Consejeria 1
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Las emociones forman parte de quienes somos y son comunes a todos los seres humanos, e
incluso a muchos animales superiores. Aunque tradicionalmente se les ha contrapuesto la
razón, partiendo del punto de que debemos operar siempre guiados por ésta y no dejándonos
llevar por las emociones, lo cierto es que tampoco es posible negarlas.
TIPOS DE EMOCIONES
EMOCIONES BÁSICAS
Las emociones básicas se manifiestan en estados emocionales que vienen marcados por el
desarrollo natural de las personas y que aparecen de forma innata, puntual e
inconscientemente. Las emociones básicas son universales, provienen de la evolución y se
muestran independientemente del contexto cultural, son comunes al conjunto de la población.
Una emoción es, según la RAE, una alteración del ánimo intensa y pasajera, que puede
ser positiva o negativa y que va acompañada de cierta conmoción somática, es decir, de una
reacción física relacionada. Así, teniendo en cuenta a la clasificación tradicional, las
emociones básicas son seis: la alegría, la tristeza, la ira, el miedo, el asco y la sorpresa.
LA ALEGRÍA:
La primera emoción básica que destacamos es la alegría, que se puede definir como una
emoción agradable de satisfacción o placer y que posee una duración momentánea o limitada
en el tiempo. Sin duda, es de las emociones básicas más positivas y que a todas las personas
les gusta sentir. La alegría aparece ante estímulos diversos como una buena noticia, un
objetivo conseguido, un gesto de cariño o incluso una anécdota graciosa que haga reír a
carcajadas. Esta emoción libera hormonas de la felicidad como las endorfinas, serotonina o la
dopamina. Se expresa a través de las siguientes características:
Otras de las emociones básicas universales es la tristeza. Esta se caracteriza por un estado
emocional decaído que se expresa con afectación y desaliento y que también tiene otras
consecuencias físicas y emocionales como puede ser el llorar, la apatía o la falta de apetito.
Asimismo, con la tristeza baja la actividad mental y cognitiva, lo que supone también una
adaptación a la situación que ha causado esa tristeza, como puede ser una mala noticia o unas
circunstancias vitales desfavorables. En este sentido, la sentir tristeza también puede ser útil
para una mayor introspección y una evolución como ser humano así como hacia la búsqueda
de ayuda y de refuerzos positivos.
La expresión facial de las emociones como la tristeza es también fácilmente reconocible
mediante la caída de los labios y de los párpados hacia abajo así como de la contracción del
entrecejo.
Cuando la tristeza se experimenta en períodos prolongados esta emoción puede llegar a
provocar depresión u otras enfermedades de salud. Básicamente la tristeza es una de las
emociones humanas más rehuidas, y se expresa a través de lo siguiente:
Lloros
Letargo
Tranquilidad
LA IRA:
La ira representa rabia e irritabilidad. La ira es otra de las seis emociones básicas clasificadas
en la lista y que se muestran de una forma rápida e inconsciente como respuesta a un hecho o
situación que nos indigna y causa enfado, según su definición. Es, quizás, junto al miedo, uno
de los estados emocionales que más facilitan la supervivencia ya que nos predisponen ante
situaciones desagradables con una actitud hacia la acción.
La respuesta del organismo con la ira es el aumento de la tensión muscular, de la frecuencia
de la respiración y de la adrenalina que nos hace estar en estado de alerta. No obstante, un
estado prolongado puede resultar nocivo para el comportamiento y desembocar en otras
emociones y sentimientos perjudiciales en las relaciones.
EL MIEDO:
EL ASCO:
El asco ya no es considerado una emoción básica entre algunos estudios aunque otros los
categorizan como primaria y como una capacidad innata pero altamente subjetiva.
El asco se muestra ante alimentos, objetos o situaciones que causan repulsa y posee una
función adaptativa del cuerpo para evitar ser intoxicados, según estudios científicos. Una de
las consecuencias físicas del asco más comunes son las náuseas como reacción del cuerpo
frente a los estímulos causantes.
LA SORPRESA:
EMOCIONES SECUNDARIAS
Son aquellas que mostramos con mayor seguridad. A menudo actúan como defensa o
protección para no exponer nuestras verdaderas emociones primarias. En esta categoría se
incluyen la frustración o los celos, por ejemplo. Tienen un componente social alto y, por ello,
se dan dentro de un contexto social específico. Además, se moldean a partir de factores de
aprendizaje y socialización.
Los niños de 2 años, con una identidad recién formada, experimentan desde muy temprano
sentimientos de vergüenza o culpa. No obstante, es imprescindible un desarrollo social y
cognitivo más profundo para que se asiente la capacidad de conceptualizar las emociones de
carácter secundario. Su reconocimiento consciente tiene lugar más tarde, entre los 5 y 8 años.
Las emociones secundarias en niños pueden ayudarles a reforzar la personalidad, pero
factores como el nivel de autoestima o de conocimiento de uno mismo resultan clave en el
proceso de entendimiento. Los valores sociales y familiares moldean la contextualización de
estas emociones, por lo que favorecen la integración de la identidad personal en el área
colectiva.