto a estas personas que funcionan en bloque, existen otras que son
un verdadero mosaico, que se mueven por partes. Estos dos tipos constituirían idealmente los extremos de
la clasificación; el integrado y el desintegrado. Entre los extremos pueden concebirse todas las situaciones
intermedias. Según la dirección de la integración pueden distinguirse los tipos integrados hacia fuera y los
integrados hacia dentro.
      El integrado hacia fuera lo constituyen aquellas personas, preferentemente perceptivas, cuya
personalidad interior está condicionada por el mundo que las rodea. Suelen ser gente de gran sensibilidad
artística, románticos, pero sin mantener una actitud egocéntrica. En sus relaciones con los demás se
manifiestan como sumamente sintónicos y serviciales, si bien tienen dificultad en mantener relaciones
personales por falta de, riqueza interior. Lo contrario es lo que representa el integrado hacia dentro. Su vida
interior forma un solo bloque indiferenciado; en él toman parte las más diversas operaciones psíquicas.
Tienen dificultad en sus relaciones con el mundo exterior, siendo muy dados a la teoría y enjuiciados
erróneamente como racionalistas fríos y desalmados.
      Caracterología de Heymans y René Le Senne. René Le Senne (v.), siguiendo los trabajos de Heymans,
realizó una caracterología (v.) sistemática, que ha adquirido una gran difusión. Las cualidades constituyentes
del carácter (v.), según estos autores, serían la emotividad, la actividad y la resonancia. Se entiende por
emotividad la impresionabilidad de un individuo, que hace que ante cualquier tipo de estímulos vibre todo su
ser. Se entiende por actividad una fuerza interior que lleva a obrar, independientemente de las metas
propuestas. Por último, la repercusión que tienen las vivencias y acontecimientos en la vida psíquica es lo
que se conoce con el nombre de resonancia. Cuando la repercusión tiene lugar inmediatamente y el
individuo vuelve a su estado anterior, se habla de reacción primaria. La reacción secundaria se da en
individuos que guardan durante mucho tiempo las impresiones recibidas y se encuentran muy ligados a su
pasado. Con la variación de éstos elementos fundamentales constituyentes del carácter se completan los
diversos tipos caracterológicos.
      El tipo nervioso (emotivo, no activo, primario) se deja llevar fácilmente de las excitaciones, pero, una vez
que la emoción ha pasado, el individuo permanece inactivo. El nervioso vive del momento. Estas variaciones
afectivas le hacen ser poco objetivo y no darse con constancia al trabajo que realiza. Tipos nerviosos serían
lord Byron, Baudelaire, Chopin, Mozart, etc.
      El tipo sentimental (emotivo, no activo, secundario) está representado por el individuo conservador,
constante en sus afectos, sensible y predispuesto al recogimiento. Debido a sus reacciones secundarias
inhibe con facilidad sus manifestaciones espontáneas, pero conserva indefinidamente sus vivencias. En
estas circunstancias, como mecanismo defensivo, presenta una tendencia a la soledad y la desconfianza.
De este tipo serían Amiel, Kierkegaard, Robespierre, Rousseau, etc.
      El tipo colérico (emotivo, activo, primario) es de reacciones rápidas, violentas, atrevidas e impulsivas. Se
trata de un innovador o revolucionario, que busca continuamente nuevas emociones y quiere éxitos
inmediatos. Es práctico, pero superficial. Es optimista debido a su exuberancia de energías. En este grupo
podrían ser encuadrados Mirabeau, Balzac, Danton, Victor Hugo, etc.
      El tipo pasional (emotivo, activo, secundario) es de una gran riqueza psicológica, debido a los tres
elementos positivos que posee. Es sensible, equilibrado y de una gran eficacia en el plano de la acción
práctica. Está dotado de una gran ambición, amplitud de miras y sentido de la independencia. Dentro del
grupo de los pasionales se pueden hacer aún divisiones. Unos son grandes pasionales, otros pasionales
moderados, etc. Tipos pasionales son Miguel Ángel, Pascal, Beethoven, Julio César, Napoleón, Hitler, etc.
      El tipo sanguíneo (no emotivo, activo, primario), que hace referencia al temperamento galénico, se
caracteriza por su ausencia de emotividad, aunque su actividad está perfectamente conservada. Puede
tomar una actitud intelectual, que a veces le hace parecer calculador y frío. Sin embargo, tiene poco poder
de reflexión; es superficial y con tendencia al escepticismo; a este tipo, se dice, suelen pertenecer
diplomáticos y políticos calculadores, tales como Maquiavelo, Mazzarino, Talleyrand, etc.
      El tipo flemático (no emotivo, activo, secundario) es muy pobre en manifestaciones externas. Es el tipo
de individuo de una gran calma, que habla poco, frío y objetivo. Si bien carece de ideales afectivos, suele
tener una buena capacidad de contacto con las cosas y la Naturaleza. Es meticuloso y ordenado, pudiendo
llegar a ser un esclavo de sus costumbres. Tipos flemáticos fueron Kant, Locke, Hume, Leibniz, Renan,
Taine, etc.
      El tipo amorfo (no emotivo, no activo, primario) es muy indiferenciado y dotado muy pobremente, no
suele destacar de la masa. Carece de sentido práctico, es egoísta y le falta iniciativa. Sólo adquiere
renombre cuando se lo da su cuna, como Luis XV.
      El tipo apático (no emotivo, no activo, secundario) es parecido al anterior, pero su secundariedad hace
que sus impresiones persistan. Tiene tendencia a ciertas formas de melancolía. Es poco expresivo, terco y
aferrado a las ideas y principios que ha aceptado. Con tendencias sensuales desarrolladas y muy poco
interés por todo aquello que se refiere a la vida intelectual. Tiende al aislamiento y con pocas facilidades
para el trato social. No suele destacar; cuando lo hace, lo mismo que el amorfo, lo debe también a su
nacimiento.
      Los tests psicológicos (v.). El empleo de los tests proyectivos ha dado la posibilidad de crear una serie
de t. p. que se delimitan por la forma que cada persona tiene de elaborar la prueba proyectiva (v.
PSICODIAGNÓSTICO). Rorschach encontró que en las respuestas dadas a sus láminas se podían distinguir
dos tipos de personas: las que tendían a dar respuestas de color, y las que tenían especial preferencia por
las respuestas de movimiento. En el primer caso se hablaba de tipo extratensivo y, en el segundo, de tipo
intratensivo.
      El extratensivo está representado por la persona ágil y frívola, que manifiesta fácilmente cualquier estado
afectivo. Carece de intimidad y es inestable y variable. El intratensivo tiende al ensimismamiento y al
desarrollo de su personalidad interior. Tiene una afectividad estabilizada y constante, y sus funciones
intelectuales están más desarrolladas.
      El uso del test de Szondi da la posibilidad también de delimitar una serie de tipos. Los fundamentos del
test son sumamente teóricos y se encuentran aún en revisión. Se distinguen ocho factores instintivos; el
predominio de uno sobre los otros creará los diversos tipos concretos.
      4. Tipos caracterológicos. Si entendemos, con J. Arellano, que el carácter (v.) está constituido por los
hábitos superiores y actitudes ante los valores, o la «configuración que adquiere la personalidad desde el
estrato psicoespiritual», podrían existir tipologías propiamente caracterológicas en sentido estricto.
      La vida del hombre tiene un sentido íntimo, espiritual, que sólo nos es alcanzable conocer cuando
descubrimos las estructuras que formalizan el acto humano y le confieren unidad. Los actos propiamente
espirituales se especifican precisamente por el tipo de valor que realizan. Las diferentes actitudes del
hombre hacia los valores nos harían comprender el sentido último del carácter. Según el tipo de valor que se
realiza, predominantemente, se constituirían diversos t. p. o formas de vida.
      Entre las tipologías caracterológicos una de las más estudiadas es la de Spranger (v.), que define el
carácter como el conjunto de actos o vivencias referidos a la cultura. La cultura se concreta en la dirección
de la ciencia, el arte, la economía, la religión, etc.; en cada una de estas ramas se tiende hacia unos valores
determinados: intelectuales, estéticos, materialmente utilitarios, éticos y religiosos. Habrá, por tanto,
hombres que orienten sus acciones de manera preferente hacia alguno de estos valores. Así, describe
Spranger el hombre teorético, el estético, el económico y el religioso. Pero no sólo puede el hombre
enfrentarse con la naturaleza, sino también con el otro hombre y, frente a su oponente, puede adoptar dos
posturas: de poder o de simpatía, dando lugar a otros dos tipos caracterológicos: el hombre político y el
social. Para la descripción detallada del hombre teórico, económico, estético, social, político y religioso, V.
CARACTEROLOGÍA.
      5. Tipos de configuración inconsciente. Los t. p. estudiados hasta ahora se encuentran implicados
directamente en las mismas estructuras de la conciencia. El camino seguido para delimitarlos ha sido su
descripción más o menos completa. Para el psicoanálisis (v.) existen una serie de procesos inconscientes,
que influyen de un modo decisivo sobre la estructura psíquica consciente, o, si se quiere, sobre el
comportamiento del hombre. Los estudios de Psicología profunda (v.) se encuentran todavía en desarrollo y
aún no hay datos definitivos para organizar una tipología profunda definida.
      Freud (v.) interpreta pansexualísticamente la personalidad. Distingue tres fases en la evolución de la
sexualidad, según el lugar somático en el que se procuraría el placer: la fase oral, la fase anal y la fase
genital. Estas fases de la libido; que se irían sucediendo cronológicamente en el desarrollo del niño, al
quedar más o menos superadas, podrían, según él, influir en el desarrollo de la personalidad adulta. En base
a esta interpretación distinguirá tres tipos.: oral, anal y genital.
      Adler (v.), como se sabe, acentuó, contrariamente a Freud, la importancia del instinto de poder. La forma
en que cada individuo hace sus proyectos inconscientes de afirmación podría considerarse como forma de
tipos psicológicos. El hijo primogénito estaría dominado por la vivencia: «soy una persona fuerte y con
posibilidades». Los segundones se sentirían postergados, y toda su vida será una continua lucha para
superar a los mayores. Si triunfa, todo irá bien; si fracasa, dejará ver su complejo de frustración (v.). El hijo
menor se encontraría en circunstancias especiales; ha nacido tarde y toda su vida será una carrera
desenfrenada para compensar este tiempo perdido. Si fracasa en su intento, se manifestará como un
individuo vago y apático.
      Jung (v.) creó dos tipos fundamentales: el introvertido y el extravertido (v. INTROVERSIÓN Y
EXTRAVERSIÓN). El tipo introvertido dirige su caudal libidinoso hacia estructuras de su mundo interior,
mientras que el extravertido lo dirige hacia el exterior.
      6. El hombre clasificado. La realidad nos enseña que el hombre se resiste a ser clasificado. Unas
tipologías fallan por querer apoyarse demasiado en las relaciones alma-cuerpo dentro de la unidad del
hombre; otras, por partir de una concepción sumamente teórica de la personalidad y decidir sus tipos
idealmente de sus mismos presupuestos; mientras que la mayoría nos hablan de tipos completamente
definidos, que son más bien retratos que delimitaciones formales. Sin embargo, la tipología no puede
considerarse ni mucho menos una ciencia fracasada. El paralelismo de los diversos tipos, descritos por
autores partiendo de presupuestos propios, nos indica que realmente existen unas bases científicas ciertas,
aunque no se encuentre una forma de expresar los tipos correctamente. Así, el tipo ciclotímico de
Kretschmer coincide en líneas generales con el viscerotónico de Sheldon, con el integrado hacia fuera de
Jaensch, con el extratensivo de Rorschach, con el extravertido de Jung, etc. Lo mismo que el esquizotímico
de Kretschmer coincide en líneas generales con el cerebrotónico de Sheldon, con el integrado hacia dentro
de Jaensch, con el intratensivo de Rorschach, con el introvertido de Jung, etc.
     
      V. t.: BIOTIPOLOGÍA; CARACTEROLOGÍA; TEMPERAMENTO.
C. MONEDERO GIL.

    BIBL.: L. CORMAN, Visages et caractéres, París 1932; R. JAENSCH, Eidética y exploración tipológica, Buenos Aires 1955; E.
KRETSCHMER, Constitución y carácter, 2 ed. Barcelona 1954; A. LE GALL, Caracterología, Barcelona 1959; F. KÜNKEL y R. E.
DICKERSON, La formación del carácter, 4 ed. Buenos Aires 1964; R. LE SENNE, Tratado de Caracterología, Buenos Aires 1953;
H. RORACHER, Introducción a la Caracterología, Buenos Aires 1945; H. RORSCHACH, Psicodiagnóstico, Buenos Aires 1955; W.
H. SHELDON, Las variedades del temperamento, Buenos Aires 1960; E. SPRANGER, Formas de vida, Madrid 1954.

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